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Asesor:
Herinaldy Gómez
Profesor de la Universidad Del Cauca
Estudiante:
Luis Miguel Patiño Navas
Proyecto de Tesis
Autor:
Luis Miguel Patiño Navas
Popayán/Cauca
2008
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Tabla de Contenido:
Presentación 3
El Problema: 9.
Hipótesis: 11.
Objetivos 12.
Metodología: 12.
Cronograma 16.
PRESENTACIÓN
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En un principio, la investigación se pensó sobre la idea de reproducir el discurso
que desde perspectivas locales se generaba frente a la muerte; la idea de un dolor
escondido, una generalización y naturalización de la muerte que se hacía más y
más visible en medio de la corriente veloz de la cotidianidad envuelta en un mundo
globalizante y globalizado alentaban a la formulación de un proyecto investigativo.
El duelo se convertía entonces en el tema central; el sufrimiento de las personas
que habían perdido a alguien y la sensibilización hecha texto se configuraba como
la herramienta a utilizar. Sin embargo en medio de ese proceso, el trabajo se
convertía en algo perverso que no prometía más que la alimentación del dolor
individual de aquellos que vivían el duelo por la muerte de un ser querido. ¿Cuál
es entonces el sentido que tendrá mi trabajo? Era la pregunta que circundaba en
mi cabeza a medida que se recogía información, la cual empezó a hacerse escasa
puesto que no contaba con un lugar específico donde se delimitaran con claridad
los sujetos a investigar. Si la pregunta era sobre la muerte debía ir entonces a los
lugares donde los índices de violencia y muerte se supone son altos; siendo los
desplazados la respuesta directa a un problema metodológico. Al cabo de un corto
tiempo me encontré con una serie de narrativas que más que evidenciar un duelo
y una conceptualización frente a la muerte dilucidaban un problema que dado la
limitación de mi campo visual no había visto antes. Los diferentes relatos con
personas desplazadas y dolientes de una pérdida mostraban múltiples discursos
frente a un drama que en los últimos años se ha incrementado particularmente en
las zonas rurales de Colombia. Un drama frente al cual tomamos distancia
pensando que es cosa de otro mundo y lo encubrimos – como dice Alejandro
Castillejo (2000) – mediante eufemismos hermosos como es el decir del “conflicto
armado que se vive internamente”. Me sentí entonces tentado a cambiar
completamente la perspectiva de lo que será el proyecto de investigación
encausando mis esfuerzos hacia el fenómeno del desplazamiento. Sin embargo
están los relatos; que a pesar de ser de personas desplazadas y sobre su perdida
no es solamente sobre el desplazamiento de lo cual nos están hablando, quizá se
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deba a la orientación que por mi parte le daba a las conversaciones que sostenía
con los interlocutores, pero, quizá también, a la necesidad de expulsar mediante
palabras lo que ha permanecido en silencio como estrategia de resistencia (ver
Osorio 1993). En esas narrativas se encuentra de manera implícita una
concepción de supervivencia; un concepto de vida pero a través de un discurso de
muerte; ya que al fin y al cabo ellos son desplazados en la vida para escapar de la
inevitable fatalidad. Comprendí entonces que la muerte no es un fenómeno que
atañe a las personas solamente en tanto a que están vivas, y que el sufrimiento, o
mejor, el duelo puede ser igual de doloroso tanto por la pérdida del ser, como por
la pérdida de la vida que tenían o la vida que pudiera ser; puesto que las personas
no son las únicas que pueden ser asesinadas; también los sueños, las ideas, los
proyectos, el lugar, mueren cuando la persona es asesinada, desplazada o
silenciada ya que “las formas de muerte son, en ultima instancia, formas de
silenciar a una persona que como tal es portadora de algún sentido” (Castillejo
2000).
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Continuaba entonces la incógnita del sitio; un lugar específico y demarcado donde
se pueda visualizar el problema a enunciar. Si el trabajo no es sobre
desplazamiento forzado entonces no son los desplazados los únicos con quienes
debo realizar este proyecto. ¿Dónde puedo encontrar esos seres que han sido
marginados?... para responder esa pregunta debía responder, primero, en qué
formas pueden ser marginadas las personas; ¿mediante la violencia?, ¿el miedo?,
¿la manipulación de la información? Siendo así, esos seres marginados no
pueden localizarse en un sitio específico, andan dispersos en múltiples lugares en
los cuales muchos tienen algo que decir, pero han callado, o sus gritos no se
escuchan ya que son silenciados mediante tácticas para ocultar el valor y el
sentido de las acciones. De esta manera, mi proyecto no puede reducirse a un
lugar específico ya que obedece a una realidad que se vive globalmente pero en
especial en Latinoamérica; centrándome, particularmente, en el caso colombiano.
