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El problema antropológico.

1)Elaborar una lista de características que diferencian al ser humano de los animales.
Lista de características:
Razonar - pensar - conciencia de la muerte - estudiar.
Antropología filosófica y científica.
Antropología filosófica estudiar al hombre
biológica o física
científica su esencia
cultural.
La antropología científica se plantea el problema del origen, la evolución y las cualidades de la especie
humana. Se ocupa tanto de la dimension biológica como la dimension cultural, por eso, la antropología
cientifica se puede dividir en dos grandes disciplinas: la antropología biológica o fisica, que trata de
reeconstruir el curso de la evolución humana mediante el estudio de los restos fósiles y la antropología
cultural. que se ocupa de la descripción y analisis de las culturas del pasado y del presente.
Mientras la antropología biológica se ocupa de las características físicas de los hombres, la antropología
cultural estudia las caracteristicas de las sociedades humanas: relaciones familiares, estructuras de poder,
costumbres, tradiciones, lenguaje.
La antropología filosófica, por su parte, atiende a un campo más amplio. Se sive de los datos proporcionados
por los estudios antropológicos no filosóficos para buscar "la esencia" del hombre, para determinar en que
consiste la especificidad del ser humano en un mundo que comparte con otros seres vivientes y que al ser
humano transforma y modifica.

*San Agustín y Pascal.


San Agustin:
1)¿Cómo define a la razón San Agustín?
2)¿Qué relación hace San Agustín entre fé y razón?
3)¿Qué hace éste filósofo sobre la existencia del alma?
4)¿Cuál es la diferencia entre animales y hombres?
Pascal:
5)¿por qué el hombre se considera superior a los animales?
6)¿Cuál es la distinción que hace entre ambos?
7)¿Cuáles son los límites de la razón para Pascal?
Respuestas:
1)Para San Agustin, la razón es un instrumento valioso para conocer la verdad pero sólo si es guiada por la fé.
2)La razón sin la fé es ciega y nos puede llevar por caminos equivocados. La fé no puede ser probada por
medio de la razón, pues es ella quien ilumina a la razón. Por la fé podemos comprender la realidad.
3)San Agustín afirma la existencia del alma. El alma es una iluminación interior, es algo íntimo y racional.
4)Nuestra diferencia con los animales estriba en el gecho de que los seres humanos tienen entendimiento. A
través del entendimiento comprendemos lo justo y lo injusto, a través del entendimiento distinguimos los
verdadero y lo falso. Los animales carecen de esa facultad.
5)El ser humano se sabe superior porque tiene conciencia de la caída, porque sabe que en otro tiempo le era
propia una naturaleza mejor. Añoramos el lugar del que hemos caído.
6)Lo que distingueal hombre de los animales es el pensamiento. Cuando Pascal se refiere al pensamiento no
se refiere sólo a la razón.
7)Pascal encuentra que la razón tiene límites que deben ser aceptados. Hay aspectos de la realidad a los que la
razón no tiene acceso.
*Concepto de constitución.
El término de constitución designa a una norma jurídica que es la ley fundamental de un estado. Esa ley
fundamental consagra y garantiza las libertades y los derechos de todos los habitantes, limita los abusos de
poder de las autoridades y establece la forma de gobierno y la organización del estado.
La supremacia de la constitución.
La constitución es la ley suprema del estado. Ésto significa que está por ensima de las demás leyes. El resto
de la legislación debe basarse en ella y ninguna norma puede ir en contra de lo que ella establece. En éste
sentido, los jueces son los encargados de realizar el llamado control de constitucionalidad. Ésto significa que
en los casos judiciales concretos que los ocupan, verifican si existe concordancia entre lo establecido por las
normas analizados con la constitución. Si esto no sucede, los jueces deben determinar mediante sus sentencias
que, en el caso particular analizado, esas normas o actos son inscontitucionales, es decir, inaplicables en el
todo o en algunas de sus partes.

*Preámbulo.
Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por
voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el
objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa
común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libretad, para nosotros, para nuestra
posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino; invocando la
protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta constitución,
para la Nación Argentina.

*Garantías procesales para el respeto de los derechos y libertades individuales.


Las garantías son protecciónes establecidas en la constitución para asegurar el respeto de los derechos y
libertades que ellas reconocen. En los artículos 18 y 43 se hallan enumeradas gran parte de las garantías
constitucionales.
Acción de amparo: Art.43.
Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial
más idóneo, contra todo ácto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual ó
inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías
reconocidos por ésta constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en que se funde el ácto u omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo los derechos que
protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia
colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines,

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(Material reproducido con fines didácticos compilado originalmente por

Prof. Carlos Rada 2002 revisado y reeditado por Prof. Robert Rodríguez 2006)

                        EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO

El hombre se ha planteado y seguirá formulándose infinidad de problemas. Algunos


de ellos son de carácter científico, otros no. Varios se refieren al ser humano, otros a los
demás seres. Muchos son auténticos problemas, otros tan sólo son aparentes. He aquí
algunos ejemplos de las miles y miles de cuestiones que se ha propuesto el ser humano:

            ♦ ¿Qué es la materia y cuáles son sus últimos constitutivos?

            ♦ ¿Qué es un ecosistema y cómo se debe preservar?

            ♦ ¿Qué son el espacio y el tiempo?


            ♦ ¿Cuál es la velocidad de la luz?

            ♦ ¿Cuál es la organización política más adecuada?

            ♦ ¿Qué es el ser humano, cuál es su origen y cuál es su destino?

Y una infinidad aún mayor de estos problemas.

Todos estos problemas tienen forma de pregunta; y, sin embargo, si las observamos
con mayor atención, nos damos cuenta que todas ellas preguntan por el ser de alguna cosa,
es decir, interrogan por “el ser” o la “manera de ser” de algo: “¿cuál es la cosa que
propiamente es?”, pero no se preocupan por el ser mismo. Se advierte pues que, por debajo
de todos los problemas que podemos plantearnos, hay uno que le sirve de soporte y es el
siguiente: ¿Qué es ser? Esta pregunta tiene carácter ontológico y es la primordial; mientras
1
que las demás son de carácter ónticos , y son secundarias.

No obstante, al analizar la estructura y elementos que constituyen la pregunta


ontológica podemos ver que ella no es posible sin el sujeto humano, sin aquél sujeto que
interroga, ya que éste es el único ser que es capaz de formularla y el único también que la
puede contestar. Es indudable que, tanto el proponer la pregunta funda-mental como el
esfuerzo para contestarla, debe ser considerada como peculiaridades de ese ser que és el
hombre. Por ello, antes de preguntar por el ser de las cosas trascendentes a nuestra
humanidad, comencemos primero por preguntarnos

¿Qué es el hombre?

