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Hacia el siglo xix, la educación para la mujer, sólo alcanzaba un nivel primario, ya que

para la enseñanza secundaria y superior, la mujer se encontró con muchas resistencias,


debido a que el rol de la mujer era principalmente de labores domésticas.

Sin embargo, esta situación fue paulatinamente cambiando, hacia 1877, año en que se
crearon dos liceos de niñas (Copiapó y Valparaíso), este esfuerzo, impulsado por
Miguel Luis Amunátegui, no siguió tan activo en los gobiernos venideros, ya que la
resistencia social seguía latente.

Luego de la Guerra Civil de 1891, nuevamente se dio un impulso a la educación, se


fundan el liceo número 1 y Número 2 de niñas.

Ya en el año 1907, los liceos llegaban a 31 que cumplían los mismos programas de los
hombres; y los liceos que no cumplieran dicho programa estaban imposibilitados de que
sus alumnas ingresasen a la Universidad.

En Chile a comienzos del siglo XX se inicia el proceso de industrialización y de


migración desde zonas rurales hacia las grandes ciudades del país. Esto trae
consigo el nacimiento de la nueva fuerza laboral, esto es la incorporación de la
mujer a la mercado laboral en los años 20 “observándose en ese entonces una
tasa de participación femenina de un 20%, la que se mantuvo, con pequeñas
variaciones, hasta la década del cuarenta”1.

Durante esta época las mujeres desarrollaban principalmente trabajos en áreas


de carácter industrial (por lo general empresas textiles) y de servicios
domésticos datos que se pueden observar en el recuadro siguiente:

Al no necesitar de estudios para el desempeño de estas tareas, el nivel de


educación que la mayoría de las mujeres que conformaban parte de la fuerza
laboral, era mediocre o nula, lo que a juicio de “Carlos Octavio Bunge (argentino)
explicaban esa diferencias de las remuneraciones por la falta de educación de las mujeres;
estaba convencido de que la paga de las mujeres sería siempre inferior a la de los hombres,
1
http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/INSERCI%C3%93N%20LABORAL%20DE%20LA
%20MUJER.pdf p.2
2
http://moodle-18.uvalpovirtual.cl/file.php/34/La_mujer_y_las_cifras_laborales.pdf
p.4
porque serían menos las mujeres que alcanzarían el nivel de educación necesario para
competir3”

donde la mujer comienza a acceder en forma importante a la educación media


y en la década del setenta a la educación universitaria; lo que comenzó a
aminorar las diferencias educacionales entre los sexos y a incrementar la
probabilidad de acceder a nuevas fuentes laborales de mayor status.

Ahora, si bien es cierto, la brecha de la desigualdad respecto de la percepción


de salarios entre hombres y mujeres ha ido disminuyendo con el paso del
tiempo, de acuerdo con las publicaciones de Mujeres Chile
(http://www.mujereschile.cl/conocedoras/articulos.php?articulo=160&area=kiosc
o), según los estudios realizados, se indica justamente que las mujeres que
participan del mercado laboral son las que poseen mayor educación y mejores
actitudes laborales, y que entre 1990 y 1998 las remuneraciones de las
mujeres con estudios universitarios aumentaron en 65%, mientras que las de
los hombres lo hicieron en 50%.

Las Teorías Marxistas por su parte señalan que la barrera que confina a las
mujeres a escalas salariales más bajas, es reforzada por la gran cantidad de
ellas de que puede disponer el capital, es decir, en vista de que es una gran
parte de la población femenina la que busca insertarse en el campo laboral, se
ven “obligadas a aceptar“ los bajos salarios ya que es mucha la oferta y poca la
demanda, y que la mujer es vista únicamente como una reserva de trabajo
suplementario, no complementario. Las desventajas con las cuales ingresan las
mujeres al mercado, debido a sus responsabilidades domésticas, es otro factor.

3
Ibid p.2

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