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RELATS
EL TRABAJO SOCIAL Y SU INTERVENCIÒN SOCIAL EN EL MARCO
DEL PARADIGMA DE LA PROTECCIÒN INTEGRAL DE LA NIÑEZ
Irazusta Marcelo
I.- INTRODUCCIÓN
No soy gregario de las citas estadísticas porque las mismas despersonalizan el problema. No
obstante ello, resulta significativo resaltar algunos datos que ponen en relieve el contexto real
en la que está sumido nuestro pueblo latinoamericano y caribeño. Sin embargo sí quiero
apelar a la experiencia, esa que nos pone frente a frente con el dolor cotidiano, es decir,
aquella niña, niño y/o adolescente sobre los que inciden diariamente un sinnúmero de
situaciones problemáticas y que sufren, que tienen sentimientos encontrados de amor-odio,
que perciben, que buscan una salida a su situación y a veces la encuentran… otras veces no.
Así, y siguiendo con el citado informe, en nuestra región se producen un total de 11.418.000
nacimientos anuales. De ellos la tasa anual de mortalidad neonatal, es decir, la que se produce
hasta el primer mes de vida, es de 15/1000 (15 por cada 1000 niños nacidos con vida), en
tanto la tasa anual de mortalidad infantil hasta los 5 años es del 27/1000 (el 10 % de la
totalidad de población de Caracas). Este primer dato resulta muy importante a tener en cuenta
toda vez que refleja que más de 60% de la mortalidad infantil producida antes de los 5 años
acontece durante el primer mes de vida.
En esta realidad inmoral y consecuente con ella emerge el escabroso índice de desnutrición
infantil alcanzando al 7% de los niños menores de 5 años (peso moderado o grave inferior).
La muerte materna durante el nacimiento en nuestra región es de 130/100.000 (realidad
contrastante con lo ocurrido en países industrializados que es de 8/100.000).
El derecho a tener una identidad consagrada en la CIDN no se cumple en el 11% de los niños
menores de 5 años dado que no se encuentran debidamente registrados. Son 54.000 niños
menores de 14 años los que padecen HIV.
El trabajo infantil en niños entre 5 y 14 años llega al 11% del total en tanto el 33% de los
niños y el 29% de niñas desertan de la enseñanza secundaria.
Por último, sin pretender realizar un análisis acerca de todas las implicancias atinentes al
aborto, circunstancia de examen extenso que excede este trabajo, si quiero indicar la falta de
planificación familiar y su consecuente, los embarazos no deseados. Se evita anualmente el
nacimiento de más de 4.500.000 niños en toda la región. Ello equivale a decir que en los
últimos 6 años la cantidad de abortos producido en la región latinoamericana y caribeña
superan a la totalidad de la población venezolana.
¿Qué ámbitos o sectores básicos debe atender la política pública para garantizar el
cumplimiento de los derechos consagrados por la CIDN?
Se considera que, al menos, son seis los aspectos a tener en consideración, a saber:
2
Ley 23.849 y artículo 75 de la Constitución Nacional Argentina.
Provisionalidad: Se deben tener en cuenta todos aquellos programas que
permiten garantizar a todos los niños el cumplimiento de los derechos consagrados
en la CIDN.
Protección especial: En este apartado se tiene en consideración a todos
aquellos niños que se encuentran en situaciones problemas difíciles o en
condiciones de vulnerabilidad. Es válido destacar que, si bien en la Convención se
señalan diversas situaciones especiales, ellas no son limitadas pudiéndose
(debiéndose) diseñar distintas acciones para evitarlas.
Participación: No deben ser considerados solamente como agentes receptivos
o pasivos, sino que deben y tienen derecho a opinar, a ejercer la libre expresión,
aún en aquellos temas que otrora eran considerados casi de exclusividad para los
especialistas.
Prevención y Promoción: Apuntando a través de estas acciones a la no
repetición de situaciones que se han naturalizado configurando un círculo de
victimizaciones, de pobreza, de repeticiones reproducidas generacionalmente;
posibilitar rupturas y el desarrollo de otras posibilidades subjetivas para los niños
y adolescentes; impulsar la realización de acciones y la formación de determinados
conocimientos y representaciones, difusión de información para generar la
apropiación por parte de los mismos de esos conocimientos para favorecer su
internalización, la cual constituye la base para la comprensión y la aprehensión del
mundo en cuanto realidad significativa y social. Se propone la concreción de
sistemas de información y monitoreo eficientes que den cuenta del Estado que
guarda la aplicación de la CIDN en las diversas regiones del país.
