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Id Cendoj: 28079370062010100339
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Madrid
Sección: 6
Nº de Recurso: 30/2009
Nº de Resolución: 219/2010
Procedimiento: PROCEDIMIENTO ORDINARIO
Ponente: JULIAN ABAD CRESPO
Tipo de Resolución: Sentencia

ROLLO DE SALA Nº 30/2009

SUMARIO Nº 1/2009

JUZGADO DE INSTRUCCIÓN Nº 3 DE ALCALÁ DE HENARES (MADRID)

SENTENCIA Nº 219/2010

AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID

SECCIÓN SEXTA

Ilustrísimos Señores

Presidente

D. PEDRO JAVIER RODRÍGUEZ GONZÁLEZ PALACIOS

Magistrados

D. FRANCISCO JESÚS SERRANO GASSENT

D. JULIÁN ABAD CRESPO

En Madrid, a 12 de mayo de 2010.

Vista en juicio oral y público, ante la Sección Sexta de esta Audiencia Provincial de Madrid, la
presente causa, seguida como Rollo de Sala nº 30/2009, por delitos de homicidio y otros, dimanante del
Sumario nº 1/2009 del Juzgado de Instrucción nº 3 de Alcalá de Henares (Madrid), contra el procesado
Hermenegildo , natural de Alcalá de Henares (Madrid), nacido el día 5-6-1983, hijo de Vidal y Socorro, sin
antecedentes penales, en prisión provisional por esta causa, representado por la Procuradora doña Gema
Fernández-Blanco Sanmiguel y defendido por la Abogada doña Milagros Vergara Medina, contra el
procesado Pedro , con Documento Nacional de Identidad nº NUM000 , natural de Alcalá de Henares
(Madrid), nacido el día 15-2-1979, hijo de Vidal y Socorro, sin antecedentes penales, en libertad provisional
por esta causa, representado por la Procuradora doña Gema Fernández-Blanco Sanmiguel y defendido por
el Abogado don Emilio José Rodríguez Marqueta, contra la procesada María , con Documento Nacional de
Identidad nº NUM001 , natural de Nava de Ricomalillo, nacida el día 11-8-1955, hija de Ramón y Francisca,
sin antecedentes penales, en libertad provisional por esta causa, representada por el Procurador don
Manuel Martínez de Lejarza y Ureña y defendida por el Abogado don Pedro Bernardo Prada Garrudo,
contra la procesada Vicenta , mayor de edad, sin antecedentes penales, en libertad provisional por esta
causa, representada por el Procurador don Manuel Martínez de Lejarza y Ureña y defendida por el Abogado
don Pedro Bernardo Prada Garrudo, contra el procesado Luis Enrique , con Documento Nacional de
Identidad nº NUM002 , mayor de edad, sin antecedentes penales, en libertad provisional por esta causa,
representado por el Procurador don Manuel Martínez de Lejarza y Ureña y defendido por el Abogado don
Pedro Bernardo Prada Garrudo, y contra el procesado Adolfo , con Documento Nacional de Identidad nº
NUM003 , mayor de edad, sin antecedentes penales, en libertad provisional por esta causa, representado

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por el Procurador don Manuel Martínez de Lejarza y Ureña y defendido por el Abogado don Pedro Bernardo
Prada Garrudo, con la intervención del MINISTERIO FISCAL en la representación que por Ley le
corresponde, así como doña Carolina y don Cayetano , como acusación particular, representados por la
Procuradora doña Carolina Pérez Sauquillo y dirigidos por el Abogado don Ángel Merchén Fernández,
siendo Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado de la Sección don JULIÁN ABAD CRESPO, quien expresa el
parecer de la Sala, habiendo quedado el juicio visto para sentencia el día 6 de mayo de 2010.

I. ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- El Ministerio Fiscal, en sus conclusiones definitivas, calificó los hechos de autos como
constitutivos de un delito de robo con violencia en grado de tentativa de los arts. 237, 242.1, 16.1 y 62 del
Código Penal , de un delito de lesiones del art. 147.1 del Código Penal , de un delito de homicidio intentado
de los arts. 138, 16.1 y 62 del Código Penal , de una falta de maltrato del art. 617.2 del Código Penal y de
un delito de atentado de los arts. 550 y 551 del Código Penal, considerando coautores del primer delito a los
seis procesados antes citados, del segundo delito a los procesados Pedro , Adolfo y Luis Enrique , autor del
tercer delito al procesado Hermenegildo , autor de la falta al procesado Pedro y coautores del cuarto delito a
los procesados Hermenegildo y Pedro , concurriendo la agravante de abuso de superioridad del art. 22.2ª
del Código Penal para los procesados Pedro , Adolfo y Luis Enrique en la comisión del delito de lesiones y
sin la concurrencia de circunstancias modificativas de responsabilidad criminal en el resto de los
procesados, solicitando se impusiera la procesada Vicenta la pena de un año y seis meses de prisión con
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, a la procesada
María la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio
pasivo durante el tiempo de la condena, al procesado Pedro la pena de un año y seis meses de prisión con
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de
robo, la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio
pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de lesiones, la pena de treinta días de multa a razón de
doce euros diarios con la responsabilidad personal subsidiaria del art. 53 del Código Penal por la falta y la
pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo
durante el tiempo de la condena por el delito de atentado, al procesado Hermenegildo la pena de un año y
seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la
condena por el delito de robo, la pena de siete años y seis meses de prisión con la inhabilitación especial
para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, prohibición de acercarse a menos de
mil metros a Carolina , a su domicilio, lugar de trabajo y a cualquier otro que frecuente y comunicarse con
ella por cualquier medio por un periodo de tiempo superior a diez años a la pena de prisión por el delito de
homicidio intentado y a la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el
derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de atentado, al procesado Adolfo a
la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo
durante el tiempo de la condena por el delito de robo y a la pena de un año y seis meses de prisión con
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de
lesiones, y al procesado Luis Enrique a la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de robo y a la pena
de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el
tiempo de la condena por el delito de lesiones, con imposición de costas a todos ellos, así como que los
procesados Pedro , Adolfo y Luis Enrique indemnicen conjunta y solidariamente a Cayetano en 1.500 euros
por las lesiones y 1.200 euros por las secuelas, con los intereses del art. 576 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil , y que el procesado Hermenegildo indemnice a Carolina en 1.500 euros por lesiones y 3.000 euros por
secuelas y a C.C.Carrefour en la cantidad que se determine en ejecución de sentencia por la rotura del
cristal del extintor, con los intereses del art. 576 de la Ley de Enjuiciamiento Civil .

