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AKATSUKI Y LAS 4 SACERDOTISAS

10 años antes…
Una niña de unos 4 años estaba paseando por las calles de Konoha pensando en lo que
la deparará el futuro, ya que era huérfana. Tenía los ojos verdes el pelo lo tenia rizado y
marrón. La ropa estaba muy sucia y rasgada, se notaba que siempre la lleva puesta.
De repente, un niño de su misma edad la despertó de sus pensamientos. Se llamaba
Uzumaki Naruto y era su mejor y único amigo ya que toda la aldea la ignoraba igual
que a él.

- ¡Hola, Natsuko-chan!! – grito Naruto muy contento, ya que quería entrenar.


- Buenos días, Naruto-kun – dije muy alegre.

- ¡Ya no puedo esperar más, vamos a entrenar! Porque… – fue interrumpido


Naruto

- “Yo voy a ser el próximo hokage y así toda la aldea me respetará, si vaya que sí”
– dije imitando su voz – venga vamos a entrenar.

- ¡Por fin! – dijo ya muy lejos de donde estaba yo.

Y así transcurrió el día, todo el rato entrenando, siempre igual y todo con un único
propósito, ser alguien importante para que todos te respeten.

Como siempre, después de un duro entrenamiento fuimos a comer ramen. Yo no tenía


mucha hambre, así que me comí solo 1 y Naruto 10. Él me acompañó a mi casa como
todos los días, ya que por el camino me tiraban piedras, me insultaban…pero si iba con
Naruto no me hacían nada.

- Adiós, Natsuko-chan! Mañana te recojo a las 6 – se despidió Naruto muy feliz,


me hizo un gesto con la mano y se fue a su casa.

Esa noche no podía dormir, no sabía que me pasaba, era como si me faltara algo en mi
vida o alguien…Estaba asomada al balcón cuando, de repente, vi una estrella fugaz y
pedí un deseo: “Por favor, ayúdame, y dame otra vida”. Y me quedé dormida.

Al día siguiente, me encontré con Naruto pero no me encontraba muy bien, aún así me
fui a entrenar.

- Que te pasa Natsuko-chan? Estás bien? – me preguntó Naruto, ya que me veía


mal.

- No, estoy bien, es solo que… - no pude terminar la frase porque me desmayé.

Al despertarme ví que estaba en una cabaña vieja y llena de polvo. Quise llamar a
Naruto pero no me salía la voz, solo escuché una voz en mi cabeza que me dijo:

- Cuando te despiertes, vete de tu villa y no mires atrás, y ven a esta cabaña. Eso
si quieres cambiar de vida.
En ese momento vi una ruta pasando velozmente de la cabaña hasta Konoha. Cuando
las imágenes me llevaron al hospital me desperté de repente.

- Por fin te as despertado, has dormido 3 días! – dijo Naruto aliviado por verme.

- Tanto tiempo he dormido… - dije un poco impresionada.

Y entonces me acordé del sueño, no sabía si hacerle caso a la voz pero lo que pasó a
continuación no me dejaron dudas. Escuché a dos personas hablando sobre mí:

- Tenemos que hacer algo con ella, no podemos dejarla en la villa ya que Konoha estaría
en peligro – dijo una voz que era de hombre.

- Tienes razón, si está cerca del niño Kyuubi no puede pasar nada bueno, tenemos que
echarla de la villa – dijo la voz de una mujer.

Ya no podía aguantar más, tenía que salir de allí y cuanto antes.

- Naruto-kun, tengo que irme de la villa ya que no me quieren y no puedo estar en


un lugar donde no me quieren – dije muy triste.

- Pero no puedes irte, y yo? – dijo Naruto muy preocupado por lo que pueda decir
a continuación.

- Ven conmigo, a ti tampoco te quieren ni te respetan – dije esperando a que me


dijera si.

- Lo siento pero si me voy no podré ser ninja y menos hokage, no puedo –


contestó Naruto muy triste.

- Entonces esto es un adiós, lo siento Naruto, me hubiera gustado estar más


contigo, adiós…

Y dicho eso me fui de Konoha y no miré atrás…

Ya pasó una semana y me sentia muy sola, triste, hambrienta…solo me mantenia mi


sueño, mi venganza, mi dulce y ansiada venganza…

Entrenaba todos los dias, desde que salia el sol hasta que se iba. Siempre estaba al limite
y no me importaba porque sabía que mi suerte cambiaria…

Ya pasaron 2 años y seguia entrenandome, aunque siempre seria debil ya que solo podia
practicar taijutsu. Pero esta vez fue distinta…

Estaba entrenando en el bosque: pegandole patadas a un arbol, nadando en direccion


contraria a la corriente, haciendo flexiones, abdominales…

Ya no podia mas, estaba al borde de la muerte, sentia un fuerte dolor en el pecho, no


podia respirar…
- No, ahora no puedo morir, e llegado muy lejos para rendirme ahora, estoy tan
cerca de alcanzar mi sueño que no puedo rendirme… - hice mi ultimo expiro y
me desplome en el suelo, sin vida, o eso creia…

Cuando desperte estaba en una habitación totalmente blanca y habia un hombre calvo
mirandome sonriente.

- Por fin as llegado, te estabamos esperando Natsuko – dijo el hombre, aún


sonriente.

- Estoy muerta, ¿verdad? – pregunte temiendo lo peor – oye, espera… ¿cómo


sabes mi nombre?

- Nosotros lo sabemos todo sobre ti, Natsuko: sabemos lo que te depara el futuro y
tambien lo que te paso en el pasado, sabemos por qué te odiaban… - no pudo
terminar la frase ya que yo lo interrumpí.

- ¿Sabes por qué me odiaban? ¡Dimelo! – exigí, con miedo a saber la verdad pero
al mismo tiempo con curiosidad.

- Esta bien, te lo contaré, tu nacistes el 21 de Junio, por eso sabemos quién eres y
por eso te pusieron Natsuko(niña de verano). Todos te odiaban porque el 10 de
Octubre, cuando atacó el Kyuubi, el Kyuubi mató a tu familia y tambien a ti,
pero tu resucitastes. Así que todos pensaron que eras peligrosa o algo así.

