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Alejandro Canut de Bon L.

DESARROLLO El autor, nacido en La Serena, Chile (1966)


terminó su educación escolar en Oregón,

SUSTENTABLE
Estados Unidos (1983-1984). Estudió
Derecho en la Universidad de Concepción
(1985-1990) y participó en la expedición a
la Patagonia organizada por la institución

Y TEMAS AFINES inglesa Operación Raleigh International,


de diciembre 1992 a marzo 1993.
Posteriormente realizó diversos estudios

DESARROLLO SUSTENTABLE Y TEMAS AFINES


de postgrado, entre los que cabe destacar
El presente texto resume los prin- páginas, para ir complementando un un Master en Derecho Minero y de Aguas
cipales hitos del nacimiento del mo- entendimiento global del Desarrollo (1994-1995), un Master in Business
vimiento ambiental, y de la evolución Sustentable. Administration (MBA-Economía, 1998-
del Desarrollo Sustentable. Nos explica 1999) y, un Master en Natural Resources
como este último concepto ha adqui- Economía de Ciclo de Vida, Curva and Environmental Law, (2004-2005).
Actualmente es candidato a un Master
rido dos acepciones, una fuerte y una de Kuznets, Tragedia de los Comunes, en Humanidades (Historia de la Filosofía
débil, que pugnan entre sí, y que pro- Teoría de los Juegos, Dilema de e Historia del Arte, en Occidente). A
ducen -a su vez- un interesante debate los Prisioneros, Óptimo de Pareto, los postgrados anteriores se suma un
que se da en diversas arenas (económi- Equilibrio de Nash, Teorema de Coase, Diplomado en Derecho Ambiental
ca, filosófica, jurídica, etc). Externalidades, Normas de Emisión, (2002), un Diplomado en Ingeniería
Ambiental (1997) y un Diplomado
Normas de Calidad, Royalty, Rentas en Legislación Tributaria (1996). Ha
Lo anterior se logra mediante un Ricardianas, Regla de Hotteling, ejercido continuamente la abogacía en el
conjunto de artículos, de diferente Licencias Sociales, Responsabilidad área de los recursos naturales por quince
naturaleza, que cumplen con Social Corporativa, Renta Hicksiana, años, trabajando en el sector minero,
introducirnos en los conceptos, ideas, Ecocidios, Ecología Profunda, Hipótesis y desempeñándose como abogado, y -
actualmente- como Gerente Legal de una
argumentos o discusiones que supone de Gaia, Normas ISO, Principio de las mayores compañías mineras del
la sustentabilidad. Precautorio, El Que Contamina Paga, mundo. De manera paralela ha ejercido la
y muchos otros conceptos e ideas, docencia, en cursos de pre y post grado
Conceptos de economía, ciencia se relacionan en la búsqueda de un en diferentes universidades (entre otras,
ambiental, filosofía y derecho se entendimiento general. la Universidad de Chile, la Pontificia
Universidad Católica de Chile, la
van entrelazando a lo largo de estas Universidad de La Serena y la Universidad
de Antofagasta). Es coautor de un libro
sobre Contratos Mineros publicado en
1995, y autor de un libro sobre un capítulo
de la historia religiosa del país publicado
en 1996, como así también de numerosos
Alejandro Canut de Bon L. artículos, en revistas especializadas, en
Derecho e Historia.
Desarrollo Suste n t a b l e
y temas afin e s

Alejandro Canut de Bon L.


I.S.B.N. 978-956-310-733-3
Registro Propiedad Intelectual Inscripción N° 154.750
Primera Edición Agosto 2007, 1.000 ejemplares, publicado por el
Consejo Minero.
Impreso en los talleres de IGD Ltda.
Santiago de Chile
a María Fernanda
Alejandro Canut de Bon L.

Índice

Introducción; 11

Un concepto, dos interpretaciones 13


1.- La Edad Contemporánea y los inicios
del movimiento ambiental 15
2.- Un nuevo concepto: Desarrollo Sustentable 20
3.- Las dos interpretaciones: Sustentabilidad
Débil y Sustentabilidad Fuerte 24
4.- Conservacionistas versus Preservacionistas 27

Economía y Medioambiente 31
5.- En la búsqueda del equilibrio 33
6.- La Economía Ambiental
y la Economía Ecológica 38
7.- El Análisis Económico del Derecho
y la Economía de los Recursos Naturales 42
8.- Economía de Ciclo de Vida 45
9.- La Curva de Kuznets 49
10.- La Tragedia de los Comunes 52
11.- La Teoría de los Juegos 57
12.- El Dilema de los Prisioneros 61
13.- El Óptimo de Pareto 63
14.- El Equilibrio de Nash 65
15.- El Teorema de Coase, las Externalidades
y los Costos de Transacción 67
16.- Normas de emisión, normas de calidad
y una solución de mercado 73
17.- Contabilidad Verde 76
18.- ¿Cuánto vale el medioambiente?... 79
19.- Royalty, Rentas Ricardianas y Regla de Hotteling 84
20.- Los commodities y la importancia
de los costos de producción 90


Desarrollo Sustentable y temas afines

Pesimistas y Optimistas 93
21.- ¿Los Límites del Crecimiento? 95
22.- ¿Recurso naturales no renovables? 100
23.- La maldición de los recursos naturales 105
24.- ¿Puede la minería ser sustentable? 110

Sociedad y Sustentabilidad 117


25- Responsabilidad Social Corporativa 119
26.- La Renta Hicksiana 124
27.- La importancia de una sociedad responsable 127
28.- La participación ciudadana y las licencias sociales 130

Humanidad y Medioambiente 133


29.- La explosión demográfica. ¿Cuántos somos? 135
30.- Ecocidios 138
31.- Evaluación de los Ecosistemas del Milenio 141
32.- El Ecologista Escéptico 147

Ética y Medioambiente 151


33.- El Dilema del Último Hombre 153
34.- Ecología Profunda 157
35.- Prohibir es más fácil 160

Ciencia y Medioambiente 165


36.- ¿Qué es la ciencia? 167
37.- La Teoría del Caos 178
38.- Nuestro lugar en la historia de la Tierra 184
39.- Estudios de Impacto Ambiental,
naturaleza e incertidumbre 193
40.- Hipótesis de Gaia 196

Globalización y Medioambiente 201


41.- La destrucción del ozono
y el Calentamiento Global 203
42.- Las normas ISO. Estandarizando el
cuidado del medioambiente 211


Alejandro Canut de Bon L.

Derecho y Medioambiente 215


43.- Principio Precautorio 217
44.- Principio “El Que Contamina Paga” 222
45.- Y más principios de Derecho Ambiental 226

Epílogo 229
Bibliografía 231


El presente texto es la primera publicación integra de
un proyecto concebido originalmente hace unos tres
años atrás, en el momento que iniciaba los estudios del
Master of Law in Natural Resources and Enviromental
Policy, de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Denver, Colorado (programa que se imparte, para
abogados, con la cooperación técnica de la Colorado
School of Mines)

Como alumno de ese programa, comprendí en las


primeras clases la necesidad de acercarme rápidamente
a ciertas ideas y teorías, que se relacionan -directa o
indirectamente- con los recursos naturales y con el
entendimiento del concepto de Desarrollo Sustentable.
No obstante, no encontré un libro que lograra resumir
a modo meramente introductorio, conceptos de
naturalezas tan diferentes.

Nació así la idea de procurar un texto que cumpliera


dicha finalidad y que diera a la vez cuenta de las
lecciones y, sobretodo, de las discusiones sostenidas en
las clases. Este texto es el producto de esa idea.
Alejandro Canut de Bon L.

Desarrollo Sustentable
y temas afines

Introducción

El Desarrollo Sustentable es uno de aquellos conceptos que


en pocos años se posesiona en la mente y en las conversaciones de
las personas que se relacionan con una determinada temática -en
este caso con el cuidado del medioambiente y con el desarrollo
económico- al punto que después de un tiempo, de tanto repetirse,
se logra casi de manera mágica que las nuevas generaciones no
se cuestionen su real significado o contenido. Se cumple así, de
peculiar forma, el viejo adagio que nos enseña que “las cosas por
sabidas se callan y por calladas se olvidan”... con la diferencia de
que en este caso debiéramos decir que “por escuchadas se repiten,
y por repetidas no se conocen”. Ello ha ocurrido con especial
fuerza en el caso de este concepto. Se utiliza y se argumenta en
relación a él, sin haber -en muchas ocasiones- reparado primero
en su esencia.

Por ello, y porque estimamos que este concepto es de


suma importancia para la industria de los recursos naturales, es
que el objetivo final de este texto es ayudarnos a meditar sobre
su contenido, resumiendo a modo de introducción muchos de
los temas que supone el entendimiento de la sustentabilidad.
Procuramos también exponer algunas de las discusiones y debates
que subyacen a las recurrentes y ambiguas definiciones que
comúnmente se dan al hablar de Desarrollo Sustentable.

Para lograr este objetivo el presente texto se divide en


capítulos y estos en apartados o artículos que guardan entre
sí un común denominador. Se trata, en todo caso, sólo de un


En la literatura española se suele hablar de “Desarrollo Sostenible”, mientras que
en la literatura latinoamericana de “Desarrollo Sustentable”. Se trata en todo caso de
conceptos sinónimos.

11
Desarrollo Sustentable y temas afines

conjunto de resúmenes de temas de diferente naturaleza, que


cumplen con introducirnos en algunos de los conceptos, ideas,
argumentos o discusiones que supone el entendimiento de la
sustentabilidad. Este último aspecto lo destacamos con la mayor
de las fuerzas. No pretende este libro ser un aporte a una literatura
especializada, ni menos aún encerrar todo aspecto necesario para
la comprensión de la sustentabilidad. Un experto en la materia
encontrará una aproximación sólo básica a los temas tratados. El
texto no pretende tampoco ser una tesis, que -como tal- plantee
un problema y busque críticamente vías para su solución. Es sólo
-reiteramos- un conjunto de resúmenes que presentan aspectos
del tema que nos preocupa, y siempre de manera introductoria.

Algunos de estos aspectos se relacionan directamente con


el medioambiente, mientras que otros sólo lo hacen de manera
indirecta. Estos últimos, no obstante, los hemos incluido en este
texto porque -en nuestra experiencia docente- cubren aspectos
que suelen captar la curiosidad de los alumnos que buscan una
mayor comprensión de esta temática.

Cabe señalar que la lectura de cada uno de estos capítulos o


apartados se puede hacer de manera independiente y en el orden
que se estime. Esto, puesto que no existe necesariamente un claro
hilo conductor que deba seguirse. No obstante, se sugiere el orden
dado, puesto que algunos artículos presuponen el conocimiento
de otros anteriores.

Destacamos por último que hemos procurado referirnos,


en cada artículo, sólo a los hechos fundamentales, sin acometer
un acabado conocimiento de cada tema. Los detalles aparecen de
esta manera sólo como una lógica consecuencia de los aspectos
generales. Cada vez que ha sido menester añadir un comentario
o profundizar en una determinada materia, en términos que
excederían los objetivos que corresponden a un texto de esta
naturaleza, hemos recurrido al arbitrio de emplear notas al pie
de página.

12
Alejandro Canut de Bon L.

Un concepto, dos interpretaciones

En este capítulo nos referiremos al nacimiento del movimiento


ambiental, a la formación del concepto de Desarrollo Sustentable, y a
las dos interpretaciones o entendimientos que de este concepto se han
ido concretando en la sociedad actual. Estas dos interpretaciones nos
acompañarán a lo largo de todo este texto y -como se podrá apreciar-
están en la raíz de muchos de los debates que subyacen a los artículos
de los próximos capítulos.

13
Alejandro Canut de Bon L.

La Edad Contemporánea y
los inicios del movimiento ambiental

A fines de la Edad Moderna las fuentes de energía


continuaban siendo las mismas que el hombre había utilizado
desde el inicio de la historia. Los ríos, el viento y los animales
(incluido el propio hombre) eran los únicos “motores” existentes.
Por otro lado, la técnica seguía siendo artesanal, y era básicamente
la misma que se había transmitido generación tras generación sin
registrar mayores mejoras. Esto cambió drásticamente junto con
el inicio de la Edad Contemporánea. 

