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Comunidad Cristiana de Ibarrekolanda

Ibarrekolandako Kristau Elkartea

PAUSOKA
“Mira que estoy a la puerta llamando, si
alguien me oye y me abre...”
Apocalipsis 3, 20.

Garizuma
2011
Cuaresma
Cuaresma 2.011. Domingo a domingo

Miércoles de ceniza. Lectura: Mt 6,1-6 y 16-18.

La comunidad cristiana comienza, en el miércoles de


ceniza, un periodo que va a terminar en las celebraciones
del llamado “triduo pascual” o la celebración de la “Semana
Santa”. Es claro que no son días más “sagrados” que otros,
en lo que se refiere a Dios. Somos nosotros quienes
necesitamos distinguir los días y los momentos.

“- Hubiese sido mejor venir a la misma hora - dijo el zorro -.


Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré
a ser feliz desde las tres... Pero si vienes a cualquier hora,
nunca sabré a qué hora preparar mi corazón...Los ritos son
necesarios.
-¿Qué es un rito?- dijo el principito.
- Es también algo demasiado olvidado - dijo el zorro. - Es
lo que hace diferente que un día sea diferente de los otros
días: una hora de las otros horas.”

Respecto del texto evangélico.


Vivimos y sufrimos una situación de crisis económica
causada por la especulación financiera del sistema de
economía neoliberal globalizada.
Los gobiernos no hacen sino obedecer las consignas de
quienes mandan realmente en la economía. No hacen más
que recortes al estado de bienestar. Son rehenes de la
“trinidad mundial”: El Fondo Monetario Internacional, el
Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.
Los empobrecidos siguen aumentando con las
consecuencias que todos sabemos.
¿Cómo poner en marcha este tiempo en nuestra
comunidad cristiana una Cuaresma que sea significativa
para ella misma y escuche la siempre actual llamada de
Jesús Crucificado y Resucitado por Dios?: “Sobre todo

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buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os
dará por añadidura”.

Necesitamos convertirnos, es decir, cambiar de mentalidad.


Desde esa realidad descrita someramente un poco antes,
puede que sigan siendo muy actuales, si logramos
traducirlas en un nuevo formato, los tres signos que nos
pone esta lectura del miércoles de ceniza: la limosna, el
ayuno y la oración.
La limosna: la comunicación cristiana de bienes. Cuando
miramos la vida desde los empobrecidos y no tanto desde
nuestras necesidades (tantas veces creadas) la solidaridad
con ellos tiene como signo la entrega de una parte del
dinero.
El ayuno: el control cristiano del consumo o el uso
cristiano del dinero puede ser hoy en día la traducción
significativa de ese ayuno que hicieron nuestros abuelos.
La oración: se trata de recuperar en profundidad la oración
entendida y vivida como apertura a esa presencia del Dios
en nuestro caminar. Crear y cuidar espacios en los que
caemos en la cuenta de que estamos en las buenas manos
del Dios amigo de la vida. Saboreamos agradecidos esa
Presencia.
Se trata en definitiva de unir las dos caras de la misma
moneda: el Reinado de Dios, su justicia (proyecto de
fraternidad desde los últimos) y el Dios de ese Reinado
que es el manantial del empeño por su Reinado.
Si faltara a la comunidad una de esas dos dimensiones no
seríamos fieles al Jesús histórico a quien Dios dio la razón
resucitándole.

Primer domingo. Lecturas: Gn 2,7-9; 3,1-7 y Mt 4,1-11

Es importante recordar que hoy no creemos que estos


relatos haya que entenderlos así, literalmente. Es decir: hoy
sabemos que la Biblia no puede decirnos cómo fue el

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origen del cosmos, ni el del ser humano. La Biblia no
contiene mensajes de física, ni de química, ni de biología
evolutiva, ni de geofísica o astrofísica...que nos informen
sobre todos esos campos. Los relatos bíblicos están en
otro plano, un plano simbólico, que no afecta al campo
autónomo de la ciencia.
Por tanto se puede ser cristiano y aceptar razonablemente
lo que la ciencia nos dice hoy incluidas opiniones contrarias
a tantas afirmaciones y supuestos incluidos en estos
relatos bíblicos. Hay otras formas de hablar de la realidad
del mal y del pecado, que la de tomar como única
referencia unos mitos religiosos elaborados hace dos
milenios y medio.

En la primera lectura se nos habla de la condición humana


en el mundo: arcilla y aliento de vida, creaturidad y
aspiración a infinitud, referencia a la tierra y a Dios. La
humanidad se hace en el trabajo por integrar
armónicamente esa bipolaridad. Lo original no fue un
pecado sino una bendición.