SEGUNDO.- La acusación particular concluyó definitivamente calificando los hechos como


constitutivos de seis delitos de robo con violencia en grado de tentativa de los arts. 237, 242.1, 16.1 y 62 del
Código Penal, de tres delitos de lesiones del art. 147.1 del Código Penal , de un delito de homicidio
intentado de los arts. 138, 16.1 y 62 del Código Penal , de una falta de maltrato del art. 617.2 del Código
Penal y de dos delitos de atentado de los arts. 550 y 551 del Código Penal , considerando al procesado
Hermenegildo autor de los delitos de robo, homicidio y atentado, al procesado Pedro de los delitos de robo,
lesiones y atentado y de la falta, a los procesados Adolfo y Luis Enrique de los delitos de robo y lesiones, y
a las procesadas Vicenta y María de los delitos de robo, concurriendo la agravante de abuso de
superioridad del art. 22.2ª del Código Penal en la comisión del delito de lesiones, solicitando se impusiera la
procesada Vicenta la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, a la procesada María la pena de un año y seis meses de
prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, al
procesado Pedro la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de robo, la pena de dos años de prisión con

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inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de
lesiones, la pena de treinta días de multa a razón de doce euros diarios con la responsabilidad personal
subsidiaria del art. 53 del Código Penal por la falta y la pena de un año y seis meses de prisión con
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de
atentado, al procesado Hermenegildo la pena de un año y seis meses de prisión con inhabilitación especial
para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de robo, la pena de siete
años y seis meses de prisión con la inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el
tiempo de la condena, prohibición de acercarse a menos de mil metros a Carolina , a su domicilio, lugar de
trabajo y a cualquier otro que frecuente y comunicarse con ella por cualquier medio por un periodo de
tiempo superior a diez años a la pena de prisión por el delito de homicidio intentado y a la pena de un año
y seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de
la condena por el delito de atentado, al procesado Adolfo a la pena de un año y seis meses de prisión con
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de
robo y a la pena de dos años de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo
durante el tiempo de la condena por el delito de lesiones, y al procesado Luis Enrique a la pena de un año y
seis meses de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la
condena por el delito de robo y a la pena de dos años de prisión con inhabilitación especial para el derecho
de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena por el delito de lesiones, con imposición de costas a
todos ellos, así como que los procesados Pedro , Adolfo y Luis Enrique indemnicen conjunta y
solidariamente a Cayetano en 1.500 euros por las lesiones y 1.200 euros por las secuelas, con los intereses
del art. 576 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , y que el procesado Hermenegildo indemnice a Carolina en
1.500 euros por lesiones y 3.000 euros por secuelas, con los intereses del art. 576 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil .

TERCERO.- La defensa del procesado Hermenegildo , en igual trámite, concluyó definitivamente no


considerando a su defendido autor de delito alguno al no haber participado en los hechos que se le imputan,
no procediendo se le imponga pena alguna. Alternativamente, consideró a su defendido autor de un delito
de lesiones del art. 147.1 del Código Penal , con la atenuante de embriaguez como muy cualificada del art.
20.2ª en relación con el art. 21.1ª del Código Penal , interesando la imposición de la pena de tres meses de
prisión y la absolución por los demás delitos.

CUARTO.- La defensa del procesado Pedro concluyó definitivamente no considerando a su defendido


autor de delito alguno al no haber participado en los hechos que se le imputan, no procediendo se le
imponga pena alguna.

QUINTO.- La defensa de los procesados María , Vicenta , Luis Enrique y Adolfo concluyó
definitivamente interesando la absolución de todos sus defendidos.

II. HECHOS PROBADOS

Los procesados Hermenegildo , Luis Enrique , Adolfo , Pedro , María y Vicenta , todos mayores de
edad y sin antecedentes penales, miembros de la misma familia, se personaron juntos, con otros con otros
de sus familiares, en el centro comercial CARREFOUR sito en la calle Federico García Lorca de la localidad
de Alcalá de Henares, en la provincia de Madrid, sobre las 17.50 horas del día 22 de diciembre de 2008,
accediendo juntos al interior del establecimiento, donde estuvieron cogiendo diversos objetos de los
expuestos para su venta en los estantes del comercio, cargándolos en los carros del establecimiento
dispuestos para tal menester; llevando Vicenta un carro de niño, en el que María introdujo un paquete en el
que se contenía un producto cárnico que había cogido de la carnicería del centro comercial, cubriendo el
paquete con una manta, y al salir juntas por la línea de cajas, llevando Vicenta el carrito, no presentaron a la
cajera el paquete antes indicado, sino que traspasaron la línea de cajas con el paquete escondido en el
carro del niño bajo la manta. Nada más traspasar la indicada línea de cajas, los vigilantes de seguridad del
establecimiento, Cayetano y Carolina , que habían sido avisados por una compañera, encargada del control
del establecimiento a través de cámaras de seguridad, de que el paquete iba escondido en el carro del niño,
pidieron a Vicenta que les permitiera examinar lo que se guardaba en dicho carro, encontrando el paquete
de carne, manifestando acto seguido María que pagaba dicho paquete, por lo que se dirigió hacia la caja
para hacerlo así, entablándose una discusión entre Carolina y María al indicar la primera a la segunda que
tenía que dejar el paquete en la caja para saber su precio, lo que provocó que el procesado Hermenegildo
se abalanzara sobre Carolina con una navaja en la mano, y con la intención de causarle la muerte, se la
clavara tres veces: una en el tercio medio de la espalda, otra en la mama izquierda y otra en el ángulo
mandibular izquierdo; empujando a Carolina , al tiempo que la agredía, contra un extintor que estaba
colgado de la pared, colisionando Carolina con el mismo, rompiéndose el cristal de tal aparato. Al tiempo en
que Carolina estaba siendo atacada por Hermenegildo , otro varón del grupo familiar de los procesados se
acercó a Carolina y le propinó un puñetazo en la cara. Al tiempo que Carolina estaba siendo agredida por el

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procesado Hermenegildo , varias personas del grupo familiar de los procesados se abalanzaron sobre
Cayetano , propinándole una pluralidad de patadas y puñetazos por diferentes partes de su cuerpo.
Procediendo los procesados y los demás miembros de su familia presentes en el lugar a marcharse del
centro comercial tras las agresiones a Carolina y Cayetano , huyendo del lugar a bordo de diversos
vehículos a motor con los que habían llegado al centro comercial.

Momentos después, agentes de la Policía Local de Alcalá de Henares lograron interceptar la


furgoneta en la que huían los procesados Hermenegildo y Pedro , junto con otros miembros de su familia;
conduciendo dicho vehículo Hermenegildo ; quien al ver interceptada su trayectoria por los vehículos
policiales, realizó maniobras de marcha hacia delante y hacia atrás para intentar huir, sin conseguirlo. El
procesado Pedro , ante la intervención de los policías locales, les manifestó que ellos también tenían pistola
y que les iba a pegar un tiro.

