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María Liliana Castillo Castillo.

PRESENTACIÓN GENERAL DE LA PIEZA ESCOGIDA

La pieza escogida se trata del ensayo “ELEMENTOS PARA UNA RECONSTRUCCIÓN DEL
ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO”, del Profesor Oscar
Mejía Quintana, publicado en el año 2006, en Humanitas en la edición número 33, Revista de
“Nuevo León: Centro de Estudios Humanísticos” perteneciente a la Universidad Autónoma de
Nuevo León), 2006. El documento propuesto se inscribe en la línea de investigación
establecida por la Maestría; llamada “Filosofía del Derecho” “Relación entre derecho,
moral y política desde la perspectiva de la validez, eficacia y legitimidad de los conjuntos
normativos”, no sólo en ella como campo del Derecho, sino, más aún como enfoque
analítico del Derecho en la sociedad, en la historia y en la responsabilidad de su enfoque,
desenfoque y re-enfoque a través de escogidos autores, en una selección que refleja que
bien podría considerarse pendular de la búsqueda epistemológica, y si fuera exagerado
esta determinación de pendular, en todo caso si se podría atribuírsele consideraciones de
insolvencia en cuanto a la diversidad y su incapacidad para ser nutrida respecto al diálogo
que establece con otras disciplinas jurídicas.

Recurre a los enfoques contractualistas, en la medida en que estos son revisados por los
post contractualistas, en una línea historiográfica que da cuenta de desarrollos en
ocasiones consecutivos o yuxtapuestos, en ocasiones simultáneos en cuanto a la época y en
todo caso de diferentes regiones geográficas, predominantemente del hemisferio norte y
definitivamente de forma exclusiva del mundo occidental. Sin embargo este agotamiento
no pretende abracar una visión global, ni se plantea el dejar por fuera los trabajos de
filosofía jurídica de otras culturas o de otras latitudes que hayan surgido con
independencia de las estudiadas, por lo tanto no se referencia ni lo que conocemos como
“cultura de oriente”, ni la cultura precolombina o nativa, tanto de los llamados
eufemísticamente Nuevo Mundo o Novísimo mundo o, en términos más contemporáneos,
es una aproximación a la iusfilosofía en perspectiva de hemisferio norte.

La escogencia de esta pieza está determinada por la identificación con la respuesta o


conclusión del trabajo, es decir me identifico particularmente con el hallazgo final y por
supuesto con el tema tratado.
Respecto de la Metodología utilizada por el autor, resulta exitosa y reveladora, escoge con
toda autonomía y suficiencia académica un recorrido sino ajeno, por lo menos distante de
la realidad local, en mi particular interés, creo que la urgencia de las situaciones injustas

Trabajo presentado a la Profesora Teresita Sevilla Ph. D. en el Seminario de Investigación I de la
Maestría en Filosofía del Derecho Contemporáneo de la Universidad Autónoma de Occidente,
Universidad Carlos III de Madrid.
que se conviven en Colombia requiere de una aplicabilidad mayor de los trabajos
académicos, las propuestas iusfilosóficas deben asumir ese compromiso con vigor y osadía,
la búsqueda de los destinatarios de la justicia se debe leer en reclamo de los grupos
insatisfechos de la sociedad, los que seguramente no lograron ser representados, o no
lograron representarse en el diseño estructural de la sociedad con el suficiente
reconocimiento y consecuente acceso al poder, pues son aquellos los que ponen a prueba la
incapacidad para resolver y corregir que se le puede endilgar al Derecho, (Young. 1990)
claro con el concurso de otras disciplinas sociales, no consideradas como auxiliares del
Derecho, sino todo lo contrario un esfuerzo comprehensivo de transdiciplinariedad.