- ¡¿Qué resucité?! ¿Pero cómo? ¿Lo hice yo? – ahora no entendia nada, estaba
muy confusa.

- No, te resucitó Suzaku, porque eres su sacerdotisa y no podias morir – dijo el


que parecia un sacerdote – Y tienes un gran potencial, no solo en taijutsu, sino
tambien en ninjutsu y genjutsu. Y nosotros te vamos a ayudar a sacarlo.

Cuando escuché eso sentí que ahora podia cumplir mi venganza, aunque ahora tambien
tenia un sueño: ser la mas fuerte de todos.

Ocho años después…

Ahora tenía una ropa como la de los sacerdotes, blanca, y no esa ropa rasgada y sucia.
Ya era muy fuerte. Ellos me habian enseñado todo lo que sabian, ya me habia
convertido en lo que ellos llaman una sacerdotisa ninja.

Estaba cansada y me iba a la cama, mañana sería un gran día, mañana me iba del templo
sagrado.
Pero entonces tuve el mismo sueño que tenia todas las noches desde que empece a
entrenar en el templo.

Estaba sola en un bosque muy oscuro, pero de repente apareció un hombre muy guapo:
Tenía el pelo largo y negro, recogido en una coleta, los ojos tan negros como la noche y
una cara que me inspiraba temor y seguridad. Llevaba una capa negra con nubes rojas.
Y él me decía:
- Si quieres ser fuerte, ven conmigo…

Y entonces se iba, yo corria todo lo que podia, ya no podia respirar. Gritaba muy fuerte
con lagrimas resbalandose por mi mejilla. Entonces desapareció, fue como si me
quitaran parte de mí, se me paro el corazon y me morí.

Me desperté con la respiración agitada, como todas las otras veces. “¿Quién era ese
chico?” me preguntaba. Se lo había contado a mis superiores y me dijeron que, por la
descripción, era un miembro de Akatsuki, una poderosa organización.

Siempre me decían que no le buscara porque en esa organización estaban también los
famosos entre los sacerdotes, Hidan y Kakuzu, quienes buscaban sacerdotes y personas
con precio a su cabeza, y la mía es la más cara de todas.

Consegui dormir, no sin esfuerzo. Ya había amanecido y tenía que partir.


Aunque siempre me estaban diciendo lo que tenía que hacer los iba a echar de menos. Y
entonces partí sin rumbo alguno, o tal vez si…

Estaba cansada de tanto caminar así que me paré a descansar y a pensar en la primera
vez que invoqué a Suzaku.

Me encontraba muy cansada.

- Paremos por hoy, lo as echo muy bien Natsuko, mañana seguro que podras
inv… - fue interrumpido por mí.

- ¡No! ¡Ahora seguro que podré invocarlo! – grité, esperando que con mi ultima
fuerza pudiera invocarlo.

Entonces me mordí el dedo y con su sangre manchó su vara y el brazo que la sujetaba.
Y levanté la vara, y de repente, apareció Suzaku con una sonrisa en su cara, mirandome.

- Te estado esperando durante 8 años y por fin a llegado el día, Natsuko – me dijo
Suzaku – aunque todavía no eres muy fuerte así que todavía no seras mi
aprendiz.

- Entonces el día en que sea tu aprendiz llegará muy pronto… - y me desplomé.

- No te confies mucho, ese día tardará mucho en llegar.

Y dicho eso Suzaku desapareció.

- Supongo que ese día ya habrá llegado, ¿no, Suzaku? – dije con una sonrisa en mi
boca.

Y entonces escuché unas voces, dos para ser mas exactos, y me acerqué sigilosamente
para ver que pasaba.
Eran dos Akatsukis, uno tenía el pelo amarillo y el otro llevaba una mascara que le
cubría toda la cara. El rubio parecía que estaba pensando, mientras el otro esperaba,
hasta que dijo.
- Deidara-senpai, ¿qué vamos a hacer ahora? – preguntó el que tenía la mascara.

- ¡Lo sabría si me dejaras pensar por un momento! – gritó Deidara, mientras


intentaba ahorcar al otro.

- Tranquilizate, seré un chico bueno y me quedaré quietecito – dijo el de la


mascara.

Estaba escuchando todo, contenta porque si los seguia hasta su guarida encontraria a
aquel chico pero tambien esperando en que no sea así de tonto como aquellos dos o al
menos no como el de la mascara.

- Deidara-senpai, te esta saliendo humo de la cabeza… - no pudo terminar la frase


ya que su compañero le estaba tirando lo que parecia figuras de arcilla pero que
explotaban cuando estaban cerca del de la mascara.

- Tobi, ¡Te mato! ¡Seguro que nadie te echara en falta, hasta seguro que me lo
agradecen! – dijo Deidara.

- ¡No es buena idea, Deidara-senpai! ¿Ya as pensado que vamos a hacer? –


preguntó Tobi, mientras corría de Deidara.

En ese momento Deidara se paró, mas tranquilo.

- Si. Iremos a la guarida, para saber si hay otra mision – dijo con un tono mas alto
de lo normal, como si supiera que yo estuviera allí y quisiera que lo escuchara.

- Buena idea – dijo Tobi, que parecia contento – así tendremos un poco de mas
acción.

Eso me parecia raro, así que leí el pensamiento de los dos y supe que me tendían una
trampa.

- Mierda, me han descubierto, ¿y ahora qué hago? – me pregunté en voz baja. –


tengo que encontrarle, pero no creo que si se lo digo me llevaran ante él. Ya
sé…

Y entonces salí ante ellos, preparando por si tenía que luchar.

- Sois mas fuertes de lo que pensaba, me habéis descubierto, y eso que e disminuido
mi chacra – dije, según tenía pensado.

- Parece que nos as subestimado, ¿por qué as salido? ¿No creeras que podrás
vencernos a los dos? – preguntó Deidara mientras se reía.

- Oye, ¿cómo sabías que te habíamos descubierto? – preguntó Tobi.


- Ahora sois vosotros los que me subestimais, si hubiera querido luchar ya estariais
muertos y os e sabido eso porque puedo leer el pensamiento – dije sonriendo – no
quiero luchar porque entonces no podría ir a la guarida.

