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IGLESIA FIEL, IGLESIA SANA,

IGLESIA EN CRECIMIENTO
Introducción
Presentamos un esquema para analizar la vida de una congregación, partiendo de la idea de
que una iglesia fiel desde el punto de vista bíblico y evangélico, normalmente debe crecer.
Dicho al revés, que una iglesia que no crece –en todo sentido–, a no ser que esté en un
contexto de crisis o de persecución, debe preguntarse si no está en una situación de
infidelidad o enfermedad.
Tomamos la idea de la obra de Christian A. Schwarz titulada “Desarrollo natural de la
Iglesia. Ocho características básicas de una iglesia saludable” 1. Este autor se aparta del
afán del crecimiento numérico por sí mismo, y de las recetas simplistas que entienden la
vida y el crecimiento de la iglesia como cuestiones “tecnocráticas”. He preparado un
resumen de la primera parte de este libro, que está disposición de los interesados, aunque
este mismo texto sigue básicamente las ideas de la primera parte de ese libro.
Una buena ilustración es la de un carro con cuatro ruedas cuadradas cargado de ruedas
redondas, empujado y tirado por dos hombres muy cansados: Dios nos ha provisto de los
medios necesarios para edificar su iglesia, pero no hacemos uso de ellos. Se propone un
enfoque de desarrollo “natural”: que afloren los mecanismos que Dios utiliza para edificar
su Iglesia, en vez de hacerlo nosotros mismos con nuestro propio esfuerzo.
Natural significa aprender de la naturaleza. Las plantas no crecen por haberse impuesto
metas arbitrarias. Jesús mismo usa conceptos tomados de la naturaleza para referirse a las
leyes que rigen el Reino de Dios: los lirios del campo, la semilla que crece “por sí misma”.
Mateo 6.28: considerad los lirios del campo, cómo crecen…
Podemos llamar potencial biótico a esa “capacidad inherente en un organismo o en una
especie de reproducirse y sobrevivir”, criterio totalmente inexistente en el mundo de la
tecnología. El crecimiento natural se da cuando ese potencial biótico se desarrolla con la
máxima potencia posible, superada cualquier resistencia del medio ambiente. No sirve
querer “producir” el crecimiento de la iglesias, sino permitir que actúe el potencial que
Dios ya ha puesto en la iglesia. Refiriéndose a la iglesia en Corinto, Pablo dice: “Yo
planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios”2.

LAS OCHO CARACTERISTICAS DE UNA IGLESIA FIEL Y SANA


El autor del “Desarrollo Natural de la Iglesia”, concluye, después de un estudio muy
exhaustivo de distintos tipos de iglesia, comparando sus procesos de crecimiento o
estancamiento o retroceso, que hay algunas características que definen una iglesia “sana”
desde el punto de vista del evangelio. Los expresamos a continuación, modificando en
parte los nombres y añadiendo algunos aspectos que nos han parecido muy importantes en
nuestra comprensión “metodista” del Evangelio3.
Característica cualitativa 1:

1
Editorial CLIE, Barcelona, España, 1996. Ver también www.bioiglesia.org
2
1 Co 3.6
3
Terminamos de hacer estas modificaciones a partir de un “Encuentro Misionero de la Región
Bonaerense” realizado en Chacabuco el año 2008.

