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Aproximación al Apocalipsis (44)

LOS DOS TESTIGOS


“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos
sesenta días, vestidos de cilicio”. Apocalipsis 11:3.

El ángel de Jesucristo

Vamos a avanzar un poquito en el estudio de este precioso


libro del Apocalipsis. Habíamos llegado entonces al capítulo
11; sin embargo antes de pasar a ese capítulo, algo que no
pude decir porque el tiempo se hizo muy largo la vez pasada,
relativo a este ángel del capítulo 10. Es necesario dejar una
puerta abierta exegética y hermenéutica, o sea, de
interpretación acerca de quién pudiera ser este ángel. Como
vimos, tiene todos los rasgos característicos de ser el Ángel
del Pacto, y así se le llama a Cristo, pero también Cristo tiene
Su propio ángel; y este libro del Apocalipsis es mediado por el
ángel de Cristo; de ese ángel de Cristo se habla en el mismo
Apocalipsis, en el capítulo 1. Como ustedes recordarán, dice:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar
a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la
declaró enviándola por medio de su ángel”. Aquí se habla de
un ángel de Cristo, que seguramente tiene el mensaje de
Cristo, y los mensajes espirituales, como decía Cecilita, no
son meramente palabras o cosas mentales, son
representación espiritual; significa que este ángel de
Jesucristo ciertamente tiene que tener la autoridad que
representa ser, ángel de quien es, ¿verdad? Entonces este
ángel de Cristo es el mediador del Apocalipsis; como dice: “La
revelación de Jesucristo, que Dios le dio y la declaró
enviándola por medio de su ángel”. De manera que este ángel
de Jesucristo sí sería un ángel creado.

De él se habla también en Apocalipsis 22:16. Después de que


dio todo el Apocalipsis, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel
para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Vemos
que el Señor envió a Su ángel para dar testimonio de estas
cosas; estas cosas es la profecía del Apocalipsis. En la
primera parte del Apocalipsis aparece este ángel de
Jesucristo; en el capítulo 10 también aparece como si fuera
descrito como el ángel de su faz, como el ángel del pacto, con
el libro abierto, que es el que prácticamente trae la
revelación; o sea que el mismo principio del 1:1 que dice que
la revelación es declarada por medio del ángel, en el 10
también aparece la revelación de Jesucristo declarada por
este ángel que parece ser el ángel del pacto, pero que de
todas maneras hay que dejar abierta esa exégesis, esa
posibilidad de ser el ángel de Jesucristo.

También hay un pasaje interesante del apóstol Juan, ya en el


capítulo 19. Ustedes recuerdan cuando Juan iba a adorar ese
ángel; recuerdan en Apocalipsis 19:9-10: “9Y el ángel me
dijo: (es el ángel de Jesucristo el que está revelando estas
cosas) Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la
cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras
verdaderas de Dios. 10Yo me postré a sus pies para adorarlo
(el mismo Juan se confundió acerca de este ángel; podía ser
el ángel del pacto mismo expresado acá; o sea, Jesucristo
mismo, y Juan como que se confundió y lo iba a adorar). Y él
me dijo: “Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus
hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios;
porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Entonces quería completar esta parte, que por el tiempo no lo
pude decir la vez pasada, pero ahora lo completo para que
dejemos esa puerta abierta en cuanto a la identificación del
ángel de Apocalipsis 10, ¿amén? Si el mismo Hijo de Dios es
el siervo por excelencia de Dios, cuánto más cualquier ángel
por más alto y elevado que sea; el mismo ángel de Jehová.

Comentario de crítica textual

Bueno, hermanos, llegamos al capítulo 11. Esta es la tercera


parte del segundo ay, que es la sexta trompeta. La sexta
trompeta es el segundo ay, y el segundo ay es una perícopa
completa, es una unidad de revelación que empieza en el
9:13 y termina en el 11:14; entonces el segundo ay es una
perícopa completa que incluye tres partes: El inicio del
Armagedón, que vimos en la primera parte; luego este
anuncio en medio de tribulación de que cuando el séptimo
ángel comience a tocar la trompeta el misterio será
consumado, y luego sigue otra vez aquí describiéndonos el
ambiente de la gran tribulación con la bestia ejerciendo y con
los dos profetas de Dios dando testimonio.

