SUMARIO

Homenaje a Richard Rorty

Mariano Fontela
La Propaganda Peronista (1943 - 1955)
Ricardo Rouvier
Política y/o Violencia
Una aproximación a la guerrilla de los años 70
Fernando Duarte
Sujetos, política y representaciones del mundo rural
Argentina 1930-1975
Mariano Garreta
Estado y Política en la Argentina actual
Natalia Aquilino
Comunidad Sudamericana
Logros y desafíos de la integración
Eduardo Amadeo
La comarca. Ensayo para novela
Graciela Maturo

Fernando Duarte, Mariano Fontela y Silvio Maresca

Coordinación

Este Boletín es una publicación del Instituto de Altos Estudios Juan Perón, creado por
disposición del Congreso Nacional del Partido Justicialista, en marzo de 2004, como una
asociación civil sin fines de lucro que actúa como su órgano de capacitación y formación.
El Instituto es un ámbito dedicado a la investigación científica y doctrinaria y a la produc-
ción, sistematización y difusión de estudios, investigaciones y documentos destinados
a profundizar y perfeccionar el sistema democrático, abordar los problemas nacionales,
afianzar la justicia y la equidad social y proyectar a la Argentina en el mundo.
Para asociarse a él no es necesario ser afiliado al Justicialismo. Sólo se requiere poseer
título universitario o terciario, estudios avanzados en carreras de grado o poseer una
reconocida trayectoria en el desarrollo de tareas de índole político, social o cultural.
Antonio Cafiero
Presidente
Para informes e inscripciones: iaejuanperon@argentina.com
Reconquista 46 - Piso 9 (C1003ABB) Buenos Aires Teléfono/Fax: (011) 4348-9601
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MOVIMIENTO AÑO 3 . NÚMERO 23 . JULIO DE 2007

Homenaje a Richard Rorty

A principios del pasado mes de junio falle- siste según él en “un ingenuo chovinismo
ció el filósofo norteamericano Richard Rorty, militarista”. Existe una amplia sensación de
quien pocos días antes de morir había de- que el orgullo nacional ya no es apropiado,
clarado que “alguna forma de patriotismo es en tanto las visiones populares o elitistas
necesaria si se quiere tomar a la política en sobre el siglo XIX en Estados Unidos están
serio”. En su homenaje transcribiré reflexio- escritas en un tono de malestar o de burla.
nes extraídas de uno de sus libros, que lleva “Las historias que se cuentan sobre lo que
como título: “Forjar nuestro país. El pensa- ha sido una nación y sobre lo que debería
miento de izquierdas en los Estados Unidos ser, no intentan lograr una representación
del Siglo XX”. Esto refiere a su visión acerca fiel, sino más bien forjar una identidad moral.
de la diferencia entre izquierda y derecha: La discusión entre la izquierda y la derecha
“la izquierda, la opción de la esperanza, ve la sobre qué episodios de nuestra historia
identidad de nuestro país como algo que aún deberían producirnos orgullo a los estado-
hay que forjar. La derecha cree que nuestro unidenses nunca será un debate entre una
país ya posee identidad moral y confía en concepción verdadera y otra falsa de la his-
mantenerla intacta”. En parte, estas ideas toria de nuestro país y de su identidad. Más
no sólo pueden aplicarse a nuestra nación, bien, hay que entenderla como un debate
sino también son ciertamente ajustables a sobre qué esperanzas nos podemos permi-
la crisis de identidad de nuestro Movimiento. tir y a cuáles hay que renunciar”.
Rorty comienza afirmando que “el orgullo Luego afirma: “No se puede reclamar una
nacional es para los países lo que la au- transformación de la política nacional apo-
toestima para los individuos: una condición yándose en la descripción de un hecho. Hay
necesaria para su autorrealización”, pues que describir al país tal como esperamos
para que se pueda efectuar un debate apasionadamente que llegará a ser algún
productivo sobre política nacional se nece- día, y tal como sabemos que debería ser
sita una implicación emocional con el propio ahora. Hay que ser leales al país soñado,
país. Por ello intenta diferenciar entre la tra- más que al país en el que nos desperta-
dición de Whitman y Dewey –que él busca mos cada mañana”. Deberíamos enfrentar
reivindicar– y el pensamiento que predomi- “las verdades desagradables que sabemos
nó en las izquierdas norteamericanas desde sobre nosotros mismos, pero tampoco de-
la década de 1960. Y también aclara que se beríamos tomarnos esas verdades como la
debe recuperar de esta tradición un orgullo última palabra sobre las oportunidades que
que recuerde aquellas cosas de las que uno aún tendremos de ser felices, o como la últi-
puede enorgullecerse, como aquellas de ma palabra sobre nuestro carácter nacional”.
las que debería avergonzarse, para evitar De todas formas, Rorty aclara que “el tipo de
confundir su propuesta con el único orgullo orgullo que Whitman y Dewey animaron a
nacional existente en la actualidad, que con- sentir a los estadounidenses es compatible
 con el recuerdo de que los estadounidenses
extendimos nuestras fronteras masacrando
a las tribus que nos estorbaban, que incum-
plimos la palabra que habíamos dado en el
Tratado de Guadalupe Hidalgo y que provo-
camos la muerte de un millón de vietnamitas
en una de nuestras más arrogantes macha-
das”, porque “nada de lo que ha hecho una
nación debería impedir a una democracia
constitucional reconquistar el respeto hacia
sí misma”. Con esto busca diferenciarse de
la izquierda que ha construido una imagen
negativa del país sobre la idea de que se ha
cometido un pecado definitivo que nunca
podrá redimirse, pues detestarse a sí mismo
es un lujo que los sujetos activos no pueden
permitirse.
Rorty afirma que la diferencia entre la iz-
quierda de principios de siglo XX y la actual
es la que “existe entre unos sujetos activos
y unos meros espectadores”. Acusa de ello
a una izquierda académica que difunde “el
espíritu del espectador distanciado” y la
creencia en la incapacidad para tomarse la
ciudadanía como una invitación a la acción.
En el mundo académico, “la izquierda ha
permitido que la política cultural suplante a
la política real, y ha contribuido con la de-
recha a que los asuntos de las diferencias
culturales se conviertan en el tema central
del debate público”. Así, se gastan energías
en discutir temas lejanos a las necesidades
del país, cuando deberían usarse para pro-
poner nuevas leyes: “la izquierda académica
no tiene proyectos que proponer a Estados
Unidos, no tiene visión de un país que puede
llegar a forjarse construyendo un consenso
sobre la necesidad de reformas concretas”.
La izquierda “ha convertido la desesperanza
en una moda; una desesperanza fundamen-
tada y teorizada, filosófica”. Así se “exagera
2 la importancia de la filosofía para la políti-
ca” y se malgastan energías en sofisticados
análisis teóricos, en vez de usárselas para
diseñar reformas sociales concretas. En
los Estados Unidos pueden encontrarse
“muchos estudiantes y profesores de una iz-
Editorial
quierda hastiada y mordaz”, que sin ser la
única, es la que más se hace oír. Para ellos,
Estados Unidos no tiene perdón, y por lo
tanto es algo que no se puede llegar a for-
jar. “Esto les hace distanciarse de su país y,
como dicen ellos, teorizar”. Con ello dan pre-
ferencia a la política cultural sobre la política
real y se burlan de la idea de que las insti-
tuciones democráticas podrían nuevamente
ponerse al servicio de la justicia social.
La retórica de izquierda sigue siendo re-
volucionaria. Sin embargo, “deberíamos
repudiar la insinuación marxista de que sólo
se puede considerar de izquierdas a quienes
están convencidos de que se debe superar
el capitalismo, y que cualquiera que diga lo
contrario es un liberal blando, un reformista
burgués con falsa conciencia”.
Rorty sostiene que debido a la visión que
difundieron Mills y Lasch acerca de que los
Estados Unidos constituyen un imperio dia-
bólico irredimible, los estudiantes que los
leen “se sienten justificados para renunciar
a la esperanza de sus padres de que la polí-
tica reformista podría acabar con la injusticia
que ven a su alrededor”. De esta manera
evitan sentir responsabilidad alguna con su
propio país.