Como consecuencia de los golpes con la navaja sufridos por Carolina , ésta sufrió lesiones
consistentes en herida punzocortante en tercio medio de la región dorsal de tres centímetros de ancho y dos
centímetros de profundidad, herida cortante de menos de un centímetro en ángulo mandibular izquierdo y
erosión-excoriación en mama izquierda. Las indicadas lesiones se causaron en zonas vitales por la
proximidad de la médula espinal a la región dorsal, la existencia de vasos carotídeos y yugulares en la
región mandibular y la existencia de grandes vasos y el corazón en la región mamaria. La curación de
dichas lesiones precisó de sutura quirúrgica. El tiempo de curación fue de quince días, implicando
impedimento para ocupaciones habituales de la lesionada durante el mismo tiempo. Quedando como
secuelas: cicatriz en hemicara izquierda, lineal, de un centímetro de longitud, hipercrómica y endurecida;
cicatriz a nivel inframamario izquierdo, en zona medio lateral externa, de un centímetro de longitud y
endurecida; cicatriz acordonada a nivel dorsal, en las zonas media y central, de un centímetro de longitud,
hipercrómica y con disestesias; y dificultades en la conciliación del sueño.

Los golpes sufridos por Cayetano le ocasionaron lesiones consistentes en traumatismo


craneoencefálico leve, herida incisocontusa en arco supraciliar izquierdo, excoriación en puente nasal y
cefalohematoma en zona temporo-parietal derecha con excoriación. Dichas lesiones tardaron en curar
quince días, impidiendo el mismo tiempo al lesionado para sus ocupaciones habituales. Fue precisa para la
curación de tales lesiones la aplicación de sutura en la herida incisocontusa, así como tratamiento
sintomático consistente en la administración de analgésicos. Quedando como secuelas: cicatriz
hipercrómica en arco supraciliar izquierdo de medio centímetro y cicatriz tipo mácula hipercrómica a nivel
del puente nasal de un centímetro.

III. FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- Los hechos que se han declarado probados precedentemente en esta sentencia se han
tenido por acreditados al apreciarse en conciencia por este Tribunal las pruebas practicadas, mereciéndose
que se destaquen las consideraciones que se expresan seguidamente.

La llegada y presencia al centro comercial de todos los procesados ha quedado indubitadamente


acreditada por las propias declaraciones en el juicio oral de los procesados Pedro , María y Hermenegildo .

La declaración en el juicio oral de la procesada María acreditó directa y claramente que ella puso en
el carrito de niño que llevaba la procesada Vicenta el paquete con la carne. Acreditando también
directamente los testimonios en juicio oral de Carolina y Cayetano que dicho paquete iba efectivamente en
el carro del niño, oculto bajo una manta, cuando ya había traspasado la línea de cajas, negando las
procesadas que llevaran dicho paquete cuando le preguntaron sobre ello Carolina y Cayetano . Asimismo, el
testimonio en juicio oral de Genoveva , empleada del centro comercial encargada del control del
establecimiento a través de las cámaras de vigilancia, acreditó directamente que el paquete de carne fue
introducido en el carrito del niño.

Los testimonios en juicio oral de Carolina y Cayetano acreditaron directamente que las procesadas
María y Vicenta fueron sorprendidas cuando habían pasado la línea de cajas, recuperándose en ese
momento el paquete de carne que llevaban oculto en el carro del niño, aceptando María la obligación de
pagar en la caja el precio del paquete, empezando la discusión cuando le dijeron que tenía que dejar el
artículo en la caja para saber su precio.

El testimonio en juicio oral de Carolina constituyó prueba directa, contundente y clara de que,
inmediatamente después de iniciarse su discusión con la procesada María , un varón se dirigió rápidamente
hacia ella, con una navaja en la mano, clavándosela tres veces, en la espalda, en el cuello y en el pecho.
Hecho que es igualmente acreditado directamente por el testimonio en juicio oral de Genoveva , quien

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manifestó haber visto a un varón llevar algo en la mano, y dar a Carolina en el cuello, en el costado y en la
espalda. Corroborándose la agresión relatada por Carolina por el parte de lesiones, el informe de urgencias
y los informes médico-forenses obrantes en el sumario, respectivamente a los folios 34, 70, 73 y 163, en
relación con las declaraciones prestadas en el juicio oral por las Médicos Forenses, que acreditan
objetivamente las lesiones sufridas por Carolina , siendo a destacar el criterio de las indicadas peritos
expresado en el juicio oral acerca de que las heridas sufridas por Carolina presentaban características
propias de haber sido causadas por arma blanca u objeto similar. Y si bien ha quedado acreditado que el
cristal del extintor resultó fracturado al chocar contra él Carolina de espaldas, la lógica de las cosas permite
aventurar la hipótesis de que la lesión de la espalda pudiera haber sido causada por un cristal, pero no la
del cuello y mucho menos la del pecho, por lo que es racional otorgar absoluta credibilidad a los testigos
antes citados cuando mantienen que los golpes con la navaja fueron los causantes de las lesiones sufridas
por Carolina .

La identificación indubitada del procesado Hermenegildo como autor de la agresión con navaja
sufrida por Carolina se produce por la declaración del propio procesado en el juicio oral al venir éste a
reconocer que vio a su madre discutir con la vigilante y que se entabló entre él y dicha vigilante un forcejeo,
llegando a lanzarla contra el extintor, viendo que acto seguido la vigilante tenía sangre en el cuello,
marchándose el procesado del lugar cuando vio la sangre. Es decir, el procesado Hermenegildo viene a
reconocer que agredió a Carolina , aunque no admite algunas de las circunstancias concretas de la
agresión. Debe señalarse que el hecho, acreditado en la causa, de que el procesado Hermenegildo fuera
detenido breves momentos después de ocurridos los hechos, a unos trescientos metros del centro
comercial, sin encontrar en su poder ninguna navaja, no desvirtúa el valor probatorio de las pruebas antes
destacadas en relación con la acreditación de la agresión con navaja que el procesado Hermenegildo llevó
a cabo sobre Carolina pues el procesado tuvo tiempo y ocasión más que suficientes para desprenderse de
tal arma en el recorrido realizado y en el tiempo transcurrido desde la agresión hasta su detención.

