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DE
SOCIOLOGÍA
UNIVERSIDAD CENTRAL
Número 1 2006.
SANTIAGO - CHILE
REVISTA CENTRAL DE SOCIOLOGÍA
ISSN Nº 0718 - 4379
REVISTA DE LA ESCUELA DE SOCIOLOGÍA. FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
AÑO 1, 2006. Nº 1
DECANO
DR. RER. NAT. ARÍSTIDES GIAVELLI
ITURRIAGA
COMITÉ EDITORIAL
ARÍSTIDES GIAVELLI ITURRIAGA
DIRECTOR ESCUELA DE LUIS GAJARDO IBÁÑEZ
RODRIGO LARRAÍN CONTADOR
SOCIOLOGÍA
DR. © LUIS GAJARDO IBÁÑEZ
Ideología educacional. 40
Ivonne Fabiola Arenas Oyarce
L
a Revista Central de Sociología surge producto del nivel de consolidación alcanzado
por el proyecto educativo que guía a la Escuela de Sociología, que luego de 6 años de
trayectoria, tituló a la primera generación de sociólogos de la Universidad Central y
dispone de un cuerpo docente de amplia experiencia académica y sólido prestigio pro-
fesional. La revista asume el espíritu declarado en la misión de nuestra Universidad y los valores
que la representan destacando en este plano el pluralismo, la ética y la integridad. Por esta razón,
la revista constituye un espacio abierto a las diversas perspectivas que se proponen examinar la
sociedad contemporánea y de este modo colaborar en la restitución del rol central que debe ocu-
par el pensamiento analítico, reflexivo y crítico en las ciencias sociales en Chile. Nos asiste una
voluntad por contribuir al desarrollo del develamiento de las matrices constitutivas de las relacio-
nes sociales y sus campos culturales que condicionan la cotidianeidad de nuestras vidas.
Es una reflexión de un colectivo, que desde la sociología pretende desarrollar un espacio de
discusión para académicos e investigadores interesados en exponer públicamente sus puntos de
vista y contrastar los resultados de sus investigaciones. Como todo proyecto que recién se inicia,
estará cruzado por múltiples intentos de búsqueda de caminos de exploración para construir imá-
genes y conocimientos, que puedan concitar reacciones, reflexiones y colaboraciones de nuestros
pares académicos. Hacemos este esfuerzo, desde una posición modesta pero ambiciosa. En es-
tricta concordancia con las directrices de las autoridades superiores de la Universidad Central,
nuestra visión es constituirnos en uno de los referentes de importancia nacional en el proceso de
construcción e institucionalización de la sociología como disciplina y profesión. Nos fortalece el
hecho de sentirnos acompañados de otros proyectos disciplinarios, que en el contexto de la Facul-
tad de Ciencias Sociales y de nuestra Universidad Central, nos permite avanzar con seguridad en
una senda de libertad y compromiso.
La Revista Central de Sociología, es también de ustedes, los lectores que nos acompañarán
en nuestro proyecto. La sociología deviene en reflexión sustantiva sólo cuando es corporizada por
colectivos académicos, que son imbuidos por la discusión reflexiva en torno al develamiento de las
estructuras y relaciones sociales.
Por ello, nuestra propuesta de revista, se orienta a la inauguración de un espacio de colabo-
ración sinérgica de reflexiones, pensamientos y acciones, que convoquen a los actores sociales,
para construir conocimientos críticos y reflexivos. Con nuestros alumnos y profesores, pretende-
mos elaborar una malla de tematizaciones de las nuevas tramas de relaciones y micro sociedades,
que se instalan en la realidad de Chile.
LUIS GAJARDO
DIRECTOR DE ESCUELA DE SOCIOLOGÍA
RESUMEN
En esta investigación, queda en evidencia que la educación no constituye una va-
riable independiente que actúa alterando la relación entre el origen social y la posición
futura del egresado de enseñanza media. Asimismo, los resultados indican que la edu-
cación, en una buena medida no hace más que reproducir las diferencias que se pre-
sentan en el origen social contribuyendo a la mantención de las diferencias sociales. En
esencia, con la educación ocurre algo similar a lo que pasa con la distribución del ingre-
so. En cada quintil, ha aumentado el ingreso de las personas en términos absolutos, pe-
ro las diferencias relativas entre el quintil uno y el cinco han aumentado. Con estos
resultados, resulta severamente cuestionada la idea que, en la sociedad chilena, las
oportunidades se encuentran abiertas para todos los que efectúen un esfuerzo sistemá-
tico. Incluso la ideología de la meritocracia, es discutible. Los resultados de mayor im-
portancia, indican que el nivel socioeconómico se relaciona con la actividad que el
alumno realiza luego de egresar de la enseñanza media. Específicamente, tres de cada
cuatro alumnos del nivel socioeconómico más alto sólo estudia, comparado con uno de
cada cuatro en el nivel más bajo.
I. INTRODUCCIÓN
D
urante las últimas dos décadas, la Sociedad Chilena ha experimentando un conjun-
to de cambios radicales que afectan directamente dimensiones importantes de su
estructura. En efecto, en el ámbito político se produce el transito desde un gobierno
dictatorial hacia uno de carácter democrático liderado por la Concertación de Parti-
dos por la Democracia que, paulatinamente, ha introducido mayores niveles de democratización del
sistema político y que actualmente continua en el poder. En el área económica, se acentúa el mode-
lo neoliberal que asigna la iniciativa económica al sector privado y el Estado asume un rol estricta-
mente subsidiario. Áreas que tradicionalmente fueron administradas por el Estado por las
importantes implicancias sociales que ellas producían, como por ejemplo, salud, educación, vivien-
da, obras públicas, agua potable y electricidad, en la actualidad son administradas por consorcios
nacionales e internacionales.
II. EL PROBLEMA
III. OBJETIVOS
Como ya se indicó, se entrevistó a un total de 399 alumnos egresados de Cuarto año de en-
señanza media que constituyen el 29.2% de la muestra original. Su distribución por estrato socioe-
conómico se presenta a continuación:
Los datos indican que el porcentaje de alumnos que obtiene más de 500 puntos en la PAA
aumenta de 33.8% en el nivel socioeconómico más bajo al 75.5% en el nivel mas alto, en otras pa-
labras, existe una correlación positiva entre las variables.
Si con los resultados de la parte verbal y matemática de la PAA, construimos un mapa de po-
sicionamiento se aprecian con mayor claridad las tendencias descritas:
RESUMEN
La formación de profesionales, desde una óptica académica, implica un conjunto de exigen-
cias a las que aludiremos en el curso del presente artículo. Las universidades, desde distintas
posiciones deben afrontar la resolución de estas exigencias, con desiguales grados de informa-
ción y recursos. Este articulo, destaca que estando todas las Universidades demandadas por fe-
nómenos de revolución cualitativa de los procesos de enseñaza aprendizaje, algunas estarán
mejor posicionadas por accesos privilegiado a las redes del mercado laboral. Así, se estaría en
presencia de egresados, con escasas oportunidades de acceso superior a sus nichos laborales
y egresados de élite, con despliegue irrestricto de circulación horizontal y vertical, en virtud de
redes sociales autarquicas. En lo social, estos grupos marginados aumentan cada día más los
bolsones de contingentes calificados para entrar al mercado laboral, pero que no encuentran un
nicho que les ofrezca o reconozca como expectativa un perfil que se adapte a las exigencias del
modelo económico
I. INTRODUCCIÓN
E
n todos sus niveles, la educación enfrenta permanentemente el desafío de alcanzar en alto
grado las finalidades que le son inherentes y, al mismo tiempo, de satisfacer los objetivos
concretos del contexto social del cual forma parte.
Sin duda, esta tensión opera de un modo particularmente intenso en el caso de la edu-
cación universitaria, no sólo por constituir ella la cúspide del sistema, sino por la mayor significación
que el medio concede a la actividad profesional que cumplen los egresados de ella.
Las universidades deben, permanentemente, esforzarse por alcanzar una reactualizada cali-
dad de su quehacer intrínseco y, a la vez, alcanzar un adecuado reconocimiento, dentro de un mer-
cado competitivo, por su aporte al desarrollo a través de sus titulados.
1 Es Profesor en Educación Básica, Licenciado en Educación, Diplomado en Acción Social por la Comunidad Europea, Master
en Estudios Sociales Aplicados, Magíster en Administración de Empresas y Doctor en Sociología. Académico de la
Universidad de Los Lagos.
2 Es Socióloga, Magíster © en Currículo, Académica de la Universidad de Los Lagos.
3 Es Socióloga, Académica de la Universidad Bolivariana.
La situación esbozada en las páginas precedentes, invita a una reflexión de fondo. Como
contribución a ella, planteamos las siguientes preguntas: a) ¿Tienen los jóvenes universitarios re-
cién egresados un trabajo asegurado en el mercado laboral? b) ¿Bajo qué condiciones de exigen-
cias por parte de éste? c) ¿Son las mallas curriculares adecuadas a las expectativas del mercado y
a sus exigencias, en cuanto a la capacitación de los jóvenes para ser contratados y ocupar algún
puesto de trabajo? d) ¿Qué razones hacen que las empresas exijan de parte de los jóvenes contra-
tados una polifuncionalidad, respecto a la labor que van a ejercer dentro de éstas? e) ¿Las prácti-
cas profesionales, son las adecuadas y están avaladas en el sentido de asegurar un puesto de
trabajo a partir de estas?
7 Juan Carlos Tedesco (1987): “El desafío educativo. Calidad y democracia” Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires.
8 Op cit, páginas 48 – 49.
9 En el Manual para el desarrollo de procesos de Autoevaluación.
En relación con las mallas curriculares, éstas tienen que estar en concordancia con las exi-
gencias actuales, de tal forma que permitan alcanzar un saber y un saber hacer (un dominio técnico
de las disciplinas de conocimiento y un saber hacer que por su parte es aplicación técnica), pero
que a la vez integre sus bases culturales, filosóficas y científicas. Al respecto podemos citar10 que
los profesionales critican la formación práctica en las universidades, lo cual se muestra en que más
del 53% de los jóvenes egresados consideran que su aprendizaje fue sólo académico y desvincula-
do de la realidad. Los recién titulados desconocen como funcionan las empresas y enfrentan serias
dificultades en su primer trabajo.
Sería de desear por otra parte, que esta percepción o molestia manifestada por los jóvenes,
representara, al menos en una primera instancia, una toma de conciencia de su propia responsabili-
dad en el proceso formativo. Así, cuando tienen la condición de estudiantes, podrían trabajar en pos
Por cierto, todo lo anterior, pone también sobre el tapete la necesidad de adecuados y actua-
lizados niveles del cuerpo docente.
En ese sentido, Brunner y Elacqua (2003) plantean las siguientes recomendaciones: “...Para
elevar la calidad y productividad de su sistema de educación superior y ponerlo a la altura de las
exigencias de una economía basada en el uso intensivo de conocimientos, el país necesita elevar
las calificaciones del personal académico, ampliando las oportunidades de formación en el nivel de
postgrado y títulos para hacerla converger con aquella que interiormente están adoptando los países
12 E. Castro (1996): “Formación inicial de profesores en el contexto de la Modernización Educacional”. Convención Nacional
de Pedagogía, Valparaíso.
13 Julia González Robert Wagenaar (Editores) (2003): Tuning Educational Structures in Europe Informe Final Fase Uno,
1. Exceso de oferta por parte de los contingentes de jóvenes que egresan de las diferentes
universidades.
2. Ahorro en inversión en recursos humanos.
3. Esta es impuesta como parte del perfil esperado por las empresas respecto al desempeño
de un universitario.
4.- Nichos de mercados especializados y segmentados que exigen mayor productividad con
el fin de posicionarse de mejor manera en el mercado laboral
5. El mercado laboral neoliberal, ha sufrido un vuelco cualitativo en el sentido de que se privile-
gian las carreras polifuncionales y en especial las ingenierías, es así como encontramos in-
genieros comerciales e ingenieros civiles que van ocupando cargos desde gerencias de
recursos humanos hasta marketing en las empresas, ¿Será que en estas carreras son pre-
parados para cumplir eficientemente con este perfil que espera el mercado?
Respecto a las prácticas profesionales, también hay diferencias significativas, los alumnos de
estratos altos, que estudian en universidades de prestigio y de gran contacto con el mercado laboral
(profesores que, a su vez, son empresarios, políticos etc.), cuentan con prácticas aseguradas en
empresas de prestigio, donde en la mayoría de los casos son los contratados para hacer su carrera
y donde también son reclutados por los head hunters (ver más abajo) para cambiarse de empresa
con mejores cargos y remuneraciones.
Brunner, José Joaquín y Elacqua Gregory (2003): “Informe Capital Humano en Chile”
Universidad Adolfo Ibáñez.
Benavente, Luz María y Puente, Verónica (2005): “El Comunicador Social y su Acceso al Mercado
Laboral”, Universidad Mayor, Santiago.
Castro, Eduardo (1996): “Formación inicial de profesores en el contexto de la Modernización
Educacional”, Valparaíso. Convención Nacional de Pedagogía.
Hardy, Charles (1993): La edad de la Sinrazón, México.
INJUV (2004): Documento de Trabajo N 7, Santiago.
Tedesco, Juan Carlos (1987): “El desafío educativo. Calidad y Democracia” Grupo Editor
Latinoamericano. Buenos Aires.
Tuning Educational Structures in Europe Informe Final Fase Uno (2003): Editado por Julia
González Robert Wagenaar Universidad de Deusto Groningen.
O I T (2003) : Panorama Laboral Para América Latina y el Caribe, OIT.
PNUD (1998): Informe Desarrollo Humano: Las Paradojas de la Modernización, ONU, Chile.
RESUMEN
Este articulo plantea que la institución escolar no debiera ser un sistema de selec-
ción, si no un sistema de integración, un espacio real para proveer a los estudiantes de
capital cultural, que les signifique una oportunidad de acceso al sistema de capitales y
en este ámbito los docentes son fundamentales en cuanto a la aplicación, en el aula, de
metodologías de enseñanza que integren a todos los niños. Para ello, debe sustentarse
en la democracia y en la necesidad de una ideología educativa, única manera de neutra-
lizar los desniveles, sustentados en la matriz de clases sociales. Aun, cuando hemos
construido una sociedad en respuesta al capitalismo, atendiendo a lo instrumental y no a
lo axiológico, la institución escolar democrática que persigue la equidad por sobre la
desigualdad, la “calidad para todos” y no sólo para “algunos”, significa una inversión so-
cial que apuesta por el “capital humano”, por ende, posee un valor en sí y es un medio
que contribuye a que podamos convivir en sociedad de una manera más “justa”; en
oportunidades y en acceso a “capitales”, que permita un progreso económico y social
distributivo
A
ctualmente, la educación enfrenta una época con un panorama social complejo; ¿cómo
educar en un contexto social de profundas desigualdades económicas?, ¿cómo educar en
una sociedad en creciente heterogeneidad cultural?, finalmente: ¿para qué educación? El
sistema de educación formal es uno de los principales medios de enseñanza para las gene-
raciones humanas y por consiguiente asume la responsabilidad de entregar las herramientas necesarias
para vivir en una predominante cultura capitalista y desigual en términos económicos.
1 Asistente Social, Instituto Profesional Inacap, Licenciada en Trabajo Social, Universidad Finis Terrae
Reforma Educacional Chilena. Editorial Popular, Madrid, 1999, Cáp. 1, Pág. 7-46.
5 Federico Vásquez. Documento de Investigación. “Política Social y Exclusión Social en América Latina. Proyecto América
Latina Siglo XXI: Estado, desarrollo y ciudadanía. Centro Latinoamericano de la Globalización (CELAG). México 2004. Pág 4.
6 Enrique Martín Criado. “Crítica de la hipótesis pedagógico-funcionalista en sociología de la educación”. (Universidad de
Sevilla).
8 Paul Willis, producción cultural no es lo mismo que reproducción social, que a su vez no es lo mismo que reproducción
social, que tampoco es lo mismo que reproducción.
9 Paul Willis (1977) “Sociología de la Educación; aprendiendo a trabajar”.
10 Op. Cit. Paul Willis.
11 Michael Apple. “Resistencia y contradicciones en las clases, la cultura y el Estado; la cultura vivida II.
12 Najera Eusebio “La participación en las organización”. PIIE y CIDE. Santiago, 1986, Pág. 9.
13 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. “Desarrollo Humano en Chile; El poder: ¿para qué y para quién? 2004.
Pág 88.
14 Herbert de Souza (Betinho). www.mre.gov.br/cdbrasil/itamaraty/web/espanhol/polsoc/partic/apresent
15 Op. Cit. PNUD, 2004. Pág 26.
16 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. “Desarrollo Humano en Chile; El poder: ¿para qué y para quién? 2004.
Pág 66.
19 Sara Gordon R. “Ciudadanía y derechos distributivos”.- Políticas Sociales, División de Desarrollo Social. CEPAL Nº 70.
Santiago de Chile, Julio de 2003.
20 Giovanni Sartori, 1991. Citado en: Informe elaborado por PNUD “La democracia en Latinoamérica: hacia una democracia de
ciudadanos y ciudadanas.
21 Op. Cit. Sara Gordon R.
22 Antonio Ariño: “Sociología de la Cultura; La Constitución Simbólica de la Sociedad”, Ariel, Barcelona, Pág 122.
23Guy Debord. “La sociedad del espectáculo”; tesis 212. Año 1967.
24Manfred Max Neef, Antonio Elizalde, Martín Hopenhayn. “Desarrollo a Escala Humana; una opción para el futuro. CEPAUR.
Fundación Hammarskjold. Primera Parte. Págs. 9 y 10.
RESUMEN
Una de las tantas situaciones que hoy se nos presenta es la brutal contradicción que se
produce entre un proyecto extraordinariamente racional de orden social, como es la moderni-
dad, y la búsqueda de la buena vida personal –e incluso la felicidad– por un medio tan poco
racional como son las emociones. ¿Cómo basar la estabilidad de la vida futura en algo tan
cambiante como la afectividad o, peor aún, en las efímeras emociones? Este trabajo argumen-
ta que la ideología del amor romántico, a la que prácticamente todos suscribimos, nunca se
constituyó como una entidad con visos de realidad social de un modo definitivo, se quedó co-
mo proyecto inacabado al que tuvieron acceso ciertos grupos de élites muy exclusivos; por otra
parte, se constata que la experiencia del amor requiere de un estilo de vida especial que es…
premoderno. Si es el lenguaje un mecanismo de construcción de realidad, el del amor es un
lenguaje por completo diferente al de la lógica de la modernidad. En este ensayo se ha hecho
un esfuerzo ecléctico de argumentación teórica, tratando, eso sí, de no salirse de los márgenes
sociológicos habituales.