Sin embargo muchos artículos científicos del Autor, aún simultáneos a nuestro ensayo en
comento, tratan los temas desde la perspectiva de la Filosofía Política entreverada con el
Derecho desde el análisis de autores ajenos al contexto nacional como se puede leer en sus
trabajos como: “La teoría del derecho y la democracia en Jürgen Habermas” en el 1997;
“Autopoiesis, legitimidad funcional y democracia sistémica” del 2000; "Tribunal
constitucional, desobediencia civil y democracia deliberativa" en 2002; “La desobediencia
civil: un concepto problemático” en el 2003; “La filosofía política de John Rawls” en el 2005;
“La norma básica como problema iusfilosófico. Tensiones y aporías del positivismo y las
apuestas pospositivistas de superación” del 2006.

Para referirse a las inquietudes locales las trata y resuelve en otros artículos autónomos y
discriminados tales como “La corte constitucional: entre la emancipación social y la eficacia
sistémica” en el 2002; "El origen constituyente de la crisis política en Colombia" en el 2003;
“La tercera Corte Constitucional: tensiones y desplazamientos” del 2005; “Estado autoritario
y democracia radical en América Latina. Elementos para un marco de interpretación teórica”
del 2008; entre otros.

Además de evidenciarse su preocupación sobre el extravío de la Filosofía Jurídica en todas


sus publicaciones, desde las aproximaciones a los teóricos occidentales, como a los
ejercicios analíticos sobre la democracia y el constitucionalismo en Colombia, existen
varias “versiones” del tema particular en el mismo autor, quien se ha preocupado por
rastrear en las diferentes construcciones conceptuales el encuentro entre la Filosofía y el
Derecho, además de las que se identifican con la expresión Filosofía del Derecho. Publicado
ligeramente posterior al artículo propuesto encontramos del mismo autor el libro
“Carácter y proyección de la filosofía del derecho en el pensamiento contemporáneo”,
trabajo editado por la Universidad Nacional, (Mejía, 2006) más ambicioso editorialmente,
pero que no se tomará para este ensayo más que de referencia, sin que por ello se deje de
mencionar.
Para cumplir con el desarrollo anunciado en el título, el Profesor Mejía Quintana utiliza
como método de su trabajo el acopio, inventario y repaso por los más pertinentes e
importantes hitos teóricos del Derecho, y como éstos se relacionaban, para finalmente
encontrar en la contemporaneidad una conceptualización del Derecho diferente, en
especial más identificable con la reflexión del Derecho desde el Derecho, es decir lo que
conviene en llamar “la reconstrucción de” un “estatuto epistemológico” para la filosofía del
derecho.
Oscar Mejía Quintana tiene como formación base la Filosofía, formado en un pregrado de
Filosofía, fue afinando sus estudios de posgrado en Filosofía Moral, luego Filosofía Política,
para terminar en Filosofía del Derecho, con toda certeza esa línea y desarrollo académico,
le proporcionó una envidiable perspectiva, que los formados en Derecho desde el pregrado
no poseen.

Reviste el ejercicio del autor una doble utilidad, en la medida que trata el tema de la
Filosofía del Derecho como una disciplina que ha sufrido un “extravío conceptual”, al
intentar responder las preguntas del derecho, en una aventura que sesga las definiciones,
por proponer las respuestas desde una u otra disciplina diferente, con las consecuentes
inconsistencias. Este intento de los autores y las escuelas, sin duda pertenece a la inercia
especificista, propia de la concepción que hacen las ciencias naturales en sus desarrollos,
especialmente en sus métodos, concepción que dominó la modernidad tardía y que
constituyó un debate no acabado en los filósofos científicos del siglo XX y XXI.

Al respecto concreta el Profesor Andrés Botero de la Universidad de Medellín; “En la


actualidad, los modelos epistémicos tradicionales, baluartes de la ciencia moderna
galileana, están siendo profundamente debatidos. De esta manera los paradigmas con los
cuales se rigió la construcción del saber moderno están en disputa con nuevos modelos y
propuestas que, en caso de ceder los primeros, se convertirán en los futuros paradigmas.”
(Botero. 2008)

En palabras de Gerald Holton "... Un objetivo principal de este cambio contracultural es el


negar la afirmación de que la ciencia puede conducir a un conocimiento que es
progresivamente mejorable, universalmente accesible al principio, está basado en el
pensamiento racional y es potencialmente valioso para la sociedad en general.” Lo que
supone un reclamo desilusionante sobre el papel de la ciencia en la construcción de un
"mundo mejor", cuando más bien al contrario se volvía un arma en contra del bienestar de
la gente de a pie y más una fuerza destructiva y que se esgrimía como elemento de poder.