Los derechos culturales, políticos, económicos y sociales también son
considerados por la CIDN.
Ello se da no solo en el nivel macro, es decir, integrando las funciones y objetivos que
refieren a la planificación del desarrollo y formulación de las políticas públicas (desarrolladas
ampliamente en este trabajo) como también en una perspectiva micro-social) nivel este donde
se lleva a la praxis directa de acción social, aquellas políticas y estrategias que se definieron
en el nivel macro-social. En este sentido resulta muy importante que la información surgida
del proceso y resultado de estas acciones deberían regresar al nivel macro para proceder a un
análisis integral y así, si es necesario profundizar o reformular la planificación de las políticas
sociales publicas.
El desafío del cambio es profundo y complejo. Durante gran parte del siglo pasado las
intervenciones sociales hacia los niños estuvieron signadas bajo la doctrina de la situación
irregular. Esta concepción forjaba las intervenciones de los profesionales de las distintas
disciplinas sociales, en especial el trabajador social, partir de creencias y valores que
consideraban a la familia tradicional y la idea del niño como un objeto de derecho, es decir
incapaz de poder tomar decisiones por si mismo. De tal forma sobre las familias,
especialmente las de inferiores recursos se aplicaban acciones de carácter correctivas ya que
eran consideradas disfuncionales al ordenamiento social imperante, tenían en sus espaldas el
peso de su responsabilidad por la situación en que se encontraban dando lugar al paradigma
de la desviación. Había que enderezar al que estaba en la mala senda y por ello las mejores
respuestas no eran otras que la de modelar sus conductas, controlar y socializar a los sujetos,
los que eran vistos como carenciados, pasivos con capacidad única para aceptar su propia
situación y recibir así una particular ayuda en forma de limosna.
Este nuevo paradigma tiene como sostén central tres aspectos importantes, a saber:
La declaración del interés superior de los niños;
La contundente defensa al derecho a la vida; y
La idea de que el Estado debe ayudar a las familias para que éstas puedan
ayudar a sus hijos.
De ello se desprende de que el Estado ya no va a intervenir supletoriamente cuando la familia
del niño no pueda hacerse cargo de su crecimiento y desarrollo (como lo era en la doctrina de
la situación irregular) sino, y por el contrario, tendrá un rol muy activo apoyando a las
familias, fortaleciéndolas a fin de que estas puedan ejercer sus derechos y cumplir con sus
obligaciones en la crianza de sus hijos (arts. 18 y 27 de la CIDN).
Como puede apreciarse la construcción del nuevo paradigma de la Protección Integral del
niño ha sido un avance notable y significativo que debe instalarse no solo en los debates
teóricos sino también en las distintas planificaciones de políticas sociales.
En tal sentido es destacable en materia legal y constitucional la actitud de algunos países de
América Latina. Así, por ejemplo, los lineamientos fijados por la Constitución Brasileña que,
vale resaltarlo, cuenta también con un Estatuto del Niño y el Adolescente. Otro tanto acontece
en Perú que, desde 1992, tiene un Código de los Niños y Adolescentes, que establece el
interés superior de los mismos, sus derechos y libertades, reglamentando un Sistema Nacional
de Atención Integral y la Administración de Justicia especializada en el niño y el adolescente.
Estos ejemplos muy importantes son también encontrados en Chile, Ecuador, Paraguay,
Guatemala.
Los niños, niñas y adolescentes comienzan a tener derechos comunes a todos y específicos
conforme su condición y exigen se respecto y cumplimiento.
No obstante ello la realidad nos indica que mas allá de los cambios normativos el proceso de
cambio de los hechos sociales es lento y complejo. Es factible poder decir sin temor a faltar a
la verdad que hoy aún coexisten los dos modelos paradigmáticos. En efecto, se siguen
llevando a cabo políticas de “castigo a la pobreza” con institucionalizaciones represivas, se
continua promoviendo la protección de los menores en lugar de garantizar sus derechos.
