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Título: Los peligros de la lengua 1ª Parte. Lugar: Iglesia Cristiana Neza


Pasaje: Santiago 3:1-2 Fecha: 21 de Noviembre de 2010
Propósito: Confrontar, Auto examinar, Exhortar.
Idea Central: La Fe que salva es una Fe que actúa.

Santiago ha avanzado de forma progresiva, explicando lo que significa ser


siervo de Cristo en 1:1 (debe verse como un esclavo de Cristo); ha explicado la
necesidad de ver las pruebas desde la perspectiva divina, entendiendo que al final de
las pruebas el gozo que estás producen nos deben fortalecer en el presente; ha hablado
también de la necesidad de reconocer nuestra falta de sabiduría; nos ha exhortado a
perseverar en la fe a pesar de las diferentes pruebas que vivamos; ha explicado el
origen de la tentación en el corazón del hombre, además de la verdadera naturaleza de
Dios; explicó la necesidad de ser oidores obedientes a la Palabra; renunciar a la falsa
religión que se enfoca únicamente en hablar sin entender lo que dice; la verdadera
religión que es manifestada en acciones; ha expuesto la necesidad de renunciar al
favoritismo dentro de la iglesia; ha explicado de una forma más amplia el significado
de ser justificados por las obras (no que las obras salven, sino que son una
manifestación de la salvación genuina).

El día de hoy vamos a estudiar un nuevo tema que Santiago está por explicar
a su audiencia. Aún cuando no todos somos maestros, es necesario que quienes
aspiran a tener el ministerio de enseñanza presten (y en realidad todos los que
enseñamos) atención especial a lo que el autor está diciendo al comienzo del capítulo
3 de esta epístola.

Hemos escuchado hablar muchas veces de este texto: “no os hagáis maestros
muchos de vosotros”, sin embargo pocas veces se explica el sentido correcto que
Santiago quería que su audiencia entendiera. Una lectura rápida de este texto
generalmente nos hace pensar que el tema de esta sección es de los maestros, sin
embargo no es así. El tema dominante es La Peligrosidad de la lengua en la vida del
creyente. Así que el día de hoy estudiaremos 2 Advertencias que te muestran la
seriedad del ministerio de enseñanza.

1. Primero observemos el mandato de Santiago: 1 Hermanos míos, no os hagáis


maestros muchos de vosotros…
Para Santiago, la lengua es un tema que tiene mucha importancia en la vida
de los cristianos. Hasta este punto de nuestro estudio, hemos podido observar
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que en diferentes secciones de los capítulos 1 y 2 nos ha hablado de una forma u


otra sobre el peligro de la lengua en la vida cristiana.

Por ejemplo en el capítulo 1 encontramos esto:


a. 1:13 “Que nadie diga… soy tentado por Dios”. Este es un
comportamiento generalizado en los hombres. Recordemos la forma en
la que actuó Adán en Génesis 3:12, cuando culpó a Dios del pecado
que había cometido.
b. 1:19 “Pero que cada uno se pronto para oír, tardo para hablar…”. Lo
primero que debe hacer una persona, especialmente cuando se es
cristiano, es tener disposición para oír antes de querer hablar.
c. 1:26 “Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua…”: refrenar
la lengua, tener dominio sobre ella, en lugar de que ella tenga dominio
sobre nosotros.
En el capítulo 2 también tenemos algo similar, por ejemplo:
d. 2:3-4 donde se favorece a una persona que tiene buena ropa y se
desprecia a la que no tiene buena apariencia, pero lo interesante es que
Santiago dice que se juzga con malos pensamientos, los peores deseos.
e. 2:12 “Así hablad y así proceded…” advierte sobre la necesidad de hablar
de acuerdo a la ley, pero también hacer conforme a la ley. Hablar y
hacer son unidas, inseparables.
f. 2:14, 16 no sirve para nada si alguien dice pero no hace, la misma idea
del v.12

Entonces, este es un tema prioritario para el apóstol y lo es también para


nosotros, como lo estudiaremos a continuación.

Originalmente, el v.1 comienza de la siguiente forma: No se hagan maestros


muchos de ustedes. El hecho de que en el idioma original se encuentre primero el
mandato y después la expresión “hermanos míos” indica una urgencia que
Santiago desea transmitir a las personas que están leyendo esta carta. El está
haciendo una advertencia seria a cualquier persona que anhela o tiene
aspiraciones para ser maestro (o maestra).

