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Curso: 1101
Materia: Filosofía
Desde siempre las matemáticas han sido una ciencia muy importante para la humanidad. Ya desde
la antigüedad Pitágoras había descubierto que son indispensables para comprender y estudiar
nuestro mundo y fue por esto mismo que declaró que el arjé del mundo eran los números. Así
mismo la escuela pitagórica desarrolló varios postulados matemáticos de validez actual como el
teorema de Pitágoras, que tendrían aplicaciones en múltiples áreas. Sin embargo, con el paso del
tiempo las matemáticas fueron perdiendo valor con la llegada de filósofos más espirituales que
dejaron de lado los cálculos para dar paso al pensamiento y la inducción. Esa situación se prolongó
durante siglos hasta que, en el siglo XVI, junto con otros científicos y eruditos, surgió un filósofo
que logró reconciliar las matemáticas con la filosofía y revolucionar la historia de las ciencias y el
Renato Descartes nació en Haye, Francia en 1596. Se hizo famoso principalmente por sus trabajos
metafísicos, su premisa “pienso, luego existo” y por supuesto su célebre método. Su principal
pretensión fue encontrar unos principios verdaderos e indudables sobre los cuales debía cimentarse
todo el conocimiento. Para esto se valió de dos herramientas: la primera fue su razón, la cual usó
para evaluar todo lo conocido y haciendo caso omiso a los juicios externos, encontrar la verdad; la
segunda fueron las matemáticas que constituyeron su guía y su modelo a la hora de plantear su
método y la prueba de muchos de sus hallazgos. En sus escritos hay varias pruebas de la
importancia e influencia de esta disciplina: “las ciencias matemáticas eran las que más me
verdadera aplicación y al pensar que no servían más que a las artes mecánicas, me admiraba de que
sobre tan firmes y sólidos fundamentos no se hubiera edificado algo de mayor trascendencia que
esas artes mecánicas1”. Siendo así, Descartes les dio mayor valor al declarar “…entre los que hasta
pudieron hallar algunas demostraciones, es decir, razones ciertas y evidentes, que por lo menos me
servirían para acostumbrar a mi espíritu a las verdades demostradas con toda certeza y a rechazar
los errores y sus falsas apariencias2”. Descartes adaptó la estructura de los axiomas matemáticos
para justificar su filosofía y muchos de sus postulados, como por ejemplo la existencia de Dios: “…
yo debería tener la existencia de Dios por algo tan cierto, como hasta aquí he considerado las
verdades de la matemática, que no atañen sino a números y figuras (…) la existencia y la esencia de
Dios son tan separables como la esencia de un triángulo rectilíneo y el hecho de que sus tres
De esta forma se evidencia la estrecha y fructífera relación de Descartes con las matemáticas y la
forma como ésta no sólo cambió la historia de Occidente, ya que como es sabido el pensamiento
sobre otras ciencias, lo cual permitió desarrollar el método científico actual, sino que le permitió a
Descartes desarrollar otras invenciones como el llamado plano cartesiano, que aún hoy empleamos.
Según todo lo anterior podemos concluir que el trabajo de Descartes en conjunto con las
1
DESCARTES, Renato. Discurso del método. Ediciones Universales. Bogotá, 2004. Pág. 23.
2
Ibíd. p. 32
3
DESCARTES, Renato. Meditaciones metafísicas. Editorial Universitaria. Santiago de Chile, 1998. Pág. 65