- Y as pensado que te llevariamos sin más, jajajajaja no me hagas reir, eres


demasiado ingenua – decía Tobi. - ¿Por qué quieres ir allí? ¿No seras de Konoha?
Cuando escuché Konoha sentí un gran dolor en el pecho y una ira que jamás había
sentido.

- ¡No soy tan débil como los de Konoha! – dicho eso me lancé contra ellos.
Primero fui a por Tobi, al cuál lo desplomé de un solo golpe de mi vara. Después fui a
por Deidara, que ya estaba preparando sus bombas, pero yo fui más rápida, me puse
detrás de él y le dí un golpe en la cabeza. No quería matarlos, sino él seguro que se
enfadaría conmigo y eso es lo ultimo que quería. Así que me escondí y esperé, hasta que
se despertaron.

- Ay… como me duele la cabeza, ¡Deidara-senpai! ¿Estás bien? – preguntó al ver


que él estaba tumbado.

- Si. ¿Por qué no nos habrá matado? – preguntó para sí.

- No lo sé, pero mejor nos vamos a la guarida y le diremos que tenemos un nuevo
enemigo peligroso…

- Si, claro, para que Hidan se ría de nosotros. ¿Qué le vamos a contar? ¿Qué una
chica de unos 14 años nos a dejado inconcientes en menos de 1 minuto? ¡Ni
hablar! Si eso se lo decimos a solas – dijo Deidara avergonzado por aquella
humillación

- Que vergonzoso eres… - dijo Tobi.

Y entonces Deidara le empezó a lanzar bombas y estuvieron así un buen rato, hasta que
pararon y se fueron. Los seguí y llegué hasta una cueva enorme. Entré sigilosamente y
ví a muchas personas que formaban un circula alrededor de Deidara y Tobi.

- ¿Cuál es vuestro informe? – pregunto lo que parecía ser el líder.

- e… ¿Se lo dices tú? – le preguntó a Tobi.

- Tú y tu vergüenza…

- ¿Has dicho algo? – preguntó Deidara con el puño en alto.

- No nada, se lo digo – dijo corriendo Tobi – De camino aquí, nos encontramos a una
chica que nos venció fácilmente – esto ultimo lo dijo en voz baja.

- ¿Cómo has dicho? – pregunto el lider

- ¡Que una chica nos venció! – gritó Tobi.


- Jajajajaja, ¿dices que una chica os venció? Sois mas débiles de lo que pensaba – dijo
un hombre de pelo blanco que tenía una guadaña en la espalda.

- ¡Cállate Hidan! Puede que aya una buena explicación para esto, ¿no es así? – preguntó
el lider un poco enfadado.

- Nos estaba espiando porque quería venir aquí, entonces tenía poco chacra pero cuando
le preguntamos que si era de Konoha sacó mucho chacra – dijo Deidara – Y puede leer
el pensamiento, o sea que predice nuestros movimientos, eso sin contar que era muy
rápida y tenía un buen taijutsu.

- ¿Puede leer el pensamiento y quería llegar hasta aquí? Interesante… - fue lo único que
dijo el lider.- Tengo una nueva mision: encontrar a esa chica y traedla, ¿quién va?

- No hace falta, ya estoy aquí… - dije, poniendome delante de todos.

Tobi y Deidara, por instinto, se escondieron detrás de los demás.

- Así que tú eres esa chica… ¿Cómo te llamas? – preguntó interesado el lider

- No e venido para hacer amigos ni para quedarme aquí, solo e venido por un
sueño – dije cortando al lider

- Por un sueño, ¿y qué pasaba en ese sueño si puede saberse? – preguntó más
intrigado.

- Salía un hombre con una capa negra y nubes rojas. Tenía el pelo negro y largo.
¿Está aquí? – pregunté

- Claro, te refieres a Uchiha Itachi…

- ¿Uchiha? ¿Quieres decir uno de Konoha? – dije pronunciando con asco Konoha.

- Si, ¿cómo lo sabes? – preguntó una voz que me resultaba familiar.

- Itachi… - sin darme cuenta me puse colorada al verle de nuevo, era más guapo
en persona – Lo sé porque yo también soy de allí, pero me renegaron cuando
tenía solo 4 años.

- ¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué hicistes? – preguntó el lider

- Pues… porque era un monstruo, todos me odiaban solo porque resucité – me


puse triste al recordarlo.

- ¿Qué resucitastes? ¿Conoces a Jenshin-sama?- preguntó Hidan.

- No, ¿quién es ese? Bueno, en conclusión solo vine porque quiero unirme a
vosotros y destruir Konoha.
- No puedes venir aquí y entrar tan fácilmente, todo el mundo puede vencerles, sin
ofender – dijo el lider mirando a Deidara y Tobi que todavía estaban detrás de
los demas. – Al menos dinos lo que sabes hacer, como te llamas…

- Me llamo Natsuko, soy la sacerdotisa ninja de Suzaku, y puedo hacer de todo.


- ¿Suzaku? Igual que mi anillo… - dijo Itachi.

- ¿Qué? ¿Quieres decir que e llegado hasta aquí por tu anillo? – pregunté casi sin
comprender nada.

- A lo mejor, no estoy seguro. – respondió Itachi.

- Bueno, si quieres ser uno de nosotros tienes que hacer una prueba: traernos al
jinchuruki de Kyuubi – dijo el lider.

- Chupado, pero ¿quién es el jinchuruki? – pregunté, aburrida por la prueba tan


facil que me dijo.

- Su nombre es Uzumaki Naruto – contestó Itachi.

- ¿Qué? – cuando escuché el nombre se me paró el corazón por un segundo. ¿Por


qué me pasa esto a mí? - ¿Para qué quieren a Naruto-kun?

- No le queremos a él sino a Kyuubi, ese es nuestro objetivo, conseguir a todos los


biju. ¿Por qué? ¿Pasa algo? Pensaba que sería muy facil para ti.

- Es mi mejor amigo… pero si hay que hacerlo lo haré – tenía un plan.