Aunque es cierto que, según Pablo, anhelar la posición de obispo es una


buena obra (1 Timoteo 3:1), Santiago no quiere eliminar el deseo genuino de
una persona que quiera ser pastor o maestro; pero si quiere dejar algo muy claro:
ser maestro tiene sus riesgos, es una labor demandante y exigente.
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En primer lugar una persona solo puede calificar para ser maestro si cumple
los requisitos para ser maestro. Si no está calificado no puede ser maestro. Tito
1:7-9 aclaran sobre los requisitos necesarios para calificar como maestro:
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Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de
Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no
pendenciero, no amante de ganancias deshonestas, 8 sino
hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de
sí mismo, 9 reteniendo la palabra fiel que es conforme a la
enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana
doctrina y refutar a los que contradicen.

Si una persona no cumple con estas características, no puede ser maestro.


Aunque Pablo apunta al liderazgo de la iglesia es este texto, también es muy
cierto que se aplica de forma total a cada persona que es hija de Dios. Dios
demanda de Sus hijos obediencia en cada área específica, así que nadie tiene
excusa.

El término maestro significa una persona que instruye. Debido a que


Santiago escribe a judíos dispersos, es probable que ellos entendieran mejora la
imagen como si les estuviera hablando de un rabino. De hecho en algunos
lugares, un rabino tenía más importancia que los padres mismos. Por ejemplo, si
el padre de una persona era secuestrado, pero también su rabino, ellos debían
rescatar primero a su rabino ya que él les podía continuar enseñando durante su
vida, mientras que su padre no.

Entonces un maestro es una persona que tiene el llamado divino para


proclamar el mensaje del evangelio en público. No solo es un pastor, predicador
sino también los maestros de grupo de estudio, maestros de escuela dominical,
evangelistas, etc. Y en cierta forma, esto también nos incluye a todos, ya que el
mandato de Cristo en Mateo 28:19 es individual: Id y haced discípulos. Eso
implica hablar el evangelio.

Pero es importante mencionar lo siguiente: Santiago apunta en primer lugar


a la “cabeza”, es decir los líderes dentro de la iglesia. Debido a la posición que se
tiene como maestro de pararse frente a las personas, la responsabilidad que se
tiene de trazar correctamente la Palabra de Verdad, cada maestro debe ser
consciente de la gran responsabilidad que tiene sobre él o ella.
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No puede hablar algo que no sea la Palabra de Dios. Debe de estudiar con
diligencia, debe ser disciplinado para la meditación. Debe pagar el costo de ser
maestro.

Un maestro no está al frente para explicar sus conclusiones o sus puntos de


vista, mucho menos las enseñanzas más recientes de psicología, el autoestima o
cosas semejantes. Él está allí para instruir en la Biblia. Su tarea es la de comunicar
el mensaje de Dios a las personas.

2. En segundo lugar la 1ª advertencia: el Juicio Severo …sabiendo que recibiremos


un juicio más severo.
¿Por qué Santiago quiere que sean pocas las personas que lleguen a ser
maestros? Santiago explica la advertencia de más peso para evitar que una
persona sea maestra. Toda persona que tiene la idea de que ser maestro es algo
fácil, está muy equivocada. Ciertamente es un llamado hermoso de parte de Dios,
pero implica grandes responsabilidades.

Se comenta de un pastor que dijo lo siguiente en relación a la predicación


(aplicable a la enseñanza):
No hay honor especial en la predicación. Solo hay un
quebrantamiento especial. El púlpito llama a quienes están
consagrados a él, al igual que el mar llama a sus marineros; y como el
mar, maltrata y lastima y no descansa… predicar, realmente predicar,
es morir un poco cada vez, y saber cada vez que lo haces, que debes
hacerlo nuevamente. Fin de la cita.

Y lo mismo se puede decir de la enseñanza: no hay honor especial en la


enseñanza. Enseñar es morir un poco cada vez… Si una persona no es
quebrantada durante su estudio no es capaz de transmitir las hermosas verdades
que la Palabra de Dios tiene para los creyentes.

