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“He llegado a creer que el mundo entero es un enigma, un enigma inofensivo que se hace
terrible por nuestro enloquecido intento de interpretarlo como si contuviese una verdad
subyacente”
Umberto Eco
A LA TIERRA
HIMNO ÓRFICO
comprendido de inmediato que ese “algo” que repone el oxígeno, que mantiene el contraste
de colores, sólo podía ser una cosa: Gaia1. Nombre utilizado por James Lovelock (1979)
para nombrar su hipótesis, según la cual; toda la vida en la tierra puede ser considerada
como un único organismo a escala planetaria en el que todas sus partes interaccionan y
tienen la capacidad de mantener su entorno de manera que sea posible la continuidad de su
propia existencia.
Estimulado por su hipótesis y por su experiencia obtenida, al participar como
miembro del equipo de la NASA encargado de investigar la existencia de vida en Marte;
Lovelock (1988) empezó a buscar evidencias que le dieran sustento a su hipótesis. Como
resultado de su investigación, encontró en una gran variedad de ecosistemas procesos que
ejemplificaban y respaldaban su teoría. Entre los ejemplos más representativos están: el sutil
equilibrio gaseoso que se establece en la atmósfera terrestre, en donde gases tan inestables y
reactivos (en forma aislada) como son el metano, nitrógeno, hidrogeno y oxigeno conviven
de manera estable, a pesar de estar interactuando permanentemente. Del mismo modo,
observó (a pesar del calentamiento del planeta), que la temperatura global de Gaia se ha
mantenido dentro un margen relativamente constante durante mil millones de años o más.
Otro ejemplo que le resultó ser más interesante, fue el equilibrio salino que se presenta en el
mar. Considerando, bajo la perspectiva científico-reduccionista, el aporte salino que reciben
las mareas y océanos (aporte proveniente de las erupciones submarinas, la evaporación, el
arrastre de la lluvia y los ríos), estos deberían de ser cada vez más salados de lo que son,
convirtiéndose en mare puertos. Por el contrario, la concentración salina en estos ha
permanecido constante durante más de 80 millones de años, evitándose así cualquier
comportamiento extremoso, lo que resultaría desastroso para las plantas y animales marinos
que viven en ellos. Por lo tanto, algo debe actuar para eliminar el exceso de sal en el mar. El
proceso mediante el cual los océanos se liberan del exceso de sal y mantienen su
concentración salina, está relacionado con la formación de minas de sal. Estas se producen
cuando el sol evapora el agua contenida en brazos poco profundos y aislados del mar, dando
como resultado la formación de lechos salinos que son recubiertos por polvo y arcilla. Esta
mezcla favorece la generación de una especie de roca impenetrable de sal en estado fósil, la
cual permanece encapsulada y por lo tanto no se redisuelve. Posteriormente, cuando los
1
Evocando a la diosa griega Gaia, madre de la tierra para los antiguos Griegos
5
seres vivos la extraen para satisfacer sus necesidades, el mar vuelve para recuperar el
terreno que le pertenece (Lovelock, 1988).
Como podemos percatarnos, Gaia a través de estos procesos no sólo se adapta a los
cambios, sino que incluso hace los propios alterando su medio ambiente siempre que sea
necesario para conservar su integridad. Teniendo en cuenta esto; es factible considerar a
Gaia como un sistema autopoiético2. Es decir, un sistema que genera dinámicas enfocadas a
crearse y conservarse a sí mismo momento a momento (Maturana y Varela, 1973). De la
misma manera, no resultaría difícil considerar una nación o una tribu como un organismo o
sistema formado por sus personas y el territorio que ocupan. ¿Pero qué podemos decir
acerca de las grandes entidades como los ecosistemas y Gaia? Fue necesario para la
sociedad moderna ver la Tierra desde el espacio, directamente a través de los ojos de los
astronautas o indirectamente mediante los medios de comunicación, para experimentar la
sensación de un planeta realmente vivo en el que los seres vivos, el aire, el océano y las
rocas se combinan en una sola entidad como GAIA.
Consecuentemente, consideramos que un paso importante en nuestro conocimiento
consiste en darse cuenta de la importancia de la unicidad presente en los seres vivos.
Estamos compuestos de una serie de órganos y tejidos. Los mismos órganos están
constituidos por miles de millones de células vivas, cada una de las cuales también puede
vivir de forma independiente, estando a su vez formadas por miles de millones de
moléculas.
¿Pero en dónde y en qué radica la diferencia en los distintos niveles de organización
de los seres vivos?
Veamos. A nivel de núcleos atómicos, todos los constituyentes de este planeta
seriamos rigurosamente idénticos. En el siguiente escalón, a nivel atómico, podríamos ya
percibir algunas diferencias, pero estas son todavía reducidas. Pasemos al siguiente nivel, el
de las moléculas, ahora las diferencias son mucho más marcadas. Pero en el siguiente nivel
de organización, el de las macromoléculas, existe un abismo tanto estructural como
funcional y que es el que marca la diferencia entre lo inerte y lo viviente.
Este ejemplo nos permite entender cuál es esa pauta que conecta materia, energía e
información, esa fuerza organizadora que sutilmente nos interconecta con el universo y que
2
Del griego αυτο-, auto, “sí mismo”, y ποιησις, poiesis, “creación” o “producción”.
6
de un medio propicio a nuestro necesitar. Somos hijos de la tierra y ella es nuestro permiso y
condición para vivir. Estamos hechos del todo universal y ese todo nos tiene, a nuestro
entender de seres humanos, como sus únicos testigos. Podemos entonces habitar al mundo y
al universo tal como lo concebimos, de tal forma que cada vez que descubrimos algo o
damos cuenta de un rincón de sus extensiones, configuramos nuestra unidad y seguimos co-
construyendo a nuestro Mundo. Si reflexionamos y abrimos nuestro entendimiento podemos
entonces percibir nuestra alianza original, nuestra dimensión antropo-bio-fisica, nuestra
filiación mutua (Morin, 1994).
Las ciencias particulares, con su compartimentación, nos han impedido ver la
comunidad unitaria de lo diverso: el árbol genealógico que nos funda y antecede, nos rodea
y sostiene (Morin, 1994). De tal manera que el ser humano se desprendió inexorablemente
de los simios superiores, fue descubriendo y dominando paulatinamente las fuerzas
elementales de la naturaleza, dando como resultado una especie que no sólo era capaz de
reproducir y “mejorar” su medio ambiente, sino también capaz ejercer un dominio
biosférico como ninguna otra especie sobre el planeta, capaz de degradarlo y de
autodestruirse. Bajo estas creencias comenzamos a percibir que nuestra necesidad de luchar
por la supervivencia había terminado.
Como sabemos, lo demás es historia. En adelante los seres humanos nos hemos
convertido en los principales predadores desconectados del planeta y generadores de los
procesos de degradación de nuestra civilización. En tal sentido, la civilización occidental
que nos prometía el bienestar, seguridad, etcétera, es la causante de una serie de malestares
yen términos generales de lo que podemos percibir como la crisis Planetaria. Estos asuntos
hasta ahora han sido considerados como subsidiarios o efectos menores del desarrollo de
Occidente. Pero durante los pasados treinta años han comenzado a ser vistos desde una
óptica local-planetaria como los grandes problemas de nuestro tiempo.