En efecto, si bien el desarrollo de la ciencia durante la


Edad Moderna había producido principalmente conocimientos
de carácter teórico, durante el siglo XVIII dichos conocimientos
empezaron a encontrar aplicaciones prácticas que coincidieron
con la popularización del espíritu utilitarista y con una fuerte fe
en el progreso material. Nació, en resumen, la ciencia moderna
aplicada, es decir la tecnología, y con ella numerosos inventos que
modelaron la sociedad contemporánea, altamente industrial.

Quizás el más importante de estos inventos -por el gran


impacto y consecuencias sociales que tendría- fue la máquina a
vapor. En 1768, el escocés James Watt (1736-1819) fabricó la
primera de estas máquinas capaz de producir un servicio realmente
útil en muchos nuevos aspectos. A partir de entonces el hombre
ya no dependió de los ríos, del viento, o de los animales.


Como es sabido, la Historia se suele dividir en cuatro partes o Edades: Edad Antigua
(desde la invención de la escritura, y hasta la caída del Imperio Romano de Occidente
en el siglo V. Lo ocurrido antes de la invención de la escritura, corresponde a la Pre-
Historia); Edad Media (hasta la caída del Imperio Romano de Oriente, siglo XV); Edad
Moderna (hasta la Revolución Francesa ocurrida en 1789), y Edad Contemporánea
(hasta el presente). En esta última Edad se modela la sociedad altamente industrial en
que vivimos. Las dos principales causas de la Edad Contemporánea son la Revolución
Industrial y la Ilustración.

15
Desarrollo Sustentable y temas afines

Dispuso por vez primera de una máquina capaz de producir


movimiento en cualquier lugar y a cualquier hora, a su voluntad.
Fácil nos debiera resultar imaginar la importancia y trascendencia
de este invento, y de comprender que éste no sólo dio inició a
lo que la historia denominaría Revolución Industrial, sino que
también fue co-responsable de una revolución social, que -junto a
la Ilustración- coadyuvaría a alterar las instituciones económicas
y políticas, las estructuras sociales y, también, los paisajes.

En resumen, todos estos cambios produjeron que durante


el siglo XIX la sociedad occidental pasara muy rápidamente,
desde el mundo rural y agrario del siglo anterior, a la sociedad
urbanizada e industrial del final de siglo. Las ciudades se
consolidaron como centros productores lo que, junto al aumento
de la población, produjo un fuerte cambio demográfico.

Ahora bien, las posibilidades técnicas demandaron una


explotación de recursos naturales jamás antes vista en la historia
de la humanidad (primero carbón, después petróleo y metales), al
punto que se vio a dicha explotación como sinónimo de progreso
social. A mayor explotación, mayor progreso.

Pero todo esto tendría un costo. La sociedad industrializada,


dependiente de los recursos naturales, comenzó a mostrar las
primeras señales de degradación ambiental hacia fines del mismo
siglo XIX. No obstante el humo negro de las chimeneas y los
bosques talados siguieron siendo un símbolo de desarrollo por
algunas décadas más. En efecto, la idea de que la revolución
industrial mejoraría paso a paso, en un progreso continuo,
la calidad de vida de la sociedad, era de tal fuerza a fines del
siglo XIX, que habría sido inimaginable pensar entonces que las
industrias serían cuestionadas -por su efecto ambiental- durante
el siglo próximo. Todo un cambio de paradigma tendría que tener
lugar previamente.

Dicho cambio ya encontraba sus raíces en algunos

16
Alejandro Canut de Bon L.

pensadores que cuestionaron desde un inicio la fuerte fe en el


progreso material que registra el siglo XIX. El primero de estos
pensadores fue J. J. Rousseau (1712-1778) quien desconfió de las
mejoras que a la calidad de vida debía supuestamente introducir
el progreso continuo y los avances de la industrialización. Es más,
Rousseau popularizó, y en alguna medida inventó, el amor por
la naturaleza, la vida al aire libre, las bondades del ejercicio físico
sistemático y de la casita de retiro de fin de semana. Ideas que
sirvieron de base al Romanticismo del siglo XIX (movimiento
este último que se vincula a las raíces del ambientalismo). En
este sentido Rousseau, y posteriomente muchos románticos,
rechazaron fuertemente el pensamiento de sus contemporáneos,
quienes creían que el constante desarrollo de la cultura materialista
e industrial haría la felicidad del hombre. Nótese que la crítica
que Rousseau y los románticos hacen al mundo moderno, y a
sus constantes progresos técnicos, sigue estando hoy tan vigente
como entonces.

El hecho es que para inicios del siglo XX las primeras


medidas en post del cuidado del medioambiente fueron
adoptadas. Las raíces de esta nueva conciencia nacieron en el
gobierno del Presidente norteamericano Teodoro Roosevelt. Bajo
su administración (1901-1909) se creó el primer parque nacional
del mundo (Yellowstone) y se dictaron las primeras leyes de
protección a la vida silvestre.

Junto al Presidente T. Roosevelt, otros dos


norteamericanos deben necesariamente ser nombrados en el
origen del movimiento ambiental.


Un dato curioso, pero que cumple con ejemplificar el interés de Roosevelt por la
protección de la flora y fauna, es el siguiente: una de las leyes que él promulgó tuvo por
finalidad prohibir la caza de los osos pequeños, lo que produjo -en un periódico- una
popular caricatura en la que el Presidente aparecía protegiendo a un pequeño oso. La
caricatura representó a ese animal de manera tan tierna, que un empresario decidió
fabricar osos de peluche, los que fueron bautizados en el mercado como “Osos Teddy”
o -en inglés, “Teddy Bears” - en honor a “Teodoro” Roosevelt, nombre que se usa
hasta el presente para referirse a los osos de peluche en todo el mundo.

17
Desarrollo Sustentable y temas afines

Primero, Aldo Leopold (1887-1948) quien escribió


el libro “A Sand County Almanac” y un artículo, publicado
en 1948, titulado “The Land Ethic”. En este último sostenía
explícitamente que las raíces de la crisis ecológica que se
empezaba a vivir eran básicamente filosóficas. Nos invitaba a
pensar que el problema del uso adecuado de la tierra, no es
sólo un problema económico. El texto sólo fue ampliamente
divulgado gracias a una recopilación hecha por el Sierra Club
(organización ambientalista estadounidense) publicada en
1970, en un momento que el campo estaba fértil para esta
semilla.

En segundo lugar, Raquel Carson, quien en 1962 escribió


el que es considerado hoy como el más famoso de los libros del
movimiento ambiental, titulado “Silent Spring” (Primavera
Silenciosa). Carson trabajó durante 17 años en el Departamento
de Caza y Vida Salvaje de los Estados Unidos, en donde tuvo
la oportunidad de comprender las consecuencias en el uso
desmedido de los pesticidas. Sin dejarse afectar por el claro
entusiasmo que existía en el uso de estos productos (como el
DDT, por ejemplo), escribió y publicó sobre sus consecuencias
en el libro señalado, generando un cambio significativo en la
conciencia pública frente al respeto por el medioambiente.

Estos personajes, y muchos otros en menor medida, (como


por ejemplo la primera mujer ingeniero de minas de la historia, la


El mismo año que se publicó el libro de Raquel Carson (1962) el mundo fue adver-
tido del peligro del DDT. El DDT es un insecticida que fue creado en 1939 por un
químico suizo de nombre Paul Müller. Demostró rápidamente ser muy efectivo contra
una serie de plagas y, mejor aún, barato, fácil de producir y aparentemente inofen-
sivo para el ser humano. Su uso se popularizó rápidamente por el mundo, aplicado a
múltiples fines, -por ejemplo- como controlador de plagas de tifus entre las tropas de la
segunda guerra mundial (las que fueron, literalmente, bañadas en DDT). Fue un éxito
también en el control del mosquito que transmitía la malaria, al punto que Müller
recibió el Premio Nobel en Medicina en 1948. Lo que no se sabía, hasta 1962, es que
el DDT traía consigo un fuerte precio ambiental. Su gran estabilidad química lo hacía
persistente en suelos y aguas, al punto que toda especie viva, tarde o temprano, acusaba
un efecto tóxico. Su uso fue prohibido a partir de 1972 en la mayoría de los países.

18
Alejandro Canut de Bon L.

notable Elleenn Swallow, pionera en la protección ambiental en las


faenas mineras) lograron mover las conciencias en pos del cuidado
del medioambiente. Esto generó una preocupación política
nacional e internacional, que tendría fuerte impacto avanzada la
segunda mitad del siglo XX, lo que llevó a las Naciones Unidas
a poner atención en el tema y a encargar la preparación de un
informe que daría paso a la creación del concepto de Desarrollo
Sustentable, como se explica en el próximo artículo. 


Para fines de la década del sesenta, la administración del Presidente Richard Nixon
dio un paso sin precedentes en materia ambiental legislativa, al dictar la National
Environmental Policy Act (1969), más conocida como NEPA, cuya finalidad fue
crear el marco regulatorio ambiental que regiría en Estados Unidos. Fue seguida
de la creación de la Environmental Protection Agency (EPA), en 1970, institución
encargada de la protección del medioambiente en dicho país. Posteriormente se dictó
el Clean Air Act (1970), y el Clean Water Act (1972), regulaciones ambientales para la
protección del aire y agua, respectivamente. Esto sentó las bases del marco regulatorio
que rige -con modificaciones- hasta el presente en los Estados Unidos, y que fue
repetido en gran medida en otros países durante las décadas de los años ´70, ´80 y ´90.

19
Desarrollo Sustentable y temas afines

Un nuevo concepto: Desarrollo Sustentable

Como se comentó en el apartado anterior, el movimiento


ambiental creció rápidamente a partir de la publicación de la
“Primavera Silenciosa”, en 1962, y trajo consigo el despertar
de una preocupación sobre el estado y salud del planeta. Una
cantidad creciente de organismos nacionales e internacionales
estudiaron en las décadas del ´60 y ´70 los diversos efectos que
en el medioambiente y en el planeta empezaba a tener la forma
de vida moderna (post-revolución industrial). Entre ellos, por
ejemplo, el informe titulado “Los Límites del Crecimiento”
publicado en 1972 por el denominado “Club de Roma”, al que
nos referiremos en mayor detalle más adelante (Véase “¿Los
Límites del Crecimiento?”). Este informe se había traducido
para 1976 a más de 30 idiomas y superaba la venta de cuatro
millones de ejemplares. A esto se sumó la crisis energética de
1973 y 1978 y las primeras manifestaciones publicas pro cuidado
del medioambiente.

En ese marco de cosas, la Organización de las Naciones


Unidas formó la Comisión de Medioambiente y Desarrollo,
mejor conocida como Comisión Brundtland (en honor a la
presidente de la Comisión, posteriormente primera ministro de
Noruega, Gro Brundtland). Esta Comisión recibió el encargo de
hacer un informe sobre la materia. Dicho informe se presentó a
la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987, y se tituló
“Nuestro Futuro Común”. En él se acuñó el término Desarrollo
Sustentable, definiéndolo como el “desarrollo que satisface las
necesidades de las generaciones presentes sin poner en peligro
la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias
necesidades”.

Desde entonces este concepto se generalizó con una fuerza


pocas veces vista. Se utilizó en cuanto documento ambiental se
redactó y, por ello, la doctrina se vio en la necesidad de dotarlo

20
Alejandro Canut de Bon L.

de un contenido algo más detallado que la mera declaración


comprendida en su definición, la que por cierto es más política
que científica.

