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El día de hoy vamos a estudiar una evidencia más de que cada uno de
nosotros tenemos la culpa de nuestro pecado, y no Dios. La quinta evidencia es La
Naturaleza de la Regeneración.
Por otro lado, Wayne Grudem en su libro Doctrina Bíblica, dice lo siguiente:
“Es un acto secreto de Dios en el que Él nos imparte nueva vida espiritual”.
Me parece que Grudem es muy claro al expresar esta definición del término
regeneración. Además, la misma estructura de la expresión “regenerar” nos señala el
significado que tiene: generar de nuevo.
2:
Este nuevo “generar” se refiere a la vida interna del hombre, la vida
espiritual. El libro de Efesio nos dice cuál era nuestra condición antes de que
conociéramos a Dios, por ejemplo en Efesio 2:1-3 leemos
1
Y El os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de
este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que
ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también
todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra
carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por
naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
El pecado, tal como lo dice el texto, era nuestro amo. No podíamos hacer
otra cosa que pecar. En nosotros no había posibilidades de hacer algo bueno, debido
a que estábamos habituados a hacer el mal.
El texto no dice que haya habido algo en el hombre que convenciera a Dios
de darle nueva vida. La palabra “su voluntad” esta refiriéndose al hecho de que
es una decisión de Dios únicamente.
3:
En relación a este texto, John MacArthur dice lo siguiente:
“Desde el punto de vista teológico y lógico, esa es la única forma en la que
la vida pueda darse a los muertos. Los muertos no tienen conciencia o
compresión de pecado, ni deseos de volverse de él, y no tienen poder o
recursos para cambiar, si lo quisieran hacer. Ni siquiera saben, desde luego,
que están muertos. La regeneración solo puede ocurrir por la soberana
voluntad y el poder de Dios, la Fuente y el Dador de la vida espiritual”. Fin
de la cita
Ahora quisiera hacer un ejercicio. Por favor, que levante la mano la persona
que eligió nacer físicamente. Levante la mano la persona que le dijo a sus padres
en que día quería que fuera su parto. Pues así como nadie de nosotros decidió o
tuvo parte en su nacimiento, tampoco lo tenemos en el nuevo nacimiento.
Es imposible que el hombre haga algo por si mismo. Jeremías 13:23 dice:
23
¿Puede el etíope mudar su piel, o el leopardo sus manchas? Así vosotros,
¿podréis hacer el bien estando acostumbrados a hacer el mal?
Observe como ni siquiera podemos decidir hacer el bien. Solo Dios puede
hacer que nuestro interior cambie, y ahora esté orientado a hacer el bien, y esto
lo hacer mediante el nuevo nacimiento.
Solo una persona que ha sido regenerada por Dios puede entender lo que la
Biblia enseña. Por lo tanto, solo los que han sido regenerados, son hijos de Dios.
Después de que Agustín se convirtió, una mujer con la que había vivido en
otro tiempo, lo llamó mientras caminaba por una calle, pero él no respondió.
Ella insistió y finalmente corrió hacia él y le dijo: “Agustín, soy yo”. A lo cual
respondió: “Lo sé, pero ya no soy yo”.
El apóstol Juan nos lo dice de una forma tan sencilla en Juan 17:17
17
Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.
Un comentarista dice:
Aunque la salvación es la mayor bendición que un ser humano pueda recibir,
su objetivo fundamental no es beneficiar al hombre, sino cumplir el propósito
soberano de Dios de que los cristianos lleguen a ser primicias de sus criaturas”.
Fin de la cita.
Las primicias eran lo primero y lo mejor de los cultivos que estaban cosechando
y eran por lo general un indicador de cómo sería el resto de la cosecha.