La creciente degradación planetaria, cuyos signos aparecen con mayor fuerza día
con día, a dado lugar al surgimiento de diversas vertientes y propuesta alternativas, alter-
mundistas, las cuales comienzan a dar respuesta a esta cuestión. La postura apocalíptica-
catastrófica culpa del problema al capitalismo, la postura antagónica argumenta que no está
claro que en antaño no existieran estos problemas y ahora surgen porque se ha puesto interés
en ello; quizás lo mas interesante actualmente es que la discusión sobre la crisis planetaria le
9
interesa y preocupa ya a una proporción considerable de los seres humanos, desde la persona
de la calle, hasta los especialistas y aún a algunos grandes empresarios.
Una forma de comprobar o percibir dicha crisis tal vez sea, simplemente observando
en nuestro entorno los cambios profundos en el medio que nos rodea; pudiéndonos percatar
entre otras cosas, del gran desequilibrio ecológico, del evidente cambio del clima. Nos
estamos transformando de sociedades industrializadas que surgieron de la primera
revolución industrial, hacia una sociedad interconectada en que la información es la base del
sistema social, cultural y económico. Todo este proceso nos está llevando a pasos acelerados
hacia la globalización de la crisis.
El camino en esta etapa evolutiva no es suave y está lleno de sorpresas. Millones de
personas no tienen trabajo; cientos de millones son explotados violentamente y recibiendo
por bajos salarios; millones son empujados al desamparo y la pobreza. La brecha entre
naciones ricas y pobres, y entre personas pudientes y miserables dentro de las naciones es
grande y creciente. El debate convencional lamenta el destino de los pobres y la incapacidad
de asignar recursos suficientes para atacar los síntomas de la privación, mientras que persiste
la abundancia de estas mismas sociedades. En contraste, nos enfocamos en la acumulación
de riqueza sin precedentes, de una riqueza que ha polarizado a la sociedad y propagado la
pobreza. La reorganización del control y de la utilización del espacio y los recursos,
engendrada por la intensificación de la producción rural, está violando los principios básicos
de la naturaleza y amenazando la viabilidad de las comunidades rurales. Los pobres no
saquean la tierra debido a su insensible desperdicio de recursos, sino por la falta de
oportunidades para conservar sus sabidurías y formas de vida sostenibles. La disparidad en
los sistemas sociales y productivos prevalecientes en toda Latinoamérica está conduciendo
al desastre. Con el creciente desempleo y la discriminación contra los productores rurales de
pequeña escala, la degradación ambiental está procediendo aceleradamente. Visto desde esta
perspectiva, el sistema mundial está incrementando la polarización entre pobreza y riqueza
entre naciones, regiones, comunidades e individuos (George, 2002).
Ahora, un grupo pequeño de naciones domina la estructura global de poder, guía la
producción y determina quién puede “progresar”. Siendo que a su vez dicho “progreso” es
tan sólo una salida hacia otra crisis aún peor que es la del agotamiento de la riqueza de Gaia,
de las propias condiciones materiales y energéticas de la auto-autoorganización de nuestra
1
Madre-Tierra. Las economías y los países “compiten” entre ellas para seducir a los poderes
corporativos y financieros para que inviertan dentro de sus fronteras. De manera similar,
muchas comunidades se pelean entre sí, sacrificando el bienestar de su población y la
calidad de su propia infraestructura, ofreciendo diversos subsidios para atraer las inversiones
privadas a sus regiones. Como cada vez se hace más evidente, esta dinámica no conduce a la
promoción una sociedad sostenible.
Las regiones incapaces de atraer la inversión sufren el innoble destino de los
perdedores en la permanente olimpíada económica, condenándose al olvido en el escenario
mundial. En su lucha por sobrevivir dentro del mercado global, muchas de las poblaciones
rurales del mundo están condenadas a la marginalidad y a la pobreza permanente. En
palabras de Ivan Illich (1974), “existe una contradicción inherente al hecho de querer
alcanzar, al mismo tiempo, un estado social basado en la noción de EQUIDAD y un nivel
cada vez más elevado de crecimiento industrial”. “¿Dime a qué velocidad te mueves y te
diré quién eres? “Si no puedes contar más que con tus propios pies para desplazarte, eres un
marginado, porqué desde años atrás, el vehículo se ha convertido en signo de selección
social y en condición para la participación en la vida nacional. Por demás que la propia
existencia del vehículo motorizado margina y exilia de las “vías de comunicación” a
cualquier otro medio de transporte, sea este animal, de transeúnte o de transportes
tradicional, tal como carretas o bicicletas. “Donde quiera que la industria del transporte ha
hecho franquear a sus pasajeros una barrera crítica de velocidad, inevitablemente establece
nuevos privilegios para la minoría y agobia a la mayoría...” (Illich 1974).
La pérdida irreversible de una parte creciente de la diversidad biológica de la tierra,
la alteración del clima debido al calentamiento de la atmósfera, la escasez creciente de agua
potable, la contaminación del agua, la tierra y el aire; la destrucción de la capa protectora de
ozono.
El problema del desarrollo, de la ecología, de la población y los muchos problemas
de energía y materias primas no serán superados meramente firmando tratados políticamente
suavizados sobre comercio mundial, calentamiento global, diversidad biológica y desarrollo
sustentable.
A continuación trataremos de describir la compleja red de interrelaciones que
surgen de estos y con otros problemas.
1
2. Crisis Ambiental
“A medida que nuestro mundo se desliza más velozmente hacia el abismo, nos mostramos
cada vez menos dispuestos a identificar el origen del problema. Lo que hacemos en
cambio, es envolvernos más estrechamente en nuestro atuendo tecnológico y defenderlo
contra toda crítica, incapaces de reconocer lo que está haciéndole al medio ambiente en
que vivimos y más incapaces todavía de reconocer lo que nos está haciendo a nosotros
mismos. Seguimos aferrándonos a la ilusión de que estamos bien abrigados y protegidos,
aún cuando nos hallamos más desnudos y amenazados por los fragmentos desordenados
de un mundo de nuestra propia creación”.
2.1 La Deforestación
Es interesante señalar que en América Latina la tala de bosques para leña, una de las
principales causas de deforestación en otras zonas tropicales del mundo, sólo contribuye en
forma secundaria. Sea cual que sea la explicación definitiva, no cabe duda de que la
deforestación haya sido causada por la expansión de las tierras de cultivo y de las pasturas
permanentes, que desde 1980 se efectúa en mayor parte a expensas de los bosques
tropicales (Jaramillo y col. 1997). Un porcentaje de las recientes actividades de desmonte se
está realizando en áreas en que el suelo puede sostener las actividades agrícolas. Según la
FAO (1993), todavía hay áreas que ofrecen posibilidades agrícolas en el Cerrado brasileño,
los llanos de Colombia y Venezuela, y las regiones subtropicales del Chaco boliviano y
paraguayo. Sin embargo, la deforestación es un fenómeno que se observa cada vez más en
áreas con suelos especialmente pobres, que son inadecuados para actividades agrícolas
sostenidas o, en el caso de laderas escarpadas que provocan erosión y sedimentación río
abajo. En esas áreas es probable que la deforestación sea improductiva desde el punto de
vista social, si bien puede parecer atractiva a los agricultores privados, con costos de
oportunidad reducidos y altas tasas de descuento.