En cuanto a la intención que guiaba al autor de la agresión con la navaja, que en esta sentencia se
considera acreditado que era la de causar la muerte a la agredida, se ha llegado a tal conclusión siguiendo
los criterios establecidos por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, reflejada en la sentencia de 30 de
marzo de 2006 , para la valoración de los indicios sobre tal intención. Así, para afirmar la existencia del
ánimo propio del delito de homicidio, deben tenerse en cuenta los datos existentes acerca de las
relaciones previas entre agresor y agredido; del comportamiento del autor antes, durante y después de la
agresión, lo que comprende las frases amenazantes, las expresiones proferidas, la prestación de ayuda a la
víctima y cualquier otro dato relevante; del arma o de los instrumentos empleados; de la zona del cuerpo a
la que se dirige el ataque; de la intensidad del golpe o golpes en que consiste la agresión, así como de las
demás características de ésta; de la repetición o reiteración de los golpes; de la forma en que finaliza la
secuencia agresiva; y, en general de cualquier otro dato que pueda resultar de interés en función de las
peculiaridades del caso concreto; siendo de especial interés a estos efectos el arma empleada, la forma de
la agresión y el lugar del cuerpo al que ha sido dirigida. Pues bien, en el caso que nos ocupa, la agresión se
llevó a efecto con un arma blanca, como es una navaja, objeto de evidente capacidad para causar lesiones
letales si se clava en zonas corporales donde se encuentran órganos esenciales para la vida; se llevaron a
cabo tres golpes o agresiones individualizadas, causando las correspondientes tres heridas; los golpes o
agresiones se dirigieron a zonas corporales de la agredida donde se ubican órganos esenciales para la
vida, cuya lesión podría causar irremediablemente la muerte, como son la médula espinal, los vasos
carotideos y yugulares y el corazón, siendo la existencia de tales órganos de conocimiento general para la
ciudadanía; la modalidad del ataque, sorpresivo y rápido, cuando la agredida se encontraba discutiendo con
la procesada María , suponía objetivamente una situación que limitaba sobremanera la capacidad de
defensa por la agredida y poder evitar la eventual gravedad de las lesiones; y, por último, el procesado
Hermenegildo se ausentó precipitadamente del lugar de la agresión, una vez que conoció que la agredida
sangraba por el cuello, desinteresándose totalmente por ella, sin prestarle ningún tipo de atención,
asistencia o ayuda. Por todo ello, valorando unos indicios con otros, complementándose entre sía, este
Tribunal considera acreditado de forma indubitada que el procesado Hermenegildo agredió a Carolina con la
intención de causarle la muerte.

Los testimonios en juicio oral de Carolina y Genoveva constituyeron pruebas directas que de que un
varón, al tiempo de estar siendo agredida Carolina por el procesado Hermenegildo , le propinó un puñetazo
en la cara, sin causarle lesión. Si bien no aparece practicada en el juicio oral prueba alguna sobre la
identificación del varón que en concreto llevó a cabo la indicada agresión.

Los testimonios en juicio oral de Cayetano y Genoveva constituyeron pruebas directas de que varias
personas agredieron conjuntamente a Cayetano , propinándole diversos golpes; corroborándose dichas
pruebas sobre la indicada agresión por el parte de lesiones y los informes de sanidad médicos-forenses,
obrantes en el sumario a los folios 26, 74 y 164; acreditando estos últimos informes el tratamiento que

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dichas lesiones precisaron para curar. Ahora bien, en el juicio oral no se practicó prueba alguna acreditativa
de la identificación de las concretas personas que llevaron a cabo la agresión.

Las pruebas practicadas en el juicio oral sobre las circunstancias del supuesto intento de atropello a
un policía local por parte del procesado Hermenegildo , que se relata en el escrito de acusación formulado
por el Ministerio Fiscal, son confusas y contradictorias. Las únicas pruebas practicadas sobre tal hecho
fueron las declaraciones del propio procesado citado, del Policía Local NUM004 y del Policía Local NUM005
. El primero negó que arremetiera contra el policía. El segundo relató las circunstancias del supuesto intento
de atropello expresando que ocurrió al dar marcha atrás el vehículo conducido por el procesado. Mientras
que el tercero mantuvo que el intentó de atropello tuvo lugar al realizar el vehículo maniobra de marcha
adelante. Con tal bagaje probatorio, este Tribunal alberga dudas acerca de lo realmente ocurrido en relación
con el supuesto intento de atropello y de las concretas circunstancias del mismo de uno de los policías que
se relata en el escrito de acusación del Ministerio Fiscal, siendo a destacar que el desconocimiento de las
circunstancias concretas de los hechos impiden además valorar la intencionalidad que pudiera inferirse de
los concretos hechos externos ejecutados.

El testimonio en juicio oral del Policía Local NUM005 acreditó directamente que el procesado Pedro ,
cuando se produjo la intervención policial con el vehículo conducido por el procesado Hermenegildo ,
manifestó a los policías que ellos, en referencia a los indicados procesados, también tenían pistola y que le
iba a pegar un tiro.

Las pruebas practicadas no han acreditado que ninguno de los procesados, y más en concreto, el
procesado Hermenegildo estuviera bajo los efectos de una intoxicación etílica cuando tuvieron lugar los
hechos enjuiciados en la presente sentencia. A tales efectos, debe señalarse que si bien el indicado
procesado mantuvo que estaba borracho, tal circunstancia debe descartarse a la vista de las declaraciones
en el juicio oral de los testimonios contestes de Cayetano y de los Policías Locales NUM006 , NUM004 ,
NUM007 y NUM005 , quienes mantuvieron que no observaron síntomas de embriaguez en los procesados.
Debe tenerse en cuenta que este Tribunal otorga mayor credibilidad a los testigos que a las declaraciones
del procesado ya que éste tiene un evidente interés en la acreditación de la intoxicación etílica para
conseguir con ello una atenuación en su responsabilidad penal por el delito cometido, por lo que es lógico
entender que existe un alto riesgo de que el procesado pudiera mentir, sin que tal riesgo resulte mitigado
por la ley mediante la amenaza de sanción en caso de faltar a la verdad ya que el procesado viene
amparado por el derecho constitucional a no confesarse culpable, mientras que los indicados testigos
carecen de interés personal en la acreditación de la intoxicación etílica, además de poder incurrir en delito
de falso testimonio en caso de mentir.

Por último, las lesiones y secuelas sufridas por Carolina y Cayetano , así como el tiempo que tardaron
en curar, el impedimento que supusieron para las ocupaciones habituales y el tratamiento que precisaron,
quedan acreditados por los informes médico-forenses obrantes en la causa a los folios 73, 74, 163 y 164 del
sumario.