PRESENTACIÓN
Q
uiso el azar que nos volviéramos a encontrar con un libro que leímos durante la edu-
cación media para el curso de francés; el detalle no es menor por dos razones, en la
práctica, ya no se enseña esta lengua, con lo que se amputó a nuestra juventud de
una perspectiva de vida y se redujo en multiculturalismo y, sobre todo, porque ese
texto abrió nuestro interés a una temática que aún no abandonamos. Se trata de la biografía nove-
lada “Bussy-Rabutin. Le Libertin Galant Homme” que compusiera magistralmente Jean Oriol3. Dice
3 Jean Oriol: “Bussy-Rabutin. Le Libertin Galant Homme”, Flammarion, Paris 1958, la frase a continuación está en la primera
pequeño y enciende el grande”. Como se recordará, la frase fue plagiada por Domenico Modugno y Los Iracundos: “La
distancia sabes, es como el viento, apaga el fuego pequeño, pero enciende los grandes”. La canción se llama “La Distancia es
como el Viento” y su autor es el músico italiano nombrado. Debemos el dato a Michel Serres, “Lo Virtual es la Misma Carne
del Hombre”, Le Monde, Paris, junio 18 de 2001. Rabutin-Bussy también es autor de otra frase célebre, más recordada que la
anterior: “Cuando no tenemos lo que queremos, debemos contentarnos con lo que tenemos”. Como dato curioso, el conde de
Bussy habría sido antepasado de Achille Claude Debussy, el músico.
5 Cyrano de Bergerac fue una persona real y un escritor de mérito, autor de “Los Estados y los Imperios del Sol”, además fue
un personaje que dio con su nombre título a una comedia de Edmond Rostand.
6 Sade, que no conoce de elipsis ni metáforas, no economiza a sus lectores ningún detalle en su narrativa y con una
meticulosidad de escribano narra los más chocantes detalles de la perversión. La sordidez del relato tiene dos argumentos
recurrentes: el Absolutismo del Antiguo Régimen es la perversión superlativa, además que se alió con la Iglesia católica y,
segundo, no debe haber ninguna prohibición, cualquiera que sea, si el objetivo es el placer. Hay en la literatura del Marqués
de Sade una constante que su misma vida muestra: que tras el placer buscado a cualquier precio hay un final trágico, que la
tortura, la muerte y el abuso, no garantizan a quien inflinge el mal un placer verdaderamente placentero, que da lo mismo y
que el destino del poderoso es consumirse en el placer, efímero por lo demás. Siendo el autor un noble, son los nobles y
poderosos, como Dolmancé los que aplastan a los débiles de clases modestas.
7 Sin embargo, hasta comienzos del siglo XX era posible una cierta coexistencia entre dos visiones, una humanística y otra
científica: “En la Viena de Wittgenstein, toda persona instruida discutía sobre filosofía y consideraba que las conclusiones
centrales del pensamiento kantiano se ajustaban precisamente a sus propios intereses, ya fuesen artísticos o científicos, ya
legales o políticos. Lejos de ser la ocupación especializada de una disciplina autónoma y autosuficiente, la filosofía tenía para
ellos múltiples facetas y estaba interrelacionada con todos los otros aspectos de la cultura contemporánea”, Cfr. Allan Janik y
Stephen Toulmin: “La Viena de Wittgenstein”, Taurus, Madrid 1973.
8 François Châtelet: “Una Historia de la Razón”, Pretextos, Valencia 1998, detalla las transformaciones de la razón en esta
Sin embargo, fue un puritano solterón subyugado por un padre omnipresente; un genio de las matemáticas y un filósofo en la
línea angustiosa de Kierkegaard o Wittgenstein.
10 Como se recordará Charles Percy Snow sostuvo en 1959 la tesis de las dos culturas; esto es, la ignorancia de los
humanistas de la ciencia que les hace ser hostiles y reactivos ante los avances de aquella. La cultura literaria es un obstáculo
para el progreso. Snow era un novelista. Cfr. C. P. Snow: “Las Dos culturas y un Segundo Enfoque”, Alianza, Madrid 1977.
Richard Rorty coincide con Snow y considera de la mayor vigencia e importancia su distinción; Cfr. de él “Consequences of
Pragmatism”, University of Minnesota Press, Minneapolis 1982, p. XLVII (50).
11 Casanova se llamó Giacomo Girolamo, pero fue conocido por la versión francesa de su nombre, sus memorias también las
Derecho de la Universidad de Padua, interesado en Medicina, con bastantes buenos conocimientos de química, pupilo del
Seminario para seguir la carrera eclesiástica, fue tonsurado, recibió las cuatro órdenes menores y llegó a obtener el
tratamiento de abate. Fue violinista –que no le gustaba– y poeta.
13 La condecoración papal de la Espuela de Oro otorga la condición de Caballero. La definición de caballero la da Ramón Llull
consiste en tener ciertas virtudes: justicia, sabiduría, caridad, lealtad, verdad, humildad, fortaleza, esperanza, experiencia y
demás virtudes semejantes a éstas”. Quien llamándose caballero sin estas virtudes, “es más vil que el tejedor y el trompetero,
que cumplen con su oficio […] el honor y la honra valen más que dinero, oro y plata”. Cfr. de Ramón Llull: “El Libro de la Orden
de Caballería”, http://www.libreopinion.com/members/jomp/CNS-llull.htm Ser un caballero hoy día consistiría en tener una
actitud hacia la cortesía y ser educado y culto. El autor vivió entre 1235 y 1315, en pleno florecimiento del amor cortés.
14 Sin embargo, Rodrigo es un adelantado para su época, se enamora de Jimena y se casan. En su errante vida a ella le toca
administrar las tierras y el castillo de su esposo. Hablamos de una época en que las mujeres no tienen ni administran
propiedades, posiblemente ello pueda deberse a la influencia vasca en Castilla. Hemos comentado esto en “Recordando al
Cid Campeador Rodrigo y al Marino Rodrigo de Triana”. Diario “El Rancagüino”, 13 Marzo 2005.
15 Sancho Panza, quizás si porque representa el realismo, inaugura también una situación moderna la doble racionalidad: el
realismo materialista calculador, frente a la racionalidad basada en el valor del amor (cortés) que representa El Quijote.
También es el fin de una época, Sancho representa los valores materiales, su amo es el pasado, anclado en una vida
dedicada a la defensa de un ideal de vida y de un amor focalizado en Dulcinea.
16John Boswell: “La Misericordia Ajena”, Muchnik, Barcelona 1999, pp. 59 y 58 (n. 66). Si bien más tarde la edad adulta puede
comenzar a los 18 ó 20 años
La posibilidad de establecer parejas entre un hombre y una mujer que sean realmente parejas, tam-
poco era posible, con excepción de los provenzales residentes en las cortes y que llegaron a ser
más refinados y cultos que la mayoría de sus vecinos. A fines del siglo XI, los caballeros (una clase
de personas de honor que no son propietarios y que tampoco tienen títulos de nobleza), una especie
de “primeros burgueses” a los que la movilidad social permitió insertarse en los estratos más altos,
desarrollaron una ideología amorosa, el amor cortés18. Esta zona de Francia vive un verdadero Re-
nacimiento, con muchas de las características del que ocurrió siglos después en el norte de Italia,
donde también se dieron condiciones económicas de prosperidad, que permitieron el ascenso so-
cial, el desarrollo de la cultura y el conocimiento y la coexistencia próxima entre la nobleza con los
recién llegados, los caballeros19.
Entonces, el amor cortés es un auténtico producto sociocreativo de un grupo de personas vincula-
das o que forman parte de los estratos altos, en un período de paz social junto con la abundancia de re-
cursos. El amor es un producto creativo inseparable de la literatura, de hecho es un género literario, la
poesía y la música de los trovadores cuyo eje es lo erótico teorizado o racionalizado como amor. Ya no es
el amor como se entendía comúnmente en esos tiempos, no es agapé, ni eros, ni filía, es un sentimiento,
esta vez, una clase de locura, una emoción, ya que es consuelo y es erótico, en cuanto es un sensualis-
17 Aunque Guillaume de Machaut vivió en el siglo XIV, este motete representa bien el espíritu de l’amour courtois, donde se ha
puesto un motivo no religioso en una melodía usada habitualmente para la liturgia. La letra continúa más adelante: “Si quiero a
mi fiel amigo / y él me ama / con tanta fidelidad / que es todo mío y nada suyo, / y yo también / enteramente, / sin ningún mal
pensamiento, / con bondad / a él me entrego / porque hace mucho tiempo / y alegremente / me dio su corazón”. Cfr. “Música
de la Edad Media”, Club Internacional del Libro – PolyGram, Madrid 1994, pp. 12-4.
18 Estrictamente hablando, son arribistas pues provienen de los estratos más bajos y, como buenos clasemedieros,
establecen distinciones claras con el sector popular, tienen educación y desarrollan una ética de la virtud y una teoría de la
belleza donde está presente lo erótico como un elemento de gran valor. Cfr. de C. S. Lewis: “La Alegoría del Amor. Estudio
sobre la Tradición Medieval”, Eudeba, Buenos Aires 1969.
19 Los caballeros podían ser burgueses o nobles, la palabra burgués dice dónde se vive y no la condición social que se tiene.
Buenas descripciones sobre la época y la mentalidad de ese tiempo se pueden ven en Georges Duby. “El Amor en la Edad
Media y Otros Ensayos”, Alianza, Madrid 1990. Cuando se habla de un verdadero Renacimiento en este periodo hay que
aclarar que la palabra se ocupa para el siglo XII, cuando el impulso provenzal se extiende por Europa y muestra avances en la
arquitectura gótica, los estudios bíblicos, la fundación de las primeras universidades, algunos ven dos siglos cumbres: el IX y
el XII. Cfr. John Boswell: “Cristianismo, Tolerancia Social y Homosexualidad”, Muchnik, Barcelona 1997, p. 512 (n.7).
de un hombre por su propia esposa es cierta forma de adulterio y un abuso del sacramento del casamiento.
23 Cfr. Sobre esta perspectiva al investigador de la Universidad de Manchester Robin Baker: “Guerras de Esperma”, Edivisión,
México 1997, una obra de divulgación de una investigación sobre el punto que el autor realizara con Mark Bellis en 1995.
24 El matrimonio religioso se inventa en el siglo XII y para a ser administrado por la Iglesia, dejando de ser una ceremonia de
carácter puramente familiar. Nos hemos referido a esto en los artículos: “Concepción Católica del Sexo, el Matrimonio y la
Reproducción” (Suplemento Temas de "La Época", 25 Julio 1993) y “El Matrimonio: De lo Sagrado a lo Profano” (Suplemento
Temas de "La Época", 20 Junio 1993).
25 Algunos autores consideran el “servicio de las damas” y el “homenaje” como una devoción mariana; si fuera cierto, no lo
ellas, por ejemplo, la número I. “El matrimonio no es excusa para no amar”, la número IX. “Nadie puede amar si no es incitado
por el amor” o la número XXVI. “El amor no puede negar nada al amor”. Citado por Bárbara Belloc, op. cit. pp. 32 y ss.
27 Michel Zink: “Un Nuevo Arte de Amar”, en Michel Casenave, Daniel Poiron, Armand Strubel y Michel Zink: “El Arte de Amar
en la Edad Media”, Medievalia, Palma de Mallorca 2000, 9-10. En general todo el libro. “Arte de Amar” es el nombre de la obra
de Ovidio, una especie de manual de seducción, claramente cínico y una “tecnología del amor”, lo interesante es que gracias
a Guillermo, el Duque de Aquitania, se sostiene, pasa de la obscenidad y lo cómico a la respetuosa admiración por las damas.
Guillermo termina como un poeta lírico y delicado que cultiva su alma y la de sus lectores de una manera sublime.
28 Andreas Capellanus señala que hay que tener consideración con las mujeres nobles o de la burguesía de mayor nivel; el resto de
las mujeres no se las considera valiosas e incluso se pueden forzar. Mucho más adelante se idealizará a las pastoras.
Cf. http://www.icg.fas.harvard.edu/~chaucer/special/authors/andreas/de_amore.html Aparece una versión de las leyes del amor.
29 Podrían incluso no haber sentido nunca ese amor cortés, el que podría haber existido solamente en la mente del amador.
30 Max Weber: “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”, Premiá, México 1985. El mundo católico absorberá
prácticamente toda la ética presbiteriana expurgando los dogmas y definiciones que comprometan la doctrina y teología
católicas. Ciertamente la Iglesia católica tenía base doctrinal sobre estas materias, las que se pueden hacer remontar hasta
San Agustín, pero la verdad es que la vida común del creyente era bastante suelta, desde el Papa hasta el último de los
creyentes. Un caso ilustrativo es el del Padre Giovanni Bocaccio, autor del “Decamerón”.
31 El arte se desarrolla de un modo humano y humanista en exceso, hasta los temas sagrados se expresan profanamente,
aparece un nombre para referirse a la figura del burgués rico que apoya al arte plástico, mecenas, en homenaje al alto
funcionario de Octavio Augusto.
32 “La relativa frecuencia del incesto y la facilidad con que hombres y mujeres se iban a la cama en el siglo XVIII sugiere en
gran medida la deducción que en esa época, tan radicalmente distinta a la nuestra en muchos aspectos, el contacto sexual
apenas tenía mayor importancia que el acto de comer o beber; se trataba de una función corporal a la cual se le daba escasa
importancia”, Childs, op. cit. p. 51. Podemos colegir nosotros que el incesto se debía a que el cariño por los hijos seguía
siendo escaso (como lo refiere Boswell en “Misericordia…”, op. cit.) y que la sexualidad estaba desconectada del amor,
porque no existía ese sentimiento masivamente. Al revés de hoy día, que no se encuentran personas que declaren no sentir el
amor.
33 A los 17 años su abuela lo mandó estudiar con este clérigo, doctor en derecho, con quien vivió en Padua y siguió visitando
mientras estudió en la universidad de esa ciudad. Aprendió a tocar el violín con el cura Gozzi y se ganó la vida haciéndolo en
algún periodo de su azarosa vida. El libro que leyó fue “Satyra Sotadica de Arcanis Amoris et Venus”, obra del siglo XII,
atribuida Luisa Sigea, Cf. Childs, op. cit. p. 23-5.
34 La información ha sido extraída de Lola Gavarrón: “Piel de Ángel. Historia de la Ropa Interior Femenina”, Tusquets, Madrid
1997, caps. “De las castas cruzadas a los fastos venecianos” y “El Siglo de las Luces”.
35 “En la actualidad, árabes, musulmanes e hindúes siguen fieles al vestido abierto y flotante –también ciertos clérigos
podríamos añadir. E idéntica observancia rige para el mundo femenino. Al que se añade el velado del rostro”. Xavier Domingo
“Erótica Hispánica”, citada por Gavarrón op. cit. p. 70. En estos pueblos, premodernos, la subordinación de la mujer es
extrema y la sexualidad es en extremo privada.
36 Y aún así, en “La ronda nocturna” se observan cuellos de encaje y alguna pluma en el sombrero, “La lección de anatomía
del doctor Tulp” muestras a unos profesionales uniformados de negro y cuando más un cuello de encaje. El traje masculino es
el traje burgués que ha evolucionado muy poco hasta nuestros días. Rembrandt vive en el siglo XVII, pero el Giotto y
Ambrosio Lorenzetti también pintaron burgueses en los siglos XIII y XIV, o sea, entre el primer y el segundo Renacimientos.
37 Roland Barthes: “Sistema de la Moda”, Gustavo Gili, Barcelona 1978, p. 223. Las M mayúsculas en el original.
38 Tal vez el último intento por conservar para los hombres una vestimenta colorida ocurrió también en ese siglo XVIII con los
incroyables o impossibles, vestidos con casacones coloridos, pañuelos de seda, melenas. Son dandies que han servido de
modelos a los poetas y rebeldes del espíritu y las letras, en general, posteriormente. Cfr. Gavarrón, op. cit. Cáp.
“«Incroyables» y «merveilleuses»”.
39 “Todo deja suponer que estos lectores pertenecieron al reducido mundo de usuarios del impreso, e incluso podemos
preguntarnos si el mundo de los usuarios del libro filosófico o erudito no era el mismo que el de los amateurs de libros
obscenos. […] En realidad, leer las obras pornográficas era un acto cultural del mismo orden que la lectura de obras
científicas o filosóficas”. Cfr la presentación de Lydia Vásquez al libro de Jean M. Goulemont: “Esos Libros que se leen con
una sola Mano”, R&B, Alegia (Gipuzkoa) 1996, p. 22.
40 Goulemont, op. cit. pp. 47, 45 y 107, en ese orden. Pietro Aretino fue un poeta italiano, autor de obras un poco lascivas,
como “La Cortesana” y “Coloquios de las Damas”, ambas de 1534, en algún momento gozó del favor del Papa León X, el rey
Francisco I y el Emperador Carlos V.
41 Esta “actividad literaria” comporta un germen subversivo y revolucionario, pero las revoluciones posteriores estarán
signadas con una moral burguesa bastante puritana. Los estudios psicológicos sobre “las pulsiones sexuales” fueron
resistidas por el marxismo, se conoce el intento de Wilhelm Reich de vincular política y placer, la Escuela de Frankfurt
introduce el psicoanálisis en sus trabajos, ambas corrientes no implicaron transformaciones políticas en ninguna parte.
42 Goulemont, op. cit. p. 38; en todo caso este autor considera que Sade tiene un rol marginal como productor de literatura
erótica, p. 178.
Libertino tiene que ver con libertad, la literatura libertina se expande y deja de estar circunscrita a
círculos elíticos, una vez que las libertades individuales modernas dejan solamente de insinuarse y
comienzan a consolidarse. La palabra “libertino” quería decir, sencillamente, hijo de liberto, del es-
clavo al que se le concedió la libertad; originalmente la palabra usada en francés era “desenfrena-
do”, débauché, y adquirió luego la acepción de “«hábito de ceder al instinto que nos inclina a los
placeres de los sentidos sin respetar las costumbres»… era perdonable, según Diderot, cuando el
libertino lo cultivaba «con filosofía, buen gusto e ingenio» puesto que ser libertino no excluía «ni
talentos ni un bello carácter»”44 Entonces, el libertinaje y su producción escrita es una manifestación
intelectual, tiene pretensiones educativas, emancipatorias incluso, ya que a ser libertino se aprende
y es una especie de iniciación, cuyo secretismo es fomentado por las prohibiciones45. Este carácter
intelectual y exclusivo hace que los practicantes de tales menesteres se consideren como una “aris-
tocracia de las letras y de la carne” cuyas prácticas placenteras no se parecen en nada a las de las
masas ignorantes. Volviendo a la palabra “libertino”, se sabe que el diputado Mirabeau ocupó el
término en su obra titulada “El Libertino de Calidad”46.
