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Y tanto talento militar como el de ese señor Marulanda, que le dio guerra a este
país durante décadas y se murió en su cama de muerte natural, o a lo sumo de
desengaño, ante la imposibilidad de lograr algo con su inútil violencia, pero que
se dio el lujo triste de mantener a un país en jaque medio siglo, y de obligar al
Estado a gastarse en bombas y en esfuerzos lo que no se quiso gastar en
darles a unos campesinos unos puentes que pedían y unas carreteras.
Yo sé que quieren hacernos creer que esos monstruos son los únicos
causantes del sufrimiento de esta nación durante medio siglo, pero yo me
atrevo a decir que no es así. Esos monstruos son hijos de una manera de
entender a Colombia, de una manera de administrarla, de una manera de
gobernarla, y millones de colombianos lo saben.
Por eso Colombia no encontró la paz con el exterminio de los bandoleros de los
años cincuenta. Por eso no encontró la paz con la guerra incesante contra los
guerrilleros de los años sesenta. Por eso no encontró la paz tras la
desmovilización del M-19. Por eso no conseguimos la paz, como nos
prometían, cuando Ledher fue capturado y extraditado, y cuando Rodríguez
Gacha fue abatido en los platanales del Caribe y Pablo Escobar tiroteado en
los tejados de Medellín, ni cuando murieron Santacruz y Urdinola y Fulano y
Zutano y todo el cartel X y todo el cartel Y, y tampoco se hizo la paz cuando
murió Carlos Castaño sobre los miles de huesos de sus víctimas, ni cuando
extraditaron a Mancuso y a Don Berna y a Jorge 40, y a todos los otros.
Porque esos monstruos son como frutos que brotan y caen del árbol muy bien
abonado de la injusticia colombiana. Y por eso, aunque quieren hacernos creer
que serán estas y otras mil muertes las que le traerán la felicidad a Colombia,
los desórdenes nacidos de una dirigencia irresponsable y apátrida, yo me
atrevo a pensar que no será una eterna lluvia de las balas matando
colombianos degradados, sino un poco de justicia y un poco de generosidad ,
lo que podrá por fin traerle paz y esperanza a esa mitad de la población
hundida en la pobreza, que es el surco de donde brotan todos los guerrilleros y
todos los paramilitares y todos los delincuentes que en Colombia han sido, y
todos los niños sicarios que se enfrentan con otros niños en los azarosos
laberintos de las lomas de Medellín, y que vagan al acecho en los arrabales de
Cali y de Pereira y de Bogotá.
Más bien, qué dolor que esta dirigencia no haya creado las condiciones para
que los colombianos no tengan que despeñarse en el delito y en el crimen para
sobrevivir. Qué dolor que Colombia no sea capaz de asegurarle a cada
colombiano un lugar en el orden de la civilización, en la escuela, en el trabajo,
en la seguridad social, en la cultura, en la sana emulación de las ceremonias
sociales, en el orgullo de una tradición y de una memoria. Yo, personalmente,
estoy cansado de sentir que nuestro deber principal es el odio y nuestra fiesta
el exterminio.
EL VIEJO REMEDIO.
Y tanto talento militar como el de ese señor Marulanda, que le dio guerra a este
país durante décadas y se murió en su cama de muerte natural, o a lo sumo de
desengaño, ante la imposibilidad de lograr algo con su inútil violencia, pero que
se dio el lujo triste de mantener a un país en jaque medio siglo, y de obligar al
Estado a gastarse en bombas y en esfuerzos lo que no se quiso gastar en
darles a unos campesinos unos puentes que pedían y unas carreteras.
Yo sé que quieren hacernos creer que esos monstruos son los únicos
causantes del sufrimiento de esta nación durante medio siglo, pero yo me
atrevo a decir que no es así. Esos monstruos son hijos de una manera de
entender a Colombia, de una manera de administrarla, de una manera de
gobernarla, y millones de colombianos lo saben.
Por eso Colombia no encontró la paz con el exterminio de los bandoleros de los
años cincuenta. Por eso no encontró la paz con la guerra incesante contra los
guerrilleros de los años sesenta. Por eso no encontró la paz tras la
desmovilización del M-19. Por eso no conseguimos la paz, como nos
prometían, cuando Ledher fue capturado y extraditado, y cuando Rodríguez
Gacha fue abatido en los platanales del Caribe y Pablo Escobar tiroteado en
los tejados de Medellín, ni cuando murieron Santacruz y Urdinola y Fulano y
Zutano y todo el cartel X y todo el cartel Y, y tampoco se hizo la paz cuando
murió Carlos Castaño sobre los miles de huesos de sus víctimas, ni cuando
extraditaron a Mancuso y a Don Berna y a Jorge 40, y a todos los otros.
