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crónica de

Desde que era


estudiante, Alondra de
la parra encontró la
manera de dirigir a sus
compañeros.

una derrota y
varios golpes
de audacia
En este año, de la parra no sólo se convirtió en una de las
estrellas de los festejos del bicentenario, sino también
su disco Mi alma mexicana ha roto los récords de ventas.
wilbert torre nos entrega un retrato de cuerpo entero de la
directora de orquesta más famosa de méxico. Se trata de un
adelanto de su libro de perfiles Todo por una manzana.
por wilbert torre
Un empresario es el híbrido de una bailari- frente a la orquesta y de espaldas a una de-
cena de distraídos espectadores sentados en

na y una calculadora, escribió Paul Valéry: unas bancas de madera, su actitud se ase-
mejaba a la de un médico que diagnostica a
serlo exige pasión, carácter y precisión. un mediodía, con un aire de suficiencia la mañana para estudiar la pieza que diri- un enfermo en estado crítico. “Los violines
Alondra de la Parra es el prototipo del em- que en su voz juvenil e impetuosa no sona- giría en un concierto en Manhattan. suenan retrasados”, advirtió con la cabeza
presario total, con un añadido imposible ba chocante. Sostenía con la mano derecha Decidió bautizarla como la Orques- erguida, cuando la orquesta terminó de to-
de pasar por alto: es tan audaz como para un tenedor con un bocado de pasta en un ta Sinfónica México-Americana —con el car el fragmento de una pieza. “¡Esos meta-
hacer cosas imprudentes, y tiene eso que comedor atestado de jóvenes estudiantes tiempo se transformaría en la Orquesta Fi- les, más intensidad!”. Arqueó las cejas y con
Martín Luis Guzmán llamaba “el genio de música, que devoraban pedazos de pi- larmónica de las Américas—, y para fun- la mirada dio a entender que había algo que
de la acción”, más buena suerte que un zza y papas fritas. Decidió contratar a darla tuvo que tocar muchas puertas más no terminaba de gustarle. Luego movió la
gato con siete vidas, una suerte que con algunos de sus compañeros de la Man- que en aquel concierto de debutante. Creó cabeza en desaprobación y alzó la voz para
frecuencia le permite sortear las dificulta- hattan School of Music, la escuela donde un consejo que integró con personalidades volver a corregir. A veces gritaba un poco y
des en las que se mete. Hace algunos años, estudiaba piano, y celebró el concierto en del mundo artístico, cultural, diplomático tarareaba con frecuencia. Le gusta tararear.
cuando sospechaba que tenía talento, no septiembre de 2004, en el Town Hall de y empresarial de México y Nueva York. La orquesta estaba compuesta por
esperó a confirmarlo ni quiso indagar si Nueva York, con una orquesta formada Durante un año y cuatro meses se encargó una singular reunión de hombres y mu-
sería suficiente para alcanzar la imagen por 80 hombres y mujeres, ante 1 500 de todas las tareas que conciernen a una jeres: un mexicano de cabello largo que
idealizada del artista que se entrega sin personas. Un crítico escribió una reseña orquesta: era manager, agente de relaciones estudiaba violín en la Manhattan School
condiciones al arte. “Nunca fui una niña elogiosa y ella pensó que aquello no podía públicas, presentadora, productora, re- of Music (y que por las noches tocababa
prodigio”, me dijo un día lejano, cuando no terminar en una aventura pasajera. caudadora de fondos y directora. Habilitó música veracruzana para sobrevivir),
era la celebridad que hoy aparece en poses Entonces, en un segundo arrebato como oficina su pequeño departamento en un venezolano de jeans y sandalias con un
de diva en los espacios nocturnos de las te- de insolencia, lanzó un proyecto con un la 100 Street de Manhattan, en la frontera violín, una mujer en sus treinta de origen
levisoras y los periódicos más influyentes doble objetivo: fundar la orquesta que le con Harlem. Por las mañanas, mientras holandés que llevaba unas gafas con fon-
de México y Estados Unidos o en Quién y permitiera ser directora y hacer de aqué- estudiaba piano, hacía llamadas y enviaba do de botella y que se aprestaba a celebrar
Caras, revistas dedicadas a dar cuenta de lla la primera sinfónica dedicada a la mú- mensajes por e-mail para convencer a más un concierto de chelo en Europa, y otro
los pasatiempos, modas y caprichos de los sica latinoamericana y a compositores y gente de sumarse al proyecto. venezolano nacido en Maracaibo. Las ór-
ricos y famosos en México. solistas latinos. Era una idea surgida de En estos días la estructura precaria de denes de Alondra de la Parra —dictadas
A los 23 años, cuando el consulado la frustración que le provocaba saber que aquel concierto improbable mutó en un jet en inglés y ocasionalmente en español—
de México en Nueva York la invitó a par- en Estados Unidos, un país habitado por musical de 1.5 millones de dólares. Alon- provocaban un súbito eco que descendía
ticipar en el festival “México Now” —una 49 millones de hispanos que representan dra de la Parra se convirtió en la primera desde los techos elevados de la iglesia.
semana dedicada al arte mexicano en la la primera minoría racial, por encima de mexicana en dirigir una sinfónica en Nue- “¡No tan alto!”. “¡No tan de prisa!”. “It is
Gran Manzana—, sabía que estaba frente los negros, no existía una orquesta con va York y ahora tiene una oficina con asis- very important that you lean on the beats!”.
a una de esas oportunidades que sólo se repertorio latinoamericano, y que era im- tentes que trabajan sobre varias pistas. Ha El ensayo se alargó un par de horas. Al
presentan una vez, y en un desplante de posible que las nuevas generaciones de dirigido las filarmónicas de Buenos Aires final despidió a los músicos y les recordó
osadía planeó su primer concierto, una músicos venezolanos, mexicanos, colom- y Montevideo, las sinfónicas de Dallas y la que debían presentarse vestidos de gala y
aspiración legítima en una directora de bianos, argentinos, peruanos, chilenos y Nacional de México; la Orquesta de Cáma- perfumados, dos días después, el viernes.

