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Señores Magistrados

CORTE CONSTITUCIONAL

E. S. D.

REF:

Demanda contra los artículos 15 y 17 de la Ley 142 de 1994 y el Decreto 421 de


2000

Honorable Magistrados,

SILVIO RUIZ GRISALES, identificado como aparece al pie de mi firma en mi calidad


de ciudadano colombiano, en compañía de otros ciudadanos que firman a
continuación de mi nombre, todos ellos también recicladores, nos permitimos
presentar con el mayor respeto esta demanda de inconstitucionalidad, en los
términos que siguen.

l. DISPOSICION ACUSADA

Demando las expresiones subrayadas, y sólo las expresiones subrayadas, de los


artículos 15 y 17 de la Ley 142 de 1994, por la cual se establece el régimen de los
servicios públicos domiciliarios y se dictan otras disposiciones, que dicen:
Artículo 15. Personas que prestan servicios públicos. Pueden prestar los servicios
públicos:

15.1. Las empresas de servicios públicos.

15.2. Las personas naturales o jurídicas que produzcan para ellas mismas, o como
consecuencia o complemento de su actividad principal, los bienes y servicios propios del
objeto de las empresas de servicios públicos.

15.3. Los municipios cuando asuman en forma directa, a través de su administración


central, la prestación de los servicios públicos, conforme a lo dispuesto en esta ley.

15.4. Las organizaciones autorizadas conforme a esta ley para prestar servicios públicos
en municipios menores en zonas rurales y en áreas o zonas urbanas específicas.

15.5. Las entidades autorizadas para prestar servicios públicos durante los períodos de
transición previstos en esta ley.

15.6. Las entidades descentralizadas de cualquier orden territorial o nacional que al


momento de expedirse esta ley estén prestando cualquiera de los servicios públicos y se
ajusten a lo establecido en el parágrafo del Artículo 17.
Artículo 17. Naturaleza. Las empresas de servicios públicos son sociedades
por acciones cuyo objeto es la prestación de los servicios públicos de que trata
esta ley.

PARÁGRAFO 1o. Las entidades descentralizadas de cualquier orden territorial o


nacional, cuyos propietarios no deseen que su capital esté representado en
acciones, deberán adoptar la forma de empresa industrial y comercial del estado.

Mientras la ley a la que se refiere el artículo 352 de la Constitución Política no


disponga otra cosa, sus presupuestos serán aprobados por las correspondientes
juntas directivas. En todo caso, el régimen aplicable a las entidades
descentralizadas de cualquier nivel territorial que presten servicios públicos, en
todo lo que no disponga directamente la Constitución, será el previsto en esta
ley. La Superintendencia de Servicios Públicos podrá exigir modificaciones en los
estatutos de las entidades descentralizadas que presten servicios públicos y no
hayan sido aprobados por el Congreso, si no se ajustan a lo dispuesto en esta
ley.

PARÁGRAFO 2o. Las empresas oficiales de servicios públicos deberán, al finalizar


el ejercicio fiscal, constituir reservas para rehabilitación, expansión y reposición
de los sistemas.

Igualmente demando todo el Decreto 421 de 2000, que reglamenta el numeral cuarto
del artículo 15 de la Ley 142 de 1994, y que dice:

DECRETO 421 DE 2000

“Por el cual se reglamenta el numeral 4 del artículo 15 de la Ley 142 de 1994, en


relación con las organizaciones autorizadas para prestar los servicios públicos de
agua potable y saneamiento básico en municipios menores, zonas rurales y áreas
urbanas específicas.”

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA,

en ejercicio de las facultades que le confiere el numeral 11 del artículo 189 de la


Constitución Política y en desarrollo de Ley 142 de 1994 y …

DECRETA:

Artículo Primero.- Ámbito de aplicación. Para los efectos de lo establecido


en la Ley 142 de 1994, en cuanto a los servicios públicos de agua potable y
saneamiento básico, podrán prestar dichos servicios en Municipios Menores,
Zonas Rurales y Áreas Urbanas Específicas, las comunidades organizadas
constituidas como personas jurídicas sin ánimo de lucro.

Parágrafo.- Sin perjuicio de lo dispuesto en este artículo, también podrán


prestar los servicios públicos descritos, en los Municipios Menores, Zonas Rurales
y Áreas Urbanas Específicas, las demás personas prestadoras de servicios
públicos autorizadas por los artículos 15 y 20 de la Ley 142 de 1994, las cuales
no son objeto de reglamentación en este decreto.