Porque esos monstruos son como frutos que brotan y caen del árbol muy bien
abonado de la injusticia colombiana. Y por eso, aunque quieren hacernos creer
que serán estas y otras mil muertes las que le traerán la felicidad a Colombia,
los desórdenes nacidos de una dirigencia irresponsable y apátrida, yo me
atrevo a pensar que no será una eterna lluvia de las balas matando
colombianos degradados, sino un poco de justicia y un poco de generosidad ,
lo que podrá por fin traerle paz y esperanza a esa mitad de la población
hundida en la pobreza, que es el surco de donde brotan todos los guerrilleros y
todos los paramilitares y todos los delincuentes que en Colombia han sido, y
todos los niños sicarios que se enfrentan con otros niños en los azarosos
laberintos de las lomas de Medellín, y que vagan al acecho en los arrabales de
Cali y de Pereira y de Bogotá.
Más bien, qué dolor que esta dirigencia no haya creado las condiciones para
que los colombianos no tengan que despeñarse en el delito y en el crimen para
sobrevivir. Qué dolor que Colombia no sea capaz de asegurarle a cada
colombiano un lugar en el orden de la civilización, en la escuela, en el trabajo,
en la seguridad social, en la cultura, en la sana emulación de las ceremonias
sociales, en el orgullo de una tradición y de una memoria. Yo, personalmente,
estoy cansado de sentir que nuestro deber principal es el odio y nuestra fiesta
el exterminio.
Construyan una civilización. Denle a cada quien un mínimo de dignidad y de
respeto. Hagan que cada colombiano se sienta orgulloso de ser quien es, y no
esté cargado de frustración y de resentimiento. Y ya verán si Colombia es tan
mala como quieren hacernos creer los que no ven en la violencia del Estado un
recurso extremo y doloroso para salvar el orden social, sino el único
instrumento, década tras década, y el único remedio posible para los viejos
males de la nación.
EL VIEJO REMEDIO.
Yo se que quieren que nosotros los colombianos nos alegremos por la muerte
de esos monstros que nos vende lo medios de comunicación con ayuda de
este gobierno tan corrupto que hemos tenido durante estos últimos siglos
monstros entre ellos, Pablo Escobar, tanto talento empresarial, el ingenio de
ese hombre que para hacer pasar la droga al exterior, mantuvo al país en
guerra matando a tanto policías en Medellín, destruyendo edificios importantes
para el gobierno como si fuera una película y luego el país celebro por su
muerte cuando cayo en uno de los techos de los barrios de Medellín y allí el
gobierno creería por fin se acabo escobar y se retomara la paz, siguiendo con
nuestros monstros tenemos a el señor Marulanda tanto talento militar de ese
hombre que le dio guerra a este país durante décadas aunque no pudo lograr
lo que quería con su guerra que el gobierno la hace ver inútil sabiendo que se
dio el lujo de mantener en jaque a este país y a obligar al estado a comprar
armas y bombas en vez de socorrer a un pueblo que clama por un pedazo de
pan.
Yo sé que quieren hacernos creer que esos monstruos son los únicos
causantes del sufrimiento de esta nación durante medio siglo, pero yo me
atrevo a decir que no es así. Esos monstruos son hijos de una manera de
entender a Colombia, de una manera de administrarla, de una manera de
gobernarla, y millones de colombianos lo saben.
EL VIEJO REMEDIO.
La crisis del país no es solo
culpa de los monstros que Por medio de la violencia y
pagando con la misma
se crean por el mal manejo
de la ley, es también culpa moneda no se llega a la paz.
de un gobierno de doble
moral.
El gobierno gasta dinero en armas
bombas y guerras pensando que
Se ha creado una mentalidad en los así traerán la paz.
colombianos, que nos enseñan desde
pequeños a que el gobierno es el bueno y
los monstros son todos aquellos que de una
u otra forma le hacen daño al país. Esto hace que Colombia ocupe Terrorismo, violencia,
el segundo lugar en delincuencia,
Latinoamérica como el desplazamiento, diferencia
segundo país más violento. de clases sociales, doble
Para cambiar esta mentalidad cada uno de
moral, narco política.
los miembros de este país se deben poner
un compromiso de cambio y no quedarnos
con la frase de cajón que nos dice los
medios “LOS BUENOS SON MAS” es
ponerla en práctica.
1.6 CUADRO SINOPTICO.
CARACTERISTICAS Descripción
TECNICAS
Violencia Es aquella que le provoca un daño físico o mental a una
persona.
Mentalidad Es aquel modo de pensar de una persona en este caso Colombia
es lo peor. eso es en lo que debemos mejorar dejar de pensar
que Colombia es un país violento donde no se puede vivir si no
que miremos a Colombia como el mejor sitio para vivir
Doble moral La doble moral es injusta porque viola el principio de justicia
conocido como imparcialidad. Es aquella forma de gobierno que
utilizan nuestros mandatarios.
1.6 MAPA MENTAL.
Explotación
Los que buscan darle fin a la crisis
del país por medio de la guerra
Los ladrones de corbata y utilizan
solución por la guerra para
la doble moral para manejar los
conseguir dinero y poder.
cargos públicos.
$ Dinero $