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4-F: UN GOLPE PERMITIDO

Pablo Hernández Parra* / Soberania.org - 29/07/09

LA AGENDA OCULTA DEL SR. CHÁVEZ

A menudo se afirma que “La historia la escriben los vencedores”, y esta frase, más que
esclarecer los hechos de la historia, los oscurecen; porque los vencedores más que escribirla,
la deforman, la falsifican y sobre todo la ocultan. Si décadas después se desclasifican
documentos secretos, o se conocen nuevos hechos o escritos, éstos nos varían en mucho la
versión de la historia oficial contada y los mitos, cuentos y leyendas se difunden hasta
convertirse en “verdades históricas".

Los personajes protagónicos de la Historia -siempre los personajes e individuos, nunca los
pueblos y trabajadores- , terminan como héroes o villanos en ella y ésta termina como una
Historia sólo de ideas y personajes, no como una lucha de clases, donde los verdaderos
intereses y objetivos de las clases dominantes quedan ocultos, asumiendo estos intereses los
más diversos disfraces y caretas.

Sobre el golpe militar del 4 de febrero de 1992 se han escrito miles de páginas. El historiador
Agustín Blanco Muñoz en su colección “TESTIMONIOS VIOLENTOS” ha entrevistado a los más
diversos protagonistas de ambos lados que participaron en ese levantamiento militar. Por su
parte, el fallecido Alberto Garrido hizo de la “revolución bolivariana” una verdadera industria
editorial, sin que esto signifique una desvalorización de su obra y de la importancia de lo
recolectado por él. Igualmente, los más diversos personajes, periodistas y políticos desde
Carlos Andrés Pérez (CAP) hasta Mario Iván Carratú Molina, pasando por el ministro de la
defensa durante el golpe, el General Ochoa Antich, y la simpática agente imperial Eva
Golinger, han escrito u opinado sobre el tema.

Sin embargo, lo común en estas miles de páginas escritas sobre el golpe es que hasta ahora
ninguno de los protagonistas o participantes en el mismo, han respondido a la elemental
pregunta que uno de los sargentos del batallón de paracaidistas comandado por Chávez le
hace a éste en Maracay, la noche del 3 de febrero, poco antes de partir hacia Caracas:
"¿Comandante, que dicen los gringos de esto?"

Y esta es en realidad, la pregunta y el enigma clave en todos golpes en América Latina, por lo
menos desde la Guerra fría. Se puede dar un golpe militar contra el gobierno de turno, por
parte de una fracción de cualquier ejército latinoamericano con el apoyo o no de la respectiva
embajada de Estados Unidos, pero nunca sin que la tenebrosa CIA y el resto de organismos de
inteligencia al servicio del gobierno norteamericano no tengan conocimientos del mismo.

Precisamente nuestra simpática “Mata-Hari” Golinger en su libro “LA MIRADA DEL IMPERIO
SOBRE EL 4F”, basado en supuestos documentos desclasificados de Washington sobre la
rebelión militar en Venezuela del 4 de febrero de 1992, a lo largo de más de 150 páginas y
decenas de “documentos” trata de demostrar que:

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“A pesar de que las agencias de Washington, como la CIA y el Pentágono, proyectan
una imagen de sabelotodo, para sorpresa de muchos, Washington no estaba
informado sobre los planes del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 y lo que
sucedería el 4 de febrero de 1992. En algunos documentos admiten que no sabían ni
quienes estaban liderando la insurrección militar, ni cuáles eran sus objetivos,
aunque si repiten una y otra vez, en diferentes memorandos, que el pueblo
venezolano estaba muy descontento con las políticas económicas de Carlos Andrés
Pérez y su tolerancia con la corrupción.” (Pág. 17)

Claro, los documentos “desclasificados” que nuestra moderna Mata-Hari nos presenta, son
todos del 4 de febrero de 1992 o posterior a la fecha. No hay ningún documentos de los
mostrados y traducido por la Sra. Golinger antes del 4F, y era de esperarse: hay que ocultar
las relaciones de la embajada yanqui con el cachorro del pentágono que insurge el 4F, luego
de más de 10 años de conspirar con la mayor libertad, permiso e impunidad en el seno del
ejército, en una verdadera crónica de un golpe anunciado.