La popularización definitiva del concepto vendría en 1992


cuando, a instancia de las Naciones Unidas, se reunieron en
las cercanías de Río de Janeiro, Brasil, delegados de la mayoría
de los países existentes, a fin de tratar temas relacionados con
el cambio del medioambiente. Dicha reunión se denominó
“Conferencia sobre Medioambiente y Desarrollo de las Naciones
Unidas”, también conocida como la “Cumbre de la Tierra”. El
propósito último de la conferencia fue determinar las reformas
medioambientales necesarias que debían emprenderse a largo
plazo. Los principales temas abordados en esta conferencia
incluyeron el cambio climático, la biodiversidad, la protección
forestal y, en general, aspectos económicos y políticos
relacionados. La Cumbre de la Tierra terminó con la redacción
de dos documentos: una agenda, que se denominó Agenda 21
(un proyecto de desarrollo medioambiental de 900 páginas) y,
una declaración denominada Declaración de Río (un documento
de sólo cinco páginas en el que se demandó la integración de
medioambiente y desarrollo económico). La Cumbre de la Tierra
fue un acontecimiento histórico de gran significado, no sólo por
hacer del medioambiente una prioridad a nivel mundial, sino por
su éxito en el sentido de convocar delegados de 178 países, lo que
la convirtió en la mayor conferencia internacional jamás celebrada.

Ahora bien, con un concepto de “Desarrollo Sustentable”


cada vez más popular, la literatura especializada se vio -como se
indicó- en la necesidad de darle un contenido más detallado. Esto
creó un consenso, durante los noventas, en cuanto a un contenido
en torno a tres pilares esenciales, que son los siguientes:

1.- Pilar ecológico: este pilar encierra la idea que comúnmente


se asocia a la sustentabilidad, cual es la del cuidado ambiental y la
prohibición de contaminar. Los instrumentos más básico de este

21
Desarrollo Sustentable y temas afines

pilar son las normas ambientales, sean de emisión o de calidad,


la responsabilidad por daño ambiental, el principio precautorio,
el que contamina paga, etc (todos los cuales se analizan más
adelante).

2.- Pilar económico: en este sentido, y en términos simples,


Desarrollo Sustentable significa desarrollo económico. Las
medidas tomadas en pos de lograr el Desarrollo Sustentable,
deben -en su conjunto- no sólo cuidar el medioambiente, sino
que también cuidar que la sociedad logre su desarrollo económico.
Esto, como se señalará más adelante en este texto, es consecuencia
de la idea central que se esconde detrás de la Curva de Kuznets.
Es decir, que el progreso económico es tarde o temprano la mejor
vía para cuidar el medioambiente y, a contrario, el deterioro
económico es la manera más segura de tener un medioambiente
contaminado. Por este pilar es que ideas como el Teorema de
Coase, el Óptimo de Pareto, la Renta de Hotteling, el Equilibrio
de Nash, el Crecimiento Cero, la Contabilidad Verde, la
Sustentabilidad Débil, etc, deben ser estudiadas para comprender
la verdadera esencia escondida detrás de la amplia definición del
Desarrollo Sustentable (conceptos que se analizan a lo largo del
texto).

3.- Pilar social: este pilar encierra la ida básica de que el cuidado
ambiental y el desarrollo económico deben ser hechos con
participación y equidad social. Nos recuerda que la sociedad es un
actor clave en la disyuntiva siempre presente -al menos en el corto
plazo- entre cuidado ambiental y cuidado económico. En este
pilar cobra importancia otro conjunto de conceptos que también
resumiremos a lo largo de este texto, tales como Responsabilidad
Social Corporativa, Informes de Sustentabilidad, Renta
Hicksiana, Rentas Ricardianas, Participación Ciudadana,
Licencias Sociales, etc.


Algunos autores distinguen entre desarrollo económico y crecimiento económico. En
este texto, con la finalidad de simplificar la comprensión de los términos más gruesos
del Desarrollo Sustentable, no haremos tal distinción.

22
Alejandro Canut de Bon L.

La existencia de estos tres pilares otorga al concepto de


Desarrollo Sustentable -sin duda- un equilibrio. Ya no se trata
solamente de cuidar el medioambiente, ni tampoco de cuidarlo
en la medida que no se perjudique la economía, sino que de hacer
todo ello con participación y desarrollo de las comunidades y
sociedad en general.

Diez años después de la Cumbre de la Tierra, el 2002, se


celebró la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Esta
cumbre se llevó a cabo en Johannesburgo (Sud África). En esa
importante conferencia (denominada también Río + 10) partici-
paron 190 Jefes de Estado o de Gobierno, acompañados de sus
delegaciones nacionales. La Cumbre de Johannesburgo reafirmó
vigorosamente el compromiso con los principios acordados en
1992, con la plena aplicación de la Agenda 21 y con los resulta-
dos de las principales conferencia de las Naciones Unidas y los
acuerdos internacionales concluidos desde 1992. Fue la primera
cumbre mundial en abordar la contribución de la minería al De-
sarrollo Sustentable (incluyendo diversos párrafos atingentes a
esta industria).

Ahora bien, es claro que al hablar de Desarrollo Sustentable


estamos en presencia de una propuesta que ha ganado rápido
respeto, no obstante ello existen aún muchas ideas que resultan
discutibles. Nos referiremos también a estas ideas, puesto que
ellas hacen de esta propuesta una materia abierta al debate y,
por lo mismo, más interesante aún. Consecuencia y muestra
de estos aspectos discutibles, es la existencia de dos acepciones
de Desarrollo Sustentable, una fuerte y una débil, a las que nos
referimos a continuación.

23
Desarrollo Sustentable y temas afines

Las dos interpretaciones:


Sustentabilidad Débil y Sustentabilidad Fuerte

Se suele escuchar a los ambientalistas hablar de


Sustentabildiad Débil en oposición a Sustentabilidad Fuerte, lo
que nos lleva a la necesidad de dedicar en este texto algunas líneas
que sirvan para explicar básicamente estos dos términos, claves
en el entendimiento que podamos tener de la sustentabilidad en
general.

Como se indicara precedentemente el Desarrollo


Sustentable (sustentabilidad) es un término cuya definición
más conocida y aceptada es la acuñada en el informe titulado
“Nuestro Futuro Común” (1987), en donde se le entendió como
el “desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones
presentes sin poner en peligro la capacidad de las generaciones
futuras de satisfacer sus propias necesidades”.

Partiendo de esa definición, la doctrina ha dotado al


término en cuestión de un contenido compuesto principalmente
de tres elementos, los que también hemos señalado en el artículo
anterior (ambiental, económico y social).

Ahora bien, basándose en ese contenido, se han creado


principalmente dos líneas de interpretación, que han dado
lugar a dos entendimientos del concepto que pugnan entre
sí y que subyacen a muchas de las disputas y debates que se
dan en el presente, frente a los temas ambientales. Estas dos
interpretaciones o corrientes son la Sustenbilidad Débil y la
Sustentabilidad Fuerte:

a.- Sustentabilidad Débil: se ha entendido por esta corriente


que sustentabilidad significa el deber que tiene la generación
presente de transmitir a la próxima un stock de capital total no
menor al por ella recibido. Dado que el stock de capital total
es la suma de tres diferentes tipos de capital (capital construido

24
Alejandro Canut de Bon L.

por el hombre -maquinarias, puentes, etc-, capital natural -


biodiversidad, recursos renovables y no renovables- y, por último,
capital de conocimientos y habilidades), resulta entonces que la
Sustentabilidad Débil asume que los diferentes tipos de capital
son en alguna medida intercambiables. Lo importante es que el
producto de la suma total sea el mismo. En palabras más claras,
y llegando a un extremo, podemos -por ejemplo- traspasar a
la próxima generación, según esta corriente, menos recursos
naturales, pero más puentes y caminos. Al compensar lo uno con
lo otro, se está cumpliendo con el deber de la sustentabilidad. Es
claro, no obstante, para la Sustentabilidad Débil, que no todo
recurso es compensable (no lo es aquello que resulta básico para
la subsistencia humana).

b.- Sustentabilidad Fuerte: se trata de una corriente que sostiene


que no existe equivalencia entre los diversos tipos de capital, y
en particular entre el capital natural o ecológico y el construido
por el hombre. Fundamentan su posición en que estiman que
muchos recursos naturales son esenciales para el bienestar y/o
supervivencia de la humanidad. Este capital, el esencial para la
humanidad, llamado capital crítico, no puede ser compensado
con otros capitales. Por lo mismo, si muchos tipos de capital
no son sustituibles, no se puede afirmar que lo importante es el
producto total de la suma de los diversos tipos de capital.

Cabe destacar que si bien esta clasificación no está exenta de


dificultades, ha servido -al menos- para crear una graduación en
el concepto de sustentabilidad, aunque siempre podrá discutirse
cuáles son los activos que no puede ser compensados. Para algunos,
en un extremo, todo recurso natural deberá ser entendido como
capital crítico, para otros sólo aquel capital natural que provee
funciones de soporte ecosistémico fundamentales para mantener
la vida. Así, también hay una gradualidad posible al interior de
cada una de estas dos líneas de pensamiento.

25
Desarrollo Sustentable y temas afines

Evidentemente la posición que se tenga frente a estas


dos sustentabilidades dependerá de, o se relacionará con,
concepciones más profundas que se tengan frente a la naturaleza.
Esto nos lleva a estudiar dos corrientes o enfoques que se han ido
formando y definiendo de manera paralela en las últimas décadas
frente al tema ambiental. Me refiero al Conservacionismo y al
Preservacionismo.

26
Alejandro Canut de Bon L.

Conservacionistas versus Preservacionistas

Explicaremos más adelante como existe una componente


filosófica importante en nuestra visión de la naturaleza y como
ello influye y determina muchos de nuestros argumentos en
cuestiones ambientales. Por ahora basta con indicar que estas
diferentes visiones filosóficas dan lugar -en materia ambiental- a
dos principales corrientes o enfoques ecológicos, que resultan ser
los siguientes:

a.- Corriente Conservacionista: se trata de una visión o corriente


antropocéntrica, es decir que pone al hombre en el centro de
la naturaleza, con derechos y responsabilidades especiales. A
pesar de la diversidad de corrientes conservacionistas, éstas están
básicamente de acuerdo en algunas ideas claves: la naturaleza está
al servicio del ser humano y éste puede utilizarla en la medida
que la proteja; esta protección se traduce en el cuidado de ciertos
equilibrios; la ciencia nos ilustra en la forma de mantener dichos
equilibrios.

b.- Corriente Preservacionista: se trata de una corriente que se


aleja del antropocentrismo y termina por otorgar a la naturaleza
el papel principal. Ésta debe ser mantenida (preservada) en su
estado actual. Su utilización debe ser mínima.

Estos dos enfoques, radicalmente opuestos, nos ayudan


a comprender aspectos que se dan en el debate entre la
Sustentabilidad Débil y la Sustentabilidad Fuerte. Esto no quiere
decir necesariamente que exista una total coincidencia entre estos
conceptos, pero si se puede afirmar que es posible apreciar ciertas
relaciones entre ellos: un coservacionista abogará generalmente
por una Sustentabilidad Débil (o una Sustentabilidad Fuerte,
pero de bajo perfil), mientras que un preservacionista creerá más
en la Sustentabilidad Fuerte (y, en muchos casos, muy fuerte).