“De todas las crisis sociales y naturales que debemos afrontar los seres humanos, la
de los recursos hídricos es la que más afecta a nuestra propia supervivencia y a la del
planeta”, aseguró Koichiro Matsuura, director general de la Unesco, al comentar el informe
más exhaustivo que se haya conocido sobre el estado actual del agua. Según el Informe
Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (ONU/WWAP, 2003), en el marco del
tercer Foro Mundial del Agua3, “se prevé que en los próximos veinte años el promedio
mundial de abastecimiento de agua por habitante disminuirá en un tercio”, a causa del
crecimiento de la población, de la contaminación y del cambio climático global. Ninguna de
las hipótesis que baraja el informe -en cuya elaboración participaron todas las
organizaciones y comisiones de las Naciones Unidas- son auspiciosas. En el mejor de los
casos, a mediados de este siglo habrá 2,000 millones de personas en 48 países que sufrirán
de escasez de agua; el peor de los escenarios muestra a 7,000 millones de personas en 60
países con ese problema. “Ninguna región del mundo podrá evitar las repercusiones de esta
crisis que afecta todos los aspectos de la vida, desde la salud de los niños hasta la capacidad
de las naciones para alimentar a sus ciudadanos”, agregó Matsuura. Justamente, la
desigualdad en cuanto al acceso al agua es uno de los aspectos en los que hace hincapié el
informe. Los niños nacidos en países “desarrollados” consumen entre 30 y 40 veces más
agua que los nacidos en países “en desarrollo”. Los más afectados siguen siendo los pobres,
ya que el 50% de la población de los países “en desarrollo” está expuesta al peligro que
representan las fuentes de agua contaminada. Existen ciertos indicadores que permiten
comprender la gravedad de esta crisis mundial de los recursos hídricos. Cada día, las
enfermedades diarreicas (estrechamente vinculadas con la calidad del agua y su
accesibilidad) provocan la muerte de 6,000 personas, la mayoría de las cuales no ha
3
Celebrado del 16 al 23 de marzo de 2003, en Kyoto, Shiga y Osaka.
1
cumplido cinco años de vida. De los muchos objetivos planteados durante los últimos 25
años en conferencias internacionales que abordaron la crisis del agua, afirma el informe, “no
se ha alcanzado prácticamente ninguno... Los problemas de actitudes y conductas son un
componente esencial de la crisis, y la inercia de los dirigentes, así como la falta de plena
conciencia sobre la magnitud del problema por parte de la población mundial, explican que
no se hayan adoptado a tiempo las oportunas medidas correctivas que se necesitan”.
El agua, como insumo básico para la agricultura, la industria y el consumo humano
directo, ha sido incorporada de hecho al proceso de mercantilización de los recursos. Sin
embargo, el capital requiere reglas claras e institucionalmente establecidas, lo cual se logra
mediante los procesos de negociación o, más bien, de imposición comercial. En 1998 la
Comisión sobre Desarrollo Sostenible del Consejo Económico y Social de la ONU,
recomendó a los gobiernos acceder a las grandes multinacionales, dado su enorme capital y
capacidad tecnológica, y crear un mercado abierto del agua. La administración Bush
también ha intensificado sus esfuerzos con miras a lograr asegurar la primacía de sus
intereses a nivel continental a través de la liberalización del comercio regional y, en
consecuencia, de la mercantilización de los recursos y servicios naturales. Es con este fin
que se avanza hacia el Área de Libre Comercio de las Américas, siendo sus caballos de
batalla el Plan Puebla Panamá, el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, el Plan
Colombia y la Iniciativa Andina. Conforme a esta visión, no se reconoce el agua como
elemento base de los procesos de vida, ni tampoco como un derecho humano fundamental.
En el mejor de los casos se le ve como una necesidad humana que se ha de satisfacer a
través del mercado, amenazándose así la gestión sostenible del agua y, especialmente, la
equidad y proporcionalidad en el acceso a ésta (Segerfeldt, 2005).
Actualmente, existe un fuerte consenso científico que dice que el clima global está
siendo alterado significativamente, para esto es importante entender que el clima terrestre
depende del balance energético entre la radiación solar y la radiación emitida por la Tierra.
En esta re-irradiación, sumada a la emisión de energía geotectónica, los gases tales como el
dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos (Houghton et al., 1990,
1992), juegan un rol crucial. Estos gases están atrapando una porción creciente de radiación
infrarroja terrestre y se espera que hagan aumentar la temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5
°C. De acuerdo a la GCCIP (Global Climate Change Information Programme) (1997), una
duplicación de estos gases incrementaría la temperatura terrestre entre 1 y 3.5°C. Aunque no
parezca mucho, es equivalente a volver a la última glaciación pero en la dirección inversa.
Por otro lado, el aumento de temperatura sería el más rápido en los últimos 100,000 años,
haciendo muy difícil que los ecosistemas del mundo se adapten. El principal cambio a la
fecha ha sido en la atmósfera, hemos cambiado y continuamos cambiando, el balance de
gases que forman la atmósfera. Esto es especialmente notorio en gases claves como el CO2,
Metano (CH4) y óxido nitroso (NO2). Estos gases naturales son menos de una décima de un
1% del total de gases de la atmósfera, pero son vitales pues actúan como una “frazada”
alrededor de la Tierra. Sin esta capa la temperatura mundial sería 30°C más baja.
El problema es que estamos haciendo que esta “frazada” sea más gruesa. Esto a
través de la quema de carbón, petróleo y gas natural que liberan grandes cantidades de CO2 a
la atmósfera. Cuando talamos bosques y quemamos madera, reducimos la absorción de CO 2
realizado por los árboles y conjuntamente liberamos el dióxido de carbono contenido en la
madera (WMO, 1986). El criar bovinos y plantar arroz genera metano, óxidos nitrosos y
otros gases invernadero. Si el crecimiento de la emisión de gases invernadero se mantiene en
el ritmo actual los niveles en la atmósfera llegarán a duplicarse, comparados con la época
preindustrial. Si no se toman medidas es posible hasta triplicar la cantidad antes del año
2010 (GCCIP, 1997). La cantidad de dióxido de carbono ha aumentado desde 295 ppm
(partes por millón) anterior a la época industrial, a una cifra actual de 359 ppm. Este
aumento corresponde a un 50% de lo esperado, basado en la tasa de quema de combustibles
fósiles. Varios procesos naturales parecen actuar como moderadores, por ejemplo el océano
actúa como reserva, donde el dióxido de carbono se disuelve como tal y como carbonatos y
bicarbonatos. Un aumento del dióxido de carbono en el aire, actúa como estimulante del
1
crecimiento vegetal, de esta manera se fija más de este gas. El calentamiento de la Tierra,
además de descongelar las capas polares, puede causar un cambio en el sistema de
circulación del aire, cambiando patrones de lluvia. De esta manera, por ejemplo, el Medio-
Oeste norteamericano (fuente agrícola de Estados Unidos), podría transformarse en desierto,
y las zonas de cultivo moverse hacia áreas de Canadá. Asociados a estos potenciales
cambios, habrá grandes alteraciones en los ecosistemas globales. Trabajos científicos
sugieren que los rangos de especies arbóreas, podrán variar significativamente como
resultado del cambio climático global. Por ejemplo, estudios realizados en Canadá proyectan
pérdidas de aproximadamente 170 millones de hectáreas de bosques en el sur Canadiense y
ganancias de 70 millones de hectáreas en el norte de Canadá, por ello un cambio climático
global como el que se sugiere, implicaría una pérdida neta de 100 millones de hectáreas de
bosques (Sargent, 1988).
Aún así, hay una considerable incertidumbre con respecto a las implicaciones del
cambio climático global y las respuestas de los ecosistemas, que a su vez, pueden traducirse
en desequilibrios económicos (EEI, 1997). Este tema será de vital importancia en países que
dependen fuertemente de recursos naturales.