La existencia de doble normativas vigentes y contradictorias nos hace vivir lo que Emilio
García Méndez llama “esquizofrenia jurídica”. La legislación interviene en innumerables
situaciones sobre la vida privada de los niños y adolescentes, en un marco de tutela donde las
decisiones la toman los adultos sin respetar que los niños y adolescentes son sujetos de
derechos (2)
Todo ello, sin dudas, se constituye en materia de debates cada vez más apasionados de ideas,
conceptos, estrategias, planificaciones, etc. en congresos, Jornadas y Foros internacionales y
nacionales. En los ámbitos académicos universitarios se generan grupos de investigaciones y
estos tienden a aumentar los lazos comunicantes ente si trasfiriendo conocimientos y
experiencias profundizándose la comprensión y los alcances de las intervenciones sociales de
acuerdo al nuevo paradigma.
El interés superior de los niños en toda decisión que se aplique surge como una piedra angular
fundamental que fundamenta, nutre y da vida al paradigma de la Protección Integral.
Darle entidad jurídica al “interés superior del niño” implica actuar como un verdadero
principio que permitirá resolver conflictos de derecho en los que se encuentren involucrados
los niños.
Cuando los niños eran considerados meros objetos dependientes de sus padres o de la
arbitrariedad de la autoridad pública el principio fue importante para resaltar la necesidad de
reconocer al niño su calidad de persona; ahora que, al menos en el plano normativo, se ha
reconocido al niño como un sujeto de derechos, el principio debe ser un mecanismo eficaz
para oponerse a la amenaza y vulneración de los derechos reconocidos y promover su
protección igualitaria.
Ahora pues, si hablamos del interés superior del niño no debe entenderse como una forma de
inspiración de las decisiones de las autoridades sino, por el contrario tiene una implicancia
limitante, obligatoria, una especie de prescripción de carácter imperativo hacia las
autoridades. Si analizamos el artículo 3.1 de la Convención la misma expresa que “en todas
las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de
bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos una
consideración primordial a la que se atenderá será el interés superior del niño.
No hay dudas pues que el interés superior del niño en el marco de la Convención, es un
interés garantista que implica la plena satisfacción de sus derechos. En estos están sus
contenidos. Cuando no teníamos Convención todo daba a entender que la noción de interés
superior remitía a algo más allá que el derecho. Era una noción vaga y discrecional de la
autoridad administrativa en el plano de las políticas y programas sociales y judiciales en
procura del control y protección de la infancia. Sin embargo, a partir de la Convención ello no
es posible seguir sosteniéndolo como un objetivo social deseable (benevolencia) sino que pasa
a ser un principio jurídico garantista que obliga a la autoridad.
En otras palabras debe entenderse como una facultad que permitirá oponerse a los abusos del
poder. Es una garantía de respeto y aplicación de todos los derechos consagrados en la
Convención Internacional
c) Participación.
La participación constituye un elemento fundamental a tenerse en cuenta durante la
planificación de políticas públicas de niñez.
María Teresa Sirvent (1983) (6) nos dice que “la participación real ocurre cuando los
miembros de una institución o grupo a través de sus acciones ejercen poder en todos los
procesos de la vida institucional: a) en la toma de decisiones en los diferentes niveles(...), b)
en la implementación de Las decisiones; y c) en la evaluación permanente del
funcionamiento institucional”
En el mismo sentido que María Teresa Sirvent, Carlos Delgado (1975) (7) cuando hace
referencia al concepto de participación en su artículo sobre la Revolución peruana, él afirma:
“ Participar es el acto de intervenir real y directamente en Las decisiones (...) participar es
participar en el poder o no es nada. En puridad, el poder es función de lo económico y de lo
político (...) cuando se habla de participación es necesario entenderla como la ingerencia
directa de los ciudadanos en Las decisiones que definen los usos de todas Las formas de
riqueza y poder (...).
Tanto uno como otro autor mencionado hacen referencia a una participación real de los
ciudadanos en las decisiones políticas. En tal sentido la participación se consolida como un
elemento fundamental en un proceso estratégico de política pública que tienda a la Protección
Integral de los niños.