Artículo Segundo.- Se consideran municipios menores los correspondientes a


las categorías quinta (5º) y sexta (6º), definidas por los artículos 6º de la Ley
136 de 1994 y 93 de la Ley 388 de 1997.

Son áreas rurales las localizadas por fuera del perímetro urbano de la respectiva
cabecera municipal.
Son áreas urbanas específicas, según el artículo 93 de la Ley 388 de 1997, los
núcleos poblacionales localizados en suelo urbano que se encuentren clasificados
en los estratos 1 y 2 de la metodología de estratificación socioeconómica
vigente.

Artículo Tercero.- Las personas jurídicas descritas en el Artículo 1º de este


decreto deberán, según lo dispuesto por los artículos 40 del Decreto 2150 de
1995, 7º del Decreto 427 de 1996 y 3.9 de la Ley 142 de 1994, registrarse en la
Cámara de Comercio con jurisdicción en su respectivo domicilio, inscribirse ante
la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y la Comisión de
Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico, y obtener las respectivas
concesiones, permisos y licencias a que se refieren los artículos 25 y 26 de la Ley
142 de 1994.

Artículo Cuarto.- Las personas jurídicas descritas en el Artículo 1º de este


decreto que actualmente presten los servicios públicos domiciliarios de agua
potable y saneamiento básico en municipios menores, zonas rurales y áreas
urbanas específicas, podrán continuar desarrollando esta actividad, con arreglo a
lo dispuesto en el presente decreto.

Artículo Quinto.- El presente decreto rige a partir de la fecha de su publicación


en el Diario Oficial y deroga las normas que le sean contrarias.

2. NORMAS CONSTITUCIONALES INFRINGIDAS

Los apartes demandados violan en general el Preámbulo y los artículos 1°, 2°, 3º,
13, 25, 38, 40, 53, 57, 60, 78, 79, 81, 93, 95-5°, 103, 311, 333, 334, 355, 365, 367
y 369.

3. CONCEPTO DE LA VIOLACION

Cuatro cargos se formulan aquí contra las normas demandadas, a saber: violación
de la igualdad, violación de la democracia participativa, violación del derecho de
asociación y violación de la intervención del Estado en la economía. Estos cargos
subsumen todas las hormas superiores desconocidas, como se explica a
continuación.

3.1. Violación del derecho de igualdad: artículo 13

3.1.1. Noción general sobre igualdad

La norma que consagra el derecho de igualdad es el artículo 13 de la Constitución,


que dice:
Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección
y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y
oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen
nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.

El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y
adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados.

El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición


económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y
sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.

El Preámbulo y los 1°, 40, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 50, 53, 85, 86, 368, 356 y 357 de
la

Constitución complementan la regulación sobre la igualdad.

También numerosas normas internacionales sobre derechos humanos establecen


este derecho; la n1ayoría de ellas rigen en Colombia al haber sido ratificadas por el
país, de conformidad con las voces del artículo 93 superior. Entre estas norn1as se
destacan las siguientes:

Declaración Universal de Derechos Humanos, artículos 1, 2 y 7.

Convención Americana (Pacto de San José de Costa Rica), artículos 1-1, 1-2 y 24.1

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículos 2-1 y 14-1.2

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 2-2.3

Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos (Caria de Banjul/Nairobi),


artículo 2.

Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades


Fundamentales, artículo 14.

Carta Social Europea (Carta de Turín), Preámbulo, párrafo cuarto.

Sobre la importancia del derecho a la igualdad, Manuel José Cepeda anota que "es
indudable que la consagración del derecho a la igualdad en la Constitución de 1991
es uno de los cambios más significativos para nuestra democracia. El derecho a la
igualdad no es simplemente uno más dentro del conjunto de derechos que
conforman la Carta de Derechos. Su consagración también implica un cambio de
prioridades a nivel constitucional. A diferencia de lo que ocurría con la Constitución
de 1886 que estaba inspirada en la protección a la libertad individual dentro del
orden, la Constitución ele 1991 está inspirada en el logro de la igualdad real".4

El punto que quiero ponderar en esta ocasión es la obligación del Estado para
promover las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva, vale decir, para
que exista igualdad material, con el fin de "enderezar las cargas". El Estado respecto