Pero sus principales críticas se dirigen a la
“izquierda cultural”, que cuestiona con justi-
cia a las visiones anteriores a la década de
1960 por su determinismo económico, por
creer ingenuamente que acabada la des-
igualdad económica se terminarían todas
las formas de discriminación social. Pero
“desde que se produjo esta sustitución par-
cial de Marx por Freud como apoyo para la
teoría social, el sadismo, en vez del egoísmo,
se ha convertido en el principal caballo de
batalla de la izquierda. Los herederos de la
Nueva Izquierda de los sesenta han creado
una izquierda cultural dentro de la acade-
mia. Muchos miembros de esta izquierda se
especializan en lo que ellos llaman ‘políticas
de la diferencia’ o ‘políticas de la identidad’ o
‘políticas del reconocimiento’. Esta izquierda
cultural se toma más en serio los estigmas
que el capital, las motivaciones psicosexua-
les profundas que la codicia descarada y
evidente”.
La izquierda cultural y académica, “de una
forma un tanto distante y dándose grandes
aires”, cree que “lo que hay que cambiar es el
sistema y no simplemente las leyes. El refor-
mismo no les parece suficiente. Como para
ellos el lenguaje mismo de la política liberal
está infectado de dudosos presupuestos
que se deberían desenmascarar, la prime-
ra tarea de la izquierda debe ser –como dijo
Confucio– la rectificación de los nombres.
Lo que en los años sesenta se llamó ‘nom-
brar el sistema’, es una preocupación más
importante que ponerse a reformar leyes”.
“A veces ‘el sistema’ se identifica con el ‘ca-
pitalismo tardío’, pero la izquierda cultural
no medita mucho sobre las alternativas que
podrían existir a la economía de mercado”.
La izquierda cultural “prefiere no hablar de
dinero. Su enemigo principal es una es-
tructura mental más que una estructura de
relaciones económicas”; su enemigo no son
ciertas leyes, sino una forma de pensar.
Los objetos de cuidado de la izquierda cul-
tural son los grupos de identidad, que para Nations la secesión de los triunfadores”.
ser así considerados deben “padecer un Estos cambios vinieron acompañados de
estigma que no se pueda solucionar”, y no la desaparición del ala izquierda del Parti-
simplemente ser pobres. Rorty dice: “un do Demócrata: “es como si la distribución
grupo de identidad es un grupo de interés de la renta y riqueza se hubiera vuelto algo
que se jacta de tener su propio programa que a cualquier político de Estados Unidos
de estudios”. –y mucho más, a cualquier presidente en el
Por eso demanda que se abandone la “pre- cargo– produce espanto mencionar”. Por
tenciosidad teórica”, un estado de ánimo eso, “elegir entre los dos partidos mayori-
que difunden los profesores y “que impide tarios acaba siendo como elegir entre unas
las conmociones del asombro, que te inmu- mentiras cínicas o un silencio atroz”. Este
niza contra el entusiasmo romántico”. Estos cambio es consistente con una izquierda
profesores ya no se permiten “el lujo de la cultural que se especializa en debates so-
indignada denuncia moral del otro” (Jame- bre costumbres sexuales.
son), y “han aprendido que la veneración a “La izquierda académica actual parece creer
los héroes es un signo de debilidad y una que cuanto más alto sea el nivel de abstrac-
tentación de elitismo. Así que reemplazan ción, más se subvierte el orden establecido.
la esperanza social y la indignación por la Cuanto más abarcador y novedoso sea el
resistencia estoica. Sustituyen el asombro aparato conceptual, más radical será la crí-
por la teorización pretenciosa, y las visio- tica”. Busca subvertir el orden cuestionando
nes de un futuro mejor por el resentimiento los conceptos usuales, pero así se han pro-
con los errores del pasado”. Estos profeso- ducido “unos cuantos miles de libros de la
res “pueden ridiculizar lo que les da la gana, peor filosofía escolástica. Los autores de
pero no tienen esperanza en nada; pueden estos libros supuestamente ‘subversivos’
teorizar sobre cualquier cosa, pero no ad- creen sinceramente que están sirviendo a
miran nada”. la libertad humana. Pero casi es imposible
Para Rorty, “esta izquierda cultural ha te- descender de las alturas de sus libros hasta
nido un éxito extraordinario. Además de un nivel de abstracción desde el que se pue-
convertirse en centros de enseñanza de dan discutir las ventajas de una ley”.
gran originalidad, los nuevos programas “Estos vanos intentos de volver más filosófi-
académicos han llevado a cabo lo que, más cas las actitudes hacia asuntos políticamente
o menos conscientemente, se habían pro- relevantes, son un síntoma de lo que suce-
puesto: han conseguido disminuir el grado de cuando la izquierda aparca el activismo y
de sadismo de nuestra sociedad”; por ejem- adopta un enfoque de espectadora con los
plo, con las mujeres, los homosexuales y las problemas de su país. Desengancharse de
minorías étnicas. Han contribuido a conver- la práctica produce alucinaciones teóricas.
tir a los Estados Unidos “en una sociedad Alucinaciones que acaban por crear un am-
bastante más civilizada de lo que era hace biente intelectual gótico”.
treinta años”. Por ello, insistir en “la imposibilidad del
Pero toda esta historia “con éxito de ventas, significado o de la justicia” lleva a ver a la
también tiene su lado oscuro. En el mismo política democrática “como algo irrealiza-
período en el que el sadismo socialmente ble, como algo que no tiene capacidad para 3
aceptado ha disminuido progresivamente, hacer frente a las fuerzas preternaturales”.
la desigualdad y la precariedad económica Y Rorty, como muchos de nosotros, piensa
también han aumentado progresivamente”. que el gobierno de una nación es la única
Ello ocurrió cuando ciertas mutaciones ma- instancia capaz de modificar las desigualda-
croeconómicas fueron acompañados de des y las discriminaciones. “A aquellos a los
Editorial

otros cambios culturales: “en algún momen- que la globalización les pone al borde de la
to alrededor de 1980, los hijos de la gente miseria no es agradable decirles que, como
que se abrió paso durante la Gran Depre- hoy día los gobiernos nacionales no pintan
sión hasta llegar a los barrios residenciales, nada, debemos pensar en algo que los sus-
decidieron demoler ese puente después de tituya”. Es por eso que demanda la vuelta a
haberlo cruzado. Decidieron que, aunque la una implicación con el destino nacional: “es
movilidad social había sido apropiada para hora de que esta izquierda deje de imaginar
la generación de sus padres, ya no se le con- conceptos todavía más abstractos y abusi-
sentiría a la próxima generación. Esta gente vos para nombrar al sistema y que empiece
procedente de barrios residenciales ya no a intentar construir imágenes inspiradoras
ven nada malo en que ahora pertenezcan a de su país. Sólo haciendo eso empezará a
una casta hereditaria, así que han iniciado crear alianzas con la gente que está fuera
lo que Robert Reich llama en The Work of del mundo académico, y especialmente con
 los sindicatos”. Si la izquierda no las hace,
“nunca influirá en las leyes”.
La izquierda debe “proponer cambios en
las leyes de un país real, un país habitado
por gente real que está padeciendo un su-
La Propaganda Peronista (1943 - 1955)
La Propaganda Peronista es, a no dudar-
lo, un texto de alto valor informativo. Con
obsesión arqueológica, su autor no ha aho-
rrado detalle sobre la etapa inaugural del
primer peronismo, su ascenso al poder y su
posterior expulsión, en 1955, mediante la
autodenominada “Revolución Libertadora”.
Podríamos decir entonces que esta obra
pretende constituirse en una historia de la
propaganda peronista desde su génesis -en
la Revolución de 1943- hasta el golpe cívico-
militar del 16 de septiembre de 1955.
Tras su lectura, es inevitable el paralelo con
aquella vieja Historia del Peronismo de
Hugo Gambini, publicada en los 60 en Pri-
mera Plana, que luego sería revisada por el
autor y editada por Planeta en dos volúme-
nes que, en conjunto, abarcan igual período
histórico. El análisis de las fuentes utilizadas
por D’ Arino Aringoli nos remite, también, a
ese otro trabajo del Centro Editor de Amé-
rica Latina -firmado por el periodista Pablo
Sirven y editado en 1984- titulado: Perón y
los medios de comunicación.