En la misma declaración de Alma Ata se refleja la importancia del proceso participativo al
indicarse que “Las personas tienen el derecho y el deber de participar individual y
colectivamente en el planeamiento y la implementación de su propia atención de la salud”
y UNICEF en el documento Salud Mundial de la Infancia de 1989 expresa que “uno de los
siete pecados del desarrollo es el desarrollo sin participación: Un desarrollo sostenido
depende en última instancia del reforzamiento de la capacidad de la población para
mejorar su vida y tomar Las riendas de su propio destino”.
Pues bien, ¿Por qué consideramos tan importante a la participación?
Cuando participamos con otros en tareas cotidianas y comunes es parte de la transformación
del ser humano en un ser social. Satisfacemos nuestra necesidad de relacionarnos con otros
ayudando y ayudándonos a descubrir la fuerza potencial de la colaboración.
Para afianzar una respuesta adecuada al interrogante planteado conviene distinguir dos
aspectos fundamentales: Los principios de la participación y la utilidad de la misma.
Principios de la participación
Para desarrollar este apartado considero oportuno seguir a Juan E. Díaz Bordenave (8) quien
nos anuncia una serie de principios de la participación que considero oportuno enunciar dado
la importancia del proceso participativo que el modelo de análisis posee. En efecto, propone
Las siguientes ideas esenciales.
1. La participación es una necesidad humana y, por consiguiente, ella constituye
un derecho de las personas.
2. La participación se justifica por sí misma, no por sus resultados.
3. La participación es un proceso de desarrollo de la conciencia crítica y la
adquisición de poder.
4. La participación conduce a la apropiación del desarrollo por el pueblo.
5. La participación es algo que se aprende y perfecciona.
6. La participación puede ser provocada y organizada, sin que ello signifique
necesariamente manipulación.
7. La participación es facilitada por la organización y por la creación de flujos
de comunicación eficientes.
8. Las diferencias individuales en el modo de participar deben ser reconocidas y
respetadas.
9. La participación puede resolver conflictos pero también puede generarlos.
10. No se puede ”sacralizar” la participación: ella no es una panacea ni es
indispensable en todas las cuestiones. Aquí vale la pena hacer una aclaración para
que no se crea que se quiere restar importancia a los procesos participativos que,
reitero, es vital. Díaz Bordenave señala en tal sentido que “el hecho de que un
grupo haya adoptado un enfoque participativo no quiere decir que todo el mundo
deba participar en todo, todo el tiempo. Esto puede acarrear ineficiencia y hasta
anarquía. Es claro que es el propio grupo quien debe decidir, participativamente,
cuando tales o cuales miembros han de participar o no, en tal o cual actividad, y
cuáles asuntos deben ser objeto de consulta general o solamente objeto de decisión
por un grupo delegado. Pero una vez que se hayan establecido las reglas de la
delegación y la representación, la participación deja de ser una asamblea
permanente y universal.
Utilidad de la participación.
Alistair T. White (9), consultor de la OMS en Educación y Participación Comunitaria (tal
como se cita en Sharma, 1987) nos ofrece una lista y anotaciones muy útiles sobre cuáles son
las ventajas de la participación comunitaria. Considero oportuno reproducirla aquí con el
agregado de algunos comentarios.
La participación posee un valor intrínseco para los participantes, lo cual
puede ser difícil de medir, pero en el largo plazo ayuda y evita los sentimientos de
alienación e impotencia. (Comentario: Es un generador de confianza y esperanzas.
Potencia la autoestima comunitaria)
La participación garantiza que la necesidad sentida esté presente: puede
considerarse que la participación y el aporte de una comunidad es suficiente para
establecer que Las necesidades sentidas están presentes en el programa.
(Comentario: resulta pues, vital, impulsar un proceso participativo de todas
aquellas instituciones y personas físicas que atienden directamente a la niñez)
Concientización: La participación comunitaria sirve para sensibilizar a la
comunidad acerca de sus derechos y necesidades. Contribuye a trazar objetivos
más específicos de los beneficios del programa para los sectores más débiles y
necesitados. Ofrece un lugar a Las masas y restaura el equilibrio en la estructura
del poder local.
