Jornadas de Ciencia y Técnica en la UNSJ 2010

13 al 17 de Septiembre de 2010 – San Juan, Argentina

SOCIEDAD Y POLÍTICA EN LA EUROPA CLÁSICA Y MEDIEVAL

BASUALDO MIRANDA, Hugo Roberto hurobami@gmail.com

MERCADO, Jorge Ismael
ATENCIO, Ángel Alfredo
PACI, Teresa Emilia
MIRANDA, Gladys Rosa
MAURÍN, María del Carmen
CIAPARELLI, Lidia

Adscriptos
Graduados
VIDAURRE, Norma Inés
RUEDA, Marcos
Alumnos
ASSIS, Federico
CARRIZO, Walter

Gabinete de Historia Universal – Departamento de Historia

Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes

Resumen:
El estudio de la sociedad y la política en la Europa clásica y medieval supone abordar diversas temáticas que
ilustren su dinámica. Las prácticas culturales, las imágenes, ideas y creencias sirven de líneas directrices. La re-
actualización de la herencia clásica y medieval en su memoria e imaginario, constituyen asimismo, la fuente de
conocimiento de esa realidad. La construcción social de la memoria, tanto en su elaboración como en su
reelaboración, contiene no sólo ideas, creencias y pensamientos, sino también comportamientos y formas de
hacer. Y es ahí, en aspectos concretos de las mismas, donde se centra el trabajo

Palabras claves: Sociedad, Política, Europa, Clásica, Medieval

SOCIEDAD Y POLÍTICA EN LA EUROPA la memoria y el imaginario como recursos que

CLÁSICA Y MEDIEVAL
1. Prolegómenos
Este trabajo, en lo que a relaciones y antecedentes se
refiere, guarda una línea de continuidad y de
complementación con proyectos de investigación
que en este aspecto o similares se encuentran en
realización, tanto en el país como en el extranjero o
en proyectos de cooperación bi o multinacional.
Dejando de lado los antecedentes de carácter
nacional e internacional nos ceñimos a citar los más
directamente vinculados y que tienen una
continuidad desde fines de la década de los noventa
del siglo pasado y hasta la actualidad.
Así, cabe mencionar los anteriores proyectos que se
vienen desarrollando en este campo. En el período
2000-2002 se desarrolló el proyecto “Cambios y
permanencias en el pensamiento sociopolítico
castellano bajomedieval” en el que se ponían en
evidencia en el particular mundo castellano de los
siglos XIV y XV la vigencia de ideas y creencias del
mundo clásico. Posteriormente, y durante el ciclo
2003-2005 el proyecto “Lo social y lo político del
mundo antiguo y medieval en su memoria e
imaginario” pasó a poner sobre el tapete el papel de
explican la realidad histórica mediante algunos
aspectos de lo social y lo político.
En consonancia con esto, se afronta la explicación de
la realidad sociopolítica, centrada en el mundo
grecolatino y medieval a través de sus ideas,
creencias, prácticas y comportamientos. El recurso a
fuentes no convencionales y tomando como
parámetros la memoria e imaginario de dichos
períodos y que son expresados, entre otros, por
medio de la construcción ficcional que la literatura
comporta, como así también de discursos, tratados
políticos, etc. que reflejan un modo de pensar y sentir
de una cultura, de una sociedad. Sin olvidar, por
supuesto, el valor de la imagen, que contiene y
trasluce un momentos como también una herencia
ancestral: “Sociedad y política en la Europa Clásica y
Medieval” (Primera y Segunda Parte). En todos los
casos, bajo la dirección del Dr. Hugo Roberto
Basualdo Miranda, en el ámbito del Gabinete de
Historia Universal del Departamento de Historia de
la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la
Universidad Nacional de San Juan.
Fruto de estos proyectos es la importante producción,
tanto de libros como de artículos que se han
publicado en este período, como asimismo,
presentaciones y ponencias a Congresos, Jornadas,
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Encuentros. Sin olvidar, en este sentido, la
transferencia al medio, tanto a nivel de grado, como
postgrado y difusión general.
Producto de estos y otros emprendimientos
podríamos mencionar en este apartado las recientes
publicaciones que abordan diversas temáticas
relacionadas directa o indirectamente con el proyecto
de investigación. En fin, entre los nuevos y los
viejos, los antecedentes y contemporáneos serían
innumerables de contar.
En este marco, los propósitos que orientaron este
trabajo se orientaron al rescate de aspectos teórico-
prácticos que hacen a la sociedad y a la política de la
Europa clásica medieval a través de su memoria e
imaginario, determinando al efecto las fuentes del
mismo.
De tal suerte que ello nos permitió afrontar, a la luz
de la memoria e imaginario, las categorías que
explican lo social y de lo político de la Europa
clásica y medieval. Esto, mediante el análisis y
descripción de categorías en el plano de los
comportamientos, manifestaciones y prácticas
culturales.
El recurso a fuentes no convencionales y a actitudes
mentales, ideas y/o creencias subyacentes en la
memoria y que trascienden el paso de los siglos nos
permite revalorizar el papel de éstos en el
conocimiento y explicación de la realidad histórica.
En consonancia con lo expuesto, los resultados de
estos años de trabajo e investigación se presentan, a
continuación una serie de temáticas que han sido
analizadas y descriptas y que ayudan a la
comprensión y conocimiento de nuestras raíces y
ponen en evidencia la vigencia y permanencia de
unos valores de una común cultura. Dada la
limitación de espacio, las mismas son trazadas de
forma abreviada.