Esta versión que nuestra moderna Mata-Hari nos quiere vender, la remata con un caramelo
de exquisito sabor para la masa chavista:

“Chávez y sus hermanos rebeldes engañaron al poderoso imperio ese 4 de febrero


de 1992…” (Ídem)

En pocas palabras, estamos en presencia de un personaje que mezcla las enseñanzas del
legendario Sun Tzu con el conocimiento, destreza y valor de los grandes generales de la
historia, incluyendo a Bolívar, del cual Chávez se considera su reencarnación. Claro, el
frustrado golpe y sobre todo el cuestionable papel del "comandante" desde el MUSEO DE LA
PLANICIE “viendo” cómo los capitanes eran derrotados por las fuerzas del gobierno de CAP,
cuando intentaban tomar el Palacio de Miraflores, pone en entredicho las "capacidades
militares" del nieto de Maisanta. Este evidente acto de cobardía y vacilación lo ha explicado el
“comandante Chávez" sólo con un: “Me sentía solo”, tal como les confiesa a Arias Cárdenas y
Urdaneta Hernández su inexplicable inhibición y vacilación desde su puesto de mando el 4-F.

Según la versión de la Sra. Mata-Hari, resulta que en el principal yacimiento petrolero del
hemisferio occidental, el cual ha sido controlado por Estados Unidos por lo menos desde los
años 20 del siglo pasado, en el país donde el imperio del capital recibe más de 2 millones de
barriles de petróleo diariamente, se estaba gestando un golpe que lo conocía media Venezuela
-la otra mitad participaba en el mismo-, y la embajada Americana, la CIA, el MOSAD, el M16,
en fin, los organismos de inteligencia del imperio mundial no sabían nada y fueron engañados
por “Chávez y sus hermanos rebeldes”. A esta Sra. Golinger le pedimos que en la próxima
entrega nos cuente una de vaqueros.

Agustin Blanco Muñoz (ABM), a todos los comandantes y personajes participantes en el golpe
del 4-F que interrogó, incluyendo a la comandante Pedro Luis, les demuestra hasta la saciedad
que no sólo el 4F fue un golpe permitido, sino una conspiración anunciada y auspiciada; y en
todos los casos que les planteó esta hipótesis–teoría a los involucrados, todos negaron esta
idea, la rechazaron y algunos se enfurecieron, como el caso del propio Chávez. Sólo Herma

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Marksman, que no tiene intereses ocultos que defender, ni necesidad “política“ de disfrazar lo
ocurrido como pretenden muchos de los entrevistados, coincide con ABM y nos da las claves
para comenzar a armar el rompecabezas del pasado oculto del 4F:

“Yo siempre he dicho, y lo sostendré hasta el final, que el 04 de febrero estaba


condenado al fracaso porque nadie estaba jugando limpio. Claro, lo puedo afirmar
ahora por todas las cosas que he sabido y que he averiguado después. Un
movimiento como ese, con un objetivo de muchos riesgos, si tú no crees en mí y yo
no creo en ti, no hay nada que hacer. Y yo sentí que eso fue así. Ni los capitanes, ni
Hugo estaba jugando limpio, ni el mismo Francisco Arias. Y a veces yo me pregunto
¿hasta dónde Ochoa Antich jugó limpio?” (Agustín Blanco Muñóz, "Chávez me
utilizó: Herma Marksman", Pág. 72)

“Por eso es que se ha manejado que quizás detrás de toda esta conspiración, que
era prácticamente abierta, y estaba casi delatada, había como una mano peluda
que trataba de que ese objetivo se cumpliera, quizás para un contragolpe esa
noche, qué se yo. Por eso es que te digo que nadie estaba jugando limpio.” (Ibid,
Pág. 142)

En esta opinión coincide con Pablo Medina:

“...Algo indicaba que, más allá de Joel, de Arias, de Urdaneta, de Chávez había una
mano invisible que actuaba colocando con mando de tropa a estos oficiales que ya
habían alcanzado el grado de comandantes… Yo creo que alguien estaba trabajando
para tener 'el mango bajito', para agarrarlo sin hacer ningún esfuerzo“ (Alberto
Garrido, "Testimonios de la Revolución Bolivariana", Pág. 101)

Pero el mayor aporte de Herma al esclarecimiento de los hechos, es lo que descubre después
del 4 de Febrero:

