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VICERRECTORIA DE EXTENSION
Universidad
del Valle
SISTEMA INSTITUCIONAL DE
EDUCACIÓN DESESCOLARIZADA
Curso
HISTORIAS DE LAS IDEAS
POLÍTICAS
CÓDIGO : 950021
Autores:
ERIC RODRIGUEZ WORONIUK
P.h. D. en Ciencia Política.
MARIA MARTA ARTAZCOZ
Lic. en Ciencias de la Educación
Esp. en Psicología.
Objetivo:
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
Presentación:
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
VEA LECTURAS OBLIGATORIAS:
Lecturas Recomendadas.
No.2. Política v Perspectiva. Wollin, Shendon. Ed. Amorrortu, Buenos Aires 1960.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
ARISTÓTELES.
En el año 344 volvió a Atenas y fundó su propia escuela: el Liceo. Aquí desarrollo una
enorme actividad intelectual; el material científico que reunió permitió hacer avanzar de
un modo incalculable el saber de su tiempo. Como consecuencia de la reacción
antimacedónica que siguió a la muerte de Alejandro Magno, en 323, Aristóteles fue
acusado de impiedad, y se trasladó a Calcis donde murió al año siguiente.
Para Aristóteles el hombre por naturaleza es un ser social y no puede existir por fuera
de ella. Este autor se caracterizó por evitar los dualismos contundentes que han
dominado la psicología moderna: cuerpo y espíritu, objetivo y subjetivo. Su análisis
acerca de las funciones humanas concluye en una visión del hombre
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
como definidamente racional, capaz de expresar autoconscientemente su
naturaleza y de arribar a una comprensión contemplativa de los principios
ordenadores en los distintos campos de conocimiento.
Aristóteles.
Glosa de La
Política.
En la Etica a Nicomano el estagirita plantea la cuestión del bien como fin último
de las cosas, y por lo tanto, de las acciones humanas; el bien supremo es la
felicidad. La felicidad es la plenitud de la realización activa del hombre en lo que
tiene de propiamente humano; es cierta vida activa del hombre que tiene razón.
Esta forma de vida es la vida contemplativa o teorética, superior a la vida de los
placeres, cuyo carácter no es justamente la exclusión de la acción, sino la propia
acción purificada. Si bien la contemplación teorética es considerada como la más
alta actividad del hombre, la mayor parte de los estudios de Aristóteles se dirigen
hacia el bien práctico en los usos y relaciones sociales humanas.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLITK5AS
Perspectiva metodológica:
La gran obra de este pensador abarca casi todas las disciplinas: lógica y teoría
de la ciencia, física, biología, psicología, metafísica, ética, política, retórica,
estética. Si bien con la aparición de la ciencia moderna se produjo una reacción
contra sus postulados filosóficos, su obra humanística y social continuó y aún
continúa ejerciendo una influencia fundamental.
Las ciencias practicas son las que atañen a la vida individual y social del hombre:
la ética, la política y la economía. La praxis o práctica es una acción, una
actividad cuyo fin es ella misma, tiene el fin en sí misma y no en una cosa
exterior al actuar. Sus escritos capitales son las tres Eticas: Etica a Nicomano,
Etica a Eudemo y Gran Etica; la Política, y los Económicos.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
Anima; toda una serie de tratados sobre cuestiones físicas y biológicas; y sobre
todo los catorce libros de la Metafísica o Filosofía Primera.
De esta distinción se desprenden tres tipos de vida y tres modos de ciencia; más
aún, hay una ciencia que no entra en ninguno de ellos, sino que es anterior: la
lógica. Esta (el Organon) es instrumento y sirve a todas las ciencias, su parte
fundamental es el silogismo y analiza las formas generales de inferencia. La
concepción del conocimiento sistemático es racionalista, dirigida a la organización
deductiva, con premisas primarias que postulan la esencia y teoremas que, a partir
de ellas, derivan las propiedades.
Para interpretar el ser de la polis parte del supuesto de que toda comunidad o
sociedad tiende a un bien. La polis es una comunidad perfecta, autérquica, que
se basta a sí misma y es también naturaleza; por consiguiente el hombre es por
naturaleza un "animal político", un viviente social. El que vive -por naturaleza- sin
ciudad es inferior o superior al hombre: es una bestia o un Dios.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
La participación directa en el proceso constitucional de la polis es la esencia de la
ciudadanía; la megapolis, suma de individuos aislados en soledad, es contraria a
la naturaleza. El potencial conservador que existe en su concepto de orden
natural, se vislumbra en su defensa de la esclavitud y en la posición subordinada
que ocupa la mujer, propia de una racionalidad inferior, mas inclinada a seguir un
bien prescrito que a comprenderlo activamente.
Plantea una clasificación dual de las constituciones: a) una dicotomía entre formas
puras, dirigidas al interés común, y formas corrompidas, en las que los dirigentes
gobiernan en provecho propio, b) una clasificación numérica de los gobernantes
en uno, pocos o muchos.
♦ ¿Cómo define Aristóteles las revoluciones y cuales serían sus causas y los
estagiríta), qué entiende Aristóteles por una revolución, qué es una democracia y
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HISTORIA DE LAS IDEAS JPOUT4CAS
una tiranía, y cuales son las distintas posiciones sociales que reconoce y qué tipo
acciones que llevan a cabo sus titulares conforme a cada forma de gobierno. Una
vez aclarados estos puntos Ud. podrá iniciar su relatoría. Es importante que los
estudiantes escriban desde su experiencia personal. Por lo tanto deberán tener
en cuenta tanto las lecturas realizadas de manera previa a este curso, como sus
experiencias personales.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
MAQUIAVELO
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
De esta manera, muy poco alentadoras perspectivas políticas brindaba Florencia
cuando Maquiavelo en el mismo año en que fue sacrificado Savonarola,
comenzó sus tareas como nuevo secretario en la Segunda Cancillería. La
ciudad en su interior se encontraba dividida en numerosas facciones -las que
tenían mas presencia eran las que respondían a los Medicis y los seguidores del
fallecido Savonarola-, y en las relaciones exteriores la autoridad de Florencia
había mermado de manera evidente.
Debe tenerse en cuenta que las ideas surgidas de este método se encuentran
fundadas en gran medida en ciertos supuestos previos acerca de la realidad
humana y su comportamiento.
Tanto su propia observación como sus lecturas históricas le llevaron a afirmar que
la naturaleza humana era inalterable y esencialmente mala. A diferencia de
Aristóteles, Maquiavelo empleaba el concepto de naturaleza humana en un
sentido mucho más descriptivo que normativo.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
♦ Su estrechez de miras tiende a orientarle en función de la
recompensa inmediata más que de las consecuencias a largo plazo
de sus acciones.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
inmediata que ponga en peligro su supervivencia, es posible mantener las virtudes
sociales por medio de un liderazgo sagaz y de una buena organización social.
De este modo Maquiavelo distinguía entre una naturaleza originaria mala y una
segunda naturaleza socialmente buena. En consecuencia, la naturaleza
esencialmente mala del hombre puede ser modelada por los líderes y la
organización política; aunque esa naturaleza originaria restringe en alguna medida
esta posibilidad. Por lo tanto es factible imprimir en la naturaleza primitiva del
hombre modos de conducta deseables por medio de la educación. El
comportamiento humano puede ser vitalmente afectado por las finalidades
socialmente establecidas que canalizan sus deseos. Todos los hombres son en
alguna medida producto de una convención, no simples hombres naturales. En
efecto, es imposible que exista un hombre absolutamente convencional o
absolutamente natural, de la misma forma que no es posible encontrar un hombre
absolutamente bueno o absolutamente malo: de una u otra forma todos pueden
situarse en una escala entre ambos extremos.
Perspectiva metodológica:
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
Entre los logros de Maquiavelo figura el intento de descubrir un orden propio de
la vida política, con independencia de cualquier referencia o causalidad externas.
La política es examinada autónoma y racionalmente, analizando las formas en
que el poder puede obtenerse y conservarse. Se muestran los tipos de acciones
que, en circunstancias diversas, pueden conducir al éxito o al fracaso políticos. Y
aunque no se preocupara de la obligación moral y política o del análisis de los
conceptos morales o políticos, la mayor parte de sus escritos están presididos
por la concepción de una sociedad buena.
Maquiavelo.
Glosa extraída de El Príncipe.
Según este autor el objetivo más alto que el individuo puede proponerse es la
gloria. Esta es conferida por los actos que recuerda y enaltece la humanidad. El
simple éxito o la reputación emanada del poder o de una gran riqueza tienen
mucho menos valor que la verdadera gloría. La gloria mas elevada se alcanza
(en orden decreciente de importancia) fundando una religión, estableciendo un
Estado, en el mando de los ejércitos o en la creación literaria.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
Otra vez, este autor, apela al estudio de la historia para descubrir las condiciones
susceptibles de generar el mayor grado posible de virtud en una república y el
consiguiente logro de la gloria, señalando que las comunidades mas virtuosas
fueron las de la antigüedad clásica (especialmente las de la Roma republicana).
Considera que la virtud de un pueblo depende totalmente de la educación.
mientras que la de los príncipes o jefes es innata, aunque este configurada por la
educación.
Bajo estos requisitos se podrán alcanzar el mayor y más duradero poder político
y la máxima estabilidad del orden político. De este modo los elementos básicos de
la concepción de dicho orden son la gloría, la virtud y la libertad. Maquiavelo
lamentaba la decadencia de la virtud en su época y condenaba el predominio del
lujo y de la vida mercantil. Al respecto dirigía sus esfuerzos al problema de
restaurar las condiciones que hicieran posible la gloria.
Para este autor, el mas importante instrumento de que dispone el hombre para
poner freno a su naturaleza egoísta y canalizarla hacia finalidades socialmente
deseables es el Estado. Solo él hace posible la creación de las condiciones para
la seguridad y el bienestar.
Su concepción acerca del Estado está mucho más próxima al mecanicismo que
al organicismo. El Estado no tiene ni una finalidad superior ni un propósito
espiritual; tampoco tiene una vida y una personalidad independientes del pueblo
que le constituye. Lo que más tarde pasó a llamarse "razón de
Estado" (expresión que nunca utilizó Maquiavelo) no es un orden superracional
sino la política prudente y
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
calculada del hombre de Estado para mejorar los fines seculares de los
gobernados.
Los Estados también pueden calificarse de acuerdo con otros criterios: según la
forma de adquisición del poder; según su tendencia a la expansión o a la
conservación, a la corrupción o a la virtud; o según la constitución haya surgido de
un legislador singular o se haya desarrollado a lo largo del tiempo en función de la
experiencia.
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HISTORIA 06 LAS IDEAS POLÍTICAS
De acuerdo a la lectura Los Discursos de la Década de Tito Libio de Maquiavelo
realice una relatoría, teniendo como referencia la siguiente consigna:
♦ Reflexionar acerca del papel de los conflictos entre la plebe y los nobles en la
construcción de la república.
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
"...Creo que el verdadero camino para
llegar al Paraíso es conocer el camino
del Infierno para evitarlo..."
Maquiavelo.
Glosa de la carta personal enviada
a Francisco Guicciardi en 1521
Tarea 3
Ensayo de la primera unidad.
Una vez realizadas las relatorías acerca de Aristóteles y Maquiavelo Ud. estará en
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HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS
LECTURA OBLIGATORIA No.1
LA POLÍTICA
Por: Aristóteles.
Edic. Espasa Calpe Madrid, 1978.
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LIBRO OCTAVO (1) TEORÍA
GENERAL DE LAS REVOLUCIONES
CAPITULO I
PROCEDIMIENTOS DE LAS REVOLUCIONES
Todas las parte del asunto de que nos proponemos tratar aquí están, si pueden decirse
así, casi agotadas. Como continuación de todo lo que precede, vamos a estudiar, de una
parte, el número y la naturaleza de las causas que producen las revoluciones en los
Estados, los caracteres que revisten según las constituciones y las relaciones que más
generalmente tienen principios que se abandonan con los principios que se adoptan; de
otra, indagaremos cuáles son, para los Estados, en general y para cada uno en
particular, los medios de conservación; y, por último, veremos cuáles son los recursos
especiales de cada uno de ellos. Hemos enunciado ya la causa primera a que debe
atribuirse la diversidad de todas las constituciones, que es la siguiente: todos los sistemas
políticos, por diversos que sean reconocen ciertos derechos y una igualdad proporcional
entre los ciudadanos, pero todos en la practica se separan de esta doctrina. La demagogia
ha nacido casi siempre del empeño de hacer absoluta y general una igualdad que sólo
era real y positiva en ciertos conceptos; porque todos son igualmente libres se ha creído
que debía serlo de una manera absoluta.
La oligarquía ha nacido del empeño de hacer absoluta y general una desigualdad que
sólo es real y positiva en ciertos conceptos, porque siendo los hombres desiguales en
fortuna han supuesto que debe serlo en todas las demás cosas y sin limitación alguna.
Los unos firmes en esta igualdad, han querido que el poder político con
todas sus atribuciones fuera repartido por
___________________________
(1)
Colocado generalmente en el quinto
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igual; los otros, apoyados en esta desigualdad, sólo han pensado en aumentar
sus privilegios, porque esto equivalía a aumentar la desigualdad. Todos los
sistemas bien que justos en el fondo1, son sin embargo, radicalmente falsos en
la práctica. Y así los unos con los otros, tan pronto como no han obtenido, en punto
a poder político, todo lo que tan falsamente creen merecer, apelan a la
revolución. Ciertamente, el derecho de insurrección a nadie debería
pertenecer con más legitimidad que a los ciudadanos de mérito superior,
aunque jamás usen de este derecho; realmente la desigualdad absoluta sólo es
racional respecto a ellos1. Lo cual no impide que muchos sólo por su nacimiento
es ilustre, es decir, porque tienen a favor la virtud y la riqueza de sus antepasados
a que deben su nobleza, se crean en virtud de esta sola desigualdad muy por
encima de la igualdad común.