Primero, como solemos hacer, vamos a hacer el comentario


de crítica textual para examinar la traducción de Reina-Valera
de 1960 que tenemos la mayoría aquí; y lo hacemos a la luz
de los manuscritos griegos más antiguos y también
mayoritarios. Entonces voy a hacer la lectura de corrido de
Apocalipsis 11:1-14, solamente parando en los comentarios
textuales: “1Entonces me fue dada una caña semejante a una
vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de
Dios, y el altar, y a los que adoran en él”. En este primer
versículo, algunos pocos manuscritos posteriores añadieron
una frase, donde dice: “se me dijo”; algunos manuscritos
dicen: “Y el ángel se puso en pie y me dijo.” En algunos pocos
manuscritos posteriores, quizá algún escriba quiso explicar
quién era el que decía, y ser un poco más explícito, y se tomó
la libertad de añadir esa frase: “y el ángel se puso en pie y
me dijo”; pero son posteriores esos manuscritos, y muy
pocos, los que dependen de él; pero todos los más antiguos y
la mayoría dicen como se traduce aquí en Reina Valera.
“2Pero el patio que está fuera del templo, échalo fuera, (se
traduce mucho más exacto, que “déjalo aparte”; los verbos
que se usan y el adverbio es “échalo fuera”) y no lo midas,
porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la
ciudad santa cuarenta y dos meses”. También aquí Reina
Valera lo tiene muy correcto, aunque es preciso reconocer
que existen diferencias en los manuscritos; la mayoría y los
más antiguos lo dicen como dice acá: “el patio que está fuera
del templo”; otros manuscritos dicen: “el patio que está
adentro”; unos dicen: exoten y otros esoten. Esotén es de
donde viene la palabra esotérico, lo que está adentro, pues
exotérico es lo que está afuera. Este patio no es el patio
interior, sino el patio exterior. Algunos manuscritos dicen:
esoten, interior, pero la mayoría y los más antiguos dicen:
exoten, o sea que se refiere al patio exterior, al patio de
afuera, o sea, al patio exterior al atrio de afuera, es decir, lo
que se llamaba “el atrio de los gentiles”; porque cuando
ustedes ven, tanto el dibujo que se puede hacer siguiendo la
visión del templo tanto de Ezequiel, como la de Salomón,
ustedes ven que había el patio que se llama de los
sacerdotes, ¿verdad? Y había un atrio exterior que era donde
podían llegar los gentiles, que no podían pasar de ahí para
adelante; también las mujeres podían llegar hasta un cierto
lugar; entonces el que es entregado afuera es el patio
exterior, exoten; lo dicen los más antiguos manuscritos y
también la mayoría. Había que informar a los hermanos que
existen esas discrepancias entre algunos manuscritos,
¿amén?

“2Pero el patio que está fuera del templo, déjalo aparte, y no


lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos
hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses. 2Y daré a mis
dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días,
vestidos de cilicio. 4Estos testigos son los dos olivos, y los dos
candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra”.
No es la palabra “Dios” (como aparece en Reina-Valera), sino
la palabra “Kuryos”, “Señor”. En el códice 1, que es tardío y
fue el que usó Erasmo para su edición crítica del Nuevo
Testamento, base del Textus Receptus, dice: “Dios”, pero es
como si hubiera sido una libertad que se tomó el escriba de
invertir Kuryos por Theos; pero realmente la palabra, como lo
dice la mayoría de los manuscritos es: Señor; entonces la
palabra más exacta es “están de pie delante del Señor de la
tierra. 5Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de
ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles
daño, debe morir él de la misma manera. 6Estos tienen poder
para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su
profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en
sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces
quieran. 7Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que
sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los
matará. 8Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande
ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto,
donde también nuestro Señor fue crucificado. 9Y los de los
pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplarán (aquí el
verbo más exacto que ver es “contemplar”) sus cadáveres por
tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. 10Y
los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se
alegran, (aquí lo dice en presente; ustedes saben que Juan
escribió en un griego sui géneris) y se enviarán regalos unos
a otros; porque estos dos profetas atormentaron (lo dice así,
en un pasado perfecto o pretérito perfecto) a los moradores
de la tierra. 11Pero después de tres días y medio entró en
ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron
sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.
12Y oyeron una gran voz del cielo, diciendo (gerundio): Subid
acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los
vieron. 13En aquella hora hubo un gran terremoto, y la
décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto
murieron en número de siete mil hombres; y los demás se
aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. 14El segundo
ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto”. Por ese verso 14
nos damos cuenta de que el segundo ay abarca inclusive el
período en que está la bestia, la gran tribulación: el
testimonio de los profetas, la matanza de los profetas, su
resurrección, su arrebatamiento y el terremoto en la ciudad
de Jerusalén; ahí recién termina el segundo ay; o sea que el
segundo ay pertenece a la gran tribulación.

Midiendo el templo de Dios

Volvamos sobre nuestros pasos. Vamos a hacer unos


pequeños comentarios; quisiera también darles algunos
versos, que por causa del tiempo no vamos a alcanzar a
leerlos todos, pero se los voy a citar para que cada uno lo
pueda revisar en la Biblia. “1Entonces (esa palabra,
“entonces”, es la palabra griega “kai”, y, también) me fue
dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo:”
Cuando se hace el seguimiento en la Biblia de medir alguna
cosa, poner una medida, en la Biblia aparece medir en dos
sentidos: a veces se mide para separar para cuidado, y a
veces se mide para separar para juicio; toda medida tiene de
esas finalidades; porque Dios es un Dios que no pasa los
límites que Él establece. Cuando tiene que hacer alguna cosa,
Él la hace dentro de los límites; no es que va a matar a uno,
y mata a cincuenta, no; Él hace las cosas como tienen que
ser hechas. Dios no se equivoca; ni siquiera un cabello de
nuestra cabeza perecerá, o sea que Dios es exacto. Aquí
cuando se dice: medir, medir algo es separarlo para un
objetivo; en la Biblia ese objetivo a veces es una separación
para cuidado, para protección; otras veces es una separación
para juicio. Por el contexto tendríamos entonces que
determinar qué clase de separación es esta.
“1Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de
medir, (¿recuerdan que así fue en Ezequiel, verdad? y se me
dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los
que adoran en él”.

Algunos intérpretes dicen que este es el templo en el cielo y


que el patio pertenece a la tierra. Watchman Nee, por
ejemplo, dice eso, puesto que él aceptó la influencia de John
Nelson Darby, el rapto antes de la tribulación; y Witness Lee
siguió la interpretación de Watcham Nee; entonces ellos
dividen este templo en dos partes: uno terrenal y otro
celestial. Otros intérpretes no pueden decir: o es terrenal
todo, o es celestial todo; pero ¿cómo va a ser una parte
terrenal y una parte celestial? Dejemos, pues, así esta
palabra: el templo como templo y el altar como altar. Si este
templo es el templo terrenal, entonces esta es otra profecía
que muestra que el tercer templo de Jerusalén tiene que ser
restaurado para la gran tribulación.