Contrario a la visión triunfalista de los "avances" que podría contener el progreso científico
y tecnológico, los desarrollos científicos no se habían ocupado de resolver las necesidades
más sentidas o si se quiere más obvias; la salud, el tratamiento respetuoso y coherente del
medio ambiente, el mejoramiento de las condiciones de vida del grueso de la población.
Frustraciones no sólo sin resolver por las propuestas de la ciencia, sino más bien agravadas
por ella. La ciencia ha sido acertada en la explicación de los fenómenos específicos y
aislados pero ha sido infructuosa en la interpretación de los fenómenos cuando siendo
complejos se acerca a ellos de forma monoperspectivística. Buen ejemplo se encuentra en
la pretenciosa intención de la economía de medir el estado de la sociedad con variables
meramente economicistas, basadas en el capital, su progreso, demasiado lento, lo ha
logrado gracias a la inclusión de la consideración de variables, no consideradas antes como
económicas, en la medición de la "satisfacción".

JUSTIFICACIÓN

El Derecho, que se puede considerar como un área de conocimiento, en el sentido aséptico


en el que los científicos tradicionales de las ciencias duras, quisieran abordarlo, no es tal,
no se puede evadir, abstraer y distanciarse para diseccionarlo con un interés
epistemológico, todos estamos inmersos en él de una u otra forma. Sin embargo, ha sido
confundido con un “conjunto de normas” presentado como un “establecimiento
establecido” al que podemos conocerle y sólo por sus explícitos y taxativos caminos
modificarle, si viviéramos en un estado de dignidad y condiciones mínimas satisfechas, este
condicionamiento no sería tan frustrante.
Desde los griegos identificamos lo justo con lo bueno, sin entrar a precisar cuál es la noción
de bueno y de justo, baste notar la incapacidad de ese conjunto de normas para asegurar
esas condiciones mínimas de justicia, sin entrar en definiciones ontológicas sobre la
justicia1, por lo menos la tendencia a la reducción de la desigualdad, que termina en
algunos casos siendo legitimada por esas normas.
Desde luego el Derecho, no es sólo un conjunto normas, pero ¿dónde beber para
reivindicar al Derecho y su función y eficacia con el bienestar de las sociedades?, lecturas
anteriores a la pieza escogida, lecturas hechas de forma asistemática, desordenada y
desarticulada ya me había puesto en el escenario de la Justicia, aparejada al término de
Derecho, ¿Qué se comenzó a convertir en “Conjunto de Derechos” o más precisamente
“Mínimo de Derechos”?
En el primer semestre de la “Maestría en Filosofía del Derecho Contemporáneo” nos
encontramos con el autor de la pieza escogida, la cual fue proporcionada por medio
electrónico dentro de otros diversos materiales de clase, tanto del docente como de
autores clásicos de la materia.
Este ejercicio juicioso, comprensivo y analítico por algunas teorías iusfilosóficas para llegar
a determinar lo que he mencionado como un extravío del quehacer de la Filosofía del
Derecho es una respuesta, sino definitiva, iluminadora desde la academia, para la pregunta