___________________________
1
Aristóteles hace constantemente estas reservas en favor del genio.
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sistema. A veces, por último, la revolución sólo quiere quitar una parte de la
constitución, por ejemplo, fundando o suprimiendo una magistratura dada;
como cuando, en Lacedemonía, Lisandro quiso según se asegura a,
destruir el reinado, y Pausianas 2 la institución de los éforos. De igual modo
en Epidamno sólo se alteró un punto de la constitución, sustituyendo el
senado a los jefes de las tribus. Hoy mismo miembros del gobierno estén
obligados a reunirse en asamblea general; y en esta constitución el arconte
único es un resto de oligarquía. La desigualdad insoportable; y en general
puede decirse que las revoluciones se hacen para conquistar la igualdad.
Esta igualdad tan ansiada es doble3. Puede entenderse respecto del número
y el mérito. Por la del número entiendo la igualdad o identidad en masa, en
extensión: por la del mérito entiendo la igualdad proporcional. Y así, en
materia de número, tres es más que dos, como es más que uno; pero
proporcionalmente cuatro es a dos como dos es a uno. dos efectivamente,
está con cuatro de la misma relación que uno con dos; es la mitad en
ambos casos. Puede estarse de acuerdo sobre el fondo mismo del derecho
y diferir sobre la proporción en que debe concederse. Ya lo dije antes: los
unos, porque son iguales en un punto, se creen iguales de una manera
absoluta; los otros, porque son desiguales bajo un solo concepto, quiere ser
desiguales en todos sin excepción.
___________________________
2
Pausianas murió en el año IV de la Olimpiada 75,477 años a. de J.C.
3
Esta distinción muy importante en política, como lo es en cualquiera otra materia, es de Platón.
Véase las Leyes, lib. VI. Pag. 317
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ahí para probarlo. Los gobiernos cimentados en esta base jamás son
sólidos, porque es imposible que el terror que se cometió en un principio no
produzca a la larga un resultado funesto. Lo más prudente es combinar la
igualdad relativa al número con la igualdad relativa al mérito. Sea lo que
fuere, la democracia es más estable y está menos sujeta a trastornos que la
oligarquía. En los gobiernos oligárquicos la insurrección puede nacer de los
puntos, según que la minoría oligárquica se insurreccione contra sí misma o
contra el pueblo; en las democracias sólo tiene que combatir a la minoría
oligárquica, el pueblo no se insurrecciona jamás contra si propio o, por lo
menos, los movimientos de este género no tienen importancia. La república
en que domina la clase media y que se acerca más a la democracia que a
la oligarquía, es también el más estable de todos estos gobiernos.
CAPITULO II
REVOLUCIONES
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influencia que puede ejercer los honore y cómo puede ser causa de
revueltas. Se hace uno revolucionario cuando se ve privado personalmente
de todas aquellas distinciones de que se colma a los demás. Igual injusticia
tiene lugar cuando, sin guardar la debida proporción, unos son honrados y
otros envelecidos, porque, a decir verdad, sólo hay justicia, cuando la
repartición del poder está en relación con el mérito particular de cada uno.
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detestable; en Megara y sus desórdenes. Lo mismo sucedió en Siracusa antes
de la tiranía de Gelón, y en Rodas antes de la defección.
___________________________
(1) Esta batalla en la que fueron derrotados los atenienses por los tebanos, se dio el año cuarto de
la Olimpíada. 80. 458 años a. de J.C..
(2) La batalla de que habla aquí Aristóteles tuvo lugar el año cuarto de la Olimpíada 76. 473 años a. de
J,C. después de la batalla de Plates
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Género son más raras en las democracias que en los demás gobiernos; sin
embargo, cuando el número de los ricos crece y las fortunas aumentan, la
democracia puede degenerar en oligarquía violenta o templada.
A veces tiene lugar una revolución como resultado de pequeños cambios; con
lo cual quiero decir que las leyes pueden sufrir una alteración capital
mediante un hecho que se considera como de poca importancia, y que
apenas se percibe. En Ambracia (2), por ejemplo, el censo, al principio, era
muy moderado, y al fin se abolió por entero, tomando como pretexto el que un
censo tan bajo valía tanto o casi tanto como no tener ninguno.
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fundar a Sibaris; pero habiéndose hechos éstos más numerosos, arrojaron a
los otros, crimen que más tarde los sibaritas debieron expiar. Y éstos no
fueron, por lo demás, mejor tratados por sus compañeros de colonia en
Turium, puesto que se les arrojó porque pretendieron apoderarse de la
mejor parte del territorio, como si les hubiese pertenecido en propiedad. En
Bizancio, los colonos recién llegados se conjuraron secretamente para oprimir
a los ciudadanos, pero fueron descubiertos y batidos y se les obligo a
retirarse. Los antiseos, después de haber recibido en su seno a los
desterrados de Quios, tuvieron que libertarse de ellos dándoles una batalla.
Los zacleos fueron expulsados de propia ciudad por los samios, que ellos
habían acogido. Apolonia del Ponto Euxino tuvo que sufrir las consecuencias
de una sedición, por haber concedido a colonos extranjeros el derecho de
ciudad. En Siracusa, la discordia civil no paró hasta el combate, porque
después de derrocar la tiranía, se había convertido en ciudadanos los
extranjeros y los soldados mercenarios. En Amfípolis, la hospitalidad dada a
los colonos de Calcis fue fatal para la mayoría de los ciudadanos, que fueron
expulsados de su territorio.
___________________________
(1) Colonia ateniense en la Etolia.
(2) Colonia de Corinto, en el mar Jonio
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ciudad tenga una verdadera unidad. Y así, ve en Clazomenes la causa de la
enemistad entre los habitantes de Chitre y loa de la isla; y lo mismo sucede con los
colofonios políticas de las diversas partes de la ciudad; y así los habitantes del
Piero son más demócratas que los de la ciudad. En un combate basta que
haya algunos pequeños fosos que salvar u otros obstáculos menores aún, para
desordenar las falanges; así en el Estado una demarcación cualquiera basta para
producir la discordia. Pero el más poderoso motivo de desacuerdo nace cuando
están la virtud de una parte, y el vicio de otra; la riqueza y la pobreza vienen
después; y por último vienen todas las demás causas, más o menos influyentes, y
entre ellas la causa puramente física de que acabo de hablar.
CAPITULO III
CONTINUACIÓN DE LA TEORÍA PRECEDENTE
El verdadero objeto de las revoluciones es siempre muy importante, por más que el
hecho que las ocasione pueda ser fútil; nunca se apela a la revolución, sino por
motivos muy serios. Las cosas más pequeñas, cuando afectan a los jefes del
Estado, son quizá de la mayor gravedad. Puede verse lo que sucedió hace
tiempo en Siracusa. Una cuestión de amor, que arrastró a los jóvenes a la
insurrección, produjo un cambio en la constitución. Uno de ellos emprendió un viaje,
y el otro, aprovecho su ausencia supo ganar el cariño de la joven a quien aquél
amaba. Este, a su vuelta, queriendo vengarse, consiguió seducir a la mujer de su
rival, y ambos comprometiendo en la querella a los miembros del gobierno,
dieron lugar a una revolución. Es preciso, por tanto, vigilar desde el origen con el
mayor cuidado esta clase de
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querellas particulares, y apaciguar los ánimos tan pronto como surgen entre
las personas principales y más poderosa del Estado. Todo el mal está en el
principio porque como dice aquel sabio proverbio: "Una cosa comenzada,
está medio hecha". En todas las cosas, la más ligera falta, cuando radica
en la base, reaparece proporcionalmente en todas las demás partes de la
misma. En general, las divisiones que se suscitan entre los principales
ciudadano, se extiende al Estado entero, que concluye bien pronto por tomar
parte en ellas. Hestiea nos ofrece un ejemplo de ello poco después de las
guerras Médicas. Dos hermanos se disputaban la herencia paterna, y el
más pobre pretendía que su hermano había ocultado el dinero y el tesoro
que había descubierto su padre, y comprometieron en esta querella, el
pobre a todo el pueblo y el rico, que lo era mucho, a todos los ricos de la
ciudad. En Delfos, una querella que tuvo lugar con ocasión de matrimonio,
causó las turbulencias que duraron tan largo tiempo. Un ciudadano, al ir lado
de la que había de ser su esposa, tuvo un presagio siniestro y con este
motivo se negó a tomarla por mujer. Los parientes heridos por ese desaire,
ocultaron en su equipaje algunos objetos sagrados mientras él hacia un
sacrificio y descubierto que fue, le condenaron a muerte como sacrilego. En
Mitilene, la sedición verificada con ocasión de algunas jóvenes herederas,
fue el origen de todas las desgracias que después ocasionaron y de la
guerra contra los atenienses en la que Paques se apoderó de Mitilene. Un
ciudadano rico, llamado Timofanes, había dejado dos hijas; y doxandro, que
no había podido conseguirías para sus hijos, inició la sedición, excitando la
cólera de los atenienses, de cuyos negocios estaba encargado en aquel
punto. En focea (1), produjo la querella entre Mnaseo, padre de Mneson., y
Eutícrates, padre de Onomarco, y como consecuencia la guerra sagrada
tan funesta a los focencses. En Epidauro un asunto matrimonial produjo
asimismo un cambio en la constitución. UN ciudadano había prometido se
hija a un joven, cuyo padre, siendo magistrado, condenó al padre de la
prometida al pago de la
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multa, y para vengarse éste de lo que consideraba como un insulto, hizo que
se sublevara todas las clases de la ciudad que no tenía derechos políticos.
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numerosa la que hay. Pero tan pronto como una de las dos partes adquiere
una superioridad incontestable y perfectamente evidente, la otra se libra
muy bien de arrostrar inútilmente el peligro de una lucha. Por esto los
ciudadanos que se distinguen por su mérito, nunca provocan, por decirlo así,
las sediciones, porque están siempre en una excesiva minoría
relativamente a la generalidad.
Tales son, sobre poco más o menos, todas las causas y todas las
circunstancias de los desórdenes y de las revoluciones en los diversos
sistemas de gobierno.
___________________________
(1) La batalla de Martines, en la que pereció Epaminondas , tuvo lugar el segundo año de la
Olimpíada 104. 362 años a. de J.C.
(2) La derrota de los atenienses en Siracusa corresponde al cuarto año de la Olimpíada. 91, 411 años
a. de J.C.
(3) La creación de los Cuatrocientos tuvo el primer año de la Olimpíada 92, 411 años a. de J.C.
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CAPITULO IV
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En Megara desapareció poco más o menos la democracia de la misma manera.
Los demagogos, para multiplicar las confiscaciones condenaron a destierro a
muchos de los principales ciudadanos, con lo cual en poco tiempo llegó a ser
crecido el número de los desterrados; pero éstos volvieron de nuevo a la ciudad,
y después de derrotar al pueblo en batalla campal, establecieron un gobierno
oligárquico. La misma fue en Cumas, la suerte de la democracia, que destruyó
Trasímaco. Estos hechos y otros muchos demuestran que el camino que
habitualmente siguen las revoluciones en la democracia es el siguiente: o los
demagogos, queriendo congraciarse con la multitud llegan a irritar a las clases
superiores del Estado a causa de las injusticias que con ellas cometen, pidiendo el
repartimiento de tierras y haciéndoles que corran a su cargo todos los gastos
públicos, o se contentan con calumniarlos, para obtener la confiscación de las
grandes fortunas. Antiguamente, cuando un mismo personaje era demagogo y
general, el gobierno degeneraba fácilmente en tiranía y casi todos los antiguos
tiranos comenzaron por ser demagogos. Estas insurpaciones eran en aquel tiempo
mucho más frecuentes que los son hoy, por una razón muy sencilla; en aquella
época, para ser demagogo, era indispensable proceder de las filas del ejercito,
porque entonces no se sabía todavía utilizar hábilmente la palabra. En la
actualidad, gracias a los progresos de la retórica, basta saber hablar bien para
llegar ser jefe del pueblo; pero los oradores no se convierte nunca o raras veces en
usurpadores, a causa de su ignorancia militar.
Lo que hacía también que fueran las tiranías en aquel tiempo más frecuentes que
en el nuestros, era que concentraban poderes enormes en una sola magistratura,
como sucedía con el pritaneo de Mileto, donde el magistrado que estaba
revestido de tal autoridad reunía numerosas y poderosas atribuciones. También
debe añadirse que en aquella época los Estados eran
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muy pequeños. Ocupando el pueblo en las labores del campo, que le
proporcionaban la subsistencia, dejaba que los jefes nombrados por él alcanzaran
la tiranía a poco que fueran hábiles militares. Para realizar su propósito, les
bastaba declararse enemigos de los ricos. Véase lo que hizo Pisístrato en Atenas
cuando excitó a la rebelión contra los habitantes de la llanura; Véase lo que hizo
Teagenes, en Megara, después que hubo degollado los rebaños de los ricos,
que sorprendió a orillas del río. Acusando a Dafnoeo (1) y a los ricos, Dionisio
consiguió que se decretara a su favor la tiranía. El odio que profesó a los
ciudadanos opulentos le sirvió para ganar la confianza del pueblo, que le
consideraba como su amigo más sincero.
Tales son, sobre poco más o menos, las causas que producen las
revoluciones en los Estados democráticos.