Con respecto al impacto directo sobre seres humanos, se puede incluir la expansión
del área de enfermedades infecciosas tropicales (Becker, 1997), inundaciones de terrenos
costeros y ciudades, tormentas más intensas, las extinción de incontables especies de plantas
y animales, fracasos en cultivos en áreas vulnerables, aumento de sequías, etc. (Lashof,
1997).
Estas conclusiones han llevado a una reacción gubernamental mundial, se ha
expresado en numerosos estudios y conferencias, incluyendo tratados enfocados a enfrentar
y en lo posible solucionar la crisis.
Podemos percibir y conocer algunas de las extremas consecuencias que este estado de cosas
está ocasionando sobre GAIA:
3. La Huella Ecológica
La expresión Huella Ecológica hace referencia a la cantidad de hectáreas que ocupa cada
persona para mantener su nivel de consumo, y su nivel paralelo de desechos. La Huella
Ecológica ha superado la capacidad de generación de recursos de la Tierra desde la década
de 1980. La demanda de recursos por los seres humanos (huella ecológica) en 1961 era
alrededor del 70% de la capacidad de regeneración de la Tierra. En la década de 1980 esa
demanda alcanzó el total disponible, y en 1999 excedió la disponibilidad planetaria. La
humanidad está consumiendo el 120 por ciento de lo que la Tierra produce. Con este
desgaste, la biosfera necesita un año y un trimestre para reponer el equivalente a lo que los
seres humanos consumen cada año (Chamber’s y col. 2000).
Sin los bosques, tendríamos mucho menos oxígeno disponible, por ejemplo: Los árboles (y
todas las plantas verdes) usan la fotosíntesis, durante la cual toman dióxido de carbono y,
como un sub-producto, liberan oxígeno. Las plantas “respiran” dióxido de carbono, como
nosotros respiramos oxígeno. Ha habido un equilibrio entre especies que eliminan dióxido
de carbono y toman oxígeno, y especies que toman dióxido de carbono y exhalan oxígeno.
Este equilibrio ha sido trastornado desde el siglo XIX. Las pluviselvas ecuatoriales (cuenca
del río Amazonas, África central y sudeste asiático) soportan una tasa de deforestación anual
entre 100.000 km² y 120.000 km². A la actual velocidad de destrucción, se calcula que todos
los bosques tropicales habrán desaparecido en la segunda mitad del siglo XXI.
De tal manera que respirar en el futuro resultará una peligrosa aventura, tal vez
necesitemos esperar los días de “superdescuentos del supermercado”, para poder adquirir
“oxigeno enlatado” o su equivalente. La deforestación proseguirá quizás a mayor ritmo que
el actual y las tierras agotadas podrán desertificarse. La desertificación a su vez contribuye
al cambio climático global, modificando el equilibrio energético en la superficie y la
temperatura del aire contiguo, añadiendo dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, este gas,
en grandes cantidades, actúa como un aislante y mantiene el calor cerca de la superficie de
la Tierra; esto es lo que se llama el “efecto invernadero”. Tal como ya hemos mencionado
este proceso está directamente relacionado con el cambio climático global. El cambio
climático podría ser el factor que empuje sobre el borde a los ya estresados y frágiles
ecosistemas costeros y marinos, los cuales son responsables de producir hasta el 80% del
oxígeno (Anderson y col. 1987). El calentamiento global lleva al aumento del nivel del
océano: liberando vastas cantidades de agua de los glaciares que se deshielan en todo el
mundo. Las cifras acerca del nivel del mar, registradas en todo el mundo muestran que el
mar se ha elevado entre 10 y 25 centímetros en el siglo pasado, según el GCCIP (1997), “es
probable que gran parte del aumento del nivel de los mares se haya relacionado con el
aumento simultáneo de la temperatura global”. Se calcula un incremento de 10 a 30 cm para
el 2030 y hasta un metro para el 2050. Una elevación semejante significaría la
contaminación de acuíferos, la recesión de costas y tierras húmedas amenazaría la seguridad
de más de dos mil millones de personas que viven en zonas costeras. Se afectaría los puertos
y otras estructuras localizadas en la costa, incluyendo centrales nucleares en las costas del
Japón, Corea, Taiwan y otros países.
1
presentarse durante los años 60, aunque por ese tiempo se había disminuido el empleo de
DDT debido a sus graves efectos secundarios en la salud humana y en el medio ambiente.
Sin embargo actualmente en los países subdesarrollados se sigue empleando el DDT para
controlar a los mosquitos, no obstante la respuesta evolutiva más probable es la resistencia
al DDT.
Las moscas tsetse es el vector de la tripanosomasis (conocida también como
enfermedad del sueño), enfermedad parasitaria que mata a unos 3 millones de cabezas de
ganado y afecta a 300,000 personas en el África cada año. La enfermedad la causa cinco
parásitos diferentes que son transportados por 24 especies diferentes de mosca tsetse, cada
una con preferencias ecológicas diferentes. Esto implica una compleja red de interacciones
ecológicas, y no sólo una relación lineal: “una enfermedad, un parásito y un vector”. Debido
a esto el uso de pesticidas altera el “equilibrio dinámico” y la ruptura de la complejidad del
ecosistema, y por lo tanto de las relaciones entre predadores y presas, parásitos y sus
huéspedes. Esto ha dado como resultado que especies que se encontraban resguardadas y en
equilibrio con sus respectivos nichos salgan de los mismos y establezcan una interacción
directa con los seres humanos (zoo-puentes) permitiendo la evolución y generación de
nuevos patógenos.
Existe un ejemplo revelador de la complejidad ambiental y los orígenes de la crisis
planetaria: La enfermedad de las vacas locas o Encefalitis Espongiforme Bovina. Esta
enfermedad pertenece al grupo de Encefalopatías Espongiformes transmisibles, en el cual se
incluyen enfermedades que afectan al hombre como la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
(ECJ), el Síndrome de Gerstmann-Sträussler-Scheinker (SGS) y el kuru. En los animales
existen otras enfermedades similares como el scrapie, que afecta a ovejas y cabras y que
aparentemente (no está en absoluto comprobado) fue el origen de la transmisión a los
bovinos, por medio de piensos4 fabricados con restos de animales enfermos no esterilizados
de la enfermedad espongiforme. Esta enfermedad se caracteriza por la destrucción paulatina
de la médula espinal y el cerebro –en donde se presentan alteraciones en forma de esponja al
ser examinado al microscopio-, ha convulsionado los hábitos alimenticios de millones de
personas que por primera vez empiezan a cuestionar los mensajes de políticos y ganaderos
oficiales y ortodoxos (WHO/EMC, 1996).
4
Alimento elaborado a base de harinas de carne y huesos.
2
Pero ¿quién origina esta enfermedad? Aunque existen varias teorías, la mayor parte
de los científicos coincide en considerar a ésta enfermedad producida por un Prión. Los
Priones son agentes infecciosos que consisten exclusivamente en una partícula proteica, es
decir este agente no posee ácidos nucleicos y por lo tanto es un virus, sino partículas sub-
víricas (más simples que los virus), es “simplemente” una proteína (Prusiner et al., 1983).
Bajo las premisas de la virología, bacteriología y la epidemiología convencional una simple
proteína no puede generar complejos patrones de una epidemia infecciosa, atributos propios
de los “seres vivos” o al menos de los organismos “semi-vivos”, tales como los virus que
poseen al menos genes y proteínas para articularse a los ciclos básicos de las células y así
difundirse entre la población afectada.
