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Tema 10
La adopción de decisiones
La adopción de decisiones constituye sin duda la actividad esencial de las organizaciones
públicas y privadas. Sin decisiones que vinculen los distintos procesos de gestión organizativa, que
consigan que se hagan unas cosas y se dejen de hacer otras, no es concebible la idea de organización.
Las decisiones se basan en preferencias –deseos, necesidades, valores, fines, intereses, utilidades
subjetivas -, y expectativas sobre los rendimientos asociados con diferentes acciones alternativas.

1. Decisiones y no-decisiones
En un plano político general suele darse por sentado que el poder y sus correlatos sólo pueden
observarse en los procesos de adopción de decisiones. Pero se pasa por alto un campo por lo menos
de igual importancia, lo que BACHRACH y BARATZ han denominado una de las caras del poder, la
adopción de no-decisiones, esto es “la práctica de limitar el alcance de la adopción de decisiones real
a las cuestiones seguras mediante la manipulación de los valores dominantes en la comunidad, los
mitos y las instituciones y procedimientos políticos. Una no-decisión es una decisión que resulta en la
supresión o frustración de un desafío latente o manifiesto a los valores e intereses del decisor”.
SCHATTSCHNEIDER ha señalado que “la definición de las alternativas es el instrumento
supremo del poder. Aquel que determina de qué se trata la política maneja a la nación, porque la
definición de las alternativas es la elección de los conflictos y la elección de conflictos localiza el
poder”. Toda decisión social implica la interacción entre una o más personas cuya sumisión debe
lograrse. Ésta puede buscarse mediante el ejercicio de uno o cualquier combinación de estos
fenómenos: Poder, Influencia, Autoridad, Fuerza.
De otra parte, cuando los valores dominantes, las reglas del juego aceptadas, las relaciones de
poder existentes entre los grupos, y los instrumentos de fuerza, solos o en combinación, previenen
efectivamente que ciertas quejas se desarrollen como cuestiones divisoras que exigen decisiones
puede afirmarse que existe una situación de no-decisión.
Las no-decisiones, por tanto, son un método empleado por quienes elaboran las políticas
públicas para bloquear los desafíos a la asignación de valores y elecciones prevalecientes, o para
suprimir las nuevas demandas o las cuestiones incipientes.

2. La racionalidad limitada
La descripción más frecuente de la adopción de decisiones es la que interpreta esa acción como
una elección racional. A estos efectos, racionalidad se define como un tipo particular de
procedimientos para efectuar elecciones.

2.1. La idea de elección racional


Las teorías racionales parten de los supuestos de que los procesos decisorios son consecuentes
y se basan en preferencias individuales. Son consecuentes porque la acción depende de las
anticipaciones de efectos futuros de las acciones presentes, las alternativas se interpretan en términos
de sus consecuencias esperadas.
Las limitaciones cognoscitivas de los actores impiden que los procesos de adopción de
decisiones puedan considerarse racionales en un sentido estricto. Idealmente, sería necesario
determinar todos los objetivos y los cursos de acción alternativos para alcanzarlos, junto con sus
consecuencias, evaluarlas y, en último término, seleccionar aquella que se acerque en mayor medida
a la consecución del objetivo, al menor coste, o si la maximización no es factible por lo menos que se
satisfaga la relación medios-fines. En consecuencia la complejidad de los problemas organizativos, las
capacidades intelectuales de los individuos, la información disponible, la premura de tiempo, las
dificultades de hacer operativos los objetivos, su medición y análisis coadyuvan a que sólo pueda
hablarse de una racionalidad limitada en la adopción de decisiones.
La elaboración mejor establecida y frecuente de las teorías puras de la elección racional es la
que reconoce la incertidumbre sobre las consecuencias futuras de la acción presente. El enfoque más
convencional es partir de que el decisor elegirá la alternativa que maximiza el valor esperado, la
alternativa que produciría el mejor rendimiento como media.