E
orquesta, salvo por un detalle relevante: salvadoreños se presentaran en la Unión ra de Los Ángeles, la Orquesta Nacional
no era directora de orquesta. No poseía un Americana a menos que contaran con un Rusa y la Ópera Nacional de Washington, n esa iglesia Alondra de la Pa-
nombre, prestigio y tampoco contaba con agente. En los ensayos compartía con sus con Plácido Domingo. En sólo tres años, rra dirigió por primera vez una
los músicos que deseaba dirigir. Era una compañeros el desencanto por esa falta lo que lleva terminar la enseñanza secun- orquesta, en una ciudad que no
desconocida que llevaba algunos años reu- de conexión y oportunidades. daria, construyó una orquesta con el peso le era en absoluto desconocida.
niendo a sus compañeros en la escuela de Había nacido en Nueva York en la década
música para dirigirlos, cuando en busca Saint Peter’s Church, una iglesia peque- de los ochenta, cuando sus padres eran es-
Alondra es la imagen del triunfo
un maestro le dijo: “Tienes un don que ni
de ayuda decidió tocar puertas a las que siquiera imaginas”. ña y hermosa con un campanario alto tudiantes y trabajaban ahí, y desde que era
algunos políticos y artistas consumados
tal vez jamás habrían considerado llamar.
transfronterizo en un país que, epidemia de influenza, fue investida “Em-
que se eleva en Chelsea, un alegre barrio
neoyorquino repleto de galerías de arte
una niña que estudiaba piano deseó regre-
sar algún día a la Gran Manzana. Sabía que
Una de ellas fue la de Emilio Azcárraga cuando se expone más allá de su bajadora cultural” ante el mundo, como si y restaurantes. Es alta y delgada, tiene allá estaban las mejores escuelas de música
Jean, propietario de Televisa, uno de los
hombres más poderosos del país. Era una
territorio, ve transcurrir con su batuta tuviese poderes capaces de con-
vertirla en una salvadora posmoderna
unos destellantes ojos verdes y un rostro
largo que, cuando sonríe, adquiere una
del mundo. Se mudó a los 19 años y se en-
roló para estudiar dirección de orquesta y
estudiante de piano que desde los 15 años, impotencia una lista de fracasos. de las desgracias nacionales. Es la imagen apariencia infantil acentuada por un par piano en la prestigiada Juilliard School
la edad en la que las chicas abrazan sueños del triunfo trasfronterizo en un país ensi- de dientes separados y grandes como y un año después apostó por ser solista de
rosas, anhelaba alzarse en el medio de un mismado y en buena medida habituado los de un conejo. Es tan linda como para piano. Se dio cuenta de que para dirigir era
enjambre de músicos empuñando una “Yo no tengo nivel, solíamos decir específico de una industria, y ella se trans- a crecer hacia dentro. Un país que, cuan- recibir silbidos cuando se para en un foro clave que dominara un instrumento. Lle-
batuta. En unos cuantos días pudo reunir con tristeza, y nos conformábamos con formó en algo parecido a una marca que se do se expone más allá de su territorio, ha televisivo para ser entrevistada. Es caris- nó una solicitud en la Manhattan School
50 mil dólares para aquella presentación ser buenos músicos en nuestros países, repite por todas partes. Es el miembro más visto transcurrir con impotencia una larga mática y tiene una personalidad llena de of Music pensando que no la aceptarían,
inaugural. Recuerda que fue una circuns- sabiendo que era imposible llegar a las joven del consejo directivo de los premios historia de fracasos. vigor y energía. Estaba ante el centro del porque sus aulas suelen ser ocupadas por

L
tancia curiosa, porque primero tuvo el di- grandes ligas”, dijo mientras terminaba de Grammy Latinos, maestra de estudiantes altar, debajo de un Cristo azul en un vitral. muchachos que fueron niños-genios o que
nero y después los músicos y la orquesta. dar cuenta de su pasta a la marinara en un pobres de Harlem y de niños mexicanos a conocí una noche de verano, Llevaba el cabello largo y alborotado. No nacieron empuñando un instrumento.
Fue su primer gran golpe. plato colocado sobre la partitura de In the que aspiran a ser músicos. Cuando la un año después de que había estaba maquillada ni se había pintado los Fue aceptada y pronto se percató de
“No tuve ningún problema porque Waterfront, de Leonard Bernstein. Era me- imagen de México se tambaleaba afecta- fundado la orquesta. Hacía ca- labios y vestía zapatos bajos, suéter rojo y que su técnica era precaria, así que co-
sabía exactamente lo que debía hacer”, dijo diodía y se había despertado a las cinco de da por la emergencia provocada por una lor y asistía a un ensayo en la unos jeans negros de estudiante. Situada menzó a alternar las clases de piano con la

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alondra de la parra

dirección de orquesta. Encontraba la ma-


nera de convencer a sus compañeros de
estudio de que le permitieran dirigirlos.
No tenía dinero para pagarles, así que al fi-
nal del día compraba una pizza que todos
sabía que estaba frente
comían sentados en el piso. Mientras estu- a una oportunidad
diaba piano, tomaba clases particulares de
dirección y seguía la pista de los composi-
única y en un desplante
tores jóvenes para convencerlos de que la de osadía planeó su
dejasen dirigir sus piezas. Un día le dijo a
Michael Charry, su maestro de dirección, primer concierto, sólo
que si conocía alguna orquesta que necesi- que todavía no era
tara una ayudante, ella estaba dispuesta.
Poco tiempo después Charry le ha- directora de orquesta.
bló sobre la New Amsterdam Symphony
Orchestra. “Asistí a una entrevista y uno
de los directores me dijo que no tenían di-
nero para pagarme, pero que podía estar
ahí y ayudar”. Iba a todos los ensayos y
se encargaba de colocar las partituras, las
sillas y los atriles. Trabajaba como tra-
moyista y asistente del director, y cuando
no estaba llevando y trayendo cosas, se
sentaba entre los miembros de la orques-
ta y se concentraba en la pieza que se in-
terpretaba. Intentaba comprender lo que
ocurría en el ensayo, tomaba anotaciones
de las instrucciones del director y hacía
lo posible por memorizar la música. “La
estudiaba a fondo, como si me preparara
para un concierto”. Después de un año y
medio sin salario comenzaron a pagarle
50 dólares por sesión, y una noche un
tipo joven llamado Eckart Preu, uno de
los directores jóvenes, le preguntó:
“¿Quieres dirigir un minuto?”.
En el intermedio, Preu dijo a los
miembros de la orquesta que le daría una
oportunidad y ella escaló la pequeña tari-
ma desde la cual gobierna el director. Fue
la primera vez que dirigió un grupo de
músicos que no eran sus compañeros
de la Manhattan School of Music y recuer-
da que fue una experiencia intimidante.
Luego la New Amsterdam Symphony Or-
chestra le permitió probarse hasta que se
convirtió en directora invitada. Recuerda
este episodio con una mezcla extraña de
alegría y tristeza. Dice que en la orques-
ta amateur escaló todos los peldaños hasta
llegar a la cima y que ese hecho sintetiza lo
que es Nueva York: uno de los epicentros
de arte más visibles y competidos del orbe,
en el que cualquiera que lo intente puede
recibir una oportunidad. “Si das el ancho
te dicen adelante y si no, te despiden. Eso
le da nobleza a esta ciudad. No importa si
eres gordo o guapo, si eres amigo del direc-
tor, o parte de una familia importante”.
Meses más tarde, otro director de or-
questa le sugirió presentar una solicitud