Y con esta pregunta subrayamos “de una manera breve y adecuadamente la esencia de la
antropología filosófica.” Este tema trata exclusivamente de dar contestación a esa pregunta,
que “planteada de una forma sistemática y metódica, es de por sí una pregunta filosófica
que apunta a la totalidad el hombre y que quiere alcanzar su fundamento esencial” (Coreth,
1965). Por eso, para la antropología filosófica afrontar la pregunta ¿Qué es el hombre?, no
expresa otra cosa que aquella búsqueda de comprender al ser humano desde de la unidad
del ser; en cuanto se encuentra testificado en el ser humano de manera privilegiada.

Ante la interrogante sobre el ser del hombre podríamos decir que:

“Hombre” es un ser dotado de razón y de un lenguaje articulado, el cual se


halla clasificado entre los mamíferos del orden de los primates y cuyas
características más relevantes son la dotación de un cerebro voluminoso,
su postura erguida y la diferenciación entre los pies y las manos.

Pero, ¿basta este conjunto de características para estar conformes con la res-puesta?
Quizá para un biólogo, un sociólogo o un antropólogo esta respuesta sea pertinente,
¿y para nosotros los que nos consideramos comunes?

¿Qué queremos expresar exactamente cuando preguntamos Qué es el hombre?


Como lo ha señalado Coreth (1965), “antes de intentar una respuesta es necesario
determinar su sentido y encontrar una base para que tal respuesta sea adecuada”.

Volvamos entonces a preguntar, pero esta vez reformulemos la interrogante: ¿qué es


eso de humano?

¿A qué cosas le atribuimos las características de humanidad?

Ahora parece que surgen algunos problemas para ponernos de acuerdo; pues como
ha señalado Heidegger, en su libro El Ser y el Tiempo - aunque él no se propone articular en
su “análisis existencial” una filosofía del hombre -, la referida pregunta “está hoy caída en
el olvido”; y aún cuando en los actuales momentos se ha observado un repunte de la
metafísica, se piensa que formular una pregunta como esta es una osadía o, en el mejor de
los casos, un simple juego de palabras, librándonos con ello de hallar una respuesta.

Entonces, ¿por qué es necesario preguntarse Qué es ser humano si es siempre un


hablar disparates? Pues porque de la respuesta que cada uno de nosotros tenga de ella me
afecta personalmente, porque a partir de la respuesta que empleemos habremos de tomar
una actitud ante la vida y su problemática, es decir, de alguna manera todos tenemos una
concepción de los que es el ser humano (para algunos esta idea puede estar de una manera
explícita o implícita), pues a partir de ella asumimos un punto de vista teórico-práctico con
el cual accedemos a hacer frente y buscar solucionar toda suerte de sucesos y prepararnos
de una forma determinada hacia nuestro futuro.

Es imprescindible que cada uno de nosotros tenga la necesidad de


encontrar una respuesta a la pregunta ¿Qué es el hombre? Pues de la idea
de hombre que se asuma dependerá la intención que se tenga para orientar,
aprovechar y utilizar la ciencia, la educación, la ética, la política, la
religión, el arte, el deporte, etcétera.

Entonces, en términos generales, la definición que se dé de hombre dependerá de la


posición filosófica que tenga el científico, el educador, el artista, el político, el religioso, el
etólogo o incluso el individuo común, de su acción o el conjunto de sus acciones y de su
justificación o rechazo, que cada uno de ellos realice con y para el hombre.

Y es que, el ser humano es un individuo que en su ser tiene que habérselas


respectivamente -en su comprensión- con su mismo ser. Con esto, Heidegger ha indicado
un concepto formal de existencia, concibiendo al ser humano como “epifanía del ser”,
como efectividad, temporalidad y facticidad: “el ser humano existe”. Por ello, el punto de
partida que propone Heidegger para responder a la pregunta ¿qué es el ser? Es la
EXISTENCIA humana.

El ser humano es, además, un individuo que en cada caso soy yo mismo. “Cuando
pregunto por el hombre, me entiendo a mí mismo como hombre y, en cuanto hombre, me
pongo a mí mismo sobre el tapete” (Coreth, 1965). Por eso, la particularidad de la pregunta
¿Qué es el ser humano?, “radica en que abarca a quién interroga, le vuelve hacia él y la
trueca en otra” (Coreth, 1965), una que suele ser formulada por lo menos una vez en la vida
bajo la siguiente forma: ¿Qué soy yo? Pues, al existente ser humano le es inseparable el ser,
que en cada caso particular es el mío, como condición de la posibilidad de la propia
pertenencia y de la no-pertenencia, “pero como un hombre entre otros hombres. No se trata
sólo de mí”, sino del ser humano en general (Coreth, 1965). Por ello la mencionada
pregunta suele encontrarse implícita cada vez que interrogamos ¿Qué es usted? Como
aquella pregunta que indaga por los atributos propios de cada existente humano. “De ahí
que no esté en juego únicamente ni propia comprensión sino la autocomprensión humana;
no se trata sólo de analizar mi propia existencia, sino la existencia humana en general”
(Coreth, 1965).

La pregunta que intentamos responder aquí ya tuvo “en vilo el meditar de Platón y
de Aristóteles, cierto que para enmudecer desde entonces como pregunta expresa de una
investigación efectiva” (Heidegger). Lo que conquistaron ambos pensado-res se recogió a
través de variadas alteraciones y arreglos hasta la aparición de la Lógica de Hegel. “Y lo
que en otro tiempo se arrancó a los fenómenos en el supremo esfuerzo del pensamiento,
aunque fragmentariamente y en primeras arremetidas” (Heidegger), ya está desde hace
mucho tiempo trivializado.

Obsérvese, además, que no es la mencionada pregunta una pregunta cualquiera. La


reflexión filosófica sobre qué es el ser humano no tiene como punto de partida el ser del
hombre en “abstracto”, sino que, por el contrario, tiene como referencia el conjunto de los
acontecimientos que componen la existencia humana, que a su vez, pertenecen al ámbito
del comportamiento humano, susceptible en cuanto acontecimientos, de una acercamiento
ordenado y organizado por parte del conjunto del saber del hombre (la antropología
cultural, la psicología, la economía, la política, la educación, etcétera), sin que se extinga
en dichos investigaciones su significado. Cada uno de nosotros es capaz de percibirse a sí
mismo como realizando acciones de muy di-versos tipos: andar, comer, sentir, imaginar,
recordar, pensar, ser consciente de sí mismo y de todo lo que le pasa, etcétera. “De estas
acciones, algunas las tenemos en común con otros seres, pero otras, sobre todo el
pensamiento y la autoconciencia, son específicamente nuestras” (Baigorri et al, 1998), no
las tenemos en común ni siquiera con otras personas, por lo que ellas han servido para dar
como respuesta a la pregunta de Qué es el hombre al concebirlo como razón, voluntad,
sentimiento, instintos, etcétera. Así, el problema de qué es el ser humano puede ser
emprendido desde diferentes perspectivas y la de la antropología filosófica pretende ser
aquella que tiene que ver con los fundamentos constitutivos de la exigencia humana.