2.2. Las limitaciones de la racionalidad


Constricciones de la información→ Los decisores afrontan considerables limitaciones en la
atención (el tiempo y las capacidades de atención son limitadas), la memoria (las capacidades de los
individuos y de las organizaciones de almacenar información son limitadas: los recuerdos son
defectuosos o los registros no se guardan), la comprensión (los decisores tienen dificultades en
organizar, resumir y emplear la información para efectuar inferencias) y la comunicación (las
facultades para compartir información compleja y especializada y comunicarla son restringidas).
Métodos para hacer frente a las constricciones informativas→ Los estudios psicológicos
sobre las decisiones individuales han identificado numerosas maneras de reaccionar ante las

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constricciones informativas: utilización de estereotipos para inferir; formación de tipologías de


actitudes y características para clasificar a las personas en esos términos. Se adoptan
sobreentendidos del mundo bajo la forma de teorías, guiones, esquemas desarrollados socialmente,
sustituyendo la información desconocida y suprimiendo las discrepancias. Para MARCH (1994), los
procesos fundamentales de simplificación de las constricciones de la información son:
• Edición. Los decisores tienden a revisar y simplificar los problemas antes de elegir,
emplean un número relativamente pequeño de ideas, combinándolas de una manera simple. La
búsqueda puede simplificarse mediante el descarte de alguna información disponible o con la
reducción de la cantidad de procesamiento efectuado sobre ella.
• Descomposición. Los decisores intentan descomponer los problemas, reduciéndolos a
sus partes componentes. La descomposición está estrechamente conectada con elementos clave de la
actividad organizativa como la división del trabajo, la especialización, la descentralización y la
jerarquía.
• Heurística. Los decisores reconocen pautas en las situaciones que afrontan y aplican
reglas de comportamiento apropiadas a ellas. Consiste en conjeturar mediante reglas empíricas el
cálculo de cierta clase de cifras o la resolución de cierto tipo de problemas.
• Encuadramiento. Las decisiones están enmarcadas por creencias que definen la
cuestión que debe ser tratada, la información que debe ser recogida y las dimensiones que deben
evaluarse. Los decisores adoptan paradigmas para decirse a sí mismo desde qué perspectiva se
acercan a un asunto, que preguntas se plantean, y qué tecnologías deberían emplearse para
resolverlas (marcos).
Maximización y satisfacción→ Los tratamientos habituales de la adopción racional de
decisiones suponen que los decisores eligen entre alternativas, considerado sus consecuencias y
seleccionando aquella con la mayor ganancia esperada. Los estudios conductistas de las reglas de
decisión han observado que los decisores suelen satisfacer en lugar de maximizar. La maximización
implica el elegir la mejor alternativa. La satisfacción consiste en escoger una alternativa que supere
algún criterio u objetivo.
Ideologías y valores→ También las ideologías (conjuntos de creencias relativamente
coherentes que vinculan a un cierto grupo de personas y que explican sus mundos en términos de
relaciones causa-efecto) y los valores (un sistema normativo racionalizado de preferencias por ciertos
cursos de acción o ciertos rendimientos) desempeñan papeles cruciales en los procesos de adopción
de decisiones, influyen sobre las percepciones de los papeles organizativos y de los factores
ambientales.

2.3. Teorías de la atención y la búsqueda


En las teorías de la racionalidad limitada, la atención es un recurso escaso. Los decisores
simplifican considerablemente el problema de la atención. Las cuestiones a corto plazo parecen ser
favorecidas con respecto a las de largo plazo. Las organizaciones emplean códigos especialmente
diseñados para el registro, recuperación y comunicación de información, pero la forma más familiar de
código de información es un lenguaje natural.
La satisfacción actualmente se percibe mejor como una norma de búsqueda que especifica las
condiciones bajo las cuales se dispara o se detiene, y dirige la búsqueda hacia las zonas de omisión.
La búsqueda se controla mediante una comparación entre la realización y los objetivos.
Las teorías de la satisfacción de racionalidad limitada suponen 2 procesos adaptativos que
acercan las aspiraciones y las realizaciones. Primero, las aspiraciones se adaptan a la realización, los
decisores aprenden lo que deben esperar. Segundo, la realización se adapta a las aspiraciones
mediante el incremento de la búsqueda y la disminución del excedente frente al fracaso, o viceversa
frente al éxito. Tales teorías predicen que mientras la realización exceda las aspiraciones, la búsqueda
de nuevas alternativas es modesta, se acumula el excedente y aumentan las aspiraciones. Cuando la
realización cae por debajo de las aspiraciones, se estimula la búsqueda, disminuye el excedente y
descienden las aspiraciones. La búsqueda se detiene cuando se logran los objetivos, y si los objetivos
son los suficientemente bajos, no se emplearán efectivamente todos los recursos.

