You are on page 1of 12

hª ffía medieval

san agustín

SAN AGUSTÍN
Introducción. Vida y obras.

Comenzamos con este autor la tercera línea del pensamiento filosófico medieval, la
cristiana1; que es la que más va a destacar durante toda la edad media.
Aunque el cristianismo empezó como una religión privada, como una doctrina de
salvación del alma individual, aprovechó el declive de la cultura romana para consolidarse
como la ideología oficial de los estados cristianos. El cristianismo aportó tres ideas
fundamentales a la filosofía (las cuales ya estaban presentes en el pensamiento de Filón):
1. En primer lugar, estamos ante una metafísica creacionista. El mundo no es eterno,
tuvo un origen debido a la voluntad de un ser supremo.
2. Aporta también una nueva antropología, la cual trastocó la ética precedente y sitúa al
hombre en el centro mismo de la creación. El hombre pasa a convertirse en el sentido
de todo, el epicentro del acontecer de todas las cosas.
3. Finalmente, aporta la conciencia de la historicidad. Para los griegos la realidad era
estática (por ejemplo, la sustancia tal como la concibió Aristóteles), no admite el
cambio. La historia surge con el cristianismo. El hombre aparece en la historia y la va
a cambiar (haciendo comenzar la cronología de la humanidad con el nacimiento de
Jesús). La realidad se encuentra en un proceso de transformación constante.

Períodos de aproximación de trescientos años entre la fe cristiana y la filosofía:


1. Desde los orígenes del cristianismo hasta el Concilio de Micea (325) en que
Constantino legitima la presencia de la religión cristiana.
2. Momento de máximo apogeo de aproximación. Se dan los mayores pensadores
cristianos que son los que fraguan el esquema de un intento de filosofía cristiana (325-
461, año en el que muere san León Magno),
3. Período de decadencia de la relación entre fe y filosofía. Los pensadores son de menor
talla. Isidoro de Sevilla es el último gran pensador de este período de diálogo entre la
filosofía y la iglesia cristiana.

En el primer periodo hubo tres tipos de pensadores: los primeros padres apóstoles, los
apologetas y la denominada primera escuela cristianas. Vamos a ver unos breves rasgos de
cada una de ellas:
a) Primeros padres apostólicos. Fueron los primeros pensadores cristianos que se
plantean la necesidad de recurrir a la filosofía en favor de su propia fe religiosa.
Encontramos a Ignacio de Antioquia, Clemente Romano o al autor desconocido de la
Epístola a Bernabé.
b) Apologetas. Algunos de estos pensadores se vieron forzados a hacer una apología de
los principios cristianos contra los filósofos paganos, manteniendo una postura de
repulsa hacia su filosofía, la cual no era concebida más que “un pensar por pensar”
(Taciano, Teófilo de Antioquia, Tertuliano2, Hipólito, Epifanio). Se convierte en una
1
Ya hemos estudiado a Filón de Alejandría como representante de la línea de pensamiento judía, y a Plotino
de la línea pagana.
2
Tertuliano va a llevar a la verdad religiosa a un enfrentamiento total con la filosofía.

1
corriente filosófica más, alcanza por fin el rango de pensamiento filosófico. Otros, en
cambio, aceptan la filosofía y entablan un diálogo con ellas (San Justino, Marco
Minucio Félix3). San Agustín, por ejemplo, utiliza el modelo de Filón pero con un
lenguaje cristiano.
c) Las escuelas cristianas. Antecedente inmediato de las futuras universidades cristianas.
Pensadores que se preparaban en torno a las diócesis. Las principales escuelas fueron
las de Alejandría y la de Capadocia en Siria.
En la primera destacó Clemente de Alejandría, cuya idea fundamental fue el invertir
las cosas de tal forma que la filosofía se convierte en una preparación para la teología,
un paso necesario para ella. Recurre, como Filón a dos mecanismos: elegir la filosofía
más cercana (el platonismo) y la hermenéutica del texto sagrado para encontrar un
sentido profundo de él. Otro autor importante de esta escuela fue Orígenes.
En la escuela de Capadocia en Siria destacaron san Basilio, san Gregorio Nacianceno
y San Gregorio Niceno. De este último cabe destacar que influirá en todos los
idealismos de la historia de la filosofía con su concepción (también de evidente
influencia platónica) de que las ideas mientras más abstractas mayor realidad poseen.
Así, la realidad del Ser es la realidad suprema, la realidad por antonomasia. Las cosas
serían, pues, copias (desvaídas) de las ideas.

