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Las manifestaciones actuales

de la cuestión social

Daniel Arroyo
Robert Castel
Antonio Colicigno
Didier Demazière
Torcuato Di Tella
Daniel García Delgado
Michel Kokoreff
Marta Novick
Guillermo Pérez Sosto
(coordinador)
Xoan-Luis Pintos
Roberto Pons
Mariel Romero
Bruno Théret
Las manifestaciones actuales de la cuestión social / coordinado por:
Guillermo Pérez Sosto - 1ª ed. - Buenos Aires: Instituto Di Tella, 2005
200 p.; 21x15 cm.

ISBN 950-621-025-X

1. Ciencias Sociales I Pérez Sosto, Guillermo, coor.


CDD 300

Los autores se hacen responsables por la elección y presentación de los


hechos que figuran en la presente publicación y por las opiniones que aquí
expresan, las cuales no reflejan necesariamente las de la UNESCO, y no
comprometen a la Organización. Las denominaciones empleadas en esta
publicación y la forma en que aparecen presentados los datos, no implican
de parte de la UNESCO juicio alguno sobre la condición jurídica de países,
territorios, ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni sobre la delimitación
de sus fronteras o límites.

Coordinador del proyecto y editor responsable: Guillermo Pérez Sosto


Corrección: María Augusta Steinberg
Ilustración de tapa: "Desafiliado Nº 3" (óleo, 2002), Julio Colotti, colección
privada, Buenos Aires
Diseño gráfico: (dis)pares soluciones gráficas

IMPRESO EN ARGENTINA

Primera edición: febrero de 2005

Hecho el depósito que indica la ley 11.723


Índice
Introducción
Las manifestaciones actuales de la cuestión social 9
I. Guillermo Pérez Sosto 17
El proceso de individualización: fragilización de los
II. soportes de identidad frente a las transformaciones
del capital y del trabajo
Robert Castel 27
Tesis provisionales para el diseño de las rutas de
III. acceso a las realidades diferenciadas en nuestras
sociedades, la intervención plural en las expectativas
de los ciudadanos y los rendimientos funcionales de
las organizaciones
Xoan-Luis Pintos 37
Estado y economía: un enfoque regulacionista
IV. Bruno Théret 47
Protección social, federalismo y mundialización
V. Bruno Théret 65
Modelos de desarrollo e integración social
VI. Torcuato Di Tella 77
El desafío de la inclusión
VII. Daniel García Delgado 83
Replantear la cuestión social
VIII. Guillermo Pérez Sosto 95
Perspectiva económica y cultura del trabajo
IX. Roberto Pons 101
Transformación económica y políticas de empleo
X. Marta Novick 107
El contexto internacional de las transformaciones
XI. actuales
Bruno Théret 113
La política social como desarrollo económico
XII. Daniel Arroyo 119
Ejercicio de previsión. Cohesión social: desafíos,
XIII. tendencias y perspectivas. Hacia una visión
compartida de sociedad. (Conclusiones)
Mariel Romero 125
Los jóvenes frente a los procesos de desafiliación
XIV. social
Michel Kokoreff 135
Aspectos políticos de la desocupación
XV. Didier Demazière 151
La desocupación y sus significados societales y
XVI. biográficos
Didier Demazière 169
Desarrollo social: una reflexión desde lo local
XVII. Antonio Colicigno 185
Introducción

Introducción

La presente publicación -auspiciada por la UNESCO 1 , la OEI 2


y la WSM 3- reúne parte de las reflexiones efectuadas (a través de
documentos, conferencias, paneles, ejercicios de previsión, reunio-
nes de expertos, etc.) por el Seminario Permanente y la Cátedra
UNESCO sobre las manifestaciones actuales de la cuestión social 4.
En el tercer cuatrimestre del año 2001, etapa de mayor criti-
cidad para la Argentina, con una crisis de representación política y
un agravamiento de la cuestión social, en un contexto de desocu-
pación masiva y crecimiento de la exclusión, un grupo de científicos
sociales creyó oportuno comenzar a construir un espacio de discu-
sión acerca de la extensión de la inequidad y el crecimiento de la
pobreza y la exclusión en nuestro país y en la región, que reu-
niera en un mismo ámbito a investigadores, docentes y expertos en
la materia junto a actores políticos, sociales y económicos (trabaja-
dores y empresarios).

1. United Nations Educational Scientific and Cultural Organization (UNESCO)


2. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (OEI)
3. Wereldsolidariteit / Solidarité Mondiale (WSM), Belgique
4. El Proyecto de Cátedra UNESCO en base al Seminario Permanente sobre
las manifestaciones actuales de la cuestión social fue aprobado por la Divi-
sión de Educación Superior de la UNESCO en abril de 2004.

7
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Nació entonces la idea de constituir el Seminario Perma-


nente, hoy Cátedra UNESCO, sobre las manifestaciones actuales
de la cuestión social, entendiendo que en los momentos particu-
larmente críticos por los que atravesaban y atraviesan la Argentina y
Latinoamérica, las posibilidades de crecimiento siguen dependiendo
en gran medida de la cooperación intelectual a nivel internacional y
de la viabilidad de crear y sostener programas de investigación y
capacitación adaptados a la crisis pero, con una mirada estraté-
gica, que permita rediseñar las formas de inclusión social y rein-
ventar los modos de producción de solidaridad por parte de la
sociedad misma.
La magnitud y la extensión del desempleo de larga dura-
ción, la pobreza y la exclusión a la que se ven sometidos vastos
sectores de la población, tanto argentina como de la región, justi-
fican ampliamente ésta iniciativa.
Participan del montaje y desarrollo de la Cátedra UNESCO
sobre las manifestaciones actuales de la cuestión social, las
siguientes instituciones:
Š Instituto Torcuato Di Tella (ITDT), en carácter de institu-
ción anfitriona
Š Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET)
Š Instituto Internacional de Capacitación Social del Sur
(INCASUR) 5
Š Centro de Capacitación Continua de la Universidad de
Salvador (USal)
Š Centro de Estudios para el Desarrollo de la Universidad
del Salvador (USal)
Š Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Sal-
vador (USal)

5. Instituto de Formación Subregional de la Central Latinoamericana de Tra-


bajadores (CLAT)

8
Introducción

La Cátedra UNESCO sobre las manifestaciones actuales de


la cuestión social tiene como objetivo general:
Servir de interfase entre el campo intelectual y el campo
de las decisiones políticas a los efectos de mejorar el diseño de
las políticas públicas para garantía de la cohesión social.
Asimismo, sus objetivos específicos son:
Š Realizar un enfoque riguroso de las tensiones y contra-
dicciones que atraviesa la sociedad.
Š Investigar científicamente los distintos aspectos de las
manifestaciones actuales de la cuestión social.
Š Coadyuvar a la formación académica de excelencia para
personas que posean vocación para convertirse en agentes de
cambio con capacidades para el gerenciamiento de las transfor-
maciones sociales.
Š Generar un ámbito de discusión y diálogo entre los
actores políticos, sociales y económicos que permita la regula-
ción de sus intereses.
Š Realizar ejercicios de previsión en el campo social.
Š Diseñar estrategias por escenarios.
Š Diseñar políticas y programas sociales.
Š Participar en el gerenciamiento, monitoreo y / o evalua-
ción crítica de políticas y programas.
Para el cumplimiento de su objetivo general y el logro de
sus objetivos específicos la Cátedra UNESCO prevé diversos tipos
de actividad:
Š Programa de profesores visitantes
Š Investigación Participativa
Š Ejercicios de previsión
Š Diseño de estrategias por escenarios
Š Consulta de expertos
Š Consultas ampliadas a actores políticos, sociales y/o
económicos

9
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Š Investigación aplicada
Š Talleres de análisis de políticas sociales
Š Talleres de diseño de políticas sociales
Š Talleres de evaluación crítica y toma de decisiones
Š Consultoría
Š Cooperación bilateral u horizontal
Š Publicaciones
Para está publicación contamos con los aportes y reflexiones
de Daniel Arroyo, Robert Castel, Antonio Colicigno, Didier
Demazière, Torcuato Di Tella, Daniel García Delgado, Michel
Kokoreff, Marta Novick, Guillermo Pérez Sosto, Xoan-Luis
Pintos, Roberto Pons, Mariel Romero y Bruno Théret.
A los efectos de facilitar una lectura ordenada hemos organi-
zado los textos -surgidos de documentos, conferencias e interven-
ciones orales en paneles, ejercicios de previsión, reuniones de
expertos, etc.- por estricto orden cronológico, aclarando en todos
los casos el momento y la circunstancia en que cada aporte o refle-
xión fue realizado.
El primer texto, "Las manifestaciones actuales de la cues-
tión social", de octubre de 20016, corresponde al documento base
de la convocatoria a las primeras reuniones de expertos, investiga-
dores y académicos que posibilitó construir el espacio de discusión
que originó el Seminario Permanente y posteriormente la Cátedra
UNESCO.
A continuación, como segundo texto se presenta la Confe-
rencia Inaugural del Seminario Permanente, del 26 de septiem-
bre de 2002, sobre "El proceso de individualización: fragilización
de los soportes de identidad frente a las transformaciones del

6. El análisis de la información que se brinda en el punto Fragilización del


trabajo en Argentina fue actualizado en 2002, en base a información rele-
vada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) a través de la
Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de mayo y octubre de 2002.

10
Introducción

capital y del trabajo", que estuvo a cargo de Robert Castel, Direc-


tor de Estudios de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de
París, Francia.
El tercer texto, "Tesis provisionales para el diseño de las
rutas de acceso a las realidades diferenciadas en nuestras socie-
dades, la intervención plural en las expectativas de los ciudada-
nos y los rendimientos funcionales de las organizaciones", del 7
de octubre de 2002. Se trata de un documento producido por Xoan-
Luis Pintos, Director del Departamento de Sociología de la Universi-
dad de Santiago de Compostela, España, para una Jornada de
Debate del Seminario Permanente acerca de las reconsideraciones
sobre la realidad social y sus percepciones.
En cuarto y quinto lugar, encontramos dos conferencias de
Bruno Théret, Director de Investigaciones Económico Sociales del
Centre National de la Recherche Scientifique en la Université Paris IX
- Dauphine, Francia, sobre "Estado y economía: un enfoque regu-
lacionista" dictada el 1°de julio del 2003 y sobre "Protección social,
federalismo y mundialización" dictada el 2 de julio de 2003.
Los tres textos que siguen, corresponden a las intervenciones
de: Torcuato Di Tella, Director del Instituto Di Tella, sobre "Mode-
los de desarrollo e integración social"; Daniel García Delgado,
Investigador CONICET/FLACSO, Área Estado y Políticas Públicas,
sobre "El desafío de la inclusión" y Guillermo Pérez Sosto, Coordi-
nador de la Cátedra UNESCO, sobre "Replantear la cuestión social",
en el panel "Estado y sociedad: los desafíos de la exclusión" en el
marco del Ejercicio de previsión sobre "Cohesión Social: desafíos,
tendencias y perspectivas", efectuado el 3 de julio de 2003.
A continuación encontraremos otros tres textos, correspon-
dientes a las intervenciones de: Roberto Pons, Coordinador del
Departamento MERCOSUR de la UIA, sobre "Perspectiva econó-
mica y cultura del trabajo"; Marta Novick, Subsecretaría de Pro-
gramación Técnica y Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo,

11
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Empleo y Seguridad Social, sobre "Transformación económica y


políticas de empleo" y Bruno Théret, Director de Investigaciones
Económico Sociales del Centre National de la Recherche Scientifique
en la Université Paris IX - Dauphine, Francia, sobre "El contexto
internacional de las transformaciones actuales", en el panel
"Sociedad y economía: los desafíos del contexto y la genera-
ción de trabajo" en el marco del Ejercicio de previsión sobre
"Cohesión Social: desafíos, tendencias y perspectivas", reali-
zado el 3 de julio de 2003.
El duodécimo texto, "La política social como desarrollo eco-
nómico", del 3 de julio de 2003, corresponde al acto de cierre del
Ejercicio de previsión sobre "Cohesión Social: desafíos, tenden-
cias y perspectivas", a cargo de Daniel Arroyo, Secretario de Políti-
cas Sociales y Desarrollo Humano y Viceministro de Desarrollo Social.
En décimo tercer lugar, encontraremos el texto de Mariel
Romero, Investigadora independiente en temas de opinión pública,
especializada en técnicas de investigación cualitativa, Coordinadora
del Ejercicio de Previsión, que resume el análisis y las conclusiones de
los Grupos Operativos de Discusión realizados durante el "Ejercicio de
previsión. Cohesión social: desafíos, tendencias y perspectivas.
Hacia una visión compartida de sociedad" presentadas en la Sesión
Plenaria del Seminario Permanente del 26 de noviembre de 2003.
El texto que sigue, el décimo cuarto, reproduce la conferencia
sobre "Los jóvenes frente a los procesos de desafiliación social",
del 21 de abril de 2004, a cargo de Michel Kokoreff, Maitre de Con-
férences à l'Université de Lille 1, Investigador del Centre National de
la Recherche Scientifique à l'Université de Paris V, experto en temas
de juventud.
A continuación, en décimo quinto y décimo sexto lugar, se
encuentran dos intervenciones orales de Didier Demazière, Maitre
de Conférences à l'Université de Liège, Director de Investigaciones
del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y miembro

12
Introducción

del Comité de Redacción de Sociologie du Travail, "Aspectos políti-


cos de la desocupación" del 24 de agosto de 2004, en un intercam-
bio con expertos en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social y "La desocupación y sus significados societales y biográfi-
cos", conferencia dictada el 25 de agosto de 2004, en el Ministerio de
Desarrollo Social.
El décimo séptimo texto corresponde a un artículo de Anto-
nio Colicigno, Secretario de Desarrollo Social de la Municipalidad de
La Matanza, Provincia de Buenos Aires, quien realiza su aporte
desde la experiencia de la gestión territorial en "Desarrollo social:
una reflexión desde lo local", de noviembre de 2004.
Para finalizar, agradecemos a todos quienes han acompañado
la iniciativa desde su inicio, colaborando con el montaje y desarrollo
del Seminario Permanente y de la Cátedra UNESCO sobre las
manifestaciones actuales de la cuestión social. Especialmente a
Manuel Bernales Alvarado, Especialista de Programa del Sector Cien-
cias Sociales y Humanas de la Oficina Regional de Ciencia para Amé-
rica Latina y el Caribe - UNESCO; Francisco Piñón, Secretario General de
la OEI; Enrique Sosa de la Fundación Promoción Humana y Ramón
Ermácora de Incasur, quienes facilitaron los auspicios de la UNESCO,
la OEI y la WSM para la presente publicación.
Asimismo, agradecemos la invalorable cooperación de Gilles
Rivière, Director de Estudios, Ecole des Hautes Etudes en Sciences
Sociales, Paris; Joël Le Bail, Agregado de Cooperación Científica y
Técnica del Servicio de Cooperación y Acción Cultural de la Emba-
jada de Francia en la Argentina; Jean Pierre Lavaud y Fortunato
Mallimace, Directores del Centro Franco Argentino de Altos Estudios
de la Universidad de Buenos Aires y Miguel Vallone, Director Nacio-
nal de Cooperación Internacional del Ministerio de Educación, Cien-
cia y Tecnología y Secretario Adjunto de la Comisión Nacional
Argentina de Cooperación con la UNESCO.

13
I

I
Las manifestaciones actuales
de la cuestión social1

Guillermo Pérez Sosto 2

"La 'cuestión social' es una aporía fundamental en la cual una


sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar el
riesgo de su fractura. Es un desafío que interroga, pone en cuestión la
capacidad de una sociedad (lo que en términos políticos se denomina
una nación) para existir como un conjunto vinculado por relaciones de
interdependencia."
Robert Castel: "Las metamorfosis de la cuestión social."3

Escenario conceptual

Las transformaciones ocurridas en la Argentina durante los


últimos 27 años, que sufrieron un proceso de aceleramiento en la
última década, dieron por tierra la imagen de la sociedad que tenía-
mos hasta ese presente, en la medida que dejamos de definir las
conductas o formas de organización social por el eje tradición-
modernidad y abandonamos la explicación de los fenómenos socia-
les por el lugar que ocupan en la historia.
1. Documento base de la convocatoria a las primeras reuniones de expertos,
investigadores y académicos que posibilitó construir el espacio de discusión
que dio origen al Seminario Permanente y posteriormente a la Cátedra
UNESCO. Elaborado en octubre de 2001. Actualizado en noviembre de 2002.
2. Sociólogo, Investigador del Instituto Di Tella, Coordinador de la Cátedra
UNESCO sobre las manifestaciones actuales de la cuestión social.
3. CASTEL, Robert. Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del
salariado. Buenos Aires, Paidós, 1997.

15
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

La propuesta de un análisis de este tipo acepta renunciar al


principio central de la sociología clásica: la correspondencia
entre reglas institucionales y conductas.
Ya no vivimos en una sociedad industrializada por un pro-
ceso sustitutivo de importaciones, que al igual que las sociedades
con un mayor grado de desarrollo relativo estaba dominada por
conflictos sociales centrales, sino que vivimos en medio de un
flujo incesante de cambios.
Asimismo, la idea de sociedad ha sido reemplazada por la
de mercado.
Mercado donde se reemplaza la explotación por la exclu-
sión, un modelo de funcionamiento por una estrategia de
cambio y una visión sincrónica por una visión diacrónica.
Sin embargo, en este caso paradigmático, no existe una
sociedad que sea solamente un mercado, sólo existe un país en
el que el mercado bordea el gueto. Un país en el que la innova-
ción y el movimiento rodea grandes bolsones de exclusión.
En este tipo de sociedad dual, donde coexisten zonas
abiertas a la economía mundial con comunidades cerradas, se
destruye la posibilidad de intervención política a la vez que la
de protesta social, produciendo una descomposición de la acción
colectiva: una acentuación del desarrollo desigual entre los seg-
mentos y territorios dinámicos de la sociedad y aquellos que
corren el riesgo de convertirse en irrelevantes desde la perspec-
tiva de la lógica del sistema.
Observamos la liberación paralela de las formidables fuerzas
productivas de la revolución electrónica aplicada a los flujos de infor-
mación y dinero y la "consolidación de los agujeros negros de mise-
ria humana en la economía global." 4

4. CASTELLS, Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cul-


tura. Siglo Veintiuno Editores, México, 1999.

16
I

Es en este proceso, que la fragmentación social se extiende,


ya que las identificaciones se vuelven más específicas y aumenta la
dificultad de compartirlas.
En estas condiciones de esquizofrenia estructural, las pautas
de comunicación social se someten a una tensión cada vez mayor. Y
cuando la comunicación se rompe, cuando deja de existir, ni siquiera
en forma de comunicación conflictiva (como sería el caso de las
luchas sociales o la oposición política), los grupos sociales y los indi-
viduos se alienan unos de otros y ven al otro como un extraño y al
final como una amenaza.

Escenario social

La distribución regresiva del ingreso, acompañada de des-


ocupación alta y constante, dan como resultado un aumento de la
pobreza y la exclusión. Esta situación de creciente inequidad pare-
cería retrotraernos en el tiempo hacia problemas sociales del
pasado, cuando la expresión "cuestión social" remitía a los disfuncio-
namientos de la sociedad industrial naciente hacia fines del siglo XIX.
Desde el principio de los años ochenta, el crecimiento de la des-
ocupación y la aparición de nuevas formas de pobreza parecieron,
al contrario, llevarnos a largo tiempo atrás. Pero a la vez se ve con
claridad que no se trata de un simple retorno a los problemas del
pasado. Los fenómenos actuales de exclusión no remiten a las cate-
gorías antiguas de la explotación. Así, ha hecho su aparición una
nueva cuestión social.5
En lo que a nosotros concierne y a los efectos de enmarcar
nuestro análisis, señalaremos, en acuerdo con lo enunciado por

5. ROSANVALLON, Pierre. La nueva cuestión social. Repensar el Estado


providencia. Buenos Aires, Manantial, 1995.

17
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Pierre Rosanvallon, que el advenimiento de una nueva cuestión


social se traduce en una inadaptación de los viejos métodos de
gestión de lo social, que más allá de los acuciantes problemas de
financiamiento y de las penosas disfunciones de los organismos del
Estado, lo que está puesto en tela de juicio son los principios orga-
nizadores de la solidaridad social y el fracaso de la concepción
de los derechos sociales para ofrecer un marco satisfactorio en
el cual pensar la situación de los excluidos.
Mientras en el escenario europeo frente a las fracturas socia-
les, que se agravaron durante los años ochenta, la intervención
pública recuperó toda su justificación; la ideología del Estado
ultramínimo pasó de moda y todo el mundo reconoció el papel
insoslayable del Estado para mantener la cohesión social. En
nuestro caso, como en la mayoría de los países de la región, frente a
situaciones similares en su calidad pero agravadas por su peso numé-
rico y para el mismo período, los Estados se vieron obligados a
renunciar a parte de los márgenes de maniobra para su inter-
vención, ante el discurso hegemónico del Estado mínimo.
Asimismo, los antiguos productores de solidaridad y toda
la Seguridad Social, montada a partir de la segunda posguerra,
continúan desintegrándose de manera probablemente irrever-
sible. Las evoluciones demográficas, la disociación creciente entre
la esfera de los aportantes y la de los beneficiarios, el aumento del
conocimiento sobre las diferencias entre los individuos y los grupos
se conjugan para quebrar la visión de la seguridad social y la
solidaridad.
La Seguridad Social ya no aparece como el centro aglutina-
dor del progreso social, no cubre más que una parte del campo lla-
mado social.
La Seguridad Social constituye en lo sucesivo un vasto sistema
polimorfo, de fronteras difusas y financiamiento complejo, en el cual
se mezclan, cada vez, más inextricablemente aportes y contribuciones,

18
I

préstamos, subvenciones y transferencias de cualquier naturaleza.


Esta evolución se aceleró desde los años ochenta por el aumento de
la desocupación, el desmoronamiento de la base tributaria salarial y
la disminución de la cantidad de aportantes que resultó de ello. Las
políticas públicas de exención o de reducción de las cargas sociales
para alentar a las empresas a crear empleos no ha hecho más que
incrementar ese movimiento.
Por otra parte, la concepción tradicional de los derechos
sociales, comprueba ser inoperante para tratar el problema
mayor de la exclusión.
En un contexto de desocupación masiva y crecimiento de
la exclusión, esta visión de los derechos sociales como compen-
sadores de un disfuncionamiento pasajero deviene inadaptada.
Una situación como la descripta indica una inflexión deci-
siva en la percepción de lo social que prevaleció durante cerca
de un siglo, obligando a los Estados a "reconsiderar las expresiones
usuales del contrato social, a reformular la definición de lo justo y lo
equitativo, a reinventar las formas de la solidaridad." 6

Desigualdad

El malestar social está vinculado a la existencia de un des-


empleo masivo cuya persistencia alimenta la doble sensación de
una pérdida de identidad y una incertidumbre creciente sobre el
futuro. Pero al mismo tiempo se percibe claramente que el fenó-
meno es más profundo y más complejo. Lo que se quiebra
secretamente es tanto la misma organización social como el
imaginario colectivo.

6. ROSANVALLON, Pierre. La nueva cuestión social. Repensar el Estado


providencia. Buenos Aires, Manantial, 1995.

19
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Vastos sectores de la sociedad ya no saben muy bien quiénes


son, a qué conjunto o clase pertenecen, qué es lo que los relaciona a
unos con otros. En definitiva, no saben a dónde los lleva la situación
actual, pero temen vivir mañana peor que hoy.
El plebiscito constante de la opinión pública, toma día tras
día, confusamente, el cariz de una desaprobación. Desaprobación
que se ve reflejada tanto en la anomia social como en la generali-
zada desconfianza hacia los dirigentes políticos, económicos o
mediáticos.
El triunfo de una sociedad individualista aporta consigo un
formidable potencial de progreso y al mismo tiempo de padeci-
mientos. El mercado mundial impulsa el crecimiento y destruye
puestos de trabajo; permite financiar la economía pero limita los
márgenes de maniobra presupuestarios; multiplica las riquezas
pero aumenta las desigualdades hasta lo intolerable. La apología
del mercado y de la defensa de los derechos del hombre no basta
para construir una representación de la sociedad que permita que
ésta se reconcilie consigo misma y rechace las amenazas.7
Para Jean-Paul Fitoussi, dos padecimientos se superponen en
el malestar contemporáneo. El más visible es el procedente de las
conmociones económicas. Pero hay también otro, más subterráneo,
que remite a los efectos destructores del individualismo moderno. La
crisis que atravesamos es indisociablemente económica y antropo-
lógica; es a la vez crisis de civilización y crisis del individuo. Fallan
simultáneamente las instituciones que hacen funcionar el vínculo
social y la solidaridad (crisis del estado de bienestar), las formas
de relación entre la economía y la sociedad (crisis del trabajo) y
los modos de constitución de las identidades individuales y
colectivas (crisis del sujeto).

7. FITOUSSI, Jean-Paul. La nueva era de las desigualdades. Buenos Aires,


Manantial, 1997.

20
I

Para Fitoussi, la sociedad se enfrenta con dos tipos de des-


igualdades, que se expresan en términos diferentes.
Las desigualdades persistentes que ponen en evidencia las
estadísticas sobre la distribución de los ingresos, la vivienda,
etcétera. Corresponden a la visión clásica que se tenía de la des-
igualdad cuando se construyeron esos sistemas estadísticos. Esas
desigualdades persisten y hasta se profundizan.
En lo sucesivo se agregan a ellas nuevas formas de des-
igualdad tanto más individualmente experimentadas por encontrar
poco eco en los medios de comunicación: desigualdades ante el tra-
bajo y la condición asalariada, incluso ante el endeudamiento, las
consecuencias de la implosión del modelo familiar, las nuevas formas
de violencia.

Exclusión

Los desocupados de larga data o las familias sobre endeu-


dadas no constituyen poblaciones en el sentido tradicional de la
acción social. Los individuos a los que conciernen, tampoco son un
grupo en el sentido sociológico. No hacen más que compartir cierto
perfil de orden biográfico, sus vidas han atravesado ciertos pro-
cesos, ciertas trayectorias que presentan cierta homología: sucesión
idéntica de rupturas sociales o familiares, mismo tipo de desencajes
profesionales. Son las formas de su historia y no sus características
socio profesionales las que los acercan. Es por eso que no constitu-
yen ni una comunidad social ni un grupo estadístico.
En este caso, lo importante es analizar con claridad la natu-
raleza de los procesos que conducen a las situaciones de exclu-
sión, en tanto éstas son las resultantes de un proceso particular.

21
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

De donde surge la importancia de las nociones de precariedad y


vulnerabilidad.8
La dificultad de los excluidos para articular sus demandas está
dada en que no constituyen una fuerza social a la que podría movi-
lizarse. Tampoco son los nuevos proletarios de la sociedad de des-
ocupación. No tienen un interés común propiamente dicho. No
forman en absoluto una clase objetiva. Constituyen la sombra pro-
yectada de los disfuncionamientos de la sociedad, resultan de
un trabajo de descomposición, de desocialización.9
El concepto de exclusión representa por lo tanto una manera
particular de reconocer y definir los problemas sociales, así como las
categorías y poblaciones correspondientes. En este sentido, la exclu-
sión no es un nuevo problema social, sino más bien otra manera de
describir las dificultades para establecer solidaridades, sea de los
individuos entre sí, sea de los grupos en el conjunto social. Hablar de
inserción es entonces interesarse en las diferentes formas de
agregación existentes o por promover.10

Fragilización del trabajo

El crecimiento del desempleo de larga duración, la nueva


pobreza, personas sin techo, etcétera, han constituido en los últimos
quince años a la exclusión como el gran hecho social. Al mismo
tiempo, la "cuestión social" se desplazó: se pasó de un análisis
global del sistema (en términos de explotación, repartición,

8. CASTEL, Robert. De l'exclusion comme état à la vulnérabiliteé comme


processus. París, Esprit, 1992.
. ROSANVALLON, Pierre.La nueva cuestión social. Repensar el Estado provi-
dencia.Buenos Aires, Manantial,1995.
10. NASSE, Philippe. Exclus et Exclusions: connaitre les populations, com-
prendere les processus. París, Commissaria t général du Plan, 1992.

22
I

etcétera) a un enfoque centrado en el segmento más vulnerable


de la población. La lucha contra la exclusión polarizó toda la aten-
ción, movilizó las energías, ordenó la compasión.11
Algunas visiones sobre la sociedad están hoy distorsionadas
por la polarización de todas la atenciones sobre los fenómenos de
exclusión, que aunque importantes, no agotan la cuestión social. La
justa denuncia de la miseria y la pobreza no debe dispersarnos
de un enfoque más riguroso de las tensiones y contradicciones
que atraviesa la sociedad.
La fragilización multiforme del trabajo asalariado (preca-
riedad, flexibilidad) modifica también en profundidad nuestra
sociedad. Así, es en su centro, y no únicamente en sus márgenes
donde hay que considerar la cuestión social.12
Robert Castel no vacila en decir al respecto: "El problema más
grave no es tal vez el de la desocupación. No lo digo para quitar dra-
matismo a la situación de millones de desocupados, sino para invi-
tar a mirar, por encima del desempleo, la degradación de la
condición del trabajo".13
La provocativa puesta en guardia de Castel parece apropiada
por el hecho de que verdaderamente es la fragilización de la masa
central de trabajadores lo que termina por alimentar el creci-
miento del número de excluidos.

11. ROSANVALLON, Pierre. La nueva cuestión social. Repensar el Estado


providencia. Buenos Aires, Manantial, 1995.
12. ROSANVALLON, Pierre. La nueva cuestión social. Repensar el Estado
providencia. Buenos Aires, Manantial, 1995.
13. CASTEL, Robert. Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del
salariado. Buenos Aires, Paidós, 1997.

23
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Fragilización del trabajo en Argentina14

En la Argentina la fragilización multiforme del trabajo


alcanza al 57% de los ocupados.
Por fragilización del trabajo debemos entender cuando
además de escaso, el empleo del tiempo de las personas que se
dicen ocupadas se despliega en actividades de subsistencia, pre-
carias o de baja calificación.
En las áreas urbanas, el empleo no sólo es escaso, el poco que
hay suele ser de baja calificación, según el informe del Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) sobre la base de los datos
de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de octubre de 2002
que relevó una tasa de desempleo del 23.6%.
En el promedio de los 28 aglomerados urbanos donde se
mide la encuesta el 27.2% de los ocupados no tiene aportes jubi-
latorios, el 23.7% esta subocupado, el 25.7% gana menos de
$200 mensuales, y el 17.4% vive de changas.
Además, el 13.2 % está en tareas de baja calificación, como
el servicio doméstico o la construcción, el 9.8% está sobreocupado
por insuficiencia de ingresos. El 2.0% es cartonero o vendedor
ambulante y el 1.2% participa de actividades de trueque.
Como muchos revistan en más de una categoría, la suma de
los porcentajes no da 100, sino más. Pero el 57% de los 7.755.000
ocupados encuadra en, al menos, una de estas categorías de
"empleo pobre o de mala calidad".

14. El análisis de la información que se brinda en el punto Fragilización del


trabajo en Argentina fue actualizado en noviembre de 2002, en base a infor-
mación relevada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) a
través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de mayo y octubre de
2002.

24
II

II
El proceso de individualización: fragilización
de los soportes de identidad frente a las
transformaciones del capital y del trabajo1

Robert Castel2

Trataría de reflexionar sobre un fenómeno que afecta a la


sociedad y que hace que un gran número de individuos vea degra-
dar su status, perdiendo los soportes identitarios por obra de las con-
mociones que inciden en la organización del trabajo; las que se
deben, sin duda, al nuevo régimen del capitalismo contemporáneo
que, particularmente, destruye sin piedad los sistemas de regulación
y de protección que se habían construido alrededor del trabajo.
Este proceso tiene hoy una dimensión mundial. Sin embargo,
los diferentes países están afectados de manera distinta. No olvido
que estoy en la Argentina, que es, sin duda, uno de los países donde
este proceso tiene efectos verdaderamente desastrosos.
Lamentablemente, no estoy en condiciones de hablar directa-
mente del caso argentino, simplemente porque no lo conozco sufi-
cientemente. Mi conceptualización va a estar construida a partir de
datos que se refieren, principalmente, a Francia y a Europa Occiden-
tal. Como no estamos en otro planeta, espero que podamos realizar
una distinción acerca de las relaciones entre mi propuesta y la situa-
ción Argentina.

1. Conferencia Inaugural del Seminario Permanente sobre las manifestacio-


nes actuales de la cuestión social, del 26 de septiembre de 2002.
2. Sociólogo, Director de Estudios de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences
Sociales (EHESS), París. Autor de "La metamorfosis de la cuestión social.
Una crónica del salariado."

25
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Parto de una constatación, que es la de la popularidad del


discurso teórico que exalta al individuo y al individualismo: estaría-
mos cada vez más en una sociedad de individuos, donde el proceso
de individualización, que transforma nuestra experiencia social de
manera profunda, está permanentemente solicitando respuestas
individuales a los desafíos de la sociedad.
Este discurso no es falso. Es cierto que las transformaciones
actuales pueden, en gran medida, leerse a través de este principio
de individualización. Así en la organización del trabajo se asiste a
una puesta en movilidad de las tareas y del desarrollo de las carre-
ras profesionales donde el individuo trabajador, es solicitado a res-
ponder adaptativamente a los cambios tecnológicos, administrando
él mismo un recorrido profesional que deja de estar programado
por anticipado.
También se observa una individualización creciente de las rela-
ciones familiares; se habla de la crisis de los sindicatos, de las organi-
zaciones políticas, de las iglesias, de la mayoría de las instituciones,
en tanto que están impugnadas como grandes estructuras colectivas
que ahogarían al individuo.
Esto nos debería llamar a reflexionar sobre la concepción del
individuo, que es así llevado al primer plano de la escena. Así,
desde ese punto de vista, las cosas no aparecen del todo claras,
porque detrás de la tendencia central de promocionar y/o exaltar
al individuo liberado de las presiones colectivas, se encuentra el
núcleo de la ideología neoliberal, dominante hoy en día. "El indivi-
duo debería estar en condiciones de desplegar todas sus capacida-
des y lo hace si ya no está tomado en esta suerte de picota de
reglamentaciones burocráticas."
Sin embargo, esta celebración de la independencia del indivi-
duo sólo coincide en parte con la problemática actual del mismo, es
decir, que existe otro perfil del individuo igualmente contemporá-
neo. Por ejemplo: un trabajador que ha perdido su trabajo después

26
II

de estar 20 años en una empresa, pareciendo integrado, protegido,


casi seguro de poder controlar su porvenir. Luego, ha habido una
reconversión industrial y ese trabajador vio extinguida su relación
laboral perdiendo gran parte de lo que le daba una consistencia, un
reconocimiento social como "individuo por entero".
Sin embargo, este trabajador es siempre un individuo y podría
decirse incluso, que está más solicitado como individuo que cuando
estaba en seguridad. Ahora tiene que movilizarse para encontrar
trabajo, adaptarse a su nueva situación, enfrentar el decrecimiento
de sus recursos, encontrar medios para arreglárselas día a día en la
incertidumbre.
Podríamos tomar otro ejemplo: el de un joven que está bus-
cando su primer empleo y que va de "trabajito" en "trabajito", que
vive en la precariedad y que a veces llega a la delincuencia.
Tendríamos aquí con los "cartoneros" un ejemplo límite de
esta manera de ser un individuo que se moviliza en total precarie-
dad. A toda esta gente no se le puede negar la calidad de individuo,
pero se debe reconocer que es una manera muy incómoda, muy pro-
blemática de ser un individuo.
Hay al menos dos perfiles contrastantes del individuo con-
temporáneo: está el individuo de quien se exalta el valor del éxito y
está el individuo que podríamos calificar como "individuo por
defecto", que es condenado a ser individuo en condiciones difíciles.
Un individuo sobreexpuesto, sometido a la precariedad perpetua,
amenazado de invalidez social. Puede temerse que esta manera de
ser individuo sea cada vez más frecuente y ustedes están, en la
Argentina, muy bien ubicados para saberlo.
De esto podemos extraer una implicación: hay "individuos e
individuos". Esta proposición puede sonar muy banal e incluso trivial,
si pensamos que las diferencias entre los individuos son de orden psi-
cológico y no mucho más. Hay "individuos e individuos", porque
estos son desigualmente sostenidos para ser tales.

27
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

El individuo no es una sustancia dotada de una vez y para


siempre de sus potencialidades positivas. Existe un individuo dotado
de un mínimo de independencia, el individuo que celebra la Decla-
ración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y que se ha con-
vertido en uno de los valores de referencia de nuestras sociedades.
Existe otro individuo carente de soportes, al cual las condiciones de
su independencia no le son dadas y que es más bien un "individuo
por defecto".
Podemos dar un paso más para explicitar esta hipótesis pre-
guntándonos cuáles son los soportes necesarios para ser reconocidos
como un individuo de pleno derecho. Aquí voy a tener que hacer un
pequeño desvío histórico, porque la historia social nos enseña, que
estos soportes tampoco son dados de una vez y para siempre, sino
que el primer soporte necesario para el hombre moderno, para ser
verdaderamente un individuo, fue la propiedad.
Esta propuesta puede parecer chocante, pero basta con releer
a los primeros liberales o tomar en serio la Declaración de los Dere-
chos del Hombre y del Ciudadano, y comprender lo que estos textos
decían e intentaban hacer.
Para Rousseau, Saint Just o Roberspierre, el individuo moderno,
en el momento en que se libera de los sistemas de coerción y por lo
tanto, de las relaciones de protección de la antigua sociedad, tiene
absoluta necesidad del punto de apoyo de la propiedad.
El Hombre -según Locke, testigo de esa situación en el siglo
XVII-- es amo, dueño de sí mismo y propietario de su propia persona,
de sus acciones y su trabajo. Así, deja de ser el hombre de algún otro,
como decía el antiguo derecho feudal, poniéndolo bajo dependencia
de un superior, de un amo, de un soberano. Puede, entonces, existir
por sí mismo, conducirse como un hombre independiente a partir de
la base de la propiedad. Esta es la razón por la cual la propiedad está
ubicada en el lugar de derecho inalienable y sagrado en la Declara-
ción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La propiedad es la

28
II

condición de una existencia independiente, la posibilidad de ser un


ciudadano que pueda determinarse por si mismo y ser propietario
de su propia persona.
Este es el núcleo de la concepción moderna del individuo, que
es además, la concepción liberal; un individuo libre, independiente y
valor de referencia de la sociedad; pero que puede ser más, porque
puede tomar apoyo en sus propiedades.
Hay evidentemente una implicación mayor de esta concepción
de individuo y es la cuestión del status del individuo no propietario,
que es esencialmente la cuestión del trabajador, del asalariado, es
decir, de aquel que solo tiene su trabajo para vivir o para sobrevivir.
Esa es la cuestión de la separación de la propiedad y el trabajo que
está en el meollo de la cuestión social moderna.
¿El trabajador, el pequeño asalariado, puede verdaderamente
ser un individuo de pleno derecho? Hay que contestar que no. Aquel
que no tiene más que su trabajo para vivir y sobrevivir no puede ser
un individuo en el sentido positivo de la palabra, o más bien, la sepa-
ración de la propiedad y del trabajo lleva dos maneras opuestas de
ser un individuo.
Esta no es una posición ideológica o política de mi parte, es una
especie de constatación que se puede hacer en el momento que el
capitalismo moderno se instrumenta a partir de fines del siglo XVIII.
Se podrían multiplicar los testimonios del desarrollo, al princi-
pio de la modernidad, de categorías de individuos que están en las
antípodas de lo que esta sociedad celebra en la forma de individuos
libres, o de "individuos libres, iguales y responsables", tal como figura
en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Es así que observando la manera en que viven gran parte de
los trabajadores de la época: jornaleros y trabajadores manuales,
que trabajan día a día. El abate Sieyès habla de ellos como un "ins-
trumento bípedo", sin libertad, sin moralidad.