1
Aprobada por Colombia mediante la Ley 16 de 1972
2
Aprobada por Colombia mediante la Ley 74 de 1998
3
Idem.
4
CEPEDA. Manuel José. Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991. Temis.
Bogotá. 1992. P.99
de la igualdad no sólo tiene una obligación pasiva - de no hacer discriminaciones,
sino también una obligación activa - de hacer: promover la igualdad real y efectiva.
Se establece aquí un deber del Estado, a través de todas sus ramas y órganos, con
el fin de reorientar sus actividades hacia la efectividad del derecho de igualdad. Esta
faceta de la igualdad configura entonces una expresión del Estado social de
derecho. Como afirma la obra colectiva de la Comisión Colombiana de Juristas, se
trata de una "cláusula de transformación social, pues apunta a la formación de
sociedad justa".5 Además la igualdad material guarda armonía con la facultad del
Estado para intervenir la economía (art. 344 CN) y con el papel del Estado en
materia de servicios públicos, que también tienen una finalidad social (art. 365 CN).
Igualmente el Estado tiene un deber positivo o de hacer, en relación con el derecho
a la igualdad: debe adoptar medidas a favor de grupos discriminados o marginados,
debe brindar especial protección a los débiles y debe sancionar los abusos o
maltratos contra tales personas o grupos. Se ubican aquí las denominadas
discriminaciones positivas o "acciones afirmativas", que consisten en que a las
personas "débiles'' o en desventaja o discapacitadas se les debe conferir un trato no
igual sino mejor que el que se les da a los demás.

3.1.2. El test de razonabilidad

El test de razonabilidad en materia de igualdad es un método de análisis que


permite profundizar en el estudio de las consecuencias que se siguen de la
aplicación de una norma para una persona o grupo de personas, con el fin de
determinar si hay lugar a un tratamiento discriminatorio o si la norma en cuestión
obedece a un criterio objetivo de razonabilidad a la luz de la Carta Política.

La Corte Constitucional ha puesto de presente que el test de razonabilidad se


construye a partir de tres pasos, a saber: 1. el análisis del fin buscado por la
medida, 2. el análisis del medio empleado y 3. el análisis de la relación entre el
medio y el fin. También ha puesto de presente que el test de razonabilidad se aplica
con intensidades diferentes según las características de la norma en cuestión.

El test intermedio de razonabilidad es procedente cuando haya indicios de que la


norma implica un tratamiento inequitativo o arbitrario para algún sector de la
sociedad (Sentencia C-183 de 1998; M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz. Esa sentencia
hace referencia a cuestiones tributarias pero el razonamiento es similar en los
demás ámbitos de la economía y de la intervención del Estado en la misma).

En esta oportunidad, el numeral 4 del artículo 15 de la Ley 142 de 1994 prevé que
las organizaciones autorizadas conforme esa norma podrán prestar los servicios
públicos pero sólo “en municipios menores en zonas rurales y en áreas o zonas
urbanas específicas". Por su parte, el artículo 17 de la misma implica que sólo las
sociedades por acciones podrán ser empresas de servicios.

Así pues, se advierte de manera clara la existencia de un tratamiento inequitativo y


arbitrario. En efecto, la expresión acusada del numeral 4 del artículo 15 de la Ley
142 de 1994 presenta un indicio evidente de arbitrariedad porque limita la

5
Barreto.op.cit..p36
posibilidad de las organizaciones de prestar los servicios públicos a los municipios
menores en zonas rurales y a áreas o zonas urbanas específicas. De igual manera,
el artículo 17 de la Ley 142 de 1994 excluye de la condición de empresas servidoras
de servicios públicos a todas aquellas personas -naturales o jurídicas- que no tengan
la condición de sociedades por acciones.

En este orden de ideas, una vez justificadas las razones por las cuales en esta
oportunidad es procedente la aplicación de un test intermedio de razonabilidad, se
pasa a su realización.

De acuerdo con la jurisprudencia de la Corte Constitucional, para que una norma


sobrepase el test intermedio de razonabilidad, debe demostrarse que su fin es
legítimo e importante. El medio escogido debe ser no sólo adecuado sino
efectivamente conducente. Por último, respecto de la relación entre el fin y el
medio, es necesario que se demuestre que las restricciones que implica la aplicación
de la norma sobre otros principios y valores constitucionales se encuentran
justificadas en razón de los beneficios que se obtienen.

En esta oportunidad se observa que las normas acusadas contienen un fin


importante. En efecto, la pretensión que ellas tienen es la de garantizar una
adecuada prestación de los servicios públicos, lo cual responde al mandato del
artículo 365 de la Carta, cuyo inciso primero señala que “los servicios públicos son
inherentes a la finalidad social del Estado. Es deber del Estado asegurar su
prestación eficiente a todos los habitantes del territorio nacional''.

