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EVOLUCION DEL ESTADO

El desafío que enfrenta Guatemala en la actualidad consiste, en gran medida, en la construcción de las bases de un
auténtico diálogo social, para lo cual es esencial comprender cabalmente el papel del Estado y de la sociedad civil y
sus relaciones en el proceso actual de democratización.

El primer capítulo analiza la evolución del Estado guatemalteco. En él se examinan los problemas estructurales
ligados a la democratización, con el objetivo de identificar los principales.

Lo primero que puede comprobarse es la ausencia, a lo largo de la historia política de Guatemala, de mecanismos
claros y estables que permitan establecer la mediación y la comunicación entre gobernantes y gobernados. El poder
público se concentró entre las manos de las élites económicas y militares y se manifestó de manera autoritaria y
violenta, reprimiendo duramente a la mayoría indígena y favoreciendo las relaciones de explotación.

El predominio de las Fuerzas Armadas en la dirección del Estado, que se produce a partir de 1954, explica el grado
extremadamente elevado de militarización de la sociedad.

Al constatar el agotamiento del modelo autoritario de gobierno, los militares mismos concibieron y dirigieron el
regreso a la democracia en 1985. La nueva Constitución dio lugar a la creación de instituciones democráticas y
leyes destinadas a garantizar la protección de los derechos de los ciudadanos. A pesar de ello, los cambios que
tuvieron lugar hasta ahora tuvieron sobre todo un carácter formal, ya que en general no fueron acompañados de
iniciativas concretas destinadas a remediar los tres problemas políticos principales: la impunidad, la falta de
seguridad
pública y la centralización del poder público. Para ilustrar estos problemas, los autores examinan dos elementos
esenciales en toda democracia: la administración de la justicia y la participación política.

La administración de la justicia:

Debido a las presiones de la comunidad internacional y a la presencia de la MINUGUA (Misión de las Naciones
Unidas en Guatemala) desde fines de 1994, el sistema de justicia penal conoció durante los últimos años un cierto
desarrollo (la creación del Ministerio Público, la entrada en vigencia del nuevo Código Procesal Penal). A pesar de
todo, el problema central es, sin duda alguna, la falta de independencia del poder judicial, que afecta tanto a los
jueces como al Ministerio Público, impidiéndoles desmantelar un sistema de impunidad sólidamente implantado. La
policía nacional, por su parte, no cuenta con suficientes efectivos calificados y la asociación de algunos de sus
componentes con los grupos militarizados continúa minándola.

La participación política:

Aún no se han creado mecanismos efectivos que permitan a los ciudadanos opinar sobre las políticas que deben
aplicarse para solucionar los problemas que más los afectan, como las difíciles condiciones de vida. Las decisiones
fundamentales continúan estando en manos de los grupos dominantes, internos o externos. El sistema de
representación política no fue estructurado con el fin de canalizar los reclamos de poder político de la población, lo
que se refleja en el funcionamiento del Congreso, donde los partidos fundan sus actividades en la lógica del
momento y de los intereses personales más que en programas y estrategias globales, generando un sentimiento de
desconfianza y de indiferencia en la población.
En estas condiciones, Guatemala vive una democracia restringida que da lugar a lo que los autores califican como
"ciudadanía de baja intensidad".

El segundo capítulo presenta una serie de acontecimientos que marcaron la historia de Guatemala en el transcurso
de los dos últimos años (hasta el fin de 1995), proporcionando los puntos de referencia para los desafíos que
enfrentan los protagonistas del proceso democrático actual:

• El autogolpe de estado de Jorge Serrano en mayo de 1993 y la crisis institucional que ello provocó,
constituyeron los desencadenantes de la dinámica que prevalece actualmente en Guatemala. Por un lado,
este hecho reveló la fragilidad política del proyecto constitucional de 1985. Por el otro, el autogolpe abrió la
puerta a transformaciones importantes en las tradiciones políticas guatemaltecas. Por primera vez, los
diferentes sectores sociales que integran el INC (Instancia Nacional de Consenso) lograron, durante un
tiempo, hacer frente común ante la necesidad de preservar el orden constitucional.

• La llegada de Ramiro de León Carpio a la presidencia fue el resultado de este esfuerzo de consenso entre
los diferentes sectores sociales, particularmente en lo que se refiere la necesidad de depurar los poderes
legislativo y judicial. Desgraciadamente, las relaciones entre el nuevo presidente y los sectores populares
se echaron a perder rápidamente. La depuración prometida así como los cambios constitucionales
propuestos durante el referéndum de 1994, en el que hubo 84% de abstención, no fueron más que
superficiales, ya que obedecían obviamente a las presiones militares y del sector
empresarial.