1. Dificultades de los Problemas Específicos de la Antropología Filosófica: El


                       
Problema del Hombre y la Estructura del Mundo
Pero, ¿en cuál de estas categorías o cualidades del ser: razón, voluntad, sentimiento,
instintos, radica lo esencialmente humano?

Debemos diferenciar en la reflexión que nos hagamos acerca del ser humano un
doble aspecto. Por una parte, lo que los principales pensadores de la historia han formulado
sobre el ser humano y, por la otra, el problema mismo antropológico, al cual cada uno de
nosotros debe dar una respuesta. El primer aspecto se encuentra subordinado al segundo, al
inspirar nuestra reflexión, pero sin evadir en nada nuestro compromiso en la búsqueda de
una solución al problema antropológico.

La preocupación por saber qué es el hombre y cuál es su misión, data desde los
orígenes de la historia, desde que el hombre tiene uso de conciencia. En todos los tiempos y
espacios el hombre ha intentado dar respuesta a estas interrogantes, “ya que en ello le iba
incluso la vida o al menos el sentido de su vida” (Heidegger), al preguntarse si puede el
cuerpo material llegar a realizar acciones tan elevadas como el pensar o el ser transparente
para sí mismo.

Ya desde la Grecia antigua la cuestión acerca del ser se presentó como problema a
partir de ciertas experiencias y situaciones, y de la investigación de la naturaleza. El
problema que más atrajo la atención de los primeros filósofos griegos (también llamados
2
los presocráticos) se conoce como el problema de la physis o naturaleza. Por ello fueron
llamados “físicos” o, como ha señalado Ajdukiewicz (1994), son los que llamamos hoy
“naturalistas”.

Teniendo en cuenta la definición etimológica de la palabra physis, podemos decir


que el sentido más propio de naturaleza es el de origen y producción de las cosas en
general. La observación de la naturaleza y la búsqueda de su fundamento o sustento último
fue el primer motivo de la reflexión filosófica. “Entre estos problemas había dos
fundamentales: el del material bruto de la naturaleza, es decir, el problema de saber de qué
hecha la naturaleza, y el de la estructura general de la naturaleza” (Ajdukiewicz, 1994). La
naturaleza, así entendida, se convierte en el arjé de las cosas. Así, el problema de la
naturaleza se reducía al problema:

¿Cuál es el principio fundamental (arjé) de donde proceden todas las cosas


cuando empiezan a existir y a dónde regresan cuando se disuelven?

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La filosofía física o de la naturaleza, surgió en la ciudad de Mileto, en Jonia ,
propone como principio fundamental de las cosas un elemento observable, por ello estas
interpretaciones se pueden considerar como físicas. Entre sus representantes destacan:
Tales de Mileto, considerado como el iniciador de la filosofía por haber sido el primero
que, al preguntarse sobre el origen y principio de las cosas, compendió, de manera objetiva,
el problema con el cual daría comienzo la actitud filosófica que busca explicaciones
racionales. Preocupándose por encontrar el elemento del cual proceden todas las cosas

cuando dejan de ser lo que son, lo que lo llevó a afirmar: el agua es el principio de
todas las cosas. El agua es la sustancia primordial, es decir, el elemento primario de todas
las cosas, porque sus observaciones lo llevaron a concluir que toda manifestación vital se
da en ambiente de humedad y que todas las cosas son húmedas por naturaleza (Chávez
Calderón, 1998).

Otro de los filósofos fue Anaxímenes (h. 588-524 a. C.) que vivió también en
Mileto y vio en el aire el principio fundamental de todas las cosas. Pero, el aire, para que
pueda fungir como componente universal, necesita tener básicamente dos características:
debe ser transformable, es decir, debe adoptar cualquier forma, y debe ser infinito, pues no
se debe agotar en las múltiples transformaciones de los seres. También compara al aire con
el aliento o soplo que sostiene nuestro cuerpo a modo de alma, al afirmar que:

Así como nuestra alma, que es aire, nos sostiene, así también el soplo y el aire
rodean el mundo entero (Anaxímenes, Fragmentos).

Estos temas se estudiaron a lo largo de toda la historia de la filosofía, y forman parte


del núcleo de los problemas ontológicos, y específicamente del que nos ocupa aquí. Con el
desarrollo ulterior de la filosofía, la atención de los filósofos se dirigió tanto hacia la
naturaleza corpórea, que percibimos mediante los sentidos, como hacia la naturaleza
mental, que percibimos mediante el pensamiento (Ajdukiewicz, 1994).

Actualmente el problema del arjé reside en saber si existen ambas naturalezas,


corpórea y mental, o si existe tan sólo una de ellas. “En una palabra, el problema de la
sustancia toma la forma del problema del alma y el cuerpo” (Ajdukiewicz, 1994).

¿No será que el hombre, además de poseer un cuerpo material, está constituido por
otra realidad, no de carácter material, y que es en esta realidad donde se originan esas
actividades superiores que llamamos: razón, voluntad, sentimiento, instintos?

¿Qué es la mente?

¿Será acaso que poseemos un alma incorpórea?

Nuestro pensamiento, ¿sólo es un aspecto de la materia física, entendido como una


consecuencia de la estimulación neuronal del cerebro?

¿Podemos estar seguros de que los demás individuos que nos rodean no son robots
sofisticados?

¿Podemos estar seguros que los demás seres que nos rodean poseen también una
mente?

2. Relaciones y Diferencias entre la Filosofía de la Mente y la Psicología

Nigel Warburton (2000) ha señalado que la filosofía de la mente, una rama auxiliar
de la antropología filosófica, y la psicología son dos cosas diferentes, pero intrínsecamente
relacionadas. Mientras que “la psicología se ocupa del estudio científico de la conducta y
del pensamiento de los seres humanos”, apoyándose en la observación experimental; “la
filosofía de la mente, que no es experimental ni implica ninguna observación científica, se
ocupa del análisis de los conceptos.”

Un neuropsicólogo que investigue el pensamiento humano tendrá que indagar en


las pautas de estimulación nerviosa del cerebro. Un filósofo de la mente se
formulará preguntas conceptuales más básicas; por ejemplo, si la actividad
nerviosa equivale a pensar, o si existe en nuestro concepto de pensamiento algo
que impida reducirlo a un fenómeno físico. Dicho de la manera tradicional, ¿se
distingue en algo el cuerpo y la mente? (Warburton, 2000).

3. Principales Posiciones ante el Problema de la Mente y el Cuerpo

Cuando hablamos de nosotros y del entorno que nos rodea, debemos distinguir entre
los aspectos físicos, como los pies, los brazos, el cerebro, una taza de café, la casa que
habitamos, la institución donde laboramos o estudiamos, etcétera; y los aspectos mentales,
como el pensamiento, la capacidad de decidir, la imaginación, los sentimientos, el
conocimiento, etcétera.

¿Esta división entre un aspecto físico y uno mental es real o, por el contrario,
representa sólo un modo de expresar lo que somos nosotros mismos?