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alondra de la parra

trarles lo que desea cantando, en lugar


Alondra de la parra siempre
de recurrir a un disco. En otro momento ha seguido lo que le dicta el
volvió a ordenar una pausa y comenzó a
bailar con las manos extendidas, como
instinto. Cree en sí misma y tiene
si se preparara para abrazar a alguien, y una singular capacidad para
dijo a los miembros de la orquesta: “¡En
este instante ella encuentra a un hombre convencer a los demás.
joven! ¡Tienen que sentir la misma emo-
ción! ¡Tienen que sentir la música!”. pieza”. La directora de los gestos audaces Silvestre Revueltas. Dijo que encontraba
Ensayaron dos horas y decretó un se había curtido en el territorio implacable en ella “un temperamento musical fuerte,
receso. Todos los músicos vestían panta- de la tenacidad que no admite renuncias. una técnica sólida y una aproximación se-
lón o falda color negro y camisa blanca. La orquesta interpretó cuatro piezas ria y estudiosa a las piezas que interpreta”,
Algunas mujeres llevaban zapatos altos. en el transcurso de las cuales Alondra y terminó expresando un deseo: creía ne-
Unos minutos antes de las ocho de la no- de la Parra alternaba tocando el piano cesario que las orquestas importantes del
che las bancas de la iglesia comenzaron a y dirigiendo desde una plataforma. Por país la convocaran como directora invita-
ser ocupadas por vecinos del barrio, neo- momentos el concierto parecía mutar en da. “El hecho de que sea mujer, mexicana
yorquinos de traje y corbata, mujeres en una tragedia musicalizada en la que ella y que tenga sólo 23 años no debería ser un
vestidos vaporosos de verano y adoles- no sólo dirigía, sino actuaba: se estreme- obstáculo. Al contrario”, escribió.
centes y niños en bermudas y sandalias. cía, gritaba y estrellaba las manos en el Brennan quiso ser elogioso y sin pre-
Los músicos aparecieron en un escenario aire como si el lenguaje corporal fuera un tenderlo metió en un conflicto a la estu-
en forma de herradura improvisado en conducto de sensaciones que le permitie- diante con aspiraciones de directora. Cua-
el altar y Alondra de la Parra entró por ran conectar con los músicos. tro meses después de la presentación en
uno de los pasillos. Llevaba un vestido Al final del concierto Carlos Zedillo le Manhattan, Arturo Diemecke, director de
negro y ajustado a la cintura y con la ba- entregó el ramo de rosas y su padre la besó. la Orquesta Sinfónica Nacional de Méxi-
tuta blanca en la mano izquierda parecía Ella parecía aún en estado de trance: estaba co, la llamó para pedirle que se presenta-
un hada futurista. Hizo una reverencia, entre el público y parte de su familia, pero ra como directora invitada. Ella aceptó,
saludó al público y sonriendo, dijo: todo indicaba que seguía conectada con la trabajó en la preparación de un programa
“¡Vamos a divertirnos!”. “¡Vamos a orquesta. Recordó que en esa iglesia había y las cosas salieron bien. Pero de pronto
hacer música!”. dirigido por primera vez un concierto y que comenzaron a lloverle convocatorias den-
Su padre, Manelik de la Parra, ocu- cuando lo hizo se enfrentó a una incógnita. tro y fuera del país. Recuerda que un día,
paba un espacio en la primera banca. Su- Tenía miedo de que las cosas no salieran cuando salía de la escuela, se dio cuenta de
para participar en el retiro para directores idea loca”. Ahora estaba ante la primera ken kiesler le enseñó que el director está daba como si acabara de salir de un baño bien. Esa noche, dijo, había sido un desafío que todo transcurría a una velocidad ver-
de orquesta de Medomak, un famoso pro- confirmación certera de que se trataba de para ayudar a los músicos y para aportar sauna y conversaba con Carlos Zedillo, diferente al dirigir y tocar el piano. tiginosa; tenía dudas y temores. Sabía que
a la belleza de la música.
grama intensivo que se imparte en una una aspiración posible. En los siguientes novio de la directora de orquesta, un chico “Tuve que soltar a la orquesta y me- no estaba preparada y que sería imposible

E
cabaña en medio de un paisaje boscoso meses trabajó con más intensidad y dis- joven, largo y flaco que llevaba en los bra- terme en el piano. Al final se fueron algu- mantener el paso de un director experi-
de Maine. No estaba segura porque no te- ciplina. Estudiaba la maestría en Nueva l viernes Alondra de la Parra zos un ramo de flores. En el intermedio De nas notas. Lo sé. Es una lección”. mentado que cuenta con un repertorio de-