29
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

No es por casualidad que cito al abate Sieyès, que fue, en el


momento de la Revolución, el inspirador principal de la Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Es el mismo que habla
de estos trabajadores como de "instrumentos bípedos" y en ellos
piensa Voltaire cuando habla de "la canalla".
Esto no expresa un desprecio de clases, sino una suerte de
constatación sociológica, viendo cómo viven y cómo son tratados
esos asalariados de la época, que no tienen ninguna manera de ase-
gurar su independencia como individuos y que son, no sólo misera-
bles, sino despreciados. Este es el problema que aparece al final del
siglo XVIII y que va a agravarse en el siglo XIX con la modernización
de las sociedades.
La industrialización hizo que estos pequeños asalariados
miserables se volvieran cada vez más numerosos e indispensables
pero que quedaran igualmente miserables. Van a constituir ese pro-
letariado que Marx define y que la profusa literatura de la época da
en llamar "pauperismo en el siglo XIX", que no es sólo la miseria
material sino ese estado de estigmatización moral en la cual que-
daban prisioneros estos pequeños trabajadores de la época.
Es un problema político grave, porque estos individuos que
sólo tienen para "perder sus cadenas" como dice Marx, corren el
riesgo de bascular hacia la subversión y hacer saltar esta organización
social en la cual no tienen nada y no son nada.
Es también una suerte de contradicción antropológica funda-
mental, la existencia en el corazón de la sociedad moderna de indi-
viduos cada vez más numerosos, que no poseen la característica que
esa misma sociedad moderna le reconoce a los individuos, ninguna
independencia, ninguna libertad, ningún derecho.
¿Cómo se salió de esa situación? Esencialmente por el hecho
de haber puesto protecciones y derechos al trabajo.
El trabajador va a poder construir su seguridad, su indepen-
dencia, a partir de su trabajo. Es la constitución de lo que podríamos

30
II

llamar "propiedad social", basada en derechos sociales que tienen


una función homóloga a la de la "propiedad privada" para los no
propietarios.
Para no ser muy abstracto, tomo el ejemplo de la jubilación: la
situación del anciano trabajador, que ya no podía trabajar, fue
durante siglos un problema terrible por el riesgo de caer en un dete-
rioro total y antes de morir, ir a parar al hospicio.
Con la jubilación todo cambia. Si bien este viejo trabajador
con su jubilación no va a vivir en la opulencia, tendrá al menos un
mínimo de seguridad que le permitirá existir por si mismo y escapar
a las formas siempre más o menos degradantes de la asistencia. Ésta
seguridad es un derecho construido a partir del trabajo, inscripto en
la legislación y garantizado por el Estado.
La jubilación es un ejemplo de esta "propiedad social " que
empieza a instrumentarse tímidamente en un país como Francia, a
principios del siglo XX y que se va extendiendo progresivamente
hasta finalmente cubrir prácticamente, al conjunto de la población,
brindándole seguridad social, en el sentido fuerte de la expresión, en
el marco de lo que podemos llamar "sociedad salarial ".
La "sociedad salarial " no es solamente una sociedad donde la
mayoría de la gente es asalariada; es también una sociedad en la cual
las garantías y los derechos que fueron construidos a partir del trabajo
asalariado, se aplicaron prácticamente a todos los miembros de esa
sociedad, incluidos los no asalariados, incluidos los no trabajadores.
En el marco de la construcción de lo que podríamos llamar
un "compromiso social " entre los intereses del mercado y los que
producen con su trabajo las riquezas, estas garantías y derechos
representan una seguridad y una protección mínima para aquellos
y aquellas que producen esas riquezas, es decir, los trabajadores y
las trabajadoras.
No podemos describir, ahora, cómo este basto emprendi-
miento, que podríamos calificar como "rehabilitación social " de los

31
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

no propietarios, en el sentido de haber dado las condiciones de inde-


pendencia y de reconocimiento social a esos miserables, que eran los
trabajadores de principios de la industrialización, se desplegó en el
tiempo, pero al final de este proceso de construcción, de protección
y de derechos, un técnico que trabajaba en una gran empresa en los
años 60´, quien no era necesariamente propietario, salvo de algunos
bienes, un auto, por ejemplo, tenía un salario relativamente confor-
table y sobre todo, en particular, protección y derechos que parecían
estar preparándolo para un futuro seguro, incluso para cuando ya
no tuviera la capacidad de trabajar y que llegara el tiempo de su
jubilación. En términos de independencia social podía sostener ven-
tajosamente la comparación con un rentista que estaba defen-
diendo su patrimonio privado.
Quiero ilustrar con esto, que hay un modelo positivo de indi-
viduo, de individuo de pleno derecho, imagen construida, a partir
del asalariado protegido por el Estatuto del Empleo.
Es también, sin duda, un modelo de individuo moderno por
excelencia, libre, emprendedor, dinámico. Por ejemplo, una mitolo-
gía, digamos, el joven ejecutivo de los años 60´, que representa jus-
tamente un perfil de individuo independiente, a tal punto que, aún
cuando tenga problemas personales podrá incluso visitar al psicoa-
nalista y no digo esto como un mal chiste por estar en la Argentina,
sino porque esta relativa independencia social permite también
desarrollar una atención con respecto a uno mismo, un cuidado por
uno mismo, y por el perímetro subjetivo de cada cual, respecto de su
interioridad. Justamente este individuo lo es a tal punto, porque dis-
pone de un soporte estable construido una vez más a partir de la
consolidación de su condición de trabajador.
Podría decirse que la gran transformación que afectó a nues-
tra sociedad occidental a partir de los años 70´ fue en gran medida
una pulverización de ese soporte, una desestabilización de la con-
dición salarial, con el desempleo de masas, la precarización de las

32
II

condiciones del trabajo y paralelamente el debilitamiento de las pro-


tecciones brindadas que dieron lugar a que un gran número de tra-
bajadores se volviera vulnerable.
No puedo hacer un balance de este cambio, cuyos efectos
empiezan a ser muy bien conocidos, pero puedo intentar decir en
qué medida estas transformaciones afectan el estatuto del individuo
y para eso creo que habría que reflexionar en cuanto a una para-
doja, la posibilidad para una mayoría de trabajadores de acceder a
ese status de individuo positivo se había hecho gracias a su inscrip-
ción en colectivos de trabajo: colectivos sindicales, convenciones
colectivas, regulaciones colectivas del derecho laboral y de la protec-
ción social, en definitiva, el estatuto colectivo del asalariado.
El estatuto del empleo protegido fue lo que permitió vencer
esa vulnerabilidad de masas, convirtiéndose en el patrimonio secular
de los trabajadores, en las relaciones laborales y en el estatuto por
fuera del trabajo.
Si es verdad que aquello a lo que asistimos hoy es, funda-
mentalmente, una descolectivización o una reindividualización de
las relaciones del trabajo y de los diferentes componentes de la con-
dición asalariada, se entiende que el basamento sobre el cual repo-
saba la posibilidad de ser un individuo independiente, corre el
riesgo de desmoronarse al menos para aquellos trabajadores, para
quienes la posibilidad de la independencia dependía de su partici-
pación en esa "propiedad social", en esa protección colectiva de la
"sociedad asalariada".
En cuanto a la paradoja de la individualización hoy, insisto, es
porque hay una promoción del individuo, una reindividualilzación,
pero esta individualización produce efectos contrastados sobre el
individuo. Están aquellos que se las arreglan bien, que maximizan
sus posibilidades, que liberan potencialidades, que podrían efectiva-
mente, estar ahogadas por reglamentaciones colectivas. Estos indi-
viduos son los que ganan, los ganadores de esta puesta en movilidad

33
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

generalizada y creo que ese proceso es el que sustenta la posición


neoliberal actual que, hay que reconocerlo, recoge o tiene cierta
audiencia aún más allá de los niveles patronales o gerenciales: "Libé-
rense, tomen riesgo. Libérense de las obligaciones colectivas."
Es, por ejemplo, la política del MEDEF, que es el gran sindi-
cato patronal francés y que lanzó una ofensiva muy grande para la
liberación del individuo contra todas las reglamentaciones y las pre-
siones, etc.
Me parece que este tipo de discurso comporta algo no dicho,
esconde algo, vale decir, que todos los individuos no están igual-
mente posicionados como para jugar este juego y para jugar positi-
vamente este juego hacen falta recursos y soportes. Hace falta algo
del orden de lo que Pierre Bourdieu llamaba "capitales" que no es
solamente el capital económico, sino también el capital relacionado
con lo social, etc.
Por otra parte yo agregaría, insistiendo otra vez: hace falta
también disponer de derechos y de protecciones para poder jugar
ese juego. Los que no poseen estas protecciones y derechos corren
el riesgo de perder pie, de venirse abajo y ser llevados en un proceso
de "fragilización". Es lo que yo había propuesto llamar "desafiliación",
es decir, la pérdida de estos sistemas de protección que habían cons-
tituido la base de una identidad social fuerte para la mayor parte de
los trabajadores.
Así encontramos los dos perfiles de individuos de los que partí
y que podríamos interpretar como dos respuestas o dos efectos con-
trastados de la hegemonía creciente de estos procesos de individua-
lización que atraviesan a nuestras sociedades.
En todo caso, como las dos tendencias límite son, esquemáti-
camente, el individuo conquistador, que saca partido de esta suerte
de "agiornamento" moderno y luego aquellos que quedan al borde
del camino, que son individuos por defecto.

34
III

III
Tesis provisionales para el diseño de las rutas
de acceso a las realidades diferenciadas en
nuestras sociedades, la intervención plural en
las expectativas de los ciudadanos y los
rendimientos funcionales de las organizaciones1

Xoan-Luis Pintos 2

Tesis 1

La tradición de las ciencias sociales nos ha transmitido la


tarea, o función socialmente admitida, de indagar acerca de lo que
habitualmente se denomina "Realidad" en nuestras sociedades. En
los primeros tiempos, y siguiendo el modelo de las ciencias riguro-
samente establecidas en aquel momento, se pensaba que sólo era
real aquello que podía ser entendido por la aplicación de determi-
nadas unidades de medida y se constituía como un objeto indepen-
diente del observador que realizaba la medición. "Realidad" era por
tanto igual a "una combinación de variables observadas y cuantifica-
das sin relación al sujeto que se sustentan por sí mismas sin apelación
a referentes validadores".3

1. Documento producido por Xoan-Luis Pintos para la Jornada de Debate del


Seminario Permanente, del 7 de octubre de 2002, acerca de las reconsidera-
ciones sobre la realidad social y sus percepciones.
2. Sociólogo, Director del Departamento de Sociología de la Universidad de
Santiago de Compostela, España.
3. Según el Diccionario de la Real Academia Española, algo válido consiste
en algo: "Firme, subsistente y que vale o debe valer legalmente".

35
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Tesis 2

Durante bastantes decenios se ha mantenido este plantea-


miento que ha generado infinitas series de datos numéricos porcen-
tuales, agregados, indexados, acumulables y siempre disponibles
para los diferentes actores sociales. La acción política se venía sus-
tentando en tales datos y la presentación de resultados (a través de
ingentes estadísticas) venía siendo la forma habitual aceptada de
legitimación del ejercicio del poder en cualquier nivel de las organi-
zaciones sociales.

Tesis 3

Los gestores y decisores de las diferentes organizaciones


públicas y privadas se han visto recientemente (en los últimos diez o
quince años) cuestionados desde diferentes instancias internas y
externas por diferentes, ajenas y, muchas veces, contrapuestas "per-
cepciones de la realidad". Esto ha supuesto una aceleración difusa
y dispersa de la falta de legitimidad de las instancias decisorias y un
enorme desconcierto ante la necesidad de "tomar medidas" para
recuperar la confianza y la comunicación perdidas.

Tesis 4

Correspondientemente, los científicos sociales (sociólogos,


psicólogos sociales, antropólogos, pedagogos, socio lingüistas, etc.)
nos hemos visto en la necesidad de reconsiderar lo que teníamos
"por realidad" en la tradicional perspectiva positivista. No sólo nos
encontrábamos con la crítica básica a la "objetividad" de los datos,
a su contingencia temporal o a su unilateralidad y linealidad, sino

36
III

que empezaban a aparecer fenómenos que no eran susceptibles de


ser medidos por las habituales unidades de medida positiva. Nos
enfrentamos así a una situación nueva: la observación de la dife-
rencia más allá del establecimiento de las identidades.

Tesis 5

Esta situación se ha vuelto más problemática porque la referen-


cia a las certezas derivadas de las ciencias "bien constituidas" se ha
vaciado de sentido por el largo proceso de incertidumbre generalizada
en las ciencias físicas y naturales vinculada a nuevas teorías (Planck,
Einstein 4, Bohr, De Broglie 5 , Heisenberg 6, Gödel 7, etc., etc.) que
han invalidado duramente las premisas básicas del conocimiento

4. Teoría de la relatividad especial o restringida (1905): "ningún objeto del


Universo se distingue por proporcionar un marco de referencia absoluto en
reposo en relación al espacio. Cualquier objeto (por ejemplo: el centro del Sis-
tema Solar) proporciona un sistema de referencia igualmente válido, y el
movimiento de cualquier objeto puede referirse a ese sistema". Teoría General:
"enunciado del principio de equivalencia según el cual los campos gravitacio-
nales son equivalentes a las aceleraciones del sistema de referencia" (1916).
De acuerdo con ella, las interacciones entre los cuerpos, que hasta entonces se
atribuían a fuerzas gravitacionales, se explican por la influencia de aquellos
sobre la geometría espacio-tiempo (espacio de cuatro dimensiones, una abs-
tracción matemática en la que el tiempo se une, como cuarta dimensión, a las
tres dimensiones euclídeas).
5. Dualidad onda-corpúsculo (1924): una entidad que estamos acostumbra-
dos a considerar como una partícula (por ejemplo: un electrón, con un
momento lineal p) puede comportarse también como una onda, mientras que
otras entidades que solemos concebir como ondas (por ejemplo: la luz, con
una longitud de onda L) también pueden describirse como corpúsculos (en
este caso, fotones). La longitud de onda L y el momento lineal p de una enti-
dad cuántica están relacionados por la ecuación pL = h, donde h es una cons-
tante conocida como constante de Planck.

37
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

(distinciones causa / efecto, sujeto / objeto, totalidad / parte,


verdad / error, etc.). Nos enfrentamos entonces a la necesidad de
recuperar los procesos básicos de establecimiento del conocimiento
y sus mecanismos de control de accesos a "la realidad" 8.

Tesis 6

El proceso básico es el del conocimiento que se establece


mediante el mecanismo de la observación. La realidad no es el atri-
buto existenciario de un objeto o de una situación, sino la construc-
ción de un observador. Todo lo que sea realidad es realidad para
un observador. El observador tiene su propio punto ciego que lo
sitúa en un lado y no en el otro de la distinción con lo que desconoce,
la distinción con que está operando. A través de una observación
de segundo orden es posible observar la distinción con la que el
observador de primer orden opera. El conocimiento sólo es posible
porque no tiene ningún acceso a la realidad excepto él mismo. El
conocimiento se produce por medio de operaciones de observar y

6. Principio de Incertidumbre o de Indeterminación (1927): "es imposible


medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de
una partícula". Afirma igualmente que si se determina con mayor precisión
una de las cantidades se perderá precisión en la medida de la otra, y que el
producto de ambas incertidumbres nunca puede ser menor que la constante
de Planck.
7. El primer teorema de Gödel (Incompletitud) establece que cualquier teoría
matemática coherente T que incluya los números naturales 0, 1, 2... es
incompleta: T contiene proposiciones S tales que ni S ni su negación (no S)
son demostrables en T. El segundo teorema de Gödel afirma que tal teoría T
no puede contener la demostración de su propia coherencia (ausencia de
contradicciones); la coherencia se puede demostrar en otra teoría mayor T',
pero para demostrar que T' es coherente se necesita otra teoría extendida T'',
lo que da lugar a una secuencia infinita de teorías (1931).
8. Véase Juan-Luis Pintos, "Construyendo Realidad(es): Los imaginarios
sociales", en la revista REALIDAD (U.A.J.F. Kennedy), Nº 1 (2001) 7-25.

38
III

de señalar observaciones (y descripciones). Esto incluye observar


observaciones y describir descripciones. El observar tiene siempre
lugar cuando algo se diferencia y cuando se señala en dependencia
de la distinción (Luhmann).

Tesis 7

Las Ciencias sociales renuncian por tanto a la explicación de la


totalidad social, porque el observador está siempre situado en un
lado (la sociedad que observa) y no en el otro de la distinción (un
mundo indiferenciado). Sólo trata de hacer descripciones de "lo
observable", que se constituye como tal en un medio en el que se
pueden realizar distinciones diversas con dos lados (uno marcado,
por la posición del observador, y otro no marcado del que "no sabe-
mos lo que no sabemos") unificados por una forma. En el medio de
"los individuos" se puede establecer una distinción con dos lados
("hombre" y "mujer") en uno de los cuales estará siempre el/la obser-
vador/a; la unidad de esa diferencia sería la forma "persona" 9. Sería
un grave error epistemológico, según Luhmann, creer que "las socie-
dades como grupos de hombres o como territorios pueden ser
observadas desde fuera" 10.

9. Véase Niklas Luhmann, La forma "persona" (1995), publicado en caste-


llano en Niklas Luhmann, Complejidad y modernidad: de la unidad a la
diferencia, Madrid, Trotta, 1998, pp. 231-244.
10. Niklas Luhmann, Die Gesellschaft der Gesellschaft, Frankfurt, Suhrkamp,
1997, p. 25. Recordemos las dificultades que siempre han tenido las ciencias
sociales para definir los distintos tipos de sociedades desde perspectivas glo-
bales. Recordemos la en otros tiempos muy extendida de "tradicional" y
"modernizada" (que tantas investigaciones ha dejado en Galicia) y en la que
siempre se llegaba a la misma conclusión: transición de lo tradicional a lo
moderno. También tuvieron su vigencia las denominaciones "Industrial",
"Postindustrial", "Consumista", "de Masas", "Capitalista", "Neo-capitalista",

39
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Tesis 8

Las sociedades actuales, este caos en el que creemos vivir, hay


que pensarlas bajo el concepto de "policontexturalidad" 11. Vivimos
en sociedades policontexturales de elevada complejidad. Vivimos en
sociedades que ya no disponen de centros ni vértices como referen-
cias únicas o totales de sentido para todos. Tenemos que enfrentar-
nos con situaciones de elevada complejidad y no disponemos de un
repertorio de saberes que nos permitan en cada momento situarnos
inequívocamente en un determinado ámbito de la realidad. Cada sis-
tema social funcionalmente diferenciado tiene la pretensión de que

"Socialista", "Comunista", "Desarrollada", "Subdesarrollada", etc., etc. Actual-


mente algunos se siguen sintiendo satisfechos con las vagas denominaciones
de "Norte / Sur", "Ricos / Pobres", "Imperiales / Dependientes" y así sucesiva-
mente. Este tipo de descripciones no se dan cuenta de que están posicionadas
en un lado de la distinción, el lado marcado, lo que les impide observar "el
otro lado". Es más, pretenden reducir todas las diferencias a una única reali-
dad social. Nosotros tendremos que reconocer la permanencia de la conexión
en red de distintos tejidos sociales que se mantienen en la realidad como múl-
tiples mediante la comunicación.
11. Llamamos "sociedades policontexturales" a aquellas en las que se pro-
duce la posibilidad formal de diferentes observaciones simultáneas y se
renuncia, por tanto a la seguridad última de la unidad de la observación.
No existe pues un único "Lebenswelt", común a todos los observadores como
referencia única, sino que partimos en nuestras observaciones de la pluralidad
de mundos y de sistemas de referencias. Luhmann lo toma de G. Günther
("Life as Poly-Contexturality", en Beiträge zur Grundlegung einer opera-
tionsfähiger Dialektik II, Hamburg, 1979). En una sociedad policontextural
la diferenciación no contempla un horizonte dentro del cual alguna actividad
parcial pueda pensarse como esencial, pues todas lo son. Asumo este neolo-
gismo tomado de los escritos recientes de Niklas Luhmann en el sentido, refe-
rido inicialmente a una disposición del arte de tejer (la trama o entramado),
del significado que recoge el Diccionario para "contextura", de "compagina-
ción, disposición y unión respectiva de las partes que juntas componen un
todo" (Diccionarios de la Real Academia Española, 1984). A diferencia del

40
III

su código particular puede definir la realidad de la sociedad. Pero


es su misma diferencia la que los limita recíprocamente. Por eso ha
adquirido una importancia excepcional el metacódigo, "Inclusión/
Exclusión". Cada sistema tiene que estar definiendo y delimitando
constantemente al ámbito de operación funcional de su código
propio; ello produce efectos de inclusión en los programas que
desarrolla y de exclusión para los no afectados. Hay una tendencia
actualmente a valorar positivamente los efectos de inclusión de los
sistemas parciales, en cuanto que la gestión de los gobiernos se
reduce en muchos casos a identificar grupos de sujetos para incluir-
los en sus operaciones de políticas públicas. Pero esa tendencia tiene
como efecto inevitable el de excluir a otros grupos de las mismas,
dado que la generalización de los factores de inclusión requieren
una infinita obtención de recursos. De ahí los efectos paradójicos de
los denominados "Estados del Bienestar" en un contexto de globali-
zación de la información.

"contexto" (y el admitido adjetivo "contextual") que tiene como referencia


primaria un entorno, la contextura se refiere a la complejidad del sistema. Se
refiere con ello también a que la complejidad implica tal cantidad de posibili-
dades que obliga a proceder selectivamente. Además de la significación
tomada de G. Günther, nos interesa en este contexto señalar otra de las carac-
terísticas de este tipo de sociedades. Me refiero al excedente de posibilidades
(no sólo excedente cuantitativo, sino también cualitativo) que nos obliga a los
ciudadanos de tales sociedades a proceder selectivamente. El mantenimiento
de la multiplicidad de posibilidades implica que el sentido está siempre vincu-
lado a lo plural por lo que la reducción de posibilidades nunca puede formu-
larse binariamente ("o esto o lo otro") sino, al menos, ternariamente ("esto, lo
otro o lo de más allá"). Esto tiene consecuencias para el sistema político y
para la forma "democracia".

41
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Tesis 9

El sistema social actual, funcionalmente diferenciado (Siste-


mas económico, político, científico, educativo, religioso, mediático,
etc.), solo puede legitimarse por el ejercicio de su función que con-
siste en resolver los problemas planteados por los individuos situados
en su entorno. No existen los individuos para beneficio del sistema,
sino el sistema se justifica beneficiando a los individuos. Estos son los
que irritan a los diferentes subsistemas a través de sus exigencias y
obtienen así rendimientos que responden a sus expectativas. No hay
ninguna instancia que pueda definir puntual o permanentemente
estas expectativas. Nadie esta legitimado inicialmente para hablar
en nombre de los demás (problemática histórica de la "salvación").
Pero los individuos aislados tienen pocas probabilidades de obtener
respuesta a sus propuestas, sea la que sea su posición respectiva en
el entorno del sistema.

Tesis 10

Por esto el funcionamiento satisfactorio de los sistemas


socialmente diferenciados requiere la constitución de organizacio-
nes (de diferentes niveles de actuación, públicas, privadas, locales,
globales, familiares, profesionales, etc.) a través de las que se pueda
evaluar la capacidad de los sistemas para satisfacer las necesidades
planteadas. Las organizaciones se definen básicamente como estruc-
turas capaces de tomar decisiones colectivas en base a las informa-
ciones recibidas. Actúan así cibernéticamente, nunca sustantiva-
mente o en base a principios inmutables, sino siempre vinculados al
tiempo, a través de recorridos recurrentes de los procesos sociales.

42
III

Tesis 11

El poder ya no es, por tanto, el constitutivo propio de la polí-


tica. El orden de la sociedad no se construye por la subordinación de
una parte de la sociedad a otra según el modelo de la dominación,
sino por la definición de realidades que puedan ser reconocidas
como tales por los implicados. El mecanismo básico de construcción
de esas realidades son los imaginarios sociales que nos permiten
percibir algo como real a través de la articulación del código "rele-
vancia / opacidad" 12.

12. En el último decenio se está dando un uso bastante frecuente de la expre-


sión "imaginarios sociales", sobre todo en el discurso mediático, pero tam-
bién dentro del ámbito académico. Estos usos no suelen estar respaldados por
alguna elaboración conceptual sino que se suelen mover en el espacio de las
nociones vagas y difusas del tipo: "lo que la gente se imagina", "los deseos
ocultos", los tópicos del sentido común, etc. En breve saldrá a la luz el resul-
tado de las investigaciones que vengo realizando para establecer las líneas
básicas de una Teoría de los Imaginarios Sociales, que aquí esbozo breve-
mente y cuyo desarrollo anterior puede consultarse en mi página personal de
Internet (http://web.usc.es/~jlpintos/) o en la del Grupo Compostela de Estu-
dios sobre Imaginarios Sociales (GCEIS) (http://www.gceis.org). Entre las
obras ya publicadas pueden consultarse: PINTOS, Juan-Luis, 1995, Los Imagi-
narios Sociales. La Nueva Construcción de la realidad social, Madrid, Sal
Térrea / Instituto "Fe y Secularidad", 1995; PINTOS, Juan-Luis, 2000, Más allá
de la ideología. La construcción de la plausibilidad a través de los imagina-
rios sociales, en M. A. Santos (Editor), A Educación en perspectiva, San-
tiago, Universidad de Santiago de Compostela, 2000, pp. 689-699; PINTOS,
Juan-Luis, 2000, Construyendo realidad(es): Los imaginarios sociales, en la
revista REALIDAD (U.A.J.F.Kennedy), Nº 1 (2001) 7-25; PINTOS, Juan-Luis,
2001, Los imaginarios sociales del delito. La construcción social del delito
por medio de las películas (1930-1999), en AA.VV., Política criminal, dere-
chos humanos y sistemas jurídicos en el siglo XXI. Homenaje al Dr. Pedro
David, Buenos Aires, Depalma, 2001, pp. 585-610.

43
IV

IV
Estado y economía: un enfoque regulacionista1

Bruno Théret2

El enfoque francés de la regulación se distingue de los otros


enfoques económicos por su manera de resituar la relación entre lo
político y lo económico.
En la disciplina económica hay tres maneras de concebir al
Estado en su relación con la economía.
El primer enfoque, formado por la mayor parte de las teorías
económicas -sean éstas neoclásicas, marxistas o incluso instituciona-
listas- deducen al Estado de la economía. Lo cual significa que éstas
teorías consideran que el Estado se construye para resolver los pro-
blemas de la economía. La teoría institucionalista considera que el
Estado debe resolver los problemas que no resuelve el mercado, por
lo tanto las instituciones políticas pueden ser comprendidas como
soluciones para reducir el costo de las imperfecciones del mercado.
Por su lado, la teoría marxista supone que el Estado esta ahí para resol-
ver las contradicciones del capitalismo. Existen también, dentro de este
enfoque, versiones más economisistas, es decir, que las instituciones

1. Conferencia dictada en el marco del Seminario Permanente sobre las mani-


festaciones actuales de la cuestión social, Instituto Nacional de Educación
Tecnológica (INET), el 1° de julio del 2003.
2. Economista, Director de Investigaciones Económico Sociales del Centre
National de la Recherche Scientifique en la Université Paris IX / Dauphine,
Francia.

45
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

surgen para resolver los problemas de la reproducción del capital o


versiones más sociológicas donde las instituciones aparecen para
resolver las contradicciones entre las clases sociales, que por su parte
son concebidas a partir de las relaciones de producción.
El segundo enfoque, que denominaremos intencionalista, nos
remite a la teoría keynesiana, donde el Estado está dotado de cierta
capacidad autónoma con respecto a la economía, que le permite
intervenir de manera voluntaria para orientarla y dotarla de una
tasa de crecimiento más o menos elevada.
Existe un tercer enfoque que considera que la racionalidad es
solamente económica y corresponde al cálculo utilitario. En este tipo
de perspectiva se supone que el Estado puede ser racional, pero que
tiene su propia racionalidad. Encontramos razonamientos como las
del public choice, que dota al Estado de cierto tipo de comporta-
miento donde su acción puede ser contradictoria con las necesida-
des económicas y con la racionalidad económica.
El enfoque de la regulación no es de manera alguna un enfo-
que del tipo del public choice, sino más bien se situaría en el polo de
la teoría económica que considera que el Estado posee su lógica de
funcionamiento, tiene finalidades y moviliza principios económicos
de distribución de los recursos que le son propios.
El enfoque de la regulación va a plantear el problema de la
relación Estado - economía como una relación de interdependencia
entre lógicas que pueden ser contradictorias. El Estado no es nece-
sariamente irracional o racional con respecto a la economía. Según
la coyuntura histórica, las instituciones, las formas de los sistemas
políticos, el Estado puede favorecer, desfavorecer o ser neutral con
respecto al desarrollo económico.
La Argentina es un buen ejemplo de un país donde lo político
no favoreció el desarrollo económico y no por razones como las que
invoca el public choice, puesto que por el contrario los gobiernos
que no favorecieron el desarrollo económico, han movilizado los

46
IV

principios de la racionalidad económica, tal como la ciencia econó-


mica los formula.
Este es el punto de partida. Esta posición es, de hecho, una
posición que está inspirada por los trabajos de historiadores. Por
ejemplo el caso de Fernand Braudel, se asienta en la historia de la
larga duración, donde se puede observar si el Estado, en algunos
periodos, favoreció o desfavoreció el desarrollo económico.
Esto trae a colación una fábula que está en el centro del dis-
curso económico, que es la fábula del trueque, hacia otra fábula que
será la fábula de la deuda. En una primera instancia con respecto a
la fábula del trueque, que todo el mundo conoce, es decir que las
instituciones mismas emergen para resolver los costos de transacción
como el trueque, los intercambios entre los individuos, que si no
tuvieran instituciones, como la moneda y el derecho por ejemplo, los
intercambios no serían óptimos.
A partir de esta fábula del trueque se desarrolló toda la ciencia
económica moderna. Es el fundamento sociológico del discurso eco-
nómico. Es desde un punto de vista epistemológico, el fundamento
del individualismo metodológico. Al principio, hay una sociedad de
individuos atomizados que emergen a través de los intercambios
mercantiles de los individuos. Eso es la sociología y la epistemología
de base del discurso económico. No sólo los economistas conciben la
sociedad de esta manera y los regulacionistas parten, más bien, de
una hipótesis sociológica que es la hipótesis de diferenciación de las
sociedades modernas a partir de sociedades holistas.
El punto de partida son sociedades tradicionales, donde no
hay diferenciación entre lo económico, lo político y lo religioso, pero
donde el individuo es concebido como formando parte de una tota-
lidad indiferenciada. Es también la hipótesis de antropólogos como
Louis Dumont. Las sociedades modernas actuales, con el amplio
lugar que le dan al individualismo, emergen por un proceso histórico
por medio del cual, en una primera etapa, lo político se diferencia de

47
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

la religión, luego lo económico se diferencia de lo político y luego la


esfera de la vida privada se diferencia ella misma, eso es lo que pode-
mos llamar la esfera doméstica.
Evidentemente esta tesis se encuentra en Parsons y en los
antropólogos como Louis Dumont, e incluso recientemente es lle-
vada a su extremo por un sociólogo como Niklas Luhmann, con la
idea que la sociedad es un conjunto de esferas, que son sistemas
cerrados que no pueden interactuar como no sea por medio del
flujo de informaciones, pero además la sociedad está dividida en
microsistemas que tienen su propia lógica de funcionamiento. Esta
sociología no es retomada integralmente por el enfoque regulacio-
nista porque, de alguna manera, sigue siendo funcionalista. Por
ejemplo, la esfera del Estado con respecto a la esfera de la economía
es considerada como el producto de una diferenciación funcional y
lo político en la esfera de la decisión colectiva, puede retroactuar en
la esfera de la economía, que es una esfera de transformación de la
naturaleza y de la producción. Es un esquema muy funcionalista
donde el único problema es que a partir de esta diferenciación fun-
cional, cada sistema pierde su capacidad de intervenir sobre los
demás como no sea modificando el entorno de cada esfera. Enton-
ces hay interdependencias.
Los regulacionistas plantean esta cuestión a partir de conside-
rar que la diferenciación social llega a una estructuración social en
diferentes órdenes de prácticas sociales. Un orden económico,
donde la finalidad de la acción es la acumulación de riquezas; un
orden político, donde la finalidad de la acción es la acumulación de
poder; un orden doméstico, donde la finalidad de la acción es la
reproducción del recurso humano, del hombre mismo a través de la
reproducción de las generaciones, a través de la alianza y la des-
cendencia; y un orden simbólico donde se producen discursos de
representación de la sociedad como totalidad y lo que éstas consi-
deran como la regulación, que es lo que permite al conjunto de

48
IV

mediaciones sociales, que a su vez permiten esta fragmentación de


la sociedad, hacer sociedad.
La regulación es el conjunto de mediaciones que permiten a
lógicas contradictorias, que encontramos en los diferentes órdenes
de práctica, construir y funcionar conjuntamente sin fragmentarse o
estallar. Parten de compromisos, ya que el modo de regulación es un
conjunto de compromisos sociales donde los representantes de los
diversos órdenes sociales prescinden de los compromisos.
A partir de esto, voy a desarrollar de una manera más precisa,
una forma de concebir a la sociedad como un sistema diferenciado
de órdenes sociales recompuestos a partir de mediaciones sociales,
de las cuales las tres principales son: el sistema monetario, el sis-
tema jurídico y el sistema ideológico, el sistema de las ideas o de
las representaciones de lo que hace sociedad. Y en una segunda ins-
tancia, una dimensión cada vez más económica, tratando de pre-
sentar esta visión de la sociedad como un tejido de diferentes tipos
de deudas, que pueden hacer sistema pese a las lógicas diferentes
de las formas de la deuda.
Lo que llamamos una diferenciación topológica para señalar
que una sociedad está atravesada por fronteras, por discontinuida-
des, a partir del momento en que hay esa diferenciación de los órde-
nes sociales, porque para reconstruir la sociedad hacen falta puentes
sobre esas discontinuidades y eso es lo que llamamos mediaciones
sociales que permiten funcionar juntos a los órdenes diferenciados.
Lo que distingue a los órdenes sociales es que están orienta-
dos hacia diferentes finalidades que movilizan principios de recursos
contradictorios. Dos ejemplos de cómo se pueden oponer el orden
económico y el orden político. El orden económico se diferencia a
partir de la introducción del mercado y del desarrollo de las relacio-
nes de intercambio. Los principios del intercambio son principios
contractuales donde formalmente los individuos son iguales entre
sí. Es un sistema de relaciones horizontales entre individuos que

49
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

recomponen relaciones sociales sobre una base de intercambio igua-


litario. Si miramos por el lado del orden político, comprobamos que
la estructuración del orden político se hace en base a relaciones
jerárquicas, tutelares y donde los principios de economía son princi-
pios de centralización de los recursos y de redistribución, así ustedes
ven que a un sistema de relación horizontal se le opone un sistema
de relación vertical. A un sistema de relación contractual entre igua-
les, donde la gente crea sus relaciones, tenemos un sistema tutelar.
Es decir que en el orden político el individuo entra en relación con la
totalidad social y con el centro que representa al conjunto de lo
social. Estamos en presencia de dos principios a la vez económicos y
políticos muy distintos e incluso contradictorios. Esto es lo que
explica que los partidarios del mercado intenten reducir al máximo
el lugar del Estado. Lo mismo en los casos de los modelos de socia-
lismo de Estado, que conciben a la sociedad de un modo jerárquico.
Entre la sociedad y los individuos, se intenta reducir la parte del
mercado al máximo.
Tomemos otro ejemplo más económico, la lógica del orden
económico donde se desarrollan las relaciones capitalistas de pro-
ducción, la lógica del comportamiento es una lógica de avance en el
capital. Es decir, que los individuos adelantan dinero para hacerlo
girar y llegar a un piso superior. El dinero debe reproducirse de
manera ampliada, ahí se utilizan las relaciones de producción. En lo
político es exactamente lo inverso, es decir que el dinero debe ser
gastado, gastado de modo de producir efectos de poder y entonces
necesariamente hay que ir reproduciendo el impuesto sobre la eco-
nomía. Estamos en una lógica del gasto, más que en una lógica del
anticipo. Otro ejemplo es que la gente que trabaja en el servicio
publico sabe bien que no hay contabilidad de capital de la función
pública, incluso si hay inversiones se considera que todo el dinero es
gastado en el año, no hay noción de amortización. Para construir
una comunidad el gobierno tiene que gastar su plata, para afirmar

50
IV

a la comunidad, mientras que en lo económico se puede decir que es


lo inverso y es la política la que es movilizada con fines económicos.
Es decir, se trata de acumular riqueza y para acumular riqueza se
van a movilizar relaciones políticas. Estamos en una configuración
opuesta, aquella de la lógica económica y de la lógica política.
En cierta forma se puede decir que en lo económico, que a
partir de ahí se cobra valor, el valor del hombre está ligado a lo que
tiene. En lo político es exactamente lo contrario, es decir que a priori
todos nosotros tenemos un valor que nos es reconocido social-
mente, tenemos un status social. El Estado nos reconoce un status
social y a partir de ese status vamos a tener acceso a recursos eco-
nómicos. Vamos a tener en función de lo que somos, mientras que en
lo económico uno es en función de lo que puede tener. Es necesario
que una sociedad resuelva esta contradicción entre esa diferenciación
de dos órdenes de prácticas sociales que son contradictorias y que
normalmente deben destruirse una a la otra.
Para recomponer esa sociedad se habla de mediaciones
sociales, a fin de construir compromisos estables que permitan a la
vez el desarrollo del orden político, el desarrollo de la economía, el
desarrollo del poderío y el desarrollo de la riqueza, es necesario que
haya una regulación de la lógica económica tanto como de la lógica
política. Es necesario que la búsqueda de poder no conduzca a la
destrucción de la riqueza y recíprocamente es necesario que la bús-
queda de riqueza no conduzca a la destrucción del poder de la
sociedad que le permite mantenerse en el sistema internacional. Es
necesario que haya un equilibrio de tensiones entre esas dos lógicas
de la riqueza del poder y ésto se hace a través del desarrollo de un
sistema monetario que esté regulado y que establezca un compro-
miso entre la lógica de la emisión monetaria privada, necesaria para
el desarrollo del capitalismo y de las relaciones mercantiles y la emi-
sión pública, que es también necesaria al Estado para poder desarro-
llar su fiscalidad y sus gastos, de forma que pueda funcionar como

51
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

poder del mismo modo, y eso también se hace por medio de un sis-
tema jurídico que esté regulado, a fin de equilibrar la emisión
pública de derecho por parte de la ley, por parte de la decisión cen-
tral colectiva, eso que podemos llamar la ley estatutaria y las emisio-
nes privadas de derechos que vienen del sistema de contratos y que
los individuos crean entre sí. El sistema jurídico regulado equilibra las
emisiones privadas y las emisiones publicas de derecho, quiere decir
que articula a los dos sistemas jurídicos, uno está sometido a la
lógica del orden económico mientras que el otro está sometido a la
lógica política.
El tercer tipo de mediación social, necesario para que una
sociedad diferenciada capitalista pueda funcionar, es de hecho la
construcción de un sistema simbólico de representación de la socie-
dad misma. Este sistema debe arbitrar entre dos concepciones de la
totalidad social: una concepción de la sociedad como reunión de
individuos, que puedan intercambiar en pie de igualdad y una repre-
sentación de la totalidad social como comunidad nacional. Por ejem-
plo, en las sociedades modernas individualistas hay una tensión
entre dos representaciones de la totalidad social, la sociedad como
Nación, como conjunto de individuos representados por el Estado y
que forman parte de un todo a priori y la otra concepción opuesta,
donde la totalidad viene de los individuos.
Sobre el problema del orden simbólico, tenemos el caso de la
revolución neoliberal, se ve bien que todo lo que pasó en la Argen-
tina necesitó de un cambio de representación de las élites que per-
mitió llevar a cabo esa política, porque hubo un cuerpo de doctrina,
de creencias que podían ir evidentemente a la par de ciertos intere-
ses sociales. Los intereses no están dados a priori y siempre son cons-
truidos en función de representaciones generales. El individuo aún
en el capitalismo no está siempre donde está su interés, puede tener
representaciones distintas de su interés. Si tiene una representación
microeconómica que hace abstracción de las externalidades, va a

52
IV

tener un comportamiento que va a representar su interés. Si tiene


una representación más macroeconómica con respecto a tener en
cuenta su demanda, va a definir su interés de una manera distinta.
Por eso es importante el hecho de que ha emergido un orden simbó-
lico autónomo respecto de lo político y lo económico, hay profesio-
nales de la ideología y nuestra lógica de acción de comportamiento
no es necesariamente la búsqueda de riquezas, la empresa o el
poder, puede ser hacer una bella construcción intelectual.
Hay lógicas de remuneraciones del comportamiento que son
propias de cada esfera. Un artista se puede decir que no está bus-
cando ni el poder ni el dinero, sino que está en una lógica del actuar,
de la obra, que está auto remunerado. Todo esto para decir de la
importancia de este orden simbólico, pero por supuesto el orden
simbólico no puede vivir solo, todos estos órdenes diferenciados
siguen siendo interdependientes, por ejemplo el mercado necesita
del monopolio de la violencia física legitimada en el Estado, sino las
relaciones de mercado iguales son imposibles. Evidentemente es un
modelo ideal típico donde incluso las sociedades actuales no están
totalmente indiferenciadas, porque al mismo tiempo un hombre
poderoso en la economía va a tratar de convertir su poderío econó-
mico, fundado en la riqueza, en poder político. Normalmente el
modelo de la democracia es, a pesar de todo, un obrero y un patrón
valen cada uno una voz. En la economía el obrero y el patrón no
tienen voz y voto de la misma manera, uno vale cien mil dólares y el
otro cero dólar.
Esto es una muestra de que el sistema de valores no es el
mismo en ambas esferas. En cambio, hay siempre tendencias a la
retotalización social y a la conversión del capital de una esfera en la
otra esfera. Por ejemplo los políticos van a utilizar su poder político
para enriquecerse, a eso lo llamamos corrupción, entonces moral-
mente está reprimido, lo cual muestra que pese a todo, esto es con-
tradictorio con las representaciones que conocemos globalmente y

53
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

es por eso que evidentemente las relaciones así llamadas horizonta-


les en la economía son relaciones desiguales y al mismo tiempo se
refieren no al individuo sino a una nueva comunidad social porque
el sistema de deudas comerciales está ligado a la división del trabajo
y la moneda.
Es necesario que en el comercio se confíe en la misma
moneda, es necesario que ellos acepten la moneda porque piensan
que a su vez los otros también la van a aceptar y que esa moneda es
un poder para la comunidad comercial que acepta esta moneda
como su bien colectivo y que por lo tanto representa su totalidad, la
de ellos. Con respecto a las desigualdades, puede ser que el asala-
riado no acepte el endeudamiento porque no tiene crédito, es por
eso que va a seguir siendo un asalariado y no un empresario. Incluso
en la esfera económica comercial, en la medida que haya procesos
de acumulación de riqueza hay desigualdad real, que hace que los
contratos sean asimétricos y que la iniciativa del endeudamiento no
le sea dada a todo el mundo sino a los que ya tienen crédito, que ya
acumularon riquezas y a partir de las cuales ya se les tiene confianza
para volver a darles crédito y ahí vemos como hace la antigua lógica
de la ley primordial de la herencia para volver.
El concepto de vínculo social visto a través de la idea de deuda
permite caracterizar mejor esta situación. Tenemos que volver a los
principios antropológicos que están olvidados en el discurso econó-
mico y que están ligados simplemente al hecho de que los hombres
nacen y mueren y tienen sexos distintos. El análisis económico hace
total abstracción de esta realidad, el homo -economicus no nace, no
muere, no tiene sexo y no tiene género. Evidentemente eso es lo que
permite eliminar la dimensión totalmente holista de la sociedad y olvi-
dar que los individuos heredan del pasado. Cuando nacen heredan
todo lo que la sociedad acumuló hasta ese momento y que pasa a
través de su formación en la familia, en el sistema educativo y luego en
las relaciones sociales que se construyen en la familia y en la sociedad.