En el período de plenitud, el pensador más relevante fue san Agustín. Para Zambrano,
además, con él comienza la historia de Europa, es el padre de Europa. Y desde entonces puede
decirse que hay un pensamiento europeo.
Agustín estudió en Cartago. Marchó a Milán donde conoció al obispo san Ambrosio,
quien lo convirtió al cristianismo hacia el año 387. Volvió a África y se dedicó al estudio con
una comunidad religiosa creada por él. El obispo de Hipona, Valerio, lo nombró su sucesor y
hacia 430 es nombrado tal. Escribió 1254 obras, de las cuales vamos a destacar dos escritos
filosóficos juveniles (Contra académicos, Soliloquios) y, sobre todo, sus tres obras más
importantes: las Confesiones (contiene estudios sobre el tiempo), La ciudad de Dios (trata
sobre la historia de la humanidad) y De Trinitate (obra fundamental metafísica medieval en la
que presenta los principios para una nueva metafísica).
Características generales de su obra:
1. Defiende una sola verdad, a la que se accede por dos vías: por la fe y por la razón. Una
controla a la otra y viceversa.
2. Teocentrismo. Su obsesión religiosa le lleva a que todos los temas estén relacionados
con la problemática religiosa.
3. Es una filosofía apasionada.
4. Instrumentaliza la filosofía: “entiende para que crea”, “cree para entender” son dos de
las máximas más conocidas de su obra.
5. La filosofía no es un elenco de verdades. Es un buscar la verdad: “quiere veritate”.
Agustín está constantemente revisando sus argumentos.
6. Defiende la felicidad como meta de la conducta humana.
7. Es una filosofía fundamentalmente interiorista: “no quieras ir fuera, en el interior del
hombre habita la verdad”.
3
En la obra Octavio hay un diálogo donde se establecen los esquemas filosóficos pagano y cristiano sobre la
virginidad de María.

2
hª ffía medieval
san agustín

Teoría del conocimiento.

Agustín nació en un mundo dominado por el escepticismo filosófico. Era consciente de


estar haciendo una filosofía nueva. Contra los académicos arranca del estudio del
escepticismo para establecer un camino seguro del conocimiento filosófico. Los escépticos
sostenían que nada podía ser conocido con absoluta certeza (“nada puede conocerse”).
Empieza, pues, con la negación de todo conocimiento cierto.
Agustín acepta que todo no puede ser conocido por la razón discursiva. Hay verdades
que están en la base de todo conocimiento que se nos imponen: la fe. El razonamiento no es
suficiente, necesita un apoyo en conocimientos de tipo intuitivo.
El conocimiento sería como una cuerda de tres cabos, todos ellos igualmente
necesarios: la intuición sensible4, la intuición intelectual5 y el razonamiento6. La intuición
sensible es el tipo de conocimiento que comparte todo el reino animal. La intuición intelectual
serían aquellas verdades eternas que no podemos sino admitir como verdaderas y sin las
cuales no podemos obtener conocimiento alguno (principio de no contradicción...). Y el
razonamiento es la facultad encargada de aplicar a la intuición sensible los principios que
provienen de la intuición intelectual, el encargado de juzgar las intuiciones sensibles a partir
de la intuición intelectual. Como vemos, en Agustín, el conocimiento es trinitario.

intuición sensible (≅ empiria)


ciencia (sobre objetos)
Conocimiento razonamiento (≅ episteme) Σ
sabiduría (sobre principios)
intuición inteligible (≅ Nous)

Estos tres elementos se auñan en un sólo conocimiento, el cual si versa sobre los
objetos de la intuición sensible (los objetos sensibles) se trata de la ciencia., que versa sobre la
realidad mutable. El que conoce es la razón, a través, eso sí, de los sentidos. Pero en ese acto
no puede prescindir ni de la intuición intelectual ni del razonamiento discursivo, que no hay
que confundir con la razón a secas o razón discursiva, la cual trata de las verdades temporales,
de los objetos en el tiempo, sino con la razón intelectual, que estudia las verdades eternas de
la sabiduría. El objeto en la eternidad no cambia.
Cuando el conocimiento revierte, por contra, sobre los principios, sobre el mismo acto
de conocer, tenemos la sabiduría, la cual se ocupa de la realidad eterna.
Hay otro aspecto a tener en cuenta en la cuestión del conocimiento; no ya tanto el
cómo del conocer. Se trata del escepticismo. ¿Cómo supera san Agustín la duda? Veámoslo:
a) Como Descartes, se encontró ante la inconsistencia del conocimiento propio. Los
sentidos nos engañan. Fue consciente del fracaso del conocimiento. Ambos, Descartes
y Agustín, partieron de la duda universal. Descartes superó la duda dándose cuenta de
4
Intuere: ver con los sentidos; similar a la empiria aristotélica.
5
La intuición intelectual sería algo similar al nous (de Aristóteles).
6
Similar a su episteme.