• La reanudación de las negociaciones de paz entre el gobierno y la URNG (oposición armada, izquierda
revolucionaria) en enero de 1994 fue el evento principal del proceso de democratización actual. En primer
lugar, los acuerdos que se firmaron hasta ahora constituyen valiosos instrumentos que permitirán
profundizar las transformaciones que se efectúan dentro del Estado y de la sociedad. Asimismo, las
negociaciones favorecieron la creación de espacios de diálogo entre ciertos sectores sociales que, hasta el
momento, habían mantenido posiciones políticas e ideológicas irreconciliables.

• La expresión más alentadora de esta creación de nuevos espacios es la Asamblea de la Sociedad Civil
(ASC), que reagrupa al conjunto de sectores sociales (excluyendo al sector empres) y cuya misión es la de
elaborar documentos de consenso para cada uno de los temas que se tratarán en el proceso de paz.

• A pesar de los diferentes obstáculos que la ASC debió enfrentar, la mayoría la considera como una
experiencia de aprendizaje de la negociación y de la elaboración de propuestas, relegando a un segundo
plano la tradición radical y de denuncia que había caracterizado al movimiento popular.

• La participación del sector empres en el proceso de negociación se efectuó esporádicamente, al margen de


los demás sectores sociales. En general, las intervenciones de sus representantes demostraron su
oposición ante las iniciativas que cuestionaban sus prerrogativas tradicionales, como por ejemplo en lo que
respecta a la reforma fiscal. Por otra parte, queda claro que dentro del sector privado coexisten diferentes
tendencias, desde posiciones conservadoras hasta otras más modernistas y más abiertas al consenso.

• El acuerdo sobre los derechos humanos constituyó el acta de nacimiento de la Misión de Verificación de las
Naciones Unidas (MINUGUA). Desde el inicio de sus actividades, en septiembre de 1994, la MINUGUA
sirvió, en cierta medida, como fuerza disuasiva contra las violaciones de derechos humanos. Los informes
que elaboró hasta ahora se distinguieron por su franqueza y su clarividencia, indicando el camino que
queda por recorrer para cambiar las estructuras que permiten aún la perpetración de actos de violación de
los derechos humanos.

• La campaña para las elecciones presidenciales de diciembre de 1995 comenzó con las pretensiones del ex
dictador Ríos Montt de presentar su candidatura en el proceso electoral, participación que se le negó. Su
partido, sin embargo, continuó representando la segunda fuerza política del país. Álvaro Arzú (derecha
modernista que mantiene lazos con el sector privado, aunque también divergencias) accedió a la
presidencia, obteniendo su partido la mayoría de las bancas en el Congreso.

En este proceso electoral cabe señalar tres acontecimientos positivos:

• las iniciativas de las ONG con respecto a la educación cívica y la supervisión de las elecciones;

• el aumento de la participación de los comités cívicos, testimonio de la existencia de una nueva vitalidad en
los medios comunitarios y del deseo de la población de participar en las decisiones públicas;

• los resultados positivos que obtuvo el Frente Democrático Nueva Guatemala, el primer reagrupamiento
político de izquierda que participó en las elecciones en los últimos cuarenta años, abriendo así la puerta a
la reincorporación de la izquierda revolucionaria en la vida política.

El tercer capítulo ofrece un panorama global de las organizaciones de la sociedad civil en sus relaciones entre sí y
con el Estado.

Movimiento sindical y popular:

La casi inexistencia de mecanismos de participación política y de resolución de conflictos económicos y sociales


explica el hecho de que el movimiento popular y sindical haya mostrado, desde sus orígenes, una tendencia a la
radicalización política. Como consecuencia de ello, este movimiento encontró un aliado natural en la izquierda
revolucionaria. Dentro del contexto de represión de los años 70, su discurso es predominantemente político y
tiende más a luchar contra el poder militar que a defender las reivindicaciones de sus miembros. Cuando la
violencia represiva llega a su apogeo a principios de los años 80, la mayoría de las organizaciones han sido
desmembradas y sus dirigentes perseguidos.

La formación de la UASP (Unión de Acción Sindical y Popular) en 1988 marca el principio del proceso de
recomposición del movimiento popular sindical. La UASP se convierte rápidamente en el principal canal de
reivindicaciones populares. Sin embargo, sus dirigentes no logran liberarse de las concepciones y de los métodos
de lucha heredados de la época anterior, por lo que su capacidad de formular propuestas de envergadura y de
dejar atrás la acción reivindicativa a corto plazo sigue siendo limitada. Con el comienzo de las negociaciones de paz
en 1991, las organizaciones populares y sindicales irán aprendiendo, paso a paso, la concertación y la negociación
intersectorial. En la actualidad enfrentan el reto de definir su posición ante la necesidad de la transformación del
Estado.

Movimiento del pueblo maya:

Las relaciones de dominación a las que está sometida la población maya de Guatemala, que constituye el 60% de
la población, se manifiestan a través de los siguientes hechos:
• la imposición del español como único idioma oficial;

• la fragmentación de las comunidades mayas a través del territorio nacional a causa de las divisiones
administrativas;
• el dominio de la clase ladina dentro de la dirección del Estado;

• la opresión originada en la violencia política, la explotación económica y la discriminación en general.