A
nía una maestría en piano, pero lo intentó. York y viajaba con regularidad a Michi- llegó puntual a Saint Peter’s la Parra recordó que desde que su hija era purado en el transcurso de los años para
Otra vez, contra lo que esperaba, volvie- gan para continuar sus estudios de direc- Church. Eran las cuatro de la una niña lo acompañaba a los conciertos londra de la Parra siempre ha presentarse con regularidad.
ron a aceptarla. “Estaba feliz y muerta de ción con Kiesler y cuando llegaba el vera- tarde y tenía dos horas para de música clásica y permanecía absorta seguido lo que le dicta el ins- Estaba en una encrucijada: si decía
miedo”. El fundador era Kenneth Kiesler, no regresaba a Medomak. ensayar por última vez el programa que mirando a los músicos que tocaban el che- tinto. Cree en sí misma y tiene que no, podría interpretarse como una ac-
uno de los directores de orquesta más pro- Lo que más le atraía del retiro era la fi- presentaría por la noche, un concierto con lo. Un día él le dijo que se concentrara en una singular habilidad para titud soberbia. Si aceptaba, corría el riesgo
minentes de su generación, un hombre de losofía que Kiesler y un puñado de maes- un doble grado de dificultad: no sólo diri- el director de orquesta. “¿El que no toca convencer a los demás de creer en sus de fracasar. Debía encontrar un argumento
unos 50 años que era titular del programa tros intentaban transmitir a los alumnos. giría la orquesta, sino que también tocaría ningún instrumento?”, quiso saber ella. proyectos y en las ideas que genera casi de que le permitiera deslindarse y que al mis-
de directores de orquesta del Centro de las Siempre creyó que era exactamente lo el piano. Se colocó en el proscenio y pidió “Es el centro de todo”, le respondió. La manera compulsiva, y cuando hace una mo tiempo le representara un respaldo en
Artes de Canadá, cabeza de la academia de opuesto a la vieja escuela en la que el di- a los músicos que tocaran una pieza llena abuela, Yolanda Vargas Dulché, una fa- elección se compromete al cien por ciento el inicio de su carrera. Aceptó dos invitacio-
conducción de Orquesta de Vendôme, en rector de una orquesta es como un dios, de intensidad y poderío. Tenía los brazos mosa escritora de guiones de telenovelas, con ella. Parece estar consciente de sus vir- nes más para dirigir las orquestas sinfóni-
Francia, y maestro en numerosas univer- un personaje lleno de ego y autoritario. abiertos de par en par, sus manos volaban le regaló su primer piano. Me contó que la tudes y también de sus limitaciones. Des- cas de Montevideo y de Jalisco, y después
sidades de Estados Unidos y cursos espe- La filosofía Kiesler consistía en infundir a la altura de la nariz y en algunos momen- familia siempre se movió alrededor de pués de aquel primer concierto en Nueva tomó una decisión: estudiar la maestría en
cializados en Londres y Alemania. Llegó el a los jóvenes directores la importancia de tos se cerraban en un puño sólido. De re- la música, desde que su madre y su tía, York, Juan Arturo Brennan, un conocido dirección de orquesta. Dirigir le daría ex-
día en el que le tocó dirigir, y cuando termi- estar bien preparados y ser respetuosos pente, las llevó al frente en un movimiento Yolanda y Elba, formaron un dueto lla- crítico de música clásica, escribió una rese- periencia, pero necesitaba una sólida for-
nó Kiesler se acercó y le dijo que deseaba y serios ante todo; ser personas íntegras, brusco y pidió a los músicos hacer un alto. mado La Rubia y la Morena. Los martes ña elogiosa. Mario Lavista, compositor de mación académica y la guía de un maestro.
platicar con ella. La llevó a un sitio en me- sin importar de dónde vinieran, conocer “Estoy escuchando a algunos hacer: solían reunirse en casa de la abuela a can- música mexicana, le había hecho llegar un Entonces enfrentó otro dilema: permanecer
dio del bosque, lejos de todo, y la hizo diri- las partituras como las palmas de sus ma- candidandidaaa-darridaaan”, cantó un tar y tocar el piano. Le pregunté qué rasgo cd que había recibido desde Nueva York en Nueva York y consolidar la orquesta, o
gir por tres minutos. La observó y le dijo: nos y tener la capacidad de expresarlas. instante y después, para dejar claro lo que distinguía a su hija desde pequeña. y que contenía íntegro el programa del mudarse a Michigan para estudiar de tiem-
“Tienes un don que ni siquiera imagi- “El mantra de Medomak es: la mú- deseaba, dijo, moviendo las manos con rit- Dijo que solía tener una dedicación a concierto. Brennan comenzó diciendo que po completo con Kenneth Kiesler. Pensaba
nas. Voy a ayudarte a desarrollarlo. Sólo sica es magia y hay que hacer que suce- mo, como si sacudiera un objeto invisible: prueba de cualquier cosa. “Si tienes talen- el podio y la batuta parecen seguir siendo que no podía abandonar el proyecto. No sa-
tienes que mantenerte concentrada”. da —recuerda—. La principal enseñanza “¡No quiero que se escuche así! Quiero que to puedes dilapidarlo. Ella es peleadora, reductos masculinos en sociedades exclu- bía qué hacer, cuando sucedió una de esas
Fue un instante inesperado, una es- de Ken y su retiro es que el director está suene: ¡Pan pipipan-pipipan-papapapa- machacona y dura. Nunca para, no deja yentes y consideró una sorpresa el debut cosas que sólo pueden atribuirse a la suer-
pecie de epifanía que cambió su vida para para ayudar a los músicos y para hacer aaan!”. Es creativa cuando trabaja en la de insistir. Ahora, como cuando era niña de la joven directora con un repertorio de te: la Manhattan School of Music contrató
siempre. Antes de ese momento pensaba todo lo que esté en sus manos para apor- parte compleja de explicar a los músicos y tocaba el chelo, puede permanecer horas música mexicana que incluyó el Danzón al célebre maestro de dirección que había
que todo aquello era “una obsesión y una tar a la belleza de la música”. un tema que desconocen y prefiere demos- ensayando la fracción minúscula de una No. 2 de Arturo Márquez y Sensemayá de conocido en el retiro de Medomak.

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alondra de la parra

De izquierda a derecha: Alondra


de la parra en el disney concert
hall; de niña, En la sala Chopin;
de la mano de lady y sir james
galway en boca ratón; con el
jóven violinista joshua bell; en el
pasto de la infancia; a la salida
del metro en nueva york; con su
abuelo, ángel borja navarrete;
con marin alsop, directora de la
orquesta filarmónica de boston;
al piano en el antiguo colegio de
san ildefonso; estrenando sonrisa;
con su maestro ken kiesler; con sus
hermanos; con el actor geoeffrey
rush, en singapur.

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alondra de la parra
El director
Kiesler llegó a Manhattan, y en uno
de sus encuentros Alondra de la Parra le
sido seleccionada. Al principio no sabía
qué pensar. Llegó a creer que se trataba
sar cosas estúpidas. Después le hizo llegar
una carta de recomendación y le dijo que
Kurt masur le Alzó ambos brazos, los movió a los
lados y después hizo unos breves movi-
medio del escenario y anunció los nom-
bres de los cuatro alumnos que estarían
hizo una propuesta: crear un programa de un error a la hora de procesar la lista la esperaría en el mismo seminario, dos dijo: “Pocas mientos circulares y él volvió a interrum- a cargo de dirigir el concierto del sábado.
de maestría en dirección de orquesta.
Era una matrícula que no existía en la
final. Lo conversó con varios compañe-
ros que estudiaban dirección de orques-
años más tarde.
Ahora era el último lunes de un
cosas en la pirla. Le dijo que era normal que un con-
ductor tuviese nervios en algún momento,
Excluyó a los ocho restantes. Leyó lo que
cada uno de los elegidos dirigiría y luego
Manhattan School of Music porque a ta y le dijeron que estaba en problemas, enero gris y nebuloso, y el plazo se ha- vida son un y que debía aprender a dominarlos. Volvió dijo: “Si no están de acuerdo, disparen
la escuela le resultaba costoso mantener que era muy joven, que no sabía quién bía cumplido. El laureado director llega- a ordenar a la orquesta comenzar, y esta ahora o callen para siempre”.
drama sin