3
que en el hecho mismo de dudar se está afirmando la existencia propia. Emerge la
evidencia del yo dubitante.
Agustín, por contra, disuelve la duda. Niega su posibilidad, porque no se puede dudar
de todo ya que es metafísicamente imposible dudar de mi propia duda.
Mientras Descartes aceptó la existencia de la duda, Agustín la negó de pleno. La duda
universal es imposible.
b) No se puede dudar de lo que se percibe. Hay que atenerse a lo dado. Mi propia
percepción e la realidad no es discutible.
c) Mientras Descartes recurrió a la garantía de dios7, quien no puede permitir el engaño.
Agustín, aceptando lo que nos es dado por los sentidos, afirmó que no se puede
demostrar más de lo que se percibe. Hay que quedarse justo ahí, en lo percibido.
Ahora bien, la verdad de lo percibido está en nuestro interior. Lo que podemos afirmar
es que percibimos esta cosa o esta otra (vibraciones en mis oídos, imágenes retenidas
en la retina...). En definitiva, la experiencia de la propia percepción. La evidencia de
mi propia percepción es algo que no puede ser discutido. Y a partir de lo percibido
ordeno el mundo.
d) Finalmente, para Agustín, si conoce sabe que ama, que siente, que entiende. Conozco
en la medida en que hay algo que conozco. En el mismo actuar humano hay una
intencionalidad. En el acto de conocer se da cuenta de que es un ser acompañado. A
diferencia de la res cogitans de Descartes, solitaria frente a lo conocido.

Metafísica.

La metafísica se ocupa del estudio de las razones eternas, aquellas verdades primarias
dadas en la intuición intelectual. Lo conocido es posible por la revelación divina de los
principios8. La propia naturaleza del ser humano tiene unos principios independientes de toda
experiencia material, estructuras del propio mecanismo del conocimiento.
Mediante la intuición intelectual obtenemos los principios (tercio excluso, no
contradicción...). Y gracias a ellos obtenemos el sentido de verdad. La pura percepción
sensible no tiene sentido. Las cosas no se justifican, se dan. Toda justificación la añadimos
nosotros en virtud de principios o de experiencias. A partir de aquí la parte judicativa cierra el
proceso del conocimiento. Los tres elementos que intervienen en él forman una unidad
indisoluble, como vimos.
Así, los sentidos no conocen, sólo perciben. Es la mente la que conoce a partir de
éstos. Si faltase la experiencia caeríamos en el idealismo. Si prescindiésemos de la parte
judicativa no sería un conocimiento humano, simplemente habría recepción pasiva. Si faltase
la parte intelectual caeríamos en [¿el cientificismo?].
La experiencia sensible es mostrativa, inferior (en el hombre). Es el comienzo del
conocimiento humano. Nada hay en la inteligencia que no parta de los sentidos. Es algo que
no se puede despreciar.
La intuición intelectual es típicamente humano – divina, no la poseen el resto de los
animales. Es donde encontramos las razones eternas, esto es, el objeto de la metafísica, de lo
7
Argumento ontológico de santo Tomás: del concepto a la realidad (imposible para éste).
8
De ahí que muchos autores le acusaran de iluminista.

4
hª ffía medieval
san agustín

que permanece.
El razonamiento, necesariamente vinculado a los anteriores (experiencias y principios
que los califiquen), le añade algo que permite juzgar de lo corpóreo, sabiendo que la mente
permanece inmutable.
La metafísica es, por lo tanto, el estudio de lo que no se da en la experiencia sensible;
pero posibilita juzgar sobre ella (del mismo modo que para Aristóteles era el estudio racional
de las intuiciones intelectuales).
El hombre es el único animal que percibe las razones eternas. En primer lugar, sólo las
percibe el hombre. En segundo lugar, las percibe, no aisladamente, sino en la intuición de las
cosas materiales; sin experiencia sensible no podríamos pensar. Y, en tercer lugar, son
razones trascendentales porque son estables y universales, cuando el hombre es contingente y
particular (por ejemplo, el principio de no contradicción es verdadero y necesario), ideas
creadas superiores al individuo contingente.
¿Qué son las verdades eternas? En De Trinitate nos dice: “Estas razones en griego se
llaman 'logos', no ideas. Son, pues, ciertas formas principales o razones de las cosas estables e
inmutables las cuales no han sido creadas, y por ello son eternas y siempre se nos muestran
del mismo modo que están en la mente divina”9. Así, pues, tenemos que:
1. Son estructuras. Una combinación estable de elementos (en el sentido que le da el
hylemorfismo Aristóteles),
2. Son estables e inmutables, porque no son creadas por el hombre. Son eternas, vamos.
3. Son principios, exactamente iguales que los que están en la mente divina. Gobierna al
hombre, y también dios está sujeto a ello.