- Bien, te acompañará Itachi – dijo el lider

- Yo trabajo sola – le corté

- Te tendrás que acostumbrar, Itachi será a partir de ahora tu compañero para que
os conozcais mejor, eso si pasas la prueba – concluyó el lider, para después
desaparecer seguido de los demás, excepto de Itachi.

- Está bien… Tendré que apañarme. Bueno, tú solo obedeceras todo lo que yo te
diga – le dije

- Te equivocas. Tú me obedeceras, te guste o no. Y no vayas a cagarla, eso es lo


que más odia el lider. – cuando terminó se fue corriendo – Sigueme.

- Joder… En mi plan no entraba esto. En fin, tendré que improvisar – dicho eso le
seguí y lo alcancé al poco.

Ya estabamos en la entrada de Konoha y le dije.

- Esperame aquí, tú no pasaras desapercibido ya que te conocen muy bien – le dije


un poco enfadada.
- Y tú eres una renegada, ¿recuerdas? – me dijo con un tono alto en la palabra
renegada.

- Ya lo sé. Pero a mí no me van a matar nada mas verme. La verdad es que os


mentí, en realidad no me llegaron a echar, escuché que lo iban a hacer y me fui
sin decir nada excepto a Naruto-kun – contesté, esperando que no se cabreara
conmigo.

- Entonces, ¿crees que te recibiran con los brazos abiertos? – me preguntó Itachi.

- No, pero mejor que a ti seguro. Si estoy en peligro vendrás corriendo, ¿no? Para
eso as venido – le contesté, divertida y jugueteando.

- En realidad vine por si la cagabas, que termine el trabajo – me dijo mirandome


con esos ojos… muy serio.

- Vosotros no seríais nada sin mí. Además, no podrás vencer a Naruto-kun tan
fácilmente. Ni en un millon de años – le dije, intentando provocarlo.

- Y no me digas que tú puedes – se burló.

- Ya verás… - le dije enfadada.

Dicho eso me fui a la entrada, dejando a Itachi detrás del arbusto. Cuando llegué a la
entrada, los guardias me miraron entre asustados y furiosos. Yo pasé de largo, sin mirar
a ninguno de ellos, directo a la casa de Naruto-kun. Pero de camino me encontré con
una gran sorpresa, era Naruto-kun con… ¡¿Una chica, besandose?!

Esa chica parecía ser una hyuuga por sus ojos. Tenía el pelo azul oscuro y largo. En ese
instante sentí una gran furia y un gran dolor en el pecho y también como si me faltara
algo… como en el sueño. Quería correr, desaparecer, morir o tal vez ser consolada…

- ¿Por quién? ¿Itachi? – pensé, destrozada – No, ahora no. Recuerda, tengo una misión y
debo cumplirla si quiero entrar y cumplir mi sueño, mi venganza…

- ¡Naruto-kun! ¡Hola! – grité corriendo hacia él - ¿Puedo hablar contigo un


momento?

- ¿Natsuko-chan? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde as estado? – me preguntó,


sorprendido y emocionado, aunque lo veia un poco nervioso.

- A solas, por favor – le dije mirando a la chica con odio.

- Claro, Hinata-chan, nos vemos luego – le dijo a Hinata.

- Vale… Naruto-kun… adiós – y se fue.

- Necesito que vengas conmigo – empecé – a la guarida de Akatsuki, no te


preocupes, te quitaran a Kyuubi, yo te resucitaré y te uniras a nosotros y
podremos vengarnos de Konoha.
- ¿Qué? Pero… ¿Y Hinata-chan? – me preguntó.

- No pasa nada, ella también puede venir – le dije, intentando relajarme para no
liarme a ostias.

- Bueno… No sé que decir… Esta bien, Natsuko-chan, iré contigo – me dijo


contento.

- Vale, te esperaré en la entrada de Konoha, ¡hasta luego! – me despedí, corriendo


hacia la entrada de Konoha – “Esto a sido demasiado fácil, pero no encuentro
nada raro en su mente, serán imaginaciones mias”

Y me fui corriendo hacia Itachi para informarle.

- Naruto-kun ya viene para aquí, aunque con una amiguita… - dije aun enfadad.

- ¿Estás celosa? Pues no deberías estarlo por ese idiota – me dijo un poco irritado.

- Estaba tan contenta porque iba a volver a verle y me lo encuentro besando a otra…
Que ilusa soy, es imposible que me estuviera esperando… - dije muy triste

- Te equivocas, tú le has esperado, ¿no? – me dijo – pienso que no lo deberias haber


echo, él no te merece, tú me mereces a alguien mejor como…

- ¿Quién? ¿Hidan? No está mal… - dije sin mucho entusiasmo.

- A él no. Me refiero a alguien como… - Itachi no pudo terminar la frase.

- Ya llega – Le interrumpí.

A unos dos metros ya estaba Naruto con Hinata.

- ¡Hola de nuevo Naruto-kun! Hola Hinata ¬¬ - el nombre de Hinata lo dije con


desprecio – Bueno, vamonos antes de que nos vean.

- ¡Hai! – contestaron todos al unisono.

Y partimos hacia la guarida. Yo iba la primera, seguida de Itachi y más al fondo Naruto
e Hinata.

- ¿Estás segura de que es mejor que venga esa Hyuuga? No creo que sea buena idea –
me dijo Itachi acercandose más a mí.

- Lo sé, pero si ella no viene Naruto tampoco y le necesitamos – Itachi no dijo nada y
continué – Además, cuando le extraigamos al Kyuubi, Naruto morirá y mataré a
Hinata…

- ¿No le ibas a resucitar? – me preguntó con tono divertido esperando mi respuesta con
interés.
- Tú mismo lo as dicho, le iba a resucitar, ahora me lo estoy pensando – le conteste con
una sonrisa siniestra e Itachi me la devolvió divertido.

Mientras con Naruto e Hinata…

- Deberiamos volver, no ha sido buena idea. Esa chica chica me da mala espina.
¿Y si al final no te resucita? – le preguntó Hinata preocupada.
-
Naruto se sorprendió por la pregunta y la desconfianza de Hinata.

- Conozco a Natsuko-chan desde que eramos niños. Es buena gente. ¡Pues claro
que me resucitará! Somos amigos. ¿Por qué dices eso? – Naruto por un
momento empezó a dudar, pero solo fue un momento, al rato ya seguía con su
sonrisa.