C
una orquesta de 80 músicos. Ella tenía era Kurt Masur ni de lo que era capaz; ba puntual a la cita en el auditorio de la vez el director dejó que terminara. Al final
una orquesta y fondos para mantenerla que nunca había dirigido una orquesta Manhattan School of Music. Sentados pausas. Ser volvió a acercarse. Se paró muy cerca de uando tiene algo urgente que
y la escuela no tenía ni una cosa ni la otra. del tamaño de la que tendría enfrente, sin ningún orden en las primeras filas ella y movió el cuerpo con lentitud, balan- atender, Alondra de la Parra se
“Yo necesito una maestría y un título, y la y que al final con seguridad sufriría un del salón lo esperaban los alumnos que músico es uno ceándolo a un lado y al otro, meneando la levanta al amanecer. Traza un
escuela necesita una orquesta —le dijo a
Kiesler—. Intentemos construir con todo
golpe del que no podría reponerse ja-
más. Aterrorizada, fue a ver a una maes-
había seleccionado personalmente. Eran
10 hombres y dos mujeres y todos eran
de ellos. Y cintura y los hombros, las manos y la cabe-
za con armonía. “Para un director es vital
plan y trabaja sin descanso. Es
una costumbre que heredó de su madre,
esto un proyecto. Yo pongo la orquesta y tra de la Manhattan School of Music y le conductores de orquestas universitarias ser director el lenguaje corporal”, advirtió hablando una socióloga que cuando era niña solía
ustedes abren la maestría”. compartió su creencia de que se trataba y profesionales. Kurt Masur llevaba una con firmeza, pero en un tono paternal. “Es recordarle que nunca debía abandonar un
Juntos hicieron una propuesta a la di- de una equivocación porque no tenía la camisa negra y suelta sobre un pantalón de orquesta necesario mover las manos, no sólo la cin- proyecto a la mitad. Desde entonces pro-
rectiva de la Manhattan School of Music y edad, ni una maestría y su experiencia gris. Alto, robusto y con una barba blan- es peor”. tura, sino todo el cuerpo, y también debes cura mantenerse despierta, alerta y des-
ésta aceptó fundar la maestría, donde De la dirigiendo era relativa. Puede recordar ca y bien recortada, tenía un aire de Sean respirar y cantar. ¿Comprendes?”. confiada. Su abuela la escritora le dijo que
Parra sería la única alumna. Su fortuna no que la maestra le dijo que se callara, que Connery. Les informó que el repertorio Ella asintió con la cabeza. Entonces sus enemigos siempre serían sus mejores
terminaría ahí: poco después, los Wiener, no dijera una palabra más y que comen- incluiría la Sinfonía No. 40, de Mozart; la Eres un tipo grande y esto es como porce- le pidió intentarlo otra vez. Dirigió a la amigos, porque gracias a los obstáculos
una familia de neoyorquinos adinerados, zara a prepararse de inmediato. Sinfonía No. 6, Patética, de Tchaikovsky; así lana. ¡Tienes que moverte con delicadeza! orquesta casi un minuto hasta que él, que que le pondrían en el camino aprendería a
anunció que financiaría una beca comple- En ese primer seminario participaron como la obertura Leonora No. 3, una pieza ¡Como si volaras! Debes entrenar el cuer- se mantenía de pie, se colocó a unos centí- ser ambiciosa y a no darse por vencida.
ta para un estudiante de alto mérito. La siete estudiantes. Ella era la única mujer y maestra que Beethoven había compuesto po y pensar más en tus sentimientos”. metros, hasta casi rozar uno de sus brazos. Fundar una orquesta requería no
escuela la eligió a ella, que había ingresado la más joven. Kurt Masur eligió un reper- para Fidelio, la única ópera de su vasta Más tarde hizo subir al escenario a “Yo te acompaño desde aquí”, susurró. sólo trabajo, sino imaginación y resisten-
como una de las estudiantes con peor nivel torio formado por la obertura Ruy Blas, de obra. En ella —añadió el director— resul- Thomas Hong, un asiático bajo de estatura “Tu cuerpo tiene que moverse más abajo”, cia. No era la primera vez que una mujer
y sin apoyo institucional. “Los Wiener lle- Mendelssohn; la Sinfonía No. 4 de Schu- taba notable la imaginación de Beethoven y sólido que dirigía con desplazamientos dijo inclinándose hacia el frente, como si se fundaba una orquesta. Es un camino que
garon a mi vida como unos ángeles guar- mann; Variaciones sobre un tema de Haydn, y su idea de la amistad en una forma pa- rápidos y precisos semejantes a los movi- dispusiera a besar a un niño. “¡Más abajo!”, varias de ellas han seguido en Manhattan
dianes”. Ahora tendría el desafío de sacar de Brahms, y Till Eulenspiegel, compuesta recida a la tragedia de Romeo y Julieta. “Es mientos de las artes marciales. En algunos rugió. Ella lo obedeció. “¡Ahora brillas en el durante las últimas décadas: Eve Queler
adelante a la orquesta. Y por primera vez por Richard Strauss. No se trataba de una una pieza que para ser interpretada exige momentos, Kurt Masur se incorporaba, podio, nena! —exclamó el director—. ¡Todo fundó la Orquesta de la Ópera de Nueva
enfrentaría el rostro duro de la derrota. selección al azar: el director se había deci- todo el peso de la fe”, dijo. Kurt Masur se colocaba junto a Hong, movía con deli- está bien ahora!”. Cuando Alondra de la Pa- York, en 1971, y Marin Alsop la Orquesta