Analicemos ¿es posible que una proteína sea la causante de una enfermedad de tal
magnitud destructiva? Si es así ¿que factores contribuyeron a que ocurriera tal “mutación”
en las proteínas? ¿Acaso hemos llegado ha trastocar niveles tan profundos y sutiles de la
evolución y de los sistemas vivos? Tal vez la respuesta tenga que ver con un desequilibrio
de la complejidad ecológica del sistema, este desequilibrio aparece en un contexto de gran
cantidad de actividades y agentes desequilibrantes como resultado de la tecnologías
modernas. En este contexto el “gatillamiento” final es causado por el uso de substancias
peligrosas, legales e ilegales en las explotaciones ganaderas, entre las que se encuentran:
antibióticos, hormonas y alimento deliberadamente preparado con harinas de carne y de
huesos, destinados a formar parte de la alimentación de animales herbívoros. Pero más aún,
es desatado por una compleja red de “hábitos” empresariales y de la globalización agro-
industrial que ha convertido a los animales “económicos” en mercancía sin valor ético.
Consecuentemente estos seres vivos son sometidos a condiciones de vida atrozmente
discordantes con su biología, así como con los más elementales cuidados y ambiente que la
propia vida y evolución nos revela cuando estamos en disposición de una observación
sensible y compasiva de la naturaleza.
Estas acciones han generado graves y trágicas consecuencias para todos los animales,
seres humanos y el medio ambiente. Sin embargo muchas de las sustancias peligrosas y
productos antes mencionados son utilizados sobre nuestros cuerpos también. ¿Qué
repercusiones tendrá esto en mi organismo aunado al creciente desequilibrio ecológico
2
“Estudio el SIDA desde hace 16 años como científico y me he dado cuenta que el SIDA
no tiene mucho que ver con la ciencia, y ni siquiera es un problema específicamente
médico. El SIDA es un fenómeno sociológico que se mantiene con ayuda del miedo. Este
miedo crea una especie de Macartismo médico que ha transgredido y hecho estallar todas
las reglas de la ciencia, y que sigue cebando al público vulnerable con una mezcla de
superstición y pseudociencia”.
Todo esto nos sugiere que cambios en la biodiversidad genética de especies y eco-
sistémica pueden trastornar el equilibrio de los ecosistemas, generando efectos en cascada y
alteraciones globales de intrincadas redes ecológicas. Es decir, las profundas perturbaciones
provocadas por nuestra huella ecológica, trastocan niveles básicos de la estructura compleja
de los ecosistemas y de la evolución. De tal forma que lo que hemos creado se está
volviendo hacia nosotros, ya que está destruyendo el sustrato que nos permite vivir.
Concluimos que la búsqueda de la productividad, y por lo tanto la idea economicista
de poseer cada vez más, se ha logrado en condiciones realmente anti-ecológicas y de
alteraciones de los ritmos biológicos, de la integridad y viabilidad de Gaia. Es claro que los
problemas críticos de nuestro tiempo, no pueden ser entendidos aisladamente. Los
problemas son problemas sistémicos, lo que significa que todos ellos están interconectados y
son interdependientes. Es decir; tal como hemos visto lo ambiental, por ejemplo, es un
problema de carácter social, económico, e incluso jurídico y político: ecológico en un
sentido amplio y sutil.
2
5
Nos referimos a un punto de quiebre o a un cambio de época. En este sentido esta bifurcación implica que
gran parte de nuestros supuestos, de las formas convencionales como los procesos y la cosas eran vividos y
percibidos ya no lo son así. Llamamos a esto la “crisis como oportunidad”, una condición que permite ver las
cosas de forma distinta e innovadora para así poder abordar una necesidad de cambio radical y profundo.
2
6
El término empoderamiento se refiere al proceso donde cada individuo, donde la comunidad recupera el
poder, la voluntad y la práctica de relacionarse proporcional y sosteniblemente acorde con su conciencia activa
y compasiva. El poder sagrado de la solidaridad, de la sensibilidad proviene de la sanación en constante
proceso asumiendo la propia responsabilidad por los actos y no cediendo el poder a los políticos, a los
empresarios, a los médicos, a los militares, a los científicos o a los ingenieros.
2
“... Es una ceguera metafórica, las personas no son realmente ciegas en el sentido
de que no están dotadas de la vista, la ceguera actúa como metáfora de la pérdida de la
razón [proporción sensitiva]... Claro que todo lo que hacemos lo hacemos con la razón, es
decir con eso a lo que llamamos razón, pero estamos usando la razón más para destruir
que para construir, más para atentar contra la vida que para defenderla. En este sentido,
la pérdida de la visión es de alguna forma la pérdida de la razón que construye. Si toda
una sociedad se vuelve ciega en ese sentido, si olvida la solidaridad, el deber, el respeto, se
convierte en una especie de nido de serpientes. De ocurrir esto, la ceguera metafórica
impera. Yo creo que la gente se está volviendo ciega porque no se da cuenta de que
nuestra forma de vivir es totalmente errónea y nos lleva al desastre. Lo que intenta
expresar 'Ensayo sobre la ceguera' es eso, el desastre que se podría producir si
continuamos por el camino en que nos encontramos. Yo no creo ser catastrofista, pero no
doy nada por el mundo dentro de cincuenta años.”
José Saramago
Ensayo sobre la ceguera
este sistema mundial de mercados y al imperio de los intereses del gran capital transnacional
(Wall-Mart, Nestlé, Pfizer, Coca-Cola, VW, SONY, Nextel, Colgate, Microsoft, etcétera), es
decir del Capitalismo Globalizado.
A la luz de la dimensión y profundidad de la crisis planetaria que aquí hemos
esbozado, parece un absurdo infinito esta obsesión por la posesión material y la supuesta
“abundancia”. Podríamos pensar que al margen de todo esto hay más “bienestar”, y que la
única forma de mantenerlo es seguir en la ruta del “desarrollo”. Parece una lucha de “sálvese
quien pueda”, donde la única salida aparente, cual actitud de “avestruz”, es a luchar y
luchar por tener nuestro capital e ingreso suficiente para “vivir bien” y salvarnos de caer en
las redes de la “desagracia” de la pobreza. ¡Es lo único que alcanzamos a entender y hacer!
Sin embargo consideramos que es fundamental detenerse y reflexionar
profundamente acerca de la clase de vida y sociedad que estamos construyendo. No
intentamos hacer una apología del primitivismo, ni de la vuelta atrás (como si esto fuera
posible), no se trata de volver a las comunidades primitivas, se trata de mirar cómo preservar
aquello que se ha desarrollado durante millones de años, convivir con los principios de lo
vivo, de lo divino y con lo que la especie humana puede desarrollar y potenciar actualmente.
Y evidentemente con esta forma de la modernidad globalizada basada en el capitalismo no
es posible lograrlo, más aún, tal como hemos reflexionado aquí nos está llevando hacia una
Crisis Planetaria Terminal de consecuencias insospechadas.
Tal vez todo esto parezca fatigoso, tal vez innecesario. Pero si no le prestamos
atención, si no le hacemos caso, el futuro no sólo va a ser más destructivo, más intolerable,
sino que carecerá de mayor significación. Este no es un punto de vista deprimente y
desalentador; es realmente así para millones de personas, para quienes lean esto y les haga
resonancia con sus propias percepciones. Lo que somos ahora, es lo que seremos en los días
que vendrán. No podemos evitarlo. Es algo tan preciso como la salida y la puesta del Sol.