4 La diferencia entre ambas fuentes estriba
en que Gambini -un reconocido antiperonis-
ta- enfoca su análisis en forma directa sobre
lo político, o mejor dicho, sobre sus apolo-
gías y rechazos. Es indudable que la lectura
que Gambini hace del peronismo es lo que
podríamos definir, y él lo aceptaría gustoso,
como una lectura gorila comprometida con el
radicalismo de entonces. También León Ro-
RESEÑAS
zitchner en Perón: entre la sangre y el tiempo
hace una lectura crítica del peronismo pero
desde la izquierda, destinada a mostrarnos
un Perón reaccionario, por supuesto, desde
la visión de un filósofo marxista.
En cambio el autor que nos ocupa hoy no
intenta interpretar al peronismo desde la
construcción del vínculo entre Perón y el
pueblo, sino más bien mediante el desarro-
llo de la comunicación institucionalizada y
frimiento innecesario y que en buena parte
puede ser mitigado a través de la acción gu-
bernamental”.
Mariano Fontela
Guillermo D’ Arino Aringoli
Buenos Aires , Maipue, 2006, 448 páginas
el apoderamiento de los medios de prensa
que realiza el peronismo desde 1943 hasta
1955. Y digo que intenta, porque este trabajo
de D’ Arino Aringoli, en mi opinión, no logra
ser un texto significativo que profundice so-
bre las teorías de la comunicación. Así, el
anecdotario inunda casi todos los espacios
de análisis que son muy acotados y epi-
dérmicos. En sí, no alcanza a ser un libro
de perfil académico, independientemente
de su signo ideológico, por lo que debería
considerárselo, más bien, como un libro de
divulgación histórica focalizado en la temáti-
ca de la propaganda política.
Hoy, afortunadamente, existe una abundan-
te literatura nacional e internacional sobre
los fenómenos de comunicación. Inclusive,
con un valor más pragmático que teórico,
existe toda una bibliografía inscripta en la
subespecialidad denominada marketing po-
lítico. Esta corriente editorial efectúa análisis
sobre campañas políticas y estrategias de
comunicación. Es más, hay editoria-
les nacionales cuyo eje temático central es
la problemática de la comunicación, todo
lo cual da cuenta de la importancia que ac-
tualmente se le otorga como medio para la
consolidación y la alimentación del consen-
so de los movimientos políticos.
Perón, un natural comunicador, un líder
carismático, no sólo conocía y usaba sus
atributos en función del proyecto político
que había puesto en marcha. También com-
prendía la necesidad de institucionalizar la
comunicación del Estado como medio es-
tratégico para difundir sus políticas públicas.
Y este libro lo reconoce, pero sólo desde
su dimensión puramente instrumental, en
función de instalar en la cabeza del pueblo
los valores del justicialismo. No obstante, su
análisis está más centrado en la propagan-
da institucionalizada que en la anatomía de
la construcción de la subjetividad peronista.
 Es más, hace suyo un enfoque ya conocido vez, son instrumentos de los poderes pú-
sobre el fenómeno peronista, en virtud del blicos y privados. Básicamente, esta teoría
cual el peronismo, tras emerger de la nada, supone la ausencia de un sujeto que, ante
desde un vacío situacional, despliega su po- la avalancha y la aparatología de propa-
der en un espacio yermo, en que el opositor ganda, se ve imposibilitado de entender la
aparece victimizado. dialéctica de la situación desde su posición
El liberalismo en sus distintas vertientes -de de mero receptor.
izquierda a derecha- ha impuesto su deifica- Esta postura conduce al autor a caer en
ción de las instituciones que ellos mismos abiertas contradicciones con sus propios
han violentado con frecuencia. Ese altar postulados, puesto que D’ Arino Aringoli re-
inmóvil, duro, impuesto a sangre y fuego conoce que en la primera elección -del 24 de
durante el siglo XIX, construyó un corpus marzo de 1946- Perón le gana a la fórmula
discursivo denominado Progreso, y nunca Tamborini-Mosca a pesar de la abierta opo-
reconoció que hay un progreso popular, no sición de la gran mayoría de los diarios que,
oligárquico. El republicanismo, tanto hoy por aquel entonces, jugaban a favor de la
como ayer, puede servir lo mismo “para un Unión Democrática. Por ejemplo, el matuti-
barrido que para un fregado”, y no existen no fundado por Noble fue antiperonista sólo
valores por encima de su aplicación, que es hasta el escrutinio. Luego se haría oficialista.
necesariamente política. Tanto el General Pensándolo un poco, suena conocido este
Julio A. Roca como Bush no podrían haber movimiento de Clarín.
sostenido lo suyo sin las bayonetas y la vio- La “campaña manipuladora” de Perón en
lación de otros valores. Por lo tanto, no hay aquella elección es explicada por el autor del
historia congelada ni ingenua. siguiente modo: “A diferencia de Tamborini-
En la página 174, debajo de un subtítulo que Mosca que no evitan sustraerse a su origen
dice “Construyendo el Mito”, se lee: “La di- aristocrático, Perón se presenta a los actos
fusión masiva de la imagen del peronismo vestido en forma sencilla; y promediando los
no se detiene. Los planes, proyectos, reali- mitines adopta decididamente el rol de un
zaciones, declaraciones, inauguraciones, ‘descamisado más’ entre los presentes. Su
eslóganes y loas a los gobernantes, abru- etiqueta es la de ‘un hombre como cualquier
man por doquier. Los diarios, revistas afines otro’”. Más adelante, D´Arino Aringoli dice:
al gobierno, las radios monocordes y afi- “pero una vez llegado al poder, cuando crece
ches para cada acontecimiento, acechan al su reputación y aumenta su magia personal,
ciudadano, pasivo ante tanto despliegue”. ya no puede exponerse al contacto perso-
Si bien, como dijimos más arriba, es sin- nal con la gente. Confía cada vez más en la
gular la utilización de fuentes diversas y la mediatización de su discurso a través de la
documentación profusa sobre la época, el manipulación propagandística”.
trabajo falla en su hermenéutica. La aproxi- Como puede observarse en estos breves
mación interpretativa, escasa por cierto, cae pasajes, detrás de la avalancha de datos y
en lugares comunes muy transitados por la su pretendida objetividad resulta indisimula-
comunicación antiperonista. A ello hay que ble la lectura política negativa y parcial que
sumarle el agravante de que subyace -en se tiene sobre el fenómeno peronista al des-
sus escasas interpretaciones teóricas- una conocer el protagonismo del sujeto pueblo, 5
visión tradicional y superada de la teoría de y la dialéctica que se establece entre el líder,
la comunicación. En efecto, muchas páginas o el gobierno popular, y el pueblo. El mismo
de este libro reposan sobre la denominada autor cita los dibujos críticos al régimen de
“teoría de la aguja hipodérmica” -comprendi- Tristán del periódico socialista La Vanguar-
da dentro del enfoque de la manipulación-, dia. A estas menciones habría que agregar
que hoy en día ha sido ampliamente refu- aquella ilustración reiterada en que aparece
tada. Esta teoría se desarrolló entre 1900 y un obrero con un agujero en la cabeza. Creo
1940 en los países más desarrollados, so- que no es necesario abundar más sobre
RESEÑAS

bre todo en Estados Unidos. Su principal cómo calificaba la oposición al pueblo. Este
enunciado dice que los medios de comu- error conceptual, lamentablemente, subya-
nicación “inyectan” una información con un ce en este trabajo. La notable vigencia del
contenido que se da por verídico y que de peronismo merecía un análisis de mayor
ninguna manera requiere ser verificado, lo- profundidad.
grando por la capacidad del emisor moldear En una de las conclusiones centrales del
conductas y estimular a las masas para que libro, el autor sostiene que, “como se ob-
respondan al estímulo, entendiendo a éstas servó en la primera parte, la propaganda
como a un grupo sin criterio que puede ser es un factor determinante y motivo princi-
manipulado por los medios, los cuales, a su pal de este estudio en la ‘peronización de la
 sociedad’”. Bueno, lo que ha hecho el autor
es aislar un factor, la comunicación, o me-
jor dicho un aspecto formal de la misma: el
gigantismo de los carteles, la rigidez mar-
mórea de las esculturas, la organización y
disciplinamiento de mítines, las expresiones
con gruesos rasgos de la epopeya proleta-
ria, la productividad del campo o la industria,
y la felicidad del pueblo. Todo esto articula-
do con un férreo control de los medios, para
lograr con eficacia “melonear” a los grasitas,
que siguen teniendo, según la oposición, un
agujero en la cabeza. El libro sostiene tam-
bién que en la segunda parte del gobierno
de Perón, Eva, a partir de sus viajes a Eu-
ropa y hasta su martirologio, tomará mayor
protagonismo respecto al manejo de la in-
formación y la formación doctrinaria.