T
dido por esos maestros de la música clásica había decidido impartir seminarios como cadeza los brazos al frente y a los lados y rra caminaba escaleras abajo, Kurt Masur Concordia en 1984. Cuando llegó el mo-
ranscurría enero de 2006. En por la relación personal que habían tenido maestro después de que un día, cuando hacía escuchar su voz grave y poderosa la miró a los ojos y le dijo: “Eres talentosa. mento de dar el paso definitivo, Alondra
Nueva York hacía frío y Alon- con la mítica orquesta Gewandhaus, un había cumplido 60 años conduciendo mientras marcaba el ritmo de la pieza: Tendrás éxito en la vida”. En los siguientes de la Parra se puso en contacto con Euge-
dra de la Parra estaba nerviosa. rasgo que él también compartía: no sólo orquestas en todo el mundo, se percató “¡Uno, dos, tres!”. Como ocurriría con to- días no volvió a llamarla al escenario. ne Carr, encargado de la organización y
Un día que conversamos por la había dirigido, sino que su profesor de de que el equilibrio entre orquestas de dos los estudiantes que asistían al semina- El resto del seminario el director ha- la estructura de la Orquesta Concordia.
teléfono me contó que Kurt Masur vendría chelo había sido parte de la orquesta, bajo excelencia y conductores de excelencia rio, llamaba la atención de Hong sobre la blaría de manera recurrente sobre frus- Necesitaba contratar un director ejecuti-
a Manhattan para hacerse cargo de uno de la dirección de Brahms. no existía más. Recuerda que fue un mo- importancia de que los movimientos de su tración, sufrimiento y tragedia, mientras vo que se convirtiera en la mano derecha,
los tres seminarios de dirección de orques- En algún momento Alondra de la mento en el que creyó necesario inspirar cuerpo no sólo estuvieran en sintonía, sino recorría con los alumnos la atmósfera que le ayudara a hacer despegar la or-
ta que impartía cada año en la Manhattan Parra se aproximó a él y le dijo que estaba a las orquestas y a las nuevas generacio- que transmitieran lo que dirigía. “Éste es oscura de la Leonora de Beethoven. Fue questa, y Carr le aportó un nombre. Unas
School of Music, y que había sido selec- ahí para que le dijera con franqueza cuáles nes de directores para aprender más del el momento en el que el prisionero alcanza exigente y riguroso con todos y con los semanas después, en marzo de 2006, se
cionada. Kurt Masur es una leyenda en el eran sus puntos débiles y cómo corregirlos. pasado, de manera que fuesen capaces de la libertad. ¡Tienes que lograr esa conexión miembros de la orquesta. Al final debía reunió con una venezolana experta en
mundo de la música clásica: ha sido direc- Le correspondió dirigir Till Eulenspiegel, de enfrentar con éxito el futuro. y expresarla con el cuerpo!”. elegir a cuatro que dirigirían en un con- temas culturales para ofrecerle el puesto.
tor de la orquesta de Leipzig Gewandhaus Strauss. Temblaba y estaba nerviosísima, Eran las cinco de la tarde cuando lla- Ya había oscurecido en Manhattan cierto nocturno ante un auditorio de mil Ésta le dijo que no podía y le dio un nom-
(creada hace cuatro siglos, es la más anti- pero cree que algo debe haber hecho bien, mó al escenario a Vahan Mardirossian, cuando llegó el turno de Alondra de la Pa- personas, el sábado siguiente, y quería bre. Se trataba de la misma persona que
gua del mundo), la Filarmónica de Nueva porque le pareció que Kurt Masur estaba un hombre de 30 años, gordo y de cabello rra. Era la última de la sesión de apertura que la orquesta sonara lo mejor posible. Carr había sugerido.
York, la Orquesta Nacional de Francia y encantado. Durante el seminario, a pesar corto y ensortijado que había nacido en y cuando el director la llamó se levantó de Un día el clima de tensión provocado Alondra de la Parra volvió a confiar
conductor principal de la Filarmónica de de su inexperiencia, no la descartó como sí Armenia y crecido en París, donde estudió un salto en la tercera hilera del auditorio por la alta exigencia de Kurt Masur, que en el instinto y unos días más tarde se sen-
Londres. Para ella, sería su segunda par- hizo con otros dos directores con una tra- piano. Le pidió conducir un fragmento y y caminó con prisa al escenario. Le pidió pedía repetir una y otra vez ciertos frag- tó a tomar un café con Gabriela Poler, una
ticipación. Dos años atrás, cuando salía de yectoria más sólida, y la dejó llegar hasta lo detuvo unos segundos después. “Escu- dirigir la misma pieza de Beethoven y ella mentos, tocó fondo. En uno de los ensa- venezolana con un pasado de bailarina.
una de sus clases de piano, un director de or- el final. Es capaz de recordar cada una de cho muy pesada a la orquesta. Se oye ¡Pa- se colocó frente a la orquesta. No sonreía yos llamó la atención a la flautista princi- Había llevado consigo su computadora.
questa le habló sobre el gran director y le las palabras del director en el último de los aaaaaaaam!”, dijo haciendo grave el tono y parecía tensa. Habían transcurrido pal, una asiática adolescente que no pudo La puso en marcha y proyectó un video
dijo que debería hacer el intento por ser ensayos. Le dijo que debía tener carácter, de la voz. “Es una pieza clásica, no román- unos 20 segundos desde que la orques- más y se soltó a llorar con el instrumento de lo que era en ese momento la Orquesta
aceptada en uno de sus seminarios. porque tendría que soportar cosas duras. tica. Un prisionero se encuentra en la obs- ta comenzó a tocar, cuando Kurt Masur en la boca. El viejo director caminó hasta Sinfónica México-Americana. Poler tenía
Ella lo pensó varios días y a pesar de “Tienes que ser fuerte con los músicos”, le curidad de su celda y está soñando. No hay volvió a levantarse del banco y caminó ella y la abrazó. “Quiero que sobrevivas a un empleo de tiempo completo, así que le
que tenía 22 años y la convocatoria de- advirtió y le dijo que tenía que creer en sí luz, sólo tinieblas. Intenta sentir lo mismo a donde ella se encontraba. “No, así no, este concierto”, le dijo. Después observó causó sorpresa la forma en la que la invitó
cía que sólo podrían postular estudian- misma y sobreponerse a todas las adver- que él”. El director se incorporó del banco Alondra. ¿Qué pasa contigo esta noche? a los músicos y los directores, y añadió: a ser directora ejecutiva. “No tengo dine-
tes mayores de 25, llenó una solicitud, la sidades que encontraría en el camino. Le en el que estaba sentado y se aproximó al Estás nerviosa”, le dijo. Ella lo escuchó “Pocas cosas en la vida son un drama sin ro para pagarte, pero tendré un evento de
firmó, adjuntó un cd con un video en el contó que cuando era un niño le había di- estudiante. Le golpeó con la mano abierta en silencio. Estaba de pie, rígida como un pausas. Ser músico es uno de ellos. Y ser recaudación de fondos el mes próximo.
que aparecía conduciendo y lo envió por cho a su madre que deseaba ser director de las costillas, cerca del abdomen volumino- soldado en espera de recibir órdenes de director de orquesta es peor”. Puede que haya dinero, puede que no.
correo. Unas semanas después recibió orquesta y ella le respondió que lo que so, y le dijo: “Pareces un oso hermoso. Si un general. “Hazlo una vez más, sé que El viernes por la noche, durante la ¿Te la juegas?”, le preguntó. Más tarde le
una carta que le informaba que había decía no tenía sentido, que dejara de pen- eres un oso, no puedes ser ágil y moverte. puedes hacerlo mejor”. última sesión, Kurt Masur se detuvo en continúa en la página 126