1.1. Memoria e imaginario social
En función de los objetivos propuestos para el trabajo
de investigación que en su momento hubo de guiar al
mismo, los aspectos teóricos metodológicos
ocuparían un lagar central, pues ellos enmarcan todo
el análisis de los aspectos sociales y políticos del
período en cuestión. De esta manera, “memoria” e
“imaginario” se convierten en el primer tema de
análisis. En este sentido, los estudios sobre el
particular son diversos y desde planteamientos
divergentes en muchos casos. En el caso de la
memoria, los recientes estudios de Paul Ricoeur nos
ofrecen un panorama de la misma desde el campo de
lo fenomenológico y enfocado su estudio a través de
lo teórico, lo metodológico y lo histórico. Por su
parte, Uri M. Lotman nos ofrece un panorama de la
memoria desde el prisma de la semiótica de la
cultura. Tanto uno como otro ofrecen unos planteos
que en muchos aspectos se complementan.
Los ‘recuerdos’, no sólo nos vinculan con nuestro
pasado sino también nos trasladan a una “época y nos
resitúan en un estado de la sociedad, de la que
persisten alrededor de nosotros, muchos otros
vestigios más que los que descubrimos en nosotros
mismos” (M. Halbwachs) (Cuesta, 1996). Al efecto,
distingue entre memoria colectiva y memoria social.
La primera sería la memoria grupal, en tanto que la
segunda es la memoria en y de la sociedad
independientemente de los distintos grupos que la
conforman. Desde el campo de la semiótica, la
cultura se define como una inteligencia colectiva y
una memoria colectiva que consiste en un mecanismo
superindividual de conservación y transmisión de
ciertos comunicados (textos) y de elaboración de
otros nuevos (Lotman, 1994). De este modo, la
memoria social constituiría el ámbito material y
espiritual que engloba la memoria individual. En este
ámbito o entorno que se concreta en variados
elementos como la lengua, el esquema general del
tiempo y del espacio, las costumbres de la gente, sus
hábitos, sus lugares, etc., comporta una noción más
amplia que la memoria colectiva pues integra en ella
al grupo, o grupos, sino a todo el ambiente entorno,
exterior al grupo social.
En este marco, Lotman entiende que el espacio de la
cultura puede definirse como el espacio que
comporta una cierta memoria común en la que los
textos comunes pueden conservarse y ser
actualizados de acuerdo a las invariantes de sentido.
Pero los textos, pueden tener un doble significado:
como depósitos de la cultura o del saber, o como
generadores de otros textos: “memoria informativa”
y “memoria creativa” (1994). Por ello, cada cultura
define su propio paradigma de memoria (recuerdo-
olvido). Este binomio juega a través del tiempo en
una constante alternancia de acuerdo a los códigos
culturales de cada momento. En esta mutación no
sólo cambia la composición del conjunto de textos
significativos para esa época sino también, cambian
los propios textos.
Así parece que lo entendería uno de los medievalistas
más prestigiosos de las últimas décadas, George
Duby que nos ofrece un claro ejemplo y reflexión
sobre las relaciones entre la memoria y la historia en
la que ésta “se nutre de jirones de la memoria”. Pone
así el acento en la memoria como un instrumento de
dominio, especialmente la memoria escrita, que en la
Edad Media aparece notablemente vinculada al
poder, al servicio de él y de los señores. Hecho que
también es evidente para el mundo antiguo.
Relacionado con el tratamiento y consideración de la
“memoria” en sus diferentes convenciones y,
atravesada ella por ideas, creencias, pensamientos,
ideologías, etc., no estaría completo su panorama sin
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abordar lo que nutre en cada época y espacio dicha
memoria. Esto es su “imaginario” o “”imaginarios”.
Es lugar común hoy en día, sobre todo en los medios
de comunicación masiva, aunque también en las
esferas académicas, hablar o hacer referencia, cuando
a ideas o creencias se refiere, a lo que se ha dado en
denominar los “imaginarios sociales”. Sin embargo,
en uno u otro ámbito, la utilización de esta expresión
se efectúa sin tener en cuenta si responde a su real
significación conceptual. En la mayoría de los casos
responde más a vagas e imprecisas nociones que
rondan la literalidad del término “imaginación”.
En este sentido, Juan Luis Pintos, considera a los
“imaginarios sociales” como “constructores del orden
social: “hacer visible la invisibilidad social” (Pintos,
1994). Mientras que en épocas anteriores a la
modernidad esta definición del orden social se
establecía y justificaba desde los poderes religiosos
establecidos (Iglesias, Sectas, etc.), y las gentes la
asumían como única posible y verdadera, a partir
principalmente de los problemas generados por las
relaciones entre la Iglesia de Roma y el Imperio
(“Sacro Romano”, “Sacro Germano”), y con la
mediación de los primeros intelectuales que pusieron
su destreza lógica, escriturística y retórica al servicio riqueza, la pobreza, el trabajo, el amor, [el otro y lo
del Emperador, se produjeron los primeros intentos
de problematizar la definición del orden social
establecido como único orden posible. Dicho de otra
forma el orden social deja de pertenecer a la teología,
o a la metafísica, para formar parte plenamente de la
historia y de su relatividad espaciotemporal.
Los mecanismos (o dispositivos) de construcción de
esa relación de confianza y por tanto de aceptación
de algo como real son lo que se denominan
“Imaginarios Sociales”: son aquellos esquemas,
construidos socialmente, que nos permiten percibir
algo como real, explicarlo e intervenir valor, las opiniones y conductas de una determinada
operativamente en lo que en cada sistema social se
considere como realidad. Los Imaginarios Sociales
serían precisamente aquellas representaciones
colectivas que rigen los sistemas de identificación y
de integración social, y que hacen visible la
invisibilidad social.