El medio, por su parte, no es adecuado ni conducente. En efecto, el numeral 4 del


artículo 15 de la Ley 142 de 1994 limita la participación de las organizaciones a
prestar los servicios públicos en municipios menores en zonas rurales y en áreas o
zonas urbanas específicas y el artículo 17 excluye a todo aquello que no
corresponda a la condición de sociedad por acciones de la posibilidad de ser una
empresa de servicios.

Así pues, se sostiene que el medio elegido por las normas acusadas vulnera el
derecho a la igualdad porque la limitación que contiene el numeral 4° del artículo 15
de la Ley 142 de 1994 y la exclusión que presenta el artículo 17 de la misma norma,
no conducen al fin que persigue la norma. Por el contrario, la limitación referida por
el numeral 4 del artículo 15 y la exclusión señalada por el artículo 17, ambos de la
Ley 142 de 1994, conllevan a una afectación del fin perseguido por la norma.

Las normas atacadas no guardan relación de causalidad entre el fin que aparentan
proponerse y el medio que utiliza. Nadie ha demostrado que sólo las sociedades por
acciones son eficientes. La ecuación sociedad por acciones = eficiencia es
insostenible. Hay ejemplos de ello: las Empresas Públicas de Medellín son de capital
público y eficientes, mientras que Termorrío era por acciones y fue un fracaso. En
realidad el aspecto de la estructura interna del operador del servicio público es un
aspecto indiferente a la calidad y cobertura del servicio, motivo por el cual esta
discriminación es inútil. Por eso se debe también retirar la norma del ordenamiento
jurídico.

Por último, respecto de la relación entre el fin y el medio, se observa que las
normas atacadas son desproporcionadas ya que afectan gravemente importantes
valores constitucionales.
En efecto, el legislador vulnera de manera flagrante la Constitución cuando en aras
de una supuesta protección o mejoría del servicio, excluye a varios sectores de la
sociedad de la posibilidad de participar en una actividad económica, generando así,
además, afectaciones graves de otros valores constitucionales como lo son la
especial protección d e una población vulnerable, la participación de la comunidad
en los asuntos que la afectan y la posibilidad de hacer viable la democracia
participativa.

En suma, el criterio empleado por el legislador no satisface el test de razonabilidad.


El mero prejuicio según el cual una buena prestación de servicios públicos se
garantiza mediante una sociedad por acciones, no puede justificar el sacrificio de la
democracia participativa y de la especial protección de los grupos vulnerables de la
población. El nexo causal que en particular presenta el artículo 17, según el cual
"sociedad por acciones = mejor servicio" es insostenible. Basta ver cómo están hoy
en calidad, cobertura y tarifas los servicios públicos en casi todo el país, todos ellos
monopolizados por sociedades por acciones. Tampoco se cumple la obligación
estatal de darle un trato preferente a la población vulnerable. En consecuencia, las
normas acusadas deben ser declaradas inexequibles.

3.1.3. La carga de la prueba en la presente oportunidad

Dado que en esta oportunidad, es procedente que se aplique un test intermedio de


razonabilidad y que uno de los elementos integrantes de este test es que se
demuestre que la medida es "efectivamente conducente para alcanzar el fin
buscado por la norma sometida a control judicial” (Sentencia C-673 de 2001; M.P.
Manuel José Cepeda Espinosa), se propone que la carga de la prueba corresponda
los interesados en la defensa de la exequibilidad de las normas acusadas, y en
particular, el Gobierno Nacional. En este orden de ideas, se solicitará a la Corte
Constitucional que pregunte al Ministerio de Minas y Energía, al de Desarrollo
Económico, al de Agricultura o al (a los) que la Alta Corporación estime pertinente,
(1) cuáles son las razones que demuestran que las normas acusadas son
importantes y (2) cómo se demuestra que dichas normas son efectivamente
conducentes para garantizar el fin que se proponen.

3.2. Violación de la den1ocracia participativa: Preámbulo y los artículos


1°, 2°, 3°, 25, 40, 53, 57, 60, 78, 79, 81, 93, 95-5°, 103, 311 y 355

La tradicional democracia representativa ha sido complementada en la Carta de


1991 con copiosa regulación de la democracia participativa, como se advierte en los
artículos citados, en la que el ciudadano ya no sólo vota cada cierto tiempo -
desapareciendo en el entretanto - sino que además gestiona y controla el ejercicio
del poder en forma permanente. La jurisprudencia constitucional es abundante y
pacifica sobre este tópico6.

