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Cabe mencionarse que Sánchez Cerro poseía un gran carisma con lo cual las masas populares
se sentían identificadas, "es cholo como nosotros" se llegó a escuchar en uno de sus
memorables mitines.
Entraba en todas las casas, al declarar la Ley de Seguridad Interna, para perseguir a los
Apristas, principalmente a Victor Raúl Haya de la Torre.
Murió en Lima, asesinado por un partidario aprista, Abelardo Mendoza Leiva, el 30 de abril de
1933 mientras pasaba revista a las tropas que iban a combatir en el conflicto armado con
Colombia y que estaban reunidas en el Campo de Marte (actual distrito de Jesús María), en la
capital peruana.
Las sospechas de una conspiración fueron evidentes para muchos, pero nadie se atrevió a
afirmarlo públicamente. Hoy las pruebas saltan a la vista: Un desconocido armado logra
acercarse demasiado a la caravana presidencial y nadie se da cuenta. Logra hacerse paso
entre los guardaespaldas del Presidente y disparar tres tiros por la espalda, sin que éstos
reaccionen oportunamente. En lugar de capturar al asesino, la guardia presidencial le da
muerte inmediata, cuando lo más apropiado hubiera sido interrogarlo para conocer sus
motivaciones o a otros posibles implicados, ya que muchos aseguraron haber escuchado más
disparos –como prueba estaría cerca de ocho orificios de bala en el auto descapotado del
herido. Antes que muera Sánchez Cerro, ya estaba juramentando Benavides como nuevo
Presidente. Además existía el rumor que una persona del entorno presidencial, que nunca fue
identificada, había convencido a Sánchez Cerro de no usar su chaleco antibalas ni su auto
blindado, asegurándole seguridad total durante el evento.
Víctor Calderón Muñoz: El primer aprista muerto en el asalto del Cuartel O´Donovan.
A las 11 de la noche del 6 de julio, Víctor Peláez se acerca a su grupo y dice: “Se necesita un
hombre que pierda la vida matando al centinela”. Todos se miraron y uno de ellos dice:”Yo, yo
voy a matar al centinela”. Era la voz de Víctor Calderón
Manuel “Búfalo” Barreto: Primer Comandante de la Revolución. Cae abatido en la toma del
cuartel O’Donovan.
Manuel “Búfalo” Barreto Risco, viajaba constantemente a Laredo, teniendo muchas reuniones
con los apristas obreros y campesinos, designó a Remigio Esquivel como su más cercano
lugarteniente; ambos se comprometieron a tomar por asalto el Cuartel O'Donovan de Trujillo
dando golpe mortal al dictador y alertando a todo el país, que el pueblo organizado, puede
derrotar al opresor. Así se produjo la participación de los apristas laredinos en la Revolución de
Trujillo del año 1932, ganándose, por su arrojo y valentía, el nombre heroico de “Los Tigres de
Laredo”.
Alfredo Tello Salavarria: Segundo Comandante de la Revolución.
Remigio llegó a Laredo en 1929 y se estableció como macero, compraba reses, carneros y
cerdos y en su casa que estaba ubicada al lado izquierdo del antiguo campo de fútbol El
Desengaño, tenía un pequeño camal en donde los beneficiaba para ser vendidos al día
siguiente, en el mercado en su puesto de venta de carnes que él atendía y años después
amplió el negocio con la ayuda de sus hermanos Artidoro y Eleazar. Como en el Huayo se
había desempeñado como maestro de educación primaria, en sus horas libres, enseñaba a los
niños en su casa que compartía con su primera esposa y sus hijos, que en total fueron cuatro:
Rosita Natividad, Eustimia Sarita, Julio y Segundo Remigio.
Al llegar Víctor Raúl Haya de La Torre a Laredo, en su campaña electoral como candidato a la
presidencia en el año 1931, pronunció su Plan Programa, que convenció a Remigio, aceptando
las ideas del APRA e ingresando a sus filas, como un ferviente y conspicuo militante, que por
tener educación secundaria se convirtió en líder y propagador del Plan Aprista.