Pero debe tenerse claro que esta clasificación entre

27
Desarrollo Sustentable y temas afines

conservacionistas y preservacionistas es un tanto más profunda


que la clasificación que distingue entre la Sustentabilidad Débil y
Fuerte. De hecho no sólo depende de concepciones económicas o
filosóficas, sino también de creencias religiosas. Cabe por ejemplo
recordar la cita bíblica que indica que “El temor y el miedo de
vosotros estarán sobre todo animal de la Tierra y sobre toda ave
de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la Tierra y en todos
los peces del mar; los que en vuestras manos son entregados.
Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así
como las legumbres y plantas verdes, os he dado todo” (Genesis,
9). En el extremo opuesto, están aquellos que otorgan derechos
a los animales y a la naturaleza en general, equiparando su razón
de vivir con la de los seres humanos y deificando la naturaleza
como un todo, en una suerte de neo-panteísmo.  Este último
parecer es, por ejemplo, el que se desprende de la famosa carta que
Seattle, el Jefe de los indios Suwamish, dirige al Presidente de los
Estados Unidos, en 1855, en respuesta a la oferta de este último
de comprar sus tierras. Le expresa, entre otras cosas: “El Gran
Jefe de los Estados Unidos, en Washington, nos manda a decir
que desea comprar nuestras tierras. … pero no terminamos de
comprender como podéis comprar o vender el cielo o el calor de
la tierra?.. Esa idea nos parece extraña, curiosa, difícil de asimilar.
No somos dueño de la frescura del aire ni tampoco del centelleo
de las aguas. ¿Entonces, como vais a comprar la tierra a nosotros?.
Habéis de saber que cada partícula de esta tierra que es de todos
los hombres, es sagrada para mi pueblo…”

En todo caso, es evidente que la corriente a la que se


pertenezca determinará la solución de muchos dilemas y


El panteísmo significa, literalmente, que “todo es Dios”, y postula la idea de que la
naturaleza entera tiene un carácter divino, y que Dios se encuentra en todas partes. En
la filosofía moderna, Spinoza (1632-1677) fue el primero en postular la indisoluble
unidad que forma el hombre y la naturaleza, deificando a esta última. Otros filósofos
que tendrán cercanía con el panteísmo serán F. Schelling (apodado el “filósofo de la
naturaleza”) y G. Hegel. Nótese que el panteísmo constituye la base sobre la que se
asienta la adoración de la naturaleza postulada por el Romanticismo en el siglo XIX, y
por algunos sectores ambientalistas en el presente.

28
Alejandro Canut de Bon L.

debates ambientales que veremos a continuación en este texto,


por ejemplo, piénsese en el Dilema del Último Hombre o, en
términos más prácticos, en el derecho a utilizar animales en
laboratorios. La respuesta a estos dilemas estará condicionada
por nuestra visión de la naturaleza y de la sustentabilidad.

Resulta, por cierto necesario respondernos si somos


conservacionistas o preservacionistas, si creemos en una
Sustentabilidad Débil o Fuerte (y en qué grado), para sólo
entonces comprender nuestro propio parecer, y el de terceros,
frente a muchos dilemas ambientales (de la misma forma se
sugiere calificar las organizaciones no gubernamentales y sus
postulados en relación a estas corrientes. Esto resulta de utilidad
al momento de entender los argumentos, los fundamentos y las
motivaciones que existen detrás de cada una de estas instituciones
y de sus acciones).

Por último, cabe tener presente que la mayor consecuencia


que se produce de la comprensión de la profundidad de este
tema, es el hecho de que no existe una validez universal en estas
materias, pues el fundamento de las diversas corrientes descansa
muchas veces en las posiciones éticas, y por lo mismo filosóficas
(e incluso religiosas), que subyacen a estas escuelas. Esta última
conclusión es de la mayor importancia y debe tenerse presente
al momento de argumentar y discutir en base a las tesis que
proporcionan estas corrientes, como al leer sus teorías o utilizar
las mismas como elementos claves en el entendimiento de la
sustentabilidad.

29
Alejandro Canut de Bon L.

Economía y Medioambiente

Este capítulo se refiere a la influencia que ha tenido la economía


en la búsqueda del equilibrio en la relación hombre-naturaleza. Con
este objetivo, se parte repasando la evolución de la economía moderna
en general, para posteriormente explicar las dos grandes corrientes
económicas que abordan esta relación en el presente, la Economía
Ambiental y la Economía Ecológica. Se prosigue con lo que constituye
una nueva visión económica inspirada por el ambientalismo
(Economía del Ciclo de Vida).

El capítulo continúa con la descripción de una serie de

31
Alejandro Canut de Bon L.

instrumentos, teorías o teoremas económicos que se suelen utilizar al


hablar de Desarrollo Sustentable, y que por ello no pueden obviarse
al estudiar juntos economía y medioambiente.

En la búsqueda del equilibrio

Como es sabido, una de las principales preocupaciones de


la economía -si es que no la principal- es ilustrarnos en la forma
en que la sociedad puede producir la mayor cantidad de bienes
y servicios, respetando -claro está- las restricciones legales que se
han fijado (remuneraciones mínimas, jornada laboral máxima,
cumplimiento de normas ambientales, etc). Después de todo,
en ello, precisamente, consiste la eficiencia, principio clave en la
economía. 

Así las cosas, la pregunta que ha movido gran parte de esta


ciencia a lo largo de su historia, es la siguiente: ¿qué conjunto de
medidas, reglas o normas, llevan al funcionamiento más eficiente
posible de la sociedad, es decir, a la mayor producción de bienes
y servicios, y a menor costo?....

La primera respuesta fundamentada a esta pregunta fue


dada por el economista inglés Adam Smith (1723-1790) en su
texto publicado en 1776, titulado “La Riqueza de las Naciones”.


Cabe recordar aquella clásica distinción entre “eficiencia” y “eficacia”. Mientras el
último de estos conceptos significa cumplir el cometido propuesto, el primero significa
no sólo cumplirlo, sino además hacerlo de la manera más económica posible.

33
Desarrollo Sustentable y temas afines

Sin duda, uno de los libros más famosos e importantes en la


historia de la humanidad, que para muchos marca el nacimiento
de la ciencia económica moderna. En él, Smith nos explica que
en una economía libre de mercado el comportamiento de cada
productor y consumidor, realizado en la búsqueda de su propio
bien, conllevará al mejor bienestar social posible. Es decir, en pocas
palabras, el egoísmo de cada cual producirá el óptimo de eficiencia
social. La economía es conducida, en la ausencia de restricciones,
por una suerte de “mano invisible” que lleva al bienestar general,
coordinando perfectamente los intereses individuales con los
colectivos. Así, la interferencia gubernamental no es necesaria y,
más que ello, no es deseada. El “laissez faire” debe guiar la economía.
Es más, antes de Smith, en 1714, se había publicado la
“Fábula de las Abejas”, de Bernanrd Mandeville, en el que este
autor proponía también la idea de que el egoísmo y otros vicios
privados son los responsables del funcionamiento de la economía
y de la creación de una nación rica y prospera. De manera con-
temporánea a Smith, otro economista, Anne Robert Jacques Tur-
gort (1727-1781), ministro de finanzas de Luis XVI, propició
también el laissez faire como una manera de impulsar la economía
(eliminando las restricciones provenientes del Estado que se ar-
rastraban de los tiempos de Luis XIV). No obstante, Smith fue el
primero en dar una respuesta sistemática, y de allí su importancia.

Para Smith es un error esperar que nuestro bienestar


personal derive de la generosidad y buena voluntad de otros,
como por ejemplo del carnicero o del tendero de la esquina o -en
términos actuales- de la empresa más cercana. Por el contrario,
nuestro bienestar depende de que cada comerciante y empresa
vele, egoístamente, por su propio bienestar. Sólo esa actitud
asegurará el óptimo social (como se señalará más adelante, esto se
relaciona con la crítica que algunos sectores plantean respecto de
la denominada Responsabilidad Social Corporativa).

Como se podrá apreciar, para Smith la relación con el


medioambiente también debía depender de las mismas reglas.

34
Alejandro Canut de Bon L.

Así, y si bien no estuvo dentro de sus preocupaciones referirse


a los recursos naturales desde una perspectiva medioambiental,
podemos concluir -aplicando las leyes naturales de la economía
que él propiciaba- que un recurso sobre-explotado y por ello
escaso, aumentará de precio, al punto que sólo por esto último
logrará perder el atractivo económico y asegurar su subsistencia.
No se requiere, para salvar al medioambiente -según esta
posición- de la intervención del Estado.

Dentro de los economistas clásicos, Smith será secundado


por los también ingleses Thomas Robert Malthus (1766-1834),
David Ricardo (1772-1823) y John Stuart Mill (1806-1873).
Todos estos dedicaron algún grado de preocupación a la relación
hombre-recursos naturales. A ellos nos referiremos en detalle más
adelante (en el próximo capítulo, al comentar los “¿Los Límites
del Crecimiento?”). Por ahora, basta con señalar que la idea gruesa
en el desarrollo de la economía (y del cuidado de los recursos
naturales) siguió siendo la misma: el “laissez faire”. 

Este periodo de la economía encontraría a su último gran


exponente en el inglés Alfred Marshall (1842-1924). Profesor
en la Universidad de Cambridge y autor de “Principios de
Economía” (1890), el texto por el que generaciones estudiarían
economía (sólo reemplazado posteriormente por el muy famoso
texto titulado “Economía”, de Paul Samuelson). El gran aporte
de Marshall sería la sistematización de las teorías económicas
clásicas.10


De manera paralela y durante el siglo XIX, la economía desarrollaría una interpre-
tación socialista, con los denominados socialistas utópicos, como Claude Saint-Simon
(1760-1825), Robert Owen (1771-1858), Charles Fourier (1772-1837), Pierre J.
Proudhon (1809 y 1865) y, el más importante de todos, Karl Marx (1818-1883). Pero
estos no se centrarían en la relación hombre-medioambiente y, por lo mismo, carecen
de importancia para estos efectos.
10
Otros de los aportes de Marshall son los conceptos de: “Utilidad Marginal” (la
utilidad que reporta la última unidad de una serie de unidades similares consumidas
previamente); “Excedente del Consumidor” (el sobrante entre lo que una persona
paga y lo que estaría dispuesta a pagar), y; “Ceteris Paribus” (enfoque de análisis de
un problema económico en el cual se debe asumir que todo el resto de los factores

35
Desarrollo Sustentable y temas afines

El quiebre vendría con dos ingleses, Arthur C. Pigou


(1877-1959) y John Maynard Keynes (1883-1946), fundadores
del denominado “Estado de Bienestar”.11 En efecto, después
de un poco más de un siglo y medio contado desde la obra de
Smith, resultó claro para muchos que éste se había equivocado
en algunos aspectos. El mercado, en su libre funcionamiento,
presentaba fallas, y ello creó un consenso en que esas fallas debían
ser corregidas... y ¿quién más que el Estado para hacerlo?... En
ese sentido, encontramos “La Economía del Bienestar” de Pigou
publicada en 1920, y “La Teoría General de la Ocupación,
el Interés y el Dinero”, de Keynes, publicada en 1936. En su
conjunto propusieron que el gobierno puede y debe influir
en el funcionamiento del mercado (sus consejos inspiraron
fuertemente la política del New Deal, con la que Roosevelt sacó
a Estados Unidos de la Gran Depresión). Desde entonces, no se
discute que el funcionamiento del mercado puede ser mejorado,
sobretodo en post de los más necesitados. Con las décadas ha
quedado demostrado no obstante, que una excesiva intervención
estatal puede perjudicar el crecimiento económico.

A modo de ejemplo, el planteamiento principal de Keynes


para atacar la Gran Depresión consistió en que el Estado debía,

económicos permanecen constante). Estos conceptos son ampliamente utilizados en


la economía moderna, y de gran aplicación al momento de hablar de economía de
recursos naturales o de economía ambiental, como veremos a lo largo de este texto.
11
Se ha denominado “Estado de Bienestar” al Estado interventor y preocupado por
los más desposeídos, que lleva por lo mismo a cabo programas sociales que buscan
mejorar las desigualdades. El inicio del Estado de Bienestar se suele asociar a la puesta
en práctica en Gran Bretaña, en la década de 1940, de un conjunto de medidas de
seguridad social (las que también encuentran su origen en la filosofía del Utilitarismo,
del inglés J. Bentham). En efecto, la situación de miseria y desprotección social de la
Inglaterra decimonónica hizo que Bentham y sus seguidores dirigieran todas sus teorías
a la finalidad de lograr una sociedad mejor y más justa, lo que tendría eco en Pigou y
Keynes (no obstante la popularidad y aceptación del Estado de Bienestar a partir de la
década de 1950, el economista norteamericano, doctorado en Columbia, de nombre
Kenneth Arrow ha puesto en duda -con el famoso Teorema de Arrow- la posibilidad
que el Estado de Bienestar resuelva los problemas que el mercado no puede solucionar.
Por su contribución a la teoría del equilibrio económico y a la teoría del bienestar se le
asignó en 1972 el Premio Nobel en Economía).