Iglesia fiel, iglesia sana, iglesia en crecimiento 1


LIDERAZGO EDUCADOR, CAPACITADOR Y MULTIPLICADOR
Muchos liderazgos en nuestra sociedad tienen como finalidad prioritaria la preservación de
la figura del líder, y el crecimiento de su influencia y de su poder. “Mas entre vosotros no
será así”, dice Jesús a sus discípulos4. En la iglesia cristiana los fines prioritarios del
liderazgo son promover el protagonismo de toda la comunidad de fe, el discipulado para
que todos crezcan hacia la plenitud de Cristo5 y el surgimiento de nuevos líderes para la
obra.
Los líderes en una iglesia sana priorizan la capacitación de otros creyentes para el servicio
y el testimonio. Estos dirigentes invierten la pirámide del modelo autoritario: no se ponen
ellos mismos por sobre los demás, sino que ayudan al desarrollo de cada creyente hasta
hacerle alcanzar el potencial espiritual que les corresponde según el propósito de Dios para
cada vida: capacitan, apoyan, motivan.
En vez de hacer los líderes mismos todo el trabajo, invierten mucho tiempo en el
discipulado, en la delegación y en la multiplicación de las fuerzas. Se trata de promover el
autodesarrollo espiritual de la iglesia, permitiendo que la energía divina entre en acción,
en vez de procurar pastores “superestrellas” y líderes “maravilla”… El método educativo
de nuestro Maestro es la delegación, la comisión compartida.

Característica cualitativa 2:
ASIGNACIÓN DE MINISTERIOS SEGÚN LOS DONES
Dios ha dado diversos dones a cada uno de sus hijos e hijas, y por tanto cada uno está
capacitado para realizar preferentemente determinados trabajos. La función de los
dirigentes es ayudar a los miembros de la iglesia a reconocer los dones que Dios les ha
dado y encontrar una tarea de acuerdo con estos dones.
Cuando se encargan las tareas o ministerios en la iglesia según los puros criterios del
pastor o un líder, o por hacerlo en forma arbitraria, los creyentes trabajan esforzando su
voluntad, para cumplir el reglamento, o por puro deber, desgastándose en la tarea, a
menudo amargándose cuando las cosas salen mal (¡no era su don!), o enfermándose y hasta
yéndose de la iglesia. En cambio al asumirse las tareas de acuerdo a los dones que cada
uno tiene, el Espíritu de Dios actúa a través de cada uno, y entonces cristianos
completamente normales pueden rendir un fruto extraordinario.
Hay una relación muy directa entre el gozo del creyente y la cuestión de estar viviendo o
no de acuerdo a sus dones. Es la única posibilidad de llevar a cabo el postulado bíblico del
“sacerdocio universal de todos los creyentes” levantado por la Reforma. ¡Y la mayoría de
los cristianos no sabe cuáles son sus dones!
Los líderes “tecnocráticos” tienden a concebir y planificar ellos mismos las tareas, para
luego buscar voluntarios que las realicen, y apelan a la disciplina y al cumplimiento del
deber. Por el otro extremo, los espiritualistas se oponen a que sus dones se planifiquen y
estructuren de una manera determinada, facilitando una anarquía que no ayuda al
desarrollo de la comunidad de fe.

Característica cualitativa 3:
4
Mateo 20.20-28
5
efesios 4.11-16

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ESPIRITUALIDAD FERVIENTE
La espiritualidad de los creyentes no depende de un determinado estilo de culto ni de
determinadas prácticas, sino más bien de si los creyentes viven su fe con entusiasmo, con
entrega, con ímpetu, con pasión. El fervor espiritual es antagónico con el esfuerzo por el
cumplimiento del deber, o por pura tradición, o por la simple amistad con el grupo de la
congregación.
Donde se advierten tendencias legalistas –por ejemplo férrea adhesión doctrinal, rígidos
preceptos morales, sectarismo denominacional–, hay subdesarrollo del fervor espiritual.
Más que la cantidad de tiempo pasado en oración o en lectura bíblica, lo importante es si
esos momentos son experiencias inspiradoras, de vivencia de la fe como auténtica relación
de comunión o amistad con Jesucristo.

Característica cualitativa 4:
ESTRUCTURAS ORGANIZATIVAS FUNCIONALES
Se trata de la generación de estructuras organizativas que hagan posible un multiplicación
sucesiva del trabajo. La función de los dirigentes es no sólo dirigir sino también formar a
otros líderes, y se completa con la revisión permanente de las estructuras de la iglesia para
ver si están cumpliendo el cometido de mejorar la autoorganización de la iglesia, y
eliminar todo lo que la estorbe, como estructuras de gobierno desalentadoras, horas de
culto inadecuadas, criterios financieros desmotivadores…
Estructura y vida no se oponen. No es tanto la sustancia diferente lo que distingue a los
seres vivos de la “materia muerta” sino la estructura especial que relaciona las partículas
entre sí. Los espiritualistas siempre temen que las estructuras no sean suficientemente
espirituales, y los tecnócratas tienden a identificar ciertas estructuras con la esencia de la fe
y de la Iglesia.