Cuando se fundó el Partido en Laredo su primer Secretario General fue el mochero Olegario
Yépez, quién tenía su chacra donde están ahora las calles Chiclayo, Lambayeque y Grau, en
ella sembraba maicillo para hacer escobas. Remigio rápidamente aprendió la doctrina aprista,
constituyéndose en el maestro del Partido en Laredo, transmitiendo a la juventud la buena
nueva para los trabajadores manuales e intelectuales, esto le valió ser elegido Secretario
General en 1932, siendo un líder que iba de casa en casa, por todas las calles enseñando el
credo de ese entonces. Conquistó más adeptos para la causa del APRA, llegando a la
conciencia y al corazón del pueblo, en especial de los obreros que trabajaban en la Hacienda,
entre los que se encontraba Benito Herrera quien se desempeñaba como ayudante de
mecánica en el taller general; también estuvieron sus hermanos Artidoro y Eleazar Esquivel
venidos de Cachicadán, con ayuda de Remigio, abrazando la doctrina de su hermano mayor.
Remigio tiene la talla epónima del nivel de “Búfalo” Barreto por su valentía puesta a prueba de
balas; maestro de escuela, que le permitió saber apertrecharse y cubrirse de las balas en la
toma del Cuartel O'Donovan, saliendo ileso; tan pronto como terminó el tiroteo a las 7 a.m.
Los licenciados del grupo de revolucionarios laredinos después de la rendición de los oficiales
del cuartel, los llevaron a la Plaza de Armas con varios cañones, los que fueron emplazados
frente a la Prefectura junto al Arzobispado y la Catedral (1), dándole 15 minutos al Prefecto
para que se rindiera, izó una bandera blanca saliendo de la prefectura que fue tomada por los
revolucionarios a las 10.30 a.m.
El mismo jueves 7 de julio al mediodía Remigio Esquivel con otros laredinos entre los que se
encontraban don José Uceda, que sobrevivieron a la toma del Cuartel de Trujillo, llegaron a
Laredo, trayendo la noticia del triunfo de la revolución, mostrando varios fusiles que traían al
ristre en sus hombros; al llegar a la puerta de la Iglesia, el Sargento Cumpa de la Policía le
salió al frente disparando a diestra y siniestra contra los revolucionarios, lo que motivó que
Esquivel alzara su fusil, apuntó y de un certero disparo le hizo soltar el fusil al Sargento,
perforándole la mano derecha; fue esto lo que amilanó al Sargento Cumpa y a los policías, que
saltaron las paredes del local policial por la parte posterior, pasando al local de las oficinas de
la Hacienda Laredo, solicitando protección al Gerente de ese entonces don Ismael Barúa
Urtecho, padre del Ing. Gastón Barúa Lecaros. Ante esta situación el Gerente intercedió ante
los revolucionarios comandados por Remigio Esquivel y José Uceda Otoya, quienes
insistentemente le pedían que entregue a los policías, a lo que Barúa se negó, llevándolos a la
Iglesia donde los encerró entregándolos a la custodia del cura. Por la tarde los prisioneros
fueron trasladados a la Cárcel de Trujillo.