36
Alejandro Canut de Bon L.

en periodos de recesión, incrementar el gasto público, generando


así una demanda adicional que -a su vez- incremente la inversión
y disminuya el desempleo. Pero lo importante aquí, en términos
generales y más allá del enérgico uso de la política fiscal que reco-
mendó Keynes en casos de crisis, es que el sentir desde entonces
es que el mercado puede y debe ser intervenido para mejorar su
funcionamiento. Claro está, siempre quedará el cuestionamiento
en el grado de intervención que debe tener lugar.

Ahora bien, lo importante desde una perspectiva ambiental,


es que este nuevo entendimiento económico marcaría una actitud
frente a todo tipo de fallas de mercado, incluso las ambientales.
Pigou argumentaba, por ejemplo, que las externalidades generadas
por la contaminación deben ser tratadas por el Estado mediante
impuestos, recompensas o regulaciones.

En resumen, existe en el presente el consenso que si


dejamos que el mercado opere tan libremente como se propuso
inicialmente por Smith, no tardarán en aparecer impactos no
deseados, incluidos los ambientales, como por ejemplo las
externalidades negativas y las tragedias de los comunes (a las que
nos referiremos más adelante). Por ello la función interventora
del Estado parece ser necesaria. No obstante veremos que el
tratamiento que la economía da al medioambiente ha seguido
evolucionando (el Teorema de Coase es un gran ejemplo de
esta continua evolución). En todo caso, pareciera hoy que en
materia ambiental la pregunta es la misma que en la economía
en general: ¿qué tanta protección es deseada?....¿qué medidas
de protección o intervención constituyen el nivel óptimo de
producción y cuidado? .... esto nos lleva, en uno de nuestros
próximos artículo, a la famosa Curva de Kuznets.... pero antes
de ello, veamos como la evolución de la economía, en lo que
al cuidado ambiental se refiere, ha diseñado durante los últimos
años dos corrientes o escuelas claramente diferenciadas, que se
relacionan, respectivamente, con la Sustentabilidad Débil y con la
Sustentabilidad Fuerte. Nos referimos a la Economía Ambiental

37
Desarrollo Sustentable y temas afines

y a la Economía Ecológica.

Economía Ambiental y Economía Ecológica

Nos hemos referido -en el artículo anterior- a la evolución


de la economía y a la forma en que ésta se relaciona con el tema
ambiental. Esta relación ha sido cada vez mayor, lo que no debe
extrañarnos, puesto que la metodología propia de la economía se
ha venido aplicando crecientemente, durante las últimas décadas,
en el análisis de problemas que corresponden a otras ciencias o
campos, como lo es el ambiental.

Es más, se suele decir que el estudio de la economía nos


enseña no sólo una ciencia, sino también un modo de pensar,
que nos ayuda a tomar decisiones en general. Esta afirmación
significa, en términos más precisos, que la construcción del
riguroso instrumental que sirve para la resolución de problemas
económicos, se puede extender -con mayor o menor utilidad-
a otras disciplinas y a otros tipos de decisiones y problemas,
incluso aquellos que se presentan en la vida diaria. Esto, puesto
que en estas otras decisiones también se plantean, en algún grado,
problemas de costo-beneficio. De esta manera, por ejemplo, se ha
buscado -utilizando la economía- saber donde fijar los incentivos
en una ley ambiental, o como resolver problemas asociados al uso
de los recursos naturales o a problemas de contaminación.

38
Alejandro Canut de Bon L.

Es por ello que la influencia de la economía en la ciencia


ambiental ha dado lugar a diversas ramas o disciplinas que
en las últimas décadas han ido abriendo caminos, creando
escuelas, consolidándose y relacionándose. Entre estas
disciplinas o escuelas, cabe destacar principalmente dos
corrientes que se vinculan con el concepto que se pueda tener
de Desarrollo Sustentable (débil o fuerte), y que están presentes
en gran medida en muchos de los temas que se estudiarán
a continuación, en este libro. Nos referimos a la Economía
Ambiental y a la Economía Ecológica:

1.- La Economía Ambiental. Es quizás la disciplina más


conocida en la relación “economía-medioambiente”. De
muy acelerado desarrollo en la segunda mitad del siglo XX,
se puede definir como aquella rama de la ciencia económica
que abarca el estudio de los problemas ambientales
empleando las herramientas que proporciona principalmente
la microeconomía. En pocas palabras, persigue, frente a
problemas concretos, la aplicación de una gestión ambiental,
utilizando para ello instrumentos y métodos económicos
tradicionales. Pone así acento, por ejemplo, en la importancia
de la valorización económica de los recursos naturales, en
la asignación de derechos de propiedad sobre ellos, en la
aplicación del costo-beneficio como instrumento esencial
de todo análisis, y en la incorporación de mecanismos de
mercado en la regulación y gestión de los bienes comunes.
Procura además determinar el punto hasta el cual debemos
explotar un recurso cualquiera, considerando no sólo los
costos tradicionales, sino también los ambientales (evaluados
estos económicamente).

2.- La Economía Ecológica. Esta escuela, también denominada


por algunos como “Economía Verde”, se caracteriza por
considerar que los recursos naturales y el medioambiente
deben ser valorizados mediante un proceso que va más allá de
la utilización de meros instrumentos económicos. Es decir, los

39
Desarrollo Sustentable y temas afines

recursos naturales pueden tener, para esta línea de pensamiento,


un valor independiente de las preferencias humanas y de las
utilidades económicas que puedan prestar. Se argumenta que el
ser humano es parte de un sistema en el cual se deben respetar
mecanismos naturales, que constituyen límites al crecimiento
económico. Se trata de una escuela que asume una relación
directa entra la salud de los ecosistemas y la salud de los seres
humanos, posicionándose en una postura muy diferente, y quizás
podríamos decir más radical, que la de la Economía Ambiental.
Esto, puesto que para la Economía Ecológica parte importante
del bienestar humano no es analizable desde una perspectiva
estrictamente económica, por lo que se postula que esta última
disciplina debe ser complementada con principios de ecología y,
en algunos casos, subordinarse a estos. El origen de esta línea de
pensamiento se atribuye al ecologista y profesor de la Universidad
de Vermont, Robert Constanza, fundador en 1988 de la Sociedad
Internacional para la Economía Ecológica, ISEE por sus siglas
en inglés (www.ecoeco.com). Algunos de sus economistas más
famosos son N. Georgescu-Roegen, Kenneth Boulding, Herman
Daly, J.M.Naredo, René Passet y Roefie Hueting.

Ahora bien, en una rápida observación -pero no por ello


errada- podríamos afirmar que la Economía Ambiental es la
extensión o aplicación lógica de los conocimientos tradicionales
de economía a los temas ambientales, mientras que la Economía
Ecológica nos invita a una suerte de cambio de paradigma en
nuestra forma de pensar y de entender la resolución de los
problemas de costo-beneficio en los temas ambientales (desde
una perspectiva centrada en el hombre, a una perspectiva
centrada en la naturaleza). Nótese la relación no sólo con la
Sustentabilidad Débil y la Sustentabilidad Fuerte, sino también
con las perspectivas conservacionsitas y preservacionistas.

Quizás por ello sentimos -los criados bajo el mode-


lo de una economía tradicional- que mientras la Economía
Ambiental entrega al presente una serie de resultados con-

40
Alejandro Canut de Bon L.

cretos y aplicables a una gran cantidad de problemas rele-


vantes de gestión ambiental, la Economía Ecológica presenta
-en muchos casos- sólo restricciones y prohibiciones. Puede
que con el tiempo el cambio de paradigma efectivamente
tenga lugar y derechamente veamos el problema desde una
perspectiva diferente. Por ahora la visión que tengamos de
nuestro medioambiente, de la racionalidad o punto óptimo
de explotación, y de la conveniencia o no de su preserva-
ción o conservación, dependerá por cierto de cual de estas
dos disciplinas (paradigmas) sirva de base para nuestros ar-
gumentos económicos (entiéndase el concepto de “paradigma”
en el sentido señalado más adelante en “¿Qué es la ciencia?”).
Por ello, algunos de los conceptos, teorías, teoremas o
hipótesis que estudiaremos en este texto, se relacionan prefe-
rentemente con una de estas dos escuelas. En la mayoría de los
casos lo será con la Economía Ambiental, pero en otros lo será
con la Economía Ecológica. Así, por ejemplo, la primera de
estas dos escuelas buscará la asignación óptima de un recurso
dado, apoyándose en el Óptimo de Pareto, o estudiará la causa
de la sobreexplotación de un recurso como la falla del mercado
a la luz de la teoría de las externalidades negativas, o procura-
rá la valorización de todos los recursos naturales, y creerá en
la compensación de los capitales como lo propone la Susten-
tabilidad Débil, y también algunos grados de Sustentabilidad
Fuerte. Por otro lado, la segunda de estas escuelas se vinculará
más con las visiones preservacionistas, restando valor a la in-
fluencia de la economía en la búsqueda de la forma racional de
aprovechar el medio que nos rodea y de lograr el cuidado del
ecosistema; dudará por lo mismo de las ventajas de una valori-
zación económica de todos los recursos naturales y se apoyará
en un concepto de Desarrollo Sustentable Fuerte que prohíba
toda compensación (todos estos conceptos se desarrollarán a lo
largo de este capítulo).

Quizás una forma de resumir la esencia de estas dos es-


cuelas, es señalando que mientras la primera, la Economía Am-

41
Desarrollo Sustentable y temas afines

biental, opera con una visión antropocéntrica, centrada en la


búsqueda del bienestar social, la segunda, la Economía Ecoló-
gica, comprende principalmente una visión más sistemática y
biocéntrica, que establece claros límites ecológicos al crecimien-
to económico.

El Análisis Económico del Derecho y


la Economía de los Recursos Naturales

Además de las dos escuelas reseñadas precedentemente,


existen otros dos campos en los que la influencia de la economía
ha sido también notorio, afectando en algún grado la forma
en que nos acercamos a los temas ambientales (ambos por
cierto procedentes de visiones antropocéntricas). Me refiero a la
escuela del Análisis Económico del Derecho, por un lado, y a la
escuela de la Economía de los Recursos Naturales, por el otro.
Aprovechamos de explicar estos términos ahora, pues también
estarán presentes a lo largo de este texto:

a.- La Escuela del Análisis Económico del Derecho. Es una


escuela de pensamiento jurídico que ha crecido con fuerza en
los países anglosajones, a partir de la década que se inicia en
1930. Procura aplicar principios y metodologías de la ciencia
económica a la creación, interpretación y aplicación del derecho.
Conceptos como costos de transacción, rendimientos marginales
y función de eficiencia, pasaron a ser, de una generación a otra,
claves al momento de hacer leyes e interpretar su aplicación.
Esta escuela busca entender y explicar las normas jurídicas
bajo el supuesto de que los jueces deben promover la eficiencia

42
Alejandro Canut de Bon L.

económica y la maximización de la riqueza, como un objetivo


de política legal y social. En efecto, se considera que tanto la
economía como el derecho enfrentan un problema común, cual
es la escasez de recursos y la necesidad de resolver la forma en que
estos deben ser asignados. Nombres como Kenneth Arrow y su
teoría del bienestar y justicia distributiva (Nobel -1972) o Ronald
Coase y su famoso teorema basado en los costos de transacción
(Nobel-1991), son capítulos importantes en la historia de esta
escuela. La importancia de esta disciplina para el tema que nos
preocupa, radica en que el análisis económico del derecho se
ha transformado en una muy poderosa herramienta -utilizando
sobre todo la Economía Ambiental- al momento de hacer
normas jurídicas que persiguen el cuidado del medioambiente.
Por ello algunos de los artículos que se analizan a lo largo de este
libro se relacionan con esta escuela.