Característica cualitativa 5:
CULTO INSPIRADOR
¿Qué deberían tener en cuenta las iglesias cuando planifican un culto? No importa tanto si
el culto está dirigido a creyentes o a no creyentes, si el lenguaje es muy religioso o más
bien secular, o si tiene una estructura fija o adopta formas libres, si es tradicional o
“renovado”, si se cantan sólo himnos o nada más que canciones, si la música es sólo de
órgano o con guitarras y batería…
Lo importante es si participar en el culto es una experiencia inspiradora. Esto en el sentido
de la inspiración que proviene del Espíritu Santo, lo que expresamos en forma sencilla
como que “el culto me gustó”, “me animó”, “me desafió”; no sólo que ha significado el
cumplimiento de un deber –ante Dios, ante el pastor o ante los hermanos– y que de alguna
manera trato de imponer a otros como una obligación.
Tenemos por un lado una rica tradición litúrgica, y además el pueblo cristiano ha
desarrollado nuevas canciones y nuevas maneas de expresión de la fe. Tenemos la libertad
de la participación de todos y todas en la celebración. Aprovechemos todo eso para que
nuestros cultos –y aún otros encuentros– sean realmente inspiradores.

Característica cualitativa 6:
GRUPOS DE HOGAR O CÉLULAS INTEGRALES

Iglesia fiel, iglesia sana, iglesia en crecimiento 3


La multiplicación continua de los grupos de células –o grupos de hogar– es un principio ya
comprobado de desarrollo y de crecimiento de la iglesia en todo sentido. Pero también es
importante la integralidad de estos grupos celulares: que la oración y la reflexión bíblica, la
evangelización y la vida fraternal se relacionen con la vida diaria de sus integrantes, con el
servicio mutuo, el desarrollo de nuevos dirigentes, el discipulado.
Mientras más grande sea una iglesia, más importante resulta el trabajo de los grupos
celulares para que pueda continuar su crecimiento. Esta dinámica de fomentar
conscientemente la multiplicación de grupos celulares por división debe señalarse como el
más importante factor de crecimiento.
A pesar de que esta forma de trabajo en pequeños grupos fue una forma fundamental de los
principios del movimiento metodista (grupos llamados “clases”, y luego “bandas” el
conjunto de clases), el metodismo actual ha descuidado esta modalidad de comunión y
evangelización, y pareciera ser, salvo algunas excepciones, un descubrimiento nuevo y
extraño a nosotros. ¡Vamos a recuperar esta dinámica!

Característica cualitativa 7:
EVANGELIZACIÓN PERSONAL, DIACONAL Y PROFÉTICA
La clave es que la iglesia dirija sus actividades evangelizadoras enteramente hacia las
preguntas, inquietudes y necesidades de la gente, no hacia lo que le parece más importante
por su tradición o estilo. Es importante escuchar primero las preguntas de la gente, luego
encontrar juntos las respuestas a la luz del Evangelio. Esto diferencia la evangelización
verdadera de las formas manipuladoras de presentación de la fe y de “captación” de nuevas
personas.
Debe entenderse que es tarea de cada creyente servir con sus dones a quienes lo rodean,
procurando que tales personas escuchen el mensaje del evangelio, se abran a la acción de
Dios y entren en contacto con la iglesia. Pero no es cierto que todo creyente es un
evangelizador, sino particularmente aquellos que han recibido tal don. Lo que realmente
importa es que la congregación entera tenga una actitud evangelizadora.
Por lo tanto, el testimonio de la iglesia local debe ser diaconal y profético. Diaconal
significa servicial, atento a las necesidades físicas, psicológicas, sociales, culturales y
espirituales de la gente. Profético significa que mira la realidad según los ojos de Dios,
denunciando lo injusto y anunciando la nueva vida por el Evangelio de Jesucristo.

