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RESUMEN: La lírica griega representa aquel momento (a fines del siglo VII a
C.) que de los majestuosos cantos de realidades comunes: las composiciones
épicas, la sensibilidad del artista se vuelca hacia sí mismo. Descubre su
personalidad individual y ya no sólo contempla y describe el mundo fuera de él,
sino que hace objeto del canto su propio espíritu y sensibilidad y toma como
sola realidad poética pasiones, sentimientos y pensamientos de su propia vida.
De esta honda mirada surgirá una música ejemplar, íntima, humanísima y por
eso capaz de permanecer casi intacta ante el paso del tiempo.
Desde el siglo VI a.C., una poeta nos habla. Es Safo de Lesbos a quien Platón
llamara de Décima Musa. Su voz para llegar a nosotros ha debido atravesar el
tiempo y sus avatares pero hay en ella tal esencialidad y fuerza auténtica que
sigue – y seguirá – iluminando por siglos el camino de la poesía.
La lírica griega representa aquel momento (a fines del siglo VII a C.) que de los
majestuosos cantos de realidades comunes: las composiciones épicas, la
sensibilidad del artista se vuelca hacia sí mismo. Descubre su personalidad
individual y ya no sólo contempla y describe el mundo fuera de él, sin que hace
objeto del canto su propio espíritu y sensibilidad y toma como sola realidad
poética pasiones, sentimientos y pensamientos de su propia vida De esta
honda mirada surgirá una música ejemplar, íntima, humanísima y por eso
capaz de permanecer casi intacta ante el paso del tiempo.
Del conjunto de líricos griegos2 que se ubican alrededor del siglo VI a.C., la
poesía eólica destaca, precisamente, por la original intimidad de su inspiración
unida a su excelencia formal. El eolio era la lengua de Lesbos isla en la que
muchos autores sitúan el nacimiento de Safo y también del Alceo, y en el decir
1
Periodista, poeta y profesora principal de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Tiene numerosas publicaciones y artículos en revistas peruanas e
internacionales. Ha realizado diversas investigaciones en los campos de la comunicación, la
literatura y la cultura.
E-mail: soniluz@hotmail
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En el territorio de la Hélade la expresión “lírico” tiene un sentido muy concreto: poesía cantada
al son de la lira. Los alejandrinos reúnen a los poetas de lírica monódica y coral realizando
creaciones en las que se supone como acompañamiento un instrumento de cuerdas que podía
ser la lira (lura),la cítara (kiqariV), o una especie de laud (formigx), ya solo, ya con flauta
(auloV).
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Su existencia se sitúa en el último tercio del siglo VII a. C. y principios del siglo
VI. Platón, dos siglos después la nombra la Décima Musa: " Dicen algunos que
son nueve las Musas./¡Cuánto se engañan!/ Pues he aquí la décima Musa:
Safo de Lesbos"4 En el siglo V a.C. fue incluida por los filólogos alejandrinos
en el “canon” junto a Alceo, Estacícoro, Íbico, Simónides y Píndaro”5.
Safo de Lesbos vivió en la ciudad de Mitilene, donde pasó casi toda su vida de
la que tenemos pocas noticias, especialmente extraídas de los fragmentos de
su obra. Su fama ya desde la antigüedad mezcló pronto la realidad con
leyenda, Cantarella sitúa su nacimiento aproximadamente en el 612 y su
pertenencia a una familia “aristocrática y sin duda respetable, pues su hermano
Lárico fue copero en el pritaneo de Mitilene, oficio reservado a jóvenes de
noble condición”6
Safo es la gran poeta del amor, Afrodita es para ella la diosa más importante,
como dadora de gracia y belleza. Le dedica poemas en los que adopta la
estructura de petición, pero el tono no es solemne, sino de amistosa intimidad.
“Inmortal Afrodita, la del trono pintado/ hija de Zeus, tejedora de engaños, te lo
ruego/ no a mí, no me sometas a penas ni angustias el ánimo, diosa”.
3
Rafaelle Cantarella La Literatura Griega Clásica. Buenos Aires, Losada, 1971 p. 33
4
García Gual, Obra citada p. 139
5
Cantarella, Op. Cit. P. 102
6
Cantarella, Obra citada, p. 152
7
Carlos García Gual, Antología de la poesía lírica griega. Madrid, Alianza Editorial, 1980 pp.