Esto lo compartirán todos los seres humanos, toda la humanidad, a menos que cambiemos
todos nosotros, cada uno de nosotros.
2
7
Dentro de una visión holística, articulada o sistémica del mundo, se incluyen las interacciones y co-
dependencias sutiles y fuertes entre la totalidad de lo que existe, un ecología del mundo. En este ámbito la
complejidad, es decir el complexus o entramado (el origen griego de la palabra compleux es entramdo,
enrejado, lo que se entreteje y es una totalidad que surge de la relación articulada de las partes), que habla de
los sistémico o entrelazado nos permite entender a la crisis como un momento de apertura a relaciones nuevas,
como un estado de des-estructuración que abre nuevas oportunidades.
3
8
Arne Naes se refirió en los años 70´s por primera vez al término ecología profunda para hacer notar que en
este universo conectado e interdependiente (ecología en su acepción sistémica y ampliada) existen preguntas
profundas, preguntas que podemos hacernos más allá de las respuestas reduccionistas y trilladas que han dado
soporte, hasta ahora, a la ruta del desarrollo y la globalización (Sessions 1995). Por otra parte Gregory Bateson
propuso que la noción sagrada de los pueblos tradicionales, es decir aquel estado de conexión y respeto por lo
sutil y delicado del mundo, tiene un correspondiente directo con lo que él llamó “epistemología de lo sagrado”.
Aquí lo sagrado acorde a Bateson implica la condición de hiper-complejidad ecológica del universo y la
imposibilidad de explicación completa de este mundo por parte de la racionalidad. Acorde con esto una ética,
una hacer y un saber que operan aceptando esta epistemología de lo sagrado nos lleva a percibir lo que ahora
llamamos una ecología sagrada (Bateson y Bateson 2000).
9
Teoría y práctica social que supone que el ser humano (antropos) es el centro de todas las cosas, por encima
de los demás seres vivos y de natura, siendo el fin absoluto de la naturaleza.
3
por ejemplo, cuando pensamos en el ambiente pensamos en algo exterior, no nos damos
cuenta que cuando contaminamos las aguas, estamos también envenenando nuestra
sangre”, “la humanidad es responsable de la extinción de 10 mil a 50 mil especies al año.
Si tenemos la experiencia de ser parte del cuerpo mayor de la Tierra, entonces la defensa
de la naturaleza, ya no es altruismo. Se convierte en autodefensa” (Seed, 1988). La ecología
profunda reconoce el valor intrínseco de todos los seres vivos y ve a los humanos como una
mera hebra de la trama de la vida (Capra, 2000).
Es decir hemos extraviado y perdido nuestro proceso que crea y re-crea nuestra
matriz de la biología del amor. Podemos decir que esta matriz proviene
fundamentalmente de la vida comunitaria en tradición y desde lo sagrado: el cuidado
esencial (Boff 1999). Así es posible percibir y llevar la idea de colaboración y cooperación
al terreno de las sociedades humanas.
10
Maturana y Varela llaman la “Matriz Biológica del Conocer y el Amar” a todo este sentido sagrado,
mesurado, comunicativo, de respeto desde mi esencia por el otro. Es el espacio de crianza de la sostenibilidad
humana y de cada especie.
3
Por supuesto que para llegar a este lugar requerimos básicamente de dos procesos de
gran complejidad:
i) Reconstruir las prácticas y saberes de la tradición, es decir de la vida en lo
sagrado donde esta forma de ser y vivir resultan los “grandes pendientes”
que la humanidad creó durante al menos los 5,000 años anteriores
(machismo, feminismo, violencia, dominación, desatención, etcétera).
ii) Emprender el proceso de re-comunalización, lo cual implica en primera
instancia la sanación holística (ver más abajo) de las personas y de las
comunidades en formación.
Sin embargo estos procesos requieren de profundos y sensitivos conocimientos que
es necesario despertar en el seno de cada persona y cada comunidad en formación. No
pueden venir desde “especialistas”, instituciones de asistencia, del gobierno, de un dios
externo o de chamanes, sacerdotes o líderes intelectuales. Requieren por lo tanto, del
despertar de la inteligencia intuitiva personal-comunitaria que surge como parte de un
proceso de sanación personal y comunitario (Vargas Madrazo 2007). El tránsito hacia estos
saberes y prácticas auto-gestivas de sanación comunitaria, marca una diferencia y una
ampliación respecto a lo que la modernidad ha creado como los procesos de terapia personal
en un esquema profesional-comercial, es decir la aplicación por parte de un profesional de
terapias diseñadas por intelectuales para la cura de patologías en el seno de un
individualismo y fragmentación humana. Estas condiciones de aislamiento del individuo, de
la ruptura del espacio, de los saberes y las condiciones de la comunidad sagrada, son por lo
tanto los escenarios para la neurosis y la patología del individualismo moderno. Y estos
contextos y procesos no son tocados ni re-construidos en el proceso terapéutico
convencional, por lo que llevarán más tarde a la aparición de otras patologías de la
modernidad.
Así este círculo de la enfermedad-terapia individual exige más y más recursos
económicos, materiales y emocionales, y por lo tanto una nueva y más profunda re-inserción
de la persona y la sociedad en la trama del capitalismo y la modernidad, re-inserción que
generará un nuevo y más profundo ciclo de patología.
Evidentemente que en este proceso de cura no se está trabajando en “la crisis como
oportunidad” para crear nuevos mundos. Por otra parte y desafortunadamente, la gran
3
mayoría de este auge explosivo de terapias “new age”, chamánicas y alternativas abrevan sin
percibirlo de la misma lógica del consumo de aspirinas y por lo tanto de la sociedad
industrial e insostenible que la modernidad globalizadota del capitalismo está creando.
Esta práctica de lo que llamamos Re-Comunalización desde la Sanación es una
praxis que se ha estado gestando dentro de la experiencia alternativa y revolucionara de
personas y comunidades. Estos seres humanos abrevan en sus raíces de comunidades que
rechazaron la entrada de la modernidad a sus espacios en países como Italia, Francia y
Alemania, de los Luddites en Inglaterra, de los anarquistas en Europa y Estados Unidos en
los siglos XVIII y XIX, así como de todos los movimientos contraculturales y alter-
mundistas que en los siglos XX y XXI se han estado gestando. Así mismo, esta profunda
reflexión y praxis acerca de cómo co-crear las condiciones revolucionarias para la sanación
de las personas, de la comunidad y por lo tanto para la creación de formas de vida
sostenibles, se ha gestado en las personas “simples” que han sufrido la catástrofe de la
urbanización, de los pueblos aborígenes “modernizados” y vueltos proletariado inmigrante
de las maquiladoras, en los terapeutas, artistas, científicos e intelectuales alternativos que
han rechazado el control hegemónico, en los luchadores sociales comprometidos con la
comunidad, en los religiosos que lidian por una espiritualidad desde cada persona y lejos del
control de la mafias eclesiásticas, en los líderes populares que siguen fieles a sus
movimientos y comunidades, en las mujeres madres solteras que crían a sus hijos y
mantienen los saberes y tradiciones femeninos y humanos, en los chicos de “la banda”,
jóvenes que forman comunidades alternativas y que se niegan a ser licenciados, contadores o
cajeros en un banco transnacional, en los inmigrantes que cultivan la tradición de su lengua,
de sus danzas, de su comida y que crean una nueva cultura híbrida llena de sentido humano
y sagrado, en los curanderos, en los campesinos, en los chamanes que conservan y rescatan
los saberes ancestrales y tradicionales, etcétera, etcétera.
