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La psicología: Herramienta útil para

misioneros
por Carlos Pinto
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El empleo de pruebas psicológicas en el proceso de selección y el uso de la
psicología en el cuidado del personal misionero deben entenderse como
herramientas de ayuda, y no como la opinión última del proceso de selección.

El proceso de selección del personal misionero históricamente se ha


realizado por medio de una entrevista a la(s) persona(s) recomendada(s) por su iglesia o
por algún conocido de la misión. En esta etapa, el proceso siempre fue mayormente
personal, pues ofrecía cierta garantía de poder involucrar al candidato en misiones de
acuerdo con los resultados de las entrevistas.

En la actualidad, las agencias misioneras han desarrollado un proceso de selección y


cuidado del personal misionero involucrando diversas herramientas de apoyo, para así
garantizar la eficacia de esta tarea. Por ejemplo, se ha diseñado e implementado un
departamento de selección y cuidado de personal misionero con profesionales
especializados. En algunos casos son misioneros ya jubilados acompañados por
consejeros o pastores; en otros casos, se contratan los servicios de consultoría de
psicólogos clínicos con experiencia en el área misiológica.

El uso de la psicología en procesos de selección y cuidado pastoral obedece a varias


razones: 1) Las misiones encontraron en su inicio que entre 20% a 50% de los
misioneros aceptados dejaron el trabajo o cambiaron de misión porque consideraron
que se habían equivocado o porque encontraron problemas inesperados e insuperables
en el campo. 2) El trabajo misionero es ahora más complejo y profesionalizado, y
demanda que los candidatos sean profesionales y jóvenes que esperan un proceso de
selección y trato más gerencial y menos espiritualizado. 3) Las misiones desean realizar
un mejor trabajo de selección y por tal razón, han incorporado otras herramientas en el
proceso, como la administración de pruebas psicológicas a modo de complemento.

Personalmente, como cristiano y profesional en psicología, considero que el empleo de


pruebas psicológicas en el proceso de selección y el uso de la psicología en el cuidado del
personal misionero deben entenderse como herramientas de ayuda, y no como la
opinión última del proceso de selección. Recordemos que el llamado viene del Dios
soberano y es él quien convierte una debilidad humana en una potencialidad en la
persona restaurada para la extención de su Reino.
La psicología aporta una verdad científica, pero como cristianos reconocemos que Dios
se revela en forma particular por medio de su gracia especial, la cual no puede ser
limitada por una hipótesis científica. En este sentido esta ciencia es de mucha ayuda,
pero la confirmación que Dios da por medio de su gracia especial y de su verdad o
revelación divinas va mas allá. Recuérdese que el mandato cultural dado por Dios a
Adán y Eva fue administrar toda la creación (Gn 1.28), y esto incluye las ciencias, las
cuales deben ser usadas para el bienestar de la humanidad. Dios tiene el don de crear de
la nada (Gn 1.1) y al crear al ser humano a su imagen y semejanza (Gn 1.26) otorgó a las
personas la capacidad de crear o descubrir también su creación.

Ahora bien, la psicología y la teología han mantenido una relación de confianza y


desconfianza en su desarrollo histórico. Al inicio la psicología expresó su interés por
estudiar el espíritu del ser humano (psique significa en griego espíritu o aliento), pero
luego en el siglo dicinueve se separó de la teología y también de la filosofía y asumió el
interés de estudiar la mente, la personalidad y el comportamiento humanos. El nuevo
campo de la psicologia como ciencia se orienta a medir y predecir el comportamiento
humano, los procesos mentales, cognitivos y afectivos abandonando el interés inicial por
ser catalogada como subjetiva.

En la actualidad, yo definiría la psicología como la ciencia que busca entender, predecir


y controlar la conducta humana. En vez de basarse en la revelación divina, plantea usar
un método «científico» que le permite medir, cuantificar y predecir así el
comportamiento humano. Por el contrario, la teología estudia la naturaleza de Dios, sus
leyes y su creación basándose en la revelación especial y usando la hermenéutica como
método.

Consideraciones en el proceso de selección

Una selección de personal misionero cuidadosa e integral que considere la revelación y


confirmación de Dios por medio de su gracia general y especial es recomendada para
evitar experiencias dolorosas en la agencia que envía y en el personal misionero.

Pero, ¿cuál es la razón de utilizar pruebas psicológicas en el proceso de selección del


personal misionero? La psicología ha probado que existe una relación directa entre
personalidad y orientación vocacional. En ese sentido podría decirse que una persona
con una personalidad orientada hacia la gente es un buen candidato a una profesión de
servicio. Por el contrario, alguien con una personalidad sobria o calculadora puede
desarrollarse mejor en una profesión donde se requiere el uso de las ciencias exactas
como ingeniería, etcétera.