Acá también el autor pone énfasis sólo en
la voluntad de acción manipuladora del
gobierno, y nada en la recepción y en la
cambiante situación política. Parece que la
política se tradujera sólo en responsabilida-
des individuales, casi psicológicas, y que no
participaran de ella las circunstancias, en-
tre las que siempre conviene considerar lo
agonal de la política, la relación de fuerzas
y las coordenadas históricas que atraviesan
la contemporaneidad. Creo, finalmente, que
a esta obra, trabajada por el autor con gran
esfuerzo -por cierto-, le hubiera venido me-
jor comprenderla dentro de la provocación
cultural que generó el peronismo desde su
génesis el 17 de octubre de 1945.
Ricardo Rouvier

Pilar Calveiro
Política y/o Violencia
Una aproximación a la guerrilla de los años 70
Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2005, 190 páginas

Desde hace un tiempo a esta parte se en- este período que, por lo general, suelen es-
cuentran disponibles una serie de trabajos tar en blanco y negro.
que intentan reflexionar críticamente sobre Así, tras una muy interesante reflexión acer-
todo lo ocurrido en nuestro país en la dé- ca del valor de la memoria, sus usos y la
cada del 70. Algunos de estos textos, sin importancia de su rescate para avanzar ha-
realizar concesiones a favor de la denomina- cia el futuro, la autora emprende esta ardua
da “teoría de los dos demonios”, nos invitan tarea no sin antes apelar a que “los sobrevi-
a reflexionar respecto de las responsabili- vientes, los militantes, los actores políticos
dades que le cupieron a las denominadas principales de entonces, retomen la palabra,
Organizaciones Armadas Peronistas (OAP) una palabra crítica que dé cuenta de los
y al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP, sentidos y sinsentidos de lo actuado”.
de orientación trotskista) en aquel frenesí Pilar Calveiro sabe de lo que habla y está
6 que combinó trágicamente una creciente especialmente autorizada a hacerlo. Fue
radicalización política con una sangrienta secuestrada en 1977 y estuvo ilegalmente
e ilegal represión, cuyo punto más espeluz- detenida por más de un año y medio, tras lo
nante se alcanza en los primeros años del cual se exilió en México y desde entonces
denominado Proceso de Reorganización reside allí.
Nacional. La distancia -en tiempo y espacio- suele con-
Este libro se inscribe en esta tendencia y se cedernos el beneficio de la perspectiva. Tal
torna de ineludible lectura para ir reconstru- vez por esta razón el objetivo de este libro no
yendo la compleja madeja de circunstancias se agota en la esperable y legítima dimen-
que de alguna manera propiciaron la de- sión catártica que puede entreverse en sus
RESEÑAS

bacle del proyecto político que enamoró a páginas, y avanza sobre los 70, procuran-
muchos jóvenes peronistas y no peronistas do historizar brevemente las circunstancias
en la década del 70. políticas que llevaron a la constitución del
Asimismo, especialmente para quienes por “poder desaparecedor” del Proceso. Para
aquellos años eran demasiado jóvenes para ello, se analiza también el papel que jugaron
comprender lo que estaba sucediendo y que, los grupos guerrilleros como fenómeno in-
por tanto, tienen hoy una visión mas despre- separable de esta historia, la influencia que
juiciada de la historia reciente de nuestro tuvieron sus prácticas y la influencia de és-
país, este texto les será de suma utilidad tas en el desastre final.
para “colorear” los cuadros históricos sobre Los orígenes de este “poder desaparece-
 dor” han sido tratados ampliamente por Pilar
Calveiro en una obra anterior, titulada Poder
y Desaparición, publicada por vez primera
en 1998. En el texto que nos ocupa estas
ideas son nuevamente expuestas, tal vez,
sin poner tanto énfasis en la cuestión del
“campo de concentración” como institución
vertebradora del terrorismo de Estado.
Sintetizando, Calveiro sostiene que, al
menos desde 1930, “la historia política ar-
gentina estuvo marcada por una creciente
presencia militar y por el uso consistente
de la violencia para imponer desde el poder
del Estado lo que no se podía consensuar
desde la política”. Este recurso de apelación
a la violencia adquiere mayor relevancia a
partir de 1955, con el bombardeo de la pla-
za de mayo, los fusilamientos de José León
Suárez, y la expulsión y proscripción del pe-
ronismo al que, dicho sea de paso, no duda
en calificar de democrático, aunque también
de “populista autoritario”.
Desde el derrocamiento de Yrigoyen, los su-
cesivos golpes militares -especialmente el
de Onganía- comenzaron a reproducir una
violencia que ya a fines de la década del 60
había comenzado a encontrar respuesta
también violenta por parte de otros secto-
res de la sociedad. Así, como consecuencia
de la militarización del Estado, sectores im-
portantes de la sociedad y la política misma
también se militarizaron, dando origen a las
denominadas “Formaciones Especiales”,
que a decir verdad fueron de algún modo
reconocidas y alentadas por Perón desde
su exilio en Madrid, ya que consideraba que
su accionar adelantaría las posibilidades de
retorno del peronismo al poder.
Esta creciente militarización de la sociedad
contribuyó a confundir al “Estado con las
Fuerzas Armadas, a la política con la guerra
y a los adversarios con los enemigos”.
Con el regreso de Perón al poder, se produjo
una momentánea suspensión de la dispo-
sición al uso de la violencia por parte de
sectores guerrilleros asociados al peronis-
mo, aunque por considerárselo altamente
efectivo, nunca se abandonó del todo el re-
curso de las armas. De hecho, el asesinato
de Rucci se produjo en septiembre del 73,
poco antes de la asunción presidencial del
General Perón.
Las disputas internas entre la derecha y
la izquierda del movimiento peronista co-
menzaron poco tiempo después a dirimirse
abiertamente y también en forma violenta.
Como ya sabemos, esta pugna se encontró
desatada y sin posibilidad de intermediación
alguna tras la muerte de Perón.
El pase a la clandestinidad de Montoneros
en septiembre de 1974 y el recrudecimien-
to de sus actividades en contra de objetivos
principalmente policiales, habrían induci-
do un cambio de posición en las Fuerzas
Armadas, que paulatinamente fueron aban-
donando su prescindencia respecto a la
represión. Poco después, el 24 de marzo de
1976, sin una efectiva oposición de los par-
tidos políticos ni de la guerrilla, los militares
derrocaban al debilitado gobierno de Isabel
Perón y comenzarían una feroz represión
que prácticamente exterminaría a los inte-
grantes del ERP en apenas nueve meses
y a los de Montoneros -que desde 1974 ya
unificaban a todas las organizaciones gue-
rrilleras de origen peronista- en poco más
de tres años.
Calveiro relativiza las posturas que seña-
lan que semejante exterminio se debió
exclusivamente a la eficacia del dispositivo
aniquilador montado por la represión, por
lo que busca desentrañar de las organiza-
ciones armadas guerrilleras otras posibles
razones que lo expliquen.
Para ello, en primer término, la autora sin-
tetiza cuáles eran las ideas revolucionarias
predominantes en la época y el marco inter-
nacional de la Guerra Fría en el que estas
se desarrollaban y expandían, no sólo en la
Argentina, sino también en toda la región.