El análisis económico del derecho ha inspirado toda una


variedad de cuestiones relativas al diseño de los derechos de
propiedad y de las libertades y prohibiciones que regulan el actuar
social en pos de un medioambiente libre de contaminación. Ha
hecho a los legisladores crear normas que en algunos casos adoptan
la forma de prohibición, y en otros de incentivos (en resumen, y
paradójicamente, se utiliza el conocimiento económico clásico
-y, en particular, el egoísmo individual al que se refería Smith-
para perfeccionar el funcionamiento de la misma economía,
lo que se resume muy bien en el viejo adagio que dice que “la
economía es en ocasiones un mal amo, pero siempre un muy
buen sirviente”).

b.- La Economía de los Recursos Naturales. Esta disciplina


trata principalmente de la administración de los recursos
naturales y de los parámetros económicos que buscan el punto
de aprovechamiento óptimo para la empresa que los explota.
Es de bastante más antigua data y desarrollo que las disciplinas
anteriores (incluyendo la Economía Ambiental y Economía
Ecológica), al punto que ha generado subdisciplinas, como

43
Desarrollo Sustentable y temas afines

por ejemplo la Economía de Minerales (nombre genérico que


ha sugerido la Escuela de Minas de Colorado, líder mundial
en el estudio de la minería, a la disciplina que tiene por objeto
estudiar estos recursos no renovables, en lo que dice relación con
aspectos económicos, tales como mercados, precios, políticas
gubernamentales aplicables, usos eficientes, producciones, etc).

Como se ha dicho, quizás la principal contribución de estas


disciplinas o escuelas, consiste en la formulación de instrumentos
que buscan -cada una desde su propia perspectiva- presentarnos
el punto de equilibrio entre la explotación y la preservación o
conservación.
En las próximas páginas encontraremos diversos
resúmenes, de variada naturaleza. Muchos de ellos -como se ha
indicado- se adscriben claramente a alguna de estas dos escuelas
o a algunas de las dos señaladas precedentemente (Economía
Ambiental y Economía Ecológica), como otros resultan ser más
bien esquivos al momento de ser clasificados o, derechamente,
pertenecen más al campo de la historia o de la filosofía, que al
económico. Sea como sea, recuerde que no existe una validez
universal en estas materias, pues -como ya hemos señalado- el
fundamento de las diversas escuelas descansa muchas veces en
las posiciones éticas, y por lo mismo filosóficas, que subyacen a
estas disciplinas.

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Alejandro Canut de Bon L.

Economía de Ciclo de Vida

En los últimos años se ha hecho cada vez más popular


el denominado “Enfoque de Ciclo de Vida”, o “Evaluación de
Ciclo de Vida”, o “Economía de Ciclo de Vida”, o simplemente
“Ciclo de Vida”. Procuraremos en las próximas líneas explicar
resumidamente este concepto, determinar su relación con
el Desarrollo Sustentable, y -por último- detenernos en la
importancia que tiene desde la perspectiva de la historia de la
economía.

La evaluación del Ciclo de Vida (LCA, por sus siglas en


inglés, Life Cycle Assesement) es una herramienta desarrollada
y aplicada para medir el desempeño ambiental de productos o
servicios en forma holística, es decir, desde su concepción hasta
su desecho y resurrección (desde “la cuna a la tumba”. Véase “Y
más principios de Derecho Ambiental”). Su finalidad es facilitar
una decisión acertada de los consumidores, en el sentido que éstos
opten por aquel producto o servicio que resulta, en definitiva, más
amigable con el Desarrollo Sustentable (y, podríamos agregar,
más económico para la sociedad y no para quien lo compra).

Así las cosas, adoptar un “Enfoque de Ciclo de Vida”


significa, en términos prácticos, reconocer y evaluar la manera

45
Desarrollo Sustentable y temas afines

en que nuestras decisiones influyen en el medioambiente, en


la economía y en la sociedad. Lo anterior comprende el tomar
decisiones pensando en el largo plazo, considerando así no sólo
un aspecto económico personal e inmediato, sino también los
aspectos económicos ambientales y sociales de mediano y largo
término. Esto es, el tomar conciencia de que nuestras preferencias
no están aisladas, sino que forman parte de un sistema más
amplio. Este enfoque nos invita a identificar los impactos
que producen nuestras decisiones individuales una vez que
se suman a las decisiones individuales de otros. Se procura así
evitar incentivar, por ejemplo, la producción de un bien que es
fabricado a costa del daño en un ecosistema natural, o gracias a las
pobres condiciones laborales de los empleados que trabajan en la
respectiva fabricación.

Desde esta perspectiva, no resulta sustentable, por ejemplo,


la compra de papel no reciclado, aunque sea más económico y de
mejor calidad que el papel reciclado. En efecto, si se considera que
cada 50 mil hojas de papel para oficina se requieren, en promedio,
de 24 árboles para su fabricación y de 2,3 metros cúbicos de
espacio en un relleno sanitario para su desecho, resulta necesario
colegir que el papel reciclado es la opción correcta, aunque pueda
ser más caro en términos inmediatos y personales y, quizás, para
algunos, menos estético (y/o de menor calidad).

Nótese como el Ciclo de Vida es aplicable a las


decisiones cotidianas que tomamos en casa, o en el lugar en
que trabajamos. Pero también el Enfoque de Ciclo de Vida
implica un tema de políticas gubernamentales o de políticas de
grandes empresas. Estas últimas, por ejemplo, deben pensar no
sólo en la fabricación más económica de sus productos, sino
también -al diseñarlos- en las materias primas que utilizarán, en
su origen, en los desechos que producirán, en los materiales que
la manutención del producto demandará, en la longevidad del
mismo producto, en su reciclaje y, por último, en su desecho.
Se impone así la responsabilidad de los fabricantes de invertir

46
Alejandro Canut de Bon L.

tiempo y energía -por ejemplo- en investigar el origen de las


materias primas que utilizan y el cómo éstas fueron a su vez
producidas. Deben incorporar al diseño del producto factores
tales como la longevidad del mismo producto o su reutilización
o fácil reciclaje.

En pocas palabras, el concepto de Ciclo de Vida integra la


producción y el consumo, en una visión de conjunto, evitando
la visión fragmentada que se tiende a dar en una economía
tradicional.

Es del caso destacar que la metodología para medir los


Ciclos de Vida han sido estandarizadas con Normas ISO (14.040),
lo que busca dar a este enfoque una objetividad que permita
parámetros de comparación a nivel mundial (Véase “Normas
ISO. Estandarizando el cuidado del Medioambiente”).

Se comprenderá con facilidad el importante papel que


juega en todo este enfoque la información. Ésta debe estar
disponible no sólo para las industrias, sino también para cada
particular. En este sentido una herramienta que ha crecido junto
al Ciclo de Vida ha sido el “ecoetiquetado”. Esto ha permitido a
los consumidores tomar decisiones previamente informados.

Ahora bien, explicado el concepto básico de Ciclo de Vida,


resulta necesario hacer un comentario dentro del contexto de
este libro (y en particular desde la perspectiva de la historia de la
economía): este nuevo enfoque significa -en un sentido- un fuerte
quiebre a la forma en que concebimos las decisiones económicas.
En efecto, en la visión tradicional de la economía, el carácter
competitivo de un producto cualquiera se determina por su
precio. Éste nos muestra que tan eficientes fueron sus fabricadores.
A menor precio, mayor eficiencia y mayor competitividad. La
opción individual, la del consumidor final, será -a igual calidad-
una simple consecuencia del mejor precio y de la búsqueda del
bienestar individual de que nos habla Adams Smith. Pero, en esta

47
Desarrollo Sustentable y temas afines

nueva visión a la que nos invita la evaluación del Ciclo de Vida,


se impone un criterio diferente, al menos en su escala. El precio
ya no es el gran referente, ni tampoco la calidad. Son otros los
aspectos que primordialmente deben considerarse al momento
de la decisión de compra de un bien o un servicio. Por eso se
dice que el mundo debe aprender a aplicar una “Economía de
Ciclo de Vida”, en el sentido de que esto es una suerte de “nueva”
concepción de la economía.

No obstante lo dicho, puede también argumentarse que


este quiebre con la economía tradicional no es tal. Lo que se
impone en realidad es una necesidad de sumar o considerar todos
los costos en que se incurre en la fabricación de un producto
(Véase Principio, “El Que Contamina Paga”). En efecto, tomemos
-por ejemplo- el daño que se produce a un ecosistema. Esto
es, en términos económicos, una externalización, es decir un
costo que no se refleja en el precio final. Desde esta perspectiva,
se podría argumentar que la propuesta de Smith sigue vigente
(para entender el concepto de “externalización” véase más
adelante “El Teorema de Coase, las Externalidades y los Costos
de Transacción”). En otras palabras, el enfoque de Ciclo de
Vida demanda -no una nueva concepción de la economía-
sino solamente la necesidad de una correcta internalización de
todos los costos de producción, incluidos los ambientales y los
sociales. Si los costos -ambientales y sociales- son debidamente
internalizados, el precio final dará cuenta de ellos. Esto nos
lleva, más adelante, a la necesidad de tratar la valorización del
medioambiente (Véase “¿Cuánto vale el medioambiente?” y
“Contabilidad Verde”)12.

12
El Ciclo de Vida, como política aceptada internacionalmente, se consagra en la De-
claración de Malmo (2000). Se trata de una declaración de principios hecha por el
conjunto de Ministros del Medioambiente y Jefes de Delegaciones que se reunieron en
Malmo, Suecia, en mayo del 2000, en el marco del Primer Foro Mundial de Ministros
del Medioambiente. Este encuentro se celebró como consecuencia de una decisión
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, de julio de 1999, que pre-
tendió promover las reuniones ministeriales como una instancia para revisar tópicos
ambientales.

48
Alejandro Canut de Bon L.

La Curva de Kuznets

Como señalamos en su oportunidad (Véase “En la búsqueda


del equilibrio”), un tema constantemente presente en la relación
economía y medioambiente es aquel que discute sobre el real
efecto o incidencia que el crecimiento económico tiene sobre el
medioambiente o -viceversa- el efecto que el cuidado ambiental
tiene en el desarrollo de la economía. Por un lado, hay algunos
autores que piensan que se trata de un juego de suma cero (es decir,
como explicaremos más adelante al referirnos a la Teoría de los
Juegos, la ganancia de uno es la perdida del otro). En el extremo
opuesto, hay quienes piensan que el crecimiento económico y el
cuidado ambiental pueden encontrar ciertas sinergias.

Esta es una discusión clásica que, si bien está lejos de estar


decidida, ha encontrado un cierto consenso en la teoría que nos
propone que la relación entre el cuidado ambiental y el crecimiento
económico presenta, en un gráfico, la forma de una “U” invertida.
Es decir, en las primeras etapas del desarrollo económico de un
país se produce una perdida de las condiciones ambientales pero,
posteriormente, conforme el desarrollo económico se sostiene,

49
Desarrollo Sustentable y temas afines

el cuidado ambiental logra repuntar compensando el perjuicio


inicial.

En otras palabras, superado un determinado umbral en


el crecimiento económico, el medioambiente empieza a registrar
progresos en su calidad, los que compensan el deterioro producido
en una primera etapa de desarrollo.

Esta relación se ha denominado “Curva de Kuznets”,


debido a que es similar (en su forma) a la curva que el economista
Simon Kuznets construyó en 1955 para representar la relación
entre desarrollo económico y distribución de la renta.13
En concreto, la Curva de Kuznets, en materia ambiental,
representa la relación que existe entre desarrollo económico, por
un lado, y el deterioro/cuidado del medioambiente, por otro.

Esta relación se ha explicado señalando que es


consecuencia, principalmente, de dos factores separados: el
efecto escala y el efecto tecnológico.