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Alondra de la Parra: crónica de la Copa Confederaciones y México ganó
cuatro goles por tres. Era la primera vez
generaban con los instrumentos, y Pedro
Da Silva, un compositor, se encargaba de
compositor clásico, uno de los artistas
más reconocidos de latin jazz y ganador
me dijo que no sabía qué había sucedido,
porque a diferencia de lo que suele hacer
una derrota y varios golpes de audacia que México conquistaba un título inter- transformar las ideas en piezas. Pronto de nueve premios Grammy. en los seminarios, Kurt Masur no la ha-
viene de la página 117
nacional de la fifa: Cuauhtémoc Blanco celebraron un primer concierto donde los “Lo mismo que con Emilio Azcárra- bía buscado para conversar. “Hay algo
bailó el jarabe tapatío y el Estadio Azteca niños interpretaron las piezas que habían ga, con los Cisneros, con su maestro Ken- que no entiendo. Todo fue muy extraño”.
se convirtió en un manicomio en minia- compuesto. Meses más tarde organizaron neth Kiesler y con Kurt Masur: tiene una Me contó que días atrás, durante sus va-
puso en las manos una carpeta con che- música clásica, y Sinfonietta No. 1, de Heitor tura comparado con el festejo que se ex- el primer concurso para jóvenes composi- magia que te cautiva, te atrapa y te impide caciones en Tulum, había estado tumba-
ques fechados en 2004 y los resúmenes Villa-Lobos, considerado por muchos el tendió por todo el país. Ese día, cuando el tores latinoamericanos de música clásica decirle que no —me dijo sonriendo—. Es da sobre un camastro varias horas, con
de tres juntas directivas que se habían más grande compositor brasileño del siglo equipo mexicano alzó la copa, con segu- organizado por la Orquesta Filarmónica algo parecido a un acto de hipnotismo. Ese las partituras de las piezas de Beethoven,
celebrado. “Era todo lo que tenía. Con eso xx. Después del concierto, esa misma no- ridad millones de fanáticos reunidos con de las Américas. Participaron 26 músi- poder de convencimiento le ha permitido Mozart y Tchaikovsky sobre las piernas.
fundamos la orquesta”, recuerda Poler. che se llevó a cabo el primer coctel masivo sus familias exclamaron: “¡Inguesu!”. cos salvadoreños, peruanos, panameños, trascender y eso es un punto clave, porque Luego voló a Frankfurt y regresó con las
Sentada en su oficina de Manhattan, de recaudación de fondos, en el restauran- Una tarde de noviembre de 2007 fui mexicanos, colombianos, brasileños, uru- puedes ser talentoso, pero si no tienes una mismas hojas de estudio sobre la mesa
donde ahora dirige la Fundación Limón, te Tribeca Grill: asistieron 150 personas, a verla al Kennedy Center de Washing- guayos, cubanos, argentinos y estadouni- audiencia y gente que crea en ti, nadie te del avión, y de vuelta en Nueva York di-
Poler dice que no pudo decir que no. cada una de las cuales pagó 150 dólares ton DC, a donde había llegado con su or- denses. El ganador fue el mexicano Martín escucha y te diluyes. No llegas a ser nadie”. rigió a la orquesta con un programa dis-
“Alondra es energética y carismática. Ella para sentarse a la mesa. Al final del año questa. Una de las piezas más celebradas Capella, con una obra titulada Ixbalanqué. Después de una pausa dijo que también tinto, sin haber dormido.
no convence, enamora a la gente”. El even- la Orquesta Filarmónica de las Américas por el público fue Inguesu. Chapela, autor A finales de 2007, la orquesta ya era había un elemento imposible de pasar por De la Parra arrastró lentamente el
to de recaudación tuvo lugar el 21 de abril contaba con un capital de 150 mil dólares. de otras piezas a las que bautizó como La conocida en los principales circuitos de alto. “Es como si siempre tuviera en el bol- equipaje con ruedas en el que llevaba
en la residencia neoyorquina de la familia A partir de ahí los conciertos se hicie- Mengambrea, Lo nato es neta y Melate binario, música clásica de Nueva York. Tal vez sin sillo un trébol de cuatro hojas”. varios cuadernos de partituras. Volvió
Cisneros, propietaria de una organización ron más frecuentes y comenzaron a reali- la ha llamado “una partitura nacionalista pretenderlo, De la Parra y Poler habían La suerte de Alondra de la Parra. a detenerse a las puertas del auditorio,
privada de medios de comunicación y en- zarse cada tres o cuatro meses. El siguiente mexicana”. En nueve minutos, narra las construido una estructura similar a la Un día en una cena el azar quiso que se arrugó la nariz y en su rostro se dibujó
tretenimiento de origen venezolano, que fue en abril de 2007, en el Miller Theatre incidencias del partido de futbol con sus que en los años recientes emplearían los sentara junto a un tipo. Se trataba de Mi- un gesto de ansiedad. “¿Sabes qué es lo
había logrado ganarse varios meses atrás. de la Universidad de Columbia, donde goles, jugadores amonestados y expulsa- partidos Demócrata y Republicano —de chel Gondry, director de Eternal Sunshine que más duele? —preguntó—. Que toda
Asistieron 150 personas que no pagaron dirigió a la orquesta acompañada por un dos. Los músicos que tocaban las made- manera destacada la campaña de Barack of the Spotless Mind. Le mencionó que es- la semana habló de sufrimiento y frus-
un boleto, pero una vez dentro cada una dueto de guitarras brasileñas. No sólo es- ras vestían el uniforme verde del equipo Obama— para atraer votantes mediante taba trabajando en un nuevo filme. Ella tración, y juzgó que yo no podía dirigir
de ellas patrocinó la compra de los violi- taba convencida de la idea de dedicar la mexicano; los que llevaban los metales, el correo electrónico y las redes sociales le dijo que era directora y que tenía una La patética de Tchaikovsky. Me dijo: ‘Tú
nes, las flautas, los clarinetes y todos los orquesta a introducir en Estados Unidos las casacas amarillas de Brasil; la percu- en internet. En su concierto de debutante, orquesta. Unos días después se sumaba no puedes dirigir este repertorio’. Creo
instrumentos de la orquesta. Para enton- música latinoamericana y abrir oportuni- sión representaba a los jugadores en la tres años atrás, la directora había logrado al proyecto trabajando en el soundtrack de haber entendido que para él no he su-
ces Alondra ya tenía reservado el audi- dades para compositores y solistas de ori- banca, el piano y el arpa a los directores reunir las direcciones electrónicas de ape- la película Tokyo. frido lo suficiente como para dirigir a
torio Alice Tully Hall del Lincoln Center gen latino, sino que deseaba conducirla de técnicos, y las cuerdas al público. nas 300 personas. Con el paso del tiempo Tres años después de fundada, la Or- Tchaikovsky. Le dije: ‘Usted no sabe
para un concierto que celebraría en junio, manera que acercara más público a las sa- En un momento la directora alzó hicieron contacto con grandes corporacio- questa Filarmónica de las Américas tenía quién soy, no me conoce y esta cara linda
con fondos aportados por sólo dos fuentes: las para escuchar música clásica. Pensaba los brazos para hacer sonar los violines, nes como American Express y las desapa- la estructura y un capital de una empresa no quiere decir nada. Usted no conoce
la Fundación Televisa y el banco HSBC. que en la gente, de manera subrayada en cuyo sonido intentó replicar los clásicos recidas Merrill Lynch y Lehman Brothers. en ascenso. La lista de correos electrónicos mi vida’. Le dije que cometía un error y
Poco a poco, ambas comenzaron a trabajar los jóvenes, prevalecía una idea aburrida y gritos de “¡culero!” que el público profiere Utilizaron los boletines semanales que rebasaba las cinco mil personas y su capital que para dirigir a Tchaikovsky no es ne-
en distintos proyectos. distante sobre la música clásica. desde la tribuna para censurar al árbi- aquellas distribuían entre sus miles de ascendía a un cuarto de millón de dólares. cesaria una vida de sufrimiento”.
“A veces era complicado establecer Para lograr su propósito haría casi tro o a alguno de los jugadores. Al final, empleados para promover conciertos en- La lista de los contribuyentes no era ni re- A unos metros podíamos observar a
prioridades —recuerda Poler— porque de todo, sin excluir romper algunos códi- sacó del bolsillo la tarjeta roja y expulsó tre aquellos de origen latino y lanzaban motamente la misma de los primeros años, los miembros de la orquesta salir por las
Alondra tenía una idea diferente cada gos considerados sagrados para los más a un trombón. Las galerías del teatro en promocionales anunciando que obsequia- cuando se reducía a unas cuantas empre- puertas anchas del auditorio llevando
día. Casi todas eran lúcidas, pero po- puristas: cuando abría un concierto solía Washington estaban repletas de niños y rían boletos a las primeras personas que sas y fundaciones como la familia Cisneros sus instrumentos en la mano, metidos
nerlas en marcha hubiera requerido un pedir a sus músicos sonreír al auditorio jóvenes acompañados por sus padres. Al- respondieran por medio del correo elec- y Televisa. Con el tiempo contaría con el en gruesas chaquetas para soportar el
equipo completo”. Tiempo después se y con regularidad pronunciaba breves gunos observaban lo que ocurría en el es- trónico. En sólo una hora eran capaces de patrocinio del principal banco alemán, la frío. Alguien más pasó por ahí y se des-
les unió un muchacho llamado Ryan, discursos desde el podio para explicar el cenario, divertidos y llenos de curiosidad. obtener 50 direcciones nuevas de e-mail. Ronald McDonald House of Charities y el pidió de Alondra de la Parra, que levan-
un estudiante que realizaba su servicio origen de alguna pieza o para presentar a Era un público variopinto formado por Ahora el desafío consistía en desper- departamento de asuntos culturales del tó la mano derecha con desgano.
social, y juntos organizaron un concier- algún compositor; permitía los aplausos mexicanos, turistas, washingtonianos y tar y mantener el interés de los propietarios gobierno de Estados Unidos, que aportaba Pensaba que no se merecía el trato
to en Vermont y en diciembre otro en el en medio de los movimientos; cuando diri- diplomáticos. En el palco de honor, Laura de esos miles de correos electrónicos en la dinero para los programas de educación. implacable de Kurt Masur. “Si me hubie-