Esta es una de las razones por las que Pablo exhorta a su hijo en la fe en 2
Timoteo 4:16 “Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza…” ¿Por qué se debe
cuidar a él mismo? Porque al estar en una posición pública es muy fácil utilizar
ese lugar para hablar de cualquier cosa, menos de Dios. Tomar un texto y hacer
un pretexto de él para decir lo que pensamos.

Muchas persona utilizan el púlpito para hablar de lo que ellos quieren, pero
no del evangelio; hablan buscando dar golpes con la Biblia a la gente, pero no
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para instruirlos en las justicia de Dios; se utilizan los lugares públicos para
exponerse a sí mismo, pero no dejan que la Biblia hable para mostrar a Dios.

Esa es la razón por la que un maestro debe tener cuidado de sí mismo. Si las
motivaciones que una persona tiene para ser maestro no son las adecuadas,
quiere decir que no está cuidando de sí mismo. Y de nuevo, esto se aplica a todas
las áreas de enseñanza: evangelismo, células de oración, escuela dominical, etc.

Y antes de continuar, vean la expresión: recibiremos. Santiago se incluye en el


grupo de los que recibirán condenación. Esto quiere decir que, aún cuando
fueron testigos oculares de Cristo, tanto Santiago como los demás apóstoles no
estaban exentos del juicio. Todo maestro, como lo explica Pablo en 2 Tim. 2:15
debe ser fiel, debe esforzarse por trazar con precisión la Palabra de Dios.

Pero hay una pregunta en el aire: ¿Qué tipo de juicio está describiendo
Santiago? La mejor traducción es la palabra juicio y no condenación, ya que
Pablo explica en Romanos 8:1 que “Ninguna condenación hay para los que están
en Cristo”; por lo tanto Santiago está hablando de un juicio.

El juicio debe entenderse en 2 formas: primero por medio de la disciplina de


Dios. Una persona que no es fiel en esforzarse por estudiar correctamente la
Palabra de Dios, y enseña sus propias conclusiones será objeto de la disciplina de
Dios. Así como los que participan de la cena del Señor indignamente, algunos
están enfermos y otros duermen (están muertos) lo mismo puede sucederla a un
hombre que no es fiel al mandato “procura con diligencia”.

Debido a que no está esforzándose por honrar a Dios, sino que al contrario
está ensuciando la santidad de Dios al no dedicar tiempo, sudor y lágrimas para
intimar con Dios en el estudio.

Pero debe entenderse también en un sentido escatológico, es decir en el


trono del Señor. Pablo dice en 1 Corintios 3:10-15 “10 Conforme a la gracia de
Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro
edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. 11 Pues
nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es
Jesucristo. 12 Ahora bien, si sobre este fundamento alguno edifica con oro, plata,
piedras preciosas, madera, heno, paja, 13 la obra de cada uno se hará evidente;
porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada; el fuego mismo
probará la calidad de la obra de cada uno. 14 Si permanece la obra de alguno que
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ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno es


consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así
como por fuego.”

Más adelante en 2 Corintios 5:9-10 dice: “9 Por eso, ya sea presentes o


ausentes, ambicionamos serle agradables. 10 Porque todos nosotros debemos
comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado
por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea
malo.”

No hay condenación para los cristianos. Pero es necesario que cada uno de
los cristianos rinda cuentas a Cristo en su tribunal. La palabra tribunal se refiere
a algo como un pódium. Cuando alguien ganaba en las olimpiadas se le ponía en
el pódium para premiarlo. Lo mismo sucederá con los creyentes.

Dios recompensa a quienes fielmente se esfuerzan por estudiar la Biblia,


vivirla y posteriormente explicarla a la iglesia.

Otra manifestación del juicio la explicó Cristo en Mateo 5:19 “19 Cualquiera,
pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así
lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero
cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los
cielos.

Para ser maestro debes calcular el costo. Así como se debe calcular el costo
para seguir a Cristo (Lucas 14:28), también debes pensar en las responsabilidades
de ser maestro.

Si estás en algún área de enseñanza, no creas que es de menor importancia


por el hecho de que no se habla desde el púlpito. Cada área de enseñanza tiene
una función específica, desde la Escuela Bíblica para los niños, hasta la
predicación.

3. Finalmente, la 2ª advertencia: La Imperfección del Hombre. 2 Porque todos


tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un
hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Nuevamente Santiago está incluyéndose en el grupo de personas. Este texto
muestra una doctrina que se llama Depravación Total. Todas las personas pecan.
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Observe la expresión: todos tropezamos de muchas maneras. No existe ninguna


persona en el mundo que no cometa pecado.