Después de Cuba y Vietnam, casos en los
que la revolución socialista aparecía como
militarmente victoriosa, se construyó la
denominada teoría del “foco”, mediante la
cual se postulaba que la misma lucha re-
volucionaria, llevada a cabo mediante una
vanguardia esclarecida, podría generar las
condiciones subjetivas y de conciencia para
el éxito revolucionario, con independencia de
las condiciones objetivas que pudieran ser-
virle de sustento. Esta concepción foquista
fue adoptada luego por todas las organiza- 7
ciones radicalizadas de nuestro país, lo que
condujo a que concedieran prioridad a lo
militar por sobre lo político. De este modo,
a medida que se militarizaban, las organi-
zaciones guerrilleras iban abandonando la
política de masas. A partir de entonces se
iniciaría un proceso gradual de “desinser-
ción social” de estas organizaciones que
RESEÑAS
paulatinamente, por su propia concepción
militarista y por efecto de la creciente repre-
sión a la que se veían expuestas, produjo su
aislamiento y finalmente su derrota política,
previa a su definitiva derrota militar.
En efecto, para la autora, para entender lo
que sucedió en esos años es fundamental
comprender que la derrota política de estas
organizaciones guerrilleras se produjo en
forma previa a su derrota militar.
 Además de la militarización de las
organizaciones guerrilleras y los incom-
prensibles “errores” cometidos por parte de
la conducción de Montoneros (Firmenich,
especialmente, que impartía directivas ver-
daderamente suicidas) hay otros elementos
que contribuirían a la ruina de la experiencia
revolucionaria de los 70 y que son destaca-
dos por la autora, por ejemplo, la excesiva
confianza en lo inexorable de la victoria, la
ausencia de conducciones intelectualmente
lúcidas, el énfasis puesto en la práctica y en
la acción y no en la deliberación y el debate
de ideas, la ya mencionada desinserción de
los sectores populares, la ausencia de un
sentido mínimo de la realidad, la creencia
en la infalibilidad de la conducción, el “terror
revolucionario” expresado mediante el fusi-
lamiento de los desertores, etcétera.
Como Pilar Calveiro, muchos de quienes
han emprendido esta valiente y dolorosa
tarea de ampliar el espectro de responsa-
bilidades por lo ocurrido en los 70, lejos de
adoptar una actitud fría y distante, reflexio-
nan y enfrentan con coraje todas aquellas
ideas y convicciones que en algún momento
forjaron, en sí mismos y en buena parte de
Silvia Lázzaro y Guido Galafassi, compiladores
Sujetos, política y representaciones
del mundo rural
Argentina 1930-1975
Buenos Aires, Siglo XXI Iberoamericana, 2005, 299 páginas
Estas investigaciones atraen por sus varia-
dos méritos: tanto por el vacío que llenan
-sobre un período reciente y transformador-
8 como por el protagonismo que en ellas se
otorga al contexto. De este modo, a partir
de la descripción de las interrelaciones con
otros sujetos sociales, el texto supera la
especificidad del enfoque exclusivamente
centrado en lo rural, extrayendo la proble-
mática de un plano meramente particular
con el fin de elaborar una perspectiva nueva
e iluminadora.
RESEÑAS
A ello se agrega una ajustada perspectiva
histórica que permite establecer paralelis-
mos y comparaciones fructíferas, aun para
especialistas formados en otras disciplinas.
Este texto presenta una compilación de
cinco trabajos. El primero de ellos ofrece
un paneo amplio en el tiempo (1930-1955)
basado en el análisis de las continuidades
y los cambios ocurridos en el imaginario y
las representaciones indirectas, en el largo
una generación de jóvenes argentinos, la
idea de la conveniencia e inevitabilidad del
cambio revolucionario.
Para comprender qué ocurría en los 70 es
pues necesario entender primero cómo
veían al mundo aquellos militantes revolu-
cionarios, muchos de los cuales estaban
preparados para entregar su vida -y para
matar- en pos de un fallido proyecto político.
No obstante, nada de lo dicho puede rela-
tivizar el hecho incontrastable de que la
aniquilación de los integrantes de las distin-
tas organizaciones guerrilleras que operaron
en nuestro país en la década del 70 fue
producto del terrorismo de Estado. Sin em-
bargo, tal como se plantea en este texto, es
necesario comprender cómo influyeron las
prácticas políticas de estas organizaciones
para que esto finalmente sucediera, “no para
atenuar la responsabilidad militar, sino para
reconocer la otra”, la que le cabe a los mi-
litantes que participaron de este verdadero
desastre, “en algunos casos propiciándolo,
y en otros, sin ser capaces de evitarlo”.
Fernando Duarte
plazo, plasmadas en una publicación señe-
ra para el campo argentino, La Chacra.
Su temática, que combina temas especí-
ficos con cuestiones relacionadas con el
cooperativismo y la propiedad de la tierra,
se amplía con el tratamiento de otras cues-
tiones tales como: las políticas públicas, el
rol de la mujer y la educación y el hogar;
yendo más allá, como hemos dicho, de lo
meramente agrario del mundo rural.
Una segunda temática la afronta Osvaldo
Graciano desarrollando sus investigaciones
acerca de las estrategias de los partidos de
izquierda de nuestro país, en lo que hace
a su posición y concepción -en diversas
coyunturas- respecto del papel dominante
de las clases agrarias. El particular interés
por el tema de esta línea política, condicio-
nada por una actitud acrítica de la situación
dependiente -como condición externa de
nuestra situación en el mercado mundial-,
va tan allá que sus propuestas son las que
lanza la Unión Democrática en su progra-
ma... fuerza opositora al Justicialismo que,
como sabemos, motorizó una de las prime-
ras legislaciones transformadoras de las
relaciones socio laborales en el campo, nos
referimos al Estatuto del Peón Rural.
El estudio de Graciela Mateo se ocupa de
los matices diferenciales o coincidentes del
comportamiento de las más importantes en-
tidades corporativas del campo argentino,
la Sociedad Rural Argentina, fundada hace
casi un siglo y medio (1866) en la casa de
la emblemática familia Martínez de Hoz, ob-
viamente defensora de los intereses de los
grandes latifundistas.
La Federación Agraria Argentina, origina-
da casi míticamente en el llamado Grito de
Alcorta por pequeños propietarios y arren-
datarios de la denominada orgullosa o
despectivamente “pampa gringa”, cuyos
propósitos originales fueron la equidad y la
seguridad legal, y un mínimo de estabilidad.
Aunque, claro está, no avanzaron en el tema
de la estructura de la propiedad de la tierra.
La Asociación de Cooperativas Argentina
se va conformando a medida que aumen-
tan, desde la década del 20, las iniciativas
grupales, aisladas en un principio, destina-
das a la formación de cooperativas. Estas
iniciativas concluirían con la instalación de
un ambiente propicio para su crecimien-
to con la sanción a nivel nacional, en 1926,
de la Ley de Cooperativas. La autora hace
suya una cita de Moutoukias de 1955, que
plantea que “la observación de las redes so-
ciales permite reconstruir la articulación de
los actores” y resulta “pertinente para expli-
car la acción colectiva”.
En todos los casos le interesa a la autora
partir de la evolución del proceso relacional
con el Estado de cada una de las entidades.
Esta forma de abordar la cuestión le permite
conocer y establecer similitudes y diferen-
cias entre las políticas de los dos períodos
de la política socioeconómica del peronismo.
Tras calificar como crisis de hegemonía de
la clase dominante al período 1955-1969,
se aboca al estudio de los efectos de las po-
líticas públicas agrarias implementadas en
este período, en el que se asiste a una serie
de procesos de colonización, reforma agra-
ria y de promoción rural, que son nuevas
variantes que va adquiriendo el tradicional
sistema de arrendamiento.
Lo destacable de estas políticas que afectan
al sector es que no son necesariamente di-
señadas para afectar o transformar el mundo
rural, sino el resultado de complejos proce-
sos en los que intervienen viejos y nuevos
actores, factores económicos y corporacio-
nes. Se trata de una serie concatenada de
disputas sectoriales.
