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Mesa de los Martes: Raúl Pano (Director de Administración Bibliotecológica), Roberto Baschetti,
María Etchepareborda, José Luis Moure, Mario Tesler, Roberto Casazza, Martín Blanco,
Ana da Costa, Kato Molinari, Laura Rosato, Daniel Sorín, Cecilia Calandria, Osvaldo
Gamba, Silvana Truant, Miguel Ángel Raffaele, Marilú Barros Varela, Valeria Gómez,
Susana Pereira, Damián Vives.
LA BIBLIOTECA
Editorial N°1 | verano 2004 / 2005
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LA BIBLIOTECA
N°1 | verano 2004 / 2005 Editorial
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LA BIBLIOTECA
Editorial N°1 | verano 2004 / 2005
Elvio Vitali
Director de la Biblioteca Nacional
Horacio González
Subdirector de la Biblioteca Nacional
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LA BIBLIOTECA
N°1 | verano 2004 / 2005
La Biblioteca, el nombre
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LA BIBLIOTECA
N°1 | verano 2004 / 2005
NOTAS:
1 Borges, Jorge Luis, “Groussac”, Nosotros. Revista mensual de Letras, Arte, Historia, Filosofía y Ciencias Sociales,
Buenos Aires, julio de 1929, Año XII, N° 242, pp. 79-80
2 Revista La Biblioteca, N° 1, primer trimestre 1957, 2° época, tomo IX. p.5
BIBLIOGRAFÍA:
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La presencia del archivo, sus
huellas y fantasmas, lo que dice y
lo que calla, genera una persis
tente inquietud. Pensar el archi
vo, con todos sus matices y miste
rios, es pensar la historia, la
nación, las distintas dimensiones
de la cultura, pero también nues
tra incierta experiencia contem
poránea. ¿Es capaz el archivo de
proveernos sentidos para nuestra
experiencia colectiva? ¿Qué es lo
que el archivo nos dice y qué no
El drama nos puede decir? Todas estas pre
guntas también están atravesa
del archivo
das por una interrogación sobre
los modos en los que se visita al
archivo, sus ambivalencias y sus
incertidumbres.
Nicolás Casullo sugiere la fragili
dad de la documentación y del universo bibliotecario en la Argentina
contemporánea considerados a partir de la doble condición de una
biblioteca: institución y recinto íntimo y privado a la vez. La dispersión
de la cultura en sus múltiples dimensiones –sociales, urbanísticas,
deportivas e intelectuales– aparece como un hondo problema frente a
la omnipresencia de la imagen televisiva que se coloca como incesante
punto de origen borrando los rastros culturales de la nación. Problema
que interpela la tarea documental imponiendo la necesidad de repen
sar la condición de otras expresiones de la memoria como rememora
ción de las prácticas sociales.
Eduardo Grüner presenta la Biblioteca como un juego de preguntas sin
respuestas, un laberinto infinito cuyo recorrido no nos acerca a ningún
punto de arribo. Una Biblioteca que se debate entre su espíritu conser
vacionista, objetivador de los libros en tanto experiencia humana hur
tada a sus hacedores, y una Biblioteca viviente, creativa en la que los
órdenes de las clasificaciones ceden paso a nuevas intensidades de lecturas
y debates deshaciendo su estratificación específicamente bibliotecaria.
Horacio Tarcus plantea el drenaje patrimonial como un horizonte ine
ludible de los archivos argentinos en su situación de subdesarrollo cul
tural. La oposición entre el coleccionismo privado y una, hasta ahora
insuficiente, política pública patrimonial se presentan como los destinos
posibles de nuestros documentos, en este caso, apostando a la recreación
de las instituciones públicas capaces de sobreponerse a la pérdida ince
sante de nuestra memoria documental.
Sebastián Scolnik parte de los usos de la historia y la memoria propues
tos por dos visiones diferentes. Michael Foucault y Walter Benjamin son
los nombres a los que apela para interrogar la noción de archivo y
memoria. Sin embargo, una inquietud surge inusitada. ¿Qué sucede
en épocas donde la dispersión no sólo es del archivo, sino que es también
social? ¿Qué ocurre cuando lo común ya no es estatalmente garantiza
do, y en qué situación queda una Biblioteca Nacional en dicho contex
to? Preguntas que convocan a repensar el universo bibliotecológico.
Daniel Alvaro invita a revisar la concepción del Archivo que la filoso
fía francesa esboza a través de la figura de Jacques Derrida. Archivo
que se presenta atravesando una ambigüedad fundamental en tanto
Ley y promesa de futuro a la vez.
Susana Romanos de Tiratel aborda a través de su experiencia bibliote
caria las enormes dificultades de una tarea eternamente inconclusa, la
elaboración de una Bibliografía Nacional Argentina capaz de dar cuen
ta de toda la producción documental (pasada y presente) que permita el
acceso universal a los fondos bibliográficos del país. Romanos atraviesa las
distintas estaciones de la historia de una empresa hasta ahora frustrada.
Horacio González propone considerar el archivo como un dramá
tico intento por evitar la pérdida de las fugaces experiencias prece
dentes y como actividad fundante de las ciencias del hombre que
intentan recrear la memoria colectiva. Vocación archivística que se
enfrenta a la aparición de fuertes dilemas a ser recorridos, los apa
ratos de registro, los modos de acceso y circulación de los documen
tos, su vitalidad y el desafío de estar a la altura de una interpreta
ción capaz de componerse con ella. Preguntarse por el diálogo con
esos documentos del pasado en todas las formas diversas en que apa
recen, aferrar su significado latente en tanto volúmenes de texto que
yacen inertes a la espera de ser redescubiertos es preguntarse tam
bién por el sujeto de conocimiento. Fuertes presencias en la historia
han configurado marcados estilos de elaboración documental.
Ramos Mejía, Groussac, Irazusta, Ingenieros, Lugones, Mitre y
Vicente Fidel López son nombres que han intentado resolver, a su
modo, los problemas del archivo en tanto potencialidades que se
derraman sobre el presente a condición de que este sea capaz de
habitarlo en aquello que traen de apertura.
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vadas para aquellos que quieren trabajar defecto nada. Un ejemplo preciso, contra
la historia de los años ´30, ´40, ´50, ´60 rio y extranjero al respecto, es la mítica
y ´70 del siglo XX, la de los que se pro pelea en Estados Unidos, entre Luis Ángel
ponen recuperar edades dictatoriales, Firpo, El Toro de las Pampas y el boxea
voces actuantes, tareas informativas y dor norteamericano Jack Dempsey, que
periodísticas ejercidas en ese entonces, muchas veces se pasa como match de box
los procederes militares, la guerra de las completo y excelentemente filmado en su
Malvinas. Los viejos noticieros cinema totalidad, pero como documentación
tográficos escasean como corpus de estadounidense de época. A la par de esto,
datos, están en estado de colapso, no se hoy no habría posibilidad de contar ínte
guardaron, perma gramente la historia de los campeones
La avanzada Argentina que necen enigmática mundiales de box argentinos y sus actua
atraviesa el siglo XX, como no mente enclaustra ciones ocurridas 30 o 40 años más tarde
dos, técnicamente de aquel evento, desde nuestros propios
se cansan de decir voces del
desc uid ad os, o raleados y escuálidos archivos.
liberalismo histórico, fue desde sólo pueden con La avanzada Argentina que atraviesa el
el principio de la centuria una seguirse en univer siglo XX, como no se cansan de decir
nación modernizada, provista sidades o centros voces del liberalismo histórico, fue desde
de medios, de ego suficiente y de documentación el principio de la centuria una nación
con índices “envidiables” de sus del ext ranj er o modernizada, provista de medios, de ego
sectores pudientes. No obstante (Es t a
d os Unidos e suficiente y con índices “envidiables” de
esas calificaciones con que los Inglaterra). sus sectores pudientes. No obstante esas
tiempos oligárquicos se miran a Pero no sólo en el calificaciones con que los tiempos oligár
rubro política se quicos se miran a sí mismos, en cuanto al
sí mismos, en cuanto al desa
tiene muy escasa desarrollo burgués cultural y “europeo”
rrollo burgués cultural y “euro documentación fíl del país, este proceso no implicó que se
peo” del país, este proceso no mica, televisiva y expandiese y encontrase plena o mediana
implicó que se expandiese y radial de los gobier realización el testimoniar, guardar y pre
enc ont ras e plen a o med ian a nos de Aramburu, servar, en términos político-culturales
real iz ac ión el test im on iar, Frondizi, Guido, diversos, la vida de esa próspera nación y
guardar y preservar, en térmi Illia, Onganía, etc, la fragua de sus habitantes.
nos político-culturales diver sino que tampoco ¿Dónde están los grandes y extensos docu
sos, la vida de esa próspera en el deporte se mentales editados de los festejos del Cen
nación y la fragua de sus habi conservó lo acon tenario, en la celebrante metrópolis de
tecido. En el fút Buenos Aires y sus cosas, su gente a la vis
bol, juego que arre ta? ¿Dónde las imágenes fílmicas o foto
bata nuestra identidad desde hace un gráficas de las casas de la vieja ciudad
siglo, no existen casi testimonios, ni textos independentista retratadas y visitadas
de imágenes de los años ´40, ´50, ´60 y antes de sus demoliciones, dónde el tiem
´70, ni siquiera de triunfos y galardones po de la construcción, la emergencia y el
nacionales o latinoamericanos logrados, y porqué de los nuevos estilos arquitectóni
mucho menos en otros deportes. Si se cos? ¿Dónde la documentación de la
quisiese armar una excelente obra fílmica música y el arte popular, sus barrios y cos
sobre un boxeador como Gatica, un auto tumbres? Y antes de estas preguntas, algo
movilista como Juan Gálvez, un futbolista que también remite a archivo: ¿dónde una
como Ángel Labruna y sus 20 años jugan política de preservación de al menos 100
do en primera división, o sobre la historia casonas del tiempo de la aldea y sus
de legendarios sudamericanos, primeras héroes? Sería entonces un dato de origen
copas América, mundiales hasta 1966, de nuestra modernización, que luego se
sólo se encuentran pocas y pobres imáge continuó con otras atmósferas, gobiernos
nes una y otra vez traqueteadas, o en su y culturas políticas, en lo que hace a no
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acoger las documentaciones de una socie mer orden, caudal del cual se ha perdido
dad para reencontrarse en el curso del mucho, deshilachado el resto sobrevivien
tiempo de manera imprescindible con te, saqueado colecciones, para, lamenta
paisajes, rostros, figuras, perfiles, aconte blemente, tapiar un fresco histórico que
cimientos, calles, escenas, discursos, inter jamás llegó a tener ninguna relación bio
venciones, inventos, aportes de un pasado gráfica genuina y conciente con el argen
propio. (Cuando trabajé muy próximo al tino a través de escuelas, materias, “currí
doctor Jorge Taiana en el Ministerio de cula” y bibliotecas públicas tanto en edu
Educación en 1973-74, tuve oportunidad cación primaria, secundaria y terciaria. Lo
de visitar y solicitar asiduamente en el que gestó, por lo tanto, al menos desde
Archivo Nacional testimonios de este tipo hace más de medio siglo, generaciones de
y comprobar, sobre todo, sus inexisten estudiantes con edades de “formación
cias.) informe” de lo que es culturalmente el
Hoy que la televisión global nos conecta país, que ignoran tal historia de gramáti
con programaciones documentales sobre cas comunicacionales, tal posesión de
historias de países, también sobre aquella pasados con sus santos y señas culturales.
primera mitad del XX, nos sorprende y Una memoria barrida hoy por la actual
permite medir nuestro agujero negro en pantalla luminosa con sus programacio
este plano, en ciertos canales biografiantes nes, siempre partiendo de un vacuo grado
supuestamente de intención “universal”, cero.
pero que en realidad exponen el cuantioso Sin duda este cariz de borramiento de lo
material audiovisual organizado, seleccio actuado, la fuga de los orígenes grandes o
nado y cuidado sobre las raíces, tradicio chicos que nos hacen, de pretéritos que se
nes y huellas que se almacenaron, por esfuman y no dejan casi huellas, se acen
ejemplo, en Estados Unidos. Hasta el túa a partir de 1955 en adelante, en don
punto de poder exponer como docencia de el fin por manos militares de un orden
masiva “las historias” de casi todo: presi constitucional se convirtió en esa ocasión
dentes, hechos, cosas, productos, depor en algo inédito: en una larga violentación
tistas, artistas, crónicas arquitectónicas, política para mantener una democracia
creadores, vidas cotidianas, edades de las proscripta y abrir lo que sería una cultura
armas, del periodismo y medios gráficos, amplificada de “historia preferentemente
inventos, técnicas, épocas, convenciones, no contable”. Por
congresos, exposiciones, debates legislati ende, historia falsa Las dictaduras, en sus finales,
vos, vida rural, crisis del ´29, miserias reacia al fotogra optaron por el desvanecimiento
sociales, ceremonias, accionar del Ku Klux ma. O algo así
de pruebas y anales. Y la socie
Klan, tribunales anticomunistas, manifes como la no histo
dad, por cierto, no quedó excul
taciones obreras, etc, etc. Sería imposible, ria, por ende de
a esta altura de principios del XXI, que en imagen imposible. pada en este sentido: siempre se
la Argentina se programase un canal simi Como si esos fon acomoda, se sitúa, se acostum
lar sobre historia nacional desde esa mis dos desasosegantes bra, se resigna o se alivia por ese
ma perspectiva e intenciones porque las en los cuales pene vivir en una pérdida ininterrum
arcas están vacías, o con material definiti tró lo argentino, pida de memoria, de extravío de
vamente dañado, enredados en cárceles gestase periódica archiveros imaginarios sobre la
estatales burocráticas, desaparecidos o mente, de ahí en identidad que se porta.
escondidos expresamente. más, edades políti
cas de la pura ilegi
III. timidad para cualquier lenguaje testigo:
Si nos deslizamos hacia el territorio de la golpes impresentables, antecedentes polí
prensa gráfica, Argentina contó, desde ticos vergonzosos, complicidades políti
finales del siglo XIX, con una industria cas que los propios poderes de turno, en
cultural de semanarios y revistas de pri sucesivas retiradas, se encargan de desva
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necer como su última tarea: sustraer esos siempre clave con que una sociedad gol
símiles antedatados del actual disco duro. peada, traumada, se hace cargo, mal o
Escena de escamoteo que se hizo literal bien, de manera clara o a regañadientes,
en la última década democrática con la de sus edades. De su vivirse a sí misma,
desaparición de las computadoras de los nada menos. Interrogante que pareciera
ministerios que se abandonan. atravesar toda la historia moderna nacio
Esto también es el clima archívico, cultura nal con relación a ese permanente saber
que nos hace y que envuelve toda discu que no quedaron casi escenas de nosotros
sión sobre archivos y bibliotecología. Una mismos, salvo ciertos videos de los últi
suerte de acentuada quema documental mos 20 años. Que se evaporaron dramas,
sin, al parecer, incendios a la vista. Las posiciones, compromisos, infamias,
democracias derrocadas no ameritaron hechos, goles, trompadas, orquestas de
constancias posteriores desde la lógica de tango, reportajes a viejas estrellas, entre
un orden castrense. Las dictaduras, en sus vistas a estadistas: que no quedó nada de
finales, optaron por el desvanecimiento nada de envergadura depositado en el
de pruebas y anales. Y la sociedad, por estante de “la biblioteca”.
cierto, no quedó exculpada en este senti La ausencia de una preservación de distin
do: siempre se acomoda, se sitúa, se acos tas escrituras, imágenes fílmicas, televisi
tumbra, se resigna o se alivia por ese vivir vas, gráficas, testimonios del pasado, que,
en una pérdida ininterrumpida de memo de muchas maneras, involucra también
ria, de extravío de archiveros imaginarios como cultura los avatares de nuestras
sobre la identidad que se porta. Estantes bibliotecas con sus libros, explica, enton
societales en donde desaparecen, de una u ces, en gran y decisiva parte ese mal sínto
otra forma, no sólo las cosas que pasaron, ma que compete a la fallida historia con
la cara de un ministro o una sesión legis temporánea de estas últimas. No es sólo
lativa en donde se votó “tal ley” infame, una patología aislada de desinterés, pos
sino también el rostro de ella misma tergación, de indiferencia por el patrimo
como muchedumbre balcanizada pero nio de las obras magnas y cultas en papel
absuelta por falta de alusión y pruebas. impreso. No es un diálogo o debate libres
No se puede plan co con los muertos ilustres del pensa
El corazón de las llamadas jóve tear que es ley cul miento lo único que suele chirriar en for
nes generaciones nacionales de tural “objetiva y ma desagradable por malas administracio
universal”, que los nes y políticas bibliotecológicas que ten
los ´60 y ´70 hizo eje en el revi
registros que portó drían, en cambio, que alentarlo o fecun
sionismo histórico como forma lo moderno en darlo. La pregunta por la biblioteca y sus
de discutirle al dominio y a “la cuanto a sus preté enfermedades, que en este último período
dependencia” la idea de nación, ritos infaustos irre asumió fuerte divulgación crítica, pero
desde un ejercicio querellante m e d i a b l e m e n t e que, en realidad, forma parte de los “falli
sustentador: el combate entre desaparecen como dos” de nuestra formación desde hace
memoria oficial y memoria ven documentación de muchas décadas, tensa el conflicto de toda
lo trágicamente nuestra historia, lleva la pregunta a una
sucedido. Para testificarlo están los miles y complejidad en donde la salida no es un
miles de metros de celuloide en excelente argumento facilista y terminante.
estado que hoy cuentan la historia del
tétrico nazismo, desde sus minúsculos ini IV.
cios hasta su bélico final, o los datos que Porque, en oposición a este estado de las
hacen lo mismo con el fascismo. Aquí se cosas donde el recuento audiovisual y grá
abre un interrogante, entonces, sobre lo fico de la patria nunca acompaña con la
nuestro y sobre nuestras políticas de pre naturalidad, frecuencia, hábito y la frescu
servación de las memorias en todas sus ra con que debió hacerlo (sino que por el
dimensiones, y que remite a ese fondo contrario nos ubica constantemente en
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orfandad), el debate sobre nuestras “prue respuestas esquivas donde “las bibliotecas”
bas de una herencia”, el rastreo de una se citan con sus propios oráculos origina
identidad a descifrar finalmente en el pre rios, y el archivar es un verbo que parecie
térito, el conflicto sobre las políticas de la ra cumplirse en las afueras del fondo con
memoria, persistió vigorosamente como ceptual de la propia palabra que lo desig
signo y a la vez errancia asumida entre na. O que adentro de ella misma –palabra
nosotros, tanto a nivel político como y fondo– ese verbo vacila aún más en reco
social e intelectual. La memoria fue siem nocerse como tal. Tanto la historia liberal-
pre una tematización de alto voltaje polí católico-militar dueña del país, como la
tico. historia popular, supusieron siempre desde
El corazón de las llamadas jóvenes gene hace cien años, una crónica de reparacio
raciones nacionales de los ´60 y ´70 hizo nes destituyentes
eje en el revisionismo histórico como for que curiosamente Com o trasf ond o de ese teat ro
ma de discutirle al dominio y a “la depen remite a la memo de nuest ra hist or ia, surg e,
dencia” la idea de nación, desde un ejer ria y al olvido en ent onces, una cuest ión abarca
cicio querellante sustentador: el combate un mismo gesto:
tiva en dond e la bib liot ec a
entre memoria oficial y memoria vencida. hago memoria para
borg ean a dej ar ía de ser una
A su vez, la democracia reconquistada a no darte lugar en
fines del ´83 abrió un amplio curso y ella. Para no reco utop ía dist ant e en los sig los o
contorneó la herida del exterminio y la nocer precisamente el esp ac io geog ráf ic o ficc ion al,
muerte desde el encuadre de la memoria la memoria. La par a convert irs e en un exam en
ética doliente e insoslayable. En realidad, utopía, entonces, pol ít ic o cult ur al reit er ad o con
el país retomó de manera áspera, en desde Caseros, y resp ect o a sec ret os dif íc il es de
ambas ocasiones históricas, los rasgos de mucho más en el trans it ar.
la propia fundación moderna de su figu siglo XX, fue siem
ra, que, entre otras cosas, en el campo de pre refundar una
las representaciones definitorias fue, des memoria. Como partir de una biblioteca
de el último tercio del XIX, también una vacía que antes de la gesta, al parecer, estu
batalla entre historiadores, ensayistas, vo llena. Lo que presupuso al mismo tiem
creadores y negadores de una memoria po la inutilidad, o la paz de los cemente
para constituir el país. rios, de los archivos heredados. Lo que
Como trasfondo de ese teatro de nuestra implicó la tragicidad de una memoria
historia, surge, entonces, una cuestión detenida siempre en su desasosiego, en su
abarcativa en donde la biblioteca borgea reiteración, en la agobiadora enunciación
na dejaría de ser una utopía distante en de un juez que la dictamina pero que no
los siglos o el espacio geográfico ficcional, llega a la cita.
para convertirse en un examen político El país tuvo, en el epicentro de sus dra
cultural reiterado con respecto a secretos mas, una disputa de genealogías ideológi
difíciles de transitar. ¿Sobre qué relación cas que labraron historias concretas y, por
con los transcursos de tiempos y palabras, lo tanto, necesarias de rememorar y testi
se asienta la escucha del pasado? Memo ficar en cada caso. El hispanismo integris
rias y políticas. ¿Cuál es la memoria que ta, el librecambio inglés, el modernismo
instituyó el ideario liberal educativo, car político y cultural parisino y también el
nalizada en y desde el conflicto histórico? germanismo militar, resultaron memorias
¿Y cuál fue la del inmigrante en multitud, –archivos descuajados por usos temera
sin lengua propicia? Una, muchas memo rios– que obligaron en cada disparidad
rias: algo que finalmente nos adviene sobre los significados de lo nacional en el
como una amoratada metafísica de la Plata, a lo que postulara en el origen la
memoria. O más precisamente, ¿de qué diosa griega Mnemosine: “contar todo
fueron memoria esas memorias? siempre desde el principio”. En este sen
Es en esa penumbrosa escenografía con sus tido una religiosidad nuestra, laica, para
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Si se le pidiera, no digamos a lo que suele que el monstruo está en todos y cada uno
llamarse un intelectual , sino simplemente de sus puntos?). La continuación de la
a un argentino/a medianamente culto/a y metáfora, pues, nos llevaría a una nueva
lector/a de los suplementos culturales, iconografía: la del laberinto bibliotecario
alguna asociación literario-filosófica con como una serie infinita de bifurcaciones
la palabra “biblioteca”, es altamente pro que impiden el acceso al monstruoso
bable que una de las primeras que emer centro del Saber: a
gería es con La Biblioteca de Babel de un vacío de senti
Borges. Y, por supuesto, la imagen tópica do, al aguj ero
Es sintomático, en efecto, que
para esa biblioteca sería la del Laberinto. negro de una nadi tan a menudo, en la historia de
Se trata de una iconografía tan establecida ficación del cono la cultura, la iconografía del
(en el sentido de lo que podría pensarse cimiento; la Biblio laberinto aparezca asociada a la
como un establishment iconográfico) que teca es aquí proli de la caverna. Los filólogos han
sería difícil imaginarse una figura diferen ferante y manieris rastreado incluso, en el origen
te, para no decir opuesta: ¿cuál sería, en ta, silva de signifi de la palabra, una combinación
efecto, esa oposición, cuando el propio cantes que –para entre ambas: labirion y labrin
Borges ha sugerido que el peor de los fraseando a Nietzs
da son términos que reenvían a
laberintos –porque es estrictamente impo che– se erige como
la minería, al angustiante (y tan
sible pensar una salida para él– es la línea “bar rer a que
recta? La combinación entre el laberinto defiende de un frec uent em ent e lab er ínt ic o)
lingüístico de Babel y la unicidad, la pure Horror fundamen descenso a, como se dice, “las
za lineal de la recta (traduciendo: esa len tal”. Y el recorrido entrañas de la tierra”
gua divina y originaria a la que, según lab er ínt ic o es
Walter Benjamín, aspira en última instan entonces un ritual iniciático de esos que
cia toda traducción, desde el inicio enton los antropólogos llaman apotropeicos:
ces postulada como tarea imposible), sólo ceremonia en la que se invocan y se con
podía ser una ocurrencia borgeana: se tra vocan los fantasmas más inquietantes
ta, en efecto, de dejarnos sin salida, pero justamente para mantenerlos a raya; en la
no al borde de la desesperación, sino en el que la lectura potencialmente infinita
equilibrio inestable de la ironía. (¿no se dice acaso que cuanto más se lee
Y está bien que así sea, y que quede claro: menos se sabe, puesto que la incorpora
demasiado fácilmente se piensa en la ción de conocimiento multiplica geomé
biblioteca borgeana como en un solemne tricamente la percepción de la propia
y oscuro recinto del saber donde el desti ignorancia?) abre nuevas ventanas a la
no inexorable del ser humano es perderse, Nada, al mismo tiempo que impide caer
o bien morir aplastado por el peso de la inadvertidamente en la oscuridad del
letra. Demasiado poco, al contrario, se pozo.
piensa en la biblioteca como en un lugar El laberinto, como lo ha mostrado Ernes
para el juego, incluído ese juego de aporías to De Martino, deviene aquí en el obstá
que plantea permanentemente preguntas culo que separa el mundo de los vivos del
que de antemano se sabe que no tendrán de los muertos, de esa Alteridad radical
(que no pueden tener) respuesta, pero don constituida por aquel vacío de sentido en
de el placer está en, simplemente, partici su centro, el límite interno que garantiza
par del juego. la no contaminación entre las dos esferas,
pero que simultáneamente hace que una
I. se remita a la otra. El aspecto lúdico del
Por supuesto: no es cuestión, tampoco, recorrido, entonces, y como suele suceder,
de descuidar la dimensión peligrosa de la es la “inversión en lo contrario” de la más
iconografía, el Minotauro acechando en profunda seriedad.
el centro del Laberinto, por así decir (y en Es sintomático, en efecto, que tan a
la recta, extensión sin centro, ¿diremos menudo, en la historia de la cultura, la
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iconografía del laberinto aparezca asocia pensado como el recinto de una inmensa
da a la de la caverna. Los filólogos han Biblioteca, profusamente iluminada y con
rastreado incluso, en el origen de la pala sus enciclopédicos saberes al alcance de
bra, una combinación entre ambas: labi cualquier “ciudadano universal” no es
rion y labrinda son términos que reenvían poca declaración sobre la autoconfianza de
a la minería, al angustiante (y tan frecuen una era en haber finalmente despejado
temente laberíntico) descenso a, como se hasta la última de las sombras de la Caver
dice, “las entrañas de la tierra”, esa suerte na: chapeaux. Pero, lamentablemente, las
de regressum ad uterum que pocos pueden cosas no son tan simples: la luz excesiva, es
proponerse impunemente. Sólo unos sabido, produce ceguera, y ya aprendimos,
poquísimos elegidos (el shaman de la tri por Adorno y Horkheimer entre otros, los
bu, digamos) son realmente capaces de riesgos de transformar nuestros saberes
hacer ese viaje iniciático hasta sus últimas luminosos en los mitos más oscuros, más
consecuencias: de atravesar el laberinto incontrolables.
para operar ese retorno a la Indiferencia
de un no saber que los purificaría de la II.
culpabilidad de las palabras entremezcla La Biblioteca requiere pues, cautela en su
das, del pecado babélico. Ese, y sólo ese, uso. Como el Museo, esconde en sus
es el verdadero Sabio: el que luego de fati laberintos demasiadas metáforas sobre las
gar (insistámonos borgeanos) todos los cuales resbalar hacia la Nada –que es la
laberintos de todas las bibliotecas posi última de las metáforas–. “Esconde” no
bles, accede a la oscuridad central del es, en verdad, la expresión más feliz.
Templo. Habría que decir, más bien: disimula su
Es fácil ver que esta iconografía es simétri movimiento, fingiendo una quietud casi
camente inversa a la de la canónica alego mineral que descansa en las estanterías
ría de la Caverna de Platón (ya anticipada, –en la Biblioteca– o que cuelga de las
sin embargo, desde paredes –en el Museo–. Como si esa pre
En la Biblioteca o en el Museo, extremos opuestos tendida estabilidad pudiera sustraer las
en los modos bajo los cuales del arco presocráti lecturas, las miradas, a la máquina pica
solemos pensar esas “institucio co, por Heráclito y dora de carne de la Historia: al tiempo-
Parménides), en la ahora –la noción es, por supuesto, tam
nes” (la Caverna y el Laberinto,
que el Sabio es el bién de Benjamin– de un “instante de
para reducirlos a esos polos capaz de ascender peligro” en el que la lectura actual de
hermanados), el peligro mayor t r a b a j o s a m e n t e cualquier clásico polvoriento hace ruinas
es el efecto ilusorio que aquella desde las sombras a de su sentido originario para producir lo
estabilidad provoca: el de estar la Luz. La Bibliote nuevo –que es exactamente lo opuesto de
a resguardo de todo peligro. ca como recinto del la novedad–. En la Biblioteca o en el
Saber es aquí el Museo, en los modos bajo los cuales sole
espacio amplio y luminoso, bañado por el mos pensar esas “instituciones” (la Caver
Sol de la purísima Idea: al revés de aquéllas na y el Laberinto, para reducirlos a esos
otras iconografías, ahora es la Caverna la polos hermanados), el peligro mayor es el
que es ella misma un laberinto de sombras efecto ilusorio que aquella estabilidad
atravesando el cual se llega no a un Centro provoca: el de estar a resguardo de todo
sino al espacio “claro y distinto” de la Ver peligro.
dad. Sería inútil insistir sobre el (sospecho De allí, quizá, la responsabilidad enorme
so) poder de semejante metáfora y su exi –tan poco frecuentemente tenida en
tosa historia en la cultura occidental, hasta cuenta– del Custodio del Laberinto, del
el punto de que toda una época pudo ser Guardián de la Caverna (¿los llamaremos
calificada –con el excesivo optimismo de el Bibliotecario, el Curador? esos designa
una voluntariosa inteligencia– de Siglo de dores de oficio parecen a veces escasos
las Luces. Que todo un siglo pueda ser así para dar una idea cabal de la enormidad
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de la tarea de Cura –si se nos perdona el “adquiere” algo nuevo –un incunable, una
abuso heideggeriano– que esos funciona edición princeps, un simple ejemplar de
rios enfrentan). una revista literaria del pasado– lo hace
En un artículo pasmoso, John Berger impensadamente bajo la misma modali
habla de la función histórica del Museo (y dad: la del producto terminado, y no la del
lo que dice, salvo detalles menores, es per proceso de produc
fectamente extensible a la Biblioteca).1 ción. En un artículo pasmoso, John
Sus principales diatribas recaen sobre el Esta actitud, al Berger habla de la función his
Curador, al que trata como un sujeto con decir de Berger, no tórica del Museo (y lo que dice,
descendiente, snob, perezoso: está dulce es que sea inútil, ni
salvo detalles menores, es per
mente prisionero de la fantasía –más bien perversa: es senci
un fantasma, cuando se quiere darle den llamente anacróni
fect am ent e ext ens ib le a la
sidad psicoanalítica– de que se le ha pedi ca. Proviene del Biblioteca). Sus principales dia
do que acepte como una grave responsabi Siglo de las Luces, tribas recaen sobre el Curador,
lidad cívica el prestigio de tener la “pro de aquella optimis al que trata como un sujeto
piedad” putativa de los objetos (libros, ta concepción del condescendiente, snob, perezo
obras de arte) contenidos en el edificio conocimiento que so: está dulcemente prisionero
que custodia. Porque, en efecto, esos obje confiaba en que la de la fantasía –más bien un fan
tos –al menos en la Modernidad– son mera existencia de tasma, cuando se quiere darle
concebidos ante todo como (así se dice) los Objetos del
densidad psicoanalítica– de que
un “patrimonio”; vale decir: una propie Saber bastara (aun
dad . Desde luego: el Bibliotecario o el que esto ya no lo
se le ha pedido que acepte como
Curador “ideal-típico” tiene la íntima diga Berger, al una grave responsabilidad cívi
convicción de que es preferible que esos menos no de esta ca el prestigio de tener la “pro
objetos sean propiedad del Estado, de la man er a) par a piedad” putativa de los objetos
Comuna, del Barrio (y por su intermedio, orientar a los suje (libros, obras de arte) conteni
del “público”) que de los sujetos privados. tos en el Laberinto, dos en el edificio que custodia.
Pero aun así, subsisten como propiedad. para alumbrar las
Por lo tanto, alguien debe ocupar el lugar tinieblas de la Caverna. Era un momento
de “propietario”, digamos, honorario. No de todavía incipiente formación de un
es común, en este espacio de reconoci “público” para la Biblioteca o el Museo:
mientos imaginarios, que el Custodio- no extraña, entonces –aunque sí debería
propietario recuerde que los libros o las extrañar la tozuda supervivencia de esta
obras de arte, antes de ser una propiedad idea–, que ese público fuera, casi necesa
(pública o privada) son la expresión de riamente, representado como una masa
una experiencia humana, de una praxis pasiva a la que había que hacerle disponi
muchas veces llevada al borde mismo de bles esos objetos encarnadores de la Sabi
lo que tolera el uso normalizado, “institu duría, el Gusto, el Valor Espiritual. Lo
cional”, de las palabras o de las imágenes. cual supone, claro, que se trata de bienes
Lo cual es, finalmente, bastante lógico: escasos, poseídos sólo por unos pocos pri
nadie podría ser Custodio de la Experien vilegiados, o ahora por el Estado que hace
cia; eso es algo que cada quien –cada lec “bienestar” cultural con sus súbditos. Esta
tor, cada contemplador de una obra de lógica, es fácil verlo, reproduce “microfísi
arte– tiene que volver a hacer por sí mis camente” la diferencia “macro” entre pro
mo, sin vigilancias externas, sin recorridos pietarios y no propietarios, entre “pudien
preestablecidos. El Custodio sólo puede tes” e impotentes; tal vez sea por eso que
serlo de objetos acabados, cerrados a todo el que acude a la Biblioteca o al Museo (o,
re-comienzo (su propia raison d’être está tanto da, a los recitales ofertados por
inscripta en el “fetichismo de la mercan algún Municipio) tan a menudo esté en la
cía”, aunque esta sea no-transable). El posición del desposeído cultural que reci
Custodio conserva lo que ya está allí; y si be una benévola caridad.