Estas verdades (o leyes lógicas) no son razonadas. No se pueden demostrar. Son


simple producto de la contemplación, de la contemplación de las verdades eternas que
nosotros solo podemos percibir. Aquí se distancia Agustín de la doctrina de la reminiscencia
platónica. Las verdades no se nos imponen por tener conocimiento de ellas en vidas anteriores
y por el proceso de anamnesis las recuerdo en otro mundo distinto de aquel en el que las
percibí. Para Agustín, las verdades se presentan y son necesarias como experiencia sensible10.
Aunque podríamos admitir el modelo de intuiciones, nos ofreció una visión sintética
del conocimiento que ha estado vigente hasta la disolución de la metafísica en nuestros días.
La intuición intelectual nos comunica con las razones eternas, las cuales son de dos tipos:
1. Principios institucionales o funcionales o principios lógico – metafísicos, que no son
puramente lógicos como los de no contradicción, tercio excluso y de identidad,
fundamentalmente. Son razones estructurales. Intuiciones puras de la inteligencia que
nos permiten pensar.
2. Objetivas o entitativas, que comunican algo positivo (no sirven solo para funcionar o
entender). Se pueden dividir en dos: el ser y sus trascendentales. Este esquema
determinó la metafísica de la filosofía medieval.

Para Platón, todas las ideas provienen de la idea de Bien, la cual domina su modelo

9
“Rationes enim grece λ ο γ ο σ (logos) apellantu, non ideas [...] Sunt nanque principales formae quedam
vel rationes rerum estables atque inmutables quae ipsae formatae non sunt, ac per hoc aeternae ac sempez in
eodem modo sese habentes que in dikno intelligentia confinentas.”
10
Por esta razón, entiende JFOM que no fue un iluminista.

5
metafísico idea-demiurgo-materia. Para Filón de Alejandría, el elemento supremo de su
sistema metafísico es el Ser, el cual se encuentra separado del resto de la realidad por la
trascendencia. Finalmente, en Plotino, no es el Ser el principio de todo; sino el Uno, que es
donde el sitúa el origen de su esquema metafísico (Plotino, recordémoslo, era panteísta), se
manifiesta en tres hipóstasis (ser, alma e inteligencia) de donde procede todo lo demás.
En Agustín volvemos al modelo de Filón, pero con algunas modificaciones. El
comienzo de todo es también el Ser11, donde se funde formando un todo. Hablar del Ser es
hacerlo de sus trascendentales (uno, verdad y bondad); y también de la belleza. Da igual decir
el ser, lo uno, lo verdadero, lo bueno o lo bello. El Ser no los manda ni ordena. Son una
misma cosa, distintas caras de una misma realidad poliédrica; y las cosas que aplicamos a uno
debemos aplicarlo a los demás.
Lo primero que se nos da como realidad inmediata en la intuición es, pues, el Ser. Pero
su esquema se manifiesta en dios12. Y si dios es concebido como el Ser, lo es también como la
unidad, la verdad, la bondad y la belleza. El Ser está en todas las cosas. Es un bien común.
Nada puede existir que no sea ser. Todo es necesariamente ser.
El ser absoluto e incondicionado sólo es Dios. Lo demás es ser por participación. No
es un esquema mental, una idea. Es la realidad. Dios es ousía (esencia). En él no caben
accidentes. Sólo a él se le puede llamar con propiedad el Ser. Así, con esta concepción de las
cosas, Agustín convierte el dogma religioso (Dios) en metafísica (Ser).
La realidad en su esencia primera es, pues, el Ser13. Todas las cosas tienen, por tanto,
ser. En esto no se separó de Filón. Todo, para existir, debe formar una unidad. La primera
unidad, lo que es uno por sí mismo y que no tiene partes, es dios. Todas las demás cosas lo
son por agregación; ahora bien, pueden ser como mucho un complejo en unidad. Dios
coincide, pues, con la unidad, principio originario de todo lo que es uno.

Esquema de la metafísica medieval (el ser y los trascendentales).

El esquema agustiniano de los trascendentales tuvo tal importancia que se encuentra en


la base de la metafísica occidental.
El ser se manifiesta en la unidad (unum), en la bondad y en la verdad, precisamente los
tres trascendentales.
Por su parte, el primer trascendental, la unidad, repite la estructura general del ser,
pues es el ser visto desde otra perspectiva. Todo ser es necesariamente uno. Hay un doble tipo
de unidad: unidad esencial, que no admite división y corresponde a dios; y unidad por
agregación o unión, que corresponde al Ser que tiene que ser uno, el uno que es principio de
todo lo que tiene unidad y de la unidad deriva por esencia el ser que no podemos observar.
Hay una ley innata en la naturaleza: todo tiende a estar en armonía.
El segundo trascendental es la verdad (verum)14. La verdad se ha entendido de tres
maneras con relación al Ser: como identificación, como adecuación y como manifestación.
11
Que, como veremos más adelante, identifica con el uno, la verdad y la bondad.
12
Quien le dice a Moisés: “yo soy el que es”
13
Para la filosofía medieval el ser se predica tanto del par Dios-resto (a se- ab alio), como del par sustancia –
accidente (in se – in alio),
14
Solamente una cosa supera en san Agustín su devolución por la verdad: la belleza (“la verdad y el ser se
confunden en esencia”).