Sin tener un sitio específico sino general se hace necesario definir o delimitar lo
que se va a trabajar para no caer en una vana generalidad, ya que hasta ahora
tengo una maraña de conceptos cuyo significado puede variar según el ángulo de
la mirada: muerte social; marginalidad, desplazamiento, silenciamiento son
algunos de esos conceptos que jugarán un papel predominante en el desarrollo de
esta propuesta investigativa, siendo la muerte social el condimento esencial para
la formulación de este proyecto.
“la muerte puede definirse en cierta medida como un hecho social ya que el acto
de morir se convierte, antes que nada en una realidad sociocultural. Se puede
considerar que hay muerte social (con o sin muerte biológica efectiva) toda vez
que una persona deja de pertenecer a un grupo dado, ya sea por límite de edad y
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pérdida de funciones, ya que asista a actos de degradación, proscripción,
destierro, o bien que estemos en un proceso de abolición del recuerdo”.
Por otra parte la existencia de los seres marginados, evidenciada solo por aquellos
que la viven, es una existencia cambiada; “nosotros no vivimos; sobrevivimos en
medio de este desaliento, porque las cosas no son como debieran ser” (tomado de
una charla informal con un comerciante informal). Hablar de calidad de vida en las
poblaciones menos favorecidas es un insulto, ya que para ellos no existe la
esperanza de vivir con calidad sino de vivir como se pueda; con lo poco que se
pueda; y definidos por un estatus social. A la luz de algunos hombres
“privilegiados”(los de las altas clases sociales); ellos no son personas; son pobres;
son unos muertos que esta sociedad no ha podido enterrar. El sentido de la
existencia de estos seres pareciera perder valor ante las corrientes globalizantes
de la modernidad que dicen integrar el mundo mediante mercados y tecnologías a
las cuales no todos se pueden adaptar y donde el hombre existe para consumir y
desechar; donde quienes padecen los males de un planeta integrado pero injusto
no creen tener derechos que reclamar; y quienes se benefician de un intercambio
desigual, no creen tener responsabilidades planetarias (Ospina 2001). Así pues,
en medio de todo tipo de slogans te invitan a cambiar el modo de existencia
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creando necesidades innecesarias para que alcances lo que el sistema
consumista te indica lo que es la felicidad y la vida. Sin embargo Vincent Thomas
(1975) afirma que en África, por ejemplo, la muerte se define como un cambio de
estatuto social y del modo de existencia.
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De esta manera, el desplazamiento se mira a partir de una época en que el
conflicto armado se recrudeció y se presenta un crecimiento en la cantidad de
población desplazada y los territorios afectados.
El desplazamiento es, pues, una construcción mental que implica una negación a
contribuir a un espacio o entorno vital escogido culturalmente, a seguirlo
habitando; a seguirlo construyendo.
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otros; son formas de marginar que el sistema utiliza para encubrir ideas que
perturben un control y una dominación; es una pérdida de autonomía, de libertad y
de voluntad; es una degradación del ser; es una muerte social. La marginalidad
tiene que ver con lo que ha avocado el sistema capitalista, monetario de intereses,
en el que el valor de cambio de las personas es mirado como un producto y
determinado por la utilidad según el interés para el cual sirva. Son los grupos
sociales que no sirven como producto a este sistema, ya que no reflejan una
utilidad.
EL PROBLEMA:
Con ello no quiero decir que sea necesario abandonar las diferencias y elaborar un
concepto hegemónico; por el contrario, soy partidario de que el reconocimiento y
valoración de la diferencia, sería un mecanismo para acabar con las barreras de la
exclusión. Sin embargo, es evidente que las acciones están mediadas por el
discurso y que existen discursos que contienen conceptos y/o categorías
excluyentes. Desplazado, mendigo, gamín, desechable, son algunas de esas
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categorías que sirven para aislar a las personas de un problema en el que todos
pueden aportar una mano solidaria; es gracias a ese tipo de clasificaciones que
muchas personas pueden decir sin titubear que el fenómeno del desplazamiento
forzado en Colombia es un problema solo de los desplazados, o que los gamines
deberían arreglárselas para salir de pobres. Es mediante estos conceptos que se
puede afirmar sin temor a equivocarse que existen mecanismos sociales para
mantener a unas personas marginadas de los centros de la esfera y a otras de los
problemas que creemos no son de la importancia de todos.
