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La Persona en la Política
Jacques Maritain
El Humanismo Integral
de Jacques Maritain
El Cristiano en la Política
Konrad Adenauer Stiftung
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PRESENTACIÓN
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El Humanismo Integral de Jacques Maritain
EL HUMANISMO INTEGRAL
DE JACQUES MARITAIN
Nuestra época. ¿Existe una imagen que nos haga ver con sufi-
ciente claridad nuestra condición en estos tiempos? ¿Algo que, aun-
que borrosamente, nos conduzca por los laberintos de nuestra situa-
ción? Tal vez sirvan como elementos propiciatorios de lo que hoy
queremos pensar y decir las no tan lejanas imágenes que nos legaron
Nietzsche como Orwell.
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Winston luchó, dio batalla, pero al final sucumbe como los otros,
tal como nos lo cuenta Orwell: «Dos lágrimas perfumadas de Gine-
bra le resbalaron por las mejillas. Pero ya todo estaba arreglado, todo
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Pero por qué tendría que hacer una filosofía de la historia, por
qué pensar en los antecedentes del presente de modo orgánico. Como
ya dijimos la revisión del pensamiento Bersoniano lo vincula a una
visión crítica del pasado moderno, pero creemos que articula algo
así como una filosofía de la historia fundamentalmente por la si-
guiente razón: El modelo de pensamiento que sobre todo preocupa
es el marxista, y este tiene una comprensión de la historia. El marxis-
ta no cree que su opción sea antojadiza, cree firmemente que está
prosiguiendo con el designio histórico. El materialismo histórico no
es otra cosa más que la explicación de que es necesario el siguiente
momento en el progreso de la humanidad hacia el comunismo.
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libre y racional del hombre, aún cuando este ejercicio esté determi-
nado geométricamente, no importa ello cuando el agente, el pensa-
dor es el hombre. Con Hegel y Marx esa especulación llega a su
máximo nivel. El hombre es el agente del cambio, pero el cambio
tiene su propia lógica, la historia está escrita, pero la vive el hombre
y cuando la vive es libre, o como diría Hegel, «en la libertad humana
se realiza la divina»
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«Los santos- nos dice Maritain en otra de sus obras- han adqui-
rido en cierto sentido, han recibido por Gracia lo que Dios posee por
esencia: la independencia sobre todo lo creado, no sólo respecto de
los cuerpos, sino aún de las inteligencias (...) ¿acaso los santos se han
propuesto desarrollar su personalidad? La han hallado sin buscarla,
y porque no la buscaban, sino a Dios sólo». Y más adelante conclu-
ye: «tal es el secreto de nuestra vida de hombres, que el mundo mo-
derno ignora: sólo conquistamos nuestra alma a condición de per-
derla»5
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lante, hacia todas partes? ¿Existe aún el alto y el bajo? ¿No estamos
acaso vagando a través de una infinita nada? ¿No sopla sobre noso-
tros el espacio vacío? ¿No hace más frío? ¿No continúa a surgir la
noche, siempre más noche? ¿No debemos encender linternas por la
mañana? Del estrépito que hacen los sepultureros mientras entierran
a Dios, ¿No escuchamos nada? ¿No olemos aún el hedor de la putre-
facción divina? ¡Inclusive los dioses se descomponen! ¡Dios ha muer-
to! ¡Dios permanece muerto! ¡Y nosotros lo hemos asesinado! (...)
no ha existido jamás una acción más grande: ¡todos aquellos que
llegarán después de nosotros pertenecerán, en virtud de esta acción,
a la historia más alta que jamás haya existido hasta el día de hoy! En
ese momento el hombre loco dejó de hablar y dirigió su mirada a sus
oyentes: También ellos callaron y lo miraban asombrados. Finalmente
arrojó su linterna, que se rompió y se apagó. «Llego demasiado tem-
prano –continuó- todavía no es mi tiempo. Este enorme advenimien-
to está todavía por la calle, está haciendo su camino: no llegó aún a
los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz
de las constelaciones necesita tiempo, las acciones necesitan tiempo,
aún después de haber sido realizadas, para que sean vistas y escucha-
das (...)» Se cuenta que ese mismo día el hombre loco hizo irrupción
en algunas iglesias y que allí entonó su requiem aeternam Deo. Ex-
pulsado e interrogado, se dice que se ha limitado a responder sin
variación de este modo: «¿Qué son las iglesias sino las tumbas y los
sepulcros de Dios?»
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Por ello dice bien Giovanni Reale, que lo que tenemos ahora no
son más que las máscaras del Nihilismo incompleto. Se trata de va-
lores que nos arrastrarían en camino irreversible hacia la nada, a pe-
sar de venir con promesas de «salvación» o «libertad». Reale los
resume en el siguiente orden:
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9. La pérdida del sentido del cosmos y del fin de todas las cosas
10. El materialismo en sus formas más variadas y el olvido del ser
relacionado con este.»9
La consecuencia del nihilismo ya lo hemos dicho es la muerte
del hombre. Y el hombre en un sentido debe morir, en el sentido en
que al morir el hombre viejo nace el hombre nuevo, el hombre sin
Dios cede el paso al hombre que centra su vida en Dios. Más la
salida postmoderna, que tiene en Nietszche su plataforma giratoria10
ha optado por deconstruir, desestructurar, la idea de Hombre. Para
ellos el Hombre es una imagen trazada en la playa pronta a desapare-
cer; no habiendo verdad, substancia o naturaleza ¿cómo hablar de El
Hombre, de sus derechos? ¿En nombre de qué hombre?
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Se entenderá que el ideal no tiene que ver con los ideales mo-
dernos de sociedad, frutos de la razón, o fundamentos de su proyec-
ción moral en el mundo. Este ideal tiene más de la idea platónica de
Bien que de los ideales kantianos: «lo que llamamos un ideal histó-
rico concreto, no es un ente de razón, sino una esencia ideal realiza-
ble (...) esencia capaz de existencia... (relativo al clima histórico)»18
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soy persona por ser hijo de Dios, y esta naturaleza mía no se realiza
sino en la comunidad temporal.
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31 ibid. Pág. 97
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