1
Fuera de la intención de este texto de resolver si lo entendido por “justicia” atiende a definiciones
universales o que nos sujeta a una insondable e irresoluble relatividad.
sobre el Derecho y su responsabilidad con el “estado de cosas” actual, provoca el interés de
acercarse al mismo Derecho como concepto, desde la reflexión en sus modos de
producción y sus intentos de corrección.
El Derecho como herramienta de corrección y superación de situaciones especiales de
desorden o injusticia como el denominado “estado de cosas inconstitucional” encuentran
en el análisis de la Filosofía del Derecho en su propuesta ambiciosa de análisis
transdiciplinar, respecto al mencionado “estado de cosas inconstitucional” y la posibilidad
de alertar y conminar a solucionar al ejecutivo por acción del derecho, dice el abogado
Francisco Taborda: “Se trata de un modelo de actuación constitucional sui generis, pero
que es coherente con graves problemáticas como las que enfrenta el país. Por ejemplo,
¿Quién duda de la gravedad que significa declarar que para amplios segmentos de la
población en Colombia, la Constitución del 91 no se cumple en muchísimos aspectos? un
Estado que se ve enfrentado a dicho reconocimiento es un Estado obligado moral y
jurídicamente a repensar su concepción de lo social y sus modos de actuación, enfocados al
cumplimiento de sus deberes, especialmente frente a las poblaciones más afectadas.
(Taborda. 2009)

Sobre la inscripción del documento en una de las líneas de investigación de la


Maestría de Filosofía del Derecho Contemporáneo.

El documento es correspondiente con La Línea de Investigación “Filosofía del Derecho”;


Línea que “reflexiona sobre la relación y las tensiones del Derecho con la Moral y la
Política”, reflexión que determina todo el trazado conceptual de la propuesta académica de
la Maestría y atiende a la estructura básica de la misma y desde donde se desprenden las
demás líneas de investigación, sin lograr éstas ser autónomas. El encuentro o reencuentro
que plantea el documento analizado es dispuesto y organizado por el plan de estudios de la
Maestría con total pertinencia y solvencia en coherencia no sólo con el autor, que es
contemporáneo, y además de ser el docente seguramente intervino en el diseño curricular,
sino a las definiciones hechas por autores de finales del siglo tan importantes como
Norberto Bobbio, que aún sin emancipar total y conscientemente los temas de la Teoría
Jurídica ya mezclaban en ellos dimensiones que no podían será agotadas en
conceptualizaciones iusteóricas, planteadas como justicia, validez y eficacia por autores
como el mismo Bobbio, tales como García Máynez, Julius Stone y Alfred von Verdross.
(Bobbio. 1991)

“Cada uno de los tres criterios examinados hasta aquí determina un campo bien preciso de
investigación para el filosofo del derecho. Se puede llegar inclusive a afirmar que los tres
problemas fundamentales, de los cuales se ha ocupado tradicionalmente la filosofía del
derecho, coincide con las tres calificaciones normativas: la de la justicia, la de la validez y la
de la eficacia.
El problema de la justicia da lugar a todas aquellas investigaciones que tratan de precisar los
valores supremos hacia los cuales tiende el derecho; en otras palabras los fines sociales cuyo
instrumento de realización más adecuado son los ordenamientos jurídicos, con su complejo
de reglas y de institución. De aquí nace la filosofía del derecho como teoría de la justicia.
El problema de la validez constituye el núcleo de las investigaciones dirigidas a precisar en
qué consiste el derecho como regla obligatoria y coactiva, cuales son las características
peculiares del ordenamiento jurídico que lo hacen diferente de otros ordenamientos
normativos (como la moral), y, por tanto, no los fines que deben realizarse, sino los medios
dispuestos para el logro de esos fines, o el derecho como instrumento para la realización de
la justicia. De aquí nace la filosofía del derecho como teoría general del derecho.
El problema de la eficacia nos lleva al terreno de la aplicación de las normas jurídicas, ósea
el terreno de los comportamientos efectivos de los hombre que viven en sociedad, de los
intereses compuestos, de las acciones y reacciones frente a la autoridad y da lugar a las
investigaciones en torno a la vida del derecho, en su formación, desarrollo, cambios,
investigaciones que de ordinario están relacionadas con el análisis de carácter histórico y
sociológico. De aquí nace el aspecto de la filosofía del derecho que lleva a la sociología
jurídica.” (Bobbio. 1991)