Característica cualitativa 8:
RELACIONES AFECTIVAS ENTRE LOS MIEMBROS
Hay una relación muy significativa entre la capacidad de amar que se vive en una iglesia y
su potencial de crecimiento. El “coeficiente afectivo” se refiere, por ejemplo, a cuánto
tiempo pasan los miembros de una iglesia con otros creyentes fuera de las actividades de la
iglesia, con qué profusión se saludan significativamente, cuánto el pastor conoce las
necesidades personales de sus colaboradores, cuánto se divierten entre sí. El auténtico
amor vivido por los creyentes da a la iglesia una fuerza de atracción más efectiva que
cualquier campaña.
El pensamiento tecnocrático entiende la fe como el cumplimiento de ciertos patrones
dogmáticos y morales, sin atender mucho al déficit en la capacidad de amar y de
relacionarse. El pensamiento espiritualista concibe el amor como un sentimiento que llega
y desaparece misteriosamente… como en las novelas románticas.

Iglesia fiel, iglesia sana, iglesia en crecimiento 4


NO DEBE FALTAR NINGUNA CARACTERISTICA. Ningún factor de los señalados,
aisladamente, puede conducir a la salud y crecimiento de la iglesia, sino la acción conjunta
de los ocho elementos. El autor señala que tres tesis fueron comprobadas en el estudio:
 Las iglesias en crecimiento tienen por lo general una calidad superior,
 Pero hay excepciones. El crecimiento cuantitativo también se puede conseguir por
otros medios (campañas de marketing, factores contextuales, manipulación de las
necesidades de la gente, etc.)
 Y sin embargo, todas las iglesias con un alto índice cualitativo tienen crecimiento.

LA HIPOTESIS 65. Establecido un punto medio de calidad de iglesia para cada país,
marcado como 50 sobre 100, Schwartz dice haber comprobado que las iglesias en
crecimiento –y con estabilidad en su membresía– tienen por lo general un alto índice
cualitativo. O al revés, que dado un índice de 65% en las 8 características, la probabilidad
de crecimiento de esa iglesia es de 99,4%. Ese índice de 65% es ciertamente bastante alto:
no se nos ha prometido que sea fácil ser fieles al llamamiento y a la comisión del Señor.

INSISTIMOS EN EL PUNTO DE PARTIDA CUALITATIVO. No partimos de la


pregunta sobre cómo tener más gente en la iglesia, sino sobre cómo podemos llegar a
crecer en cada uno de los ocho aspectos cualitativos mencionados: el trasfondo espiritual y
estratégico de la vitalidad de la iglesia. Aunque hay muchas iglesias en crecimiento
numérico que no tienen estas “medidas” de salud o fidelidad, de todos modos la falta de
crecimiento cuantitativo está señalando que hay problemas cualitativos.

NO SIRVE PROPONERSE METAS CUANTITATIVAS DE CRECIMIENTO. 7 de


cada 10 iglesias que crecen –dice Schwartz– lo hacen sin proponerse metas cuantitativas de
crecimiento. Por cierto, hay que tener metas y objetivos concretos. Pero las metas sólo son
motivadoras cuando se refieren a campos de acción en los que yo mismo puedo influir: que
sean esferas realizables por los creyentes específicos. El crecimiento numérico del culto, la
participación activa en las diferentes actividades y ministerios de la iglesia (culto, grupos
de estudio bíblico y de oración, o las mismas “células” cuando las tengamos, los espacios
de educación cristiana, los ministerios diacónicos, etc.) son la consecuencia del trabajo
sobre lo cualitativo en la vida de la iglesia. En este campo sí, definamos metas desafiantes,
alcanzables y verificables.

Guido Bello, junio de 2008.

Iglesia fiel, iglesia sana, iglesia en crecimiento 5

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