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Es necesario partir del autoreconocimiento de los jóvenes para identificar sus dificultades,
imágenes, sueños y expectativas individuales y colectivas. Aquí una reflexión a partir de
una experiencia de capacitación de líderes juveniles en la Fundación Solidaridad.
[Percy Alvarez] Se afirma de manera natural en la vida cotidiana del pueblo, y particularmente en las
escuelas públicas, que la "juventud es el futuro del país", "el porvenir”. Hemos escuchado desde
siempre, como una vieja letanía, estas y otras afirmaciones similares. Sin embargo, la realidad en
República Dominicana cuestiona estas creencias. Aquí queremos reflexionar sobre ellas a partir de las
experiencias del Programa “Curso de Líderes Juveniles”, que hemos desarrollado con la Fundación
Solidaridad en Santiago.
Las edades de los participantes en los cursos oscilan entre 16 y 25 años. De los 40 jóvenes
participantes un 55% son varones y el 35% mujeres. La mayoría de ellos se identifica con el sentido
común del universo general de los jóvenes de sectores populares. Solo un 10% son jóvenes con
responsabilidades de liderazgo en un grupo social o en la comunidad.
Es importante partir del autoreconocimiento de los mismos jóvenes para detectar sus características,
dificultades, imágenes, sueños y expectativas a nivel individual y colectivo.
Los jóvenes se reconocen como sujetos que participan en una etapa de transición en su desarrollo
humano así como en la etapa del país que le ha tocado vivir. También señalan los obstáculos (la
crisis económica y una educación inadecuada) que le dan pocas posibilidades de salir adelante, pero
que no son imposibles de superar. "Vivimos una confusión", afirman cuando aprecian las
adversidades y la fuerza potencial de los jóvenes.
"Por atender nuestros problemas y metas personales a veces somos indiferente a los problemas del
país". De esta manera se justifican ante la ausencia de una toma de conciencia de la realidad
nacional. Pero todavía no detectan lo positivo de los esfuerzos y la creatividad que realizan para
resolver sus dificultades, aún cuando sean estrictamente personales. Esto representa un potencial en
la medida que se tenían estrategias de acción colectiva por los propios jóvenes.
"Somos la mayoría social del país y si nos organizamos seremos una gran fuerza social". Frases como
ésta se han repetido en las reflexiones de los jóvenes. Por ello se trazan expectativas para su vida
persona: "si nos lo proponemos podemos conseguir mucho". Están seguros de ello porque señalan
que "tenemos la capacidad de adaptarnos en todas las circunstancias, ya lo hemos hecho en la etapa
de crisis económica y de violencia social".
"Tenemos un espíritu de violencia que buscamos transformar, renovar y motivar", dicen. Más que
una cultura violenta, podemos interpretar esta frase como un espíritu de lucha que apunta no a
descomponer ni a suprimir, sino a "regenerar la situación", tal como lo expresan los términos
"transformar, renovar y motivar".
1. Las aspiraciones sociales de los jóvenes empiezan con preocupaciones por los niños
"Queremos que no exista violencia en los niños", "hay que ayudar a los niños": en estos dos frases se
resume la sensibilidad de la juventud por la niñez. En su pensamiento no están lejanos los recuerdos
tristes y álgidos de su propia infancia. Luego dirán: "todos hemos sido niños".
"Deseamos oportunidades, credibilidad, respeto a nuestra dignidad y apoyo moral": el ser reconocido
sin sufrir desprecio ni marginación es un anhelo permanente de todo joven y pugnan por conseguirlo
en las diversas dimensiones de su vida cotidiana: la familia, el club deportivo, en la collera de
amigos, en el colegio u universidad, etc.
Debido a ello es que se afirma que los jóvenes actuales tienen una mayor más autoestima, y por lo
tanto luchan a su manera por conquistarla, confundiéndose comúnmente como "rebeldía familiar" o
"rebelde sin causa". En realidad, este anhelo por ser reconocido significa que estas “rebeldías”
juveniles tienen una causa que la motiva.
Luego dirán, una vez reconocidas sus fuerzas: "somos un sector social llamado a ser forjadores de
nuestro propio destino y ser protagonista del cambio". Más que una propuesta política e ideológica
esta afirmación es un anhelo de progreso personal y colectivo. Por eso manifiestan: "Estamos
llamados a ser la iniciativa para hacer surgir el país".
Después agregan: "Aspiramos contribuir con un granito de arena al progreso del país y colaborar
para que culmine la crisis económica y la violencia".
En esta expresión relucen embrionariamente su identidad y el amor por su país, que apuntan
generosamente a colaborar con el engrandecimiento del país que los vió nacer y crecer.
Asimismo los jóvenes se preparan para el trabajo, si no trabajan se sienten menos frente a sus
amigos y a su propia familia. El trabajo dignifica al joven y le permite ser reconocido y valorado por
su entorno y su comunidad.
Un sector mayoritario de jóvenes que estudian una carrera técnica aspiran conseguir trabajo como
operarios dependientes en la empresa formal. Un sector minoritario es más realista y evalúan con
temor la posibilidad emprender su propio negocio o una microempresa.
"Un familiar mío está en los EEUU, él me prometió jalarme a ese país". Viajar al extranjero es una
gran aspiración de la mayoría de los jóvenes. La situación crítica del país y las pocas oportunidades
genera en ellos un cierto escapismo, se imaginan que en en otros países hay más oportunidades
para trabajar y ahorrar y luego enviar dinero a sus familiares.
"Siempre buscamos trabajo pero no hay empleo", escuchamos frecuentemente en las tertulias
juveniles. Muchos de estos jóvenes optan entonces por el trabajo informal, abriendo pequeños
negocios, como venta de tarjetas telefónicas, agua, helados etc.
Cuando se reflexionó con ellos en nuestros cursos para incursionar en la microempresa, lo observan
como un gran desafio y también como un gran anhelo. Aunque muchas veces se desaniman, al
comprobar que no hay apoyo suficiente por parte de los organismos públicos.
Los jóvenes asistentes a los cursos nos señalan las siguientes características y rasgos que debe
adoptar y cultivar un empresario:
Estos son los aspectos que hasta ahora hemos sistematizado. Somos concientes de que aun faltan
muchos otros por indagar y sobre los cuales reflexionar para poder realmente convertir a la juventud en
el “futuro de la nación”.