La correlación entre estos dos aspectos del ser humano esboza el llamado problema
de la mente y el cuerpo. A pesar de la importancia del tema, su planteamiento no ha servido
para conseguir unanimidad en su tratamiento. Las tradiciones religiosas, filosóficas y
científicas a lo largo de toda la historia de la humanidad han intentado descifrar la
complejidad del ser humano, su aparente dualidad corporal y espiritual, mental y biológica,
sin lograr hasta nuestros días una solución definitiva y universal.

Con ello se ha generado un conjunto de concepciones sobre el hombre múltiples y


variadas. Los que consideran que el cuerpo y la mente que todos poseemos son dos cosas
diferentes se llaman dualistas, mayoritariamente de carácter espiritualista o idealista, y los
que suponen que la mente es lo mismo que el cuerpo físico, es decir, que somos sólo carne
y huesos, sin una sustancia mental diferenciada, reciben el nombre de ficistas, de corte
materialista y monista (Warburton, 2000). Siguiendo en lo sucesivo, y en parte, a Baigorri
et al (1998), estos sistemas de pensamiento afirman que el hombre es una única realidad,
casi siempre de carácter material, y acostumbran representarse el problema empleando
expresiones como: mente y cerebro, o mente y cuerpo.

3.a El Dualismo Antropológico

El dualismo, de origen espiritualista o idealista, ha representado en la historia de la


filosofía occidental aquella teoría de acuerdo con la cual el universo se revela sólo como
una totalidad formada por dos sustancias contrarias y entre sí irreductibles.

El DUALISMO es la corriente cuya principal tesis afirma que tanto los


aspectos espirituales, como los materiales, es decir, tanto las almas como
los cuerpos, existen (Ajdukiewicz, 1994)
Además, los sistemas dualistas de pensamiento antropológico creen que la mente no
es una sustancia física, por lo que niegan las propiedades y las actividades biológicas del
ser humano, o por lo menos su autonomía, reduciéndolas al control y poder de la mente o
del espíritu. “Un dualista típico sostendrá que el cuerpo y la mente son sustancias distintas
aunque relacionadas entre sí” (Warburton, 2000). Una cosa serán los procesos mentales y
otra muy distinta serán los procesos físicos. De aquí que piensen al ser humano como un
agregado de dos sustancias cualitativa-mente distintas, “cuerpo” y “alma” o “cuerpo” y
“espíritu”, que son los nombres con los que suele referirse al problema. “La mayoría de los
seres humanos acepta el dualismo del cuerpo y la mente, especialmente aquellos que creen
en la posibilidad de sobrevivir a la materia en un mundo espiritual, o de reencarnarse en
otro cuerpo” (Warburton, 2000). Las concepciones dualistas parten del presupuesto de que
el hombre o bien ha sido creado por la divinidad, o está compuesto de cuerpo y alma, o
incluso ambas cosas. Entendiéndose por alma al espíritu, la mente o la razón, y se le ve
como algo divino o algo superior al mismo hombre.

De acuerdo con esto, los cuerpos son el fundamento de todos los


fenómenos físicos, ellos son capaces de moverse, de cambiar de forma, de
poder conducir la electricidad, etcétera, pero los cuerpos no pueden pensar,
no pueden sentir, ni sufrir, ni experimentar la alegría.

Estos últimos fenómenos sólo los podemos conocer a través de una experiencia
interior, por lo que se requiere otra cosa que le sirva de sustento: ella es el alma, que es
capaz de sentir, pensar, alegrarse, de sufrir, etcétera.

Las respuestas iniciales que poseemos en este sentido son las que se ofrecen en la
mitología y que en muchas ocasiones retoma la religión de otro modo, en un periodo ya
avanzado de la humanidad, puesto que no se tiene información detallada del período
anterior, la prehistoria, con todo su sentido mágico. Las enunciaciones del periodo mítico-
religioso se expresan a partir de lo dicho por el dios o los dioses crea-dores del hombre a
sus delegados aquí en la tierra. Creado de diferentes maneras materiales, según la mitología
o religión a la cual se refiera, el hombre es visto siempre, salvo en algunas religiones como
la grecolatina, como un ser inferior a la divinidad. Una idea que estipula que todas las
acciones del hombre se encuentran encaminadas a buscar la armonía con la divinidad.

3.a.i. El Dualismo Analógico de Platón

En la filosofía platónica el dualismo último se establece entre el “ser” y el “no ser”


o lo que es lo mismo, entre la idea y la materia. Por ello, la concepción de Platón sobre el
ser humano es fundamental para entender el tema “mente-cuerpo” justamente por su
influencia en toda la antropología occidental, gracias sobre todo a la asimilación del
platonismo por parte de la religión cristiana. Platón fue el primero que afronta el problema
antropológico desde la filosofía, al dirigirse a la esencia misma del hombre, es decir, al
preocuparse por el problema del ser humano. En el planteamiento platónico la cuestión
primaria es nuestra pregunta principal: ¿Qué es el hombre?

Generalmente en el pensamiento griego la existencia del alma nunca constituyó un


problema. Lo que sí se discutió fue su naturaleza y características. Las distintas soluciones
fueron coincidiendo en tomar como punto de partida uno de estos dos hechos: la existencia
de la vida en el ser humano y su actividad cognoscitiva racional. Si al alma se le relaciona
principalmente con la existencia, entonces tendremos la posición aristotélica. Para Platón,
por el contrario, el alma es básicamente el origen del conocimiento racional.

Platón fue, principalmente, un dualista analógico, un metafísico que dividía la


realidad en dos grandes lugares sin comunicación: el mundo ideal y el mundo sensible el
ámbito de la idea y el ámbito de lo sensible, la esfera de la inmutable y la esfera de lo
mutable. Convencido, además, de la superioridad de la ideal sobre la materia, colocó en el
centro de la realidad la incomunicación, hablando de los dos mundos cuyo rompimiento era
inconmensurable.

Sólo partiendo de esa separación entre lo ideal y lo sensible material podemos


nosotros entender que el ser humano sea para Platón una reunión enigmática en la que se
atraviesan lo ideal y lo corporal, lo divino y lo material.

En su diálogo Fedón, Platón se propone casi únicamente a mostrar su teoría acerca


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del alma y el cuerpo humanos . La posición de Platón en este diálogo es claramente
dualista. El tema central del que se ocupa es la demostración de la inmortalidad del alma.
Para ello sitúa la acción dramática del diálogo en el último día de la vida de Sócrates,
condenado a muerte por un tribunal de Atenas. Algunos de sus discípulos (Simnias, Cebes,
Fedón y Critón) entablan una conversación filosófica con él acerca del alma, el cuerpo, la
muerte y la inmortalidad del alma. Al argumentar sobre estos temas, Platón desarrolla toda
una antropología dualista cuyo fin es demostrar que la función de la filosofía y del filósofo
es una ascesis, es decir, un ejercicio adecuado para morir con dignidad. Sócrates rechaza la
alternativa del suicidio, porque no está en su mano escoger el momento ni el modo de
morir.