Los habitantes de la marginalidad toman así otra connotación, que nos hace
pensar en el concepto de muerte; la del silencio, que, como ya se anotó, han
tomado como estrategia de supervivencia, pero que además ha perdurado en
calidad de seres invisibles. Invisibilidad que por diversas circunstancias se hace
palpable en un abandono institucional. Se sienten como los seres de otro mundo,
como un número que preocupa debido al crecimiento de su cifra pero se olvidan de
que ellos: los otros, también son personas y siguen aquí… se sienten como unos
muertos en vida.
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¿Qué categoría conceptual puede entonces abarcar la problemática de la
exclusión sin llegar de hecho a ser excluyente? ¿Qué categoría conceptual
puede llegar a sensibilizar el discurso de manera que el problema parezca
(como, de hecho, lo es) un problema de este, el mundo que también nosotros
habitamos?
HIPÓTESIS
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OBJETIVO GENERAL:
Dar cuenta, desde una perspectiva antropológica, de los diferentes matices que
asume la marginalidad en tanto mecanismo de exclusión y silenciamiento,
tomándola como una forma de muerte ideológica; una muerte social que por
medio del sistema capitalista, monetario de intereses, el valor de cambio de las
personas es mirado como un producto y determinado por la utilidad según el
interés para el cual sirva.
• OBJETIVOS ESPECÍFICOS
METODOLOGIA
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fue arrebatado ya que cometió el error de ayudar a alguien que tenía enemigos
poderosos. Lo perdió todo; todo menos la vida; y mas sin embargo, me mira
directo a los ojos y regalándome una cálida sonrisa me dice que la vida es algo
valioso porque mientras se tenga ésta, siempre hay esperanza; luego se va y me
deja allí sentado en aquel café sintiéndome como un testigo, de pocos, de una
vida anónima. ¿Cómo escribir frente a un hecho tal? ¿Cómo hallar la sensibilidad
de lo que le ocurrió a ese hombre y escribirla de forma que tenga un sentido?
Recuerdo que al iniciar este viaje que es la carrera universitaria una de las
primeras teorías que me causó más asombro fueron la postura emic en el estudio
de las culturas, en donde la perspectiva es contada a partir de la concepción de
los propios participantes. “hay que adentrarse en la cultura; ser uno más de ellos
para escudriñar los pensamientos de los sujetos que se investiga; hay que pensar
cómo piensa el nativo” es lo que decía el profesor de aquella materia introductoria.
Sin embargo al presenciar este hecho cabe siempre la duda de cómo hallar la
postura emic de los seres marginados, cómo ser uno más de ellos, cómo adquirir
una historia desgarrante que haga sentir y entender el sentimiento que de sus ojos
emana cuando miran al horizonte. No, ¿cierto?... no es posible ser uno más de
ellos, por más marginado que el capitalismo pueda llegar a hacerme sentir, solo
las palabras bajas que estos hombres que habitan en la exclusión pronuncian,
adquieren el nivel de dramatismo que la marginalidad en calidad de ser una
muerte social conlleva en su naturaleza. No poseo una historia que diga tal cosa,
no puedo dar voz a través de mi historia a las otras historias que han permanecido
en silencio prudente para así conservar ese bien tan preciado y tan difícil de
mantener que es la vida. ¿Cómo dar la postura emic de este trabajo? No me
queda más que contar las historias de vida que los mismos protagonistas de estas
me han contado, no me queda más que contar lo que estos hombres y mujeres
hacen sentir cuando narran sus historias, para así, dar cuenta de lo que ellos
sienten y piensan frente a la marginalidad de la cual ellos, más que nadie, son
partícipes y así también contar lo que mis ojos ven alrededor de este mundo que
se relaciona con ellos.
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Mi metodología es, pues, contar historias de vida. Historias que pasaron y siguen
pasando reproduciéndose diariamente en la memoria de los protagonistas;
historias de las que fortuitamente he sido testigo; pero además tomar en cuenta
múltiples narrativas; tanto las de aquellas personas que se han visto más
afectadas por esta realidad, como la mirada de aquellos que gozan de un estatus
social que los hace sentir salvados de la Colombia que ellos ven como la otra; la
que solo aparece en los noticieros, con la responsabilidad de no quedarme mudo
frente al asombro.