El relato evangélico no es la crónica o el reportaje


periodístico de algo que le pasó a Jesús, sino una
composición simbólica que quiere darnos un mensaje
teológico. Las tres tentaciones que se dice que sufre Jesús
corresponden a tres grandes dimensiones de la respuesta
de fe del pueblo de Israel y de todo ser humano: las
tentaciones del milagrismo (verse libre de ese “funesto”don
de la libertad); del triunfalismo (presentarse como un
espectáculo a aplaudir); el poder o ambición político-
religiosa (convertirse ella misma en poder).
Estas son las mismas tentaciones de la Iglesia, de cada
comunidad cristiana, de cada grupo comunitario y de cada
persona.
“Mira que estoy a la puerta llamando: si alguien me oye y
me abre...”

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Entre tantas voces, llamadas y ruidos...cuesta oír y
escuchar. Entre tantas ofertas cuesta abrir nuestra puerta.

Respecto de la primera lectura:


¿ En qué medida vivo, voy experimentando al Dios de
Jesús que nos ha creado por amor, un Dios Padre-Madre
empeñado en sacarnos adelante contra la obstinada
resistencia del mundo y contra los desvíos de la libertad; un
Dios que esta haciendo cuanto puede, guiando a la
naturaleza y solicitando nuestra cooperación?

En cuanto al evangelio:
¿En qué medida me “dejo llevar por el Espíritu de Jesús al
enfrentarme con la vida? ¿Voy adquiriendo un talante
evangélico en lo referente a las tres “tentaciones” y las
pongo al día individual, grupal y comunitariamente? ¿Vivo y
experimento la respuesta de Jesús como una Buena
Noticia? ¿Pienso que “otra Iglesia es posible” y me
esfuerzo por que así sea en los ámbitos donde vivo?

Segundo domingo. Lecturas: Gn 12,1-4 y Mt 17,1-9.

Abraham y Sara pertenecían a un clan de pastores


seminómadas, de los muchos que buscaban pastos para
sus rebaños lejos de las ciudades-estado que, por los
años1800 a.C. se estaban organizando en Mesopotamia y
a lo largo del Mediterráneo. Abraham fue uno de los
muchos grupos que emigraban, lo mismo que hoy,
“buscando la vida”. En ese andar luchando por la vida
descubrieron la llamada de Dios a salir de su tierra y fiarse
de su promesa de vida. Hoy son muchas las “minorías
abrahámicas” que siguen escuchando la llamada de Dios,
que les invita a buscar nuevas formas “tierra prometida”.
También hay muchos desplazados por el sistema neoliberal
globalizado, que crea marginación y expulsa a los más
débiles de sus tierras.

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La escena del evangelio es un claro paralelismo entre este
relato y la entrega de las tablas de la Ley a Moisés en el
Sinaí. No podemos olvidar que Mateo escribe a una
comunidad formada fundamentalmente por judeo-
cristianos. Les quiere asegurar que en Jesús se han
cumplido con creces las promesas hechas por Dios a sus
padres. Por eso es necesario “escuchar a Jesús”.
Esta escena es un símbolo de esas muchas otras
experiencias de transfiguración que todos experimentamos.
La vida diaria se vuelve gris, monótona, cansada, y nos
deja desanimados, sin fuerzas para caminar. Pero hay
momentos especiales, con frecuencia inesperados, en que
una luz prende en nuestro corazón, y los ojos del corazón
nos permiten ver mucho más lejos y mucho más hondo de
lo que estábamos mirando hasta este momento. La
realidad es la misma, pero nos parece transfigurada, con
otra figura, mostrando su dimensión interior, esa que el
cansancio y la monotonía nos había hecho olvidar.

“Mira que estoy a la puerta llamando, si alguien me oye y


me abre...”

Cada día vemos entre nosotros a los desplazados por el


sistema neoliberal globalizado, buscando la “tierra
prometida” de una vida más digna.

Salir de nuestras “tierras conquistadas”, de nuestras


seguridades para escuchar a Jesús por encima de otras
voces... Dejar transfigurarnos por el Espíritu que llenó a
Jesús e ir abriendo nuestra puerta... A eso se le ha llamado
siempre “seguimiento de Jesús”.

Respecto del primer texto:


¿Cuál es mi posicionamiento ante los “desplazados” ante
los emigrantes? ¿Hemos abordado este tema en los
grupos, con seriedad? Nuestra comunidad parroquial
¿tiene tomada una postura clara en este tema? Y respecto

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del sistema neoliberal globalizado ¿estoy medianamente
enterado de lo que esta suponiendo? ¿Sigo pensando que
la “crisis” económica es algo así como un accidente sísmico
inevitable, un tsunami o un terremoto?