Pero vayamos al detalle, sostiene aquí Platón que el alma es eterna y pasa por tres
estadios, puesto que el alma preexiste al cuerpo, se incorpora a un cuerpo y existe tras su
descomposición .Para dar una guía y una argumentación plausible a esta tesis de la
eternidad del alma, se apoya en dos hipótesis filosóficas que ya estaban iniciadas en el
diálogo Menón: la reminiscencia o “anamnesia” y la “metempsicosis” o trasmigración del
alma.

En Platón, como ya se dijo, su teoría central es la de las formas o teoría de los dos
mundos. Y desde esta perspectiva necesitamos enfocar el estudio del alma, puesto que ésta,
antes de unirse a un determinado cuerpo, ha preexistido en el mundo inteligible, donde tuvo
oportunidad de contemplar directamente las ideas; por ello, al unirse a un cuerpo, para
formar un hombre, lo hará temporalmente, en plan de purificación y después regresará a su
lugar, que es el mundo de las ideas.

La hipótesis de la preexistencia es “demostrada” diciendo que conocer equivale a


recordar las ideas ya “intuidas” en el Mundo de las Formas, como se puede ver si repetimos
el experimento del Menón, en el que un esclavo inculto, que únicamente sabe griego, es
capaz de resolver un problema matemático guiado por Sócrates.
Pues afirman que el alma del hombre es inmortal, y que unas veces termina de
vivir (o lo que llamo morir) y otros vuelve o existir, pero que jamás perece; y que
por eso es necesario vivir con lo máximo santidad toda la vida; (...) y ocurre así
que, siendo el alma inmortal y habiendo nacido muchas veces y habiendo visto
tanto lo de aquí como lo del Hades y todas las cosas, no hay nada que no tenga
aprendido, con lo que no es de extrañar que también sobre la virtud y sobre todos
las demás cosas sea capaz ella de recordar lo que des-de luego yo antes sabía.
Pues siendo, en efecto, la naturaleza entera homogénea, y habiéndolo aprendido
el alma todo, nada impide que quien recuerda una sola cosa (y a esto llaman
aprendizaje los hombres) descubra él mismo todas las demás, si es que es
valeroso y no se cansa de investigar. Porque investigar y aprender no es otra cosa
que recordar (Platón, Menón).

De aquí podemos derivar algunas conclusiones preliminares:

           1. Si el alma preexiste al cuerpo y después de su unión temporal con él,


regresa al mundo de las ideas, entonces el alma es inmortal.

           2. Si la unión del alma con el cuerpo es temporal, quiere decir que dicha
unión no es sustancial, sino accidental, de manera que pueda sobrevivir a la
separación del cuerpo.

           3. El alma es el principio del conocimiento racional, porque ella, en su


preexistencia, conoció directamente las ideas, de manera que después, al
presentarse alguna percepción sensible, ella recuerda algo relacionado con di-
cha percepción. En otras palabras, el conocimiento no es más que una
reminiscencia.

Para Platón, el alma o psique es el principio de la vida del cuerpo (por


                       
tanto, está separada de éste) y se compone de tres fuerzas o funciones que completan la
caracterización del alma, al asignarle una naturaleza tripartita, las almas de todos los
humanos tienen tres cualidades: la razón, la voluntad -o el carácter- y el deseo. Cada una de
ellas está corporalmente situada en un lugar determinado. Así, la razón se encuentra en la
cabeza, la voluntad en el pecho y el deseo en el vientre. Del justo equilibrio entre esas
cualidades dependen la armonía y la felicidad del individuo, procurando que cada una de
ellas se ocupe de lo que le es propio sin interferencia de las de-más. Evidentemente, la
función propia de la razón es la comprensión y dirección, de manera que ella debe aspirar al
gobierno de las otras dos.

Pero el interés primordial de Platón es demostrar la inmortalidad del alma tras la


muerte del hombre, ya que Sócrates es un ejemplo elocuente de que la vida del filósofo
puede superar las fronteras de la muerte y que el cuerpo no es más que el velo que cubre la
eternidad del alma.

Con esto ya podemos responder parcialmente a la pregunta ¿Qué es el hombre?

El hombre es una síntesis de los dos mundos platónicos; el alma es una


entidad que proviene del mundo suprasensible, mientras que el cuerpo
pertenece al mundo sensible. Alma y cuerpo están unidos accidental-
mente, siendo el segundo una prisión para la primera.

La preexistencia del alma remite al mito de la vida eterna del alma en el mundo
ideal y a su “caída en un cuerpo” por razones desconocidas. Platón presenta al hombre
como compuesto por un alma y un cuerpo. El alma o el espíritu se encuentra en perpetua
relación con la divinidad y por ello es inmortal, a la que es necesario cuidar ya que es el
puente entre el hombre y la divinidad. Un alma o un espíritu que le da sentido al hombre, a
toda su vida, y lo salva de la intrascendencia, de ser un objeto más del universo. Por su
parte, la encarnación en un cuerpo es pensada por Platón mediante símiles que comparan el
cuerpo con “una cárcel” que encierra al cuerpo; “un traje” o una mortaja que cubre y
envuelve al alma, es perecedero y corruptible, o “un caballo” cuyas bridas controla el alma.

Digamos, pues, que el alma se parece a las fuerzas combinadas de una casta de
caballos y un cochero; los corceles y los cocheros de las almas divinas son
excelentes y de buena raza, pero, en los demás seres, su naturaleza esta
mezclada de bien y de mal. Por esta razón, en la especie humana, el cochero
dirige dos corceles, el uno excelente y de buena raza, y el otro muy diferente del
primero y de un origen también muy diferente; y una estirpe semejante no puede
dejar de ser penoso y difícil de guiar (Platón, Fedro)

Los argumentos que Platón esgrime en el Fedón para demostrar que el alma es
imperecedera e inmortal son fundamentalmente dos: la simplicidad del alma y el origen de
los contrarios. El argumento de la simplicidad parte de que sólo se pueden disolver -y la
muerte es disolución- aquellas cosas que por naturaleza son compres-tas, dado que sus
elementos se pueden disgregar de la misma forma que se compusieron. Lo simple no se
puede disgregar y se encuentra siempre en el mismo estado, sin estar sometido a cambios.

Y simples son las verdaderas realidades, las ideas (recordemos que para Platón,
además de este mundo en el que vivimos, el mundo sensible, existe otro mundo, el de las
ideas, que es el mundo verdadero), las esencias de las cosas que permanecen idénticas
siempre a sí mismas y no admiten cambios; por el contrario, las realidades de este mundo,
las cosas, son compuestas y están en constante mutación, en continuo cambio. Las ideas,
además de simples, son invisibles, mientras que las cosas son visibles, y son también los
modelos que las cosas tratan de imitar.

Ahora bien, si el hombre está compuesto de cuerpo y alma, el alma es lo más


parecido a las ideas, mientras que el cuerpo lo es a las cosas del mundo sensible. El alma
humana posee, pues, una afinidad con las ideas y como ellas es simple y, por lo mismo,
indisoluble, eterna.