Acuérdense de que en Daniel 9, en las setenta semanas dice


que será quitado el continuo sacrificio; pues para que el
continuo sacrificio esté funcionando, el templo tiene que ser
restaurado.

Ya Israel volvió a ser una nación en 1948, ya Jerusalén fue


recuperada en 1967, ya fue declarada capital eterna de Israel
en 1980, pero todavía no puede restablecerse el ejercicio del
culto porque no hay el templo; así que si Daniel dice que el
continuo sacrificio sería quitado y establecida la abominación
desoladora, quiere decir que el templo tendría que ser
restaurado. De hecho, las informaciones que tenemos es que
prácticamente está ya pre-construido; tienen todos los
elementos, y lo que están esperando es el momento de
armarlo. No sólo tienen los elementos materiales, sino que
hay escuelas sacerdotales donde hay personas ya entrenadas
para ejercer otra vez el ministerio aarónico; de modo que
este pasaje de Apocalipsis 11 nos da a entender también que
ese templo fue restaurado para que pudiera ser profanado
por el anticristo.

Reconstrucción del templo de Jerusalén


“1Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que
adoran en él. 2Pero el patio que está fuera del templo déjalo
aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los
gentiles; (este “no lo midas” quiere decir que la primera
medida era de protección; sin embargo, hay un
cuestionamiento que hacer. Jesús dijo: “Cuando veáis en el
lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta
Daniel, puesta donde no debe estar [el que lee, entienda],
entonces los que estén en Judea huyan a los montes”. Él no
dijo: Lugar Santísimo, pero dijo: Lugar Santo; o sea que
habría una abominación puesta allí, de manera que aquí la
parte que es entregada para ser hollada, es el atrio de afuera,
o sea, el atrio de los gentiles) y ellos hollarán la ciudad santa
cuarenta y dos meses”.

En Lucas 21:24 el Señor Jesús dijo unas palabras que Lucas


registró de la siguiente manera: “Y caerán a filo de espada,
(viene hablando de Israel, que rechazó al Mesías) y serán
llevados cautivos a todas las naciones; (es lo que ha sucedido
con Israel, pero ahora había dicho el Señor en otras profecías
que los volvería a traer a su tierra; ya los trajo, pero dice
más) y Jerusalén será hollada por los gentiles”. Ya fue hollada
en el tiempo de Tito, pero aquí no dice que sea una sola vez;
porque a veces, cuando el Señor profetiza, diciendo: Y
establecerá la abominación desoladora, destruirán la ciudad y
el santuario, uno dice: Bueno, como lo dijo una vez, sucede
una sola vez; pero ha sucedido varias veces; así que cuando
Él dice: “Jerusalén será hollada”, no está necesariamente
diciendo que será una sola vez; Jerusalén será hollada, puede
ser dos veces, puede ser tres veces, puede ser cinco veces.
Lo fue con Antíoco Epífanes, lo fue con Pompeyo, lo fue con
Tito, lo fue en la revolución de Bar Cobcha, lo fue con
Saladino, durante las Cruzadas varias veces, lo fue ante los
turcos, y lo fue con las mismas Naciones Unidas cuando la
puso como protectorado de Inglaterra; de modo que cuando
dice: Jerusalén será hollada, eso se ha cumplido muchas
veces; claro que esta frase se dice una vez, pero no está
restringida a ser cumplida una sola vez; puede cumplirse
varias veces. Dice allí Lucas: “y Jerusalén será hollada por los
gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”;
eso es cuando el Señor establezca su reino, ¿verdad?
Humillación de los judíos descuidados

Volvamos a Apocalipsis 11:2; allí dice: “ellos hollarán la


ciudad santa”; Jerusalén será hollada por los gentiles. En
Isaías capítulo 29, hay una profecía también respecto a esto;
allí aparece el nombre de Ariel, porque la palabra Ariel
significa: León de Dios. Si ustedes ven el escudo de
Jerusalén, tiene un león y dos olivos; es el león de la tribu de
Judá, la ciudad de David. Entonces por eso a Jerusalén se le
llamaba Ariel, la ciudad del león de Dios. Entonces dice Isaías
capítulo 29: “1¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó
David! Añadid un año a otro, las fiestas sigan su curso. 2Mas
yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y
será a mí como Ariel. 3Porque acamparé contra ti alrededor, y
te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes.
4Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu
habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de
un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo. 5Y la
muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la
multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será
repentinamente, en un momento. 6Por Jehová de los ejércitos
será visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido,
con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor”. Así
que el Señor profetizó realmente un asedio; no uno, profetizó
asedio terrible contra Jerusalén. Es lo mismo que dice Daniel
en el capítulo 12.

La gran tribulación en Daniel

En el capítulo 12, Daniel, ya terminando su profecía en el 12,


nos revela algo respecto de esto. Leamos desde el 11:31, que
es donde se describe en Daniel la gran tribulación. En Daniel,
la gran tribulación es descrita desde 11:31 hasta terminar
Daniel 12; todo eso describe la gran tribulación; y como ese
es el contexto de lo que estamos leyendo acá, dice: “31Y se
levantarán de su parte tropas (del anticristo; de este rey
maligno que se venía describiendo antes) que profanarán el
santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y
pondrán la abominación desoladora”. “Profanarán el
santuario”; quiere decir que el santuario estaría restaurado;
“y la fortaleza”, y el continuo sacrificio que se celebraba
estaría funcionando. Entonces eso, dice, será profanado.
Luego sigue hablando en todos esos versos de este anticristo,
y retomamos la exégesis en el verso 36: “36Y el rey hará su
voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo
dios”.