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he mencionado es el dialecto lesbio el mismo que usa con tal perfección que
muchos de los fragmentos nos han llegado a través de gramáticos como
ilustraciones de ese dialecto. Utilizó metros variados, de los que especialmente
uno, la llamada estrofa sáfica, va ligado a su nombre. Su poesía fue admirada
ya en el mundo antiguo; en la época helenística y romana: poetas latinos como
Catulo y Ovidio la conocen y la imitan. La calidad e intensidad de su poesía
amorosa ha traspasado las fronteras del tiempo.
“los poemas estaban distribuidos en nueve libros ordenados según el esquema métrico
de las composiciones; el primer libro contenía las odas sáficas con cerca de 1,320
versos, es decir, 330 estrofas; el segundo, los pentámetros eólicos; y así seguían los
demás libros con otros metros, pero el noveno comprendía epitalamios escritos en
metros muy variados…. / Esta tradición directa que se interrumpe en la época
bizantina, quedó completamente perdida hasta que en los últimos decenios,
numerosos papiros y también pergaminos provenientes de Egipto nos han aportado
importantes fragmentos de Alceo y Safo (hasta ahora 22 y 18 respectivamente, algunos
con estimables notas)/…/ Los fragmentos de Alceo son hoy 448 y los de Safo 213”8
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Ibídem, pp. 145-146
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la calle, para ver si alguien escuchaba, y luego me confesó ‘Si, Graves, en eso
está el engorro, ¡Era una poetisa muy, muy buena!” 9
Respecto a los temas en la poesía de Safo, se repite que tal vez el gran tema
sea ella misma en relación con otros seres, con la naturaleza, con el placer, la
belleza e incluso el poder. Ella hará de todo lo que es posible sentir o
contemplar, un motivo poético. Sin embargo, entre todos, esplende el tema del
amor. Y de él ya exaltada y feliz o angustiada nos entrega siempre un retrato
imperecedero: “Amor ha sacudido mis sentidos/ como el viento que en el
monte/ arremete contra las encinas” dirá en un fragmento. En otro,
encontramos la misma idea de la irrupción del amor, expresada – so cabe- con
mayor intensidad: “…Y de nuevo amor me agita, hasta desarticular mis
miembros/ dulce amarga, invencible fiera…” En otro momento, la soledad es
convertida en delicada joya: “Se ocultó ya la luna y las pléyades/ es
medianoche, el tiempo pasa/ y yo yazgo sola”.
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La poesía es también una manera de afrontar la vida “No es lícito que haya
canto de duelo en la casa/ de quienes sirven a la musas…No nos atañe eso.” Y
para Safo la poesía es garantía de permanencia, es triunfo sobre el olvido,
como lo expresa altiva: “Muerta yacerás y de ti no habrá nunca/ memoria ni
nostalgia en el futuro/ porque no participas de las rosas de Pieria; /
desconocida incluso en la morada de Hades/ vagarás errante entre oscuros
muertos”.
“rosas y lirios, melilotos y perifollos, hierba fresca de los prados, manzanos para el
dulce reposo de las siestas, guirnaldas de opio (...) vestidos, muchos vestidos teñidos
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Versiones confrontadas de Cantarella y García Gual
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de mil colores (...) tuniquillas, mantos, bellos tocados de cabeza, diademas importadas
(...) calzados lidios(...) en la intimidad de los dormitorios , ungüentos y cremas, cajas
llenas de perfumes, jabones de tocador...¡Eterno todo ello, desde la más remota
antigüedad hasta nuestros días y mientras haya una mujer en el mundo!”12
Decíamos al inicio que probablemente llegó a la edad madura, desde ahí nos
dice: “Cual la manzana que se cubre de rojo en la alta rama/ en la rama más
alta, y los recolectores la olvidan/ ¡Pero no, no la olvidan es que a ella no
pueden llegar!”
Fuentes Bibliográficas
12
Aurora Luque (Edición y traducción) en: Safo Poemas y testimonios. Barcelona, Acantilado,
2004 cita a Manuel Galiano El descubrimiento del amor en Grecia, Madrid, 1959, p.36.