6
hª ffía medieval
san agustín

- Como identificación entre Ser y verdad15 (veritas rei).


- Verdad como adecuación16 del conocimiento entre la cosa y el conocer. Es una
relación entre ambos: “Es verdad aquello que lo manifiesta”.
- Como expresión de verdad17, como su manifestación. La verdad se me da, se me
impone, no se puede negar. Está a caballo entre los dos sentidos anteriores: es la cosa,
pero no en sí misma, sino en tanto se manifiesta y se me revela (Parménides).

En fin, como idea general, para Agustín “la verdad habita en el interior del hombre”.

El tercer trascendental agustiniano es la bondad (bonum). Todo ser, por el hecho de


ser, es bueno. Absolutamente nada es malo en sí mismo. El bien procede de Dios. ¿Y el mal?
Es causa deficiente del mundo (aquello que le falta), las cosas que no tienen categoría
suficiente de ser. Es la deficiencia del ser. Todo procede de un principio único: el bien. Las
cosas, por el hecho mismo de ser, son buenas. Todo está dispuesto en el mundo con número,
peso y medida.

Finalmente, el último trascendental, y aunque lo considera aparte lo hace coincidir con


los anteriores, es lo bello (bellum). La belleza es una verdad que recoge el conjunto de la
verdad, la unidad y la bondad.

unum
ser verum bellum
bonum

“La belleza es el sello que dejó dios en la naturaleza”, afirmó Schelling. Las cosas,
según Agustín, no son bellas por racionalización (imágenes proporcionadas según el ideal
griego, por ejemplo). Hay un instinto que nos dice lo que es bello y lo que no. La belleza la
percibimos mediante los sentidos y por el entendimiento (imagen, sonido, poema...),

La teodicea o el estudio de dios.

Afirmó san Agustín: “Sólo quiero saber de dios y del hombre, nada más”. Pensaba que
la existencia de dios no necesita pruebas. “Tu existencia es más cierta que mi propia
existencia”, decía. Es una intuición primaria, una verdad que se nos da de manera necesaria
como la existencia de un ser supremo, que es fundamento y sentido de todas las cosas.
“En vano te buscaría si Tú antes no me hubieras encontrado”18. Para Agustín, nada se
busca si no tenemos la certeza de que ese algo está ya.
Aún con todo, Agustín nos dio pruebas de la existencia de dios; pero no para
demostrarlo, sino para reforzar la creencia de su existencia. El intelecto, según él, nos pone en
contacto con esa realidad trascendente. Aunque usa el razonamiento (intelecto), deja clara la

15
Es el sentido de verdad de santo Tomás.
16
Para Al-Arabi, la verdad es una adecuación, es decir, no se encuentra en el Ser.
17
Heidegger tuvo esta concepción.
18
Confesiones.

7
simbiosis entre fe y razón, entre intuición e intelecto: “Cree para que puedas entender”,
“Entiende para que puedas creer” afirmó. Estas pruebas son cuatro: la noológica (o del
conocimiento intuitivo), la cosmológica (santo Tomás), la axiológica, y la prueba por el
consentimiento universal. Si bien, ninguna son para san Agustín propiamente pruebas, sino
confirmaciones de esa existencia. Veámoslas:
1. Prueba noológica. Íntimamente relacionada con la metafísica, esta prueba nos habla de
la evidencia de las verdades eternas, necesarias e inmutables, que se presentan ante la
mente de forma tal que no podemos dudar de su certeza. La mente humana, finita y
mudable, alcanza cierto grado de las verdades eternas. ¿Cómo son? ¿Dónde están esas
verdades? La verdad para Agustín no equivalen a las Ideas de Platón. Las verdades
solamente tienen que estar en una mente que debe ser inmutable y eterna: dios. No
están en ningún mundo eidético.
Resumiendo, el proceso que sigue parte de la contemplación de las cosas creadas las
cuales son intuidas en tanto que principios y verdades inmutables hasta llegar a la
certeza de la existencia de una mente superior que contiene las verdades inmutables.
2. Prueba cosmológica. La evidencia de la existencia de las cosas creadas, sobre todo, de
la intuición del sinsentido de la belleza, llevó a Agustín a suponerlo una prueba de la
existencia de dios. Esta prueba consiste, en realidad, no tanto de una demostración
como de una mostración de su existencia. No afirma nada que no existiese antes, sino
que confirma que existe.
3. Prueba axiológica: “No existe un ser dotado de razón por muy perverso que sea en el
cual no haga sentir su voz. Quién sino dios nos dota de la razón”. Todo ser humano
tiene un convencimiento íntimo de lo que es justo y de lo que es injusto, de lo que es
verdadero y de lo que es falso. En esta ley natural está el fundamento de cualquier otra
ley que se promulgue. Ella es la que tiene la fuerza moral para imponer qué debo
hacer. Toda ley temporal es justa y legítima sólo en cuanto está fundada única y
exclusivamente en la ley eterna. De la ley natural procede lo justo y lo que justamente
se modifica. Pero sabemos que por encima de todo hay una ley superior que todo lo
ordena, esa ley procede de dios.
Esta prueba parte de la existencia de la conciencia de un deber superior que no me
impone un igual.
4. Prueba por el consentimiento universal. “...toda la raza humana confiesa que dios es el
autor del mundo”, “todos concurren en creer que dios es aquello que sobrepasa en
dignidad a todos los demás objetos”. La toma de Cicerón.