Ya propiamente en el campo de trabajo de los
historiadores, el imaginario se ha convertido, en las
últimas décadas, en el campo de estudio predilecto
(Soto Roland, 2000). Y es entendible que así suceda
ya que, a través de él, es posible ordenar y analizar el
difícil terreno de la psicología profunda de una
sociedad. Como ha escrito Jacques Le Goff, "una
historia sin el imaginario es una historia mutilada,
descarnada [...]; el imaginario es, pues, vivo,
mudable" (Le Goff, 1979), y constituye un fenómeno
social e histórico que está presente en todos los
grupos humanos.
El imaginario conforma un sistema de referencia
siempre cambiante, siendo sus dominios un complejo
conjunto de representaciones que desbordan las
comprobaciones de la experiencia y que encuentra
profundas relaciones con la fantasía, la sensibilidad y
el "sentido común" de cada época o lugar; alterando
constantemente la línea por donde pasa la frontera
entre lo real y lo irreal (Guglielmi, 1991).
Es un hecho evidente que la imaginación y sus
productos participan en la historia de una manera
mucho más persistente que aspectos del mundo
concreto. Sus estructuras sutiles atraviesan siglos,
demostrando que los mitos son indestructibles y que
resisten mejor que cualquier creación material. Es
posible, entonces, hablar de ciertas estructuras
permanentes del imaginario (Boia, 1997) que,
respondiendo a obsesiones constantes de la
humanidad (conocimiento, poder, sexo, inmortalidad,
etc.), registran los cambios y las permanencias de las
mentalidades a través de los siglos.
José Luis Romero, en Estudio de la mentalidad
Burguesa (1987), escribe: "La mentalidad es algo así
como el motor de las actitudes. De manera poco
racional a veces, inconsciente o subconscientemente,
un grupo social, una colectividad, se planta de una
cierta manera ante la muerte, el matrimonio, la
otro]. Hay en el grupo social un sistema de actitudes
y predisposiciones que no son racionales pero que
tienen una enorme fuerza porque son tradicionales.
Precisamente a medida que se pierde racionalidad
(...) las actitudes se hacen más robustas, pues se ve
reemplazado el sistema original de motivaciones por
otro irracional, que toca lo carismático (...)".
De esta forma, el imaginario -que constituye un
importante capítulo de la historia de las
mentalidades- actúa como un vago sistema de ideas
que inspira reacciones y condiciona los juicios de
época. Por otro lado, un campo que puede resultar
colateral, pero que está íntimamente ligado al tema
del imaginario, es aquel que hace referencia al
estudio del rumor y sus estrechas relaciones con la
construcción de leyendas. Si bien existen elementos
distintivos entre ambos, caracterizando al rumor
como usualmente breve y sin estructura narrativa; las
leyendas, "pueden ser breves y simples o bien ser
narraciones más elaboradas a partir de un conjunto de
rumores, reunidos en un punto central" (Mullen,
1994). Por consiguiente no sería correcto distinguir
categóricamente entre rumor y leyenda, puesto que
estaríamos tratando con fenómenos similares. Las
leyendas -puntales claros de un aspecto de lo
imaginario- siempre han acompañado al ser humano
ajustándose a los cambios de las sociedades a través
del tiempo. Flexibles y adaptables, satisfacen las
profundas necesidades que viven los hombres, en
diferentes contextos sociales o culturales.
A partir de estos y otros antecedentes nos abocamos
en este trabajo al estudio de diversos temáticas en el
extenso dominio del campo antiguo y medieval en un
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intento de aproximación a realidades, tanto
cotidianas,-como la alimentación y su valor, la mujer
y su consideración…-, como públicas –el estadista
(el príncipe, el rey), los miembros y asesores de las
formas políticas…- que hacen a los procesos
históricos.
2. Temáticas analizadas
En fin que, desde los ámbitos social y político nos
introducimos en los ámbitos, no menos complejos, de
las mentalidades y en el de los de una historia y
geografía cultural en un corte temporal determinado.
Esto es, el mundo “antiguo y medieval”. Ideas que
nos recrearán no sólo del ambiente intelectual,
cultural, social, político y cotidiano de la época en
que se mueven, sino también a las influencias, las
relaciones, las deudas contraídas con respecto a
generaciones anteriores, como así mismo a las
tensiones originadas entre las estructuras mentales de
pensamiento heredadas con respecto a las nuevas que
poco a poco se iban incardinando en el ambiente
intelectual y cultural europeo del momento.
Contraponiendo, hasta donde nos sea posible el
nuevo y el viejo ideario político-social y cultural de
estos “productores” y/o “conservadores” o
“transmisores” de la “memoria” e “imaginario”.
2.1. El cambio de valores como generador de
transformaciones en las prácticas culturales de
la mujer castellana bajomedieval
En esta se abordó el concepto de vida cotidiana,
prácticas culturales, valores, mentalidades aplicado a
la mujer marginal en Castilla Bajomedieval en los
siglos XIV y XV. Como fuentes se recurrió a obras
literarias como “El Libro del Buen Amor”, “La
Celestina” y “El Corbacho”. Las prácticas culturales
y las mentalidades fueron el objeto de estudio
centrado en la mujer marginal en cuanto sujeto
histórico colectivo. El grupo de mujeres marginales,
es un grupo periférico, no integrado, ubicado en los
linderos de un área cultural o social, en él se han
analizado sus comportamientos o prácticas culturales
desarrolladas en la vida cotidiana, en el marco de las
relaciones sociales con sus iguales y con la clase
dominante, tratando de identificar las mentalidades
subyacentes en dichas prácticas. Las mentalidades,
aspecto destacado por la corriente historiográfica que
surgiera con la tercera generación de Annales en
1950, están configuradas por las ideas, creencias y
sentimientos y son el motor de las prácticas
culturales.