En cuanto al evangelio:
¿He tenido experiencias de “transfiguración” en mi vida? Si
es verdad que “lo esencial sólo se ve con el corazón” ¿voy
educando mi mirada contemplativa como forma de ver más
allá de lo que aparece “a primera vista”? Mi experiencia del
Dios de Jesús ¿sigue caminando, o me he quedado
parado? ¿Vivo mi fe como seguimiento o como refugio? El
grupo de referencia es un grupo dinámico, que vive, o se
ha convertido en un “grupo estufa” que simplemente
vejeta? ¿Nuestra comunidad cristiana escucha la voz de
Jesús “fue extranjero y me acogisteis”?

Tercer domingo. Lecturas: Rom 5,1-5 y Jn 4,5-42

Las personas tenemos muchos recursos para escaparnos


de los verdaderos problemas de la vida. Los mecanismos
de defensa nos hacen detenernos en cuestiones periféricas
que no tienen importancia. La religión y el culto han sido
siempre grandes ocasiones para encubrir su falta de
seriedad en la vida. El culto que no refleja las actitudes
ante la vida es un culto falso.

“Mira que estoy a la puerta llamando, si alguien me oye y


me abre...”

Algunos intelectuales han hablado del silencio de Dios en


nuestra época. Es mirar a otro lado. O tener una noción
equivocada del Dios de Jesús. Ante la catástrofe que nos
envuelve de la injusticia globalizada ¿a qué viene esa
cuestión de la “verdadera religión”? ¿Qué nos dicen los
empobrecidos y los hambrientos? Recordemos: Buscad

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ante todo el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os
dará por añadidura.

En la primera lectura se nos recuerda que la persona que


sigue a Jesús vive en la esperanza contra toda esperanza.
Y de ahí su aporte al proceso de liberación humana desde
el Espíritu de Jesús.

En el evangelio vemos a Jesús “escandalizando a su


grupo” al acoger a aquella mujer samaritana (herética para
los judíos) nada ejemplar moralmente. Jesús va a la raíz de
la vida, no se anda por las ramas. La experiencia religiosa
verdadera se da en espíritu y en verdad. Lo demás son
mediaciones que están al servicio del encuentro con el
Dios que nos espera en el otro, en las personas diferentes
y, sobre todo, en quienes no cuentan para el sistema.

En este momento de mi vida ¿en qué pongo mi esperanza?


¿el grupo al que pertenezco vive la esperanza o vegeta?
La comunidad cristiana de Ibarrekolanda ¿vive
esperanzada? ¿en que se nota, cuales son los signos de
esa esperanza?

A poco que nos descuidemos podemos comenzar a vivir


“anestesiados”, mirando a otro lado, refugiándonos en
cuestiones que no tocan la raíz de la vida... Si tengo “sed”
¿de qué, cual es su contenido? A mi edad ¿cómo es, qué
calidad tiene mi experiencia religiosa? ¿En espíritu y en
verdad? ¿En el culto, liturgias... o ni una cosa ni otra. Ni frio
ni caliente?

Cuarto domingo. Textos: Ef 5,8-14 y Jn 9,1-41.

El ya fallecido premio Nóbel José Saramago escribió un


libro titulado “Ensayo sobre la ceguera”. Es una parábola
que nos habla de la responsabilidad de quienes ven en

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medio de un mundo de ciegos. Y de un mundo de ciegos
que, viendo, no ven.
El modo como estamos construyendo la sociedad nos
habla de la torpeza en que nos encontramos para
vislumbrar realidades tan importantes como Dios, las otras
personas... Somos como ciegos que nos cuesta
reconocernos como tales.
Pero quienes nos decimos seguidores de Jesús “llevamos
un tesoro en vasos de barro”, la Buena Noticia. Esa es la
luz, y nuestra tarea es vivirla y comunicarla: dar razón de
nuestra esperanza a quien nos lo pidiera.
“Mira que estoy a la puerta llamando, si alguien me oye y
me abre...”

Rodearnos de “cachivaches”, aturdirnos en el fragor de la


vida, agotarnos en un activismo casi frenético... no llena el
“vacío existencial” que más pronto que tarde aparece en la
vida. La búsqueda de sentido, aunque últimamente no
“cotice en bolsa al alza” no por eso ha dejado de estar
llamando a la puerta. ¿Oímos a las personas, y
escuchamos su palabra aún en el grito? ¿Ofrecemos
nuestro “sentido de vivir”? ¿Abrimos la puerta en los grupos
comunitarios? ¿Cuánto tiempo llevamos en el grupo sin
que haya alguien nuevo? Y quienes se fueron... ¿por qué lo
hicieron?

