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Todo ser humano atraviesa por dificultades, a veces de una forma u otra,
pero todos atravesamos por momentos de tribulación. No todos con la misma
intensidad o en el mismo sitio, sino que cambia tanto en su naturaleza como en su
intensidad. Pero hay algo que es muy cierto en la tribulación: las pruebas son
ineludibles, no nos podemos escapar de ellas. No se pueden evadir, es parte del ser
humano.
Para comprobar si un diamante es genuino, una de las pruebas que los joyeros
aplican, es la que ellos llaman la prueba del agua. Un diamante falso nunca va a
2:
brillas con la misma intensidad que un diamante genuino. Pero a veces es difícil
distinguir a primera vista. Los que conocen de piedras preciosas, dicen que la prueba
del agua definitivamente permite detectar entre un diamante genuino y uno que no lo
es. Lo que se hace es sumergir ambas piedras en agua limpia y lo que se percibe es que
el diamante genuino resplandece con un brillo singular y la otra piedra pierde su
brillo. Esto es lo que hacen las pruebas en cuanto a la fe del creyente, aquellos que
dicen conocer a Cristo.
Todos para comenzar debemos establecer el hecho de que todo ser humano,
creyentes o no creyentes, pasamos por pruebas, es una experiencia universal.
La Biblia nos enseña que todos somos seres caídos, hemos sido afectados por
el pecado, vivimos en un contexto caído, en un mundo caído, en una sociedad caída y
por lo tanto experimentamos pruebas múltiples, de todo tipo.
Creo que todos nos identificamos con ese común denominador. ¿Quién no
es nacido de mujer? Todos, absolutamente. Nuestra vida es corta, 75 años como
promedio de acuerdo a la OMS, y en esos años hemos nacido y vivimos para ser
turbados, para ser probados.
3:
Eclesiastés nos presenta un análisis desde la perspectiva humana de la
condición humana en 2:22-23:
22
Pues, ¿qué recibe el hombre de todo su trabajo y del esfuerzo de su
corazón con que se afana bajo el sol? 23Porque durante todos sus días su
tarea es dolorosa y penosa; ni aun de noche descansa su corazón.
También esto es vanidad.
Lo que nos está diciendo el rey Salomón es que todos nuestros días están
afectados, teñidos por tribulación o aflicción de algún tipo. Aún el Señor Jesús
experimentó y vivió esto.
Su vida se distinguió por una vida de quebranto, una vida de pruebas, y asís
como el Señor pasó por aflicción, también nos advierte en Juan 16:33
33
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Qué esperanza nos da el apóstol. Hay aflicción pero también hay victoria. Las
pruebas son un hecho inevitable en nuestra vida, y Santiago nos enseña que la fe
genuina de un creyente no se va a demostrar por la ausencia de aflicciones o pruebas
en nuestra vida, sino en cómo el responde ante la aflicción.
Este versículo muestra que Dios dejó solo al rey para probarlo, para
hacerle conocer lo que había en su corazón. Dios sabe todo lo que hay en
nuestro corazón, pero nosotros no.
Jeremías nos dice que Dios quiere que le entendamos más y que le
conozcamos más, y a veces la única forma en la que le podemos y entender
es a través de una prueba intensa, o de cualquier magnitud
2. Para Humillarnos
Dios envías las pruebas para humillarnos. Para enseñarnos a
desconfiar de nuestra propia fortaleza y confiar en Él. Para bajarnos del
pedestal en que nos hemos subido.
Pablo había tenido un privilegio muy grande: ser escogido por Dios
para servirle a Él. Tenía dones incomparables, habilidades humanas pocas
comunes, revelaciones como ninguna otra persona había tenido.
Previamente en este mismo pasaje leemos:
2
Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (no
sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el
tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3Y conozco a tal
hombre (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo
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sabe) 4que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras
inefables que al hombre no se le permite expresar.
¿Sabes que tipo de hijo quiere Dios? Isaías 66:2 nos lo dice:
2
Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a
ser—declara el SEÑOR. Pero a éste miraré: al que es humilde y
contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.
Como siervo de Dios siempre debes mantenerte con la cabeza abajo.
Dios desea que nos enfoquemos en las cosas de arriba, y que nos
alejemos de pensar o enfocarnos en las cosas terrenales y seculares. En Mateo
6:33 leemos:
33
Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas.
Dios envía pruebas para que valoremos aquellos que realmente vale,
lo que es eterno, en las cosas espirituales, las cosas que nunca van a terminar,
donde no habrá muerte, donde no habré enfermedad, donde no habrá
ningún tipo de desgaste.
Fuimos destinados para esto: la gloria; una realidad que cada día
está más cerca. Pablo continúa diciendo en 2 Corintios 4:16-18
16 Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro
hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre
interior se renueva de día en día. 17 Pues esta aflicción leve y
pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa
toda comparación, 18 al no poner nuestra vista en las cosas que
se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven
son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Las pruebas nos ayudan a poner la mira en las cosas que realmente
tienen valor eterno.
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5. Nos ayudan a revelar lo que realmente amamos
Un ejemplo muy familiar lo encontramos en Génesis 22:1-17. En
este pasaje se describe la prueba más crítica en la vida de Abraham, donde el
Señor le manda hacer algo inimaginable.
La prueba demostró que Abraham por sobre todas las cosas amaba
a Dios, y a menudo la prueba tiene ese objetivo: mostrarnos lo que
realmente amamos. ¿Amamos más a nuestro padre, madre, hijo, hija, esposo,
esposa, novio, novia, nosotros mismos? O quizá no es una persona,
probablemente sea una posesión, o una posición, el reconocimiento de la
gente, el dinero, el trabajo, etc.
Quizá haya algo que todavía tiene nuestro primer amor, y que no es
Dios. Dios utiliza la prueba para ayudarnos a entender esto.
Que hermoso es saber que las pruebas por las que pasamos también
pueden ser de bendición para nuestros hermanos.