Por ejemplo, durante la Ilustración española –en el siglo de Oro– la literatura erótico-libertina
tuvo un desarrollo que muestra una interesante contradicción. Autores notablemente racionales,
incluso científicos, ofrecían públicamente sus obras; en paralelo, escribían y/o consumían literatura
clandestina, esta podía ser religiosa, científica, política y obscena. Entre los ilustrados era común
desenvolverse en dos mundos: uno público o exotérico y otros privado o esotérico, puesto que había
conocimientos que si se divulgaban a todos podían tener consecuencias graves para los escritores o
señales de reconocimiento para conservar la privacidad. Cf. Vásquez: op. cit. p. 52, nota 40.
46 Gabriel- Honoré de Riqueti, Conde de Mirabeau fue diputado del Tiers Etat en la Asamblea Nacional durante la Revolución
francesa. Como muchos escritores de panfletos de la época mezcla literatura pornográfica con propaganda política, un modo
de desacreditar a la monarquía era narrar las orgías reales de la ‘pícara austriaca’, que es como denomina a la reina María
Antonieta. En esto coincide con Sade.
47 Los ilustrados burgueses o nobles jamás habrían arriesgado cuestionar nuevamente el orden social luego de la Reforma, la
Revolución francesa u otro acontecimiento semejante; pero sí estaban dispuestos a cuestionar el orden moral.
48 Georges Duby muestra que la distinción público / privado existía en tiempos de Cicerón. Lo privado, dice, afirma su
permanencia a través de los tiempos en una firme estructura de lenguaje” y ese mundo privado queda aparte de la esfera
jurídica. poder (que es el espacio de lo público). Pero para Duby, lo privado es una estructura también de poder, es decir,
social –como el padre de familia– por lo que no se trata de algo privado, íntimo, particular, personal, propio e individual, que es
como lo privado comienza a entenderse en el siglo XVIII. Cf. Phillipe Ariès y Georges Duby: “Historia de la Vida Privada.
Poder Privado y Poder Público en la Europa Feudal”, Tomo III, Taurus, Madrid 1991, p. 19-20.
49 Marqués de Sade: “La Filosofía en la Alcoba o los Preceptores Inmorales”, Gerardo Rivas Moreno, Bogotá 1996, p. 184. Se
trata de una versión curiosa que corresponde a “La Filosofía del Tocador”, la versión citada es tiene un lenguaje más
contemporáneo. Está el caso de Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) fue un sacerdote benedictino español que -
compartiendo las críticas a las imposturas morales del clero- se declaró católico libertino. Nótese que en España la palabra
libertino no tiene una connotación perversa. Pierre Gassendi (1592-1655) doctor en teología, sacerdote y catedrático en
Avignon, fue profesor de matemáticas en el Colegio de Francia y poderosa influencia en Diderot.
50 Posiblemente Voltaire haya sido el creador de la noción de opinión pública, este filósofo humanista también escribió
literatura libertina como crítica al orden social; Cf. John Ralston Saul: “Los Bastardos de Voltaire”, Andrés Bello, Barcelona ca.
1992, “Argumentación”, especialmente p. 19.
51 Claude Le Petit (atribuido): Escuela de Doncellas”, Barataria, Barcelona ca. 2002. El texto es de 1655 y fue publicado
originalmente en Francia.
52 Pedro Aretino: “Coloquio de las Damas”, Ágata, Madrid 1995.
53 John Cleland “Fanny Hill. Memorias de una Cortesana”, Edasa Méjico 1969, es un texto inglés de 1746, existe otra novela
que es saga de la anterior: “La hija de Fanny Hill”, Diana, México. Cf. también a Wilhelmine Schröder Devrient: “Memorias
Secretas de una Cantante”, Emecé, Buenos Aires 2001. Esta última obra desmiente la afirmación corriente que sostiene que
la literatura libertina, erótica o pornográfica ha sido escrita sólo por hombres, Anaïs Nin es otra gran exponente de este género
literario.
54 Schröder Devrient, op. Cit. p. 92 y 74.
55 Vásquez: op. cit. pp. 197. “De la diversión aristocrática a la filosofía pasando por la permisividad o el mundo de los bajos
fondos, el libertinaje pierde especificidad pero gana en riqueza y en diversidad”, afirma un tal Trousson citado por Vásquez en
op. cit. p. 79.
56 La familia burguesa, como todo producto social moderno, es una empresa cuyo éxito está en la permanencia, la ruptura es
un fracaso, entonces basarlo en los sentimientos y en las emociones que son, por naturaleza, efímeros, es hacer una mala
decisión.
57 Mme. de Saint Ange se refiere a su cuerpo, en una novela de Sade, como “le temple plus mysterieux”, es decir una
metaforización con pretensiones estéticas que sólo cabrían en una persona de condición noble.
58 Pierre-Ambrose-François Choderlos de Laclos (1741-1803) nació dentro de una familia de la nobleza reciente de Amiens,
fue militar artillero y llegó a general, escribió en 1782 “Las Amistades Peligrosas” que llegó ser bastante exitosa donde
describe críticamente las maldades de la sociedad aristocrática mediante la exposición detallada de la vida erótica de Valmont
con diversas mujeres de la alta nobleza. Laclos fue partidario de Felipe de Orleáns (“Felipe Igualdad”) y de la Revolución, en
1800 alcanzó el grado de general de brigada del ejército napoleónico. Cfr. de él: “Las Amistades Peligrosas”, Cátedra, Madrid
1989.
59 Vásquez, op. cit. pp.217-8.
60 Seguimos en este punto a Julia Kristeva: “La Revuelta Íntima. Literatura y Psicoanálisis”, Eudeba, Buenos Aires 2001, cap.
2002, pp. 282 y ss. La palabra “charis” es la traducción latina de dos palabras hebreas “hen” y “heded” que expresan varios
conceptos, por ejemplo: favor, misericordia, pacto, y sobre todo alegría.
63 Kristeva, id. ant. además que –entre paréntesis– la afirmación de Wittgenstein queda comprobada en la historia del amor.
tener éxito con una mujer que pasa por la calle se reduce a unos puntos suspensivos. Cfr. Mario De Micheli: “Las Vanguardias
Artísticas del Siglo XX”, Alianza, Madrid 2002, p. 294. No todos los artistas que figuran en la lista anterior suscribieron alguno
de los dos manifiestos surrealistas.
Sin embargo, lo que ocurrió en el mundo occidental y sobre todo en Europa, fue un ascenso
en la industrialización y la instalación de Estados democráticos o autoritarios, en que la preocupa-
ción social fue central y la familia que se consolidó fue de carácter moderna industrial, sin espacios
para divagaciones o devaneos amatorios con consecuencias políticas; antes bien, el Eros quedó
relegado al espacio privado y el amor se encausó dentro del matrimonio y se le asignó un rol para
obtener la integración de la sociedad. Este es la clase de matrimonio considerado la base de la “fa-
milia bien constituida”, si bien es de muy corta duración al punto que está hoy en un proceso de
demolición y/o transformación hacia otras formas menos homogéneas (y funcionales al Estado de
bienestar)67.
La tan idealizada familia moderno-industrial surge vigorosamente del proceso de moderniza-
ción industrial que impulsaron los Estados. En el caso chileno ello queda ilustrado por las decisiones
de Pedro Aguirre Cerda que vieron sus frutos luego de la Segunda Guerra Mundial, pero ello fue
resultado de políticas de crecimiento hacia adentro, con migración campo ciudad, inflación modera-
da y abandono de las pautas tradicionales acerca del rol de la mujer y sobre la reproducción. La
asistencialidad privada también se transforma y el Estado se hace cargo; diversos procesos de le-
gislación social permiten un mayor acceso a los derechos sociales de educación, vivienda y salud,
pero la asistencialidad estatal requiere de orden para no dilapidar recursos, de orden familiar espe-
cialmente. Por lo que hay en ese proceso modernizador conducido por el Estado un sesgo de carác-
ter moral pues así se protege mejor a los niños y a las mujeres.
Pero lo anterior operó para las clases pobres, para los campesinos y marginales urbanos que
ahora se volvían proletarios y para los proletarios con más historia y los artesanos que devenían a
estratos medios. Otros sectores exhibían otra dinámica de pensamiento, tenían las condiciones
materiales para hacerlo. José Ingenieros, el intelectual argentino cuya obra se produce en el primer
cuarto del siglo XX, anota que tales decisiones del Estado si bien buenas, no se condicen con el
amor: “Entiéndase bien que el sentimiento del amor es una necesidad espiritual muy distinta de las
necesidades materiales que el matrimonio permite satisfacer con regularidad; las aspiraciones sen-
timentales, intelectuales, estéticas relacionadas con el ideal, son las que quedan insatisfechas. El
matrimonio es una organización cómoda para el equilibrio del organismo; el amor, en cambio, es
una tendencia selectiva del espíritu, no satisfecho por el racionamiento cuantitativo”68. Esta cita con-
tiene varios elementos dignos de interés y que permanecerán como ideas fuerza si bien bastante
difusas, como son las antinomias amor / matrimonio, espíritu / materia, intelecto / organismo y la tan
manida de cualitativo / cuantitativo; con todo no hay que confundirse, si bien aparece un trasfondo
culposo a la manera de la oposición espíritu / carne de San Agustín, lo que hay es una invitación a
67 Una hipótesis plausible es que el deterioro y desprestigio del Estado benefactor haya socavado también el matrimonio y
producido la desinstitucionalización de la familia moderna industrial.
68 José Ingenieros: “Tratado del Amor”, Losada, Buenos Aires 1997, desafortunadamente no tenemos el dato de la página.
69 Jürgen Habermas: “Teoría de la Acción Comunicativa, I”, Taurus, Madrid 1992, p. 358. Un acto ilocucionario ocurre cuando
un hablante influye de alguna manera sobre un oyente para obtener una reacción, que se denomina efecto perlocucionario o
perlocución.
70 Op. cit, p. 225, se trata de un cuadro que Habermas construye para discutir con Weber el concepto de razón y racionalidad,
hacer equivale a competencia, sino sabemos por qué hacemos, y si el conocimiento acerca del amor no existe o es erróneo
queda desacoplado del hacer. Corolario, no sabemos hacer el amor; bueno, una élite sí sabe.
72 Cfr. José María Mardones: ¿Adónde va la Religión? Cristianismo y Religiosidad en Nuestro Tiempo”, Sal Terrae, Santander
1996, cap. I, numeral 3. No citamos directamente pues no siempre compartimos el sentido del autor.
73 No profundizaremos en estos temas ya que nos apartaría del sentido de este trabajo; sin embargo mencionamos algunos
detalles para reforzar el hilo conductor de nuestro argumento. La sensación de caos o de un mundo carente de orden lógico lo
cantó Carlos Gardel en el tango “Cambalache”, de tanto éxito fue escrito por Enrique Santos Discépolo en 1934. Pierre Vidal-
Naquet incluyó el tango en su libro: “Les Assassins de la Mémoire” como una descripción sintética de la disolución de valores,
caos y desacralización en donde puede surgir el revisionismo nazi.
74 Gilles Lipovetsky, en tantos casos críticos, habla de la “desustanciación narcisista”; sin embargo, sostiene que el
posmodernismo “lejos de la conciencia crítica de la modernidad. En esta forma de concebir la postmodernidad está Gilles
Lipovetsky quien escribe: “Lejos de estar en discontinuidad con el modernismo, la era postmoderna se define por la
prolongación y la generación de una de sus tendencias constitutivas, el proceso de personalización”. Cfr. de este autor: “La
Era del vacío. Ensayo sobre el Individualismo Contemporáneo”, Anagrama, Barcelona 1986, p. 113-4.
75 Ambas citas son de Jürgen Habermas: “La Modernidad, Un Proyecto Incompleto en Hal Foster et al: “La Postmodernidad”,
Kairos, Barcelona 1986. Como se trata de un texto breve que citaremos latamente no indicamos las páginas.
76 Habermas caracteriza la Ilustración –el proyecto moderno– de la siguiente manera: “La idea de modernidad está
íntimamente ligada al desarrollo del arte Europeo, pero lo que denomino el «proyecto de modernidad» solo adquiere perfiles
definidos cuando prescindimos de la habitual concentración en el arte… Weber, quien caracterizaba a la modernidad cultural
como la separación de la razón sustantiva, que se expresa en las concepciones religiosas y metafísicas del mundo, en tres
esferas autónomas que solamente pueden conjugarse de modo formal a través de la fundamentación argumentativa. Estas
son la ciencia, la moralidad y el arte… se desmembraron. Desde el siglo XVIII, los problemas heredados de estas
concepciones del mundo pudieron reorganizarse de tal modo que… podían ser tratados como cuestiones de conocimiento, de
justicia y moralidad, y de gusto. El discurso científico, las teorías de la moralidad, la jurisprudencia, y la producción y la crítica
de arte, pudieron ser sucesivamente institucionalizados, y así… los problemas se tratarían como de la exclusiva competencia
de especialistas. De ahora en adelante se da también una historia interna de las ciencias, de la teoría moral y jurídica, del arte;
esto es, no evoluciones lineales, sino procesos de aprendizaje. Este tratamiento profesionalizado de la tradición cultural llevó
a que el saber cognitivo-instrumental, el moral-práctico y el estético-expresivo elaboraran sus propios cánones de
comportamiento”.
77 El argumento habermasiano emana de la tesis de Marx acerca del punto; esa mediación para este último autor es producida
por el trabajo. Lo que Habermas hace es concebir esa mediación como distinta al trabajo. Estamos siguiendo de Habermas:
“El Discurso Filosófico de la Modernidad”, Taurus, Madrid 1991, pp. 403 y ss.
78 No queda claro por qué esta pareja de mediaciones son mejores o si pudiera haber otras o si el trabajo, como sostiene
Marx, está descartado como mediación entre lo subjetivo individual y lo subjetivo colectivo. Cfr. “El Discurso…”, p. 403.
79 Id. ant. p. 405.
85 Id. ant.
86 György Lukács: “Sociología de la Literatura”, Península, Barcelona 1989, pp. 284-5. Si bien para este autor que se ubica en
la tradición de Marx, el trabajo “es” el elemento que articula la vida, es la mediación par excellence, si usamos la nomenclatura
de Habermas. Dice en la p. 285 que “La vida está para el trabajo, y el trabajo siempre es algo inseguro, algo por lo cual puede
el sentimiento vital puede alzarse a alturas extáticas”.
87 Recordamos de memoria en un texto olvidado que la tesis de Lukács sobre el cambio de la burguesía se puede exponer
así: La Revolución francesa fue una experiencia, la primera, en que el pueblo tuvo un rol protagónico –pueblo aquí es, sobre
todo burguesía- más tarde Napoleón hace que los países vecinos por temor a las invasiones se replegaran políticamente y se
desarrolló el nacionalismo, las burguesías prefirieron su país a la clase. Hacia 1848 Europa vive un segundo período de
levantamientos populares y las burguesías sintieron que tenían mucho que perder si se plegaban a las revoluciones.
88 Id. ant. Pág. 288.
89 Id ant. p. 291.
¿ENTONCES, QUE?
Il nous suffirait de parler au poème,
Avec des «peut être», des «pourquoi»
Ou des «comment».
Il suffirait put être de cela,
Pour traverser les grandes apparences
Et marcher de l’autre côté.
Là, où l’obscur et la clarté ne son qu’un
Et même trace du désir
(Pour toi)
Yves Namur91
Creemos que es posible hacer algo, por supuesto que sí. Existe una clase de acción comunicativa exitosa
en el campo de la extraempírico que nos puede servir de ejemplo. Es el caso del lenguaje religioso, el
lenguaje alienado de lo natural par excellence. Todos los que hemos leído poemas de amor, podemos
apreciar que lo cotidiano puede adquirir una característica trascendental, el lenguaje poético evoca lo co-
mún, lo que nos ocurre como las penas, las sensaciones, lo trivial e incluso lo feo; pero que al ser puesto
de un modo no sólo nos parece bello sino elevado, referido a veces a lo absoluto. El lenguaje religioso,
emergiendo de la realidad establece un mundo independiente con otra estructura de realidad, separada o
sobre impuesta a la realidad común. Eso es lo que llamamos lo sobrenatural.
Al igual que en el caso de la religión, el amor no se separa nunca de la naturaleza y la cultu-
ra; la religión quiere referirse siempre a este mismo mundo en que estamos, solamente que nos
enuncia una ampliación de éste, no independiente de este, no perceptible directamente, pero que
está aquí. Lo que hay es un conjunto de símbolos altamente estructurado, esto es particularmente
90 Lukács se da cuenta perfectamente del valor amoroso de la expresión lingüística, para él el ensayo es una fuerza erótica
que elude la apropiación, pero no es una especie de sublimación, el entiende el amor como constante tensión no estética y al
ensayo como un erotismo interpretado. Nosotros casi estamos de acuerdo con él, en todo caso la lectura del autor húngaro no
es fácil y podemos haber distorsionado el sentido de su texto. Cfr. capítulo “Riqueza, caos y forma” en “El Alma y las Formas.
Teoría de la Novela” Grijalbo, Barcelona 1985.
91 Yves Namur: “De la fascinante”, en Anne Richter: “Anthologie Poétique », La Renaissance du Livre, Tournai 2001.
92 La relación signo-símbolo la ilustraremos con un breve ejemplo: “el humo señala al fuego, es su signo; lo ha sido y lo será
siempre. Pero sucede que una tribu aborigen de Norteamérica, por condiciones geográficas, descubre que el humo puede
transformarse en un lenguaje cifrado, con fines guerreros; continúa siendo signo del fuego, pero se le han agregado otros
signos de diversa índole que lo transforman en un lenguaje: densidad, duración, frecuencia, etc. El humo no será ya sólo un
signo del fuego; sus propiedades y características permitirán a esa tribu acumular significaciones que lo transforman en un
«símbolo» lingüístico. Este ejemplo escueto nos permite definir la noción de «símbolo» como aquel signo al cual se le han
agregado otros signos que provocan una ampliación cualitativa de lo que señala por sí mismo. El signo es conocido por
hombres y animales; el símbolo sólo por seres humanos”. Cfr. Ricardo Astaburuaga: “Fisiognómica: La Ciencia del Signo y el
Símbolo”, Universitaria, Santiago 1978, pp. 22 – 3.