En la primera lectura se nos da una Buena Noticia: ahora


somos luz en el Señor. No es nuestra luz, llevamos esa luz
que es la del Señor Jesús. Nuestros grupos comunitarios
están llamados a trasparentar esa luz con su manera de
vivir . Nuestra comunidad parroquial tiene la tarea de ser
diáfana en su estilo de vida sin caer en la tentación del
sistema que esconde la injusticia con la mentira.

El evangelio nos muestra dos tipos de autoridad: la de


Jesús que desde su cercanía sabe llamar a cada persona a

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su responsabilidad, a ejercitar su libertad para llegar al
fondo de sí mismo donde esta Dios.
La otra “autoridad” es la ejercida desde el poder que anula
y somete poniéndose en el lugar de Dios mismo. Ser fiel a
uno mismo puede costar el rechazo incluso de la familia.
Este tipo de autoridad religiosa llega al insulto y a la
excomunión. La tentación es “no querer ver”, la obediencia
al precio de la libertad... Muy actual.

Domingo de ramos. Textos: Fil 2,6-11 y Mt 21,1-11

Conviene caer en la cuenta de que los evangelios se


escriben entre los años 80-100. Para esas fechas las
comunidades cristianas ya estaban sufriendo persecución
por parte de las autoridades del Imperio romano. Los
evangelistas tienen mucho cuidado en no “enfurecer más a
la fiera”. Es decir; los evangelios están “despolitizados”.
Pero el sistema de la “Pax Romana” sigue en todo su
apogeo.
Palestina esta ocupada por los romanos. Jesús ha
intentado, con poco éxito, dar un contenido distinto a la
figura del “Mesías” libertador político de la ocupación
romana.
Respecto de los textos que relatan la entrada de Jesús en
Jerusalén, la mayoría de los investigadores piensa que
Jesús entró realmente montado en un asno, realizando así
un gesto simbólico para anunciar el reino de Dios como un
reino de paz y justicia frente al Imperio Romano, construido
sobre la violencia y la injusticia. Este hecho fue más tarde
elaborado teológicamente para convertirlo en entrada
triunfal del Mesías en Jerusalén.
Hay un claro contraste entre las entradas de los
emperadores en Roma, triunfadores en una campaña
determinada, en un caballo (animal de guerra) y en un
paseo triunfal por calles engalanadas y alfombradas en sus

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últimos tramos, y la entrada de Jesús en Jerusalén en un
borrico (animal de trabajo) y con un pequeño grupo de
seguidores.
Son dos “sistemas” diametralmente opuestos. El sistema
de la pax romana o el proyecto de humanidad del Dios de
Jesús. Y hoy seguimos en la misma disyuntiva. Esto es lo
que celebramos los seguidores de Jesús en esta fiesta de
“ramos”. “No se puede servir a dos amos...” al Dios
manifestado en Jesús y al sistema económico neoliberal
globalizado.

“Mira que estoy a la puerta llamando, si alguien me oye y


me abre...”
¿Una vela a Dios y otra al “sistema”? El triunfalismo y la
actitud vergonzante son dos posturas a rechazar. La Iglesia
jerárquica y cada comunidad cristiana, deben evitar los
símbolos y signos del poder del “sistema”. Somos
seguidores de aquel que fue asesinado por los sistemas de
poder político y religioso. ¿Confundimos la grandeza con la
grandiosidad, el servicio con el servilismo a los grandes, el
proyecto de humanidad manifestado en Jesús de Nazaret
con parcelas de poder dentro del “sistema?
¿Tenemos nostalgia de una Iglesia poderosa, con
ceremonias grandiosas...etc?
¿Qué voces escuchamos? ¿A quien o a qué abrimos la
puerta?

Los ramitos que podemos llevar a casa quieren ser un


símbolo que nos recuerde durante el año nuestra “apuesta”
por seguir siendo seguidores de Jesús. Es decir, que
estamos, con nuestros defectos y pecados, dispuestos a
ver y vivir desde los empobrecidos y marginados por el
sistema imperante y en contra de éste.

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CALENDARIO A TENER EN CUENTA

Miércoles 9 de marzo, a las 20:15 h.


Imposición de la ceniza.

Miércoles 16, 23, 30 de marzo y 6 de abril a las 20:15 h.


Encuentros de oración.

Domingo 10 de abril a las 13:00 h.


Domingo de ramos.

Miércoles 13 de abril a las 20:15 h.


Celebración comunitaria del perdón.

Celebración del Triduo Pascual

Viernes día 15 de Abril a las 21:00 h.


Celebración de la Cena del Señor.

Sábado día 16 de Abril a las 12:00 h.


Celebración de la Pasión del Señor.

Sábado día 16 de Abril a las 21:00 h.


Vigilia Pascual.

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