SEGUNDO.- Los hechos declarados probados son constitutivos de un delito de homicidio en grado
de tentativa de los arts. 138 y 16.1 del Código Penal ; delito que, según la descripción de la conducta
prevista en tales preceptos, se comete cuando una persona, guiada por la intención o ánimo de matar a
otra, ejecuta hechos exteriores directamente encaminados a la consecución de tal propósito, realizando
todos o parte de los actos que objetivamente deberían producir el resultado perseguido, pero, sin embargo,
éste no se produce por causas independientes de la voluntad del autor del delito. Tal calificación
jurídico-penal es aplicable a los hechos que se declaran probados en la presente sentencia, siendo ello así
por cuanto que el procesado Hermenegildo causó lesiones a Carolina , con la intención de matarla, si bien
no consiguió su propósito por causa independiente de su voluntad, al no afectar las lesiones efectivamente
causadas a órganos vitales.

TERCERO.- Los hechos declarados probados no son constitutivos de delito de robo alguno. El
Ministerio Fiscal formula acusación por un delito de robo con violencia en grado de tentativa de los arts. 237,
242.1 y 16.1 del Código Penal . La acusación particular califica en los mismos términos los hechos, aunque
considera cometidos seis delitos de tal clase. Para la correcta subsunción de los hechos en el delito de robo
sería necesario que los actos de violencia que se describen en el apartado de hechos probados de esta
sentencia se hubieren ejercido antes de la consumación del delito, es decir, antes de que los autores del
delito hubieran conseguido obtener la disponibilidad de lo sustraído, y que la violencia o intimidación se
hubieran ejercido como medio para conseguir tal disponibilidad (Cf. STS 2ª 18-4-2002 y 14-11-2003 , entre
otras). Lo que no sucede en el caso que nos ocupa en el que las pruebas practicadas han acreditado que la
sustracción del paquete con la carne fue descubierta por el servicio de seguridad del centro comercial
cuando las procesadas María y Vicenta habían traspasado la línea de cajas, obligándoles los vigilantes de

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seguridad a devolver o pagar el indicado producto, aceptando la procesada María abonar el precio, si bien
entabló una discusión con los vigilantes, siendo tal discusión la que motivó las agresiones a los vigilantes de
seguridad, sin relación de causalidad entre las agresiones y el apoderamiento del producto cárnico o la
consecución de la disponibilidad de tal producto por los procesados.

CUARTO.- Los hechos declarados probados son constitutivos de una falta de hurto en grado de
tentativa de los arts. 623.1, 15.2 y 16.1 del Código Penal . Tal falta viene constituida por la conducta de las
procesadas María y Vicenta , al apoderarse María del producto cárnico que ocultó en el carro de niño que
llevaba Vicenta y que ésta pasó por la línea de cajas sin abonar el precio del mismo. Conducta que debe ser
calificada en tales términos por cuanto supone un apoderamiento material de una cosa mueble ajena, sin la
voluntad del dueño de la misma, no constando su valor, pero que es estimable en menos de cuatrocientos
euros, sin que las procesadas llegaran a conseguir la libre disponibilidad del producto cárnico por causa
independiente de su voluntad al verse sorprendidas por los empleados de seguridad del centro comercial.

Debiéndose señalar que la calificación jurídico-penal de los hechos como falta intentada de hurto, con
la consecuente condena por tal infracción penal, no implica vulneración alguna del principio acusatorio a
pesar de que no se ha formulado acusación específica por la indicada falta. A tales efectos debe tenerse en
cuenta que, conforme a la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, de la que sirve de ejemplo la
sentencia 23 de abril de 2003 , el principio acusatorio implica que nadie puede ser condenado por cosa
distinta de la que se le ha acusado y de la que, en consecuencia, no ha podido defenderse de modo
contradictorio; por lo que al Juez o Tribunal sentenciador no le está permitido excederse de los términos del
debate tal como han sido formulados por la acusación y la defensa, lo cual significa en última instancia que
ha de existir siempre correlación entre la acusación y el fallo de las sentencias; en consecuencia, fijada la
pretensión, el Juzgador está vinculado a los términos de la acusación con un doble condicionamiento,
fáctico y jurídico; desde la primera de las perspectivas la congruencia exige que ningún hecho o
acontecimiento que no haya sido delimitado por la acusación como objeto para el ejercicio de la pretensión
punitiva, sea utilizado para ser subsumido como elemento constitutivo de la responsabilidad penal, siempre
y cuando se trate de una variación sustancial, pues el Juzgador conserva un relativo margen de autonomía
para fijar los hechos probados de conformidad con el resultado de los medios de prueba incluyendo
aspectos circunstanciales siempre que no muten la esencia de lo que fue objeto de controversia en el
debate procesal; por lo que se refiere a la calificación jurídica, el Juzgador está vinculado también a la
sustentada por la o las acusaciones; ahora bien, el Juez puede condenar por un delito distinto que el
sostenido por la acusación o acusaciones siempre y cuando se trate de un delito homogéneo con el que fue
objeto de acusación y siempre y cuando no implique una pena de superior gravedad, por lo que la condena
por delito distinto de aquel o aquellos que se formularon en la pretensión acusatoria sólo es
constitucionalmente posible si se dan dos circunstancias: una es la identidad del hecho punible, de forma
que el mismo hecho señalado por la acusación, que se debatió en el juicio contradictorio y que se declaró
probado en la sentencia de instancia, constituya el supuesto fáctico de la nueva calificación declarada en la
sentencia condenatoria, y la segunda condición es que ambos delitos, el que sustentó la acusación y el
considerado como más correcto por el Tribunal sentenciador en la sentencia sean homogéneos, es decir,
tengan la misma naturaleza, porque el hecho que configura los tipos correspondientes sea sustancialmente
el mismo o porque exista identidad del bien o interés protegido en cuanto hay una porción del acaecer
concreto o histórico común en la calificación de la acusación y en la de la sentencia; actuando en todo caso,
como límite infranqueable en el momento de dictar sentencia, el que al Juez le está vedado calificar los
hechos de manera que integren un delito penado más gravemente si este agravamiento no fue sostenido en
juicio por la acusación, ni imponer una pena mayor que la que corresponda a la pretensión acusatoria fijada
en las conclusiones definitivas, dado que se trata de una pretensión de la que no pudo defenderse el
acusado. En el presente caso es evidente que la calificación jurídica de los hechos como falta intentada de
hurto es más benigna que la calificación jurídica de los hechos como delito de robo con violencia en grado
de tentativa, llevando aparejada aquélla una pena mucho más leve que éste; tratándose de infracciones
penales homogéneas por cuanto que el bien jurídico protegido en el mismo (el patrimonio), siendo los
hechos típicos del hurto la base del delito de robo, calificándose éste cuando a la conducta típica del hurto
se le añade el empleo de violencia o intimidación en las persona o la fuerza en las cosas.