2.4. Riesgo y asunción de riesgo


La asunción del riesgo es un aspecto importante de las teorías de la elección. La preferencia por
el riesgo da cuenta de cualquier desviación en el comportamiento observado del que se observaría si
los decisores tuviesen utilidades por dinero que fueran lineales con él y a adoptar decisiones mediante
la maximización del valor monetario esperado.
Hay diversas interpretaciones sobre la propensión a asumir riesgos (MARCH, 1994):
1) La primera la concibe como un rasgo de la personalidad, en muchas teorías se parte del supuesto
de la aversión al riesgo como un atributo inexplicable de los seres humanos, en ocasiones vinculado a
una asunción de la decreciente utilidad marginal del dinero, y en otras dada una interpretación de
ventaja de supervivencia competitiva y fortuita.
2) La segunda la entiende como una reacción a los objetivos, probablemente el efecto mejor
establecido provienen de la manera en que los decisores distinguen entre situaciones de éxito, o de

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éxito esperado, y situaciones de fracaso, o de fracaso esperado; la propensión al riesgo varía con la
relación entre la posición de un individuo y el nivel de aspiración o el objetivo, y en consecuencia entre
los contextos de éxito y fracaso.
3) La tercera la concibe como una elección razonada; puede imaginarse a los individuos como
calculadoras racionales que determinan qué nivel de riesgo les sirve mejor.
4) Por último, la cuarta la entiende como un artefacto de seguridad; los riesgos pueden asumirse sin
conciencia, como consecuencia de la falta de seguridad: rupturas en la competencia, la comunicación,
la coordinación, la confianza, la responsabilidad o la estructura; son fáciles de pasar por alto porque no
son intencionales o deliberados.
La estimación del riesgo por los decisores está sesgada sistemáticamente por las experiencias
que tienen en las organizaciones.

3. El cumplimiento de normas
3.1. La lógica de lo apropiado
Cuando los individuos y las organizaciones desempeñan identidades, cumplen las normas o
procedimientos que consideran apropiados para la situación en que se encuentran; ni las preferencias
ni las expectativas de consecuencias futuras entran directamente en el cálculo. El cumplimiento de
normas está basado en una lógica de lo apropiado.
El proceso no es aleatorio, arbitrario o trivial; es un razonamiento sistemático, y con frecuencia
bastante complicado y comparable, a estos efectos, a la lógica de la consecuencia pero procede de
una manera diferente. El razonamiento consiste en establecer identidades y emparejar normas a las
situaciones reconocidas.

3.2. Normas, identidades y acción


Las normas y las identidades proporcionan una base para la adopción de decisiones en todos los
aspectos de la vida. Los individuos y los sistemas sociales dependen de normas y de la
estandarización rutinización y organización de las acciones que proporcionan.
Las organizaciones seleccionan individuos con identidades y normas preexistentes, y también
definen sus propias identidades específicas y entrenan y socializan a los individuos para que las hagan
suyas. Las normas organizativas formales e informales entretejen, utilizan y ayudan a definir las
identidades y los papeles organizativos. Las tareas se organizan alrededor de conjuntos de
cualificaciones, responsabilidades y normas que definen un papel. Los papeles y sus normas asociadas
coordinan y controlan las actividades organizativas. Las organizaciones también tienen identidades.
Las organizaciones se describen en función de sus estructuras legales, su carácter nacional o regional,
sus configuraciones tecnológicas y conjuntos de identidades individuales. Como las organizaciones
tratan de confirmar tales descripciones, configuran formas y procedimientos organizativos de manera
coherente con ellas; adquieren permanencia representando legítimamente lo que son.
De otra parte, la lógica de lo apropiado está vinculada al concepto de identidad, entendida como
la concepción de uno mismo organizada en normas para combinar acción con las situaciones. Hay 2
perspectivas complementarias. La primera ve la definición de una definición de una identidad como
una labor de individualización, parte de que los individuos son seres únicos e independientes. De
manera alternativa, las identidades pueden entenderse como los resultados de un proceso de
socialización en relaciones y papeles definidos socialmente.
Las instituciones sociales como las organizaciones formales desempeñan una parte importante
en la aplicación de las identidades y de las normas a las situaciones. Las organizaciones proporcionan
soluciones apropiadas para la redefinición de múltiples identidades simultáneas: proporcionan
modelos (ejemplares de comportamientos correctos que los nuevos miembros imitan, emulan y
aprenden), sugerencias (suministradoras de ideas y recordatorios que evocan identidades concretas
en situaciones particulares) y experiencia (produce aprendizaje y estabilidad).

3.3. Desarrollo y cambio de normas


Las identidades, las normas y las formas cambian como resultado de una acción con
consecuencia en el contexto de la competencia, los individuos y los grupos crean normas
conscientemente como instrumentos de control, construyen identidades y concepciones del
comportamiento apropiado para controlar las acciones de otros y las propias, aceptan sus obligaciones
como parte del proceso de creación de un sistema de relaciones sociales coherente que pueda
representar un futuro atractivo. Dos casos de captación del futuro en la tradición de los estudios de la
acción organizada son los contratos y los planes (presupuestos).
En contraposición a la perspectiva anterior, las teorías basadas en el aprendizaje se
fundamentan en que las normas se modifican sobre la base de la experiencia directa. La experiencia
se interpreta de manera que sustente los entendimientos previos; los individuos emplean teorías
causales simples para interpretar la experiencia y la interpretación de la experiencia es una
interpretación social.

