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Por otra parte, y para que desde el primer momento os sintáis arropados
se realizará un primer test de prueba para que os familiaricéis con el Campus y
que los profesores tengamos constancia de vuestra participación. Este test
junto con otros que puedan realizarse con carácter voluntario, nos dará la
medida de los progresos que vayáis haciendo.
Además, se cuenta con una herramienta auxiliar al curso que nos da un
gran valor añadido. Se trata de la www.flamencopolis.com, que ha sido
diseñada por Faustino Núñez expresamente para Flamenco en red.
Andalucía, como cuna del flamenco, vio como a lo largo de su extensa historia a sus
ciudades, campos y puertos llegaron y se asentaron gran número de pueblos con un
origen cultural variadísimo. Desde la remota cultura tartésica, pasando por la
colonización fenicia y romana, visigoda y árabe, cristiana, así como los importantes
asentamientos de judíos y gitanos, hay que añadir el magnetismo que tuvo Andalucía la
baja, principalmente Sevilla y Cádiz, para todos aquellos que se sentían atraídos por las
riquezas que llegaban del Nuevo Mundo, de vuelta. Y al calor de ese nuevo continente
la Baja Andalucía fue seleccionando los ingredientes del caldo donde cultivar su música
más representativa, como mandaban las corrientes ilustradas. Lo lograron creando un
abanico de estilos que comenzaron a cristalizar mediado el siglo XIX bajo la
denominación genérica de flamencos. Los primeros datos de un tipo de música
emparentada con el flamenco se remontan sin embargo un siglo atrás, cuando a partir de
1750 el ambiente tonadillero de sainetes y comedias, dio lugar al definitivo desarrollo
de una escuela nacional de música y baile.
En estas músicas se halla el sustrato que propiciará la creación de los géneros flamencos
con la llegada del siglo XIX. Pero será denominado flamenco cuando en los teatros y
cafés cantantes de Cádiz, Jerez, Sevilla, Málaga y Madrid, principalmente, un selecto
grupo de cantaores, guitarristas y bailaores, de ambos sexos, advierten la excelente
acogida que el público dispensa a esta expresión artística. Por entonces la música
francesa y principalmente la italiana campaba a sus anchas en toda la geografía
española, y por eso el andaluz, consciente de su madurez en música y baille, reacciona.
A partir de los cantos que conservan los gitanos andaluces (conglomerado a su vez de
las más diversas etnias bajoandaluzas de origen moreno), y de los toques de la tradición
guitarrística española y los bailes de la escuela española de palillos, crea una forma de
interpretar “por lo jondo” que refleja, como ninguna otra forma musical conocida
entonces, la inmensa cultura mestiza de Andalucía. En estos cantos supieron aglutinar el
sentir de todo un pueblo, las penas y las alegrías. En unos pocos años, ante el éxito
obtenido por este nuevo tipo de música, los artistas, andaluces o no, propician la
cristalización de los estilos, y de ellos surgirán además todo tipo de variantes.
Antonio Chacón, genial creador jerezano, sienta las bases de numerosos cantes que por
entonces se encuentran dispersos, modelando, a partir de los distintos fandangos de las
provincias orientales, cantes como la granaína y la taranta, fandangos locales que se
inundan de melismas flamencos y de jondura pasando a formar parte de los estilos más
interpretados por los artistas.
Manuel Torre o Pastora Pavón ‘La Niña de los Peines’ otorgan carta de naturaleza a
numerosos estilos, y participan activamente en la creación de tangos flamencos y
bulerías. Son cantaores que beben en el rico manantial de los genios gaditanos, Paquirri,
Durse o Mellizo, de los de Jerez, Lacherna, Marrurro o La Luz, o de la escuela trianera,
los Cagancho o el Colorao.
La evolución del cante corre paralela a aquella vivida por la guitarra que experimenta en
los primeros años del flamenco un desarrollo excepcional que los guitarristas andaluces
sabrán aprovechar, creando el soporte musical idóneo a ese nuevo tipo de música. Es la
época del maestro Patiño, acompañante habitual de Silverio, que será quien marque las
directrices sobre las que se ha de desarrollar la singular técnica de la guitarra flamenca.
La guitarra vivirá desde entonces un protagonismo cada vez más acentuado
manteniendo el equilibrio expresivo tanto de las formas cantables como en las bailables,
hasta independizarse y adquirir el rango de instrumento de concierto.