___________________________
(1) Dafnoeo era general de los siracusanos. Dionisio lo hizo asesinar en el tercer año de la
Olimpíada 93. 360 años a. de J.C
119
CAPITULO V DE
LAS CAUSAS DE LAS REVOLUCIONES EN LAS
OLIGARQUÍAS
En las oligarquías, las causas más ostensibles de trastorno son dos: una
es la opresión de las clases inferiores, que aceptan entonces al primer
defensor, cualquiera que él sea, que se presente en su auxilio; la otra, más
frecuente tiene lugar cuando el jefe del movimiento sale de las filas mismas
de la oligarquía. Esto sucedió en Naxos (1) con Ligdamis (2), que supo
convertirse bien pronto en tirano de sus conciudadanos.
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los ricos y escogiendo un jefe entre ellos, supo apoderarse bien pronto del poder,
quedando victorioso, porque la discordia hace siempre débil al partido en que
se introduce. En Eritrea (4), bajo la antigua oligarquía de los Basílides, a pesar de
la exquisita solicitud de los jefes del gobierno, cuya falta única consistía en ser pocos,
el pueblo, indignado con la servidumbre, echó abajo la oligarquía.
Entre las causas de revolución que las oligarquías abrigan en su seno debe
contarse el carácter turbulento de los oligarcas, que se hacen demagogos, que
pueden serlo de dos maneras. En primer lugar, el demagogo puede encontrarse
entre los oligarcas mismos, poco numerosos que sean; y así en Atenas, Carides fue
un verdadero demagogo entre los Treinta, y Frínicos hizo el mismo papel entre los
Cuatrocientos. O también pueden los miembros de la oligarquía hacerse jefes de
las clases inferiores como el Larisa (1), donde los guardadores de la ciudad se
hicieron los aduladores del pueblo, que tenía el derecho de nombrarles. Esta es la
suerte de todas las oligarquías en que los individuos de gobierno no tienen el poder
exclusivo de nombrar para todos los cargos públicos, y donde estos cargos, sin
dejar de ser privilegio de las grandes fortunas y de algunas clases, están, sin
embargo, sometidos a la elección de los guerreros o del pueblo. Puede servir de
ejemplo la revolución de Abidos (2). También es éste el peligro que amenaza a
las oligarquías cuando los mismos miembros del gobierno o constituyen los
tribunales, porque la importancia de las providencias
judiciales da lugar a que se halague al pueblo y a que se eche por tierra la
constitución, como el Heraclea del Ponto.
___________________________
(1) Una de las Cíctades.
(2) Hacíala Olimpíada 67, 510 años a. de J.C.
(3) Esta colonia de Esparta estaba sometida a una oligarquía muy poderosa.
(4) Colonia ateniense en la Jonia.
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En fin, esto sucede también cuando la oligarquía intenta concentrarse
demasiado, porque los oligarcas, que reclaman para sí la igualdad no tiene
más remedio que llamar al pueblo en su auxilio. Otra de revolución en las
oligarquías puede nacer de la mala conducta de los oligarcas, que han
dilapidado su propia fortuna en medio de sus excesos. Una vez arruinados,
sólo piensan en la revolución, y entonces, o se apoderan por sí mismos de
la tiranía, ola preparan para otros, como Hiparino la preparó para Dionisio en
Siracusa. En Amfilopis, el falso Cleotimo supo introducir en la ciudad colonos
de Calcis, y una vez establecidos en ella, los lanzó contra los ricos. En
Egina, el deseo de reparar las pérdidas de fortunas del individuo que dirigió la
conspiración contra Cares (3), fue la causa de haber querido cambiar la
forma de gobierno. A veces, en lugar de derrocar la constitución, los
oligarcas arruinados roban el tesoro público, y entonces, o la discordia se
introduce en sus filas, o la revolución sale de las de los ciudadanos, que
repelen a los ladrones por la fuerza. De esta clase fue la revolución de
Apolonia del Ponto.
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cuya constitución muy oligárquica , no permitía la entrada en el senado más que a
un escasísimo número de oligarcas, porque noventa de estos puestos eran
vitalicios, y las elecciones, limitadas y entregadas a las familias poderosas, no
eran mejores que en Lacedomonia.
Muchas veces la sedición reconoce como causa las violencia que los mismos
oligarcas ejercen unos sobre otros. Los enlaces y los procesos les dan ocasión
bastante para trastornar el Estado. Ya hemos citado algunos hechos del primer
género. En Eretria, Diágoras acabó con la oligarquía de
___________________________
(1) Capital de la Eólida
(2) Isla situada cerca de las costas de Asia menor.
123
los caballeros, por creerse desairado con motivo de sus
legítimas pretensiones de matrimonio. La providencia de un tribunal causó
la
124
Tales son las causas de las revoluciones y de las sediciones en las
oligarquías, debiendo añadirse que en general los oligarquías y las
democracias pasan a los sistemas políticos de la misma especie con más
frecuencia que no a los sistemas opuestos.
CAPITULO VI
125
por gentes colocadas por cima de ellos: esto sucedió con Lizandro, a quien
ofendieron los reyes de Lacedemonia. Por último cuando se excluye de todos los
cargos a un hombre de corazón como Cinadón, que intentó tan atrevida empresa
contra los espartanos bajo el reinado de Agesilao.
Lo más funesto para las repúblicas y las aristocracias es la infracción del derecho
político, consagrado en la misma constitución. Lo que causa la revolución entonces
es que, en la república, el elemento democrático y el oligárquico no se
encuentran en la en la debida proporción; y en la aristocracia estos dos
elementos y el mérito están mal combinados. Pero la desunión se muestra sobre
todo entre los dos primeros elementos, quiero decir, la democracia y la oligarquía,
que intenta reunir las repúblicas y la mayor parte de las aristocracias. La fusión
absoluta de estos tres elementos es precisamente lo que hace a las aristocracias
diferentes de las llamadas repúblicas, y que les da más o menos estabilidad;
porque se incluyen entre las aristocracias todos los gobiernos que se inclinan a la
oligarquía, y entre las repúblicas todos los que se inclinan a la democracia. Las
formas democráticas son las más sólidas de todas, porque en ellas es la mayoría
la
126
que domina y esta igualdad de que se goza hace cobrar cariño a la constitución
que la da. Los ricos, por el contrario, cuando la constitución les garantiza la
superioridad política, sólo quieren satisfacer su orgullo y su ambición. Por lo
demás, de cualquier lado que se incline el principio del gobierno, degeneran
siempre la república en demagogia y la aristocracia en oligarquía, merced a la
influencia de los dos partidos contrarios, que sólo piensan en el acrecentamiento
de su poder. O también sucede todo lo contrario, y la aristocracia degenera en
demagogia cuando los más pobres, víctimas de la opresión, hacen que
predomine el principio opuesto; y la república en oligarquía, porque la única
constitución estable (2) es la que concede la igualdad en proporción del mérito y
sabe garantizar los derechos de todos los ciudadanos.
___________________________
(1) Es sabido que Tirleo fue enviado a Lacedomonia por Atenas en la segunda guerra de
Mesenia, hacia el año 284 a. de J.C. Conocemos algunas de sus admirables poesías, pero no se
conserva nada del poema de que habla aquí Aristóteles.
(2) Es preciso unir este pasaje a otros muchos anteriores y que disculpan completamente a
Aristóteles de los cargos que tantas veces y tan injustamente se le han dirigido. Es difícil reclamar
la igualdad en términos más positivos. Por desgracia , la igualdad, tal como la entendieron
siempre los antiguos. Sólo era deplorable injusticia, pues que al lado de los ciudadanos estaban
los esclavos, B.S, -H., pág. 247.
127
En Lacedemonía todos los bienes raíces están acumulados en unas
cuantas manos, y los ciudadanos poderosos pueden conducirse allí
absolutamente como quieran y contraer vínculos de familia según convenga
a su interés personal. Lo que perdió a la república de Locres fue el haber
permitido que Dionisio se casara allí. Semejante catástrofe nunca hubiera
tenido lugar en una democracia, ni en una aristocracia prudente y templada.
Las más veces las revoluciones se realizan en las aristocracias sin que
nadie se aperciba de ello y mediante una destrucción lenta e insensible.
Recuérdese que, al tratar del principio general de las revoluciones, dijimos
que era preciso contar entre las causas que las producen, las desviaciones,
hasta las más ligeras, de los principios. Se comienza por despreciar un
punto de la constitución que al parecer no tiene importancia; después se
llega con menos dificultad a mudar otro, que es un poco grave; hasta que
por últimos llega a mudar su mismo principio y por entero. Citaré de nuevo el
ejemplo de Turium. Una ley limitada a cinco años las funciones de general;
algunos jóvenes belicosos, que gozaban de un gran influjo entre los
soldados y que mirando con desprecio a los gobernantes creían poder
suplantarlos fácilmente, intentaban ante todo reformar esta ley y obtener del
sufragio del pueblo, demasiado dispuesto a dárselo, que declarara la
perpetuidad de los empleos militares. Al principio, los magistrados, a
quienes tocaba de cerca la cuestión, y que se llamaban conocenadores,
quisieron resistirlo; más imaginado que esta concesión garantizaría la
estabilidad de las demás leyes, cedieron, como todos; y cuando más tarde
quisieron impedir nuevos cambios, fueron impotentes, y la república se
convirtió bien pronto en una oligarquía violenta en manos de los que habían
intentado la primera innovación.
128
Puede decirse en general de todos los gobiernos que sucumben, ya por
causas internas de destrucción, ya por causas exteriores; como por ejemplo,
cuando tienen a sus puertas un Estado constituido conforme a un principio
opuesto al suyo (1), o bien cuando este enemigo, por distante que esté es
muy poderoso. Véase la lucha entre Esparta y Atenas; los atenienses
destruían por todas partes las oligarquías, mientras que hacían lo mismo lo
lacedemonios con todas las constituciones democráticas.
Tales son, sobre poco más o menos, las causas de los trastornos y de las
revoluciones en las diversas especies de gobiernos republicanos.
CAPITULO VIl
Veamos ahora cuáles son, para los Estados en general y para cada uno de
ellos en particular, los medios de conservación. Es cosa evidente que si
conocemos igualmente las causas que arruinan les Estados, debemos
conocer igualmente las causas que los conservan. Lo contrario produce
siempre lo contrario, y la destrucción es lo opuesto a la conservación.
___________________________
(1) Según este principio no podría subsistir gobiernos absolutos en la Europa occidental sin dar
lugar a guerras.
(2) Lib. VI, cap. X.
puedan desempeñarlas por turno. Por lo mismo que son iguales, forman
una especie de pueblo; y esto es tan cierto, que como ya he dicho, pueden
salir de su propio seno los demagogos. Esta breve duración de las funciones
es además es un medio de prevenir en las aristocracias y en las
oligarquías la denominación de las minorías violentas, cuando se
desempeñan por poco tiempo las funciones públicas, no es tan fácil causar
el mal como cuando se permanece en ellas mucho tiempo. La duración
demasiado prolongada del poder es únicamente la que causa la tiranía en
los Estado oligárquicos y democráticos. O son ciudadanos poderosos los
que aspiran a la tiranía, aquí los demagogos, allí los miembros de la minoría
hereditaria; o son magistrados investidos de un gran poder después de
haberlo disfrutado por mucho tiempo.
___________________________
(1) Platón sólo propuso esto respecto a los magistrados, pero organiza con mucho cuidado la
responsabilidad el poder, de que Aristóteles no habla.
Esta institución es aplicable a todos los demás gobiernos. Por la misma razón es preciso
no perder de vista el acrecentamiento de prosperidad y de fortuna que pueden adquirir
las diversas clases de la sociedad; mal que se puede prevenir poniendo el poder y la
gestión de los negocios en manos de los elementos opuestos me refiero de un lado a
los hombre distinguirlos y al vulgo, y de otro a los pobres y a los ricos. Deben procurarse: o
confundir en una unión perfecta a pobres y a ricos, o aumentar la clase media, que sólo
así se impiden las revoluciones que nacen de la desigualdad.
Veamos otro punto capital en todo Estado. Es preciso que, valiéndose de la legislación
o empleando cualquier otro medio poderoso, se impida que los cargos públicos
enriquezcan a los que los ocupan. En las oligarquías, sobre todo esta medida es de la
más alta importancia. A la masa de los ciudadanos no irrita tanto el verse excluida de
los empleos, exclusión que quid está compensada con la ventaja de poderse dedicar a
sus propios negocios, como le indigna el pensar que los magistrados puedan robar los
caudales públicos, porque entonces tiene un doble motivo de queja, puesto qué se ven
privados a la vez del poder y de las utilidades que él proporciona.
Por los demás, para evitar la dilapidación de las rentas públicas, que se obligan
a cada cual a rendir cuentas en presencia de todos los ciudadanos
reunidos, y que se fijen copias de aquellas en las fratrías, en los cantones y en las
tribus; y para que los magistrados sean íntegros, que la ley procure recompensar
con honores a los que se distingan como buenos administradores.
___________________________
(1) Carreras ecuestres, en las que pasaban las antorchas encendidas de mano a mano,
cuya explicación se halla en el poema de Lucrecio.
acumularse muchas. Por este medio, en efecto, las fortunas tienden a
nivelarse y son más los pobres que llegan a adquirir medios de vivir.
Es preciso que el legislador y el hombre de Estado sepan distinguir, entre las medidas
democráticas u oligárquicas, las que conservan y las que destruyen la democracia la
oligarquía. Ninguno de estos dos gobiernos puede existir ni subsistir sin encerrar en su
seno ricos y pobres. Pero cuando llega a establecer la igualdad en las fortunas, la
constitución tiene que cambiar; y al querer destruir las leyes ya hechas teniendo en
cuenta ciertas superioridades políticas, se destruye con ellas la constitución misma. La
democracia y las oligarquías cometen en esto una falta igualmente grave. En las
democracias, en que la multitud puede hacer soberanamente las leyes, los
demagogos, con sus continuos ataques contra los ricos, dividen siempre la ciudad en
dos campos, mientras que deberían en sus arengas sólo ocuparse del interés de los
ricos; lo mismo que en las oligarquías el gobierno sólo debía tener en cuenta el interés
del pueblo. Los oligarcas deberían, sobre todo, renunciar a prestar juramento del
género de los que prestan actualmente; porque he aquí los que en nuestros días hacen
en algunos Estados: Yo seré enemigo constante del pueblo; le haré todo el mal que
pueda.