- No lo sé… Tal vez… - dijo tocándose el estómago - ¿Se lo has dicho?

- No. Se puso rara cuando nos vió juntos. No quería decirselo… Tranquila, se lo
diré después de la extracción – dijo mirando al estómago de Hinata - ¿El mal
presentimiento es suyo?

- Si… Ten cuidado, Naruto-kun… - dijo antes de llegar a la guarida.

- Bueno, ya hemos llegado – dije mientras hacía unos sellos para abrir la puerta.

La puerta se abrió y entramos todos.

- Por fin habéis llegado, habéis tardado mucho. ¿No decías que iba a hacer fácil? –
me dijo un rubio con una sonrisa burlona.

- ¡Cállate! ¡Hemos ido más lentos en la vuelta por ella! – dije señalando a Hinata.

- ¿Qué hece esa chica aquí? – preguntó el lider enfadado.

- Es la novia de Naruto ¬¬… - contesté sin entusiasmo e intentando no mirar a


Deidara.

- ¿Su novia? jajajaja… - se rió Deidara mientras me miraba.

- ¡Bueno ya vale! ¿Empezamos o qué? – estallé

- ¡Todos en sus puestos! – ordenó el lider

Todos se colocaron en sus puestos. Yo me puse debajo de Itachi. Hinata ae quedó lejos
de la estatua y Naruto delante de la estatua.

- Empecemos – sentenció el lider

Todos empezaron a extraer su chacra, cuando Tobi preguntó:


- ¿Cuánto va a tardar? ¿3 días y 3 noches? – preguntó mientras extraía el chacra

- ¡Pues claro, deja de preguntar tonterías y concentrate! – estalló Deidara

- No es tan tonta. Ahora tenemos a Natsuko. Tal vez tardemos menos – dijo Hidan
mirandome y yo aparte la mirada, sonrojada.

- Si… - dijo Itachi molesto por mi reacción, aunque no sabía por qué – Pero ella
no tiene el anillo. ¿Cómo va a extraer su chacra?

- Eso no es problema. Espera y verás – le interrumpí.

Entonces salté al cuello de la estatua y me concentré. De repente empezó a brillar mi


colgante y empezó a salir chacra. No sabía como pero el colgante actuanba igual que el
anillo.

Así pasaron los días y después de 2 días.

- Parece que ya hemos terminado – concluyó el lider.

- Si… - dije un poco cansada y pensando en si resucitarlo o no. Y mirando de


reojo a Itachi, el cual me la devolvia – supongo que ahora tengo que
resucitarlo… (¿Por qué voy a hacerlo? Tal vez porque Itachi quiere que lo
haga… pero entonces por qué le contradigo. Mi cabeza…)

- Hace tiempo que no hago esto. Asi que… - continué, concentrando mi chacra.

Todos me miraban, incluidos Hidan e Itachi, entusiasmados por ver mi jutsu. Me puse
delante de Naruto y me mordí el dedo. Después manché mi vara y mi brazo con la
sangre.

- (Espero que funcione…) ¡Jutsu de invocación! – grité mientras levantaba mi


vara.

Entonces, de mi cuerpo, salio un fénix gigante y majestuoso.


- ¿QUÉ QUIERES, NATSUKO? – me preguntó Suzaku, molesto.

- ¡Te pido que resucites a ese chico! – le pedí, señalando a Naruto.

- JAJAJA. ¿ME INVOCAS SOLO PARA ESTO? PENSABA QUE ERA UNA
BATALLA. QUE DESILUCIÓN – dijo mientras con su cola resucitaba a
Naruto – HACE TIEMPO TE DIJE QUE LLEGARIA UN DIA EN QUE
SERIAS MI APRENDIZ…

- Si, lo sé… Todavía me falta entrenamiento, pero ese día llegara pronto… - no
pude terminar la frase.

- ESE DÍA HA LLEGADO… - continuó, sonriendo satisfecho de mi.

- O_O ¿¿Qué?? – no pude decir otra cosa, me quedé atónita.


- TODAVIA TE FALTA MUCHO QUE APRENDER, PERO PARA LO QUE
VAS A HACER ME NECESITAS. NO PIENSO DEJARTE MORIR… - siguió.

- ¡Venga! ¡Dilo! Se que te caigo bien y te preocupas por mi. Jajaja – le corté,
riendome.

En ese momento desapareció, dejando como rastro fuego.

- Naruto-kun, ¿estás bien? – preguntó Hinata.

- Si… Aunque me siento raro – contestó, extrañado.

- Será porque ya no tienes a Kyuubi y estabas acostumbrado a él – le reproché.

- ¿Pero qué te pasa conmigo? Estás muy rara desde que te fuiste – me reprochó,
cabreado.

- Me estaba esforzando toda mi vida con un solo objetivo: vengarme de Konoha y


volver a verte… pero llego contenta por volver a verte, ¿y qué me encuentro? A
ti besandote con otra – me esforzaba para no llorar pero fue inútil.

- Natsuko-chan… Así que era eso. Estás celosa – concluyó Naruto.

- Te equivocas – me apresuré a decir – He estado entrenandome para enfrentarme


a ti. No he hecho amigos porque sé que la soledad te vuelve más fuerte. Y
cuando vuelvo, tú no estas solo. Te has vuelto más débil, me has decepcionado.
No te quiero ver más, vete.

- Pero Natsuko… - dijo Naruto

- ¡Vete! – grité, con lágrimas derramandose por mi mejilla - ¡Y no vuelvas! ¡Y


llevate a esa!

Naruto salió con Hinata de la guarida y todos se me quedaron mirando.

- ¿Por qué los dejas ir? Ahora tendremos que cambiar de guarida – me reprochó
Deidara.

- Si, pero lo haremos mañana. Está anocheciendo – dijo el lider.

No pude aguantar más y me fui corriendo a mi cuarto, llorando. Al rato llegó Hidan a
“intentar” consolarme.

- Le quieres, ¿no? – me preguntó, comprensivo.

- ¿A quién? – pregunté enfadada.