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de fondo de todos los demás, desplazan llas a las que sí se ha asistido). En suma:
do continuamente el foco de atención una Biblioteca giratoria, semoviente, en
entre las épocas, los estilos, las socieda permanente transformación, sin Centro,
des, incluso las subjetividades). excéntrica; y donde, claro está, fuera el
Semejante construcción, incluso en la Lector –no el Bibliotecario– el que supie
Argentina, solamente en Buenos Aires, ra dónde está su libro.
movilizaría una gigantesca, densa trama Esto ya no sería Caverna ni Laberinto: a
de recursos intelectuales. Requeriría, por lo sumo, Rompecabezas; donde el espacio
ejemplo, el trabajo de una legión de inves vacío no espanta, sino que intriga: convo
tigadores de por lo menos cinco o seis de ca a imaginarle un sentido, a producir
las actuales Facultades de la UBA (Filoso significación. Y sería ekklesia, ágora, asam
fía y Letras, Ciencias Sociales, Psicología, blea, fiesta: una romería, incluso una ker
Arquitectura, Ingeniería, Ciencias Econó messe, de lectores entrando y saliendo por
mic as). Var ias
generaciones de
subsidios Ubacyt,
Conicet o lo que
fuesen aplicadas a:
1) reconstruir la
historia (social,
económica, cultu
ral, política) de
cada libro, de la
época que lo pro
dujo y de las épo
cas en que fue leí
do, discutido, cri
ticado, teorizado;
2) llevar a cabo la
etn og raf ía, la
sociodinámica, la
psicografía y si fue
ra posible el psi
coanálisis de todos
los lectores del
libro, de sus ritua
les, de sus actitu
des, de sus respues
tas, de sus obsesiones; 3) con estos insu puertas y pasillos como en un vaudeville
mos de información, reconstruir por ente de Feydeau. Biblioalbergue transitorio,
ro el edificio de la Biblioteca: imaginar y sin turnos fijos. El que quisiera ponerse
diseñar nuevos recintos, espacios de circu solemne y marmóreo, tendría derecho a
lación permanente de los lectores y de los hacerlo, tanto como el que quisiera disfra
libros, pasadizos secretos para ciertas lec zarse con el traje de época del libro que
turas, esquinas de encuentros inesperados está leyendo. Lo que importaría sería otra
con el libro que no se buscaba, entradas cosa: el libro ya no sería monumento ilus
sorpresivas a mesas de debate a las que no trado, propiedad exquisita, sublimación
se esperaba ir (y salidas discretas de aqué hueca, emblema de riqueza, símbolo de
NOTA:
1 Berger, John: “The Historical Function of the Museum”, en Selected Essays, New York, Vintage Books,
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Respecto al drenaje patrimonial hacia el po, María Rosa Oliver y, más reciente
extranjero, no sólo se van dólares o “cere mente, Macedonio Fernández, pueden
bros”, sino también libros, revistas, cartas, consultarse, debidamente ordenados y
manuscritos... Así como los investigadores catalogados, en las bibliotecas latinoame
egipcios se ven obligados a estudiar la cul ricanas de los Estados Unidos... Los ejem
tura de su país en los museos de Londres plos podrían multiplicarse.
y de París, los investigadores de la historia El universitario estadounidense, europeo,
y el pensamiento mexicano o brasileño tiene a su alcance
El universitario estadouniden ar
g ent in os sólo extraordinarias bibliotecas y archivos,
se, europeo, mexicano o brasi pueden consultar pudiendo consagrarles todo su tiempo y
invalorables fuen sus energías; el investigador argentino que
leño tiene a su alcance extraor
tes de nuestra cul se propone trabajar con este tipo de patri
dinarias bibliotecas y archivos, tura acudiendo a monio sabe que el 50% de sus energías
pudiendo consagrarles todo su ciudades como estarán destinadas a la búsqueda de sus
tiempo y sus energías; el inves Amst erd am o fuentes, debiendo peregrinar por múlti
tigador argentino que se propo Turín, Berlín o ples bibliotecas públicas, archivos priva
ne trabajar con este tipo de California. Por dos y librerías de viejo. A menudo debe
patrimonio sabe que el 50% de ejemplo, la heme comprar sus fuentes, convirtiéndose sin
sus energías estarán destinadas roteca y el archivo quererlo en un atesorador privado. Y así
a la búsqueda de sus fuentes... que sobre anarquis como el coleccionista es un investigador
mo y movimiento principiante, insensiblemente el investiga
obrero argentinos dor argentino deviene un coleccionista
dispone el Instituto de Investigación amateur. Incluso ha llegado a suceder que
Social de Amsterdam, son más completos los investigadores rivalicen, no por el rigor
que la suma de todos los existentes en la o la originalidad de sus interpretaciones,
Argentina. Allí se conservaron durante sino por la posesión de sus “propias” fuen
más de un siglo, sobreviviendo incluso a tes. Su mayor orgullo es estampar, a pie de
la invasión nazi; aquí estos testimonios de página, esta manifestación de nuestro
nuestra memoria obrera apenas sobrevi subdesarrollo cultural: “Original en el
ven penosamente, en colecciones no siem archivo del autor”.
pre completas, en algunas bibliotecas No podemos ignorar que, desde la anti
anarquistas. güedad, la historia de las grandes bibliote
Hay bibliotecas y archivos enteros que, cas (así como la de los grandes museos)
por distintas vías y variados motivos, fue está directamente vinculada a los proyec
ron saliendo del país. Ya señalamos que la tos de expansión imperial. Todos los con
biblioteca de los Quesada está en el Insti quistadores tomaron para sí o enviaron a
tuto Iberoamericano de Berlín y la de sus soberanos botines de guerra o presen
Agustín P. Justo en la Biblioteca Nacional tes de tierras exóticas que probaban sus
de Lima. Además, la primigenia bibliote hazañas, sus conquistas y sus descubri
ca, hemeroteca y archivo del Partido mientos. El inglés Thomas Richards, en
Comunista Argentino fue embarcada The Imperial Archive, un estudio clásico
rumbo a Moscú en 1930, pocos días des de los estudios poscoloniales, analiza los
pués del golpe militar de setiembre; el modos de apropiación y sistematización
archivo del filósofo Rodolfo Mondolfo, de lo que llama el “archivo imperial” bri
que sus descendientes donaron a la Aso tánico. Este no sería tanto una biblioteca
ciación Dante Alighieri, partió sin embar ni un museo, advierte, sino “una fantasía
go hace algunos años a Italia; la biblioteca de conocimiento catalogado y reunido al
y el archivo del historiador Luis Sommi servicio del Estado y del Imperio”. Cuan
fue trasladada tras su muerte a algún lugar do los poderes públicos británicos hablan
de la extinta URSS; archivos de figuras de de “material catalogado” se refieren, de un
la cultura argentina como Victoria Ocam siglo a esta parte, a “conocimientos ubica
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dos bajo la jurisdicción especial del Esta El cuadro, en suma, es devastador: el dre
do”.8 Su función de “reservorio del cono naje parece inevitable si nuestras bibliote
cimiento universal” fue relevada luego por cas y archivos públicos no disponen de
los Estados Unidos, que desde la Guerra presupuestos para compras que les permi
Fría, y sobre todo desde la Revolución tan competir con los precios que ofertan
Cubana, ha construido una verdadera coleccionistas privados o universidades
maquinaria de búsqueda, rastreo, compra del exterior. Incluso, con respecto al patri
y preservación de bibliografía latinoame monio que disponen, ni poseen tecnolo
ricana. Cualquier bibliotecario argentino gía adecuada para resguardarlo del uso, el
(o latinoamericano) sabe, por ejemplo, deterioro ambiental o el paso del tiempo,
que si precisa información sobre una ni personal idóneo para catalogarlo según
publicación de su país, sea antigua o la normas bibliotecológicas internacionales,
novedad más flamante, debe comenzar ni siquiera condiciones de seguridad para
por ingresar al catálogo de la página web evitar los robos...
de la Hispanic Division de la Library of Por eso, como señalé al comienzo, entien
Congress de los Estados Unidos. do que el problema es más profundo que
Sin embargo, no podríamos reaccionar el meramente presupuestario: es, insisto,
ante este drenaje con un nacionalismo un problema de subdesarrollo cultural.
cultural, por otro lado hipócrita, cuando Sin embargo, entiendo que todavía es
no generamos en el propio país las condi posible debatir públicamente y poner en
ciones para preservarlo y socializarlo. El práctica algunas políticas bibliotecológi
interés de estos países por nuestra produc cas y archivísticas antes de aceptar resigna
ción cultural no puede dejar de ser para damente la descapitalización patrimonial
nosotros, en cierto sentido, motivo de como destino.
orgullo; y su capacidad de preservarlo, En primer lugar, necesitamos otro com
causa de tranquilidad. El problema radica promiso de los poderes públicos con la
aquí, en nuestro país: en la ausencia de cultura, no sólo
instituciones públicas interesadas en pre un mayor pre
servar efectivamente este patrimonio más supuesto para
Entiendo que el problema es
allá de enfáticas enunciaciones; y en la fal el área, sino más profundo que el mera
ta de una cultura cívica que las acompañe. también cam men te presupuestario: es, insis
En ese sentido, no deja de tener razón pañas públicas to, un problema de subdesa
Nicolás Helft, uno de los mayores colec que ayuden a rrollo cultural. Sin embargo,
cionistas de primeras ediciones y manus aum ent ar la entiendo que todavía es posi
critos de Jorge Luis Borges, cuando seña c o n c i e n c i a ble deb at ir púb lic am ent e y
laba provocativamente poco tiempo atrás: social sobre el poner en práctica algunas polí
“Carece de sentido batallar por la perma significado del
ticas bibliotecológicas y archi
nencia en el país de papeles valiosos cuan p a t r i m o n i o
do no existen políticas, recursos económi (edil ic io y
vísticas antes de aceptar resig
cos, técnicos ni humanos para la preserva arq ueol óg ic o, nadamente la descapitalización
ción y difusión”. En cambio, las universi pero también patrimonial como destino.
dades y centros del primer mundo “tienen f o t o g r á f i c o ,
la tecnología para resguardarlos y difun bibliográfico, archivístico, etc.). Además,
dirlos. Estoy de acuerdo con que nuestros es imprescindible una ley de patrimonio
papeles queden en la Argentina, pero ¿de cultural que regule la compra venta, sobre
qué me sirve el original si por dejarlo aquí todo de manuscritos. La iniciativa privada
lo someto al deterioro ambiental, la buro puede jugar su papel en la preservación
cracia y hasta el peligro de robo?”.9 cultural, pero siempre dentro de un mar
co legal claro.10
Por una política bibliotecológica En segundo lugar, y en relación al patri
y archivística monio existente en manos privadas, a fal
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mato de catalogación único a escala plane servicios, pero deberían estar entre sus
taria13 está permitiendo un flujo perma metas inmediatas.14
nente de intercambio internacional de Los recursos alternativos podrían ser
información bibliográfica, hemerográfica muchos, pero sólo una conciencia y una
y archivística, al cual no podemos perma voluntad colectivas que asuman, con espí
necer ajenos. Las bibliotecas, para tener ritu benjaminiano, aquello de que “el
una existencia viva, y por lo tanto credibi patrimonio está en peligro”, podrán gene
lidad pública, deben disponer de catálogos rar un nuevo pacto entre donantes y
de acceso público. Cualquier opacidad res donatarios, coleccionistas e investigado
pecto de su patrimonio en relación al res, instituciones locales y del extranjero,
usuario, es necesariamente motivo de sos con el objetivo de frenar la enajenación y
pecha. Ahora, además, para mayor trans la privatización de nuestro patrimonio
parencia, esos catálogos deberán estar digi bibliográfico y archivístico.
talizados y accesibles, desde la página web,
a cualquier usuario. Lejos están hoy nues (*) Horacio Tarcus es doctor en historia por la UNLP
tras bibliotecas públicas de ofrecer estos y profesor/investigador de la UBA. Es autor de El mar
NOTAS:
1 Quiero dejar constancia de mi agradecimiento a Laura Ehrlich por sus comentarios a este texto.
2 El propio Obispo poseía en su biblioteca muchos de los libros prohibidos del Index... V. Domingo Buono
core, Libreros, editores e impresores de Buenos Aires, Buenos Aires, Bowker, 1974, p. 1 y ss.
3 Weinberg, Félix, El Salón Literario, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1976, p. 40 y ss.
4 En 1838 fue a San Juan mi malogrado amigo Manuel Quiroga Rosas, con su espíritu mal preparado aún, lleno
de fe y de entusiasmo en las nuevas ideas que se agitaban en el mundo literario en Francia y poseedor de una esco
gida biblioteca de autores modernos. Villemain y Schlegel en literatura; Jouffroi, Lerminnier, Guizot, Cousin en
filosofía e historia; Tocqueville, Pedro Leroux, en democracia; la Revista Enciclopédica, como síntesis de todas las
doctrinas; Carlos Didier y otros cien nombres hasta entonces ignorados para mi, alimentaron por largo tiempo mi
sed de conocimientos. Durante dos años consecutivos prestaron estos libros materia de apasionada discusión por las
noches de una tertulia, en la que los doctores Cortínez, Aberastaín, Quiroga Rosas, Rodríguez y yo discutíamos las
nuevas doctrinas, las resistíamos, las acatábamos, concluyendo al fin por quedar más o menos conquistados por
ellas.
D. F. Sarmiento, Recuerdos de Provincia (1850); Buenos Aires, EUDEBA, 1960, pp. 186-187.
5 Buonocore, op. cit., p. 166.
6 En la Argentina, en las páginas de agradecimientos a quienes permitieron el acceso a fuentes con que suelen
abrirse los libros de investigadores, la satisfacción por haber llevado a término la obra así como las normas
usuales de la cortesía, hacen que se suela omitir el arduo trabajo de pesquisa tras el poseedor privado de los
documentos, así como la serie de pruebas sucesivas con que los coleccionistas pueden someter al investigador
antes de abrirle sus tesoros. Las pruebas suelen reducirse si se trata de un investigador del primer mundo.
7 Cubillo Moreno, Gilda, “El coleccionismo y la compra-venta de bienes culturales en México”, en Memoria
n°128, México D.F., octubre de 1999.
8 Richards, Thomas, The Imperial Archive: Knowledge and Fantasy of Empire, London, Verso, 1993, cit. en
Josefina Ludmer, El cuerpo del delito. Un manual, Buenos Aires, Perfil, 1999, pp. 216-223.
9 Pérez, Ana Laura, “El mercado de los originales”, en Cultura y Nación. Clarín, 20/7/2002, p. 3.
10 Una Ley Marco de Patrimonio Cultural (Ley N° 1.227) fue promulgada por la Legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires en diciembre de 2003.
11 Hace unos cinco años se puso en marcha el proyecto “Censo Guía de Archivos Iberoamericanos” promo
vido por el Centro de Información Documental de Archivos de la Subdirección General de los Archivos
Estatales del Ministerio de Educación y Cultura de España y que tiene como objetivo elaborar una base de
datos con los principales archivos de Iberoamérica. Asimismo, en diciembre de 1999 se sancionó la Ley Nacio
nal de Régimen del Registro del Patrimonio Cultural (Ley n° 25.197) que establece la centralización del
ordenamiento de datos de los bienes culturales de la Nación y designa a la Secretaría de Cultura de la Nación
como autoridad de aplicación de dicha ley.
12 Un ejemplo de cooperación (no colonizada) son los dos proyectos de microfilmación (2001 y 2004) rea
lizados por el CeDInCI con el apoyo de la Universidad de Harvard, el LAMP (Latin American Microfilm
Proyect), el Instituto Iberoamericano de Berlín y la BDIC de Nanterre (Bibliothèque de Documentation Inter
nationale Contemporaine).
13 Me refiero al formato conocido por la sigla MARC (Machine Readable Cataloging, esto es: “registro legi
ble por máquina”).
14 Sin ir más lejos, la Biblioteca Nacional editó sus últimos catálogos, informando a los usuarios de sus rique
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NOTAS:
1 Foucault, Michel, La Arqueología del Saber, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI, 2004, pp. 9-10.
2 Ibid, pp. 10-15.
3 Ibid, pp. 219-220.
4 Deleuze, Gilles, Foucault, Buenos Aires, Ed. Paidós, 1987, pp. 27-48.
5 Benjamin, Walter, La dialéctica en suspenso. Fragmentos sobre la historia, Santiago de Chile, Ed. Arcis-Lom,
1997, p. 49.
6 Derrida, Jaques, Mal de Archivo. Una impresión freudiana, Madrid, Ed. Trotta, 1997, p. 12.
7 Foucault, Michel, Nietzsche, la Genealogía, la Historia, compilado en Microfísica del poder, Madrid, Ed. La
Piqueta, 1992, p. 26.
8 Benjamin, Walter, ibid, p. 53.
9 Deleuze, Gilles, Conversaciones, Valencia, Ed. Pre-Textos, 1996, pp. 277-286.
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cidas hasta el 31 de diciembre de 1939, y nales –Sabor (1986: 10) menciona especí
la corriente que incluye las publicadas des ficamente las de descripción bibliográfica
de el 1° de enero de 1940 en adelante. A de la IFLA– y se insiste en la incorpora
pesar de que el director y fundador de la ción e integración a una corriente más
Oficina Bibliográfica echó mano a todos amplia que contribuya al control univer
los recursos inimaginables para que las sal de lo que se publica en el mundo.
autoridades de la Universidad publicaran
el repertorio nacional, nunca lo consiguió. Las bibliotecas depositarias
Con el paso del tiempo las fichas se disper Cabe preguntarse ¿de dónde surge esa
san y la compilación desaparece sin dejar insistencia a referirse, en forma casi exclu
rastros (Romanos de Tiratel, 1996). La yente, a la Biblioteca Nacional como la
idea de un organismo bibliográfico inde principal responsable de la compilación de
pendiente de la Biblioteca Nacional apare la bibliografía nacional, oficial y en curso?
ce en una serie de trabajos publicados en la En primer lugar a la “Resolución del
década de 1980.8 En esta línea Amelia Ministerio de Educación (Exp. 56.705/55)
Aguado de Costa propone la constitución que encomienda a la Biblioteca Nacional la
de una Comisión para la Bibliografía compilación y edición del Boletín biblio
Nacional Argentina integrada por una gráfico nacional (vide supra). Posterior
serie de organismos vinculados al libro: las mente, cuando por Decreto-Ley 727/71
cuatro entidades depositarias (Biblioteca del mismo Ministerio, se da a la Biblioteca
Nacional, Biblioteca del Congreso de la Nacional una nueva estructura, se le enco
Nación, Archivo General de la Nación y mienda, ante la pobreza del Boletín, la
Dirección Nacional de Derechos de publicación de una Bibliografía nacional
Autor), la Dirección del Libro y las cáma en curso... [esta última] nunca fue publica
ras del libro. Entre sus objetivos está la da [aunque] la Biblioteca Nacional preparó
publicación de una “Bibliografía Nacional para su edición el volumen correspondien
Argentina periódica” (Aguado de Costa, te a 1971, que per
1985: 6). De igual modo, Elsa Galeotti manece inédito. ...es importante comprender
plantea la creación de un Instituto Biblio Además, el departa que la bibliografía nacional ha
gráfico Nacional encargado de la realiza mento técnico... involucionado del mismo modo
ción de la bibliografía nacional argentina destina una ficha que, en muchos aspectos, lo ha
(retrospectiva, actual y corriente, y pros duplicada de cada hecho la Argentina; por eso, la
pectiva) y de la coordinación de toda la monografía que motivación que existió o dejó
actividad bibliográfica del país (Galeotti, cataloga a formar de existir detrás de su compila
1985: 45-46). un fichero que pue
ción tuvo una enorme influen
Un año después Josefa E. Sabor se pre da servir en el futu
gunta: ¿qué probabilidades tiene la Biblio ro para la redacción
cia sobre su contenido, su acce
teca Nacional de asumir la responsabili de la mencionada sibilidad y su existencia misma.
dad de compilar y editar la bibliografía B i b l i o g r a f í a . . . ”
general en curso de la República Argenti (Sabor, 1986: 3, 5). Más cercano en el
na?... creemos que muy pocas, por no tiempo, el decreto 1.386/96 que aprueba el
decir ninguna” (Sabor, 1986: 6); a partir funcionamiento de la Biblioteca Nacional
de este aserto, presenta los lineamientos como organismo descentralizado y autár
de un Instituto Bibliográfico Nacional quico, en jurisdicción de la Secretaría de
(Sabor, 1986: 7-10). Por su parte, Hebe Cultura de la Presidencia de la Nación, fija
Pauliello de Chocholous como conclusión como uno de sus objetivos “custodiar, acre
de un meduloso trabajo hace suya la pro centar, preservar, conservar, registrar y
puesta de Sabor (Pauliello de Chocho difundir la memoria impresa de la cultura,
lous, 1986: 27-28). Las cuatro biblioteca con prioridad en lo que hace a la herencia
rias mencionadas coinciden, además, en la cultural del país, recogida sobre cualquier
necesidad de adoptar normas internacio soporte permanente de información”
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(Argentina. Leyes, etc., 1996). Difundir Biblioteca Nacional, en la que suelen con
significa extender, esparcir, propagar física verger todas las miradas y la Biblioteca del
mente (Real Academia Española, 1992), Congreso como candidatas firmes a inte
por lo tanto, implica publicar y distribuir grar dicho plan.
lo registrado dando preferencia a las mani A modo de conclusión Tal como dice
festaciones culturales argentinas; acotamos una respetada especialista, Una biblio
que esto sólo podría concretarse si los catá grafía nacional es el espejo en el que se
logos de la Biblioteca disponibles en línea a refleja la cultura, el carácter y los intere
través de Internet abarcaran la producción ses del momento en el país, lo hace
argentina retrospectiva y no sólo desde mediante una lista de las publicaciones
1994, y permitieran una búsqueda por país editadas. No sólo sirve como recordato
editor, cosa que en la actualidad no hacen, rio histórico, sino que cuando se distri
o si se editara la bibliografía nacional perió buye a otros países es como una ‘ventana’
dicamente. Finalmente, la resolución por donde se ve ese país (Bell, 1988: 29,
86/2003 de la Dirección de la Biblioteca cit. por Madsen, 1999).
Nacional cuando define su estructura orga Utilizando el símil citado, la ventana de
nizativa en el Anexo II, bajo Departamento la producción nacional (no sólo de libros
Procesos Técnicos Acciones, indica: “Orga y periódicas sino de documentos electró
nizar y coordinar las actividades relativas a nicos, registros de video y sonoros, micro
la producción de la Bibliografía Nacional” formas, tesis, grabaciones musicales,
(Argentina. Presidencia de la Nación. documentos oficiales, folletos, etc.) está
Secretaría de Cultura, 2003). Como se semiabierta y el espejo tan empañado que
puede apreciar, esta serie de indicios apun sólo puede devolver una imagen muy dis
ta insistentemente hacia una única direc torsionada.
ción, sin embargo, si dejamos de lado a la Llegados a este punto es importante
Dirección Nacional de Derecho de Autor comprender que la bibliografía nacional
por ser una entidad jurídica, restan aún ha involucionado del mismo modo que,
otras dos bibliotecas: la del Congreso y la en muchos aspectos, lo ha hecho la
del Archivo General de la Nación. Respec Argentina; por eso, la motivación que
to de la primera, tal como ya se mencionó existió o dejó de existir detrás de su com
antes, el artículo 64 de la ley 11.723 la pilación tuvo una enorme influencia
designa depositaria preferencial de las sobre su contenido, su accesibilidad y su
publicaciones ofi existencia misma.
El pres up uest o de un país no ciales cuando indi La única ventana que puede abrirse hoy
ca que además del para reflejar una muy limitada parte de
es otra cos a que la dec lar ac ión depósito usual, esta nuestra producción editorial es comercial
conc ret a de sus prior id ad es entidad debe reci y, como tal, persigue propósitos de difu
pol ít ic as y mient ras ést as no bir cualquier publi sión para la venta, por lo tanto, no regis
camb ien ser á práct ic am ent e cación editada a tra obras agotadas ni aquellas que se
imp os ib le res olver la cuest ión costas del Tesoro comercialicen fuera del circuito tradicio
bib liog ráf ic a nac ion al. Nacional (Argenti nal de distribuidores y librerías.
na. Leyes, etc., Es muy penoso para una bibliotecaria
1933). En relación con vocación bibliográfica llegar a esta
con la segunda, es conveniente mencionar instancia. Los puntos que se han venido
que cumple con muchas dificultades sus desarrollando: marco legal con sus vacíos
funciones de archivo nacional, por lo tan e indefiniciones, intentos deficientes de
to, es difícil incorporarla a un plan general control bibliográfico de la producción
que coordine las actividades de las bibliote nacional, buenos proyectos y trabajos
cas depositarias en lo referente a la compi frustrados por falta de apoyo institucio
lación de la bibliografía nacional. Queda nal, propuestas de crear un nuevo orga
rían pues, a mi juicio en un nivel parejo, la nismo bibliográfico separado de la Biblio
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teca Nacional sólo demuestran la falta de tres actores que deben coordinarse y tra
planificación, el desperdicio de recursos bajar conjuntamente en la distribución
humanos y materiales, la pésima distribu de la compilación de la bibliografía
ción del presupuesto y la falta de volun nacional en curso: la Biblioteca Nacional
tad política para remediar una situación a para todas las entidades portadoras de
la que nos resistimos a calificar como se información que se registren en la Direc
merece.
Se podrá aducir
que la Argentina,
en los últimos
años, ha aumenta
do dramáticamen
te sus tasas de
exclusión social,
sin embargo, el
problema de la
bibliografía nacio
nal es de larga data.
Las causas presu
puestarias a las que
alude Beaudiquez
(2001) impidie
ron, y lo siguen
haciendo, su con
creción y sosteni
miento en el tiem
po, pero el presu
puesto de un país
no es otra cosa que
la declaración con
creta de sus priori
dades políticas y
mientras éstas no
cambien será prác
ticamente imposi
ble resolver la cues
tión bibliográfica
nacional.
Sin embargo, una
prop uest a muy
simple surge de
todo lo que se ha venido exponiendo: en ción Nacional de Derecho de Autor9,
primer lugar, habrá que gestionar apoyo excluyendo publicaciones oficiales (edita
estatal específico, traducido en la incor das a expensas del Estado) y periódicas.
poración de nuevos recursos materiales y De la compilación de las nombradas en
humanos o en la reasignación y reorgani primer lugar se hará cargo la Biblioteca
zación de los existentes para que la elabo del Congreso y de las seriadas, tal como
ración de un plan a corto, mediano y ya lo viene haciendo, el Centro Argenti
largo plazo pueda realizarse y sus reco no de Información Científica y Tecnoló
mendaciones cumplirse. En segundo gica (CAICYT), dependiente del Conse
lugar, hay que reconocer la existencia de jo de Investigaciones Científicas y Técni
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NOTAS:
1 Para el tema de la bibliografía nacional argentina retrospectiva es útil leer: Sabor, Josefa E., Manual de fuen
tes de información, Buenos Aires, Marymar, 1976, pp. 194-210 y, más recientemente, Zabala, Horacio, Resu
men histórico de la bibliografía argentina [Archivo electrónico], 2000. En Jornadas Nacionales de Bibliografía
(5as. : 2000 : Mar del Plata). [Actas]. Mar del Plata: Asociación de Bibliotecarios, Documentalistas, Archive
ros y Museólogos; Departamento de Documentación y Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Mar
del Plata. 1 CD-ROM.
2 Para obtener otro punto de vista sobre este repertorio se puede consultar: Sagastizábal, Leandro de, Diseñar
una nación: un estudio sobre la edición en la Argentina del siglo XIX, Buenos Aires: Grupo Editorial Norma,
2002.
3 Exceptuando a Polibiblon: bibliografía acumulativa argentina e hispanoamericana. N° 1 (1947), N° 7 (1947).
Buenos Aires, [s. n.], 1947; y a Biblos, órgano oficial de la Cámara Argentina del Libro. Buenos Aires: Cáma
ra Argentina del Libro, 1941-1966.
4 La ley en cuestión toma la definición dada en la N° 20.380/73 que fuera posteriormente derogada y reem
plazada por la 25.446/2001, de fomento al libro y la lectura, y que no proporciona ninguna definición de lo
que, legalmente, se considera un libro.
5 Otra entidad similar es la Cámara Argentina de Publicaciones.
6 Cámara Argentina del Libro: http://www.editores.com (Consultado: 27/4/04)
7 Para ampliar puede consultarse: Menéndez Navarro, Alfredo, Guillermo Olagüe de Ros y Mikel Astrain
Gallart. “Ciencia, positivismo e identidad nacional en el Cono Sur: la participación argentina en los proyectos
documentales contemporáneos (1895-1928)”, en Hispania: revista española de historia, N°62 (1): 221-258.
2002.
8 Veinte años antes, Coutoure de Troismonts, luego de estudiar el panorama de la bibliografía nacional en
curso, tanto general como retrospectiva, propone la creación de un ente que coordine el esfuerzo conjunto de
todos los organismos implicados; para ampliar véase Coutoure de Troismonts, Roberto. Estado actual de la
bibliografía nacional argentina. Buenos Aires: Fundación Interamericana de B. Franklin. 1965.
9 Para una lista completa de las obras que registra la Dirección Nacional de Derecho de Autor, consultar
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heredada, la conocida cuestión del legado mula escéptica sobre el andar de las cultu
cultural, siempre ensombrecido por un ras y las instituciones. Éste es el que prefe
cúmulo de agregados y napas enrarecidas rimos. El poderoso recurso al archivismo
que pueden encarcelar su sentido original, –que en los despliegues filosóficos de
si fuera fácil deter Derrida aparece como la idea del origen de
Sin embargo, el archivismo (o
minarlo. Puede ser un poder oscuro, y también como el desti
memorialismo documentalista la carta íntima, el no futuro de las culturas, forma inversa
de las culturas) puede hacer sus libro incunable, el pero complementaria del acontecimien
opciones. En algún caso, por acta de una reu to–, nos recuerda permanentemente que el
una consecuencia ligada al colec nión, el pamphlet puesto de las culturas es el lamento (disi
cionismo de los restos de la cul revolucionario, el mulado en protección) sobre las lógicas de
tura, bajo el implícito de que las m e m o r á n d u m su pérdida. Pero puede significar también
ruinas preservadas museística reservado, la minu el trato imaginativo con las ruinas del
mente son un tributo oficial al ta oficinesca o todo pasado para tomar sus aspectos vivos a la
aquel registro en manera de una reposición del sentido
pasado. En otros casos, por desa
donde la palabra oculto de las contiendas culturales.2
rrollar alrededor de esos restos que se ha dicho Es que hay en esos documentos arcaicos,
salvados de la natural devasta queda registrada sean runas, tablillas cuneiformes, cartas de
ción de la historia humana, una por un tercero navegación utópicas o epistolarios remo
crucial teoría de la cultura. imbuído de la tos, un conjunto de voces irreales, atrapa
noción del valor das por la cerámica, el papel o dejadas por
colectivo, comunitario o político que un incierto punzón (después diremos algo
posee. O ahora, las cartas electrónicas que sobre la idea de “soporte”), que acaso se
el lenguaje diario llama mails, sometidas a puedan redimir. Puede decirse interpretar,
procedimientos de borrado que le dan una si es que no gusta redimir, pero en toda
instantaneidad que desafía a la propia filo interpretación hay algo de rescate in extre
sofía del archivismo. mis. Desde luego, pueden haber hablado
Surge de inmediato el problema de los apa los documentos a través de transcripciones
ratos de registro, que concientes de su o desciframientos que descansan en la cer
misión, intervienen precisamente como teza traductora que albergan los oficios de
mediadores de la letra o la voz. Esa media aquellos que bajo el llamado de cualquier
ción no sólo incluye un uso retórico (como ciencia o curiosidad, quieren imaginarse
esquema que ordena el flujo de sentido), en un diálogo sensible con los aconteci
sino que a veces es ese uso el que organiza mientos del pasado. Pero es sabido que el
todo el material sensible, dándole el signi pasado es sinónimo de incerteza, y en una
ficado del que carecerían. Sin embargo, el insólita violentación debida a la soberanía
archivismo (o memorialismo documenta de la actualidad –del tiránico presente que
lista de las culturas) puede hacer sus opcio busca su infinitud–, puede llegar a pensar
nes. En algún caso, por una consecuencia se que nunca ha ocurrido.
ligada al coleccionismo de los restos de la
cultura, bajo el implícito de que las ruinas II.
preservadas museísticamente son un tribu Es que el pasado no lo será de cualquier
to oficial al pasado. En otros casos, por forma (yace en sus encierros documentales,
desarrollar alrededor de esos restos salvados pero al liberarse por la interpretación ya es
de la natural devastación de la historia otro) ni podrán ser definidos trivialmente
humana, una crucial teoría de la cultura. los ámbitos de los imprescindibles concep
Es evidente que en el primer caso estamos tos de interpretación. Hay documentos, es
ante una situación absoluta de preserva claro. Como todo, son signos mudos si son
cionismo y en el segundo, ante un preser despojados de su cortejo de interpretacio
vacionismo situado, es decir, una preserva nes. Pero al decir interpretación, súbita
ción que a su vez es portadora de una fór mente se ven envueltos los documentos
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–con su fría mudez– en el horizonte inago cedido por Manuelita Rosas. ¡Saldías tenía
table de la imaginación histórica. los documentos del propio Rosas, que
Aun leído de una manera despreocupada, según es fama, éste mandaba custodiar por
Michelet indica las razones de un método las noches por un peón inglés!
de suscitación que supone una posibilidad El “Rosas” de Ramos Mejía, que durante
de revivir el pasado por la imaginación his mucho tiempo fue repudiado por los
toriadora. Del mismo modo, es posible “revisionistas” del nacionalismo rosista,
mentar que José María Ramos Mejía, al tiene una envergadura notable, fruto de
igual que Jules Michelet, imagina que pue una escritura historiográfica de esbelta
den levantarse como desafiantes espantajos resolución, de un pensamiento barroco
los personajes que se mencionan en los extrañamente conviviente con una esteti
papeles de los archivos que revisa. Es más, zación biologista de los actos políticos y de
sin esa suscitación de vida, cree que el una teatralización de la historia que se
documento no valdría. Detengámonos un sobrepone sobre el acervo documental. No
poco en este ejemplo. Ramos Mejía es un mantiene simpatía hacia el personaje
autor de inusitada relevancia para este –como de alguna manera tiene el mejor
debate. Su modo de historiar se liga deci documentado Saldías–, pero construye
didamente a una problematización drama una visión de Rosas que él mismo llama
túrgica del trabajo documental. “shakespeareana”, la que opone a la módi
Atento lector de la polémica entre Bartolo ca reivindicación “burguesa” que surgiría
mé Mitre y Vicente Fidel López3, Ramos de un personaje apenas reivindicado como
Mejía podrá llevar a una gradación, si se “buen administrador”, tal como surgiría
quiere más elevada, el recurso a una inter de las bases documentales en poder de los
pretación vitalista del documento históri cautos simpatizantes de Rosas. El archivo,
co. Para López, en una anticipación asom en esta acepción, sería un instituto burgués.
brosa del pensamiento de Lévi-Strauss4, Al contrario, la literatura historiográfica a
nuestros archivos no contienen verdaderos la Macaulay, a la Vicente Fidel López, aris
secretos, ni encierran la solución de ningún tocrática en su visión del mundo, resulta
problema histórico o social por resolver; con libertaria en su uso de los recursos docu
tienen, cuando más, ínfimos o curiosos deta mentales y archivísticos.
lles sobre incidentes personales que en nada Es que Ramos Mejía significa un peculiar
pueden cambiar la noción viva y general que desafío para la ética historiográfica y docu
todos tenemos de nuestra reciente historia y mentalista argentina. Que es un personaje
de nuestra tradición de ayer.5 controvertido, lo sabemos. Que la contro
Ramos Mejía, discípulo de López y de Sar versia que debemos establecer con él está
miento (difícil e interesante caso de disci situada en las previsibles cuerdas de su ten
pulado cuya tensión podría ser insoporta tación discriminativa y su empleo dudoso
ble), escribe en la introducción y prólogo de los conceptos de locura, raza y simula
de Rosas y su tiempo, uno de sus libros más ción, no es difícil demostrarlo ni es acon
extraordinarios, un completo panorama de sejable abandonar un apresto crítico hacia
la historiografía argentina del siglo XIX. su figura contenciosa. Pero no es posible
Las posiciones en torno a la figura de Rosas encontrar en esos parámetros el fin de la
hacían propicio tal ejercicio. Asume ahí el reflexión sobre el “caso Ramos Mejía”.
método de la “resurrección dramática” de Porque su escasa disposición democrática
las figuras ocultas que subyacen en grises en cuestiones políticas, conviven con una
documentos, con una advertencia formida democracia radical en cuanto al uso de los
ble al gran archivista Adolfo Saldías, cuyo recursos y métodos investigativos. Ade
linaje mitrista no le había impedido refutar más, bajo el rostro de un elitismo de
las truculencias dichas sobre Rosas, lo que dandy, se halla una gran libertad y desen
lograba con el auxilio de un enorme acopio fado en el pensamiento, como lo muestra
documental en su poder, en gran parte su aguafuerte sobre Yrigoyen, al que ve
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Anales, revista que le sucede a La Biblio toda insinuación persecutoria por invo
teca. Pero en la posterior polémica con luntaria que fuera.
Mitre, Groussac –que no vacila en citar a Pero todas estas formas ensayísticas y
Tácito o Platón en su libro–, se atiene caracterologías imaginativas del drama
escrupulosamente al Proceso que en Lon cultural, son el verdadero rastro viviente
dres se le sigue al fracasado general Whi al que debemos contraponer el debate
telocke. La polémica Mitre-Groussac es sobre el archivismo nacional, esto es, el
menos relevante que la polémica Mitre- debate sobre el peso existencial de la
López, porque lo que aparentemente está documentación efectivamente interroga
en juego es apenas la posibilidad de un da para formular una teoría de la cultura
descripcionismo más preciso de las bata contemporánea.
llas de 1807 dentro del perímetro de la
ciudad de Buenos Aires, pero más allá del IV.
acuerdo de ambos con la histoire bataille, Es que el archivo propone en primer
se percibe la lucha por el control de la lugar el dilema de enfrentar cada una de
esfera historiadora del Estado. las páginas marchitas, en el trance de un
Ramón Doll, que desarrolló un tipo de presente vivo en el cual podrían engarzar
crítica cultural de connotaciones agrias se. Esta posibilidad es la posibilidad de
pero de una sorprendente agudeza, cier recreación del archivo en términos de una
to que ensombrecida por una agresiva dádiva que el presente le ofrece al pasado
intemperancia contra la tradición pro y el pasado, a su vez, concede realizar.
gresista ilustrada, plantea muy bien el Apelándose entonces a las cautas ficcio
problema de Groussac. Pero las intuicio nes del historiador, ese teatro de la pala
nes felices de Doll, agobiadas por su bra podría descender trabajosamente a
rencor por las retóricas literarias más recuperar la experiencia vivida que alguna
encumbradas de la época, no lo llevan a vez lo sostuviera. Y más que sostenerlo,
extraer conclusiones justas. Es cierto que ser lo que propiamente denominamos
Groussac podría ser considerado el escri presente, experiencia real, acontecimien
tor que basado en su amplia autonomía to colectivo que pudo haberse presencia
ante el medio cultural oficial –en el que do y estimulado en sus protagonistas. Y
actuaba realmente–, rompía con una luego, referencia persistente a la cual
tradición declamatoria, recubierta de habrían de volver los protagonistas cada
inanes afectaciones. vez que las circunstancias posteriores
Pero Doll podía conceder lo primero sin obligaran a hacer los cálculos de poten
aceptar que Groussac hubiese fundado ciales actos no ocurridos y de palpables
un estilo brillante y a la vez vernáculo, responsabilidades imprevistas de acuerdo
pues lo ve con las mismas vetas insustan a la dirección de ninguna manera vatici
ciales y cosmopolitas que afectarían al nada que tomaron los hechos.
que, sin duda muy lejanamente, podía ser En su Crítica de la razón dialéctica dice
considerado su sucesor, el mismísimo Sartre:
Borges. Es que la forma imperativa y Se considerará que la Historia ya vivida
abrumada que Doll propone para su ética muestra resistencia al esquematismo a prio
de lectura, que sin embargo mantiene ri; se comprenderá que aunque esta Histo
una gracia cachadora muy reconocible, es ria esté ya hecha y sea anecdóticamente
llamada por él policía intelectual. Para el conocida, tiene que ser para nosotros el obje
lector de los años ´30, podía no llamar la to de una experiencia completa…7
atención esta extraviada humorada, pero Es decir, se debe comprender que el ejer
varias décadas después ya no le servirían a cicio de la reflexión histórica debe resti
Jauretche, que toma no pocos motivos y tuir el presente vivo de la situación. El
chascarrillos de Ramón Doll, pero ya lla archivo debe abrirse pese a sus propias
ma a lo suyo filosofía de estaño, ajeno a resistencias. Pero ese presente vivo es una
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forma del ocurrir temporal; ya no es pre te ambiguos. Si por un lado los sans-culot
sente sino bajo la forma de una invoca tes esperan de la Monarquía garantías a la
ción reconstructiva que sólo puede suce propiedad, por otro lado, no pueden
derse desde otro presente de naturaleza dejar de amenazarla exigiendo reparos
diferente al anterior. ¿Alcanza con la reco para el hambre. El pueblo no podía dejar
mendación sartreana de la necesidad de de empujar la revolución pero “su miseria
afirmar la especificidad del acontecimien tenía incidencias contrarrevolucionarias”.
to histórico? Sartre subraya acontecimien ¿Y la revolución? No dejaba de serlo por
to. Nunca se terminará de reconocer aca el hecho de preparar las futuras relaciones
badamente hasta qué punto los pensa burguesas. La burguesía, por su parte,
mientos de la teoría política contemporá debía combatir por la revolución pero
nea que hoy se aferran a esa palabra nacen esperar que todo acabara de una buena
de una intuición propia de la razón dia vez. Por su lado, los combatientes, los
léctica, de la cual el “acontecimiento” enragés, poseían el atributo más enérgico
buscaría finalmente distanciarse y mani de defensa de la revolución pero por eso
festar su propio canto absolutista a la dife mismo sumergían el país en una situa
rence. ción de debilidad frente a la invasión
Pero la experiencia completa de una espe extranjera.
cificidad no es otra cosa que el intento de En suma, se configuraba “un combate en
“restituirle sus funciones múltiples” a los medio de las tinieblas”. Los grupos socia
hechos que acontecen en la plena libertad les y políticos que participan de la revolu
de sus determinaciones. Esa libertad, en ción se ven inmersos en situaciones ambi
tanto, se hace necesario reconocerla en el guas, en medio de acciones revoluciona
seno de las fuerzas que ella misma alberga rias que invocan recuerdos del pasado, o
y cuyo mero desarrollo permite saber que acciones conservadoras que escapan de sus
no habría libertad sin la proyección de propósitos originales. Por lo tanto –dice
esos dominios condicionantes, ni fines Sartre– hay que “reconocer la originalidad
sin contingencias. Como estas estipula irreductible de los grupos social-políticos
ciones tienen rango metodológico, per así formados y de definirlos en su comple
miten delinear el acontecimiento sin jidad a través de su desarrollo incompleto
idealismos arquetípicos que sometan la y de su objetivación desviada”.
singularidad de los hechos. Así, los sans- Sartre está pensando en El 18 Brumario
culottes de 1793 no pueden ser asimilados de Marx, que le sirve para inspirar en él la
o reducidos a la condición abstracta de idea de que los fines de la acción surgen
proletarios modernos en ciernes. Sartre de un conjunto complejo y variado de
combate los fenómenos expresivos de lo intenciones. Incluso, la ilusión ideológica
social convertidos en “esencias eternas”, es una parte del campo de los fines. En el
lo que décadas después prosperaría en los famoso escrito de Marx, lo que está en
estudios culturales de finales del siglo XX juego son las condiciones de la acción y
impulsando un ataque al pensamiento las formas anacrónicas que la asedian,
ontológico e histórico. desfigurando sus raíces inmanentes en la
Todos los grupos sociales –los sans-culot singularidad del presente. Esa desfigura
tes, nuevamente– no podían dejar de ser ción, en Marx, da lugar a una crónica
grupos heterogéneos. Podían definirse tejida en ironías y en un tono farsesco
como grupos despojados de condiciones que debe llevar a fundar la crítica históri
de subsistencia, pero a su vez debían ca.
encontrar los instrumentos necesarios La adulteración, el disimulo y el sainete
para su acción, y éstos son artificios men en la escena histórica motivan la denun
tales (no lo dice así Sartre) que permitían cia de una leyenda del poder, denuncia
forjar conceptos operantes en el terreno que para ser efectiva tiene que ser narrada
político. Estos conceptos son radicalmen como lo haría un autor teatral con recur
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co”. Es cierto que sin los documentos el El debate entre Lévi-Strauss y Sartre no
pasado existe, de suyo. Imaginamos, en puede quedar asemejado sin más al deba
tanto, un partido Lévi-Straussiano que te entre Mitre y Vicente Fidel López,
sólo desea enfrentarse a una forma tajante pero remotamente algo los mantiene en
de la vivencia, a una radicalidad primera un tenue y común hilo evocativo. Qué es
donde sólo existiría la forma pura de la un archivo, cómo hacerlo hablar, cómo
vida sin documentación intermediante. habla la historia en él, cómo pierde sus
Ya Derrida, en su momento, señaló con tesoros no sólo si alguien los incauta o los
exhaustiva precisión el inconveniente de dispersa, también si no los sabemos inte
enaltecer la materia primigenia de la pho rrogar. ¿No son esos los temas de estas
né sobre la mediación escritural o docu polémicas y acaso de todo debate?