El punto más importante (1) entre todos aquellos de que hemos hablado
___________________________
(1) Carreras ecuestres, en las que pasaban las antorchas encendidas de mano a mano, cuya
explicación se halla en el poema de Lucrecio.
respecto de la estabilidad de los Estados, si bien hoy no se hace aprecio de él, es el
acomodar la educación al principio mismo de la constitución. Las leyes más útiles, las
leyes sancionadas con aprobación unánime de todos los ciudadanos, se hacen ilusorias si
la educación y las costumbres no corresponden a los principios políticos, siendo
democráticas en la democracia y oligárquicas en la oligarquía; porque es preciso tener
entendido que si un solo ciudadano vive en la indisciplina, el Estado mismo participa de
este desorden. Una educación conforme a la constitución no es la que enseña a hacer
todo lo que parezca bien a los miembros de la oligarquía o a los partidarios de la
democracia; sino que es la que enseña a poder vivir bajo un gobierno oligárquico o bajo
un gobierno democrático. En las oligarquías actuales, los hijos de los que ocupan el
poder viven en la molicie, mientras los hijos de los pobres, endurecidos con el trabajo y la
fatiga, adquieren el deseo y la fuerza para hacer una revolución. En las democracias
sobre todo en las de que están constituidas más democráticamente, el interés del Estado
está muy mal comprendido, porque se forma en ellas una idea muy falsa de la
libertad. Según la opinión común, los dos caracteres distintivos de la democracia son la
soberanía del mayor número y la libertad. La igualdad es el derecho común; y esta
igualdad consiste en que la voluntad de la mayoría sea soberana. Desde entonces
libertad e igualdad se confunden en la facultad que tiene cada cual de hacer lo que
quiera: < todo a su gusto>, como dice Eurípides. Este es un sistema muy
peligroso, porque no deben creer los ciudadanos que vivir conforme a la constitución
es una esclavitud; antes por el contrario, deben encontrar en ella protección y una
garantía de felicidad.
Como demuestra todos los que han meditado sobre la vida política y de los
ejemplos de que está llena la historia, es necesario que quien dispone una
república y ordena sus leyes presuponga que todos los hombres son malos,
y que pondrán en práctica sus perversa ideas siempre que se les presente la
ocasión de hacerlo libremente; y aunque alguna maldad permanezca oculta
por un tiempo, por provenir de alguna causa escondida que, por no tener
experiencia anterior, no se percibe, siempre la pone al descubierto el tiempo,
al que llaman padre de toda verdad.
Parecía haber en Roma, tras la expulsión de los Tarquinos, una grandísima unión
entre la plebe y el senado6 como si los nobles hubiesen de puesto su soberbia y
se hubiesen vuelto de espíritu popular, tolerables para cualquiera, por
ínfimo que fuese.
6
En efecto, Tito Livio habla del acuerdo perfecto entre la plebe y la nobleza y de la comunidad del intereses
que los unía y manifiesta que las primera medidas del senado, tras la expulsión de los reyes, contribuyeron
grandemente "a mantener la concordia en el Estado y a unir al pueblo con los senadores"(libro ü< cap. 1).
maltratada, se portaba humanamente con ella, pero apenas murieron los Tarquinos y se
desvaneció el temor de los nobles, comenzaron a escupir contra la plebe el veneno que
habían escondido en su pecho, y la ofendían de todas las maneras posibles7.
Esto da fe de lo que comentaba anteriormente cuando afirmaba que los hombres sólo
obraban bien por necesidad, pero donde se puede elegir y hay libertad de acción se
llena todo, inmediatamente, y confusión y desorden. Por eso se dice que el hambre y la
pobreza hacen ingeniosos a los hombres y las leyes los hacen buenos.
Ycuando una cosa marcha bien por sí misma no es necesaria la ley, pero en cuanto
desaparece esa buena costumbre, la ley se hace necesaria con urgencia. Por eso en
cuanto faltaron los Tarquinos, que ponían freno a la nobleza con el temor, fue preciso
buscar un nuevo orden que hiciese el mismo efecto que los Tarquinos cuando vivían.
Yasí, tras mucha confusión, alborotos y peligros que surgieron entre la plebe y la nobleza,
No quiero pasar por alto los tumultos que hubo en Roma desde la muerte de Tarquino
hasta la creación de los tribunos, contradiciendo la opinión de
___________________________
7
Tito Livio escribe que, nada más conocerce la noticia de la muerte de Tarquino, noticia que alegró por
igual al senado y al Pueblo, la plebe, que había sido tratada con miramientos, comenzó a ser "objeto de
la opresión de ios graneles" (Libro II. cap. 21)
muchos que afirman que Roma era una república alborotadora y tan llena de confusión
que, si la buena suerte y la virtud militar no hubieran superado sus defecto, hubiera
sido inferior a cualquier otra república. No quedo negar que la fortuna y la milicia fueran
causas del imperio romano, pero creo que no se dan cuenta de que, donde existe un
buen ejército suele haber una buena organización, y así raras veces falta la buena
fortuna. Pero vayamos a las particularidades de aquella ciudad. Creo que los que
condenan los tumultos entre los nobles y la plebe atacan lo que fue la causa principal de
la libertad de Roma, se fija más en los ruidos y gritos que nacían de esos tumultos
que en los buenos efectos que produjeron, y consideran que en toda república hay dos
espíritus contrapuestos: el de los grandes y el pueblo, y toda las leyes que se hacen en
pro de la libertad nacen de la desunión entre ambos, como se puede ver fácilmente por
lo ocurrido en Roma, pues de los Tarquinos a los Gracos transcurrieron más de
trescientos años, y, en ese tiempo, las disensiones de Roma raras veces comportaron el
exilio, y menos aún la pena capital.
Por tanto, no podemos juzgar nocivos esos tumultos, ni considerar dividida una república
que, en tanto tiempo, no mandó al exilio, como consecuencia de sus luchas internas,
más que a ocho o diez ciudadanos, ejecutó a poquísimos y ni siquiera multó a muchos.
No se puede llamar en modo alguno, desordenada una república donde existieron tantos
ejemplos de virtud, porque los buenos ejemplos nacen de la buena educación, la buena
educación de las buenas leyes, y las buenas leyes de esas diferencias internas que
muchos, desconsideradamente, condenan, pues quien estudie el buen fin que
tuvieron encontrará que no engendraron exilios ni violencia en perjuicio del bien común,
sino leyes y órdenes en beneficio de la libertad pública.
Y si alguno dice que los medios fueron extraordinarios y casi feroces, pues se ve al
pueblo unido gritar contra en el senado, al senado contra el pueblo, correr
tumultuosamente por las calles, saquear las tiendas, marcharse toda la plebe de
Roma8 cosas estas que espantan, más que otra cosa, al que las lee, le respondo
que toda ciudad debe arbitrar la vías por donde el pueblo pueda desfogar su
ambición, sobre todo las ciudades que quieran valerse del pueblo, en los asuntos
importantes: de éstas era la ciudad de Roma, que lo hacía de esta manera: cuando
el pueblo quería que se promulgase alguna ley, o protestaba en la forma que
hemos descrito o se negaba a enrolarse para ir a la guerra, de modo que era
preciso aplacarlo satisfaciendo al menos en parte, sus peticiones.
Además , los deseos de los pueblos libres raras veces son dañosos a la libertad, porque nacen,
o de sentirse oprimidos, o de sospechar que puedan llegar a estarlo.
___________________________
8
Se refiere particularmente a los desórdenes que culminaron con el atrincheramiento de la plebe fuera de la ciudad,
en el monte Sacro, el año 494 a. C. (véase Tito Uvio, Libro II, cap. 27 a 33)
9
No localizo el lugar en que Cicerón, hace esa afirmación concreta, pero esa confianza en el poder de la verdad
para imponerse por si misma, en su capacidad de convicción (que se acentúa aún más si quien la pone de manifiesto
es de fiar, pero que no depende exclusivamente de ello) es característica del sentido romano de la elocuencia,
fuertemente teñido de ética y recuperado con entusiasmo por los retóricos renacentistas.
Por eso se debe criticar con mayor moderación el gobierno romano, considerado que
tantos buenos efectos no se derivaron sino de óptimas causas. Y los tumultos fueron
causa de la creación de los tribunos merecen suma alabanza, pues además de dar su
parte al pueblo en la administración, se constituyeron en guardianes de la libertad
romana, como se demostrará en el siguiente capítulo.
Los que organizan prudentemente una república, consideran, entre las cosas más
importantes, la institución de una garantía de la libertad, y según sea mas o menos
acertada, durará más o menos el vivir libre. Y como en todas las repúblicas hay
magnates y pueblo, existen dudas acerca de en qué manos estaría mejor colocada esa
vigilancia. Los lacedemonios y, en nuestros días, los venecianos, la ponen en manos de
los nobles, en cambio los romanos la confiaron a la plebe.
Es necesario, pues analizar cuál de estas repúblicas hizo mejor elección. Y en cuanto a
los motivos unas y otras los tiene razonables, pero se vemos sólo los resultados, nos
inclinaríamos por los nobles, porque la libertad de Esparta y de Venecia tuvo una vida
más larga que la de Roma. En cuanto a las razones, colocándome, en primer lugar, del
lado de los romanos, creo que se debe poner como guardianes de una cosa a los que
tienen menos deseos de usurparla.
Y , sin duda, observando los propósitos de los nobles y de los plebeyos,
veremos en aquéllos un gran deseo de dominar, y en éstos tan sólo el deseo
de no ser dominados, y por consiguiente mayor voluntad de vivir libres,
teniendo menos poder que los grandes para usurpar I libertad. De modo que.
si ponemos al pueblo como guardián de la libertad, nos veremos
razonablemente libres de cuidados, pues no pudiéndola tomar, no permitirá
que otro la tome.
Por otro lado, los que defienden el orden espartano y vénto dicen que los
que ponen la vigilancia en manos de los poderosos hacen dos cosas buenas:
la una satisfacer más la ambición de los nobles, que teniendo más
participación en la república, por tener en sus manos ese bastón de mando,
tienen más razones para contentarse; la otra, que quitan un cargo de
autoridad de los ánimos inquietos de la plebe, que son causa de infinitas
disensiones y escándalos en una república y que pueden reducir a la nobleza
a una desesperación que tendría efectos muy nocivos. Y ponen como
ejemplo a la propia Roma que por haber puesto esta autoridad en manos de
los tribunos de la plebe, no les bastó con tener un cónsul plebeyo, sino que
pretendieron que lo fueran los dos: luego quisieron que fuera partidarios
suyos el censor, el pretor y todas las otras dignidades del gobierno de la
ciudad10, no bastándoles esto, llevados por el mismo furor comenzaron, con
___________________________
10
Como cuenta Livio en su libro sexto, los tribunos de la plebe consiguieron que se votara una
ley por la cual, obligatoriamente, uno de los dos cónsules debía ser plebeyo. Esto sucedió
em 367 antes de Cristo, y el primer cónsul plebeyo de Sestio. Dice Livio que los patricios, la
principio, no quisieron aceptar el nuevo cónsul y que "el pueblo estuvo a punto de retirarse,
después de haber hecho espantosas amenazas de guerra civil". En el siglo II a. C. se
eligieron alguna vez dos cónsul plebeyos, pero de forma excepcional. El cuestor y el prestor
limitaban el poder de los cónsules. Al principio sólo podían ser elegidos entre los patricios,
pero más tarde comenzaron los plebeyos a optar a estos cargos. La ley Hortensia, del 287
a.C. confirmaba su derecho a tal elección.
el tiempo a adorar a los hombres que consideraban aptos para derrotar a
la nobleza, de donde nació el poder de Mario y la ruina de Roma.
Por fin, quien analice todo sutilmente acabará por llegar a esta conclusión:
podemos hablar de una república que quiera construir un imperio, como
Roma, o de otra a la que le baste con conservarse en su estado. En el
primer caso es preciso imitar lo que hizo Roma, y en el segundo se puede
copiar a Venecia y Esparta, por los motivos y del modo que se verá en el
próximo capítulo.
Y volviendo a la cuestión de qué hombres son más perjudiciales para la
república, si los que quieren adquirir o los que temen perder lo adquirido, digo
que, cuando se nombró dictador a Marco Menenio, y jefe de los caballeros a
Marco Fulvio (los dos eran plebeyos) para investigar ciertas conjuras que se
fraguaban en Capua contra Roma11 , el pueblo les dio también autoridad
para perseguir a los que, en la propia Roma, por ambición y haciendo uso
de
medios excepcionales, se las ingeniasen para alcanzar el consulado y otros
honores.
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11
Lo cuenta Livio en el libre IX. El peligro era grande pues Roma, en plena guerra contra los salmistas, debía
hacer frente a la defección de varios de sus aliados y a la conjura fraguada por los aristócratas de Capua. Estas
fue rápidamente desarticulada por el nuevo dictador, y sus dos jefes se suicidaron. Sucedió en el año 314 a.
C. Livio prosigue contándose las intrigas de la nobleza e incluyendo un bello discurso exculpatorio del dictador,
acusado injustamente, en el momento de presentar la dimisión.