El argumento del origen de los contrarios se basa en que, según Platón, todas las
cosas tienen un contrario y en él precisamente tienen su origen; lo mayor procede de lo
menor, lo más fuerte de lo más débil, e inversamente lo menor de lo mayor y lo más débil
de lo más fuerte. Entre cada par de contrarios hay, pues, dos generaciones que van de cada
uno de ellos a su contrario. Este proceso de generación de los contrarios ha de producirse,
además, a modo de un movimiento circular, ya que si se diera como una línea recta, todas
las cosas acabarían por tener la misma forma y cesa-rían de producirse. Si, por ejemplo, al
dormirse no le correspondiera el despertar, de esta manera, todo llegaría a estar dormido.

Si esto es así, si de lo que vive se produce lo que está muerto y de lo que está
muerto lo que vive, necesariamente las almas de los muertos han de existir en algún lugar
desde el que vuelvan a la vida. El alma existe antes que el hombre concreto al que da vida
(metempsicosis), y por eso cada individuo ha conocido antes lo que luego llegará a saber.
Así, aprender no es otra cosa que recordar; pues en un tiempo anterior el alma ha conocido
esa realidad verdadera o mundo de las ideas perfectas, que se identifica con el Bien.

La idea del Bien es el objeto del conocimiento, y a partir de ella adquieren sentido
la justicia, la belleza, la verdad y todas las demás cosas. Al participar del mundo de las
ideas y, por tanto, del bien, los hombres tienden a alcanzarlo mediante un proceso de
imitación o mimesis.

¿Es relevante la vida del alma en el cuerpo para obtener la felicidad aquí y después
de la muerte? Platón insiste en su dialogo el Fedón en que las almas que se conducen
rectamente tienen una existencia feliz tras la muerte, mientras que las almas cuya vida ha
sido éticamente reprobable vagan atormentadas en cuerpos de animales. Por tanto, en la
antropología y en la ética platónica la vida del hombre justo, cuyo paradigma fue Sócrates,
no puede tener el mismo fin (premio o castigo) que la vida de un impío, opresor e injusto.

En definitiva, para Platón, la relación entre cuerpo-alma es absoluta-mente


exterior, accidental, ya que la parte consciente, ideal, divina, es el alma, y
el cuerpo es un instrumento, un obstáculo epistemológico y ético para la
vida filosófica.

Un cuerpo del que hay que librarse para conseguir la santidad perdida. Un cuerpo
que, por esta concepción y salvo en algunas religiones, hay que sacrificar y mortificar,
porque es objeto de perdición, hay que anularlo por diferentes vías, como la meditación en
el caso de los budistas, que si bien no tienen divinidad ven al cuerpo y a la voluntad como
el origen del deseo, del sufrimiento.

3.a.ii. El Dualismo Moderado de Aristóteles

Tras el dualismo platónico, Aristóteles, discípulo de Platón durante 19 años, y al


igual que en él, proclive a un pensamiento naturalista, aborda el problema del hombre
como el problema de la physis, pero separándose de los planteamientos de su maestro; por
consiguiente, su solución supone el estudio de la naturaleza humana. Dicho estudio nos
pone de inmediato frente a esta cuestión: ¿Qué es el hombre?

Si en la reflexión de Platón, el ser humano es comprensible sólo desde la


doctrina de la inmortalidad del alma. Para Aristóteles el ser humano es parte del
entorno físico y sensible; caracterizando al entorno como autónomo y como
poseedor de una inteligibilidad u orden propio. Siendo el movimiento el principio
de todas las realidades sensibles, de la physis; es decir, aquello por lo cual toda
realidad sensible es (existe) se funda a sí mismo en el movimiento. En su libro Del
Alma (II, 1), considera que el movimiento se encuentra compuesto por dos aspectos
inseparables por medio del cual se manifiesta: la naturaleza-material o materia
prima (= hylé) y la naturaleza-formal o forma sustancial (= morfé); en el
desarrollo de esta idea se encuentra enun-ciada la teoría aristotélica conocida con
el nombre de hilemorfismo. Dentro de esta perspectiva el ser humano es una
realidad hilemórfica, supeditada a las leyes genera-les que ordenan el mundo del
movimiento.

El “naturalismo” de Aristóteles le ayudo a situar la naturaleza humana en rela-ción


más próxima a los demás seres vivos que habitan el cosmos, aun cuando siempre considero
al hombre como el ser más elevado de la “physis”, de la naturaleza. Apli-cando la teoría
hilemórfica al hombre, éste se concibe como un compuesto de dos elementos:

            􀀹Uno de los cuales tiene la característica de la materia prima,


por-que es pasivo y es potencial. Es el cuerpo.
            􀀹El otro tiene la característica de la forma sustancial, es decir,
es ac-to o causa de movimiento. Es el alma.

                        El hombre es una naturaleza o una esencia compuesta de


cuerpo y alma, unidos sustancialmente. El alma es la forma sustancial
porque ella informa al cuer-po, el cual funciona como materia prima. Y por ser
forma, es también el acto respecto del cuerpo, el cual, en esta unión, es el aspecto
potencial. Así mismo, es el principio inmanente a toda materia organizada como
una realidad viviente; de aquí que el alma es una naturaleza-formal, entendida
como la determinación específica de la materia que tiene la capacidad de
organizarse, de existir como vida.

Antropología filosófica
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La antropología filosófica (del griego άνθρωπος, ánthropos, "hombre", y λόγος, logos,


"razonamiento" o "discurso"), es una escuela de pensamiento fundada en Alemania en los
años 1920 y 1930, de filósofos, antropólogos y sociólogos; este movimiento tuvo una
influencia decisiva en el panorama intelectual alemán del siglo XX.

«Nunca en la historia, tal como la conocemos, el hombre ha sido más que un


problema en sí» —Max Scheler.

La antropología filosófica marca un punto de inflexión en la filosofía por medio de la


crítica de la tradición idealista y del dualismo cartesiano, con una concepción del hombre
como una unidad física y psíquica. Fue también una respuesta a la teoría del historicismo
Alemán.

La base de su planteamiento consistía en utilizar las enseñanzas de las ciencias naturales


(biología, zoología, etología, paleoantropología, etc.) y las ciencias humanas para tratar de
identificar las características de la especie humana, su posición específica en el mundo en el
entorno de los reinos mineral, vegetal y animal.

Sus principales representantes son Max Scheler (1874-1928), Helmuth Plessner (1892-
1985) y Arnold Gehlen (1904-1976).

También, cerca de esta corriente, destacan: Gotthard Günther (1900-1984), Helmut


Schelsky, Erich Rothacker y Peter Sloterdijk.