“Porque otra cosa que descubrí, después del 04F, es que él –Chávez– manejaba
como varias agendas. Se reunía con distintos tipos de gente, y las mantenía
aisladas y en el mayor secreto. Solo él las controlaba, entonces hoy son como
incógnitas para uno. Y eso lo sentí yo en el San Carlos y en la cárcel cuando empecé
a ver cosas que no entendía.” (Agustín Blanco Muñóz, "Chávez me utilizó: Herma
Marksman", Pág. 74, subrayados nuestros)

Hoy el propio Sr. Chávez nos da la clave del golpe permitido y auspiciado, y nos indica el
camino para despejar las incógnitas que se pregunta Herma. En el "Aló, Presidente" del 27 de
febrero del 2007, confiesa públicamente su principal agenda secreta:

"...La embajada norteamericana, por supuesto, tenía entrada libre aquí –en
Miraflores, N.N.–, los embajadores, me consta. Yo llegué a volar en el avión de la
embajada de los Estados Unidos, porque yo era audaz, yo andaba jugando duro por
dentro del Ejército. Yo me hice amigo de los militares estadounidenses, de la
embajada; me acuerdo de Hugo Poseí, a su casa iba en Prados del Este… A mi

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ascenso, en Barinas, un año después a teniente coronel, fueron el coronel y los
agregados militares de los Estados Unidos en el avión de la Embajada, y se llevaron
un poco de gente de Caracas que fueron a Barinas a la celebración del ascenso. Así
jugaba yo, bueno así juego yo, no es que jugaba, juego…” (Hugo Chávez, "Aló,
Presidente", Programa N° 269 (radial), Sala de Prensa Simón Bolívar, Palacio de
Miraflores, Martes 27 de febrero de 2007).

Como se dice en derecho: “a confesión de parte relevo de pruebas”. Resulta que nuestro
conspirador estrella, no sólo tenía relaciones con la embajada y militares de EE.UU, sino que
después del Caracazo, donde la conspiración se aceleró y el orden dominante encabezado por
los Notables y la embajada yanqui, incrementaron el esfuerzo por solucionar la crisis de
gobernabilidad planteada, ocurre algo sin parangón en la historia de las conspiraciones en el
país: los “novicios y estúpidos” militares y agentes de la embajada yanqui van a Barinas a
felicitar y celebrar con Chávez su ascenso a teniente coronel y, por ende, su acceso al mando
de tropa porque, como “buenos amigos” e ingenuos agentes de inteligencia, sólo querían
celebrar con el "amigo" su ascenso. Nuestra Mata-Hari nos debe explicar muy bien cómo es
que la embajada yanqui y el Pentágono no sabían del golpe, cuando incluso tenían un agente
de enlace, el Sr. Héctor Poseí, con nuestro conspirador impune y en ascenso; y, sobre todo, sin
olvidar jamás, como decía John Foster Dulles: "Los Estados Unidos no tienen amigos sino
intereses". ¿Cuál era el interés de la embajada yanqui con el ascenso del nuevo teniente
coronel en 1990?

Esta confesión de Chávez es una valiosa pieza en el rompecabezas que explica el pasado
oscuro del 4-F, y muchas de las incógnitas que no sólo Herma Marksman, Pablo Medina,
Urdaneta Hernández, Arias Cárdenas, Rojas Suárez, Blanco La Cruz, el sargento Freitas y
muchos de los participantes del 4- F, se hicieron y se hacen no sólo sobre lo ocurrido el día
del levantamiento, sino a lo largo de toda la conspiración, especialmente entre el 27 de
febrero de 1989 y el 4 de febrero de 1992.

A partir de esta información-clave y de otras que han ido apareciendo, es que pretendemos
desentrañar en un trabajo en preparación el pasado oculto del 4-F y su historia como un golpe
permitido, como acertadamente lo calificara ABM; y demostrar la continuidad histórica, de
clase del Estado venezolano, donde el Sr. Chávez no es más que el nuevo representante
político del gran capital criollo e internacional, especialmente petrolero, y cuya misión
histórica no es otra que terminar la reforma del Estado iniciada con Luis Herrera Campins, que
como programa político-económico es el gran objetivo de la burguesía en este periodo de
decadencia del capitalismo mundial.

La consecuencia más importante del 4F fue precisamente la apertura petrolera, la


privatización de algunas empresas del Estado y la crisis bancaria que permitió el regreso a
Venezuela del capital petrolero y financiero internacional. Todas estas medidas fueron
consecuencias directas del fin del “Estado de bienestar” que se había iniciado desde la época
de CAP-Luis Herrera. La crisis económica-social se incrementa después del Viernes Negro y
se acelera con el 27F y 4F, creando una verdadera crisis de gobernabilidad para el orden
establecido.