La época estudiada es un tiempo de crisis, de
transición del Medioevo a la modernidad en el cual
se asiste al cambio de ideas, valores y en
consecuencia de prácticas culturales; se buscan
nuevas respuestas a nuevas necesidades y problemas.
Son flagelos propios de estos siglos las hambres, las
pestes y las guerras que provocan la proximidad de la
muerte, lo que desembocó en un sentimiento de
angustia ante la transitoriedad de la vida humana y en
un afán por disfrutar el aquí y el ahora. Castilla se vio
afectada, al igual que el resto de Europa, por la Peste
Negra y la Guerra de los Cien Años, además de una
grave crisis política. Asimismo el espacio castellano
y cristiano occidental está sintiendo grandes cambios
en el orden social y económico. Se asiste a la
gestación de un capitalismo comercial caracterizado
por el fortalecimiento de las ciudades y del comercio
como actividad económica, este sistema económico
no beneficia a todos por igual y causa marginación y
pobreza. Gana protagonismo la burguesía que
modifica el orden estamental, hay diferencias entre
privilegiados y no privilegiados, comienza a importar
el dinero como fuente de riqueza y medio de adquirir
honra.
Se desarrolla un proceso de materialismo,
individualismo, secularización. Como consecuencia
el concepto de pobre, al igual que el de la muerte se
desacraliza, dejará de ser la imagen de Cristo y será
visto con recelo, como posible delincuente. El
concepto de honra evoluciona, desde un significado
ético a un sentido económico, deja de tener relación
con la virtud, la honra tampoco se hereda, sino que se
adquiere con riqueza.
La cosmovisión teocéntrica es sustituida por una
antropocéntrica. La mujer marginal no es ajena a
todos estos cambios de ideas y valores;
principalmente se analiza uno de ellos: el cambio de
actitud ante el lugar que ocupa en esta sociedad
estamental, lo que genera nuevas prácticas culturales.
La sociedad de órdenes obedecía a una
fundamentación teológica proporcionada por la
Iglesia, esta sociedad la conformaban la nobleza, el
clero y el estado llano; los que luchan, los que oran,
los que trabajan. Los tres órdenes respondían a la
voluntad divina, y debían funcionar en armonía para
el bien del reino, cada uno tenía una función que
cumplir, por lo tanto debía aceptar, humildemente, el
orden social en el que había nacido, sin procurar
ascender porque contrariaría el orden querido por
Dios y causaría perjuicio al reino y a la sociedad.
Pero en la baja edad media la mujer castellana
marginal toma conciencia ante este cambio de
valores, que tiene derecho a una mejor calidad de
vida, al igual que los grupos privilegiados.
Esta postura es recogida por los testimonios literarios
de la época los que serán vistos como “fuentes
alternativas”, lo que ha sido valorado por
representantes de la Nueva Historia, especialmente
los historiadores de las mentalidades (Vovelle, Nieto
Soria, Segura Graiño, Guglielmi, etc.).
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2.2. Las partidas de Alfonso X como instrumento
regulador de la vida cotidiana de los judíos en
castilla bajo medieval
Considerando como punto de inicio Las Partidas de
Alfonso X, se toman los conceptos de vida cotidiana,
marginalidad y rol social de los judíos, en los siglos
XIV y XV en el reino de Castilla. Este vive, como el
resto de Europa, tiempos de transición y de crisis
integral, la cual se supera en lo económico, no así en
lo político; la lucha entre nobleza y burguesía por
ocupar espacios de poder, donde la segunda tiene el
favor de la monarquía ya que le proporciona fondos
para financiar las guerras. Los judíos forman parte de
ella y su presencia se consolida con la política de
tolerancia aplicada por Alfonso X desde mediados
del siglo XIII dada la necesidad de poblar tierras
recuperadas al Islam.
Los reyes castellanos intentan en esta etapa fortalecer
su poder, velando por el bien común, la justicia y la
paz conforme al mandato divino, deben amparar a
todos sus gobernados por igual como lo expresa la
segunda partida. El rey debe dictar leyes para indicar
al pueblo como debe vivir y como resolver las
desobediencias y pleitos, a partir de estas
disposiciones se regulaba la vida cotidiana de los
diferentes grupos sociales. En este caso se analiza a
los judíos, considerado grupo marginal por la
sociedad castellana bajo medieval, éstos eran
marginados por razones étnicas y religiosas, a pesar
que por sus actividades y posición económica se
ubicaban dentro de la burguesía.
La jurisprudencia constituye una fuente legítima de
análisis para los historiadores por ser la ley un hecho
público, un producto social, al tiempo que es un
medio adecuado para captar y analizar las ideologías
de las clases o estratos dominantes, generando como
fórmulas de auto legitimación que poseen
subyacentes un modelo de sociedad, en este caso
puntual un mundo dominado por el cristianismo. El
análisis de la legislación permitirá definir espacio
público y privado y de allí el espacio social siguiendo
los lineamientos definidos por Pierre Bourdieu.
Dentro del espacio público se diferenciarán las
referencias al ejercicio de la justicia, la actuación en
la política y el desempeño de los oficios, la
indumentaria que debía usar como grupo marginal y
las relaciones permitidas y en el espacio privado
algunas precisiones sobre sus lugares de vivienda y
reunión, fiestas, menesteres domésticos, etc.