Sin embargo, el surgimiento de un vasto movimiento político del pueblo maya desde comienzos de la década del 90
constituye una de las manifestaciones más profundas del proceso de transformación que atraviesa la sociedad
guatemalteca. Este movimiento comprende esencialmente tres expresiones:

1. Comités cívicos y de desarrollo comunitario que intentan acceder al poder local.


2. Organizaciones que denuncian los abusos cometidos por el Estado guatemalteco contra las poblaciones
mayas que se encuentran en las zonas de conflicto. El contacto de los representantes de estos grupos con
la izquierda revolucionaria los influenció en el plano ideológico y práctico. Estos dirigentes ponen el énfasis
en la justicia social, otorgando menos importancia a las reivindicaciones relacionadas con la identidad
cultural.
3. Grupos que intentan estudiar, difundir e integrar en los ámbitos de poder los elementos que constituyen la
identidad cultural maya. Sin embargo, algunos de estos grupos pueden manifestar una tendencia a
subestimar la necesidad de militar por la transformación del Estado o a excluirse a sí mismos frente al
poder político tradicional ladino.

El encuentro de estas tres tendencias dentro de la ASC permitió que las mismas legaran a una dinámica de
concertación muy prometedora, aunque aún perduren ciertos desacuerdos.

Movimiento de mujeres:

No se puede hablar, por cierto, de la existencia de un movimiento de mujeres homogéneo en Guatemala. A pesar
de ello, desde el principio de los años 90, el número de grupos de mujeres organizadas ha aumentado. El trabajo
de estos grupos se sitúa, aunque a menudo no en forma exclusiva, dentro de una de las tres tendencias siguientes:

1. La búsqueda de soluciones al problema del deterioro de las condiciones de vida. En muchos casos, se trata
de organizaciones que deben su creación al trabajo de las ONG o de los sindicatos y que buscan
alternativas en el terreno económico.
2. La denuncia de violaciones de derechos humanos. Originada en la represión, esta tendencia reagrupa a
organizaciones como CONAVIGUA, GAM, etc.
3. La comprensión y la búsqueda de soluciones para los problemas específicos de las mujeres. Estas
organizaciones recién aparecieron a fines de los años 80. Durante los últimos años, se dedicaron a
cuestionar las estructuras del poder que engendran las desigualdades entre hombres y mujeres, haciendo
llegar sus críticas y propuestas hasta las instancias estatales.

Organizaciones de defensa de los derechos humanos y de la administración de la justicia:

Estas organizaciones basan sus intervenciones en la utilización de instrumentos legales más que en demostraciones
de orden político. Sus campos de acción son los siguientes:

• la educación en derechos humanos;


• la denuncia de violaciones ante las instancias nacionales e internacionales;

• la verificación, la investigación, la observación de los organismos estatales, la preparación de informes y de


análisis sobre la situación de los derechos humanos;
• la utilización de mecanismos jurídicos;

• la asistencia humanitaria para las víctimas;

• las campañas de presión ante el Estado, la promoción de políticas.

La situación de impunidad generalizada que prevalece en Guatemala constituye el obstáculo más importante para el
trabajo de las organizaciones de derechos humanos. Por un lado, la impunidad dificulta la administración de la
justicia y, por el otro, representa una amenaza para la intervención de estos grupos.

Organizaciones no gubernamentales de desarrollo:

Estas organizaciones se distinguen por establecer lazos con la población para desarrollar proyectos de tipo
organizativo, social, económico o político.

Entre ellas existen dos tendencias:

1. las que impulsan proyectos de desarrollo económico pero evitan la organización y la educación participativa
de las comunidades y
2. las que tratan de coordinar la ejecución de proyectos y la consolidación de la organización.

Durante un congreso efectuado en 1995, las ONG de Guatemala identificaron los siguientes desafíos:

• desarrollo de una mejor planificación estratégica y administrativa;

• aumento de su capacidad de presentación de propuestas para la cooperación internacional;

• redefinición de los mecanismos por los que influencian las políticas del Estado;

• trabajo en coordinación con el objetivo de apoyar los esfuerzos redemocratización con vistas a la
posguerra.

Se destaca también la urgencia por romper con una visión que se limita a la coyuntura inmediata para adoptar una
perspectiva más amplia.

Recapitulando los elementos principales que se desarrollan a lo largo de este estudio, la conclusión recuerda que el
período actual, dominado por las negociaciones de paz, es determinante para la reconstrucción del tejido social de
Guatemala. En este momento, los dos desafíos más importantes son los siguientes:

• poner término a la impunidad que resulta de la predominancia del Ejército en la dirección del poder
público.
• desarrollar una cultura de tolerancia y de consenso, tanto en las relaciones entre el Estado y la sociedad
civil como dentro de la misma sociedad civil.

Los autores finalizan formulando recomendaciones que surgen esencialmente de estas prioridades y que pueden
orientar el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil y al Estado.

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