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El acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea

La relación comercial entre Europa y América Latina marca profundamente los últimos 500 años de
historia compartida en ambas regiones. Desde la época colonial hasta nuestros días el Viejo Continente
es ícono de intercambio, más allá de crisis e incursiones de nuevos actores, como Estados Unidos o
más recientemente China.

La actualidad encuentra un nuevo convenio, esta vez en el marco de dos bloques. La Unión Europea y
el Mercosur iniciaron las negociaciones en el año 1995, y la iniciativa del acuerdo se estableció en el
año 2000. Desde entonces hasta la fecha Latinoamérica sufrió su peor crisis y se recuperó con un
crecimiento económico histórico, mientras que Europa transita por estas horas la salida de una
coyuntura ajustada que, muchos estiman, aún tiene coletazos que dar.

El objetivo de este informe es abarcar aquellas áreas del acuerdo en las que ambos bloques no llegaron
a un arreglo, y analizar los posibles resultados y alternativas.

Para realizar este informe contamos con la colaboración de la Dirección de Negociaciones Regionales y
Controversias del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.
La relación entre el Mercosur y la Unión Europea

El Mercosur es uno de los mayores productores agropecuarios del mundo y un exportador neto de
commodities. La Unión Europea, en tanto, es el primer mercado para las exportaciones agrícolas
del bloque sudamericano, con una participación de casi el 25%.

Brasil es el responsable del 75% de importaciones y exportaciones del Mercosur. En Europa,


Alemania, Francia e Italia son los principales países que comercian con Argentina, Brasil, Uruguay
y Paraguay.

Actualmente la UE es deficitaria en la balanza comercial agroalimentaria entre los dos grandes


bloques. El comercio se orienta principalmente hacia la exportación europea de productos
industriales y manufacturados como maquinaria, químicos y equipamientos, y a la importación de
productos agroalimentarios de los países latinoamericanos.

Casi el 50% de las exportaciones en valor del Mercorsur a la UE son oleaginosas y tortas de
oleaginosas y un 16% de productos cárnicos. Para la UE suponen más de un 77% de las
importaciones de estos productos.

El destino fundamental de las importaciones europeas de productos agrícolas vegetales es la


alimentación animal. La ganadería de ese continente depende en gran medida de la soja
sudamericana.

De forma general, se puede decir que el Mercosur exporta a la UE principalmente productos


agropecuarios primarios en grandes cantidades, mientras que la UE exporta a Mercosur sólo
productos alimentarios procesados de alto valor agregado.

Puntos a favor y en contra para cada bloque

En el análisis de las consecuencias de la firma de un tratado de liberación comercial, debe


resaltarse que el sector agropecuario del Mercosur se vería beneficiado, gracias a sus ventajas
comparativas en costos y recursos naturales. Por el contrario, el sector industrial no alimentario
europeo tendrá preeminencia en el intercambio.

El bloque de países sudamericanos es muy competitivo en productos como la carne bovina, la


carne de pollo, los cereales, el azúcar, el etanol y las frutas frescas. Estos sectores pueden
complicar la producción local de los países europeos. Según datos oficiales presentados en
informes de asociaciones europeas de productores, las pérdidas del sector agrario podrían estar
entre los 3.000 y los 5.000 millones de euros anuales.

En 2009, el 82% de la carne vacuna y el 64% de la carne aviar importadas por la UE provenían de
Mercosur. Aunque los productores europeos de carne se beneficiarían por los precios inferiores del
trigo para alimentación animal (por las mayores importaciones), esto no compensaría la ventaja
competitiva de los ganaderos en la región del Sur (en particular por las a las menores exigencias
en materia de sanidad y bienestar animal, trazabilidad, medio ambiente y condiciones de trabajo).
Otro sector álgido es el de las frutas frescas, especialmente cítricos, manzanas y peras. La oferta
europea en el marco del acuerdo plantea proteger estos productos.

Respecto de los granos, la situación es variada. La UE produce trigo en grandes cantidades, con lo
que podría acaparar el mercado de Brasil y quitarle el market share a la Argentina. Algo similar
sucedería con la cebada. La soja, por su parte, ya se exporta libremente, con lo que mantendría su
actual estatus.

La estructura de costos es, en general, muy favorable a Mercosur en la producción primaria. Por
eso, se podría prever un aumento de la producción de cereales, otros cultivos, productos animales
y otros alimentos en todos los países del Mercosur.

En cuanto a los procesados agroalimentarios, la situación está más dividida. En algunos casos, la
producción europea tiene prestigio, calidad y una estructura de costos muy favorable. Tal es el
ejemplo del aceite de oliva, del que España es principal productor. Semejante potencia productiva
puede perjudicar a la Argentina, en donde el sector está en desarrollo y posiblemente no alcance a
cubrir las necesidades del mercado regional.

Otra situación similar se da en los enlatados, como el tomate o los duraznos. Los productores del
viejo mundo recibieron onerosos subsidios durante muchos años y tienen una estructura de costos
favorable y una operación amortizada. A esto se suma el prestigio que tienen esos productos,
contra el cual es difícil competir. Es por eso que estos sectores pretenden que se los exceptúe del
acuerdo.