La nobleza juzgaba que tal autoridad le había sido otorgada al dictador
ilegalmente, y se dedicó a esparcir por la ciudad el rumor de que no eran los
nobles los que buscaban los honores por ambición de forma
desacostumbrada, sino los plebeyos, que como desconfiaban de su sangre
y su virtud, buscaban caminos extraordinarios para acceder a aquellos
grados, acusando particularmente de ello el dictador.
Estos, sin embargo, son causados la mayoría de las veces por los que
poseen, pues el mido de perder genera en ellos las mismas ansias que
agitan a los que desean adquirir, porque a los hombres no les parece que
poseen con seguridad lo que tienen si no adquieren algo más. A esto se
añade que, teniendo mucho, tienen también mayor poder y operatividad
para organizar alteraciones. Más aún: sus maneras descorteses y
soberbias encienden en el pecho de los desposeídos ambición de poseer,
o para vengarse de ellos despojándolos o para acceder a esas riquezas y
honores que ven mal empleados en los otros.
6. SI EN ROMA SE PODÍA INSTITUIR UN GOBIERNO QUE ACABASE
RÁPIDAMENTE CON LA ENEMISTAD ENTRE EL PUEBLO Y EL
SENADO.
Hemos tratado ya de las consecuencias que tuvieron las controversias entre el pueblo y
el senado. Pero como éstas siguieron hasta la época de los Gracos, en que fueron
causa de la ruina de la libertad podría alguien desear que Roma hubiera obtenido
aquellos grandes efectos sin que hubiera existido tales enemistades. Por eso me
parece algo digno de consideración ver si en Roma se hubiera podido organizar un
estado que evitase las citadas controversias. Y para examinar esto, es preciso recurrir a
las repúblicas que, sin tantas enemistades y tumultos, han permanecido libres por mucho
tiempo, y ver qué forma de gobierno tienen y si se hubiera podido introducir en Roma. Los
ejemplos, ya citados por mí, son Esparta entre los antiguos y Venecia entre los modernos,
Esparta instituyó un rey con un pequeño senado que la gobernase.
Venecia no ha dividido el gobierno verbalmente, sino que todos los que pueden
encargarse de la administración reúnen bajo el apelativo de patricios, lo que es producto
del azar más que de la prudencia de sus legisladores, pues, habiéndose refugiado, por la
causas que dijimos arriba, muchos habitantes en las lagunas donde ahora está la
ciudad, como su número había crecido tanto que necesitaban unas leyes si querían vivir
juntos, convinieron en una forma de gobierno, y juntándose a menudo en consejo para
deliberar sobre los asuntos de la ciudad, cuando les pareció que eran suficientes para
constituir un orden político, cerraron el acceso al gobierno a todos los que se
incorporaron posteriormente a la comunidad, y, con el tiempo llegó a haber
muchos habitantes fuera del gobierno y, por dar honra a los que gobernaban, los
llamaron patricios, y los otros, populares. Este tipo de gobierno puede nacer y
mantenerse sin tumulto, porque, cuando nació, todos los que vivían
en Venecia formaban parte del gobierno, de modo que ninguno podía
lamentarse, y los que vinieron después a vivir allí, encontraron un estado
firme y cuyo acceso estaba cerrado, por lo que no tenían causa ni facilidad
para levantarse. No tenían causa, porque no se les había despojado de
nada, y no tenían facilidad porque los gobernantes mantenían firmes la
riendas y no dejaban ningún resquicio por donde se les pudiera arrebatar
autoridad. Además, los que fueron luego a establecerse en Venecia no
fueron muchos, y, por un número, no hubo gran desproporción entre los
gobernantes y gobernados, pues los patricios eran tantos y más numerosos
que ellos. De modo que por esta razones pudo Venecia organizar su
estado y mantenerlo unido.
Volviendo sobre todo lo dicho, vemos cómo los legisladores de Roma, si querían que
esta ciudad estuviese tranquila, como las citadas repúblicas, hubiesen debido o no
recurrir a la plebe en caso de guerra, como los venecianos, o no permitir la influencia
de extranjeros, como los espartanos.
Como hicieron ambas cosas lo que proporcionó a la plebe fuerza y aumento, permitieron
que naciese infinitas ocasiones de alterar el orden público. Pero si el estado romano
hubiera sido más tranquilo, habría tenido el inconveniente de ser también más débil,
porque habría cerrado el camino para poder llegar a aquellas grandeza que alcanzó, de
modo que, quitando de Roma la causa de tumultos, se quitaba también la de su
engrandecimiento. Y toda las cosas humanas sucede, si bien se mira, que no se puede
quitar un inconveniente sin que inmediatamente surja otro. Por tanto, si quieres un
pueblo numeroso arruado para poder construir un gran imperio, será de tal calidad que
luego no lo podían manejar en su antojo, y si lo mantienes pequeño y desarmado para
poder manejarlo, si conquistas algún territorio no lo podrás mantener, o se volverá de
ánimo tan vil que serás presa de cualquiera que te asalte. Y por eso en este asunto se
debe considerar dónde hay menos inconveniente y obrar en consecuencia porque algo
totalmente ventajoso, sin ningún recelo, no se encuentra jamás. Podía pues Roma, a
semejanza de Esparta, instituir un príncipe vitalicio y un pequeño senado, pero
entonces, lo mismo que Esparta, no podría aumentar el número de sus ciudadanos para
formar un gran imperio, o de otro modo el rey vitalicio y el reducido número de senadores
le serviría de bien poco para mantener la unidad.
De manera que si alguno quiere organizar de nuevo una república, debe considerar si
desea que amplía, como Roma, su dominio y su poder, o si va a mantenerla dentro de
estrechos, límites. En el primer caso, es necesario ordenarla como Roma, dando lugar
a tumultos y disensiones, pues sin gran número de hombres armados no podrá crecer
una república, y si cree no podrá mantenerse. En el segundo caso, puede imitar a
Esparta o a Venecia, pero, como la aplicación es el veneno de repúblicas semejantes,
deberá, de todas las maneras posibles, impedir cualquier conquista, pues las conquistas,
cuando se apoyaba en una república débil, constituyen su ruina segura. Así sucedió en
Esparta y en Venecia: la primera habiendo sometido a casi toda Grecia, mostró su débil
fundamento ai primer ligero incidente, pues, tras la rebelión de Tebas, llevaba a cabo
por Pelópidas, se rebelaron las otras ciudades y se arruinó completamente aquella
república12; de igual manera, Venecia habiendo ocupado gran parte de Italia, en la
mayoría de los casos no por las armas, sino con dinero y astucia, cuando quiso poner a
prueba sus fuerzas lo perdió todo en un soto día13 . Estoy convencido de que, para
construir una república muy duradera, el método es ordenarla interiormente
como Esparta o como Venecia, colocarla en un lugar fuerte y bien defendido, de
modo que nadie piense que se la puede tomar fácilmente y, por otro lado, no hacerla tan
grande que parezca formidable a sus vecinos, y así podrá gozarse en su estado por
mucho tiempo. Pues por dos razones se hace la
___________________________
12
Se refiere a Maquiavelo a la breve hegemonía espartana tras la guerra del Peloponeso, y a la derrota
que sufrió el ejército lacedemonio ante los tebanos, mandados por Epaminondas, en 371 a. C, en
lectura.
13
Alude Maquiavelo a la batalla de Agnadeilo, en la que los venecianos fueron derrotados por los ejércitos
combinados de Francia, España el imperio y el Papa en 1509, viéndose obligados a abandonar las posesiones en
tierra firme que habrán convertido la ciudad en una gran potencia en tierra y no sólo en mar y que habían ido
acumulándose durante cien años.
guerra a una república: para convertirse en su señor o por miedo de que ella
te invada. Estas dos razones se evitan de la manera indicada, pues siendo
casi inexpugnable, como la presupongo, y organizando bien su defensa, y
raras veces o nunca podrá alguien proponerse conquistarla. Si ella se
mantiene en sus límites y se ve por experiencia que carece de ambición
nadie la hará la guerra por miedo, sobre todo si las constituciones o leyes le
prohibiesen la ampliación. Y no cabe duda de que, si se pudiera mantener
este equilibrio, se encontraría la verdadera vida política y la auténtica
quietud de una ciudad. Pero como las cosas de los hombre están siempre
en movimiento y no pueden permanecer estables, es preciso subir y bajar,
y la necesidad los lleva a muchas cosas que no hubiéramos alcanzado por
la razón, de modo que, si una república está organizada de forma apta para
mantenerse, pero sin ampliación, y la necesidad la obliga a extenderse, en
seguida temblarán sus cimientos y la harán desplomarse en ruinas. Y
además, si el cielo le fuese tan benigno que la librase de la guerra, esto
haría nacer el ocio, que la volvería afeminada o dividida, cosas que juntas o
por separado, serían causa de sus ruina. Por tanto, como no se puede, en
mi opinión, mantener el equilibrio ni quedar indefinitivamente en el justo
medio, es preciso, al establecer la república, tomar el partido más
honorable y organizaría de modo que, cuando la necesidad la obligue a
engrandecerse, pueda hacerlo, y sea capaz de conservar lo que conquista.
Y para volver al primer razonamiento, creo que es necesario seguir el
modelo romano, y no el de las otras repúblicas, pues no me parece posible
encontrar un camino intermedio entre ambas posibilidades, y hay, pues que
tolerar aquellas enemistades entre el pueblo y el senado, considerándolas
como un inconveniente necesario par a alcanzar la grandeza romana.
Porque además de las razones antes expuestas donde se demostraba que
la autoridad tribunicia fue necesaria para reguardar: la libertad, se puede
considerar fácilmente el bien que hizo en la república la capacidad de
acusar, que
estaba, entre otras muchas, encomendada a los tribunos, como veremos en el
capítulo siguiente.
Y para corroborar esta opinión don los ejemplos entre los antiguos me basta
este de Coríolano, y que cada uno considere por sí mismo cuánto mal le
hubiera acaecido a la república romana si, él hubiera muerto violentamente
a manos de la multitud, pues esto suponía una ofensa privada a un
particular, lo que engendra miedo, y el miedo lleva a prepararse para la
defensa, y estos preparatorios provocan la aparición de partidarios, y de los
partidarios nacen las facciones en las ciudades, y de las facciones la ruina
del estado. Pero como el asunto lo manejó quien tenía autoridad para ello,
se pudieron evitar todos los males que podían haber acontecido si se
hubiera resuelto privadamente.
___________________________
14
Tito Livio expone el caso en el libro segundo. Según él, las opiniones de Coriolano no sólo disgustaban a la
plebe hasta el punto de ponerla al borde de la rebelión armada, sino que también le parecía demasiado
violentas al senado. Coríolano (que había ganado este sobrenombre por sus glorias militares) se negó a
comparecer en el juicio, fue condenado y, saliendo de Roma, se estableció con los volscos, enemigos de
Roma, poniendo a su servicio su experiencia militar. Los resultados fueron tan favorables para los volscos
que Roma se apresuró a enviar legados a Coriolano, que se mostró inflexible. Al fin, su madre y su esposa
presentándose suplicantes ante él. consiguieron hacerle deponer su actitud.
Nosotros mismos hemos visto, en nuestro tiempo, cuánto desórdenes ha
provocado, en la república de Florencia, el no poder desfogar la multitud su
indignación contra un ciudadano por vías legales, como sucedió en la época
en que Francesco Valori era prácticamente el príncipe de la ciudad, pues
muchos pensaban que era un hombre ambicioso, que con su audacia y
temeridad quería colocarse por encima de las leyes, pero como no había
en aquella república más camino para oponérsele que la formación de un
partido contrario al suyo, sin temor al empleo de procedimientos
excepcionales comenzó el uno a buscar partidarios que los defendiesen, y,
por otra parte, los que se oponían a él, sin ningún recurso legal para
hacerle frente, recurrieron también a medios excepcionales, de modo que
acabó por llegar a las armas15 . Y si hubiera sido posible oponérsele por
procedimientos previstos por la ley, se le hubiera despojado de su
autoridad con daño para él solo, mientras que al recurrir a medios
extraordinarios no se le perjudicó sólo, sino a muchos otros nobles
ciudadanos. Podríamos añadir aún, para sostener dicha conclusión, los
incidentes acaecidos en Florencia en torno a Pietro Soderini, que
sucedieron únicamente por no haber en aquella república ningún
procedimiento de acusación contra las ambiciones de los ciudadanos
poderosos. Pues acusar a un poderoso ante ocho jueces no basta: es
preciso que los jueces sean bastante, pues los pocos siempre obran a
gusto de los pocos16 De modo que, si hubiera existido una regulación al
respecto, o los ciudadanos lo hubiesen acusado por haber
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15
Se refiere a Maquiavelo a los graves incidentes que acaecieron en la primavera de 1498. Valori, antiguo
partidario de los Medici se convirtió a la causa de Savonarola, llegando a ser el jefe de este partido. Fue
gonfaloniero en 1497. luego, los partidarios de los Medici lograron colocar un gonfaloniero de su partido, pero
Valori le acusó de traición y presionó para que fuera condenado a muerte. Luego Valori se puso a la cabeza
de la ciudad con poderes extraordinarios, y su gobierno fue derivado por los desórdenes a que alude
Maquiavelo, en el transcurso de los cuales encontró la muerte el propio Valori. Tras esto, el partido de
Savonarolaa perdió toda influencia.
16
Alude a la dimisión de Pietro Soderini y a la caída de la república florentina en 1512, episodio que
Maquiavelo lamentaba profundamente y al que ya hecho referencia anteriormente ( en el capítulo H
Ver también la nota en la que se resume el incidente.
obrado mal, y de este modo, sin hacer venir al ejército español, se hubiera
calmado los ánimos, o, no habiendo obrado mal, nadie se hubiera
empeñado en enfrentarse a él por medio de que la acusación se volviese
en contra suya, y así, de cualquier manera, hubiera cesado aquella
inquietud que fue causa del desorden.