mental, cualquiera que ésta sea. Es sabido
que por la misma razón, éste autor defien V.
de el archivo como una forma de la Un caso muy especial de archivismo ilu
memoria vinculada a la autoridad ances minista, periodismo político asalariado,
tral como querella esencial de las socieda utopismo del explorador científico, filoso
des, fundadora del pensamiento sobre la fía del coleccionista y erudito preceptor
escritura como cimiento de la noción de de vástagos de corte, es el del polígrafo
tiempo social. Y también de la propia napolitano Pedro de Angelis. Imposible
idea de memoria y de futuro. Nótese el escribir la historia del memorialismo
interés que tiene este viejo debate, pues archivero de la Agentina sin a la vez reme
no es posible descartar el modo en que morarlo. Esta vida oscura y extraordinaria
Lévi-Strauss busca la pócima esencial de –y en ella los asuntos referidos a la isla
lo vivido como materialidad final del sen utópica de Pepys, una suerte de réplica
tido. Pero esta vivencialidad reside en brumosa de las Malvinas, no son los
formas mentales, rubros del pensar que menos importantes–, es una de las claves
en paralelismo con el fabricar armarios de para preguntarnos hoy sobre la ética archi
Heidegger, se resuelve en Lévi-Strauss en vadora.
fabricaciones concretas como la alfarería, ¿El archivo es la forma “mercenaria” de la
en la que cohabita el pensamiento ope historia tormentosa? ¿Se puede ser archi
rante, y eso es realmente pensamiento y vista bajo cualquier condición y régimen
realidad del pensamiento. Pero no es esto político? ¿El archivista público o particu
a donde apuntamos nosotros. lar debe ponerse por encima de las con
Buscamos la experiencia vivida a partir de mociones sociales o de los partidismos de
una idea de pérdida que tiene que ver con época? Si estas preguntas fueran respon
la existencia de documentos que atesti didas con una afirmación eufórica, es
guan en su letra o en su simbología, la probable que el Archivo fuera el ojo supe
efectuación de hechos en los que quedó rior e indulgente de la historia acomple
adherida la voz o los enunciados proferi jada de los hombres, sarcófago pertinaz
dos, en una dimensión física de la que de las intenciones rotas, y juez perdonavi
ahora no somos, fatalmente, contempo das y postrero de los proyectos fracasa
ráneos. Aceptemos que la contempora dos.
neidad de lo pretérito-ocurrido, es media Pero ¿Cómo no desconfiar del archivis
tizada y menoscabada. Es lógico que sea mo? ¿Cómo no desconfiar de Pedro de
así; pero en nuestro caso nos pregunta Angelis, archivista misterioso de la histo
mos por el método que nos lleve a reco ria nacional? En el definitivo libro que
brarla en la pregunta y el conocimiento. Josefa Sabor le dedica a De Angelis –revi
Recobrarla no en la semejanza efectiva de sando exhaustivamente todas sus inter
lo vivido sino en las maniobras reflexivas venciones periodísticas, archivísticas y
posibles que puedan llevar a reconstituir bibliográficas–, encontramos el siguiente
una escena reflexionante y un pensar. párrafo:
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es el Estado argentino mismo con sus este edificio inconcluso pueda percibirse
papeles y cartapacios, investigado desde cuando alguien intente conjugar ambos
sus mismas entrañas. Pero su espíritu iró planos en un único relato histórico. Pero
nico, su cercanía amistosa a tres presiden aquí será el juego del historiador el que
tes de la Argentina clásica, patricia e reuniría todas las dimensiones, y segura
ilustrada –Avellaneda, Pellegrini y Sáenz mente el método investigativo de la his
Peña, quizás los hombres más sensibles toria rechace tal desafío.12
del viejo orden– permiten considerarlo
un raro caso de funcionario papelero con VI.
tanto autonomismo frente al poder como En Los nombres de la historia13, Jacques
el que usufructuaban los jóvenes Ingenie Rancière se acerca a un problema tal
ros y Lugones –que comienzan criticán como el que concebimos. Allí reflexiona
dolo– y los grupos anarquistas, con los sobre el estilo narrativo de Fernand Brau
que establecen mutua indiferencia. La del y su libro clásico, El mediterráneo y el
intervención de Groussac en debates mundo mediterráneo en la época de Felipe
esenciales, como el de la autenticidad del II. Se trata de examinar la decisión del
Plan de Operaciones de Mariano Moreno historiador de ubicar al final de su libro
–en un gran episodio de lucha filológica, un hecho que fue tan conmocionante
archivística y bibliotecaria–, representa para sus contemporáneos: la propia muer
en gran medida lo que queremos decir te de Felipe II. Entendiendo que no era
cuando hablamos del archivo como sín posible darle a ese episodio una relevancia
toma de una teoría de la cultura. que lo articulase al desarrollo propiamen
Por supuesto que debemos incluir aquí a te dicho de la “civilización material”, con
Ernesto Quesada, que tenía además una sus largos procesos temporales realizados
propensión reseñística propia de un meti al margen de las presencias reales, la figu
culoso coleccionista, como lo demuestra ra de Felipe II aparece al final de libro
su comentario11 y posterior libro sobre como un rey apático, poderoso en su
La decadencia de Occidente de Oswald momento pero visto con el ojo del histo
Spengler y que aunaba cierta concepción riador de la duración prolongada.
prusiana de la ciencia histórica con el fer Apenas un simple efecto textual que el
vor del documentalista profesional, des historiador puede visitar metafóricamente
deñoso de las vetas utopísticas de las en su despacho real. Rancière observa con
ciencias de la época, como se revela en la buen criterio, y un oportuno apoyo en las
condena que Quesada (tanto como sutiles meditaciones sobre los tiempos del
Groussac) lanzan contra Lucien Abeille relato que hace Émile Benveniste, que la
luego de la publicación del atrevido, sin larga duración se escribe en presente y en
duda errado, pero imaginativo ensayo cambio se elige el tiempo futuro de la
titulado El idioma nacional de los argenti segunda persona para las acciones que
nos, en 1900. anteceden a un presente imaginado. Esta
De una manera u otra, la genealogía solución crea un relato histórico novedo
archivera argentina no es la fuerza del so, donde termina predominando la lógi
documentalismo enfrentada al ensayo ca de un presente imaginario, hipotética
caracterológico, sino que hay que verla mente configurado por el historiador
como su cuerda interna, su refutación según la máxima de Benveniste en rela
nunca consumada y su contradictor nece ción al hecho de que el discurso postula a
sario como compañero ineluctable de partir de su mismo interior la temporalidad
travesía. Del archivo como pasión incon a la que se refiere. Si hay un yo y un tiem
tenida y de su vástago ilegítimo, el ensa po verbal que se expresa, no surge sino de
yismo social-literario, surge el balbuceo un tiempo presente del cual el discurso
indetenible de la teoría de la cultura siempre da cuenta –porque enteramente
argentina, hasta hoy. Quizás el remate de está en presente, siempre– y porque ese
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presente expresivo puede jugar en las padas por el tiempo, pueden reverse en
diversas temporalidades pasadas o futuras términos de una reconstrucción de su
en las que elige situar un acontecimiento. cercanía interpretativa y vital. Intuimos
Esos tempos del relato del historiador que las discusiones sobre el archivo nacio
pueden tener la doble conciencia de ser nal argentino y su corte de sombras
emitidos desde un presente sui-referen bibliotecarias, nos llevan al mismo pro
cial (como dice Benveniste14), y poder blema.
explorar las capas de tiempo que se En primer lugar, comprobamos el hecho
recrean desde un presente discursivo cada de que la materialidad del archivo man
vez más complejo, en la medida en que tiene el drama que debe ser respetado por
debe convivir con un simultáneo presente el historiador, pero someterlo a la imagi
del pasado y presente del futuro. Munido nación del no-archivo. Es decir, a la ima
de estas posibilidades, disponer al final de ginación del tiempo, donde muchos pre
la obra el relato de la muerte del Rey no sentes conviven en un caos que los docu
podría significar otra cosa de que éste ya mentos no ordenan, sino que son arreba
no es necesario en la economía de los tados por él. Del nombre de una vida
procesos colectivos, pero al mismo tiem singular a la de un objeto cualquiera que
po debe ser sometido a la lección final de perdura mudo en un archivo se elabora el
un interrogatorio donde el historiador de sentido de la pregunta por la historia.
la “cultura material” concede dialogar En segundo lugar, el juego entre lo que
con esa sombra y libra un combate cru puede recuperarse de lo perdido y lo que
cial en torno a los nombres que deben fatalmente se ha perdido de lo recupera
permanecer en el orden de las explicacio do, es una parte inhallable pero intuible
nes. de la realidad. El archivo es lo más mimé
He aquí el historiador con sus utensilios tico que pueda imaginarse con esa reali
explicativos, la superficie del tiempo sin dad. No es conser
confines, tiempo quizás inmóvil que baña vación sino que es La Argentina ha surgido como
a los objetos y se confunde con ellos en conservación dia
país independiente no de un
ampliadas dimensiones que superan las léctica de lo perdi
vidas particulares. Pero los nombres sin do. Es la realidad
Archivo sino junto a una Biblio
gulares de las vidas concretas irradian su de lo que se perde teca, su actual Biblioteca Nacio
herético aullido para no ser dados de baja rá –del futuro sin nal. “Junto” y no “de” una
–del modo que fuese– gracias a una hipó pasado– en estado Biblioteca. Aunque ésta no es
tesis narrativa que revele las “encrucijadas de archivamiento simple derivación de los actos
imprevistas”, no raramente ligadas a la siempre potencial. políticos de Mayo de 1810. Una
aventura irreductible de los hombres que Este es el archivo Biblioteca como la que menta
dialogan con su muerte y sus acciones en su pasaje a la mos, no sólo significa la activi
olvidadizas. realidad. Podemos
dad específica que ellas cumplen
Lo que nosotros buscamos, podemos evitar llamar mito
ponerlo en las cercanías de lo que Ranciè a estos planos que
alrededor de la cultura del libro,
re expone como un relato que tanto per se buscan y recha si
no también el recuerdo de los
sigue la sombra de su propia literatura zan, pero nunca la ciclos históricos del país y tam
como la aureola fugaz del tiempo. El realidad viene a bién de sus proyectos de emanci
tiempo que le ha pertenecido y ha queda nosotros en su
do sin rostros ni cuento. Pero lógicamen pureza imaginaria, como alcaloide sin
te lo decimos con otro lenguaje y bajo el mancha, como tiempo inmanente que se
signo de otra problemática. El archivismo deshace de lo que no es suyo. Eso no suce
argentino y sus teorías de la historia es lo de así. Es realidad porque ocurre alguna
que nos interesa ahora. y también un vez en la integridad incorruptible de su
método –llamémoslo así– por el cual los alma interna, y porque los archivos,
documentos impregnados de voces disi bibliotecas y filmes los esperan. La reali
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LA BIBLIOTECA
N°1 | verano 2004 / 2005 El drama del archivo
dad siempre ocurre dos veces. Hay un ceptuales de experiencias y textos, que lo
secretario de actas en el destino ulterior de que ocurriría si un archivo o una bibliote
los hechos. Pero son desafiados por los ca antigua fuera saqueada por un ejército
propios archivos en los que habitan. invasor, por más que simultáneamente se
La Argentina ha surgido como país inde desarrollan técnicas de preservación que
pendiente no de un Archivo sino junto a emanan de las mismas concepciones del
una Biblioteca, su actual Biblioteca “soporte”. Que a la vez tiene su traviesa
Nacional. “Junto” y no “de” una Bibliote historicidad, y hay que preservar por otras
ca. Aunque ésta no es simple derivación de técnicas a su vez más sofisticadas.
los actos políticos de Mayo de 1810. Una Hay pues un debate en términos del dra
Biblioteca como la que mentamos, no ma que se juega entre el archivismo y las
sólo significa la actividad específica que técnicas informatizadas para preservarlo.
ella cumplen alrededor de la cultura del La pertinencia y sutileza de esta discusión
libro, sino también el recuerdo de los nos indica que las culturas se ven, como
ciclos históricos del país y también de sus siempre, asistidas por una tensión funda
proyectos de emancipación. En verdad, dora. Es la que percibimos entre las técni
nace junto al acto emancipador, siempre. cas modernas de almacenamiento o pre
La Biblioteca es archivo imaginario, servación de artefactos del pasado y la
museo imaginario, más allá de sus exis subsistencia de sus objetos más arcaicos,
tencias visibles, de su naturaleza libresca y que han resistido el paso del tiempo y se
papelera. presentan ante nosotros como testimonio
Las nuevas culturas de la información no y tesoro de las antiguas realizaciones de
han cambiado esta realidad, aunque insis los hombres. Este simple hecho alcanza
ten en modificarla implícitamente con para percibir los archivos, museos y biblio
conceptos como “soporte informático”. Al tecas de un modo más sensible y huma
adoptarse esa idea, fruto de una revolución nístico que lo que permite suponer las
técnica evidente, queda el mundo cultural ideas en torno a las técnicas contemporá
sometido enteramente a un adminículo de neas de preservación. No las desprecia
supuesta naturaleza neutral, y se reduce la mos, sino que las adoptamos. No somos
totalidad del juego cultural histórico con el “apocalípticos”, como suelen acusar los
concepto de “contenidos”. Desde el punto papas de la informatización del mundo
de vista de las teorías de la cultura y sus real-histórico.
viejos archivismos –que intentamos revisar Pero no hay adopción de tecnologías e ins
en este artículo– significa una vuelta a las trumentos técnicos (que siempre son for
más elementales fórmulas del conocimien mas de la razón, aunque la teoría y el len
to, a la mera división entre forma y conteni guaje del “soporte” no permita entreverlo
do, que las culturas filosóficas más elabora fácilmente) sin que el juego incesante de la
das habían problematizado y superado. cultura se comprenda como una recurren
En tercer lugar, el complementario con te pérdida y una continua batalla por la
cepto de “sociedad del conocimiento”, recuperación de lo perdido. Este es el com
salido de Silicon Valley y localizaciones promiso de la memoria. El libro en sí mis
abstractas semejantes, significa una desnu mo es un formidable proyecto de preserva
trida interpretación de lo que son y de lo ción de la memoria. Y como sabemos,
que compone a las sociedades históricas. toda preservación origina técnicas –pro
Se limita el conocimiento con el pretexto ducto del ingenio humano–, que asimis
de que “todos accedan”, pues el mundo mo han de ser preservadas. Que el preser
cultural queda escindido en expertos en vador deba ser preservado, lección de la
soportes y expertos en contenidos, con lo filosofía a las tecnologías informáticas,
que el modo de pasar a limpio todos los demuestra una vez más que en la tensión
siglos de producción humana anteriores, que existe entre objetos de la memoria
registra más posibilidades de pérdidas con humana y las tecnologías contemporá
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LA BIBLIOTECA
El drama del archivo N°1 | verano 2004 / 2005
neas, debemos encontrar la verdadera raíz tancias para hacerse cargo de la memoria
de un compromiso con la civilización e colectiva, no asfixien los objetos vivos, que
incluso con el llamado permanente a que son los testimonios supervivientes que
cesen las conflagraciones que destruyen atraviesan el tiempo con su muda interro
vidas y devoran los patrimonios civilizato gación. Debemos seguir mirando esos
rios. Los fallos y fallas de teorías tecnocrá objetos antiguos y dejar que los libros más
ticas, como la que trasunta la hipótesis de arcaicos, que testimonian buena parte de
una “sociedad de conocimiento”, no deben los últimos siglos de la historia moderna,
llevarnos a convertirnos en funcionarios sigan conviviendo con nuestro presente,
de una humanidad virtual. bajo el celo y la protección más adecuadas.
Debemos cuidar que las revoluciones tec Todo ello es, sin duda, la fuente de un
nológicas que se disponen a crear las ins humanismo renovado. La historia del
NOTAS:
67
Cuando se funden la historia y el
lenguaje se constituye una identidad.
“Todo lenguaje es un alfabeto de
símbolos cuyo ejercicio remite a un
pasado que los interlocutores com
parten” sentencia Borges en El Aleph.
figuras de la
fusión entre historia, lenguaje y
modelos de investigación cultural.
Inevitablemente, debe representar
así una muestra itinerante por los
en la
pruebas para el juicio de la historia),
que estudiaron el lenguaje de los
argentinos y trazaron horizontes
cambiantes respecto a la evasiva pre
Algunos viejos libros perdidos en la vaste tradición retórica, un libro raro que gira
dad de ciertas bibliotecas públicas creye en torno al perno de un cambio de siglo,
ron poder convocar para sí la exhortativa podría comprenderse acaso como un ata
voz de la filosofía romántica de la histo vismo anómalo de aquel programa cultu
ria, sobre la que depositaron la desmesura ral del humanismo historicista romántico
de su íntima, acaso inconfesable, esperan bajo la forma del patriotismo idiomático.
za: perdurar en los lectores tras anunciar Nos referimos a Idioma nacional de los
una humanidad redimida. Se equivoca argentinos, del profesor francés Lucien
ron fatalmente en ambos puntos. Si Abeille, publicado en París en 1900, en
aquella tradición tuviera todavía algo con cuya desorbitada filología nacionalista se
que hacerse oír, vale decir, si su reverbero imputaba a la lengua hablada dentro de
trasvasara su requisada malla semiótica las fronteras de la República, una síntesis
para desprender algún destello de sentido mimética del alma lingüística occidental
que todavía no fuera del todo confesado inscripta dentro de
como pura efectuación de significantes una morf olog ía Tal vez por eso algunos histo
encadenados, el rezumar esas palabras tal semántica diferen ricistas románticos del siglo
vez nos permitiría asomarnos a un desga ciada del español. XIX argentino, por caso Este
rrón vital que asume el nombre de un La representación ban Echever ría y Ped ro de
conjunto de ideas sobre la experiencia del simbólica del mun Angelis, se plieguen hoy entre
tiempo moderno: el historicismo román do que entrañan sí, no tanto por el demasiado
tico. Entonces ciertos libros hablarían de los solecismos y el
visible aire de familia viquea
su condición de perdurabilidad en los tér léxico argentinos,
no que no encubría del todo
minos propios no ya de las nomenclatu posee una autono
ras bajo las que son invocados por las mía espiritual y sus diferencias polemistas fren
analíticas hermenéuticas, sino por los sig expresa una carac te al Restaurador, cuanto por
nos insepultos que dejan a la estela de su terología anímica la matriz intelectual mayor que
desmemoria: el polvillo de los anaqueles propia, nacional, los comprendía y acordelaba
donde no son solicitados por decenios, o que aspira a empi en torno a un mismo hilo con
sólo interrumpidos de su sueño impiado narse en la literatu ductor programático, que sólo
so por estudiosos obsedidos de archivo. ra y la filosofía, nos desde el historicismo se podía
Tal vez por eso algunos historicistas aseguraba el profe
tomar por traza politicista de
románticos del siglo XIX argentino, por sor francés. Como
un proyecto cultural “patrióti
caso Esteban Echeverría y Pedro de Ange ya Paul Groussac
lis, se plieguen hoy entre sí, no tanto por con Echeverría1,
co”: la emancipación del idio
el demasiado visible aire de familia Ernesto Quesada y ma argentino y la formación
viqueano que no encubría del todo sus más tarde Jorge de un archivo americano.
diferencias polemistas frente al Restaura Luis Borges harán
dor, cuanto por la matriz intelectual recaer el peso de sus cultas críticas a tama
mayor que los comprendía y acordelaba ña presunción emancipatoria proveniente
en torno a un mismo hilo conductor pro de un erudito europeo que ahondaba una
gramático, que sólo desde el historicismo de las brechas cuasi-populistas de la Gene
se podía tomar por traza politicista de un ración del ´37, y que anticipaba los trazos
proyecto cultural “patriótico”: la emanci más revulsivos del autonomismo criollista
pación del idioma argentino y la forma de Lugones. Eso no podía quedar así. Pero
ción de un archivo americano. si a la sombra de estos lejanos debates, en
Si son solícitos de un mismo sistema de donde ciertas paradojas de la cultura y del
interpretación del mundo, que a más de tiempo traen la ironía amarga que dejan
“filosofía de la historia” y de “romanticis las imaginaciones intelectuales liberado
mo” cabría subtender en las grandes pla ras, puede extraerse una lección, esta no
cas discursivas que claman por el nombre vendría de una resolución lógica ni sintác
–ya no tan afrentoso– de humanismo y de tica, sino, con suerte, de los indicios de
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Rostros y Figuras de la investigación en la Argentina N°1 | verano 2004 / 2005
busca, como el peregrino, de una tierra des acción del genio del pueblo sobre la lengua.
conocida, de su país natal, del cual, según En la idea de patria resuena el griego que
su creencia, fué proscripto y a él peregrinan nombra la propiedad y el latín que nom
do por la tierra llegará un día.3 bra la herencia
Esta futurización utópica de un pasado pat ern a. Abeille La conv icc ión med ul ar que
reencontrado en tanto espacio anunciante subraya que ade
vertebra el planteo de Abeille
de lo promisorio, que Echeverría descifra más la patria es el
es que si el idioma expresa la
como clave romántica de la vivencia del suelo donde acon
tiempo moderno, se vuelve sobre lo esté tece la historia y la
caracterología anímica de un
tico para alojar allí una inflexión politicis vida: lo que convo pueblo, en ello estriba su con
ta. Entonces la literatura asume el status ca la guerra y asi dición soberana. El idioma es
de una práctica cultural emancipatoria. Ya mismo la política. propiamente el plebiscito de
que la literatura debe llegar a ser una Puesto que si la todos los días, porque la nacio
“potencia social”. Debe volverse condi patria es la lengua, nalidad es ante todo un psi
ción cultural de una nación liberada, por la “política sabe quismo lingüístico colectivo.
que el “espíritu del siglo lleva hoy a todas perfectamente que
las naciones a emanciparse, a gozar la unos de los medios
independencia, no sólo política sino filo más adecuados para granjearse los pue
sófica y literaria”, afirmaba Echeverría. blos vencidos consiste en imponerles su
Pero este patriotismo lingüístico de Eche idioma”.
verría cargaba con una doble deuda Entonces Abeille sentencia: “Una nación
extranjera: su viaje formativo francés y su que carece de idioma propio es una
posterior conspiración anti rosista y pro nación incompleta.”
francesa junto a sus condiscípulos del La nacionalidad del idioma reside en su
Salón de Marcos Sastre.4 Aunque seme expresividad patriótica sensible, previa a
jante contrariedad tenía reservada una sus contenidos de representación intelec
capa aún más enervada por la paradoja.5 tual, puesto que sus vocablos vibran des
Aquella por la cual ese espíritu programá de las fibras más íntimas de los hablantes.
tico será proseguido por un filólogo Entonces el patriotismo debe buscarse
extranjero. más en las dicciones populares coloquia
La convicción medular que vertebra el les que en los tímidos amagues concep
planteo de Abeille es que si el idioma tuales de sus literatos y pensadores. “El
expresa la caracterología anímica de un sustantivo nación y su derivado nacional
pueblo, en ello estriba su condición sobe se usan con mucha frecuencia en la Repú
rana. El idioma es propiamente el plebis blica Argentina”, observa Abeille. Y luego
cito de todos los días, porque la naciona se extiende en la siguiente consideración:
lidad es ante todo un psiquismo lingüís El sentimiento de esta nacionalidad toma
tico colectivo. Leemos en el capítulo pri cada día mayor consistencia en el espíritu y
mero del libro6, que versa sobre la rela en el corazón de los ciudadanos que anhe
ción entre lengua y raza, lo siguiente: lan formar una gran nación por su agricul
Una nación, ha escrito Renán, es un alma. tura, su comercio, su industria, sus artes, sus
La manifestación de la actividad de esta ciencias, su lengua llamada idioma nacio
alma se traduce por la lengua. Si el estilo es nal. Semejante denominación prueba que
el hombre, así también la lengua de un pue los argentinos aceptan y favorecen la evolu
blo es este mismo pueblo. Y en efecto, los ción del idioma español transplantado en
hechos demuestran que la especialidad de las este país, evolución que concluirá por la
lenguas se halla en relación con la especiali constitución de una lengua propia, nacio
dad de impresión, de tendencia y de carácter nal, o sea el idioma argentino.
que distingue los pueblos entre sí y forma su En efecto Abeille confiaba a la evolución
genio propio. De donde resulta, que la espe del idioma nacional la formación de una
cialidad de las lenguas es el resultado de la identidad política y cultural soberana.
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Pero sus objetores argentinos más sólidos Si la lengua de los argentinos porta con
verían precisamente en esa dimensión sigo una misión redentora, no es ésta ni
algo bien distinto: un equívoco y además la que surge de los “giros arrabaleros”, ni
una corrupción. Con el pretexto de una la que aspira a configurar una indepen
harto erudita reseña crítica del libro de dencia idiomática: sólo debemos ambi
Arturo Costa Álvarez, Nuestra lengua cionar la preservación y purificación de
(1922), Ernesto Quesada ponía al día la un castellano que, en todo caso, ha de ser
“cuestión bibliográfica” del debate en salvado de la “tendencia criolla”, sostiene
torno al idioma argentino, que incluía un Ernesto Quesada por entonces direc
sus propios aportes de 1900 y 1902, El tor de la Academia argentina dependien
problema del idioma nacional y El crio te de la Real Academia Española. En
llismo, respectivamente, con la inmodes efecto, Quesada no eludía sus responsa
ta certeza de constituir un antes y un bilidades, cuando repasa que “el gran
después en el estado de la controversia, peligro que corrió nuestro idioma nacio
que vendría a zanjar su propio estudio La nal hace próximamente medio siglo fue
evolución del idioma nacional.7 No nos el de ser suplantado por un simple caló
parece que Quesada haya incidido en popular e inferior”. Mas el balance que
una desmesura, a juzgar por los argu se impone es que:
mentos que sintetiza magistralmente y la Hoy, al finalizar el primer cuarto de siglo
retahíla de citas que sin embargo nunca de la centuria presente, puede decirse que lo
pierden su intención de ofrecer una que entonces era ‘problema’ ha dejado ahora
sinopsis panorámica. Ya en la primera de serlo, disipándose cualquier peligro de
página Quesada menciona, a veintidós tendencia deliberadamente corruptora del
años de distancia, “el hoy olvidado libro idioma y aunando, todos, esfuerzos en man
de Abeille”, del que el estudio de Costa tener incólume la pureza de la lengua, sin
Álvarez da cuenta. Pero Quesada, a dife menoscabo de su derecho de crecimiento y de
rencia del francés argentinista, se atiene a reforma y de incorporación de términos
la tesis de la unidad de la lengua españo nuevos o de índole regional, ya que todo
la por oposición al “separatismo dialec idioma es un organismo vivo, que crece y se
tal”, postulando –en la precoz línea esbo desarrolla y se transforma.
zada por Florencio Balcarce8– que su Es preciso reconocer entonces que:
originalidad identitaria radica más bien nuestro idioma nacional es la propia lengua
en sus posibles castellana, hablada por el mayor número de
estilizaciones lite seres en el globo terrestre, con una tradición
Despojado del furor erudito rarias. Tampoco literaria que es orgullo y patrimonio de
de Quesada, aunque no renuen Quesada evita des todos
te a afilar todavía más su anti tacar que Álvarez en tanto “es la lengua usada por los bue
criollismo, Borges declara que indaga la evolución nos escritores, en el libro o el periodismo,
el vocativo “idioma argentino” de la lengua caste lo que caracteriza el lenguaje nacional”.
constituye, aparte de una “tra llana en Argentina El idioma nacional es el de los grandes
vesura sintáctica”, una aproxi arrancando desde escritores, por lo tanto el joven Borges se
mación forzada de términos la prédica románti creerá autorizado a dar el último golpe de
que pertenecen a órdenes dis ca de Echeverría, al gracia al criollismo populista, elevando el
imp ort ar ent re patriotismo a gran literatura universal y
tintos, y una “casualidad ver
nosotros el movi radicalizando en un secreto aspecto la
bal” que ha consagrado ilícita miento parisiense postura unificacionista de Quesada.
mente el uso corriente. del año 30”; obser Al titular su breve ensayo de 1928, El
vac ión eloc uent e idioma de los argentinos9, el joven Borges
por sí misma, dado que no restaña el hecho sintetizaba tres cuartos de siglo de polé
de ver en el nacionalizador Echeverría sólo micas, tomando partido desde el comien
un “importador”. zo: precisamente en la supresión del
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NOTAS
1 Nos referimos al célebre y agudo “Esteban Echeverría. La Asociación de Mayo y el Dogma Socialista”, en
Crítica Literaria, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1980.
2 Cf. Echeverría Esteban, Dogma Socialista. Precedido de una ojeada retrospectiva sobre el movimiento intelectual
en el Plata desde el año 1837. Plan económico. Filosofía social. Buenos Aires Ed. La Cultura Argentina, 1915.
3 Cf. Echeverría Esteban, Clasicismo y Romanticismo. Los consuelos, Buenos Aires, Ed. Sophos, 1944.
4 Cf. Viñas David, Literatura argentina y realidad política. De Sarmiento a Cortazar. Buenos Aires, Ediciones
Siglo Veinte, Buenos Aires, 1974.
De la conjura como impronta política generacional y epocal de la generación del ‘37, ha tomado nota deta
lladamente Horacio González en su último libro. Véase: Filosofía de la conspiración. Marxistas, peronistas y
carbonarios, Buenos Aires, Ed. Colihue, 2004, Cap. 6.
5 Recordamos que para Ezequiel Martínez Estrada, es Sarmiento el creador de un “idioma nacional”, y por
tanto el realizador auténtico del ideal programático de la generación del 37 de crear una literatura nacional
acorde con el espíritu lingüístico del pueblo, míticamente instituído. Porque en el principio fue el mito, es
decir el patriotismo heroico. En el comienzo, vale decir, entre 1810 y 1852, “la patria”, asevera Martínez
Estrada en La literatura y la formación de una conciencia nacional: “no es la tierra ni el habitante sino un mito
poético, es decir, una utopía”. El himno nacional promueve un delirio básico, que presupone un falso mito
de origen: somos una gran nación. Ésa era la denuncia de Radiografía de la Pampa, lo que explica la técnica
clínica de la revelación amarga de una mentira alucinada cristalizada como identidad colectiva. Su tesis sobre
la literatura nacional se pretende equidistante aunque algo elevada respecto a las precedentes de Joaquín V.
González, Lugones y Rojas. Dice allí Martínez Estrada:
El patriotismo de los poetas y estadistas, guerreros y misioneros de la revolución de 1810, invístese con las galas del
nacionalismo, y desde entonces son términos anfibológicos. La definición de lo argentino o de lo nacional que dan
Joaquín V. González (lo tradicional filogenético) Leopoldo Lugones (lo gentilicio épico-lírico) y Ricardo Rojas (lo
heroico-histórico que se elabora en 1810 y 1816), exige capítulo aparte. Aunque no lo trate en este trabajo, debo
advertir que sin fijar el sentido semántico de esos términos, no podrá entenderse la relación entre lo inmigratorio
(que reemplaza a lo mestizo) y lo nativo, en lo social y en lo político. Para la tesis de este trabajo debo crear una
definición ad hoc: nacional es lo que refleja la literatura culta, de cenáculo; patriótico es lo que expresa la literatu
ra popular, campesina (los Viajeros y los gauchescos) repelida de las antologías y crestomatías.
No era otra la premisa que atravesaba Muerte y transfiguración de Martín Fierro. Martínez Estrada azuza esta
insidiosa paradoja: la literatura patriótica es nacional pero no argentina. Es que el sentimiento patriótico de los orí
genes es equívoco: lo que se cantó como oda a la independencia popular republicana no se dirigió al pueblo, y cuando
éste la cantó apeló a la sensibilidad heredada de lo colonial hispano-americano. De esta dualidad aporética constitu
tiva es que resultan dos formas patrióticas distantes y contrapuestas: la de lo argentino-europeo-elitista y la de lo
argentino-americano-popular. Ese desgarramiento y disociación irreconciliables de la idea nacional argentina jamás
pudo dar término a las divisiones internas desde Rivadavia y Dorrego. Es que “patria” y “nación” son “cuños retóri
cos”.
Aquí Martínez Estrada se retrotrae a la culpa original –es decir jacobina– que divide a los intelectuales de las
multitudes para confrontar el cuño retórico fundamental de la literatura patriótica. La época del Salón Lite
rario de Marcos Sastre señala “la primera y última vez que se intenta aquí conscientemente y con un designio,
conectar la literatura, las ciencias y las artes con la nación y el pueblo.” Y añade:
Los promotores: Marcos Sastre, Vicente López y Planes, Echeverría, Gutiérrez, Alberdi y numerosos adherentes socios,
entre ellos Pedro de Angelis, relator de Rosas, formulan un programa de gobierno democrático, un plan de educación
y de cultura laica e internacional, y una doctrina de la nacionalidad inspirada en los socialistas franceses.
Ese proyecto:
Perfecciona y da forma a esa filosofía social compartida por los miembros conspicuos de la sociedad porteña, porque
además de devocionario de una fe ecuménica devino el plano arquitectónico según el cual los constructores de la
nación, en gran parte ellos mismos, intentaron crear una vida intelectual propia.
Cf. Martínez Estrada, Ezequiel “La literatura y la formación de una conciencia nacional”, en Para una revisión
de las letras argentinas. Prolegómenos. Buenos Aires, Editorial Losada, 1967.
6 Cf. Abeille Luciano, Idioma nacional de los Argentinos. París, Libraire Èmile Bouillon, Paris, 1900. Este tex
to suele referirse, acaso por hábito, como “El idioma nacional de los argentinos”. Mas en la edición francesa
que consultamos en cierta biblioteca pública universitaria –cuya posesión queda vedada al perímetro de su
sala–, al igual que en la de 1901, figura el título con la supresión del artículo, así como la castellanización del
nombre Luciene y el uso de la mayúscula en el gentilicio “argentinos”, tal como aquí citamos.
7 Cf. Quesada Ernesto, La evolución del idioma nacional, Buenos Aires, Imprenta Mercatali, Buenos Aires,
1922. Una muestra de las abrumadoras objeciones eruditas de Quesada, es cuando reprocha a Costa Álvarez
incurrir en graves omisiones bibliográficas, acusándolo de haberse limitado a abordar tan sólo 36 títulos en su
tratamiento de la materia, mientras que él, en su biblioteca de 60.000 volúmenes, ha podido reunir 183 libros
y folletos apenas en una primera revisión, dedicando a tales referencias unas siete carillas del cuerpo central
del libro, y sólo en carácter de resumen.
8 Véase su famosa carta de octubre de 1837 a Félix Frías, recogida en Félix Weimberg, El Salón Literario de
1837. M. Sastre, J. B. Alberdi, J. M. Gutiérrez, E. Echeverría, Buenos Aires, Librería Hachette,1958.
9 Cf. Borges, Jorge Luis. El idioma de los argentinos, Buenos Aires, M. Gleizer, 1928. Esta edición comprende
otras reflexiones lingüísticas del joven escritor en los años veinte, tales como su análisis del tango.
77
78
Pedro de Angelis:
memoria histórica y nación
Por Guillermo David
Era éste un hombre alto, vistoso, de tez blan Fue en Nápoles, precisamente, en el
ca, casi sonrosada, de musculatura un tanto Nápoles de Tasso, de Vico y de Croce,
adiposa, de gran nariz guarnecida de tume quien mentando esta genealogía llama
facciones (...); de ojos chiquititos y hundidos, ría a su ciudad “un
como los del cerdo; de boca grande y gruesos par aís o hab it ad o
Com o suc ed e con tant os per
labios, que acusaban la lascivia, templada por diablos”, que
por una frente y una conformación craneana el filósofo Jacques
son aj es de nuest ra hist or ia, a
en la que la frenología habría encontrado, Derrida desgranó De Angelis es prec is o salv arl o
localizadas y desenvueltas plenamente, las hace una década de sí mism o par a que su leg a
facultades intelectuales más nobles y la idea una larga reflexión do rel umb re con viv ac id ad
lidad; aseado hasta la pulcritud, vestía siem sobre las aporías amig ab le. Per o par a ello hay
pre con corrección, usando la gran corbata que prop on e el que int er rog ar sus zon as osc u
blanca de entonces (...) ; miraba a su inter mal de arc hivo. ras, sus amb ig üed ad es y fla
locutor oblicuamente, de arriba abajo, por Nápoles, patria de quez as a la luz de los mér it os
que su talla era miguelangelesca y se movía nuestro archivista-
más ost ens ib les de su lab or y
con solemnidad, envolviendo toda su persona arconte, de nues
en cont rap es o con los riesg os
una sonrisa que no era ni irónica ni burlesca, tro guardián pri
sino desdeñosa y escéptica (...). Tomaba rapé, mero, instituyente que asum ió a cad a pas o.
y estoy viendo sus gordas manos blancas con del nomos origi
petequias, guarnecidas de uñas macizas, ple nario de nuestra Historia, había sido el
beyas, y el pañuelo de la India para sonarse, lugar de surgimiento de un nuevo con
que manejaba con cierta coquetería varo cepto de lo histórico, propiamente
nil”. [...] “Era don Pedro, efectivamente, el moderno, íntimamente ligado a nuestro
hombre de las salidas más inesperadas, de las destino como nación. Pues allí, a la vera
respuestas más oportunas, y, en medio de su del Vesubio, surgía la viquiana Ciencia
mansedumbre y de lo inocuo de su naturale Nueva que propuso la ficcionalidad ins
za, capaz de los sarcasmos más desagradables, tituyente del mundo humano; ciencia
no tanto por el prurito de decir gracias, o que hace del poeta el dador de la exis
bons mots, cuanto por la devoción de su espí tencia y del hermeneuta el interrogador
ritu de partido. de sus claves. Y allí, años después, nacía
Lucio V. Mansilla. El señor don Pedro. y se formaba Pietro de Angelis, digno
Entre – Nos. Causeries de los jueves. introductor en París y en Buenos Aires
de las visiones de Giambattista Vico.
En cierto modo el vocablo remite, razones Como sucede con tantos personajes de
tenemos para creerlo, al arkhé en el sentido nuestra historia, a De Angelis es preciso
físico, histórico u ontológico, es decir, a lo ori salvarlo de sí mismo para que su legado
ginario, a lo primero, a lo principal, a lo relumbre con vivacidad amigable. Pero
primitivo, o sea, al comienzo. Pero aún más, para ello hay que interrogar sus zonas
y antes aún, «archivo» remite al arkhé en el oscuras, sus ambigüedades y flaquezas a la
sentido nomológico, al arkhé del mandato. luz de los méritos más ostensibles de su
[...] Los arcontes son ante todo sus guardia labor y en contrapeso con los riesgos que
nes. [...] No sólo aseguran la seguridad física asumió a cada paso. Sus peripecias bio
del depósito y del soporte sino que también se gráficas son conocidas; muchas veces, de
les concede el derecho y la competencia herme Weiss a Sabor, han sido narradas en el
néuticos. Tienen el poder de interpretar los esmero por limar, justificar o lamentar
archivos. Confiados en depósito a tales arcon sus contradicciones, no siempre conjuga
tes, estos documentos dicen en efecto la ley: das con tino de modo que resultasen tole
recuerdan la ley y llaman a cumplir la ley. rables. Baste enumerar algunos momen
[...] Todo archivo, es a la vez instituyente y tos de su trajinada existencia para dar
conservador. Revolucionario y tradicional. cuenta de la complejidad del hombre.
