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MAGISTRADA PONENTE: EVELYN MARRERO ORTÍZ

Exp. 2010-0810
CS-2010-0116
Adjunto al oficio Nº 01436 del 2 de noviembre de 2010, el Juzgado de
Sustanciación remitió a esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia,
el cuaderno separado abierto con ocasión de la solicitud de medida cautelar innominada
formulada por el abogado Luis Gerardo Ascanio Esteves, inscrito en el INPREABOGADO
bajo el Nro. 14.317, actuando con el carácter de apoderado judicial de la CÁMARA
VENEZOLANA DE LA EDUCACIÓN PRIVADA (CAVEP), asociación civil inscrita
ante la Oficina Subalterna de Registro del Distrito Sucre del Estado Miranda, en fecha 9 de
noviembre de 1992, bajo el No. 46, Tomo 26, Protocolo Primero; en el recurso contencioso
administrativo de nulidad incoado por la referida asociación contra los actos
administrativos contenidos en las Resoluciones conjuntas Nos. DM/No. 056 - DM/No. 045
y  DM/No.057-DM/No. 046, s/f, emanadas del MINISTERIO DEL POPULAR PARA
EL COMERCIO y el MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA
EDUCACIÓN, publicadas en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela
No. 39.460, de fecha 7 de julio de 2010, “así como de las actas sancionatorias dictadas
por un supuesto incumplimiento de tales Resoluciones y que se acompañan en copias
marcadas 1,2,3,4 y 5”.

El 17 de noviembre de 2010 se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la


Magistrada Evelyn Marrero Ortíz, a los fines de decidir sobre la solicitud de
pronunciamiento previo.
Mediante escrito presentado en fecha 24 de noviembre de 2010, el apoderado
judicial de la parte recurrente ratificó la solicitud de medida cautelar a tenor del artículo
103 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.

Vista la designación realizada por la Asamblea Nacional en fecha 7 de diciembre de


2010, a la Doctora Trina Omaira Zurita, quien se juramentó e incorporó como Magistrada
Principal de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 9 de
diciembre del mismo año, la Sala quedó integrada de la siguiente manera: Presidenta,
Magistrada Evelyn Marrero Ortíz; Vicepresidenta, Magistrada Yolanda Jaimes Guerrero; y
los Magistrados Levis Ignacio Zerpa y Emiro García Rosas y, la Magistrada Trina Omaira
Zurita.

Para decidir, la Sala observa:

DEL RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE NULIDAD Y DE LA


SOLICITUD DE MEDIDA CAUTELAR INNOMINADA.

En fecha 21 de septiembre de 2010 el apoderado judicial de la CÁMARA


VENEZOLANA DE LA EDUCACIÓN PRIVADA (CAVEP), interpuso recurso
contencioso administrativo de nulidad conjuntamente con medida cautelar innominada
contra los actos administrativos contenidos en las Resoluciones conjuntas Nos. DM/No.
056 - DM/No. 045 y  DM/No. 057-DM/No. 046, s/f dictadas por el MINISTERIO DEL
POPULAR PARA EL COMERCIO y el MINISTERIO DEL PODER POPULAR
PARA LA EDUCACIÓN y publicadas en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela No. 39.460 de fecha 7 de julio de 2010, “así como de las actas
sancionatorias dictadas por un supuesto incumplimiento de tales Resoluciones y que se
acompañan en copias marcadas 1,2,3,4 y 5”.

Indica que las Resoluciones impugnadas disponen lo que sigue:

1. La Resolución s/f No. DM/No. 056 - DM/No. 045 establece el procedimiento


administrativo mediante el cual la sociedad de padres y representantes determinará el
aumento de la matrícula y mensualidades de cada plantel educativo privado.
2. La Resolución s/f No. DM/No. 057 - DM/No. 046 tiene por objeto fijar para el
año escolar 2010-2011 un porcentaje de veinte por ciento (20%), como límite mensual
máximo de aumento en el cobro de matrículas y mensualidades escolares en los planteles
educativos privados del subsistema de educación básica ubicados en el territorio nacional.

Señala que las referidas Resoluciones constituyen actos administrativos de carácter


general que, en concreto, “adoptan regulaciones sobre todas las instituciones educativas
privadas, incluyendo aquellos establecimientos educativos agrupados por la Cámara
Venezolana de Educación Privada…”.