Se entrelazan los intereses y las necesida-
des de la burguesía industrial monopolista,
ahora asociada a los oligopolios multinacio-
nales, que interactúan agónicamente con la
debilitada burguesía nacional y la oligarquía
agroexportadora. Esto ocurre en una nueva
coyuntura en que estos sectores se articu-
lan para favorecer y consolidar la creciente
dominancia del capital más concentrado y
la nueva reagrupación social que comienza
a dirigir el capital financiero, cuya entrevista
trayectoria, hoy es, más que un preanuncio,
una insoslayable realidad.
Cierra la obra un trabajo que aporta un aná-
lisis riguroso a una coyuntura que tuvo más
lecturas políticas que análisis en profundi-
dad desde un marco teórico rico, capaz de
dar cuenta -con fecundidad y sin recortes
dogmáticos- de la discusión que atravesó
los primeros años del 70 sobre la problemá-
tica de la modernización y el desarrollo. El
objeto central de análisis es la región cha-
queña argentina, la aplicación y los efectos
del modelo de desarrollo dominante y la
respuesta organizacional de los pequeños
productores rurales y trabajadores ya en
situación de marginalidad, a través de la
creación y el accionar de las Ligas Agrarias.
El autor propone una lectura de la diná-
mica de las Ligas Agrarias de la región
chaqueña, en la que sus movilizaciones y
demandas son una muestra de la resolución
del aparente conflicto entre lo tradicional y
lo moderno, ya que la cuestión principal no
es el modo -temporal o formal- de encarar
las relaciones sociales de los actores, sino
la inmodificada situación de desigualdad
y marginalidad que las políticas de estado
potenciaban. Para ello se alentaba el pro-
ceso de reconocimiento de la necesidad de 9
darse una organización que resolviera los
problemas generales y dejara de lado las
cuestiones atinentes a la individualidad.
Pero es de destacar que las Ligas Agrarias,
desde su particular situación de estar com-
puestas por los sectores más empobrecidos
y marginados, no planteaban una ruptura ab-
soluta con un modelo clásico de crecimiento.
RESEÑAS
Sus principales críticas estaban dirigidas al
modelo liberal, por lo que reclamaban la trans-
formación o la supresión de la explotación
ejercida por actores de clases superiores y
la finalización de las luchas ficticias -por mo-
tivos coyunturales- entre diversas facciones
de un mismo grupo de actores o integrantes
de un mismo sector de clase.
Esto mismo se puede colegir y afirmar en el
caso de todas las investigaciones, mediante
 las cuales se procura destacar el accionar
para desarrollar la capacidad de los suje-
tos sociales -y sus estructuras de intereses
comunes, sus organizaciones voluntaria-
mente generadas-, para la superación de
las situaciones de desamparo o exclusión
y la circunstancial adhesión a estructuras
políticas que desde el llano van creando
alternativas para enfrentar el ejercicio de la
potestas del Estado.
En síntesis, puede decirse que este texto,
tal como anticipáramos, presenta una inte-
resante inmersión de lo rural en el marco
Carlos Vilas, Osvaldo Iazzetta, Karina Forcinito
Estado y Política en la Argentina actual
Buenos Aires, UNGS y Prometeo, 2005, 130 páginas
El texto presenta cuatro sólidos artículos
atravesados por el vector de la estatalidad.
Como bien mencionan Fernando Falappa y
Germán Soprano en el prólogo, el “libro pre-
tende contribuir al desarrollo de un debate
que sitúe al Estado en el centro del análisis
social”. Y hace esto desde un triple aborda-
je teórico que nos remite a la política como
tema aglutinador de los estudios: esas di-
mensiones son el Estado, la Democracia y
las Políticas Públicas.
El Estado pensado desde su capacidad
para operar en el contexto de la mundializa-
ción nos devuelve la pregunta sobre cómo
articular las nuevas formas de soberanía.
En el primer artículo, “Estado víctima o Es-
tado promotor? El debate sobre soberanía
y autonomía en el capitalismo globaliza-
10 do”, Carlos Vilas parte de la descripción de
dos enfoques diferentes sobre el papel y el
futuro del Estado en el contexto de la glo-
balización. El primero naturaliza la aparición
del fenómeno globalización, en tanto resul-
tado esperado del surgimiento de factores
instrumentales al desarrollo capitalista, prin-
cipalmente la oleada de nuevas tecnologías,
dando por resultado un Estado “víctima” que
RESEÑAS
estima por desaparecida su soberanía so-
bre el territorio nacional.
Para el segundo enfoque, la globalización
sería nada más que la “manifestación con-
temporánea de la multisecular dinámica
expansiva del capital”, donde el capital con-
tinúa siendo “la cuestión”. En este contexto,
el Estado se torna “promotor” y puede asu-
mir dos formas posibles: una activa, donde
se ocupa de fijar las reglas del juego, y
general de una sociedad, su política y las
representaciones que tienen los diversos
actores desde sus imaginarios colectivos,
sus roles y los que juegan los otros; con-
jugándose de esta manera con el proceso
más general de construcción social de la
realidad, que incluye a todos los grupos,
instituciones, corporaciones, clases rurales,
que se reconstruyen y reinventan.
Mariano Garreta
y Ernesto Bohoslavsky
una pasiva, donde delega competencias
en terceras instituciones. En ambos casos
todavía reclama la soberanía, pero sólo
acompañada de un concepto ampliado y
multidimensional de ciudadanía.
La Democracia pensada desde la periferia
nos permite observar la natural territoriali-
dad de la ciudadanía.
Por su parte, en el artículo “Estado y demo-
cracia: repensando un vínculo necesario”,
Osvaldo Iazzetta plantea de una manera
equilibrada aspectos centrales de la teoría
de la democracia. Ellos permiten un análisis
complejo desde las particularidades propias
de las democracias periféricas, poniendo én-
fasis en la especificidad histórica, elemento
al que por cierto no nos tienen acostumbra-
dos los intelectuales argentinos.
Dos aspectos son de especial interés: el
primero, una paradoja que señala que al
mismo tiempo que se percibe un empeora-
miento de la ciudadanía social derivado del
avance de las relaciones de mercado, tam-
bién se observa un retroceso en el nivel de
los derechos civiles en un contexto de ex-
pansión y vigencia de los derechos políticos.
El segundo, el rescate de la “ciudadanía
territorial” ampliada y entendida desde una
multiplicidad de lugares, que también im-
plica un rescate del rol activo del Estado en
tanto garante natural de su ejercicio.
Las políticas públicas pensadas desde el
doble abordaje de la intervención directa del
Estado y su implementación concreta en el
territorio nos devuelven un desfasaje históri-
co entre planificación y localización.
Karina Forcinito se ocupa de rescatar la
 centralidad y la funcionalidad de las políti-
cas estatales en “Notas sobre el papel del
Estado Argentino en la reestructuración
regresiva de la relación entre el capital y
la fuerza de trabajo. El caso de los secto-
res de infraestructura privatizados durante
los años noventa”. Luego de un profundo
repaso sobre la crisis y la reestructuración
capitalista de los años 70, que produjo como
efecto central mayores grados de internacio-
nalización del capital, la apertura de nuevos
ámbitos de valorización del mismo a nivel
nacional y la flexibilización del mercado de
trabajo, se llega al período democrático,
donde la subordinación de las políticas pú-
blicas y de la política económica a la lógica
de acumulación del poder económico toman
su forma mas dramática. Más interesante y
original resulta el análisis que muestra que
no es hasta los noventa cuando se produ-
ce el quiebre ideológico explícito a favor de
las reformas neoliberales, como “frutilla del
postre” de las reformas estructurales.
Este continuum de avance de la nueva ló-
gica del capital internacional se encuentra
vinculado, desde lo nacional, con la particu-
lar forma de resolución del problema de la
deuda externa y el conflicto distributivo en el
nivel del mercado de trabajo. En este senti-
do, la privatización de las empresas públicas
de servicios de infraestructura y la redefi-
nición de las condiciones de explotación
de la fuerza de trabajo fueron elementos
clave del programa nacional. Con todo, las
reformas tuvieron éxito sobre la base de
la efectiva intervención directa del poder
del Estado a través de las privatizaciones
y la redefinición de las condiciones de ex-
plotación de la fuerza de trabajo, o lo que
algunos autores llamaron en los noventa
“re-regulación y desregulación”. Por su parte,
en este proceso de redistribución del exce-
dente económico, las clases trabajadoras
permanecieron ausentes, mientras que los
organismos financieros internacionales fue-
ron sus activos ideólogos.