Jacques Derrida. Mal de archivo. Hijo de la burguesía acomodada y en
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grafo: “Por grande que sea el peligro que mismo momento en que lo excusa, “hizo
asume un escritor al bosquejar la vida de más mal y prolongó por más tiempo la
un hombre sentado en la primera silla del agonía del país [...] porque el saber no es
Estado, no hemos despreciable”. A su vez, De Angelis ironi
trepidado en arros zará de continuo en sus cartas sobre la
trarlo, consideran consideración pública de su condición
do esta tarea como presunta: “yo, ladrón, bandido, misera
un servicio hecho a ble, mazorquero”, escribe, no sin mechar
la causa pública”. desencantados párrafos sobre “esta nación
Mas hay también tan desgraciada” en los que declara su
en sus posiciones deseo, nunca cumplido, de retorno a
un doble juego, Europa.
una suerte de due Si a veces equivocaba el modo de tener
lo implícito, en razón (como cuando, con Robespierre,
donde la descon recusaba la Constitución –”apenas y sólo
fianza nunca zan un librito”–; lo cual no fue óbice para
jada del dictador, apresurarse a proponer una Constitución
que todo lo some a los vencedores de Caseros), otras no
Mas hay también en sus posi terá a revisión per estaba errado en sus razones para el acier
ciones un doble juego, una sonal –y es sabido to. Tal fue el caso de su ataque, en lo que
suerte de duelo implícito, en que corregía cada podría considerarse una posición antim
texto salido de la perialista, a los salvajes unitarios por su
donde la desconfianza nunca
plum a de De búsqueda de apoyo en potencias extranje
zanjada del dictador, que todo Angelis hasta en ras para el logro de la libertad. Por lo
lo someterá a revisión personal los menores deta demás, la ácida polémica sostenida con
–y es sabido que corregía cada lles, e incluso deci Echeverría muestra dos inteligencias,
texto salido de la pluma de De día sobre cuestio entre las más formidables existentes por
Angelis hasta en los menores nes de diagrama entonces en el Río de la Plata, que con
detalles, e incluso decidía sobre ción, tipo de letras, gran bochorno se disminuyen a sí mismas
cuest ion es de diag ram ac ión, etc. de La Gaceta al descender al fango del improperio y la
tipo de letras, etc. de La Gace Mercantil– obliga injuria. “Sofista audaz y charlatán necio”
ba al escriba a una que “vendió su pluma y su conciencia al
ta Mercantil– obligaba al escri
estrategia sutil de Restaurador”, dirá de él el autor del Dog
ba a una estrategia sutil de seducción, en la ma socialista, quien incluso llegaría a
seducción, en la que el fingi que el fingimiento afirmar que Rosas se había dejado embau
miento de una admiración no de una admiración car por ese “napolitano de lengua impía”,
era inusual, y al uso de florile no era inusual, y al endilgándole la paternidad intelectual de
gios lingüíst ic os par a pod er uso de florilegios los males del país. De Angelis, en su res
eludir los filtros de la censura. lingüísticos para puesta a lo que llamó el “parto de un
poder eludir los cerebro trastornado”, se esforzará en limar
filtros de la censu la originalidad del pensamiento echeve
ra. En nuestra época, en lo que es algo rriano, atribuyéndole deudas intelectua
más que un cruel sarcasmo, Borges apun les, si excesivas no menos eminentes, con
taría el paradójico beneficio para la litera sus fuentes de inspiración europea (Saint-
tura proporcionado por los totalitarismos Simon, Fourier, Enfantin, etc.). Había
en la medida en que propician el uso de dado en la tecla; señalando el dilema del
la elipsis; Sarmiento, refiriéndose al ama pensamiento argentino en ciernes que
nuense de Rosas dirá que “... al leer el aún no alcanzaba a formular del todo su
Archivo Americano nadie creerá que es ansia soberana, este extranjero acusaba de
expresión de la opinión privada del señor extranjerizante a uno de los adalides de la
De Angelis...”. Por lo cual, asegura en el conformación de la identidad nacional.
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dominancia que adjudica al documento, tico llevado a cabo por Rosas. “El poder
construye el espacio de acogimiento que reviste, aunque ilimitado por la
público del sentido a construir sobre sus voluntad de sus conciudadanos, nada ha
trazas. Sus textos, fuentes insustituibles perdido de su calidad, y no debe olvidar
del quehacer historiográfico de las se de su origen: este poder es popular y
siguientes centu responsable, y más temprano o más tarde
De Angelis, plenamente con rias, rec lam an debe volver a entrar en sus límites”. Tal el
ciente de ello, llevará a cabo siem p re un Estado anuncio del acotamiento –un puro desi
que los encarne, deratum– que ha de cernir el Estado
una política de la mem or ia
son textos que bus sobre sus detentadores.
muy precisa, que redituará en
can –que constru Pero asimismo, las instancias propias de
ocasiones concretas en benefi yen– un sujeto his un orden moderno asentado en lo que
cio de su patria adoptiva: la tórico. De allí que llamó la moderación política, requieren
cuestión Malvinas y los litigios sus aristas liberta de una faz pública que instala a la lengua
de límites con Chile, así como rias convivan mala comunicacional –el “estilo de las discu
los prob lem as de sob er an ía mente con la ata siones políticas”– en el centro de todo
sobre la navegabilidad de los dura al destino que igualitarismo posible: “Los hombres sólo
ríos interiores, que haría exten depara a la palabra se entienden comunicándose ideas”, pos
siva al Brasil, se dirimirán des su ligazón con los tuló. Para el ilustrado De Angelis la
poderes institui libertad de imprenta, que “perfecciona la
de entonces sobre la base de su
dos. Como obser razón humana”, “dice al tirano: cesa de
concienzudo trabajo de histo va Derrida, “Todo oprimir, y al hipócrita: no pretendas ava
riógrafo. Nótese, por lo demás, archivo es a la vez sallarnos con tu perfidia”. “La imprenta,
que la deliberada naturaleza instituyente y con precioso instrumento de actividad men
secundaria de su voz en rela servador, revolu tal y reforma política” [...] “no es sola
ción a la predominancia que cionario y tradicio mente el órgano de la opinión pública;
adjudica al documento, cons nal”; el dilema de ella la protege, la defiende, le suministra
truye el espacio de acogimien De Angelis no armas”. En la organización de la cultura,
to público del sentido a cons escapará a esta apo De Angelis, que fue la voz de una dicta
truir sobre sus trazas. Sus tex ría. dura, concede a la comunicación el lugar
Pero cabe acotar privilegiado de institución de la libertad
tos, fuentes insustituibles del que hay en él un política: “Más poderosa que la autoridad
quehacer historiográfico de las p e n s a m i e n t o más absoluta, más activo que el conquis
siguientes centurias, reclaman emancipador que tador más ambicioso, y tan irresistible
siemp re un Est ad o que los será la argamasa de como la coacción, ataca de frente y
encarne, son textos que buscan sus desvelos. “La derrota los abusos, somete a su crisol
–que const ruyen– un suj et o deleg ac ión que todas las reputaciones, desengaña a las
histórico. hace el pueblo de masas, hace temblar a los usurpadores, y
su soberanía es da vigor, unión, y voluntad a los muchos
temporaria y con contra los pocos que los humillan y opri
dicional; no es ilimitada y absoluta como men”, escribe.
un gobierno despótico”, había escrito, En ese ámbito de lenguaje la historia hace
dando cuenta del problema mayor de la su ingreso; los pueblos, de los que emana
política, el de la representación, sus lími todo poder legítimo, fundan en sus crea
tes, sus virtualidades y peligros. Es por ciones la posibilidad de construcción de
ello que concederá a la excepcionalidad un espacio comunitario nuevo. El habla y
histórica el carácter de evento, en el cual el mito son sus herramientas. Por eso
la soberanía admite otro tipo de cons resulta aleccionadora esa imagen que lo
trucciones. “Su autoridad no emana de pinta conversando en el patio de su casa
ningún poder”; así describirá el por qué con lenguaraces indios que contrataba
de la eficacia en el ejercicio del poder fác como peones, a los que tomaba como
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NOTA:
1 Por otra parte, décadas después, a la caída de Rosas, aceptaría ser, y no sin ver lesionado su proclamado
liberalismo y asumida criolledad, Cónsul en el Río de la Plata de una casi virtual corona borbónica restituida
al mismo Reino de las dos Sicilias, con la que tramaría una falsa utopía utilitaria de ribetes sanchopancezcos.
Me refiero al reclamo personal de hipotéticas regalías a devengar por la corona sobre las futuras colonias de la
inexistente isla Pepys, de su pura invención.
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En Buenos Aires fue periodista, escritor y periodística. En 1933, ese mismo trabajo,
editor, educador, bibliógrafo e historia con algunos agregados, aparece nuevamen
dor, traductor, numismático y coleccio te, en el Boletín de la Biblioteca de la Facul
nista, además de interesarse por la arqueo tad de Derecho y Ciencias Sociales de la Uni
logía y la paleontología. Por todo cuanto versidad de Buenos Aires. Continuando cro
aportó a estas disciplinas, con la perspec nológicamente, Rodolfo Trostiné es el ter
tiva del tiempo se le está perdonando cero en contribuir a la bibliografía de De
haber trabajado al servicio incondicional Angelis cuando en 1945 la incorpora a su
de todos aquellos que se sucedieron en el Pedro de Angelis en la cultura rioplatense. Y
gobierno, aunque con ello contradijese por último Josefa Emilia Sabor en su ensayo
hoy lo afirmado ayer. Si no tuvo demasia bio-bibliográfico sobre Pedro de Angelis y los
dos pruritos, en cambio mostró capacidad orígenes de la bibliografía argentina, dado a
y perseverancia. Todo lo que hizo, algunas conocer en 1995, aclara no haber aspirado
veces fue por pasión, en otras obligado a que fuera una bibliografía exhaustiva. No
por la necesidad, y no faltaron las que fue obstante lo advertido por la Sabor, su traba
ron simplemente por conveniencia. Su jo ha sido justipreciado en 1996 como el
única causa fue la producción intelectual, mejor de todos por Jorge Bohdziewicz, al
y a fuer de ser justos se debe convenir que incluirlo en Bibliografía de bibliografías
lo logró, y que en esto su esfuerzo casi no individuales, y Horacio Zabala en Bibliogra
tuvo límites. Vino solicitado a la edad de fía de bibliografías argentinas, publicado en
42 años, y hasta su muerte, a los 77, Pedro el 2000, lo destaca
En Buenos Aires fue periodis
de Angelis hizo carrera en la vida cultural por sus detalles y
y política cisplatina. De la sociedad rio erudición.
ta, escritor y editor, educador,
platense, en donde predominaba una Contribuyó a la bibliógrafo e historiador, tra
xenofobia arraigada, recibió criticas que imposibilidad de ductor, numismático y colec
fueron desde agravios lacerantes hasta contar con un cio nista, además de interesarse
reconocimientos laudatorios. A pesar de registro bibliográ por la arqueología y la paleon
cuanto se ha estudiado su conducta y su fico total de lo tología. Por todo cuanto apor
obra, quienes las toman como tema aún prod uc id o por tó a estas disciplinas, con la
encuentran algo novedoso para aportar. Pedro de Angelis, perspectiva del tiempo se le
Cuatro bibliógrafos no pudieron ofrecer el que aún perma
está perdonando haber trabaja
un estudio exhaustivo de su obra editada e nezc an inéd it os
inédita, ni tampoco lograron hacerlo los muchos de sus tra
do al servicio incondicional de
interesados en lo referido solamente a bajos, la dificultad to dos aquellos que se sucedie
aspectos parciales de su producción. Por que presenta loca ron en el gobierno, aunque con
eso todos presentan sus trabajos aclarando lizar buena parte ello contradijese hoy lo afirma
que llegan hasta donde pudieron saber. El de sus artículos do ayer. Si no tuvo demasiados
primero fue Antonio Zinny, quien en periodísticos, tam prur it os, en camb io most ró
1886 lo incluyó en su Bibliografía periodís bién la existencia cap ac id ad y pers ever anc ia.
tica de Buenos Aires hasta la caída del de piezas anónimas Todo lo que hizo, algunas veces
gobierno de Rosas, publicada en la Revista y de otras con
fue por pasión, en otras obli
de Buenos Aires. Tres años después, lo ree algún nombre de
gado por la necesidad, y no
dita aumentado en el volumen titulado pluma adoptado
Efemeridografía argirometropolitana; y en para la circunstan faltaron las que fueron simple
obras posteriores del autor, aparecen datos cia. De algunas de mente por conveniencia.
complementarios sobre obras de De Ange las obras que se le
lis. atribuyeron, pudo demostrarse que no le
En 1930, en un suplemento de la Literatu pertenecían y varias otras aún están en
ra Argentina, Enrique Arana (h) publica su estudio.
trabajo bibliográfico titulado Pedro de Ange Sin embargo, los bibliógrafos citados y
lis, 1784-1859; su labor literaria, histórica y otros historiadores dieron a conocer tra
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obras y combatiera las ideas federales; ins Angelis que inicialmente vino a Buenos
truido sobre el tema, Filiberto Héctor de Aires probablemente predispuesto con
Varaigne, agente para promover la inmi tra el nuevo Gobernador por informa
gración y amigo personal de Rivadavia, ciones del agente Varaigne, enemigo
fue quien le propuso a De Angelis trabajar encarnizado de Dorrego, no aceptó,
como periodista en nuestro país. Con esperanzado –dice la Sabor– en que los
Melanie llegó a Montevideo a fines de unitarios retornarían al poder.
1826 y de ahí pasaron ellos y el matrimo Con el gobierno de Juan José Viamonte
nio Mora a Buenos Aires el 29 de enero de efectuó un acuerdo para lanzar a El Lucero.
1827. En él aparece De Angelis como su redactor
De cuanto en adelante produjo De Ange principal, además de ser el propietario. De
lis como autor, periodista, compilador, o este diario se editaron 1.121 números. Fue
editor, se exceptúan para esta oportunidad un diario, como lo especificó su denomina
aquellos trabajos biográficos, traduccio ción, de carácter político, literario y mercan
nes, de circunstancia o de mera alabanza; til. Su existencia, un total de cuatro años,
solamente se ponderará someramente transcurrió al servicio de los gobernadores
algunos de sus aportes documentales y Viamonte, Rosas y Juan Ramón Balcarce.
aquellos que cobraron valor como tal. Fue un diario informativo, político, polé
Rivadavia recibió de inmediato a De mico, con rectificaciones de carácter histó
Angelis y a José Joaquín de Mora encar rico, informaciones oficiales, crítica litera
gándoles trabajar en dos publicaciones ria, cotizaciones de monedas extranjeras,
periódicas. La primera dificultad que informes meteorológicos, más otros rubros.
debió sortear De Angelis fue el idioma. Antonio Zinny en 1869 publicó un listado
Entre los borradores, conservados en el que confeccionó con los principales artícu
Archivo General de la Nación, hay varios los publicados en este diario.
de sus primeros textos periodísticos y En 1829 inicia otra etapa no ininterrum
están todos en francés, los que eran tradu pida como periodista político partidista,
cidos por el periodista español José Joa pero a veces haciendo solamente de cro
quín de Mora, también contratado en el nista, al servicio de Juan Manuel de
Viejo Mundo. Los servicios de Mora Rosas, ya consolidado en el poder, la que
duraron alrededor de un año. De Angelis se prolongará hasta 1840; en esta aparece
no tardó en poseer el idioma castellano y ora como responsable de la publicación
el habla local. De esa época quedan los ora como colaborador. A esta etapa corres
periódicos La Crónica Política y Literaria ponden, además de El Lucero, Le Flaneur,
de Buenos Aires y El Conciliador. El Monitor, Los Muchachos, El Restaurador
Inicialmente, La Crónica Política y Lite de las Leyes y La Gaceta Mercantil.
raria de Buenos Aires apareció tres veces De Le Flaneur, ambigu politique et litterai
por semana y a partir del número 49 re fue el editor. Totalmente escrito en
continuó con entregas diarias, a excep francés, de este semanario se editaron
ción de los días festivos. Alcanzó un total doce números. En él se encuentra de
de 120 entregas. No obstante que el todo, desde informaciones nacionales a
prospecto anunció una entrega trimes noticias de otros países, desde trozos lite
tral, de El Conciliador sólo apareció un rarios hasta cuasi chimentos.
número, con 83 páginas. El Monitor, presentado como diario políti
No está fehacientemente probado que De co y literario, publicó 247 números y un
Angelis colaborara inicialmente en El suplemento. Fue designado diario minis
Constitucional, periódico también rivada terial, en él se transcribieron documentos
viano de carácter comercial y político. oficiales, partes de la expedición al desier
Afirman algunos historiadores que el to de Rosas, documentos sobre instruc
gobernador Manuel Dorrego lo invitó a ción pública, artículos sobre literatura
seguir como director de La Crónica. De europea, historia universal. Con los mejo
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res artículos Zinny también efectuó una con traducción al inglés y francés. En sus
enumeración que incluyó en su Efemeri páginas tuvieron cabida artículos, docu
dografía argirometropolitana. mentos oficiales, noticias nacionales y
Aunque figura Luis Pérez como redactor del exterior, además de textos volcados al
de Los Muchachos es muy probable que castellano. Fue la mejor publicación de la
De Angelis haya sido colaborador; por lo que dispuso Rosas para hacer conocer su
menos así se denuncia en El Látigo Repu obra de gobierno ante los Estados Uni
blicano, otro medio periodístico coetá dos de Norte América y Europa. Gracias
neo. De Los Muchachos se publicó tan a Ignacio Weiss, la reedición del texto en
sólo un número. castellano, efectuado entre 1946 y 1947,
Como otros, El Restaurador de las Leyes trae para el mejor aprovechamiento un
también fue diario político, literario y mer índice temático.
cantil. Aparecieron 87 números. Fue una Por encargo de Rosas en 1846 –aunque
publicación de exaltación federal, muy éste después no la utilizó–, De Angelis
combativa. Manuel Irigoyen lo fundó y confeccionó la Memoria histórica sobre
después de publicados los primeros núme los derechos de soberanía y dominio de la
ros se retiró de la dirección, pero, junto Confederación Argentina a la parte aus
con Nicolás Mariño y Lucio Mansilla, tral del continente americano, comprendi
continuó como colaborador. La conduc da entre las costas del Océano Atlántico y
ción de hecho estuvo a cargo de De Ange la gran Cordillera de los Andes, desde la
lis; aunque no figura como director, tanto boca del Río de la Plata hasta el Cabo de
El Aguila Federal como El Defensor de los Hornos, inclusa la Isla de los Estados, la
Derechos del Pueblo lo señalan como tal. Tierra del Fuego y el estrecho de Magalla
El diario comercial, político y literario nes en toda su extensión. De Angelis
denominado La Gaceta Mercantil, funda recién publicó este trabajo en 1852,
do e inicialmente dirigido por Esteban cuando Rosas ya no ejercía el poder; se
Hallet, contó –entre otros– con De Ange lo reeditó en 1877, cuando el autor ya
lis como redactor durante un tiempo, en había fallecido, junto con otras obras y
1829 su rol asciende a una suerte de documentos por parte del Ministerio de
redactor principal en lo que a política y Relaciones Exteriores. Posteriormente,
literatura se refería. Pero esto se interrum en 1881, se lo tradujo al francés.
pió antes que De Angelis editara El Luce La documentación aportada en este traba
ro, en setiembre de 1829, limitándose a jo va desde 1681 hasta 1835, con una
partir de entonces a entregar de tanto en bibliografía al final sobre el tema. Domin
tanto alguna colaboración. La Gaceta go Faustino Sarmiento, en Campaña en el
Mercantil es una fuente generosa de docu Ejército Grande editado en noviembre de
mentación e información sobre el aconte 1852, vio en esta memoria una diatriba
cer general, entre 1823 y 1852, los vein contra Chile, calificándola como más agre
tiocho años y cuatro meses que se editó. siva que la de Dalmacio Vélez Sarsfield, a
También se le atribuye a De Angelis, casi quien Rosas también había encomendado
con seguridad, la paternidad del Espíritu la misma tarea. En cambio el propio Vélez
de los mejores diarios que se publican en Sarsfield juzgo a esta memoria como una
Europa y América editado en 1840. obra acabada, pues los documentos que su
Después de un interregno de tres años se autor había reunido demuestran hasta la
lo vuelve a ver en 1843, esta vez al frente evidencia los indudables derechos de la
del Archivo Americano y Espíritu de la República á todas las tierras que se estienden
Prensa del Mundo que duró, junto con La hasta el Cabo de Hornos.
Gaceta Mercantil, hasta la caída de No menos importantes son sus trabajos
Rosas. Fue el brazo ejecutor de los 61 bibliográficos publicados y los inéditos,
números, editados entre los años 1843 y tarea que logró utilizando en ella la saga
1851, presentando el texto en castellano cidad propia de ávido acopiador. Estos
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Julio Irazusta tituló a un ensayo autobio difícil que los ingresos que obtenía de su
gráfico, que era parte de un esfuerzo más labor periodística o de escritor sirviesen
vasto que no llegó a concretar: “Memorias como remedo, la venta sucesiva de peda
(Historia de un historiador a la fuerza)”: zos del campo (al final de sus días Irazus
En el subtítulo entre paréntesis quizás ta prácticamente poseía sólo el casco de la
pueda rastrearse alguna de las claves de su estancia) le permitió continuar con su
labor intelectual. Conocido, sobre todo, sencillo tren de vida, sin grandes sobresal
por su trabajo como historiador y como tos.
fundador del revisionismo histórico (si La autonomía económica le posibilitó a
hemos de datar al mismo desde el libro Irazusta, ante todo, independencia y esta
que publicó en 1934 con su hermano una actitud de distanciamiento de las
Rodolfo sobre La Argentina y el imperia cosas concretas que podían obtenerse vía
lismo británico) bastante hubo de no bus un título profesional (no culminó sus
cado, en esa, su actividad principal. Una estudios de derecho) o vía los cargos
lectura rápida llevaría a asentir con la lógi públicos, electivos o administrativos, a los
ca del itinerario de sí mismo que propuso que podía accederse a través de las cone
al asumir como miembro de número de la xiones políticas. A ella puede atribuirse, al
Academia Nacional de la Historia en menos en parte, el periplo de un intelec
1971: se trató del paso “de la literatura a tual que no ocupó cargos en el estado
la historia a través de la política”. Las cosas argentino a lo largo de los ochenta años
fueron, quizás, más complejas. de su existencia, salvo dos fugaces empleos
Perteneciente a una familia de medianos como docente, en sus años mozos y en su
terratenientes de Gualeguaychú, tuvo a lo vejez.
largo de su vida la posibilidad de vivir sin Como en sus años juveniles se había sen
necesidad de buscar un empleo y un sala tido atraído por la bohemia de la Buenos
rio, aunque la situación familiar no era de Aires de fines de la década de 1910 y
extraordinaria riqueza. Por ejemplo, a la principios de la siguiente, hubiera sido
muerte de su padre, la liquidación de la posible que su vida transcurriese en el
herencia le permitió, con los cinco mil medio de ella en alguna forma de otium
pesos que recibió, encarar un viaje a cum dignitate (o sine). Sin embargo, y
Europa (un pasaje en vapor en segunda, pese a la ausencia en su vida de rutinas
valía entonces unos quinientos pesos) y externas quiso voluntariamente impo
poco más. Será en cambio la muerte de su nerse algunas. Aunque frecuentaba la
abuela, que había sobrevivido a sus dos bohemia, al llegar la medianoche, ale
progenitores, la que le permitiría un pasar gando los problemas de salud que lo
más holgado a partir de las cuatro mil aquejaban de joven, solía retirarse de los
hectáreas de la herencia del campo “Las cenáculos literarios que visitaba en dis
Casuarinas”, cerca de Gualeguaychú. tintos cafés de Buenos Aires. Le gustaba
Los hermanos Irazusta no parecen haber alzarse temprano para leer un libro
sido un modelo de empresarios agrícolas, durante la mañana. Un bohemio sin
aunque más no fuese porque pasaban lar bohemia. Sobre todo un metódico traba
gas temporadas en Buenos Aires. Sin jador, como antes que él lo había sido
embargo, la explotación del campo con Lugones (aunque no tuviese las necesida
las alzas y bajas de las coyunturas interna des de supervivencia de éste) y antes
cionales y nacionales, les brindó una ren todavía Emilio Zola. Quizás ello era el
ta que les permitió nuevos viajes a Euro resultado de su temperamento, quizás de
pa, en los años ’20, y un apacible y no la necesidad de justificar ante la socie
rumboso pasar en la ciudad-puerto. Le dad, con el trabajo intelectual, una exis
permitió, también, proveerse de una muy tencia que el destino le había dado hol
buena biblioteca. Cuando los fondos gada, quizás el haber hecho suyo el con
comenzaron a ser insuficientes, ya que era sejo que le dio en Londres Pearsall Smith,
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acerca de los deberes que compelían al dres fue bastante mejor, ya que de algún
escritor que no necesita vivir de la plu modo le recordaba a Buenos Aires, con
ma. sus espacios verdes y sus suburbios exten
La mayor afición de esos años juveniles sos de casas bajas. En donde se encontró
parece haber sido leer. Como la situación más a gusto fue en la serenidad bucólica
no era seguramente tan holgada para de Oxford, que a su vez le traía reminis
adquirir todos los libros que deseaba, cencias de su Gualeguaychú natal. La
constituyó parte de ese anónimo –y a rutina que practicó allí no era además
menudo olvidado– universo de lectores tan diferente de la que había desarrollado
que concurren a la Biblioteca Nacional en la Argentina: encuentros sociales-aca
sólo para frecuentar un libro sin propósi démicos en la casa en donde se alojaba
tos ulteriores. Todas las tardes, después de como pensionista o en otras, algunos
almorzar, las pasaba en la calle México, cursos para mejorar sus estudios clásicos
en el confortable ambiente de su sala de y frecuentación de las muchas bibliotecas
lectores. Su permanencia en la Biblioteca allí existentes. También se sintió a gusto
era lo suficientemente prolongada como en Italia, en especial en el centro-norte y,
para permitirle leer cada día un cuarto o al retratar fugazmente sus viajes en ella,
medio libro. Lecturas desordenadas, sus memorias transmiten una inusual
como corresponde al autodidacta que era, serena alegría. Como en otros de sus
aunque frecuentase paralelamente los momentos que parecen haber sido felices
cursos que se dictaban en las Facultades es llevado a establecer curiosas asociacio
de Derecho y de Filosofía y Letras de la nes con su país natal. En éste caso, la
Univ ers id ad de primavera romana le recordaba el clima
La mayor afic ión de esos años Buenos Aires. Leía del litoral pampeano. Siempre, en el fon
juven il es parec e hab er sid o un poco de todo, do, la Argentina.
leer. Com o la sit uac ión no era historia, literatura, Carente de imaginación literaria y de la
seg ur am ent e tan holg ad a par a filosofía y en varios osadía estética de las vanguardias de los
adq uir ir tod os los lib ros que idiomas (inglés, ´20, sus pasos parecían orientarlo hacia la
italiano, francés) a crítica literaria para la cual lo ayudaban
des eab a, const it uy ó part e de los que había acce su estilo contenido, pero no exento de
ese anón im o –y a men ud o dido con los cono elegancia, su método de trabajo concien
olv id ad o– univers o de lect ores cimientos adquiri zudo, su cultura erudita y el consejo de
que conc ur ren a la Bib liot ec a dos en el colegio amigos y maestros que veían para él un
Nac ion al sól o par a frec uent ar secundario, y con porvenir allí. Una parte de sus retratos de
un lib ro sin prop ós it os ult e la ayuda del dic obras y autores publicadas en muchas
riores. Tod as las tard es, des cionario. partes, de Martín Fierro a La Nación, de
pués de alm orz ar, las pas ab a Los itin er ar ios El Hogar a Sur, las reunió en un libro,
en la cal le Méx ic o, en el con europeos no pare Actores y Espectadores, que obtuvo el Pre
cen haber cambia mio Municipal de Literatura en 1937.
fort ab le amb ient e de su sal a
do los hábitos del La política argentina e internacional,
de lect ores. Su perm an enc ia jov en Iraz ust a. acerca de la cual había comenzado a
en la Bib liot ec a era lo suf i París no le gustó, escribir ya en la segunda mitad de la
cient em ent e prol ong ad a com o salvo la prensa década del ´20, en especial desde la apa
par a perm it irl e leer cad a día política, ya que no rición del semanario La Nueva República
un cuart o o med io lib ro. Lec se correspondía al en 1927, ocupaba, en cambio, un segun
tur as des ord en ad as, com o que había cons do plano en su producción. Nunca
cor resp ond e al aut od id act a... truido por medio podremos saber cuánto efectivamente le
de la lectura en sus interesó, más allá de lo que hoy llamaría
viajes imaginarios. mos la teoría política y más bien parece
Incluso le pareció, en muchas cosas, infe haber ido hacia ella a la rastra de su her
rior a Buenos Aires. Su imagen de Lon mano mayor, Rodolfo. Al menos, para
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un intelectual vinculado con un grupo Voz del Plata, que había fundado con su
de ambiciosos aspirantes a políticos, es, hermano Rodolfo durante la segunda
cuanto menos sorprendente, que cuatro guerra mundial, ante el comportamiento
meses antes del golpe militar que prea de un desorbitado
nunciaban –y con la conspiración plena Jordán Bruno Gen La tent ac ión del nac ion al ism o
mente en marcha–, en mayo de 1930, ta, interventor en de coopt ar a cualq uier gob ier
haya decidido embarcarse de nuevo para la Universidad del no le imp ed ía seg uir el únic o
Europa desde donde recibiría las noticias Litoral designado cam in o par a él pos ib le: cons
de la revolución de Uriburu. por la revolución
tit uir un part id o pol ít ic o. La
Los años sucesivos al fracaso de la revolu de 1943. El
ción de 1930 serán los que concentrarán gobierno militar,
lle g ad a del per on ism o al
lo principal de la actividad política de al que tant os de pod er, que le provoc ó una
Irazusta, desde un retorno a la militancia sus conm il it on es rep uls ión aún mayor, no hizo
en el radicalismo entrerriano hasta la fun se hab ían sum a sin o agravar las cos as, alej an
dación, de nuevo junto a su hermano, de do, resp ond ió do tod av ía más a Iraz ust a de
un pequeño Partido Libertador de escasí susp end iend o por la pol ít ic a conc ret a.
sima cosecha en las cruciales elecciones dos núm er os la Ciert am ent e, esa dist anc ia no
de 1946. No dejó tampoco de intervenir pub lic ac ión del dej ab a de ref lej ar no sól o una
en ella desde artículos en la prensa perió per iód ic o.
crec ient e añor anz a de tiemp os
dica, durante la larga década conservado Como escribió en
idos sin o tamb ién una cre
ra, y en especial durante los años de la sus memorias, en
guerra. Sin embargo, aunque tantas ini lo que era casi un cient e dif ic ult ad de comp ren
ciativas sugieren un interés no irrelevante exabrupto, había sión de la pol ít ic a nac ion al e
hacia la política argentina, la misma estu sido sobre todo la int ern ac ion al a las que trat ab a
vo siempre mediada por una posición de guerra europea la de seg uir pens and o desd e las
distanciamiento. Desconfiaba de involu que había extravia cat eg or ías del sig lo XIX.
crarse en primer plano, como si la actitud do los espíritus
del intelectual debiese ser guardar pru rompiendo aquél espíritu de “conviven
dentes distancias. Como una vez me cia civilizada” que reinaba en el mundo
señaló, en la altura de sus años, los inte intelectual argentino y del cual las tertu
lectuales no debían dar cheques en blan lias que solía frecuentar en la casa de
co. Su amigo Raúl Scalabrini Ortiz había Victoria Ocampo eran un admirable
dado, según él, dos (Perón y Frondizi) y ejemplo. La guerra europea (que hay
el segundo lo había llevado a la tumba. que datar desde el inicio de la guerra civil
Por otra parte, esa política real concreta española) había llevado, según Irazusta, a
de la Argentina post 1930 no dejaba de que el nacionalismo degenerase en una
parecerle crecientemente desagradable. “internacional ideológica” maniobrada
La exasperación de sus tonos y la violen por el régimen. La tentación del nacio
cia que cada vez más la acompañaba, le nalismo de cooptar a cualquier gobierno
parecían deplorables. No dejaba de ver en le impedía seguir el único camino para él
ello una incorporación de métodos que posible: constituir un partido político.
ya había visto (y criticado), en el accionar La llegada del peronismo al poder, que le
del fascismo italiano, pero también en los provocó una repulsión aún mayor, no
Camelots du Roi de la Acción Francesa, hizo sino agravar las cosas, alejando
durante su viaje a Europa de 1923. Para todavía más a Irazusta de la política con
agravarlo, en la primera línea de esas nue creta.
vas y violentas formas de acción política Ciertamente, esa distancia no dejaba de
en la Argentina, estaban aquellos que reflejar no sólo una creciente añoranza de
eran o debían ser sus compañeros de ruta: tiempos idos sino también una creciente
los nacionalistas. Así, por ejemplo, expre dificultad de comprensión de la política
saría públicamente su disgusto desde La nacional e internacional a las que trataba
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de seguir pensando desde las categorías su tiempo. Nunca hubiera podido escri
del siglo XIX. Es decir desde las minorías bir como aquél lo hiciese en 1925, que
que regían sus destinos y diseñaban sus Ce serait sans haine et sans crainte que je
estrategias. Dos de los fenómenos nue donnerais l´ordre de repandre votre sang de
vos, el estado-na chien, con referencia al ministro del inte
Así el est ud io del pas ad o pue ción y la sociedad rior del gabinete Herriot, Abraham Sch
de ser vist o en Iraz ust a com o de masas, le eran rameck. No llegaba ni siquiera a las
un ref ug io en un lug ar cong e a b s o l u t a m e n t e mucho menos tremebundas (y casi nun
extraños, y ello da ca ad hominem) invectivas de Leopoldo
nial: el mund o de las bib liot e
un aire de ingenui Lugones al que admiraba y solía visitar
cas y los lib ros. Es pos ib le, dad a su lectura de en su despacho de la Biblioteca del
com o él mism o afirm ó, que la política contem Maestro, donde este conservaba una pis
lleg as e a él desd e la des il us ión poránea. Como tola que nunca utilizaría. Lugones, otro
que le prod uj o la revol uc ión puede observarse violento de pluma con enormes límites
del ‘30 con su aire de rest au en sus trabajos para la acción directa, en especial si lo
rac ión cons ervad or a, su des sobre Rosas, mira comparamos con el espejo dannunzia
cub rim ient o de Urib ur u com o ba a la política des no.
un nuevo Laval le (una “esp a de la racionalidad Así el estudio del pasado puede ser visto
da sin cab ez a”) o su tard ía discursiva y no en Irazusta como un refugio en un lugar
desde las dimen congenial: el mundo de las bibliotecas y
comp rob ac ión de que el den os siones mitológicas los libros. Es posible, como él mismo
tad o yrig oyen ism o hab ía y rituales –que en afirmó, que llegase a él desde la desilu
hec ho más en def ens a de lo camb io hab ían sión que le produjo la revolución del ‘30
que llam ab a los int er es es interesado tanto a con su aire de restauración conservadora,
nac ion al es que sus suc es ores. José María Ramos su descubrimiento de Uriburu como un
Mejía– que serían nuevo Lavalle (una “espada sin cabeza”)
un componente esencial de la misma en o su tardía comprobación de que el
el siglo XX. Por otra parte, en una carac denostado yrigoyenismo había hecho
terística no sólo de él sino de la mayor más en defensa de lo que llamaba los
parte de los intelectuales del nacionalis intereses nacionales que sus sucesores.
mo argentino, aunque fuesen abogados Con todo, si le interesaba la historia, era
como Carlos Ibarguren o Ramón Doll (y porque aunque mirase la política desde
aquí el contraste con los autoritarios bra una distancia que hacía a la vez inefectiva
sileños es muy revelador), miraba la polí y poco atractiva su acción en ella, no
tica mucho más desde el prisma de una dejaba de ser ahora la de un hombre
formación literaria que desde cualquier preocupado por la Argentina de sus
otro lado. Así, Irazusta aunque se ufana tiempos. Es decir un ciudadano compro
se de ser un realista y un crítico de los metido, tal cual era, en su imaginación,
políticos abstractos e ideológicos (como aquel Maurras a quién llamó hiperbóli
buen lector de Edmund Burke) era sus camente “el primer ciudadano de nuestro
tancialmente un intelectual que se nega tiempo”. Sin embargo, es plausible que
ba a reorientar sus ideas en el contraste cualesquiera hayan sido los móviles ini
con una realidad que se distanciaba de ciales, la historia sería ante todo ese
sus designios. lugar, sino confortable al menos repara
Desde luego Irazusta no era un hombre dor, que no encontraba en la creciente
de acción (era demasiado tímido para mente inhospitalaria argentina, ni tam
ello) como tampoco lo había sido su poco en el ámbito familiar del cual, más
admirado Charles Maurras. Empero, allá de la parquedad con que se refería a
para ser un hombre de pluma, sus tonos él, pocas gratificaciones había obtenido.
eran demasiado mesurados para ser efec Su tema y su personaje los encontró
tivos, incluso en las batallas retóricas de pronto: Juan Manuel de Rosas. Ya en
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más metódicamente su tiempo libre que tomos originales la obra pasaría a diez en
era mucho, comenzó a frecuentar diaria la edición definitiva de 1970.
mente durante diez años en especial el Aunque sin seguir las reglas de los erudi
Archivo General de la Nación, pero tos en la transcripción de los documen
también la Biblioteca Nacional. En cual tos, popularizadas entre nosotros por
quier caso, volvía a la Biblioteca no aho Emilio Ravignani, algo parecía impulsar
ra en tanto que lector desinteresado sino lo a seguir el criterio de aquellos en cuan
to a conocer todos
los doc um ent os
posibles para fun
dar el juicio histó
rico. Era quizás lo
mismo que le lle
vaba a criticar en
privado a otros
revisionistas noto
rios que, según él,
estaban apegados
al relativismo y a
la instrumentali
zación política de
la historia. Creía
honestamente en
la verdad histórica
y no en la historia
magistra vitae. Sin
embargo, es difícil
no ver en su obra,
que no trata de
escamotear ningu
na “prueba” ni
recortar las fuen
tes para acomo
darlas a su tesis,
como una vindica
ción de Rosas. Es
dec ir, com o la
continuación de la
oper ac ión pro
puesta ya por Sal
días en la década
de 1880. Es esa
defensa de Rosas,
apeland o a los
documentos o a
las comparaciones
históricas, el pro
como un investigador que buscaba, en pósito que recorre toda la monumental
especial en la sala reservada de “Manus Vida política de Juan Manuel de Rosas.
critos”, las piezas que completaran su Esa dualidad entre conocimiento de la
edificio. El resultado fue que de los dos verdad y defensa de los intereses de una
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parte (fuese una tradición política o la Es difícil saber si una tarea, la historia, a
“nación”) al servicio de los cuales está la que dedicó tanto tiempo de su vida, fue
aquella, no era desde luego sólo de él. La mucho más que un refugio y pudo darle
misma historia erudita había nacido ya, no sólo una gratificación cotidiana sino
desde la Revue Historique sino antes, con una razón mayor para su transcurrir en el
la creencia ilusoria de que no existía atribulado siglo XX. El Irazusta cercano a
incompatibilidad alguna entre los debe los ochenta años con su sencillez sin afec
res de la ciencia y los deberes de la patria. tación, sus encan
De este modo, la operación documental tadores modales ya Aunque sin seguir las reglas de
de Irazusta no lo lleva a alterar sustan antiguos, su con los eruditos en la transcripción
cialmente la imagen tan positiva de versación amena, de los documentos, populariza
Rosas que había formulado en la edición carente de narcisis das entre nosotros por Emilio
precedente y aún en el libro de 1935. mo y plena de una Ravignani, algo parecía impul
Más bien reforzaba la argumentación y amplia cultura acu
sarlo a seguir el criterio de
las formas de legitimación externa de la mulada, lo presen
misma. Al proceder de este modo, utili taban, en la tor
aquellos en cuanto a conocer
zando el archivo como verificador de mentosa Argentina todos los documentos posibles
hipótesis previas, tampoco estaba sólo. de los años setenta, para fundar el juicio histórico.