QUINTO.- Los hechos declarados probados son constitutivos de un delito de lesiones del art. 147.1
del Código Penal ; delito que se comete por el que, por cualquier medio o procedimiento, causa a otro una
lesión que menoscaba su integridad corporal o su salud física o mental, siempre que la lesión requiera
objetivamente para su sanidad, además de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico o
quirúrgico, no considerándose tratamiento médico la simple vigilancia o seguimiento facultativo del curso de
la lesión. Siendo así que en el presente caso ha quedado acreditada la agresión por varias personas a
Cayetano , sufriendo éste a consecuencia de dicha agresión diversas lesiones, precisando para la curación
de alguna de dichas lesiones la aplicación de puntos de sutura, siendo reiterada la Jurisprudencia de la Sala
de lo Penal del Tribunal Supremo que considera a la sutura como tratamiento quirúrgico a los efectos de

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colmar el requisito del tipo del delito de lesiones (entre otras, STS 2ª 15-10-2004 ).

SEXTO.- Los hechos declarados probados constituyen una falta de maltrato de obra del art. 617-2 del
Código Penal ; que se comete por el hecho de someter a una persona a golpes o maltrato de obra, pero sin
causar legión; calificación jurídica que corresponde a la agresión por puñetazo de la que fue objeto Carolina
.

SÉPTIMO.- Los hechos declarados probados no son constitutivos de delito de atentado a los agentes
de la autoridad de los arts. 550 y 551.1 del Código Penal .

Por un lado, no se ha probado indubitadamente el acto de acometimiento a un policía local que en los
escritos de acusación se imputa al procesado Hermenegildo . Pero es más; debe señalarse que las
concretas circunstancias del hecho, no acreditadas en el presente caso, son de absoluta importancia, no ya
sólo para la constatación de los requisitos objetivos del tipo, sino para la inferencia que procediera sobre el
requisito subjetivo del dolo, pues el delito de atentado es un delito doloso, cuya comisión no cabe a título de
imprudencia, por lo que el delito de atentado no se cometería solamente con el atropello del policía, sino
que sería preciso acreditar que dicho atropello fuera intencionado, al menos a título de dolo eventual.

Y por otro lado, la conducta que se imputa al procesado Pedro no admite su subsunción en el tipo
delictivo descrito en el art. 550 del Código Penal . Así, en dicho artículo se considera reos de atentado a los
que acometan a la autoridad, a sus agentes o funcionarios públicos, o empleen fuerza contra ellos, los
intimiden gravemente o les hagan resistencia activa también grave, cuando se hallen ejecutando las
funciones de sus cargos o con ocasión de ellas. No considerándose por este Tribunal que el hecho de que
el procesado Pedro manifestara a los policías que tenía una pistola y les iba a pegar un tiro, sin que tal
expresión fuera acompañada de circunstancia alguna que otorgara una mínima credibilidad a la amenaza,
implique un acto de intimidación grave del nivel requerido por el tipo del delito de atentado. Siendo más
proporcional a la gravedad de la conducta del procesado Pedro calificar el hecho como falta contra el orden
público del art. 634 del Código Penal por implicar una falta del respeto y de la consideración debida a los
agentes de la autoridad. Sin que la calificación de la conducta en tales términos implique infracción alguna
del principio acusatorio pues, reiterando aquí lo expresado sobre tal principio en el fundamento de derecho
cuarto de esta sentencia, los hechos en que se funda la condena por la falta son los ya alegados por las
partes acusadoras para fundar en ellos la acusación por el delito de atentado, girando sobre tales hechos el
debate contradictorio propio del juicio, y ambas infracciones penales son homogéneas ya que implican la
lesión del mismo bien jurídico, como es buen funcionamiento de la administración pública a través de sus
autoridades y agentes y la consideración y respeto que éstos merecen en el ejercicio de tal función; siendo
claro que la pena correspondiente a la falta es de menor gravedad que la pena correspondiente al delito.

OCTAVO.- Del delito de homicidio intentado antes definido es autor penalmente responsable el
procesado Hermenegildo al ejecutar directa y voluntariamente los hechos delictivos (arts. 27 y 28 del Código
Penal ).

NOVENO.- No cabe declarar la responsabilidad penal respecto de los delitos de robo y de lesiones ni
de la falta de maltrato de obra de ninguno de los procesados por cuanto que no se ha practicado prueba
que acredite la identificación de ninguno de los autores de tales infracciones, no desvirtuándose por ello la
presunción constitucional de inocencia, lo que conlleva necesariamente a la absolución de todos los
procesados en relación con las indicadas infracciones.

DÉCIMO.- Al resultar dudoso el resultado de las pruebas practicadas en relación con la conducta que
por las acusaciones se imputa al procesado Hermenegildo para fundar en ella la acusación por el delito de
atentado, el principio in dubio pro reo, en virtud del que las dudas que albergue el Tribunal en relación con el
resultado de las pruebas sobre la comisión de la infracción penal deben resolverse a favor del acusado,
lleva necesariamente a no considerar probada dicha conducta, con la consecuente absolución del citado
procesado respecto del delito de atentado.

UNDÉCIMO.- Dado que los hechos probados respecto del procesado Pedro no son susceptibles de
subsunción en el tipo de delito de atentado por el que viene acusado, procede su absolución respecto de
dicho delito. Si bien debe ser declarado autor penalmente responsable de la falta contra el orden público del
art. 634 del Código Penal de la que son constitutivos los hechos ejecutados por él, y ello al ejecutar directa y
voluntariamente tales hechos (arts. 27 y 28 del Código Penal ).

DUODÉCIMO.- De la falta de hurto en grado de tentativa, antes definitiva, son coautoras penalmente
responsables las procesadas María y Vicenta , al ejecutar directamente, conjuntamente y de acuerdo los
hechos constitutivos de dicha falta. Debe señalarse que la conducta externa u objetiva de ambas pone de

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manifiesto la actuación conjunta y de mutuo acuerdo ya que las dos iban juntas, pasaron juntas la línea de
cajas, fue María quien colocó el paquete de carne en el carro de niño y fue Vicenta quien tiró de dicho carro.

DECIMOTERCERO.- No concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad penal en la


comisión del delito de homicidio intentado por parte del procesado Hermenegildo ni en la comisión de la
falta contra el orden público por parte del procesado Pedro .

En concreto, no procede la apreciación de ninguna atenuante, de mayor o menor grado, en la


responsabilidad penal del procesado Hermenegildo que pudiera basarse en los supuestos efectos de una
intoxicación etílica ya que no se ha acreditado dicha intoxicación. Debiéndose recordar aquí la
Jurisprudencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, reflejada en su sentencia de 8 de septiembre
de 2005 , conforme a la cual, la prueba de la concurrencia de circunstancias atenuantes o eximentes
corresponde a quien las alega, debiendo estar, para su estimación, tan probadas como el hecho mismo.