Aquí continúa hablando del anticristo; sigue hablando de


cómo se van a juntar los ejércitos; porque recuerden que
estamos en la sexta trompeta. Allí en la primera parte de la
sexta trompeta, vimos esas naciones, vimos esos ejércitos,
¿verdad? Esto continúa en este ambiente aquí.

Ejércitos gentiles contra Jerusalén

Entonces dice aquí en el versículo 39, hablando de ese


anticristo: “39Con un dios ajeno (este dios ajeno es Lucifer,
porque es el dragón el que le da poder a la bestia; ese es el
dios ajeno de este reino soberbio, que es el anticristo) se
hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de
honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la
tierra. 40Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá
con él; (es el mundo musulmán que se levanta contra el
Occidente llamado cristiano, pero que realmente es
anticristiano) y el rey del norte (es Rusia y sus aliados) se
levantará contra él como una tempestad”. Ahí es cuando
comienzan a confluir los ejércitos; ya confluyen los ejércitos
occidentales del anticristo, confluyen hacia Jerusalén los
ejércitos musulmanes, confluyen los ejércitos de Rusia y los
aliados, y también menciona los del oriente, o sea, los que
veíamos en la sexta trompeta, que aparecen mencionados un
poquito más adelante; y vamos a ver también la confluencia
de los ejércitos de oriente; o sea, todo viene hacia Israel;
empezarán a venir contra Israel y Jerusalén será destruida;
es decir, habrá terribles cosas allí.

Entonces dice el verso 41: “41Entrará a la tierra gloriosa, (ahí


está, ¿dónde era que estaban los dos profetas? Estaban en
Jerusalén; o sea, que este personaje entrará a la tierra
gloriosa) y muchas provincias caerán; (y dice cuáles
escaparán de su mano) mas estas escaparán de su mano:
Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón. (Lo que
corresponde a Jordania, la parte de la Transjordania, lo que
hoy es el país de Jordania) 42Extenderá su mano contra las
tierras, y no escapará el país de Egipto. 43Y se apoderará de
los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de
Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán. 44Pero noticias
del oriente y del norte (ahí está, esa es la invasión de los
ejércitos de los reyes del oriente que dice aquella sexta copa,
¿verdad?) lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir
y matar a muchos. 45Y plantará las tiendas de su palacio
entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su
fin, y no tendrá quien le ayude”. ¿Dónde plantará las tiendas
de su palacio? Entre los mares; uno es el Mar Grande llamado
hoy el Mediterráneo, y el Mar Muerto; también está el Mar de
Tiberias; o sea en puro Israel. Allí plantará las tiendas de su
palacio, “entre los mares y el monte glorioso y santo”; no en
el monte, pero ahí cerca; “mas llegará a su fin, y no tendrá
quien le ayude. 1En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran
príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será
tiempo de angustia, (eso es la gran tribulación, tiempo de
angustia para Israel, alrededor de Jerusalén, en Jerusalén y
en toda la tierra) cual nunca fue desde que hubo gente hasta
entonces”. Significa que todo eso es la descripción del dolor
de parto máximo para que por fin Israel reciba al Mesías, con
el terremoto que acontece cuando son arrebatados los
profetas resucitados; ahí comienzan ya a dar gloria, ahí
comienza la conversión de varios de los israelitas para recibir
al Señor. Entonces dice acá en Daniel 12:1: “pero en aquel
tiempo será libertado tu pueblo”. Fíjense en que la libertad es
precedida por una tremenda angustia.

La duración de la gran tribulación

Volvamos a Apocalipsis 11:2, donde dice que la ciudad santa


será hollada. Esa es ya la parte final, esta es ya la sexta
trompeta; no se refiere a los cumplimientos tipológicos
anteriores, sino al cumplimiento final; la ciudad santa será
hollada cuarenta y dos meses, y en el verso siguiente dice:
“3Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos
sesenta días, vestidos de cilicio”. Esos mil doscientos sesenta
días es lo mismo que cuarenta y dos meses.

Hay siete versículos que expresan esto con palabras


semejantes o
diferentes, pero se refieren a lo mismo. Vamos a la primera
mención de este período de cuarenta y dos meses; es lo
mismo que mil doscientos sesenta días; es lo mismo que
tiempo, que es un año, tiempos, dos años, y la mitad de un
tiempo, tres años y medio; es lo mismo que la segunda mitad
de la semana setenta de Daniel; se refieren al mismo período.

Entonces vamos a ver en Daniel 7:25, cuando aparece por


primera vez este período mencionado. “Y hablará palabras
contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y
pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados
en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”. En
Daniel 9, donde está la profecía de las setenta semanas, esa
palabra semanas no se refiere a semanas de días; la palabra
en hebreo es shabua, que se traduce en español septenario:
no son siete días, sino siete años, es un septenario.

Entonces dice Daniel 9:26: “26Y después de las sesenta y dos


semanas (ya llevaban las siete primeras, luego esas sesenta y
dos, ya son sesenta y nueve semanas de las setenta
profetizadas para Israel y Jerusalén) se quitará la vida al
Mesías, mas no por sí; (porque él murió fue por nosotros) y el
pueblo de un príncipe que ha de venir (Roma) destruirá la
ciudad y el santuario; y su fin (significa que Roma continúa)
será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las
devastaciones (aquí tenemos la serie de guerras que ha
habido desde Cristo hasta acá). 27Y por otra semana...” Es ya
la última, porque eran setenta, ya van siete primeras, sesenta
y dos después, ya son 69; falta una, pero esa semana es
después del paréntesis del versículo 26, porque la semana 69
termina con la muerte del Mesías.