Tales historias de vida han tenido lugar en diferentes partes del país; hablaré de
algunas experiencias con las cuales he tenido la oportunidad de tener un gran
acercamiento. Una en la ciudad de Puerto Tejada, ya que ésta, en su dinámica
cotidiana y por su devenir histórico conlleva en sí misma una tradición de
exclusión fundamentalmente en lo que tiene que ver con los barrios de invasión;
en uno de los cuales tuve la oportunidad de residir durante cinco meses gracias al
proyecto “Afronorte” en el que participé durante el primer semestre del 2007. Sin
embargo estas serán complementadas por la experiencia de haber vivido cerca de
un año en un barrio (San Javier) de la comuna trece de Medellín en donde la
violencia se traducía como la herramienta diaria de supervivencia en un lugar
donde lo que se muestra en los medios de comunicación es una cosa pero la
realidad que se vive es muy diferente a lo que se ve en televisión. Además están
las experiencias de la ciudad de Popayán en el barrio Alfonso López, protagonista
de un sinnúmero de historias de violencia, estigmatización y abandono; y algunas
familias de desplazados por la violencia que residen en diferentes partes de esta
misma ciudad.
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Las narrativas se configuran, de esta manera, como herramienta fundamental para
dar sentido a las voces que se conjugan en la cotidianidad de los seres
marginados. Narrativas que están no solamente en el diario vivir de aquellos que
habitan la exclusión; en aquel que busca colaboración en los buses, en aquellos
que hacen piruetas en los semáforos, los que recorren las calles en busca de
oportunidades y hacen filas interminables en las mil y una organizaciones para el
desplazado. También aquellas que están en los periódicos, la televisión, en los
comentarios desprevenidos de la gente que nos rodea día a día; narrativas que
hacen parte de la visión mecanizada y alienada de la las personas que habitan en
una sociedad imbuida en el afán tecnológico. Narrativas que serán confrontadas
en el transcurso de este proyecto para así lograr una visión global del problema
enunciado.
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CRONOGRAMA:
MESES 1 2 3 4 5 6 7 8
X X X X X X X X
Estadía en los lugares de trabajo Puerto Puerto Puerto
Popayán Popayán Popayán Popayán Popayán
Tejada Tejada Tejada
Consulta Bibliográfica X X X X X X X X
Recuento y complemento de
experiencias en los tres sitios X X X X
involucrados
Análisis de Resultados X X X
Discusión de Resultados X X X
Informe Final X
Nota: Para el caso de Medellín se hará el recuento con las personas que se
conocen directamente involucradas con el tema mediante vía telefónica y
correo electrónico, puesto que durante el tiempo de estadía en el sitio (enero
a octubre 2003) ya se habían recogido historias de vida y serán
complementadas de la manera enunciada
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PRESUPUESTO DETALLADO
Herramientas Propias
Salidas de Campo
Presupuesto Global
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
ALAPE, Arturo. “La paz, la violencia: testigos de excepción”. Edit. Planeta. Tercera edición.
Bogotá 1993.
ALLENDE, Isabel. “De amor y de sombra” Editorial Diana. México 1984.
GALEANO, Eduardo. “el libro de los abrazos”. Ed. siglo XXI. Bogotá 1989
PÉREZ, Flor Edilma. “la violencia del silencio: desplazados del campo a la ciudad”. Ed.
CODHES. Bogotá 1993
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BIBLIOGRAFÍA POR CONSULTAR:
IBAÑEZ, Thomas. “La ideología de la Vida Cotidiana”. Ediciones Sandai. España. 1988
SANZ, Andrados, Juan José. “Cultura y Educación popular en América Latina”. Nueva
América. Bogotá 1988.
SHOTTER, JOHN. “El lenguaje y la construcción del sí mismo”. En: PAKMAN, Marcelo
(Compilador). “Construcciones de la Experiencia Humana”. De. Gedisa, 1996.
SUAREZ, Harvey y HENAO, Diego. Estudio “Estructura familiar, niñez y conflicto armado”.
UNIJUS, (unidad de investigaciones jurídico sociales). Universidad Nacional de Colombia.
1998
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TOBÓN Olarte, Gloria. “Desplazamiento y Reconstrucción de Identidad”. Red Nacional de
Mujeres.
TORRES, Alfonso; CENDALES, Lola; PERESSON, Mario. “Los otros También cuentan”.
Dimensión Educativa. Bogotá 1992.