El efecto escala; incide en que el crecimiento económico


afecte negativamente la calidad del medioambiente. Es decir,
como consecuencia de un mayor crecimiento habría una mayor
producción, lo que -a su vez- significaría una mayor cantidad de
materias primas y recursos naturales explotados.

El efecto tecnológico; incide en que el crecimiento


económico afecta positivamente la calidad del medioambiente,
pues conforme se crece se cuenta con más recursos para invertir en
investigación y desarrollo de tecnologías limpias o, simplemente,
para comprar las tecnologías ambientales más modernas.

13
Simon Kuznets (1901-1985), economista nacido en Ucrania y nacionalizado
norteamericano, obtuvo su doctorado en economía en la Universidad de Columbia (Nueva
York) y fue profesor de diversas universidades, entre ellas de la Universidad de Harvard.
Fue galardonado con el Premio Nobel en Economía en 1971, por su trabajo sobre el
desarrollo económico que, entre otros puntos, propuso que la relación entre crecimiento
económico y desigualdad del ingreso presenta la forma de una “U” invertida.

50
Alejandro Canut de Bon L.

Así, la curva se explicaría porque en una primera etapa


el crecimiento se haría en base a la explotación de los recursos
naturales por medio de tecnologías tradicionales, económicas
y poco amigables ambientalmente. En una segunda etapa la
industria se vería presionada y posibilitada a destinar parte de
sus utilidades a la incorporación de tecnologías limpias (además,
conforme la economía crece, un segundo efecto favorable consiste
en que parte de ella se desplaza al sector de servicios).

Ahora bien, el origen del debate sobre la implicancia del


crecimiento económico en el medioambiente se produjo junto a
la discusión relativa al “crecimiento cero” (a la que nos referimos
más adelante), durante la década de los sesenta, cobrando
nuevamente actualidad a inicios de la década del noventa, en
que la publicación del Informe sobre el Desarrollo del Banco
Mundial señaló que el crecimiento económico potencia algunos
indicadores ambientales, pero perjudica otros.

Desde entonces, la Curva de Kuznets ha permitido


sostener por algunos sectores que, dado que el crecimiento
económico significa en el largo término una consecuencia
positiva en el medioambiente, resulta entonces un contrasentido
imponer normas ambientales que restrinjan excesivamente el
desarrollo de la economía en una primera etapa. Por otro lado se
ha afirmado que dicha lógica no es correcta, tanto por no existir
experiencia empírica concluyente al momento de determinar la
existencia o validez de la curva en cuestión, cuanto porque de
ser efectiva se desconoce desde que renta per cápita el deterioro
del medioambiente empieza a reducirse (lo que impide apostar a
esta teoría con una mínima certeza de resultado). Esto, sumado
al hecho que muchos sistemas ecológicos presentan un equilibrio
que, una vez destruido, no puede regenerarse, obliga a imponer
un cuidado en todo momento, incluso desde los inicios del
desarrollo (Véase “Ecocidio”).

51
Desarrollo Sustentable y temas afines

Quizás la mayor conclusión parcialmente válida es que


no resulta del todo desatendible la idea central que se puede
colegir de esta curva: las medidas que tienden al cuidado del
medioambiental deben también procurar evitar restringir el
crecimiento económico, porque -como se ha dicho- éste último,
tarde o temprano, resulta ser uno de los mejores aliados del
cuidado del medioambiente (como señaló Indira Ghandi, “no
hay peor contaminación que la pobreza” ).

La Tragedia de los Comunes

La Tragedia de los Comunes corresponde originalmente


al título de un artículo publicado en el año 1968, en la revista
Science, por un biólogo norteamericano de nombre Garret
Hardin, doctorado en la Universidad de Stanford y profesor
emérito de Ecología Humana en la Universidad de California
(Santa Barbara).

Dicho artículo tuvo una amplia difusión y con los años


su título se ha convertido en un concepto en sí mismo, que
comprende la idea que se explica en las próximas líneas y que
podemos extraer -en lo principal- directamente de parte del
artículo de Hardin:

“Imagine un pastizal abierto para todos. Es


de esperarse que cada pastor intentará mantener
en los recursos comunes tantas cabezas de ganado
como le sea posible. (...) Como un ser racional, cada

52
Alejandro Canut de Bon L.

pastor busca maximizar su ganancia. Explícita o


implícitamente, consciente o inconscientemente, se
pregunta, ¿cuál es el beneficio para mí de aumentar
un animal más a mi rebaño? Esta utilidad tiene un
componente negativo y otro positivo.
1. El componente positivo es una función del
incremento de un animal. Como el pastor recibe
todos los beneficios de la venta, la utilidad positiva
es cercana a +1.
2. El componente negativo es una función del
sobrepastoreo adicional generado por un animal más.
Sin embargo, puesto que los efectos del sobrepastoreo
son compartidos por todos los pastores, la utilidad
negativa de cualquier decisión particular tomada por
un pastor es solamente una fracción de -1.
Al sumar todas las utilidades parciales, el pastor
racional concluye que la única decisión sensata para
él es añadir otro animal a su rebaño, y otro más...
Pero esta es la conclusión a la que llegan cada uno y
todos los pastores sensatos que comparten recursos
comunes. Y ahí está la tragedia. Cada hombre está
encerrado en un sistema que lo impulsa a incrementar
su ganado ilimitadamente, en un mundo limitado.
La ruina es el destino hacia el cual corren todos los
hombres, cada uno buscando su mejor provecho en
un mundo que cree en la libertad de los recursos
comunes. De la libertad de los recursos comunes
resulta la ruina para todos.”14

En otras palabras, la Tragedia de los Comunes explica, en


su esencia, la sobreexplotación que sufren los bienes de uso o
propiedad común. Todos los usuarios, con su actuar individual,
condenan colectivamente el bien a la extinción (a la tragedia).
Esto porque la propiedad común se traduce en la falta de cuidado

14
Garret Hardin; “The Tragedy of Commons” en Science, v. 162 (1968).

53
Desarrollo Sustentable y temas afines

individual del bien. Todos procuran hacerse de una cuota del


beneficio que la explotación del bien podría producir, y -a la vez-
ninguno considera como propio el daño que la sobreexplotación
de seguro producirá. Inconscientemente, cada uno de los agentes,
ignora el futuro dado que su cálculo personal lo obliga a concluir
que muy probablemente no será él quien se beneficie del esfuerzo
de conservación (en términos financieros diríamos que opera con
una tasa de descuento temporal infinita).

Es más, asumamos por un instante que cada pastor puede


incluso proyectar el desenlace que predice el autor (la tragedia)
o, siguiendo el ejemplo de Hardin, supongamos que el pastizal
va perdiendo gradualmente su capacidad de renovarse debido
a la sobreexplotación y que ello es percibido por cada pastor.
¿Cambiaría esto el resultado final?. Cada pastor comprenderá
rápidamente que para asegurar la subsistencia del recurso común
(del pastizal) debe disminuirse el número de cabezas de animales
que pastan en él, lo que significa un perjuicio económico
inmediato para quien tome esa decisión. Cada pastor sabe
también que el hecho de disminuir unilateralmente el número
de sus animales -además de producir un perjuicio para él- no
producirá por sí solo un efecto notorio en la subsistencia del
recurso común (salvo que todos los demás pastores o un gran
número de ellos a lo menos tome la misma decisión). Es más,
tomar la decisión de manera unilateral puede incluso incentivar
a otra familia a aumentar el número de sus animales.

De esta forma es evidente que el resultado final dependerá


entonces de un hecho: ¿es posible un acuerdo entre todos los
pastores?.... ¿qué tan grande o complicado es el sistema del
que estamos hablando?.... ¿permite o no la concertación de los
actores?...

Supongamos que no es posible un acuerdo. En dicha


circunstancia cada pastor enfrenta un problema que debe resolver
aisladamente, consistente en que debe decidir entre dos extremos:

54
Alejandro Canut de Bon L.

Aprovechar el bien común a su máxima potencialidad presente


(lo que es racional a escala personal y racional también en el caso
de asumir que de todas maneras el recurso se extinguirá por la
explotación de los demás) o, disminuir unilateralmente el número
de cabezas de su ganado, asumiendo el perjuicio inmediato que
ello produce, en la esperaza que los demás pastores actúen de
manera similar (es decir, asumir un Enfoque del Ciclo de Vida).

Así, cada pastor que analice la situación detenidamente


sabrá que encara una suerte de “Dilema del Prisionero” (el que se
explica más adelante). En este caso la situación podría tener cuatro
desenlaces posibles, que en orden de preferencia personal son:

a.- La primera preferencia: el óptimo personal. Mantener o aumen-


tar el número de su ganado, mientras los demás pastores -o al menos
un conjunto importante de ellos- disminuyen el número de sus ani-
males permitiendo por consecuencia la subsistencia del recurso;
b.- La segunda preferencia: disminuir el número de animales, al
igual que el resto de los pastores, cooperando para mantener el
recurso;
c.- La tercera preferencia: mantener o aumentar el número de
animales, al igual que los demás pastores, agotando el recurso;
d.- La ultima preferencia: disminuir el número de animales,
mientras los demás pastores lo mantienen o aumentan, agotando
el recurso.

De esta forma, y en resumen, cada pastor debe tomar su


propia decisión, suponiendo la decisión que el resto de los actores
tomará. El resultado final dependerá de la suma de las decisiones
unilaterales. En el proceso cada pastor podrá salir con mayor o
con menor beneficio dependiendo tanto de su decisión como del
resultado general.

Ahora bien, lo interesante de esta situación que


denominamos Tragedia de los Comunes es que:

55
Desarrollo Sustentable y temas afines

a.- Resulta posible trasladar el problema que encierra a práctica-


mente todos los recursos naturales de aprovechamiento público.
Es más, es evidente que muchos de los actuales problemas de
contaminación ambiental, como otros problemas similares de
sustentabilidad (por ejemplo, animales en peligro de extinción)
pueden ser explicados a través de la Tragedia de los Comunes.
Piénsese en la caza de ballenas, en la contaminación del aire o,
incluso, en el exceso de la población.

b.- Desde un punto de vista económico, el desenlace de esta


historia permite argumentar que “la mano invisible” (en el
sentido de libertad absoluta) de la que nos habla Adams Smith,
lleva en situaciones a un perjuicio final colectivo (la tragedia).
Cada pastor, persiguiendo su beneficio inmediato, no producirá
el bien común. También desde un punto de vista económico,
resulta destacable la forma en que los instrumentos de mercados
pueden prestar utilidad en post de evitar la tragedia (piénsese en
los permisos de emisión transables). Evidencia la tragedia una
falla de mercado y la necesidad de subsanarla (en otras palabras,
esto da la razón a Pigou y Keynes, en el sentido señalado en “La
búsqueda del equibrio”);

c.- Desde el punto de vista del derecho, la Tragedia de los Comunes


pone en evidencia la necesidad de la organización jurídica. Esta
organización puede darse mediante un acuerdo (contrato) entre los
pastores, si el número reducido de ellos así lo permite; o mediante
la asignación de propiedad privada, como ocurre con los permisos
de emisión transables (variando de este modo la racionalidad
económica que subyace al problema); o reglamentando la

56
Alejandro Canut de Bon L.

propiedad pública (leyes o normas que determinen el uso adecuado


de los bienes públicos). En todo caso, es importante destacar que
la solución del problema (de la tragedia) se hace más esquiva en los
bienes que escapan a las fronteras de un solo Estado (peces, aire,
etc), dada la imposibilidad de sujetar estos bienes a un solo sistema
jurídico, cualquiera que éste sea.

d.- La Tragedia de los Comunes presenta una relación más


o menos directa con varios de los temas que estudiaremos a
continuación, en especial con la Teoría de los Juegos, el Dilema
del Prisionero, el Óptimo de Pareto, el Equilibrio de Nash, el
Teorema de Coase y las Externalidades. 15

La Teoría de los Juegos

Todos los juegos, sean de niños o adultos, son en alguna


forma modelos de situaciones conflictivas y/o cooperativas en las
que se simulan pautas que se repiten en la realidad. Por ello el
estudio de los juegos ha servido a científicos, de todos los tiempos
y lugares, para desarrollar teorías y modelos matemáticos que
permitan presumir los componentes aleatorios que existen en
ellos, creando de esta forma pautas que orienten las decisiones
que deben ser tomadas en situaciones similares, pero reales.