Por último, en “La incurable desidia y la cie-
Eduardo Duhalde
Comunidad Sudamericana
Logros y desafíos de la integración
Buenos Aires, Planeta, 2006, 314 páginas
“América Hispánica está presente. Y la ex-
perimentamos ‘nuestra’. Sentimos que
enclaustra una realidad pasada, presente
ga imprevisión argentinas. Notas sobre el
Estado, 1880-1930”, el objetivo de Ernes-
to Bohoslavsky es caracterizar el accionar
del Estado Argentino en el período elegido,
con especial énfasis en las instituciones de
castigo, represión, justicia y encierro, para
discutir el imaginario que la historiografía
ha creado. Y para esto apunta a descubrir la
distancia que existió entre las formas que los
historiadores han dado a las agencias del
Estado y la realidad que se podía encontrar
en las regiones y provincias del país, donde
aparecen por un lado la voluntad de control
absoluto sobre la cuestión social y, al mismo
tiempo, un racimo de instituciones en com-
petencia y con capacidades efectivas de
control territorialmente heterogéneas. Este
enfoque puede permitir un sinnúmero de
análisis similares desde la óptica de la imple-
mentación efectiva de las políticas públicas.
Pero también lleva al autor a pensar que la
caracterización del Estado hecha para el pe-
ríodo 1880-1930 es más pertinente de ser
aplicada a la descripción del gobierno de las
juntas militares (el verdadero Estado Molo-
ch) que a la respuesta que el mismo diera a
la “cuestión social” entre siglos.
Para terminar con esta reseña, coincidi-
mos con los autores del prólogo cuando se
preguntan si “subiéndonos a la cola de las
modas intelectuales y haciendo abuso de
las analogías teóricas entre el centro y la
periferia de la filosofía y del desarrollo ca-
pitalista, no estaremos multiplicando esa
repetición irreflexiva e improvisada que pa-
rece ser una característica definitoria de la
perpetuidad periférica”.
No obstante, antes que pensar con ellos que
podemos “como hizo Borges producir una li-
teratura cosmopolita en y desde la periferia
de la cultura occidental”, preferimos pensar
como hizo Jauretche que podemos produ- 11
cir una teoría del Estado y de la democracia
periféricas capaz de dialogar en su univer-
salidad con las teorías centrales.
Natalia Aquilino
RESEÑAS
y actual, no consumada en la esfera de la
política mundial, pero siempre rediviva en
la conciencia ancestral de Iberoamérica.
 Tal hecho emocional es el germen de una
nacionalidad en potencia que rebalsa las
fronteras sin causa, y cuya horizontalidad
geográfica tiende por ley histórica a la ver-
ticalidad de un sentido. Este nacionalismo
hispanoamericano ha sido contravenido
por nacionalismos locales, que reprodu-
cen, parcializados, los intereses agrarios
de las oligarquías nativas hostiles a la uni-
dad continental. Pero Iberoamérica reúne
las condiciones de una nación integral. Y
el falaz nacionalismo de las repúblicas sin
existencia propia, auspiciado desde afuera,
será sustituido por la conciencia de la na-
ción Iberoamericana”.
Al comenzar a escribir el comentario al li-
bro de Eduardo Duhalde, recordé esta cita
de Hernández Arregui que refleja muchos
de los aspectos, algunos utópicos -y por
tanto movilizadores- otros bien directos -y
por tanto referentes- de las dificultades po-
líticas de una construcción de semejante
envergadura.
Porque el libro de Duhalde navega entre
estas dos aguas. Por un lado, por la de la
afirmación de los objetivos estratégicos,
nacidos de la historia y del convencimiento
acerca de la manera de ser relevantes en el
mundo. Utópicos, a la manera de Galeano,
porque la utopía sirve para caminar hacia
delante. Tan movilizadores como lo es el
convencimiento del valor de lo común, la
“conciencia ancestral de Iberoamérica” que
menciona Hernández Arregui, y que sirve
para generar espacios de diálogo sobre te-
mas del presente, pero también del futuro.
Por otro lado, en la descripción de las res-
tricciones operativas, y no por ello menos
políticas, nacidas de la complejidad del
mapa de la integración, de las presiones
externas, de la dificultad concreta de en-
12 contrar al menos mínimos denominadores
comunes para lograr consensos; o sea, para
empezar a caminar.
Todas estas dimensiones están presentes
en el libro, en el que Eduardo Duhalde relata
cuidadosamente su experiencia al frente de
la Comisión de Representantes Permanen-
tes del MERCOSUR (CRPM), y sobre todo
el esfuerzo personal y de su equipo para
RESEÑAS
avanzar en la consolidación de la Comuni-
dad Sudamericana de Naciones (CSN).
El libro no hace sólo un relato formal o una
exposición de documentos. Tal vez porque
su concepción es muy parecida a la de
Hernández Arregui, Duhalde invierte sus
primeros capítulos en bucear en los por-
qués de la idea y en situarla en el marco de
la relación con el mundo. Así, desde “Suda-
mérica, comunidad de origen y destinos”,
hasta “Integración o desintegración en el
mundo global”, las raíces como sustento del
futuro están presentes.
Luego, el desarrollo de la agenda que da
sentido operativo a la integración. De los
porqué a los para qué, el libro nos habla de
las enormes posibilidades que en energía,
transporte, cultura, comunicación, finan-
ciamiento, entre otros, brindará el hallazgo
de los espacios y los métodos para la con-
vergencia. Resulta así bien interesante
desgranar uno a uno los campos en los que
la unidad de nuestros países promete ven-
tajas tangibles para la economía y para la
política.
Finalmente, los desafíos son analizados
con cuidado, marcando los caminos, bási-
camente políticos, para su superación.
Un poco de historia mas “íntima” de este
enorme esfuerzo desarrollado por Duhalde,
que tuve el enorme honor de compartir en la
CRPM, muestra a lo largo del libro cuestio-
nes ricas para la reflexión histórica.
El concepto de “América del Sur”, que po-
dría haber sido desde siempre factor de
unión, hubo de desarrollarse lentamente
a lo largo de las últimas tres décadas, mu-
chas veces rodeado de sospechas. Como
estrategia de enfrentamiento con México;
como herramienta de hegemonía brasile-
ña; como peligroso imán que podría afectar
al naciente MERCOSUR o a la más “vieja”
Comunidad Andina de Naciones (CAN); o
como espacio de competencia con la in-
fluencia norteamericana... lo cierto es que
había muchas fantasías que impedían el de-
sarrollo operativo de la idea. Sin duda, una
idea que necesitaba mucho trabajo; y sobre
todo, necesitaba de mayor maduración de
sus dos componentes fundamentales, la
CAN y el MERCOSUR.
Era, por esa misma razón, un proceso de-
licado. Juntar al Sur significaba hacerlo
sobre la base de lo existente, reforzándolo,
a pesar de que ambas regiones tenían sus
propias estructuras y agendas. Significaba
también evitar la percepción de liderazgos
hegemónicos; hallar mínimos comunes de-
nominadores para la agenda y el discurso;
definir posiciones básicas frente a delicadas
cuestiones extrazona; y resolver la cuestión
de la propia institucionalidad. Todo ello, en-
tre 12 países.