___________________________
17
Tito livio lo cuenta en el libro quinto. El lucumón era supremo magistrado de una ciudad etrusca. Livio dice que
había ssido violada la esposa, y no la hermana, de Arunte.
útiles en un república, son en cambio, inútiles y dañinas las calumnias, como
demostraremos en el capítulo siguiente.
Aunque la virtud de Furío Camilo, gracias al cual se vio libre Roma de la opresión de los
galos, se ganó el reconocimiento de todos los ciudadanos, sin por ello sentir mengua en
su categoría o reputación, sin embargo Manlio Capitollino no podía soportar que se le
atribuyese tanto honor y tanta gloria, pero pensaba que, en lo que respecta a la salvación
de Roma, él que había salvado el Capitolio, merecía tanto, como Camilo, y en las otras
hazañas guerreras tampoco le era inferior. De modo que roído por la envidia no
pudiendo descansar por la gloría del otro, y viendo que no podía introducir la discordia
entre los senadores se volvió a la plebe, sembrando en ella ideas siniestras. Decía, entre
otras cosas, que el tesoro que había reunido entre todos para entregarlo a los galos, y
que luego no se les entregó, había sido usurpado por ciudadanos particulares, que si se
recuperarse, podía emplearse en asuntos de utilidad pública, aligerando a la plebe de
los impuestos o de las deudas privadas. Estas palabras tuvieron bastante eco en la
plebe, de modo que comenzaron a extenderse rumores y a organizarse, con este motivo,
repetidos alborotos en la ciudad, lo que disgustó al senado, que juzgando peligrosa la
situación, nombró un dictador para que tomase cartas en el asunto y frenase los ímpetus
de Manlio18 De lo que resultó que el dictador le hizo comparecer a juicio
inmediatamente, y
___________________________
18
Livio cuenta el caso al principio del libro sexto. El dictador elegido en 366 a.C. fue Auto Cometió Coso, El
personaje de Camilo que con un ejército de ancianos y adolescentes, desaminados y poco operativos,
consiguió con su astucia, inteligencia y valor derrotar a tres ejércitos fuertes y con la moral muy alta,
resulta particularmente simpático. En cuanto al tesoro, al que se añadió el presio de la venta de los
prisioneros enemigos, se devolvió y, con el sobrante se labraron tres copas de oro que ofrecieron a
Juno en nombre de Camilo.
se encontraron en público, frente a frente, el dictador en medio de nobles y Manlio
rodeado por la plebe. Se le preguntó a Manlio qué sabía del paradero de ese tesoro
del que tanto hablaba, pues el senado estaba tan deseoso de oírlo como la plebe, a lo
que Manlio no respondía nada concreto, sino que, con evasivas, decía que no era
necesario repetir lo que sabía todo el mundo, de modo que e dictador le hizo encarcelar.
Se pone de manifiesto en este ejemplo cuan detestable resulta la calumnia, tanto en las
ciudades libres como en cualquier tipo de régimen político, y cómo, para atajarla, se
deben emplear cuantos medios se tenga a mano, sin excepción. No puede haber mejor
método para cerrarle el paso que emplear la acusación pública, porque tanto como las
acusaciones favorecen a república la perjudican las calumnias y una y otras se
diferencian en esto: que las calumnias no tienen necesidad de testigos y de otras
pruebas, de modo que cualquiera puede ser calumniado por cualquiera, pero no puede,
en cambio ser acusado, porque las acusaciones necesitan el apoyo de pruebas
verdaderas y de circunstancias que demuestre lo fundado de la acusación. Los hombres
son acusados ante los magistrados, ante el pueblo, ante el consejo; son calumniados
por las lazas y los sopórtales. Se emplea más la calumnia donde se usa la acusación
o en las ciudades que no la tiene prevista en sus ordenanzas. Por eso, el que organiza
una república debe establecer cauces legales para que se pueda acusar públicamente a
cualquier ciudadano, sin ningún miedo, sin ninguna consideración, y hecho esto y
observado escrupulosamente, debe castigar duramente a los calumniados, los cuales
no pueden quejarse si son castigados, habiendo lugares abiertos donde podían hacer
oír los cargos que iban difundiendo calumniosamente por los pórticos. Y cuando este
punto asunto no está debidamente regulado, se sigue siempre grandes desórdenes,
pues las calumnias irritan a los ciudadanos y no castigan, y los irritados piensan en
vengarse, odiando, y no temiendo, los cargos que se les hacen.
Esta cuestión, como digo, estaba bien regulada por la ley en Roma, y estado siempre
mal organizada en nuestra ciudad de Florencia. Y lo mismo que en Roma ese orden hizo
mucho bien, en Florencia este desorden ha causado mucho mal. Y quien lea la historia
de esta ciudad, verá cuántas calumnia se han levantado en todas las épocas a todos
los ciudadanos que han tomado parte en los asuntos importantes del gobierno. De uno
decían había robado los dineros públicos, de otro que no había llevado a buen término una
empresa por haber sido corrompido, y de aquél que por su ambición había causado tales
o cuales perjuicios. De esto nacían odios por todas partes, lo que daba lugar a la división.
La división engendraba facciones, y las facciones llevaban a la ruina del estado, si
hubiera existido en Florencia un procedimiento para acusar a los ciudadanos y castigar
a los calumniadores, se habría evitado la mayoría de los alborotos que han tenido lugar
en ello.
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19
Los hechos sucedieron en 1430. Luca recibió frecuentes y eficaces ayudas del duque de Milán, al sazón
Filipo María Visconti.
20
Era un funcionario público que tenía a su cargo juzgar las acusaciones.
21
en el 1433, el partido aristocrático, al mando de Rinaldo Albizzi, dio un golpe de estado, pero no mantuvo el
poder por mucho tiempo.
9. QUE ES PRECIO QUE SEA UNO SOLO EL QUE ORGANICE DE NUEVO
UNA REPÚBLICA O EL QUE LA REFORME TOTALMENTE, SIN TENER EN
CUENTA LOS USOS ANTIGUOS.
Alguien podrá pensar que me he adentrado mucho en la historia de Roma sin hacer
todavía ninguna mención de los organizadores de aquella república, ni de las reglas
concernientes a la religión o a la milicia. Y por eso, no queriendo tener en suspenso por
mas tiempo a los que quieran saber algo de estos asuntos, comenzaré diciendo que
tal vez muchos consideren un mal ejemplo que el instaurador de un orden civil, como
fue Rómulo, hubiese antes matado a su hermano y consentido, más tarde, la muerte
de Tito Tacio, sabino, elegido como compañero suyo en el trono22 juzgando, que los
ciudadanos podrían, autorizados con el ejemplo del príncipe por ambición o por deseo
de poder, ofender a cualquiera que se oponga a sus ordenes. Esta opinión parecería
verdadera si no analizáremos los propósitos que lo indujeron a someter homicidio.
Debe tomarse como regla general que pocas veces, o nunca, sucede que una
república o reino esté bien ordenada desde el principio, o reordenada de nuevo fuera de
los usos antiguos, si o ha sido ordenada por una sola persona.
De modo que es necesario que sea uno solo aquél de cuyos métodos e
inteligencia dependa la organización de la ciudad. Por eso, un organizador prudente,
que vela por el bien común sin pensar en sí mismo, que se
___________________________
22
Livio lo cuenta en el libro primero, en cuanto al fratricidio, da dos versiones: según una Rómulo mató a
Remo en el curso de una disputa sobre la interpretación de unos augurios; según la otra, le mató porque,
tras haber jurado que moriría todo el que soltase los muros de Roma, el hermano, por juego o por
desafío, unos tumultos, pero Rómulo no vengó su muerte ni pareció sentirla mucho.
preocupe de sus herederos sino de la patria común, debe ingeniársela para ser el
único que detenta la autoridad y jamás el que entienda de estas cosas le
reprochará cualquier acción que emprenda, por extraordinaria que sea para
organizar un reino o constituir una república. Sucede que aunque, le acusan los
hechos, excusan los resultados.y cuando éstos sean buenos, como el caso de
Rómulo, siempre le excusarán, porque se debe reprender al que es violento para
estropear, no al que lo es para componer, si en prudente y virtuoso, también
evitará dejar en herencia a otro la autoridad que ha conseguido, pues, como los
hombres son más inclinados al mal que el bien, podría su sucesor usar
ambiciosamente aquello que él ha empleado virtuosamente.
Y que Rómulo sea de los que merecen excusa por la muerte de su hermano y de
su compañero, y que lo hizo por el bien común y no por ambición, lo demuestra el
hecho de que en seguida estableció un senado que le aconsejase y de
acuerdo con el cual tomaría las decisiones.
Y si examinamos con cuidado la autoridad que Rómulo reservó para sí, vemos
que se limita exclusivamente a mandar el ejército en caso de guerra y a convocar
al senado. Lo que se vio después, cuando Roma quedó libre por la expulsión
de los Tarquinos, pues los romanos no hicieron ninguna innovación en el orden
antiguo, sino solamente que en lugar de un rey
vitalicio pusieron dos cónsules anuales, lo que prueba que el orden antiguo de aquella
ciudad era más adecuado para un régimen civil y libre que para uno absoluto y
tiránico.
Se podría citar numeroso ejemplos de los dicho, como Moisés, Licurgo y otros
fundadores de reinos y repúblicas los cuales pudieron, atribuyéndose, pero lo dejaré de
lado como cosa ya sabida. Solamente aduciré uno, no tan célebre, pero digno de
consideración por parte de los que quieran ser buenos legisladores; es éste: Agís, rey de
Esparta, quería encerrar de nuevo a los espartanos en los límites fijados por las leyes de
Licurgo, pues le parecía que, por haberse desviado algo de ellas, la ciudad había perdido
bastante de la antigua virtud y, en consecuencia , de fuerza y de poder; apenas había
comenzado esta labor fue muerto por los éforos espartanos, como si hubiera querido
convertirse en tirano. Pero sucediéndole en el reino Cleómenes, en quien los recuerdos
y los criterios de Agís, habían hecho nacer el mismo deseo, considerado el propósito y
las razones que le movían a ello, éste se dio cuente de que no podía hacerle este
beneficio a la patria si no era el único que tuviese autoridad, pues dada la ambición de
los hombres, juzgaba que no le iba a ser posible hacer bien a muchos contra la voluntad
de unos pocos; de modo que, cuando se le presentó una ocasión conveniente,
hizo matar a todos los éforos y a cualquiera que pudiese oponerse a sus
designios y luego restauró completamente las leyes de Licurgo23 . Esta decisión era
apropiada para hacer resurgir Esparta, dando a Cleómenes una reputación similar
a Licurgo, si no hubiera sido por la potencia de los macedonios y la debilidad de las
demás potencias griegas. Pues después de esa restauración fue atacado por
los macedonios, y encontrándose inferior en
___________________________
23
Agís fue asesinado en 240 a. C. por los éforos, que eran los funcionarios electos encargados de controlar ta política
interior. En los cuatro años de su reinado trató de reformar Esparta mediante una aplicación estricta de
las leyes de Licurgo. Cleómenes.
Recursos y no teniendo a quien recurrir, fue vencido, y aquél propósito suyo,
aunque justo y laudable, quedó imperfecto.
Teniendo en cuenta, pues todas estas cosas, concluyo que para organizar una
república es imprescindible estar solo en el poder, y que Rómulo merece
excusa, y no reproches, por la muerte de Reno y de Tito Tacio.
A cualquier otro hombre, y si número es infinito, le toca alguna parte de loor, que se
le atribuye gracias al arte u oficio que ejerce, son, por el contrario, infames y
detestables los hombres que destruyen las religiones, que disipan los reinos y las
repúblicas, enemigas de la virtud, de las letras y de toda arte que acarree utilidad y
honor para el género humano, como son los impíos, los violentos, los ignorantes,
los ineptos, los ociosos y los viles. Y no habrá nunca nadie tan loco o tan sabio,
tan triste o tan bueno, que si se le da a elegir entre las cualidades del hombre no
alabe las dignas de alabanza y reproche fas reprochables.
___________________________
hijo de su colega , se casó con la viuda de Agis. Rey desde el año 237, fue vencido quince años más
tarde por Antígono, rey de Macedonia.
Sin embargo, luego casi todos, engañados por un falso bien y una falsa gloria, se dejan
arrastrar, voluntariamente o por la ignorancia, a lo que merece reproches que
alabanzas, y pudiendo fundar, con perpetuo honor para ellos, una república o un reino,
se convierte en tiranos, no percatándose, al tomar este partido de cuánta gloría, honor,
seguridad, quietud y satisfacción del alma dejan de lado, y cuánta infamia, vituperio,
reproches, peligrosos e inquietud echan sobre sí.
Y es imposible que los que viven privadamente en una república a los que por
fortuna o por virtud han llegado a ser príncipes, y leyes en la historia e hicieran
acopio de la memoria de los antiguos, no prefiriesen, los particulares, vivir en su
patria como Escipión y no como César, y los príncipes parecerse a Agesilao,
Timoleón, Dión, y no Nabis, Falaris o Dionisio24: verán que éstos son vituperados
por todos, y aquéllos alabados hasta el exceso.
Verán además que Timoleón y los otros no tuvieron en su patria menos autoridad que
Dionisio o Falaris, y tuvieron, en cambio, más seguridad.
Y que nadie se engañe por la gloría de César, al ver cómo lo celebran los
escritores, porque los que le alaban están corrompidos por sus fortuna y
despavoridos por la magnitud del imperio, que, amparándose bajo su nombre, no
permitía que los autores hablasen libremente de él.