54
IV

Toda esta dimensión de la persona humana no tiene lugar en


el discurso económico estándar, incluido en el discurso instituciona-
lista, incluido también en esta economía que pretende darle lugar a
las instituciones. En cambio, en la antigua economía institucionalista
y en el historicismo alemán, la economía institucionalista, es algo que
pone por delante y en primer lugar y esto es también lo que hacen
los regulacionistas, quienes en cierta forma se inscriben en esta tra-
dición institucionalista americana. Si parto desde aquí, desde el
punto de vista de la economía es muy interesante referirse al trabajo
de los antropólogos que plantean que lo que los individuos reciben
al nacer es un crédito de vida, es un capital de vida, y este crédito
que han recibido al nacer deben pagarlo a lo largo de toda su vida.
Evidentemente, los individuos nacen endeudados respecto de la
sociedad. En las sociedades tradicionales se representaba este endeu-
damiento como un endeudamiento respecto al más allá de la vida y
por eso es que se hacían sacrificios a los ancestros o a las divinidades
que representaban por su parte esta inmortalidad que permite a las
generaciones nacer y volver a nacer. Y lo que es muy interesante es
que la noción de deuda es nominalmente introducida para pensar
eso. En las civilizaciones indias o chinas por ejemplo, se habla de
deuda fundamental, es así que el individuo debe a lo largo de toda
su vida pagar los intereses de esta deuda por medio de sacrificios,
por medio de ritos, es una manera de demostrar que el individuo se
reconoce endeudado con respecto al más allá, a los dioses y con res-
pecto a la sociedad, a su sociedad.
Esto no es como nuestra tradición, la europea, donde es la
institución del pecado original la que se encarga de esto, de esta
deuda original; esto se encuentra muy bien expresado en Nieztche,
en su "Genealogía de la moral". Es decir que se es concebido como
naciendo endeudado y a través de ese pecado. Quiero poner el
acento en un elemento central, y es que ese tipo de deuda no se
puede rembolsar.

55
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Una segunda característica de ese tipo de deuda es que está


fundada en el pasado y una tercera es que es referida a una autori-
dad superior, es decir a la totalidad social, a la representación de la
inmortalidad, etc. Ese mismo tipo de deuda existe todavía en nues-
tras sociedades, basta con pensar qué es el impuesto.
Al impuesto se lo ve emerger con la noción de soberanía, sobe-
ranía del Estado, de la sociedad, del pueblo, de entidades colectivas.
Nosotros, cuando pagamos los impuestos, no es por eso que nos
vamos a liberar de la deuda que tenemos con la sociedad, pagamos
impuestos todos los años y los vamos a pagar hasta morir. Esa deuda
que representa el pago del impuesto no es reembolsable y es una
deuda vertical, también, porque es desde el individuo hasta la totali-
dad social y esa es la forma primordial de la deuda, ¿Por qué?, porque
es como se hace el pasaje entre los sacrificios o el impuesto o el
diezmo pagado a la Iglesia, por medio de la invención de la moneda.
La moneda, en esta perspectiva, no ha sido inventada para
resolver los problemas de cambio, sino que es un sustituto del sacri-
ficio y eso lo vemos aparecer a partir del momento en que poderes
temporales se instituyen como representantes del mas allá, de las
autoridades celestiales, es la divinidad, son las iglesias, son las hiero-
cracias, las jerarquías de los sacerdotes y en ese momento ellos
exigen que los individuos paguen su deuda en forma de diezmo a las
iglesias. Son las iglesias las que inventaron la forma fiscal, luego el
Estado, con la monarquía de derecho divino por ejemplo, hace lo
mismo, se instituye como representante de Dios sobre la tierra,
como poder soberano sobre la sociedad y se autoriza la deuda en
forma monetaria.
Podemos llevar el origen del capitalismo al hecho de que cier-
tos grupos sociales quieren liberarse de esa jerarquía social que es
muy pesada porque se da en una sociedad que no le deja lugar al
individuo y entonces siguiéndolo a Weber, pero también a distintos
autores, podemos considerar que el capitalismo emerge cuando la

56
IV

burguesía (este grupo social particular) inventa un nuevo tipo de


deuda, un nuevo tipo de relación social, porque una deuda es una
relación entre dos personas, inventa deudas que son la figura inver-
tida de la deuda primordial, ¿Por qué? Porque esas deudas están
fundadas en relaciones igualitarias, como por ejemplo, las letras de
cambio y porque no están fundadas en una historia pasada sino en
apuestas al porvenir.
Se hace emerger el crédito a partir de proyectos de empresa,
de creación de riqueza futura y entonces esas deudas no son dere-
chos debidos al hecho de que formamos parte de una totalidad y
que hay que seguir reproduciéndola, sino que se deben, a que
alguien nos anticipó una suma de dinero, para que nosotros pudié-
ramos llevar a cabo un proyecto, de creación de riqueza por ejem-
plo, que va a permitir pagar la deuda. Una deuda fundada en
proyectos sobre una futuridad, contrariamente a la tradición
pasada, deuda horizontal entre dos personas y no entre un indivi-
duo y un colectivo, que puede estar representado por un individuo
pero que es un colectivo.
Es ahí que tenemos un desdoblamiento de las formas de la
deuda porque podemos decir que se puede utilizar la misma pala-
bra, porque entonces ustedes pueden pagar esas deudas con la
misma moneda, pueden utilizar la moneda del príncipe que sirve
para pagar el impuesto y reintroducirla en el circuito de los inter-
cambios mercantiles para pagar ese tipo de deudas mercantiles. El
soberano, el monarca, puede aceptar que paguen con monedas
mercantiles y ahí se ve que aún teniendo lógicas sociales muy distin-
tas, el soberano que va a hacer la guerra y los mercaderes que quie-
ren crear deuda, sin embargo van a hacer sociedad juntos. Entre
ellos se van a alimentar utilizando la misma moneda y creando así
una comunidad de pago.
El dólar es simbólicamente muy interesante para entender
ésto. Un billete de un dólar, de un lado del billete dice que permite

57
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

pagar todas las deudas publicas y privadas, del otro lado del billete
dice "In God we trust " ("En Dios Confiamos") y ahí tenemos exacta-
mente la moneda como mediación social. Se refiere a una autoridad
superior, que es Dios en este caso, porque es un país religioso y al
mismo tiempo la misma moneda nos permite pagar nuestras deudas
públicas y privadas, nuestros impuestos y nuestros contratos.
Los economistas dicen que el mercado debe ser autoregula-
dor, significa que no se necesita más endeudamiento tradicional y
vertical; ya no se tiene necesidad del Estado y de representantes, de
la totalidad colectiva. El mercado puede bastar para crear una socie-
dad y lo que esto propone como lazo social es competidor y contra-
dictorio con el vínculo nacional o comunitario.
Evidentemente ese tipo de deuda horizontal de hecho no
puede prescindir del otro tipo de deuda porque los mercaderes
siguen muriendo, siguen naciendo y siguen heredando. Cuando nacen
heredan el capital cultural de sus padres y entonces es un espejismo
creer que el mercado va a reemplazar al Estado.
Lo más importante es ver que ese tipo de deuda transforma
la deuda primordial misma y vamos a observar una reversión de la
deuda primordial y eso es lo que podemos llamar, la deuda social. Es
decir que la deuda tradicional, la deuda de autoridad se va a con-
vertir en deuda social y ahí aparecerán los problemas del sistema de
protección social, etc., porque la aparición del mercado, de las comu-
nidades mercantiles, conduce a un cambio de la representación
global de la sociedad.
La tercera mediación social, mencionada anteriormente, la
representación de lo que es la totalidad social es la época de la luces,
la Ilustración y es entonces el ascenso de una concepción de la sobe-
ranía democrática y de la sociedad que ya no se refiere a Dios y a los
ancestros, sino a sí misma. Así llegamos a sociedades que podemos
llamar autoreferenciales y la noción de soberanía queda totalmente
invertida ya que se pasa a una concepción de la soberanía del

58
IV

pueblo, donde el Estado representante de esta sociedad sólo es


soberano por préstamo. Es el pueblo el que presta al Estado su sobe-
ranía a través de un sistema de representación política.
En las sociedades tradicionales holistas, la persona era deudora
del Estado o de la Iglesia o de los ancestros. Ahora es lo inverso, el
individuo es el acreedor del Estado y es el Estado el que está endeu-
dado con respecto a los individuos, eso es lo que dice Durkheim
cuando habla de deuda social, la deuda de la sociedad con respecto
a los individuos y es lo que está en el origen de la transformación del
Estado, en ese Estado paternalista, providencial, benefactor. La con-
sistencia particular de un derecho a la vida en la deuda adquirida
sobre la colectividad, por el simple hecho de ser miembro de ella.
Adviértase que la revolución conceptual que se opera en ese
momento, para ocurrir realmente le va a llevar un siglo y medio y
que esto es impugnado en la concepción norteamericana. Esta con-
cepción de que al individuo que nace la sociedad le debe protección
de su vida, es algo que dio totalmente vuelta la concepción tradi-
cional, visión mucho más coherente con esa segunda concepción de
la deuda entre individuos iguales y libres.
A pesar de esas diferenciaciones entre la lógica económica y la
lógica política, ahí se han operado mediaciones de transformación
social: transformación del sistema monetario, transformación del sis-
tema jurídico, transformación de las representaciones simbólicas del
discurso sobre la sociedad que permitieron hacer funcionar en con-
junto estas dos lógicas opuestas. Un dato que muestra que esta pro-
blemática sigue actuando, son las transformaciones de la familia
actual, donde se ve que esta dualidad de las formas de la deuda
penetra incluso en el ambiente doméstico. La esfera doméstica está
fundada en dos tipos de relación: la relación de alianza entre los
géneros y la relación de filiación.
Tenemos entonces estructuras de parentesco con relaciones
de alianza y de filiación. Alianza normalmente horizontal aunque

59
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

haya disimetrías evidentes. El contrato entre iguales se ha apode-


rado de la relación de alianza. Quiere decir que el matrimonio puede
concebirse como una empresa común fundada sobre el futuro de la
pareja, es decir que hay una apuesta. Ahora tenemos una posibili-
dad de divorciarnos por consentimiento mutuo. Antes no se podía
romper normalmente ese vínculo, eran necesarias condiciones muy
especificas, hacía falta el permiso de la autoridad del Estado, de la
sociedad. Ahora el modelo cambió completamente, es el modelo del
endeudamiento privado. El vínculo que se crea entre el hombre y la
mujer se hace sobre ese modelo. En cambio el lazo de filiación, ese
es el problema de la familia actual, proviene siempre de la figura de
la deuda primordial. Cuando uno tiene un hijo, es para toda la vida
y ahí no se pueden introducir cuestiones contractuales. Es la tenden-
cia que existe por ejemplo con el movimiento homosexual, hay fun-
damentalistas que quieren introducir de alguna manera el tipo de
relación contractual en la filiación, pero de hecho se ve que ahora la
esfera doméstica ha interiorizado la atención entre deuda privada y
deuda publica que existe ya a escala de la sociedad. En el estadio
actual es muy interesante porque produce la misma inversión que la
relación de soberanía en el seno de la familia, es decir que en vez de
tener la autoridad paterna y la autoridad parental, ahora son los
hijos los acreedores de los padres. Esto se observa en los movimien-
tos actuales respecto de los derechos del niño, que se imponen a los
padres, allí se ve bien que este enfoque tiene sentido.
Ahora podemos construir una economía que no está sepa-
rada de la sociología y de la antropología. ¿En 10 años la economía
qué será? ¿será la gestión de la deuda?
Se puede hablar de la política monetaria, acerca de la diná-
mica de la producción articulándola a los problemas de finanzas
públicas, de impuestos, de gastos sociales; quedando conectado con
los problemas que se plantean los sociólogos, los politólogos, los
antropólogos. Otra ventaja de este enfoque es que tenemos una

60
IV

economía general, donde están en presencia, simultáneamente,


principios de distribución de recursos y de movilización de recursos
plurales, de transacciones comerciales, de transacciones de redistri-
bución o centralización.
Cada sociedad tiene esferas más o menos desarrolladas
donde el mercado tiene más lugar que la economía redistributiva o
el lugar de la economía familiar es más o menos fuerte, pero en
todas las sociedades tenemos estas tres economías que están siem-
pre articuladas entre sí. Evidentemente a priori no están articuladas
funcionalmente, pueden articularse según círculos viciosos más que
virtuosos y es ahí donde las instituciones de la regulación son cen-
trales. Es que cuando hay regulación se tienen buenas instituciones
que permiten la convivencia de estos diferentes principios económi-
cos, pero también de valorización de los individuos, porque a partir
de la economía pública es que el hombre tiene cierto valor de sus
derechos sociales y políticos, independientemente de su valor en el
mercado, son los derechos de los pueblos.
Tenemos un principio de valorización de la persona que en
esencia es social y es ese el principio de ciudadanía, pero también se
tiene el principio competidor, que puede ser complementario o bien
opuesto, que es la valoración de las capacidades de los individuos,
evaluados en el mercado de trabajo, que les permite acceder a acti-
vidades productivas, comerciales, acceder a un ingreso, a un tipo de
consumo y a valorizarse a través de ese consumo.
Por lo tanto, tenemos a la vez, individuos que son porque
tienen y que van a tener porque son. La convivencia de estos dos prin-
cipios es la que asegura una buena o mala regulación de la sociedad.

61
V

V
Protección social, federalismo y mundialización1

Bruno Théret2

El análisis de la relación entre federalismo, protección social y


mundialización es fruto de una investigación comparativa entre los
Estados Unidos y Canadá. Esta investigación partió de un asombro,
los Estados Unidos y Canadá tienen economías muy implicadas y pró-
ximas, hay una proximidad geográfica muy fuerte y sin embargo no
hay convergencia ni política, ni social, ni cultural.
Esta ausencia de convergencia se identifica inmediatamente
una vez que se comparan los sistemas de protección social de ambos
países. En Estados Unidos se tiene el grado cero del estado paterna-
lista o benefactor y la intervención social del Estado pasa en gran
parte por un objetivo de pleno empleo que, de hecho, está adminis-
trado por la Reserva Federal. El Estado no les debe protección social
a los asalariados, sino que les debe la posibilidad de estar empleados,
lo cual no significa que en los Estados Unidos no haya formas de pro-
tección social. En cambio en Canadá hay un complejo conjunto de ins-
tituciones de protección social que se parece mucho a los Estados

1. Conferencia dictada en el marco del Seminario Permanente sobre las mani-


festaciones actuales de la cuestión social, Instituto Nacional de Educación
Tecnológica (INET), el 2 de julio del 2003.
2. Economista, Director de Investigaciones Económico Sociales del Centre
National de la Recherche Scientifique en la Université Paris IX / Dauphine,
Francia.

63
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

benefactores europeos. La gran diferencia existente evidentemente


en el sistema de salud, pero hay otra gran diferencia que no se con-
sidera en los estados paternalistas como proveniente de una política
social, pero que de hecho debería ser incorporada como tal, y son los
programas de la ecuación de los ingresos entre las unidades federa-
das. Canadá se caracteriza por un programa de precuación de los
ingresos, precuación significa redistribución por parte del Estado
Federal a las provincias, en base a la idea de que debe haber una
igualdad de condiciones de acceso a los bienes públicos y sociales en
todas las provincias, esto está de alguna manera constitucionalizado,
mientras que en Estados Unidos no hay ningún programa de pre-
cuación, lo cual no significa que no haya transferencias federales a
los Estados federados, pero en general estas transferencias son una
multiplicidad de programas focalizados.
En relación a las teorías económicas clásicas de la convergen-
cia, es notorio en el caso de Canadá, que cuanto más se ha adap-
tado a la política económica norteamericana y se ha integrado en
sus flujos económicos, normalmente se debería haber visto un ali-
mento de formas de la protección social en ambos países en razón
de las teorías del dumping social, por ejemplo.
Para responder a esta cuestión hay que mirar hacia la dife-
rencia de sistemas políticos federativos. Es decir que mirando en
larga duración la producción y construcción de los sistemas, en
Canadá uno se da cuenta que esto estaba íntimamente ligado a la
forma muy diferente de federalismo que existe en ambos países,
de federalismo pero también de sistemas de representación polí-
tica. Entonces una gran diferencia esencial que aparece y que
podemos esquematizar, oponiendo un tipo intraestatal o intragu-
bernamental de federalismo con un tipo intergubernamental o
interestatal de federalismo que es propio de los Estados Unidos y
que está ligado al hecho de que los estados federados participan
en la decisión a nivel del Estado Federal a través del rol de la segunda

64
V

cámara que es el Senado. Esto es lo que caracteriza a un sistema


intraestatal, puesto que se ve que hay un sistema piramidal porque
los estados federados participan de la decisión federal. Este tipo
está opuesto a un sistema interestatal, del cual Canadá es un buen
ejemplo. En ese tipo interestatal el Senado tiene un rol muy débil o
nulo y los gobiernos de las provincias no participan de la decisión en
el Estado Federal.
No hay asociación y conjuntamente se tiene un sistema fede-
ral de relaciones intergubernamentales, relaciones diplomáticas, en
cierta forma, entre provincias y estados federales. Esto se asocia al
hecho de que hay dos tipos distintos de competencia política que
existen entre los dos órdenes de gobierno federal y federado. En el
caso de Estados Unidos, en razón de que no hay precuación, la com-
petición entre las unidades federadas es manejada por el mercado,
es un recurso al mercado. Puesto que cada Estado tiene su propia
política económica, que consiste en atraer capitales, atraer mano de
obra, endeudarse en el mercado financiero, y es a través de la eco-
nomía de mercado que van a ajustarse las relaciones y el flujo econó-
mico entre los estados federados.
Esta competencia económica es arbitrada por el Estado Fede-
ral, lo cual refuerza el proceso de centralización de las decisiones en
Estados Unidos, federalismo que protege el mercado. Lo que es muy
importante de ver es que este modelo de federalismo es conside-
rado en la literatura mundial de ejes como el único modelo exis-
tente, como siendo el arquetipo del sistema federal.
En el caso de un federalismo intergubernamental como en
Canadá, en razón de la precuación, no hay competencia económica
entre las provincias porque si ellas procuran tener niveles de produc-
ción mucho más elevados que el vecino en razón de la redistribución,
hay una desincitación a esta competición económica entre los terri-
torios, la hay pero de alguna manera se desincita. De hecho la com-
petición política se hace entre las provincias y el Estado Federal.

65
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Hay una competencia por la legitimidad para concentrarla a


nivel federal o nivel provincial. Por lo cual es tan legítimo ser primer
ministro provincial, como primer ministro de la federación. La cons-
trucción de la Nación es muy difícil, porque se puede construir tanto
a nivel de la provincia, como de la federación. Esto es lo que hemos
observado con la historia propia de Québec. Mientras que para las
provincias angloparlantes la Nación debe construirse más bien a
nivel federal. Así esta competencia, entre lo federal y lo federado
político, se hace en torno de la construcción de política social.
El caso canadiense es un buen ejemplo, porque el proceso de
competencia en la construcción del Estado, lo que de esa manera
llaman los anglosajones, se hace a través de la innovación social. Por
eso es que en Canadá se ha visto emerger un Estado benefactor com-
pleto, en base a iniciativas federales y también muchas iniciativas pro-
vinciales que luego fueron generalizadas al conjunto de la federación.
Los politólogos tienen tendencia a caracterizar el estilo político
canadiense como un estilo donde hay que estar construyendo perma-
nentemente una agenda política, es decir que constantemente hay
que poner la balanza en nuevas políticas, tanto a nivel federal como a
nivel federado, en razón de esta dificultad que tiene el Estado federal
para situarse por encima de las provincias en la jerarquía de poder.
Estos son los elementos que me da la comparación entre Esta-
dos Unidos y Canadá, me parece que de inmediato se torna casi evi-
dente que la configuración canadiense es muy elocuente para la
construcción europea, aunque la construcción europea se haga sobre
la base de un modelo de federalismo norteamericano, a través del
mercado y de hecho, su sistema de institución política, su tipo de fede-
ralismo en gestación, se parece absolutamente al caso canadiense.
Se tiene un federalismo en gestación que es de tipo intergu-
bernamental con un nivel supranacional y un sistema de relaciones
diplomáticas y de las finanzas internacionales, y este poder está úni-
camente ligado a los desacuerdos entre los estados y a su ausencia

66
V

de voluntad para una estabilización de las relaciones financieras


internacionales que dependen de ellos. Por el momento tenemos
una regulación caótica de la finanza internacional, es decir que se
interviene únicamente cuando hay crisis, pero se deja actuar al
poder internacional de la finanza. En cambio si hubiera un acuerdo
entre los Estados para regular, la finanza perdería su poder.
Otro ejemplo es el caso de la protección social y ahí son los
efectos de las políticas de mundialización, de libre intercambio,
sobre las condiciones de vida y de protección social de las poblacio-
nes. Es la hipótesis que acabo de evocar, ya que los órdenes políticos
tienen necesidad de dedicarse a la protección social para legitimarse.
En el marco europeo se observa que actualmente hay dos pro-
yectos: hay un proyecto de Europa liberal, que remite a lo que aca-
bamos de citar, es decir al modelo americano de federalismo donde
son las relaciones de mercado las que regularían las relaciones entre
los estados miembros. El otro modelo es el que pretende hacer de
Europa una potencia política, dotar a Europa de una dimensión polí-
tica con una capacidad de acción internacional. Porque se ve muy
bien que la gran contradicción del proyecto europeo actual, es tener
una capacidad mundial, una capacidad política igual a la económica
y así esto va a chocar evidentemente con su incapacidad interna
para hacer emerger un verdadero gobierno democrático europeo
que tuviera la legitimidad para resolver los conflictos entre los dis-
tintos Estados miembros y entonces llegar a un proceso de decisión
unificado que permita la proyección al exterior.
Por eso la apuesta de cuáles son las condiciones para hacer
emerger una Unión Europea que tuviera un carácter político y un
Estado federal que viniera a sobreagregarse a los estados nación
miembros. Mi hipótesis es que es necesario que la protección social
se transforme en una apuesta de legitimación entre el nivel europeo
de gobierno y los Estados miembros, ya que de hecho es realmente
lo que se ha observado.

67
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Luego del tratado de Mastrich, que instrumenta la unión polí-


tica, monetaria y del Banco Central europeo, se ha planteado, inme-
diatamente, una intervención bastante activa del nivel europeo
sobre las políticas de empleo. Se vio aparecer la estrategia europea
para el empleo con un nuevo método que se llama "método abierto
de coordinación" que permite llegar a una estrategia unificada de los
distintos estados miembros.
Primero tenemos esta estrategia europea del empleo y luego
vemos llegar una extensión de esta estrategia europea del empleo
en el terreno de la protección social, que es sin embargo un terreno
de competencia exclusiva de los estados miembros. Lo cual significa
que las decisiones sólo pueden tomarse por unanimidad y no por
mayoría ni mayoría calificada. Lo cual se ve de inmediato, una vez
que la unión económica y monetaria se efectiviza. Es que hay un des-
borde de políticas europeas en el terreno de la protección social y se
ve muy bien que se ejerce una necesidad de legitimación a nivel
europeo y que debe intervenir en la protección social e implicarse en
las políticas sociales.
Así observamos que se desarrolla un tipo de método para
construir estas políticas que se parece mucho al que existe en
Canadá. Se trata, no ya de buscar la convergencia de las institucio-
nes, la armonización de las instituciones, sino de llegar a la definición
de normar objetivos comunes, creados a partir de indicadores nego-
ciados y de dejarles a los estados miembros la manera de llegar a
cumplir con esos objetivos.
El problema evidentemente es que el nivel europeo de
gobierno no tiene un poder financiero a partir del cual pueda partici-
par de forma más activa en este proceso. Depende de un proceso
muy lento de acuerdo y negociación entre los estados miembros
acerca de la definición de los objetivos comunes y sobre todo, sobre
la construcción del lenguaje de los indicadores que deben ser comu-
nes y los procedimientos de medida en cada país donde los sistemas

68
V

institucionales son muy distintos. Por lo tanto hay una lentitud del
proceso que está vinculada, pero lo que me parece absolutamente
fundamental y que confirma esta idea de que la construcción polí-
tica de Europa depende o va a depender de la construcción social de
Europa es ese desborde de políticas monetarias hacia políticas de
empleo y de protección social, de intervención del nivel europeo
sobre las políticas nacionales.
Ahí vemos bien que el federalismo vuelve a ser regulador de
las políticas neoliberales o de las políticas de mundialización de libre
cambio, etc., puesto que esto conduce a construir un modelo social
que no es solamente un mito: el modelo social europeo, sino que
va a corresponder a cierto número de normas medibles, cuantifica-
das y que, por lo tanto, podrán constituir concretamente un sistema
de referencia. La idea es que las dinámicas de recomposición territo-
rial, que observé en dos casos de federalismo en gestación, tienen
elementos de mundialización, en la medida que conllevaron procesos
de integración continental, aparentemente de carácter únicamente
económico. En cambio, estas estrategias de mundialización engen-
dran procesos de regulación del proceso mismo de mundialización y
es una nota un poco más optimista.

Intercambio

Pregunta: Mi pregunta básicamente se remite al caso prác-


tico de la expansión de la Unión Europea en términos de estados
miembros, de cómo se expandirá a partir del 2004 y cómo influye
este tipo de expansión concreta y geográfica en este esquema de
federalización que usted plantea, ya que no sé hasta que punto,
estos nuevos Estados miembros son concientes de este proceso y
hasta qué punto pueden engendrar una continuidad o un cambio
en ésta mundializacion que usted plantea.

69
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Bruno Theret: Dije que había una competencia entre dos


modelos, una concepción anglosajona-escandinava que eran países
que pertenecían a la Asociación Europea del Libre Cambio, mientras
que los países continentales crearon el Mercado Común y vemos
que esos dos modelos están ahora en competencia directa en el
proceso actual de construcción. Se puede analizar este proceso de
ampliación como una fuga hacia delante, por eso no dije que for-
zosamente vayamos hacia una Europa política con un poder polí-
tico unificado, salvo que esto ocurra de aquí a 150 años. Ya que es
como el caso de los Estados Unidos, que no se construyeron de un
día para otro, más de 150 años les llevó tener un sistema monetario
unificado, desde 1914 hasta los años 30', tuvieron necesidad de la
guerra civil, etc.
Yo hablo del segundo modelo, intensificación contra amplia-
ción. ¿Qué va a pasar entonces? ¿En qué medida se logrará conci-
liar la integración por ampliación a 25 países y al mismo tiempo
profundizar la dimensión política de la Unión? ¿Qué es lo que se dis-
cute ahora? Es una cuestión de núcleo duro, es decir de federalismo
asimétrico multinacional, como se tendría eventualmente y es lo
que de alguna manera se diseña en Canadá. Vamos a tener un con-
junto de países que van a tener un federalismo, en el interior de
otro sistema, se puede pensar eso y eso es lo que se llamó la
"Europa de geometría variable" y eso es muy posible. O bien habrá
una crisis política de la cual podría salirse mediante la construcción
de un verdadero presupuesto europeo, que tendría una capacidad
de redistribución y por lo tanto de transferir a los nuevos que
entren de modo tal que ellos puedan re-atrapar, tal como pasó con
España, Portugal y Grecia. Pero esto necesita de un conjunto de
recursos suplementarios, mientras que la agenda 2000 bloqueó
completamente el desarrollo de los recursos. Allí, en mi criterio, lo
que se juega es menos que esta ampliación, que la reunificación ale-
mana, porque Alemania todavía no salió del proceso de su propia

70
V

reunificación y está en un estado de crecimiento nulo con conflictos


entre los Flandes. Hay algunos que se rehúsan a la unificación.
Yo hice un modelo con cuatro guiones, es decir que tenemos
o que es posible concebir la Europa detenida en su estado actual, en
un sistema confederal, o bien se adopta un modelo francamente
norteamericano, con una incapacidad para construir un poder euro-
peo, que pudiera reequilibrar las relaciones internacionales, o bien
se tiene un modelo de federalismo a la alemana. O si no quedará
éste modelo, que es el modelo canadiense, que permite avanzar a la
reunificación sin reducir la diversidad de los Estados miembros. Pero
hay que tener un sistema institucional de redistribución que permita,
justamente, compatibilizar una unificación, con la creación de una
representación común de lo que querría la ciudadanía europea y por
lo tanto el mantenimiento de las diferencias. Es decir, la emergencia
de una identidad múltiple con fidelidad a la provincia y al Estado y
también pertenencia europea. De hecho hay varios futuros posibles,
más o menos algunos a mi favor.
En otro orden de cosas, lo que ha mostrado la crisis de Irak
es la incapacidad de Europa para hablar con una sola voz en el
terreno internacional. Por lo tanto estamos todavía en un esquema
totalmente confederal a nivel de las políticas de defensa y seguridad
común, que fue uno de los pilares nuevos que emergió después de
Maastrich. Aquí un paréntesis, es que la arquitectura institucional de
Europa es sumamente compleja porque hay pilares que forman parte
de la comunidad y ahí hay decisiones colectivas que se toman y hay
otros pilares al lado que no son comunitarios. Aparecen cosas com-
pletamente asimétricas con la idea de que los pilares extracomunita-
rios deben progresivamente ir entrando en el proceso de decisión
común. Pero manifiestamente en el terreno puramente político, que
es el de la defensa o la seguridad, Europa no existe para nada.
Pregunta: Usted hizo referencia a algunos sistemas federales
de organización nacional como EE.UU., Canadá y Europa. Usted

71
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

mencionaba cómo el federalismo puede ser motor de la mundiali-


zacion y a la vez puede ser una opción estratégica de los Estados.
Pero existe otro gran grupo de Estados que no tiene voluntad de
destino común, que tienen sistemas institucionales débiles. Para
estos países me da la impresión que la mundialización más que ser
una opción estratégica terminaría siendo una fuente de desigual-
dad y de profundización de las diferencias en el sistema internacio-
nal y dentro de cada uno de esos países. Me gustaría saber su
opinión sobre este comentario.
Bruno Theret: Si tomamos la definición de la mundialización,
como conjunto de recomposición de los poderes políticos, se puede
considerar que los países a los que usted hace referencia pueden
participar de manera activa en el proceso y desarrollar estrategias de
integración regional. Y si por ejemplo hacemos referencia a Brasil y
Argentina, el MERCOSUR forma parte del proceso. Es lo que dije
recién, cada país o grupo de países pueden participar en un mismo
proceso o en una misma estrategia con finalidades bien opuestas. Si
tomamos la posición de Canadá, es un país políticamente débil, es
rico, forma parte del G7, tiene un gran territorio, pero tiene un peso
político internacional muy débil e incluso a nivel económico. ¿Pero
cuál es la estrategia de Canadá? Interpretar la mundialización como
institución de un sistema de reglas y por lo tanto, de institución
internacional que impida a los más poderosos aprovecharse de las
asimetrías para imponer arbitrariamente sus políticas. Es construir
una fuerza en el concierto internacional. Lo que es interesante de la
estrategia canadiense es que ellos han utilizado mucho los organis-
mos de Naciones Unidas y entonces jugaron sobre registros. Por
ejemplo, el tema de la protección contra la pobreza de los niños, la
construcción del derecho internacional de los niños, protocolo que
Estados Unidos no firmó. Quiere decir que ellos construyen una auto-
ridad moral internacional que es muy importante para equilibrar o
reequilibrar relaciones de fuerza, dado que la moda es la nueva

72
V

gobernabilidad, la idea de que el mundo funciona según un poder


blando, es decir a través del dominio de la comunicación y de las
informaciones y allí las relaciones de fuerzas pueden ser mucho más
multilaterales. Entonces basta con tener una estrategia adaptada, es
la economía del conocimiento, la economía de la información.

73
VI

VI
Modelos de desarrollo e integración social1

Torcuato Di Tella2

Al problema del trabajo no lo vamos a arreglar con exhorta-


ciones a que haya más ocupación. Se necesita una política econó-
mica que estimule la existencia de ocupación. ¿Cómo se hace eso?
Con diversas estrategias, por parte del gobierno y por parte de los
empresarios privados. Las que tiene que tomar el Gobierno implican
una interferencia con el puro mercado. Para que ello sea posible es
importante en la opinión pública ir cambiando la fanatización con
la libertad del mercado que nos ha afectado en la Argentina por
varios años.
La Argentina ha tenido una experiencia de intervención y
planificación del Estado que ya empezó en los años 30, con gobier-
nos conservadores, las famosas Juntas Reguladoras3, y otros orga-
nismos de control y promoción. Después, durante la guerra, hubo
una protección automática, un gran desarrollo social y el gobierno

1. Intervención de Torcuato Di Tella en el panel: "Estado y sociedad: los desa-


fíos de la exclusión" en el marco del Ejercicio de previsión sobre "Cohesión
Social: desafíos, tendencias y perspectivas", efectuado el 3 de julio de 2003.
2. Sociólogo, Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires, Director del
Instituto Di Tella y Secretario de Cultura de la Nación entre mayo de 2003 y
noviembre de 2004
3. Luego de la Crisis de 1929/30 en Argentina se crearon Juntas Reguladoras
de la Carne, el Trigo y otros productos de interés nacional.

75
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

de Juan Domingo Perón evidentemente llevó muy adelante una polí-


tica de intervención.4
Esta política de intervención tuvo éxito en algunos aspectos y
en otros tuvo debilidades, pero en general se dice que en los países
de América Latina no funcionó bien. Esto es cierto en algunos casos
más que en otros. En la Argentina, si se toma el período largo, no ha
funcionado bien; pero en otros países de la región ha funcionado
mucho mejor, por ejemplo en Brasil, que ha tenido altas tasas de
desarrollo bajo diversos tipos de gobiernos, desde los relativamente
autoritarios como los primeros de Vargas, a los democráticos como
los del mismo Vargas cuando volvió en 1951, e inclusive bajo los mili-
tares que tuvieron éxito a expensas de otros valores, pero el desarro-
llo industrial fue de niveles asiáticos. Después han entrado también
ellos en crisis, de las cuales están saliendo, pero Brasil es un país que
se ha transformado totalmente en 20 o 30 años, aunque sigue
teniendo graves problemas porque las cosas no se arreglan tan fácil-
mente. La Argentina en cambio no se ha transformado tanto,
aunque en algunos frentes los cambios son innegables.
Un proyecto de desarrollo e industrialización necesita imple-
mentar algunas medidas que son "bestias negras" para el supuesto
Consenso de Washington, que es cada vez menos Consenso de
Washington. Los casos históricos exitosos, empezando con las
Navigation Acts inglesas del siglo XVII, y siguiendo con la política
industrial de los Estados Unidos del siglo XIX y comienzos del XX (y
hasta la actualidad cuando lo necesitan), y desde ya el Oriente asiá-
tico, han aplicado proteccionismo, intervensionismo del Estado y
subsidios. Lo que ha llevado a Japón a la gran prosperidad que tiene
a pesar de la crisis actual (que es un resfrío) ya que si uno sabe de
donde viene Japón tiene que admirarse de lo que ha conseguido.