Con estos cuatro argumentos Agustín pretendió confirmar el convencimiento de la


existencia de dios. Ahora bien, ¿qué entiende Agustín por dios? Agustín defiende una teología
negativa: nunca llegaremos a comprender del todo esa realidad trascendente, pues está a otro
nivel distinto y superior a nosotros. Se intuye, se tiene el convencimiento interior, la certeza
moral, pero no podemos adentrarnos en la esencia de la divinidad.

Antropología

8
hª ffía medieval
san agustín

El tema más importante de toda la filosofía, en opinión de san Agustín. Sin embargo,
no fue una cuestión tan bien elaborada por él. En esta opinión influyeron varias cuestiones.
En primer lugar, Agustín tuvo un profundo conocimiento de la filosofía griega,
fundamentalmente de Platón, Aristóteles y Plotino.
En segundo lugar, influyó su concepción judeocristiana, la concepción cristiana del
hombre es triádica: cuerpo o materia (reino animal y vegetal), alma o principio vivificador del
cuerpo (reino animal) y espíritu (única realidad divina, la cual es inmortal).
Agustín, adoptando una concepción dualista, pensaba el hombre era fundamentalmente
alma y cuerpo; si bien, en un primer lugar lo concibió de manera triádica: el hombre es modo
especie y orden. En tanto que modo, tiene cuerpo y alma. En tanto que especie, es un animal
racional. Y en tanto que orden, se encuentra guiado por un peso (en el sentido de que imanta,
atrae la conducta humana): el amor, sentido último de toda la actividad humana.
El modo del ser humano no es para Agustín como lo fue para Platón. El cuerpo
recupera toda su importancia. Ya no es una cárcel donde el alma está aprisionada: “Un alma
en posesión del cuerpo no constituyen dos personas, sino un sólo hombre”. Cuerpo y alma son
una sola realidad, constituyen una unidad total. El alma es: a) [yo creo que aquí me falta
algo]; b) el que va a dar la belleza al cuerpo; y, c) el principio de operación, en virtud del cual
no ven mis ojos, sino que quien ve es mi alma y lo hace a través de los ojos.
San Agustín defendió un influjo mutuo entre ambos. El alma no gobierna sin contar
con el cuerpo. Uno nada puede sin el otro. Sin embargo, el alma es lo que tiene de divino el
ser humano. Es una realidad espiritual, incorpórea, próxima a la sustancia divina. Hay una
vinculación del alma con lo divino. Agustín pensó que dios no se prueba, se intuye porque el
alma es “vecina” de dios. Estableció, no obstante, una jerarquía y situó al alma como
gobernador del cuerpo. En los testículos de Adán (sic) se encuentran las semillas de toda la
humanidad entera. El alma se une al cuerpo en el momento de la gestación.
En cuanto a la especie, animal racional y, al mismo tiempo, realidad triádica: ser,
entender y amar es la esencia del ser humano como alma (aquí ya ha prescindido del cuerpo):
“soy en cuanto ser y quiero, sé que soy y quiero, quiero ser y entender”19. En algunos pasajes,
Agustín sustituyó el ser por la memoria, pues entendía que somos en cuanto hemos vivido, y
podemos recordar lo que hemos sido. El alma humana sería, pues, memoria, inteligencia y
voluntad. Elementos, todos ellos, que constituyen la esencia de la persona. La realidad del ser
humano se “sintetiza” en el yo.
Finalmente, todo orden lo es en vista a algo. Aquí introduce la idea del peso (pondus).
Ese algo es una realidad que nos imanta, que da orden y sentido a nuestra vida: el amor.
El amor es el motor de la historia y del ser humano, ya sea en su versión positiva o en
la negativa (se refiere al odio)20. El amor “tira” de la persona y le permite lograr la felicidad.
Otra forma de expresar san Agustín la importancia del amor era diciendo que en él amor
busca el hombre la felicidad.
De hecho, la ética de Agustín está basada en el amor. Ser y ser bueno coinciden. Todas
las cosas, por el hecho de existir, son buenas. El orden del amor se nos impone por la
“naturaleza”. Ser y bondad se confunden.
Agustín divide la humanidad en dos clases de personas, las cuales dependen a su vez
de dos clases de amores, que dieron lugar a dos ciudades: el amor de dios la ciudad de dios, y
19
Confesiones, Libro XIII.
20
Es parecido a lo que sostenía Heráclito sobre el amor y la discordia como motor de la realidad.