A
Tribeca Performance of Arts. gía alguno de los mambos de Pérez Prado Bush, la esposa del ex presidente de Esta- Orquesta Filarmónica de las Américas. ra explicado qué era lo que quería ense-
El teatro tiene un aforo de 900 per- era común que la gente se levantara de sus dos Unidos, aplaudía con entusiasmo. Para hacerlo Alondra de la Parra recurrió quella tarde de enero de ñarme, me hubiera ido feliz. Pero me dejó
sonas y asistieron más de 600. Esa noche asientos para bailar, y también disfrutaba La orquesta se convirtió de manera a otras ideas audaces. Un día pensó que se- 2006, en el auditorio de la en medio de la nada. Me ignoró. Tal vez la
Alondra de la Parra llevó a la orquesta por al aventurarse en experimentos atrevidos gradual en un laboratorio experimental ría un hit memorable dirigir a la orquesta Manhattan School of Music, lección que deseaba enseñarme es que no
un recorrido latinoamericano, ecléctico y de música clásica poco convencional. donde Alondra de la Parra y Poler ponían acompañando a uno de esos viejos y legen- Kurt Masur descartó a Alon- todo es fácil y que ahora me tocaba ser la
familiar —algunas de las piezas las había Una de sus predilectas era una pieza en marcha un buen número de ensayos. darios músicos cubanos capaces de atraer dra de la Parra del grupo de cuatro que que nunca he sido. Siempre me han elegi-
dirigido en el primer concierto del Town bautizada con el improbable nombre de Fundaron los programas de educación multitudes en Estados Unidos. Admiraba dirigirían la orquesta. Imperturbable, ella do. Siempre he estado entre los mejores.
Hall de Nueva York— que despegó con Inguesu, una composición de un músi- musical en la Gran Manzana y en la ciudad a Paquito D’Rivera, pero no lo conocía, y él lo escuchó pronunciar los nombres de los Siempre he estado arriba y de pronto me
Mambo suite, de Pérez Prado, el legendario co llamado Enrico Chapela. En México, de México. En Nueva York tenían como se- con seguridad no sabía nada de ella ni de elegidos, se levantó del asiento que ocupa- ha hecho: ¡Cuaj!”, apretó con fuerza el
rey del mambo, y Concierto para piano im- cuando estás entre amigos y familiares des la escuela primaria 187 de Manhattan su orquesta, nada perdería con intentarlo. ba cerca del escenario, se despidió de sus puño derecho. Hubo un largo silencio. El
provisado, de Eugenio Toussaint, un músi- y no quieres proferir un chingue su madre, y el Harlem Day Charter School. Llevaban Pudo reunirse con él y logró convencerlo. compañeros y comenzó a marcharse. Ves- célebre director de orquesta ya había de-
co autodidacta y pionero del movimiento recurres al inofensivo y refinado inguesu, a cabo ocho sesiones encabezadas por la di- El concierto se realizó en junio de 2007 y tía un suéter de lana azul y pantalón negro saparecido del escenario y el auditorio es-
de jazz en México; tuvo un cierre intenso una derivación abreviada del más ofen- rectora, que dividía a los alumnos en gru- el Rose Hall, uno de los principales audito- y lucía tranquila, aunque era evidente que taba vacío. Ella volvió a arrastrar su equi-
con Tres movimientos tanguísticos porteños, sivo de los insultos mexicanos. Chapela pos: cuarteto de cuerdas, trío de percusión rios del Lincoln Center, estaba repleto. la decisión del director le había afectado. paje y cuando salía por la puerta, dijo:
de Astor Piazzolla, un músico argentino compuso la pieza inspirado en un partido y quinteto de alientos. Llevaban a cabo Le pregunté a Poler qué había hecho En un pasillo invadido por músicos “Es un hombre sabio y sabe lo que
experto en bandoneón que revolucionó el de futbol entre las selecciones de Méxi- ejercicios por medio de los cuales los niños su antigua jefa para convencer a Paqui- que caminaban con prisa empuñando hace. Si deseaba enseñarme una lección,
tango introduciendo elementos de jazz y co y Brasil, en 1999. Estaba en disputa llenaban unos cuadernos con las ideas que to D’Rivera, un músico nacido en Cuba, violines, trompetas, flautas y trombones, ya la estoy aprendiendo”. \\

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