Por otra parte el apoderado actor denuncia que los actos impugnados adolecen de
los siguientes vicios:

a. Violación del derecho a la educación como derecho humano.

Manifiesta que de conformidad con lo establecido en la exposición de motivos de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, “la educación se proclama como
un derecho humano y ‘… como un deber constitutivo de la raíz más esencial de la
democracia, y se la declara gratuita y obligatoria, y la asume el Estado como función
indeclinable y de servicio público’…”.

Indica que conforme a lo previsto en el artículo 102 eiusdem, toda persona tiene
derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y
oportunidades, y debe garantizarse en todos los niveles tanto en  los centros educativos
públicos como en los privados, en razón de lo cual establece el artículo 106 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela “que quien desee fundar y
mantener instituciones educativas privadas, y quienes así lo soliciten, deben demostrar
capacidad e igualmente tener requisitos éticos, académicos, científicos, económicos, de
infraestructura y los demás que la Ley establezca”.

b. Violación del derecho a fundar y sostener instituciones educativas privadas.

Que cuando a los establecimientos educativos privados se les reconoce que cumplen
los requisitos exigidos y obtienen la aprobación para funcionar e impartir educación
pública, se integran al sistema educativo y “luego no pueden ser tratados por el Ministerio
de Educación como establecimientos diferentes a los públicos, y menos como la actividad a
la que están dedicados no fuera la misma que la de las instituciones públicas…”.

Arguye que los centros educativos privados, si bien son el producto de la iniciativa
privada, ofrecen e imparten educación en los términos establecidos en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, “y es por ello que el ministerio encargado
(Ministerio del Poder Popular para la Educación) debe y tiene que considerar a estos
centros como integrantes del sistema y no como intrusos o impostores del mismo”.

Señala que la aplicación de las resoluciones impugnadas a los establecimientos


educativos privados, conlleva “la imposibilidad de fijar matrículas y mensualidades
adaptados a los costos (…) [lo cual] hará que sea sencillamente imposible mantener la
prestación del servicio e inclusive mantener el mediano estado de mantenimiento de las
infraestructuras y un personal calificado”, por lo que tal situación afecta la prestación del
servicio educativo impartido por los establecimientos educativos privados

c. Violación del derecho de los padres a seleccionar y contribuir con el


mantenimiento de las instituciones educativas privadas.

Que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece la


gratuidad de la educación impartida por las instituciones del Estado hasta el pregrado
universitario, mientras que la ofrecida por las instituciones privadas se sostiene por sus
propietarios, los padres y representantes, quienes asumen el costo de su funcionamiento,
“de allí se desprende que el sostenimiento de las escuelas privadas por parte de [éstos]
(…) es un derecho constitucional”.

d. Violación del derecho a un trato equitativo de la educación impartida por


colegios privados a la impartida por colegios públicos.

Que la asunción por parte del Estado venezolano de la titularidad del servicio
público educativo, no supone que tenga que administrarlo siempre de forma directa “y en
régimen de monopolio de gestión”.
Señala que para coadyuvar a satisfacer el derecho a la educación de toda persona,
“concurren los particulares y se incorporan al sistema educativo los establecimientos que
estos funden y mantengan”.

Denuncia que existe discriminación cuando el Estado sostiene económicamente a


las escuelas públicas, invierte en infraestructura, automatización, mejoras salariales, etc.,
“mientras que a la educación impartida en establecimientos privados les limita el
sostenimiento económico en conocimiento como está de los niveles de inflación por debajo
de sus costos reales estableciendo un castigo a la formación educativa”.

Arguye que en el caso bajo análisis, resulta necesario tener acceso al estudio
económico realizado por el Ejecutivo Nacional que sirvió de fundamento a las resoluciones
impugnadas, para poder conocer las razones que llevaron a “fijar el techo del porcentaje de
aumento en un 20% como efectivamente lo estableció la Resolución conjunta”.

Expresa que el trato discriminatorio de las instituciones educativas privadas, queda


en evidencia al aplicar el régimen sancionatorio previsto en la Ley para la Defensa de las
Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios, “equiparando estas instituciones a las
personas naturales y jurídicas que se encuentran en la cadena de producción de bienes y
servicios, cuando ciertamente son prestadores de un servicio público y por ende excluidos
del ámbito de dicha Ley”.

e. Violación del derecho a determinar los gastos de un establecimiento educativo


privado a los fines de su mantenimiento.

