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El día de hoy vamos a estudiar un nuevo tema que Santiago está por explicar
a su audiencia. Aún cuando no todos somos maestros, es necesario que quienes
aspiran a tener el ministerio de enseñanza presten (y en realidad todos los que
enseñamos) atención especial a lo que el autor está diciendo al comienzo del capítulo
3 de esta epístola.
Hemos escuchado hablar muchas veces de este texto: “no os hagáis maestros
muchos de vosotros”, sin embargo pocas veces se explica el sentido correcto que
Santiago quería que su audiencia entendiera. Una lectura rápida de este texto
generalmente nos hace pensar que el tema de esta sección es de los maestros, sin
embargo no es así. El tema dominante es La Peligrosidad de la lengua en la vida del
creyente. Así que el día de hoy estudiaremos 2 Advertencias que te muestran la
seriedad del ministerio de enseñanza.
En primer lugar una persona solo puede calificar para ser maestro si cumple
los requisitos para ser maestro. Si no está calificado no puede ser maestro. Tito
1:7-9 aclaran sobre los requisitos necesarios para calificar como maestro:
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Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de
Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no
pendenciero, no amante de ganancias deshonestas, 8 sino
hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de
sí mismo, 9 reteniendo la palabra fiel que es conforme a la
enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana
doctrina y refutar a los que contradicen.
No puede hablar algo que no sea la Palabra de Dios. Debe de estudiar con
diligencia, debe ser disciplinado para la meditación. Debe pagar el costo de ser
maestro.
Esta es una de las razones por las que Pablo exhorta a su hijo en la fe en 2
Timoteo 4:16 “Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza…” ¿Por qué se debe
cuidar a él mismo? Porque al estar en una posición pública es muy fácil utilizar
ese lugar para hablar de cualquier cosa, menos de Dios. Tomar un texto y hacer
un pretexto de él para decir lo que pensamos.
Muchas persona utilizan el púlpito para hablar de lo que ellos quieren, pero
no del evangelio; hablan buscando dar golpes con la Biblia a la gente, pero no
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para instruirlos en las justicia de Dios; se utilizan los lugares públicos para
exponerse a sí mismo, pero no dejan que la Biblia hable para mostrar a Dios.
Esa es la razón por la que un maestro debe tener cuidado de sí mismo. Si las
motivaciones que una persona tiene para ser maestro no son las adecuadas,
quiere decir que no está cuidando de sí mismo. Y de nuevo, esto se aplica a todas
las áreas de enseñanza: evangelismo, células de oración, escuela dominical, etc.
Pero hay una pregunta en el aire: ¿Qué tipo de juicio está describiendo
Santiago? La mejor traducción es la palabra juicio y no condenación, ya que
Pablo explica en Romanos 8:1 que “Ninguna condenación hay para los que están
en Cristo”; por lo tanto Santiago está hablando de un juicio.
Debido a que no está esforzándose por honrar a Dios, sino que al contrario
está ensuciando la santidad de Dios al no dedicar tiempo, sudor y lágrimas para
intimar con Dios en el estudio.
No hay condenación para los cristianos. Pero es necesario que cada uno de
los cristianos rinda cuentas a Cristo en su tribunal. La palabra tribunal se refiere
a algo como un pódium. Cuando alguien ganaba en las olimpiadas se le ponía en
el pódium para premiarlo. Lo mismo sucederá con los creyentes.
Otra manifestación del juicio la explicó Cristo en Mateo 5:19 “19 Cualquiera,
pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así
lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero
cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los
cielos.
Para ser maestro debes calcular el costo. Así como se debe calcular el costo
para seguir a Cristo (Lucas 14:28), también debes pensar en las responsabilidades
de ser maestro.
Pero observemos la segunda parte del v.2, “si alguno no tropieza en lo que
dice…” es interesante esta estructura que presenta Santiago. Es una práctica
común en él presentar las cosas en términos de posibilidad.
Por ejemplo, en 1:5 dice: “si alguno tiene falta de sabiduría…”, planteándolo
como si todas las personas fuéramos sabias y no la necesitáramos. La necesitamos,
pero por orgullo no la pedimos.
Además, vea 1:26, otra vez la misma estructura; en 2:8, 14; 3:14. La idea que
quiere transmitir es esta: yo sé que no lo vas a reconocer, pero todos sabemos que
todos tropezamos, todos pecamos de diferentes formas, así que lo presento como
una posibilidad.
Santiago utiliza este lenguaje debido a que no nos gusta reconocer que
pecamos, pero ahora como hijos de Dios debemos entender que seguimos
pecando, que somos imperfectos hasta que Cristo se manifieste; pero que
también Dios nos capacita para vencer el pecado que está en nosotros.
madurez. Lo mismo sucede aquí: a medida que una persona tiene dominio sobre
su lengua avanza en madurez y puede entonces dominar todo su cuerpo. Pero
para ser maduro, se tiene que recorrer en camino de la prueba y aprobar las
pruebas. Hay que ser disciplinados en el estudio, dependientes de Dios y no de
las fuerzas humanas, guiados por el Espíritu Santo, amar la Biblia y Su
instrucción. Así se alcanza la madurez.