93 Seguimos casi literalmente la definición de “Symbolisme social” que aparece en Raymond Boudon & François Bourricaud:
“Dictionnaire Critique de la Sociologie”, Quadrige/Presses Universitaires de France, Paris 1987, especialmente pp. 592 - 3.
94 Francisco López: “Introducción a la Sociología. Apuntes de clases”, Documento para alumnos de la carrera de Sociología
chilenos, por ejemplo, no son exitosas. En todo caso, son prácticas distintas.
El faraón sabía que para alcanzar el amor –o lo que haya podido significar para él– que en el diálo-
go se juega una parte muy importante de la condición humana. Pero el diálogo requiere de una ex-
presión verbal o escrita que no parece ser muy abundante en nuestro medio; basta oír ciertos
programas radiales o televisivos para ver que las personas se expresan con bastante precariedad; si
se trata de abordar los temas del amor la situación se vuelve mucho más penosa. Cuando no hay
palabras hay imágenes, y las imágenes modernas se vuelven espectáculo, por ejemplo la moda es
un espectáculo. Entonces, si no tenemos amor hay moda. Sí, la moda tal cual, lo que quiere decir
que las relaciones interpersonales se resuelven de la misma manera que escogemos la ropa que
llena nuestro gusto o, al menos eso creemos. Pero lo cierto es que tampoco es “nuestro” gusto.
La moda se produce en una vacío de expectativas; una secuencia con consecuencias, esto
es, que un objeto adquiere sentido en una secuencia de objetos, entonces tenemos expectativa
97 Estamos parafraseando una idea de Bauman para quien la experiencia de la muerte y del amor son únicas, habitualmente
en Occidente la experiencia religiosa “salva” de la muerte eterna. Cfr. Zygmunt Bauman: “Amor Líquido, FCE, Buenos Aires
2005, p. 16 y ss-
98 Así como el contenido del lenguaje religioso no se dirige únicamente a la divinidad, el lenguaje amoroso tampoco es sólo
tratada en el trabajo de Etienne Gilson: “El Tomismo”, Desclée de Brouwer, Buenos Aires 1950.
100 Faraón Ptah-Hotep citado por Christian Jacq: “La Sabiduría Viva del Antiguo Egipto”, Planeta, Barcelona 1999, p. 79.
101 Este párrafo se basa en el “Prologo de Forma Manifiesto” que aparece en Óscar Scopa: “Nostálgicos de Aristocracia”,
Taller de Mario Muchnik, Barcelona 2005, pp. 11 y ss.
102 La frase es de Stephen Holmes: “Anatomía del Antiliberalismo”, Alianza, Madrid 1999, p. 101.
RESUMEN
Feuerbach está inscrito en la historia del pensamiento occidental y es conocido principal-
mente por ser un puente entre el pensamiento de Hegel y Marx; por su reconfiguración del
concepto de enajenación de Hegel. El trabajo que aquí se presenta, procura esclarecer esa re-
elaboración de la noción hegeliana de alienación, mostrando la ruta, el itinerario, seguida por
Feuerbach para la realización de esa tarea. Veremos que el autor, a partir de la superación de
los planteamientos de la denominada izquierda hegeliana, invierte teóricamente el concepto
hegeliano de enajenación. Esta ya no es concebida como un autoextrañamiento del Espíritu o
el Absoluto. Al contrario: es vista como un extrañamiento de la esencia humana que el hombre
lleva a cabo proyectando su propia esencia, su propia universalidad, fuera de sí, en Dios. Así
pues, Feuerbach disuelve la religión transformándola en antropología. Al hacer esto no sólo
realiza una crítica negadora de la religión establecida, sino que, además, propone una salida
positiva al problema de la enajenación y la falta de realización humana en la toma de concien-
cia propia y en la posibilidad de plenitud y comunidad que brinda el amor. Independientemente
de la tarea feuerbechiana de constituir un vínculo entre Hegel y Marx, este humanismo sin Dios
y esta búsqueda de plenitud en el Eros están presentes en nuestra cultura contemporánea.
E
n 1823 Feuerbach inicia sus estudios de teología en Heidelberg. Después de este primer curso
de teología reside en Berlín, asistiendo a las clases de Hegel de filosofía de la religión. Empieza
a estudiar filosofía y se recibe en Erlangen, donde recibe el grado de Doctor.
Después de un período de entusiasmo con Hegel que se manifiesta en su tesis doctoral
Der ratione una, universali, infinita (1828)2, se aleja de su pensamiento. Al distanciarse de su
maestro, en 1839, en su Crítica de la filosofía de Hegel, rompe con el propio pensamiento hegelia-
no de su tesis doctoral, en la que la divinidad en cuanto infinitud, era afirmada como presupuesto
básico e irrenunciable de cualquier consideración o conciencia de la finitud humana.
En el momento de su doctorado, para Feuerbach el deseo humano presupone la realidad de aquello
que desea: “Ningún deseo natural está vacío o desprovisto de aquella cosa que deseo; de lo contrario no
desearía esta misma cosa que deseo, sino otra cualquiera, lo que no puede ser más absurdo”3. “En el de-
seo de conocer el infinito está presente el mismo infinito”4.
Esta concepción de la infinitud presente en la finitud, condujo a Feuerbach a la concepción de la ab-
sorción de la divinidad por el mundo, que se convierte de este modo en “divino”. El acercamiento de Feuer-
bach al panteísmo tiene aquí su orígen. Sostiene que hay un proceso lineal y coherente desde el teísmo o
la teología, pasando por el panteísmo, hasta el ateísmo5, llegando a afirmar que “al no estar las cosas o el
mundo fuera de Dios, no existe tampoco Dios ninguno fuera del mundo”6. Aquí se ha hecho radicar la espe-
2 Feuerbach envió a Hegel su tesis junto con una carta en la cual le declara ser discípulo suyo, cfr. Karl Löwith, De Hegel a
Nietzsche. La quiebra revolucionaria del pensamiento en el siglo XIX, Marx y Kierkegaard, Editorial Sudamericana,
Buenos Aires, 1974, p. 105. Cfr. también, Charles Rhis, L’ecole des jeunes hegeliens et les penseurs socialistas français,
Editions Anthropos, Paris 1978, p. 164.
3 Sämtliche Werke (S.W.), XI, 33; se cita volumen y página de la edición referida en la bibliografía.
4 S.W., XI, 33.
5 Cfr. S.W., II, 223 y ss. Continúa Feuerbach el camino ya trazado por algunos representantes de la Izquierda hegeliana (D.F.
Strauss y B. Bauer) que conduce a concebir la muerte de Dios para la filosofía. Para Strauss, el teísmo es el producto de la
conciencia común que aliena y coloca frente a sí la propia necesidad de infinitud; el panteísmo, en cambio, es obra de la
conciencia filosófica que se reconoce a sí en el infinito y al infinito en sí. Para Bauer, el panteísmo es sólo un momento de la
filosofía de la religión que desemboca en la muerte de Dios para el pensamiento especulativo; la autoconciencia tras haber
tomado por Dios a su propia imagen, llega a establecer que la imagen reflejada en el espejo es ella misma. La crítica teológica
de la Izquierda hegeliana es un antecedente del pensamiento de Feuerbach. Sin embargo, ella es de carácter negativo en tanto
primero niega la historicidad de los Evangelios y luego a Dios. Feuerbach, en cambio, propondrá una salida positiva que se verá
más adelante. En el Prólogo a la segunda edición (1843) de EC (cfr. p. 46, ed. cit.), Feuerbach se distancia explícitamente de
Strauss y Bauer; al respecto véase también: Charles Rhis, op. cit., pp. 169, 191-192.
6 S.W. II, 263.
7 Cfr. Manuel Cabada, “Introducción a la edición castellana”, p. 26 en La Esencia del Cristianismo (EC); Editorial Trotta,
Madrid, 1995. Cfr. también, Charles Rhis, op. cit., pp. 184 y 192.
8 S.W. IV, 417.
9 Cfr. Cabada, op. cit., p. 15.
10 S.W. XI, 47.
11 S.W. XI, 17.
12 S.W. XI, 43.
13 S.W. II, 388.
14 La Esencia del Cristianismo (EC), pp. 72-73. Casi al final de de esta obra (p. 314) Feuerbach afirma: “El amor no es santo
porque sea un predicado de Dios, sino que es un predicado de Dios porque es divino por y para sí mismo”.
Más claramente aún, el “ateísmo” de Feuerbach consiste en la necesidad y autofundamentación del ser:
“¿Por qué existe, en general, algo? ¿Por qué existe el mundo? Por la sencilla razón de que si no
existiera algo, existiría la nada; si no existiera la razón, existiría lo irracional. Por eso existe el mun-
do, porque sería absurdo que el mundo no existiera. En el absurdo de su no existencia encuentras
la verdadera razón de su existencia, en la gratuita suposición de que no existe el fundamento de su
existencia. La nada, el no ser, carece de finalidad, de razón, de entendimiento. Sólo el ser tiene ob-
jeto, fundamento y razón; sólo el ser existe porque sólo él significa razón y verdad; el ser es absoluta
necesidad, lo absolutamente necesario.
“¿Cuál es el fundamento del ser que se siente a sí mismo, de la vida? La necesidad de la vida. Pero
¿a quién es necesaria? A quien no vive. Los ojos no los ha hecho un ser que posee la vista, porque
si ya ve, ¿para qué haría el ojo? No, sólo el ser que no ve necesita de los ojos. Todos nosotros
hemos venido a este mundo desposeído de saber y de voluntad; pero hemos venido precisamente
para que exista el saber y la voluntad. ¿Cuál es la causa de la existencia del mundo? Existe porque
es indispensable, imprescindible y necesario, pero no por la necesidad que hubiera en otro ser dife-
rente de él –lo que sería puramente contradictorio-, sino por su más propia e intrínseca necesidad,
por exigencia de la necesidad misma, porque sin el mundo no existe necesidad...” 16.
Detrás de este materialismo y ateísmo de Ludwig Feuerbach, se esconde -como ya habíamos di-
cho- una separación radical de Hegel y la proposición de una nueva filosofía. Está la propuesta de una
filosofía que no se apoye “en un entendimiento para sí, en un entendimiento absoluto, anónimo, cuyo pro-
pietario se ignora, sino, al contrario, en el entendimiento del hombre...”17. Hay, pues, una crítica radical al
idealismo filosófico de su época representado, primeramente, por Hegel:
“Las ideas de mi libro son conclusiones, consecuencias sacadas de premisas, que ellas mismas no
son a su vez ideas, sino, al contrario, hechos objetivos, sea vivientes sea históricos, que vista su
masiva existencia en gran infolio, no podían encontrar lugar en mi cabeza. Rechazo de manera ab-
15 Tésis provisorias para la reforma de la filosofía (TP); Universidad Central de Venezuela, Carácas, 1964, p. 65.
16 La Esencia del Cristianismo, pp. 93-94.
17 Prólogo a la segunda edición de 1843, La Esencia del Cristianismo, p.40.
En los pasajes de Feuerbach vistos anteriormente -y que constituyen una crítica a Hegel y al idea-
lismo de su época-, queda claro el sentido de su materialismo epistemológico y ontológico. Y queda claro
también el sentido de su ateísmo que el propio autor explica en el Prólogo a la primera edición (1846) de
sus obras completas, entendido como afirmación del hombre, como un nuevo humanismo:
“Quien no sabe decir de mí sino que soy ateo, no sabe nada de mí. La cuestión de la existencia o no
existencia de Dios, la contraposición de teísmo y ateísmo pertenece al siglo XVII y XVIII, pero no al
XIX. Yo niego a Dios. Esto quiere decir en mi caso: yo niego la negación del hombre (...) La cuestión
del ser o no ser de Dios es en mi caso únicamente la cuestión del ser o no ser del hombre”19.
18 Prólogo a la segunda edición de 1843, La Esencia del Cristianismo, pp. 38-39. Un poco más adelante (en la página 40)
explica lo que es su libro: “Una ilustración de esta filosofía que tiene por principio no la sustancia de Spinoza o el yo de Kant o
de Fitche, o la identidad absoluta de Schellinger, o el espíritu absoluto de Hegel, en una palabra, ninguna esencia abstracta,
sea pensada o imaginada, sino un ser real, o, mejor, el más real de los seres: el hombre, que tiene pues, por principio el
principio de realidad más positivo, que engendra el pensamiento a partir de su contrario: la materia, el ser, los sentidos; que
mantiene con su objeto relaciones sensibles, es decir, pasivas y receptivas, antes de determinarlo por el pensamiento -eso es
lo que es mi libro, que siendo, por otra parte, el resultado verdadero, hace carne y sangre de la filosofía anterior, y sin embargo
no se le puede incluir en la categoría de la especulación, de la que es más bien su opuesto directo, qué digo, la disolución de la
especulación-”.
En Marx se encuentran palabras muy similares con respecto a la relación de conocimiento entre objeto y pensamiento.
Consignemos que Marx en su Tesis doctoral, diferencia entre la filosofía democriteana y epicúrea de la naturaleza, hace
también referencia al filósofo Demócrito, de quien se dice que se privó de la vista para que la luz sensible del ojo no empañase
en él la agudeza del espíritu (carta de Epicuro a Menoceo, Cfr. Diógenes Laercio, X, 123). En esta tesis Marx considera a
Epícuro como un filósofo que liberó la filosofía de la religión y a los hombres del temor a los dioses, además de enriquecer la
atomística mecanicista de Demócrito al concebir el átomo como una especie de centro de energía, perdiendo así el
determinismo su rigidez; cfr. con respecto a la alusión a Demócrito, Carlos Marx- Federico Engels Obras Fundamentales,
Marx Escritos de Juventud, tomo I, pp. 25-26; Fondo de Cultura Económica, México 1987.
19 S.W., II, 411. Sobre el sentido del ateísmo de Feuerbach y de su crítica a la religión, la opinión de Kierkegaard: “Es falso
cuando la cristiandad actual dice que Feuerbach ataca al cristianismo. ¡No es verdad! Ataca a los cristianos, mostrando que su
vida no se corresponde con la doctrina del cristianismo”, Diario, ed. C. Fabro, Brescia, 1949, Vol. II, 268, citado por M. Cabada,
op. cit., p. 20. Hay pasajes de Feuerbach que podrían apoyar una interpretación de esa índole. En Pensamientos sobre la
muerte e inmortalidad: “¡Cómo han cambiado las cosas! Mientras que antes los hombres creían en Dios por causa de la vida
eterna, creen ahora en él por causa de la vida temporal, mientras que antes la fe en Dios y en la inmortalidad (...) estaba unida
a la pérdida de los bienes de la felicidad, está ahora unida a ella la consecución y disfrute de los mismos (...) En una palabra,
mientras que los cristianos eran antes los pobres, los perseguidos, los que sufrían, lo son ahora los no cristianos. ¡Qué cambio
tan notable! Los que nominal y teoréticamente son cristianos y creyentes en Dios son paganos de hecho y en la práctica; y los
nominal y teoréticamente paganos son cristianos prácticos y verdaderos (...) el triunfo político del cristianismo es su ruina
moral”, S.W. I, 194.
Nos abocaremos ahora al análisis de esta obra para esclarecer la explicación que nos da el autor
sobre la religión y la enajenación, la falta de plenitud humana.
Empieza Feuerbach su obra con un análisis de la esencia del hombre, afirmando que “la religión se
funda en la diferencia esencial que existe entre el hombre y el animal”, esto es, “la conciencia”. Esta, “en
sentido estricto, sólo existe allí donde un ser tiene como objeto su propio género, su propia esencialidad”22.
¿Qué es, entonces, -se pregunta Feuerbach- la esencia del hombre de la que éste es consciente, o
qué es lo que constituye en el hombre el género de la humanidad propiamente dicha?:
“La razón, la voluntad, el corazón. El hombre perfecto debe poseer la facultad del pensamiento, la
facultad de la voluntad, la facultad del corazón (...) Razón, amor y voluntad son perfecciones, son
facultades supremas, constituyen la esencia absoluta del hombre en cuanto hombre y el fin de su
existencia (...) Conocemos para conocer, amamos para amar, queremos para querer, es decir, para
ser libres (...), verdadero, perfecto, divino es solamente lo que existe para sí mismo. Pero así es el
También en La Esencia del Cristianismo (p.32) Feuerbach distingue entre, por una parte, el cristianismo “clásico”,
“verdadero”, “grande”, y, por otra el “cobarde, superficial, confortable, esteta, versátil y epicúreo del mundo moderno”. Por lo
demás, son múltiples los pasajes de Feuerbach donde hace una valoración histórica positiva del cristianismo; por ejemplo, al
final de la Introducción del mismo libro (p. 82) señala que la religión cristiana, a diferencia de la hebrea, es religión de “la
libertad”. “Para el hebreo el cristiano es un libre pensador, un esprit fort. Así cambian las cosas. Lo que ayer todavía era
religión, hoy ya no lo es, y lo que hoy pasa por ateísmo, será mañana tenido por religión”.
20 La Esencia del Cristianismo, p. 311. Coherentemente con esta antropologización o explicación antropológica de la religión,
Feuerbach pensó titularlo “Conócete a tí mismo”, que es el “verdadero exergo y tema de este libro”, p. 33.
21 La Esencia del Cristianismo, p. 227. Esta antropologización de la religión realizada por Feuerbach impacta poderosamente
en diversos pensadores de la época, alguno de los cuales han también influido poderosamente la cultura moderna y
contemporánea. Por ejemplo, Nietzsche que cerca de los dieciocho años leyó con entusiasmo EC; en una carta de 1862
Nietzsche alude –sin citarlo- a los planteamientos de Feuerbach, escribiendo que la humanidad es “el principio, el centro, el fin
de la religión” Como puede apreciarse, prácticamente una transcripción literal de Feuerbach; cfr. Nietzsche, Sämtliche Briefe.
Kritische Studienausgabe, ed. G. Colli y M. Montinari, Manchen-Berlín, 1975-1984, I, 202.
22 La Esencia del Cristianismo, p. 53.
23 La Esencia del Cristianismo, pp. 54-55. En nota 1 a pie de página el autor se distancia del “materialista carente de espíritu”
que afirma que el hombre se distingue del animal sólo por la conciencia, olvidando que “en un ser que se despierta a la
conciencia se produce un cambio cualitativo del ser total”.