- A Naruto – me contestó.
- No conozco a ningún Naruto. Al que conocí murió hace mucho tiempo – le
contesté entre sollozos.

- Natsuko… - dijo mientras se acercaba a mí – No vale la pena luchar por ese


infeliz. Tienes que olvidarte de él y empezar una nueva vida aquí, en Akatsuki.
Pero prometeme que no volveras a llorar nunca más, recuerda que estás en
Akatsuki.

- Si… Tienes razón. No volveré a llorar por nadie – dije con orgullo mientras me
secaba las últimas lágrimas que iba a derramar. – La próxima vez que vea a
Naruto será para matarlo. Pero es muy fuerte…

- Querrás decir que lo era, ¿no? – me preguntó confundido.

- No, sentí una gran fuerza dentro de él después de extraerle al Kyuubi. Es casi tan
fuerte como yo, por algo es el hijo de Yondaime, ¿no?

- Así que lo sabes. ¿Por eso querías que se uniera a nosotros? ¿Por qué era fuerte?
– me preguntó, interesado.

- Por una parte pensé que sería útil tenerlo con nostros, pero por otra parte lo
quería conmigo. Él era igual que yo, por eso le quería pero cuando lo ví con esa,
supe que ya no era igual que yo. Él se había convertido una persona querida por
casi todos y yo no – le contesté, dolorida por recordarlo.

- Entiendo… Verás, aquí todos tenemos algo en común que nos une, y eso es el
motivo de nuestro sueño. – me contó.

- ¿Qué cosa? – le pregunté, muy interesada.

- Todos hemos tenido una infancia muy dura como tú. Nuestro sueño es
conquistar el mundo, no porque sea un capricho, sino porque las personas nos
hicieron sufrir mucho y ahora queremos venganza. – me contestó y al ver que no
decía nada, continuó – Por cierto, ¿qué es ese collar?

- Me lo dieron los sacerdotes, dijeron que era de la otra sacerdotisa de Suzaku. Y


también me contaron una historia, ¿quieres escucharla? – le pregunté esperando
un si.

- Claro, debe ser interesante. Cuentamela – me insistió.

- Vale. Todo comenzó cuando las primeras sacerdotisas se conocieron en un


templo. Las 4, aparte de ser sacerdotisas de los 4 monstruos divinos, tenían una
cosa en común: las 4 adoraban a Nekomata. Un día vieron a Nekomata
enfrentarse al de 4 colas y estaba perdiendo. Las 4 la ayudaron invocando a las 4
bestias y al final vencieron. Como prueba de gratitud, Nekomata les dio un
collar, el cual contenía el poder de la inmortalidad. Pero solo les había dado uno
y empezaron las discusiones. Una decía que se enfrentaran y la más fuerte se lo
quedaría, otra decía que la más débil se lo quedara y la otra decía que deberían
partirla en 4 trozos, así todas tendrían. Pero cuando la partieron el poder se
desvaneció. Desde entonces el trozo de collar ha ido pasando de generación en
generación, hasta llegar a mí. Algunos dicen que si se une las 4 piezas el poder
volverá – le conté – pero yo no sé en qué pensar.

- Vaya… Pero, si solo con juntarlas regresara el poder, ¿por qué ellas no lo
hicieron? – me volvió a preguntar.

- Porque al partir el collar, las 4 murieron, pero antes de partirla les pasaron los
monstruos a sus hijas. – contesté bajando la cabeza.

- Entonces, ¿tú eres su descendiente? – concluyó.

- Eso parece, pero según dicen los sacerdotes, pertenezco a un clan y por tanto
tengo una línea sucesoria – como vi que no decía nada continué – pero
desconocen ambas cosas, pues los únicos que sabían la línea sucesoria eran los
del clan, pero mis padres murieron por Kyuubi al tratar de salvar la aldea.

- Lo siento. Así que es un misterio… entonces te ayudaré a resolverlo – me dijo


contento. – Pero solo te ayudaré porque me gustan los misterios.

- ¿De verdad? – Hidan inclinó la cabeza diciendo si – Muchas gracias, de verdad.

Y entonces me lancé a abrazarlo. Él se sorprendió al principio ya que nunca le habían


abrazado, ni siquiera sus padres, pero le fue gustando y correspondió el abrazo. De
repente Itachi entró al cuarto y nos vió. Itachi se puso como loco cuando nos vió y no
sabía por qué, aunque cuando vi el enfado en su rostro sentí un fuerte dolor en el pecho
al pensar que se habría enfadado conmigo y no me volviera a hablar en mi vida.

- ¡Serás mal nacido! ¡No te atrevas a tocarle ni un pelo a Natsuko! – le gritó Itachi
a Hidan y lo agarró del cuello, llevandolo a la sala arrastrando.

- ¿Pero qué te pasa? ¿Te has vuelto loco? ¡Solo la estaba abrazando! ¡Además,
que te importa lo que yo haga con ella! ¡Natsuko ya es mayorcita para cuidarse
sola! – le contestó gritando e intentado librarse.

- ¡Si que me importa! ¡Lucharemos y quien gane estara con ella y quien pierda se
alejara de ella! ¡Para siempre! – volvió a gritar Itachi cada vez más enojado.

- ¡Ella no es un trofeo! – le gritó Hidan – pero si eso hará que te alejes de ella, ¡lo
haré!

Dicho eso, Hidan pegó un salto y se puso en posición de ataque e Itachi hizo lo mismo.
No podía creerlo, los dos se iban a enfrentar por mí. Por una parte me sentía alagada
pero por otra no permitir que los dos a los que más tengo aprecio se peleen por mi
culpa. Al cabo de un rato, todos los Akatsukis empezaron a salir para ver la pelea.

- Por favor, ¡parad! ¡No quiero que os hagáis daño! – grité a punto de llorar, pero
recordé lo que me dijo Hidan y me esforcé por no hacerlo - ¡Por favor, que
alguien haga algo!
- No Natsuko, no te entrometas, esto es algo entre nosotros dos – me contestó
Itachi.

- Es verdad, por favor Natsuko, déjame derrotarle para que no se acerque más a ti.
Es por tu bien – me dijo dulcemente Hidan.