Que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela reconoce a las


personas naturales o jurídicas el derecho a dedicarse a la educación privada, “quedando
entendido que el sostén de estos establecimientos corresponde aportarlo a la iniciativa
privada y a los padres, representantes y responsables, y la determinación de cuánto
corresponde a cada padre o responsable y a la responsabilidad del Colegio, atendiendo a
las variables económicas, a los sueldos de los docentes, y al mantenimiento de las
infraestructuras, entre otros aspectos, todo lo cual tiene consagración constitucional”.
Señala que el Ejecutivo Nacional ha venido limitando drásticamente la inversión y
el sostenimiento económico de las instituciones privadas, estableciendo matrículas y
mensualidades por debajo de los índices de inflación publicados por el Banco Central de
Venezuela.

Indica que “si no se permite a los colegios y comunidades educativas determinar


los precios que están dispuestos a pagar, su derecho a educar no tendrá ninguna vigencia
efectiva, el sostenimiento económico por parte de los educadores y de sus comunidades es
imposible…”.

Arguye que al fijar un tope máximo en las matrículas y las mensualidades de los
colegios privados por debajo de los índices de inflación y prohibir cualesquiera otros pagos,
se viola el derecho a fundar y sostener económicamente a las instituciones educativas y el
derecho de los padres y representantes a contribuir con el mantenimiento de las
instituciones privadas.

f. Ilegalidad por abuso de poder y por violación de las garantías del debido
proceso, del derecho a la defensa y el derecho a la presunción de inocencia.

Que los actos impugnados adolecen del vicio de abuso de poder, “por cuanto los
Ministerios accionados han modificado el régimen aplicable a los servicios de primera
necesidad, desconociendo la facultad atribuida a los dueños de los institutos educativos
privados y de las comunidades, delegando sin base legal las atribuciones de regular y
controlar precios y establecer políticas educativas, haciendo uso irrazonable y arbitrario
del poder al imponer límites a las actividades de los particulares (…) iniciando en forma
inmediata y abrupta centenas de procedimientos administrativos violando la garantía de la
presunción de inocencia…”.

Señala que las Resoluciones recurridas “al omitir ciertas garantías y ciertas
formalidades exigidas por la Ley, repugnan los principios de legalidad, de equidad, y por
consiguiente amenaza el funcionamiento regular y seguro de los servicios educativos que,
en un Estado de Derecho como el que garantiza nuestro ordenamiento jurídico, ha de
construir meta invariable y genuina de Democracia”.
Denuncia que los actos objeto de impugnación “trasladan a una organización
privada -constituida por padres, representantes o responsables (…)- funciones que estos
ministerios consideran les competen, y por ello traspasan la potestad de dictar actos
administrativos en su nombre. Los conoce la doctrina y la jurisprudencia como actos de
autoridad”.

Por otra parte, sostienen que la Resolución conjunta que fija el límite porcentual
máximo de aumento de matrícula y mensualidades “es anual y anterior a la fecha en que se
inicia el procedimiento…”; sin embargo, “es el caso [las resoluciones impugnadas] fueron
publicadas el 7 de julio de 2010 y el periodo durante el cual los establecimientos
educativos pueden realizar actividades educativas (…) se inicia el 15 de julio de cada año
hasta el 30 de julio”, por lo que estima que es absolutamente imposible aplicar las
resoluciones impugnadas para el año escolar 2010-2011.

g. Violación del principio de legalidad administrativa e incompetencia de los


Ministerios autores de las Resoluciones impugnadas.

Que los actos impugnados violan los tres ámbitos de la legalidad administrativa toda
vez que: i) crean obligaciones, cargas y controles no establecidos en las leyes; ii) atribuyen
competencias que no están contempladas en alguna norma legal; y iii) disponen la
aplicación de sanciones a infracciones que no están tipificadas en ninguna Ley.

Denuncia que ninguna de las normas invocadas por los Ministerios autores de los
actos recurridos, les atribuyen la potestad para regular y mucho menos restringir la
actividad educativa privada.