24 La Esencia del Cristianismo, p. 86.
25 La Esencia del Cristianismo, p. 94.
26 La Esencia del Cristianismo, p. 59.
27 Cfr. La Esencia del Cristianismo, p. 203.
28 La Esencia del Cristianismo, p. 204. “Para reprochar legítimamente a mi libro -afirma Feuerbach- de ver solamente sin
sentido, nada y pura ilusión en la religión, sería necesario sostener que el hombre y la antropología, a los que reduzco la
religión, y que designo como su objeto y su contenido, también son sin sentidos, nada y pura ilusión. Pero lejos de dar,
rebajando la teología al estado de antropología, una significación nula y subalterna a la antropología (significado que le
conviene sólo en cuanto existe una teología por encima y contra ella), elevo más bien la antropología al estado de teología...” ,
Prólogo a la segunda edición de 1843, EC, p. 43.
Por otra parte, en el mismo Prólogo (pp. 41-42) dice: “En la primera parte demuestro que el verdadero sentido de la teología es
la antropología, que no hay diferencia entre los predicados del ser divino y los predicados del ser humano, y por consiguiente
(puesto que los predicados, como es sobre todo el caso de los predicados teológicos, expresan no propiedades o accidentes
arbitrarios, sino la esencia del sujeto, y no existe ninguna diferencia entre el predicado y el sujeto y se puede sustituir el
predicado por el sujeto, sobre lo cual me remito a los Analíticos de Aristóteles, o simplemente a la introducción de Porfirio); por
consiguiente, no existe diferencia tampoco entre el sujeto o el ser de Dios y el sujeto o el ser del hombre, es decir, que son
idénticos; en la segunda parte, en cambio, afirmo que la diferencia que se establece, o, mas bien que se pretende establecer,
entre los predicados teológicos y los predicados antropológicos se reduce a nada y al absurdo”.
En numerosos momentos de su obra, Feuerbach vuelve sobre esta antropologización de la religión. Por ejemplo, en La esencia
de la religión: “si es un hecho que lo que constituye el sujeto o ser se encuentra exclusivamente en sus determinaciones, es
decir, que el predicado es el verdadero sujeto, entonces se ha demostrado que si los predicados divinos son determinaciones
de la esencia humana, también su sujeto será un ser humano (...) Tales predicados son, por ejemplo, que Dios es una persona,
que es el legislador de la moral, padre de los hombres, santo, justo, bueno y misericordioso. De estas y otras determinaciones
se ve o, por lo menos, se verá en lo que sigue que, sobre todo las determinaciones personales, son puramente humanas y que,
por consiguiente, el hombre, al relacionarse con Dios, en la religión, se relaciona con su propia esencia”, pp. 75-76.
En resumen, todas las determinaciones divinas, todas aquellas que constituyen a Dios en cuanto
Dios, son determinaciones del género -determinaciones que están limitadas en el particular, en el individuo,
mientras que estos límites son suprimidos en la esencia del género y hasta en su existencia- en cuanto él
tiene su correspondiente existencia en todos los hombres tomados en conjunto. Mi saber y mi voluntad
están limitados; pero mi límite no es el límite de otro, y menos de la humanidad; lo que es difícil para mí es
fácil para el otro; lo que en un tiempo es imposible e inconcebible, en el siguiente es posible y concebible.
Mi vida está unida a un tiempo limitado; la vida de la humanidad no32.
Pero, el hombre como individuo se siente limitado y pobre, de manera tal, que cuanto más vacía es
la vida, tanto más lleno y más completo es Dios. El vaciamiento del mundo real y el enriquecimiento de la
divinidad es un solo y mismo acto. Sólo el hombre pobre tiene un Dios rico. Dios surge del sentimiento de
una carencia; lo que el hombre hecha de menos -bien sea algo determinado y, por lo tanto, consciente, bien
sea inconsciente- esto es Dios. Por eso necesita el inconsolable sentimiento de vaciedad y soledad, un
Dios en el que halla una comunidad, una unión de seres que se amen íntimamente33.
existencia real es, pues, una infinita variedad que se complementa mutuamente para revelar la riqueza de la esencia. La unidad
en la esencia es pluralidad en la existencia”, p. 202.
32 Cfr. La Esencia del Cristianismo, pp. 197-198.
33 Cfr. La Esencia del Cristianismo, p. 123. Para Feuerbach todo lo que domina al hombre, éste lo objetiva como si fuera un
ser particular y divino (cfr. p 73); el mundo contradice los deseos y sentimientos humanos, no es como debe ser; el cielo, en
cambio, es la existencia que corresponde a los anhelos (cfr. p. 218); Dios es la garantía de la existencia futura, la salvación, el
consuelo y el amparo ante las fuerzas del mundo exterior (cfr. p. 218); el más allá no es otra cosa que el más acá liberado de lo
que aparece como límite, como mal (cfr. p. 224); las alegrías celestiales son las mismas que las mundanas, liberadas de los
límites y contrariedades de la vida; la religión va a parar, dando un rodeo, al mismo fin de la alegría hacia el que corre en línea
recta el hombre natural (cfr. p. 225); allí donde la vida no se encuentra en contradicción con un sentimiento, con el anhelo, no
surge la creencia en otra vida (cfr. p. 221).
En definitiva, para Feuerbach, “la personalidad de Dios no es más que la personalidad enajenada y
objetivada del hombre”. “En este proceso de autoenajenación, se apoya la doctrina especulativa hegeliana,
que convierte la conciencia que el hombre tiene de Dios en autoconciencia de Dios. Dios es pensado y
conocido por nosotros. Este ser pensado es, según la especulación, el pensarse de Dios”36.
En resumen, “el hombre afirma en Dios lo que niega en sí mismo”37. Lo plantea claramente Feuer-
bach en el siguiente pasaje:
“Cuanto más subjetivo y humano es Dios, tanto más enajena el hombre su propia subjetividad, su
propia humanidad, porque Dios es, en y por sí, su yo alienado que se recupera de nuevo simultá-
neamente. Así como la actividad arterial impulsa la sangre hasta las extremidades más lejanas, y la
actividad de las venas la reconduce nuevamente; así como la vida en general consiste en una conti-
nua sístole y diástole, lo mismo ocurre en la religión. En la sístole religiosa se despoja al hombre de
su propia esencia, se repudia y condena a sí mismo; en la diástole religiosa acepta nuevamente la
esencia repudiada en su corazón”38
También para Marx la religión es consuelo frente a este mundo. Sin embargo, Marx no va a buscar la salida al desconsuelo en
el amor, sino en la historia, en la práctica de transformación del mundo.
34 La Esencia del Cristianismo, p. 202. En la misma página: “Pero este ser libre de límites del individuo e ilimitado no es más
que el género que manifiesta la infinitud de su ser, que se realiza en muchos individuos ilimitados y diferentes. si todos los
hombres fueran absolutamente iguales, no existiría diferencia alguna entre género e individuo”.
35 La Esencia del Cristianismo, p. 66.
36 La Esencia del Cristianismo, p. 271.
37 La Esencia del Cristianismo, p. 77.
38 La Esencia del Cristianismo, p. 81. También: “...el hombre en la revelación sólo se aleja de sí mismo para volver a sí
mismo, dando un rodeo. Así se confirma también, de la manera más contundente en este objeto, que el misterio de la teología
no es más que antropología”, p. 253.
Llegado a este punto de la obra de Feuerbach, está ya explicada la enajenación religiosa: ella es la
escisión del hombre consigo mismo, con su propia esencia43, la proyección de las cualidades esenciales del
hombre44, una proyección autoalienante45, el resultado de una duplicación que el hombre hace de su ser en
la distinción entre individuo y especie y de la objetivación de los atributos humanos; es la atribución de rea-
lidad a los deseos humanos46. Examinemos ahora la vía de superación de la enajenación que propone el
autor de La esencia del cristianismo mediante su teoría positiva del amor, el único principio capaz de
crear la unión entre los hombres47.
39 Cfr. Rossi, La génesis del materialismo histórico, la izquierda hegeliana; Corazón Editor, Madrid 1971, p. 144.
40 Cfr. Charles Rhis, op. Cit. p. 177.
41 Cfr. Rossi, op. Cit. p. 142.
42 La Esencia del Cristianismo, p. 275.
43 “La religión es la escisión del hombre consigo mismo; considera a Dios como un ser que le es opuesto. Dios no es lo que es
el hombre, el hombre no es lo que es Dios. Dios es el ser infinito, el hombre el ser finito”, La Esencia del Cristianismo p. 85.
44 Cfr. Charles Rhis, op. cit., p. 172.
45 Cfr. M. Cabada, op. cit. p. 13.
46 Cfr. Rodolfo Mondolfo, Marx y marxismo, Estudios histórico-críticos; Fondo de Cultura Económica, México 1969, p. 26.
47 Cfr. Charles Rhis, op. Cit. p 180.
En las últimas páginas de su libro Feuerbach alude al momento crítico de la historia en el cual la
humanidad ha alcanzado su madurez48, momento que consiste en el reconocimiento de la enajenación
religiosa:
“Hemos demostrado que el contenido y el objeto de la religión es totalmente humano, que el misterio
de la teología es la antropología, que el misterio del ser divino es la esencia humana. Pero la religión
no tiene conciencia de la naturaleza humana, de su contenido; se contrapone, más bien, a lo huma-
no, o, por lo menos, no confiesa que su contenido es humano. El necesario momento crítico de la
historia es esta confesión y declaración pública de que la conciencia de Dios es la conciencia del
género, de que el hombre puede y debe elevarse sobre los límites de su individualidad o personali-
dad, pero no sobre las leyes que son determinaciones de la esencia de su género, de que el hombre
sólo puede pensar, presentar, representar, sentir, creer, amar y venerar la esencia absoluta y divina
como esencia humana”49
48 Cfr. H. Marcuse, Razón y Revolución. Hegel y el surgimiento de la teoría social; Editorial alianza, Madrid 1993, pp. 263-
264.
49 La Esencia del Cristianismo, p. 311.
50 “El amor es la ley universal de la inteligencia y la naturaleza; es la realización de la unidad del género mediante el
sentimiento” (p. 307, cfr. también 309); el amor se encuentra por encima de la divinidad (cfr. p. 104), por encima de la ley (cfr. p.
99), por encima de la fe (cfr. p. 305), La Esencia del Cristianismo.
51 “El otro es mi `tu -aunque esto sea mutuo- , mi otro `yo, el hombre objetivado para mí, mi interioridad manifestada, el ojo que
se ve a sí mismo. En el otro alcanzo la conciencia de la humanidad, mediante el otro experimento y siento que soy hombre; en
el amor hacia él me doy cuenta de que él me pertenece a mí y yo a él, que no podemos existir el uno sin el otro, que sólo la
comunidad constituye la humanidad (...) El otro es mi conciencia objetiva; me reprocha mis faltas, aunque no me lo diga
expresamente: es mi sentimiento de vergüenza personificado. La conciencia de la ley moral, del derecho, de la decencia, de la
verdad misma, está ligada a la conciencia del otro”, La Esencia del Cristianismo, p. 203. Feuerbach habla aquí del “otro” no
en tanto mero individuo, sino, más bien, “como representante del género”; “aunque sólo sea uno que reemplaza para mí la
necesidad de muchos otros, tiene para mí una significación universal; es el diputado de la humanidad que habla en su nombre
a mi soledad; tengo, por lo tanto, una vida humana y comunitaria, aunque esté unido con uno solo...”, pp. 202-203.
Aun más:
“Mi vida está unida a un tiempo limitado; la vida de la humanidad no. La historia de la humanidad no
constituye más que una continua superación de límites, que en un tiempo determinado se conside-
raban límites de la humanidad, y, por eso, como absolutos e insuperables. Pero el futuro descubre
siempre que los supuestos límites del género eran simplemente límites de los particulares (...) El gé-
nero es ilimitado, sólo el individuo es limitado”54
Sin duda hay en Feuerbach una abierta confianza en el futuro e incluso un sentimiento mesiánico,
“...se dirige a la Humanidad (…), destruye los mitos y las mentiras, descubre y devuelve al hombre su ver-
dad. El tiempo ha llegado (…) Que los hombres tomen al fin conciencia y serán en realidad lo que son en
verdad: seres libres, iguales y fraternales”55. En definitiva, la salida al dilema humano se encuentra en la
entrega a la humanidad, en el reconocimiento de la unidad del individuo con la especie:
Esta salida, esta solución esperanzada al dilema existencial de la soledad y la incomplitud humana
mediante la comunión con la humanidad entera, en la fusión con ella, no la vemos presente en la actuali-
esta insuficiencia mediante el concepto de Dios, en tanto que ser libre de los límites e imperfecciones que oprimen al individuo,
cfr. p. 202.
55 L. Althusser, La revolución teórica de Marx; Siglo XXI, México 1968, p. 33. Feuerbach reconoce su postura “idealista” en el
campo de la “filosofía práctica”: “no pongo como límites de la humanidad y del futuro los límites del presente y del pasado; creo,
al contrario, que muchas cosas que pasan hoy a los ojos de los practicones miopes y timoratos, por ideas irrealizables para
siempre, por puras quimeras, existirán mañana en la plenitud de lo real, mañana (…) En una palabra, la idea no es para mí más
que la fe en el futuro histórico, en la victoria de la verdad y la virtud, que tiene para mí un significado exclusivamente político y
moral”, La Esencia del Cristianismo, p. 39.
Dios ha muerto, ya no existe en nosotros (no nos levantamos cada día preguntándonos qué debo
hacer en esta jornada Señor). Entonces, lo que nos queda es el vínculo con el prójimo. Religión, una nueva
religión, la del Eros. Podría decirse que hay en Feuerbach una hipostasiación o una idealización del Eros y
de sus posibilidades como fuente de plenitud humana. Sin embargo, eso está presente en nuestra cultura.
“Nunca tuve más religión que un cuerpo de mujer” afirma un cantante manifestando cultura actual y de
masas. Y con belleza lo dice Paz, el poeta:
”…le pedimos al amor –que, siendo deseo, es hambre de comunión, hambre de caer y morir tanto
como de renacer- que nos dé un pedazo de vida verdadera, de muerte verdadera. No le pedimos la
felicidad, ni el reposo, sino un instante, sólo un instante, de vida plena, en la que se fundan los con-
trarios y vida y muerte, tiempo y eternidad, pacten. Oscuramente sabemos que vida y muerte no son
sino dos movimientos, antagónicos pero complementarios, de una misma realidad. Creación y des-
trucción se funden en el acto amoroso; y durante una fracción de segundo se entrevé un estado
más perfecto…”
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GESTIÓN SOCIOLÓGICA
EL IMPACTO Y LA GESTIÓN SOCIAL:
UN ENFOQUE INTEGRADO DEL
MONITOREO Y EVALUACIÓN
LEONEL TAPIA1
RESUMEN
El documento tiene como objetivo proponer el fortalecimiento del aprendizaje organizacio-
nal, a partir de sistemas de monitoreo y evaluación integrado, cuya construcción tiene como eje
el impacto y requiere dar cuenta de una visión integral de la gestión a través del análisis de sus
procesos centrales y los actores involucrados.
Este enfoque constituye un elemento crítico para viabilizar el mejoramiento continuo, dado
que ningún proceso, producto o programa es bueno desde su inicio y su perfeccionamiento es
el resultado de tener claridad sobre los objetivos de impacto y los procesos involucrados en su
gestión, a partir de variables e indicadores que hacen posible tomar decisiones informadas y
comunicar información de buena calidad a los actores involucrados. A pesar de la importancia
del impacto, para evaluar la pertinencia de los programas y políticas sociales, en la práctica no
constituye un factor estructurante de la gestión social. Su valoración carece de un marco inter-
pretativo adecuado para vincularlo a los modelos de gestión existentes. En la lógica actual, la
gestión de programas sociales se inserta dentro de los modelos de la administración pública y
no interrogan sobre los requerimientos específicos necesarios para dar cuenta del impacto. La
pregunta persiste: ¿Cómo se relaciona el impacto a la gestión de los programas sociales?
I. INTRODUCCIÓN
L
os programas sociales se insertan e implementan a través de los modelos de gestión
existentes, caracterizados por su escasa capacidad de adaptación al entorno y transfor-
mación de manera sustantiva, traduciéndose en iniciativas de bajo impacto para resolver
las necesidades de los destinatarios. Este no es un tema menor en la medida que la
mayoría del gasto público social en América Latina, está asociado a un financiamiento relativamente
estable de asignación presupuestaria anual y la experiencia indica que el mero transcurso del tiem-
po no garantiza el perfeccionamiento de los programas en marcha.
En este contexto, el mejoramiento de la gestión de los programas sociales, constituye una
condición básica para desarrollar una agenda de modernización del Estado, orientada a lograr ma-
yor coherencia, eficiencia e impacto de éstas. Sin embargo, este objetivo se dificulta en la medida
en que las políticas y programas, aparecen atrapados dentro de una racionalidad burocrática defi-
Røvik distingue cuatro tipos de climas de aprendizaje organizacional: un primer modelo “bu-
rocrático” deriva de la ideología de seguir las normas, un segundo, dominante en la administración
fomenta la “planificación racional” según una lógica de racionalidad de medios y fines, un tercer
modelo, más presente en el sector privado sería el “modelo competitivo”, en el cuál el aprendizaje se
hace en un contexto en el que los miembros de la organización se encuentran puestos en situación
de competencia. Un último modelo sería el modelo experimental, cuyo método de aprendizaje es el
ensayo y el error. A cada uno de los tipos de climas organizacionales del análisis de Røvik, se po-
dría asociar diferentes lógicas de aprendizaje organizacional, que responden a diferentes criterios
de evaluación de las acciones de la organización.
Si el primer modelo, por naturaleza, logra difícilmente un proceso de aprendizaje, los tres si-
guientes lo dirigen en varias direcciones: el modelo de planificación racional se mueve principalmen-
te bajo el criterio de eficacia, es decir que busca cumplir una meta cuantitativa de entrega de bien o
servicio a la población objetiva para solucionar el problema identificado. El modelo competitivo tiene
más bien un criterio de eficiencia, intentando optimizar la producción de bienes o productos para la
población objetiva al menor costo. El modelo experimental, por ello, se base en un criterio en térmi-
no de impacto.
Dentro de la dinámica de modernización del Estado, existe una marcada preocupación por la
eficiencia de las políticas y programas sociales, que se expresa en el cumplimiento de metas pro-
gramáticas, cobertura y entrega oportuna de bienes y servicios donde el modelo de organización y
gestión opera, en el mejor de los casos, en función del cumplimiento de estos objetivos. Para al-
canzar este objetivo, se recurre en forma preferente a mecanismos de mercado y así a tener mayor
Así los procesos productivos responden a los requerimientos que el impacto demanda. Estos
son definidos tomando en cuenta la definición de los objetivos de impacto que determinan los me-
dios para su alcance (a través de la entrega de bienes y servicios), los cuales requieren de una serie
de acciones de transformación implementadas a través de un modelo de gestión y organización.