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4. Las decisiones bajo ambigüedad


Los modelos de la elección han reconocido dos grandes tipos de complicaciones a la hora de la
adopción de decisiones: 1) aunque se conozcan los rendimientos posibles, se desconoce cuál de estas
posibilidades se realizará. Las consecuencias sólo pueden anticiparse como una distribución de
probabilidad. 2) algunas de las consecuencias dependen de la acción de otros actores estratégicos,
que son conscientes simultáneamente de la interdependencia.
MARCH (1988) afirma que la ambigüedad se produce en varios frentes:
A) La ambigüedad sobre las preferencias. Se supone que un decisor tiene preferencias que son
coherentes, estables y exógenas al proceso de elección.
B) La ambigüedad sobre la relevancia. El modelo del cubo de la basura es un esfuerzo para definir un
orden alternativo en cuyos términos los procesos pueden ser mejor comprendidos.
C) La ambigüedad sobre la historia.
D) La ambigüedad sobre la interpretación.
El modelo del cubo de la basura de la elección organizativa elaborado por COHEN, MARCH y
OLSEN (1972) considera que las anarquías organizadas son organizaciones, o situaciones decisorias,
caracterizadas por 3 propiedades generales:
1. Sus preferencias son problemáticas. Es difícil imputar un conjunto de preferencias a la situación
decisoria de la organización que satisfaga los requerimientos normalizados de coherencia para la
teoría de la elección. La organización opera sobre la base de una variedad de preferencias
incoherentes y mal definidas, que pueden describirse mejor como una laxa colección de ideas como
una estructura coherente, descubre las preferencias mediante la acción más que actúa sobre la base
de preferencias.
2. Su tecnología es confusa. Aunque la organización se las arregla para sobrevivir e incluso para
producir, sus propios procesos no son compren-didos por sus miembros; opera sobre la base de
simples procedimientos de prueba y error, el residuo de aprendizaje de los accidentes de la expe-
riencia pasada, e invenciones pragmáticas basadas en la necesidad.
3. Su participación es fluida. Los participantes varían en la cantidad de tiempo y esfuerzo que
dedican a los diferentes dominios organizativos y su grado de implicación oscila de un momento a
otro; como resultado, los límites de la organización son inciertos y cambiantes; las audiencias y los
decisores para un tipo particular de elección varían caprichosamente.
Aunque las organizaciones se ven con frecuencia como vehículos para la resolución de
problemas bien definidos o como estructuras dentro de las que se resuelve el conflicto mediante la
negociación pueden percibirse de una manera alternativa como conjuntos de procedimientos
mediante los cuales los participantes llegan a una interpretación de lo que están haciendo y de lo que
han hecho en el proceso de hacerlo.
Esta visión de la elección organizativa centra su atención en la manera en que el significado de
una elección cambia a lo largo del tiempo, sobre los efectos estratégicos de la sincronización, a través
de la introducción de elecciones y problemas, la pauta temporal de la energía disponible y el efecto de
la estructura organizativa. Así se llega a la metáfora del cubo de la basura como modelo: “Para
comprender los procesos dentro de las organizaciones, uno puede visualizar una oportunidad de
elección como un cubo de basura en el que varias clases de problemas y soluciones se arrojan por los
participantes al ser generadas. La mezcla de basura en un solo recipiente, de las etiquetas asignadas
a los recipientes alternativos, de qué desperdicios se producen de hecho, y de la velocidad con la que
se recoja la basura y se traslade de la escena”.
Se consideran 4 variables básicas: Las elecciones, los problemas, las soluciones y la energía de
los participantes. Las decisiones se adoptan de tres maneras diferentes: por resolución, omisión o
huida. Entre otras, los procesos decisorios de cubo de la basura tienen estas propiedades:
• La adopción de decisiones por huida y omisión es una característica del proceso.
• El proceso es minucioso e intensamente interactivo.
• Los decisores y los problemas se encarrilan mutuamente mediante las elecciones.
• Los problemas importantes encuentran solución con mayor probabilidad que los no
importantes.
• Las elecciones importantes tienen menor probabilidad de resolver problemas que las
elecciones no importantes.

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