Cierto es que a principios de 2004, cuan-
do se lanzó la acometida que llevaría a la
Declaración de Cuzco en Diciembre de ese
año, y a la Primera Reunión de Presidentes
de la Comunidad Sudamericana de Na-
ciones (CSN) en Brasilia, en Diciembre de temas, pudiese abrir espacios de mayor ri-
2005, las condiciones políticas de la Región queza política, identidad y relevancia. Como
era particularmente favorables. dice Duhalde en el libro, encontrar y poten-
Las elecciones que se fueron desarrollando ciar “las diferencias que nos unen”.
desde 2003 consagraron presidentes con De allí, el crecimiento podría, tal vez, darse
una mirada absolutamente convergente naturalmente en lo operativo, pero con una
en lo político, lo que facilitó mucho el diálo- constante inversión de tiempo y vocación
go. Las posiciones de todos los países en por parte de los presidentes.
cuestiones críticas como la guerra de Irak, Pero a pesar de estos problemas, el es-
el papel de los organismos multilaterales de fuerzo vale. Las viejas ideas de Hernández
crédito, el proteccionismo del Norte, habían Arregui acerca de las relaciones “hacia
sido también convergentes. El MERCOSUR, adentro” (la búsqueda de una identidad
con la creación de la CRPM y el nombra- como movilizador) y “hacia afuera” (la
miento de Duhalde, y la CAN con Allan dialéctica permanente del poder) no han
Wagner, tenían dirigentes respetados, con cambiado, y llaman la atención hacia la ne-
consenso y capacidad de iniciativa. cesidad de consolidar la relevancia; esto es,
Y, aunque pudiera parecer a primera vista la capacidad de influir en el poder.
marginal, gracias a la iniciativa de Enrique La agenda internacional que requiere de
Iglesias, el BID había desarrollado una nuestras voces unidas es enorme, en núme-
agenda de infraestructura que estaba ma- ro e importancia. En los problemas políticos
dura como para servir de base a la agenda del multilateralismo, en especial los que ex-
común de la Comunidad. presan la inequidad del poder, el comercio,
Con ese panorama, Duhalde inició una el ambiente, nuestra región tiene capacidad
sucesión de encuentros que le llevaron a de influencia y negociación.
encontrarse al menos tres veces con cada Pero el camino hacia adentro es riquísimo
presidente, y a visitar todos los continentes, también. Basta con ver las agendas de la
palpando la voluntad de avance, las restric- CAN y del MERCOSUR, las realizadas y las
ciones y posibilidades. futuras, e imaginarlas como parte de una
En la reunión de Iguazú, en Julio de 2004, construcción común, para entender la po-
propusimos a los presidentes de países tencialidad de la Comunidad.
miembros y asociados del MERCOSUR, De todos modos, dejando de lado las
lo que en ese momento dimos en llamar cuestiones internas puntuales, hay una
la “Agenda ampliada”; esto es, trascender dimensión temporal que no puede ignorar-
la prioridad del comercio, para avanzar en se. El mundo de hoy está en permanente
nuevas áreas de integración: física, energé- constitución de nuevos espacios políticos y
tica, financiera y cultural. Los Presidentes comerciales, más aun luego del fracaso de
aceptaron la idea, generando de tal mane- la Ronda de Doha. Sin paraguas multilate-
ra una base más concreta de trabajo para ral, cada país o grupo de países busca su
nuestra relación con la Comunidad Andina conveniencia para no quedar fuera de los
de Naciones. espacios que se van formando. Si este pro-
El resto de la historia está contada en deta- ceso se profundiza, las fuerzas que “tiran
lle en el libro, que muestra como ese “hilván” hacia fuera” se irán multiplicando y harán 13
se fue construyendo con enorme paciencia, cada vez más complejo encontrar fuerzas
país por país, tema por tema, hasta llegar a centrípetas que atraigan hacia la integra-
la reunión de Cuzco, en la que se firmó el ción con igual fuerza. Sólo entonces, con
acta constitutiva de la CSN. fuertes liderazgos, se podrá mantener y ha-
Queda entonces la pregunta acerca del cer crecer el proyecto de la CSN.
futuro de la CSN, que en el último año ha su- Por ello es que resulta necesario mantener
frido los avatares de conflictos internos en la vivo el ideario, avanzando con logros con-
CAN y el MERCOSUR, y sobre todo de la cretos, aunque sean menores, de modo que
RESEÑAS

dificultad para resolver las dos cuestiones la idea se refuerce. Está en nuestra historia,
centrales: la institucionalidad y la agenda. pero hay que alimentarla.
La CSN nunca se pensó como un sustitu-
to de las regiones existentes, sino como el
emergente de un proceso de convergencia
que, trabajando en paralelo en diversos Eduardo Amadeo
RESEÑAS
En la Argentina la vida literaria e intelectual
se muestra parcialmente a través de los
grandes diarios capitalinos, de los medios
visuales, de algunas revistas. La actividad
editorial suele ser absorbida por grandes
empresas que no dan cuenta de todo el
quehacer productivo del país, ni tampoco
de lo mejor del mismo, pero obtienen el eco
de los comentaristas. Van quedando en las
distintas provincias autores valiosos e ig-
norados por el conjunto, cuyas obras son
publicadas por sellos locales, editoriales
pequeñas o colecciones dirigidas por escri-
tores. Este último es el caso de La comarca,
incluida por su autor Carlos Robles en la va-
liosa serie que publica, desde hace varios
años, con el nombre de El Robledal, en la
provincia de Salta.
Carlos Robles no es un desconocido en la
región ni en el país, pero no se lo conoce
suficientemente. Sus libros anteriores Río
Chicoana, Vagón de cola, Cuentos del ca-
minante, etcétera, no han sido comentados
por los grandes semanarios culturales ni
ingresan en las lecturas del taller o la univer-
sidad, tampoco en su propia provincia. Y sin
embargo son obras importantes, que refle-
jan la vida y el pensamiento de una región
argentina, más ligada a la vida cultural de
los países aledaños que al reducido mundi-
14 llo capitalino, tan pagado de sí.
Robles es un contador de historias, un
historiador, un cronista, un novelista. Ha re-
cogido de manera singular los hechos y las
anécdotas de su provincia y los mitos que
pueblan el imaginario social, fusionando
su conocimiento del campo y la ciudad, su
pertenencia a la economía regional, su trato
con puesteros, señores y peones, su memo-
ria familiar y su vocación literaria.
La comarca, nueva prueba de su talento y
facundia expresiva, ha merecido de su autor
el novedoso subtítulo de “ensayo para no-
vela”. Y en efecto, se trata de una obra que
ostenta cierta hibridez genérica, asumida a
conciencia. Puede ser considerada como un
Carlos Robles
La comarca
Ensayo para novela
Salta, El Robledal, 2006, 345 páginas
ensayo en defensa de la identidad comar-
cana, y tiene visos de novela por el acento
personal y la marca autobiográfica que tiñen
sus capítulos con el sabor de la experiencia,
el tiempo vivido y la subjetividad lírica.
Por otra parte, hay en esta obra una sólida
información territorial, geográfica, económi-
ca y humana sobre la región salteña, que ha
sido recorrida por el autor en todas direccio-
nes, desde el Norte a la región chaqueña o el
valle calchaquí, con fuertes y originales des-
cripciones que evitan el lugar común y los
clichés del mapa turístico. Asoma igualmen-
te en sus páginas un recuento de hechos,
personajes y situaciones, recogido por una
mirada que es a un tiempo contemplativa y
crítica. Su criticismo del anquilosamiento de
ciertas formas de pensar y de actuar no le
impide manter la pureza contemplativa, el
amor a la belleza de la tierra, la desnudez
poética del escritor genuino.
A través de estas nutridas páginas accede-
mos a la conformación física y espiritual del
Noroeste Argentino, el modo de ser de sus
gentes, el ethos orgullosamente criollo del
paisano y el hombre de ciudad. También nos
es dado participar de polémicas internas so-
bre el desarrollo de la región, que para unos
debe ser anclada en la inmovilidad, mientras
para otros -entre ellos, el propio autor- ha
de abrirse a transformaciones positivas, sin
pérdida de su idiosincrasia.
Todo ello ha sido expuesto en un lenguaje de
innegable calidad narrativa y expositiva, que
tiene como base la prosa hispánica de anti-
gua herencia matizada por el habla regional
que Robles asume con naturalidad, sin caer
nunca en la vulgaridad ni en el empaque.
Me ha parecido este libro un excelente
ejemplo de la mejor producción nacional,
ignorada desde el ruido y la banalidad que
han invadido muchos espacios citadinos,
y desde la alienación que suele pesar en
nuestros medios intelectuales.
Graciela Maturo