En este enfoque, los procesos productivos, constituyen la dimensión vinculante entre los re-
querimientos para la entrega de productos orientados hacia el impacto y los modelos de gestión y
organización. En esencia, los programas sociales, se implementan a través de la prestación de bie-
nes y servicios, que requieren de una serie de procesos para asegurar su cumplimiento y el logro de
los objetivos de impacto sobre las personas destinatarias en un tiempo y contexto específico que
han sido socializados de distintas formas.
2Véase CEPAL (1998). Gestión de Programas Sociales en América Latina. División de Desarrollo Social, Serie Políticas
Sociales, Nº 25, Vol. I, Santiago de Chile
En esta lógica, el impacto no sólo depende de una adecuada conceptualización del problema cen-
tral, que ayudara a precisar los horizontes de impacto y de la identificación de los medios para abordarlos
en cuanto a la formulación de un programa, sino también a la calidad de las acciones transformadoras
propias de un modelo de gestión (tareas, personas organizadas racionalmente para alcanzar objetivos)
que debe cumplir ciertos estándares en cuanto, periodicidad, cantidad, recursos, etc.
La calidad en este caso, es definida con relación al entorno y a los requerimientos que tienen
las personas destinatarias para resolver sus necesidades y los criterios de su conceptualización se
realiza tomando en cuenta su heterogeneidad.
Desde esta perspectiva, la eficiencia sólo tiene sentido, en la medida que contribuye a mejo-
rar el impacto en los grupos destinatarios y puede ser un indicador incompleto para dar cuenta de la
calidad de las acciones involucradas en la gestión.
La utilización del concepto de “proceso productivo” en este marco viene del propósito de Tay-
lor de dividir la producción en secuencias básicas y sucesivas, que convirtiéndose en rutinas, alcan-
zan una mayor velocidad y eficacia. Pero su análisis permite distinguir dos tipos de procesos: uno,
que alude a la constitución interna de algo particular existente (concreción), y otro que alude al paso
de algo particular existente a otro algo particular existente (transición). El primero es el proceso que
Whitehead llama “microscópico’, de naturaleza teleológica, mientras que el segundo, “macroscópico”
es de naturaleza eficiente.
La visión de Taylor era macroscópico, concibiendo una mera sucesión de operaciones, pero
el eje orientador que proponemos nos llama a una visión revuelta, donde intervienen distintos acto-
res, más microscópico de los procesos productivos, ya que lo que debe determinarlos no es el mo-
delo de gestión y la estrategia organizacional como en el pensamiento de Taylor, sino el fin último
(impacto) y su medio el producto mismo (o el servicio) que el programa se propone entregar.
Sin embargo, esta definición no es suficiente. El enfoque de procesos dentro de los progra-
mas sociales difiere del tradicional (no responden a una lógica de estandarización fácil como puede
ser el caso de una empresa productiva) dado el alto nivel de inestabilidad inherente a todo proceso
de implementación de política pública. Por lo tanto los procesos dentro del sistema se ven como
instancias dinámicas de gestión, donde interactúan diferentes actores e insumos cuyos estándares
de rendimiento en la mayoría de las veces no son fáciles de establecer. Esta visión dinámica, sugie-
re que los procesos de gestión tienen grados diferenciados de estandarización y los indicadores de
gestión propuestos dentro del sistema, apuntan a establecer cierta coherencia entre los resultados
3 Existen otras características relevantes para el análisis de un proceso, tales como su grado de mediación y cooperación
(número de pasos secuenciales para generar un productos y posibilidad de incidencia y ajuste durante su realización) o su
carácter intraorganizacional, interorganizacional e interfuncional.
En efecto, en el caso del programa de apoyo y fomento a la pequeña producción, los insumos
serían los docentes, infraestructura y material pedagógico, mientras que las acciones de transfor-
mación son las jornadas de capacitación y asistencia técnica prestada, y el producto sería los mi-
croempresarios asistidos y capacitados.
En esa lógica, identificar y analizar los principales procesos involucrados permite operaciona-
lizar el trayecto de los aspectos vinculantes (“bisagra”) entre el impacto y el modelo de gestión pro-
duciéndose información importante para su mejoramiento. Esto significa que en la medida que
podemos relevar información y generar indicadores de su funcionamiento podemos avanzar en des-
arrollar un sistema de monitoreo, que recoja distintas señales a través de un trayecto y la transforme
en información útil para el análisis y toma de decisiones.
Sin embargo, uno de los rasgos característicos de las organizaciones burocráticas es su limi-
tación para transformarse de manera sustantiva y adaptarse al entorno en que están insertadas y a
la población prestando servicio.
En el caso de los programas sociales, se expresa en las limitaciones en sus sistemas de mo-
nitoreo y evaluación, operando de manera disfuncional, generando información poco confiable como
resultado del mal diseño de instrumentos, débil integración, sistematización y oportunidad de la in-
formación producida (CEPAL 1999). En la mayoría de los casos los sistemas existentes no dan
cuenta de la heterogeneidad de las poblaciones destinatarias, capacidad de los proveedores, cali-
dad de las prestaciones, focalización, participación social, entre otras. La recopilación de informa-
ción debe cumplir ciertas condiciones: ser pertinente con un procesamiento y análisis oportuno y
comunicación efectiva a los miembros de la institución, por distintos niveles y agregación, para su
internalización del programa. El siguiente diagrama sintetiza las principales limitaciones que presen-
ta el monitoreo y la evaluación del Proyecto Joven de Argentina4:
4 Cohen, Ernesto, Navarrete, Cecilia et al. (2001). Gestión de programas sociales en América Latina Proyecto Joven de
Argentina. CEPAL , Nº 46, Vol. I, Santiago de Chile.
MONITOREO:
• Insuficiente tratamiento integrado de indicadores sobre insumos, procesos, productos y efectos no
permitiendo discriminar los factores asociados a una mayor eficacia e impacto de la capacitación
• La centralización del diseño y de la producción no incorpora información disponible en el nivel local y en
los operadores directos de servicios
• Falta de claridad y optimización de la contribución al monitoreo de otros procesos o actividades de
producción y soporte
EVALUACIÓN:
• El diseño de la evaluación no prevé el análisis del impacto observado en relación con indicadores de
productos y costos del servicio, efectos en los beneficiarios y variables de contexto
• Insuficiente contrastación de las hipótesis de impacto del Programa (demanda social a satisfacer y
calidad del servicio requerido)
• Restricciones de la comparación, entre grupos con y sin participación en el Programa, para la
elaboración de conclusiones
Tipos de Procesos
5 Ídem.
Procesos de Procesos de
Procesos
Diseño y Monitoría y
Productivos
Asignación Evaluación
de Recursos
6 Ídem.
Programación Evaluación
Asistencia
Administración de Gestión de Soporte
Técnica a
recursos personal Tecnológico
Regionales
PROCESOS DE SOPORTE
7Programa financiado por el BID y es el resultado de un exhaustivo proceso de formulación y evaluación ex-ante.
8Gil, Carlos, et al. (2001). Gestión de programas sociales en América Latina: Programa Microempresa del FOSIS. CEPAL, Nº
46, Vol. IV, Santiago de Chile.
Procesos centrales
MICROEMPRESARIOS
Presentación y PROCESOS
OID's
aprobación
presupuestaria IMPACTO
PROCESOS
IFI's
Distribución
presupuestal
Seguimiento Evaluación
físico financiero y Ex-Post
social
Gestión financiera
Gestión de personal recursos humanos
Soporte tecnológico Soporte tecnológico
Asistencia técnica a Regionales
Los dos casos analizados, corresponden a programas que externalizan las prestaciones y presen-
tan distintos niveles de descentralización. El Proyecto Joven, tiene un modelo centralizado desde su con-
cepción, con el objetivo explícito de facilitar la transparencia del modelo de gestión y toma de decisiones,
dado el contexto político-institucional, propenso a distorsiones, mientras el Fosis ha evolucionado desde
su inicio en 1991 a mecanismos más descentralizados de toma de decisiones a través de Consejos Re-
gionales.
Esta lógica se expresa en los procesos de evaluación ex-ante de las ofertas. En el Proyecto
Joven, se realiza a través de un programa computacional, que asigna puntaje en función de distintos
criterios, mientras en el caso del Fosis, la evaluación ex-ante se externaliza a expertos en proyec-
tos, aplicando un instrumento que asigna puntaje, lo cual permite una primera recomendación para
su consideración.
Por otra parte, en todos los casos, el monitoreo presenta limitaciones, particularmente con re-
lación a la calidad y pertinencia de la oferta, por parte de las entidades que asumen la externaliza-
ción de las prestaciones de bienes y servicios con relación a la demanda social (o laboral en el caso
del Proyecto Joven). Esta limitación es crítica en la medida que los dos modelos, delegan la identifi-
cación de necesidades y la elaboración de soluciones a terceros (privados) y si el Programa no hace
9 En la tercera sección se sugiere algunos criterios para operacionalizar el análisis de criticidad de los procesos.
PROCESOS INDICADORES
FORMULACIÓN • Número de participantes con relación a las vacantes requeridas por el programa
• Número de participantes en relación a anteriores convocatorias a nivel regional
• % de proyectos admitidos / total de proyectos examinados
• Número de nuevos candidatos a ejecutores
• aumento de proyectos elegibles
(PAGO)
10ODEPA/FAO (1999). Proyecto FAO-ODEPA: Programa de Capacitación en Seguimiento y Evaluación, apuntes III.
Santiago.
requerimientos de usuarios
análisis de la diagnóstico (objetivos del sistema,
racionalidad del Programa organizacional variables, informes)
fase 1
reorganización del proceso propuesta de
de gestión e información fortalecimiento
requerida institucional
fortalecimiento
diseño general diseño específico
institucional
(procesos centrales, diagrama (de todos los módulos) (capacitación, reestructuración,
fase 2 de flujo de datos, etc) instrumentos, mecanismo de
evaluación ex-ante)
fase 3
primer
prototipo
implementación
plena
11Estas fases son el resultado del aprendizaje generado a través de diseño e implementación de un sistema integrado de
monitoreo y evaluación desarrollado en el Paraguay. Véase Segundo Informe de Avance para el Diseño e Implementación de
un Sistema Integrado de Monitoreo y Evaluación de Proyectos Sociales en la Secretaria de Acción Social del Paraguay,
Convenio CEPAL/SAS. Asunción, septiembre del 2000.
12MIDEPLAN (1999). Manual para la Instalación de Monitoreo Interno en los Programas Sociales (borrador), Santiago.
13En el sector público en general, y en los programas sociales en particular, además de los aspectos técnicos del análisis de
procesos deben analizarse las condiciones normativas en las que éstos operan (análisis de seguridad jurídica versus inflación
normativa), así como a los aspectos comportamentales de los funcionarios involucrados en ellos y sus intereses particulares.
Macroproceso
Procesos Macroproceso
Tareas Actividades
Tareas
Estos antecedentes permiten analizar el grado de mediación de los procesos, que es definida
como el número de pasos a cumplirse secuencialmente y su influencia directa (o indirecta) que cada
uno tiene en el resultado final. Un proceso con alto grado de mediación, involucra un gran número
de pasos o funciones intermedias que contribuyen de manera indirecta a su resultado final. Mientras
uno con baja mediación, contiene funciones que influyen simultáneamente y directamente en su
resultado final. En este último no existe mediación de pasos secuenciales.
Para enfrentar procesos altamente mediatizados es necesario reducir el número de pasos re-
queridos para su realización y mejor coordinación e integración de sus actividades, tareas y opera-
ciones. Las iniciativas administrativas del tipo “ventanillas únicas” o multipropósitos para agilizar la
atención a interesados, constituyen un buen ejemplo de procesos comprimidos.
Análisis del sistema actual de monitoreo/evaluación, estableciendo sus indicadores, grado de
formalidad, etc. En definitiva, ¿cómo opera?, ¿quiénes son los destinatarios de la información actua-
les?
Realización de diagnóstico informático que permita determinar la capacidad e integración de
los sistemas existentes, bases de datos disponibles, uso de aplicaciones, tecnología disponible
(hardware y software), etc.
Una tercera dimensión corresponde a los requerimientos de los usuarios. Esta definición es
crítica, en la medida que permite adecuar la propuesta de sistema a sus necesidades y prioridades,
tales como las características deseadas del sistema y sus objetivos, tipo de información que debe
generar en función de los distintos usuarios, nivel de agregación, frecuencia, tipos de presentación y
amigabilidad. La principal razón porque buenos sistemas informáticos fracasan, es por no incorporar
la visión, expectativas e idiosincrasia de los usuarios. La validación de los usuarios es fundamental
en la medida que todo sistema afecta las prácticas y desempeño laboral, influyendo en el clima y
cultura organizacional.
Esta dimensión debe incorporar la heterogeneidad de actores demandantes de información
en el ámbito interno (profesionales, directivos) y externos (proveedores de servicios, destinatarios
así como otros organismos gubernamentales y no gubernamentales).
Al final se obtiene dos productos:
• orientaciones para la reorganización de los procesos de gestión
• propuesta de fortalecimiento institucional para asegurar la integración del sistema dentro de
la práctica laboral. Implica actividades de capacitación, reestructuración de áreas de trabajo,
desarrollo de instrumentos (de evaluación ex-ante, recolección de información, supervisión en
terreno, etc.)
Integra las principales conclusiones e insumo de la etapa anterior y establece las principales
características del sistema, definiendo sus alcances y estructura así como desarrollar las activida-
des de fortalecimiento institucional. Cabe destacar que la experiencia de diseñar e implementar un
sistema integrado de monitoreo y evaluación en la Secretaria de Acción Social del Paraguay indica14
que el desafío mayor, no tiene que ver con la racionalidad técnica de su puesta en marcha ni las
actividades de programación (propias del ámbito informático), sino que se relacionan con las capa-
cidades institucionales para efectivamente albergar el sistema.
Hay que recordar que todo sistema tiene un impacto significativo en la práctica laboral. La
existencia de voluntad política es una condición necesaria, pero no es suficiente, porque la puesta
en marcha debe traducirse en acciones específicas de cambio. Por lo tanto, constituye una priori-
dad central, asegurar los ajustes necesarios en aspectos tales como: recopilación de información,
14Para mayores detalles, véase el Segundo Informe de Avance para el Diseño e Implementación de un Sistema Integrado de
Monitoreo y Evaluación de Proyectos Sociales en la Secretaria de Acción Social del Paraguay, Convenio CEPAL/SAS.
Asunción, Septiembre del 2000.
15 Los instrumentos son variados e incluyen: entrevistas individuales y grupales (actores internos y externos), observaciones
participantes y no participantes, cuestionarios, encuestas, antecedentes o estudios existentes, sociodramas, lluvia de ideas,
talleres participativos, expertos, etc.
El tercer momento corresponde al desarrollo (programación del sistema) y tiene como objeti-
vo la generación de un primer prototipo. Esto constituye un evento importante pues facilita la inter-
acción con los usuarios cumpliendo funciones básicas. Permite recoger observaciones y propuestas
para su perfeccionamiento generando un diálogo continuo de retroalimentación con los usuarios.
Requiere coordinar las actividades de fortalecimiento institucional para asegurar la integración del
sistema dentro de la práctica laboral. Dicho proceso también permite definir las funciones de los
usuarios, las características específicas del módulo de seguridad y avanzar en el desarrollo de ver-
siones depuradas.
V. CONCLUSIONES
CEPAL (1998): Gestión de Programas Sociales en América Latina. División de Desarrollo Social,
Serie Políticas Sociales, Nº 25, Vol. I, Santiago de Chile.
Cohen, Ernesto; Navarrete, Cecilia, et al. (2001). Gestión de programas sociales en América Latina:
Proyecto Joven de Argentina. CEPAL, Nº 46, Vol. I, Santiago de Chile
Espinosa, M y Medina, C (1996): El aprendizaje organizacional: el estado del arte hacia el tercer
milenio. Gestión y Estrategia, Nº 10, julio-diciembre.
Fiol, C y Lyles, M. (1985). Organizational Learning. Academy of Management Review, Nº 10.
Gil, Carlos, et al. (2001). Gestión de programas sociales en América Latina: Programa
Microempresa del FOSIS. CEPAL, Nº 46, Vol. IV, Santiago de Chile.
Medina, Alejandro. (1999): ¿Como reducir la burocracia mediante la gestión de procesos? Tesis
Doctoral.
MIDEPLAN (1999). Manual para la Instalación de Monitoreo Interno en los Programas Sociales
(borrador), Santiago.
ODEPA/FAO (1999). Proyecto FAO-ODEPA: Programa de Capacitación en Seguimiento y
Evaluación, apuntes III. Santiago.
SAS/CEPAL (2000). Segundo Informe de Avance para el Diseño e Implementación de un Sistema
Integrado de Monitoreo y Evaluación de Proyectos Sociales en la Secretaria de Acción Social
del Paraguay, Convenio CEPAL/SAS. Asunción, Septiembre.
Askvik, Steiner (1999): La Gerencia y el Aprendizaje Organizacional. Gestión y Políticas Públicas,
CIDE, México (249-274).
RESUMEN
Se propone buscar, o rastrear, los orígenes de la agresividad humana -especialmente la
agresividad masculina- en el pasado evolutivo de la especie, especialmente a la luz de las simili-
tudes que se encuentran en sus parientes primates más cercanos, los chimpancés. Se presen-
tan, luego, los planteamientos esenciales de la nueva visión evolucionista sobre la agresión
humana, mostrando algunas de sus características más notables en torno a la competencia intra
e intersexual, la edad, así como la búsqueda y control de recursos socialmente valorados. La
perspectiva evolucionista, sugiere raíces genéticas para comprender una serie de expresiones
de la violencia humana: el abuso proveniente de los padres sustitutos, el infanticidio y la viola-
ción. Finalmente, se presentan datos que apoyan la idea de una amplia heredabilidad de la agre-
sión: su especialización por género, su aparición temprana, su gran persistencia y permanencia
en el ciclo vital, así como su alta correlación encontrada en gemelos idénticos criados separados.
Todo ello apoya un llamado a analizar los problemas contemporáneos de las ciencias sociales, a
la luz del pasado ancestral que enfrentó nuestra especie, así como de las diversas especies que
nos precedieron.