Pero el que quiera saber lo que dejan los escritores libres, que lea los que dijeron
de Catilina, y César es todavía más vituperable, pues merece más
___________________________
24
Escipión, pese a sus triunfos militares , entre los que destaca el haber vencido a Aníbal, permaneció leal a la
República, al contrario que César, Agesilao de Esparta, Timoleón de Corinto y dión de Siracusa vivieron en el siglo IV
a. C. y fueron gobernantes moderados y benéficos. En cambio los otros tres fueron tiranos: Nabis de Esparta, en
los últimos años del siglo III a. C. Falaris, e Agrígento, en el siglo VI a. C. siendo particularmente célebre por su
crueldad; y Dionisio, de Siracusa, en le siglo IV a.C,
reproches el que hace un mal que el que ha querido hacerlo. Y lea también con cuántas
alabanzas celebran a Bruto, pues no pudiendo criticar a aquél por su poder, celebran
a su enemigo.
Considere ahora el que ha llegado a ser príncipe cuánta alabanza merecieron, después
que Roma se convirtió en imperio, los emperadores que vivieron sujetos a las leyes y como
buenos príncipes, y no los que hicieron lo contrario; y verá como Tito, Nerva, Trajano,
Adriano, Antonio y Marco no necesitaban soldados pretorianos ni multitud de
legiones para su defensa personal, porque sus costumbres, la benevolencia del
pueblo y el amor del senado los defendía, verá también que a Caligula, Nerón, Vitelio y
tantos otros emperadores asesinados no les bastaron los ejércitos orientales y
occidentales para salvarse de aquellos enemigos que se habían ganado por sus
costumbres y su mala vida. Y si se reflexionase profundamente sobre la historia de
todos éstos sería suficiente enseñanza para cualquier príncipe mostrarle el camino de la
gloria o el vituperio de la seguridad o el temor. Pues de veintiséis emperadores que hay
de César a Maximino, dieciséis fueron asesinados diez murieron de muerte natural, y si
entre los asesinados se encuentra tal vez alguno bueno, como Galba o Pertinax, murió
por la corrupción que su antecesor había dejado en los soldados, y si entre los que
murieron es su cama hay alguno depravado, como Severo, debe este fin a su grandísima
fortuna y habilidad, dos cosas que acompañan a pocos hombres25 Verá además, leyendo
la historia de todos ellos, cómo se puede organizar bien un reino, pues todos los
emperadores que sucedieron a su predecesor por herencia excepto Tito, fueron
malos, y los que lo hicieron por
___________________________
25
Los emperadores son: César ( asesinado), Augusto, Tiberio, Caligula (asesinado), Claudio (asesinado) Nerón
(asesinado), Galba (asesinado), Otón (asesinado), Vitelio (asesinado), Vespasiano, Tito, Domiciano (asesinado),
Nerva, Trajano, Adviano, Antonio Pío, Marco Aurelio, Commodo (asesinado) Pertinax (asesinado), Juliano
(asesinado), Septimio Severo, Caracalla (asesinado) , Macríno (asesinado), Heliogábaklo (asesinado), Alejandro
Severo (asesinado) y Maximino (asesinado). Ocupan un período que va desde el último tercio del siglo Y a.C. hasta
la primera mitad del siglo III de nuestra era.
adopción fueron todos buenos como los cinco que van de Nerva Marco
Aurelio; y cayendo luego el imperio en manos de los heredados de éste,
volvió a arruinarse.
172
Ill ARISTÓTELES
174
que nosotros, herederos, continuamos sirviéndonos para comprender la
realidad. La Política está dividida en ocho libros, de los cuales dos - el
tercero y el cuarto - están dedicados a la descripción y a la clasificación de
las formas de gobierno (el primero trata del origen del Estado; el segundo
critica las teorías políticas anteriores, especialmente la platónica; el quinto
aborda los cambios de las constituciones, o sea, el paso de una forma de
gobierno a otra; el sexto se aboca en particular a las diversas formas en las
que Aristóteles se detiene con mayor atención en toda la obra; en el séptimo
y el octavo escribe sobre la mejor forma de constitución).
el termino que Aristóteles usa para indicar lo que hasta entonces se llamaba
"forma de gobierno"es politeia, , que habitualmente es traducido como
"constitución". Lo primero que debe resaltarse es que en la política hay
muchas definiciones de "constitución" de las que conviene partir. Una de
ellas se encuentra en el tercer libro:
175
relaciones recíprocas, etc. En suma, para decirlo como Aristóteles, el
"ordenamiento de las magistraturas".
Aristóteles no se cansa de llamar la atención del lector respecto a que hay muchas
constituciones diferentes y en consecuencia una de las primeras tareas del estudioso
de la política es describirlas y clasificarlas. Aristóteles aborda el problema en el 8 7
del tercer libro, en un pasaje que por su importancia histórica debe citarse completo:
Son tres las formas de gobierno así como tres son las desviaciones
correspondientes. Tales formas son: la monarquía, la aristocracia y la
tercera forma es la que se basa en el consenso y que conviene llamarla
timocracia, aunque muchos acostumbran denominarla "politia" [...] La
desviación de la monarquía es la tiranía [...] en cambio de la aristocracia se
pasa a la oligarquía por maldad de quienes mandan [...] de la timocracia se
pasa a la democracia (1161 a-b)
Hay democracia si los libres y los pobres, siendo en número mayor, son
señores del poder; hay oligarquía si lo son los ricos y los más nobles que
constituyen la minoría (1290 b).
oligarquías se establece una pena para los ricos que no participan en las
actividades públicas y no hay un premio para los pobres si toman parte en
ellas, al contrario en las democracias no se concede ningún premio a los
pobres que intervienen en los asuntos políticos y no se fija ninguna pena a los
ricos que no participan. Como dice Aristóteles, la conciliación podría
consistir "en algo intermedio y común", por ejemplo, establecer una ley que
estipule una pena para los ricos que no participen y un premio para los
pobres que sí lo hagan.
Inmediatamente después el criterio del punto medio se aplica a las clases que
componen la sociedad:
En todas las ciudades hay tres parte: los muy ricos, los muy pobres, y tercero, los
intermedios entre éstos. Ahora bien: puesto que se reconoce que lo moderado es
lo mejor y lo intermedio, obviamente, también en el caso de los bienes de fortuna,
la propiedad intermedia es la mejor de todas, y a que es la más fácil de
someterse a la razón (1295 b).
Una vez confrontado con la realidad histórica el ideal ético del punto medio se
resuelve en el famoso elogio de la "clase media" * (ara quien como nosotros anda
en busca de "temas recurrentes", éste es uno de ellos):
La razón fundamental por la que las ciudades mejor gobernadas son aquellas en las
que predomina la clase media es la mayor estabilidad. Al respecto Aristóteles
señala poco más delante:
Que el régimen intermedio es el mejor resulta obvio, ya que sólo él está libre de
sediciones, pues donde es numerosa la clase media se originan con menos
frecuencia revueltas y revoluciones entre los ciudadanos (1296 a).
Todos los Estados, todas las dominaciones que ejercieron y ejercen imperio
sobre los hombres, fueron y son repúblicas o principados.*
* Para la traducción de los fragmentos de Maquiavelo en este capitulo me apoyo en: Nicolas Maquiavelo.
El príncipe, porrúa, México, 1970, y en: Nicolas Maquiavelo, Otras Políticas, Instituto Cubano del libro, La
habana, 1971. [T.]
Una voluntad colectiva, cualquiera que ésta sea para formarse tiene
necesidad de que se respeten ciertas reglas de procedimientos (como por
ejemplo la de la mayoría), que no se aplican a la formación de la voluntad
única del príncipe, en cuanto ésta se identifica como la de una persona física.
* Este escrito se encuentre en español en: Nicolás Maquiavelo.Obras políticas, p. 261. [ T.]
que un Estado bien ordenado no puede tener más que una u otra
constitución. Cada una de las dos formas, hoy se diría, tiene su propia
"lógica", que debe ser respetada si no se quiere crear confusiones, y dar
origen a Estados "defectuosos". El fragmento siguiente, del mismo Discurso,
es todavía más explícito.
Una tesis de este tipo parece contradecir la teoría del Estado mixto, del cual, a
pesar de todo, Maquiavelo, admirador de la república romana, es, en la misma
línea de Polibio, un partidario. También, como se ha dicho, una de las razones de
la excelencia del Estado mixto es la estabilidad. Ahora parece que para
Maquiavelo, los Estados estables son los simples, principados o repúblicas,
mientras la inestabilidad sería una característica de los "Estados intermedios".
Estos Estados son inestables por la misma razón por la cual en los partidarios del
Estado mixto, como Polibio, son inestables las formas
simples, es decir, porque en ellos y no en las formas simples se produce más
fácilmente el paso de una forma a otra.
Los ejemplos de estas dos clases de gobierno se hallan hoy en el Gran Turco
y en el rey de Francia. Toda la monarquía del Turco está gobernada por un
solo señor, del cual los demás habitantes son siervos [... ] En cambio, el rey
de Francia está rodeado por una multitud de antiguos nobles que tienen sus
prerrogativas, que son reconocidas y amados por sus subditos y que son
dueños de un Estado que el rey no puede arrebatarles sin exponer (ibid.).
Esta idea continuará hasta Hegel (e incluso más adelante). Siempre hay un
Estado del oriente, no europeo, que es útil para demostrar la existencia de
una forma de gobierno, propia de los " pueblos serviles". En Aristóteles era
Persia, en Maquiavelo Turquía en el siglo XVIII China.
En cuanto a los principados nuevos, a los que se dedica la mayor parte del
libro, Maquiavelo distingue cuatro especies de acuerdo con el diversos modo
de conquistar el poder:
a. Por virtud
b. Por fortuna.
c. Por maldad (es decir por violencia).
d. Por el consenso de los ciudadanos.
La diferencia entre los principados adquiridos por virtud y los logrados por
fortuna esta en que los primeros duran más, los segundos, en os cuales el
príncipe nuevo llega más que por los propios méritos personales por
circunstancias externas favorables, son hábiles y están destinados a
desaparecer en corto tiempo.
El principado "por Maldad " (mediante crímenes) nos permite presentar otra
consideración: en la distinción maquiavelina entre principado y república no
sólo desaparécela tripartición clásica que ya no aparece, por lo menos
directamente, la duplicación de las formas de gobierno en buena y malas. Al
menos por lo que se refiere a los principados, que es la materia del príncipe,
Maquiavelo no introduce la distinción entre principados buenos y malos, o
sea, no repite la distinción clásica entre príncipe y tirano.
Llamaría bien empleadas a las crueldades (si a lo malo se le puede llamar bueno)
cuanto se aplican de una sola vez por absoluta necesidad de asegurarse, y
cuando se insiste en ellas, pero por el contrario, se trata de que las primeras se
vuelvan todo lo beneficioso posible para los subditos. Mal empleadas son las que,
aunque poco graves al principio, con el tiempo antes crecen que se extinguen.
Todas estas formas de gobierno son perjudiciales; las tres que calificamos de
buenas por su escasa duración, y las otras tres por la maignidad de su índole
(p.100).
Maquiavelo escribe:
Suelen decir las personas entendidas, y no sin motivo, que quien desee saber lo
provenir consulte lo pasado, porque todas las cosas del mundo en todo tiempo, se
parecen a las precedente. Estos depende de que, siendo obras de los hombres,
que tienen siempre las mismas pasiones, por necesidad ha de producir los mismos
efectos (discursos, libro III, cap. XLIII, P.435).
Los cónsules y el senado hacían la constitución romana mixta de dos de los tres
elementos que hemos referido, principado y notables. Falta, pues dar entrada al
pueblo. Llegó la nobleza romana a hacerse insolente, por causas que después
diremos, y el pueblo se sublevó contra ella. A fin de no perder todo su poder, tuvo
que conceder parte al pueblo [...] . Tan favorable le fue la fortuna, que aun
cuando la autoridad pasó de los reyes y de los notables al pueblo por los mismos
grados y por las mismas causas antes referidas, sin embargo no abolieron por
completo el poder real para aumentar el de los nobles, ni se privó a éstos de toda
su autoridad para darla al pueblo, sino que haciéndola mixta, se organizó una
república perfecta) pp. 101 -102).
UNIDAD 1
1992.
HISTORIA DE LA TEORÍA
POLÍTICA
Hasta ahora he bosquejado los ideales políticos de Aristóteles sin alentar ningún
problema respecto a las discrepancias y dificultades que aparecerían en caso de
que tales ideales se pusieran en relación con las instituciones y prácticas reales de
las ciudades. El ideal es en sí casi tan deductivo como el de Platón y al parecer se
formó mediante una especie de análisis dialéctico de los defectos de la teoría
anterior. Pero es evidente que las discrepancias entre la práctica y los fines
realmente perseguidos por el gobierno son mucho más importantes en Aristóteles
que en Platón. En este no había supuesto nunca que un ideal necesite, para ser
válido, encarnar en la práctica y nuca aceptó que la costumbre como tal tuviese
el título de sabiduría que le adjudicaba la doctrina aristotélica. Si los hechos no
pueden cuadrar con los ideales, Platón podría decir siempre, como el matemático
o el místico, tanto peor para los hechos. Aristóteles, que siente un gran respeto por
el sentido común y la sabiduría de los siglos pasados, no puede ser tan radical.
Podía ser reformistas, pero nunca revolucionario. Su pensamiento tiene que
inclinarse hacia la opinión de que, aunque el ideal sea una fuerza efectiva,
tiene que ser una fuerza que se encuentre dentro de la corriente real de los
hechos, y no en tenaz oposición contra ella.