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Precisamente, uno de los personajes que renace como él Ave Fénix el 4F del 92 con su célebre
discurso en el congreso, el Dr. Rafael Caldera, es la cabeza de los Notables, quienes están
detrás del golpe y que, como en toda historia oficial, pocos tocan y algunos ni siquiera
mencionan. Todos los personajes, desde Chávez hasta Carratú Molina, se empeñan en
subestimar u ocultar el activo papel que juegan los Notables, la embajada yanqui y otros
personajes, en la preparación y apoyo al golpe militar, especialmente luego del 27-F.

Es Caldera quien recoge “el mango bajito”, que cae después del 4-F; y del que se pregunta
Pablo Medina en sus reflexiones. Caldera le da una solución transitoria a la crisis de
gobernabilidad creada a partir del 27F, es él quien lleva adelante las primeras medidas de
transición para liquidar al viejo Estado benefactor, comenzando por la apertura petrolera, el
rescate financiero, las privatizaciones, la incorporación de la izquierda permitida, incluyendo al
PCV, y golpistas a su gobierno, con la pacificación de Bandera Roja y la libertad que le otorga
a Chávez, crea las condiciones necesarias para que el cachorro del Pentágono, educado,
entrenado y protegido desde los años 80, sea el “nuevo mesías" del capital; enfrentado a los
partidos, que promete no pagar la deuda y freír en aceite la cabeza de los adecos, y que lleve
adelante la parte final de la reforma del Estado en Venezuela, en esta época de reacomodo
mundial planteado por el capital internacional en la nueva fase del imperialismo.

Chávez representa la continuidad histórica del mismo modelo de dominación capitalista, al


cual ha estado sometida la sociedad venezolana desde hace siglos, y sobre todo el que se
asienta en la renta petrolera. Mi amigo Víctor Poleo me alegaba que Chávez está destruyendo
al país, mientras que en el pasado, mal que bien, desde Gómez hasta Punto Fijo el país se
desarrolló y construyó la base material de la moderna sociedad venezolana. La respuesta a
esta aparente contradicción está en la historia del capitalismo en el país desde Juan Vicente
Gómez hasta hoy.

Con la llegada de la explotación petrolera al país, y el surgimiento de nuevas clases sociales, y


nuevas necesidades económicas y políticas, la misión histórica de todos los gobiernos desde
Gómez hasta por lo menos el primer gobierno de CAP, independientemente del carácter civil o
militar de estos gobiernos, era llevar adelante las tareas políticas, económicas y sociales que
se corresponden con una sociedad capitalista que está sustituyendo a un viejo orden feudal.
Democracia, reforma agraria, nacionalizaciones, infraestructuras, industrialización,
urbanización, planes sociales de educación, vivienda y salud, etc., fueron llevadas a partir de
un Estado que como propietario de la renta petrolera tuvo que acometer las tareas principales
que el capitalismo imponía en su desarrollo, incluyendo la formación de una burguesía
parasitaria y lumpen que ha hecho de la corrupción y el robo al tesoro público su principal
fuente de acumulación de capital.

Desde los años finales de CAP, pero sobre todo a partir del gobierno de Luis Herrera y su
propuesta de reforma del Estado -comienza con el Viernes Negro y la liberación de los
precios-, la misión histórica de los gobiernos de turno hasta Chávez es privatizar las empresas
y activos rentables del Estado y nacionalizar los activos y empresas quebradas o en venta del
capital privado, tal como Pedro Tinoco y Fedecámaras lo definieron a comienzos de la década
de 1960.

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En otras palabras, el viejo Estado benefactor, paternalista, que fue la palanca fundamental en
el establecimiento del capitalismo en el país, debe ahora ser destruido y precisamente el Sr.
Chávez fue el conspirador primero y luego candidato presidencial permitido y apoyado por los
sectores dominantes para coronar esa misión; y no estuvo mal la escogencia, porque el propio
Chávez repite una y otra vez una de sus frases favoritas: ¡Yo todo lo que toco lo destruyo!
(Agustín Blanco Muñóz, "Chávez me utilizó: Herma Marksman", Pág. 114)

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