Al día siguiente, Remigio bajó a Trujillo para ubicarse en su puesto de combate en la Portada
de la Sierra que comprendía el fundo “El Palomar”. Cuando una Sección del Regimiento de
Infantería N° 7 ingresó por la Huaca del Sol, siguió por el Palmo hoy calle Arequipa para
ingresar a Trujillo por la calle Unión de la Portada de La Sierra; se encontró con la Trinchera de
este lugar a la que la derrotaron (1); el aprista Alejandro Vereau fue apresado y en una
confusión escapó y en su huida se encontró con un camión bajo el mando de Remigio Esquivel,
con 10 hombres de entre los que se encontraban Olegario Yépez Herrera transportando un
cañón de artillería. Cuando ya era de noche, Vereau los guió hacia la Trinchera de la Portada
de La Sierra enfrentándose con la tropa en un encarnizado combate que se inclinó a favor de
los apristas con el apoyo de un grupo que comandaba Gregorio Piscoya; haciendo que los
soldados retrocedieran y huyeran dejando sus armas; pero antes habían herido gravemente a
Remigio Esquivel, quién presentaba casi completamente destrozado el hombro por el impacto
de una bala de ametralladora y también en la cadera, siendo llevado al local de la Casa
Iturregui para ser atendido por la Cruz Roja; como se le tenía que sacar la bala, el día 11 de
julio lo internaron en el Hospital de Belén; de donde el 18, fue sacado a empellones, subido a
un camión y trasladado a Chan Chan para ser fusilado, no sin antes exclamar: “Y porque no
decirlo: que sepa el pueblo y que sepan mis hijos que si muero, muero por una causa justa”.
Fueron tantos los muertos, en Chan Chan que los cadáveres de los fusilados no habían podido
ser sepultados y estaban casi a flor de tierra, siendo devorados por los perros vagos y por los
buitres, que conocemos con el nombre de gallinazos. Despejado el peligro, después de 10 días
Artidoro, el hermano menor de Remigio, que también salió ileso de la toma del cuartel, fue a
Chan Chan pero no pudo reconocer el cadáver de Remigio. Artidoro fugó hacia su tierra:
Cachicadán en donde hasta el año 2003, vive con su familia, recordando los años de entrega
de la vida por un ideal como lo hicieron los “Tigres de Laredo”.
Después de cuatro días de dominar la ciudad, el día 11 de julio se produjo la huída de los
revolucionarios, desde la ciudad de Trujillo al verse superado por el Ejército; lo hicieron en un
contingente de 180 hombres fuertemente armados con los fusiles ametralladoras y frazadas
que se capturó en el cuartel, un pequeño grupo optó por ir a Cartavio para refugiarse en
Sumanique, un pequeño centro poblado, donde fueron protegidos y cuidados por los
macheteros; a los más numerosos los acompañó Agustín “Cucho” Haya De La Torre cuando
pasaron por Laredo, tres miembros del grupo, se quedaron porque eran laredinos y allí tenían
sus familias, otros también estaban en la misma condición pero prefirieron no arriesgar y
continuaron en su fuga hacia la sierra con dirección a las jalcas de Cajabamba, donde se
dispersarían trabajando en las haciendas. Conforme iban pasando por los pueblos, los
lugareños cerraban sus puertas por temor al verlos armados, pero los revolucionarios les
explicaban que ellos los iban a defender y lo que querían era comida, para alimentarse. Por
Otuzco el grupo se redujo a 50 hombres, que portaban las medicinas, que habían obtenido del
Cuartel, la posta médica y de la farmacia Española, que estaba en la esquina de las calles
Ayacucho y Gamarra; fueron repartiendo a los jefes de los caseríos, ganándose confianza y
aceptación para ser escondidos y protegidos entre los lugareños; la gran mayoría continuó la
travesía hasta Huamachuco sin detenerse, para no ser avistados por la Policía y el Ejército al
mando del Mayor Dongo que los perseguía sin poder encontrarlos (2). Cuando comenzó el
descenso de la cordillera y divisaron Cajabamba, se dispersaron en parejas, previamente iban
delante dos de ellos sin armas para lograr contactos con la finalidad de ser ayudados con
alimentos y su ubicación en cada hacienda sin entrar a la ciudad; sólo así pudieron burlar a la
Policía que les perdió el rastro. Cuando pasaron nueve meses comenzaron a bajar de uno en
uno; pero la gran mayoría se quedó. Uno de los que regresó y se fue a Paiján por ser natural
de ese lugar, fue don José De Las Rosas Uceda Otoya; años después regresó a Laredo a
trabajar en la Hacienda de Gildemeister, jubilado, y que el 27 de agosto de 2003, cumplió 100
años de edad en su sano juicio quién nos proporcionó esta información.