Después de las 62 semanas con 7 que llevaba, son 69. “26Y


después de las setenta y dos semanas se quitará la vida al
Mesías”. Ahí muere el Mesías; el Mesías muere cuando se
completa la semana 69; las siete primeras y estas sesenta y
dos después; y luego el versículo 27 describe la semana 70;
pero el versículo 26 nos dice lo que pasa entre la muerte del
Mesías y el comienzo de la semana número 70; ese período
es la historia del tiempo de los gentiles con predominio de
Roma. “Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la
ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el
fin de la guerra durarán las devastaciones. 27Y por otra
semana (esta es la semana setenta) confirmará el pacto con
muchos; a la mitad de la semana (es una semana de años, es
un septenario, no son siete días, sino siete años; la palabra
es shabúa, se traduce septenario) hará cesar el sacrificio y la
ofrenda”. Significa que el sacrificio y la ofrenda estaban
ofreciéndose, pero es hecho cesar a la mitad de la semana.
Hasta ahí Israel había sido admitido en su religión, en su
particularidad, pero a partir de aquí este anticristo quiere ser
el gobernante, y quiere ser el dios de todas las religiones;
entonces ya no permite más que Israel mantenga su
particularidad, ni los cristianos la suya.

Señal del inicio de la gran tribulación

Entonces dice que el anticristo “hará cesar el sacrificio y la


ofrenda. Después (durante la segunda mitad de la semana
setenta, en el último septenario, o sea, tres años y medio; la
mitad de la semana de siete, es tres y medio) con la
muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, (ya
es el período del anticristo mismo en su ferocidad) hasta que
venga la consumación, (cuando se derramen las siete copas
de la ira) y lo que está determinado se derrame sobre el
desolador”. Las copas de la ira son las que concluyen la gran
tribulación para juzgar al anticristo. Esa es la segunda
mención de ese período de la mitad de un septenario, tres
años y medio.

Es mencionado también en Daniel 12:7, cuando aquel ángel


que mencionamos la vez pasada juró que ya no sería más el
tiempo; es decir, en el tiempo del fin, pues el fin llega con
esos tres años y medio de la gran tribulación. “Y oí al varón
vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual
alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive
por los siglos, que será por tiempo, (un tiempo es un año)
tiempos, (ya es plural, son dos) y la mitad de un tiempo (tres
años y medio). Y cuando se acabe la dispersión del poder del
pueblo santo, (por eso los israelitas tienen que volver a su
tierra y los cristianos tienen que estar en la unidad del cuerpo
de Cristo) todas estas cosas serán cumplidas”. ¿Se cumplirán
cuando? En tres años y medio finales; será por tiempo,
tiempos y la mitad de un tiempo; ahí está en otro lenguaje la
misma cosa que la mitad final del septenario de la profecía de
Daniel.

De manera, pues, que es este mismo tiempo el que aparece


aquí en Apocalipsis 11:2-3: “Hollarán la ciudad santa
cuarenta y dos meses.

3Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos


sesenta días, vestidos de cilicio”. En Apocalipsis 12:14
también se habla de lo mismo. “Y se le dieron a la mujer las
dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la
serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un
tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo”.

Significa que este remanente será guardado durante estos 42


meses, que es tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. En
Apocalipsis 13:5 dice que a este anticristo se le dio boca y
hablaba grandes cosas y blasfemias, y se le dio autoridad
para actuar cuarenta y dos meses.

Entonces tenemos la cita de Daniel 7, Daniel 9, Daniel 12, las


dos de Apocalipsis 11, la de Apocalipsis 12 y la de Apocalipsis
13; siete menciones; en el 11 hay dos menciones; o sea, son
realmente siete menciones de este período de la gran
tribulación.

Identificando los dos testigos

Volvamos a Apocalipsis 11:3: “Y daré a mis dos testigos que


profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio”.
El cilicio en la Biblia tiene un significado; hay muchos versos
que nos hablan del cilicio, pero que ahora no tendríamos
tiempo de leerlos; así que solamente se los voy a dictar; los
que los puedan copiar después revisan para que hagan el
seguimiento de lo que significa el cilicio; significa luto,
significa humillación, significa tribulación. Tomen nota de los
siguientes versículos: Job 16:15; Génesis 37:34; 2 Samuel
3:31; 21:10; 2 Reyes 6:30; Jeremías 4:8; 48:37; 49:3,
Jonás 3:5; Mateo 11:21, y una serie de Salmos: Salmo
30:11; 35:13; Amós 8:10; Isaías 3:24; 15:3. Esto para
resumir los versículos donde se habla del cilicio. Si usted
toma todos esos versos, entiende lo que significa el cilicio;
entonces estos dos profetas estarán vestidos de cilicio. El
cilicio era el luto; o sea, estarán vestidos de negro, es decir,
estarán mostrando que Dios tenía razón y que ese es el
tiempo del juicio.