DECIMOCUARTO.- En el art. 138 del Código Penal se castiga en abstracto el delito de homicidio
consumado con la pena de prisión de diez a quince años. Estableciéndose en el art. 62 del Código Penal
que a los autores de tentativa de delito se les impondrá la pena inferior en uno o dos grados a la señalada
por la Ley para el delito consumado, en la extensión que se estime adecuada, atendiendo al peligro
inherente al intento y al grado de ejecución alcanzado. En el presente caso, se tiene en cuenta el grado de
ejecución alcanzado en la ejecución del delito de homicidio al llegar el procesado a causar tres lesiones
con arma blanca a la agredida, así como la especial reprochabilidad de la agresión habida cuenta, por un
lado, de lo sorpresivo de la misma ante la rapidez de la agresión y aprovechando el procesado que la
agredida se encontraba distraída hablando con otra de las procesadas, siendo también patente la
desproporción entre los medios de la agresión y los de la defensa al utilizar el procesado una navaja,
dándose lugar así a un supuesto de hecho próximo a la alevosía del art. 22.1ª del Código Penal , que
agrava el delito de homicidio para convertirlo en delito de asesinato, y por otro lado, por lo gratuito de la
agresión ya que el hecho de que la agredida estuviera discutiendo verbalmente con la madre del procesado
no implica ninguna justificación a la agresión, siendo por tanto la agresión absolutamente desproporcionada
en el concepto social a la causa que la motivó. Y por todo ello se considera por este Tribunal que resulta
procedente rebajar la pena correspondiente al delito consumado en un solo grado, y dentro de dicho grado,
individualizar la pena de prisión en la extensión de siete años.

La pena antes expresada, al ser inferior a diez años, lleva aparejada la accesoria legal de
inhabilitación especial para el derecho del sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, tal y como se
dispone en el art. 56 del Código Penal .

Por otra parte, en el art. 57.1 del Código Penal se dispone que los jueces o tribunales, en los delitos
de homicidio, atendiendo a la gravedad de los hechos o al peligro que el delincuente represente, podrán
acordar en sus sentencias la imposición de una o varias de las prohibiciones contempladas en el artículo 48
de dicho Código , por un tiempo que no excederá de diez años si el delito fuera grave, pero, no obstante lo
anterior, si el condenado lo fuera a pena de prisión y el juez o tribunal acordara la imposición de una o
varias de dichas prohibiciones, lo hará por un tiempo superior entre uno y 10 años al de la duración de la
pena de prisión impuesta en la sentencia, si el delito fuera grave. Figurando entre las prohibiciones del art.
48 las de aproximarse a la víctima, en cualquier lugar donde se encuentre, así como acercarse a su
domicilio, a sus lugares de trabajo y a cualquier otro que sea frecuentado por ella, y de comunicarse con la
víctima, por cualquier medio de comunicación o medio informático o telemático, contacto escrito, verbal o
visual, que vienen a ser interesadas en la presente causa por el Ministerio Fiscal y por la acusación
particular. Medidas que entiende procedentes este Tribunal a la vista de la peligrosidad mostrada por el
procesado Hermenegildo por el tipo y gravedad de la agresión llevada a cabo, sin justificación alguna.

DECIMOQUINTO.- La falta contra el orden público aparece castigada en abstracto en el art. 634 del
Código Penal con la pena de multa de diez a sesenta días. Estableciéndose en el art. 638 del Código Penal
que la individualización de las penas correspondientes a las faltas se debe hacer por los Jueces y
Tribunales, según su prudente arbitrio, dentro de los límites establecidos en la Ley, atendiendo a las
circunstancias del caso y del culpable. Por lo que, por la gravedad de la falta derivada de las concretas
expresiones proferidas, se impone por dicha falta la pena de multa de veinte días.

En cuanto al importe de las cuotas diarias de multa, dispone el art. 50.5 del Código Penal que los
Jueces o Tribunales fijarán en la sentencia dicho importe, teniendo en cuenta para ello exclusivamente la
situación económica del reo, deducida de su patrimonio, ingresos, obligaciones y cargas familiares y demás
circunstancias personales del mismo. Precepto que debe ser complementado con la Jurisprudencia de la
Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, de la que sirven de ejemplo la sentencia de 18-4-2006 y los autos
de 28-4-2005 y 2-6-2005 , conforme a la cual, la insuficiencia de datos sobre la concreta situación

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económica del reo a los efectos de fijar el importe de la cuota diaria de la pena de multa en los términos
establecidos en el art. 50.5 del Código Penal , no debe llevar automáticamente y con carácter generalizado
a fijar dicho importe en la cuantía mínima absoluta legalmente establecida, importe mínimo que debe quedar
reservado para casos extremos de indigencia o miseria, por lo que en los casos ordinarios en que no
concurran dichas circunstancias extremas resulta adecuada la imposición de una cuota prudencial situada
en el tramo inferior, próxima al mínimo absoluto pero sin necesidad de alcanzarlo, siendo una cantidad
proporcionada y acorde a tales supuestos la de seis euros. Por lo que no apareciendo acreditada
detalladamente la capacidad económica del procesado, pero resultando evidente que su situación no es la
de indigencia o miseria, debe fijarse en esta sentencia las cuotas de multa en seis euros.

Asimismo, y en aplicación del art. 53 del Código Penal , el impago de la multa llevará aparejado la
responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas no pagadas.

DECIMOSEXTO.- La falta de hurto en grado de tentativa aparece castigada en abstracto en el art.


623 en relación con el art. 638 del Código Penal con la pena alternativa de localización permanente de
cuatro a doce días o multa de uno a dos meses. Estableciéndose en el art. 638 del Código Penal que la
individualización de las penas correspondientes a las faltas se debe hacer por los Jueces y Tribunales,
según su prudente arbitrio, dentro de los límites establecidos en la Ley, atendiendo a las circunstancias del
caso y del culpable. Por lo que, no revistiendo especial gravedad la conducta de las procesadas, siendo a
destacar que ni siquiera consta el importe de lo intentado sustraer, se impone por dicha falta la pena de
multa de un mes.