Aduce que se viola el contenido del artículo 5 de la Ley para la Defensa de las
Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios, pues ni el Ministerio del Poder Popular
para la Educación ni el Ministerio del Poder Popular para el Comercio, están facultados
para establecer las tarifas de los servicios educativos sino que corresponde al Presidente de
la República, en Consejo de Ministros, “cuando las circunstancias económicas y sociales
así lo requieran, a fin de garantizar el bienestar de la población, dictar las medidas de
carácter excepcional, destinadas a evitar el alza indebida de los precios de bienes y las
tarifas de servicios, declarándolos de primera necesidad…”.
 

h. Violación del principio de legalidad de las infracciones, penas y sanciones.

Que la Resolución No. DM/No. 056 - DM/No. 045 incurre en la violación del
principio de legalidad de las infracciones y sanciones, dado que en su artículo 17 establece
que los infractores a las disposiciones en ella contenidas serán sancionados de conformidad
con lo dispuesto en la Ley Orgánica de Educación y en la Ley para la Defensa de las
Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios, “por tanto se otorga a los órganos
competentes la facultad de imponer las sanciones establecidas en leyes que nada
establecen en relación a estos supuestos incumplimientos…”.

Adicionalmente, señalan que en el caso que se analiza la violación al principio de


legalidad es aún más grave, “porque aquí la normativa sub-legal no sólo pretende crear el
tipo, sin cumplir el principio de exhaustividad por la generalidad de su redacción (…) sino
que remite a una sanción legal prevista para infracciones específicas que no admiten la
posibilidad de extensión normativa…”.

i. Violación a los principios de mesurabilidad, proporcionalidad e interdicción de


la arbitrariedad.

Que en el caso de autos, las “restricciones desarrolladas en las Resoluciones


Impugnadas resultan contrarias a la regla de la proporcionalidad, al imponer trabas al
ejercicio de la libertad económica que van más allá de lo necesario…”.

j. Nulidad de los actos dictados por el Instituto para la Defensa de las Personas
en el Acceso de los Bienes y Servicios (INDEPABIS).

Que es evidente que los únicos destinatarios de las Resoluciones recurridas “que
pueden tomar la decisión (…) sobre el aumento de la matrícula y las mensualidades de
cada plantel educativo privado [son] las Asambleas de padres y representantes de ese
respectivo establecimiento educativo…”.

Denuncia que las actuaciones administrativas ejecutadas por el INDEPABIS “han


estado dirigidas a perseguir y sancionar a los institutos educativos, procedimientos
iniciados con fundamento a unas inspecciones realizadas por la falta de convocatoria de
las asambleas y por la forma de determinación de los precios de los servicios educativos
privados…”.

Indica que existen las siguientes actas de inspección del INDEPABIS:

1. Acta de Inspección No. E-012627 de fecha 15-07-2010, Unidad Educativa


“Colegio La Concordia”.

2. Acta de Inspección No. E-011485 de fecha 15-07-2010, Unidad Educativa


“Colegio Insight”.

3. Acta de Inspección No. 012648 de fecha 16-07-2010, Unidad Educativa “Colegio


Simón Bolívar”.

4. Acta de Inspección No. E-141117 de fecha 16-07-2010, Unidad Educativa


“Colegio Educativo Montalbán”.

5. Acta de Inspección No. E-011484 de fecha 14-07-2010, Unidad Educativa


“Colegio Santa Elvira”.

Arguye que “los establecimientos educativos, propietarios o directores en ningún


momento han dictado los actos que están siendo objeto de examen de incumplimiento de la
R056/045 por parte de INDEPABIS, de allí que no puedan ser objeto de medidas
sancionatorias de ningún tipo, visto que el acto administrativo impugnado atribuye la
potestad a la Sociedad de padres y representantes, quien la ejerce a través de la Asamblea
Extraordinaria convocada para tal fin y bajo las formalidades y plazos contemplados en la
resolución impugnada (antes del inicio del año escolar), y sólo a ella le corresponde
determinar el aumento de las matrículas y las mensualidades en cada plantel privado”.

k. Aplicabilidad de la Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los


Bienes y Servicios.

Que la referida Ley recae sobre todo acto jurídico existente entre el proveedor de
bienes y servicios con personas organizadas o no, con ocasión de la adquisición o
arrendamiento de bienes, la contratación de servicios y cualquier otro negocio jurídico de
interés económico.