2.3. El rol político-social protagónico de la mujer
ateniense en el siglo IV
Desde la perspectiva de la historia de género se
analiza el rol de la mujer ateniense en este siglo visto
como etapa de transición, en el que la sociedad
experimentó cambios que afectaron a todos los
actores, entre ellos la mujer. La fuente analizada es la
comedia de Aristofanes “La Asamblea de las
Mujeres”.
Teniendo esto en cuenta se entiende que el rol de la
mujer ateniense en este siglo, a partir del testimonio
de Aristófanes, experimentó transformaciones que
respondían a los síntomas de cambio que vivía la
polis ateniense. Este siglo fue una etapa en que la
ciudad vivió una profunda crisis que afectó todos los
aspectos de la vida de la misma hasta terminar por
agotarla y desintegrar el ideal de ciudad tal como fue
concebida por los griegos. La crisis afectó todos los
aspectos, por lo tanto el social no fue ajeno a ella y
en este marco la vida de la mujer también lo sufrió.
La vida de la polis comenzó a ver debilitados los
antiguos valores sobre los que sustentó su existencia,
lentamente se abandonó el ideal del campesino
ciudadano, emergió un marcado individualismo que
significó ruina de las ciudades, pobreza, abandono de
las tierras de labor, movimientos de población y
búsqueda de soluciones, a ello debe unirse las
desastrosas consecuencias, de años de luchas y
conflictos internos, en el comercio y la actividad
económica en general y la profundización de las
desigualdades y el reiterado reclamo de abolición de
deudas y reparto de tierras. En el caso de la mujer se
tendió a un abandono de la estricta reclusión en que
vivían, su inclusión en “actividades masculinas”, una
actitud diferente de los atenienses hacia ellas, los que
llegaron a criticarlas por faltas a la moral tradicional,
a las leyes y a las buenas costumbres. También cierta
independencia en la disposición de la dote, cierto
equilibrio en cuanto a su número, por la muerte de
hombres como consecuencia de los conflictos, y
conductas de algunas de ellas que transgredían las
normas de decoro en lo público y en lo privado.
Frente a esta situación el testimonio de Aristófanes
en esta comedia es por demás significativo. Es una
pieza teatral en la que se reflejan problemáticas
contemporáneas al ateniense de la época que asistía a
las funciones teatrales, no sólo con el fin de
divertirse, sino también de informarse, hasta tomar
posición, frente a lo que le afectaba, sobretodo en
este siglo de cambios.
El cambio en el rol femenino generó, en los más
conservadores, una reacción de rechazo ante lo que
se vivía y una de las formas de manifestarlo fue a
través del teatro. Allí Aristófanes trató de exaltar la
imagen tradicional de la mujer, a fin de resistir los
cambios y no sólo lo hizo en esta pieza, sino en otras
que también protagonizaron mujeres como “Las
Tesmoforias” y “Lisístrata”. El comediógrafo adoptó
una actitud alarmista y reaccionaria, trató de generar
reacciones ante el cambio en los valores
tradicionales, buscó exaltar la antigua imagen de la
mujer haciendo un llamado frente a los síntomas de
emancipación femenina y generó debate en torno a él
y su relación y comparación con el género masculino.
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2.4. La cotidianeidad en el arte pictórico
Se analiza el concepto de vida cotidiana y su relación
con la imagen en los siglos XIV y XV a partir de
fuentes plásticas. También el papel de la mujer en la
sociedad de aquel tiempo, sobretodo las relaciones de
género. Además se parte del arte y su proyección
social desde el concepto de representación. El
espacio elegido es la Italia de fines del siglo XIV y
principios del XV tomando como fuente el arte
pictórico.Conviene aclarar que no se busca el estudio
de procedimientos o técnicas, sino definir, en la
representación plástica, sobretodo del rol femenino
en el hogar, las relaciones de género y en sus
actividades diarias. En este punto y para su estudio,
el arte alcanza relevancia cuando se abandona el
análisis aislado del artista y su obra y se trata de
ubicar el mismo en los procesos sociales; así se
transforma en una fuente más para la investigación
histórica.
Estas consideraciones sobre el arte pictórico, como
parte del proceso social, aplicado a la representación
anónima de “Las mujeres atienden al dueño de casa”,
permiten una aproximación para obtener una serie de
apreciaciones acerca de la mujer en su realidad
cotidiana. Desde lo artístico se realizó un
acercamiento a la Psicología Social para considerar
la proyección de la obra en el contexto social. En este
sentido, el artista y su producción fue vista como
inserta en la sociedad de su tiempo en el que
convergían diferentes estructuras ya sea familiar,
cultural y económica. El artista, a través de su
sensibilidad, podía captar el hecho social y
redefinirlo a través de su obra, la re-creación artística castellano.
en el sentido en que su obra pictórica es una
conjunción de su subjetividad interna y la realidad tal
como se presenta, es decir la obra como “producto
social”.
2.5. La transgresión social en la Edad Media.
Se parte de la historia de las mujeres y los conceptos
de imaginario y transgresión a partir de la vida y obra
de Christine de Pizan y “La Ciudad de las Damas”.
Esta es una literata francesa que, por el devenir de
hechos de su vida, debió enfrentar situaciones
adversas en un mundo gobernado por hombres. La
vida y obra será analizada como ejemplo de
transgresión social en la cotidianeidad de una época
impregnada del pensamiento misógino, transgresión
entendida como el atravesamiento de lo instituido por
la sociedad en sus creencias, valores, costumbres y
representaciones insertas en el imaginario social.