- Pero no quiero que muráis… - iba a ir corriendo para detener la pelea pero
alguien me detuvo.

- Déjalos. Mejor que ahora arreglen sus diferencias, sino después será peor. Y no
querrás que se empeore, ¿no? – me preguntó tranquilo un chico de cabello rojo y
muy joven.

- Esta bien… pero por favor, si la batalla se empeora, detengala. – le pedí a ese
chico – Por cierto, ¿cómo te llamas?

- Me llamo Sasori y no te preocupes por ellos, antes de que se maten estarán


demasiados cansados, creeme les conozco muy bien. – me tranquilizó.

- Gracias… - le agradecí y él las aceptó con una sonrisa encantadora.

Y entonces empezó la batalla.


El que primero atacó fue Itachi. Itachi se lanzó sobre él de una manera sobrehumana.
Hidan se quedó paralizado por un momento, pero recordando por quien luchaba se
recuperó y logró esquivarlo fácilmente. Al esquivarlo, Hidan, sonriendo
maliciosamente, le cortó con su guadaña y bebió la sangre de su presa.

- Esto ya se terminó – dijo Hidan, transformándose en una especie de esqueleto,


mientras dibujaba un círculo con un triángulo en su interior.

- Tienes razón… - contestó Itachi con una sonrisa de triunfo.

- Siento un mal presagio… ¡Por favor, Sasori, detén ya la pelea! – grité


desesperada.

- Lo siento… no se me está permitido – bajó la mirada, pero pude apreciar…


¿tristeza?

Volví a mirar la pelea y me sorprendió. Itachi estaba mirando a Hidan, entre aburrido y
con una sonrisa aterradora. Hidan tenía una cara de terror y de dolor, como si le
estuvieran torturando.

- (¿Pero cómo? Itachi ni si quiera se ha movido) – pensé preocupada.

- Itachi está utilizando el Mangekyo Sharingan, Hidan está perdido – dijo Sasori
adivinando lo que estaba pensando.

Sin pensarlo 2 veces me fui corriendo hacia Itachi. Iba a intertar detenerle cuando él me
cogió del cuello y me lanzó, dejándome casi insconciente. Itachi se quedó horrorizado
por lo que había hecho, pero no tanto como yo. No me lo podía creer, él me había… Sin
querer empezaba a derramarse lágrimas por mi mejilla, estaba horrorizada. Entonces me
fui corriendo hacia Hidan, que estaba tendido en el suelo.

- ¡Hidan! ¡Por favor…! – grité, pensandome lo peor.

- No está muerto, no puede morir – me tranquilizó el líder – Sólo necesita


descansar.

- Gracias… - le agradecí, mientras levantaba el cuerpo inconciente de Hidan.

Entonces escuché una voz.

- Lo siento Natsuko… - me suplicó Itachi.

- ¡No me vuelvas a hablar, monstruo! ¡Sólo estaremos juntos porque somos


compañeros, nada más! – estallé.

Itachi se sorprendió y se entristeció al mismo tiempo. Después se fue y nadie lo volvió a


ver.

Yo estaba en la habitación de Hidan, cuando este se despertó.

- Hm… ¿Dónde estoy? – preguntó tocandose la cabeza.

- En tu habitación – le dije dulcemente – Has dormido 3 días.

- ¡¿3 días?! – se sorprendió, levantándose de la cama.

- No te levantes, tienes que descansar – le contesté preocupada.

- Gracias… Me has cuidado tú, ¿no? – me agradeció – Pareces cansada, ¿estás


bien?

- Si. Llevo despierta todo este tiempo… - no pude aguantar más y me desplomé
encima de Hidan.

Estaba a escasos milímetros de la cara de Hidan. Él respiraba entrecortadamente,


mirándome a los ojos y a la boca.

- Tienes que resistir, Hidan – se decía a sí mismo.

Y entonces se levantó y me acostó en su cama. Pero entonces tuve una pesadilla. Hidan
se acercó a mi y me acarició la mejilla con dulzura y delicadesa.

- Está recordando el combate, pobre, ha sufrido más que nosotros… - se


entristeció.

Y tras pensarlo varias veces se acostó junto a mi, abrazandome y besandome en la


mejilla.
- No te preocupes, pronto serás feliz y olvidarás a todos los que te hicieron daño.
Te lo juro… - y se quedó dormido.

En el sueño…
Estaba en el suelo, casi inconciente, cuando creí escuchar la voz de Hidan.

- No te preocupes, pronto serás feliz y olvidarás a todos los que te hicieron daño.
Te lo juro…

Entonces todo se puso blanco y de la nada aparecieron 3 chicas. La de la derecha tenía


el pelo recogido, llevaba un aro en la frente, unas pulseras en los tobillos y un collar
partido. Tenía los ojos azules y como arma tenía un shuriken gigante en la espalda y una
vara con alas.

La del centro tenía el pelo largo y morado. Tenía los ojos amarillos, también llevaba un
collar partido, y como arma tenía 2 espadas de fuego en la espalda y una guadaña.

Y por último, la de la izquierda tenía el pelo largo y rubio. Tenía los ojos rojos, también
llevaba ese collar, y como arma tenía una catana a la espalda y una espada.

- Hola, soy Akiko, la sacerdotisa de Byakko – decía la de la derecha.

- Y yo soy Haruko, la sacerdotisa de Seiryu – decía la otra.

- Y yo soy Fuyuko, la sacerdotisa de Gonbu, encantada – decía la última.

- Tienes que buscarnos. Ya sabes que si nos encuentras, nos haremos muy fuertes.
Nuestro deber es reunir los trozos de collar – decía Akiko.

- Pero lo que no sabes es que cada una tiene su línea sucesoria y que solo podrás
averiguarla si estamos todas – me contaba Haruko.

- Pero, ¿cómo os encuentro? – pregunté sin entender.

- Con el corazón, para encontrarnos tendrás que desearlo de verdad. Pero primero
tienes que saber que es lo que deseas de verdad o a quién deseas… - sonrió
Fuyuko. – Hasta entonces estaremos esperando pero no tardes ^^ .

Y de repente desperté de mi sueño. Me encontraba en la cama de Hidan y abrazada a él.