Se lograrán más objetivos, porque Las energías de la comunidad serán
canalizadas por sí solas en la medida en que se emprendan acciones, y conducirán
a la confianza de la comunidad en sí misma. (Comentario: La comunidad con su
participación comenzará a adquirir un alto grado de confianza en sí misma
alejando la situación tan común en Las políticas públicas (especialmente locales)
de niñez de total dependencia al funcionario de turno).
Los servicios pueden prestarse a menor costo debido a la máxima utilización
de los recursos locales de manera eficaz. (Comentario: No debiera buscarse el
costo menor sino un servicio más eficiente con el mismo costo. Por otra parte, con
una mayor sensibilización de la problemática de la niñez, se pueden adquirir
mayores financiaciones de programas)
Un catalizador de ulteriores esfuerzos de desarrollo: la estructura organizativa
creada para la participación dentro de la comunidad se puede utilizar para
subsiguientes programas o proyectos. (Comentario: El Consejo Municipal de la
Niñez, es un espacio participativo en si mismo. No es creado para la participación.
Por el contrario su misión es la de realizar un proceso de planificación de políticas
públicas que procuren la protección integral del niño).
La participación genera un sentido de responsabilidad hacia el proyecto: si
una comunidad está comprometida con las etapas iniciales del planeamiento y la
implementación, hay un sentido de responsabilidad de los miembros de la
comunidad para velar porque el proyecto se implemente de manera efectiva y se
termine. (Comentario: Se trata de un verdadero derecho-deber inspirado en un
sentido de corresponsabilidad social que todos tenemos para con nuestros niños).
La participación asegura que Las cosas se hagan correctamente: la actividad
de una comunidad contribuye a adaptar la implementación del proyecto de acuerdo
con el medio cultural y otras tradiciones sociales.( Comentario: De allí la
necesidad de darle prioridad a Las distintas estrategias locales frente a la tendencia
de centralizar Las políticas públicas sociales en el gobierno nacional).
Uso de los conocimientos y la experiencia autóctonos: La participación local
posibilita el empleo de recursos autóctonos para adaptar Las nuevas tecnologías
que al mismo tiempo hagan avanzar Las condiciones locales y promuevan la
aceptación de los componentes del programa. (Comentario: No debe tratarse
solamente de adaptar las nuevas tecnologías a la experiencia y conocimientos
autóctonos sino que debe considerarse también la posibilidad de rechazar dichas
tecnologías)
Ahora bien, ¿Quiénes deben ser los actores fundamentales que deben participar en este
proceso?
Se pueden distinguir, al menos, nueve actores sociales importantes, que no podrán estar
ausentes en el análisis del eje estratégico:
1) Los niños y adolescentes:
La participación de los niños en el proceso de formulación de políticas públicas es muy
importante para el modelo propuesto. Se sustenta esta idea en el Artículo 13 de la Convención
Internacional sobre los derechos de los niños que establece:
1. El niño tendrá derecho a la libertad de expresión; ese derecho incluirá la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o por cualquier
otro medio elegido por el niño.
2. El ejercicio de tal derecho podrá estar sujeto a ciertas restricciones, que serán
únicamente las que la ley prevea y sean necesarias:
a) Para el respeto de los derechos o la reputación de los demás; o
b) Para la protección de la seguridad nacional o el orden público o para
proteger la salud o la moral públicas.
Este derecho a la libertad de expresión se consolida sensiblemente durante la Sesión Especial
de Las Naciones Unidas con el Plan de Acción “Un mundo apropiado para los niños” que en
el punto 32 Inc. 1 del nos indica “Haremos cuanto sea posible por elaborar y aplicar
programas para fomentar la genuina participación de los niños, incluidos los adolescentes,
en los procesos de adopción de decisiones, incluso en Las familias, en Las escuelas y en los
planos nacional y local. (”).
2) Los padres, las familias, los tutores legales y las demás personas encargadas
del cuidado de los niños.
Ttienen el papel y la responsabilidad primordiales con respecto al bienestar de los niños, por
lo que debe prestárseles apoyo en el desempeño de sus deberes de crianza. Todos nuestros
programas y políticas deberán fomentar la responsabilidad compartida de los padres, las
familias, los tutores legales y las demás personas encargadas de atender a los niños y del
conjunto de la sociedad en tal sentido. (Punto 32 Inc. 2 del Plan de Acción Un mundo
apropiado para los niños).