Contenido
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 1 Introducción
 2 Concepciones y orígenes a través de la historia
 3 Concepto de hominización y psyque humana
 4 Problema de la naturaleza del hombre (esencia)
o 4.1 Naturalista o monismo antropológico
o 4.2 Esencialista, dualista o dual
o 4.3 Hermenéutica
 5 Preguntas fundamentales a las que se intenta responder
 6 Bibliografía
 7 Enlaces externos

[editar] Introducción
A través de la historia podemos darnos cuenta de que el concepto del hombre, varía según
las diferentes culturas de los pueblos, es evidente que la definición que manejamos de
nosotros mismos resalta en gran parte la aptitud o respuesta que tengamos ante nuestro
entorno, el cual dependerá directamente del concepto que demos a nosotros mismos como
los seres humanos que somos. La antropología filosófica pone como centro de su reflexión
al ser humano, busca comprender al hombre como un ser que vive y sabe que vive en este
mundo.

El saber humano es la dimensión propia del ser pues es el único ente biológico que necesita
comprenderse para saber quién es, quién quiere ser y qué puede hacer con su vida. Pero
¿para que estudiar antropología filosófica dentro de las carreras sociales y humanas? ¿acaso
ese asunto no les compete solamente a aquellas personas que siguen alguna licenciatura en
filosofía, psicología, sociología o antropología?, pues no, la enseñanza de la antropología
filosófica nos ayudara a conocer y fundamentar el camino del ser humano, tratar de
responder a las cuestiones existenciales ¿Qué es el hombre?, ¿De dónde venimos?, ¿Hacia
dónde vamos?, etc.

El propósito de la antropología filosófica es identificar las características de la especie


humana, tomando en cuenta todos los aspectos de la realidad: material, biológica,
económica, histórica, cultural, etc. Pero esto no significa que sea el producto de una
combinación o síntesis de diversas disciplinas. En este sentido, la antropología filosófica no
es una ciencia social, sino que está más cerca a la Filosofía. Como disciplina filosófica, no
abandona su pretensión de comprender al hombre más allá de los límites de las distintas
ciencias.

La antropología filosófica se pregunta, en primera instancia, por el origen del ser humano.
Su proceso de aparición y asentamiento en el conjunto de la realidad. Esta cuestión puede
condensarse en la pregunta: ¿Cómo surgió el hombre?

Además, se pregunta por la naturaleza del ser humano, se pregunta lo que diferencia al
ser humano de todos los demás seres, cómo se define a través de su existencia histórica, etc.
Tales interrogantes fundamentales de la Antropología Filosófica pueden ser condensadas en
una pregunta radical: ¿Qué es el hombre?

Sin embargo no todo es tan claro como parece, es necesario advertir que existe un gran
debate en torno al objeto de la antropología filosófica, hoy se ha vuelto más problemático,
debido a la multiplicación de discursos y nuevas teorías que hablan acerca del origen y
destino del ser humano. Lo que queremos decir es que poseemos discursos acerca del
hombre pero no la verdad ni una respuesta concreta al sentido de la vida. En síntesis no
basta con saber que somos simples personas pertenecientes a un sistema x, hace falta ir más
allá de lo que nuestros ojos pueden divisar, ampliar nuestra mente para poder comprender
lo que significa ser humano y poder darle una explicación a nuestra existencia en el planeta
Tierra.

Por: Daniel X. Calva Nagua

[editar] Concepciones y orígenes a través de la historia


Pero las ideas que plantea la antropología filosófica, toda esa búsqueda de respuestas que el
hombre se han venido planteado a lo largo de la historia, sin embargo seria hasta mediados
del siglo XIX que nace la antropología como ciencia aunque la idea Antropofilosofica se ha
dado todo el tiempo.

- En la Edad Antigua diversos autores ofrecieron reflexiones filosóficas sobre el hombre.


Como síntesis de sus ideas, podemos evocar a algunos de ellos:
Platón: El hombre tiene un alma unida a un cuerpo, y necesita mover a ambos
simultáneamente (Timeo) si bien el alma tiene el primado sobre el cuerpo (Fedón,
República).

Aristóteles: El hombre es una sustancia compuesta de cuerpo y alma.

- En la Edad Media reino un periodo teocéntrico, en el que todo gira en torno al concepto
de Dios. Al hombre se le interpreta por su relación con Dios, el hombre es un ser creado por
Dios a su imagen y semejanza (posesión de inteligencia y capacidad de amar). Al hombre
se le considera compuesto de cuerpo y alma, ésta es considerada algo de naturaleza
espiritual, libre e inmortal.

San Agustín se apoya en un argumento platónico y dice respecto a Platón: “Nadie como
Platón se ha acercado tanto a nosotros”. Aparece, por tanto, la idea de salvación eterna, ésta
vida es un tránsito; un camino para conseguir la vida eterna por medio de la virtud que
consiste en obedecer los mandamientos de la ley de Dios y conduce a la felicidad de la
salvación eterna, la vida sólo tiene sentido como camino de salvación. Lo contrario sería la
condenación eterna.

- En la Edad Moderna, Descartes que es el iniciador de una teoría del racionalismo,


plantea que a nosotros se nos permite saber cuando un conocimiento es verdadero o no lo
es. “Una idea es verdadera cuando es evidente a la razón”. Él cree que lo que distingue al
hombre de los animales no es el cuerpo sino el alma. Él argumenta que el alma es una
verdad existente a la razón y por lo tanto no se puede dudar de su existencia, identifica el
alma con nuestro pensamiento. Todos los hombres tienen conciencia de sí mismos y a esa
conciencia se le llama alma.

- En la Edad Contemporánea, Immanuel Kant contrapone los conceptos de naturaleza y


persona. La persona posee conciencia moral y es el único ser que la posee. Kant define a la
persona como “la libertad e independencia frente al mecanicismo de la naturaleza entera”.
La persona es el único ser del universo sometido a leyes propias, es decir, sometido a leyes
puras, prácticas establecidas por su propia razón. “La persona es la libertad de un ser
racional sometido a leyes morales”. Estas leyes morales de las que habla Kant se las da el
ser racional a sí mismo, lo cual no quiere decir que sean arbitrarias.

[editar] Concepto de hominización y psyque humana


Lo que a continuación se detalla son breves conceptos sobre la Evolución Humana
(hominización) y el estudio de la Psyque Humana, con esto se espera que lo que se discute
aquí sirva para fomentar una introducción a las problemáticas planteadas en el estudio de
los temas expuestos:
EVOLUCIÓN HUMANA U HOMINIZACIÓN.- explica el proceso de evolución
biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de
dicho proceso requiere un análisis interdisciplinar en el que se aúnen conocimientos
procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la
arqueología y la primatologia. El término humano, en el contexto de su evolución, se
refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución
humana incluyen otros homínidos, como el Australopithecus, etc. Los científicos han
estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron
hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación la estirpe humana siguió
ramificándose originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción de
Homo sapiens.

Los parientes vivos más cercanos a nuestra especie son los grandes simios: el gorila, el
chimpancé, el bonobo y el orangután. Demostración palmaria de este parentesco es que un
mapeo del genoma humano actual indica que Homo sapiens comparte casi el 99% de los
genes con el chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de cualquier
individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sólo el 0,27% respecto al genoma de
los chimpancés y de 0,65% respecto al genoma de los gorilas.