Todo este hacer no implica volver a un pasado ideal, sino la re-construcción de un
presente y futuro en retro-progresión, es decir mirar y experienciar el pasado, la tradición
(retro) para desplegarse y progresar hacia un futuro posible y sagrado (Paniker 2000). El
mensaje fundamental de toda esta creatividad se vive desde una necesidad de articular y
considerar las cuatro dimensiones del ser humano (físico, emocional, mental y espiritual) en
un proceso que llamamos Activismo Social-Espiritual, el que nos permite crear los espacios
4
comunitarios y las acciones donde aterrizar lo que las personas y las comunidades decidan
como sus prioridades, es decir los espacios para las formas de vida alternativas. Estamos
ante la disyuntiva de decir: “me repienso y me des-pienso, abro una pausa como una
oportunidad para dar el paso hacia un bien-estar sostenible y sagrado”. Es un mensaje en el
sentido de que es una oportunidad histórica, un espacio donde la humanidad de forma clara
y poderosa puede retomar el misticismo, la acción y la razón, la sensibilidad, la conciencia y
convertir esto en una opción que transforma la vida en nuestro planeta. Este activismo
social-espiritual es la esencia de la ecología profunda y sagrada.
Nuestra propuesta se encamina precisamente en este sentido: coadyuvar a la creación
de espacios de transformación y de apoderamiento personal, de re-comunalización o com-
marcación (espacios de convivencia y acción comunitaria), a través de poner en práctica
procesos de creatividad sagrada y de ritualización, los cuales se articulan con procesos de
creatividad comunitaria para la transformación social desde una ecología profunda. Esta
praxis transformadora nos posibilita construir de forma sostenible alternativas al desarrollo
capitalista. Esta opción se construye retomando y recreando particularmente la cosmogonía
de nuestros antiguos pueblos aborígenes de esta parte de la Tierra y estableciendo un
diálogo entre las diversas sabidurías de los pueblos milenarios, los saberes locales
tradicionales y la ciencia ecologizada y sacralizada.
Atestiguamos desde nuestra propia experiencia de comarcación y co-construcción de
alternativas al desarrollo, que estos espacios y praxis eco-poéticas-rituales permiten abordar
de forma creativa y exitosa, problemas centrales de la convivencia social, tales como el
poder, la feminidad-masculinidad, la generación de saberes locales, los conflictos, los
procesos de cambio, la creatividad, la violencia y la depresión, la salud-enfermedad,
etcétera.
El reencuentro con la experiencia de lo sagrado -lo cual se vive en los rituales no
secularizados-, en convertir cada acto de nuestra vida cotidiana en un acto ritual conectado
con la organización global y planetaria, es central en la generación de los procesos de
transformación y de re-comunalización. El contacto con lo sagrado nos permite trascender el
sentido de separatidad (aislamiento) y acceder a lo “numinoso”, es decir a la profundidad de
la experiencia vital, de la relación con la naturaleza, con nosotros mismos y con nuestro
entorno.
4
Es lo que nos permite reintegrar la dimensión espiritual del ser humano, al mismo
tiempo que nos lleva a reajustarnos a los patrones de la naturaleza y restituir el ritmo hacia
nosotros mismos, hacia el entorno y hacia el cosmos, y de esta manera re-crear un pulso y
un ritmo comunitario, hacia un mundo posible: la utopía holística y sagrada de una
Transformación Social Espiritual.
Es quizás aquí un momento para agrupar algunos de los elementos que hemos
planteado en este texto. El punto de partida es la crisis como oportunidad que se está
presentando en este momento histórico a la humanidad y a cada persona a través de la Crisis
Planetaria Terminal. Esta crisis es percibida por cada uno de nosotros y no requiere de ser
sancionada y avalada por “expertos y políticos”. Pero para recibirla y entenderla requerimos
de detenernos y de hacernos preguntas y realizar una mirada profunda, experienciar nuevas
formas de vivir y percibir. Esto requiere de un tránsito de des-estructuración de creencias,
ideas y hábitos que realizamos mecánica e inconscientemente. Requiere de prácticas donde
nuestra vida comience a “ecologizarse”, es decir conectarse con la complejidad y sutileza
del mundo, de sus relaciones y patrones profundos y sagrados. Llamamos a esto “proceso
de auto-sanación salud-enfermedad”. Pero tal como hemos visto esto no significa tan sólo
entrar en las dinámicas individualistas de la terapia convencional o alternativa. Necesitamos
“ecologizar”, es decir conectar nuestra problemática y patología con el entorno y con lo que
estamos haciendo a la ecología interior y exterior. Podemos darnos cuenta que esto no tiene
sentido en un contexto aislado y egocéntrico, sino que requiere de campos de crianza
comunitarios. Desde este espacio de apoderamiento personal y comunitario, la conciencia y
la voluntad sagrada pueden iniciar el delicado y complejo proceso de regreso a nuestro lugar
proporcional como hijos de la Madre Tierra. El crecimiento y consolidación personal y
comunitaria, así como la dirección de esta transformación que cada persona y colectivo
llevaremos, será una decisión co-construida, local y proporcionalmente por cada comunidad.
4
A partir de dar inicio a este camino, las opciones, las oportunidades, los saberes, el
soporte y la fuerza comunitaria, todo esto comienza a construir opciones cada vez más reales
para una transformación profunda y sagrada hacia un mundo posible, hacia el reencuentro
con nuestra Madre Tierra: Tonantzin Tlalli.
o la escuela, colectivos que trabajen por el cambio de los sistemas humanos y empezar a
realizar cambios reales que están a nuestro alcance. Como ya dijimos esto requiere de
proceso de re-aprendizaje a través de comunidades de aprendizaje. Esto nos permite
reaprender a dirigirnos hacia otros porvenires menos agresivos y fatales. Estas comunidades
de transformación pueden articularse a aquellas comunidades de vida o eco-aldeas donde
existen personas con una basta experiencia de activismo social y de formas de vida
sostenibles. Estos colectivos normalmente forman parte de una extraordinaria red de
relaciones y recursos para la vida sostenible (http://es.geocities.com/rie_ecoaldeas/,
http://www.gen.org/).
La supervivencia exige revolucionar el devenir; para esto es necesario recobrar el
control de la velocidad de nuestros procesos, reducir la velocidad para evitar una explosión
por sobrecarga. La práctica real y cotidiana de este tipo de cambio se vive en la cotidianidad
en estas comunidades intencionales.
De esta manera tal vez podamos ver algún día al ser humano con una identidad,
alegría, seguridad, autonomía, responsabilidad, compromiso social y con una percepción
ecológica-cósmica. Quizás esto nos permita progresivamente recuperar nuestra
funcionalidad como especie en una armonía con el resto de seres vivos de nuestro planeta
azul Gaia, para que junto a los ríos, los mares y los bosques, la vida siga creciendo y
funcionando.
perenne trabaja y se re-genera desde una apertura hacia la valides y pertinencia de cualquier
sistema de conocimiento basado en una profunda experiencia, es ahistórica. Esa es la
connotación que se le da a la filosofía perenne.