Noten que aquí se les llama “mis dos testigos”. Dios había
dicho que en boca de dos o tres testigos tiene que constar
toda palabra. Ahora al final Dios va a establecer estos dos
testigos; estos dos testigos van a hacer los milagros que se
dice en la Biblia que fueron hechos por otros profetas. Por
ejemplo, Moisés castigó con plagas; ellos van a realizar las
mismas plagas que hizo Moisés. Elías también hizo ciertos
milagros, cerró el cielo por tres años y medio; ellos también
cerrarán el cielo durante los días de su profecía; quiere decir
que la gente incrédula que no creía en los milagros estará
viendo a estos profetas que hablan la misma palabra del
Antiguo y del Nuevo Testamento, la misma palabra de la
Biblia, los mismos milagros aconteciendo, incluso cuando los
maten. El Señor resucitó al tercer día y Lázaro ya estaba
podrido al cuarto día; el Señor dijo que ellos no lo harían al
tercero, ni al cuarto, sino a los tres y medio; o sea, cuando
estaban a punto de empezar descomponerse, cuando ya los
otros habían dicho: miren ya son tres días, dizque Jesús
resucitó al tercer día, y ellos no han resucitado; y a los tres
días y medio resucitan a la vista de todos; como quien dice:
ustedes no creen en la resurrección, pues mírenlo; y eso
hasta por televisión; porque aquí está profetizada la
televisión; porque dice que en todas las naciones lo verán.
¿Luego no creían en la ascensión? pues vean; fueron
arrebatados delante de todo el mundo y lo vieron todas las
personas. Antes de destruir realmente con las plagas finales,
Dios da testimonio clarísimo. Miren los mismos milagros que
hicieron antes; ustedes que no creen en milagros, pues los
están viendo; que no creían en la resurrección, la están
viendo; que no creían en la ascensión ni en el
arrebatamiento, lo están viendo, Con eso Dios está dando
todo el testimonio necesario para que nadie quede sin excusa.
Es una cosa del amor de Dios. Gracias a Dios, porque algunos
después de eso dieron gloria a Dios.

Los dos olivos


Ahora dice en el verso 4: “Estos dos testigos son los dos
olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del
Señor de la tierra”. Es interesante que aquí estos dos testigos
son descritos como dos olivos y como dos candeleros; o sea
que el testimonio de ellos es el mismo testimonio de la Biblia,
es el testimonio del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los dos
olivos aparecen mencionados por primera vez en Zacarías
capítulo 4; allí se refiere en aquella ocasión al reino y al
sacerdocio; el reino representado en Zorobabel, y el
sacerdocio representado en Josué hijo de Josadac, que eran
los dos testigos.

En Zacarías capítulo 4 hay una visión de aquel candelero, que


en ese tiempo representa la incorporación del Señor en Su
pueblo Israel; en aquel tiempo el candelero era Israel. Hoy en
día el candelero es la Iglesia; es decir, la Iglesia representada
en la tierra, en cada localidad. En Zacarías capítulo 4, ustedes
ven la visión. Dice en el versículo 3 que junto al candelero
estaban los dos olivos. “3Y junto a él dos olivos, el uno a la
derecha del depósito, y el otro a su izquierda”. Luego cuando
preguntó al ángel ¿qué es esto? le contestó: ¿No sabes qué
esto? Entonces comenzó a explicarle: “6Esta es la palabra de
Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza,
sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

Dios va a establecer Su casa, que era el trabajo de Zorobabel,


y por eso aparece el candelero, y junto a él los dos olivos.
Nos saltamos un poquito lo relativo a Zorobabel, y más
adelante, en el verso 11 dice: “11Hablé más, y le dije: ¿Qué
significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su
izquierda? 12Hablé aún de nuevo, y le dije:...” Noten que
primero preguntó por los olivos en general, pero luego precisó
la pregunta a las ramas de olivo, o hijos de olivo, que se
puede traducir también. “12Hablé aún de nuevo, y le dije:
¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos
tubos de oro vierten de sí aceite como oro?” Este es el
testimonio de Dios; el aceite como oro es el Espíritu,
¿verdad? “13Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es
esto? Y dije: Señor mío, no. 14Y él dijo: Estos son los dos
ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”.

Los dos testigos de Dios


También en Apocalipsis dice del Señor, que son personas que
viven en la presencia de Dios. En aquel tiempo la figura era
Zorababel, que era el ungido para el reino, y Josué hijo de
Josadac el ungido para el sacerdocio; pero ahora resulta que
en Romanos 11 aparece un olivo representando a Israel, que
es el olivo natural, y el olivo injertado en el olivo natural, que
es la Iglesia. Entonces vemos que esos olivos representan
también a esos dos testigos en el sentido general que tiene el
Señor, que han sido Su pueblo Israel, testigo de Dios, y la
Iglesia cristiana, también testigo de Dios; es decir que los dos
profetas hombres tendrán el testimonio que dio Israel, y que
dio la Iglesia.

El testimonio de la Biblia, del Antiguo y del Nuevo


Testamento, que ha sostenido en parte Israel y en parte la
Iglesia; será el testimonio de estos dos profetas finales. Por
eso el Señor no dijo que solamente eran profetas, sino que
los comparó con los dos olivos, y los comparó con los dos
candeleros. Significa que el Señor le dice a Israel: ustedes
son mis testigos. Las demás naciones eran politeístas,
animistas; pero Israel es la nación testigo de que Dios es
Dios, que hay un solo Dios; y ahora Dios le dice a Su Iglesia:
vosotros también daréis testimonio; ahora la Iglesia también
es testimonio de Dios.