4. Un ejemplo de ello fue la creación del IAPI, Instituto para la Promoción del
Intercambio.

76
VI

Esa política, de todos modos, no es ni ha sido de autarquía, pero


está lejos de haber aplicado las recetas neoliberales. Nadie puede
pensar en la autarquía, pero es una política que cuida los intereses
del país y para eso se da cuenta de que se necesita el mercado.
Pero al mismo tiempo si el Estado no interviene para contro-
lar al mercado, el mercado se vuelve loco. De la misma manera, si
un Estado es puramente Estado, sin mercado, como en el caso de la
Unión Soviética, se genera otro desastre, por una serie de motivos,
entre otros por una dictadura que no funcionó, aunque hay algu-
nas dictaduras que sí funcionaron. Por ejemplo, en algunos de los
países del este de Asia, aunque sea feo reconocerlo. Pero tanto en
Corea como en Taiwán el gran desarrollo hizo posible una transi-
ción democrática.
En México ha ocurrido algo parecido, pues ha tenido desarro-
llos brutales durante varias décadas. Pero en la medida en que uno
pasa a una etapa mayor de industrialización, urbanización y edu-
cación se van presentando sociedades distintas. En el caso mexicano
no hubo una dictadura militar, pero existió un gobierno excesiva-
mente omnipotente y la omnipotencia lleva a la corrupción. A pesar
de ello, ha habido un desarrollo que también transformó al país.
En la Argentina ya veníamos bastante bien desde antes, ya
que en los años 30´ y 40´ éramos uno de los países más prósperos del
mundo, aunque nos faltaba algo: nos faltaba la espina dorsal tec-
nológica. Éramos un país rico, porque sin demasiado mérito nuestro,
de golpe conquistamos las pampas, cuando se volvió económica-
mente posible hacerlo, por las transformaciones de los ferrocarriles,
por los transportes por mar y entonces se valorizó algo que nos cayó
del cielo sin suficiente mérito nuestro.
Yo siempre digo que en la prosperidad argentina hay un
elemento kuwaití o saudí árabe, ya que esos países no tienen
mucho mérito de que debajo de su tierra haya tanta sustancia
negra que ellos no sacan pero sí lo hacen las empresas extranjeras.

77
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Nos faltaba la espina dorsal tecnológica. Cuando a principios del


siglo XX tuvimos uno de nuestros usuales problemas de límites con
Chile, necesitábamos barcos de guerra. Como no sabíamos construir
barcos de guerra teníamos que ir a comprárselos a los italianos.
Italia era un país mucho más pobre que la Argentina, tenía incluso
de menor nivel educativo, pero sabía construir barcos de guerra.
Esto no es sólo un problema militar, es un problema industrial. Así,
en el fondo nos faltaba la espina dorsal tecnológica e industrial
que Italia tenía, y España también, y Japón también a pesar de su
extrema pobreza.
De manera que el elemento tecnológico es muy importante.
Es obvio. Pero lo que no es obvio es que en Argentina había y sigue
habiendo disparidad entre la riqueza que el país tenía y el atraso del
nivel tecnológico e industrial. La crisis argentina es la crisis de la
industrialización. Cuando tuvimos que pasar de una economía pre-
dominantemente agraria a una economía industrial como en cual-
quier país desarrollado del mundo, ahí "se nos pincharon las gomas",
por causas complejas que no es éste el momento para analizar.
En la realidad actual tenemos que estar concientes de que se
necesita una política económica distinta a la que se ha practicado
por varias décadas. Para esto hay que difundir sus características en
la opinión pública, para que trascienda en los niveles de gobierno. La
opinión pública, por supuesto, es una opinión pública mediatizada,
filtrada por los medios, controlada en gran medida por los elemen-
tos de poder que existen en diversos centros financieros nacionales
e internacionales. Pero a pesar de eso se puede crear una opinión
distinta, y dejar claros los defectos del mal llamado Consenso de
Washington, que ya está cambiando. Es interesante ver lo que le
ocurre al Fondo Monetario Internacional, que ha sido criticado por
economistas como Joseph Stiglitz, Paul Krugman y otros (una critica
desde la izquierda por así decir). Pero también ha sido criticado por
la derecha financista norteamericana, que se pregunta porqué el

78
VI

FMI les da plata a esos gobiernos más o menos "socialistas" que des-
pilfarran y que no se auto controlan, que son unos irresponsables.
Si yo fuera del FMI estaría un poco asustado en este momento.
Obviamente, el tema del trabajo está vinculado al tema de
las políticas económicas, que deben ser implementadas por los
gobiernos en forma pragmática, sin ideologismos. Por supuesto que
todos tienen ideología, pero hay que evitar el ideologismo, que es
la fanatización con una ideología. Es cierto que el pragmatismo se
ha invocado para seguir políticas totalmente dependientes del exte-
rior, pero ese mismo pragmatismo tenemos que usarlo para encarar
otro paquete de medidas económicas y sociales. Debemos tener en
cuenta que a esas "bestias negras" del Consenso de Washington,
por ejemplo el proteccionismo. Los primeros que lo aplican son los
países desarrollados, no sólo en la agricultura, donde es muy
grande. Los argentinos protestamos, decimos que ellos deberían
abrir sus fronteras a nuestros productos, pero eso jamás lo van a
hacer. Estados Unidos lejos de eso, como ustedes saben, ha deci-
dido también proteger al acero, aunque tuvo que dar marcha atrás
luego por presión de la Unión Europea. Es lógico que hagan estas
cosas, y yo diría que está bien que lo hagan, pues tienen que prote-
ger sus intereses, no los del mundo. Acá podemos quejarnos, invo-
car las contradicciones entre lo que recomiendan y lo que hacen,
pero no nos van a escuchar. Lo que sí se puede y debe hacer es
negociar, conseguir exportar un poco más de carne a Europa o de
arroz a Japón.
Detengámonos brevemente en Estados Unidos y su relación
con Japón. Japón le exporta una cantidad de autos pero con un
límite y eso es una interferencia con el mercado, y por lo tanto es
buena ya que no es una interferencia arbitraria, no es cualquier cosa.
Saber el límite y el equilibro entre lo que es el desarrollo del mer-
cado, de la exportación y además de los necesarios elementos de
intervención estatal, ahí esta la capacidad política.

79
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

No hay una solución única, no hay una solución ideologista,


tiene que ser una solución pragmática, pero el pragmatismo no es
adecuarse a cualquier cosa que nos viene de afuera o de grandes
poderes sino hacer un equilibrio. Eso es lo que necesitamos.

80
VII

VII
El desafío de la inclusión1

Daniel Gracía Delgado2

Quisiera rescatar el valor del seminario porque me parece que


apunta al nudo central de la problemática de nuestro tiempo: la frag-
mentación y la pérdida de cohesión social. El segundo aspecto que
me parece importante resaltar, es que rescata la cuestión social desde
una perspectiva no solo social, sino también económica, política y
ético-cultural, es decir integral. Sobre todo, a diferencia de esa visión
gerencial, técnica, puntual de la política focalizada que predominara
en los '90, de los organismos multilaterales y el Banco Mundial, que
escindió lo social de lo económico, y lo micro de lo macro.
También me parece interesante la realización del seminario
porque constituye un intercambio valioso, un puente entre una
reflexión académica local sobre lo que constituye la crisis más impor-
tante de la historia Argentina, con las elaboraciones de de académi-
cos regulacionistas franceses o teóricos de la cuestión social como
Bruno Theret, que muestran que esta cuestión social, no es solo
nacional, sino que está vinculada a un proceso de mundialización o

1. Intervención de Daniel García Delgado en el panel "Estado y sociedad:


los desafíos de la exclusión" en el marco del Ejercicio de previsión sobre
"Cohesión Social: desafíos, tendencias y perspectivas", efectuado el 3 de
julio de 2003.
2. Politólogo, Investigador de CONICET/FLACSO, Área Estado y Políticas
Económicas

81
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

globalización, de financierización de la economía, de opciones polí-


ticas estratégicas, y que han apuntado entre otras cosas, a fragmen-
tar y a despolitizar las sociedades, como bien lo señalan también P.
Burdieu y Z. Bauman.
Este seminario de alguna manera coloca la distinción entre la
'vieja' y la 'nueva' cuestión social. La primera es la emergente en el
conflicto característico de la etapa del modelo sustitutivo de impor-
taciones, del capitalismo nacional-industrial, que tenía que ver con la
explotación, con las condiciones del medio ambiente de trabajo, con
una lucha por el aumento del poder de compra de los asalariados,
con la regulación de la sociedad asalariada, el movimiento obrero y
el Estado de bienestar. La misma estaba caracterizada por cierto
poder de los sujetos que reclamaban derechos sociales, donde había
utopía, y una organización fuerte de los sectores populares. La
segunda, en cambio, que surge en los últimos 20 años, esta asociada
justamente a la vulnerabilidad, a la precarización, a la exclusión. Se
trata más que de fortaleza, de debilidad de los sujetos populares,
más que de cohesión y unidad, de fragmentación. Donde a partir de
una lógica economicista, competitiva e individualista todos somos
descartables y al mismo tiempo, no tenemos un sujeto popular orga-
nizado, una utopía movilizadora o un gran relato que dé una res-
puesta unívoca sobre el hacia dónde ir, el rumbo, sino más bien hay
una aceleración del tiempo histórico, complejidad e incertidumbre.
El trípode que sustentaba el sistema de poder de los estados
nacionales ha sido sacudido, en perjuicio de las masas trabajadores
organizadas y en provecho de las empresas que controlan las inno-
vaciones tecnológicas. Ya no existe el equilibrio garantizado en el
pasado por la acción reguladora del poder público. No hay un ima-
ginario compartido respecto a la resolución de este tema, lo cual
hace más necesaria una reflexión y perspectiva interdisciplinaria
sobre la cuestión social que es un poco en lo que el seminario
insiste. La necesidad de la intervención conjunta no solamente de

82
VII

economistas y sociólogos, sino también de politólogos, antropólo-


gos y psicólogos.
En este sentido, se podría decir que la resolución o el desafío
de la cuestión social no es un problema de un área de gobierno o de
un Ministerio de Desarrollo Social; sino tiene que ver también con el
Ministerio de Economía, con el de Trabajo, de Educación, etc., con un
diseño interministerial y con políticas de Estado. Porque efectiva-
mente, hay que superar la visión segmentada y sólo descentralizada
del ataque a la pobreza. Evitar los errores, de lo que hemos sido
expertos estos últimos años: que lo económico vaya por un lado y lo
social por otro y, finalmente que la política social quedase con la
lógica del efecto 'ambulancia', que recoge los heridos que va dejando
detrás una política económica que no tiene ninguna consideración
ética entre sus presupuestos. Entonces sobre estos aspectos relevan-
tes del seminario quisiera trabajar sobre el tema: "Estado y Sociedad:
el desafió de la inclusión" a través de seis notas, en realidad sobre lo
que serían seis condiciones para la inclusión.

Š Y para este primer punto, coincido con Torcuato Di Tella en


que una de las primeras condiciones para encarar el desafió de la
inclusión es contar con una estrategia de desarrollo de mediano
plazo, equitativa y productiva, para diferenciarla de la anterior, de
carácter especulativa y concentradora. Porque la que hemos visto a
partir del Consenso de Washington y las reformas estructurales fue
más bien 'la ilusión del desarrollo'. Donde pensábamos que el creci-
miento del PBI dirigido por el mercado autorregulado iba a 'derra-
marse' e integrar a los pobres, para finalmente darnos cuenta de
que podía haber altas tasas de crecimiento y sin embargo guardar
una relación negativa con el empleo y la concentración del ingreso.
Así, a mediados de los noventa teníamos tasas de crecimiento del
6% anual y de desempleo del 18%. Al mismo tiempo que el Producto
y las exportaciones crecían, la desocupación se multiplicó por tres.

83
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Nos hemos dado cuenta a partir del derrumbe del modelo. Para ser
viables como nación, la Argentina debe crecer en forma sostenida
y con tasas altas de crecimiento. Creo que esto es algo no negocia-
ble en la reestructuración de la deuda externa con los organismos
multilaterales y acreedores externos. Incluso para dar idea de la
magnitud de lo que significa incluir, para aumentar recién el
empleo se necesita un crecimiento alto y estable, de por lo menos
6 % del PBI. Recién con cinco años de crecimiento al 5% vamos a
tener un PBI igual al de 1998.
Así el perfil de desarrollo a adoptar -a partir del tipo de cambio
alto y flexible- requiere apuntar a un crecimiento alto y sostenido,
pero también a un perfil productivo que tenga valor agregado, no
solo agroindustrial y de bajos salarios, sino de fortalecimiento del
mercado interno, y de la industria, por la importancia decisiva que
tiene ésta, así como la de la construcción, y en particular las pymes
en la creación de puestos de trabajo. Porque una visión exportadora
basada en materias primas y comodities, con bajos salarios, y de
algunas empresas extractivas que funcionan como énclaves puede
beneficiar nuevamente al 10% de la población, al decíl más rico.
Puede sí hacer crecer el PBI, lograr una fuerte presión impositiva
para tener un alto superávit y pagar deuda, pero no incluir. Las
empresas cuanto más se internacionalizan, más buscan escapar de la
acción reguladora del Estado y más tienden a apoyarse en los mer-
cados externos para crecer.
Incluso, ya que nosotros hemos perfeccionado una agricultura
sin agricultores, donde hemos aumentado la producción y la compe-
titividad del sector pero donde, a la vez, se redujeron en los últimos
años las producciones agropecuarias en un 25%, o sea que está
aumentando la concentración también en el campo y por lo tanto la
expulsión del campo a la ciudad. Un problema es también el de la
justa distribución de la tierra. Es preocupante la desaparición de miles
de medianas y pequeñas explotaciones agropecuarias, la migración

84
VII

casi forzada de los pequeños productores que van a engrosar los


barrios periféricos de las grandes ciudades, la concentración de la
propiedad de la tierra en manos de pocos, el despojo de derechos
inalienables a los viejos habitantes del campo, la situación del hábi-
tat de los aborígenes y sus derechos al mismo y el deterioro del
medio ambiente a raíz de emprendimientos conducidos en forma
no racional.
También creo que hay que evitar algunos riesgos dado que el
FMI en los reeplanteos del post Consenso de Washington, insiste en
la necesidad de continuar con las reformas estructurales, más un
enfoque neoinstitucional, donde se corre el riesgo, que tal vez esté
corriendo el Pte. Lula de Brasil en este momento prometiendo un
alto superávit. Porque por un lado está aplicando un programa de
primer empleo para jóvenes que abarca 250.000 jóvenes, pero si la
tasa de crecimiento del PBI es casi del 1% o menos, ello le va a sig-
nificar una pérdida de 500.000 empleos. Hay que tener en cuenta la
vinculación de las decisiones sobre las variables macroeconómicas y
sobre cómo estas impactan en los procesos de incorporación de
empleo. Porque hay inversiones que generan fuentes de trabajo y
distribuyen los ingresos, pero hay otras que expulsan a los produc-
tores de sus tierras, atentan contra los ecosistemas naturales y con-
centran aun más el capital, ahondando las desigualdades sociales.
Hay inversiones necesarias para un crecimiento económico equita-
tivo, mientras que otras, son sólo una excusa jurídica para llevarse en
poco tiempo más dinero del que se trajo, produciendo más dificul-
tades que beneficios en la economía local.
Frente a estos peligros y a los que claman, por derecha, que se
apunte a una sostenibilidad basada en la seguridad de las inversio-
nes extranjeras, en la confianza externa, el clima de negocios, una
seguridad jurídica sólo para las empresas pero no para los trabajado-
res, me parece que hay que construir una estrategia de desarrollo
con equidad, para no correr el riesgo de entrar nuevamente en una

85
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

agenda de política económica estructurada básicamente en función


de los servicios financieros de los bancos, empresas privatizadas
trasnacionales y de grandes grupos económicos locales.
Š El segundo punto o condición para la inclusión, es que nece-
sitamos una política social que no sea de contención exclusivamente.
Me parece que ayudaría distinguir la visión puramente de conten-
ción, compensación (asistencia) a sectores vulnerables -enfoque de
necesidades-, donde el modelo no se preocupa por integrar, por
empoderar, sino por contener y 'despotenciar'; de una visión más
integral de la inclusión, que trabaja desde un enfoque ciudadano, de
derechos, y que tiene que ver con políticas de ingresos universales,
con aumento de los salarios, con seguridad alimentaria, con el tra-
bajo como cuestión central, con la dignidad, la pertenencia, la identi-
dad y todo lo que significa para los individuos y para la reconstitución
de la trama social.
Y esto tampoco debería ser negociable, en el sentido de apos-
tar a generar trabajo genuino, y no simplemente a dar subsidios. Lo
que sí uno puede distinguir es que el trabajo puede no ser exclusiva-
mente asociado al sector privado o al público de la economía capi-
talista, sino que también puede estar vinculado al sector social, a la
economía social/solidaria, en el sentido de potenciar, generar condi-
ciones favorables para las cooperativas de servicios y trabajo, de
empresas recuperadas, de emprendimientos solidarios, de huertas
comunitarias, empleos de proximidad, ferias sociales, etc. Muchos de
estos emprendimientos de características familiares surgen y evolu-
cionan en la informalidad. Su finalidad es la obtención de un ingreso
que le permita al grupo familiar garantizar su reproducción material.
Son emprendimientos que comparten características como precaria
organización laboral, insuficiencia tecnológica, intensa utilización de
mano de obra poco calificada, desconocimiento de las herramientas
de marketing y estrategias de comercialización, así como poco capi-
tal de giro, escasas o nulas posibilidades de acceso al crédito. Aquí

86
VII

hay una posibilidad de configurar a la economía social como un sub-


sistema económico, y no solo como una economía de pobres para
pobres o de carácter marginal; de hacer un esfuerzo regulatorio
(impositivo, crediticio, legislativo, previsional, etc.) para integrar
como otro tercer subsistema junto con la privada y la pública.
En esta perspectiva me parece importante contar con indica-
dores de logro, y evaluación de la política social. Sobre todo superar
aquellos que hacen exclusivamente a evaluaciones micro puntuales
de programas, si sólo efectivamente funcionó para contener a
tantas familias, y si respondió a la asignación de los recursos con efi-
cacia y eficiencia, sino ¿cuáles son los objetivos amplios y los logros
por los que va a medirse una gestión? Y en ese sentido creo que ni
siquiera debería guiarse sólo por la disminución de la tasa de des-
empleo abierta, sino también por qué tipo de trabajo se genera, si
precario o no, si el nivel de salarios está o no por encima de la
pobreza o de la indigencia; sobre cómo se va a modificar la distribu-
ción del ingreso, que hasta ahora sigue siendo regresiva. Incluso creo
que existe la necesidad de generar políticas de impacto para jóvenes
que actualmente no trabajan ni estudian, y nuevos indicadores de
expectativa de futuro para los mismos.

Š El tercer punto o condición creo que tiene que ver con


apuntar, a una recuperación de la política y del Estado, de una
renovación institucional. En lo político los argentinos hemos sido
muy eficientes en la visión agonal de la política, es decir en la capa-
cidad de competir para acceder al poder, pero hemos sido más
ineficientes en la visión arquitectónica de la política, construyen
coaliciones sostenibles que puedan integrar un consenso y una
visión de mediano y largo plazo sobre intereses más universales de
la sociedad, sobre aspectos que hacen a la gobernabilidad, a la con-
certación y a la configuración de grandes consensos, que se trans-
formen en políticas de estado. Me parece importante rescatar la

87
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

voluntad política en esta etapa y sobre todo la visión estratégica de


tener una apuesta.
Porque uno diría que en los 80' fue el rescate de lo democrá-
tico frente a lo autoritario. En los 90', la estabilización económica, el
mercado, las reformas estructurales, la apertura, y la convertibili-
dad, tal vez el gobierno frustrado de la Alianza intentó articular ese
eje en torno del logro de la transparencia. Ahora bien, ¿cuál va ser
el eje, la consigna estructuradora de la nueva gestión? Creo que
esto tiene que ver con la problemática de un perfil de desarrollo
equitativo, productivo e inclusivo. Con una perspectiva ética del
desarrollo, pero con una ética no sólo de procedimientos de con-
trol, de carácter deontológica, sino una ética respecto de los objeti-
vos, de proyecto, teleológica. Pienso que una de las condiciones del
desafío de la inclusión, es que no es solamente un problema econó-
mico, social y político sino ético-cultural. El tema de la globalización
ha generado un quiebre en las construcciones futuras de las perso-
nas, de cómo se construyen las identidades, un plano de pobreza
en el sentido de lo simbólico, de la identificación, de las motivacio-
nes que es necesario reconstituir.
Porque no sólo está afectada la capacidad de subsistencia de
muchos argentinos (vivienda, alimento, salud, seguridad), sino que
está impactada su subjetividad en niveles profundos de su persona-
lidad. Por ejemplo: dificultades para comprender y razonar, someti-
miento a las situaciones adversas del entorno, incapacidad para
enfrentar los problemas de modo resolutivo y para proyectar la
propia vida, no tener acceso equitativo a recursos educativos ade-
cuados, etc. La deuda social se compone de privaciones que ponen
en grave riesgo el sostenimiento de la vida, la dignidad de las perso-
nas y las oportunidades de florecimiento humano. Su mayor inmo-
ralidad reside en el hecho de que ello ocurre en una Nación que
tiene condiciones objetivas para evitar o corregir tales daños.

88
VII

Sobre ésto me decían que en las familias muy pobres de


excluidos ya no hay legado interfamiliar. Aquí también es impor-
tante el tema de la producción cultural, de sentido, tiene mucho que
ver con lo que hagamos o no con las industrias culturales; con la polí-
tica de medios. Porque así como fue peligroso haber dejado sin con-
trol a los servicios públicos, en el caso de la cultura y los medios de
comunicación también lo es que queden librados exclusivamente al
criterio del marketing, del mercado, y del lucro. La construcción de
valores no es un problema exclusivamente del ámbito privado y esta-
tal, sino también de lo público no estatal, y es importante ayudar a
construir una responsabilidad de los medios sobre la sociedad cohe-
siva que queremos construir.

Š Cuarto, en el desafío de la inclusión se requiere como condi-


ción, que la estrategia no sea sólo nacional, ni tampoco de inserción
local global como se nos hizo creer en los '90, sino que articule lo
nacional-regional. En lo local, porque vemos que es cada vez más evi-
dente que las ciudades tienen un desempeño más importante en la
gestión, en hacerse cargo de más problemas, porque tienen más
competencias y reciben más demandas. Donde tienen que trabajar
en el logro de la equidad, pero a la vez donde éstas no lo pueden
todo, ya que mucho depende de decisiones nacionales (ej., impues-
tos, costos de los servicios, créditos, tipo de cambio, etc.). Otra
dimensión es la provincial y la interprovincial, la constitución de
subregiones. Pero la cuestión de la inclusión también tiene que ver
con la construcción de la región, de un MERCOSUR que efectiva-
mente construya poder de negociación con otras regiones y orga-
nismos multilaterales.
Se necesita poder político a otra escala para modificar las
actuales reglas o asimetrías del orden internacional. Porque si no hay
un MERCOSUR con cierta capacidad de negociar por ej., con la OMC,
en los temas de los subsidios agrícolas, o con el problema de la

89
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

deuda externa con el Fondo, con los problemas tecnológicos de


carácter global, para construir opciones para exportar a terceros
países, negociar enérgicamente con el ALCA, la Unión Europea y el
sudeste asiático, es muy poco probable que podamos desarrollar
industrias competitivas, innovación tecnológica, y generar empleo
suficiente. Es decir, no caer en la trampa de volver a exportar pro-
ductos primarios e importar bienes manufacturados. De hecho el
nuevo capitalismo -como señala C. Furtado- ha llevado a una mayor
concentración geográfica de las actividades industriales en beneficio
de los países del centro y una distribución más igualitaria del ingreso
en esos países que estaban a la vanguardia tecnológica

Š En el quinto punto quiero señalar que éste es un desafío


para el Estado pero también lo es para la sociedad civil. Es decir,
que por mucha voluntad política que exista en un gobierno, no es
algo que ya puede resolver la cuestión social por sí, el estado con
sus políticas públicas, como es el Estado de bienestar, ni el mercado
exclusivamente, sino también que requiere de la participación de
organizaciones de la sociedad civil. Sobre esto es mucho lo que se
podría decir, el tiempo apremia, así que sintetizo en que éste es un
desafío para las organizaciones de la sociedad civil, pero no solo
para las ong's, voluntarias y alturistas que privilegió como interlo-
cutores el modelo neoliberal, sino de gremios, de movimientos de
desempleados, de redes de ong's de desarrollo, pymes, empresa-
rios, cámaras comerciales, etc. Y a la vez, no es solo un problema
de control sobre la eficiencia de una política social, o cómo contro-
lar la corrupción de los políticos y el Estado, sino cómo se orga-
niza la sociedad para influir en un rumbo deseable para el
conjunto, para definir democráticamente sobre el bien común. Y
cuál es, en todo caso, la coalición social en favor de un modelo de
desarrollo productivo-inclusivo, y de inserción en un mundo multi-
polar, y cuál la de reproducción del modelo de concentración,

90
VII

fuga de capitales, consagración de la sociedad dual y de reafir-


mación de la unipolaridad.

Š Sexto, también la inclusión depende de la capacidad de


aprovechar oportunidades del momento. En este sentido, es estimu-
lante y esperanzador que la Argentina esté saliendo de la crisis con
más democracia y con mayor expectativa de los ciudadanos, y no
con menos de lo que hemos esperado. Casi todas las apuestas inter-
nacionales y de ciertos grupos locales apostaban a que se iba a salir
de la emergencia con menos democracia, con más autoritarismo y
con más dependencia externa. Me parece que hay elementos en el
escenario internacional y regional que permiten otras posibilidades
y también es importante que así como los 90' fue el punto de hege-
monía del pensamiento neoliberal y la ortodoxia, estamos ahora en
un punto de crisis del Consenso de Washington, y allí hay una ven-
tana de oportunidad para configurar un nuevo rumbo.

ŠY en todo caso, tal vez haya un séptimo punto sobre las con-
diciones para la inclusión como desafío para el Estado y la sociedad,
y que tiene que ver la cuestión de los valores que se asuman, tanto
en lo personal como en la ética pública, con la agenda ética que se
termine finalmente incorporando. Si remite sólo a la deuda externa,
y a la neofilantropía, o si se remite a la cuestión de la deuda social
como bien planteó Bruno Theret, respecto de que hemos nacido,
somos ciudadanos y hay una deuda con respecto a lo público de
cada uno de nosotros. Y a lo cual yo agregaría, porque además no
somos individuos utilitaristas racionales, maximizadores, sino porque
somos personas responsables de los demás, y porque debemos ase-
gurar la articulación de la solidaridad con la justicia.

91
VIII

VIII
Replantear la cuestión social1

Guillermo Perez Sosto2

Se me ha encomendado la misión de persuadir a los asistentes


a esta jornada sobre la importancia del trabajo que debemos reali-
zar en conjunto en el I Ejercicio de Previsión. Para este trabajo elegí
una serie de palabras clave y me parece interesante que, trabajando
sobre esas palabras clave, podamos de alguna manera cumplir con
el objetivo de formar un banco de ideas.
Las palabras en ese aspecto son portadoras y generadoras de
ideas, en ese sentido Jean Baudrillard, en un libro que justamente se
llama "Contraseñas", dice que no sólo transmiten ideas y cosas sino
que las palabras mismas se metamorfosean y se metabolizan entre
sí, obedeciendo a una suerte de evolución en espiral; así se convier-
ten en contrabandistas de ideas.
Entonces tenemos que hablar de potenciar a las palabras a
través de las ideas y que esas ideas confluyan en un solo lugar desde las
distintas experiencias de los diversos ámbitos de procedencia, de cada
uno de los sectores que están presentes y que estamos representando.

1. Intervención de Guillermo Pérez Sosto en el panel "Estado y sociedad: los


desafíos de la exclusión" en el marco del Ejercicio de previsión sobre "Cohe-
sión Social: desafíos, tendencias y perspectivas", efectuado el 3 de julio de
2003.
2. Sociólogo, Investigador del Instituto Di Tella, Coordinador General de la
Cátedra UNESCO sobre Las Manifestaciones actuales de la Cuestión Social.

93
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Una de las palabras clave es cuestión social, palabra que viene


de muy lejos, 1830, cuando el Vizconde de Villeneuve-Bargemont
notó que había un divorcio entre el orden político jurídico, que
manaba de los derechos del hombre y del ciudadano, y el orden eco-
nómico que producía miseria y desmoralización masiva. Desde luego,
para nosotros la palabra cuestión social -por lo menos cuando yo
empecé a estudiar Sociología- remitía a algo superado en los años
70´, algo que hacía alusión a viejas Encíclicas o a viejas luchas y que
de alguna manera eso ya estaba compensado en la sociedad. Pero es
evidente que en la práctica sociológica a veces no podemos separar
nuestra reflexión teórica, nuestras investigaciones y la vida cotidiana.
A partir de los años 70´ y fundamentalmente en los 90´ es donde el
piso se nos empieza a mover y nuevamente empezamos a recurrir a
esto de la cuestión social, pero ya en otro plano.
Otra palabra clave es la cohesión social ¿Cómo vamos a
hacer para diseñar políticas de consenso, políticas consociativas, polí-
ticas que permitan reparar el tejido social?
Es importante también el tema que implican las palabras com-
puestas como sociedad dual en la cual este tipo de economías,
sobre todo el neoliberalismo, permiten que coexistan en un primer
momento zonas ligadas a los mercados internacionales con su gran
desarrollo, con otras zonas sumamente deprimidas. De esta manera
se van construyendo dos espacios sociales cada vez más diferencia-
dos, donde se destruye por un lado, o dificulta la posibilidad de
intervención política, y a la vez se dificulta la protesta social organi-
zada con réditos concretos que no sean sólo limosnas.
Esto da como resultado una suerte de descomposición de la
acción colectiva que a su vez termina en una acentuación del desarro-
llo desigual de los segmentos y territorios más dinámicos ligados al
conocimiento y a las tecnologías de las sociedades y lo convierte en
irrelevante desde la perspectiva de la lógica del sistema tal cual estaba
planteado. Por lo tanto, asistimos a la consolidación de agujeros

94
VIII

negros de miseria en muchas partes del globo conjuntamente con


islas de modernidad, pero cada vez más pequeñas.
La palabra que deriva de esta distribución desigual es "des-
igualdad". En cuanto a la desigualdad, se produce por un lado
porque el sistema impulsa un crecimiento pero a la vez destruye
puestos de trabajo; permite financiar la economía pero limita los
márgenes de maniobra presupuestarios de los Estados; multiplica la
riqueza pero a su vez aumenta las desigualdades al limite de lo into-
lerable. De acuerdo al INDEC 3, en Argentina sólo un 10%, o sea la
gente que más gana en la sociedad, percibe ingresos superiores a
$1000 por miembro del hogar, dejando para el resto de las familias
un ingreso por persona en el hogar menor a los $1000.
Muchas veces la exclusión, en crecimiento, ordenaba la mirada,
las políticas y la compasión en función de ese problema. En realidad
nos impedía ver que el problema más importante residía en la fragili-
zación y la precarización del mundo del trabajo. Que en verdad la
exclusión no era más que una gran sombra proyectada de las disfun-
ciones sociales y de esta precarización del mundo del trabajo.
Nuestro Seminario viene a revertir ese eje y mirarlo no hacia
lo negativo sino hacia lo positivo. Se trata de repensar cómo integrar
a estas personas a través de lo productivo, cuando por algún tiempo
vamos a tener que manejarnos con una economía de subsistencia,
una economía informal. Tenemos que conducir todo eso hacia un
reordenamiento de nuestra economía.
Quería comentarles cuál es la composición de la Población Eco-
nómicamente Activa (PEA) en Argentina. En 27 años de neolibera-
lismo, algunos toman como punto de partida el "Rodrigazo" 4, otros

3. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos


4. En 1975 el gobierno de María Estela Martínez, viuda de Perón, decide apli-
car una política de shock económico que se conoce con el nombre de su
Ministro de economía, Celestino Rodríguez y el aumentativo de Rodrigazo.

95
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

toman el golpe militar de 1976 o la ley que hizo el Ministro de Eco-


nomía de esa misma dictadura, Martínez de Hoz, sobre las activi-
dades financieras.
Comparamos una estatificación de la población económica-
mente activa entre 1975 y el año 2002, es decir cómo quedó la
Argentina después de 27 años de política neoliberal5.

Composición de la PEA 1975 - 2002

PEA

15.886.643
3.177.329
20%
364.691 4.130.527
10.419.742 3,5% 26 %
2.813.330
27% 3.018.462
1.458.764 19%
5.000.000 14% 2.382.996
1.250.369 15%
12%
4.532.588 3.177.329
43,5% 20%

1975 2002

5. Para la confección del Gráfico “Composición de la Población Económica-


mente Activa (PEA) 1975-2002” y su posterior análisis nos inspiramos
ampliamente en los datos y reflexiones aportadas por Héctor Palomino en su
intervención en el panel “Las relaciones colectivas e individuales del trabajo
frente a los cambios ocupacionales y sociales” del 12 de junio de 2003, en el
Seminario “El estado de las relaciones laborales en la Argentina. Nueva
realidad emergente en el contexto del MERCOSUR” organizado por la Orga-
nización Internacional del Trabajo (OIT) y la Universidad de Bologna.

96
VIII

La totalidad de la población económicamente activa (PEA)


alcanzaba a 10.419.742. El 43% estaba compuesto por los asalaria-
dos registrados sindicalizados, lo cual habla del poder de las organi-
zaciones gremiales en ese momento; el 12% siguiente correspondía
a los asalariados registrados no sindicalizados pertenecientes princi-
palmente a sectores terciarios y de servicios y luego teníamos un
14% de asalariados no registrados. A continuación se observaba un
sector de no asalariados, entre los cuales se encuentran desde direc-
tivos o empresarios, pequeños o medianos comerciantes o empresa-
rios industriales y también otras profesiones que se determinan
como trabajo precario. Por último se observa que la desocupación
representaba un 3,5%.
Los argentinos, inclusive hasta finales de los 80´, teníamos
una estatificación de un 6% de clase alta a media alta, un 24% de
media típica, un 42% de clase media baja y un 28% representado por
obreros no calificados y marginales, pero estos marginales entraban
y salían del mercado laboral.
En el segundo histograma se presenta un promedio del año
2002: los asalariados registrados sindicalizados han bajado práctica-
mente a menos de la mitad, los asalariados registrados no sindicali-
zados se han incrementado levemente, porque ha crecido el sector
terciario que tiende a no sindicalizarse, pasando del 12 al 15%. Se
puede observar un crecimiento de un 50% de los asalariados no
registrados y casi un igual porcentaje (pero con un crecimiento en
valores absolutos) de los no asalariados. Por último, tenemos un
17,6% de desocupación, si incluíamos a los planes jefes y jefas y si no
los incluíamos (la hipótesis B), se alcanza al 23,4%.
Esto es lo que ha generado una nueva estratificación social,
donde estamos hablando de un 57% de pobreza y de que recién
hay una clase media vulnerable arriba del 57%, o sea que en un
43% de la población prácticamente se distribuye lo que antes se dis-
tribuía en el 92%.

97
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Podemos decir que son las prácticas de resquebrajamiento y


reestructuración en el mundo del trabajo las que hacen que la socie-
dad pierda homogeneidad y cohesión y esta es la idea a la que querí-
amos llegar. Les proponemos analizar las posibilidades de reinvención
del Estado social, las posibilidades de nuevas formas de producción
de solidaridad por parte de la sociedad ayudada por el Estado, cómo
se puede integrar a los excluidos. En este aspecto la primera pro-
puesta que hacemos nosotros es revertir este eje de pensar en los
excluidos como un todo y empezar a trabajar por áreas homogéneas
de vulnerabilidad. Por ejemplo, no es lo mismo el obrero de la multi-
nacional Goodyear -que cerró en el 1999 para ir a radicarse a Brasil-
que es de reciente desafiliación y que está activo por conseguir un
nuevo empleo, que los desocupados del barrio del Triángulo de Flo-
rencio Varela, en la Región Metropolitana, desocupados de larga
data y que es mas difícil integrarlos rápidamente. Por lo tanto, hay
que hacer una mayor inversión de esfuerzo, en principio, para lograr
cohesión social rápidamente asimilable.

98
IX

IX
Perspectiva económica y cultura del trabajo1

Roberto Pons2

Cuando hace muchos años formé parte del Directorio del


Mercado Central de Buenos Aires, uno de los problemas que se nos
presentó, ya en la década del 80, es algo que viene a cuento con lo
que quiero plantear como algunas de las ideas fuerza para su discu-
sión posterior.
Como sabrán, el Mercado Central produce productos orgáni-
cos, comercialmente muchos productos que por ahí no sirven para
vender, si sirven para comer, entonces se tiran, se repasan, se mejora
la presentación de los cajones y los contenedores se empiezan a
llenar de frutas, verduras, hortalizas que no están en tan mal estado.
Allí, se nos suscitaba un problema que no podíamos resolver. El Mer-
cado Central está rodeado prácticamente de tres villas, desde donde
ingresaban (bastante organizadamente) las familias y los chicos, que
se metían dentro de los contenedores, tiraban hacia fuera todos los
productos que podían ser salvables, las mujeres hacían paquetitos,

1. Intervención de Roberto Pons en el panel "Sociedad y economía: los desa-


fíos del contexto y la generación de trabajo" en el marco del Ejercicio de pre-
visión sobre "Cohesión Social: desafíos, tendencias y perspectivas", realizado
el 3 de julio de 2003.
2. Economista, Coordinador del Departamento MERCOSUR de la Unión Indus-
trial Argentina (UIA) y Secretario Técnico del Foro Consultivo Económico
Social (FCES).