En el caso sub judice se viola la democracia participativa si los usuarios, los pobres,
las cooperativas, los recicladores, las ONG y demás formas asociativas sin ánimo de
lucro- asociaciones y fundaciones - sólo pueden participar en la prestación de un
servicio público en municipios pequeños, áreas rurales y zonas acantonadas de una
gran ciudad. Y la prestación del servicio en el gran mercado está reservado para la
participación de las sociedades por acciones.

Sería bueno que la Corte Constitucional decretase esta prueba en este proceso, si lo
estima pertinente, según su libre criterio: que a la Bolsa de Valores, al Ministerio del
Interior y a una universidad o centro de estudios econón1icos le preguntase:

a) Cuántas sociedades anónimas hay en Colombia.

b) Si es cierto que menos del 1% de la población concentra la propiedad del 98%


de las acciones de esas sociedades.

c) Si es cierto que, en contraste con lo anterior, que en Colombia hay más de


70.000 acciones comunales que afilian a más de cuatro millones de colombianos.

Con estos datos empíricos la Corte podrá advertir que con las normas acusadas,
amén de ser discriminatorias, se está limitando la participación de los colombianos
en la gestión de los asuntos públicos, relacionados con el interés general, como lo
es un servicio público.

En realidad las disposiciones que nos ocupan son privatistas, pues limitan lo público
a lo privado, excluyendo al gn1eso de los ciudadanos.

Ello se comprende mejor si se tiene en cuenta que a la tradición separación entre lo


estatal y lo privado se ha venido a sumar un tercer elemento: lo público. Es público
aquello que, independientemente del carácter estatal o privado del sujeto que
interviene, afecta a la comunidad o a una parte importante de la comunidad. Pues
bien, los textos que nos ocupan hacen énfasis en lo privado y desprecian lo público,
y al público, limitando las posibilidades de participación de éste, no obstante la
abundante consagración constitucional de la democracia participativa. Por ello
deben ser retirados del ordenamiento.

3.3. Violación del derecho de asociación: artículo 38 y 365

La Corte Constitucional ha establecido que el derecho de libre asociación implica el


derecho a no asociarse7. A fortiori se puede afirmar que tal derecho implica también
el derecho a asociarse de una cierta manera o, mejor, bajo la forma organizativa
que se desee. El legislador no puede limitar tal derecho. Y menos por ley ordinaria.

6
Cf. Especialmente las sentencias de la Corte Constitucional: C-180 de 1994 y C-336 de
1994.
7
Corte Constitucional sentencia C-606 de 1992.
Habría que preguntarse incluso si esta feroz limitación del derecho de asociación no
requería de ley estatutaria, de conformidad con el artículo 151 de la Carta, lo cual
también haría inconstitucional las normas acusadas, en esta ocasión por vicio de
forma. Pido a la H. Corte que de oficio explore este punto.

La Corte incluso ha concedido tutelas cuando a un socio no lo invitan a la asamblea


ordinaria8, con lo cual protege el derecho de asociación y, con él, el de participación.

Por lo pronto lo que deseamos destacar aquí es que se viola el derecho de libre
asociación si la ley exige que la prestación ordinaria de un servicio público sea bajo
una cierta y única modalidad societal, dejando a las demás formas organizativas la
prestación del servicio excepcional y marginal.

El artículo 38 de la Carta, en armonía con el 365 idem, conduce a colegir que las
"comunidades organizadas", que son una forma legítima de asociación, pueden sin
limitación irrazonable prestar el normal y ordinario servicio público.

Dicho en otras palabras, el artículo 365 superior no establece una forma específica
de asociación para prestar los servicios públicos sino que, bien por el contrario,
consagra cuatro formas simultáneas o coetáneas: por el Estado directamente, por el
Estado indirectamente, por las comunidades organizadas y por los particulares. Y el
artículo 38 ídem consagra la libre asociación. En cambio las disposiciones sub lite
limitan la prestación ordinaria del servicio a una forma organizativa específica ( la
S.A.) y deja para el sector comunitario los espacios marginales y no rentables. Ello
viola la Carta Política, motivo por el cual debe aplicarse la sanción de conformidad.