9
el amor de sí mismo la ciudad del mundo.
La libertad es una propiedad intrínseca del hombre. El hombre es el único animal que
tiene el privilegio de la libertad. Puede contravenir las leyes elementales del instinto: “nuestra
voluntad no sería voluntad si no fuera libre”. Distinguió entre voluntad y libre albedrío. Tal
es el respeto divino por la libertad que permite los males mayores. Dios nunca castiga la
voluntad mala limitando la libertad del hombre.
El amor verdadero era para san Agustín la amistad, y la caracterizó:
a) El amor es transitivo (“amor con amor se paga”). Se ama algo o a alguien. El amor es
intencional y referido a otra cosa.
b) Es gratuito. No tiene más razones que el amor mismo.
c) El amor aumenta al consumirlo; al contrario de lo que ocurre con los demás bienes (el
dinero, por ejemplo, disminuye al gastarlo). El amor se acrecienta mientras se realiza,
no se pierde cuando se otorga, pues se retiene y no se traspasa.
d) El amor es asimilador. El hombre es lo que ama. Amante y amado participan de la
mismidad del amor. Se produce una especie de mimetismo al hacerlo.
e) El amor es expansivo. No se puede ocultar ni arrinconar. No se le puede poner
fronteras, límites: “la medida del amor es el amor sin medida”.
En definitiva, para Agustín, el amor define el carácter ético de la persona.

Filosofía de la historia

Agustín tiene una visión teocéntrica del mundo. Todo gira alrededor de dios. La
esencia de las cosas está en la idea divina. Dios, al pensar las cosas, las crea.
La filosofía consiste para él en un dejarse encontrar por la verdad. Es la verdad la que
lo encuentra a uno. El hombre no puede alcanzar la verdad por sí mismo si no le es dada.
El tiempo, amor y muerte (como desgarramiento de las entrañas) van unidos. Mediante
el amor el instante (tiempo cuantitativo) se convierte en eternidad (tiempo cualitativo).

Filosofía del Derecho. Iusnaturalismo21.

La paz es el estado ideal de una sociedad. Una sociedad en paz es perfecta. La paz
equivale a la tranquilidad que se produce cuando hay orden. Cuando una sociedad está en este
estado está en paz. La guerra, pues, es un obstáculo para el desarrollo humano.
Agustín enumeró las circunstancias en las que el orden es el elemento fundamental;
para concluir que la paz de todas las cosas es el sosiego, la tranquilidad, que produce el orden.
La justicia y la paz son concordantes. El orden de una sociedad se manifiesta en el
Derecho. El orden no es sólo fruto de un pacto (aunque también puede serlo). Es, sobre todo,
una tendencia natural, espontánea, del hombre, el cual tiende al derecho natural o
iusnaturalismo.
En este proceso dios es el punto de arranque. Después nos encontramos con la ley
eterna (lex aeterna). De ella dijo Cicerón que es la razón superior y más alta que hay dentro de
la naturaleza, que manda las cosas que hay que hacer y prohíbe las contrarias. Agustín siguió
21
Sus ideas sobre este tema se encuentran, sobre todo, en La ciudad de dios.