De haberlo sabido, se hubiera sentido como una persona Era quizás lo mismo que le lle
gratificado de conocer que no era un de otro tiempo. vaba a criticar en privado a
modo disímil el que empleaba su admi Ello se revelaba otros revisionistas notorios que,
rado Benedetto Croce quien, como estu también en los según él, estaban apegados al
dios recientes han mostrado, sobre la mism os rót ulos relativismo y a la instrumentali
base de los registros de consultas en el “unit ar io” ,”fed e
zación política de la historia.
Archivo de Nápoles, sólo buscaba allí ral” o “patriota”
materiales sectorialmente para verificar que solía utilizar
Creía honestamente en la ver
puntos menores de la argumentación o para tipificar a sus dad histórica y no en la historia
para avalar sus certidumbres previas. contemporáneos o magistra vitae. Sin embargo, es
En cambio, lo que fue cambiando en la en sus citas abun difícil no ver en su obra, que no
presentación que Irazusta hacía del per dantes de los clási trata de escamotear ninguna
sonaje Rosas, fueron ciertos rasgos que cos, entre los que “prueba” ni recortar las fuentes
parecían buscar impedir que su figura descollaban tanto para acomodarlas a su tesis,
pudiese ser asociada con el líder político los historiadores com o una vind ic ac ión de
que tanto denostaba. Para ello le quitaba latinos (Tito Livio,
todo ribete remanente de populista, ante todo) como
reforzando en su presentación el papel de los pensadores europeos de los siglos
hombre de orden, como exhibe la impor XVIII o XIX (del Doctor Johnson al aba
tancia que atribuía a la carta a Vicente te Galiani o a Carlyle). Clásicos que apa
González, el “carancho de Monte” como recían para él, de algún modo, como parte
clave de la concepción de Rosas del pro de su mismo tiempo intelectual, como lo
blema del poder. Desde luego, también habían sido para los intelectuales del siglo
contribuía a ello el conservadurismo polí precedente. Añoranzas, como las que tam
tico de Irazusta que, aunque nunca lo bién conservaba hacia aquellos hombres
había abandonado, se hacía cada vez más públicos de la generación de su padre,
manifiesto con su admiración por aquella equivocados tal vez, pero para él tan
Inglaterra de la forma de gobierno mixto, superiores a los que vendrían luego.
por detrás de la cual reposaban los ecos de La soledad era así su destino creciente,
una larga translación que la cultura euro independientemente del relativo éxito de
pea había hecho del modelo romano, tal su obra historiográfica, más aludida que
cual había sido afortunadamente cons efectivamente leída. Soledad apenas alte
truido por Polibio. rada por las apacibles sesiones de la Aca
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El narrador y el archivista
Por Daniel Sorín (*)
Hay veces en que los hombres comunes –¿No oyes, niño, esos gritos? Son las
en circunstancias excepcionales hacen almas de los que están en los calabozos,
cosas extraordinarias. Por lo menos esa es bajo tierra– le decía.
la visión que de Oscar Schindler ha teni El narrador, que después en su vida dio
do Steven Spielberg. El justo Schindler tantas muestras de valor, temerario como
no era Leonardo, Copérnico, Erastóte supo ser durante la Guerra del Paraguay,
nes, Freud ni Marx, genios que, cuando fue la consecuencia inesperada del terror
las aguas de la historia no bajaban tor infantil. Se despertaba de noche, a altas
mentosas, intuyeron (o tradujeron) lo horas, gritando desesperado y bañado en
subterráneo, haciéndolo visible y provo transpiración. Porque cuando el miedo
cando rupturas tan escandalosas como gobierna una sociedad nadie está a salvo,
inevitables. Ni el narrador ni el archivista el terror que había impuesto su tío llegó,
de esta historia fueron genios pero, tam incluso, a las casas de los de su propia
poco, hombres comunes. Sí les tocó una estirpe.
época turbulenta, sí compartieron un Durante la adolescencia pareció curar su
vórtice histórico, y un tiempo de quie miedo transformándolo en otra cosa. Se
bre. hizo enamoradizo y extremadamente
Nieto de un prudente comerciante, don influenciable por las turgencias femeni
León Ortiz de Rozas, que había casado nas. Conmovido por los atributos de una
con una mujer de voluntad indomable, encantadora joven, una jovencita de dieci
doña Agustina López Osornio, hijo de un séis años recién llegada a Buenos Aires
general con buen sable y hábil cintura desde Francia, modista de sombreros para
para la política, y de la mujer más bella más datos, se enamoró a su manera: per
del Buenos Aires de su época, Agustina didamente. Esa joven lo sedujo con sus
Rozas; Lucio Victorio Mansilla, aquí labios finos y rojizos, con sus carnes ado
denominado el narrador, heredó los lescentes y duras, su piel blanca y sus
expuestos dones salvo, claro, la paciente pequeños pechos ocultos detrás de una
prudencia de su abuelo materno. Fue, blusa blanca. Pero
además, sobrino del Restaurador de las también lo hizo
El narrador, que después en su
Leyes, a quien supo bien mear su cama con su mal español
vida dio tantas muestras de
durmiendo entre él y su tía Encarnación. de cadencia gala y
Tuvo dos hermanos: Lucio Norberto, el uso, aquí y allá, valor, temerario como supo ser
muerto de propia mano por un amor no de palabras france durante la Guerra del Para
correspondido, y Eduarda, una mujer sas mal mezcladas guay, fue la consecuencia ines
excepcional, novelista, autora de Pablo o en la conversación. perada del terror infantil. Se
la vida en las pampas, en un tiempo que Seguramente todo despertaba de noche, a altas
no demandaba de la mujer alturas inte esto le otorgaba ese horas, gritando desesperado y
lectuales. De niño Lucio vivió en una aire de mujercita bañado en transpiración. Por
casa que había sido en tiempos coloniales desprotegida, soli que cuando el miedo gobierna
una oscura cárcel. El tío Tomás, un negro taria y cándida,
una sociedad nadie está a salvo,
liberto que trabajaba en la casa de los que entusiasmó la
Mansilla, bonachón y de mirada pícara, libido urgente del
el terror que había impuesto su
sabía cientos de historias de calabozos y joven Lucio. Fue la tío llegó, incluso, a las casas de
presos. En realidad no había visto nunca primera vez que ese los de su propia estirpe.
aquellas celdas húmedas de sus historias, niño, tantas veces
lo que poco importaba a su fértil imagi protegido por su madre de los horrores
nación: por las noches, mientras canta nocturnos, sintió la imperiosa necesidad
ban los grillos, le contaba a Lucio, incli de abrigar a una mujer. Lo sedujeron,
nando su enorme corpachón hacia él, con también, sus modales delicados y euro
ojos desorbitados y el aire pegajoso del peos que le daban el aire reposado y fino
suspenso, sobre muertos y fantasmas. que a Lucio lo hizo temblar. Ese contraste
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vital entre la languidez de la pequeña y las como propia la común respuesta, el viaje
pampas bárbaras, duras y masculinas, le no hubiese pasado de ser una rutina turís
resultaba tremendamente excitante. tica; pero la mente de Lucio, con su rara
La historia, viaje clandestino a Montevi inclinación al desprejuicio, estalló al
deo y calabozo incluidos, devino larga conocer el mundo y sus hombres. Esas
estadía en los campos familiares y en el culturas diferentes le revelaron diferen
saladero que su padre tenía en Ramallo. cias pero también similitudes, algo encon
Muy pronto Lucio perdió total interés en tró en Londres, algo encontró también en
el degüello de reses, labor que la época Egipto, que ya había conocido en las
consideraba formadora de la personali pampas argentinas.
dad del varón, y se entregó a la lectura. El 3 de febrero de 1852, en Caseros, el
Cierto día, mientras leía boca abajo en su drama de la historia dobló la esquina. El
cama, apareció el general y, al observar la general Mansilla había trabajado con
lectura que entretenía a su hijo, le dijo: Rosas y, aunque no fue acusado de nin
–Mi amigo, cuando uno es sobrino de gún crimen, y hasta había sido siempre
Juan Manuel de Rosas, no lee el Contrato señalado como un tibio por los rosistas
Social si se ha de quedar en el país, o se extremos, creyó oportuno ausentarse y se
va de él si quiere leerlo con provecho. dirigió a París con sus hijos. Además, le
El narrador ha sugerido que, siendo peli encantaban los salones y las fiestas.
grosas ciertas lec Cuando regresó, Lucio trató de limpiar el
Dur ant e la guer ra, Mans il la turas durante el honor familiar retando al senador Már
con oc ió a Dom ing uit o Sar gobierno de su tío, mol en presencia de medio Buenos Aires:
mient o y fue, justam ent e, su padre consideró “...declaro que el senador Mármol es un
quien anot ic ió a su pad re, el necesario sacarlo vil calumniador”, dijo y le arrojó el guan
duro mil it ant e del prog res o, del país con la te. El duelo no se concretó pero sus hue
de su muert e inj ust a. A part ir excusa de un viaje sos fueron a dar a la cárcel de la que sal
de allí Mans il la trab aj ó par a comercial al Orien dría expatriado. En la Confederación
la cand id at ur a del aut or de te. Pero tal cosa, Argentina iniciaría Mansilla su labor
de dudosa autenti periodística, detrás de esa actividad, aga
Fac und o quien, com o sab e
cidad, fue dicha zapado, se encontraba el narrador, aún
mos, fue pres id ent e inc lus o después de Case desconocido e inédito.
ant es de des emb arc ar en Bue ros. Tiempo después serviría en la Guerra del
nos Aires. Cuent a la hist or ia Por los motivos Paraguay. Durante la contienda el perio
que una noc he Mans il la fue a que fueran, Lucio dista no se privó de atacar a sus superio
la cas a del sanj uan in o con una emprendió un lar res, una y otra vez, con un sarcasmo y una
list a de min ist er iab les, él go viaje, que al fin pluma envidiables (ambos). Permítaseme
inc luid o, clar o. Per o don resultaría iniciáti una digresión: eran tiempos en que los
Dom ing o ni siq uier a le abrió co. El mundo, des adeptos al progreso luchaban por dejar
cubrió, era mucho fuera de combate al país profundo y atra
la puert a, le tir ó una sog a
más que la vida sado; en esas circunstancias el ejército
par a que eng anc has e la not a chata de ganaderos sanmartiniano, napoleónico, donde la
que traía y desp ués se rió de él hac end os os y autoridad provenía del liderazgo, se esta
dic iénd ol e que dos loc os eran comerciantes ado ba mudamente transformando en un
dem as iad o en el gob iern o. cenados. Conoció ejército prusiano, con su división prolija
Londres y París y a del trabajo y en el que la autoridad se ori
las damas de ambas metrópolis. Pero ginaba en la jerarquía. Pronto el primero
también conoció Benarés, Constantino desaparecería, y con él los militares de
pla, las Pirámides de Egipto, Lahore y pluma desordenada.
Delhi. Para una mente crédula, que cree Durante la guerra, Mansilla conoció a
con puntualidad lo que su tiempo le dic Dominguito Sarmiento y fue, justamen
ta, que no se pregunta el porqué y asume te, quien anotició a su padre, el duro
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Quedará para el lector de estas líneas la Conquista del desierto (desierto nada
desempolvar, si su curiosidad así se lo deshabitado, es debido apuntar) que
reclama, una obra magnífica, y buscar en debía concluir con el casi completo ani
ella el mundo del desierto y las opiniones quilamiento de los pueblos originarios. Y
de su autor. Vaya como ejemplo las que todo genocidio debe ser ciego al otro,
vierte sobre el matrimonio indio, al cual porque no es el odio sino la negación de
no duda en alabar. En esas páginas encon la condición humana, lo que hace posi
traremos al indio peleador, consumido ble el exterminio.1
por el alcohol, pero también al platero Ahora bien. El narrador contó en su
genial y al estadista prudente. narración que Mariano Rosas tenía un
Allí descubriremos un diálogo que encie archivo, un ordenado archivo. Repare
rra la visión del cacique y también la del mos un poco en esto. Los indios no
narrador: tenían lengua escrita... pero Mariano
–Hermano, los cristianos han hecho hasta Rosas, tenía un archivo con recortes de
ahora lo que han podido, y harán en ade los diarios blancos... él y posiblemente
lante cuanto puedan por los indios– dice otros ranqueles, sabían leer y escribir el
Mansilla que le dijo a Mariano Rosas. español.
–Hermano, cuando los cristianos han Los arquitectos del Granero del Mundo
podido nos han muerto. Y si mañana no lo han creído, para ellos habrá sido
pueden matarnos a todos, nos matarán. una fantasía de Mansilla, y si lo creyeron
Nos han enseñado a usar ponchos finos, no pasó de ser apenas una miscelánea,
a tomar mate, a fumar, a comer azúcar, a un dato olvidable, lo que hoy diríamos
beber vino, a usar una nota de color.
Mans il la com et ió un del it o bota fuerte. Pero Nadie, jamás, lo ha estudiado. Y, por
no nos han ense supuesto, ese archivo no ha llegado a
que los homb res del prog res o
ñado ni a trabajar nosotros porque nada o poco quedó des
cons id er ar on imp erdon ab le: ni nos han hecho pués de Roca. Como dice Mignogna a “la
dar ent id ad al ind io, otorg ar conocer a su Dios. historia la escriben los que ganan”. Según
le cond ic ión hum an a. Se est a Y entonces herma el poeta esto confirma que hay otra histo
ba tram and o la Conq uist a del no ¿qué servicios ria. Con la prudencia que me caracteriza
des iert o (des iert o nad a des les debemos?– lanzo aquí la hipótesis de que el archivo
hab it ad o, es deb id o apunt ar) Una excursión a los de Mariano Rosas era, además de extraor
que deb ía concluir con el cas i indios ranqueles es dinariamente ordenado como nos infor
comp let o aniq uil am ient o de una obra sociológi ma Mansilla, muy completo. Digo, con
los pueb los orig in ar ios. Y ca extraordinaria y la misma racionalidad oportuna con la
un producto litera que se han llenado las plazas de la Patria
tod o gen oc id io deb e ser cieg o rio fundacional, con monumentos a Julio Argentino Roca,
al otro, porq ue no es el odio un edificio cons con la misma lógica coherencia mediante
sin o la neg ac ión de la cond i truido a partir de la que admitimos asesinar al salvaje en
ción hum an a, lo que hac e la valentía y el nombre del progreso, con ese mismo ape
pos ib le el ext erm in io. desprejuicio. go a la verdad, sostengo: Mariano Rosas
Es absolutamente fue el más grande archivista de su época y
notable que se considere al Facundo de la Biblioteca Nacional bien haría en lla
Sarmiento y no a la Excursión de Mansi mar a una de sus salas con su nombre.
lla, como obra liminar de la literatura El lector pensará que esto no es más que
argentina. Es notable y, bien pensado, una deducción tramposa destinada a acu
revelador. sar, a través del absurdo, a la fatua bana
Mansilla cometió un delito que los hom lidad de los hombres del progreso.
bres del progreso consideraron imperdo Pues tiene y no tiene razón.
nable: dar entidad al indio, otorgarle Sea como fuere es hora de redefinir el pro
condición humana. Se estaba tramando greso, cuestión ésta de absoluta actualidad.
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¿Puede el progreso incluir la desaparición –dios que mora bancos y no capillas– ter
de pueblos y de sus culturas? Para los posi minó cometiendo (como los protestantes
tivistas sin duda que sí, porque el progreso sajones) peores crímenes que la Cruz que
es el verdadero dios. No por nada desde blandieron los conquistadores españoles.
otra visión (aparente) de la historia, Juan Al fin de cuentas éstos amaron a algunas
B. Justo saludaría años después las trope indias e hicieron con su simiente, e inclu
lías estadounidenses en el Caribe, defende so a veces con su amor, al criollaje y con
ría al “imperialismo protector” que, lle él una síntesis posible.
vando progreso (capitalismo) suministraría
clase obrera y con ella el germen del socia
lismo (el progreso, nuevamente). (*) Escritor.
La iglesia de estos vicarios del nuevo dios Error de cálculo, Buenos Aires, EMECE, 1998
NOTA:
1 Y poco importa (aunque esto es maravillosamente literario) que el sobrino de Rosas no haya sido un More
no y haya hecho lo que hizo no por militante sino por despecho personal: Una excursión a los indios ranqueles
es la obra literaria más importante de su época, aunque la historia diga otra cosa.
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13) Taine, Literatura inglesa III. 14) de la nación argentina. Esto parece
Flaubert, La tentación de San Antonio. interesarle muy temprano. El escribe
15) Antología de poetas, por hacer, que artículos sobre el tema, en Le Courrier
incluiría a Hugo, su Leyenda. Lamartine, Français, después en La Biblioteca e,
Leopardi, Leconte de L´isle, L´illusion incluso, un libro. O más bien es siem
sûpreme, Sully-Prudhomme, Heredia. pre el mismo texto que él rescribe. Se
En esta lista, ¿es preciso ver el equivalen ha dem ost rad o que las bib liot ec as
te de la taxonomía extraída de cierta públicas nacen cuando las clases medias,
enciclopedia china citada por Borges y que no tienen acceso a las colecciones
retomada por Michel Foucault para de libros privados por falta de medios
plantear la cuestión de la imposibilidad presionan para tener libre acceso a las
de pensar en eso?10 ¿O bien puede verse obras que necesitan11.
en esa yuxtaposición la coherencia de un Como para los museos, su primer rasgo
espacio común de los nombres y las característico, según Pomian, es la per
obras? manencia, contrariamente a la colección
En primer lugar, ¿qué es una biblioteca? particular que, en casi todos los casos, se
Aquí es necesario distinguir desde el dispersa después de la muerte del que la
principio entre la biblioteca pública y formó y que sufre los vaivenes de las fluc
la privada. En el artículo mencionado tuaciones de fortuna de aquél. La biblio
se trata, por supuesto, de saber lo que teca pública, como el museo, sobrevive a
un individuo singular preservaría para sus fundadores y lleva, por lo menos en
sus lecturas o sus relecturas personales. principio, una existencia apacible. El
Y por otra parte, Groussac se entrega a carácter público supone también que
consideracion es dem as iad o roc amb o esta biblioteca se encuentre abierta a
lescas, pasando por la experiencia de las todo el mundo o por lo menos virtual
otras encuestas periodísticas de esa cla mente abierta a todos. Sobre todo si es
se efectuadas en el mundo tomando en nacional. Y en ese caso se agrega una
cons id er ac ión la esp ec if ic id ad del preocupación por lo exhaustivo en cuan
supuesto sujeto lector del Río de la Pla to a la producción nacional de libros. Por
ta. Pero en toda la vida de Groussac, la eso es necesario hacer que el Congreso
cuestión será, más que la de la Bibliote apruebe una ley que obligue a los edito
ca Pública, la de la Biblioteca Nacional res a entregar un ejemplar de todo lo que
NOTAS:
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El lapso de vida de José María Ramos Corrientes organiza una rebelión y debe
Mejía (1849-1914) le permite atravesar huir hacia el norte, adonde lo acompaña
una mitad del siglo XIX tremendamente Matías, el padre, quien habrá de llevar los
fértil en ideas renovadoras del quehacer restos de Lavalle hasta la Quebrada de
humano (historia) y del quehacer científi Humahuaca al resguardo de eventuales
co (si cabe disociar uno del otro). El caso tropelías postreras. La lucha que sobrevie
es que las lealtades y los valores que hasta ne contra Hilario Lagos, y luego con los
allí acreditaban una hegemonía expresa, porteños contra Urquiza, en Cepeda y en
van pasando a un plano algo dubitativo, y Pavón, vuelve a marcar las trayectorias de
abriéndose a la perspectiva que las ciencias la familia, al menos hasta la batalla final
de la matemática y de la naturaleza fueran “La Verde”, que será la última, junto a
encaradas por teorías de plena evidencia Mitre. Cuando muere su padre, José
lógica. Huelga agregar que el código reli María cuenta con 36 años, y su hermano
gioso es el que pasa a un segundo plano y Francisco con 34, y ambos terminaron sus
en todo caso a un plano beligerante y carreras universitarias a destiempo. Las
combativo, que también tiene una inci alternativas de 1874 los verán en la cárcel
dencia fuerte en el área gobernada por al padre y al hijo... cuando José María ya
cánones políticos del Vaticano. escribía artículos periodísticos que firma
En este extremo de la América en donde ba como “Licenciado Cabra”, para el dia
los argentinos asientan su territorio nacio rio de los Paz, y algunos para El Nacio
nal, en el que recién en esa segunda mitad nal.
del siglo alcanzan una cierta unidad que Se doctora en 1879, aunque ha comenza
designan Organización Nacional, auspi do ya a escribir en 1870, y en 1873 ha
ciada por la batalla de Caseros en la que fundado el Círculo Médico Argentino,
finalmente acaba la larga dominación de creando los Anales que todavía siguen en
Juan Manuel de Rosas que, partiendo del plena circulación. Cuando comienza su
ámbito originario –la provincia de Bue tarea médica, y frente a la situación sani
nos Aires–, ha irradiado su poder mante taria del país y la ciudad central, crea la
niendo las riendas sobre el resto de terri Asistencia Pública, de la que es primer
torio en donde cuenta con la adhesión de director, decisión que pronto acompañará
buena parte de los sectores de mando de con otras instituciones que cumplen esa
cada provincia, aunque todavía en preca misma disponibili
ria institucionalidad. dad para atención Jos é Mar ía ya escrib ía art ícu
Es hijo de Matías Ramos Mejía y de doña del público en
los per iod íst ic os que firm ab a
Francisca Madero, ambos pertenecientes a general, como hos
la elite terrateniente de la provincia de pitales de sangre,
com o “Lic enc iad o Cab ra”,
Buenos Aires, del más alto nivel, que deri vacunaciones diver pa r a el diar io de los Paz, y
va de contar con enorme extensión de sas, etc. alg unos par a El Nac ional.
tierras bonaerenses. Un marcado antago Entre 1888 y 1892 Se doctora en 1879, aunque ha
nismo con el gobernador Juan Manuel de se hace cargo de comenzado ya a escribir en
Rosas, fuerza a toda la familia al exilio sin una Dip ut ac ión 1870, y en 1873 ha fundado el
alternativa, en 1831, lo cual provoca la Nac ion al, per o Círc ul o Méd ic o Arg ent in o,
postergación de los estudios universitarios sigue atentamente creando los Anales que todavía
de los hijos. La Revolución del Sur, poco su profesionalidad
siguen en plena circulación.
después, les ofrece ocasión de regreso, en enfermedades
pero el infortunio del encuentro de Chas nerviosas. Crea la
comús los obliga a regresar al exilio. José Cátedra de Enfermedades Nerviosas, y en
María y sus hermanos, Francisco y Eze 1893, el Departamento Nacional de
quiel, atraviesan esas mismas circunstan Higiene, del que se encarga de su organi
cias, como también las que provoca la zación, concorde con otras medidas opor
gestión del General Lavalle, que desde tunas que atañen al funcionamiento hos
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Educación donde su cargo lo impulsó a religiosa en las escuelas han ido manifes
tomar una serie de medidas fundamenta tando, le ganará no pocos ataques, expre
les y coordinadas entre sí, que aseguraron sos y encubiertos, de modo que termina
la vigencia creativa de esa institución, que renunciando a su cargo, y poco después
él por su parte, impulsaría con toda ener muere. José Ingenieros, que lo ha seguido
gía. No sólo gestionando la construcción de cerca, que ha publicado en 1903 su
de más escuelas (15 nuevos edificios en tesis de doctorado sobre la locura, y en
capital, 34 en provincias y 25 en territo 1904 gana la cátedra de Lógica y Psicolo
rios), sino también encomendando a Leo gía en la Facultad de Filosofía y Letras, en
poldo Lugones escribir una biografía sobre 1905 concurre a Roma, donde un congre
Sarmiento y a Juan P. Ramos, colaborador so le permite conocer a William James y a
suyo en el Consejo, una Historia de la Henri Bergson, amén de los nada doctri
Educación Pública; también creando narios positivistas italianos, y que este
escuelas públicas al aire libre, en el Parque joven de 37 años, quizá italiano de origen,
Lezama y en el Parque Olivera, predios dará frutos valiosos con su reflexión y
que los propietarios han cedido con desti estudio siguiendo la ruta de Ramos Mejía.
no a niños débiles Su Revista de Filosofía tuvo alcance inter
Quizás nos pod em os atrever a (también en Tan nacional, y a pesar de haber sido estigma
afirmar que ha habid o un cam dil) y reglamentan tizada por los enemigos ideológicos, sigue
do la gestión de sorprendiendo por sus contenidos de
bio drástico en la conf ig ur a
asilos y hospitales, avanzada y sus inquietudes abarcadoras.
ción que Ram os Mejía se hic ie allí en donde Para Hugo Vezzetti, José María Ramos
ra sobre la vid a soc ial arg enti hubiera asistencia Mejía es el primer psicopatólogo argenti
na. Si en Las multitudes arg en médica a inválidos no que reúne esa intención de “objetiva
tinas fascinan sus imág en es y y huérfanos. ción” de la locura con el imperativo de
sus metáforas, cuand o advier Debe dejar de ser construir el andamiaje teórico para anali
te qué mom ent os hist ór ic os un acto de caridad zar y gobernar la sociedad (en El positivis
del at an esas mult it ud es que dependiente de mo argentino, comp. Hugo Biagini, pp.
perfilan en su acc ion ar multi buenos sentimien 362/373).
tos de gente altruis Por lo demás Biagini ha escrito su tesis de
tudinario un sent im ient o de
ta de buena posi doctorado precisamente sobre los conte
argentinidad, emp ez and o por ción para conver nidos y proyección de la Revista de Filoso
la Reconquista dur ante la pri tirse en función del fía de José Ingenieros, borrando con sus
mer a inv as ión ing les a, y Estado, y los gastos evidencias las acusaciones sectarias que se
siguiendo por el Cab ild o de que dichos servi hacían a su director, probando que inclu
Mayo, o el apoyo a las huest es cios demandaren, ye allí colaboraciones de grandes figuras
del Litoral, cad a vez con un no deben ser del pensamiento filosófico y científico de
camp o de acc ión dif erent e, cubiertos en otra fines de siglo que agigantan el papel que
pero también con una conn o forma que la que jugó José Ingenieros en la difusión del
rige para sostén de pensamiento científico y en la inserción
tación de perten enc ia que per
los demás resortes institucional debida.
mite y consient e cons id er arl as a d m i n i s t r a t i v o s Y Vicente Fidel López, que tuvo siempre
“argentinas” de pur a cep a. ejército, policía, especial simpatía por Ramos Mejía, expre
aduanas, etc.. sa acerca del libro Neurosis de los hombres
También en el sentido de la tan mentada célebres en la historia argentina, que su
argentinización prescribe los modos de espiritualidad es inherente:
festejar las efemérides patrias, sus cánti ... los que en nombre de la teología decla
cos, festejos, y ceremonias, pautados de man contra la doctrina de las evoluciones,
manera más elocuente y disciplinada. como si al acusarla de materialismo hubie
Esta entrega, precisamente antagónica se concretado sobre ella todas las circuns
con lo que sectores ligados a la política tancias de lo criminal y de lo abyecto, no
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se han fijado siguiera en que la palabra ción. Las mult it ud es arg ent in as es
materia significa maternidad, porque vie mucho más que un ensayo, es una nue
ne de MATER; y que todos sus ataques va manera de vernos como pueblo en
recaen sobre este sublime sentido con que construcción, al que le impactan los
la Naturaleza se ha revelado a los hom sucesos que marcan su devenir, y reac
bres, en esa palabra, desde los primeros ciona de maneras muy propias y efecti
orígenes del lenguaje humano. vas, que se propagan como llamas al
Tantas voluntades y saberes, estaban viento, y consolidan una protesta, una
apostando al futuro de una sociedad voluntad, un destino. Y ésto sin fechas
bien constituida, asegurándole los pará ni documentación específica, sino con
metros de su formación, y admitiendo la pulsión de la hora, la adhesión a la
la seguridad de que podían alcanzar la protesta, la solidaridad en la lucha. Algo
exc elenc ia en mat er ia de des ar rollo de esto mismo tienen las respuestas de
mental y compromiso con el quehacer la gente de pueblo cuando testimonia
nacional, a partir del análisis, la com aspectos de un pasado junto a Rosas
pulsa y el estudio comparativo de proce fuera de su casona, junto a la gente que
dimientos y logros. cuida de su establecimiento, o de sus
Quizá estas reflexiones que siguen son, cabalgaduras, o de sus expediciones,
en cierto modo, paralelas y por tanto ganada por la familiaridad que comuni
“independientes” del abordaje de este ca en esas situaciones el caudillo distan
trab aj o, que priv ileg ia la vis ión de te, y que abonan luego la adhesión que
“documentalista” empeñado en reunir marca su persistencia en el poder. Son
datos que le consintieran arribar a con modos de ver los hechos que nos mar
clus ion es seg ur as, vis ión hast a aquí can, determinados o formulados por el
seg uid a comp uls iv am ent e por Jos é mismo pueblo, que sin representantes
María Ramos Mejía, pero como quiera que sean sus voceros, produce reaccio
que sea, no queremos eludir su men nes volcánicas insospechadas, reformu
BIBLIOGRAFÍA:
• Homenaje al Dr. José María Ramos Mejía, Buenos Aires, Ed. J. Peuser, 1940.
Incluye trabajos presentados por las más altas instituciones con motivo del homenaje a José María Ramos Mejía,
en el XXV Aniversario de su muerte, del Dr. Pedro M. Ledesma, Presidente del Consejo Nacional de Educación;
Dr. José Arce (decano de la Facultad de Medicina); Dr. Francisco de Veyga, miembro de la Academia Nacional de
Medicina; Dr. Jacobo Spangenberg, Presidente del Departamento Nacional de Higiene; Dr. Arq. Martín S. Noel,
miembro de la Academia Nacional de la Historia; Dr. Enrique Mouche, en representación de la Facultad de Filo
sofía y Letras; Dr. Ricardo Negri, Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina.
• Homenaje de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, a cargo del Dip. Arq. Martín S. Noel, y el
Dip. Dr. Víctor J. Guillot.
• Homenaje de la Honorable Concejo Deliberante y de la Municipalidad de Buenos Aires, a cargo del Dr.
Carlos F. Rophille, concejal; Dr. Raúl Denis, Director Interino de la Asistencia Pública.
• Homenaje del Consejo Nacional de Educación, a cargo de Pedro M. Ledesma, presidente del Consejo
Nacional de Eduación y Dr. Jacinto Y. Prieto; Sr. Luís Quartino, Vic. de la Cooperadora Escolar José María
Ramos Mejía.
• Tres valiosas opiniones sobre “Las neurosis de los hombres célebres en la historia argentina”, Dr. Vicente F.
López; Juicio crítico del General Mitre sobre la primera parte del libro y Juicios críticos de Don Domingo
Faustino Sarmiento sobre el libro (primera y segunda parte).
• Floria, Carlos, El clima ideológico de la querella escolar, en idem.
• Montserrat, Marcelo, “La mentalidad evolucionista. Una ideología de progreso”, en La Argentina del ochen
ta al centenario, Ed. Sudamericana.
• Picotti, Dina, “La cuestión religiosa”, en El Movimiento positivista argentino, comp. Hugo Biagini, Buenos
Aires, Editorial.de Belgrano, 1985, pp. 223-240.
• Ramos Mejía, José María, La Locura en la Historia, Bs. As., Introducción de Paul Groussac, Felix Lajouane
editor., 1985. pp. 690.
• Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, Buenos Aires La Cultura Argentina, 1952, 3 tomos.
• Ramos Mejía, José María, Las Multitudes Argentinas, Buenos Aires, ed. de Belgrano, Estudio de Psicología
Colectiva. 1977.
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• Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1952., 3 tomos
• Ramos Mejía, José María, La Locura en la Historia, con Introducción de Paul Groussac, Buenos Aires, Félix
Lajouane editor., 1985. pp. 690.
• Rovaletti, Lucrecia, “Panorama psicológico”, en El Movimiento positivista argentino, comp. Hugo Biagini,
Buenos Aires, ed. de Belgrano, 1985.
• Terán, Oscar, Vida intelectual, en el Buenos Aires fin de siglo (1880-1920), “Derivas de la ‘cultura científica’”,
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000.
• Vezzetti, Hugo, “El discurso psiquiátrico”, en El movimiento positivista argentino, comp. Hugo Biagini, Bue
nos Aires, Editorial. de Belgrano, Bs.As., 1985.
• La locura en la Argentina, Paidós, Bs. As., 1985.
• Ramos Mejía, José María, A martillo limpio, Yrigoyen Vivo, Buenos Aires, 1952, p.7
• Ramos Mejía, José María; Ingenieros, José, El amor y la incapacidad civil, De la Semana Médica, 1909.
• Ramos Mejía, José María, “Apuntes clínicos sobre el traumatismo cerebral”. Tesis (Colección Candioti
Medicina.) Buenos Aires, Biedma, 1879, tomo 26.
• Ramos Mejía, José María, Contestación a las observaciones de los contadores fiscales sobre el ejercicio económico
de 1911. Buenos Aires, Consejo Nacional de Educación, 1912.
• Ramos Mejía, José María, Estudios clínicos sobre las enfermedades nerviosas y mentales, Buenos Aires,1893
• Ramos Mejía, José María. Las neurosis de los hombres célebres de la historia argentina. Buenos Aires, Biedma,
1878-1882. 2 vol.
• Ramos Mejía, José María, Las neurosis, Buenos Aires, Biedma, 1915
• Ramos Mejía, José María, Discurso de inauguración del Museo Histórico Escolar (Escuela Sarmiento) Dis
cursos, Bs. As. 1910
• Ramos Mejía, José María. La locura en la historia. Contribución al estudio psicopatológico del fanatismo reli
giosos y sus persecuciones. (Introducción de Paul Groussac), Buenos Aires, Editorial Cientifica y Literaria Argen
tina, 1927
• Ramos Mejía, José María. “Las multitudes argentinas: estudio de psicología colectiva para servir de intro
ducción al libro Rozas y su tiempo”, Buenos. Aires,1899.
• Ramos Mejía, José María. Las multitudes argentinas. Estudio preliminar de José María Bolaños, Buenos
Aires, Kraft,1952.
• Ramos Mejía, José María, La neurosis, 2da. reedición, 1927.
• Lynch Ricardo. “Informe presentado por el Dr. R. Lynch al Dr. Jose M. Ramos Mejía, Presidente del Con
sejo Nacional de Educación”
• Loudet, Osvaldo, Política del espíritu. Maestros y Discípulos, Buenos Aires, El Ateneo, 1948
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Ernesto Quesada:
archivar e historiar (la patria)
Por Oscar Terán (*)
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del general Pacheco, de Lavalle, de Lama rio y el apoyo de las clases populares. De
drid), y de ese modo intensifica la ruptu modo que su larga dominación salvó la
ra con la tradición satanizadora del fenó nacionalidad argentina, y, con una polí
meno rosista, para concluir que “la tica “más amplia y más argentina que la
leyenda unitaria sobre Rosas es un simple de Rivadavia”, proyectó una patria gran
espejismo”. Brinda así, en La época de de y fuerte. En particular, la diplomacia
Rosas, una visión crítica de la versión his de Rosas es considerada un capítulo bri
toriográfica oficial, que incluso luego del llante de la historia patria, y en defensa
derrocamiento del presunto tirano habría de la soberanía nacional llegó a desafiar
llegado al ocultamiento de la verdadera a Francia e Inglaterra, hasta librar el
historia mediante la quema de documen combate de la Vuelta de Obligado, que
tos: “¡Nuest ros Quesada no vacila en calificar de “homé
Componer archivos históricos padres –exclama– rico”. En suma que, como sabemos des
en esa nación nueva era muchas han contemplado de hace tal vez no demasiado tiempo, no
veces recoger recuerdos y memo la humareda de esa hubo que esperar entre nosotros al revi
rias de los propios miembros de justicia histórica!”. sionismo de la década de 1930 para la
un linaje, según ese movimien Este juicio diso elaboración de una historiografía alter
to que en algunos como Sar nante respecto del nativa a la llamada “oficial”: ella estaba
miento llegó a identificar la mitrismo lo iba a naciendo en el interior mismo de la
historia del país con su propio ser igualmente con república aristocrática...
relación a la entera Además, esa visión del pasado construía
recorrido biográfico. Una gene
tradición unitaria, un suelo de experiencia que –en térmi
ración después, para Ernesto a su entender un nos de Koselleck– permitía definir un
Quesada eso implicó heredar el movimiento urba horizonte de expectativas, ya que la figu
archivo de su suegro, el general no, patricio, “aris ra de Rosas (tal como también lo será
rosista Pacheco, a partir del tocrático por esen para José María Ramos Mejía) conden
cual elaborará buena parte de cia”, “empingoro saba esa virtud del buen gobierno con
su libro de 1898 que tituló La tado en la tradi sistente en obtener el favor de las masas
época de Rosas: su verdadero ción” e inflexible manteniendo con ellas una justa distan
carácter histórico. en su doctrinaris cia de subalternización. Sólo que ahora
mo, mientras el el orden deseado no requiere la pacifica
[...]ofrecerá una visión más
fed er al ism o era ción del criollo mundo rural, sino la
matizada del Restaurador de las “una asp ir ac ión construcción de una amalgama patrióti
Leyes; visión que lo despegaba inconsciente de las ca necesaria para dotar de homogenei
de la imagen del déspota de las pob lac ion es del dad a esa sociedad aluvional percibida
pampas, para definirlo como interior” (Juan B. como “excesivamente heterogénea”. De
alguien que tiene derecho a Justo, Aníbal Pon tal modo, la obsesiva “cuestión nacio
incorporarse al legado legítimo ce, entre otros, nal” fue tematizada por Quesada a través
de una nación en construc repetirán casi tex del problema del idioma nacional, y lo
tualm ent e est a hizo instalándose en la larga estela de
def in ic ión). Se una tradición romántica que remitía a
justifican por eso –prosigue Quesada– Herder y que había identificado lengua
los levantamientos de Quiroga, López y con nacionalidad. Resultaba consonante
Rosas ante “la pretensión de una oligar así con el emprendimiento que, a partir
quía que, convencida de su impopulari de las últimas décadas del siglo XIX,
dad, quería regenerar la nación a la junto con la construcción del “habitan
fuerza”. te-productor” y del “ciudadano”, forta
Obtenido de este modo el control del lece la búsqueda de una identidad que
poder, Rosas logró así consumar esa evo refiere a la cultura y proyecta el diseño
lución que dio “tan admirables resulta de un sujeto nacional. Se iniciaba así la
dos” sobre la base de un orden autorita marcha hacia un nacionalismo cultura
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cada agrupación tiene su diario, impre lib ros franc es es: “En Buen os Aires
so en su idioma de origen, siendo esta –escribe– los hijos de otras naciones
ciudad cosmopolita la que tiene la pren hablan un español sui generis...”.
sa más variada, desde periódicos en tur La pluralidad es un dato del proceso
co y hebreo hasta en gallego, catalán y argentino que un moderno como Que
vascuence, pasando por todos los idio sada está dispuesto a pagar como tribu
mas conocidos. Pero junto con este to al progreso. Pero un miembro de la
registro de la pluralidad, la mirada de élite criolla como Quesada no está dis
Quesada se torna aún más sensible a los puesto a que esta mezcla degenere en
esa hib rid ac ión
fértil hasta la tera
tología del “coco
liche”, y por eso
considera impres
cind ib le def in ir
qué elem ent os
dent ro de esa
mixt ur a deb en
resultar esenciales
e inamovibles. En
El criollismo en la
literatura argenti
na (1902) sosten
drá entonces que
en un país multi
ling üíst ic o la
aut ént ic a leng ua
nacional no pue
de ser el lenguaje
vulgar de las cla
ses pop ul ar es,
sino la noble usa
da por escritores
y gent e cult a.