Christine de Pizan fue una mujer instruida en los
autores clásicos por su padre que supo vencer las
frustraciones y resistencias, revalorizando el papel de
la mujer, a través de la literatura, en un momento
donde lo femenino se hallaba asociado a perfidia,
corrupción, representaciones imaginarias alentadas
por la Iglesia, que veía a la mujer como un ser
inferior, social y jurídicamente, relegada a su función
materna. La transgresión es entendida como
trasvasamiento de los instituido, motivo por el cual se
considera la vida de la literata desde un contexto
psicológico y su aporte transgresor acerca de la mujer
en un contexto histórico.
Inserta en la sociedad de su tiempo y espacio, y
producto de una cultura, Christine de Pizan, por su
fuerza interna logró rehacerse de experiencias
dolorosas, convertirse en mujer de letras en un
mundo dominado por hombres en grado tal, que la
reconocieron por su inteligencia y probidad. Su
transgresión no es sólo creadora, sino también social,
irrumpió en la cotidianeidad de las mujeres
defendiéndolas y postulando una educación
igualitaria tanto de hombres como de mujeres para
colaboración en las tareas del hogar, así superó las
ideas misóginas de su tiempo.
2.6. Aspectos de la “imagen” del gobernante desde
el mundo clásico al medieval
Una vez más se recurre a los conceptos de imagen e
imaginario para confrontar el gobernante ideal y el
tirano; también a la representación de esta imagen. A
tal efecto se utilizan fuentes como Dión de Prusa,
Plinio el Joven y Elio Arístides, para el mundo
clásico y Rodrigo Sánchez de Arévalo y Mosén
Diego de Valera para el mundo medieval, sobretodo
Desde una nueva perspectiva de análisis de las
fuentes históricas y la inclusión entre las mismas de
la imagen, su confrontación con las escritas, puede
arrojar testimonios sobre las diferentes formas de
gobierno, creencias religiosas, aspectos sociales, etc.,
a fin de entender las representaciones visuales que en
diferentes ámbitos se desarrollaron a través del
tiempo. Este fenómeno se observa en el mundo
clásico, sobretodo a partir del Imperio Romano, lo
que permitió construir una “imagen” del gobernante,
que cuando abundaba en virtudes se convertía en el
gobernante ideal, cuando carecía de ellas, se
transformaba en tirano.
A tal efecto se establecieron una serie de
convenciones para la representación del gobernante
como héroe o personaje sobrehumano, lo que se ve
claramente desde Octavianus en adelante, sobretodo
en la estatua de mármol que de él conservamos. En la
misma es representado con armadura, llevando lanza
y estandarte, levantando el brazo en señal de victoria,
relieves en su coraza y los pies descalzos simulando
su divinidad. Con el tiempo, a esa imagen se sumaron
símbolos de carácter triunfalista, acompañados de
detalles decorativos como guirnaldas de laurel,
trofeos, procesiones, personificaciones de la victoria
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y de la fama, etc. Se comenzó a institucionalizar la
“apotheosis”, divinización que con el tiempo, se
extendió a las emperatrices y se generalizó el culto al
emperador siguiendo la tradición helenística. A ello
se sumaron otras virtudes y cualidades propias del
gobernante ideal.
Hacia la Edad media este modelo de príncipe fue
cambiando a partir del aporte de tres elementos: el
Cristianismo, la filosofía y el mundo germánico,
convirtiendo al rey en un “primus inter pares”, un
caballero entre caballeros que manda en razón de sus
cualidades personales y debe poseerlas en grado
superior a los demás. De la misma manera cuando no
se ejercían estas cualidades “superiores”, se
transformaba en tirano.
Es así como desde el mundo clásico (períodos
helenístico y romano) existe un modelo de Príncipe,
cuyos elementos distintivos construyen su imagen
que se diferencia y contrapone con la del tirano,
generando una pervivencia en tiempos medievales
donde el aporte del Cristianismo fue un factor
significativo en la consolidación de la base
ideológica de las monarquías, sobretodo la castellana.
2.7. El tirano: elementos definitorios. S. I- III d.c.
Siguiendo trabajos anteriores se han consultado las
mismas fuentes del período clásico y se busca definir
los rasgos de la Tiranía y su proyección social. Al
tirano se asocian prácticas como el uso de la
violencia en sus actos de gobierno, la ilegalidad, la
sedición, la envidia y la desconfianza. La tiranía,
concebida como una práctica política, llega a
consolidarse a través de una elección por intereses
personales del gobernante o la mala influencia del
círculo que le rodea cubriendo de rasgos de
negatividad su accionar en el gobierno del estado.
2.8. Los símbolos y la imagen del poder real: de
oriente a occidente
Se parte del concepto de símbolo, tomado con un
doble significado que se complementa entre sí y su
manifestación a partir de la experiencia humana.
Precisamente ésta transforma objetos en simbólicos,
si bien es algo subjetivo, adquiere sustentabilidad en
el tiempo. En este caso la institución monárquica,
desde su nacimiento y hasta la época clásica,
considerando su contexto conservó algunos atributos
que contribuyeron a sustentar la imagen del
gobernante.
Para definirlos se ha recurrido a fuentes de la
Mesopotamia Asiática (estelas, himnos, códigos,
leyes, etc.) y autores del período clásico como Elio
Arístides y Dión de Prusa. Como elementos
simbólicos se han podido rescatar animales como el
águila, el león , el dragón, el toro, el bisonte,
asociados a la figura real; también imágenes como la
del buen pastor, el benefactor, el padre bueno, los
que, desde el antiguo mundo oriental, se han
transmitido al período clásico, sobretodo helenístico
y romano. A ellos pueden sumarse cualidades
personales como benevolencia, clemencia, justicia,
mansedumbre, equidad, paternidad, guía, prudencia,
continencia, cordura, etc.