- (Tal vez se refería a esto…) – dije pensando en Hidan e Itachi. – (¿A quién
quiero realmente?)

- Ya te has despertado… ¿Te encuentras bien? – me preguntó Hidan preocupado.

- Eso debería preguntarlo yo, ¿no? – dije sonriendo.

- No tienes que preocuparte por mí, soy inmortal – me contó y al ver que no decía
nada, continuó – Además, no me referia a eso, sino a sentimentalmente.
- Itachi es un idiota… - le conté – Pero le quiero como una tonta – Hidan bajó la
cabeza – Y a ti también.

- Así que estás confundida… No te preocupes, puede que no me quieras al


100x100 pero, si me dejas, puedo hacer que te olvides de esos 2 idiotas. – me
tranquilizó.

- Gracias, pero no quiero darte falsas esperanzas. Además a Naruto ya lo he


olvidado – continué – Y aunque seas inmortal, no quita que sufras. La
inmortalidad puede ser una maldición en vez de una bendición. Si eres inmortal
vas a estar sufriendo durante toda tu vida… Eso es peor que la muerte.

- Lo sé. Pero si estoy contigo todo el sufrimiento que he vivido desaparecerá.


Nunca había querido a alguien, pero desde que apareciste en mi vida no he
podido dejar de pensar en otra cosa. – decía mientras acercaba su cara a la mía
cada vez más – Y cuando supe que Naruto te había hecho daño me puse muy
mal y furioso a la vez.

Y entonces me dio un beso. Al principio me sorprendí pero después correspondí a ese


beso. Su beso era salvaje y atrayente, no queria que ese momento acabara nunca, que
fuera… inmortal. Hidan, mientras seguía besandome, me tumbó en la cama despacio y
con delicadeza. Después me iba quitando la ropa poco a poco, hasta que me quedé en
ropa interior. Yo no sabía si estaba preparada para esto pero algo me empujó a quitarle
la ropa a él también. Hidan pasó de la boca al cuello, besandome con furia mientras me
quitaba el sujetador. Y luego bajó lentamente hasta el ombligo y me quitó las bragas.
Entoces me puse encima de él y continué quitandole ropa mientras le besaba su
trabajado abdominal hasta dejarle desnudo. A continuación él se puso encima mía y
empezó a penetrarla poco a poco, mientras me besaba el cuello. Yo gemía cada vez más
fuerte y él cada vez se ponía más cachondo y me la introducía cada vez más.

En la habitación de Itachi…

- No es justo, yo la quiero, la amo y ella se va con ese – estaba hablando con el


lider.

- Tienes que entenderla y darle tiempo. Pero si no estás muy convencido siempre
puedes darle celos – le aconsejó el lider.

- Si claro. Como no se me habrá ocurrido a mí antes – dijo irónicamente – Tal vez


porque en la organización no hay ninguna chica.

- Bueno, hay una pero mejor que ni se te ocurra tocarla. – le advirtió.

- Pero, ¿por qué? Ya sé… - se le puso cara de pervertido.

- ¡No pienses mal! Es mi hija… - le contó, no muy convencido de si había hecho


lo correcto.

- ¡¿Tienes una hija?! – se sorprendió.


- Si… Y tenía un hijo, tiene la misma edad que mi hija. Pero supongo que no
quiere saber nada de mí, porque… - ya se estaba yendo de la lengua - ¿Pero y a
ti que te interesa? Bueno, estabamos hablando de una chica, habrá que buscarla.

- Ya claro (Natsuko… No puedo estar con otra que no seas tú. Por favor, ven
conmigo) – pensó Itachi, mientras el lider hablaba a la pared.

En un lugar lejano, en el país del rayo, había una chica que despertaba de un sueño raro.
Tenía los ojos amarillos como la miel y el pelo lo tenía morado.

- Que sueño tan extraño. ¿Quiénes serán esas tres chicas? Bueno tengo que
entrenar fuerte – decía la chica todavía sudando.

- ¡Fuyuko-chan! ¡Estas despierta ya! – gritaba una voz al otro lado de la puerta.

- Hai. Ya voy, espera un poco – decía, cansada.

Tenía una ropa negra con fuego azul en la parte inferior de la camisa y el pantalón.

- Por fin. Tienes que darte prisa, tu sensei te quiere decir algo importante y no le
gusta que le hagan, ya le conoces – dijo el chico, que parecía un sacerdote.

- Ya lo sé – dijo y se fue corriendo por los pasillos hasta llegar a una habitación.

- Llegas tarde. Bueno pasa – dijo el sacerdote, que estaba sentado.

- (Que raro… No está enfadado, aquí pasa algo. ¿Qué tendrá que decirme que lo
tenga de tan buen humor?) ¿Qué tienes para decirme, sensei? – le preguntó,
intrigada.

- ¿Te acuerdas del cuento que siempre te contaba de pequeña? Pues es cierta. Y tú
eres la sacerdotisa de Gonbu – me contó – Te lo digo ahora porque ya estás
preparada y porque sé que has tenido ese sueño. Las chicas que viste son las
otras sacerdotisas. Y las otras también han tenido ese sueño.

- ¡¿Qué?! ¡Y me lo dices ahora! – estaba muy sorprendida y enfadada a la vez.

- Shh – la hizo callar – Verás, yo también he tenido un sueño, bueno se podría


decir que lo que soñé está pasando ahora. Y soñé que Natsuko está en Akatsuki
y no solo eso sino que también está enamorada de uno de ellos. Y quiero que
vayas, te infiltres y que la hagas entrar en razón.

- (Tú siempre yendo al grano… ¬¬) Y quieres que me infiltre asi sin más, como si
me dejaran entrar tan fácilmente – le dijo.

- Eres una sacerdotisa y Natsuko te está buscando – me contó.

- Está bien ¬¬ (Siempre se sale con la suya) – obedeció.

- ^^ Así me gusta, y ahora marchate ya. – la apresuró.


Y prendió la marcha, sin ningún rumbo. Y no solo ella, otras 2 chicas(una de la aldea de
la roca y otra de la arena) emprendieron su viaje sin ningun rumbo aparente.

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