99
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

algunos para el consumo personal de sus hogares y otros mejor pre-


sentados para venderlos en la calle.
Yo que venía con una formación académica como econo-
mista, había sido funcionario y había actuado en política, me encon-
tré con una realidad que no la creía para la Argentina y estoy
hablando de hace 20 años atrás. Entonces tratando de buscar
alguna interpretación empecé a leer Antropología Económica y me
encontré con que la primera manifestación económica que existió
antes del homo faber, antes del agricultor, del pastor y del cazador,
era el recolector, quien solamente lo que hacía era recorrer el terri-
torio y donde encontraba frutos comestibles los recogía. Cuando
uno camina por la Ciudad de Buenos Aires a las 6 o 7 de la tarde
encuentra que esta manifestación que veíamos hacia 15 o 20 años
atrás en el Mercado Central hoy es una manifestación cotidiana en
toda la ciudad.
Cuando hace 15 o 20 años atrás comenzaron los primeros
programas neoliberales y de ajuste, yo encontraba a un chico que
me daba una estampita y pedía una limosna, este mismo chico
empezó a abrir puertas para ganarse unos centavos; después se hizo
adolescente y se puso a limpiar vidrios.
Cuando yo era más joven, mis tías más viejas decían que
cuando uno es un poco díscolo hay que cambiarle la cabeza, apli-
cando esa sabiduría a nosotros mismos, creo que debemos cambiar-
nos la cabeza, claro que en un ámbito académico lo que tenemos
que decir es que tenemos que modificar las categorías analíticas de
nuestra perspectiva de lo social. Y yo creo que éste es el desafío que
tenemos que tener ¿Cómo reinterpretar gran parte de la teoría eco-
nómica aplicada, de la teoría sociológica aplicada y la teoría política
aplicada a esta nueva realidad que estamos observando cotidiana-
mente en nuestra sociedad?
Cuando en la década del 40´ aparecen los primeros movi-
mientos (por lo menos en la Argentina) de tipo popular y nacional,

100
IX

lo que hacen es recoger lo postergado de la sociedad que estaba


dentro del sistema pero que no accedía a la vivienda, a un trabajo, a
la protección social, pero en realidad la teoría económica y la política
tenían una respuesta.
Las teorías de crecimiento de Rostow y los planteos que se
hicieron en la década del 60´ hacían referencia a que nuestras socie-
dades no entraban al crecimiento porque les faltaba la formación de
dirigentes sociales y de ahí se crearon toda una serie de carreras. En
ese momento predominó en la reformulación de las carreras univer-
sitarias, la formación de sociólogos, economistas, licenciados en
administración, con el propósito de contar con gente capacitada
para conducir.
Hoy la crisis nos tiene que hacer pensar en otros términos y voy
a dar un ejemplo que aprendí de un profesor de Economía del Trans-
porte, que era un enamorado de los ferrocarriles. Un día explicó que
yendo a una estación de ferrocarril bastante alejada se puso a hablar
con el jefe de estación y para pasar el tiempo le pidió el libro de cuen-
tas, que tiene cada estación. Entre los rubros aparecía, bastante
importante, la compra de pasto y le pregunta para qué el pasto en
los ferrocarriles, "para los caballos que mueven los vagones cuando
hay que enganchar y desenganchar" le responde. Entonces le dice
"no, yo le voy a mandar una zorra mecánica, ¿cómo va a estar con
caballos?" y le responde "mire ingeniero, acá viene un tren cada mes,
con los caballos me arreglo". Esto es lo que hay que empezar a esta-
blecer. Si se quiere empezar a producir cambios sustantivos en nues-
tra sociedad, se tiene que empezar a buscar mecanismos adecuados
a cada nivel de esta fragmentación económica social que tenemos.
Hoy en la Argentina se puede hablar no tan sólo de dualismo,
sino de trialismo, donde están efectivamente los sectores modernos
dentro de la inserción internacional, etc., etc., los sectores locales
que mantienen todavía alguna de las estructuras para estar dentro
del sistema y un tercer sector que está fuera del sistema, compuesto

101
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

por los que tienen 30 años y nunca han trabajado, nunca han tenido
la disciplina del trabajo. Entonces no basta con tener un plan de cre-
cimiento, hay que tener un plan de crecimiento para el empleo
formal, un plan de control de la evasión para el empleo informal y
hay que tener un plan de economía social adecuado a la estructura
cultural, social y política de estas grandes masas de marginados que
están alrededor de las grandes ciudades.
Esto implica una reformulación muy clara de cómo se produce
el derrame del desarrollo económico. Está claro que ya no es con el
mercado, un replanteo de cuáles son los roles y funciones del Estado,
que con el otro modelo teórico lo que hacía era dar el empuje inicial
en la infraestructura de algunos sectores industriales y después venía
el desarrollo industrial. El ejemplo típico es el desarrollo automotriz.
Ahora lo que se necesita es pasar de un centro puesto en la
educación a un centro puesto en lo cultural, no solamente pensando
en la marginación sino también en las clases dirigentes, en los secto-
res empresarios, políticos y sindicales y la consigna es entusiasmar. La
sociedad argentina tiene que entusiasmarse con su sociedad. Los
dirigentes tienen que dar el ejemplo y también las directivas para
que sirva y entusiasme.
En lo político hay que volver a conducir, ya que se perdió la
capacidad de conducción política porque nos hemos manejado con
conceptos abstractos que en la práctica eran totalmente distintos a
los de los países centrales, como el Consenso de Washington, que
negaba de hecho la capacidad de conducción porque se trataba de
aplicar las recetas ya elaboradas.
En lo económico la consigna sería que todo lo que signifique
producir empleo es bueno, después se analizarán los otros concep-
tos, pero lo primero es cómo conseguimos empleo. Después vere-
mos si esto es más estable o menos estable, los instrumentos que
tenemos que utilizar, mejorar o no determinadas rentabilidades,
etc., pero si no se produce empleo hay que empezar a discutir todo

102
IX

lo que se hace internamente y en las negociaciones económicas


internacionales, qué es lo que hace Estados Unidos. Cuando uno lee
el Trade Promotion Authority norteamericano, que dice cuáles son
los mandatos que tiene el presidente por parte del Congreso nortea-
mericano para negociar internacionalmente, hay dos o tres términos
que se repiten en casi todos los párrafos y fundamentos de las medi-
das que se le dan al presidente norteamericano: la seguridad nacio-
nal, la defensa del trabajo nacional y la defensa de las empresas
norteamericanas, todo el resto se acomoda a eso.
En lo social la consigna es incluir. Hay que recuperar la cohe-
sión social, hay que crear mecanismos en lo económico, en lo polí-
tico, en lo social, lo que acá se llama la economía social. Si hay que
crear circuitos económicos propios para esta sociedad marginal, cre-
émoslos. Si como dijo e hizo en su momento Roosevelt en el 30': "hay
que hacer zanjas para taparlas de nuevo" hagámoslo, y empecemos
a crear la cultura del trabajo con los líderes naturales de las propias
sociedades marginales.
Termino con una pequeña experiencia que también tuvimos,
hablando con dirigentes de esas ciudades (tipo Ciudad Oculta, Los
Piletones, etc.): ellos pretenden mantener de alguna manera la auto-
nomía, quieren que el Estado les facilite el dispensario médico, la
apertura de algunas calles, iluminación eléctrica, etc., pero sin perder
la autonomía para desarrollar su propia cultura. Entonces partiendo
de ese respeto hay que empezar a incluirlos en nuestra sociedad.

103
X

X
Transformación económica
y políticas de empleo1

Marta Novick2

Lo primero que podemos decir es que el mundo del trabajo,


no sólo el empleo, pasó en las décadas del 80´ y del 90´ en la Argen-
tina por profundos terremotos. Tenemos que analizar que, de alguna
forma, se fueron destruyendo todos los pilares que sostenían un
modelo de relaciones laborales, de empleo y de trabajo.
La legislación laboral fue generando un paulatino retiro del
Estado en las relaciones laborales y en realidad ya hay una creencia
de que el derecho no es más el instrumento adecuado para la regu-
lación de las relaciones de trabajo. Tuvimos cambios en los modelos
de transformación económica, en la introducción de cambios tecno-
lógicos y organizacionales en las empresas, en un debilitamiento
fuerte de algunos de los sectores sociales, básicamente el sindica-
lismo, no sólo por su cambio en los números sino porque también
hubo una política que al jerarquizar a uno de los actores del mundo
del trabajo debilitó fuertemente al otro.

1. Intervención de Marta Novick en el panel "Sociedad y economía: los desa-


fíos del contexto y la generación de trabajo" en el marco del Ejercicio de pre-
visión sobre "Cohesión Social: desafíos, tendencias y perspectivas", realizado
el 3 de julio de 2003..
2. Socióloga, Subsecretaria de Programación y Estudios Laborales del Ministe-
rio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS).

105
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

El cambio en la legislación laboral, sobre todo en materia de


flexibilidad de contratación, que en realidad llevó a un cambio, por
un lado en la base de la competitividad de las firmas, pero también
a un cambio en las oportunidades de empleo, en las modalidades
de contratación, en los perfiles ocupacionales y en el nivel y el sis-
tema de las remuneraciones. Por supuesto todos sabemos que
también veníamos de un modelo de Estado de bienestar o de pro-
tección social, durante y con posterioridad al trabajo que se quebró
en forma abrupta. Pero además, a nivel internacional se produjo
una brutal revolución en tecnologías de información y comunica-
ción y entramos en lo que algunos denominan como la sociedad
del conocimiento o de la información, que no es exactamente lo
mismo, porque estar atiborrados de información no es tener la
capacidad cognitiva que significa el conocer o el aprendizaje. En ese
sentido podemos decir claramente que estamos en presencia de un
nuevo paradigma.
¿Cómo se instala este nuevo paradigma en regiones como
América Latina, en donde durante los años 90', 7 de cada 10 empleos
fueron de baja productividad, donde el nivel de competencias tecno-
lógicas en general, la complejidad del perfil de socialización alcan-
zado y el desarrollo institucional contrastan claramente con los países
desarrollados? Nosotros tenemos un sistema de pequeñas y media-
nas empresas (PYMES) que defendemos mucho, pero que al mismo
tiempo fueron muy pocas las que pudieron mantener un elevado
nivel de capacidad innovativa y de inserción de alguna forma en las
redes productivas con empresas más grandes a nivel internacional.
Pero esto no fue porque las PYMES no quisieran, básicamente hubo
por un lado, una fuerte apertura económica sin creación institucional,
y por el otro una creciente debilidad del espacio público, una fuerte
presencia de inversiones extranjeras directas, que además llevó todo
lo que es investigación y desarrollo a nivel de las casas matrices o por
lo menos extralocal.

106
X

De esta forma se destruyeron sistemáticamente competencias


que habían sido adquiridas con mucho esfuerzo. Podemos criticar
ampliamente a los procesos de sustitución de importaciones, pero
también tengamos en cuenta que hubo una institución de aprendi-
zaje que lamentablemente se fue perdiendo. Basta preguntarle a
alguna de las firmas que están con alguna recuperación en este
momento, las dificultades que tienen para encontrar proveedores o
personal especializado que pueda cubrir los requeridos y valorados
puestos de trabajo que se están creando.
Yo no les voy a dar muchos datos, pero si quiero señalar que
desde el año 1994, el período de estabilidad macroeconómica a prin-
cipios de los 90', nos mostró una primera falacia: el crecimiento eco-
nómico no redunda en creación de empleo. Es un punto que lleva a
replantearse todo este tema de la vinculación de crecimiento con el
empleo. Por otro lado, aún con crecimiento, la crisis del Tequila detuvo
ese crecimiento económico y contribuyó a profundizar los niveles de
desempleo que llegó casi al 20% en el Gran Buenos Aires en 1995.
Algunos rasgos del mercado de trabajo, en lo que podemos
llamar la estampida de la desocupación abierta, nos revelan que se
creció en la década a una tasa promedio de14%. Empezamos la
década con una tasa del 6,3% y terminamos con 18,1% en el 2002. El
22% de los hogares argentinos tienen al menos una persona desocu-
pada, esta situación llega al 45% cuando tomamos los perfiles más
bajos. En el perfil superior, sólo el 4% de los hogares están en esta
situación y este proceso no es debido al crecimiento de expansión
demográfica o a una caída de las tasas de actividad sino claramente
a una destrucción de puestos de trabajo, tanto en el sector formal
como en el sector informal.
En ésta década menos de la cuarta parte de los puestos de
trabajo creados correspondieron a posiciones asalariadas registra-
das. La participación del empleo en la industria sobre el empleo total
pasó de un 24% en 1994 al 17% en el 2002, en valores absolutos

107
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

estamos hablando que de 930.000 trabajadores que se ocupaban en


1994, en el 2002 se ocupaban 750.000. Para tener un dato compa-
rativo en México, en la misma década, el crecimiento del empleo
industrial subió del 50% a menos del 60%.
Por otro lado, si consideramos la totalidad de horas trabaja-
das, tomando los datos de 1999, el 30% de la población trabaja más
de 48 horas semanales, límite que fija la jornada legal en la Argen-
tina, aunque las normas internacionales fijan 40 horas y el 51% lo
hace por más de 40 horas. En materia salarial, la evolución 1994 -
2001 del salario promedio no agrícola pasó de $941, en el momento
de la paridad un dólar - un peso, a $789 en el momento de la pari-
dad un dólar - tres pesos.
Estos datos nos llevan a la conclusión de la existencia de un
fuerte deterioro de la calidad del trabajo y del empleo, a reconocer
que no hay que hablar solo del empleo sino de la calidad del empleo
de los que hoy tienen trabajo, a observar algunos rasgos de los desocu-
pados, que el tiempo de desocupación se extendió, que existe fuerte
dificultad de inserción para los grupos de los niveles educativos más
bajos, con el consabido deterioro del nivel de la calidad educativa y
de la dificultad de mantener la cobertura que antes parecía natural.
Existen sectores de indigencia tan extrema que no llegan ni
siquiera a entrar en los planes sociales, sea por falta de documento
o por falta de información no pueden acceder a las prestaciones;
pero también hay un 25% de las personas que están recibiendo el
Plan de Jefes y Jefas que vienen del sector formal de la economía.
Estos datos no son ni nuevos ni sorprendentes. Solucionar como ya
se viene diciendo o reducir estas situaciones es claramente un impe-
rativo del ahora.
Los datos actuales están indicando que empieza a haber un
cambio de tendencia, que empieza a visualizarse muy incipientemente
un crecimiento del empleo, sobre todo del empleo formal. Pero redu-
cir estas brechas es sólo una parte del programa, la Argentina

108
X

requiere insertarse nuevamente en una estrategia que promueva una


competitividad genuina. En el pasado, factores de deficiencia pro-
ductiva en los atributos de los bienes que se producen y en las redes
de comercialización fueron subsanados a traves de lo que se caracte-
rizó como una competitividad espuria, o sea basada en factores muy
circunstanciales, en una discriminación de precios entre el mercado
doméstico y el externo, en situaciones socialmente inaceptables. Por
ejemplo, los regímenes de la industria automotriz protegieron fuer-
temente el desarrollo industrial de las terminales automotrices y poco
se preocuparon de las redes de producción de los proveedores loca-
les y del sendero evolutivo realizado en ese sentido.
Esto es para pensar que las políticas macro y las decisiones en
la política macro, las decisiones de Estado, tienen una fuerte inci-
dencia sobre las políticas de empleo. Si nosotros triplicamos hoy el
modelo de exportaciones argentinas, el empleo crece en 200.000
puestos de trabajo, o sea nada. Este es el tema de empezar a enten-
der que todo lo que estamos diciendo en términos de políticas eco-
nómicas y macroeconómicas va a tener un fuerte peso sobre lo que
pase en materia laboral y social. Entonces, si nosotros tomamos ese
sector de islas de modernidad (tampoco son tantos, pero hay) y
tomamos los datos de un reciente estudio de la Segunda Encuesta
Nacional de Innovación que hizo el INDEC, con el grupo Redes de la
Universidad de Gral. Sarmiento, a la cual pertenezco, encontramos
que estas mejoras competitivas, genuinas, sustentables en el grupo
de empresas que produjeron innovaciones de proceso en la década
del 90, incrementaron su participación en las ventas del 51% al 84%,
las exportaciones crecieron del 41% al 72% y el empleo creció del
46% al 81%.
Sintetizando un poco, ¿para qué estos datos?, para mostrar
que el desafío de las políticas implica superar de manera simultánea
el tema de la exclusión social, vía planes sociales y fortalecimiento de
la economía social, generar empleo, cambiar la lógica de protección

109
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

social, probablemente pasar de un sistema de contribuciones a un


sistema de tributación, aumentar la protección social en salud, que
es una gran deuda pendiente en el país y que es la base de cualquier
crecimiento sustentable, pero no podemos quedarnos en esto.
Hay que promover de la misma forma el empleo en las empre-
sas con capacidad innovativa, fomentar el desarrollo de redes pro-
ductivas, sin duda promover el fortalecimiento de los esquemas de
calificación del recurso humano, en la que estamos perdiendo cla-
ramente nuestro lugar. También reducir las debilidades del desarro-
llo empresarial, donde claramente se debilitaron nuestros magros
esfuerzos en innovación por parte de las firmas o de la inversión
publica en ciencia y tecnología. Estos sectores son también trabajo,
generan derrames positivos hacia abajo, etc.
En resumen, me parece que el desafío es integral, tanto hacia
la inclusión de los sectores excluidos como hacia el crecimiento del
sector del trabajo protegido, de la innovación, en la medida que va a
generar desarrollo sustentable para el país y para sus habitantes. Hay
que incluir a los excluidos, generar cada vez más puestos de trabajo
decentes, fomentando el desarrollo de la economía formal, pero
sobre todo con la que está vinculada con la competitividad genuina,
con la innovación, con el aprendizaje, con el desarrollo de competen-
cias de los individuos, de las empresas y de nuestra sociedad.

110
XI

XI
El contexto internacional
de las transformaciones actuales1

Bruno Theret 2

Para entender las transformaciones actuales se hace necesario


volver a un problema que es la recomposición del sistema interna-
cional de los Estados, que tiene una fecha fetiche, que es lo que dice
Estados Unidos en 1972 respecto al dólar: hacerlo inconvertible. Con
esta medida, Estados Unidos le prohíbe a la mayoría de los estados
del mundo utilizar políticas keynesianas para mantener sus regíme-
nes de acumulación y de producción. De alguna manera, Estados
Unidos monopoliza la herramienta keynesiana para dinamizar su
propia economía.
A partir de allí se inicia todo un movimiento de regionaliza-
ción de los territorios políticos que se desarrollaban en un modelo
centrado en el desarrollo y entonces se inicia un modelo de recom-
posición mundial de las relaciones internacionales. Se sale del sistema
de Bretton Woods y se entra en un sistema de reglas desconocidas.
Sucesivamente la mayoría de los países son conducidos a movilizar

1. Intervención de Bruno Théret , en el panel "Sociedad y economía: los desa-


fíos del contexto y la generación de trabajo" en el marco del Ejercicio de pre-
visión sobre "Cohesión Social: desafíos, tendencias y perspectivas", realizado
el 3 de julio de 2003.
2. Economista, Director de Investigaciones Económico Sociales del Centre
National de la Recherche Scientifique en la Université Paris IX / Dauphine,
Francia.

111
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

políticas neoliberales para poder salirse de los antiguos compromisos


entre el capital y el trabajo y proyectarse al exterior desde el nuevo
orden mundial.
Las políticas neoliberales son excelentes para destruir las reglas
en vigencia, para desregular tanto la economía en su funciona-
miento, tal como era antes, como al orden político, a punto tal que
estamos en una especie de vaguedad a nivel de las fronteras. El pro-
blema es que las políticas neoliberales, que son muy buenas para des-
regular, son incapaces de dar fórmulas para re-regular. Entonces la
única solución que se presenta es la de recomponer espacios donde
lo económico y lo político puedan volver a hacer sistema y donde el
retorno al uso de políticas keynesianas se vuelva posible en razón de
que estos espacios vuelven a cerrarse en cierta forma sobre si mismos.
En realidad esto que llamamos "el movimiento de mundializa-
ción" es esta especie de movimiento tentativo a través de integra-
ciones regionales y de desintegraciones nacionales para reformular
las fronteras del orden político donde es viable ese tipo de política y
donde el conjunto de los demás países del mundo pueda venir a
competir con el monopolio de los Estados Unidos en estas políticas.
Ahora bien, ¿por qué las políticas neoliberales no pueden participar
en la recomposición?, porque aquí hay cuatro contradicciones que
de alguna manera apelan a la idea de competitividad y microecono-
mía de las empresas, mientras que la realidad del movimiento es la
implementación de una competitividad de las sociedades entre sí, lo
cual acarrea una segunda contradicción que es el llamado a la flexi-
bilización, a la responsabilidad individual que produce un efecto de
destrucción de la cohesión social, del capital social, que viene en
cambio a minar la competitividad de las sociedades que están más
avanzadas en este proceso de responsabilización individual.
También hay dos tipos de contradicciones por el lado polí-
tico. El neoliberalismo está ajustado en la idea de que las desigual-
dades sociales son necesarias desde el punto de vista de la eficiencia

112
XI

económica, que la incitación a producir, a ahorrar y a emprender,


están absolutamente ligadas a la idea de desigualdad social en el
diagrama neoliberal. Ahí tenemos inmediatamente una contradic-
ción entre liberalismo y democracia, la democracia está fundada,
contrariamente, en la igualdad de condiciones. Una segunda con-
tradicción política es relativa a la forma de gobernabilidad, por un
lado el liberalismo preconiza una nueva gobernabilidad, el recurso al
llamado "poder blando", que está relacionado al hecho de que esta-
mos entrando en una sociedad del conocimiento, de la información
y que el poder se aloja principalmente en la información. Se pueden
administrar las relaciones de poder por medio de la cooperación, la
difusión, etc: una nueva gobernabilidad. Esto entra inmediatamente
en contradicción con las formas unilaterales y las formas asimétricas
por las cuales se puede instituir ese modelo.
Esta incapacidad de las políticas neoliberales en obrar en el
sentido de un nuevo cierre de un espacio o donde fuera posible una
nueva regulación, una regulación positiva con círculos virtuosos de
crecimiento, esa política es incapaz de hacer esto. Por eso los desafíos
actuales. Se trata de reconstruir un nuevo orden político, que evi-
dentemente será más complejo que la forma que conocemos hasta
ahora, del Estado territorial nacional. Es necesario reinventar una
concepción del orden político. Que a la vez que existan Estados
nacionales y formas de integración política, económica y monetaria,
sean supranacionales. Por eso, la cuestión del recurso al principio
federal, de un análisis en términos de federalismo para poder pensar
una re-regulación de la mundialización. La legitimidad que este tipo
de orden político intente desarrollar sólo puede descansar sobre una
nueva forma de sistema de protección social.
En términos de mediación social de la regulación voy a comen-
tar diferentes puntos, necesarios, para que podamos pensar nuevas
sociedades, donde haya conjugación de varios fondos de pertenencia
social y nacional, es decir una pertenencia a nivel regional y otra

113
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

supranacional, algo que se conoce en la Argentina y en muchos


países federales. Es decir, que uno se identifica a la vez con una clase
social pero también puede intentar identificarse a un territorio polí-
tico, a una comunidad localizada.
La sociedad es más compleja ahora porque ya no se puede
razonar solamente en términos de división social, del cuerpo social y
por lo tanto de conflictos sociales, sino que también debemos rein-
troducir la noción de división territorial del cuerpo político, sin hacer
la hipótesis de que esto esté completamente estabilizado. En el estu-
dio que se hace en general de los sistemas de protección social se
considera como dato la escala territorial estabilizada.
Lo que está en juego en las actuales recomposiciones es resol-
ver a la vez los conflictos sociales, al menos regularlos, y también
regular los conflictos territoriales. Basta con pensar en el estado
actual del mundo para mostrar la importancia de la segunda varia-
ble. Descomposición de Yugoslavia, descomposición de la Unión
Soviética, muchos países que estallan, reestructuración federal de
España, reunificación de Alemania, construcción Europea, proble-
mas del MERCOSUR. Salta a la vista la dimensión territorial.
Las condiciones de recomposición las voy a ir asociando a la
idea de mediación social. En el enfoque que desarrollo hay tres tipos
de mediaciones sociales primarias, a través de ellas las sociedades
modernas diferenciadas hacen sociedad, se recomponen como socie-
dad. La primera mediación es la moneda y aquí la apuesta es
reconstruir regímenes monetarios, nuevas comunidades de pago
que permitan a la gente utilizar esta mediación y este lenguaje que
es la moneda, de tal modo que sean nuevamente posibles políticas
Keynesianas. ¿Qué quiere decir políticas keynesianas? Quiere decir
que los Estados recuperen un poder de emisión monetaria para
honrar los derechos sociales y esto no es necesariamente inflaciona-
rio. Todo depende de las instituciones que regulen la emisión mone-
taria pública y la privada. Así todo depende, por ejemplo, de las

114
XI

reglas del Banco Central. Es decir, una nueva unidad de pago que
puede ser supranacional incorporando a varios Estados.
La segunda cuestión es el derecho, el sistema jurídico, porque
hay que reconstruir regímenes jurídicos que se enfrenten con diversas
dificultades, no solamente las que están ligadas a la mundialización
sino también las ligadas a la reestructuración de las propias socieda-
des. ¿Qué hemos observado? Por el éxito mismo de los sistemas de
protección social del período anterior, son las transformaciones de
fondo de la familia, el problema de igualdad entre hombres y muje-
res, entonces vemos que ahí no se puede volver al antiguo sistema
que estaba fundado en el modelo de la familia jerárquica con un
solo aportador de ingresos. Otro elemento importantísimo en el
nuevo régimen jurídico son los regímenes constitucionales de las
zonas de integración, en los cuales funcionaría una misma unidad de
pago. ¿Cómo regular las relaciones intergubernamentales? El pro-
blema ya no es el pacto social sino el federativo o el territorial,
entonces se nos plantea el interrogante ¿Cómo regular las relacio-
nes en las nuevas comunidades?
Un tercer elemento, que emerge por todas partes, es la idea de
reconstruir regímenes discursivos, es decir ideologías que le den
legitimidad a esas transformaciones. ¿Cómo pensar nuevas formas
de ciudadanía múltiple? ¿Cómo legitimar federalismos multinacio-
nales y asimétricos sin que ésto sea contradictorio con los regíme-
nes democráticos?
Por último, está el problema de la recomposición de los siste-
mas de protección social que deben enfrentarse no sólo con el hecho
de los nuevos órdenes políticos, con orden de gobiernos múltiples,
tienen que enfrentar el hecho de que estos sistemas están anclados
en sistemas de tradiciones sociales y culturales distintos, con lo cual
debemos plantearnos cómo reconstruir sin destruir esa diversidad.

115
XII

XII
La política social como desarrollo económico 1

Daniel Arroyo 2

Durante muchos años en nuestro país el debate en torno a


cómo debían encararse las políticas sociales se resumía en dos pos-
turas: a) los que consideraban que el Estado tenía como tarea dar
pescado, esto es, hacer asistencia y garantizar el acceso a los bienes
básicos por parte de la población más vulnerable y b) los que consi-
deraban que lo que había que hacer era enseñar a pescar. Esta
última postura aparecía como superadora de la primera ya que no
sólo apuntaba a la asistencia sino también a la promoción, a generar
capacidades para que la gente pudiera mejorar su condición social.
Sin embargo, ambas posiciones tomaban a lo social como un
aspecto sin relación con lo económico. Así, las políticas sociales
tenían que capacitar, sensibilizar y preparar a la población y allí ter-
minaba la tarea. La función de la economía empezaba luego y el
mercado incorporaba o no a la población de acuerdo a las condicio-
nes macroeconómicas reinantes. Estas ideas cerraban bien con la
teoría del derrame: cuando la economía creciera lo suficiente, los
sectores más concentrados iban a ir "derramando" parte del benefi-
cio sobre los sectores más postergados.

1. Texto correspondiente al acto de cierre del Ejercicio de previsión sobre


"Cohesión Social: desafíos, tendencias y perspectivas", realizado el 3 de julio
de 2003. Actualizado en septiembre de 2004.
2. Politólogo, Secretario de Políticas Sociales y Desarrollo Humano, Vicemi-
nistro de Desarrollo Social de la Nación.

117
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

No hay que ser demasiado brillante para darse cuenta que


esto no ha funcionado. Nuestro país tiene hoy un 47% de pobres
(familias de cuatro personas con un ingreso inferior a los $723 men-
suales) y un 20% de indigentes (ingresos por debajo de los $329). La
pobreza en Argentina, a diferencia de la mayoría de los países de
América Latina, se vincula no sólo con la falta de infraestructura
básica, sino fundamentalmente con la escasez de los ingresos.
A la mayoría de los pobres en Argentina lo que les pasa es
que no les alcanza la plata para llegar a fin de mes. El grueso de la
pobreza se vincula con los bajos ingresos (aún de aquellos que
tienen trabajo en el sector formal) y con el aumento de la canasta
básica de alimentos. Nuestro país tiene un problema de ingresos y
por ello la tarea de la política social es generar las condiciones para
aumentar los ingresos de las familias.
Ya no se trata sólo de dar pescado o enseñar a pescar. La fun-
ción de las políticas sociales es garantizar que haya peces en la
laguna. No es sólo dar asistencia y generar capacidades, se trata de
articular lo social y lo económico de modo tal que aquel que tira la
caña tenga algo que pescar. No sólo hay que garantizar el capital
humano (las capacidades) y el capital social (las condiciones para
asociarse), hay que complementarlo con el capital económico, con el
financiamiento de actividades productivas que generen trabajo e
inclusión social. Hacer política social en el 2004 es ayudar a poner en
marcha la producción desde el desarrollo local, desde las regiones y
los municipios de nuestro país.
Para ello es tan importante generar condiciones para fortale-
cer los grupos sociales como identificar perfiles productivos reales en
cada región del país. Identificar al desarrollo local como prioridad
para la política social, significa tener la capacidad para articular en
cada territorio las perspectivas de crecimiento económico con las de
generación de trabajo e inclusión social. Después de ello viene la eco-
nomía social y el financiamiento de emprendimientos productivos

118
XII

que formen parte de cadenas de producción reales de acuerdo a las


características de cada zona.
De este modo, la política social sustentable es la que apunta a
mejorar los ingresos de las familias a partir de la inserción en el mer-
cado productivo de los sectores que hoy están afuera. Desde el
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación se ha diseñado la política
social sobre estos principios apuntando a generar acciones masivas,
no focalizadas y teniendo como eje central la articulación con los
actores territoriales.
Las políticas aplicadas van claramente en esa dirección:
Š El Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social,
"Manos a la Obra", financia la capacitación y entrega herramientas,
materiales, insumos, bienes de capital y crédito para todos aquellos
que puedan poner en marcha proyectos productivos. Ha financiado
hasta aquí más de 19.000 emprendimientos en el conjunto del país
llegando a casi 250.000 personas. El 47% de las actividades están
orientadas a la producción de alimentos con valor agregado (pana-
derías, fábricas de pastas) y sin valor agregado (huertas, granjas). El
15% se vincula con actividades textiles y cerca de un 7% forma parte
de encadenamientos productivos claramente identificados con el
perfil de desarrollo de la región. A fin de año apuntamos a financiar
35.000 emprendimientos y llegar a 500.000 personas en donde el
peso esté puesto menos en lo alimentario y lo textil de pequeña
escala y más en los encadenamientos alrededor de la industria del
mueble, el turismo, la cadena metalmecánica, la producción agroali-
mentaria para la exportación, la confección, la industria del calzado
y lo textil de mediana escala.
Š La reforma de la ley de monotributo que incorpora la
figura del "monotributo social" les permite a los emprendedores
del Plan Manos a la Obra incorporarse en la economía formal como
monotributistas y durante dos años estar exentos del pago del
impuesto. Esto les permite a los nuevos emprendedores dedicarse

119
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

con exclusividad a poner en marcha la empresa, producir con calidad


y salir a competir.
Š El pago con tarjeta a los beneficiarios del Plan Jefes de
Hogar apunta a mejorar la transparencia y reducir el clientelismo en
las políticas sociales. Pero también otorga la posibilidad de generar
mayores ingresos en las familias a partir de la devolución del 15% del
IVA en las compras. Se trata de una política claramente progresiva y
redistributiva en la medida en que los que menos tienen pagan
menos impuesto al consumo.
Š El Plan incluir para jóvenes de 18 a 25 años que no estu-
dian ni trabajan, tiene como finalidad generar condiciones de
ingreso al mercado laboral a través de seis meses de capacitación
general y capacitación en oficios, luego de lo cual se financian
emprendimientos productivos y comunitarios para los jóvenes.
Nuestro país tiene un millón de jóvenes en esa situación y la meta
propuesta para el primer año es llegar a 100.000 jóvenes y a 400.000
jóvenes en el período 2005-2007.
Š El fortalecimiento de los Consejos Consultivos provincia-
les y municipales tiene el objetivo de establecer una regla única para
la política social: todo pasa por los Consejos Consultivos. Esto es, se
reduce el clientelismo en la medida en que no hay múltiples entradas
a las políticas sociales y se priorizan los espacios en donde se articu-
lan el poder público, las organizaciones de la sociedad civil y el sector
privado. La participación de las cámaras empresariales y las empre-
sas de cada lugar en los Consejos Consultivos nos permite tener una
herramienta que articule realmente lo social y lo económico y en
dónde efectivamente se pueda asistir al emprendedor en el proyecto
que presenta y en el análisis de la viabilidad del mismo.
Š Por último, la mayor relación con el sector privado permite
redefinir el concepto de responsabilidad social. Varias empresas en
nuestro país vuelcan actualmente recursos en favor de la asistencia
social que, a falta de otras orientaciones, terminan fortaleciendo

120
XII

instancias de comedores comunitarios o centros asistenciales locales.


Partiendo de la base de la importancia de esta actividad, también
resulta significativo apuntar a la responsabilidad social como articu-
lación del sector privado con el conjunto de emprendedores que
están haciendo sus primeras experiencias. Así, se busca orientar la
responsabilidad social hacia la capacitación y asistencia técnica sobre
los nuevos emprendimientos y también hacia la generación de cade-
nas de proveedores que integren el ámbito de la economía social
con las empresas ya consolidadas.
Estas políticas públicas apuntan al doble objetivo de aumen-
tar los ingresos de las familias y generar condiciones para potenciar
la economía local. Los problemas siguen siendo muchos y están rela-
cionados fundamentalmente con mejorar las acciones en los grandes
centros urbanos, que es dónde se concentra la mayor cantidad de
población y, por tanto, la mayor cantidad de pobreza y desigualdad.
Ese es el desafío que viene.

121
XIII

XIII
Ejercicio de previsión. Cohesión social:
desafíos, tendencias y perspectivas.
Hacia una visión compartida de sociedad.
(Conclusiones)1

Mariel Romero2

Los días 1, 2 y 3 de julio de 2003 se desarrolló, dentro del


marco del Seminario Permanente sobre las Manifestaciones Actua-
les de la Cuestión Social el I Ejercicio de Previsión: Cohesión social,
Desafíos, tendencias y perspectivas. Hacia una visión compartida de
sociedad. Este ejercicio es la concreción de una I Etapa de un trabajo
interactivo entre actores y expertos, donde se abordó el tema de los
desafíos a la cohesión social y se acercaron ideas para el diseño de
políticas consociativas.
Este encuentro entre políticos, académicos, expertos y acto-
res: empresarios, sindicalistas y dirigentes de la sociedad civil, tuvo
por finalidad la formación de un banco de ideas para repensar los
modos de producción de solidaridad de la sociedad.
El Ejercicio se organizó en base a la siguiente propuesta
metodológica:

1. Resumen del análisis y las conclusiones de los Grupos Operativos de Discusión


realizados durante el "Ejercicio de previsión. Cohesión social: desafíos, ten-
dencias y perspectivas. Hacia una visión compartida de sociedad" presentadas
en la Sesión Plenaria del Seminario Permanente del 26 de noviembre de 2003.
2. Socióloga, Investigadora independiente en temas de opinión pública, espe-
cializada en técnicas de indagación cualitativa, Coordinadora del Ejercicio de
Previsión.

123
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Š Paneles de expertos y académicos que abordaron dos ejes


temáticos: Sociedad y Estado, los desafíos de la exclusión y Sociedad
y Economía y los desafíos del contexto y la generación de trabajo.
Š Grupos Operativos de Discusión entre actores y expertos con
la coordinación de profesionales expertos en técnicas motivacionales,
miembros del Seminario Permanente3, en base a guías de pautas pre-
viamente elaboradas para su aplicación, a posteriori de cada uno de los
paneles, que cumplió con el propósito de orientar y focalizar el inter-
cambio grupal de acuerdo con los objetivos fijados para el Ejercicio.

Se realizaron cinco (5) Grupos Operativos de Discusión en dos


momentos, los cuales posibilitaron la provisión de una base signifi-
cativa de opiniones sobre las cuales fundamentarnos tanto para dis-
cernir acerca de los perfiles e imágenes supuestos y/o deseados para
el abordaje de la temática, como para analizar la forma en que los
referentes construyen su opinión y la organizan (discurso); la expre-
san (comunicación) y la semantizan (significado); elementos, todos
estos, que posibilitan la contextualización de la situación societal y el
abordaje de la problemática de la inclusión.
Todo el desarrollo de los Grupos fue grabado y posterior-
mente transcripto. La información obtenida ha sido sistematizada a
los efectos de facilitar el análisis de los resultados y realizar las con-
clusiones pertinentes. El análisis de los mismos refleja un alto grado
de interés y compromiso activo por parte de los participantes.

Los grupos de discusión tuvieron como objetivo profundizar el


debate iniciado en los paneles, donde se plantearon los siguientes
objetivos programáticos:

3. Se contó con la colaboración para la coordinación de los focus groups de los


siguientes profesionales miembros del Seminario: Prof. Ricardo Adaro, Lic.
Mónica Dall´Armellina, Ing. Leonardo Mertel, Lic. María Guillermina Pomposie-
llo, Dr. Ernesto Serrano.

124
XIII

Š Enunciar estrategias activas para repensar los modos de pro-


ducción de solidaridad de la sociedad.
Š Analizar cómo se logra el reordenamiento de la sociedad en
función de un modelo productivo y de la recreación de los mundos
del trabajo.

Ejes de trabajo:

Š El diagnóstico
Por amplio consenso se enfatiza que hoy el Estado se enfrenta
a una tarea dramática, donde se observa una duplicación de indi-
gentes, caída brusca del salario y por consiguiente acrecentamiento
de la pobreza.
Con respecto a las políticas sociales afirman que se ha per-
dido el rol de pensar en un proyecto integrador: se observa que sólo
se efectivizan acciones "parches" y no se financian programas inte-
grales. Comentan que por la urgencia y la necesidad de resolver pro-
blemas, no se discuten supuestos, se "compran" y aplican políticas
enlatadas, sin plantearse si las bases son adecuadas y se continúa
con operatorias de organismos internacionales. Esta situación de
alta criticidad lleva a que se trabaje en la emergencia con la carencia
de un plan estratégico.
Asimismo se hace referencia a una perceptible desculturiza-
ción y un potencial que no se puede expresar. El modelo fue en
contra de la producción de lo cultural, educativo, productivo, y
donde la falta de una regulación adecuada actúa como freno a
todas las producciones. Por eso afirman que se necesita la regulación
como sociedad, la cual debe ser efectivizada con la participación de
los actores.
La desvinculación del pueblo con su territorio, con una dis-
tribución poblacional heterogénea y distorsionada, donde el 80%
de la población está concentrada en centros urbanos, incide en la

125
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

desculturización. Se orientan esfuerzos a acciones secundarias que


no respetan su propio destino.
Destacan la escasa participación real de todos los actores y el
acrecentamiento de la brecha entre el poder político y la sociedad civil,
por lo cual se está cayendo una buena parte de la población, brecha
insondable. Una creciente anarquía en la sociedad civil, competencia,
lucha interna, anomia colectiva y combate con otros sectores.