Es así como se advierte una cierta continuidad desde
la antigua Mesopotamia sustentando la base
ideológica que permitió la proyección y permanencia
en el tiempo de la monarquía como verdadera
institución política. Estas cualidades favorecieron la
organización de los estados y en un estadio más
avanzado, permitieron “teorizar” sobre la misma y su
proyección en la sociedad de su tiempo.
2.9. Memoria e imaginario-Imagen y valores
femeninos (antigüedad clásica y edad media)
Se recurre a la historia de las mujeres, asociada a
imagen, valores y memoria considerando la
transmisión de los mismos del mundo clásico al
medieval y la idea de cambios y permanencias. A tal
efecto se analizan variadas fuentes: Juvenal, Séneca,
Marcial y Plauto, para el período clásico y Arcipreste
de Talavera, Juan de Mena y Rodríguez del Padrón,
para el medieval.
El objetivo propuesto es rescatar el papel de la mujer
en el marco de la sociedad así como su imagen y
consideración en relación a determinados valores o
presupuestos de su época o lugar. La preocupación
por la mujer como sujeto-objeto de estudio a lo largo
de la historia ha estado signada por una visión
masculina, eran los propios hombres los que ofrecían
su “visión” y su discurso. En este eje espacio-
temporal de la Europa Clásica y Medieval,
importantes autores de la cultura grecorromana como
latino-romance han abordado el tema femenino a
partir de diversos aspectos como el de su función, su
rol , su imagen, como así también sus características,
sobretodo morales. Y esto a partir de la memoria y el
imaginario sociales, que en su función de
informadores y transmisores recogen los cambios y
permanencias en relación a este tema mediante
nuevas y/o remozadas imágenes y consideraciones al
respecto. Así, imaginación, leyenda, mitología y
realidad se entremezclan en un discurso en el que las
imágenes se traducían en “certezas” que serían
repetidas por generaciones, convirtiendo de este
modo lo mítico e imaginario en una cuasi realidad
que debía servir como modelo a las generaciones
venideras.
El mundo romano en la época imperial y el bajo
medieval, como el medieval en general, imaginó una
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mujer en diversos roles y valores; desde la mujer
completamente dedicada a la casa, que criaba sus
hijos, se ocupaba de las tareas del hogar, atendía a su
esposo, era fiel, abnegada, casta, preocupada por la
buena administración de la casa y de todo lo
contingente a ella (la matrona romana), como
representación de imágenes y valores. Pero al mismo
tiempo, la mujer representada en distintos tipos
humanos. Sin embargo, en un caso y en otro, por
sobretodo esperando de la mujer la exhibición de
valores que, de una u otra manera, sirvieran de
modelo a su realidad social.
La lectura y análisis de los autores citados evidencia
la presencia de virtudes femeninas como las
enumeradas más arriba, al mismo tiempo recurre a la
memoria y el imaginario social, que en última
instancia sirve para justificar el modelo de sociedad
patriarcal, pudiendo ser, por su dureza y dogmatismo,
generadores de autoviolencia femenina con el fin de
asegurar la defensa de sus modelos morales.
2.10. Filantropía y Ecúmene. Rasgos de identidad
europea en la segunda sofistica: Elio Arístides
Desde un enfoque de historia cultural y a partir de los
conceptos de identidad y otro, se trató de relacionar
dos expresiones vertidas por Elio Arístides, en dos de
sus composiciones retóricas, “filantropía” y
“ecúmene” con identidad europea, sobretodo cultural.
Siendo Elio Arístides un retórico fue ubicado en el
movimiento conocido como “Segunda Sofística”, la
que se desarrolló a partir del siglo II d. C., y se
abordaron dos de sus composiciones “Discurso a
Roma” y “Panatenaico”.
Para la época la retórica ocupaba destacado lugar en
la educación del individuo, junto a ella se destacaban
también la gramática y la filología, motivo por el
cual el estudio de los viejos maestros contribuía a la
formación de los jóvenes. Este interés fortaleció la
llamada Segunda Sofística, la que bajo el mecenazgo
del emperador Adriano alcanzó destacada posición
robusteciéndose gracias a Herodes Ático y Elio
Arístides, quienes como los antiguos sofistas
practicaron la educación de la juventud y oratoria
ambulantes. Gracias estas actividades Elio fue
conocido en la capital del Imperio y de sus
composiciones conservadas se analizaron dos de ellas
a fin de encontrar componentes de identidad cultural
europea. A tal efecto, se tomó el concepto de
identidad que sostiene que ésta es un fenómeno más
simbólico que real y está compuesto por valoraciones
socialmente atribuidas, es un concepto dinámico,
amplio, que supone la conciencia de la alteridad,
“nosotros” frente a los “otros”. Generalmente no
tiene límites fijados objetivamente, sino que se
constituye en el entramado de relaciones sociales
existentes en una estructura dada y se manifiesta en
un marco adecuado, por lo tanto toda identidad es
histórica, contextualizada en un lugar, tiempo y
sociedad determinada. Su unidad interna tiende a
manifestarla a través de signos y símbolos, sobretodo
el lenguaje que favorece la transmisión de valores y
creencias. Los símbolos pueden ser cognitivos o
expresivos y unos y otros configuran el núcleo
mismo de la cultura mediante los cuales se expresan
pensamientos, ideales, acciones y emociones.
