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El Desarrollo Curricular se encarga del proceso por el cual los conocimientos seleccionados como
aquellos que deben enseñarse y aprenderse en un tiempo y en lugar dados, son transformados en
contenidos pedagógicos y el saber científico y el saber práctico se transforman en capacidades
posibles de ser puestas en práctica en el desempeño personal, social y laboral.
Por su parte, el itinerario formativo es el encuentro del referente productivo con los instrumentos
y metodologías didácticas que hacen posible que - a partir de lo que los sujetos de aprendizaje
traen (reconocimiento y validación de saberes y actitudes - competencias adquiridas) se les
entregue lo que le falta para lograr desempeñar la tarea y producir los bienes y servicios.
Por su parte, el desafío de la autogestión del propio empleo,
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dirigida a instrumentar el aprendizaje permanente y
facilitar la navegabilidad de las personas en el mercado de trabajo;
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. Las Normas
ISO, los Sistemas de Acreditación de Programas e Instituciones, los Premios Nacionales e
Internacionales de Calidad son diferentes modalidades de volver cada vez más pertinente
y de calidad su oferta y, al mismo tiempo, de rendir cuentas a la sociedad
Si a ello le agregamos que situarse en el siglo XXI, en la Sociedad del Conocimiento modelada por
el avance científico permanente y la voluntad de globalización económica y cultural, implica ante
todo el reconocimiento y valorización de la penetración, en todas sus dimensiones, de los medios
de comunicación de masas, de los ordenadores y del incremento incesante de la información, cada
vez más audiovisual, multimedial e hipertextual, no cabe dudas que pensar el desarrollo curricular
actual implica plantearse la irrupción de una nueva forma de cultura. Se trata de una cultura
caracterizada por la superposición - cuando no la sustitución lisa y llana- de la cultura de la
pantalla con la cultura del libro y la de las relaciones personales; es sinónimo de Tecnologías de la
Información y la Comunicación, aprendizaje permanente y gestión del conocimiento. Son sus
pilares fundamentales y, son dimensiones infaltables para la competitividad, el progreso
económico y el futuro de las personas así como para avanzar hacia la mejora continua de la
calidad, la pertinencia y la equidad de las políticas a implementar.
Las TIC se instalaron definitivamente en la vida productiva pero también en la vida cotidiana y
ciudadana y, por ende,
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º . Quienes no sepan leer a través de las
fuentes de información digital, escribir con procesadores y comunicarse a través de los canales
telemáticos están condenados a la marginación cultural y exclusión social.
Se instala así en la formación profesional la interdependencia entre TIC, integralidad del sujeto,
competencias para la empleabilidad, género, equidad y formación docente
Todos estos enfoques y cuestiones se expresan en el currículo, por ello el desarrollo curricular es
el corazón del quehacer formativo. Es a través de él que se puede evaluar la calidad, pertinencia y
equidad de la oferta y su coherencia con los criterios rectores de la política.
Después de múltiples esfuerzos por desarrollar metodologías que efectivamente ofrecieran el tipo
de información requerida para el desarrollo curricular de perfiles, para identificar/ promover la
demanda potencial y/o nuevos nichos de empleo así como para contribuir a la eliminación de
estereotipos sobre la oferta (de género, etnia, edad. etc.) se definió el cruce de estos enfoques
como el marco conceptual y metodológico para mejorar la empleabilidad y la ciudadanía y,
particularmente, para atender a los colectivos en situación de pobreza y vulnerabilidad.
El cruce de ambos enfoques se aplica de manera sistemática a todas las fases del planeamiento
curricular y ello es lo que faculta el diseño de una oferta formativa con doble pertinencia: hacia los
requerimientos y posibilidades del mercado laboral y hacia el perfiles de las personas,
consideradas en su condición de género y valorizando sus saberes y conocimientos como
competencias que pondrán en juego en el desempeño de la tarea.
Un desarrollo o revisión del plan de estudios que incorpora los enfoques de género y competencia
permite dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿a quién se forma?, ¿en qué se forma?, ¿para
qué?, ¿con quiénes?, ¿cómo?, ¿cuándo? En todas ellas existen riesgos de género que interactúan
con los derivados de los perfiles socio- económico, educativo, etario, etc. de la población
destinataria a los que es necesario estar alertas para poder diseñar las respuestas didácticas
adecuadas para su abordaje y atención.
Desde los enfoques y aprendizajes del modelo de referencia propuesto,
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El PO conduce a la reformulación del rol docente para que se constituya en promotor y compañero
de ruta de sus alumnos y a su vez, en norte del Proyecto institucional de intervención (PI)
Como señalábamos antes el PI es el plan estratégico de acción por el cual se define y revisa el
accionar de cada componente y de la política y del centro de formación específico en función de
sus aportes y frenos al PO de los sujetos de atención y, por ello, debe estar inserto y articulado
con el desarrollo local.
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Así concebido al interior del componente pueden desarrollarse varias líneas de acción. A título de
ejemplo citamos algunas que, a su vez, tienen alcances diferentes según se trate del nivel central,
en un Ministerio o entidad de formación o del nivel del centro de formación específico.
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