Com o tant os
otros, al pensar la
leng ua Quesada
piensa la sociedad;
porque no es que
deba eliminarse el
uso del lenguaje
vulg ar, sin o que
pued e perm it irs e
siempre y cuando
se mantenga clara
la jerarquía y no
se considere que
fenómenos de hibridación lingüística las const rucc ion es “baj as” pued an
que observa. Y revela a pares como expresar una literatura nacional. En
Cané lo que hay “detrás de las rejas” de cambio, dirá Quesada, el lenguaje que
sus propias casas llenas de infinitos debe unificar el idioma es el lenguaje
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culto, para que, “por sobre nuestro cos labores nacionales, el gaucho se alejó
mopolitismo, se mantenga incólume la hacia el Sur (donde seguirá buscándolo
tradición nacional, el alma de los que Borges), corrido por la civilización y los
nos dieron patria, el sello genuinamen extranjeros que presionaron sobre su
te argentino, la pureza y gallardía de hábitat natural, hasta ingresar en un
nuestra lengua”. El sello, el alma, la tra irremisible proce
dición, esto es, la pureza enfrentando a so de ext inc ión. ...la obses iva “cuest ión nacio
la hibridación. Pero esta muerte nal” fue temat izada por Que
Y sin embargo, he aquí que esa lengua es en rig or una
sad a a trav és del prob lem a del
postulada como punto duro y puro de la asc es is que lo
nacionalidad no es autóctona sino here purifica de cuanto
idioma nacional, y lo hizo ins
dada del imperio colonizador. Entonces en la vida mate tal ánd os e en la larg a est el a de
es cuando de hecho se plantea la pregun rial lo torn ab a una trad ic ión rom ánt ic a que
ta recurrente de toda cultura derivativa: imperfecto. Puede rem it ía a Herd er y que hab ía
¿cómo hacer de una lengua heredada entonces Quesada ident ificado leng ua con nacio
una lengua propia? Para salir de este ato celebrar esta cita: nal id ad. Res ult ab a cons on ant e
lladero el razonamiento de Quesada “El gauc ho ha así con el emp rend im ient o
requiere un mediador, y ésa es la función muerto –decía un que, a part ir de las últ im as
argumentativa y simbólica que cumplirá crít ic o ext ranj e
déc ad as del sig lo XIX, junt o
la figura del gaucho. Los gauchos argen ro–, la civilización
tinos, en definitiva, no son sino “los le ha matado dul
con la const rucción del “hab i
andaluces de los siglos XVI y XVII cemente, sin con tant e-product or” y del “ciuda
transplantados a la pampa”. Empero, en vulsiones”. Y aho dan o”, fort al ec e la búsq ued a
ese trasplante el tipo original sufrirá ra que, para bien de una ident id ad que ref iere a
mod if ic ac ion es sust ant ivas imp res as de la civilización la cult ur a y proyect a el dis eñ o
nada más y nada menos que por la pam y la cultura argen de un sujet o nac ional.
pa, por la pampa en tanto sinécdoque ya tina, ha desapare
asentada de la Argentina toda. Territorio cido, se compren
dotado de caracteres genesíacos, en ella de que “la muerte, al depurarlo de las
un andaluz deviene un gaucho: “La vida impurezas de la realidad, le abre las
aislada en las soledades de las llanuras puertas de la leyenda. La muerte es la
sin fin les dio su razón y linaje: torná gran poetizadora; la muerte, que sedi
ronse melancólicos y resignados, modifi menta la tradición, único verdadero
cando su carácter, que ganó en seriedad fondo de toda poesía; sólo es poético lo
lo que perdió en brillantez. Y así, el des que, habiendo vivido, reposa en la eter
cendiente de andaluz, a la larga, se con nidad.”
virtió en el gaucho argentino”. ¿Resta decir que ese modelo así fabrica
El gaucho, precisamente, ha cumplido do es tan eterno como inalcanzable por
relevantes funciones para la construc esas masas inmigratorias, por más que
ción de la nacionalidad, hasta erigirse bailen el pericón, se disfracen de gau
en un cimiento sólido para la misma. chos en los carnavales porteños o bauti
Se dice que todo proceso fundador cen a sus peñas con el nombre de Martín
requiere de un outsider, esto es, de un Fierro?...
for ast ero o de un aut oex il iad o, de
alguien que –como en los relatos de
Herodoto sobre Solón, como en la vida
real de Alberdi, como en la ficción del
western– viene de afuera como un vien NOTA: Para la elaboración de este artículo he uti
to claro y, cumplida su labor originaria, lizado algunas ideas presentadas en algunos pasajes
es expulsado o simplemente se retira en de mi libro Vida cultural en el Buenos Aires fin-de-
soledad. Análogamente, realizadas esas siglo (1880-1910), Buenos Aires, Fondo de Cultu
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sición en España de copias de documen más tarde por Ernesto en un libro signi
tos manuscritos que solucionaran el pro ficativo y original.
blema de los límites que tenía el gobier El doctor Quesada, en diciembre de
no de nuestro país con el de Chile. El art. 1874, después de 19 meses de ausencia
4 nombraba una comisión formada por retomó la dirección de la Biblioteca
Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López, Pública de Buenos Aires. Las memorias
Andrés Lamas y Juan María Gutiérrez, de la Biblioteca de los años 1874 y 1875
quienes debían extender las instruccio señalaron una actividad incesante, su
nes para la adquisición de manuscritos. gran preocupación y dedicación a la
El art. 6 imponía el deber de comunicar patria, su afán por demostrar a los países
detalladamente al gobierno el resultado americanos y europeos el nivel intelec
de su cometido. La comisión se expidió tual bibliográfico y hemerográfico argen
en un intenso informe el 12 de abril de tino por medio del intercambio de colec
1873. El 2 de julio de ese año el Poder ciones nacionales de gran nivel intelec
ejecutivo dictó la resolución; como com tual a través de relaciones de canje con
pensación recibiría 5.000 pesos moneda otras instituciones extranjeras, que incre
corriente mensuales por el término de 6 mentaron el patrimonio bibliográfico de
meses. Designó, además, la suma de la Biblioteca mediante donaciones de
30.000 pesos moneda corriente para gas colecciones extranjeras, algunas de ellas
tos en copia de documentos. de raro valor documental.
Quesada consideró que no podía aceptar En 1875 consiguió autorización para que
ya que le era imposible por el escaso la Biblioteca de Buenos Aires concurriera
tiempo puesto que ese plan requería a la Exposición Universal de Filadelfia
varias personas y mucho más tiempo. (1876), con una colección de 173 volú
Ante la benevolencia del ministro Alcor menes y 59 publicaciones que mereció el
ta “no se arredre y haga lo que sea posi elogio internacional.
ble”5, aceptó la comisión limitando los A principios de 1877, Vicente G. Quesa
documentos a la parte histórica y a la da fue nombrado Ministro de Gobierno
hidrografía. de la Provincia de Buenos Aires y las
Llegó a Madrid donde debía seleccionar reformas proyectadas para la Biblioteca
los documentos. Realizó estudios en la como director pudo continuarlas desde
Dirección de Hidrografía, la Biblioteca el nuevo cargo.
de la Real Academia de Historia, la Así describió Groussac la tarea desarro
Biblioteca Nacional y en Sevilla, en el llada por Quesada:
Archivo de Indias. Compró la colección Esta obra relativamente considerable repre
de mapas, cartas y documentos. Median sentó una transformación del estableci
te los documentos coloniales pudo esta miento y su incorporación, puede decirse,
blecer los verdaderos límites con Chile. en el número de las bibliotecas modernas
El resultado fue óptimo, elaborado en un verdaderamente dignas de este nombre6.
extenso libro publicado en 1875 La Luego concluyó respecto de la actuación
Patagonia y las tierras australes del conti de Quesada que: “señala en los anales de
nente americano, en el que, Quesada rela la Biblioteca un puesto de honor a su
tó su viaje y analizó cada una de las laboriosa e ilustrada administración”7.
copias de los documentos traídos desde En 1881 Vicente y Ernesto Quesada fun
España. Probó documentalmente los daron La nueva revista de Buenos Aires,
límites naturales entre la Argentina y prestigioso órgano de cultura del que
Chile. publicaron 13 tomos. Numerosas obras
En 1873 Vicente G. Quesada junto con históricas aportaron a la cultura histórica
su hijo Ernesto visitó a Juan Manuel de argentina, entre las cuales cabe señalar
Rosas en su chacra de Southampton, sus estudios sobre El virreinato del Río de
entrevista que será detallada 25 años la Plata 1776-1810, Capitulaciones para
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el descubrimiento del Río de la Plata y era: estudio crítico sobre Persio y Juvenal
Chile, Los antiguos límites de la provincia en 1878. Su erudición abarcó los más
del Río de la Plata. diversos campos del conocimiento. Dic
En 1883 fue designado por el General tó cátedras en la Universidad de la Plata
Roca como enviado extraordinario y y Buenos Aires, en Derecho y Sociología
ministro plenipotenciario en Brasil. Dos con un criterio renovador y creativo.
años más tarde fue trasladado a Estados Basadas en el archivo del General Pache
Unidos. Dos libros publicó como resulta co, abuelo de su primera mujer, publicó
do de estos destinos: Mis memorias diplo una serie de estudios sobre las guerras
máticas y Recuerdos de mi vida diplomáti civiles argentinas.
ca. Resulta imposible detallar su obra inte
Ocupó más tarde puestos diplomáticos lectual que durante 50 años de produc
en México, la Santa Sede, España y el ción creativa abarcó los más diversos
gobierno alemán. temas: desde la enseñanza de la historia,
En 1907, a los 77 años de edad publicó la obra de Spengler, las misiones jesuíti
Memorias de un viejo bajo el seudónimo cas y la filosofía kantiana hasta el pensa
de Víctor Gálvez, describiendo la vida miento sociológico contemporáneo,
argentina durante todos ellos con aportes eruditos y singu
la segunda mitad lares.
del siglo XIX. En 1873, como ya se mencionó, visitó
Murió un 19 de con su padre a Rosas. En el epílogo a su
sept iemb re de libro más conocido y menos estudiado,
1913 con el respe La época de Rosas, describió en detalle esta
to y la considera entrevista. Vicente Quesada nunca fue
ción de su país. partidario de Rosas y sus convicciones no
Ernesto Quesada, variaron con el correr del tiempo. Así lo
hijo de don Vicen demostró el 23 de abril de 1877 en el
te Quesada y doña decreto por él promulgado en el que rei
Elv ir a Med in a, teró que por ley, Rosas fue declarado “reo
hija del destacado de lesa patria” y se prohibió “toda demos
j u r i s c o n s u l t o tración pública a favor de la memoria del
Ángel Medina fue tirano Rosas cualquiera sea su forma”8.
uno de los pensa En este libro, La época de Rosas, explicó
dores más origina el criterio histórico que había utilizado.
les de la Argenti De manera que por tradición de familia y
na. Jurista, diplo por comunión espiritual, el autor estaba
mático, profesor e condenado a juzgar la época de Rosas con
historiador. Nació un criterio absolutamente opuesto al pre
el 1 de junio de sente libro: si a pesar de todos los pesares,
1858 en Buenos su leal convicción histórica lo ha hecho
Aires. Cursó estu sostener el criterio expuesto, no necesita
dios en Alemania y fue uno de los más insistir en que debe ser muy honda dicha
grandes conocedores de la cultura alema convicción para haberse podido sobrepo
na en la Argentina y en América. ner al atavismo de familia y a la influen
Fue el primer traductor de Oswald Spen cia paterna casi todopoderosa9.
gler en lengua española. Al regresar a Después de exponer su metodología his
Buenos Aires del viaje con su padre, tórica, describió la forma en que Rosas
ingresó en la Biblioteca Pública de Bue vivía solitario en su chacra inglesa. Así
nos Aires, se graduó en Derecho y a los escribió:
20 años publicó su primer libro La socie Los recibió en una pieza con estantes atibo
dad romana en el primer siglo de nuestra rrados de papeles donde solía trabajar des
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pués de recorrer la chacra a caballo. La te por cuanto sigue paso a paso la evolución
conversación fue animada e interesantísima social y política de nuestro país, se le ve
10. salir de la anarquía y del caos 13.
Al final del encuentro Rosas, se refirió a La biblioteca de los Quesada con más de
su largo gobierno y a su pensamiento 80.000 volúmenes que Ernesto quiso
político, señaló: donar al gobierno argentino, debido a la
Busqué yo solo el ideal del gobierno pater negligencia de éste, tuvo como destino
nal en la época de transición en que me tocó final la Universidad de Berlín sobre la
gobernar.... He despreciado siempre a los base de la cual se fundó el IberoAmeri
tiranuelos inferiores y a los caudillos de kansiche Institut, institución aún hoy de
barrio, escondidos en la sombra: he admira renombre universal.
do siempre a los dictadores autócratas que La preparación intelectual de Ernesto
han sido los primeros servidores de sus pue Quesada se reflejó en las memorias de la
blos. Ése es mi gran título: he querido siem Biblioteca Pública pertenecientes a los
pre servir al país y si he acertado o errado años 1876 a 1878, quien junto a Nicolás
la posteridad lo dirá, pero ése fue mi propó Massa, fueron designados directores inte
sito y mía, en absoluto la responsabilidad rinos de la institución mientras Vicente
por los medios empleados para realizarlos Quesada se desempeñaba como Ministro
11. de Gobierno de la Provincia: Memoria
En todas las páginas de La Época de Rosas anual sobre las publicaciones periódicas
Se encuentran sugerencias largamente de la Biblioteca, Organización del depar
meditadas, puntos de vista originales que tamento de periódicos. Sistema de clasi
invitan a la reflexión, un estilo ameno y de ficación para ordenamiento hemerográfi
fácil lectura pero estas cualidades no harían co. Organización de la Colección de
del libro lo que es si no fuese porque simbo cartas geográficas. Participación de la
liza un criterio renovador en la historio Biblioteca en la Exposición Universal de
grafía argentina. Quesada trató con acer París en 1878 con 227 obras en 660
tado éxito penetrar en el sentido de la época volúmenes, fueron algunos de sus apor
como señaló Ranke, de describir los estados tes a la Institución.
sociales colectivos como escribió Lamprecht El 7 de febrero de 1934 a los 75 años de
y esencialmente comprender en el sentido edad murió en Suiza.
de Dilthey 12. Vicente y Ernesto Quesada con sus nota
El estudio de la época de Rosas es interesan bles contribuciones intelectuales honra
NOTAS:
1 Quesada, Vicente G., Memorias de un viejo. Estudio preliminar y arreglo/ por Isidoro J. Ruiz Moreno. Bue
nos Aires, Ciudad Argentina, 1998 p.108
2 Quesada, Vicente G., Memorias, p.300
3 Quesada, Vicente G., Memorias, p.358
4 Biblioteca Pública de Buenos Aires, Memorias de la Biblioteca Pública de Buenos Aires: 1871-1876, Buenos
Aires: Biblioteca Pública de Buenos Aires, 1877 p. 4
5 Quesada, Vicente G., La Patagonia y las tierras australes del Continente americano, Buenos Aires, Imp y Lib.
De Mayo, 1875, p.110
6 Groussac, Paul, Historia de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1967 p. 63
7 Groussac, Paul, Historia de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1967 p. 64
8 Quesada, Ernesto, La época de Rosas, Buenos Aires, Jacobo Peuser, 1923 p. 229
9 Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p. 230
10 Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p. 230
11 Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p. 232
12 Peco, José Luis, “Ernesto Quesada, un historiador olvidado” en Ideas e imágenes, supl. Cult. de La Nueva
Provincia N°397, Bahía Blanca, 10/03/1988, pp. 1-3
13 Binayan, Narciso, “Estudio preliminar” en Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p.81
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Ángel Rosenblat.
Una reivindicación filológica de América.
Por José Luis Moure (*)
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aborígenes, más moderada que las hiper español americano condenable por sus
bólicas estimaciones de los cronistas, a orígenes como esencialmente vulgar
partir de los cuales pudo proponer que el encontró en Rosenblat un impugnador
encuentro e influencia de las lenguas intransigente. El análisis detenido de la
autóctonas con el castellano no permite estructura social española y de la compo
un tratamiento homogéneo ni afirmacio sición sociocultural de los conquistadores Agradecemos al Instituto
nes generales12. La ininterrumpida con y pasajeros a Indias lo autorizó a formular de Filología y Literaturas
Hispánicas “Dr. Amado
frontación entablada entre la lengua de una hipótesis provocativa: no sólo no Alonso” el habernos facili
los conquistadores y las de los indios, tan podía aceptarse la idea de una población tado la fotografía de Ángel
Rosenblat que ilustra este
diversas entre sí, con sus correlatos socia inmigrante mayormente compuesta por trabajo.
les de convivencia
y mestizaje, y las
cambiantes políti
cas lingüísticas de
que se sirvieron
para la catequiza
ción –enseñanza
del latín, aprendi
zaje de las lenguas
indígenas e impo
sición final del
castellano obliga
torio– determina
ron una coexisten
cia inestable pero
secular. Rosenblat
pudo afirmar, en
el párrafo inicial
de uno de sus artí
culos más nota
bles:
El proceso de hispa
nización o castella
nización de Améri
ca, que se inicia el
12 de octubre de
1492, no ha termi
nado después de
cas i quin ient os
años. Sin embargo,
la influencia de los
indigenismos en el
español, aún consi
derando su conside
rable número, no
guarda relación con
la importancia de
la lengua de Casti
lla como vehículo de penetración lingüísti fugitivos y por una soldadesca plebeya y
ca13. zafia, que habría impuesto sus peores ras
El otro muy difundido preconcepto de un gos a las manifestaciones culturales y lin
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güísticas americanas, sino que se imponía capitales son de formación tardía– y muy
admitir en aquellos contingentes una escasa manifestación del habla campesina y
cuantitativamente notable presencia de del argot de los oficios. La base del español
representantes de la baja nobleza (segun americano es el castellano hablado por los
dones) y de cléri sectores medios y altos de la vida española,
Desde esa concepción debe gos, proporcional como se ve en el estudio de los tratamientos,
entenderse también su rechazo mente mayor que en el léxico común y en el estilo general de
la lengua. Claro que después del siglo XVI
de la llamada teoría andalucista en la Península,
dotados de buena acudieron, a un continente ya casi domesti
del español de América, uno de
instrucción, deter cado, sectores más bajos de la población,
los capítulos más controverti minantes de una sobre todo con el movimiento inmigratorio
dos de su historia lingüística, nivelación cualita de los siglos XIX y XX. Pero se incorporaron
según la cual la base de su tiva “hacia arriba” –siempre con algunas aportaciones– a una
modalidad dialectal, coinciden y de una hidalgui sociedad hispanoamericana ya constituida
te en muchos de sus rasgos zación general de en su base lingüística, desde el siglo XVI
16.
característicos con la variedad la vida colectiva en
andaluza occidental de España, el Nuevo Conti Hemos hecho mención del espíritu autoc
14 tonista americano que tiñó el pensamien
hubo de ser consecuencia de la nente . El senti
to de Henríquez Ureña y de quienes
mayoritaria presencia de hablan miento de nobleza
que abrigaban los integraron la generación del Centena
tes de ese origen entre los gru c o n q u i s t a d o r e s rio17. Desde esa concepción debe enten
pos iniciales de conquistadores. exp lic ar ía, por derse también su rechazo de la llamada
La voluntad de eximir los dia ejemplo, su adop teoría andalucista del español de Améri
lectos de América de cualquier ción de las formas ca, uno de los capítulos más controverti
sujeción causal o genética a una expresivas de la dos de su historia lingüística, según la
variedad peninsular, llevó por aristocracia, entre cual la base de su modalidad dialectal,
un lado a relativizar el número ellas el paulatino coincidente en muchos de sus rasgos
de andaluces colonizadores, y rec hazo, desd e característicos con la variedad andaluza
occidental de España, hubo de ser conse
por otro a proponer desarrollos mediados del siglo
XVI, del trata cuencia de la mayoritaria presencia de
lingüísticos paralelos (codepen hablantes de ese origen entre los grupos
miento voseante, y
dientes) a uno y otro lado del la generalización iniciales de conquistadores. La voluntad
Atlántico, que pudiesen dar del don, que era de eximir los dialectos de América de
cuenta de los rasgos comunes privilegio concedi cualquier sujeción causal o genética a
como resultado de una evolu do por el Rey (con una variedad peninsular, llevó por un
ción convergente. ironía se pregunta lado a relativizar el número de andaluces
el autor “¿No será colonizadores, y por otro a proponer
prolongación también de aquella época la desarrollos lingüísticos paralelos (code
actual afición hispanoamericana a los tra pendientes) a uno y otro lado del Atlánti
tamientos –tanto doctor, profesor, licencia co, que pudiesen dar cuenta de los rasgos
do, bachiller, maestro, ingeniero, caballero, comunes como resultado de una evolu
etc.–, en contraste con la relativa llaneza ción convergente. El mismo Amado
del tratamiento peninsular?”15). La refle Alonso, español, se dejó seducir por el
xión con que se cierra este trabajo central espíritu de la cruzada, si bien sus entu
de Rosenblat puede ser adecuada síntesis siasmos iniciales tuvieron que ceder fren
de su pensamiento reivindicador sobre la te a las nuevas evidencias documentales,
génesis del español americano: de las que Henríquez Ureña había careci
Así, en el estudio de nuestro español de do, y que años más tarde se verían robus
América, no vemos el reflejo del hampa tecidas por las aportaciones demográficas
española del siglo XVI –las hablas de ger de Peter Boyd-Bowman y las filológicas
manía existentes hoy en varias de nuestras de Rafael Lapesa y Diego Catalán18.
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del triunfo de la poesía sobre la prosa, “en go revele una firme adscripción ideoló
aquella hora en que la misma construc gica y declare la supervivencia definitiva
ción del país parecía una arriesgada de la corriente cosmopolita “en lo que
empresa poética”25. tiene de más vivo y permanente la cultu
Idéntico rigor y erudición atraviesan las ra argentina –piénsese en Jorge Luis
páginas de “Las Borges y Eduardo Mallea–, que se desta
La afirmación ins ól it a de una g e n e r a c i o n e s ca en toda Hispanoamérica precisamen
poética latin izac ión (el adjeti arg ent in as del te por su carácter europeizante” (p.
vo arg ent in o, der iv ad o del siglo XIX ante el 124), en nítido contraste con el fracaso
prob lem a de la de la gauchesca para erigirse en génesis
lat ín ARG ENT UM ‘plat a’) lengua”, un reco de una auténtica literatura argentina con
para designar un río –el estua rrido minucioso e perspectivas de futuro:
rio del Plata– y afianz ars e, tres iluminador de los ¿Cómo se va a creer que el Martín Fierro
siglos después, com o nomb re conflictos identi es una especie de epopeya nacional de la
del país y de sus homb res, tarios nacidos con Argentina parangonable con el Poema de
quiere ser par a Ros enb lat no la emancipación, Mio Cid o con la Chanson de Roland! El
menos la resp uest a ling üíst ic a que debieron con Martín Fierro, fruto tardío del movimien
a la necesidad de nom in ar una vivir con el dilema to romántico que se inicia con Echeverría
entidad más vasta que la cir de cons id er ar y su generación, representa un retorno a las
rom ánt ic am ent e fuentes hispánicas de la vida argentina. Es
cunscripta a una ciud ad y a un
la lengua heredada más bien la elegía del gaucho, su canto de
accidente fluvial (rioplatense) de la metrópolis cisne. Por los mismos años, Rafael Obliga
que la man ifestac ión alentad o como un instru do, en su Santos Vega, canta la derrota y
ra del triunf o de la poes ía mento de cons muerte del payador. Está surgiendo, con
sobre la prosa “en aquel la hor a trucción nacional, tropiezos, caídas y aun injusticias, una
en que la mism a const rucc ión per o tamb ién nueva Argentina, más acorde con los idea
del país parec ía una arriesg ad a como un insusti les de los hombres de 1810 y de 1837 28.
empresa poétic a”. tuible medio de Creemos que en esta visión, expuesta a
unid ad de una tres lustros de distancia de su alejamien
América en dolo to de la Argentina, que conlleva el resa
rosa gestación26. La formación, conti bio de la denunciada antítesis entre
nuidad y tensión de los grupos antihis campo y ciudad (“Toda la vida política y
pánicos y cosmopolitas, de los casticis cultural de Hispanoamérica, todo su
tas y nativistas en la cultura argentina, doloroso drama histórico, reposa en ese
que Rosenblat ilustra con innumerables dualismo entre el interior y la ciu
observaciones que hoy reclamaría la dad”29), se alcanza a divisar la perma
sociolingüística, y el detenido análisis de nente opción de Rosenblat por aquellas
rasgos dialectales, que hacen de este tra posturas reivindicadoras de la unidad
bajo la primera descripción global del esencial de la cultura de nuestra lengua,
habla bonaerense de comienzos del siglo de su inserción en una tradición renuen
XIX27, dan pie para que nuestro filólo te a particularismos unidireccionales,
NOTAS:
1 Las lagunas de nuestra información sobre la vida y obra de Ángel Rosenblat fueron generosamente salvadas
por María Josefina Tejera mediante la oportuna remisión de su edición de Rosenblat, Ángel, El español de
América. Selección, prólogo, cronología y bibliografía [de] ..., Caracas, Biblioteca Ayacucho, 2002. Vaya nues
tro sentido agradecimiento a la académica venezolana, discípula del filólogo y cultora de su memoria y legado
científico.
2 Cf. Guitarte, Guillermo, “Cuervo, Henríquez Ureña y la polémica sobre el andalucismo de América”, en
Thesaurus, XIV, 1959, pp. 20-81.
3 Cf. Boletín de lingüística, N° 12-13 [Homenaje a Ángel Rosenblat], Caracas, enero-diciembre 1997 (Publi
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do como enemigo por las bandas fascis eje sobre el que un notable grupo de
tas de la Alianza Anticomunista Argenti investigadores ha ampliado sus activida
na, que eran un ensayo anticipado de los des formulando proyectos libres de toda
grupos de tareas de la dictadura militar, imposición emanada de las exigencias
se exilia en México. Continúa allí su propias de otros ámbitos académicos o,
labor de docente e investigador en el simplemente, de las efímeras promesas
Colegio de México, en la UNAM y, oca de la moda. Su programa se funda en la
sionalmente, en la Universidad Autóno convicción de que el trabajo intelectual
ma de Puebla. Una mirada atenta sobre genuino se sostiene en la tenacidad con
el conjunto de sus trabajos de esos años que es capaz de resistir los avatares de la
exhibe al menos dos rasgos distintivos; deformación producida por la urgencia,
por una parte, la profundización del tra que tantas veces asedia a los investigado
bajo crítico sobre las textualidades litera res, de ordenar la búsqueda de acuerdo
rias, es correlativa con una expansión de con dictados de legitimación que, en
su interés por la producción discursiva definitiva, obligan a desviar y confundir
desde un enfoque semiótico y, por otra, los objetivos de la investigación.
su escritura se desliza hacia la narrativa A partir de 1997 comienza a trabajar en
novelística, que en la actualidad conti un proyecto de historia de la literatura
núa en pleno desarrollo. argentina que le propone la editorial
En 1987, inicia su retorno a la Argenti Emecé. Desde el principio Jitrik piensa
na, haciéndose cargo de la misma cáte en una obra dirigida a un público lector
dra; como marca amplio, pero no difuso. Un universo
A partir de 1997 comienza a indeleble de su constituido básicamente por profesores y
trabajar en un proyecto de his modo de concebir estudiantes universitarios y de enseñanza
toria de la literatura argentina la tarea intelec media, pero también por un espectro
que le propone la editorial Eme tual, reún e un muy amplio de lectores interesados en la
equipo de profeso reflexión acerca de la literatura argenti
cé. Desde el principio Jitrik res para encarar la na, a los que se les dirija un discurso que
piensa en una obra dirigida a empresa, propo sea capaz de construir una lectura crítica
un público lector amplio, pero niendo una íntima que reniegue de las limitaciones de la
no difuso. Un universo consti vinculación entre divulgación, asumiendo el compromiso
tuido básicamente por profeso la conciencia críti del rigor alejado de toda jerga críptica
res y estudiantes universitarios ca y una ética de propia de cenáculos cerrados.
y de enseñanza media, pero circ ul ac ión del Jitrik convoca a un grupo de investiga
también por un espectro muy saber que tiene dores y estudiosos de la literatura argen
amplio de lectores interesados como objetivo la tina con los que ya tiene un diálogo
lib re disp os ic ión intenso para que dirijan cada uno de los
en la reflexión acerca de la lite
de sus resultados. doce volúmenes que abarcan el plan
ratura argentina, a los que se les Su tarea en el general de la obra; como es una constan
dirija un discurso que sea capaz ámbito institucio te en su trabajo intelectual, piensa la
de construir una lectura crítica nal de la Universi tarea en términos de equipo.
que reniegue de las limitaciones dad de Buenos La idea que los reúne implica concebir la
de la divulgación, asumiendo el Aires es de una historia como un vasto relato antes que
compromiso del rigor alejado f e c u n d i d a d selecta construcción de un archivo en el
de toda jerga críptica propia de extraordinaria, ha que se registren datos regidos por la
cenáculos cerrados. contribuido deci constatación. Una historia de la litera
sivamente al desa tura argentina concebida como un relato
rrollo de las dife en el que se van articulando los momen
rentes carreras de posgrado del área de tos de inflexión relevantes, sean más o
Letras y como director del Instituto de menos conocidos o secretos, valorándo
Literatura Hispanoamericana ha sido el los como instancias de acumulación
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tentación que provocan las voces que va bajo modos interpelativos: “nos obliga a
recopilando en esas pequeñas frases y ter reflexionar sobre la idea misma de estilo
mina salpicando el libro con ellas. La como forma en que las cosas dicen lo que
bibliografía, organizada por países, en son, y nos convida a percibir de qué
algunos casos –Uruguay, Perú– también modo un texto aprisionado en las rutinas
es anticipada por las frases entrecomilla de las demostraciones, vuelve a soltar su
das. La forma es a tal punto desarmada voz ante nosotros”.13
que la bibliografía correspondiente a Modos de la crítica
Chile es anticipada por un comentario La composición que hace Viñas entre
sobre los intelectuales a considerar en modos de la investigación y de la escritu
este país. ra es puesta bajo el signo de la interven
El juego –contrapunto– entre escritura de ción política. Sus condiciones polémicas,
autor/voces citadas como epígrafes/escri sus resoluciones abruptas –que, en
tos recopilados como documentos, se muchos momentos, tienden a borrar
expande en Indios, ejército y frontera.12 dimensiones relevantes del objeto litera
Se busca la verdad de la clase dominante rio con el que trata–, su inclusión de los
argentina –la verdad de su constitución documentos como afluentes para un
como clase– en la literatura de frontera. movimiento interpelativo, provienen de
En ese territorio indefinido –en busca de esa interrogación fundamental por el
definición– y en la situación de guerra, modo en que los sujetos se hacen cons
es donde se producen, por la misma cris cientes de su ser político o por los recur
pación que ambas condiciones suponen, sos con los cuales enmascaran o eluden
las intervenciones más reveladoras. Las ese ser.
voces se agolpan para dar cuenta de En una crítica que no soslaya la denosta
aquello que sucedió durante el siglo XIX. ción personal, Julio Schvartzman plantea
Sin embargo, es claro que son convoca que Viñas reduce a matices las diferencias
das para sugerir, a veces de modo explíci realmente existentes entre los textos o
to, las continuidades con los modos en entre los escritores, y que esa reducción
que en el presente operan los discursos supone un maltrato o un desdén hacia las
excluyentes o paternalistas. La tesis del cualidades propias de la literatura.14 Está
libro sería que, si bien una nación siem señalando una cuestión central de toda
pre se constituye señalando una frontera crítica, la que hace a su capacidad de aso
que separa de otros, en el caso argentino marse a la singularidad de su objeto o si
esa frontera se forma, permanentemente, tiende sus redes para sumirlo en un terri
al interior, como frontera de clase y torio de valoraciones que le es previo.
racial. Persisten, entonces, en la historia La noción de matices es parte de esta
posterior a la modernización roquista, la cuestión, porque al mismo tiempo que
frontera, el “ejército” –entendido como da cuenta de ciertos pliegues sobre la
modo armado y discursivo del Estado– y superficie de un campo, los inscribe den
lo indio –lo que es acusado como infe tro de esa superficie. De lo contrario,
rior y sujeto a sanción. serían diferencias y no matices. En el
Citas y documentos funcionan como ejercicio crítico de Viñas no es habitual
estrategia de interpelación. Esto es, no la búsqueda de diferencias, sino que lee a
nos colocan ante una dispersión que evi partir de la afirmación de un campo
te la identificación del lector con alguna común, estructural, en el que existen los
posición, sino que la coralidad de los matices. Es posible que la propia poten
documentos solicita una fuerte alianza cia del modo de lectura que constituye
con la interpretación propuesta por el desde sus ensayos críticos funcione como
libro. Es una convocatoria sobre la actua obstáculo para percibir o detenerse en la
lidad y no una narración de lo sucedido. diferencia que hace de los textos singula
Una escritura política que se despliega ridades irreductibles.
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NOTAS:
1 Valverde, Estela, David Viñas: En busca de una síntesis de la Historia argentina, Buenos Aires, Plus Ultra,
1989.
2 En este sentido es muy discutible la operación que lleva a cabo Marcela Croce, sustentada en la idea de que
el camino transitado por Viñas es el que va del ensayo a la crítica. Y como la crítica es el punto de llegada,
Croce toma las palabras que el ensayista había recreado, y las traduce a un lenguaje académico. Por ejemplo,
flecos se convierte en “metáfora de los elementos resistentes que a lo sumo pueden aspirar a la sobrevivencia,
no a la relevancia, en el marco provisto por la generación.” (“Constantes ideológicas con variaciones retóricas.
Versiones y reediciones de la crítica de David Viñas”, en de Nicolás Rosa ed., Políticas de la crítica. Historia de
la crítica literaria en la Argentina, Buenos Aires, Biblos, 1999).
3 Los títulos mencionados están en el índice de De Sarmiento a Cortázar, Buenos Aires, Siglo Veinte,
1974.
4 Estos pertenecen a Anarquistas en América Latina, Buenos Aires, Paradiso, 2004.
5 En Contrapunto político en América Latina, México, Siglo XX, I cap 1982.
6 Son algunos de los títulos de los capítulos de De Sarmiento a Dios. Viajeros argentinos a USA, Buenos Aires,
Sudamericana, 1998.
7 “En 1964 Viñas publica su primer libro de crítica literaria, Literatura argentina y realidad política, versión
revisada de la mencionada tesina –Introducción a la oligarquía– que escribiera en los años 1955-1958. Litera
tura argentina y realidad política es un extenso ensayo de 361 páginas, recopilación de artículos publicados en
las revistas Contorno (Buenos Aires), La Gaceta (Tucumán), Revista de la Universidad de México y Discusión
(México), que integrados coherentemente con otros artículos inéditos, trazan la trayectoria literaria argenti
na.” Valverde, Estela, op.cit.
8 “Constantes con variaciones” es el título de la primer parte de Literatura argentina y política. De los jacobi
nos porteños a la bohemia anarquista, Sudamericana, Buenos Aires, 1995. Pese a que ha sido usado varias veces
en los análisis sobre Viñas, vuelvo a esa imagen para pensar en la peculiar tensión entre cambio y permanen
cia que caracteriza a sus libros de crítica, la tensión entre la mutación del propio texto y la insistencia sobre
ciertos temas, giros, análisis.
9 Los epígrafes que abren De Sarmiento a Cortázar (Buenos Aires, Siglo XX, 1974) son de Serge Doubrovsky
y de Christine Glucksman; el que abre De los jacobinos porteños a la bohemia anarquista (en el que se repro
ducen varios capítulos de aquel) es de Terry Eagleton.
10 Viñas, David, Historia de América Latina. México y Cortés, Madrid, Editorial Hernando. 1978.
11 Viñas David, Anarquistas en América Latina, Buenos Aires, Paradiso, 2004 (primera edición Kartun,
México, 1983).
12 Viñas David, Indios, ejército y frontera, Buenos Aires, Santiago Arcos editor, 2003. (primera edición Siglo
XXI editores, México, 1982).
13 González, Horacio, “Prólogo” a Indios, ejército y frontera.
14 El escrito de Julio Schvartzman (“David Viñas: La crítica como epopeya”, en Cella, Susana, La irrupción
de la crítica, Emecé, Buenos Aires, 1999) es un análisis detallado de la obra crítica de Viñas, que se postula
casi como el intento totalizador opuesto al de Valverde. El análisis es traicionado por la invectiva, y Schvartz
man no elude ejercitar sobre su objeto ninguna de las reducciones y desdenes de los que lo acusa. Lo menos
aceptable es, sin embargo, el tono de venganza personal que recorre el escrito.
15 Alberto Giordano considera que el ensayo es “el único modo de dialogar con la literatura” por esta dupli
cación que hace de la literatura en el momento de interrogarla. De su libro Modos del ensayo. Jorge Luis Borges
- Oscar Masotta ( Rosario, Beatriz Viterbo, 1991) tomamos esta idea.
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otras “irrealidades”. Los sectores popula para ser contada. De allí la heterogenei
res convertidos en público literario nue dad de enfoques...
vo no quedarían fijados en el imperio de Heterogeneidad de enfoques será, enton
los sentimientos sino que, gracias a él, ces, el método de
comenzarían a compartir ese imperio Una modernidad Y ya que estamos de nuevo en
con otros. Las novelas sentimentales, periférica. No basta
Una modernidad: la oportuni
cuyo ejemplo más exitoso fue La Novela con conocer lo que
dad, aunque más no sea, de rozar
Semanal que en 1922 alcanza una tirada Borges, Girondo,
de 400.000 ejemplares, fueron, en pala Arlt, Güir ald es, el tema de la prensa y la literatu
bras de Sarlo, “un agradable desvío o una Ocampo, Lange o ra ácratas, otra vez, es pasada por
sencilla estación para las iniciaciones” del González Tuñón alto. El momento justo de hacer
campo popular en el hábito de leer.. han escrito con lo podría haber sido el capítulo
El imperio nos deja a sus lectores, o a mí intención de litera dedicado a la revolución como
me deja, con ganas de hacerle alguna pre tura. Hay que fundamento de la escritura.
gunta a su autora. La cuestión no es tan superponer esos
importante y prefiero postergarla hasta textos con declaraciones públicas, posi
después del rápido sobrevuelo por el otro ciones tomadas frente a acontecimientos
libro que nos proponemos comentar. como la revolución rusa, la reforma uni
Si en El imperio, Sarlo se propuso, versitaria o la guerra civil española,
según dice, hacer algo distinto a lo que manifiestos firmados, empleos que tuvie
estaba “acostumbrada”, es decir “a orga ron los escritores y en qué medios si es
nizar la literatura desde las rupturas, que fueron también cronistas, fascinacio
desde el cambio (esto es: desde la moder nes ocultas o conocidas, conductas priva
nización y las vanguardias)”, en Una das o secretas revelaciones en cartas per
modernidad periférica vuelve a su, por sonales entre unos y otros autores.
corto lapso congelada, costumbre. Así El libro es un “libro de mezcla” (por el
pues, Una modernidad periférica es un método) pero su tema, también es de
libro sobre los cambios, la moderniza “mezcla”: las vanguardias surgidas del
ción y las vanguardias aunque, desde ya, modernismo y una imaginación literaria
no se trata de historia de la literatura que al mismo tiempo que reconoce su ori
taxonómica que dé cuenta ordenada de gen se libera de él y aspira a redefinir el
continuidades y rupturas. espacio de la literatura argentina. Una de
A ver. En Una modernidad, la escuela de las arenas donde tal aspiración jugó dispu
Constanza ha dejado de ser una referen tas decisivas fue el conjunto de las revistas
cia teórica fuerte y, a cambio, una de las literarias. Sarlo las revisa a casi todas:
primeras que aparecen ya a segundo o Martín Fierro, Proa, Prisma, Contra, Sur,
tercer renglón es el best-seller de los `80 los suplementos y secciones culturales de
Todo lo sólido se desvanece en el aire del La Nación, El Mundo y Crítica y las publi
bronxeño Marshall Berman. Citado por caciones de El Inca y Editorial Claridad.