Estos elementos se trató de identificar en las
composiciones de Elio mencionadas considerando el
valor que otorga a la “Ecúmene”, como espacio
habitado y unificado por similares rasgos culturales,
que él identifica con el Imperio Romano; y la
“Filantropía”, en el sentido de trato igualitario hacia
todos sus habitantes. En una palabra, se integró el
espacio como nueva entidad cultural que integró a
romanos y no romanos, generó una adaptación
recíproca haciendo del Mediterráneo el “Mare
Nostrum”.
2.11. Un meteco y su testimonio. Problemática social
Ateniense pos guerras del Peloponeso
Tomando como punto de partida expresiones de
Lucien Fevbre quien considera que la historia es el
estudio científicamente elaborado de las diversas
actividades y creaciones de los hombres de otros
tiempos, se recurrió al testimonio del orador Lisias a
fin de caracterizar problemáticas internas y externas
que afectaron a Atenas al finalizar las Guerras del
Peloponeso. En este caso se abordó la “historia
social”, los valores, la mentalidad y el rol social de
un meteco, Lisias, en este momento de la vida
ateniense.
Es así como se abordaron algunos de sus discursos a
fin de detectar las problemáticas aludidas, con el
objeto, también de rescatar valores propios de la polis
y de los individuos vinculados a ésta. Sabemos que la
ciudad vivía difíciles momentos, por la complejidad
de problemáticas que le afectaban, en grado tal que
rasgos típicos de la polis estaban desintegrándose.
Por esta razón el orador recurrió a acertadas
expresiones para rescatar valores asociados al
ciudadano, y en correspondencia propios de la
ciudad, que dada la coyuntura del momento era
necesario revitalizar para atemperar su
debilitamiento.
2.12. El banquete y sus prácticas: pervivencias del
mundo antiguo en el medieval
Se tomó como punto de partida el concepto de
prácticas culturales asociadas, en este caso al
banquete, considerado en dos momentos de la vida
social, la época clásica y el medioevo. En el mundo
clásico la alimentación llegó a transformarse en un
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verdadero “arte culinario”, no sólo comprendía la
ingestión de alimentos, sino su preparación y, unido a
ello una serie de pautas de conducta que permiten
considerar al banquete como una práctica social. A
través de él puede conocerse el ambiente de toda una
época, parte de sus costumbres y formas de vida. En
una proyección a tiempos medievales, el banquete se
asoció a la “fiesta” y entre ellas a las de los nobles,
conjugando pautas en las que se advierten
pervivencias del mundo clásico.
El banquete y las conducta a él asociadas, nos
conectan con pautas cuyo análisis favorece el
conocimiento de aspectos sociales y culturales de los
hombres de aquellos siglos. Su análisis e
interpretación, a partir de variados testimonios,
sobretodo literarios, posibilita su consideración como
práctica social y como ámbito de sociabilidad que,
tanto en tiempos antiguos como medievales rompía la
monotonía del espacio cotidiano.
3. Referencias
Fuentes y bibliografía sobre las temáticas
Al respecto sería un listado innumerable las fuentes y
bibliografía empleada en todos y en cada uno de os
temas y problemáticas analizadas en particular sobre
los aspectos sociales y políticos que involucra el
proyecto de investigación del que se desprende el
presente trabajo.
Asimismo, el material bibliográfico referido a los
aspectos teórico metodológicos, memoria e
imaginario. Sólo se han citado los que se han
referenciado en el texto. Sin embargo, el listado de
obras que abordan la problemática es muy rico y
variado, tanto en número como desde las
perspectivas ideológicas e historiográficas.
Por otra parte, cabe señalar, tal como hemos
efectuado en otros trabajos, la fundamentación
teórico, epistemológica sobre las fuentes empleadas.
Esto es, la literatura. Literatura, entendida en sentido
amplio. Los escritos de prosistas, poetas, tratadistas,
filósofos, arquitectos, médicos, sirven de fuente en
pie de igualdad en el período estudiado.

Cuesta, J. (1996). De la memoria a la La literatura, en tanto escritura, ficcional o no de

historia, en “Entre el pasado y el cada época, refleja modos de pensar y sentir de cada
presente. Historia y memoria”. Uned, grupo sociocultural como también de cada cultura y
sociedad de que trate. Por esto, nos remitimos en este
Madrid
sentido a otros trabajos elaborados en este sentido.
Lotman, U. M. (1994). La memoria a la luz
de la culturología, en “Criterios”. La
Habana, nº 31
Pintos, J.L.(1994). Los imaginarios sociales
(la nueva construcción de la realidad
social, Santiago de Compostela, (Internet)
Soto Roland, F.J. (2000). Aproximación al
imaginario del explorador en tiempos del
imperialismo (1870-1914) a partir de la
novela "el mundo perdido" de Sir Arthur
Conan Doyle.
Le Goff, J.(1979), "Las mentalidades: una
historia ambigua", en Hacer la Historia, t.
III, Ed. Laia, Barcelona
Guglielmi, N.(1991), Sobre Historia de
Mentalidades e Imaginario, Buenos Aires,
Conicet
Boia, L.(1997), Entre el Ángel y la Bestia.
Ed. Andrés Bello, Barcelona
Romero, J.L.(1987). Estudio de la
mentalidad Burguesa, Alianza, Buenos
Aires
Mullen, P.B.(1994). Teoría de la leyenda y
el Rumor, en Journal of the Folklore
Institute, Vol. IX, Nº2/3 en Narrativa
Folklórica I, CEAL, Buenos Aires