Š Los conceptos clave

Exclusión / inclusión, desigualdad, trabajo


Se hace referencia que para evaluar y reflexionar sobre el
tema de la exclusión y la inclusión primero se debe plantear la ela-
boración de una estrategia de desarrollo nacional, la cual se vincula
inmediatamente con el tema del trabajo.
Se esbozan algunos interrogantes relacionados con la sensa-
ción de excluidos que puede alcanzar a todos: ¿Cómo se incluye
cada uno y qué se entiende por exclusión?
Se acuerda plantear que la sensación de excluidos "toca a
todos", ya que implica a un conjunto de sectores más amplio, que
también se da en el sistema de relaciones laborales.
Se afirma que la exclusión social es básicamente un problema
de desarrollo económico. Para lo cual se hace necesario pensar en
una Estrategia de Desarrollo Nacional que implique políticas de
crecimiento del trabajo y del empleo.
Para efectivizar la inclusión, el Estado tiene pendientes una
mayor intervención en lo económico y social y la elaboración de un
Proyecto Nacional
Se propone centrar el eje de la discusión en el concepto de
desigualdad más que en el de exclusión. Desigualdad con respecto
a los bienes sociales, problemática que incluye a todos y fortalecer el
concepto de integralidad sobre el de exclusión.

126
XIII

En cuanto a la inclusión señalan que implica acción solidaria,


destinada al conjunto de diferenciaciones dramáticas, con un obje-
tivo común: pensar desde la conciencia de un destino común que
resignifique el concepto de Nación. En ese sentido el trabajo es visto
como eje de inclusión social clave. Una estrategia de desarrollo
basada en el trabajo, incluye dignidad, participación, ser parte de
una comunidad que construye. Implica educación y salud, para que
no se produzca la fragilización.
Se propone revisar los condicionamientos econométricos y
sociológicos que llevan a hablar más desde la historia que del futuro,
si se quiere entender la sociedad que viene y poder incluir un modelo
superador, lo cual también implica resignificar el concepto de tra-
bajo, refiriendo a la creación del conjunto de producciones de una
sociedad efectuadas para su propia realización.
Se hace referencia a que la inclusión social es una cuestión
política, económica y cultural, toda respuesta debe ser general y
abarcativa. Implica trabajar por sectores o grupos sociales homogé-
neos para eficientizar las acciones que den respuesta a los reclamos
u objetivos de los mismos.

Ideas Eje

Š La necesidad de un Proyecto Nacional


Se enfatiza la necesidad de elaborar un nuevo modelo de
país, para lo cual se torna imprescindible la Constitución o reformu-
lación del Proyecto Nacional, como instrumento de integración.
Esta decisión debe basarse en un modelo de país integrado inter-
namente y relacionado a nivel regional e internacional. Asimismo
debe contemplar el fortalecimiento del rol del Estado como garante
de la cohesión social.
Se destaca que proyectar la acción transformadora de la reali-
dad, implica la recuperación del sentido, la visión y la utopía. Para lo

127
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

cual es imprescindible la formulación de un Proyecto Nacional efec-


tuado en forma participativa y democrática, considerando la cultura,
el territorio y los recursos naturales, definiendo su perfil productivo.
Este proyecto de país debe posibilitar la organización de la
economía y del trabajo, recuperando la cultura del trabajo y la soli-
daridad como factores socializadores y aglutinantes.

Š Un paso previo: el Pacto Social


Se resalta la importancia de concretar un Pacto Social, capaz
de impulsar un cambio cultural y simbólico, lo cual requiere trabajar
en la búsqueda de consensos, reconstruir ámbitos de mediación
donde se acuerden variables claves para el mediano plazo y contro-
les acordes.

Š El rol del Estado en este contexto


Se hace referencia a la necesidad de la refundación del Estado,
se considera que su recomposición es un esfuerzo cultural. El mismo
es visualizado como la expresión organizativa más sofisticada y com-
pleja que tiene una comunidad, que merece una defensa, mecanis-
mos de socialización, democratización y la explicitación de su rol.
Se acuerda en que el Estado debe recrear la solidaridad como
una vía de solución para la inclusión social, sin ello es imposible
pensar en soluciones para el alto grado de exclusión y marginación.
Se le atribuye el rol de ser el responsable de la regulación y protec-
ción social, generador y garante de una cohesión social, con la parti-
cipación de las organizaciones de la sociedad civil. El Paradigma
debe contemplar la responsabilidad individual, con la responsabili-
dad social: corresponsabilidad.
Se acentúa la necesidad de reformular el Estado, es la deuda
con el ciudadano, definir el perfil industrial, qué es y qué puede
hacer Argentina en un mundo globalizado y un plan para micro y
pequeñas empresas, planes sencillos, créditos.

128
XIII

El Estado es considerado el organizador natural de las políticas


sociales por ser el garante de los derechos ciudadanos y su organiza-
ción debe basarse en la mediación social y el discurso comunitario. Se
enfatiza que debe desarrollar al máximo sus capacidades, ser justo,
cercano y solidario, cumplir con sus deberes y obligaciones.
Se resalta que para el fortalecimiento de su rol, deberá
Asumir un rol activo, articulador, contemplando la descentralización
y diversidades regionales y locales, recuperando las capacidades de
cada comunidad.

Š La Política
Se reivindica el rol de la política y su papel como agente de
redistribución y regulación del poder. La misma debe incluir los aspec-
tos sociales, económicos, culturales y ambientales. Caso contrario se
aleja de la realidad y se convierte meramente en discurso.

Š La descentralización
Se plantea la importancia de la descentralización contem-
plando la formulación de estrategias de desarrollo local con enfoque
regional y la elaboración en forma conjunta, entre decisores y acto-
res, de las políticas a implementar.

Š La regionalización
Se subraya que no se puede conformar un estado regional
sin un estado nacional, con lo cual surge la necesidad de un cambio
cultural importante. No hay nación sin región. Región y Estado
Nación, deben mantener una relación dialéctica. No se puede
pensar la regionalización sin un Estado Nacional fuerte. El mismo
debe tener funciones de regulación y rectoría, garantizadas por la
Constitución Nacional.
Se acuerda que se debe contemplar las realidades integrando
sus economías, privilegiando los recursos, saberes y experiencias de

129
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

cada una. Aportando desde las distintas miradas en el orden simbó-


lico y transparentando las leyes del intercambio Construyendo desde
el sentido histórico común, la identidad y pertenencia regional.
Se enfatiza la importancia del MERCOSUR y la necesidad de
flexibilidad de las fronteras

Š La Educación
Se hace referencia a la importancia de la elaboración de un
modelo que abarque la educación formal e informal, que comience en
edades temprana. Repensar sus objetivos, sus valores, su identidad.
No puede pensarse en que la exclusión y la marginalidad se superen si
no se repiensa un modelo educativo integral. Por lo tanto se puede
considerar a la educación como un camino de inclusión social.

Š Las Políticas Sociales


En relación a las políticas sociales se expresa la necesidad de
reenfocar la mirada hacia políticas universales, integrales, plantear
estrategias de desarrollo acordes a la situación real, tomada como
punto de partida, con el propósito de la reafiliación social a través
del trabajo, con participación activa de todos los involucrados.

Š Las propuestas
Las propuestas se centran en:
- Consensuar los paradigmas fundamentales de un Proyecto
Nacional.
- Crear un Consejo Económico Social con poderes de con-
sulta y diseño de propuestas, con el objetivo de articular la regula-
ción entre la acumulación de riqueza y su distribución y facilitar la
relación entre el sistema político y la sociedad civil.
- Instalar como política de Estado la Construcción de un
observatorio de empleo de la producción y las ocupaciones,

130
XIII

instalando nodos, detectando centros neurálgicos, definiendo perfi-


les laborales de acuerdo a demandas presentes y futuras.
- Garantizar un crecimiento económico sostenido con
equidad, que permita, en el corto plazo la generación de
empleo y en el largo plazo una estructuración del sistema pro-
ductivo, en base al desarrollo del conocimiento.
- Formular políticas de creatividad muy activas que posibiliten
la capacitación laboral, aporte sustancial a la inclusión.
- Enfatizar el eje en las relaciones de la educación con el trabajo.
- Recuperar la memoria y los saberes de la cultura del trabajo.
- Promover proyectos integrales a través de metodologías de
gestión asociada y participativa, para articular la relación Estado,
Sociedad, Mercado.
- Diseñar mecanismos progresivos para pasar del subsidio a la
generación de ingresos.
- Procurar el desarrollo de las Pymes a través de créditos blan-
dos y facilidades impositivas para generar trabajo.
- Desarrollar un Proyecto estratégico de competitividad sus-
tentable que implique redes de producción y consumo, aplicación
de tecnologías apropiadas, promoción de formas de Economía
Social en el mercado.
- Propiciar que los resultantes de la economía social puedan
constituirse en proveedores de los gobiernos locales para dar trabajo
y generar actitudes positivas.
- Crear núcleos de debate en los ámbitos locales para la pro-
moción de estrategias activas.
- Territorializar las políticas con enfoque socio productivo
(Relocalización de migrantes)
- Instalar estrategias de desarrollo nacional, contemplando
como componentes fundamentales el crecimiento económico y la
identidad comunitaria nacional.

131
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

- Diseñar una estrategia de crecimiento de la demanda


interna, de consumo e inversión y de inserción exportadora que per-
mita el crecimiento de la demanda de trabajo y la inclusión de tra-
bajadores en el mercado de trabajo.
- Efectivizar mecanismos para contar con la información de la
realidad del contexto, a través de corredores productivos, para
detectar las oportunidades productivas.
- Brindar apoyo al Desarrollo local, contextualizado en una
estrategia de desarrollo con Políticas Integrales en las que la recu-
peración de los valores den fortaleza a la Nación. Donde haya un eje
y una coherencia, con sus particularidades y especificidades, de estra-
tegias de desarrollo local.

132
XIV

XIV
Los jóvenes frente a los procesos
de desafiliación social1

Michel Kokoreff 2

Me voy a referir a la situación social, económica en los barrios


pobres en Francia. La cuestión que podemos preguntarnos es la que
se planteaba Riessman, sociólogo norteamericano "¿qué pasaba en
los barrios?", decía él. ¿Qué pasa en los barrios pobres de Francia?
Es la primera cosa que podemos decir y eso quizá le llame la aten-
ción a algunos. Es decir que existen territorios que en otras épocas
fueron barrios obreros, barrios populares que eran más o menos sos-
tenidos por el partido comunista, que conocieron una declinación
irreversible desde los años 70.
Desde luego la pobreza existía antes de esa fecha en Francia,
pero cobró nuevas formas, lo que podemos llamar la precariedad o la
vulnerabilidad o incluso lo que Robert Castells llamó la desafiliación.
Para aportar algunos datos, podemos hablar de barrios
pobres a partir del momento que hay 25% o 30% de la población
desocupada y sobre todo, cuando los jóvenes de 18 a 25 años están
todavía más golpeados por la desocupación, por el desempleo.

1. Conferencia dictada en el marco de la Cátedra UNESCO sobre las manifesta-


ciones actuales de la cuestión social, Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación, el 21 de abril de 2004.
2. Sociólogo, Maitre de Conférences à l'Université de Lille 1, Investigador del
Centre National de la Recherche Scientifique à l'Université de Paris V, experto
en temas de juventud.

133
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

La desocupación es apenas la parte visible del iceberg. Están


aquellos que no tienen empleo, pero también están aquellos que
tienen un empleo precario y alternan entre un empleo precario y
ningún empleo. Esto constituye muchas veces un segundo indicador,
correspondiente a alrededor del 20% al 30% de la población activa.
Un tercer indicador remite a la familia. Las familias monopa-
rentales se han desarrollado mucho en Francia y en otras partes.
Familias que están compuestas por un padre, la mayoría de las
veces por la mujer y uno o varios hijos. En el sector medio nacional
hay un 5% de familias monoparentales en Francia; en esos barrios
pobres y sobre todo en los que yo estudié, en el norte de Francia y
en los suburbios de París llegamos al 15%, 16% y 18% de familias
monoparentales.
Podríamos agregar indicadores sobre la vivienda y el entorno
residencial, que son esencialmente barrios de vivienda social que
fueron construidos masivamente en los años 50 y 60, por lo tanto el
paisaje de estos barrios se parece un poco al paisaje de los mono-
blocks que hay acá en Argentina. Algunas como blocks, las cuales
tienen varios cientos de metros o bien torres de 10 a 15 pisos.
Las condiciones de vida en estas viviendas son difíciles, por el
hecho de la falta de confort, de problemas de aislación sonora, por
el problema de hacinamiento, concentración en las viviendas, ya que
muchas veces hay familias numerosas en 2 o 3 habitaciones.
En estos barrios pobres se desarrolló, a partir de los años 70
y 80, el consumo de drogas y el tráfico principalmente de canavis y
de heroína.
Lo que yo he podido observar a través de mis encuestas, es
que existe una correspondencia entre los efectos sociales de la desin-
dustrialización y la implantación duradera de una economía subte-
rránea o de lo que llamamos también una economía paralela. Cabe
destacar que en algunos barrios la actividad del traficante existe
desde hace unos 30 años, lo cual no es dejado de cuestionar por los

134
XIV

habitantes, por ser una cuestión que está al orden del día desde hace
por lo menos unos 15 años y por el lado de la actividad policial.
El interrogante principal es ¿cómo es posible que estas acti-
vidades ilícitas se mantengan mientras que el trabajo de la policía
parece real? y que regularmente los gobiernos, los políticos, los repre-
sentantes locales repitan su voluntad de ocuparse de atacar al tra-
fico, de "limpiar" a los barrios de la actividad de los dillers o bien,
estos dillers son fantásticos profesionales y por ese hecho, por una
cosa que en francés se llama "la dialéctica de la muralla y el cañón,
cuanto más potente es el cañón más se refuerza la muralla ".
Cuanto más intensa es la acción policial, más los delincuentes
adoptan estrategias para escapar de esa acción policial con mayor
o menor éxito.
El proceso de profesionalización de los traficantes es una rea-
lidad, al mismo tiempo que se pueda dar una ineficacia policial, que
es, o falta de competencia por parte de la policía o debemos admitir
que hay, finalmente, en Francia formas de corrupción o de complici-
dad entre algunos traficantes y algunos miembros de la policía, lo
cual es muy difícil, evidentemente, de demostrar.
Junto con la profesionalización de los traficantes hay dos
aspectos que intervienen: en primer lugar una cierta desorganiza-
ción de los servicios policiales, atribuible a una cierta rivalidad, quizá
porque pueden rivalizar entre ellos. En segundo lugar, existe un
factor que yo diría que es más político y es que la droga es un factor
de paz social, hay que decirlo, es un hecho.
El mantenimiento de la circulación de productos y la circula-
ción de dinero en zonas determinadas permite estabilizar, tanto
como se pueda, la situación en un barrio. Evita la explosión y evita
también la difusión del fenómeno, porque una estrategia muy evi-
dente consistió en contener algunas formas de delincuencia en terri-
torios dados, para, si no manejarlos, en todo caso dar la impresión
de que se los maneja.

135
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Podríamos pensar entonces, si la droga tiene una gran impor-


tancia en el ambiente de los barrios y no constituye el único ele-
mento ¿qué pasa en los barrios? Muchos barrios pertenecientes a la
política de la ciudad, muchos barrios pobres, están confrontados en
una especie de circulo vicioso.
Podemos indicar algunos elementos: está la desocupación
estructural de los jóvenes, la desestructuración de las familias popu-
lares, el aumento del tráfico y también las llamadas incivilidades e
incluso situaciones de violencia.
Una intervención cada vez más frecuente de la policía, una
exasperación de los habitantes y la huida de esos barrios de quienes
pueden hacerlo. Esto hace que asistamos a una pauperización social
de estos barrios ya que los más pobres se quedan y los más ricos se
van. Lo cual alcanza una dimensión étnica, puesto que los que se
quedan son en particular provenientes de inmigraciones, siendo en
particular las poblaciones magrebinas, de Marruecos, de Argelia y de
Túnez y los franceses llamados "de pura sepa" los que se van.
Evidentemente con mi apellido Kokoreff no puedo decir que
haya una reserva respecto de los franceses de pura cepa, porque mis
orígenes son rusos, pero en todo caso esos franceses que pueden
tener ingresos y una capacitación, una formación, por ejemplo como
obreros calificados o como empleados abandonan los barrios.
En ese contexto los trabajadores sociales y las instituciones
juegan el rol de un fusible y "se desgastan", porque se cuenta mucho
con ellos. También con los educadores de calle, para encuadrar lo que
todavía falta encuadrar, pero es sin duda, un trabajo desgastante. Por
ejemplo en algunos barrios donde yo trabajé vi en tres años trece dife-
rentes educadores de calle sucesivos. Quiere decir, que hay recambios
muy importantes, incluido el de los trabajadores sociales de base.
Este círculo vicioso, esta especie de espiral de la degradación,
se produce también por el refuerzo de las lógicas del territorio, de las
bandas que se oponen, que entran en conflicto, pero que también

136
XIV

entran en conflicto con la policía y lo cual muchas veces es inquie-


tante en esos barrios ya que entre los policías y los jóvenes de la calle
no hay más nadie: no hay intermediarios, no hay mediación. Yo diría
que es un "frente a frente" potencialmente explosivo. Se entra en un
juego de provocaciones recíprocas, donde ya no se sabe si los jóve-
nes son los que provocan a la policía, por ejemplo, como pude obser-
var en un barrio de Lille, quemando un auto para hacer que la
policía entre y apedrearla, o si es la policía la que provoca a los jóve-
nes controlando la identidad de un grupo de jóvenes tres veces por
día, grupos que, por otra parte la policía conoce desde hace mucho
tiempo. Y no es simplemente el control, sino, la manera de contro-
lar, que a veces es más bien ruda.
Como quiera que sea, estamos en esa especie de western
urbano que acarrea un creciente clima de agresividad de los jóvenes
con respecto a otros habitantes de los barrios, cuya situación social
está degradada y que ven, en la presencia de estos jóvenes, o en la
presencia importante de árabes, una especie de símbolo de su
propio desplazamiento, siendo uno de los elementos, de los meca-
nismos productores de racismo. Es decir, no es solamente que los
franceses sean por naturaleza racistas respecto de los árabes.
Por supuesto que existe un trasfondo histórico en esto, pero
está también esa relación social donde el desclazamiento social, esta
especie de desgaste que decíamos, encuentra en el otro un chivo
emisario. Evidentemente este cuadro, un poco apocalíptico, traduce
un espiral, es decir algo que se va encadenando y que conduce inevi-
tablemente a llamados cada vez más claros a una política represiva
y a un abandono de toda política preventiva.
Siendo así, también podemos matizar un poco el cuadro y
sobre todo respecto de los jóvenes. Los jóvenes de los barrios no
existen, los que existen son diferentes grupos. Si razonamos en tér-
minos de exclusión vamos a oponer con bastante rapidez los que
están adentro y los que están afuera. Los que están adentro están en

137
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

la escuela, trabajan, eventualmente tienen una familia y los que están


afuera no trabajan, no van más a la escuela y pueden eventualmente
estar en su casa, que es el caso de la mayor parte de los jóvenes de 25
o 30 años, quienes siguen viviendo en casa de los padres.
Me parece que esta oposición es muy simplista y que hay que
hacer intervenir una tercera categoría, que llamaría "el tercero pre-
cario". Efectivamente están "los que se integran", está ese tercero
integrado, está el tercero excluido y está el tercero precario, es como
el tercer estadio.
El dilema es saber cuántos son y es muy difícil saberlo y ¿por
qué es muy difícil saberlo? Porque las posiciones son muy inestables,
son muy frágiles, hay gente que está integrada, que tiene un tra-
bajo, pero es un trabajo por determinado tiempo y luego, después
de 6 meses o de 1 año, pueden encontrarse nuevamente desocupa-
dos. En ese momento caen en la categoría del tercero precario, no
tienen empleo, no tienen protección, pero muy bien pueden, por
razones diversas, ponerse a revender droga. En ese caso ya entran
en la categoría del tercero excluido, incluso vender droga es duro,
desde el punto de vista de quienes lo hacen.
Si, como sociólogo, uno adopta ese punto de vista se da cuenta
que ahí también, por múltiples razones, las presiones, violencias,
incluso la sensación de hacer algo represible moralmente, no se hace
durante mucho tiempo, forzosamente no se lo hace, eventualmente
ellos van a ir a buscar un empleo y posiblemente lo encuentren.
Lo que quiero decir es que, de hecho, si tomamos a esta
población de 15 a 30 años, en primer lugar tenemos situaciones muy
distintas y por lo tanto trayectorias también discontinuas, porque
pasan de una actividad o de una posición, a otra. En segundo lugar
está justamente esa fugacidad entre los distintos status, porque se
puede pasar de uno al otro fácilmente.
La tercera cuestión es que el más importante es el tercero
precario y ¿por qué es el más importante? Porque según el tercero

138
XIV

precario sea importante en número, pero sobre todo que esté cua-
litativamente cercano al tercero excluido o al tercero integrado,
resultará un ambiente en el barrio muy distinto: más tenso, eviden-
temente más criminógeno en un caso que en el otro.
El cuarto aspecto, en un plano quizá más conceptual, es que
están ahí los límites de algunas teorías de la exclusión social, tal como
se las desarrolló en Francia, porque ya hay este recorte ternario, no
es solamente adentro o/y afuera, sino también adentro y afuera.
Sabemos que se puede estar muy bien integrado en algún
plano o en algunos planos y no en otros, también excluido en algu-
nos planos y no en otros. Por ejemplo, los jóvenes de los que habla-
mos están perfectamente integrados desde el punto de vista cultural,
son aficionados de la sociedad de consumo de masas, conocen los
códigos, las reglas, los valores, han interiorizado los elementos más
importantes y sobre todo el primero de ellos, en todo caso uno de
ellos que es que el éxito social hoy pasa por la plata. Nosotros lo sabe-
mos muy bien y ellos también y esto se traduce, por ejemplo con res-
pecto a la panoplia vestimentaria.
Podríamos también tomar otros ejemplos, el problema es que
ellos están fuera de juego o en situaciones de precariedad social con
respecto al empleo y a la protección social.
Otro aspecto a considerar es el político, donde ellos también
son relegados. En ese sentido, uno de los grandes debates o al menos
un debate que tenemos en Francia, cada tanto, es por un lado el de
saber en qué medida se debe dar derecho al voto en las elecciones a
los extranjeros que estén por fuera de la Comunidad Europea y por
otro, cómo hacer frente a la crisis de representación política, haciendo
justamente que ésta representación política tenga en cuenta a Fran-
cia, a la sociedad francesa y contemple su diversidad cultural. Es
decir, cómo hacer de modo tal que un Concejo Municipal, por ejem-
plo, donde haya una población magrebina o africana importante,
pueda tener consejeros municipales de color.

139
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Podríamos decir que existe, efectivamente, un desfasaje


importante entre las instancias políticas, incluso locales y luego las
reivindicaciones o las aspiraciones.
Cabe señalar que hay dimensiones de la exclusión y hay diná-
micas, las cuales denominaríamos como "carreras", que hacen que,
en un momento dado, algunos estén más o menos excluidos.
Si pensamos sobre las perspectivas futuras de estos jóvenes y
de manera más amplia, las poblaciones que habitan en esos barrios
pobres, podemos señalar que, de hecho estas poblaciones han vivido
durante 20 años todos los efectos de una institucionalización de la
marginalidad. Estas poblaciones vivieron directamente la crisis y
sobre todo la crisis del empleo, por eso es observable ese fuerte sen-
timiento de abandono, esa especie de no creencia o de pérdida de
la creencia, en la posibilidad de un mejor porvenir. Sociológicamente,
pero de manera más simple, de manera humana, puede entenderse
que, en las condiciones en las que viven esas poblaciones -que desde
luego son distintas, en Francia que en Argentina- sean escépticas o
no crean más en la eficacia de las instituciones o en la eficacia de las
políticas públicas.
Muchas veces las elites en el poder ignoran fundamental-
mente, no solo esas condiciones de vida, por más que vayan a
pasearse por los barrios y observen a los habitantes, sino que igno-
ran o desconocen la experiencia cotidiana de la gente que vive en
esos lugares y teniendo en cuenta que son poblaciones sin referen-
cias, sin duda esta toma de conciencia podría acompañar ventajosa-
mente la implementación de políticas para luchar contra esas formas
de pobreza.

Intercambio:

Pregunta: Con relación al conocimiento acerca de los jóvenes


en Francia y las políticas públicas y al señalamiento acerca de la falta

140
XIV

de una comprensión integral sobre la vida de los jóvenes, ¿qué diá-


logo es posible ente los investigadores sociales y quienes diseñan las
políticas públicas, para esta población?

M. Kokoreff: Habría que matizar un poco. En algunas épocas


con los gobiernos de izquierda, en otras, en algunos terrenos, por
ejemplo en cuanto a políticas urbanas y políticas sociales también,
se instauró un diálogo, pero quizá haya que trazar una línea recta
antes de perderse por la colectora. Lo que es impresionante hoy, en
estas cuestiones, es la ignorancia y desconocimiento acerca de la
situación social en los barrios pobres y eso lo hemos visto bien a pro-
pósito de la condición obrera. Todo el mundo se asombró muchí-
simo viendo que la mitad de los obreros votaron por Lepen,
candidato de extrema derecha, en las últimas elecciones presiden-
ciales y bueno, hay un problema, un desinterés por la cuestión
obrera y más ampliamente por los estudios acerca de las transfor-
maciones de ese grupo. Por eso los trabajos sobre delincuencia, jus-
ticia y policía, ahí sin duda es diálogo de sordos, el que asume la
forma más extrema.
Hay muchos trabajos de investigadores sobre estas cuestio-
nes, que son completamente ignorados y pasa un poco en Francia lo
que pasó en Estados Unidos y es que cuando se busca indicar las
causas sociales de esos fenómenos y saber que quien lo hace está
excusando y encontrar causas sociales es participar en una cultura de
la excusa, lo cual remite a un tipo de explicación que imputa la res-
ponsabilidad de los problemas sociales a los individuos. Se dan
cuenta de qué tipo de ideología estoy hablando, de qué diálogo. Yo
hice un trabajo, un libro en donde intenté decir que los barrios no se
reducen a sus problemas. En otros aspectos positivos: la solidaridad,
la fuerza de los vínculos, el estilo asociativo, las relaciones entre los
trabajadores sociales y los habitantes de los barrios, el compromiso
político, el deseo de lo político. El análisis o no de un mensaje, es un

141
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

análisis que evidentemente va un poco a contra pelo del discurso


ambiente y que es muy difícil de hacer escuchar, incluso en los
ambientes progresistas, con el riesgo aún de ser un poco pesimistas
les diré de que es importante el desfasaje.

Pregunta: Siendo optimista con lo que pueda llegar a comen-


tarnos en este aspecto sobre las políticas publicas en Francia ¿qué
tipo de intervenciones se están ejecutando justamente para incluir a
esos jóvenes?

M. Kokoreff: Un conjunto de políticas sociales que difieren


respecto del trabajo social tradicional. Ya no estamos en la perspec-
tiva de la asistencia, pero esos sectores trabajan acerca de la familia,
hacen trámites administrativos para obtener reducciones para los
comedores o hacen valer derechos, ese es un primer sector.
Hay otro sector más especifico para los jóvenes que se refiere
a aspectos jurídicos sobre la juventud y ahí estamos también en una
interfase, entre lo judicial y lo social. Es decir, el seguimiento de
menores delincuentes, medidas específicas, o bien manteniéndolos
en su medio de vida o bien para los más duros insertándolos en lo
que actualmente llamamos Centros Educativos Cerrados, que son pri-
siones, cárceles para menores pero se prefiere hablar de Centro Edu-
cativo. Desde principios del siglo XIX se conoce, se sabe del fracaso de
estos Centros Educativos para menores, pero nunca se lo entiende.
Hay otro aspecto, otro sector estrictamente educativo, las
políticas socio-educativas, porque el problema en esos barrios es que
son un desierto, es decir que hay viviendas, a veces hay un pequeño
centro comercial, con un supermercado, un café, una panadería y
luego eventualmente un pequeño reequipamiento para niños y des-
pués no hay mucho más y ¿qué hacen los jóvenes? Las políticas
socio-educativas tienden a proponerles a los jóvenes actividades
locales, para que vayan a ver una película, salgan a ver un partido de

142
XIV

football. Acciones educativas bastante clásicas y toda una serie de


distintos tramos de la acción pública.
¿Todo funciona bien? Podemos hacer un examen crítico, por
un lado la articulación entre esos distintos aspectos desfallecientes,
donde cada cual en su rincón trabaja. Por otro lado, los medios pues-
tos a disposición del financiamiento de las políticas sociales son redu-
cidos con respecto a otros tramos, a otras aplicaciones de la acción
pública. Les dejo adivinar cual.
También hay otra cuestión y es la evaluación. Quiere decir
que por ejemplo se dice: "el trabajo de prevención no funciona" y
¿en qué se basan para decirlo? En algunos países por ejemplo en
Canadá, hay una cultura de la evaluación muy desarrollada, que
hace que a partir del momento en que un dispositivo de acción se
instrumente, por ejemplo centrar la acción en los jóvenes que no
tienen empleo o los que trabajan en negro o los que se han empo-
brecido, se va a integrar un aspecto, un tramo de esta evaluación
que va a permitir medir y dar elementos para evaluar los resultados
de esta acción, es decir, cuánta gente efectivamente pudo conse-
guir trabajo. Y así definir criterios. Esta cultura de la evaluación hace
falta en Francia, sin duda porque traduce un espíritu pragmático
que no siempre tenemos.
Quiero subrayar que ya no se habla más de teorías de exclu-
sión social, sino de inclusión, esa es la diferencia. Se habla desde
luego de excluidos e incluidos, pero los análisis sociológicos u otros
ya han tomado más como objeto la exclusión social. Por otra parte
hay todo un trabajo sobre la integración, esto es exclusión e inte-
gración que plantea los mismos problemas que la exclusión.
Eso quiere decir que cuando se considera la exclusión a partir
de una multiplicidad de indicadores de dimensiones, la exclusión se
convierte en una categoría descriptiva y uno ahí adentro se pierde
un poco porque justamente hay múltiples indicadores que intervienen
entre si y que pueden contradecirse.

143
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Otra cuestión, que quizás sea un poquito más fuerte me per-


mite volver a lo que dijo Castells, que la exclusión permite pensar
que el problema está en las partes, que el problema es esa margina-
lidad urbana o social y entonces el trabajo de los políticos es reinte-
grar los márgenes dentro del sistema. Ahora bien eso es equivocarse
acerca de la naturaleza del proceso, de lo que él, Robert Castells
llama la desafiliación, en el sentido de que esa desafiliación es perder
la afiliación que está ligada al trabajo, a la protección social, aso-
ciada a los estados de bienestar y al estado paternalista.
Luego también las formas de sociabilidad están asociadas al
trabajo. El proceso de desafiliación así definido no se plantea, no se
pone en los márgenes sino en el centro, quiere decir que es el fun-
cionamiento mismo de la sociedad lo que está en juego, son políticas
económicas, modelos de funcionamiento de empresas y esto se tra-
duce por ejemplo en la desocupación de estos ejecutivos, o la des-
ocupación de los estudiantes, el desempleo.
Estas personas han hecho 8 o 9 años de estudio y tienen un
doctorado, sin duda los ejecutivos y los estudiantes son menos
numerosos en cuanto a estar desempleados que los obreros pero
esto traduce en lo que Castells llama una "desestabilización de los
estados" y la precariedad es eso, es que mañana sobre todo en el
sector privado, pero también en el sector público, se puede de a
poco ser cada vez más excluido, desafiliado. Ese es el debate, el
debate está en el centro o está en los márgenes.
En el caso de los jóvenes que no tienen ni padre ni referente,
si tenemos otra mirada vamos a ver que, en realidad, esos jóvenes
tienen referencias y viven en un mundo sumamente codificado y que
si aprendiéramos esta gramática podríamos ponernos en contacto y
trabajar mejor con ellos.
El tráfico no es un juicio de valor, es un hecho, es un proceso
de reafiliación. Lo que a mí me impresionó siempre mucho es que se

144
XIV

diga "a los jóvenes no les gusta trabajar", eso es lo primero que se
dice, esa es justamente la preocupación central de ellos: "nos hace
falta trabajo" dicen. Pero un empleo digno, no los laburitos que se
les propone. Esta preocupación central aún con el riesgo de resultar
chocante, la encontramos en el tráfico, en las economías subterrá-
neas, es una paradoja, pero para ellos es un trabajo y lo manejan
como un trabajo y es quizá porque lo manejan como un trabajo que
a veces la policía tiene dificultad para captar las cosas; un poco en
resumen eso es lo que les puedo responder.

Pregunta: La pregunta viene después de una propuesta de


Robert Castells en el año 93 en un encuentro que se hizo en la
Argentina, planteaba lo mismo que usted, es decir, la dificultad de
los jóvenes que se desaniman. Si a poco más de 10 años volvemos a
escuchar la misma situación en los alrededores de las grandes ciuda-
des, decía Castells se puede vivir bien en París, se puede vivir regular
y se puede vivir mal. Tal cual como en Buenos Aires, Hong Kong o
Londres, es decir que ya Castells nos anunciaba en ese entonces que
esta dificultad que usted ha descripto hoy con tanta propiedad, la
está viviendo Francia desde hace unos cuantos años.
En la Argentina empezamos a visualizar estos problemas, es
decir, del tercero incluido, del tercero precario y del tercero excluido.
Por el otro lado el cañón inaugural, según la metáfora, lo empeza-
mos a vivir. Mi pregunta es ¿por qué no se evalúan en Francia los
distintos programas? No solamente es una cuestión cultural, ¿no?
Me parece que es una cuestión de política pública y que esto puede
servir de ejemplo para los argentinos, para poder hacer evaluaciones
y si esto fuera pertinente con más frecuencia, y dándole continuidad
a las políticas públicas. La segunda pregunta seria ¿qué va a hacer
Francia a futuro?

145
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

M. Kokoreff: Agradezco por esa doble pregunta que hizo, yo


sonreía justamente porque no puedo contestarle la segunda, todos
ustedes lo entenderán bien, sobre todo porque es en vano decir el
horizonte que está cercano es el 2007, ¿por qué el 2007? Porque son
las elecciones y ese es uno de los grandes problemas, justamente, de
la continuidad de las políticas publicas. Es decir que primero con res-
pecto a la política de la ciudad, nadie entiende nada de la política de
la ciudad, incluso en Francia es muy compleja: hay dispositivos, rela-
ciones, todos apilados entre los actores, las instituciones, procedi-
mientos. Siempre hay cosas nuevas, aún los trabajadores sociales
están ahí muy al tanto de todo y tienen dificultades para seguirlo y
ni hablemos de los habitantes.
Con un colega de Lille que había hecho una encuesta, que jus-
tamente se refería a la percepción de las políticas publicas, porque
eso es importante también, la opinión de la población porque sino el
tema es que nosotros suponemos lo que piensan, pero hay que ir a
ver qué piensan. Lo que surgía de allí es que en Lille mientras había
cierto dinamismo, la gente prefirió las operaciones de renovación
urbana, rehabilitación. Por ejemplo, cuando se arreglan las fachadas,
cuando arreglan las ventanas, las instalaciones eléctricas. Todo el
resto, había como 20 ítems, representaba de un 5% a un 10% de
percepción positiva. Ese es el primer problema.
El segundo problema es la continuidad, la dificultad en peren-
nizar positivos, quería hacer una sociología de las políticas públicas y
explicar por qué ésta perennidad falta, pero también hay elementos
que tienen que ver con el calendario político, porque como ustedes
saben, en Francia nos pasamos el tiempo cambiando de gobierno,
elegimos una cámara y después la cerramos, es decir que hay cierta
dificultad para perennizar las políticas publicas, aún cuando de un
gobierno a otro no todo sea objeto de cuestionamiento.
Lo que quiero decir es que hay una relación con el tiempo,
que es bastante complicada, por eso digo que navegamos a la vista

146
XIV

y no simplemente por razones electorales, si no porque vivimos en


un mundo incierto, un mundo donde la parte que le corresponde al
tiempo y a la incertidumbre, Burmicheck lo mostró bien, un soció-
logo alemán, es la parte de riesgo e incertidumbre muy importante
y estamos más bien en estrategias a corto plazo. Ahí tenemos pro-
cesos culturales que supondrían acciones, al menos a mediano plazo
y cómo articular todo esto, esa es otra manera de reformular la pre-
gunta que usted hizo.

147
XV

XV
Aspectos políticos de la desocupación1

Didier Demazière2

Voy a centrar mis palabras sobre los aspectos políticos de la


desocupación en Francia y voy a volver sobre lo que hay que enten-
der por aspectos políticos, a la vez que voy a tratar de aportar ele-
mentos de información y al mismo tiempo quizá formular preguntas
que permitan después una discusión más fácil.
Primer elemento: la desocupación es en Francia desde hace
30 años un desafío político, se puede decir un problema político
muy sensible, muy importante. Voy a dar algunos índices: en los
sondeos de opinión sobre los problemas más importantes para los
franceses, la desocupación ocupa el primer rango, es muy significa-
tivo para la población.
Segundo elemento: todos los meses el Ministerio de Trabajo
publica la nueva cifra de desocupación, es decir la cantidad de des-
ocupados que están inscriptos en la agencia nacional para el empleo.
La publicación de esa cifra va acompañada en cada oportunidad por

1. Intervención de Didier Demazière en un intercambio con expertos realizado


en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (MTESS) el
24 de agosto de 2004.
2. Sociólogo, Maitre de Conférences à l'Université de Liège, Director de Investi-
gaciones del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y miembro del
Comité de Redacción de Sociologie du Travail.

149
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

declaraciones del Ministro, ya sea para felicitarse por la baja de la


desocupación o para explicar, para minimizar el alza de la desocu-
pación y siempre hay un debate político con la oposición que denun-
cia las malas cifras o que minimiza la mejora. Ese índice es un desafío
para los partidos políticos.
Cada nuevo Ministro de Trabajo, algunas semanas después de
haber empezado su función anuncia algo así como un nuevo plan de
empleo, es decir tendiente a removilizar a la administración del
Ministerio y al conjunto de instituciones que trabajan luchando
contra la desocupación.
En otros términos, la desocupación es la acción pública, la
acción del Estado contra la desocupación, son elementos muy presen-
tes en el debate público mediático y cada vez que hay elecciones, en
la prensa existe la idea de que el gobierno corre el riesgo de caer o de
ganar las elecciones en función de la evolución de la desocupación.
Este es un primer análisis de los aspectos políticos del tema,
que tal vez iluminado de dos maneras tiene una consecuencia muy
fuerte, volveremos a este punto enseguida, porque el gobierno o los
gobiernos finalmente son muy activos, muy inventivos para luchar
contra la desocupación. Hay toda una gama de instrumentos muy
amplia, lo que todavía falta es conocer la eficacia, aspecto que dejo
para el final.
Otro aspecto es que el desafío político de la desocupación se
inscribe en una larga tradición en Francia. A partir de la Segunda
Guerra Mundial, a partir de los años 45, 46, hubo y todavía la hay,
una costumbre de intervencionismo estatal sobre el mercado de tra-
bajo, es decir la idea de que el Estado tiene la responsabilidad en la
regulación del mercado laboral, en la estrategia de reclutamiento
de las empresas, en las políticas industriales, en las políticas sociales
relacionadas con los desocupados y esa idea es una idea constante
que se concretó en un período donde la cuestión de la desocupa-
ción no se planteaba.