Denuncia que constituye un abuso de poder pretender aplicar, “tanto el


procedimiento y las sanciones a los planteles educativos privados, [como] las previsiones
de la Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios”.

Aduce la existencia de falso supuesto de derecho, al tratar de imponer a cada


colegio privado una normativa que está dirigida a servicios públicos de naturaleza
empresarial, “particularmente fabricantes e importadores de servicios comerciales e
industriales”.

Indica que “los actos administrativos sancionatorios estarían viciados de nulidad


absoluta por cuanto serían dictados conforme a un evidente falso supuesto de hecho que
afecta de gravedad extrema la causa y ocasiona la nulidad absoluta de tales resoluciones
(…) de haberse valorado correctamente los hechos, la consecuencia a la cual habría
arribado INDEPABIS habría sido totalmente distinta y, por ende, no se habría impuesto la
sanción”.

Sobre la base de lo expuesto y de conformidad con los artículos 585 y 588 del
Código de Procedimiento Civil y “31” de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa el apoderado actor solicita se decrete medida cautelar innominada
“acordándose la suspensión provisional de las R056/045 y R057/046 cuya nulidad ha sido
demandada y cuya aplicación amenaza con ocasionar graves daños irreparables a las
personas naturales o jurídicas cuyos establecimientos educativos privados están
afectados…”.

Con relación al fumus bonis iuris, indica que está conformado por las resoluciones
recurridas y “[por] los procedimientos sancionatorios por parte de INDEPABIS…”.

En lo que concierne al periculum in mora, señala que “se deriva (…) de la


inmediata entrada en vigencia de las Resoluciones impugnadas para ser aplicadas en el
año escolar 2010-2011 y que amenazan con ocasionar severos trastornos a los sujetos de
su aplicación, trastornos los cuales serán irreparables”
Asimismo, con relación al periculum in damni aduce “que pudiera derivarse del
retardo en la sentencia definitiva en contra de los planteles de educación privados y que
afecta a cientos de miles de alumnos que reciben educación y que esperan el sostenimiento
económico y la calidad en la prestación del servicio, así como a sus padres y
representantes…”.

Finalmente, pide se declare con lugar el recurso contencioso administrativo de


nulidad incoado.

II
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Corresponde a la Sala pronunciarse respecto a la solicitud de medida cautelar
innominada de suspensión de efectos, peticionada por el apoderado judicial de la Cámara
Venezolana de Educación Privada (CAVEP). En tal sentido, se observa:

En el caso bajo examen se pretende la nulidad de los actos administrativos de


carácter general contenidos en las Resoluciones conjuntas s/f Nos. DM/No. 056 - DM/No.
045 y DM/No. 057 - DM/No. 046 dictadas por el MINISTERIO DEL PODER
POPULAR PARA EL COMERCIO y el MINISTERIO DEL PODER POPULAR
PARA LA EDUCACIÓN, publicadas en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela No. 39.460, de fecha 7 de julio de 2010.

Ahora bien, bajo la vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de
la República Bolivariana de Venezuela, publicada en la Gaceta Oficial No. 37.942, de fecha
20 de mayo de 2004, esta Sala determinó con relación a la solicitud de suspensión de
efectos de los actos administrativos de efectos generales lo siguiente:

 “(…) la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la


República Bolivariana de Venezuela, la cual dispone en su artículo
19, apartes segundo y undécimo, lo siguiente:
“Artículo 19.- (…) Las reglas del Código de Procedimiento Civil
regirán como normas supletorias en los procedimientos que cursen
ante el Tribunal Supremo de Justicia. Sin embargo, cuando en el
ordenamiento jurídico no se contemple un procedimiento especial a
seguir, se podrá aplicar el que juzgue más conveniente para la
realización de la justicia, siempre que tenga su fundamento jurídico
legal.”.
“(…) En cualquier estado y grado del proceso las partes podrán
solicitar, y el Tribunal Supremo de Justicia podrá acordar, aun de
oficio, las medidas cautelares que estimen pertinentes para
resguardar la apariencia de buen derecho invocada y garantizar las
resultas del juicio, siempre que dichas medidas no prejuzguen sobre
la decisión definitiva.” (Destacado de la Sala).
De la normativa anteriormente transcrita, se observa por una parte,
la regla de supletoriedad de las normas del procedimiento ordinario
contenidas en el Código de Procedimiento Civil, ante el silencio de la
Ley que rige al Máximo Tribunal, y por otra parte, se establece la
posibilidad que tiene el Tribunal Supremo de Justicia, de acordar aún
de oficio en cualquier demanda o recurso, las medidas cautelares que
estime pertinentes para garantizar la presunción de buen derecho de
las partes y las resultas del juicio.
Ello así, debe destacarse que las normas contenidas en la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República
Bolivariana de Venezuela, resultan de aplicación preferente respecto
a las normas que rigen el procedimiento ordinario, en asuntos como
el presente en el que se ventila un recurso contencioso
administrativo de nulidad contra un acto administrativo de efectos
generales (…).
En razón de lo anterior, visto que lo pretendido por la recurrente en
esta oportunidad es la suspensión de los efectos del acto impugnado,
la Sala analizará la solicitud de protección cautelar de suspensión de
efectos conforme al artículo 19, aparte 11 de la mencionada Ley.
(…)” (Resaltado de la Sala) (Sentencia Nº 01238 del 15 de octubre de
2008).
Ahora bien, en el caso bajo examen debe atenderse a lo dispuesto en el artículo 104
de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa (publicada en la Gaceta
Oficial N° 39.447 de fecha 16 de junio de 2010), el cual establece que “el tribunal podrá
acordar las medidas cautelares que estime pertinentes para resguardar la apariencia del
buen derecho invocado y garantizar las resultas del juicio, ponderando los intereses
públicos generales y colectivos concretizados y ciertas gravedades en juego, siempre que
dichas medidas no prejuzguen sobre la decisión definitiva”.
En el presente caso la parte actora pretende la suspensión de los efectos de los actos
administrativos impugnados, invocando lo establecido en los artículos 585 y 588 del
Código de Procedimiento Civil, es decir, a través de una medida cautelar innominada.

Al respecto debe indicarse que, este Máximo Órgano de la Jurisdicción Contencioso


Administrativa ha advertido a los justiciables la confusión en la que frecuentemente se
incurre en la aplicación de ambas figuras jurídico- procesales.

En efecto, la diferencia que existe entre las medidas cautelares nominadas -incluida
la suspensión de los efectos del acto impugnado- y las innominadas, consiste en que las
primeras se encuentran expresamente previstas en el ordenamiento jurídico, mientras que
las segundas constituyen un instrumento procesal a través del cual el órgano jurisdiccional
adopta las medidas cautelares que en su criterio resultan necesarias y pertinentes para
garantizar la efectividad de la sentencia definitiva. (Vid. sentencias de esta Sala
Nros.02957, 00555, 00141, 00589, 00674 y 00752 de fechas 20 de diciembre de 2006, 7 de
mayo de 2008, 4 de febrero de 2009, 7 de mayo de 2009, 8 y 22 de julio de 2010,
respectivamente).

Con relación al referido mecanismo cautelar se ha establecido por vía jurisprudencial,


que la solicitud de suspensión de efectos como medida cautelar típica del proceso
contencioso administrativo de nulidad, tiene una naturaleza análoga a la de las medidas
cautelares contenidas en los artículos 585 y 588 del Código de Procedimiento Civil.

Por esta razón, se hace imprescindible para su procedencia la demostración


concurrente de los requisitos fumus boni iuris (presunción grave del buen derecho que alega
el recurrente) y el periculum in mora (la necesidad de la medida para evitar perjuicios
irreparables, de difícil reparación, o evitar el riesgo manifiesto de que quede ilusoria la
ejecución del fallo), con la particularidad que estos requisitos deben derivarse de la
actuación administrativa y de la necesidad de suspender sus efectos para salvaguardar la
situación jurídica infringida.

Conforme a los argumentos precedentes el fumus boni iuris se constituye como el


fundamento de la protección cautelar, dado que en definitiva sólo a la parte que tiene la
razón en juicio pueden causársele perjuicios irreparables que deben ser evitados, bien sean
éstos producidos por la contraparte o deriven de la tardanza del proceso; mientras que el
periculum in mora es requerido como supuesto de procedencia en el caso concreto.