En cuanto al importe de las cuotas diarias de multa, dispone el art. 50.5 del Código Penal que los
Jueces o Tribunales fijarán en la sentencia dicho importe, teniendo en cuenta para ello exclusivamente la
situación económica del reo, deducida de su patrimonio, ingresos, obligaciones y cargas familiares y demás
circunstancias personales del mismo. Precepto que debe ser complementado con la Jurisprudencia de la
Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, de la que sirven de ejemplo la sentencia de 18-4-2006 y los autos
de 28-4-2005 y 2-6-2005 , conforme a la cual, la insuficiencia de datos sobre la concreta situación
económica del reo a los efectos de fijar el importe de la cuota diaria de la pena de multa en los términos
establecidos en el art. 50.5 del Código Penal , no debe llevar automáticamente y con carácter generalizado
a fijar dicho importe en la cuantía mínima absoluta legalmente establecida, importe mínimo que debe quedar
reservado para casos extremos de indigencia o miseria, por lo que en los casos ordinarios en que no
concurran dichas circunstancias extremas resulta adecuada la imposición de una cuota prudencial situada
en el tramo inferior, próxima al mínimo absoluto pero sin necesidad de alcanzarlo, siendo una cantidad
proporcionada y acorde a tales supuestos la de seis euros. Por lo que no apareciendo acreditada
detalladamente la capacidad económica de las procesadas, pero resultando evidente que su situación no es
la de indigencia o miseria, debe fijarse en esta sentencia las cuotas de multa en seis euros.

Asimismo, y en aplicación del art. 53 del Código Penal , el impago de la multa llevará aparejado la
responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas no pagadas.

DECIMOSÉPTIMO.- En aplicación del art. 123 del Código Penal , en cuya virtud, las costas
procesales se entienden impuestas por la Ley a los criminalmente responsables de todo delito o falta, por lo
que las costas deben imponerse en el presente procedimiento a los procesados Hermenegildo y Pedro y a
las procesadas María y Vicenta , al ser éstos los únicos procesados que resultan condenados en esta
sentencia. Debiéndose tener en cuenta para la determinación de la parte de las costas de las que deben
responder cada uno el número de infracciones penales objeto de acusación por el Ministerio Fiscal y por la
acusación particular, el número de acusados, la naturaleza de la condena por delito o por falta y, finalmente,
los procesados absueltos y condenados. Por lo que, en definitiva, los procesados Hermenegildo , Pedro ,
María y Vicenta deberán hacer frente por partes iguales al seis por ciento del total de las costas.

DECIMOCTAVO.- La ejecución de un delito obliga a reparar o indemnizar los daños y perjuicios por él
causados (art. 109.1 del Código Penal ), siendo el responsable penal del delito también el responsable civil
respecto de los daños o perjuicios causados por la infracción penal (art. 116.1 del Código Penal ). Por lo
que el procesado Hermenegildo viene obligado a indemnizar a Carolina por las lesiones y secuelas
derivadas de la comisión del delito de homicidio intentado, así como al centro comercial Carrefour por los
daños causados por la rotura del cristal del extintor.

En cuanto a la cuantía correspondiente a las indemnizaciones a favor de Carolina , este Tribunal


considera equitativo y proporcional a la entidad de las lesiones y al impedimento que causaron para las
ocupaciones habituales de la víctima, fijar una indemnización de 90 euros por cada uno de los días que
tardaron en curar las lesiones con impedimento para ocupaciones habituales, lo que implica una cantidad de
1.350 euros; y en cuanto a las secuelas, en atención al perjuicio estético que conllevan en relación con el

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sexo y la edad de la lesionada, se considera suficientemente justificada la cantidad de 3.000 euros en que
se fija el importe de dicha indemnización por el Ministerio Fiscal y la acusación particular.

Por último, al no constar tasados pericialmente el importe de los daños en el extintor, la fijación de la
cuantía indemnizatoria deberá realizarse en ejecución de la sentencia.

Por todo lo cual, y vistos los preceptos citados y demás disposiciones de general aplicación,

IV. FALLAMOS

Que debemos condenar y condenamos al procesado Hermenegildo , como autor penalmente


responsable de un delito de homicidio en grado de tentativa, ya antes definido, sin circunstancias
modificativas de la responsabilidad penal, a una pena de prisión de siete años, con la accesoria de
inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, imponiéndole la
prohibición de aproximarse a menos de quinientos metros a Carolina , en cualquier lugar donde se
encuentre, así como acercarse a su domicilio, a sus lugares de trabajo y a cualquier otro que sea
frecuentado por ella, así como de comunicarse con ella, por cualquier medio de comunicación o medio
informático o telemático, contacto escrito, verbal o visual, por tiempo de diez años, y a que indemnice a
Carolina en la cantidad de 1.350 euros por las lesiones y en la cantidad de 3.000 euros por las secuelas, y a
que indemnice al Centro Comercial Carrefour en el importe de los daños causados en el extintor que se
determine en ejecución de sentencia, devengando dichas indemnizaciones los intereses del art. 576 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil .

Que debemos condenar y condenamos al procesado Pedro , como autor penalmente responsable de
una falta contra el orden pública, ya antes definida, sin circunstancias modificativas de la responsabilidad
penal, a una pena de multa de veinte días, a razón de seis euros de cuota diaria, con responsabilidad
personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas no satisfechas.

Que debemos condenar y condenamos a las procesadas María y Vicenta , como coautoras
penalmente responsables de una falta de hurto en grado de tentativa, ya antes definida, sin circunstancias
modificativas de la responsabilidad penal, a una pena a cada una de las procesadas de multa de un mes, a
razón de seis euros de cuota diaria, con responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de
libertad por cada dos cuotas no satisfechas.

Que debemos absolver y absolvemos de los delitos de robo por los que se ha formulado acusación a
los procesados Hermenegildo , Pedro , Luis Enrique , María , Vicenta y Adolfo ; que debemos absolver y
absolvemos del delito de lesiones por el que se ha formulado acusación a los procesados Pedro , Luis
Enrique y Adolfo ; que debemos absolver y absolvemos de la falta de maltrato de obra por la que se ha
formulado acusación al procesado Pedro ; y que debemos absolver y absolvemos del delito de atentado por
el que se ha formulado acusación a los procesados Hermenegildo y Pedro .

Y que debemos condenar y condenamos a los procesados Hermenegildo , Pedro , María y Vicenta al
pago por partes iguales de sexta parte de las costas, incluyéndose las costas de la acusación particular, si
bien los tres últimos abonarán su parte en la cuantía correspondiente a un juicio de faltas.

Abónese a los procesados condenados en esta sentencia, para el cumplimiento de las penas que
aquí se les imponen, el tiempo que estén o hayan estado privados provisionalmente de su libertad por esta
causa.

Así por esta nuestra sentencia, contra la que puede interponerse recurso de casación ante la Sala 2ª
del Tribunal Supremo, anunciado ante esta Audiencia dentro del plazo de cinco días, a contar desde el
siguiente al de la última notificación, y de la que se llevará certificación al Rollo de Sala, la pronunciamos,
mandamos y firmamos.

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