150
XV

Los años 50 y 60 en Francia son los años donde falta mano de


obra, donde los instrumentos del Estado para organizar el mercado
laboral son los instrumentos que primero se conciben en el origen
para encontrar mano de obra. Esos instrumentos son una política de
importación de mano de obra, en particular desde África del Norte.
Este aspecto ahora se ha dejado en el pasado.
Otro instrumento es la Agencia Nacional del Empleo, que
tiene 2 misiones: recolectar oferta de empleo y registrar al con-
junto de pedidos de empleo, satisfaciendo de la manera más
rápida posible la oferta de trabajo.
Esta misión, que es la misión de intermediación se define, de
hecho, como colocar lo más rápidamente posible a los solicitantes
de empleo en los empleos disponibles con el problema de que no
hay demasiada mano de obra y que la dificultad es exactamente
inversa de lo que es hoy.
Hoy la Agencia Nacional del Empleo recibe las ofertas de
empleo, siempre registra a los solicitantes de empleo, pero tiene
demasiados pedidos respecto de los empleos efectivos, evidente-
mente. Esta crisis del empleo tiene consecuencias muy fuertes sobre
la actividad de intermediación.
Querría hacer un pequeño inventario de los principales instru-
mentos de política pública que el Estado construye y moviliza para
tratar de responder a los desafíos de la desocupación y estos instru-
mentos son sumamente amplios, incluso dejando de lado la política
económica, la política presupuestaria financiera, que tiene conse-
cuencias en el crecimiento económico y en la creación de empleo,
pero aún permaneciendo estrictamente en la política de empleo hay
instrumentos variados.
Históricamente a principios de las crisis de empleo a partir
del 76, con un aumento en los años 80, el principal instrumento es
el denominado cese anticipado de actividades o la pre jubilación,
es decir que, a las personas que han perdido su empleo de más

151
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

edad, se les propone un acceso anticipado a la jubilación.


Se inventa un estatuto intermedio que les permite a esos tra-
bajadores de mayor edad pasar 3, 4 o 5 años fuera de la desocupa-
ción y fuera del empleo, en una situación de casi jubilación. Ellos
tienen un ingreso, ligeramente inferior a la jubilación, de inactividad,
quiere decir que están fuera del mercado laboral.
Esta política tiende a reducir a la población activa, se reduce
la cantidad de desocupados, la misma ha sido casi abandonada
desde hace unos 10 años, principalmente en razón de sus costos
financieros, o sea que se ha calculado que un pre-jubilado costaba 3
o 4 veces más que un desocupado, es decir que si un trabajador de
55 años se queda desocupado va a ser indemnizado a titulo de
seguro de desempleo, pero eso va a costar mucho menos caro que
hacerlo entrar en el sistema de prejubilación.
Este instrumento fue más o menos abandonado, salvo que los
desocupados de más edad a partir de los 57 años tienen acceso a un
estatuto particular que se llama "dispensa de búsqueda de empleo
hasta la jubilación", a cambio de la cual ya no están obligados a
buscar empleo y desaparecen de las estadísticas de desocupación.
El principio es reducir la población activa, esta reducción para
los mayores, se encuentra también al principio de la vida activa entre
los jóvenes, puesto que, entre los años 82 y 99, la prolongación de la
escolaridad ha tenido un aumento promedio, de aproximadamente
2 años. Esto quiere decir que ha alentando a los jóvenes y a sus fami-
lias a continuar sus estudios. Por más tiempo se los mantiene en un
estatuto de estudiante, de alumno, es decir un estatuto de inactivo.
Ellos se presentan más tarde al mercado laboral, son desocu-
pados potenciales, entonces la política de elaboración de nivel de for-
mación es, desde ese punto de vista, una política de empleo. ¿Quién
paga el aumento de la escolaridad?, son los impuestos, en el sentido
de aumentar la escolaridad para reclutar más docentes, sobre todo
en las universidades y como las universidades son públicas.

152
XV

Para los alumnos hay un sistema de becas de enseñanza supe-


rior, muy débil y que, de hecho no le permite a un estudiante dejar
su casa e instalarse por su cuenta. Le va a permitir quizá, pagarse
una pieza, una habitación en una residencia universitaria, pero no
tener su propia autonomía. Los jóvenes que se benefician con la pro-
longación de la escolaridad, se quedan en un status de alumnos o
viviendo con sus padres.
El tercer instrumento de la política de empleo es la reducción
del tiempo de trabajo, de la jornada laboral. A partir de la ley sobre
la reducción de 39 horas semanales a 35, se tiene la idea de que
haciendo trabajar por menos tiempo a los que tienen empleo, se
desprenderán empleos disponibles para los desocupados.
Hubo como acompañamiento de instrumentación de esta ley,
decenas y decenas de evaluaciones, de estudios, de investigaciones
que fueron encargadas a economistas, sociólogos, etc., en particular,
para evaluar el impacto de la reducción del tiempo de trabajo sobre
la creación de empleo. El problema es que los resultados de esas eva-
luaciones fueron muy contradictorios y el debate muy duro entre los
diferentes partidos políticos acerca de las consecuencias de esta ley,
tan duro fue que el gobierno actual manifiesta su intención de
aumentar la jornada laboral.
Ese debate también existe entre los investigadores y los eva-
luadores y se hace muy difícil ver claro ahí.
Lo que quedan son los dos instrumentos tradicionales, es
decir, instrumentos que existen desde los años 50 y que fueron per-
manentes, nunca se abandonaron desde hace 50 años. Es lo que por
un lado se llamó los instrumentos de política pasiva, es decir la
indemnización por desocupación y por el otro lado, los instrumentos
de política activa, que apuntan de manera explícita, más directa, a
favorecer el retorno al empleo de los desocupados.
Voy a tratar estos dos puntos, política pasiva primero: la orga-
nización del subsidio de ingresos para los desocupados se inscribe en

153
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

un régimen de seguros, es decir, el financiamiento por cotización de


los asalariados y de los empleadores. Cada individuo mientras tra-
baja adquiere derechos para ese seguro de desempleo, estos dere-
chos son calculados en función de su salario, cuanto más alto es su
haber, más elevado es su subsidio por desempleo y está calculado en
función de la duración del trabajo, cuanto más tiempo se ha traba-
jado, más tiempo se va a ser indemnizado.
Ese sistema de seguros fue concebido y esto es muy impor-
tante entenderlo, en un momento en que la desocupación no era
problema, es decir, en un momento en que la tasa de desempleo era
de 2,5%, 3%, 3,5% y donde las duraciones en desocupación, los
periodos en desocupación eran muy débiles.
En ese marco, los subsidios eran equivalentes al salario del
empleo perdido e incluso, para los desocupados que aceptaban un
periodo de formación, que aceptaban una reconversión para cam-
biar de oficio, se les daba un bono y se le pagaba en desocupación
aproximadamente en un 110% de su salario.
El ascenso de la desocupación provoca un desequilibrio, pri-
mero fue administrado, gerenciado, aumentando las cotizaciones y
luego a partir del 81, 82 el desequilibrio presupuestario fue adminis-
trado disminuyendo los subsidios, es decir en porcentajes de salario.
Hoy está en un 57% del salario y reduciendo el periodo de indemni-
zación, pero también inventando condiciones de acceso: si se trabajó
3 meses en el último año, no es suficiente para ser indemnizado.
Este dispositivo de reducción de subsidios fue decidido bajo una
presión presupuestaria creciente, la consecuencia fue que la mitad de
los desocupados se beneficiara con un subsidio a titulo de régimen de
seguros. El seguro de desempleo cubre la mitad de los desocupados y
en particular no cubre a los jóvenes durante los primeros años poste-
riores a su salida de la escuela, porque nunca trabajaron o porque
sólo tuvieron empleos muy cortos, no cubre a las mujeres que luego
de haber criado a sus hijos quieren volver a trabajar, ya que ellas

154
XV

vienen de la inactividad y no del empleo y evidentemente el régi-


men no cubre a los desocupados que permanecen mucho tiempo
en ese estado.
Esto es lo que se llama el fin de los derechos, es decir que
ellos han agotado su derecho a la indemnización. En el año 82 el
Estado, sobre el presupuesto del Estado, instauró un nuevo régimen
de asistencias, está llamado así, de asistencias, para diferenciarlo del
seguro que distribuye actualmente un sólo tipo de subsidio, cuyo
nivel es aproximadamente la mitad del salario mínimo y que cubre
a un 12% de desocupados que tienen derecho a ese régimen: los
desocupados que pasaron por el sistema de seguro y que perdieron
su derecho al mismo.
En el 89 se instrumentó lo que se llama, aun cuando no sea
del todo justo, un tercer círculo de indemnización por empleo y es
el salario mínimo de inserción, es un tercer circulo de indemniza-
ción en el sentido en que se benefician con él una parte de los des-
ocupados que no tienen el derecho, ni el seguro, ni la asistencia,
pero al mismo tiempo, el principio del cálculo es totalmente dis-
tinto. No está ligado al status de desocupado, por lo tanto no está
ligado a la obligación de búsqueda de empleo, mientras que los
desocupados indemnizados o en tal caso inscriptos en la agencia
de empleo, están obligados a buscar empleo y son controlados en
esa búsqueda.
El RMI no impone una búsqueda de empleo, impone un con-
trato de inserción, cuyo contenido es negociado con los trabajado-
res sociales y los asistentes sociales que siguen a los beneficiarios. En
la mayoría de los casos el contenido del contrato no es buscar un
empleo, puede ser formarse, reaprender la lengua, puede ser cui-
darse, ocuparse y mantener la casa, etc. Puede beneficiarse con el
RMI toda persona que tenga más de 25 años -lo cual es una condi-
ción de edad muy fuerte- cuyo ingreso familiar sea inferior al nivel de
este salario mínimo de inserción, RMI. Esto de hecho juega el rol de

155
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

una tercera cobertura de la desocupación, aún cuando su objetivo


explícito no sea ese.
Esto alcanza a 1.200.000 beneficiarios aproximadamente, hoy
de hecho siempre gira alrededor de un millón, en este último año
aumentó porque el régimen de seguro de desempleo fue modificado.
Cuando el seguro de desempleo es más restrictivo, mecánicamente los
meses siguientes el número de personas en RMI aumenta. No hay
ninguna condición especial para el acceso, sólo no tener ingresos sufi-
cientes, pero de hecho entre los beneficiarios del RMI, hay más de un
70% que están inscriptos en la agencia nacional para el empleo, es
decir que son desocupados en la estadística pero no son desocupados
desde el punto de vista del sistema de redistribución social.
El RMI está calculado sobre los ingresos de la pareja o de la
familia, la cifra de 1.200.000 es de parejas, familias, que viven con el
RMI, más de la mitad son hogares. También hay personas solas, el
RMI está calculado, a grandes rasgos en la mitad del salario mínimo
para una persona. Si hay dos personas en el hogar se le agrega unos
120 Euros aproximadamente y otros 120 por persona suplementaria.
(El salario es de 4700, 4800 en Francos).
La unidad a la que se le otorga el RMI es a personas que
viven en el mismo lugar, independientemente de toda relación
familiar, quiere decir, totalmente independiente de las situaciones
civiles y familiares. Se considera que si hay gente que vive bajo el
mismo techo vive con el mismo presupuesto. Los recursos del con-
junto de las personas son los que se calculan para saber si se les da
ese RMI o no.
Existen además estrategias para que los jóvenes, cuando
tengan 25 años, encuentren un nuevo domicilio más o menos ficticio
para poder beneficiarse como jefes de una nueva familia, con este
RMI. Pasa en las mejores familias, es verdad, es un comportamiento
que se mide mal, pero la familia de clase media, incluso clase media
alta, utiliza estrategias como éstas para que los chicos de 25 reciban

156
XV

este RMI, lo cual representa una pequeñísima franja entre los


1.200.000 de los beneficiarios.
Lo antedicho, ilustra un debate permanente sobre las políticas
pasivas. En su origen la indemnización por desempleo fue ideada a
la vez para proteger al desocupado y darle todos los medios para
volver a encontrar rápidamente empleo. La idea es que, acompa-
ñando la desocupación con un buen ingreso de reemplazo, se ate-
núan las consecuencias negativas de la perdida de empleo y por lo
tanto sus implicancias en los individuos.
Existe un debate entre los políticos y a la vez, entre los inves-
tigadores, economistas, sociólogos etc. sobre los efectos de la
indemnización. La primera formulación del debate es la siguiente:
¿la indemnización por desempleo no retrasa el retorno al empleo?
Es la idea de que un desocupado indemnizado, está en una situa-
ción, quizá muy confortable y por lo tanto eso le impide hacer todo
lo que debe hacer para buscar y encontrar empleo.
Es un debate un tanto permanente y que tiende a devaluar el
rol de las políticas pasivas. Es en ese contexto donde se inventó el
término pasivo, lo cual es una manera un poco peyorativa, de califi-
car ese tipo de política.
Hay una segunda formulación del debate, según la cual un des-
ocupado indemnizado, aún cuando tenga dificultades para encontrar
empleo y permanezca mucho tiempo desocupado, en la medida en
que esté indemnizado, tiene muchas posibilidades de definirse como
desocupado, es decir como alguien que quiere trabajar, mientras que
al fin de la indemnización se observan comportamientos de retiro del
mercado laboral, de desaliento, que conducen a abandonar, no defi-
nitivamente, pero en todo caso por el momento, la búsqueda de
empleo y no verse más como un desocupado.
Se puede decir que, desde ese punto de vista, la indemnización
produce desocupación, en el sentido en que retiene dentro de la des-
ocupación a desocupados que no bajaron los brazos por completo.

157
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Se trata de un efecto positivo o negativo de la indemnización. Creo


que es un punto de vista más político, pero en todo caso, es un
efecto evidente de las políticas pasivas, cuando uno protege.
Se dice que un subsidio es una protección y cuando se pro-
tege a los desocupados se produce desocupados porque se man-
tiene a los individuos como mano de obra disponible y se ve,
además, acompañando el pasaje hacia el RMI.
Aquellos que no tienen más derechos y que entran en el plan
RMI, o bien acompañando el pasaje hacia la dispensa de búsqueda
de empleo anteriormente mencionada, desocupados de 57 años a
quienes se les propone retirarse, jubilarse, se observa que el uso que
ellos hacen del tiempo, la manera en que ellos organizan sus vidas,
cambia. La búsqueda de empleo desaparece casi por completo y
sobre todo, en la medida en que su situación cambia, se modifica
también su expectativa hacia el porvenir, de su supervivencia, más
que un porvenir de retorno al empleo.
Esto con respecto a la política pasiva con efectos problemáti-
cos, queda la política activa, la cual tiene un principio, que a grandes
rasgos es luchar contra la selectividad del mercado laboral, es decir,
son dispositivos orientados hacia grupos de desocupados a los que
se observa como aquellos que están en mayores dificultades en la
carrera por el empleo.
Esos grupos fueron identificados progresivamente, el primero,
a principios de los años 80: fue el de los jóvenes sin diploma, ni cali-
ficaciones. Se ha identificado con la denominación de desocupados
de larga duración a aquellos con más de un año de desocupación y
los de muy larga duración, de más de 2 y 3 años de desocupación.
Incluso los desocupados de más de 50 años de edad, cuyas posibili-
dades de volver a encontrar empleo son muy débiles.
Estos son los blancos principales y los principales instrumen-
tos son de tres tipos. De hecho en 25 años hay casi 80 instrumentos
distintos para indicar. Cada nuevo Ministro tiene un nuevo plan y

158
XV

por lo tanto nuevos instrumentos, pero en general son tres familias


de instrumentos.
En general, en el primer caso están los cursos de formación
para mejorar las características de la mano de obra disponible. Estos
periodos de formación son para aprender un oficio, obtener una
calificación o bien, son cursos de lo que se denomina resocialización,
redinamización, es decir reaprender, volver a aprender o retomar
una vida normal, una vida organizada en torno a los horarios comu-
nes, habituales: levantarse a la mañana, habituarse a vivir nueva-
mente en grupo y no sólo con la familia de uno o con los vecinos.
Este es el curso de formación y es verdaderamente un con-
junto de medidas muy importantes. Cada año son entre 300.000 y
500.000, según los años, desocupados que hacen un curso de for-
mación, es una cifra muy significativa.
El segundo instrumento se trata de ayudas financieras dadas
a empresas que reclutan a esos desocupados, pertenecientes a esos
blancos prioritarios. Por ejemplo un joven sin diploma, uno sin título,
un desocupado de larga duración, uno que tenga más de 50 años.
Estos sistemas de primas son variables, a veces son una suma de
dinero puesta en el momento en que es reclutado, otras una dismi-
nución de las cargas sociales durante un periodo de 6 meses, un año.
Esto es bastante variable pero no tiende a crear empleo, sino que
tiende a aumentar las posibilidades de los desocupados que sino no
serian reclutados, no serian tomados por las empresas.
Un tercer instrumento es el llamado “actividades no mercan-
tiles”. De hecho son contratos de trabajo muy particulares, en gene-
ral por medio tiempo. Se remuneran según el salario mínimo o por
debajo del salario mínimo y conciernen al sector asociativo o a la
administración o a las colectividades territoriales -a las ciudades o a
las regiones que pueden tomar personal-. Es una mano de obra
temporaria y el Estado paga la totalidad o la casi totalidad del sala-
rio. Son personas que no son pagadas por la organización que los

159
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

recluta, sino que, son pagadas por el presupuesto nacional durante


uno o dos años y en algunos casos hay posibilidades de que dure
hasta 5 años. El objetivo es hacer blanco en los desocupados con
mayores dificultades, los que están más lejos del empleo, incluso, los
más improductivos para volver a enseñarles qué es trabajar. Decimos
improductivo porque al empleador no le cuesta nada, no paga
nada. Por ejemplo en los hospitales públicos y en los museos se han
reclutado muchas personas en ese estado.
Volvamos sobre los efectos de este dispositivo y en particular,
por supuesto, en el sentido de si estas medidas favorecen el acceso
de estos desocupados en dificultades al empleo.
Existen arduos y complejos debates sobre los buenos métodos
de evolución del impacto de esas medidas. Me interesan algunas cifras
generales, el orden de valores y algunos métodos de evaluación. Los
mejores métodos de evaluación consisten en comparar en qué se
transforman los desocupados al final de cada una de las medidas.
Cuando se sale de un curso de formación, ¿a dónde se va? Cuando se
sale de una actividad no comercial, ¿a dónde se va? Cuando se sale de
un contrato ayudado en una empresa, ¿qué pasa? Y cuando no se ha
tenido ninguna de esas ayudas, ¿qué pasa también?
Si este dispositivo o estos dispositivos tienen un efecto
positivo, a la salida de estas medidas hay que tener más acceso al
empleo, con respecto a los que no entran en ningún dispositivo
público. Eso es efectivamente lo que se observa, por ejemplo en el
2001, el porcentaje de acceso al empleo, transcurridos seis meses de
una medida, como máximo para los desocupados que tuvieron un
contrato de trabajo en una empresa privada, el 62% están emple-
ados, seis meses luego del final del mismo. Seis meses después del
curso de formación es un 42% y en ese mismo lapso, después de
una actividad no mercantil es de un 49%. Entre aquellos que no
han participado de ninguna de estas medidas es de un 38%, siendo
lo más débil.

160
XV

Si se observa con un poquito más de precisión qué son esos


empleos, se pueden distinguir dos tipos: el empleo común, habi-
tual, corriente, de duración indeterminada o determinada, y los
empleos subsidiados por el Estado, ya sea en empresas privadas o
actividades no mercantiles que son contratos de trabajo y por lo
tanto empleos.
Si sólo tenemos en cuenta el empleo no formal, tenemos un
61% para aquellos que salen de los contratos subsidiados en empre-
sas. El 62% corresponde al empleo global, normal. Para aquellos que
salen de formaciones alcanza a un 34%, para el empleo normal. Para
los que salen de actividades no mercantiles es un 17% de empleo
normal. Quiere decir que sobre el 49% en empleo, la mayoría tiene
un segundo contrato de actividad no mercantil, es decir que la situa-
ción de ellos no evoluciona verdaderamente. Para los que no pasan
por ninguna de estas medidas es un 34% de empleo normal.
Se observa entonces algo casi tautológico y es que las medi-
das más cercanas al mercado laboral, mercantil, son las más eficaces
para encontrar un empleo normal. Habría que mirar, un poco más
precisamente, la contra selectividad de las siguientes medidas,
porque la selección al acceso, al contrato subsidiado a empresas pri-
vadas, es mucho más fuerte que la selección para entrar en un curso
de formación, incluso, más fuerte que la selección para el acceso a
actividades no mercantiles. Se observa una consecuencia de todo
esto en las cifras.
Como último punto para poner en evidencia otro factor de
las políticas activas, saliendo de esas medidas, propongo mirar la
cantidad de desocupados que se convierten en inactivos, es decir,
que se retiran del mercado laboral. Para los que salen de contratos
subsidiados en empresas es un 5%, aquellos que salen de cursos de
formación alcanzan a un 6% y los que salen de actividades no mer-
cantiles a un 7%. Pero para aquellos que no siguieron ninguna de
las medidas, ninguno de los dispositivos, un 21% se vuelve inactivo.

161
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Se puede decir, entonces, que la política activa, aparte de


favorecer más o menos fuertemente el acceso al empleo, favorece
también, como la política pasiva, el mantenimiento de la desocupa-
ción e impide volverse inactivo, mantiene por más tiempo a los des-
ocupados presentes en el mercado laboral y por lo tanto se observa
una especie de efecto paradójico y es que desde ese punto de vista,
en ese ángulo, aumenta la desocupación, pero puede decirse que
impide la degradación de situaciones de curso individual. Por lo
tanto es lo que se denomina la lucha contra la exclusión del mercado
de trabajo, la cual es una dimensión importante de las políticas de
empleo, en un contexto donde la desocupación es masiva y dura-
dera, es decir que se mantiene a los desocupados como mano de
obra disponible.

Intercambio

Pregunta: ¿Cuál es el rol en todo esto de los sindicatos?

D. Demazière: Con respecto al rol de los sindicatos, podemos


decir que tienen un rol importante en la política pasiva, puesto que
el régimen de seguros, es administrado por los parteners sociales, es
decir los sindicatos de empleadores y de asalariados, lo cual es
lógico ya que son las cotizaciones de los asalariados y de los emple-
adores las que alimentan el fondo, lo cual quiere decir que los suce-
sivos acuerdos, convenios de reducción de subsidios por desempleo,
han sido negociados entre los sindicatos de empleadores y de asa-
lariados. La CGT es la que se ha negado sistemáticamente a firmar
esos convenios.
Este rol de los sindicatos tiene una consecuencia muy concreta
y es que desde hace unos seis o siete años los desocupados en Francia
empezaron a organizarse y de hecho se organizaron no sólo por fuera
de los sindicatos sino contra los sindicatos. Una de sus reivindicaciones

162
XV

principales es la de ser el tercer partener en la gestión del fondo de


seguro de desempleo. En lo que hace a la política activa es verdade-
ramente el Estado, el Ministerio de Trabajo y en menor medida
ahora las regiones, las que definen las políticas, que las pagan, que
las instrumentan, que la evalúan y por lo tanto los sindicatos están
quedando un poquito de lado.

Pregunta: ¿El RMI tiene características universales? con los


que califican mayores de 25 años e ingreso familiar inferior, ¿lo per-
ciben?, ¿se inscriben y perciben el ingreso?

D. Demazière: Al RMI hay que solicitarlo, siendo sus dos con-


diciones la edad y el nivel de recursos del hogar. No existe otra con-
dición. Ha habido una modificación de la ley a principios de los años
90, porque en su origen había que tener domicilio para beneficiarse
con el RMI. Ahora bien, hay un problema muy crucial en Francia que
son las denominadas personas sin domicilio fijo, que no podían reci-
bir el RMI por no tener un domicilio. Motivo por el cual esas perso-
nas se hacen domiciliarias en las asociaciones caritativas, católicas,
Cruz Roja. Quiere decir que incluso las personas, los SDF, sin domici-
lio fijo, tienen el ingreso mínimo de inserción, el RMI.

Pregunta: ¿Por cuánto tiempo se lo otorgan? ¿Mientras tengan


esas condiciones?

D. Demazière: Con respecto a la duración del subsidio, cabe


señalar que normalmente el ingreso mínimo de inserción era conce-
bido como un ingreso temporal, dispensado temporalmente. En par-
ticular el beneficiario debía respetar el contrato que era fijado con los
trabajadores sociales, si el contrato no se cumplía normalmente se
suprimía el ingreso. Pero ante la degradación de las condiciones de
vida y de supervivencia, la dimensión contractual del RMI fue dejada

163
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

de lado, al menos para una parte de los beneficiarios y es siempre


contractualizado, en general por un periodo de un año lo cual se
reconduce cada año. Es la última trama, la última red, no existiendo
de ésta manera casi nadie que este excluido de esa protección.

Pregunta: ¿Cuál es la incidencia de los inmigrantes?

D. Demazière: La incidencia de los inmigrantes, para ser más


preciso en cuanto a la palabra migrante, entendiendo inmigrante al
clandestino, es decir inmigrante que normalmente no tiene el dere-
cho de estar en Francia, los indocumentados, quienes tienen acceso a
los dispositivos de protección social mínimos, es decir el RMI y la
cobertura universal por enfermedad. Los gastos de salud de ellos
corren por cuenta del Estado, simplemente están bajo amenaza de
una detención y que los vuelvan a llevar a la frontera de un día para
el otro pero, mientras estén en Francia, suponiendo por supuesto que
no sean completamente clandestinos si están inscriptos en una aso-
ciación de dispensa de indocumentados, entonces tiene acceso al RMI.

Pregunta: ¿Cuál es el sistema, el diseño de los resultados más


eficientes a estos programas de reducción del desempleo?

D. Demazière: Es difícil responder a su pregunta, con relación


al sistema, al diseño de los resultados más eficientes a estos progra-
mas de reducción del desempleo. En primer lugar, los beneficiarios de
estas medidas, los desocupados reclutados para un empleo, parte de
ellos está fuera de las categorías en blanco. Por ejemplo, una prima
por reclutamiento de desocupados de larga duración normalmente
concierne a desocupados que lo son por lo menos desde hace un año
y cuando uno observa quien fue reclutado hay aproximadamente un
40 % de casos en los cuales ellos tienen menos de 12 meses de des-
ocupación. El objetivo de contraselectividad es siempre discutible.

164
XV

El segundo aspecto es que habria que medir cual habría sido


el comportamiento de la empresa si la ayuda a tomar empleados no
hubiera existido, ¿se los habría empleado o no? ¿La persona reclu-
tada habría tenido las mismas características que aquella que fue
reclutada en el marco del dispositivo?
Existen debates, gente que pretende que eso no tiene nin-
guna eficacia porque los empresarios habrían reclutado de todas
maneras personal. Es un poco complicado, lo que si puede decirse es
que las ayudas, las subvenciones que conciernen a una disminución
de las cargas sociales, parecen más atractivas para la pequeña
empresa, para muy pequeñas empresas, que las primas por empleo.
Cuando uno mira cuáles son las empresas que reclutaron en el
marco de las primas al empleo o de alivianamiento de las cargas
sociales se ve mucha más presencia de empresas muy pequeñas en el
segundo caso. Esto quiere decir que ese tipo de medidas para el
empleo es no solamente una herramienta con respecto al desocu-
pado en dificultades, sino también puede, sin duda, ser útil, como
una herramienta para ayudar a las empresas que más dudan, que
más vacilan en darles paso a reclutar personal.
Hay un subsidio que funcionó muy bien y concierne a tomar
un asalariado, es decir, artesanos, por ejemplo, pequeños comer-
ciantes que en todo caso algunos nunca habían tomado un emple-
ado porque les cuesta caro, porque hay un riesgo de poner en
peligro esa empresita y que con estas subvenciones, estas ayudas es
mayor el número de ellos que toman personal, incluso a desocupa-
dos en dificultades y probablemente ese instrumento habría que
quizá reservarlo preferentemente para pequeñas empresas, y no
para los grandes grupos industriales, las multinacionales

Pregunta: ¿Se podrían diferenciar las políticas activas y pasivas?

165
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

D. Demazière: Con respecto a las políticas activas y pasivas,


puede decirse que esto forma parte de los debates recurrentes. La
existencia de un salario mínimo es un freno para reclutar personal y
en particular para alguna de las categorías de personas o de
empleos. Hay dos dimensiones, la primera es que el gobierno de
Chirac hacia los años 90, intentó instrumentar un salario mínimo
para jóvenes, más bajo que el salario mínimo común y para los jóve-
nes sin experiencia laboral. La consecuencia inmediata fue una
huelga en las universidades y en las escuelas secundarias, de mani-
festaciones importantísimas que duraron hasta dos semanas y el
gobierno dio marcha atrás porque el principio era remunerar a un
nivel más bajo, a los jóvenes asalariados.
Esa idea fue abandonada y la cuestión del salario mínimo fue
vuelta a pensar de otra manera, en torno a la idea de disminuir las
cargas para los empleados menos calificados, es decir eso no cam-
biaba nada para el asalariado, él iba a cobrar el salario mínimo pero
las cotizaciones sociales serían más bajas y el costo del trabajo más
bajo para el empleador. Esto es una medida que está en debate, en
particular para luchar contra las deslocalizaciones. Lo que se debate
es si las empresas utilizan mano de obra poco calificada en Francia,
se deslocalizan van a la India, a China, a Rumania, entonces hay que
bajar el costo.

166
XVI

XVI
La desocupación y sus significados
societales y biográficos1

Didier Demazière2

Desde hace dos semanas estoy en la Argentina y he podido


tomar conciencia de cómo el desempleo es una cuestión social bien
importante, que conmociona. Creo que no voy a sorprender a nadie
si les digo que también en Francia este es un problema caliente que
nos afecta desde hace unos 25 años.
Hay muchas cosas que pueden decirse y reflexiones que
pueden hacerse sobre este problema del desempleo. Quería dedi-
carme a los efectos sociales y biográficos del desempleo, es decir qué
es lo que significa vivir el desempleo, ser desempleado, cuál es el sen-
tido de los individuos que conocen esta prueba, esta dificultad y cuál
es el sentido que pueden encontrarle.
De manera muy general, la falta de empleo es una condición
estigmatizante, es una condición negativa, que debería poder com-
prenderse muy fácilmente porque en la sociedad se trabaja, en un
empleo formal fundamentalmente. Es la situación normal, la situa-
ción de referencia, es la que permite por un lado vivir a partir del

1. Conferencia dictada en el marco de la Cátedra UNESCO sobre las manifesta-


ciones actuales de la cuestión social. Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación, FONCAP, el 25 de agosto de 2004.
2. Sociólogo, Maitre de Conférences à l'Université de Liège, Director de Investi-
gaciones del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y miembro del
Comité de Redacción de Sociologie du Travail.

167
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

salario, pero es también lo que indica que uno es un miembro com-


pleto de la sociedad.
Es decir, que uno tiene una utilidad, que uno tiene algo para
aportar a la sociedad y por lo tanto el empleo procura un reconoci-
miento, un valor y la autoestima.
Esta experiencia negativa que es el desempleo es acompa-
ñada por instituciones y dispositivos de política publica. Las personas
que pierden su empleo o que no llegan a conseguir uno no son
dejadas a sí mismas, abandonadas de alguna manera, sino que hay
un Estado de Bienestar que contribuye también a darle un cierto
sentido a la experiencia del desempleo. Este Estado de bienestar
consiste en primer lugar en un sistema de indemnizaciones a los
empleados, a aquellos desempleados que han trabajado anterior-
mente. Cuando se trabaja uno cotiza a una caja de seguro de des-
empleo y cuando uno pierde el empleo tiene derecho a una
asignación por desempleo.
Otro elemento que existe en Francia, una institución publica
que está presente en la mayoría de las ciudades, es la Agencia
Nacional para el Empleo, cuya función es ayudar al desempleado a
reencontrar un empleo, a formarse si es que tiene la necesidad de
hacerlo e incluso a aprender cómo se hace para buscar un empleo.
Esto quiere decir que el desempleo en Francia tiene un verda-
dero status social, un status que no es el más bajo de la sociedad
francesa. Estar inscripto en la Agencia Nacional para el Empleo es ser
indemnizado, tener una asignación por desempleo, ser acompañado
en la búsqueda de empleo. Todo esto define un encuadramiento de
apoyo al desempleado que diferencia claramente por un lado el des-
empleo y por el otro a situaciones más informales de pobreza, de
exclusión, es decir de personas que ni siquiera están inscriptas como
desempleados porque no tienen la condición de desempleados.
Este sistema de protección y de encuadramiento de los des-
empleados, se ha ido degradando fuertemente en el curso de los

168
XVI

últimos 25 o 30 años. Hay que tener presente, que el desempleo en


Francia tiene una historia y es el paso desde un millón de desem-
pleados desde el año 1965 a dos millones en 1982 y a tres millones
en 1990, que sigue siendo la cifra actual. Esta es una evolución muy
importante, es decir, se trata de un desempleo masivo y que dura
en la sociedad.
El segundo cambio importante es el tiempo, la duración, el perí-
odo transcurrido en el desempleo ha aumentado. Actualmente, la
antigüedad promedio en el desempleo es de 13 meses y tenemos un
20% de desempleados que están en ésta categoría desde hace mas de
3 años y podemos imaginarnos claramente que ser desempleado
desde hace 3 meses o desde hace 3 años no es de ninguna manera la
misma cosa, aún cuando empleemos la misma palabra desempleado.
Hay un tercer cambio muy importante y es cómo hasta la
mitad de los años 70 uno llegaba a ser desempleado. Había dos
maneras de llegar a ser desempleado, la primera cuando se es joven,
se acaba de terminar los estudios, se presenta en el mercado de tra-
bajo pero no encuentra inmediatamente un empleo. En la mayoría
de los casos se encuentra un empleo al cabo de unos meses, por lo
tanto se trata de un desempleo temporal.
La segunda manera de entrar al desempleo, completamente
diferente, se refiere a personas, sobre todo obreros que tenían un
empleo estable, un empleo que ellos consideran incluso como un
empleo de por vida, obreros que habían trabajado en una empresa
desde que tenían 15 o 16 años y que brutalmente de manera súbita
son despedidos y se vuelven desempleados. Una cosa que para ellos
era absolutamente inimaginable. En este caso el desempleo es o se
transforma en una caída social muy fuerte y muy importante.
Hoy en día el estatuto del empleo, la calidad de los empleos
ha cambiado mucho. La mayoría de las personas que se tornan des-
empleados tenían, anteriormente, una situación de empleo precario,
empleo por un año o a veces por algunas semanas y en otros casos

169
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

una estadía de formación que se termina. El desempleo anticipado


es percibido como un accidente posible, incluso probable. Es decir,
que los individuos de una manera u otra se preparan para eso. Esto
es una consecuencia muy fuerte por el hecho de que el desempleo
está instalado desde hace mucho tiempo en la sociedad francesa.
Hay otros cambios que hay que tener presentes para com-
prender la evolución del desempleo. En primer lugar la degradación
de lo que yo llamo la protección social del desempleado. Hoy en día
si solo tomamos en cuenta los desempleados oficiales, aquellos que
están inscriptos en la Agencia Nacional para el Empleo, la mitad de
ellos tienen una asignación por desempleo pero la otra mitad no
está indemnizada por desempleo.
Esto no quiere decir que no tengan otro tipo de ingreso,
existe el ingreso mínimo de inserción, pero cobrar el RMI no está vin-
culado al hecho de estar desempleado. Se puede ser una mujer
viuda de 80 años que cobra el RMI, lo cual no señala la pertenencia
al estatuto, a la condición de desempleado. Otro cambio de este
encuadramiento de los desempleados es la degradación de la acción
de la Agencia Nacional para el Empleo.
Es bastante simple, basta mirar la cantidad de empleo que la
Agencia ofrece, es 10 o 15 veces insuficiente, en relación a la canti-
dad de desempleados que están inscriptos en la Agencia, donde la
calidad de esos empleos está muy degradada también.
En la mayoría de los casos se trata de empleos a tiempo par-
cial, de medio tiempo o incluso de menos de medio tiempo. La cali-
dad de los servicios que se distribuía a los desempleados se ha
degradado muy fuertemente.
Cabe destacar que, al lado del desempleo oficial, es decir la
población de todos aquellos que están inscritos en la Agencia, hay
grupos de población cada vez más numerosos que están al margen.
En muchos casos, antiguos desempleados que permanecieron durante
mucho tiempo sin empleo, que ya no cobran indemnización alguna,

170
XVI

que ya no encuentran en la Agencia ayuda útil y se han desalentado.


Estas personas o bien ya no van más a la Agencia para el
Empleo o han sido eliminados de la lista porque ya no buscaban
empleo. Estos trabajadores desempleados "desalentados", se los
llama así para indicar que ya no son desempleados oficiales pero tam-
poco son inactivos, es gente que de todas maneras quiere trabajar.
Se hace muy difícil evaluar la cantidad de estos desempleados
"desalentados", cuya cifra está cerca del millón y medio. Lo antedi-
cho indica que, a pesar de la presencia del Estado de Bienestar que
sigue siendo, de todas maneras bastante fuerte, los desempleados
tienen que desenvolverse, arreglárselas cada vez más solos para
administrar esta situación, esta prueba.
Cuando digo que se encuentran solos no quiero decir asilados,
solitarios, pero cada vez pueden contar menos con la acción de las
instituciones públicas. Es necesario que se vuelvan hacia sus grupos de
pertenencia, la familia, los vecinos en el barrio y luego sus conocidos,
la red social a la que pertenecen. Estos cambios tienen una incidencia
muy fuerte, sobre la experiencia vivida, la experiencia subjetiva, la
experiencia personal que los desempleados tienen del desempleo.
En las encuestas, hace 20 años atrás, el desempleo era des-
crito como una experiencia puramente negativa que destruía las
identidades de las personas involucradas. Las investigaciones no acla-
ran que los desempleados se replegaban en si mismos, cortaban sus
relaciones con los otros, tenían vergüenza de su situación, se sentían
culpabilizados, sentían que fallaban en relación a los otros. Eso es lo
que llamamos el desempleo total, para decir que los individuos esta-
ban totalmente destruidos por el desempleo.
Por cierto, esto afectaba de manera más fuerte a aquellos
que habían tenido un empleo estable y que pasaban rápidamente
de aquello que consideraban un empleo de por vida a la falta total
de empleo. Las investigaciones ponían el acento en el nivel de
depresión que acompañaba al desempleo.