Dieciséis años más tarde Mejía Quintana, gracias a su investigación transdisciplinaria


reconduce está composición haciendo dos ajustes:
En primer lugar renombra como Legitimidad lo que es llamado como “teoría de la justicia”,
pero no porque difiera de que se trata de de los “valores supremos o fines sociales” si no
porque es un tema de Legitimidad en la medida que el “contenido” de esos valores o fines
está determinado por procesos “políticos” de construcción pública que los legitiman,
independientemente de analizar su contenido.
En segundo lugar, la identificación de estos tres componentes no es para el autor una
organización plausible y consumada sino un desafortunado extravío de la Filosofía Jurídica
propiamente dicha, que quizá por su dinámica de crecimiento investigativo se fue
contaminando de un autismo que contagia comúnmente las ciencias sociales.

Estas dos precisiones las hago en consideración a que esto determina fundamentalmente la
pertinencia de una Maestría como la que se cursa, haciendo del adjetivo “contemporáneo”
una constancia de pertinencia y porque no de urgencia, en un contexto local, regional y
nacional dónde las reflexiones están fértiles y pendientes y abordarlas desde una
concepción filosófica que incluya y se nutra de ésta “tensión trilemática”, con la conciencia
de dos circunstancias que se convierten en características de naturaleza metodológica:

1. La reflexión constante sobre el Derecho sin perder de vista su conexión con el


momento de su legitimación y con el momento de su eficacia como
implementación; en el entendido que se trata de un proceso completo y que debe
resistirse a ser considerado desarticuladamente.

2. La especial consideración de establecer estas reflexiones con aplicabilidad en el


contexto espacial de tiempo y lugar en el que se desarrollan estas reflexiones, hace
de esta perspectiva de abordaje académico una ventaja para desarrollos
epistemológicos en un contexto muy particular como el que tiene Colombia y la
Región, contexto que no pueden imaginarse o prever Filósofos tradicionales y
actuales del Derecho, con algunas excepciones.

Respecto al planteamiento del problema, el cual podría identificarse como “la inexistencia
o extravío del estatuto epistemológico de la filosofía del derecho” está delimitado y
soportado gracias al rastreo documental hecho por el autor de las principales teorías que
logran todas ellas que el concepto de “teoría jurídica” asuma la carga de la producción
académica sobre la reflexión del derecho haciendo que los énfasis propios de la iusteoría
no den cuenta suficiente de los aspectos esenciales que si logra un enfoque comprensivo
que si es de la naturaleza de la Filosofía del Derecho.
Es de indudable solvencia el soporte teórico del documento que relaciona las principales
líneas discursivas en orden a su incidencia, desde la modernidad temprana hasta las
discusiones contemporáneas. Aunque podría confundirse con una debilidad la no
consideración de producción no-occidental o las aproximaciones hechas en el hemisferio
sur, esta no es realmente una debilidad, sino la delimitación que impone el tratamiento del
“extravío” ya referido en este escrito.

Para terminar, es preciso establecer que trabajos como el analizado constituyen, en sí


mismos, herramientas para cualquier reflexión que se requiera, comportan en sí el
beneficio de iluminar el tratamiento iusfilosófico mínimo con que debe contar cualquier
razonamiento de problemas del Derecho, advirtiendo sobre los problemas de un
reduccionismo especialista que perjudique los análisis críticos que se emprendan. Para el
caso particular de una Maestría en Filosofía del Derecho Contemporáneo que se desarrolle
en una ciudad intermedia, de un país de la periferia, del hemisferio sur, con componentes
en nuestra conformación de la sociedad como la convivencia múltiple de etnias,
convivencia que demanda soluciones de los que el multiculturalismo y el pluralismo,
concebidos como excluyentes no han podido resolver. Es entonces oportuno que se aborde
al Derecho desde una Filosofía que abarque toda la complejidad que propone no descuidar
o brindar preeminencia a una sobre las otras de las dimensiones de sí misma, conforme las
encontramos definidas y propuestas en el texto: Legitimidad, Validez y Eficacia.

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