El saber inherente a la costumbre tiene, por así decirlo que ser un principio
guía que utilice la plasticidad ofrecida por las condiciones reales para elevar a
éstas gradualmente, dándole una conformación mejor. Esta es la concepción
de la naturaleza a la que acabó por llegar Aristóteles como resultado de su
reflexión, tanto sobre el problema sociales como sobre cuestiones biológicas.
Que Aristóteles no dejaba de preocuparle este problema, ni siquiera cuando
escribió el tratado sobre el estado ideal, se deduce claramente de las
complejidades del libro III, en el que se estudian los problemas cruciales de
toda la obra. La conclusión del libro muestra que estaba destinada servir de
introducción al estudio de un estado ideal. Sin embargo, los libros Vil Y VIII
prueban que Aristóteles quedó tan poco satisfecho de la ejecución de su
proyecto que no lo completó nunca, y cuando amplió la primera redacción,
no lo hizo continuando el esquema del estado ideal, sino insertando los libros.
IV a VI. Estos libros tienen una finalidad claramente realista y lo mismo
puede decirse de su tono, pero el pensamiento sigue unas líneas iniciadas
en el libro III. Podemos concluir que la construcción de un estado ideal fue
siendo cada vez menos simpática al modo de pensar de Aristóteles
conforme iba éste aumentando en edad, y también que el Estagirita acabó
por encontrar en el libro III una introducción a una investigación que no
había intentado hacer en un principio. La lectura del propio libro III apoya
esta conclusión. Sus complejidades se deben, al menos en parte, al hecho
de que una introducción al problema del estado ideal implica, para la mente
de Aristóteles, un estudio bastante extenso de las clases de estados
existentes. Con frecuencia tiene evidentemente más interés en el estudio
empírico que en la finalidad que se ha propuesto. En resumen, las razones
que llevaron a Aristóteles a insertar los libros IV a VI después del III eran
sólidas, aunque
todo hace presumir que no eran las mismas que le llevaron a escribir en
primer lugar el libro III. El plan excedió de su objetivo primero, pero ello fue
resultado de intereses que se daban desde un principio.
Todo el mundo admitirá, dice Aristóteles, que el estado debe realizar la justicia
en la mayor medida posible y también que la justicia significa alguna forma de
igualdad. Pero significa la igualdad que todo el mundo deba contar como uno y
nadie como más de uno, como supone el demócrata? O significa que un hombre
poseedor de grandes propiedades y situado acaso en un buena posición social y
dotado de una buena educación debe contar como más de uno, como cree el
oligarca? admitido que el gobierno debe
___________________________
11
Leyes, 690 a ss
ser ejercido por gobernantes sabios y virtuosos, dónde habrá de colocarse el
poder para conseguir la sabiduría y I virtud, o al menos la máxima
aproximación posible a ambas cosas?
Una monarquía de tipo local corresponde más bien a la autoridad doméstica que a
la política. Nada sino el hecho de que acepta la clasificación platónica de seis
formas de gobierno hace que la tome en cuenta.
Cuando Aristóteles para el examen de las monarquías existentes, abandona en
absoluto la consideración de un estado ideal. Conoce dos formas puras de
monarquía, la espartana y la dictadura, pero ninguna de ellas es una constitución,
y dos clases de constitución monárquica, la monarquía oriental y la de los
tiempos heroicos.
Esta última es, desde luego, cuestión de conjetura y se encuentra en realidad fuera
de la experiencia de Aristóteles.
La monarquía oriental es más bien una forma de tiranía, aunque es legítima para
los bárbaros, ya que los asiáticos son esclavos por naturaleza y no se oponen al
gobierno despótico. Por consiguiente, la monarquía real, tal como lo conoce
Aristóteles equivale en sustancia a un gobierno como el de Persia. Sin embargo, la
importancia que tiene el estudio de la monarquía consiste en el lecho de distinguir
varías clases de monarquía, más bien que en lo que dice acerca de ellas.
Debe ser ya claras para el lector las razones por las que los ideales políticos de
Aristóteles no dieron por resultado la construcción de un estado ideal. El estado
ideal representa una concepción de la filosofía política heredada de Platón y poco
acorde con el espíritu aristotélico.
Cuanto más se aproximaba el Estagirita a un pensamiento y una línea de
investigación independiente, tanto más se inclinaba al análisis y descripción
de las constituciones reales. La gran colección de ciento cincuenta y ocho
historias constitucionales hecha por él y sus discípulos, señala el momento en
que cambia su pensamiento, y sugiere una concepción más amplia de la
teoría política. Esto no significa que Aristóteles se dedicase únicamente a la
descripción. La esencia de la nueva concepción consistía en unir la
investigación empírica con la consideración, más especulativa de los ideales
políticos. Los ideales morales - supremacía de la ley, la libertad e igualdad
de los ciudadanos, el gobierno con arreglo a derecho, el perfeccionamiento
de los hombres en una vida civilizada - son siempre para Aristóteles los
fines para los que debe existir el estado. Lo que descubrió fue que la
realización de esos ideales era infinitamente complicada y requería infinitos
ajustes a las condiciones del gobierno real. Los ideales tienen que existir,
no como el paradigma celestial de Platón, sino como fuerzas que operen
por medio de instrumentos en modo alguno ideal.
LECTURA RECOMENDADA No.2
POLÍTICA Y PERSPECTIVA
V LA ECONOMÍA DE LA VIOLENCIA.
Antes de Maquiavelo, habían sido pocos los teóricos políticos dispuesto a
cuestionar la formalicen elemental de que "la seguridad es imposible para el
hombre, a menos que esté en conjunción con el poder",87 pero eran todavía
menos los que habrían aceptado declarar que le poder era el atributo
distintivo del Estado. En verdad ha sido y continúan siendo una de las
persistentes inquietudes del teórico político occidental elaborar ingeniosos
velos de eufemismo con los cuales ocultar el hecho desagradable de la
violencia, veces ha hablado, en tono demasiado sonoro, de "autoridad",
"justicia" y "ley", como si estas expresiones honoríficas pudieran por sí sola
trasformar la coacción de simple restricción.
___________________________
84
Prince, II; Discourses, Y, vi (7)
85
Ibid., Y, vi (9). En un momento Maquiavelo utilizó la metáfora de un árbol que necesitaba un tronco lo
bastante grande para sostener varias ramas [ Discourses, II iiii (3) . También fue pertinente su crítica a
Esparta por no haber logrado adaptarse a las exigencias del imperialismof Ibid, II, iii (2-3)]. Los métodos de
expansión para una república fueron examinados en ibid., II. iv
86
Discourse, I, ii (13)
87
Ibid., Y, y (8); History, H, ii (págs 52-53)
Es cierto que el impacto psicológico del poder se suaviza y despersonaliza si
se lo presenta como agente de un objetivo. También es cierto que hay
numerosas sutiles formas de coacción que se van trasformando a medida
que se alejan del extremo de la violencia. Que tal aplicación de la violencia
sea considerada anormal representa una significativa adquisición de la
tradición política occidental, pero si se la acepta con demasiada naturalidad,
puede llevar a descuidar el hecho primordial de que el núcleo esencial del
poder es la violencia, y que ejerce el poder suele ser aplicar violencia sobre
la persona o posesiones de alguien. No se puede acusar a los autores
anteriores a Maquiavelo de haber ignorado el poder.
___________________________
88
Discourses, I, xxvi (1).
89
Prince, XVII (1)
Si esta es la naturaleza de la acción política, lo que se ha denominado la
obsesión por el poder de Maquiavelo es más bien su convicción de que le
nuevo "nuevo camino" no podía efectuar contribución mayor que crear una
economía de la violencia, una ciencia de la aplicación controlada de la
fuerza. Tal ciencia tendría por tares proteger el límite que separaba la
creatividad política de la destrucción. "Porque quien merece reproche es el
hombre que emplea la violencia para estropear las cosas, y no quien la
utiliza para corregirlas".90 El control de la violencia dependía de que la
nueva ciencia pudiera administrar la dosis precisa adecuada para
situaciones específicas. En las sociedades corruptas, por ejemplo, la
violencia representaba el único medio de impedir la decadencia, un
tratamiento de shock breve, pero severo, destinado a restaurar la
conciencia cívica de la ciudadanía.91 En otras situaciones, oída disminuir la
necesidad de acciones extremas; se podía manejar a los hombres
recurriendo a sus temores, utilizando la amenaza en lugar de la coacción
efectiva, pero toda aplicación debía ser meditada juiciosamente, porque el
ejercicio indiscriminado de la fuerza y el constante reavivamiento del temor
podían provocar el mayor de todos los peligros para cualquier gobierno: ese
tipo de difundida apresión y odio que empujaba a los hombres ala
desesperación. La verdadera prueba de que la violencia había sido
utilizada correctamente la daba el hecho de que las crueldades aumentaran
o disminuyeran con el tiempo.92
91
Ibid, III, xxii (4). Sin embargo,también había sociedades que se habían corrompido hasta ser irredimibles.
En estas de nada valía el poder. Discourses., I, xvi (2).
92
Prince, VIII (7); Discourses, I, xb/ (3-4); HI, vi (3-4). En Prince, XDC, se trazaba un significado contraste
entre el grado y tipo de violencia necesaria para establecer un nuevo Estado, tal como 1 o ejemplificaba Severto,
con la necesaria para mantener el Estado, como en el caso de Marco, solo a ésta última llama
verdaderamente gloriosa Maquiavelo.
colonialismo. Uno de los objetivos fundamentales del arte de la guerra, era
demostrar que, si bien la acción militar seguía siendo un hecho inevitable de
la condición política, era posible reducir su costo con una adecuada atención
a la estrategia, disciplina y organización. El príncipe y los discursos
continuaba el mismo tema de la economía con consejos como estos: un
príncipe debe tener minuciosamente en cuenta sus recursos porque una
guerra, aunque podía se iniciada por capricho, no era tan fácil de concluir, un
ejército inseguro era un instrumento de violencia ineficaz, porque multiplicaba
la desviación sin obtener ninguna de las compensaciones que otorga la
victoria; evitar una guerra necesaria era costoso, pero prolongarla lo era
igualmente; cuando un príncipe veía debilitada su posición aun habiendo
salido victorioso, era porque había sobrestimado sus recursos de poder.93
___________________________
94
Discourses, II, x; III. xxxii; History, VI, i
95
Discourses, II vi, xxxii.
de que fuera posible reducir de modo apreciable la incidencia de la fuerza en
la política internacional. Aunque se pudiera controlar los efectos de la
violencia, el recurso a ella no disminuiría.
97
Discourses, I, ix (3).
anormales " de represión. "Cuanto mayor es su crueldad, más débil se hace
su régimen".98 La aprobación pública lejos de limitar su iniciativa, podría ser
utilizada para reducir el alto costo en violencia que implicaban las reforma
profundas. En una revolución por consenso (commune consenso) no era
necesario perjudicar mas que a unos pocos. 99
___________________________
98
Ibid.,Y,xvi(5)
99
Ibid., Ill, vn (2).
100
Ibid., II,xx (4); III, vii (2). Esta preocupación resalta con suma claridad en el notable fragmento
donde describió el destino que acecha a quienes profanan los medios. Se nos explica que le buen
príncipe, que utilizaba el poder para restaurar la salud de la comunidad tenía asegurada fama eterna;
quien destruían o mutilaban sus principados, estaban condenados a eterna infamia [ ibis., I, x (9-101)].
correspondía un condena especial al gobernante inepto que, habiendo recibido un Estado seguro y libre,
lo despreciaba estúpidamente fibid, I, x ( 1, 2, 6); III, v (2) ]. Además, la actividad política tiene, como
la religión, su hagiologí, su jerarquía de sanatos integrada por quienes ha utilizado creativamente el
poder. La primera categoría correspondía a los fundadores de religiones: la siguiente, a quienes habían
establecido reinos o repúblicas; venían luego, en orden de excelencia, los generales, hombres de letra
y,por último, los que se habían destacado en cualquiera de las artes. Pero había tenido también una
lista paralela de los nihilistas, enemigos del futuro, que habían destruido religiones, reinos repúblicas, las
letras y la virtud misma.
teórico moderno de la violencia, Georges Sorel. Este exhibe un ejemplo
auténtico de intelectual político y responsable, encendido por ideas románticas
de heroísmo, predicando el uso de la violencia para fines deliberada y
orgullosamente presentados bajo el vago perfil del " mito" irracional, sin pensar
en el precio, segado por una visión de viriles bárbaros proletarios que
revitalizarían al decadente Occidente.101 No había, en cambio, sugerencia alguna
de infantil deleite cuando Maquiavelo preveía la bárbara y salvaje destructividad
del nuevo príncipe, que barría con los ordenamientos establecidos de la
sociedad y "nada dejaba intacto". Si surgía en cambio, la lacónica observación
de que era preferible ser un ciudadano privado a emprender una carrera que
entrañaba ruina para los otros hombres.102 Esto sugiere que un teórico como
Maquiavelo consciente de la limitada eficacia de la fuerza y dedicado a explicar
cómo utilizar su técnica con más eficacia era mucho más sensible a los dilemas
morales de la actividad política y estaba mucho más entregado a la preservación
del hombre que aquellos teóricos que, saturados por la indignación moral y
ansiosos de regeneración heroica, predicaban la purificación por la sagrada
llamada de la violencia.
___________________________
101
Aunque es posible que el intento de Maquiavelo de crear un mito político-teológico no parezca muy
convincente, y aunque podemos cuestionar su seriedad en cuanto a esperar que el actor político sea
influido por el temor al juicio de la historia, estas consideraciones atestiguan, si la seriedad moral de la
nueva ciencia.
102
Reflexiones sur la violence. París, 10a. de., 1946, págs. 102 - 22, 168, 173 - 74, 202. 273