Podemos señalar que el rol de padres, tutores legales o persona encargada del cuidado de los
niños en el más amplio de los términos está dado por transmitirles a sus niños buenos valores,
una educación de calidad y un mundo mejor donde pueda desarrollarse y ser feliz.
Es precisamente en éste último aspecto donde reside, principalmente, la responsabilidad de
participar en la planificación de las políticas públicas. Su voz, sus ideas, su espíritu solidario
deben estar presentes.
II) Descentralización.
Es necesario, por un lado, que la Nación y las Provincias descentralicen más recursos hacia
los Municipios ya que son ellos, los que más conocen sus problemas y, generalmente, son
quienes mejores condiciones tienen para solucionar los mismos.
Así lo afirma Manuel Castells (10) “...el municipio es el nivel descentralizado del Estado
con mayor participación de la sociedad civil, por ser el más accesible a los gobernados y
estar más directamente conectado con la vida diaria de Las masas. Las relaciones entre el
Estado y el nivel municipal constituyen el indicio más claro de Las relaciones generales
entre el Estado y la sociedad civil”.
El mismo Robert Bellah (11) en el mismo sentido que Manuel Castell reafirma la importancia
de lo local al señalar que “Independientemente de lo que nos depare el futuro, una cosa es
cierta, a no ser que se restablezca la vida comunitaria local, la gente no resolverá su
problema mas apremiante: hallar su identidad. Pero si se restablece mostrará una plenitud,
variedad, libertad de posesión y gozo de significados y bienes que no ha experimentado en
las asociaciones contiguas del pasado, porque estará viva y tendrá tanto flexibilidad como
estabilidad, y podrá responder al complejo panorama mundial en la que está inmersa”.
Por otra parte, resulta muy importante que en cada municipio se descentralicen más funciones,
recursos y actividades en los distintos barrios y sectores de la ciudad.
Ahora bien. Sabemos que si bien cada sector o territorio tiene sus particularidades también, y
al mismo tiempo, decimos que tienen intereses comunes con el resto de la comunidad. Como
bien expresa el gran maestro licenciado Alberto Dièguez “El análisis de unidades como la
vecindad o el barrio, que son habitualmente objeto de intervención de los operadores sociales,
descontextualizados de las tramas reales de la interacción social, en el cual están involucrados
los barrios entre sí, entre el barrio y el núcleo central, y entre el núcleo y el área extendida a
su alrededor, puede llevar a implementar acciones que afirmen una mayor marginación; una
participación acotada o consoliden la cultura y la acción social de gueto”. “La lógica del
barrio como espacio local, no interrelacionado con su núcleo central y con los demás barrios
integrantes del área local y con su entorno rural, puede llegar a ser en consecuencia tan nociva
como la lógica centralista. Esta lógica es la que implementan habitualmente los asistentes
sociales y otros operadores sociales, que desde el ámbito de los municipios o desde los
ministerios realizan consciente o inconscientemente tareas de control social” (12)
De tal forma, y lejos de aspirar a una política sectorial y, si se quiere, excluyente el trabajo
social debe potenciar la participación de la comunidad en el todo.
VI Conclusión.
Debemos profundizar los debates y el intercambio de saberes sobre este campo que, a la luz
de las experiencias, está carente de ideas. El trabajo social o societal como gusta llamarlo el
licenciado Cesar Barrantes (13), debe ingresar de lleno a la par de otras disciplinas sociales en
procura de nuevas formas de planificar una política pública que de respuestas a las demandas
de la sociedad al amparo del nuevo paradigma y las condiciones jurídicas existentes.
La RELATS, como organización inteligente e integral se presenta como un campo propicio
de transferencias de información, intercambios de ideas, complementación de investigaciones
y experiencias, afianzamiento de conceptos e ideas.
Al respecto resulta válido recordar que una rica práctica de los que se puede llevar a cabo
acaeció cuando en el año 2002 y previo a la Sesión Especial que se desarrolló en las Naciones
Unidas, nuestra organización se compenetró en un profundo y minucioso análisis de los
distintos programas preliminares que dieron la base del documento “un mundo apropiado para
los niños” analizado en este trabajo.