10
hª ffía medieval
san agustín

a Cicerón y lo definió así: “la razón y voluntad de dios que manda el orden natural y prohíbe
perturbarlo”22.
Agustín rebatió la concepción cíclica de la historia. Para él, la historia es un proceso
lineal que va del ayer al mañana, un caminar hacia adelante de la naturaleza (esta es evolución
por esencia). Tanto la realidad como el tiempo son un dar de sí, un brotar de todo lo que la
realidad lleva dentro. No se trata tan sólo de una posibilidad. Es un futuro emergente. Desde
el principio, es todo lo que va a ser en el tiempo.
Agustín tiene, pues, una concepción dinámica de la realidad23. En este esquema es
donde inserta su concepción jurídica. La ley eterna es coincidente con dios. El mundo aparece
aquí como un orden que la ley eterna prescribe que no se toque ni se altere. La ley eterna tiene
la fuerza de regular y medir lo que es justo e injusto. Siempre, eso sí, referido al orden
natural: conservar el orden inmerso dentro de la naturaleza.
Agustín partió de la convicción de que la naturaleza está ordenada. Para conservar esa
tranquilidad es preciso una ley natural que prohíba perturbar el orden. La ley eterna coincide
con dios. La ley de la naturaleza está como último precepto dentro de la misma naturaleza,
ajustándose en ella a la ley eterna.
La ley natural posibilita toda ley positiva. El derecho natural posee las siguientes
características:
- Es ley suprema. Por encima, al margen y contra toda disposición, impera sobre toda
ley positiva. Y ésta última tiene su último fundamento de obediencia en la ley natural.
- Siempre es el mismo, aunque se va conociendo paulatinamente. El hombre tarda en
comprenderla. La ley natural es universal. Se impone a todo ser natural, aunque
estrictamente sólo se puede hablar de ley natural referida a los seres humanos, a todos
ellos.
- Es la ley que no puede ser desobedecida por ley positiva alguna.
- No sólo se aplica a individuos; se extiende a todas las sociedades y Estados.

¿Cuál es el contenido del derecho natural? Agustín lo resumió con dos expresiones,
una expresada en términos negativos y la otra en forma positiva: “No hagas a otro lo que no
quieres que te hagan a ti mismo”, “ama al otro como a ti mismo”. Es la norma del derecho
natural.
Todo derecho positivo tiene su fundamento en el derecho natural. Agustín sitúa el
derecho contractual como el que se imponen los hombres de mutuo acuerdo. Y el derecho
legal es el que impone la comunidad a cada individuo. El derecho contractual es el que hace
de intermediario entre el derecho natural y el derecho positivo24.
La sociedad civil tiene su fundamento en el derecho natural, es una exigencia de la
naturaleza. Por su ley el hombre es impelido a vivir en sociedad, es un ser social por
imperativo natural.
Es una tendencia de la formación de la sociedad política. La naturaleza del hombre es
la de constituir un único Estado universal en el que todos puedan vivir juntos y unidos. Es el
egoísmo de parte de la sociedad la que provoca su división y dispersión en pequeñas

22
“Ratio et voluntas dei ordinem naturalem conservari iubens perturbari vetans”
23
Idea que volverá a repetirse en la obra de Ibn Gabirol, El manantial de la vida: todo proviene del mismo
lugar.
24
Hobbes sostuvo una concepción similar.

11
formaciones políticas.
Para Agustín, toda la humanidad forma en realidad una única familia al descender de
un sólo hombre. Por esta razón, la tendencia natural del ser humano es la de la unidad de toda
la humanidad. Estableció las condiciones para la formación de una única comunidad mundial:
1. Que los que gobiernan no obliguen a hacer injusticias a nadie.
2. Que todos sean iguales ante la ley.
3. Que todos participen por igual de la ciudadanía.
4. Que la enseñanza sea lícita para todos.
5. Que todos cuenten con los medios de subsistencia imprescindibles.
6. Que las cargas económicas del Estado pesen por igual sobre todos.
7. Que todos los pueblos pueden participar por igual en las tareas del
gobierno colectivo.
Si existen estados independientes deben de dar normas de convivencia de forma tal que
todos los estados sean como las casas de los ciudadanos de una misma ciudad.
Pasando a otra cuestión, Agustín defendió la separación absoluta entre Estado e iglesia.
Son dos poderes diferentes. Ahora bien, el Estado debe defenderla para que pueda realizar su
misión con total libertad25. La libertad religiosa es para Agustín un imperativo. Se oponía a
todo tipo de imposición de las prácticas y de los sentimientos religiosos.
A pesar de su devolución por la paz, como estado natural de una sociedad, Agustín no
niega el derecho de guerra en determinadas circunstancias. A veces es necesaria la guerra,
pero para que sea justa tiene:
1. que sea declarada por la legítima autoridad,
2. que exista una causa grave y justa,
3. que sea estrictamente necesaria (la última razón),
4. que se haga lícitamente y que no se haga más daño del estrictamente necesario para el
establecimiento de la paz, fin al que debe dirigirse toda acción belicosa.
Agustín distinguió entre guerras ofensivas y defensivas. De las primeras, sólo admite
una: cuando un pueblo haya degenerado hasta que domine la injusticia y la inmoralidad, los
demás pueblos tienen el deber de hacerle la guerra para restituir el orden perdido. No admite
como causa ni extender la religión ni extender el poder soberano. En cambio, con las guerras
defensivas es más benévolo. Suelen ser más justas porque se hacen para defender la
territorialidad e integridad de un país (también contra la aceptación de una religión impuesta o
unos impuestos injustos).

25
Agustín vivió durante el ¿reinado? de Teodocio, época en la que se impuso la religión a la fuerza y las
persecuciones por motivos religiosos.

12

You might also like