Investigaciones psicológicas demuestran lo mencionado anteriormente. Por ejemplo se


ha encontrado que las personas involucradas en el trabajo sacerdotal, clerical o religioso
reúnen ciertas características comunes. En un estudio realizado por el Seminario Trinity
en Illinois, USA a 827 misioneros evangélicos (1983), se encontró que los misioneros
tienen una personalidad perseverante, les agrada trabajar con gente, muestran
capacidad para superar los conflictos que enfrentan en el país de servicio, ejercen
control en sus áreas de ministerio, y se adaptan en menor o mayor grado a la situación
en la que conviven. Estas conclusiones se obtuvieron al administrar el Inventario
Polifacético de Personalidad de Minesota-2 (MMPI-2). Las mujeres misioneras, por su
parte, mostraron que experimentan un nivel menor de ansiedad que la población de
mujeres no misioneras. Los varones misioneros, en cambio, experimentan mayor nivel
de ansiedad que su contraparte femenina.

La administración de pruebas psicológicas también ayuda a conocer áreas de la


personalidad que muchas veces no son observables y, en otras ocasiones, hasta son
desconocidas por el candidato a ser misionero. Asimismo, nos muestran que el ser
humano responde en situaciones inesperadas o de crisis con mecanismos de defensa, los
cuales son muchas veces inconscientes. (No se olvide de que ciertas deficiencias de la
personalidad se hacen más agudas o surgen en una manera más prominente en
situaciones de conflicto.)

El nivel de estabilidad emocional o el nivel de madurez emocional es un factor crítico en


el campo misionero por la naturaleza del trabajo y esta información se adquiere al
administrar una prueba psicológica. El trabajo en el campo misionero implica relaciones
interpersonales con personas de diversas culturas e idiosincrasias, lo cual exige una
madurez emocional para lidiar con las diferencias y con los constantes cambios
inesperados. Existen personalidades que se adaptan fácilmente a nuevas situaciones y
por el contrario, también hay otras —tal vez más rígidas— que poseen mayor dificultad
de adaptación.

Asimismo, la evaluación psicológica permite observar la gracia reformadora de Dios en


la personalidad y e incluso, realizar un intento de diagnóstico espiritual. Por ejemplo, si
el candidato a misionero narra en su testimonio cómo Dios le transformó y curó de un
estado de adicciones, se podría considerar si se trata de una personalidad dependiente,
autorepresiva, impulsiva, etcétera. En ese sentido la misión entonces podría predecir,
humanamente hablando, que esta persona impulsiva (ahora creyente) orientará su
energía en su labor misionera.
Todo lo anterior nos ayuda a entender que la administración de pruebas de
personalidad ayuda a la agencia misionera a realizar ciertas predicciones e hipótesis
sobre el candidato, su desempeño laboral, relación interpersonal y de funcionamiento
emocional en el campo misionero.

De igual modo puede entenderse que la información lograda con las pruebas
psicológicas sirve como herramienta preventiva y permite a la agencia misionera
conocer mejor el perfil del candidato y predecir su eficacia en el campo misionero. De la
misma manera, los datos obtenidos son útiles para prevenir posibles conflictos para el
candidato, el país donde desea servir y la agencia que lo envía. Por ejemplo, si en la
prueba psicológica se encuentra que una persona tiene un perfil dependiente, entonces
se debe tratar de no otorgarle una posición de administración o gerencia, porque muy
probablemente experimentará altos niveles de ansiedad al tener que tomar decisiones
en situaciones conflictivas.

Finalmente, es recomendable tener muy claro el tipo de prueba psicológica que se


requiere en determinada situación, pues cada una mide algún factor particular y posee
una validez interna. En otras palabras, no podemos usar un test de medición de
inteligencia para conocer mejor la personalidad ni viceversa. A su vez, cada test posee
ciertas normas o escalas ya comprobadas de su validez. En este contexto, las pruebas
psicológicas más usadas son: 1) de inteligencia, 2) de personalidad, 3) de orientación
vocacional y 4) de diagnóstico espiritual. Cada una ofrece información específica y útil
para conocer el perfil del candidato y tratar de anticipar el desempeño en el área
vocacional o en el trabajo misionero por realizar.

Recomendaciones

Un elemento indispensable en la administración de pruebas psicológicas es mantener la


confidencialidad Los resultados de la prueba deben entregarse únicamente a la misión
que la solicitó, y también es importante darle a la persona la seguridad de que esto ha
sido así.

Las expectativas deben estar claras tanto para la misión que solicita la administración
del test como para el candidato.

Para administrar una prueba psicológica se requiere entrenamiento especializado y por


lo tanto no es ético aplicar pruebas cuando no se tiene la credencial correspondiente. En
este caso particular son necesarias la acreditación en la administración de tests
psicológicos y la experiencia en el campo misionero.

Los resultados de la prueba psicológica no deben usarse como palabra final sino como
una guía de orientación y acompañamiento a la misión y al candidato. Solamente
cuando arroja diagnósticos muy precisos de escalas muy altas en desórdenes de
conducta o desórdenes clínicos, entonces, sí se debe argumentar una seria consideración
de los resultados obtenidos para la descalificación.