A MODO DE PRESENTACIÓN
E
l conocido primatólogo Frans B. M. de Waal cuenta la siguiente historia: Durante sus
estudios de la colonia de chimpancés del zoológico Burgers, de Arnhem, en Holanda,
observó los comportamientos –y las maquinaciones políticas- de los machos jóvenes por
alcanzar el puesto dominante: el puesto de macho alfa (el líder). Observó que uno de
ellos, apodado Luit, permaneció durante cinco años maquinando para lograr tal cometido. Se enfren-
tó a Yeroen y Nikkie, dos machos rivales de su colonia, empleando su ingenio –no su fuerza, dijo de
Waal- sopesando primero su poder con Yeroen y luego con Nikkie. Luit consiguió, finalmente, el
puesto de macho dominante y, con ello, el acceso privilegiado a las hembras de la colonia.
Sin embargo, su poder terminó, sangrienta y abruptamente. Relata de Waal que una mañana
lo llamó urgente su ayudante, para que concurriera rápida al zoológico, pues le tenía malas noticias.
Consideremos los últimos 7 millones de años de evolución. ¿Es mucho tiempo? Así es. Mu-
chas cosas pueden haber ocurrido en tan largo lapso de tiempo. Y si ocurrieron, fueron centrales
para nosotros, los humanos. Los últimos siete millones de años marcan la separación de una nueva
rama, o gama de especies, que se separa del tronco común de los primates: los homínidos.
En efecto, la investigación paleoantropológica y genética contemporánea establece hoy algo
que es fundamental: nuestros antepasados se separaron –hace 7 millones de años, aproximada-
mente– de un antepasado ancestral común a chimpancés y humanos, dando origen a los homínidos,
como una nueva rama evolutiva (Wong, 2003).
Efectivamente, 7 millones de años es mucho tiempo. De hecho, se calcula que nuestra propia
especie, Homo sapiens sapiens, tiene una data de origen estimada entre 150 a 200 mil años atrás.
¿Es eso mucho tiempo? No tanto, si lo consideramos a la luz de 7 millones de años de una historia
homínida de larga diferenciación.
¿Y cuál es el papel de la agresividad en todo esto? ¿Son agresivos los animales?, ¿Son
agresivos los primates? Si lo son, ¿se encuentra ahí la raíz de la agresividad humana? ¿Tendrá
¿Es tan diferente la agresividad humana a la agresividad primate, en general? ¿Qué pautas
marcan la agresividad en nuestros parientes primates más cercanos, los chimpancés? De nuevo,
queremos recordarle que solo buscamos pistas. Y si de buscar pistas se trata, entonces, vamos a
conocer a algunos de los investigadores que nos proporcionan –a nuestro juicio– las mejores pistas.
Dejémonos llevar, entonces, por ellos.
En un excelente artículo, publicado en 2003, Michael Wilson y Richard Wrangham, nos infor-
man de los resultados de 40 años de estudios sobre chimpancés (Wilson y Wrangham, 2003). Algu-
nas de las características relevantes a nuestro tema, que discuten ellos, son las siguientes:
Los chimpancés viven en grupos llamados “comunidades”. Tales comunidades suelen conte-
ner entre 20 a 150 miembros, aunque ellos suelen viajar, reunirse y dormir en agrupaciones de 1 a
20 miembros.
El número es ya interesante. Robin Dunbar (1993, 2000, 2003) planteó, por ejemplo, que el
tamaño de la neocorteza en primates se correlaciona con el número de miembros de las comunida-
des donde ellos viven. Por tanto, el tamaño de nuestra neocorteza (que es muy grande, comparada
con las de otros primates) refleja un incremento progresivo del número de miembros de nuestras
comunidades ancestrales. Esto nos habla del incremento progresivo de la complejidad social. Dun-
bar relaciona esto con la intencionalidad en el mundo primate. El florecimiento de la intencionalidad
nos habla de un incremento de la complejidad social y de ciertas estructuras cerebrales –tal como la
corteza prefrontal– involucrada con estos desarrollos.
Un caso especial fue, al parecer, el del mongol Genghis Kahn. Genghis Kahn se caracterizó
por hacer la guerra, saquear y por violar a muchas mujeres, especialmente las de sus vencidos (y
tener muchas esposas también). Y por tener muchos hijos. Ellos también tuvieron muchos hijos. En
realidad, tuvo tantos descendientes que la información genética contemporánea estima ¡que hasta el
8% de los hombres de la población asiática actual podrían ser descendientes directos del mongol
Genghis Kahn!. (Kruszelnicki, 2003).
Pero no es sólo eso. Los tiempos modernos han sido prolíficos en tales comportamientos. Se
han documentado violaciones masivas en la Segunda Guerra Mundial en Bélgica, en Berlín, en Chi-
na y Pakistán. Y, últimamente, en Bosnia y Herzegovinia, Bangladesh, Camboya, Haití, Liberia, So-
malía y Uganda, entre otros (Gottschall, 2004).
La violación, por supuesto, no es”sexo por recursos”. Más bien parece ser “sexo sin entregar
recursos”. Y si esta pauta marca un sendero de violencia presente en humanos, nos podemos pre-
guntar ¿Por qué? ¿Por qué se da tanto?
Sigamos con nuestros parientes cercanos, los chimpancés.
Dentro de una comunidad hay una jerarquía de machos, sujetos a lo que se denomina (eufe-
místicamente) “elecciones”. Los machos alfa pueden perder las “elecciones”, cuando otros machos
forman alianzas en contra de ellos. “Perder una elección” lleva, frecuentemente, a la muerte (es lo
que le sucedió a Luit).
Los machos y las hembras no se asocian en familias sino que viven en jerarquías separadas.
Los machos hacen que las hembras les tengan deferencia, si es necesario con violencia. Toda
hembra está subordinada a todo macho.
Similitudes y diferencias. Los humanos nos agrupamos en familias (por lo general). Pero la
familia es también -a veces- un lugar violento. La violencia intrafamiliar es una de las formas de
violencia más común entre humanos. En Chile, por ejemplo, constituye una prioridad programática
para el Ministerio de Salud -en el área de la salud mental- dado que, según sus estadísticas, 336 de
cada mil mujeres chilenas, desde la adolescencia, han sufrido algún tipo de violencia –física o psico-
lógica- de parte, mayormente, de sus parejas. (Minsal, 2003). El femicidio, por otra parte, constituye
una preocupación creciente en nuestro país. Estas son otras facetas de la violencia. ¿Habrá pautas
especiales para explicar estas formas de violencia? ¿Tendrá algo que ver el pasado aquí?
Como puede verse, tenemos similitudes y diferencias. Es lógico –somos primates– semejan-
tes a ellos, aunque 7 millones de años de evolución diferencial han logrado construir algunas dife-
rencias. Algunas de las diferencias más interesantes se encuentran, por supuesto, en los “arreglos
sexuales” de los primates. Veamos, algunas otras semejanzas y diferencias.
¿Tendrá, entonces, la agresividad humana alguna lógica? ¿Seguirá patrones que la aseme-
jan al empleo de la agresividad en otros primates? ¿Habrá, luego, tanto continuidad como especifi-
cidad diferencial en tales patrones? ¿Será tan diferente la agresividad humana a la agresividad
primate, en general? Es –ya lo dijimos– un conjunto de preguntas ambiciosas. De nuevo, queremos
recordarle que solo buscamos pistas. Y si de buscar pistas se trata, entonces, vamos a conocer a
algunos de los investigadores que nos proporcionan, en estos temas –a nuestro juicio– las mejores
pistas.
Se trata de un nuevo conjunto de estudiosos: aquellos que se autodefinen como evolucionis-
tas. Nos referimos a los nuevos evolucionistas –a los del siglo XXI, por supuesto– no a los anterio-
res (entiéndase, no a los del siglo XIX).
La visión evolucionista sostiene, esencialmente, que la agresión humana –así como la agre-
sión sexual, en particular– puede y debe entenderse, con mucha mayor claridad, cuando observa-
mos sus características a la luz del pasado de nuestra especie (o de aquellas especies que nos
precedieron). Y con esto quiere decir que debemos fijarnos en el diálogo permanente en el que se
Los evolucionistas ven la agresión, en general, como una solución adaptativa a los problemas
particulares que presenta la selección sexual.
Daly y Wilson (1985, 1988, 1996), por ejemplo, señalan que las desigualdades en la inversión
paternal, entre hombres y mujeres, implica que los hombres tienen que competir unos con otros, por
el acceso a las hembras de alto valor. Esto es, las mujeres invierten mucho en una relación parental
(mucho tiempo y esfuerzo en cuidar a sus hijos), mientras los hombres, para reproducirse, pueden
invertir mucho menos (el costo de una sola relación sexual). Así, ellas buscan hombres dispuestos a
La agresión se utiliza a menudo para inflingir costos a nuestros rivales, y puede extenderse
desde insultos verbales (por ejemplo, denigrando su status) hasta ataques físicos (por ejemplo, due-
los). Hay varios factores involucrados aquí:
Juventud
La competición entre varones es más alta en aquellos que entran al “mercado amoroso”, en
la medida que ellos requieren asegurar una mejor posición, permitiéndoles competir contra varones
más maduros, o de mayor rango social y mayores recursos.
Wilson y Daly (1985) encontraron que los varones jóvenes tienen mayor probabilidad de invo-
lucrarse en confrontaciones peligrosas cuando la recompensa es un alza en el estatus social.
Además, los varones jóvenes es más probable que escalen desde altercados triviales cuando
exista un potencial de “pérdida de cara” (loss of face), frente a otros competidores varones, o frente
a parejas femeninas potenciales – lo que ellos llamaron el “síndrome masculino joven”-.
En la adolescencia el asesinato de hombres se incrementa drásticamente, hasta alcanzar un
peak, a comienzos de los 20 años. Es en esta edad donde los hombres presentan una probabilidad
seis veces mayor de ser asesinados, precisamente por otros hombres jóvenes.
Es importante para los varones ser capaces de alcanzar y mantener inicialmente cierta situa-
ción social, para luego defenderla o mejorarla, habiendo muchos ejemplos de tales jerarquías (por
ejemplo, las competiciones deportivas, el poder político, el respeto de amigos y colegas).
En tales estructuras de poder, los ganadores obtienen, típicamente, posición o estatus social,
mientras que sus opositores pierden estatus social. Esto es, por supuesto, sensible al contexto so-
cial, por ejemplo, un hombre que se bate con un niño va a perder más estatus que el que gana.
Así, los hombres que están en el fondo de la jerarquía social enfrentan presiones crecientes
para competir, de modo que podemos predecir que aquellos hombres que pierden o carecen de
recursos –o estatus social– se involucrarán, dicen ellos, en conductas más riesgosas para conseguir
lo que desean. Wilson y Daly (1985) demostraron que era más probable que los hombres pobres o
solteros cometieran más asesinatos que los hombres más ricos o los casados.
Además, los humanos pueden almacenar recursos (tierra, agua, herramientas, armas, muje-
res) y así la agresión puede utilizarse también para mantener el control sobre los recursos acumula-
dos. La agresión humana se emplea comúnmente en la adquisición de recursos tales como
juguetes, territorio, comida, propiedades, joyas, dinero- (por ejemplo en el bullying, o acoso escolar,
o en el robo con allanamiento de morada).
Reconocen que, a través de la historia humana, la guerra ha consistido en coaliciones de
hombres que invaden territorios vecinos y toman el control de los recursos que ellos contienen.
Agregan que cultivar una reputación de agresividad (basado o no en la realidad) puede ser muy útil
para disuadir a sus rivales en sus intentos por cometer actos agresivos futuros contra usted.
Los evolucionistas señalan, por otra parte, que podemos esperar que los padres sustitutos
tendrán menos cuidado con “sus” niños que los padres genéticos. Las historias referentes a padres-de-
paso descuidados constituyen un universal cultural, en la medida que padres y madres, en toda la
historia humana, los han debido dejar a cargo de niños que dependen de ellos, por lo que todas las
sociedades han adoptado alguna forma de sistema de parentesco-de-paso (step-parenting system).
Es un hecho triste que los niños de las familias de padres sustitutos están representadas
desproporcionalmente en las estadísticas de lesiones y asesinatos (injury/murder) (Daly y Wilson,
1985).
Por ejemplo, en un estudio antropológico de una muestra de los indígenas Aché de Para-
guay, Hill y Kaplan (en Daly y Wilson, 1985) reportaron que, de 67 niños criados por la madre y el
padrastro, el 43% habían muerto antes de la edad de los 15 años, comparado con sólo el 19% de
Infanticidio
Mientras puede predecirse que las madres y los padres harán todo para asegurarse que sus
niños recién nacidos sobrevivirán (pues ya han invertido tanto en ellos), Robert Trivers argumentó
que hay ciertas instancias donde es probable que ocurra el infanticidio (Daly y Wilson, 1996). Estas
circunstancias pueden ser:
• Cuando el padre presente inseguridades sobre si tal descendiente sea genéticamente suyo
• Cuando existan indicaciones de que el niño presente “baja calidad” (is of poor quality)
(minusválido, con deformaciones, etc.)
• Cuando escasean ciertos recursos “ambientales” clave (falta de alimento, redes sociales
de apoyo, etc.)
Daly y Wilson (1996) argumentaron que puede esperarse que la selección natural favorezca a
aquellos individuos cuyo esfuerzo parental se asigna “de la mejor forma posible” (is best allocated),
de modo que la inclinación paternal para cuidar a un niño en particular estará determinado por pre-
dictores disponibles acerca de la contribución eventual de ese niño a la aptitud parental (parental
fitness).
Bajo esa lógica, ellos señalan que estudios etnográficos han revelado que el infanticidio es
más probable que ocurra cuando:
• El niño presenta minusvalías obvias (is obviously handicapped)
• El niño es concebido vía adulterio
Violencia Sexual
Thornhill y Palmer (2000) razonan que los hombres que son exitosos socialmente y tienen
acceso suficiente a recursos limitados es probable que sean exitosos dentro de la primera estrate-
gia. Otros, que pueden carecer de estatus o recursos sociales, pueden utilizar una estrategia de
seducción/engaño, donde pueden fingir tener tal acceso, o pueden seducir a las hembras que ya
tienen compañeros debido a su posesión de otras características (por ejemplo, buena presencia
(good-looks), una hipótesis que señala que las mujeres buscan tener hijos atractivos).
Según ellos, debido a las desigualdades en la inversión parental, habrá siempre hombres que
tienen pocas ocasiones de emparejarse usando estas estrategias y, por tanto, estarán “forzados” a
adoptar la violación como una estrategia alternativa riesgosa. Thornhill y Thornhill (1983), por ejem-
plo, señalaron que la violación humana se podría considerar como un comportamiento evolutivo,
1. Edad de la víctima: Su teoría predijo que los hombres no violarán uniformemente a través de la
distribución de las categorías femeninas de la edad, sino que se concentrará alrededor del peak de
la capacidad reproductiva femenina. Compararon la edad de las víctimas de la violación con la edad
de las mujeres en la población general y el peak de edad de las víctimas de violación correspondió,
efectivamente, con las edades de la mayor capacidad reproductiva femenina.
Analizaron también los principales bancos de datos donde se encuentran los reportes reali-
zados por las fuerzas de policía, las agencias sociales y los hospitales, relativos a la violación. Nota-
ron, por ejemplo, que un estudio de Hindelang y Davis, donde se realizó un examen de 130.000
hogares en 13 ciudades norteamericanas, mostró que las mujeres jóvenes (con edades aproxima-
das entre los 15 a los 25 años), eran violadas más frecuentemente.
Datos de otras culturas confirmaron este resultado. Entonces calcularon la distribución de las
víctimas de violación, a través de las categorías de edad, en relación a los valores calculados acer-
ca del valor reproductivo y la fertilidad y había una clara correspondencia entre estos valores.
Una pregunta importante se generó, refiriéndose a si las víctimas femeninas de violación, di-
fieren en edad respecto a otros crímenes violentos. Algunos autores habían indicado, que la edad
de mayor riesgo para la violación, no era diferente a la de otros crímenes, y si esto es así, puede
decirse, luego, que la violación no es única respecto a otros conjuntos de datos relativos a las muje-
res en la población. Thornhill y Thornhill (1983) compararon a las víctimas de violación con las víc-
timas femeninas de asesinato recolectadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, y de
hecho encontraron que la distribución de edades entre las víctimas de violación y asesinato, eran
muy diferentes, siendo mayor la probabilidad de que las mujeres jóvenes sean violadas que asesi-
nadas.
3. Edad del violador: La predicción señala que es más probable que los hombres cometan violación
cuando la competencia por las hembras es más intensa, es decir, cuando los hombres adolescentes
entran a la “población casamentera”, o cuando el éxito social es determinante en su grado máximo.
En ese momento la mortalidad masculina se incrementa, toda vez que los hombres se involucran en
actividades de alto riesgo, en el contexto de la competencia sexual.
Los hombres jóvenes están fuertemente sobre-representados en las estadísticas de arresto
por violación. Una vez más, es importante comparar las edades de los arrestados por violación con
las edades de otros criminales masculinos y es también el caso que los crímenes son cometidos
más frecuentemente por hombres jóvenes, lo que probablemente es un reflejo general de la compe-
tencia sexual y de la adquisición de recursos.
4. Estatus del violador: Thornhill y Thornhill (1983) predijeron que los hombres que tienen las ma-
yores dificultades para subir en la escala social será más probable que cometan violaciones. No se
espera que los hombres de estatus social más alto violen, porque su estatus los provee de acceso
sexual no forzado a parejas femeninas.
Los datos de delincuentes violadores, sugieren, de hecho, que los violadores están educados
más pobremente y presentan un trasfondo socioeconómico bajo. Un factor clave en esto parece ser
el hecho que la falta de ayuda familiar, reduce la probabilidad de que un varón joven, asegure un
soporte de abundancia y prestigio, ya que la violación es más alta entre los varones jóvenes cuyas
familias son las menos aportativas, carecen de un padre, o cuentan con un padre desinteresado.
Un estudio de Svalastoga (en Thornhill y Thornhill, 1983) reportó que en Dinamarca, el 59%
de los delincuentes violadores eran trabajadores inexpertos o trabajadores rurales y 31% más eran
vagabundos; el 80% de estos delincuentes tenían escasa escolaridad.
En las sociedades preindustriales, la dote (el precio que se le paga a la familia de una mujer
para el matrimonio) se asocia con una intensa competencia intra-varones y una marcada estratifica-
ción social. Podemos predecir que estas circunstancias, llevan a hombres de estatus bajo, a em-
plear la violación como una estrategia alternativa, y un alto precio de la novia debe conducir a
niveles más altos de violación. Esperemos datos.