Un producto que presenta varias alternativas es el vino. En precio y calidad, la Argentina es líder.
Esto beneficiaría la apertura. Sin embargo, Uruguay y Brasil tienen dos realidades diferentes. El
primero está reconvirtiendo su producción, que es Premium en un 20% y está creciendo. Esto no
le permitiría competir. Brasil, por su parte, produce una gran cantidad de vino de calidad baja y
prácticamente no tiene vinos finos. Sin embargo, la producción vitivinícola está muy arraigada a la
agricultura familiar y el gobierno brasileño teme que una apertura perjudique seriamente a las
pequeñas unidades productivas. Por eso quieren que sea un sector protegido.

Una tercera cuestión respecto del vino, pero que se extiende a otros productos, es el de las
Denominaciones de Origen Controlado (DOC). Para la UE que éstas se respeten es fundamental,
por lo que este punto será otro elemento de negociación.

En cuanto a panificados y pastas, la producción del Mercosur apunta a un público menos exquisito
y de mejores precios, mientras que la de UE es más cara pero de mejor calidad.

Por todo esto, se podría prever un aumento de la producción de cereales, otros cultivos, productos
animales y alimentos procesados en todos los países del Mercosur. Mientras tanto, en los sectores
de fabricación de metales, vehículos de motor, equipos de transporte y maquinaria se esperarían
contracciones en respuesta a un aumento de las exportaciones de la UE.

Un informe de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) señala que


estos efectos pueden cambiar a largo plazo al aumentar los incentivos para la mecanización, lo
que resultaría en niveles más altos de capacitación y una disminución del empleo agrícola en
Europa. La tendencia actual de cambio de agricultura de pequeña escala a otra agricultura a
mayor escala más intensiva (tanto para la soja como para la producción ganadera) ha llevado a
concentración de la tierra y al desplazamiento de los pequeños agricultores que, o bien han
migrado a zonas urbanas o se trasladaron a zonas forestales. La liberalización comercial
incrementaría los incentivos existentes para mantener esta tendencia.

Al mismo tiempo, se espera que la competencia entre agricultores por las nuevas tierras de cultivo
aumente los precios del suelo y también los conflictos por la propiedad de la tierra. Los pequeños
agricultores serían los perdedores de este proceso.

Con la mayor demanda de tierras y la mayor intensificación y el incremento de los monocultivos


destinados a la exportación o a alimentar a una creciente cabaña ganadera se incrementará la
presión sobre los recursos naturales de la zona y podrá ocasionar una pérdida de masa forestal y
de fertilidad de los suelos.

En el terreno económico, la especialización de la economía en la producción de productos agrícolas


daría paso una mayor vulnerabilidad ante las fluctuaciones de mercados cada vez más grandes y
volátiles.

Por otra parte, la reducción de las barreras al comercio permitirá a algunas empresas europeas
ampliar sus mercados. Si esto se suma a una mayor protección de las indicaciones geográficas, los
productores europeos de productos de alto valor agregado podrían esperar ganar más cuota de
mercado en el Mercosur.

Las negociaciones

El Mercosur y la Unión Europea negocian un acuerdo de libre comercio desde el 2000. Pero años
antes, con el Acuerdo Marco de Cooperación firmado en 1995, se comenzó a hacer hincapié en la
importancia de reforzar las relaciones políticas, económicas y comerciales entre las dos regiones.

Entonces, ambas partes afirmaron la voluntad política para establecer una asociación interregional
de carácter político y económico basada en una cooperación política reforzada, en una
liberalización progresiva y recíproca de todo el comercio, teniendo en cuenta la sensibilidad de
ciertos productos y conforme a las reglas de la Organización Mundial del Comercio, entre otros
puntos.

En 1999, los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE y MERCOSUR decidieron lanzar las


negociaciones de un futuro Acuerdo de Asociación Interregional. Desde entonces se realizaron más
de una decena de rondas de negociaciones y otras tantas reuniones técnicas sobre temas
específicos.

En 2007 la Comisión Europea y el MERCOSUR dieron a conocer un Comunicado Conjunto en el que


reafirmaban su voluntad política de relanzar las negociaciones con vistas a alcanzar el Acuerdo de
Asociación, aún pendiente.
El 4 de mayo de 2010 la Comisión Europea decidió reanudar las negociaciones comerciales con el
Mercosur. Así, durante 2010 se realizaron diferentes reuniones y están previstos nuevos
encuentros del 14 al 18 de marzo de 2011 en Bruselas (Bélgica) y del 2 al 6 de mayo de 2011 en
Asunción (Paraguay).

Consideraciones finales

En una visión macroeconómica, el bloque sudamericano se vería favorecido en el sector agrícola,


pero vería perjudicada a su industria. En Europa sucedería lo contrario.

El principal interés del Mercosur se centra en las oportunidades de acceso al mercado europeo,
especialmente a través de productos agropecuarios, que en la actualidad están protegidos por la
Política Agrícola Común de la UE. En este aspecto radican las principales concesiones que el bloque
europeo deberá realizar.

Las consecuencias (tanto positivas como negativas) a nivel económico, social y de medioambiente
serían más fuertes para Argentina, Brasil, Uruguay Paraguay. Es por esto que los plazos y el modo
en que se fije la apertura comercial, sobre todo de sectores sensibles, determinarán los beneficios
del acuerdo.

De todos modos, los tiempos del acuerdo están atados a las definiciones políticas del bloque
europeo en materia agropecuaria, a la marcha de la economía mundial, y a las presiones de los
sectores productivos de cada región.
Fuentes

Unión Europea – Acción Externa (EEAS)

Coordinadora de Asociaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG)

Sistema de Información de Comercio de Exterior de la Organización de los Estados Americanos


(SICE)

Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción al Desarrollo

Reuters

Bloomberg

Ansa

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