Sarlo lo leemos: Ahora, para llegar con el análisis al nudo
Ser moderno es ante todo una experiencia, de la modernidad como experiencia ambi
la de “la vida como un torbellino, la de gua y contradictoria, es necesario el méto
descubrir que el mundo y uno mismo do de los enfoques heterogéneos y la
están en un proceso de desintegración per superposición de escenarios. Por eso, no
petua, desorden y angustia, ambigüedad y basta con leer, por ejemplo, el poema 8 de
contradicción”; y más adelante agrega, Espantapájaros y conformarnos con la idea
podría decirse que el presupuesto [de Ber de que Oliverio Girondo pretende librar
man] es que una historia se cuenta con se, en el espacio de la ficción, de la coac
tramas contrapuestas de escenarios, suje ción de un yo como identidad, propieta
tos, discursos y prácticas. Pero, además y rio de un pasado, inscripto en una tradi
fundamentalmente, que hay una historia ción. Su esteticismo sensible e indepen
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Sarlo pero, aunque no lo sea directamen que consultó Sarlo buscando tramas que
te, es difícil soslayarlo; sobre todo, por confrontar y escenarios que superponer
que de ese particular tema –la literatura en su análisis de la experiencia de la
libertaria– contamos con abundancia en modernidad en la Buenos Aires de los
archivos que quizás no hayan sido revisa ´20.
dos. Si bien recientemente catalogado Y ya que estamos de nuevo en Una
por la editorial Reconstruir, los archivos modernidad: la oportunidad, aunque más
de la Federación Libertaria Argentina y no sea, de rozar el tema de la prensa y la
de la Biblioteca Popular José Ingenieros literatura ácratas otra vez es pasada por
son, creo, de consulta ineludible para alto. El momento justo de hacerlo podría
toda investigación sobre las tres primeras haber sido el capítulo dedicado a la revo
décadas del siglo pasado. Suponiendo lución como fundamento de la escritura.
todavía que esos archivos estuviesen en La revolución rusa pudo haber sido salu
estado de total caos o cerrados o escondi dada por todo el arco de las ideologías
dos en el momento de la investigación rebeldes pero ya al cabo de un año los
para El imperio (1983), los fondos de la periódicos anarquistas empezaban a dar
Biblioteca Nacional en Buenos Aires han cuenta, según su óptica, de que la pro
hecho posible, según nos cuentan sus mesa soviética estaba siendo desviada y
autores Jean Andreu, Maurice Fraysse y traicionada por el poder bolchevique;
Eva Golluscio de Montoya, recolectar opiniones que se radicalizaron desde
suficiente información para el armado de 1921 a raíz de los hechos de Cronstadt.
un corpus de literaturas anarquistas Y la guerra civil española. Ahí están los
publicado en 1990 por Editorial Corre Carteles de Rodolfo González Pacheco
gidor con el título de Anarkos. desde Valencia, Madrid, La Mancha y
La recepción de algún tipo de literatura Aragón. Editorial Americalee los recopi
por parte de los sectores populares, supo ló en 2 volúmenes en 1956.
nemos, no debe reducirse al consumo de Beatriz Sarlo es, seguramente, la arqueó
novelas sentimentales. Reconocemos los loga más reconocida, por su obra y tra
400.000 ejemplares de La Novela Senti yectoria, de nuestra cultura. Además de
mental pero cuesta no tener en cuenta los dos libros que hoy comentamos está
que La protesta llegó a tener una tirada La imaginación técnica, sus artículos en
de 20.000 ejemplares diarios con edicio Punto de Vista y el resto de su producción
nes matutina y vespertina, hecho inédito crítica. Pero se nos permite llamar la
en la prensa anarquista del mundo ente atención sobre estas últimas ausencias.
ro. Dicho sea de paso, los responsables Sobre todo porque los textos anarquistas
del catálogo de los archivos de la FLA. no han tenido la fortuna de ser expulsa
indican que el trabajo realizado debe par dos del universo estético como las narra
te de su buena factura a la consulta del ciones semanales sino que se los preten
archivo de Washington Pereyra, el mismo dió acallar a fuego y plomo.
BIBLIOGRAFÍA
• Sarlo, Beatriz; El imperio de los sentimientos, Buenos Aires, Catálogos editora, 1985.
• Sarlo, Beatriz, Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920 y 1930, Ediciones Nueva Visión,1988
• Eagleton, Terry, Una introducción a la teoría literaria, Madrid, FCE.,1988.
• Havelock, Eric, La musa aprende a escribir, Barcelona, Paidos, 1996
• Segal, Charles, La musique du Sphinx, París, Ed. La Découverte, 1987 (fragmento traducido por la profeso
ra María Eugenia Crogliano)
• Catálogo de publicaciones políticas, sociales y culturales anarquistas (1890-1945), Federación Libertaria Argen
tina, Biblioteca-Archivo de Estudios Libertarios (FLA-BAEL), Ed. Reconstruir, 2002.
• Andreu, Jean, Fraysse Maurice y Golluscio de Montoya, Eva, Anarkos. Literaturas libertarias de América del
Sur. 1900; Buenos Aires, Ed. Corregidor, 1990
• González Pacheco, Rodolfo, Carteles, Buenos Aires, Editorial Americalee,1956
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Pensar a Halperín
Por Alejandro Moreira (*)
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aclarar, más bien tiende a obscurecer la lecturas, nuestro interés se dirigirá hacia
específica posición de Halperín al inte otro tipo de problema, el que por ubicar
rior de la corporación de historiadores. se en el centro de la escena quizás tenda
Desde otra perspectiva, Ignacio Lewcko mos a olvidar: la excepcionalidad de
wicz2, advirtiendo la transformación que Halperín, aquello que marca la diferen
ha hecho de nuestro autor una referen cia con sus pares, se afinca muy eviden
cia colectiva obligada, ha propuesto pen temente en el valor historiográfico espe
sar a Halperín como el nombre de “un cífico de su obra.
conjunto inestable de prácticas” que sig En el horizonte de la reflexión que Jac
narían la situación contemporánea del ques Rancière ensayara en Los nombres de
campo intelectual. A partir de allí se la historia, la hipótesis que guía nuestra
traza el derrotero de toda una genera indagación es que la poética que subyace
ción, desde la vanguardia revolucionara en el nivel profundo del trabajo historio
de los ‘70 a la extinción de la figura del gráfico se expresa en un estilo determina
intelectual y la consecuente profesionali do. En nuestro caso, el estilo define la
zación de las ciencias sociales: un ejerci singularidad de Halperín: el estilo es,
cio que permite entonces, la tensión que resulta de la
El estilo define la singularidad circunscribir de combinación entre, por un lado, la gene
manera implacable ralidad de códigos (históricos, filosófi
de Halperín: el estilo es, enton
el modelo del inte cos, literarios, ideológicos) que son la
ces, la tensión que resulta de la lectual progresista condición de posibilidad del acto de
comb in ac ión ent re, por un imperante en el escribir una historia, y, por otro lado, la
lado, la generalidad de códigos mundo académico singularidad que atañe a la aparición de
(históricos, filosóficos, litera (y digamos de ese acto, combinación que debe enten
rios, ideológicos) que son la paso, su inelucta derse como una decisión del lenguaje en
condición de posibilidad del ble agotamiento). su conjunto. En algún sentido, esta defi
acto de escribir una historia, y, Si la referencia a nición puede asociarse con el concepto
por otro lado, la singularidad Halperín puede en de “calidad literaria” que Hayden White
ese contexto pare ha acuñado en El contenido de la forma
que atañe a la aparición de ese
cer casi arbitraria para explicar el atractivo que aún hoy
acto, combinación que debe y, en muchos sen ejercen los grandes clásicos de la narrati
entenderse como una decisión tidos discutible, el va histórica, calidad que no debe identi
del lenguaje en su conjunto. análisis verdadera ficarse con el estilo verbal o la elocuencia
En algún sentido, esta defini ment e desl um retórica, “como si pudiese disociarse el
ción puede asociarse con el brante que Lewc estilo del significado, o la forma retórica
concepto de “calidad literaria” kowicz realiza en del contenido semántico”
que Hayden White ha acuñado torno a lo que lla
en El contenido de la forma maremos la apatía II
irónica y sus muy En principio corresponderá, a modo de
para explicar el atractivo que
prec is os efect os un estado de la cuestión, precisar ciertos
aún hoy ejercen los grandes políticos e histo rasgos del posicionamiento de Halperín.
clásicos de la narrativa históri riográficos, toca de Hemos señalado ya, extensamente, la
ca-calidad que no debe identi lleno la obra del adhesión que su obra concita en los gru
ficarse con el estilo verbal o la historiador y cons pos y en los campos más diversos. Sin
elocuencia retórica, “como si tituye, quizás, una embargo, tal reconocimiento no debe
pudiese disociarse el estilo del de las pocas críti hacer olvidar ciertas aristas que, de algún
significado, o la forma retórica cas de envergadura modo, matizan ese cuadro. En primer
del contenido semántico” que se le haya rea lugar, habrá que recordar que Halperín
lizado. ejerce una influencia universal pero no ha
Sin desconocer la generado, estrictamente hablando, una
importancia de ese tipo de cuestiones y escuela. Como se sabe, quien ocupa el
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pedestal más alto está previsiblemente He aquí un sesgo arcaico que se percibe
rodeado de discípulos que habitualmen también en el lenguaje del autor, lengua
te, luego de la muerte del maestro, se je que excluye
convierten en sus “viudas”, pero no es expresamente cua
Cotejando dos textos de su auto
este el caso: Halperín no tiene discípulos, lesquiera de los
como si su misma singularidad lo impi conceptos de moda
ría de distintas épocas (Halpe
diese. Su obra, que ya abarca más de que atraviesan o rín) dirá:
medio siglo, y cuya referencia o cita es hayan atravesado Este ensayo se distancia además
casi una obligación académica de cual el mundo acadé de los anteriores porque –si se
quier trabajo que se precie3, no ha sido mico, Halperín ha me permite usar un giro de
sino muy acotadamente estudiada. Cierto logrado lo que es moda en años pasados, que con
es que los dos trabajos más conocidos en casi una hazaña: fío que no se habrá borrado del
torno a la historiografía de Halperín son escribir miles de todo de la tornadiza memoria
de una calidad notable: La historia des páginas sin men
porteña– ha sido escrito ya des
quiciada, Tulio Halperín Donghi y el fin de cionar la palabra
de un lugar diferente.
la problemática racionalista de la historia, “discurso”. Y cuan
del Grupo Oxímoron –texto en muchos do se avenga a Obviamente, en nuestra pers
sentidos pionero, y que, en su desplie hac erl o tom ar á pectiva el conjunto de esos seña
gue4 excede en mucho el tema que lo todos los reparos: lamientos no resiente en absolu
convoca–, y la compilación de Roy Hora así, cotejando dos to la valoración de su obra, por
y Javier Trímboli, Discutir Halperín la textos de su auto el contrario, en la medida en que
que, a su turno, tiene la virtud de combi ría de distintas pone en evidencia una excentri
nar textos muy distintos pero todos de épocas dirá: cidad paradójica respecto del
una notable factura, como si la misma Este ensayo se dis mundo académico, vuelve su
ausencia de una tradición posibilitara la tancia además de
estudio todavía más interesante.
formulación de argumentos de llamativa los anteriores por
riqueza, lejos de las contraseñas, las jergas que –si se me per
Lo que es seguro es que los aná
y las consignas que saturan otros campos mite usar un giro lisis convencionales que imperan
de la crítica. de moda en años en el ámbito universitario difí
En cuanto a la práctica historiográfica y pasados, que confío cilmente pueden ofrecer instru
a la obra de Halperín se impone una que no se habrá mento alguno para indagarla.
delimitación que ayudará a precisar algu borrado del todo de En efecto, no es ni en la elección
nas de nuestras premisas. Cuando los la tornadiza memo del objeto, ni en los “marcos teó
historiadores de todas las latitudes se han ria porteña– ha ricos-metodológicos” utilizados
preocupado a lo largo de los años por sido escrito ya desde
por el autor, donde se encontra
introducir en la disciplina, modelos, un lugar diferente.
métodos y aun lenguajes de otros cam Obv iam ent e, en
rá la clave que singulariza y
pos del saber, Halperín se ha mantenido nuestra perspecti ex plica la historiografía de Hal
más bien indemne a tal gesto, en verdad va el conjunto de perín. Para ello será necesario
nunca ha dejado de ser un historiador esos señalamientos volver la mirada hacia otro
tradicional, anclado en modelos historio no res ient e en
gráficos clásicos, fácilmente individuali absoluto la valoración de su obra, por el
zables. Desde cierta perspectiva podría, contrario, en la medida en que pone en
incluso, afirmarse que muchas de sus evidencia una excentricidad paradójica
obras –las que versan en particular sobre respecto del mundo académico, vuelve
historia de las ideas, pero no sólo ellas– su estudio todavía más interesante. Lo
nos remiten a una forma de interpreta que es seguro es que los análisis conven
ción bastante desacreditada hoy –después cionales que imperan en el ámbito uni
de Foucault– como es la denominada versitario difícilmente pueden ofrecer
“historia genética” en donde el acento se instrumento alguno para indagarla. En
coloca en el trazado de “influencias”. efecto, no es ni en la elección del objeto,
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literatura y política que se desearía ser. Es esas imágenes sin vida son más reales que la
esa imagen ideal lo que es preciso salvar por realidad misma.
encima de todo. Está ahí, en esa seca deli Tal mirada marca también la valoración
beración, en esa resistencia a todo generoso que Halperín nos ofrece sobre la utilidad
abandono lo que quien quiera hacerlo pue del conocimiento histórico. De su lectu
de llamar la culpa de Echeverría. Quizás ra no puede inferirse que la historia no
sea más justo decir que ese era su límite, un enseñe nada sino, más precisamente, que
límite que lo encerraba inexorablemente en aunque lo hiciese las posibilidades que
ese árido mundo de esquemas ideológicos. esa enseñanza posee para incidir en el
Porque Echeverría no podrá ya huir de esa curso del mundo son mínimas, o nulas.
estructura por la cual se siente sin embargo Dentro de ese nudo temático podrían
oprimido. Ni, a pesar de esa opresión, se lo integrarse un orden vasto y heterogéneo
propondrá jamás seriamente. Este universo de problemas. De momento nos interesa
sin aire será para siempre el suyo y el lla citar las consideraciones de algunos auto
mado a la realidad que es el rasgo más res que aunque escuetas permiten vis
constante del pensador a la vez que del poe lumbrar un campo de análisis próspero,
y que constituyen otras tantas fuentes de
inspiración de nuestra empresa.
En La ética Picaresca, Horacio González,
ha sugerido que en la obra de Halperín
se hace manifiesta una particular tensión
entre dos dimensiones heterogéneas: his
toria social, por un lado, e interpretación
trágica, por otro. Tensión que en último
término se resuelve mediante la disolu
ción de la última en la primera, es decir,
del saber trágico en la historia.
Por su parte, Hilda Sábato y Maria Teresa
Gramuglio, han formulado lo que, en
nuestro conocimiento, es la primera alu
sión a la ironía entendida, en este caso,
como la poética que estructura la historio
grafía de Halperín10, caracterización
recogida más tarde por Carlos Altamira
no.
Por último, podemos mencionar la com
plejidad de la escritura de Halperín, una
escritura cuya sintaxis parece diseñada
para aturdir al lector y en donde se des
pliegan mecanismos clásicos del discurso
de la historia pero llevados a su máxima
tensión: la combinación del estilo indi
recto con la mímesis, el desplazamiento
del sujeto de la acción hacia entidades
abstractas que devienen actantes y en
ta habrá de señalar la relación tensa y ocasiones monopolizan por completo la
ambigua –esperanza y desesperación– que trama –mecanismo, por lo demás, cen
lo liga con ese mundo que se ha construido, tral para bosquejar un designio que exce
pues es a veces trasunto de opresión y angus de el saber y la voluntad de los actores, es
tia que nacen de esas criaturas descarna decir para la instauración de la interpre
das, a veces afirmación insolente de que tación trágica, etc. Mecanismos todos
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modo breve, algunos efectos que se des poner de relieve es que también la segun
prenden de los dos momentos que hemos da aproximación, aquella que busca las
reseñado más arriba y que remiten a lo claves del fenómeno en las permanencias,
que, siguiendo vagamente a Michel de y que versa sobre esencias y teleologías no
Certeau, llamaremos la función crítica de deja de tener efectos muy concretos en el
la práctica historiográfica de Halperín. plano de la crítica cuando se la contrasta
La primera aproximación –el peronismo con las visiones, figuras y debates que
como contingencia– habilita al ejercicio dieron inteligibilidad a las grandes tradi
de disolución del sentido común y de las ciones historiográficas e ideológicas del
mitologías historiográficas y políticas, siglo XX.
tarea en la que, como sabemos, Halperín Evoquemos en este contexto una hipóte
se ha empecinado a lo largo de toda su sis, tan breve como célebre, mencionada
trayectoria. Todavía, en el cierre de un en Una nación para el desierto argentino
libro muy reciente –La Argentina y la tor que alude a la tradición política argenti
menta del mundo–, nos recordará que en na, hablamos de aquella que advierte la
la etapa en que se trazaron las grandes deuda que tantos movimientos tienen
líneas de la política económica y social con el Partido de la Libertad y su preten
que iba a implan sión de representar a la sociedad entera,
tar el peronismo: a todas las aspiraciones legítimas. Con
En el cierre de un libro muy
La Argentina siguió cepción que gravitará por mucho tiempo
reciente –La Argentina y la tor más de cerca que aun entre aquellos que la ignoran y cuyos
menta del mundo–, nos recor nunca en su histo ecos Halperín encontrará en Hipólito
dará que en la etapa en que se ria previa el ejem Yrigoyen y, todavía, en “las autodefini
trazaron las grandes líneas de la plo de Europa. Lo ciones que para el peronismo propuso su
política económica y social que hizo precisamente inventor y jefe”. En un párrafo, Halperín
iba a implantar el peronismo: cuando la Gran traza entonces una línea que ofrece una
La Argentina siguió más de cer Bretaña vencedora clave para entender un rasgo decisivo de
ca que nunca en su historia pre y las naciones libe la política argentina; línea –hemos de
radas encarnaban creer– que atravesaría la entera historia
via el ejemplo de Europa. Lo
su reconstrucción de nacional permitiendo esa extraña secuen
hizo precisamente cuando la posguerra: la nacio cia en donde el General Mitre se encuen
Gran Bretaña vencedora y las nalización del Ban tra, tan luego, con el General Perón.
naciones liberadas encarnaban co Central siguió en Halperín formula una hipótesis revulsi
su reconstrucción de posguerra: un pocos meses a la va, que trastoca todos los cánones, pero
la nacionalización del Banco del Banco de Ingla sin modificar el marco en los que éstos se
Central siguió en un pocos meses terra, la de los depó asentaban. En otras palabras, tal hipóte
a la del Banco de Inglaterra, la sitos bancarios fue sis sólo es posible en el contexto de una
de los depósitos bancarios fue sólo un tímido suce lectura de la tradición de rasgos “peligro
dáneo de la de los samente ontológicos”. Sólo que ella se
sólo un tímido sucedáneo de la
mayores bancos pri dice escuetamente, como un comentario
de los mayores bancos privados vados que Francia marginal, apelando a la vaguedad de un
que Francia acababa de implan acababa de implan “eco”; en última instancia es una mera
tar, y la nacionalización de los tar, y la nacionali hipótesis, un gesto, en suma, que no está
ferrocarriles británicos en la zación de los ferro sujeto a argumentación y en ese sentido
Argentina fue, por su parte, un carriles británicos recuerda la función que cumple la anéc
eco de la que ya había tenido en la Argentina fue, dota emblemática en Halperín, anécdota
lugar en el Reino Unido. por su parte, un eco condensadora de muchos sentidos, que
de la que ya había justamente porque los condensa a todos
tenido lugar en el en un pase de magia, no tiene necesidad
Reino Unido. de desarrollar ninguno, o a aquellas com
Ahora bien, lo que creemos importante paraciones como la que asocia el asesina
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NOTAS:
1 Daniel Campione, Argentina, la escritura de su historia, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación,
2002.
El esfuerzo por situar el estado de la cuestión de la historiografía contemporánea en la Argentina de Campio
ne, es realmente ponderable, lamentablemente una visión demasiado ideologizada que desatiende una canti
dad de evidencias (que por lo demás pueden leerse en la profusa información que brinda el mismo texto) hace
que el esfuerzo se resuelva en consignas sin fundamento y en ocasiones en juicios y definiciones completa
mente equivocados. No se trata de que no compartamos la opinión del autor sobre el grupo hegemónico de
los intelectuales e historiadores argentinos, cuyas prácticas en la política universitaria durante la era de
Menem, lejos de significar una alternativa al orden vigente constituyeron de hecho su mejor complemento.
Sólo que el argumento de Campione abreva en casi todos los lugares comunes de la izquierda universitaria,
en sus versiones tradicionales, una izquierda que en su agotamiento (pero también en sus buenas intenciones
y en su mala fe) no ha podido presentar la más mínima alternativa política a ese orden que se desea reempla
zar, por la sencilla razón de que sus prácticas, a su turno, lo reproducen. En suma, la posición de Campione
es el mejor reaseguro para que la elite intelectual sobreviva indefinidamente.
2 Ignacio Lewckowicz, “Una mirada sin embargo sombría”, en Roy Hora y Javier Trímboli (compiladores),
Discutir Halperín, Ed. El cielo por asalto, Buenos Aires, 1997.
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3 Ya no nos sorprende –casi nos parece normal– que Julián Gallego, en lo que seguramente es el mejor libro
de historia que se haya publicado recientemente en la Argentina, elija precisamente comentar un pasaje de
Halperín –que indica de qué modo el consenso ideológico de nuestro presente incide sobre la investigación
del pasado– para iniciar su indagación sobre un tema sin embargo tan lejano como es la invención de la polí
tica en la Grecia clásica.
Gallego, Julián, La democracia en tiempos de tragedia. Asamblea ateniense y subjetividad política, Universidad
de Buenos Aires y Miño y Dávila editores, Buenos Aires, 2003.
4 En una ocasión en la que, junto con Alejandro Eujanian, tuve oportunidad de consultarlo sobre el análisis,
por momentos deslumbrante, que el Grupo Oximoron llevó a cabo en torno a Una nación para el desierto
argentino, –análisis que en última instancia ubica a ese trabajo como una suerte de ruptura epistemológica al
interior de la disciplina–, Halperín, advertido del ambiguo tratamiento al que su figura es sometida, respondió
simétricamente:
Leí parte del libro y la verdad es que mucho no me interesó; creo que esa gente debería tener cosas más importantes
de qué ocuparse. Con respecto a ese libro, puedo contestar recordando un pasaje de Corneille: el rey Mitríades hace
a una mujer una proposición de las que se llaman deshonestas y entonces ella contesta que no merece ese exceso de
honor ni esa indignidad. Realmente yo debería sentirme muy halagado cuando la gente de Oxímoron dice que ter
miné con la disciplina histórica, pero creo que con esta disciplina no termina nadie, en el fondo la tesis de Oxímo
ron es una evaluación innecesariamente dramática de lo que le ocurre a la historia.
Alejandro Moreira y Alejandro Eujanian, “El presente no inspira para indagar el pasado” –entrevista a Tulio
Halperín Donghi– en el periódico El Ciudadano & La región (colección Grandes Líneas, dirigida por Martín
Prieto), Rosario, 25 de mayo de 1999.
5 Tomamos la referencia de Fernando Devoto, Estudios Sociales, Revista Universitaria Semestral, año X, Nº 18,
Santa Fe, Argentina, 1º semestre de 2000, pp. 123-135.
6 La narrativa se entiende como la organización de un cierto material según una frecuencia ordenada cronológi
camente y como la disposición del contenido dentro de un relato único y coherente... La narrativa difiere de la
historia estructural de dos maneras: su ordenación es descriptiva antes que analítica y concede prioridad al hombre por
sobre sus circunstancias. Por lo tanto, se ocupa de lo particular y específico más que de lo colectivo y estadístico.
Lawrence Stone, “El resurgimiento de la narrativa: reflexiones acerca de una nueva y vieja historia”, en El
pasado y el presente, México, FCE, 1986.
7 Incluso un trabajo como Guerra y finanzas en los orígenes del Estado Argentino (1791-1850), dedicado a
estudiar la dimensión fiscal de la transformación política del período, es un texto de historia narrativa.
8 El enigma al que el lector atribulado se enfrenta a menudo refiere al alcance irónico: ¿consiste éste alcance
en dar a entender lo contrario de lo que se dice o en disimular lo que se dice dando a entender, muy ostensi
blemente, lo contrario? Debo a Nora Avaro este comentario que, estimo, remite a un curso dictado por Juan
Rito en la Universidad Nacional de Rosario.
9 En lo que posiblemente sea la única ocasión en que Halperín se dignó a exponer las premisas que guían su
trabajo, Halperín ofreció la siguiente imagen del intelectual y de su relación con la sociedad:
El intelectual parece entonces como el soberano de un reino que no es este mundo [...] es esa postulación de un orden
jerárquico paralelo al político social, la que caracteriza entonces al intelectual en su relación con éste último. Esa
postulación esconde a menudo otra aún más extrema: para el intelectual, la jerarquía que él domina como tal tiene
primacía sobre el político-social: en efecto, ésta deriva su legitimidad de la conclusión que el intelectual parece ofre
cer para sostenerla, y la invocación de una autoridad distinta y más alta que la de la sociedad se da tanto en Joseph
de Maistre como en Rousseau. En ese sentido puede decirse que la función del intelectual es siempre crítica.
Halperín, “Intelectuales, sociedad y vida pública en Hispanoamérica a través de la literatura autobiográfica”,
en Revista Mexicana de Sociología, N°44, enero-marzo de 1992.
10 Es interesante citar el párrafo en cuestión. Dicen las autoras:
Si es verdad que en el nivel profundo del trabajo histórico subyace una poética, la de Halperín debe mucho a la
ironía, y en esto se aproxima a Borges, cuya provocativa posdata de 1974 de ´Recuerdos de Provincia´ de Sarmien
to tal vez aprobaría. Allí decía Borges: ‘Sarmiento sigue formulando la elección de los argentinos. Si en lugar de
canonizar al Martín Fierro hubiéramos canonizado al Facundo, otra sería nuestra historia y mejor.
Maria Teresa Gramuglio e Hilda Sabato, “De la biografía como forma de historia”, en Punto de Vista, año IX,
Nº 26, abril de 1986.
11 Luis Alejandro Rossi, “Las interpretaciones del peronismo en la obra de Tulio Halperín Donghi” en Roy
Hora y Javier Trímboli, Discutir Halperín, Ed. El cielo por asalto, Buenos Aires, 1997.
12 Quien se disponga a enfrentar tal dilema deberá también contemplar el muy preciso efecto político que ha
asumido en nuestro presente la cantinela que advierta sobre los riesgos de las teleologías y los esencialismos a
la hora de leer el pasado argentino. En efecto tales prevenciones han funcionado a menudo como coartada
para no predicar, no apostar absolutamente nada
13 Jorge Myers, “Tulio Halperín Donghi y la historia de la Argentina contemporánea”, en Roy Hora y Javier
Trímboli (compiladores), Discutir Halperín.
14 Horacio González, “Culpa y escarmiento. Cómo habla la historia en el terror”, en Roy Hora y Javier Trím
boli, Discutir Halperín.
15 Al respecto, quizás no esté de más evocar libremente la diferencia que el mismo Myers situó entre La
Argentina en el callejón y La larga agonía de la Argentina peronista: el primero es un ensayo que se ubica en el
interior del proceso que aspira a explicar –como el Facundo, reafirma Myers–, el segundo, en cambio, es una
mirada desde el exterior, “es tan sólo una historia”, nos dice sugestivamente Myers; en suma el primero es un
ejercicio del pensamiento, el segundo un ejercicio del conocimiento. Quizás, desde esta perspectiva, La larga
agonía de la Argentina peronista, no sea sólo el final de una sociedad, sino también del pensamiento que la
acompañó.
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sigloXIX y principios del XX los ciegos ron fiel1 al terreno que les devolvió la glo
vendían fósforos (oxímoron) y no las ria de verse niños y eternos como que son los
ballenitas que se popularizaron después parientes de los discóbolos griegos.
(p.15). Me resulta imposible no evocar a mi ama
Este muchacho mordaz pero tierno y do Oliverio Girondo cuando leo: “Con
sensible entiende de arquitectura, pintu un reloj de oro-fix que hace tic-tac en los
ra, da cuenta de las costumbres, las vesti senos”. Y también a Baldomero Fernán
mentas, las bebidas (tendría que escribir dez Moreno, por su poética ciudadana
brebajes). En algún momento el atisbo itinerante de hombre que reparaba en
de queja: Vivo en una época cursi y la todo y que no se dejaba apresar por la
culpa es de Espronceda (p.16). métrica así nomás. El vizconde se ocupa
Saltarín, el autor parece omnisciente ya de la prostitución en el barrio, de las
que tres páginas después habla del colectividades y sus costumbres. Recrea a
derrumbe de la piedra movediza de Tan los vascos que en el almacén juegan al
dil, todo un acontecimiento que conmo mus y al truco (pp.45,46). En la página
vió a muchos, en especial a aquellos que 47 reproduce una partida de truco (!).
la vieron danzar (p. 19). Dicho sea de Pero al vizconde le tira el circo (p.49),
paso, no era precisamente un voyeur cosa que no le impide soñar por la noche
pero sí era lo que las señoras de antes con gitanos que lo raptan y lo descoyun
hubieran tildado de meterete: tan (p.50). En cuanto al sexo, elige trans
cribir el sueño
recurrente de su
compañero: “Nos
tocó siempre andar
juntos en chismes,
bromas y enredos”
(p.49). “El com
pañero sueña con
amazonas de cade
ras abultadas y dos
carozos por senos”
(p.50).
Las páginas 53, 54
y 55 están pobla
das por el recuerdo
agrad ec id o del
médico Golfarini,
quien lo asistió
durante cuarenta
días consecutivos
para salvarlo del
tifus.
En este bric-a-brac
o caleidoscopio
entra y sale de
todo. En las pági
nas 56 y 57 el viz
conde se encarga
de describir par
Yo he visto nacer el foot-ball a la vera de cialmente, claro, la urbanización de la
San Telmo, y los ingleses honrados llama ciudad de Buenos Aires. Y a medida que
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mira, con gracia y picardía despliega ala cionar en una o dos piezas interiores en
banzas al mate (pp.63, 64 y 65). Moreno y Perú.
Abandono el teclado, me asomo a la ven Avanza el muchacho hacia el centro y se
tana. Me descubro preguntándome cómo, planta frente a la fachada del diario La
de dónde el mucha Prensa, sito en la calle Moreno (segura
Me resulta imposible no evocar cho de San Telmo mente leía los telegramas expuestos en
a mi amado Oliverio Girondo está al tanto de las pizarras). En Perú y Venezuela detec
cuando leo: “Con un reloj de todas las enferme tó el Montepío y más allá la oscura Casa
oro-fix que hace tic-tac en los dades y de la termi de la Moneda. El chiquilín que aprendió
senos”. Y también a Baldomero nología médica de a leer en el libro La Anagnosia termina su
Fernández Moreno, por su poé la época. El escor cinético poema con palabras criollas sin
tica ciudadana itinerante de buto, la tuberculo saber, quizá, que era dueño de una esté
hombre que reparaba en todo y sis, la sífilis, otras tica propia, algo que no muchos escrito
que no se dejaba apresar por la venéreas, la sinovia, res logran.
el herpes (¿cuál, el
métrica así nomás. El vizconde A o el B?).
se ocupa de la prostitución en Más allá, (lejos de
el barrio, de las colectividades mí la intención de Echo la tranca a este libro
y sus costumbres. desmerecer la ori
ginalidad de esta
obra) pienso en Zola y su valiosa reper
cusión rioplatense. Cambacéres, Ugarte,
del Valle Iberlucea…
En su recorrida el vizconde no se priva
de aludir al compadrito ítalo-argentino
(a los hijos de españoles los nombra
neoargentinos), cuando fija sus ojos en
los caballos, que forman La Cuarta. Y
descubre que el cuarteador, de buenazo
nomás, practica abortos porque no pue
de ver mujeres desdichadas (p.68).
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Nota bene: La autora de esta crítica procuró imitar las fracturas aparentes que exhibe el entretexto del vizconde. De ahí
que, puesto que Lascano Tegui saltaba de un tema a otro sin preocuparse por la ilación, resolví hacer lo mismo. De lo
contrario habría escrito una monografía o un remedo de tesina. Me sentiré complacida si el lector capta el paralelismo.
NOTA:
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Arquitectura
y memoria Si se confirmase la hipótesis que
sugiere David Viñas, según la
cual el pensamiento de la ciu
dad es un pensamiento de la política, las configuraciones urbanas
nos hablarían de una economía del espacio, de un conjunto de
relaciones que se trazan en él, centros y periferias, lugares vincula
dos a las redes de flujos –ahora diríamos globalizados– y otros
marginales respecto a esas dinámicas, de velocidades diferenciadas.
La ciudad como expresión de los modos de ser actuales, pero tam
bién genealogía de nuevos modos por venir. La ciudad es, al mismo
tiempo, una arquitectura de la memoria, con sus visibilidades y
sus napas invisibilizadas bajo las narrativas oficiales. Memoria de
luchas, proyectos colectivos y genocidios que reaparecen incesante
mente impidiendo que la fastuosidad de ciertos estilos urbanos
clausuren los traumas sociales.
¿Qué significa el edificio de la Biblioteca Nacional en ese contexto?
¿Qué misterios oculta en sus infinitos recovecos? ¿Qué idea cultural
subyace en su estética brutal?
Con la asignación del lugar destinado al actual edificio de nuestra
biblioteca nacional, se intentó, paradójicamente, disolver un pasa
do otrora incómodo; y cuando se quiere destruir una época no se
hace más que reafirmarla, como escribe Gerard Wajczman, nos
recuerda Pablo Sztulwark en su artículo Ciudadmemoria: "Haber
tenido lugar es tener un lugar". Una verdadera política de la
memoria urbana esbozada a partir de las formas de habitar los
sitios convirtiéndolos en lugares acechantes, capaces de fugar de la
indiferencia cotidiana que recorre una ciudad en sus temporalida
des normalizadas.
Brutalismo culto define Raúl Souto, en su artículo Biblioteca y
Estado al estilo arquitectónico de nuestra Biblioteca Nacional; y
no es una incoherencia semántica, si el estilo brutalista muestra sin
revoques ni eufemismos, las bibliotecas, son brutales. En otro sen
tido un anarquista (y los libros también tienen algo de ello) podría
preguntarse lo mismo de los estados nacionales, si la respuesta tiene
un lugar, es también en las bibliotecas.
Así es nuestra biblioteca, ese arból simbólico con la savia de los
libros en sus raíces, en las entrañas de los depósitos; que sube por
el tronco y llega al follaje en las salas de lectura. Como rememora
Jorge Ramos, hace menos de medio siglo un fantasma refundador
pretendió levantar el templo del olvido derribando el pasado, pero
los libros, siempre los libros, instalaron una ciudad –viviente como
un árbol– de la memoria.
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dad americana” de la arquitectura del diez años después sólo se había concreta
Caserón de Rosas sino en la memoria de do la tercera parte; el 10 de abril de
los últimos habitantes ilustres (uno “pró 1992 se inauguró protocolarmente y el
fugo” y otra recientemente fallecida allí 21 de septiembre de 1993 finalizó la
mismo): el Tte. Gral. Juan Domingo mudanza del acervo desde el antiguo
Perón y su esposa María Eva Duarte. edificio de la calle México, recibiendo
entonces al primer lector.