Otro grupo, continuó por la ruta hacia el Marañón perdiendo contacto con ellos. Todos optaron
nombres falsos para no ser identificados.
Algunos nombres se han podido identificar, siendo la gran mayoría los que quedan en el
anonimato. Doña Paula Barreto y don José Uceda refieren; que Alejandro Namay, después de
la revolución, se refugió en la chacra de Collantes, junto al cementerio San Carlos, Adán
Barreto Cruz, murió en combate junto con Manuel Ledesma y Cayetano; Julio Miñano
capturado por la policía y fusilado, el estudiante de secundaria Demetrio Herrera también fue
fusilado y su cadáver fue enterrado en Laredo.
La preparación del caldo de gallina que se repartió a los laredinos que salieron para la toma del
Cuartel estuvo a cargo de las señoras Carolina Villavicencio y María Sánchez. Doña Emperatriz
León de Pretell fue una dama laredina, madre de don Lucho Pretell, y hermana de doña Felicita
Alva León fue una dirigente social de muchos quilates, la segunda Presidenta Femenina del
Club Unión Laredo y valiente militante del APRA, siendo detenida después de la revolución y
amenazada de muerte si no denunciaba a los laredinos que habían participado en la toma del
Cuartel, recibiendo siempre la respuesta negativa a los esbirros del Gobierno dictatorial.
Por fin, los buenos resultados obtenidos por el APRA en las elecciones legislativas de 1978 le
convirtieron en presidente del Parlamento, pero murió poco después, sin llegar a ver el acceso
a la presidencia de la República del aprista Alan García (1985).
Gustavo Jiménez
Fue un militar y político peruano, ocupó brevemente la Presidencia del Perú desde el 5 de
marzo de 1931 hasta el 11 de marzo de ese año.
Nació en Cerro de Pasco en 1886, organizó uno de los varios levantamientos que causó la
caída del gobierno de Augusto B. Leguía. Tras el nombramiento del General Luis Miguel
Sánchez Cerro como Presidente Provisorio, se mantuvo en armas al no encontrarse de
acuerdo. Tras el alejamiento de Sánchez Cerro y la asunción de Ricardo Leoncio Elías Arias,
se mantuvo en armas hasta que pudo tomar el poder el 5 de marzo de 1930.
Infancia y Juventud
Viajó por Europa gracias a una beca que le fue entregada por el gobierno de Leguía como una
forma encubierta de deportación.[cita requerida] En Italia se casó con Anna Chiappe y estuvo
presente durante la ocupación de las fabricas en Turín, así como en el Congresos del Partido
Socialista Italiano, donde se produce la escisión histórica y se conforma el Partido Comunista
Italiano. Durante su estadía en Italia forma parte de circulos de estudio del Partido Socialista
Italiano, asume el marxismo como método de estudio, Musolini estaba a punto de tomar el
poder. Según su análisis, la victoria del facismo es el precio que un país debe pagar por las
contradicciones de la izquierda.
El 17 de marzo de 1923 regresa a Lima. Retoma el contacto con Víctor Raúl Haya de la Torre,
futuro líder del APRA y viaja a México en calidad de exiliado. En 1924, debido a una antigua
lesión, debió amputarse la pierna y en 1926 fundó la revista Amauta (en quechua sabio o
maestro). Fue puesto en prisión en 1927 durante el proceso contra los comunistas, pero luego
le dieron arresto domiciliario.
En 1928 rompe con Haya de De la Torre y funda el Partido Socialista Peruano, convertiéndose
un año más tarde en su Secretario General. Durante el mismo periodo, funda la revista
proletaria Labor y los 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. En 1929 funda la
Confederación General de Trabajadores del Perú.
En febrero de 1930 Eudocio Ravines es nombrado Secretario General del Partido Socialista del
Perú, en remplazo de Mariátegui quien estaba preparando un viaje a Buenos Aires, donde
podría tratar su enfermedad y participaría en el Consejo General de la Liga Aatimperialista.
Ultimos días