Consideraciones en el envío

Para finalizar, se muestran a continuación varias consideraciones psicológicas que


pudieran tomarse en cuenta en el proceso del envío. Entre las más relevantes se
encuentran las siguientes: personalidad, pérdidas, expectativas, sentido de
valor, estrés, deficiencias, descompensaciones y compensaciones, relación
conyugal, sexualidad y relación parental. Analicemos algunas:

1. Ser necesitado para ser aceptado


Algunos individuos se sienten completos cuando se perciben «necesitados» por los
demás. Estas personas tienen un esquema mental que las hace creer que pueden ganar
el amor y aceptación por medio de las buenas obras. «Yo resuelvo todos tus problemas o
respondo a todas tus exigencias con tal que me aceptes y me ames.» Empero, esta
perspectiva puede llevar a la fatiga emocional o al abandono de su propia familia con tal
de ayudar a los otros.

2. Ser perfecto para ser aceptado


Esta personalidad se siente completa cuando se esfuerza por hacer buenas obras para
probarse que es capaz y digno de valor. Su preocupación está en el hacer, el cual
interpretan como el ser. Algunas veces llegan a ser obsesivos compulsivos, trabajando y
exigiéndose a costa de sí mismos y de sus familias. Este tipo de personas, al llegar al
campo misionero, se involucrarán en toda clase de actividad para sentirse satisfechas
consigo mismas. En el fondo se sienten desvalorizadas, desplazadas por otros y
enojadas.

3. Aceptar a todos para ser aceptado


La personalidad dependiente es aquella que acepta las ideas de otros aunque esté en
desacuerdo con ellas. Con esta postura buscan evitar el rechazo por parte de los demás.
En el fondo existe un sentimiento de incapacidad, vergüenza, temor al rechazo, etcétera.
Esta personalidad, al llegar al campo misionero, complacerá a todos y hará un buen
trabajo de equipo como una estrategia para lograr aceptación. La parte negativa es su
fragilidad frente al rechazo y si percibe la falta de aceptación entonces puede ser que se
aísle, o sonría y coopere, pero, en el fondo, acumulará enojo que luego puede surgir en
forma explosiva o autoreprimida.

4. Controlar para ser aceptado


Esta personalidad busca controlar a los demás para que piensen y sientan como ella y
así, sentirse segura y aceptada. Por el contrario, si otras personas tienen opuestos
pensamientos, entonces lo interpreta como rechazo. Esta personalidad es firme y hasta
apreciada por otros porque sabe defender sus ideas, pero cuando actúa en forma
extrema provoca que los demás se aíslen. En el fondo, las personas con estas
características se sienten desplazadas y enojadas.

5. Asuntos no procesados
Las pérdidas materiales y afectivas causan dolor y es recomendable procesar y superar
los sentimientos que afloran, pues la represión o negación de estos puede provocar
cuadros de depresión clínica o vivir en un constante estado de depresión leve.

6. Tener expectativas irreales


Tener expectativas realistas y no realistas en relación con su propia persona y
desenvolvimiento es un elemento preventivo en el área de la salud mental. Si el
individuo desarrolla expectativas irreales en relación con su persona, el campo
misionero, o la agencia misionera que lo acepta, le sobrevendrán momentos de
desánimo cuando sus expectativas ideales no se cumplan. Este sentimiento afecta la
autoestima, las relaciones interpersonales y hasta la vivencia de la fe en Dios y en su
llamado.

7. Sexualidad sana
Una percepción clara de su sexualidad y un desempeño sexual conyugal saludable es un
área que se debe evitar espiritualizar o minimizar. En algunos casos, las parejas con
ligeros problemas sexuales pueden refugiarse en una labor misionera creyendo que al
estar involucrados en un trabajo ministerio el conflicto sexual pasará a segundo plano.
Por eso, es mejor resolver cualquier conflicto relacional y emocional antes de ir al campo
misionero y no creer que serán «curados» por estar trabajando para el Señor.
8. Relaciones paternas adultas
Finalmente, es prioritario que la persona candidata a ser misionera tenga una relación
armoniosa con sus padres. Si bien es cierto algunas veces esto no es posible, lo
importante es que la persona sea consciente del tipo de relación que ha tenido en el
pasado con sus padres. Debe entender también cómo estos recuerdos y las emociones
que despiertan pueden influir sus áreas cognitivas, afectivas y relacionales.

No debemos olvidar, en todo esto, que no somos perfectos. Gracias a Dios no somos
personas santas sino restauradas por la santidad de Jesucristo, en un proceso de
constante reforma por la gracia y el amor eterno de Dios hacia nosotros.

Acerca del Autor


Carlos Pinto es pastor y psicólogo clínico y familiar. Además, es coordinador de la
Asociación Latinoamericana de Asesoramiento Pastoral y Familiar, como también
director de EIRENE-Internacional. En la actualidad reside, junto con su familia, en la
ciudad de Quito, Ecuador.

Apuntes Pastorales, edición julio – septiembre de 2005 / Volumen XXII –


Número 4. Todos los derechos reservados.

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