Las cuentas claras
En el caso de la Residencia, si por un La obra
lado el odio y la insensatez arrasaban con Los autores hallaron una solución origi
el patrimonio histórico, por otro lado se nal y de alto impacto en el espacio urba
acertaba con la recuperación del paisaje, no, diferenciándose de otros partidos
la apertura del predio al uso público y el arquitectónicos contemporáneos que
destino cultural del nuevo edificio. optaron por otorgar protagonismo al
El albardón, tan negado en el borde siempre inmenso volumen del depósito
urbano, sólo se disfrutaba esporádica de libros. En la biblioteca de la Ciudad
mente en contados sitios, como el Par Universitaria de México, de 1952, Juan
que Lezama, la O'Gorman levantó un colosal mural
Los autores hallaron una solu
Plaza San Martín, prismático alusivo a las historias nacional
ción original y de alto impacto el área de Plaza y universal, custodiadas en sus entrañas.
en el espacio urbano, diferen Francia, el Parque Del mismo año es la Biblioteca Central
ciándose de otros partidos Las Heras y las de la Ciudad Universitaria de Caracas,
arquitectónicos contemp or á barrancas de Bel en la que Carlos Raúl Villanueva adoptó
neos que optaron por otorgar grano. un lenguaje neutro y estructural para su
protagonismo al siempre inmen Fue decisión de la imponente contenedor. Más reciente
so volumen del depósito de Comisión designa mente, en 1997, Dominique Perrault
da por el Ministe nos asombró con su Biblioteca Nacional
rio de Educación y Justicia, en 1958, de Francia, cuyos depósitos son cuatro
estudiar el emplazamiento de la nueva torres de cristal dispuestas a la manera de
Biblioteca Nacional, elegir el terreno y desmesurados libros abiertos.
llamar a concurso de proyectos, estable A diferencia de los casos citados, en
ciendo en las bases la compatibilización nuestra biblioteca, Testa y los esposos
de la nueva construcción con el uso Bullrich (ahora Bullrich constructores)
público de la barranca parquizada. exc avaron un huec o ent er rand o los
Dicho concurso se efectuó en octubre de depósitos, y a expensas de preservar el
1962. El jurado adjudicó el Primer Pre terreno en barranca para el goce colecti
mio al equipo integrado por los arquitec vo, rediseñaron el parque acoplándolo a
tos Clorindo Testa, Alicia Cazzaniga de nuevas terrazas y a una plaza cubierta,
Bullrich y Francisco Bullrich, elogiando sobrevolada ésta por una torre de hor
la integración al sitio, la claridad expresi migón (que no de marfil) rematada en
va, estructural y funcional, así como el una sala-mirador para los lectores, con
aprovechamiento de las visuales hacia la vistas hacia el lejano horizonte del Río
costa y el río desde las salas de lectura, las de la Plata. De esta forma, sótano y salas
terrazas y la plaza seca de acceso. flotantes ensayan un juego estratigráfico
Tal como ocurriera con otros notables entre la memoria y la lectura de la
edificios públicos de Buenos Aires (Cate memoria.
dral, Correo Central, Banco Nación), las Ahora, el volumen a horcajadas sobre la
obras demoraron décadas. Pasaron 31 loma ya no alude literalmente a los libros
años desde el proyecto hasta la habilita abiertos, como en las torres de Perrault,
ción. Tras el trámite del concurso, la sino más bien a la caja (theké) de la
construcción se inició recién en 1971; bibliotheké griega; o más precisamente a
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dos cajas: la caja hundida y la caja emi en clave contemporánea. Ahora bien, en
nente. la Biblioteca Nacional ¿no estamos ante
Con una sabia sensibilidad ambiental, una gran moldura? Pues sí; una gran
esa caja eminente, ese cuadrúpedo ergui moldura severa y lúdica a la vez, parado
do, se alza por sobre la arboleda existen jalmente pesada y aérea, como las máqui
te, como un periscopio oteando el río, a nas sucesoras de los aeróstatos.
la vez que dialoga con nueva lengua, a Sin duda, nos encontramos ante un íco
prudente distancia, con la masa de edifi no urbano del saber, un monumento
cios vecinos, generando una particular inquietante de gran potencia expresio
situación urbana. nista, el que más de una vez fuera aso
Refiriéndose a sus últimas obras, que ciado a la corriente neobrutalista de los
orillan entre lo maravilloso y lo osado, años '60. Sin emb arg o, deb er íam os
alguien dijo que Clorindo es el que reconsiderarlo como una obra en clave
mejor agujerea una pared; quizás tam testiana (si nos atenemos al rol influ
bién sea el que mejor hace una moldura yente de la estética de Testa en el equipo
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de diseño), que se aleja críticamente del creemos haber escuchado, alguna vez, sus
puro funcionalismo para poner en acto murmullos e insultos, que elevándose
una poética parlante de cierto nudismo por las patas del cuadrúpedo retumba
dram át ic o, con ban en sordina, allí arriba, en el salón de
¿No podríamos suponer, acaso, una osatura mode lectura.
que entre las estanterías subte lada casi artesa Pero más allá de las inevitables sugeren
rráneas, en ese pozo letrado de nalm ent e; una cias, recordemos lo que nos dijera Clo
obra de dimensión rindo Testa: “lo que quise decir es lo que
la Argentina profunda, en tor
m e t r o p o l i t a n a dicen las obras que hice”.
no al caparazón del gliptodon moderna y arcaica Empecinadamente, los autores sostuvie
te hallado en la excavación de a la vez, con esa ron el diseño original a lo largo de tres
los cimientos, aún se agitan en ambigüedad radi décadas. Al respecto Testa afirmaba:
querel las int erm in ab les los cal tan propia de Después de tantos años sigue siendo una
fant asm as de los ant ig uos lo americano. obra válida, aunque más tarde se la prefie
moradores de la quinta: Evita, Y forzando los ra distinta. De la misma forma en que un
Unzué y Cornelio Saavedra? Si valores, diríamos cuadro no vuelve a ser trabajado una vez
hasta creemos haber escucha que más que par que lo dimos por terminado, el edificio de
do, alguna vez, sus murmullos lante, desde el pié la Biblioteca se seguirá haciendo de acuer
de la lomada la do con el proyecto.
e insultos, que elevándose por biblioteca se nos Suponemos que, a la luz de la obra
las pat as del cuad rúp ed o muestra con una reciente, hoy hubiera diseñado un obje
ret umb ab an en sord in a, allí poética aullante, to diverso, alejado tanto del monumen
arriba, en el salón de lectura. dej and o asom ar talismo como de ese tono “gris Buenos
desde sus fauces la Aires”.
gran lengua-audi
torio. Arriesgando Inconclusiones
metáforas, quizás Aunque habilitado en 1993, el edificio
se trate del grito permanece inconcluso, sin el ala de su
de los ranqueles sombrero: los sutiles e indispensables
del excursionista par as oles que har ían flot ar la mole
Mansilla, o del pétrea sobre el parque. Mientras tanto,
moreno desgracia hoy remata en un neutro gavetón vidria
do por el gaucho do. Al respecto, Testa sostiene que el
Fierro, o el coro de sistema de parasoles –suprimido por
todas las voces de razones económicas–
la raza cósmica. nunca fue un agregado, sino que formaba
¿No pod ríam os parte de la concepción global del edificio, y
sup on er, acas o, tampoco era una cosa gratuita desde el
que entre las estan punto de vista funcional.
terías subterráneas, Con este destino de catedral intermina
en ese pozo letrado ble, mientras lleguen los parasoles, qui
de la Argentina zás el gran armadillo siga escarbando al
profunda, en tor compás de los escribidores, para exten
no al caparazón der por el subsuelo de la pampa urbani
del glipt od ont e zada la madriguera de las letras de la
hallado en la exca memoria.
vac ión de los Cerrando estas reflexiones, apostamos a
cimientos, aún se agitan en querellas que la Biblioteca, a manos de algún nue
interminables los fantasmas de los anti vo “iluminado”, no corra la suerte del
guos moradores de la quinta: Evita, pampeano Caserón ni de la opulenta
Unzué y Cornelio Saavedra? Si hasta quinta Unzué. Sepámosla cuidar como
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soles siguen sin estar y el subdimensiona suma en la altura que concede la luz y las
miento del sistema de aire acondicionado visuales al acto del rito y a sus pausas. El
se suple con films de refracción solar, con archivo, necesitado de espacio y a resguar
un deteriorado dispositivo externo de do del sol, se coloca bajo tierra. La memo
micro-cortinas y con la tolerancia al calor. ria subterránea sale a la luz con la evoca
Pero los parasoles no son tanto un proble ción lectora. El bibliotecario, desdoblado
ma de acondicionamiento térmico como lo en las funciones de la institución moder
son de composición formal. Si bién a juicio na, administra los espacios del archivo y la
el jurado, la propuesta conformaba un con lectura, situándose entre medio.
junto algo mecanizado por excesiva raciona La omnipresencia del hormigón armado le
lización y separación de sus elementos15, en confiere al conjunto una cáscara de conno
la maqueta del anteproyecto se puede apre taciones paquidérmicas. Las cuatro patas
ciar, una resolución compositiva de mayor que sostienen el cuerpo principal acentúan
síntesis que la actual. Luego a medida que esta lectura. Igual que la visión forzada de
el proyecto avanza en su definición cons un gliptodonte de cemento que celebra el
tructiva y en el dimensionamiento preciso misterioso hallazgo de los restos de un glip
de los espacios y las instalaciones, la forma todonte americano en la paleontología
se consuma en resoluciones plásticas de casual de los trabajos de cimentación.
locuacidad brutalista. El edificio agudiza su Tanto, la metáfora espacial de una liturgia
fisonomía de artefacto. Se robustecen sus pagana de acceso a las escrituras, como la
apoyos, se sustituye la piel vidriada de los alusión zoomórfica de la volumetría cua
niveles tercero y cuarto por aventanamien drúpeda y marsupial del edificio, son tam
tos que se abren en la superficie de hormi bién en este caso, procedimientos de dota
gón plegada, se desocultan los volúmenes ción de sentido de unidad al conjunto.
dispares de ventilaciones, salas de máqui En algún momento, una lógica de produc
nas y tanques. Las partes reafirman su ción discursiva instala sus parámetros de
identidad autónoma por sobre la síntesis validación en el contexto donde opera.
morfológica del todo. Subrepticiamente o con ostentación; a tra
Pero el tratamiento plástico que articula el vés de alguno de los estamentos que confor
conjunto recurre, soslayando la polifonía de man el espacio de la cultura, o masivamen
la forma, a la cualidad sensible de la materia te. Algunas consolidan instancias secuen
y a la sintaxis ideativa del proyecto. ciales en la construcción de la historicidad
La lógica del proyecto es tan elemental de esos contextos y otras quedarán definiti
como impecable. Las bases del concurso vamente al margen, como ensayos fallidos
solicitaban la salvaguarda del espacio verde, que no lograron desviar sobre su cauce el eje
de la barranca y de los valores botánicos exis evolutivo de su especie. Sólo las primeras
tentes16 que el emplazamiento ofrecía. Por participan en la redefinición de las subjeti
lo tanto, el nuevo edificio se implanta en el vidades.
mismo sitio que ocupara la demolida Resi La arquitectura racionalista es un ejemplo
dencia Presidencial. Prolonga en su plani destacado. En su tiempo, el objeto aparece
metría la ortogonalidad de la grilla urbana extrapolando una estética ajena, subversiva,
y evita la desforestación que cualquier otro incómoda, pero que anticipa las condicio
emplazamiento hubiera requerido; se eleva nes espaciales que irán imponiendo los
la masa edilicia sobre cuatro apoyos para nuevos modos de producción.
no interferir la perspectiva paisajística de la La aparición de experimentaciones estéti
barranca. Respeta las características existen cas en lugares de geografía más epicéntrica
tes del terreno y del entorno, logrando un que la nuestra, producen novedades de
impecable emplazamiento del edificio que se fulgores prometedores. La difusión de
ubica en el espacio sin ocupar el terreno, con estos acontecimientos culturales se debe
una ajustada valoración de los accesos.17 tanto a la capacidad de eyección mediáti
La ceremonia pública de la lectura se con ca de formas, tecnologías y personajes que
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NOTAS
1 Extractado del discurso pronunciado el día 12 de Octubre de 1962 por el arq. Adolfo Enrique Storni, asesor
del concurso, en oportunidad de inaugurarse la exposición pública de los trabajos en el hall del edificio de la
Biblioteca Nacional de la calle México. Publicado en la revista de la Sociedad Central de Arquitectos n° 48,
1963.
2 Ibídem.
3 Ibídem.
4 BASES Y PROGRAMA DEL CONCURSO DE ANTEPROYECTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL
EDIFICIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL. Anexos: Extractado del discurso pronunciado por el señor
Ministro de Educación, doctor Luis R. Mac’ Kay, en el acto celebratorio del sesquicentenario de la Biblioteca
Nacional.
5 Extractado del discurso pronunciado el día 12 de Octubre de 1962 por el arq. Adolfo Enrique Storni. (ver Nota
1)
6 Decreto N° 6.123 / 1960
7 Decreto N° 6.123 / 1960, Considerandos.
8 BASES Y PROGRAMA ... (ver Nota 4)
9 BASES Y PROGRAMA ... (ver Nota 4)
10 BASES Y PROGRAMA ... (ver Nota 4)
11 BASES Y PROGRAMA DEL CONCURSO DE ANTEPROYECTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL
EDIFICIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL. Anexos: Extractado de la charla pronunciada por el señor
Director General de Arquitectura y Trabajos Públicos, Arquitecto Adolfo Enrique Storni, por LRA Radio
Nacional.
12 Extractado del discurso pronunciado el día 12 de Octubre de 1962 por el arq. Adolfo Enrique Storni. (ver Nota
1)
13 Crítica del jurado integrado por la arq. Odilia Suarez, por los participantes; el arq. Achaval Rodriguez por
la Minicipalidad de Buenos Aires; los arqs. Arístides Cottini, Alejandro Billoch Newbery y Eduardo Martín,
por la Federación Argentina de Sociedades de Arquitectos y el arq. Horacio Pando, por el Ministerio de Edu
cación. Publicada en la revista de la Sociedad Central de Arquitectos n° 48, 1963.
14 Comentado por el arquitecto Francisco Bullrich en una entrevista publicada en la revista de la Sociedad
Central de Arquitectos N° 160, Octubre de 1992, p. 74.
15 Crítica del jurado (ver Nota 7)
16 BASES Y PROGRAMA DEL CONCURSO DE ANTEPROYECTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL
199
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CIUDADMEMORIA
Monumento, lugar y situación urbana
Por Pablo Sztulwark (*)
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Arquitectura y memoria N°1 | verano 2004 / 2005
Berlín. Daniel Libeskind tiene que diseñar de muchísima altura y con una enorme
un museo. No es cualquier museo. Tal vez, puerta que, al cerrarse, produce un ruido
ningún museo sea cualquier museo, pero escalofriante que nos remite a la emoción
éste tampoco lo es. Se trata del Museo Judío de la ausencia, de lo que terriblemente ya
de Berlín. Es un proyecto inquietante, hay no está. Una situación espacial que nos
que pensar. Una primera pregunta interpela atraviesa el cuerpo, que prepara nuestra
al arquitecto: qué tengo que mostrar. Buena sensibilidad para percibir que lo que vivía
pregunta, muy buena pregunta. Libeskind ya no está. Un espacio que, a su vez, no es
ensaya una respuesta: tengo que mostrar lo nada y que sin embargo se termina de
que no está. Buena respuesta, muy buena construir con nuestra presencia.
respuesta. Increíblemente certera. Ahora, Otro espacio alude a los que no están por
esta respuesta enfrenta al arquitecto con un que se fueron: ¿Cómo se fueron? ¿Cómo
verdadero problema: cómo se muestra lo que llegaron adonde llegaron? Sería largo des
no hay; cómo se muestra la ausencia. cribir cada lugar pero si es muy importan
La investigación de esta posibilidad marca al te explicar el dispositivo arquitectónico
Museo Judío de Berlín. La investigación de que nos presenta la ausencia.
esta posibilidad construye un museo que Pero esta ausencia no resulta de la apelación
hace eje, por decirlo de algún modo, en el a objetos ligados a los ausentes sino de la
armado de espacios que evoquen ausencia. instalación de situaciones de ausencia. Se
Precisaré algo de esto. No importan aquí las habita la ausencia y no los objetos de los
formas del museo, el diseño, el proyecto; no ausentes; se produce memoria a partir de la
importa que la planta sea una suerte de producción de situaciones de ausencia. La
estrella de David deconstruida. No importa construcción de la memoria, entonces, no
todo esto porque la experiencia de transitar resulta de las operaciones archivísticas o del
el museo se juega en otro terreno subjeti buen conocimiento de los hechos sino de la
vo. producción, en diversas situaciones, de
Este museo no es un museo al que estemos ausencia, ausencia, más ausencia.
acostumbrados. No es un museo institucio Me gustaría presentar un tercer ejemplo.
nal que expone, más o menos cuidadosa Estamos en Austria en 1988. Hans Haacke
mente, materiales de archivo. No es un reconstruye el monumento que los nazis
museo del estado nación. Tampoco es un instalan en la ciudad de Graz en 1938. Esta
museo histórico que nos dice críticamente reconstrucción resulta muy interesante por
qué pasó. Lo novedoso de este museo reside una variedad de razones.
en el tipo de experiencia que le ofrece al visi Primero, la reconstrucción que hace Haac
tante, siempre y cuando el visitante se deje ke conserva las formas del monumento
habitar por esa ausencia. Pero éste es otro nazi. Entre ellas, una insignia que dice: “y
asunto. después de todo la derrota es vuestra”. Esta
La operatoria del Museo Judío de Berlín no insignia es a propósito del fallido golpe de
consiste en la exposición de objetos, fotos, Viena de 1934. Pero el texto no termina
archivos, etc., sobre la historia del pueblo aquí. Haacke agrega: los derrotados de Esti
judío, sobre las persecuciones y los campos ria: 300 gitanos asesinados, 2500 judíos
de concentración. De hecho, fueron agrega asesinados, 8000 prisioneros políticos asesi
dos. Y si bien hay un espacio especialmente nados o muertos en cautiverio, 9000 civiles
saturado de este tipo de información, la asesinados en la guerra, 12000 desapareci
operatoria del museo es distinta. No es sen dos, 27900 soldados asesinados.
cillo describirla, pero intentémoslo. Segundo, el monumento restaurado por
Al entrar al museo debemos elegir entre Haacke es atacado por una bomba neonazi.
distintas salas, salas en donde no se Ante esto, la ciudad decide conservarlo en
expone nada. el nuevo estado.
Entramos primero a una sala vacía, fría, Vayamos por partes. Me detendré prime
con luz tenue y de fuente imperceptible, ro en la intervención de Haacke. Para
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Arquitectura y memoria N°1 | verano 2004 / 2005
otro lado, el recorrido por estas situaciones recorrido por las situaciones produce otro
nos dice además que la ciudad es el sitio en esquema. Si transitamos la experiencia que
donde acontecen infinitas situaciones urba nos ofrece Haacke, el esquema institucional
nas. En este artículo nos detuvimos en de administración de la memoria es nueva
algunas pero, no hay dudas, que la vida de mente puesto en cuestión. Antes que nada,
cada uno de nosotros está afectada por una la memoria es el sitio de inscripción social.
serie infinita de situaciones urbanas que Pero si algo nos dice la experiencia en torno
componen nuestra memoria, situaciones de Haacke es que esa inscripción es perma
que marcan y nos marcan, incluso entrete nente. Al modo del palimpsesto, una vez,
jiendo el plano de lo público y lo privado, otra vez, una vez más... pero todo a la vez. En
¿Qué sería sino la ciudad? esta situación, la memoria es inscripción
Pero volvamos a los ejemplos. Sin ir muy social.
lejos, el Puente Pueyrredón nos ofrece una La Plaza del Alma (o la Plaza de Lady Di)
vía de indagación de la memoria y nos también nos invita a revisar los mecanismos
aleja, una vez más, del esquema institucio productores de memoria. Si la plaza institu
nal de lo memorable. El Puente es memo cional no generaba afectación alguna, la
ria pero no es memoria representacional. Plaza –luego de la muerte de la princesa–
Más bien, es una interpelación inevitable abre otro juego de espacios. Como se ve, no
que nos recuerda lo que aconteció. El se trata de una intervención orientada a la
puente se hace lugar cuando nos susurra producción de un espacio habitable sino de
que algo ha tenido lugar. Nada más aleja unas acciones absolutamente contingentes
do del monumento conmemorativo, nada que, a pesar de su contingencia, dan lugar
más alejado del registro objetivo de los al lugar. La contingencia da lugar al aconte
hechos. En esta situación, la memoria es cimiento y, lo inhabitable, resulta habitado.
interpelación por el acontecimiento. En esta situación, la memoria es una cons
Si cruzar el Puente Pueyrredón no es una trucción de sentido en la contingencia.
experiencia menor, habitar el Museo Judío ¿Qué nos dicen estas situaciones? ¿Qué nos
de Berlín, tampoco. Adviene la experien dicen estas situaciones que relanzan el pro
cia memorable. En el museo, la memoria blema de la memoria? Nos dicen muchas
no resulta de la remisión a unos objetos cosas pero, sobre todo, redefinen el proble
cargados de representación sino de la ins ma. Ante la pregunta por la ciudad como
talación de situaciones de ausencia. Nue lugar de la memoria, nos invitan a indagar
vamente el archivo queda desplazado y la las situaciones urbanas como generadoras de
memoria toma otros caminos. En esta memoria. Como nos dice Borges: “los ojos
situación, la memoria es experimentación ven, lo que están acostumbrados a ver”. Jus
de la ausencia (y no recordatorio). tamente por eso, es tiempo de indagar estas
Ahora bien, el asunto no termina aquí. El otras formas de la memoria: más allá del
NOTA:
1 Mientras releo el apartado sobre la Plaza del Alma y la muerte de Lady Di, recuerdo las intervenciones que
se produjeron frente a la clínica en la que estuvo internado Maradona este año. En pocas horas, el frente de
la clínica se cubrió de fotos, cartas, graffitis... Se armó un lugar habitable donde esperar el desenlace; se armo
un lugar donde rezar, conversar, recordar.
Bibliografía:
205
Anaqueles
recobrados La reap ar ic ión de text os que
se creían olv id ad os o perd i
dos para el pres ent e, es uno
de los obj et ivos de est e esp ac io de la rev ist a La Bib liot ec a.
Rec ob rar los anaq uel es es una form a de const ruir una hil a
ción con un pas ad o al que hab it ualm ent e se lo da por can
cel ad o, o bien por ideal iz ad o. Ni nost alg ia, ni desp rec io
por las exp er ienc ias y los trazos text ual es pret ér it os son el
punt o de part id a que anim a la tarea del “resc at e”, lab or
que merec e prob lem at iz ars e tant o en los mod os de pon er en
circ ul ac ión esas tram as cult ural es desvan ec id as, com o tam
bién en sus pot enc ial id ad es cont emp or án eas.
La intuición que formulara en los años ´20 el peruano José
Carlos Mariátegui: “ni calco ni copia, creación heroica”
sobrevuela estas páginas. Quisiéramos poder compartir esa
intuición, capaz de resituarse en el pasado desde las exigen
cias actuales, publicando esos textos, ofreciéndoles una nueva
oportunidad para conmovernos en lo que aún conservan de
radical amenaza al pensamiento dado.
Un número dedicado al archivo, cancerbero y prisionero de
la memoria, no podía soslayar la recordación del proyecto
presentado por tres diputados peronistas para preservar el
patrimonio nacional, proyecto que se inscribió en un momen
to socio-histórico en el cual se propugnaba defender una
independiente concepción de lo nacional, frente a las dos
grandes polarizaciones culturales que se disputaban el domi
nio del pensamiento en la política exterior mundial.
Roberto Baschetti, sociólogo, estudioso del peronismo y tenaz
archivista, investigó los pormenores de la presentación del
proyecto, en cuyos considerandos se afirmaba que: “Nuestros
museos son pobres, y en algunos aspectos misérrimos. Lo mis
mo puede decirse de nuestras bibliotecas y nuestros archivos.
Es necesario completarlos. Ignoramos las piezas de valor fun
damental que se encuentran en manos de particulares y cuyo
destino último será el de enriquecer las colecciones públicas”.
Un problema recurrente en nuestro país, la dispersión, el
olvido o la ignorancia frente a aquello de sabiduría que aún
guardan los archivos.
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LA BIBLIOTECA
N°1 | verano 2004 / 2005 Anaqueles recobrados
nal.
El presente proyecto de ley pretende llenar esa El Proyecto de Ley
laguna en nuestra legislación. Aunque funda HACIA LA PROTECCION DEL
do en antecedentes europeos, se ha adaptado a PATRIMONIO ARTISTICO, HISTO
nuestra realidad nacional. Las leyes italiana y RICO Y CIENTIFICO DEL PAIS
francesa, que inspiraron la mayor parte de su
articulado (la francesa es el antecedente Artículo 1°. Están sujetas a las disposiciones
inmediato de nuestra ley 12.665), como ade de esta ley las cosas muebles e inmuebles que
cuados a países de cuantioso patrimonio cul tengan interés histórico, arqueológico, paleon
tural; tienen, como la ley 12.665, un carácter tológico o artístico.
predominantemente defensivo. Este proyecto Entre las cosas muebles están compren
es predominantemente adquisitivo, pues nues didos los códices, los manuscritos antiguos, los
tro problema es el de acrecentar nuestro mejo incunables, los libros raros de edición argenti
ramiento. Nuestros museos son pobres, y en na, los grabados y estampas y los objetos de
algunos aspectos misérrimos. Lo mismo puede interés numismático.
decirse de nuestras bibliotecas y nuestros
archivos. Es necesario completarlos. Ignora Artículo 2°. Las cosas indicadas en el artículo
mos las piezas de valor fundamental que se 1° serán inalienables cuando pertenezcan al
encuentran en manos de particulares y cuyo Estado.
destino último será el de enriquecer las colec Serán inalienables también las cosas que
ciones públicas. A este conocimiento tiende el pertenezcan a las provincias, a las comunas, a
censo del patrimonio artístico y cultural que los institutos públicos y eclesiásticos y a orga
este proyecto dispone. No se me ocultan los nismos administrativos autárquicos. Pero el
aspectos de restricción al dominio privado que Poder Ejecutivo podrá autorizar la venta de
el articulado involucra. Pero –aparte de que tales cosas al Estado o a cualquiera de las
ello responde a las tendencias actuales de la entidades arriba mencionadas, siempre que
legislación– es evidente que en ninguna otra no se derive de ello daño para su conserva
materia se justifican tan cabalmente, ya que ción ni para su goce público.
se trata de bienes del espíritu que, por esencia,
deben alcanzar a todos. Artículo 3°. Los gobiernos provinciales y
No es necesario abundar en razonamientos municipales, las autoridades eclesiásticas y, en
para justificar la necesidad y la urgencia de la general, todos los administradores de las enti
sanción que pido a la Honorable Cámara. dades numeradas en el artículo anterior pre
Bástame decir, para terminar, que la situa sentarán a la Secretaría de Educación, dentro
ción actual del mundo la hace altamente del plazo y en la forma que establecerá el
oportuna por la liquidación forzosa de nume reglamento respectivo, una lista detallada de
rosas colecciones europeas, cuyas muestras, las cosas comprendidas en el artículo 1° que
algunas valiosísimas, se encuentran en el mer pertenezcan a las provincias, las comunas o
cado a precios muy inferiores al que tendrían las instituciones o entidades que administren.
en circunstancias normales. La Argentina no La Secretaría de Educación iniciará con tales
debe desperdiciar las facilidades que se ofrecen datos el fichero-censo del patrimonio cultural
para enriquecer a poco costo los bienes cultu y artístico de la Nación.
rales que, puestos al alcance del pueblo, con Para la confección de dicho fichero se
tribuirán al perfeccionamiento y la elevación clasificarán las cosas por materias. Un dupli
de nuestro espíritu colectivo. cado de las fichas se enviará, según correspon
Ernesto Palacio. da, a la Comisión de Monumentos Históricos,
John William Cooke. a la Biblioteca Nacional, al Museo Nacional
Joaquín Díaz de Vivar. de Bellas Artes, al Archivo General de la
Nación o al Museo de Ciencias Naturales.
Estas instituciones tendrán a su cargo la con
fección del censo en las materias de su especia
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Anaqueles recobrados N°1 | verano 2004 / 2005
lidad, así como la misión de asesorar a la nombres de sus propietarios y el lugar donde
Secretaría de Educación con respecto a las se encuentran depositadas.
adquisiciones que se juzguen necesarias para Por su parte, la Secretaría de Educación
acrecentar el patrimonio cultural y artístico deberá agotar todos los medios de información
del Estado. a su alcance para determinar los bienes cultu
rales existentes en colecciones particulares,
Artículo 4°. Las cosas comprendidas en el aunque no medie denuncia por parte de sus
artículo 1°, aunque se encuentren en poder propietarios. Cuando corresponda, comunica
de entidades privadas o de particulares, a rá de oficio a éstos que dichos bienes están
título de propiedad o de mera posesión, for comprendidos en las disposiciones de esta ley.
man parte del patrimonio cultural y artístico
de la Nación y están bajo la protección del Artículo 7°. Los propietarios de cosas recono
Estado. Se consideran de utilidad pública cidas como de interés cultural o artístico por
cuando su pérdida puede ocasionar grave los medios determinados en esta ley y que
daño a la cultura. En todos los casos, la hubieran sido notificados de dicha resolución,
determinación del interés cultural de las no podrán enajenarlas sin previo aviso a la
cosas corresponderá a la Secretaría de Educa Secretaría de Educación. En caso de venta,
ción, previo dictamen de sus organismos no podrán efectuar la tradición de la cosa
especializados. La resolución se comunicará a durante el término de dos meses, dentro de
los propietarios o poseedores para sus efectos cuyo plazo el gobierno tendrá el derecho a
legales. adquirirla al mismo precio establecido en el
contrato respectivo. Este plazo podrá prorro
Artículo 5°. La Secretaría de Educación garse por otros dos meses, si el gobierno por la
tendrá la facultad, a requerimiento de los oferta simultánea de varias cosas, no dispone
propietarios o poseedores, o de las reparticio de las sumas necesarias. Durante estos plazos
nes enumeradas en el artículo tercero, de el contrato permanecerá sometido a la condi
proveer en cualquier momento a la integri ción resolutoria del ejercicio del derecho de
dad y seguridad de las cosas a que se refiere prelación por parte del Estado.
el artículo anterior, para impedir su pérdida Este artículo rige igualmente para los casos de
o deterioro, o de proceder a su expropiación, subasta pública, en que la obligación de la
si fuera necesario. A tales efectos y por los denuncia se extiende a los rematadores.
medios que se establecerán en el reglamento
respectivo, ordenará los trabajos de restaura Artículo 8°. Las cosas reconocidas como de
ción o recibirá las cosas en depósito en sus utilidad pública por el artículo 4° podrán ser
museos, bibliotecas o archivos, bajo la res expropiadas:
ponsabilidad del Estado y sin cargo alguno a) Cuando haya peligro de deterioración o
para sus propietarios o poseedores. pérdida y el propietario no provea los medios
necesarios para su conservación;
Artículo 6°. Las personas o entidades priva b) Cuando a juicio de los organismos asesores,
das que tengan en su poder obras de arte, enumerados en el artículo 3°, se trate de pie
libros, medallas, etc. que “prima facie” pue zas indispensables para completar las coleccio
dan encuadrarse en el artículo 1°, deberán nes del Estado.
denunciarlos a la Secretaría de Educación Este derecho de expropiación podrá hacerse
dentro del plazo y en la forma que establece efectivo también por los gobiernos provincia
rá el reglamento respectivo, para acogerse a les y municipales, mediante los organismos
los beneficios de esta ley. La Secretaría de que tengan por finalidad la conservación de
Educación, previo dictamen de los organis la cultura y el beneficio espiritual del pueblo.
mos correspondientes sobre el interés cultural
que ofrezcan las cosas, procederá a censarlas, Artículo 9°. Las cosas comprendidas en el
en caso afirmativo, en la forma establecida artículo 1° podrán entrar al país libres de
en el artículo 3°, con determinación de los todo derecho de importación.
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Justo José de Urquiza” hasta 1942; de Histo co”; “La ley de casación”; “Reforma de la
ria Argentina y de Historia de la Edad Media, constitución” y “Represión de monopolios”.
Moderna y Contemporánea en el “Colegio Desde 1954 fue vicepresidente del Insti
Nacional Bernardino Rivadavia” (1931-55). tuto de Investigaciones Históricas “Juan
En la función estatal fue Ministro de Gobierno Manuel de Rosas”.
e Instrucción Pública en la provincia de San A nivel partidario fue interventor del Partido
Juan (1930-31), Diputado Nacional por la Peronista de Capital Federal entre el 11 de
Capital Federal (1946-1952) y Presidente de la agosto y el 16 de septiembre de 1955. Caído
Comisión Nacional de Cultura (1946-47) el gobierno se suma a la resistencia, desde el
Fue Periodista. Miembro de la Comisión Comando Superior Peronista.
Directiva de la revista del Instituto de Estu Perón desde el exilio –noviembre 1956– por
dios Históricos “Juan Manuel de Rosas” y primera y única vez en su vida política, desig
Director de dicha publicación hasta 1940 y na en su persona, a un sucesor para el caso en
también co-director con Rodolfo Irazusta de que un atentado termine con su vida.
La Nueva República (1929-31). Prestó Cola Fue fundador, director y periodista de la
boraciones en el diario La Nación y en las revista De Frente (marzo 1954-enero 1956),
revistas El Hogar, Caras y Caretas y Criterio. hasta su clausura por la autodenominada
Escritor reconocido y de prolífica obra, Revolución Libertadora. Colaboró en diver
publicó: “La inspiración y la gracia” (1928); sos diarios y revistas: Línea Dura, Hechos e
Catilina: una revolución contra la plutocracia Ideas, Santo y Seña, Palabra Obrera, Norte,
en Roma (1935); El espíritu y la letra (1936) Palabra Argentina y Soberanía.
obra con la que ganó el Premio Municipal Algunos de sus trabajos intelectuales más
de Literatura en prosa; La historia falsificada destacados fueron: “La lucha por la libera
(1939); Teoría del Estado (1940) e Historia ción nacional. El retorno de Perón”
de la Argentina 1515-1835, cuya primera (1959); “Aportes a la crítica del reformis
edición data de 1954 y para enero de 1999 mo en la Argentina” (1961); “El retorno”
ya estaba por la 17° edición. También tradu (1964), en base a una conferencia pro
jo obras de Dante Alighieri, Bossuet, J. nunciada en la C.G.T. cordobesa; “Pero
Maritain y V. Wolff. nismo e integración” (1964); “Situación
nacional y acción revolucionaria de las
John William Cooke (1919-1968) masas” (1965), una conferencia organiza
Nació en La Plata y se recibió de abogado en da por la F.U.A. de Córdoba sobre el tema
la Universidad de esa misma ciudad en “Universidad y país”; “Bases para una
1943. política cultural revolucionaria” (1965);
Se desempeña en Defensa Nacional del “El peronismo y el golpe de Estado. Infor
Ministerio de Relaciones Exteriores (1945). me a las bases del Movimiento” (1966);
Es elegido Diputado Nacional con tan sólo “La revolución y el peronismo. Informe
25 años (1946-1952). En el Congreso fue interno a la militancia de A.R.P.” (1968);
Presidente de la Comisión de Asuntos Cons “Apuntes para la militancia” (1972). Debe
titucionales de la Cámara de Diputados, de la mencionarse así mismo, por su importan
Comisión Redactora del Código Aeronáuti cia, los dos tomos de la Correspondencia
co y también de la Comisión de Protección Perón-Cooke editados en 1972.
de los Derechos Intelectuales.
En el ámbito universitario fue profesor titular Joaquín Díaz de Vivar (1907-2002)
de Economía Política en la Facultad de Dere Jurisconsulto y político nacido en Corrien
cho y Ciencias Sociales de la Universidad de tes.
Buenos Aires (1946-1955) Profesor Adjunto de Derecho Político en la
Sus conocimientos de Historia, Economía y Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Filosofía le permitieron disertaciones ante Universidad de Buenos Aires.
diferentes públicos sobre temas tan diversos Diputado provincial (1946-1948) y Diputa
como: “Introducción al arte cretense-micéni do nacional (1948-1952). Convencional
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N°1 | verano 2004 / 2005 Aspectos bibliotecológicos
Nacional (1993) y Reglamento Dec. 1975 (1997). grupo de países posee leyes que calificaron
b. Definición de 19 variables categóricas como escasamente adecuadas, se compone
activas y de 2 suplementarias y sus modali de Japón, España, México, Argentina y
dades. Las variables fueron clasificadas en Panamá, representa el 25% de la muestra y
3 tipologías: 1) Fuerza y forma de la legis el promedio de adecuación es del orden del
lación (5 variables); 2) Elementos del 42%.
depósito legal (10 variables); y 3) Cobertu
ra de las publicaciones (4 variables). Dise Tabla A. Jerarquización de las leyes de depósito legal
ño de un cuestionario para ser aplicado a conforme con la calificación alcanzada en su evaluación
cada texto. (Apéndice 1). individual. Clasificación según la v20-Adecuación.
c. Evaluación de las leyes mediante la apli
cación del cuestionario a fin de registrar las País % de V20- f %
modalidades de las variables presentes en adec. Adec.
los textos. Asignación de un puntaje a las 1 Noruega 85.8 Alta
leyes de acuerdo con el número de aspectos 2 Sudáfrica 85.8 Alta
positivos encontrados. Jerarquización y cla 3 Perú 82.5 Alta
sificación de países conforme a los porcen 4 Venezuela 77.1 Alta 4 20
tajes de adecuación de sus leyes a las reco 5 Portugal 65 Mediana
mendaciones internacionales (Tabla A). 6 Reino Unido 62.9 Mediana
d. Estudio de la presencia de las caracterís 7 Cuba 62.5 Mediana
ticas coincidentes con las recomendaciones 8 Finlandia 62.5 Mediana
internacionales dentro de los textos de las 9 Francia 60.4 Mediana
leyes. Clasificación de las pautas en grupos 10 Colombia 58.3 Mediana
de alta, mediana y bajo nivel de presencia 11 Brasil 55.4 Mediana
(Tabla B). 12 Dinamarca 55 Mediana
e. Aplicación de técnicas de análisis multi 13 Canadá 53.3 Mediana
variado de datos (análisis de componentes 14 Benín 52.5 Mediana
múltiples y clasificación automática) para 15 Nueva Zelanda 50.8 Mediana 11 55
producir representaciones en dos dimen 16 Japón 49.2 Escasa
siones. Identificación de grupos de países 17 España 46.7 Escasa
que muestran en sus respectivas legislacio 18 México 46,6 Escasa
nes características que los hacen semejantes 19 Argentina 36.3 Escasa
y un similar nivel de cumplimiento de las 20 Panamá 31.3 Escasa 5 25
recomendaciones. Total 20 100
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Aspectos bibliotecológicos N°1 | verano 2004 / 2005
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Aspectos bibliotecológicos N°1 | verano 2004 / 2005
los aspectos particulares incluidos en la seg generales aunque tiene una de las califica
mentación de las variables. Por citar un ciones más bajas dentro del rango, posible
ejemplo de cada tipología se destacan las mente debido a sus puntos débiles en cuan
leyes de Perú, altamente adecuada en térmi to a los elementos del depósito legal, en
nos generales pero no tan buena en cuanto cuya tipología calificó como escasamente
a la fuerza y forma y deficiente en la apli adecuada. La ley de Portugal fue calificada
cación de las sugerencias sobre cobertura de como de mediana adecuación, pero su cali
las publicaciones, contrariamente a lo que ficación aumenta en la primera tipología.
sucede con Dinamarca que se muestra fuer
te en ese aspecto; se subraya también la 4. Conclusiones:
legislación de Benín que pertenece al grupo La conclusión que puede ser esbozada a
de grado medio de adecuación en términos partir del estudio es que las recomendacio
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N°1 | verano 2004 / 2005 Aspectos bibliotecológicos
nes sobre depósito legal han sido mediana tipos de publicaciones. Su escasa aplicación
mente adoptadas por los países. No todos conduce a inferir un panorama legislativo
los países aplican en su legislación de depó internacional caracterizado por cierta debi
sito legal la totalidad de las recomendacio lidad para cubrir formalmente el amplio
nes emitidas desde 1977 a la fecha. espectro de publicaciones y asegurar la reu
Casi el 100% de la muestra posee leyes de nión y preservación de los ejemplares; en
depósito legal que, en general, contienen consecuencia, también explicaría el origen
las recomendaciones de alta observación; de los huecos o blancos que pudieran exis
éstas corresponden exclusivamente a la tir en las colecciones nacionales. El modo
segunda tipología de variables, referidas a efectivo de depósito legal de los documen
los elementos del depósito legal, y repre tos electrónicos on-line es un tema que
sentan el 26,3% de la totalidad de las suge mantiene preocupada a la comunidad
rencias consideradas en el estudio. Entre bibliotecaria internacional; esto se eviden
un 80 y 85% de la muestra –países que cia en la profusión de estudios al respecto,
poseen leyes de mediana y escasa adecua a pesar de lo cual la adecuación de las leyes
ción– cumple, en general, con las reco en este sentido se encuentra retrasada.
mendaciones de alta y mediana observa Es importante señalar que la legislación
ción –que representan un 63% de las de Panamá y Argentina aparece como
directrices anotadas–, pertenecientes prin escasamente adecuada en todos los análi
cipalmente a la primera y tercera tipología sis, con un puntaje relativo inferior al
de variables (Fuerza y forma de la legisla 40%. Ambas naciones se encuentran aún
ción y Cobertura de las publicaciones). despojadas de la bibliografía nacional, lo
Pero solamente entre un 15 y un 20% de cual podría demostrar la estrecha relación
la muestra, porcentaje compuesto por paí entre estos dos componentes del CBN.
ses de alta adecuación, aplica, además de Nuestro estudio acerca de la adecuación de
las recomendaciones anteriores, también las leyes de depósito legal a las recomenda
las pautas señaladas como de escasa obser ciones internacionales originadas en 1977, y
vancia –36,8% del total–, la mayoría de evolucionadas hasta nuestros días, encontró
ellas perteneciente a la segunda tipología las respuestas a las preguntas formuladas en
(Elementos del depósito legal). la introducción dentro de los textos de las
Las recomendaciones de escasa observación leyes. Muy poco pueden expresar estas uni
son importantes porque refieren a la clari dades de análisis sobre su puesta en práctica;
dad del texto para mencionar la cobertura, toda interpretación de los textos llevada a
para definir términos que permitan que sea cabo en su aplicación, quedó fuera del aná
comprendida y aplicada correctamente y lisis. Sus resultados conducen a suponer
para lograr la preservación de todos los cierta lentitud por parte de los países en el
BIBLIOGRAFÍA:
• Lunn, Jean (1988). Recomendaciones para legislación de depósito legal. -- Madrid : Ministerio de Cultura,
Dirección general del libro y bibliotecas, 1988. -- 31 p. -- (Informes, normas y recomendaciones) ; 2). Estu
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LA BIBLIOTECA
Aspectos bibliotecológicos N°1 | verano 2004 / 2005
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LA BIBLIOTECA
N°1 | verano 2004 / 2005 Aspectos bibliotecológicos
222
LA BIBLIOTECA
Aspectos bibliotecológicos N°1 | verano 2004 / 2005
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LA BIBLIOTECA
N°1 | verano 2004 / 2005 Trazos
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ÍNDICE
Editorial
1 • Este nuevo número de la revista La Biblioteca: a la búsqueda y
creación de lectores – Elvio Vitali y Horacio González
4 • La Biblioteca, el nombre – Horacio González, Horacio Nieva y Sebastián Scolnik
IV Anaqueles recobrados
208 • Baschetti, Roberto – Un proyecto de ley olvidado: por la
defensa del patrimonio nacional