En la tierra Dios ha dado testimonio por Israel y por la


Iglesia, y ese testimonio va a ser confirmado por estos dos
profetas; no será un testimonio distinto, no será otra Biblia;
es la misma palabra de Dios, pero entonces confirmada,
haciendo los mismos milagros y anunciando las cosas finales.
En Romanos 11 aparece la mención de estos dos olivos; al
respecto leemos en Romanos 11:16: “16Si las primicias son
santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa,
también lo son las ramas. 17Pues si algunas de las ramas
fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, (este olivo
silvestre se refiere a los gentiles que recibieron a Cristo) has
sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante
de la raíz y de la rica savia del olivo, (este otro olivo es Israel,
¿verdad?) 18no te jactes contra las ramas; y si te jactas,
sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19Pues las
ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
20Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la
fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21Porque si
Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te
perdonará. 22Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la
severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la
bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de
otra manera tú también serás cortado. 23Y aun ellos, si no
permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues
poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24Porque si tú
fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, (o sea
los gentiles) y contra naturaleza fuiste injertado en el buen
olivo, (ese era Israel, porque en ese tiempo Israel era el que
tenía el monoteísmo; las naciones eran completamente
paganas) ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales,
serán injertados en su propio olivo?” Significa que Israel al fin
recibirá al Señor.

Entonces aquí estos dos olivos se refieren a Israel y a la


Iglesia; por eso cuando dice en Apocalipsis 11:4: “Estos
testigos son los dos olivos, (el reino sacerdotal) y los dos
candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra”,
quiere decir que el testimonio de estos dos profetas, porque
son dos personas, será el testimonio de la Iglesia y de Israel;
o sea, el testimonio de la Biblia.

Con el poder de Moisés y de Elías

Continua el verso 5: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de


la boca de ellos”. Este fuego, ¿qué tipo de fuego es? Vamos a
verlo en Jeremías 5:14, donde se nos da una expresión para
poder entender esta de aquí de Apocalipsis; allí dice de la
siguiente manera: “Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los
ejércitos: Porque dijeron esta palabra, (¿cuál fue la palabra
que dijeron? que Dios no hará ningún mal, que no hay
palabra de Dios en los profetas, sino) he aquí yo pongo mis
palabras en tu boca (en la de Jeremías) por fuego, y a este
pueblo por leña, y los consumirá”. Este fuego es, pues, el
fuego santo del Espíritu, el fuego de la palabra de Dios.

Apocalipsis 11:5: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la


boca de ellos y devora a sus enemigos; (quiere decir que
durante el tiempo que están dando su testimonio, mientras
no terminen su testimonio, nadie puede tocarlos ni hacerles
daño) y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la
misma manera”.

Por ejemplo, están ellos predicando en la plaza y hay un


francotirador que les va a disparar a ellos, pues le disparan al
francotirador; si alguno preparó la horca para ellos, lo
ahorcan a él; si alguno les pone una bomba, le explota a él la
bomba; es decir, lo que quieran hacerle a ellos, le sucede al
que quiera hacerlo; cualquier cosa que las personas intenten
hacer contra estos dos testigos, les va a acontecer a ellos lo
mismo. “Y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la
misma manera. 6Estos tienen poder para cerrar el cielo, (lo
mismo que hizo Elías, pero estos son los dos, ya no es
solamente uno) a fin de que no llueva en los días de su
profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en
sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces
quieran”. Lo mismo que hizo Moisés. Por eso algunas
personas dicen que será el mismo Elías y el mismo Moisés;
otros dicen que serán Elías y Enoc, pero aquí no está diciendo
que sea Elías.

Cuando se profetizó acerca de Elías en Malaquías, que lo


recoge también el Eclesiástico, sin embargo, no fue la
persona misma de Elías, sino que fue Juan el Bautista; o sea
que Juan el Bautista vino en el espíritu y poder de Elías; es
decir, un ministerio semejante a Elías. Juan el Bautista fue
realmente Elías en cuanto al ministerio, pero no en cuanto a
persona. Cuando le dijeron a él: ¿Tú eres Elías? él respondió:
No soy; porque él era la persona de Juan, no la persona de
Elías el tisbita; pero sí vino en el poder de Elías.

Tendrán ministerio semejante a los de Moisés y de Elías

Jesús dijo: “Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había


de venir”. Así es que estos dos profetas tendrán los dos
juntos el ministerio que tuvieron Elías y Moisés; no que sean
Elías y Moisés. Aquí no dice que sean Elías y Moisés; porque
Elías cerró el cielo, pero aquí los dos lo cerrarán; Moisés
convirtió el agua en sangre, aquí los dos harán los milagros
que hicieron estos dos grandes profetas del Antiguo
Testamento: Moisés, que representa la ley, y Elías, que
representa los profetas; estos dos hombres harán estas
cosas. Yo no digo que sea el mismo Elías, ni digo que esa el
mismo Moisés, porque aquí no lo dice; pero su ministerio es
semejante, como el ministerio de Juan el Bautista fue
semejante al ministerio de Elías. Ahora, si son, bueno,
pueden serlo también, pero no necesariamente lo restringe el
texto; eso lo deja abierto; pueden ser cualesquier dos
hombres de Dios que cumplan estos requisitos.

“6Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no


llueva en los días de su profecía; (lo que hizo Elías, pero
ahora son los dos) y tienen poder (los dos) sobre las aguas
para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda
plaga, cuantas veces quieran. 7Cuando hayan acabado su
testimonio...”, al final de los tres años y medio; por eso la
bestia tiene 1290 días, como lo dice en Daniel. ¿Hasta cuándo
durará la abominación desoladora? 1290 días; pero cuando
terminen 1260 días, o sea, éstos terminen su testimonio, la
bestia los mata, y le quedan 30 días a la bestia, y después 45
días; como lo dice Daniel, para un total de 1335 días.
Entonces termina la gran tribulación, luego viene la
destrucción de la bestia y el establecimiento del reino de los
cielos; son tres años y medio, pero después hay un mes más
y luego 45 días, es decir: 1335; 1260, 1290, más 45;
entonces cuando terminan su testimonio es cuando los mata
la bestia.