Sin embargo, actualmente el rico misticismo de la filosofía perenne está tendiendo
puentes, se está abriendo al diálogo con lo que nosotros llamamos la nueva ciencia de la
complejidad. Y este diálogo se está dando porque existe una necesidad, porque existe una
“conspiración” porque existe una crisis planetaria. Estamos ante un parteaguas, ante una
situación cósmica y planetaria que no aguanta más, en la cual el ser humano, y eso lo dicen
muchos místicos, está llegando a cerrar un ciclo que se inició con la salida del paraíso,
cuando el ser humano fue arrojado a la conciencia de su propia vida. En este momento el ser
humano arrastrando a toda la comunidad viva, está llegando a un punto crítico de necesidad
de recambio, en el cual su existencia está cuestionada de manera brutal, pues es muy
probable que sean 20 a 30 años los que queden de vida a miles de especies y ecosistemas, al
a vida de Gaia así como la conocemos.
Se vive una imperiosa necesidad de unir las tres dimensiones del ser humano en una
cosa que le llamamos activismo social-espiritual, que plantea lo que vamos a hacer con este
don de auto-observarse. Estamos ante la disyuntiva de decir: me re-pienso y me des-pienso,
inclusive, en esta unión o confluencia entre lo místico con lo científico que es una
oportunidad para dar el paso. Es decir, no queremos quedarnos nada más en la alegoría.
Decir: qué bonito que se están uniendo ciencia y magia, sino para nosotros esto es un
mensaje que nos esta diciendo que por primera vez en la historia de la humanidad podemos
tomar el misticismo, la acción y la razón, y convertir esto en una opción que transforma la
vida en nuestro planeta, esto es lo que llamamos activismo social-espiritual y que es la
esencia de la ecología profunda y sagrada.
Es nuestra convicción que el principal objetivo de la ecología profunda-sagrada no es
más que, como dice Arne Naess12 (1995), hacerse las preguntas profundas y actuar desde la
humildad. Así de simple. Y no caer en la trampa que desde nuestro punto vista es en la caen
varios autores de la ecología profunda, y que es el querer definirla, ponerle límites, y sacar
de su interior a quienes no congenian. Hacerse las preguntas profundas sobre cuál es la
esencia de esta crisis planetaria que vivimos. Esa es la diferencia de la ecología profunda
12
Filósofo noruego principal representante de esta filosofía y que utiliza en 1972 por primera vez el termino
ecología profunda
5
(Deep Ecology) respecto a lo que Arne Naess critica, cuando propone a la ecología profunda
en contraposición a lo que él le llama ecología suave (Soft Ecology), que es lo que se estaba
gestando en los años setentas con el informe del Círculo de Roma “Los límites al
Desarrollo”, que es una investigación que hicieron durante muchos años un grupo de
economistas que se les denominaba, precisamente, el Círculo de Roma, y que da el primer
toque de alarma de que esta visión que nos habían vendido, del mundo ad infinitum
expandiéndose, la revolución industrial inacabable, la colonización de los planetas, el
establecimiento de un capitalismo infinito, tipo guerra de las galaxias. Se plantea entonces
que eso es absurdo y que ya en ese entonces empezaban a agotarse esos preceptos, el
capitalismo y la sociedad moderna estaban llegando al límite. Pero ¿cual es la respuesta que
se empieza a esbozar?, bueno, pues vamos a cuidar los arbolitos, vamos a tratar que las
ciudades no crezcan tanto, vamos a ser un poco más racionales, y Arne Naess, dice que lo
que pasa es que esto que están planteando los economistas, los antropólogos, los sociólogos,
los políticos, pues es una respuesta soft a un gran problema. Y dice, lo que tiene que haber
es una deep ecology. El problema del ser humano, a diferencia de lo que planteaba Marx que
todo se debía a una forma de organización política de la modernidad, él dice que el
problema del ser humano es de cómo se percibe a sí mismo y cómo construye su relación
con la naturaleza y ese problema tiene cuando menos 2 mil o 2 mil 500 años y comenzó con
los griegos. No es un problema de volver racional a la sociedad moderna, es un problema de
reconstruir a esta sociedad y sus factores interiores (Naess, 1995).
6.8 El ecofeminismo
A finales de los años setenta, sobre todo en los años ochenta, surge el ecofeminismo, que
viene a sinergizar y a potenciar de una manera fabulosa la ecología profunda porque le da lo
que nosotros consideramos le falta, pues el problema profundo es el de un antropocentrismo
y las ecofeministas dicen, sí y no. El problema no es de antropocentrismo, es de
androcentrismo13, es la construcción de una sociedad patriarcal que surgió hace 5 mil años.
Se empiezan hacer investigaciones y existen algunas evidencias que muestran que de cinco
13
Enfoque unilateral que toma al varón / hombre como medida de todas las cosas.
5
mil años para atrás no hay guerra, violencia sistemática, secularización y separaciones de los
saberes, existencia de sacerdotes como los conocemos. Por esas fechas es cuando se cambia
de las diosas madres, de la fecundidad, las diosas sagradas del placer, una visión lúdica y
hedonista, un monismo con la naturaleza, a los grandes dioses (andromórficos) guerreros,
dominadores y es ahí donde surge el problema central del ser humano (Adams, 1996).
El otro gran componente de la ecología profunda es lo que se llama la ecojusticia que
es el componente más fuertemente social, pues como lo dice Leonardo Boff, el grito de la
tierra es también el grito de los pobres, es el grito de la dominación.
Se trata entonces de ponderar a las personas desde la comunidad, que es la esencia de la
ecología profunda, cuyo elemento fundamental es la recomunalización. Pienso en Ivan
Illich, que para nosotros es uno de los más grandes ecologistas profundos, porque lo que
dice es que si no construimos una sociedad convivencial, si no recuperamos el arte de la
proporcionalidad la pasaremos mal.
Otro de los hombres que influyó mucho en todo esto es Schumager que era uno de
los consultores más importantes del imperio británico para cuestiones de economía en Asia.
Estuvo en la India y estudio el budismo y luego regresó a Inglaterra en los sesentas y
escribió un libro famosísimo que se llama “Small is beatiful”(1973), “Lo pequeño es
hermoso”, en donde define una economía de dimensión humana, muy en el sentido de la
ecología profunda pero con el interés de qué hacer en la economía, en la tecnología, en la
salud…e Ivan Illich empieza a participar en los años noventa en esos foros, y ahí tiene una
acogida que nunca había tenido en ningún otro lugar. Porque Ivan Illich no quedaba en el
comunismo, pues él era un crítico feroz de las instituciones, la herramienta es un concepto
fundamental de su crítica, donde entra tanto el poder capitalista como el socialista. Tampoco
está dentro de la espiritualidad porque es un tipo muy comprometido con el qué hacer y a la
espiritualidad en ese momento no le interesa por lo menos al exterior. La intelectualidad o la
academia, peor, lo aborrecían, él tiene un libro que se llama “La sociedad descolarizada”,
habla lo que desde mi punto de vista yo defino como la investigación comunitaria, o sea…
no tenía quien lo entendiera.
5
14
El concepto de la lattice considera que la estructura fundamental del espacio es una red o matriz energética
hipercompleja de absoluta coherencia y total simetría. A esta red se le denomina lattice y se considera que en
su estado fundamental contribuye al espacio mismo omniabarcante y penetrado de todo lo conocido.
La lattice permanece totalmente invisible hasta que alguna de sus porciones (por cualquier causa)
altera su estado de coherencia. Una partícula elemental es precisamente una desorganización elemental de la
lattice en cualquiera de sus localizaciones. Cualquier átomo o compuesto químico es una particular
conformación estructural de la lattice con respecto a su estado fundamental de máxima coherencia.
5
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