Estos factores, razonan los evolucionistas, sería probable que condujeran a la selección natural de
emociones negativas referentes a la amenaza o a las consecuencias emocionales de la violación. En to-
das las sociedades humanas, las mujeres se asustan frente a la posibilidad, así como a las consecuencias
de la violación, y este hecho las atemoriza, tanto o más que el asesinato (Buss, 1994).
Thornhill y Thornhill (1983) sugirieron que el dolor psicológico, es un mecanismo evolutivo
que centra la atención de la persona en los hechos que rodean al dolor, lo que contribuye a eliminar
y evitar los hechos que lo provocaron. Señala Buss (1994) que en un estudio llevado a cabo en Fila-
delfia, sobre 790 mujeres violadas, las que estaban en edad reproductora se hallaban más traumati-
zadas que las niñas prepúberes o las mujeres mayores, lo que se manifestaba en problemas de
sueño, pesadillas, temor a los hombres desconocidos y miedo a estar en casa solas. Añade Buss,
“El hecho de que las mujeres en edad de reproducirse experimenten mas dolor psicológico,
apoya la idea de que las mujeres tienen mecanismos evolutivos sensibles a su propio estado
reproductor, que las ponen sobre aviso de las interferencias que se producen en su estrate-
gia de reproducción sexual, así como (refuerza) la idea de que la coerción sexual puede
haber sido uno de los rasgos recurrentes del entorno social ancestral, en que los humanos
evolucionaron” (Buss, 1994, p. 279).
Parece ser muy claro. Las sorprendentes adaptaciones femeninas para la sexualidad ances-
tral abarcan una gama de aspectos, tal como ya hemos visto. Ahora nos encontramos con las men-
tales. ¿Son ellas el producto de la modernidad, de la industrialización, del impacto de los últimos
cientos de años, o son –más razonablemente– el impacto de las condiciones ancestrales de la evo-
lución humana? Usted decida.
La agresividad, en los humanos, muestra todos los rasgos que se esperan de un comporta-
miento que parece sólidamente asentado en los genes y los instintos: especialización por género,
aparición temprana, alta heredabilidad y consistencia, y permanencia en las diversas etapas del
ciclo vital. Veamos.
Estudios de metaanálisis han mostrado, según Larsen y Buss (2005), que los hombres mues-
tran más agresividad física que las mujeres. Esto se muestra en pruebas de personalidad, en fanta-
sías agresivas y en medidas de comportamiento real. En general, los tamaños del efecto para la
agresión son mayores en las pruebas proyectivas, como el TAT, que muestran una d de 0.86. Las
medidas de reporte muestran una d de 0.63, mientras las mediciones de autoreporte muestran una d
de 0.40. Por su parte, las medidas de fantasía de la agresión arrojan diferencias grandes, de 0.84.
Semiología:
El estudio de los factores de riesgo en la agresión física crónica ha mostrado que uno de los
principales factores es el sexo. La agresión física es bastante más frecuente en los niños (hombres)
desde la primera infancia. Desde ahí la diferencia va aumentando progresivamente. Se calcula que
sólo permanece en el 13% de las niñas, frente al 69% de los niños. Como características personales
en el niño menor de 24 meses, se han mencionado factores genéticos, características temperamen-
tales, déficit neurocognitivos, la hiperactividad y las conductas oposicionales. En un estudio, el
NICHD (2004) se menciona que el niño hiperactivo a los 18 meses, presenta dos veces más proba-
bilidad de presentar conductas agresivas entre los 18 y los 60 meses. Los más oposicionistas pre-
sentan el triple de riesgo y los que presentan “comorbilidad” (más de una característica), tal como
oposición-hiperactividad, presentan cuatro veces más probabilidad de prestar conductas agresivas
entre los 18 y 60 meses.
De hecho, se puede afirmar que cuando en los niños se presentan conductas de agresión fí-
sica este es el mejor predictor de riesgo para las conductas delincuentes violentas y no violentas en
la adolescencia. Cuantos más síntomas presenten los niños con trastornos de conducta, mayor será
la inadaptación social tales como el fracaso escolar, rechazo por parte de los compañeros, sexuali-
dad precoz, tabaquismo, consumo de drogas y de alcohol, participación en bandas, depresión, ideas
suicidas, embarazo durante la adolescencia y problemas de integración en el mercado laboral, así
como problemas de salud.
Larsen y Buss (2005) señalan, además, que la agresividad presenta altos grados de hereda-
bilidad, medida esta por correlaciones alcanzadas entre gemelos idénticos criados separados. La
correlación para la agresión es 0,67
Cuentan Larsen y Buss (2005) que el psicólogo noruego Dan Olweus ha realizado estudios
longitudinales de “pendencieros” y “chivos expiatorios”. Los pendencieros (o peleadores) son aque-
llos que se meten con otros niños y los victimizan. Hacen cosas como “hacerles zancadillas en los
pasillos, empujarlos contra los casilleros, darles codazos en el estómago, quitarles el dinero del
almuerzo y ponerles apodos”. Incluso se reportan casos de pendencieros que “untan excremento en
sus víctimas” y “los obligan a tragar leche mezclada con detergente”.
Aunque las víctimas no parecen tener características externas que parezcan diferenciarlos,
estos estudios han mostrado que presentan ciertos rasgos psicológicos. Es común que las víctimas
“tiendan a ser ansiosas, temerosas, inseguras y carentes de habilidades sociales”. Son “emocional-
mente vulnerables”, así como “débiles en lo físico”. Además, sufren de “baja autoestima, pierden
interés en la escuela y muestran falta de habilidades para establecer o mantener amistades”. Tam-
bién “carecen de apoyo social”. Ellos reportan que se estima que 10% de todos los niños en edad
escolar temen a los pendencieros, así como que la mayoría de los niños “han sido víctimas de los
pendencieros, al menos una vez”. (Citado en Larsen y Buss, 2005, p. 136).
Esta distinción, entre “pendencieros” y “víctimas”, la detectan los maestros ya en el sexto
grado. Estudios mostraron que la mayoría de los niños recibieron (o mantuvieron) esta misma clasi-
ficación un año después, en séptimo grado. Uno puede pensar que esto es lógico, pues los maes-
tros (entre otros) acostumbran poner “etiquetas” a los niños, lo cual cuesta “sacárselas”. Lo que
llama la atención, es que estos niños habían pasado a otro nivel escolar y, por tanto quienes los
clasificaron así fueron otros maestros, en escuelas diferentes. ¿Será un efecto de la “etiqueta”?
Los pendencieros no se detienen en la niñez. Anotan Larsen y Buss (2005) que “Cuando Ol-
weus hizo un seguimiento a miles de niños desde la escuela primaria hasta la adultez, encontró
continuidades marcadas. Los pendencieros en la niñez, tuvieron mayor probabilidad de convertirse
en delincuentes juveniles en la adolescencia y en criminales en la adultez”. Un sorprendente “65%
de los niños que fueron clasificados por sus maestros como pendencieros terminó teniendo conde-
nas por delitos para cuando tenían 24 años de edad” (Larsen y Buss, 2005, p. 136).
Otro estudio respecto a características de sus personalidades, que correlacionan con el ser
pendencieros (con medidas de autorreporte, así como con la opinión de, al menos, dos compañeros,
que también los clasificaron así) mostró que ellos muestran rasgos de “extroversión, neuroticismo y
El tiempo apremia y debo entregar este trabajo, para su publicación. Viajo en este momento a
diez mil metros de altura, volando hacia la ciudad de La Serena –como tantas otras veces– para
intentar convencer a mis alumnos sobre la pertinencia y profundidad de la nueva perspectiva evolu-
cionista para todas las disciplinas del mundo social. Intentaré hacer lo mismo con mis alumnos de
Santiago, cuando vuelva –si puedo– una vez más. Miro por la ventana del avión y observo nuestra
hermosa cordillera, cubierta de nieve. Parece inamovible, aunque no siempre estuvo ahí. Surgió en
algún momento, en un momento que se pierde en el tiempo geológico de nuestra Tierra. Y sobre el
paisaje natural que se extiende a mis pies, se puede observar la obra humana: líneas de carretera,
una gama de rectángulos de verdes coloridos, planos de ciudades. No puedo menos que pensar que
la obra humana se construyó sobre una antigua naturaleza, imponiendo sus líneas sobre un antiguo
paisaje, tanto respetando como también imponiendo una nueva lógica.
Pienso en cuánto costará que las ciencias sociales del siglo XXI, después de tantas duras ba-
tallas, decidan abrir sus puertas al reconocimiento de la fuerza de los genes y de sus inseparables
compañeros, los instintos. Y reconocer su presencia poderosa, en permanente interacción con las
* Dedico este trabajo, con amor inmenso, a mi señora, Carmen, así como a nuestros frutos: Camilo y Javiera. Se lo dedi-
co, también, a mi maestro Demócrito. De él aprendí todo lo básico y elemental sobre lo que intentamos hacer: ciencia.
Gracias.
RESUMEN
Se presentan los componentes fundamentales de la teoria de los sistemas autopoieticos,
que colocan en juego explicaciones sugerentes y controversiales para entender la objetividad y
la ciencia. Se desarrollan los argumentos de Humberto Maturana y Francisco Varela para colo-
car una mirada critica tambien sobre el “dominio sociológico”, a través de las consecuencias que
esta teoria gatilla sobre los entendimientos de los sistemas sociales.
L
a teoría de la autopoiesis ha sido desarrollada por los biólogos chilenos Humberto Matu-
rana y Francisco Varela a partir de investigaciones empíricas en neurobiología sobre los
fenómenos cognitivos, y acerca de la organización de los sistemas vivos.2
Humberto Maturana (1928) hizo sus estudios de medicina en Santiago y los estudios de bio-
logía en Londres. En 1958 recibió su doctorado en Harvard para luego irse a trabajar al Instituto
Tecnológico de Massachussets (MIT) para posteriormente volver a trabajar a la Universidad de Chile
en 1960, donde trabaja hasta hoy en la Facultad de Ciencias.
Francisco Varela (1946) era ayudante del profesor Maturana en la Universidad de Chile. Re-
cibió su doctorado en la Universidad de Harvard y posteriormente volvió al país para trabajar en la
Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Sus investigaciones lo han llevado a trabajar tam-
bién a la Universidad de Colorado, a la Universidad de Nueva York, al Instituto Max Planck, entre
otros.
ii) se trata de sistemas autónomos, es decir, sistemas que subordinan todos sus cambios a la
conservación de su propia organización, independientemente de otras transformaciones que
les puedan acaecer, durante el proceso de producción.
iii) se trata de sistemas que tienen una individualidad, es decir, gracias al mantenimiento in-
variable de su organización, conservan activamente una identidad, que no depende de sus in-
teracciones con un observador.
iv) este tipo de sistemas es definido como una unidad por su organización autopoiética y úni-
camente por ella. Sus operaciones constituyen sus propios límites gracias al proceso de la
autopoiesis misma.
v) los sistemas autopoiéticos no tienen ni entradas ni salidas. Pueden ser perturbados por
hechos del exterior, y pueden experimentar cambios internos que compensan tales perturba-
ciones pero no pueden ser determinados desde el exterior.
CONOCIMIENTO Y AUTORREFERENCIALIDAD
Si la investigaciones llevadas a cabo por Maturana y Varela muestran que los sistemas vivos
tienen una organización autopoiética y que el conocimiento, en tanto que fenómeno biológico, es el
resultado de la operación de un sistema nervioso (cuando lo hay) cuya organización está constituida
como una red cerrada de interacciones neuronales -lo que significa que no hay posibilidad alguna de
distinguir entre lo ilusorio y lo real-, ¿cómo entonces es posible el conocimiento?
Tradicionalmente el problema se planteaba a través de la siguiente pregunta: ¿cómo un or-
ganismo capta el mundo exterior? ¿Cómo obtiene informaciones relativas a su entorno? Según los
experimentos y las investigaciones de los investigadores chilenos, es necesario abordar el problema
de una manera diferente: ¿qué ocurre en el organismo, que permite que éste, en tanto que determi-
nado por su estructura, pueda operar de manera apropiada en el ambiente en el que existe?
Los sistemas vivos son sistemas estructuralmente determinados, ello quiere decir que todo lo
que le que ocurre en el sistema, ocurre como un cambio determinado por su propia estructura, ya
sea a lo largo de su dinámica interna, ya sea gatillado por perturbaciones externas en el dominio de
interacciones del sistema. Dicho de otro modo, no hay nada que pueda especificar desde el exterior
lo que pasa dentro del sistema. Todo lo que ha sido dicho hasta aquí es también válido para no
importa qué sistema vivo, incluidos los propios autores de esta teoría. Como se puede deducir de lo
que Maturana y Varela dicen sobre el operar del sistema vivo y del sistema nervioso, si desde el
El enfoque más tradicional sobre el lenguaje es aquel que lo concibe como un sistema simbó-
lico denotativo de comunicación, que sirve para la transmisión de información. Según esta manera
de entender el lenguaje, las palabras permiten denotar entidades que existen en no importa qué
dominio. Sin embargo, la denotación no sería una operación primaria del lenguaje pues ella misma
requiere de un acuerdo o de un consenso para especificar el significante y el significado. Maturana
cree que si la denotación no es una operación primaria, no puede ser tampoco una operación lin-
Volvamos ahora a nuestra pregunta. Si toda acción humana está definida por una emoción,
¿cuál ha sido la emoción que especificó el fenotipo ontogenético que permitió la aparición del lenguaje?
Históricamente el lenguaje surge hace unos 3 millones y medio de años, en el momento en
que los homínidos se convierten en los seres humanos que conocemos hoy. En este sentido la apa-
rición del lenguaje indica la aparición de lo humano propiamente tal. Los seres humanos existimos
en el lenguaje, en el fluir de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de ac-
ciones, y su aparición en la deriva natural señala la aparición del modo humano de vida.
Una idea similar a esta expresa Habermas, cuando discute con Marx, el papel del trabajo en
la constitución de un modo humano de vida.16 Al respecto, Habermas señala, que se equivoca Marx,
cuando creer ver en el trabajo socialmente organizado, aquello que caracteriza suficientemente el
modo humano de vida. A juicio de Habermas, el trabajo arranca de más atrás en la historia evolutiva
que lo que Marx creía. En este sentido, el trabajo, permitiría distinguir el modo de vida de los homí-
nidos del de los primates, pero no permitiría explicar la reproducción de la forma humana de vida.
Según Habermas, esta última, aparece con el surgimiento del lenguaje, que hace posible la vincula-
ción del trabajo, esfera de la acción con arreglo a fines, con la esfera de la interacción comunicativa.
Es, en última instancia, la aparición de la interacción mediada lingüísticamente lo que marca el ori-
gen del modo humano de vida.
Para Maturana el origen del lenguaje, como lo característico del modo humano de vida, no se
explicaría como se cree habitualmente por un desarrollo notable de la capacidad craneana y ésta como
resultado de la manipulación (el trabajo, diría Habermas) que los homínidos eran capaces de realizar,
lo que habría estimulado el desarrollo cerebral, sino que fue resultado de un modo de vida que permitió
la ampliación del dominio de coordinaciones consensuales de acciones. Para que estas coordinaciones
consensuales de acciones se desarrollen, se requiere de un dominio conductual, que permita esas
interacciones recurrentes que conducen hasta el lenguaje. Operacionalmente se trataría de un espacio
de encuentro y de aceptación mutua entre los organismos acoplados estructuralmente y en el caso de
nuestros ancestros, ese espacio lo hizo posible una emoción determinada: el amor.
A primera vista esta afirmación parece un tanto ingenua o idealista. Muy por el contrario, Ma-
turana quiere decir que las interacciones recurrentes devienen un dominio consensual, gracias a un
modo de vida que se caracteriza por la aceptación mutua entre los individuos que en él participan,
en tanto que legítimos otros en la convivencia. Desde el punto de vista evolutivo, este fenotipo se
“Cuando un espacio se divide en dos nace un universo: se define una unidad”20. A la base de
toda investigación científica, está la descripción y manipulación de unidades. La operación cognitiva
fundamental es una operación de distinción gracias a la cual el observador especifica una unidad al
distinguirla de un ambiente. Unidad y ambiente, aparecen como distinguibles por un observador, quien
de esta manera define un dominio de fenómenos que es el resultado de su observación. La operación
efectuada por el observador, es una distinción cognitiva y es por ello que la unidad distinguida existe en
el dominio cognitivo como una descripción. Sin embargo, el observador puede especificar un metado-
minio de descripciones al nivel del discurso, que le permite hablar sobre la unidad distinguida, como
una entidad separada que puede ser caracterizada gracias a la denotación y la connotación de sus
operaciones. Sin embargo, todo ello permanece en el dominio del discurso, que es un dominio cerrado
pues vivimos, en tanto que observadores, en un dominio de discurso (existimos en el lenguaje) en el
que generamos siempre nuevos elementos de interacción. Ello permite afirmar que “la lógica de la
descripción es la lógica del sistema descriptor (vivo) y su dominio cognitivo”21.
Cuando intentamos describir y explicar lo que hacemos, nos encontramos en una situación
de observadores que observan su propio observar. Sin embargo, el observador participa en la confi-
guración de aquello que observa. Además, no es posible que el observador pueda hacer descripcio-
nes o dar explicaciones que revelen algo independiente de las operaciones por medio de las cuales
el genera tales descripciones y tales explicaciones. Como todo conocer es un hacer y todo hacer un
conocer, lo que está a la base de las explicaciones, incluidas las explicaciones científicas, no es
sino una experiencia del mundo que conlleva nuestro operar. Como lo grafican bien Maturana y
Varela, todo acto de conocer trae un mundo a la mano.
Si se acepta todo lo que dice la teoría de la autopoiesis, la ciencia pierde uno de sus pilares
más importantes: la certitud de una realidad objetiva. En efecto, el término ciencia es utilizado de
manera frecuente para hacer referencia a un conocimiento que es validado por un método particular.
Este método es conocido como el método científico, el que se basa en dos suposiciones:
i) que el método científico revela, o al menos connota, una realidad objetiva que existe con
independencia de lo que los observadores hagan o deseen, aun cuando esta realidad resulte
inabarcable.
ii) que la validez de las afirmaciones y explicaciones científicas se encuentra en su relación
con esta realidad objetiva.
23 La implicancias éticas de la teoría de la autopoiesis no serán analizadas en este trabajo, pero hay que señalar que todo lo
dicho a propósito del operar de los sistemas autopoiéticos tiene una gran importancia en lo relativo a las relaciones humanas.
Santiago de Chile
2006