Pablo ha dejado bien establecido esto en Romanos 3:10-12, pero además de


todo, Santiago dice de muchas maneras. Cuando estudiamos 1:2-4 veíamos que
las pruebas son “diversas”, literalmente quiere decir de muchos colores y formas.
Lo mismo aplica en este texto. Los pecados de las personas son muy variados,
diferentes. Diferentes en frecuencia, intensidad, etc. Pero lo importante es que,
todos pecamos. No hay hombre o mujer exento de pecado.

Nadie escapa de esta descripción de Santiago. Ni aún él mismo, con todo y


ser el medio hermano de Cristo, haber sido pastor de la iglesia de Jerusalén,
haber visto a Cristo resucitado. Todo creyente sigue pecando.

Pero observemos la segunda parte del v.2, “si alguno no tropieza en lo que
dice…” es interesante esta estructura que presenta Santiago. Es una práctica
común en él presentar las cosas en términos de posibilidad.

Por ejemplo, en 1:5 dice: “si alguno tiene falta de sabiduría…”, planteándolo
como si todas las personas fuéramos sabias y no la necesitáramos. La necesitamos,
pero por orgullo no la pedimos.

Además, vea 1:26, otra vez la misma estructura; en 2:8, 14; 3:14. La idea que
quiere transmitir es esta: yo sé que no lo vas a reconocer, pero todos sabemos que
todos tropezamos, todos pecamos de diferentes formas, así que lo presento como
una posibilidad.

Santiago utiliza este lenguaje debido a que no nos gusta reconocer que
pecamos, pero ahora como hijos de Dios debemos entender que seguimos
pecando, que somos imperfectos hasta que Cristo se manifieste; pero que
también Dios nos capacita para vencer el pecado que está en nosotros.

Debido a que todos pecamos y lo hacemos de muchas maneras, es obvio que


pequemos con lo que decimos. Quizá no todas las palabras que decimos sean
pecaminosas, sin embargo debemos entender algo: la boca es el instrumento que
más utilizamos para pecar.

Nadie es perfecto, dice el texto. La palabra perfecto se está refiriendo a


alcanzar la madurez. Cuando una persona soporta la prueba (1:2-4) avanza en la
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madurez. Lo mismo sucede aquí: a medida que una persona tiene dominio sobre
su lengua avanza en madurez y puede entonces dominar todo su cuerpo. Pero
para ser maduro, se tiene que recorrer en camino de la prueba y aprobar las
pruebas. Hay que ser disciplinados en el estudio, dependientes de Dios y no de
las fuerzas humanas, guiados por el Espíritu Santo, amar la Biblia y Su
instrucción. Así se alcanza la madurez.

La palabra “refrenar” solo aparece 2 veces en el Nuevo Testamento y ambas


aparecen en Santiago: la primera en 1:26 y la segunda aquí. Significa poner un
freno y ejercer dominio sobre tu lengua.

El comentarista Warren Wiersbe cuanta la siguiente historia de un pastor


amigo suyo que le habló de una mujer de su iglesia que era muy chismosa, y un
día le dijo: “Pastor, el Señor me ha hecho sentir la culpa de mi pecado por tanto
chisme. Mi lengua me está metiendo a mí y a otros en problemas”. Cuando el
pastor preguntó: “Bueno, ¿qué piensa hacer usted al respecto?”, ella respondió:
“Quiero poner mi lengua en el altar”. Como ya había dicho lo mismo muchas
veces y nunca había cambiado, él pastor contestó: “No hay un altar lo bastante
grande para su lengua”.

Ser maestro requiere alejarse de pecados (específicamente en este texto) que


están relacionados con hablar mucho: chismes, malas palabras, así como lo
enseña Pablo en Efesios 5:1-4
1
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; 2 y andad en
amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por
nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma. 3 Pero que
la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen
entre vosotros, como corresponde a los santos; 4 ni obscenidades, ni
necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien
acciones de gracias.

Todo lo que es chisme y que no edifica a la iglesia debe ser apartado de la


práctica cotidiana de los maestros, y en general de todos los creyentes… ¿Quieres
ser maestro?

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