171
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Existen dos grupos que escapan a esta experiencia del desem-


pleo total. El primero está constituido por jóvenes, que tienen un
diploma, incluso a veces de enseñanza superior universitaria, que no
se sienten demasiado apurados por trabajar y que ven en el desem-
pleo una especie de tiempo libre, menos restrictivo y obligante que
el trabajo propiamente dicho y que les permite hacer lo que a ellos
les gusta hacer, actividades artísticas, de recreación, políticas, mili-
tantes, etc. Esto es lo que hemos llamado el desempleo invertido, en
donde el desempleo ya no es la destrucción de la identidad personal,
para esta gente lo que destruye la identidad personal es el trabajo,
el desempleo aparece en cambio como la posibilidad de construir su
identidad personal. Esta experiencia de desempleo invertido es una
huella de la contracultura de mayo del 68. Esto se trata en investi-
gaciones a comienzos de los años 80.
El segundo grupo que escapa al desempleo total es el de aque-
llas personas que tienen confianza en su capacidad para obtener rápi-
damente un empleo, personas que pasan su tiempo buscando un
empleo, que recogen todas las informaciones posibles sobre el mer-
cado de trabajo, que se perfeccionan, hacen su trabajo de búsqueda
de empleo de manera bastante regular, de manera concienzuda,
como si se tratara de una actividad profesional. Consiste en tener una
agenda, un empleo del tiempo y no verse a sí mismo como desem-
pleado. Es lo que llamamos el desempleo diferido, para indicar esa
manera de vivir el desempleo. Lo cual ya no es posible si el desempleo
dura demasiado tiempo, es decir si uno no encuentra un empleo rápi-
damente. Si ésto dura cae en el desempleo total.
Este desempleo diferido involucra sobre todo a los cuadros
directivos, los técnicos, los obreros altamente calificados, es decir,
todos aquellos que piensan que van a salir de esa situación más
rápido que otros.
Recapitulando, tenemos el desempleo total, que es la expe-
riencia más común y dos maneras de resistir al desempleo total que

172
XVI

se refieren a grupos de población muy particulares. En realidad estas


tres experiencias de desempleo son tres maneras de rechazar, de huir
del drama del desempleo. Uno se encierra en la depresión, otro lleva
a cabo su vida de artística, de militante político y otro se refugia en
una identidad de buscador de empleo competente y competitivo.
En las investigaciones de fines de los años 90 y comienzos de
2000 tenemos resultados que son bastante diferentes. Si estas carac-
terísticas son diferentes es porque las propias características del des-
empleo han cambiado.
El desempleo se transforma en algo que está mucho más mar-
cado por la incertidumbre y la inseguridad, la carencia de seguridad
material, porque ha medida que uno sigue en el desempleo los
recursos que recibe disminuyen y así se degradan las condiciones
materiales de vida. Quiere decir que los desempleados se ven enfren-
tados a un nuevo desafío, que es sobrevivir con una inseguridad res-
pecto al futuro, porque en la medida que el desempleo dura, cada
vez es más difícil evaluar las posibilidades de salir de él.
Cabe recordar el ejemplo del desempleo diferido, el cual funcio-
naba cuando el desempleo era de corta duración, porque uno puede
movilizarse y pensar que va a salir del desempleo cuando no se está
desempleado desde hace mucho tiempo. Esta expectativa positiva
sobre el futuro, esta esperanza de tener un empleo, esta posibilidad de
salir por un tiempo de la competencia por el empleo, fatalmente dis-
minuye cuando la duración del desempleo se acrecienta.
Los desempleados se ven enfrentados al problema de cons-
truir de manera diferente el sentido de esta experiencia del desem-
pleo. No se puede seguir buscando un empleo todos los días como si
fuéramos a encontrarlo mañana.
La pertinencia de la búsqueda del empleo y su significado se
vuelven problemáticos. Estos desempleados están hundidos en una
situación contradictoria. Por un lado, deben hacer de todo para salir
del desempleo por arriba, es decir por el empleo. Cuando digo

173
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

deben hacer de todo, lo digo también porque ésta también es una


obligación que pesa sobre los desempleados inscriptos en la Agen-
cia, están obligados a buscar un empleo. Esta búsqueda de empleo
se puede controlar y se puede llegar a juzgar que es insuficiente. Se
puede juzgar que no están verdaderamente buscando empleo, se
puede juzgar que verdaderamente ya no son desempleados, que no
son verdaderos desempleados y se los puede eliminar de la lista.
Para seguir siendo desempleado hay que cumplir con obliga-
ciones de búsqueda de empleo. Al mismo tiempo uno no puede
llenar el empleo del tiempo, su vida cotidiana, con la búsqueda de
empleo porque ésta actividad, con el paso del tiempo, se va tor-
nando absurda.
Cuando se examina el empleo del tiempo de los desemplea-
dos, sobre todo los que están desempleados desde hace más de un
año, que son la mayoría, dado que la antigüedad promedio del des-
empleo es de 13 meses, observamos que la búsqueda de empleo es
una actividad muy marginal, que se realiza en episodios, en un cierto
momento. Se pasa tres días buscando un empleo y después no se
busca durante 2 meses. Esto está vinculado a cosas muy diversas, por
ejemplo el hecho de ser convocado por la Agencia para el Empleo
hace que uno vaya a buscar un empleo antes para poder probar que
se está buscando empleo.
Al lado de la búsqueda de empleo, casi diría en lugar de la
búsqueda de empleo, tienen toda una serie de actividades que son
pertinentes para ellos, que son las que tienen un sentido, las que le
permiten sobrevivir y no sólo materialmente, sino que les permiten
sobrevivir en términos de la preservación de su identidad, mantener
una inserción social, mantener el aprecio por si mismo, ser útiles a los
otros, sentidos de actividades que son pertinentes y que llenan la
vida de los desempleados. El tiempo de desempleo no aparece como
vacío, como la experiencia de desempleo total, sino que aparece
como un tiempo pleno, lleno de actividades de diversos tipos.

174
XVI

Las mujeres más que los hombres, se pasan mucho más


tiempo en actividades de tipo doméstico: ocuparse de los niños, de
la casa, mantener relaciones con los vecinos. Estas actividades toman
cada vez más lugar porque la búsqueda de empleo no está organi-
zada de manera restrictiva, como el tiempo de trabajo y nadie va a
venir a controlarlo. “Ud. esta mañana a las 8 horas no estaba bus-
cando empleo.”
Pasan así a transformarse en las actividades prioritarias. Nor-
malmente la búsqueda de empleo es "la actividad" cuando se es des-
empleado, pero se vuelve progresivamente secundaria.
He tomado el ejemplo de las mujeres, pero es válido para
muchos jóvenes, sobre todo jóvenes de origen popular, que gene-
ralmente no tienen diploma o están poco diplomados, que por lo
tanto tienen oportunidades bastante escasas de encontrar un
empleo y pasan su día discutiendo, desde afuera se diría que hacen
nada, con sus compañeros. Quiere decir que llenan el desempleo con
la actividad habitual de los jóvenes.
Existen otros jóvenes que pasan su tiempo en actividades infor-
males, por ejemplo tienen una familia que alimentar y no tienen asig-
nación por desempleo, tienen o no el RMI pero, en cualquier caso, es
insuficiente para vivir normalmente y entonces se dedican a dos acti-
vidades que normalmente son incompatibles, son contradictorias.
Una de estas actividades consiste en trabajar en negro, lo cual
supone tener una red de conocimientos y hacerse conocer, tras
saber que uno está disponible para ese tipo de tareas, demostrar a
los otros que se es capaz de reparar automóviles, hacer plomería, etc.
Lo cual no hace ganar demasiado dinero pero toma mucho tiempo.
Otra de estas actividades se relaciona con una obligación de
búsqueda de empleo que le toma tiempo a la actividad principal y
obliga a administrarse, a hacer el mínimo de búsqueda de empleo
obligado y dedicarse seriamente a la construcción de una actividad
informal.

175
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

En otro caso se trata de desempleados que se dedican a aso-


ciaciones a actividades benéficas, para la defensa del desempleado,
(del tipo de los piqueteros) o en asociaciones caritativas de ayuda a
los pobres o asociaciones para dedicarse a los niños del barrio. Evi-
dentemente encuentran en esas actividades una fuente de identi-
dad positiva. Esto es lo que se vuelve importante para ellos, es eso
los que les permite resistir al desempleo de larga duración, eso es lo
que les permite no caer en la exclusión, en el aislamiento social.
Cuando se observan hoy las experiencias de los desemplea-
dos se ve una enorme división, una diversidad muy grande de las
maneras de vivir cotidianamente la situación de desempleado.
Todas estas condiciones para resistir o vivir son otras tantas mane-
ras de escapar al desempleo total, son maneras de evitar el drama
personal del desempleo, al mismo tiempo esto no aporta alternati-
vas para el desempleo.
Con esto queremos decir que para la mayoría de los desem-
pleados son maneras de existir, a falta de tener algo mejor pero la
referencia sigue siendo el hecho de tener un empleo formal como
todo el mundo y al mismo tiempo poder dedicarse al conjunto de
sus actividades. Es también construir un desempleo que está com-
pletamente desfasado, separado del sentido oficial del desempleo,
que es la movilización cotidiana para la búsqueda de un empleo.
Con lo cual corren permanentemente el riesgo de ser sancionados
por haberse dedicado a actividades que son su fuente de vida.

Intercambio

Pregunta: En esta búsqueda del empleo, ¿cuál es la relación


con respecto a las posibilidades de obtener empleo de la población
inmigrante y del ciudadano francés?

176
XVI

Didier Demazière: Lo primero que muestran las encuestas es


que las tasas de desempleo son más elevadas para los grupos de
población que provienen de la inmigración que para los grupos de
población cuyos padres son franceses. El color es un poco compli-
cado, tomemos las cosas de manera muy concreta, cuando se mira a
los jóvenes, los que están mas expuestos al desempleo, el hecho de
ser de origen africano, negro o de África del norte, es un factor que
pesa mucho sobre las oportunidades de poder obtener un empleo.
Esto por un lado lo muestran las encuestas, las tasas de desempleo
son diferentes y en segundo lugar los jóvenes involucrados, que son
de nacionalidad francesa en la mayoría de los casos, pero sus padres
inmigraron a Francia hace unos 30 años o algo así han interiorizado
muy fuertemente un estigma racial o étnico y también han interiori-
zado el hecho de que tienen muy pocas oportunidades de encontrar
un empleo. Y cuando se los entrevista la explicación que dan, para
su desempleo es el color de la piel. Pueden hacer la lista de decenas
de casos, de su familia, compañeros que tienen diploma y que tam-
poco encuentran empleo. Entonces, diría que la presión se ejerce
más sobre los grupos que provienen de la inmigración, más que decir
que estas poblaciones son una fuente de presión.

Pregunta: Dentro de las prestaciones que reciben los desem-


pleados ¿existe algún dispositivo para abordar esta situación de pér-
dida de identidad, algún dispositivo terapéutico?

Didier Demazière: En los casos de despido colectivo por razo-


nes económicas, en particular en los casos que se cierra una
empresa, se los identifica como los casos más dolorosos para la per-
sona involucrada. Hay en general un plan social que se pone en prác-
tica para acompañar esa pérdida del empleo. Otros planes sociales
tienen modalidades muy variables y sobre todo han cambiado
mucho con el tiempo. En general recurre la empresa y el poder

177
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

público a gabinetes especializados para acompañar al desempleado


y al proceso de despido.
Estos gabinetes son gabinetes que se dedican a ayudar a
encontrar un empleo y estas empresas de asesorías son evaluadas
según la tasa de vuelta al empleo. La evaluación de la calidad de su
trabajo no es viendo si las personas que han sido tratadas por ellos
se encuentran bien psicológicamente sino que la calidad se juzga
viendo cuántos de ellos encontraron un empleo.
Durante algún tiempo yo hice seguimiento de estos planes
sociales y también he leído muchas otras investigaciones y entonces
uno se da cuenta que en la entrevista entre el consultor y el desem-
pleado, por razones económicas, el objetivo del consultor es lo que
ellos llaman que el desempleado haga el duelo de su despido, es
decir que se olvide de la condición y situación protegida que acaba
de perder, que deje de lado todo tipo de nostalgias y que tome con-
ciencia que a partir de ahora los empleos accesibles son empleos
peor pagos o menos calificados.
Su problema es conseguir que el despedido acepte un empleo
degradado, lo cual quiere decir que el acompañamiento psicológico
no existe, se esconde el problema. De manera más general no hay
instituciones que estén especializados en el seguimiento psicoló-
gico. Antes, en la Agencia Nacional para el Empleo había dos tipos
de personas que recibían a los desempleados, había especialmente
psicólogos, gente que tenía un diploma de psicología que tenían
condiciones de trabajo muy particulares pero estaban 1 hora, 1
hora y media y hasta dos para recibir al desempleado y podían
seguirlos en el tiempo.
Sus colegas que reciben a los desempleados, en un cuarto de
hora, les enviaban a estos psicólogos a aquellos desempleados que
ellos pensaban que tenían dificultades psicológicas pero esta cate-
goría de psicólogos fue suprimida. Hoy en día las entrevistas están-
dar con el desempleado duran 12 minutos, no son entrevistas que se

178
XVI

llevan a cabo en una entrevista separada. Yo recibo a un desemple-


ado y mi colega de al lado recibe a otro y entonces es muy difícil en
estas condiciones abordar situaciones psicológicas

Pregunta: ¿Podría hacer referencia a las organizaciones de


desempleados en Francia?

Didier Demazière: Sí, conozco algo de esto, he escrito un


libro sobre las organizaciones de desempleados en Francia. Es un
tema un poco amplio, lo que puedo decir sobre lo que he compren-
dido de la situación en Argentina respecto a los piqueteros, es que
las organizaciones de desempleados en Francia son mucho menos
importantes en la cantidad de personas movilizadas. Tienen muchas
más dificultades para movilizar a los desempleados y creo que las
organizaciones políticas son minoritarias, están mucho más presen-
tes en Francia. La primera experiencia de la creación de un sindicato
de desempleados data en Francia de 1982, por lo tanto es bastante
viejo, pero las acciones de las organizaciones de desempleados
siguen siendo muy de orden local, de hecho se habla muy poco de
ellos en la prensa y en la televisión nunca. Mi impresión es que son
mucho menos visibles que los piqueteros en la Argentina

Pregunta: ¿El régimen de 35 horas semanales ayudó a gene-


rar más empleo?

Didier Demazière: No se puede contestar ni con un si ni con


un no esta pregunta. Hay por lo menos una decena de respuestas,
desde: “esto no ha creado ningún empleo”; incluso “ha desacele-
rado el dinamismo de algunas empresas” hasta el hecho de decir
que “ha creado 700.000 empleos”, entonces hay estas dos posicio-
nes y todas las posiciones en el medio.
Esto depende mucho del lugar que uno ocupa en el tablero

179
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

político, incluso las evaluaciones que fueron confiadas a universita-


rios e investigadores también dan cifras diferentes y conclusiones
que formulan con muchísima precaución.

Pregunta: Más que una pregunta es una reflexión para com-


partir en esta charla sobre el desempleo. Me parece que en lo que
más tenemos que fijarnos es en el sistema de producción y en el
empleo porque evidentemente el número de desempleados es siem-
pre independiente de las acciones del Estado, sobre todo de las polí-
ticas de Estado de Bienestar. Los desempleados tienen diferentes
estrategias para abordar empleos informales. Creo que si no pensa-
mos en invertir, la preocupación en nuevas estrategias de empleo,
en generar nuevos empleos, nos vamos a encontrar acá en un
tiempo mucho más canosos que ahora.

Didier Demazière: No se trata de cosas contradictorias, es


cierto que la política económica monetaria de Francia no fue dema-
siado eficaz en la creación de empleo. De hecho, hay muchos
empleos que se crean cada año pero el volumen general de empleo
aumenta demasiado lentamente. Entonces el Estado de Bienestar
viene a acompañar la consecuencia de mecanismos económicos que
no se llegan a controlar y luego del estadio siguiente podríamos
decir está en las estrategias individuales y colectivas de los desem-
pleos que acompañan las imperfecciones de las acciones del Estado
de Bienestar.
Creo que ese es el movimiento que se ha dado en Francia y
esto es lo que hace cambiar el sentido del desempleo. No se pude
pensar en la creación de empleo que es transitorio en una situación
económica que permite eso y tampoco se puede pensar en una situa-
ción duradera que deba estar acompañada de políticas sociales. Cada
vez hay más situaciones individuales que desbordan este marco.

180
XVI

Pregunta: ¿Podría hacer referencia a las políticas de ingreso


universal?

Didier Demazière: A titulo personal yo me opongo total-


mente al ingreso universal, por cierto es importante que todos los
miembros de una sociedad, tanto la francesa o la argentina tengan
medios para vivir y si es posible de acuerdo con los estándares de
la sociedad.
Al mismo tiempo esto no es suficiente, es también muy impor-
tante que cualquier miembro pueda encontrar un lugar, es decir
ejercer un papel, tener una cierta cantidad de actividades que le per-
mitan sentir que es útil para la sociedad, que le produzca un senti-
miento de autovalorización de autoestima personal. Un ingreso
universal que no tome en cuenta esto para mí es escandaloso, es una
opinión personal. Creo que son importantes todas las iniciativas, las
actividades que realizan los pobres, los excluidos y darles la posibili-
dad de desarrollar otras. Es decir, no ver a los desempleados y a los
pobres como quienes no tienen capacidad de acción, que no tienen
nada para hacer y para decir.
La creación de organizaciones de desempleados en Francia se
hizo en una fuerte oposición contra todos los partidos políticos y los
sindicatos. Se constituyeron denunciando las políticas de gobierno
tanto de derecha como de izquierda y de hecho no lograron detener
el crecimiento del desempleo y se constituyeron en contra de los sin-
dicatos de asalariados que administran conjuntamente con las reu-
niones empresarias las asignaciones de desempleados y que han ido
negociando sucesivamente disminuciones en el monto de las asigna-
ciones por desempleo. Aparte de un sindicato, la CGT nunca firmó
esos acuerdos.
Una segunda cosa es que la mayoría de los desempleados que
se han comprometido en estas organizaciones son en una parte los
líderes, son antiguos sindicalistas que cuando perdieron su empleo,

181
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

fueron despedidos, perdieron la responsabilidad sindical. Los sindi-


catos los etiquetaron como desempleados y por lo tanto ya no
tenían legitimidad para representar a los trabajadores, son gente
que tiene el sentido de la lucha por los otros pero son, a titulo per-
sonal, muy hostiles con los sindicatos por su propia experiencia.
Algunos han sido militantes del partido socialista, incluso del
partido comunista y el discurso toma en consideración las condicio-
nes de vida de los desempleados que no eran oídos ni escuchados, lo
cual también contribuyó a crear una distancia con los partidos políti-
cos de izquierda. También se encuentran las organizaciones de des-
empleados que no tienen experiencia de una militancia política
sindical pero que llegaron a esas organizaciones en general porque
estaban como a final de camino, habían inventado ya todo, algunos
a punto ya de ser expulsados de sus viviendas y fueron a la Asocia-
ción de desempleados para explicar su problema y entonces la Aso-
ciación se movilizó para impedir la expulsión de la vivienda.
Son desempleados que han tenido una trayectoria de pauperi-
zación, de marginalización que los ubica muy lejos de las preocupa-
ciones de los sindicatos y por lo tanto no se reconocen representados
ni por los sindicatos ni por por los partidos políticos. En su opinión
ellos han sido abandonados por los hombres políticos. Todo esto
hace que haya un foso muy importante entre las organizaciones polí-
ticas y sindicales y estas organizaciones de desempleados, aún
cuando en algunas organizaciones hay algunos anarquistas o algunos
grupos trotskistas que son muy activos pero muy minoritarios.

182
XVII

XVII
Desarrollo social: una reflexión desde lo local1

Antonio Colicigno2

La sociedad argentina, después de la experiencia más dura de


toda su historia, logró recuperar la democracia en un contexto que
parece signado por la instalación definitiva de la misma como sis-
tema político permanente en toda Latinoamérica.
Esto que sin duda marca un avance en nuestras organizacio-
nes políticas, dejando atrás largas décadas de inestabilidad, perse-
cución, censura, intolerancia, no fue acompañado de un proceso de
desarrollo económico y social que permita alcanzar una sociedad no
sólo con amplios márgenes de libertad, sino con una igualación de
las condiciones para todos sus miembros, un desarrollo individual y
colectivo que no dependa de barreras de accesibilidad que están
determinadas exclusivamente por las condiciones materiales de vida.
La globalización, el consenso de Washington, los procesos de
desafiliación, el neoliberalismo, uno o todos, reflejan una realidad
signada por un extremo aumento de las desigualdades, entre países

1. Artículo sobre la experiencia de la gestión territorial en la Municipalidad de


la Matanza, de noviembre de 2004. El partido de La Matanza es el más
extenso del llamado conurbano bonaerense con 325,7 Km2 y mayor cantidad
de habitantes, 1.249.958, la pobreza ronda el 68% y la tasa de desocupación
abierta el 21%.
2. Magíster en Diseño y Gestión de Programas y Proyectos Sociales de la
FLACSO, Secretario de Desarrollo Social de la Municipalidad de La Matanza.

183
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

y en el interior de cada uno de ellos, el fin de los treinta gloriosos


años y el inicio de una etapa con una brecha creciente entre integra-
ción simbólica y desintegración material. La caricatura del día coloca
las manos vacías junto a los ojos colmados con imágenes del mundo3.
La compleja realidad de la Argentina de los últimos años nos
enfrenta a un fracaso "colectivo" en tanto sociedad en general y
clase dirigente en particular, explicitado simbólicamente en los acon-
tecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, que desata una crisis
de dimensión inédita que cuestionó la viabilidad misma de la nación4.
En los tres poderes del Estado se reflejaron efectos de descomposi-
ción institucional.5
El alto descrédito de las instituciones y dirigentes políticos en la
sociedad es el principal indicador de que vivimos una "crisis de época" 6.
La desobediencia civil y los movimientos sociales, aunque defensivos
pero constantes, terminan por desarticular en diciembre de 2001, la
estrategia neoconservadora que estaba en curso en la Argentina.
"Al llegar a un cierto punto de su vida histórica, los grupos
sociales se separan de sus partidos tradicionales... en cada país el
proceso es distinto pero el contenido es el mismo, es la crisis de
hegemonía de la clase dirigente, producida o bien porque la clase
dirigente ha fracasado en alguna gran empresa política suya en la
que ha pedido o impuesto por la fuerza el consenso de las grandes
masas, o bien porque vastas masas han pasado súbitamente de la
pasividad política a una cierta actividad y plantean reivindicaciones
3. Hopenhayn, Martín (1998): Integración y desintegración social en América
Latina: una lectura finisecular, en: Raquel Castronovo (coordinador): Integra-
ción o desintegración social, Buenos Aires, Espacio.
4. Garcia Delgado, Daniel (2002): Estado- nación y la crisis del modelo, Buenos
Aires, Norma.
5. Sidicaro, Ricardo (2003): La crisis del Estado y los actores políticos y socioe-
conómicos en la Argentina (1989-2001), Buenos Aires, Eudeba.
6. Godio, Julio (2002): En la crisis está la solución. La crisis global desde las elecciones de
octubre hasta la asunción de Duhalde, Buenos Aires, editorial Biblos.

184
XVII

que en su inorgánico conjunto constituyen una revolución. Se habla


de crisis de autoridad y en esto consiste precisamente la crisis de
hegemonía o “crisis del Estado en su conjunto" 7.
La crisis del 2001 pudo ser calificada de inédita. Profundidad
inédita en lo político, una fuerte crisis de representación, transfor-
mada en crisis de legitimidad; en lo económico, estancamiento más
aislamiento; en lo social, con un aumento sin precedentes de la
desigualdad y la pobreza; y en lo cultural, el pesimismo se esparce
sobre nuestra viabilidad y sobre la misma posibilidad de futuro.8
Cómo enfrentar entonces la reconstrucción de un Estado y
una Sociedad donde los derechos sociales se ven "hipotecados" en un
presente que exige romper con este círculo vicioso donde muchas
familias reproducen un destino marginal.
Ante esta realidad incontrastable, la estructura estatal está
lejos de ser adecuada para enfrentarla. Municipios pobres frente a la
situación de miles de personas que reclaman ya no sólo las clásicas
funciones asignadas constitucionalmente a ellos, sino las referidas a
su realidad social: la falta de alimentos, la necesidad de trabajo, la
falta de vivienda, entre otras.
El ámbito local, diseñado para un momento histórico social
que ya no existe, fue el receptor cotidiano del enojo ciudadano, de
las muestras de descrédito e ilegitimidad de las instituciones.

Un camino de obstáculos

Sin pretender abarcar el conjunto de las dificultades que se


presentan a diario en el campo social a nivel local, creemos que es
conveniente enumerar algunas de las más significativas:

7. Gramsci, Antonio (1993): La política y el Estado moderno, Buenos Aires,


Planeta Agostini.
8. Garcia Delgado, Daniel (2002): Estado- nación y la crisis del modelo, Buenos
Aires, Norma.

185
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

1) La escasa capacidad estatal.


2) Los inconvenientes en la formación profesional.
3) Programas nacionales y provinciales no adecuados a la
diversidad local.
4) La dicotomía técnico- política.
5) Las diferencias regionales como punto de partida... y como
punto de llegada.
6) La falta de una visión estratégica.
7) La necesidad de evaluación permanente y ajustes progra-
máticos dinámicos.

Por supuesto que esta enumeración no implica ningún orden


jerárquico de validación, cada una de estas características es impor-
tante por sí misma y, en términos generales, se presentan de manera
articulada y muchas veces no es posible su separación, sólo a efectos
metodológicos de una presentación que la haga comprensible.

1) La escasa capacidad estatal:


En el apartado anterior anunciábamos, en relación a estados
locales, que no estaban en condiciones óptimas para hacer frente a
una realidad social acuciante, a una ciudadanía que reclama cada
vez más en el ámbito que le es más cercano, la Municipalidad.
Estos ámbitos deben plantear seriamente una reforma, pero
no con los moldes del noventa, vinculada con el ajuste disfrazado
de eficiencia, sino una que pueda responder a las necesidades de
sus ciudadanos.
El cambio no es sólo una cuestión de nombres, es una cues-
tión de hechos, es más bien de abajo hacia arriba que debemos
avanzar, partiendo de una realidad que ha cambiado bruscamente
en los últimos años, por consiguiente es necesario dinamizar las
estructuras, transformándolas en unidades de gestión ágiles, efi-
cientes, con nuevas áreas, con integración de acciones, con espacios

186
XVII

concretos de participación, pero por sobretodo, que respondan al


conjunto de la ciudadanía con criterios de justicia social, garantía de
una democracia para todos.

2) Los inconvenientes en la formación profesional:


Muy vinculado con lo anterior, es la formación de los profe-
sionales de los ámbitos sociales, la falta de actualización permanente
para una sociedad en continuo cambio, pero también la necesidad
de articular teoría y práctica, formación académica y necesidades
comunales, integración al debate de las investigaciones y de las rea-
lidades de gestión.
La necesidad de superar las fragmentaciones que se derivan
de la formación de grado, interrelacionar las distintas profesiones
que hacen al quehacer social, respetando las especificidades de cada
una, pero construyendo visiones integrales que acepten la diversidad
y la posición del otro. Centrar el esfuerzo en el trabajo en equipo.
En este punto es primordial el papel que juegan las Universi-
dades, que como espacio de pensamiento, reflexión, investigación
y debate, debe estar absolutamente comprometido con las necesi-
dades de nuestro tiempo, debe responder a una comunidad que
apuesta, a pesar de la crisis, a la Universidad Pública.

3) Programas nacionales y provinciales no adecuados a la


diversidad local
Durante más de una década de "panacea neoliberal", los pro-
gramas sociales fueron pensados con dos lógicas interrelacionadas,
por un lado, compensar situaciones que se pensaban transitorias, de
pronta superación luego de mejorar las capacidades de aquellos que
eran expulsados del mercado de trabajo y requerían un proceso de
"reconversión". Por otro, eran focalizados, debían concentrar la
atención en aquellos que más lo requerían, la universalización se
consideraba como un gasto ineficiente.

187
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

Ambas cosas fueron perdiendo vigencia con el tiempo, la des-


ocupación fue aumentando, la "falsa reconversión" no se producía,
los pobres cada vez eran más, lo que hacía no sólo difícil focalizar en
ellos, sino más bien prácticamente inútil, por la caída diaria de miles
de personas al círculo perverso que implica la pobreza.
En la difícil situación social por la cual atravesamos, hablar
de índices de pobreza e indigencia nada nos dice en relación a un
diagnóstico certero que permita un punto de partida para el
diseño de las políticas. En una sociedad compleja y heterogénea,
debemos ser capaces de construir programas diversos que respon-
dan a esa realidad.
Hay multiplicidad de programas nacionales y provinciales,
mayoritariamente fragmentados, en general destinados a franjas
etáreas, con recursos diseminados en infinidad de organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales, pero sin un enfoque pen-
sado de manera estratégica, con objetivos puntuales y claros para
todos. Nadie duda de la importancia de la participación de la socie-
dad y sus organizaciones, pero no solamente como fin en sí mismo.
En este punto creemos que debe diseñarse nuevos enfoques
programáticos, que permitan en el mediano plazo articular los esfuer-
zos, romper la fragmentación. Puntualicemos algunos ejemplos:

a) Asistimos a las familias con alimentos destinados a los niños


hasta los cinco años y embarazadas, cuando el conjunto familiar está
en situación de indigencia, por lo tanto los alimentos en la solidari-
dad de la familia (que por suerte se mantiene) se socializan, ¿cuál es
entonces el impacto producido?

b) Todos creemos en la escuela no sólo como ámbito de


aprendizaje y formación de nuestros niños y jóvenes sino también
como espacio de contención y socialización.
También compartimos la necesidad de que los chicos deben

188
XVII

estudiar "con la panza llena", como se expresa simbólicamente, sin


embargo esto abre al menos algunos interrogantes si somos capaces
de observar críticamente la realidad de las escuelas ubicadas en
espacios marginales.
Revalorizando el esfuerzo no sólo de los docentes sino tam-
bién (y en general esto no se remarca), de los propios chicos y sus
familias que siguen creyendo en la educación como herramienta de
movilidad social, observamos que en muchas de estas "escuelas
pobres" ni se come bien ni se educa bien. La familia es la clave para
cumplimentar una de sus tareas básicas: la alimentación, dejando
para esas escuelas la enorme tarea pedagógica, entendida ésta
desde una visión absolutamente integral, de igualar las condiciones
de muchos niños que no acceden a una canasta básica de bienes y
servicios, que se encuentran con una fuerte desventaja con respecto
a aquellos que sí lo hacen.

c) La apertura de comedores infantiles y comunitarios fue una


política transitoria adecuada en cierto momento histórico social para
paliar una situación de fuerte exclusión y difícil abordaje para
muchas familias, pero esta no debe ser una política permanente.
Estos espacios se han convertido mayoritariamente en lugares
de escasa o nula contención afectiva, falta de diálogo, condiciones
mínimas de higiene, nulo aprendizaje, población cautiva (clientes),
entre otros aspectos.
Si bien es impensable descartar hoy su presencia, hay que ini-
ciar un proceso que tienda a la familia como clave.

d) Se abren muchas alternativas de presentación de proyec-


tos que tienden a mejorar situaciones institucionales (sociedades de
fomento, clubes, hogares, jardines comunitarios, asociaciones civi-
les, etc.) y de aquellos que participan en ellas (niños, jóvenes, emba-
razadas, adolescentes) pero, ¿no es tiempo de diseñar proyectos

189
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

regionales o locales que incluyan a estas instituciones y grupos no de


manera aislada, sino en forma integral? ¿No es hora de terminar con
estas políticas de "ventanilla"?

Muchos pueden ser los ejemplos que permiten al menos suge-


rir la necesidad de fuertes cambios en las políticas públicas.

4) La dicotomía técnico- político


Superar la dicotomía entre lo técnico y lo político, que se
implantó con mucha fuerza en los últimos años, el saber técnico es
múltiple, y no está exento de connotaciones ideológicas. Todos tene-
mos un ideal de sociedad, en tal sentido creemos que el saber pro-
fesional debe comprometerse con una transformación social que
permita una mejora sustantiva en el bienestar colectivo, esa es una
apuesta política. Hay que buscar entonces los lugares para esa dis-
cusión, abrir el debate, la militancia política debe volver a ser un
lugar de discusión y construcción de ideas y proyectos y no un mero
espacio de reparto de favores en un aparato del Estado que no res-
ponde a las necesidades colectivas.
También pensamos con Murmis9, que el intelectual no debe
ser aquel que salta a la oreja del líder, que busca un circuito corto, de
inmediatez, para llegar a la oreja del líder rapidito.
El principal aporte de un investigador es ofrecer datos para
comprender la realidad, no dirigir. La experiencia de América Latina
no ha sido buena cuando se subordinó lo político al dictamen de
algún técnico, en especial de los ministros de economía.
Como dice Joseph Stiglitz, premio Nóbel de economía en el
2001, los ministros de Hacienda y los presidentes de los Bancos Cen-
trales suelen estar estrechamente vinculados con el poder financiero,

9. Murmis, Miguel (2004): "El diálogo entre técnicos y políticos nunca ha sido
fácil, en Clarín, Zona, domingo 18 de julio.

190
XVII

incluso muchas veces provienen de él y vuelven a él después de la


función pública.10
Creemos que estos espacios que articulan e integran lo polí-
tico y lo técnico se van logrando, faltan superar muchas barreras,
prejuicios y temores.

5) Las diferencias regionales como punto de partida... y como


punto de llegada
Pensar en políticas públicas debe considerar como punto de
partida las disparidades regionales, las diferencias espaciales que
repiten el esquema de incluidos- excluidos, las enormes diferencias
de ingreso en un país tan desigual como el nuestro, con ciudades
con ingreso del primer mundo frente a provincias con ingresos ínfi-
mos, con coparticipación que no siempre refleja las necesidades de
cada lugar, con distritos ricos y distritos pobres.
Los tres millones de habitantes que ocupan los 440 kilóme-
tros cuadrados delimitados por la avenida General Paz, la ciudad
autónoma de Buenos Aires, tienen un ingreso per cápita no inferior
a los 18.000 dólares que en algunas estimaciones alcanza a los
25.000. En la hipótesis más pesimista, tienen un ingreso superior a
las regiones del sur italiano, y en la más optimista alcanzan los
países más desarrollados, como Francia, por ejemplo. La Capital
Federal es el Primer Mundo; una isla en tres millones de kilómetros
cuadrados y casi cuarenta millones de habitantes11. Por supuesto
que este párrafo también esconde fuertes contrastes en el interior
de ese acotado "espacio privilegiado".
Pero también decimos como punto de llegada, pues si bien
afirmamos la necesidad de programas de alcance universal, rom-
piendo con la focalización que ha perjudicado demasiado, son bien
10. Stiglitz, Joseph (2003): EL malestar en la globalización, Buenos Aires, Taurus.
11. Delich, Francisco (2002): La crisis en la crisis. Estado, nación sociedad y
mercados en la Argentina Contemporánea, Buenos Aires, Eudeba.

191
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

contundentes las disparidades regionales que hacen no sólo a la


geografía, la cultura, la idiosincrasia de los pueblos, sino también a
lo que hemos esbozado en puntos anteriores, esta dicotomía
incluido-excluido en el interior de espacios similares.
Lo común y lo diverso deben integrarse para ponerse en
práctica de manera tal que logremos objetivos y metas comunes
como nación respetando la identidad y diversidad de cada pueblo
en particular, nos referimos no sólo a regiones, provincias, localida-
des, sino también a minorías étnicas como los pueblos aborígenes.

6) La falta de una visión estratégica


La dirigencia de nuestros días, corrida por el día a día, ha per-
dido la noción de estrategia y planificación, tan necesaria para
enfrentar los difíciles desafíos de nuestro presente.
La idea de la reflexión, la discusión, los talleres de planifica-
ción e incluso la formación permanente es muchas veces criticada, e
incluso considerada como pérdida de tiempo, la crítica situación coti-
diana no dejar ver con claridad este necesario espacio previo y para-
lelo al actuar.
Desde lo local, apostar a una visión estratégica, hoy en espe-
cial desde el plano socio- productivo, saber con que se cuenta, las
capacidades empresariales y de mano de obra, el aporte de la Uni-
versidad, la gestión local, las organizaciones de la sociedad civil.

7) La necesidad de evaluación permanente y ajustes progra-


máticos dinámicos
Es indispensable insertar definitivamente la evaluación per-
manente en los programas y proyectos en ejecución. Sin entrar en la
discusión de qué tipos de evaluaciones son las más adecuadas, cree-
mos sí, que al menos en el Estado, los equipos políticos-técnicos
deben incorporarla, formarse en ella, reconocerla en especial como
mecanismo que permite hacer las correcciones necesarias.

192
XVII

En este punto suele aparecer por un lado, la supuesta "verdad


técnica", el "no nos equivocamos", "el error está en el otro", el "no se
que pasa con la gente", entre otras expresiones que reflejan esta
falta de mirarse a sí mismo.
Por el otro, la falta de decisión política para encarar cambios,
el temor a lo nuevo, el preferir "dejar las cosas como están".
Si no evaluamos es difícil corregir los errores, o si evaluamos
de tal forma que los resultados no cuestionen nuestro accionar, cosa
que habitualmente sucede, no avanzamos en los cambios que
requiere una sociedad que se ha transformado de una manera
abrupta al cabo de pocos años.
¿Cómo mantenemos programas diseñados hace 5, 8 o 10
años con pocos o nulos cambios? ¿Acaso la sociedad no se trans-
formó en ese tiempo, en un mundo donde los cambios son mucho
más vertiginosos?

El presente y sus enormes desafíos

Describimos algunos obstáculos marcando cuestiones que


pensamos contribuyen a la superación de los mismos. Sin embargo
en este punto queremos señalar, que nuestra experiencia laboral
durante los últimos años, debe llevarnos a replanteos sobre la direc-
cionalidad en las diferentes áreas involucradas con la tarea social.
Planteamos la vulnerabilidad social del núcleo familiar, donde
las condiciones en que se presenta van desde el desempleo hasta la
violencia doméstica.
Creemos que hay que diseñar con fuerza acciones de preven-
ción o promoción con el eje puesto en cumplimentar los objetivos que
puedan pautar las familias de acuerdo a sus necesidades de cambio.
Si la familia debe ser el eje de las políticas sociales, creemos
indispensable repensar todos los programas en ejecución, romper la

193
Las manifestaciones actuales de la cuestión social

fragmentación que hoy tenemos por franjas etáreas, diseñar nuevos


programas y proyectos que contemplen las nuevas realidades.
Comprender que hoy las viejas divisiones entre sectores socia-
les no son las que caracterizaron la Argentina en la etapa de un
Estado presente, con fuerte protección, desarrollo del mercado
interno y con una economía de cuasi pleno empleo. Por ende las
viejas estructuras familiares ya no existen, la multiplicación del des-
empleo en sucesivas generaciones ha cambiado costumbres, prácti-
cas, hábitos sociales en general.
A estas cuestiones internas agregamos las que son producto de
una sociedad globalizada, de una época de ultra consumo, de
extrema competitividad, de ausencia de identidades. Se ha estancado
el bienestar material y la exclusión social no se revierte, expandiéndose
más que nunca el acceso a bienes simbólicos como la educación
formal, la televisión y la información actualizada.12
Frente a esta realidad que nos exime de demasiadas aclara-
ciones, la familia ha sufrido enormes cambios, en especial durante la
última década, son muy disímiles las situaciones sociales de cada una
y eso complejiza el diseño de programas o proyectos que no tienen
otra alternativa que pensar en grupos homogéneos.
Es impensable cambiar las políticas públicas desde el ámbito
local, la provincia y la nación tienen la mayor potencialidad para
hacerlo, desde una fuerte discusión de la distribución del ingreso, de
un cambio en la estructura impositiva, del paso de un sistema regre-
sivo a otro progresivo, donde contribuyan más los que más tienen.
Frente a una sociedad con tan altos índices de marginación y
pobreza, falta de movilidad social, graves problemas de empleo y de
formación adecuada para una reactivación industrial que todos

12. Hopenhayn, Martín (1998): Integración y desintegración social en Amé-


rica Latina: una lectura finisecular, en: Raquel Castronovo (coordinador):
Integración o desintegración social, Buenos Aires, Espacio.

194
XVII

esperamos se mantenga y crezca en los próximos años, las políticas


sociales tienen la obligación de ser dinámicas, de responder a las
necesidades de las familias, de evaluarse permanentemente y de
cambiar cuando los datos así lo indiquen.

195
Se terminó de imprimir en el mes de febrero
de 2005 en Latingráfica, Rocamora 4161,
Buenos Aires, República Argentina.

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