Así, la decisión del Juez debe fundamentarse no sobre simples alegatos de perjuicio,
sino en la argumentación y acreditación mediante elementos probatorios fehacientes, de los
hechos concretos que permitan crear en el Juzgador, al menos, una presunción grave de la
existencia de un posible perjuicio material y procesal para la parte solicitante.

Establecidos los anteriores lineamientos, corresponde a la Sala verificar si en el caso


bajo examen los aludidos requisitos se han cumplido.

Como fundamento del periculum in mora, se aprecia que el apoderado judicial de la


parte recurrente, arguye que éste “se deriva (…) de la inmediata entrada en vigencia de las
Resoluciones impugnadas para ser aplicadas en el año escolar 2010-2011 y que amenazan
con ocasionar severos trastornos a los sujetos de su aplicación, trastornos los cuales serán
irreparables”.

No obstante, en criterio de la Sala la anterior circunstancia por sí sola no comporta


una prueba suficiente del daño que se alega en la presente solicitud cautelar, toda vez que
es necesario que la parte interesada acredite el hecho cierto de la irreparabilidad o la difícil
reparación que le causará la ejecución del acto, de tal manera que en el ánimo del
sentenciador surja la certeza de su producción para el caso de no suspenderse los efectos
del acto cuestionado, lo cual no se materializa en el caso bajo examen, puesto que la parte
solicitante no aportó las pruebas que demostraran el presunto perjuicio que se le causaría de
no otorgarse la medida.

Por tanto, resulta exiguo afirmar la existencia de un gravamen si no se demuestra en


qué consiste el mismo, ni se explican y especifican los concretos daños que se ocasionarían
con la ejecución del acto administrativo impugnado. En el caso concreto, como fue
indicado anteriormente, la parte accionante no ha demostrado fehacientemente la extensión
de los perjuicios o daños que se le causarían, pues no consignó en esta fase cautelar
ninguna documentación de la que los mismos pudieran derivarse.
Por otra parte, esta Máxima Instancia advierte que si en el trayecto del proceso se
llegara a demostrar la contrariedad a derecho de las Resoluciones impugnadas, los efectos
de la sentencia definitiva salvaguardarían los derechos e intereses de la parte accionante y
los eventuales daños y perjuicios que hubiera sufrido bien podrían ser reparados a través de
los mecanismos judiciales de los que el ordenamiento jurídico dispone. (Vid. sentencia de
esta Sala N° 00578 de fecha 7 de mayo de 2009).

En este sentido, dada la necesaria concurrencia de los requisitos del fumus boni iuris
y el periculum in mora para otorgar la suspensión de efectos requerida, verificada como ha
sido la inexistencia del periculum in mora, resulta innecesario el análisis del otro
requerimiento para la procedencia de la medida, la cual debe declararse improcedente. Así
se decide.

III
DECISIÓN
Con fundamento en los razonamientos antes señalados, esta Sala Político-
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara IMPROCEDENTE la medida cautelar
solicitada por el apoderado judicial de la asociación civil CÁMARA VENEZOLANA DE
LA EDUCACIÓN PRIVADA (CAVEP), en el recurso contencioso administrativo de
nulidad incoado contra los actos administrativos contenidos en las Resoluciones conjuntas
Nos. DM/No. 056 - DM/No. 045 y DM/No. 057 - DM/No. 046 emanadas del
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EL COMERCIO y el MINISTERIO
DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN, publicadas en la Gaceta Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela No. 39.460, de fecha 7 de julio de 2010.

Publíquese, regístrese y notifíquese. Agréguese copia certificada de la presente


decisión a la pieza principal. Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa


del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los dieciocho (18) días del mes de enero del
año dos mil once (2011). Años 200º de la Independencia y 151º de la Federación.
 
     La Presidenta - Ponente
EVELYN MARRERO ORTÍZ
                                                                                                                                                  
La Vicepresidenta
                                                                      YOLANDA JAIMES GUERRERO
 
Los Magistrados,
LEVIS IGNACIO ZERPA
    
                                                                                                                                         
EMIRO GARCÍA ROSAS
 
TRINA OMAIRA ZURITA
 
 
La Secretaria,
SOFÍA YAMILE GUZMÁN
 
En diecinueve (19) de enero del año dos mil once, se publicó y registró la
anterior sentencia bajo el Nº 00054.
 
 La Secretaria,
SOFÍA YAMILE GUZMÁN

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