3.4. Violación de la intervención del Estado en la economía: artículos 333,


334, 367 y 369

Por último, las normas demandadas desconocen la preceptiva constitucional sobre


libre competencia económica y el deber del Estado de fortalecer las organizaciones
solidarias (art. 333), sobre intervención del Estado en la economía para procurar la
distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo (art. 334),
las áreas en las que el legislador puede regular los servicios públicos (art. 367) y los
derechos de los usuarios a participar en la gestión de los servicios públicos (art.
369).

Como se anotó, y en aras de la brevedad, las disposiciones objeto de esta demanda


son discriminatorias, atentan contra la democracia participativa y la libre asociación,
motivos por los cuales no se cumplen las atribuciones del legislador en materia de
regulación económica. El constituyente fijó unas pautas para la competencia y la
intervención estatal y la Ley 142 y su decreto reglamentario desconocieron esas
pautas. Por ello deben declararse inconstitucionales tales normas.

4. PRUEBAS

8
Corte Constitucional sentencia T-003 de 1994.
De acuerdo con el análisis realizado en la sección 3.1.3 de esta demanda, se solicita
a la Corte Constitucional que formule a manera de pruebas los interrogantes que se
enuncian a continuación, para ser absueltos por el Ministerio de Minas y Energía, o
el de Desarrollo Económico, o e] de Agricultura o el (los) que la Alta Corporación
estime pertinente(s):

1. ¿Cuáles son las razones que demuestran que los apartes acusados del numeral 4
del artículo 15 de la Ley 142 de 1994 y del artículo 17 de la misma ley, son
importantes en los términos del test intermedio de razonabilidad desarrollado en
la jurisprudencia de la Corte Constitucional?

2. ¿Qué argumentos demuestran que dichas normas son efectivamente conducentes


para garantizar el fin que se proponen?

5. COMPETENCIA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

Primero, las normas acusadas de la Ley 142 de 1994 hacen parte de una ley de la
República, con1o su nombre lo indica. El artículo 241 numeral 4° de la Constitución
señala que la Corte Constitucional es competente para conocer de las demandas
contra las leyes. En esas condiciones la H. Corte es competente para conocer de
esta demanda, en lo relativo a tales disposiciones.

Segundo, en lo relacionado con el Decreto 421 de 2000, se trata de un decreto


reglamentario del Gobierno, cuya competencia en materia judicial corresponde en
principio a la jurisdicción de lo contencioso administrativo. Sin embargo, de
conformidad con la jurisprudencia de la Corte Constitucional, cuando exista unidad
normativa entre una ley y un decreto reglamentario; la inexequibilidad de aquélla
implica la de éste. Estas son las palabras de la Corte a este respecto:

Una de las características del Decreto No. 1660 de 1991 es su unidad normativa,
tanto formal como material, lo cual significa que todo lo que afecte alguna de
sus partes repercute en el cuerpo íntegro de la norma…

Su nexo con el cuerpo íntegro del estatuto hace que necesariamente resulte
afectado por la declaratoria de inconstitucionalidad del mismo…

En cuanto al Decreto 1660 de 1991, las consideraciones que anteceden


conducen necesariamente a la declaratoria de inconstitucionalidad total 9.

En el caso que nos ocupa, el Decreto 421 de 2000 se intitula precisamente: "Por el
cual se reglamenta el numeral 4 del artículo 15 de la Ley 142 de 1994, en relación
con las organizaciones autorizadas para prestar los servicios públicos de agua
potable y saneamiento básico en municipios menores, zonas rurales y áreas urbanas
específicas." Ese es su objeto. Su artículo 1º regula el ámbito de aplicación, o sea
las zonas restrictivas en las cuales las con1unidades organizadas puede prestar
servicios públicos. Su artículo 2° define en dónde pueden trabajar esas comunidades
y en consecuencia, por exclusión, en dónde no pueden trabajar. Su artículo 3°

9
Corte Constitucional. sentencia C-479 de 1992
regula los requisitos que deben reunir las comunidades para prestar servicios en
esos espacios limitados. Su artículo 4° regula la transición n y su artículo 5° y último
la vigencia.

Por tanto todo este Decreto se dedica a reglamentar el numeral 4 del artículo l 5 de
la Ley 142 de 1994, aquí demandado, con el que guarda una unidad inescindible, de
suerte que si se presen tase una inexequibilidad de la disposición legal, la norma
reglamentaría no sabría, no podría subsistir, en ninguna de sus partes, por
sustracción de materia.

En esas condiciones hay unidad normativa y la Corte es entonces competente para


conocer también de este Decreto.

De los Honorables Magistrados,

SILVIO RUIZ GRISALES

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