Sabemos cual es el camino a seguir. Tenemos los elementos teóricos, jurídicos y políticos. La
sociedad latinoamericana, embarcado en un proceso de profundos cambios en sus estructuras
organizativas y ampliando los canales participativos que en definitiva no hace otra cosa que
afianzar la democracia como modo de vida, exige a todas las disciplinas sociales en general y
el trabajo social en particular la búsqueda de respuestas que canalicen sus energías y
potencien su desarrollo.
Mientras el hambre, la miseria, la desvalorización del ser humano, el desprecio, y la exclusión
golpee duramente en el corazón y la vida de nuestros niños, no estaremos sino, gestando un
mundo desesperanzado, sin bienestar y sin paz.
Los niños abandonados o sin hogar, los que padecen malos tratos, los que son explotados
laboral o sexualmente, etc. son ellos verdaderos hijos del silencio ya que, temporal o
definitivamente, han sido privados de sus derechos fundamentales en su condición de niño,
entendiéndose por ello al derecho a ser protegidos y provistos en sus necesidades por su
propia familia, el derecho a tener un desarrollo integral, a consolidar su bienestar, el derecho a
que la escuela junto al juego y la recreación sean sus actividades principales.
El Trabajo Social debe estar comprometido en la construcción de un mundo mejor. En tal
sentido es cierto que los niños son nuestro futuro pero atención, el tiempo de los niños es el
presente. Depende de nosotros, como profesionales, científicos, integrantes de comunidades
humanas promover, provocar, forjar con iniciativas claras, los cambios necesarios para que
podamos cumplir con un bello y anhelado sueño.
1) Wainerman, Catalina. “Vivir en familia”. La familia y los modelos empíricos, por Giberti, Eva.
Buenos Aires, Editorial UNICEF Losada Pág. 115
2) Emilio García Méndez “Derechos de la infancia adolescencia en America latina”. Edino 1994.
3) Gloria E. Mendicoa, La planificación de Las Políticas Sociales: Planteo de un caso para su análisis
y evaluación. Ed. Espacio, año 1997
4) Diéguez Alberto y Suarez María Cristina, “Gestión Social de la Comunidad Guía de Estudios y
Análisis” Ed. Espacio Año 1995
5) UNICEF, 1984, p.31 citado por Robert Myers en Los doce que sobreviven Fortalecimiento de los
programas de desarrollo para la primera infancia en los países del tercer mundo. Boletín
científico Nº 545 OPS. Año 1993.
6) Sirvent, M. T., “Estilos participativos- ¿Sueños o Realidades, síntesis del artículo en portugués
presentado al Seminario de Evaluación de Programas de Educación de Adultos MEC-
MOBRAL, UNESCO, Río de Janeiro, 22 al 30 de setiembre de 1983, Pág. 2.
7) Delgado C., “En torno al concepto y la realidad de la participación en la revolución peruana”, en
la “Revolución Peruana: autonomía y deslindes”, Ed. Contratiempo, Lima, 1975, Págs.
260, 261 y 262
8) Juan E. Díaz Bordenave: Participación y Sociedad. Ediciones búsqueda. Año 1985)
9) Sharma, A. Community Participation in ICDS, Yojana, vol 31, Nº 6 (abril 1-15, 1987), pp. 12-16
10) Castells Manuel. 1983. The city and the Grassroots: A cross-Cultural Theory of
Urban Social Movements. Berkeley: University of California Press.
1981. Crisis urbana y cambio social. México. Siglo Veintiuno Editores
1977. Ciudad, Democracia y socialismo. México: Siglo Veintiuno Editores
11) Bellah, Robertr N. Et.al. 1991. The good society. New York: Alfred A Knopf.
12) Alberto Diéguez y María de la Paloma Guardiola Albert. Reflexiones sobre el concepto de
comunidad. De lo comunitario a lo local. De lo local a la Mancomunidad. Buenos Aires.
Octubre de 1998.
13) César Barrantes. I Foro Internacional de Trabajo Social. “El trabajo Social desafiado. Palabras y
cosas desde la diferencia epistémica. 2008.