PSYQUE del griego psyché que significa alma, es un concepto procedente de la


cosmovisión de la antigua Grecia, que designaba la fuerza vital de un individuo, unida a su
cuerpo en vida y desligada de éste tras su muerte. El término se mantiene en varias escuelas
de psicología, perdiendo en general su valor metafísico: se convierte así en la designación
de todos los procesos y fenómenos que hacen la mente humana como una unidad.

La psiquis no es sólo la conciencia del individuo, como tampoco es una suma de su


conciencia y su inconsciencia, o siquiera un trinomio entre estos y el superego. Esta
diferenciación entre "sectores" que parecen llevar a cabo tareas relativamente definidas fue
adoptada y estudiada por Freud, aunque él mismo reconoce que no se trata en verdad de
entidades claramente delimitadas, sino parte de un todo, la psiquis.

La Psicología es la ciencia que estudia la mente y la conducta o comportamiento humano,


con un amplio enfoque holístico, la disciplina abarca todos los aspectos de la experiencia
humana, desde las funciones del cerebro hasta el desarrollo de los niños, de cómo los seres
humanos y los animales sienten, piensan y aprenden para adaptarse al medio que les rodea.
La psicología moderna se ha dedicado a recoger hechos sobre la conducta y la experiencia,
y a organizarlos sistemáticamente, elaborando teorías para su comprensión.

[editar] Problema de la naturaleza del hombre (esencia)


Podemos empezar enumerando tres tesis: "Naturalista o Monismo", "Esencialista o
Dualista", y las contribuciones de la Filosofía hermenéutica.
[editar] Naturalista o monismo antropológico

No hay una diferencia esencial entre el hombre y el animal, sino diferencias de grado, de
modo que la vida superior del hombre resulta ser una forma más desarrollada,
perfeccionada o evolucionada de la serie animal. Las formas más altas de la vida humana
(pensamiento, lenguaje, arte, etc.) no son más que las resultantes genéticas de procesos
inherentes a las manifestaciones más elementales. Las dos variantes de esta teoría son:

 la concepción mecánico-formal:
o el materialismo, que reduce los fenómenos vitales y psíquicos a fenómenos
físicos-químicos;
o el sensualismo, que considera que todas las formas de fenómenos psíquicos
son formas más complejas de los datos sensibles.
 la concepción vitalista: que explica al hombre en su integridad por la vida: el
hombre se convierte en el último producto de la evolución vital. Esta concepción se
diversifica según qué se considere como decisivo en la variedad de los impulsos
vitales. Algunos le dieron importancia a los impulsos nutritivos, otros a los
impulsos de poder y otros a los impulsos sexuales.

[editar] Esencialista, dualista o dual

Estas afirman que el hombre se distingue esencialmente no puramente de grado, de los


demás seres vivos pues en él hay un principio que le pertenece en exclusividad y que
entraña la posibilidad de una separación radical entre el hombre y el animal. El principio
que diferencia al hombre puede concebirse de distintas maneras: según Oscar Sierra el
hombre es el que razona al animal, en cambio el animal por no tener raciocinio no puede
razonar al hombre. Según autores del mundo antiguo y medieval, la diferencia básica entre
hombres y animales está en el hecho de que el hombre poseería un alma espiritual, no
reducible a los elementos materiales que componen el cuerpo humano.

[editar] Hermenéutica

El hombre no es algo que viene dado “esencialmente”, sino que se configura a través de sus
relatos, mitos, narraciones, saberes, creencias, construcciones culturales. En todo esto tiene
una importancia capital el lenguaje, que le brinda la posibilidad de expresión y de
“sentido”, pero también le muestra sus límites.

El hombre no está “atado” a algo fijo o estático, sino que se va configurando. El ser
humano se debe a un desarrollo temporal (historia) y a la vez a un “proyecto” que le
configura como alguien en desarrollo, nunca acabado. En esta historicidad, el hombre no es
un espectador imparcial de los fenómenos, sino que se ubica frente a los mismos desde
presupuestos “heredados” (tradición) que le orientan.
[editar] Preguntas fundamentales a las que se intenta
responder
En un sentido amplio, las preguntas a las que la antropología filosófica trata de resolver
pueden ser tomadas como confusas y oscuras, por ende no hay una definición teórica clara
y unánime. Sin embargo, la concepción más compartida para cada respuesta a las preguntas
existenciales que se ha planteado el hombre, apuntan hacia un postulado fundamental en
que todos los seres humanos, en forma individual, crean un significado propio para dar una
esencia y justificar nuestras vidas.

La antropología filosófica no crea ni se inventa los problemas del hombre solamente los
encuentra, los reconoce, los asume, los examina críticamente y al contestar las preguntas de
una manera positiva podemos sentir asombro o a su vez admiración ya que nos sentiríamos
seres trascendentes, pero si no logramos responder las preguntas fundamentales podemos
caer en una frustración y desilusión por no haber logrado responder esas preguntas, las
cuales son:

¿Qué es el hombre? Por la denominación científica es el Homo sapiens (hombre que


piensa), entonces desde ese punto de vista científico seria una especie animal constituida
por los seres humanos, perteneciendo al orden de los primates. Sus capacidades mentales le
permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas,
escritura, ciencia, tecnología. Ahora desde un punto más espiritual decimos que el hombre
es un ser racional compuesto de cuerpo físico y alma, un ser que ama y el mismo que posee
un sin número de sentimientos.

¿De dónde venimos? El proceso de evolución biológica de la especie humana


(hominización), nos habla de sus ancestros hasta el estado actual, el ser humano desciende
muy posiblemente del chimpancé. Ahora desde el punto de vista de la religión fuimos
creados por Dios, todo poderoso y omnipotente.

¿Hacia dónde vamos? El ser humano posee libre albedrio, poder de decisión; pero desde
un punto de vista más metafísico todos tendríamos un destino. Allí planteamos más
preguntas como ¿Cuál es el fin de la raza humana? ¿Existe una misión para mí?, etc.

¿Qué es la muerte? Según el punto de vista de la ciencia de la tanatologia, la muerte es el


fin del la existencia del ser, se cumple el ciclo vital de la vida. Pero desde una concepción
más espiritual la muerte seria solo el principio de una nueva vida en un más allá.

Como conclusion, cada persona desarrolla a lo largo de su vida una respuesta para cada
pregunta de estas, dependiente de su punto de vista personal y su concepcion propia de la
imagen del ser humana. La tarea de la antropología filosófica es reunir las conclusiones de
las ciencias especializadas y las disciplinas filosóficas, por lo que las respuestas se pueden
dar de una manera sistemática a este tipo de cuestiones.
En si se trata de identificar dónde existen las respuestas evidentes o hipótesis metafísicas;
pero algo queda en claro la antropologia filosofica solo puede dar respuestas relativas osea
sujetas a cambios pues todas las preguntas fundamentales de la existencia humana, no
tienen una conclusion absoluta.

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