“7Cuando hayan acabado su testimonio, (¿cuánto


profetizarán?, 1260 días, tres años y medio) la bestia que
sube del abismo (el anticristo) hará guerra contra ellos, y los
vencerá y los matará”. No dice sólo que los matará, sino que
los vencerá; parece que tal será la clase de mentira de este
personaje que pretende hacerse Dios, utilizando toda la alta
crítica contra la Biblia seguramente, usando religiones
comparadas, usando parapsicología, que dejará a la gente
callada; como quien dice: no habrá nada más que decir.

Puede que sean crucificados

También dice en Apocalipsis 13:7 que el anticristo vencerá a


los santos. Los santos ya testificaron y creen en el Señor,
pero para ese entonces los argumentos de los otros serán tan
poderosos, que la gente les creerá a ellos y no al Señor; los
otros simplemente mueren.

El anticristo “hará guerra contra ellos, y los vencerá y los


matará”. No son la misma cosa; son dos cosas “8Y sus
cadáveres estarán en la plaza de la gran ciudad que en
sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también
nuestro Señor fue crucificado”. ¿Dónde fue crucificado el
Señor? en Jerusalén. Ahora, el hermano Watchman Nee le
pone atención a esta palabra “también”; no dice solamente:
donde nuestro Señor fue crucificado, sino “donde también
nuestro Señor fue crucificado”. Nee dice que posiblemente
estos dos profetas serán también crucificados, porque no dice
solamente donde nuestro Señor fue crucificado, sino “donde
también nuestro Señor fue crucificado”; de manera que él
entiende que posiblemente los crucifiquen a ellos en
Jerusalén. Jesús dijo que no hay profeta que no muera de
fuera Jerusalén.

“9Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones (aquí está


la profecía de la televisión; porque no dice los de Jerusalén,
los que están en la plaza, sino los de los pueblos, tribus,
lenguas y naciones) contemplarán sus cadáveres por tres días
y medio, y no permitirán que sean sepultados”. A cualquier
hombre que muere se le da santa sepultura, pero a éstos no;
con éstos quieren gozarse viendo sus cadáveres, tres días y
medio.

“10Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se


alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos
dos profetas atormentaron a los moradores de la tierra”;
porque ellos decían una palabra y se cumplía; entonces
imagínense.

Arrepiéntanse, o si no, terremoto; arrepiéntanse, o si no,


langosta; o sea, estaban atormentados. “11Pero después de
tres días y medio entró en ellos espíritu de vida enviado por
Dios, y se levantaron sobre sus pies”. Dice la Palabra que los
vivos no precederán a los muertos en la venida del Señor, y
esa es la primera resurrección, la resurrección para
incorrupción que es el arrebatamiento de la Iglesia; pero aquí
puede ser como Elías fue arrebatado al cielo en su cuerpo
natural, Enoc fue arrebatado en su cuerpo natural, Lázaro
también resucitó, muchos resucitaron; eso quiere decir que
esta resurrección y arrebatamiento de estos profetas no anula
la calidad de primera resurrección ya para gloria de los
santos; pueden haber resucitado y Dios puede hacer lo que
sea. Si lo hizo con Enoc, si lo hizo con Elías, lo puede hacer
con estos dos; de hecho eso dice: “después de tres días y
medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se
levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que
los vieron”. Los que estaban viendo el programa en vivo y en
directo, así como cuando hay una guerra, todo el día es
anunciado; imagínense, todo mundo pendiente.

“12Y oyeron una gran voz del cielo, diciendo: Subid acá. (no
dice que sólo los dos profetas oyeron, no; la gente también) Y
subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron”. Lo
que este decía, que Jesucristo había subido en una nube,
también éstos; que resucitó, también éstos; o sea que,
hermanos, Dios da un testimonio tan claro que si ya después
de esto no creen, les queda la última trompeta; aquí se acaba
el segundo ay; después ya no hay nada que hacer.

“13En aquella hora hubo un gran terremoto, (ese terremoto


es local; se refiere a la ciudad de Jerusalén) y la décima parte
de la ciudad se derrumbó, (tiene que haber sido un terremoto
muy grande; la mitad de la ciudad de Armenia se derrumbó)
y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres;
(el original griego dice: nombres de hombres; no dice sólo en
número, dice personas con nombre; es decir, que los siete mil
que murieron, es como decir, los grandes; aquí dice hombres;
el griego dice: nombres de hombres u hombres con nombres;
o sea, personajes importantes; imagínense si aquí el
anticristo hace esto en Jerusalén, y dice que trasladaría la
tienda de sus palacios hacía allá, entonces cuántos estarán de
la clase alta con el anticristo? Todos sus compinches,
verdad?) y los demás (¡aleluya!) se aterrorizaron, y dieron
gloria al Dios del cielo”. Posiblemente aquí comienza la
conversión de los judíos, aquí comienza, porque están en
Jerusalén. “Dieron gloria al Dios del cielo”; aquí comienzan ya
a creer. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor! Ya empiezan a reaccionar.
“14El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.”
Esa es ya la séptima trompeta. Entonces vamos a parar aquí,
hermanos. ☐

Continúa con: La séptima trompeta.


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