Un claro ejemplo de esto es la Estadística, que es de hecho


una rama de las matemáticas que nació precisamente como una

15
En relación a la Tragedia de los Comunes resulta de interés estudiar el trabajo -sobre
el mecanismo de las interacciones humanas- realizado por Elinor Ostrom, doctorada
en ciencias políticas de la UCLA (Universidad de California de Los Angeles) en 1965,
y actual profesora de Escuela de Asuntos Públicos y Ambientales de la Universidad de
Indiana. Su trabajo se suele vincular al de Hardin, puesto que utiliza una amplia base
de datos empíricos para buscar relaciones de causa y efecto entre las acciones institucio-
nales, las acciones de la gente y los resultados del uso de lo común, los que han sido en
parte validados con modelos de la Teoría de los Juegos.

57
Desarrollo Sustentable y temas afines

forma de facilitar las decisiones en los juegos de azar, pero que se


emplea hoy en variados campos.

Ahora bien, como es sabido en muchos juegos -como en


muchas situaciones de la realidad- los resultados dependen de la
conjunción de las decisiones de diferentes jugadores. Dicho en
otras palabras, el resultado final para un jugador no dependerá
sólo de las decisiones que él tome durante el juego, sino también
de las que tomen los demás jugadores. Tanto así, que se suele decir
que una decisión es “estratégica” cuando precisamente presupone
las decisiones de los demás agentes en juego.

La Teoría de los Juegos concentra su estudio y atención


en estas situaciones, y particularmente en el comportamiento
estratégico de los jugadores, con la finalidad de entender el
fundamento de las decisiones que se toman en determinadas
situaciones.

El nacimiento de la Teoría de los Juegos se encuentra en


diversas publicaciones hechas durante la década de 1920 por el
matemático norteamericano John von Neumann (1903-1957)16,
que en su conjunto sentaron la estructura matemática de gran
parte de las bases de esta teoría, la que se desarrolló rápidamente
a partir de entonces, al punto que ya durante la segunda guerra
mundial los estrategas militares basaron muchas de sus decisiones
de defensa y ataque en conceptos relacionados con la Teoría de los
Juegos. En la década de 1940 el economista Oskar Morgenstern
dio un nuevo impulso al desarrollo de esta teoría, trabajando en
las aplicaciones que podría tener en el campo de la economía.
Junto a von Neumann publicó en 1944 el libro “Teoría de los
Juegos y el Comportamiento Económico”, que abrió paso a una

16
John von Neumann nación en Hungría, pero se nacionalizó norteamericano en
1937. Es uno de los grandes matemáticos del siglo XX, sus aportes son significativos
en diversos ámbitos, teóricos y prácticos, como por ejemplo en el proyecto Manhattan
(que produjo la primera bomba atómica), en la Teoría Cuántica, en el diseño de
computadoras y en el desarrollo de la Teoría de los Juegos. Formó parte del destacado
Departamento de Matemáticas de la Universidad de Princeton.

58
Alejandro Canut de Bon L.

disciplina que no ha cesado de crecer, en diferentes ámbitos.

Desde entonces la Teoría de los Juegos ha evolucionado más


dentro del campo de la economía y de las ciencias sociales que
dentro del campo de las matemáticas, alcanzando un alto grado
de sofisticación interdisciplinaria y demostrando una utilidad
práctica de proporciones en la resolución de conflictos reales.
Cabe destacar que un aporte de importancia dentro de esta teoría
fue realizado por otro profesor, también de la Universidad de
Princeton, John Forbes Nash, y se ha denominado el “Equilibrio
de Nash”. Este aporte -que explicaremos de manera independiente
dentro de este libro- mereció el Premio Nobel en Economía para
Nash y su vida en general inspiró posteriormente la novela y
película “Una Mente Brillante”.

Por otro lado, en el campo del derecho, la Teoría de los


Juegos ha demostrado utilidad en la adopción de decisiones,
por ejemplo, frente a la alternativa de ir a juicio o de conciliar,
o en la creación de estrategias de negociación o de pleitos, o
en la dictación de leyes que procuran un efecto determinado
presuponiendo conductas de los agentes sociales.

En palabras muy simples es posible hacer una introducción


a la Teoría de los Juegos diciendo que existen básicamente dos
clases de juegos diferentes, que plantean problemáticas diferentes
y que requieren por ello también de análisis diferentes. Por un
lado están los juegos en que los participantes pueden comunicarse
entre ellos y negociar el resultado, denominados “Juegos de
Transferencia de Utilidad” o “Juegos Cooperativos”, y; por
otro lado, están los juegos en que los participantes no pueden
comunicarse entre ellos, denominados “Juegos sin Transferencia
de Utilidad” o “Juegos no Cooperativos”. Cualquiera de estas dos
clases básicas de juegos puede ser a su vez objeto de una serie de
distinciones y subdistinciones, que deberán ser consideradas en un
análisis detenido. Por ejemplo, los juegos no cooperativos pueden
ser de “Suma Cero”, si el aumento en la ganancia de un jugador

59
implica necesariamente la disminución en la ganancia del otro, o
de “Suma no Nula” si por el contrario la suma de las ganancias
de los jugadores puede aumentar o disminuir en función de sus
decisiones.

Es importante destacar que la teoría de los Juegos ha


resultado de gran relevancia al momento de explicar muchas de
las dinámicas que se producen en relación al aprovechamiento de
los recursos naturales, o respecto del cuidado del medioambiente,
o de las negociaciones sociales (propias, estas últimas, del ejercicio
de actividades de Desarrollo Sustentable). Esa es la razón por la
cual esta Teoría merece ser comentada en este texto. Por lo mismo,
y no obstante que dada la naturaleza de este libro no resulta posible
profundizar en el tema, dedicaremos a continuación algunas líneas
respecto de uno de los más conocidos juegos no cooperativos que
existen y al que ya nos hemos referido al comentar la Tragedia de
los Comunes. Me refiero al denominado Dilema del Prisionero.
Este juego nos permitirá -posteriormente- explicar en términos
muy generales dos importante concepto que se utilizan a menudo
en Economía Ambiental: el Óptimo de Pareto y el Equilibrio de
Nash. Además, el Dilema del Prisionero nos dará al menos una
noción de la utilidad práctica de la Teoría de los Juegos en general.
Alejandro Canut de Bon L.

El Dilema de los Prisioneros

El Dilema de los Prisioneros es un juego no cooperativo


de suma no nula, formulado y analizado por vez primera por el
profesor del Departamento de Matemáticas de la Universidad de
Princeton, Estados Unidos, A. W. Tucker, en el año 1950. Al
presente es quizás el juego más estudiado y comentado dentro de
la Teoría de los Juegos.

Consiste en que dos sospechosos de haber cometido


un delito son detenidos y encarcelados en celdas diferentes,
incomunicados el uno del otro. Los agentes de policía saben
que carecen de pruebas para inculparlos por el crimen que creen
han cometido. Pero aprovechando el aislamiento en que se

61
Desarrollo Sustentable y temas afines

encuentran los dos delincuentes, proponen y prometen a cada


uno lo siguiente: confesar el delito, proporcionando las pruebas
para inculparse a sí mismo e inculpar también a su compañero,
a cambio de una reducción de la condena (de 10 a 5 años),
agregando que la reducción sólo se otorgará al primero de los
dos que confiese.

Lo importante en el análisis de la conducta estratégica de


los jugadores (acusados) es que ambos pensarán que el problema
se puede resolver de una de las tres siguientes maneras: A.-
Traicionar al compañero, es decir confesar (resultado: 5 años para
él, 10 para su compañero); B.- No confesar y ser traicionado por
el compañero (resultado: 10 años para él, y 5 para el compañero),
y; C.- No confesar y no ser traicionado (resultado: libertad para
ambos). Los dos jugadores saben que pueden alcanzar la libertad,
pero ambos también saben que en caso de ser traicionado el
resultado será una condena de 10 años de cárcel. Concluirán
en definitiva que al desconocer la conducta que adoptará el
compañero, lo más seguro es traicionar primero.

No se piense que este es un tema sólo teórico, y carente


de aplicación práctica. Piénsese por ejemplo en el pastor de la
situación que comentáramos al explicar la Tragedia de los
Comunes.

Una conclusión importante de este juego, es que contradice


lo enseñado por Adams Smith, en el sentido que se podría
argumentar que no siempre el perseguir el beneficio personal
llevará al mejor resultado colectivo posible. Los jugadores
persiguen su propio lucro, de manera individual, y el resultado
no es por ello el óptimo colectivo. Demuestra lo lejos que estamos
de un Enfoque de Ciclo de Vida.

Como se podrá apreciar después de la lectura de


las próximas páginas, el resultado que se produce en estas
situaciones (traición mutua) es:

62
Alejandro Canut de Bon L.

a.- Subóptimo desde la perspectiva de Pareto, y;


b.- Es consecuencia de lo que se denomina “Equilibrio de Nash”.

Por último, es menester destacar que el resultado del Dilema


puede cambiar en caso de juegos repetitivos, es decir de situaciones
que se dan una y otra vez, y que permiten la construcción de una
reputación para cada jugador, que le puede significar una mayor
utilidad en el largo término. La construcción y cuidado del capital
reputacional explica gran parte de la realidad, y del actuar de las
empresas en el mundo de hoy.

El Óptimo de Pareto

Este concepto de carácter económico, que suele escucharse


en Economía Ambiental, proviene del apellido del economista
italiano Vilfredo Pareto (1848-1923), conocido por diferentes
aportes en su campo.17

Entre estos aportes, está el concepto del Óptimo de Pareto,


que básicamente encierra la idea que cualquier negociación o
situación que comprenda una distribución de riqueza (entiéndase
la palabra “riqueza” en sentido lato), puede ser mejorada en la

17
Entre estos aportes, quizás el más famoso es el denominado “Principio de Pareto” o
“Regla 80/20”, que nos enseña que generalmente el 80% del éxito en el resultado de
una gestión cualquiera, depende sólo del 20% de los factores en juego.

63
Desarrollo Sustentable y temas afines

medida que alguno de los individuos, que conforman dicha


situación, logre una mayor utilidad sin que con ello perjudique o
desmejore a los demás individuos participantes de la situación.

En otras palabras, el concepto nos ilustra en la posibilidad


de mejorar el resultado de la situación existente, realizando
pequeños cambios en ésta, que se denominan “mejoramientos
paretianos”, hasta lograr un óptimo de distribución. Se logra este
óptimo, denominado “Óptimo de Pareto”, cuando precisamente
se llega a un resultado en el que nadie puede conseguir un
aumento en su utilidad, sin que ello implique una disminución
en la utilidad de otro.

Este concepto, de muy amplia aplicación y que constituye


una de las bases que subyace a muchas instituciones económicas,
fue ampliado por el criterio de compensación “Kaldor-Hicks”,
que nos enseña que si una persona se afecta por el daño que
provoca el aumento del bienestar experimentado por otra persona,
la primera de éstas debe ser compensada (el desarrollo de la
economía neoclásica experimental ha proveído una rica variedad
de instrumentos econométricos para medir estas variedades).

Ahora bien, como es lógico suponer, la búsqueda del


óptimo señalado será mucho más compleja (pero también más
llena de oportunidades) en un juego de Suma no Nula (que en
uno de Suma Cero). Sin ir más lejos, piénsese en el Dilema del
Prisionero, que ya hemos enunciado. Las partes -si se comunican-
podrían llegar a mejorar el resultado inicial, mediante un acuerdo
que permita el óptimo (libertad para ambos).

64
Alejandro Canut de Bon L.

En todo caso lo importante para los fines de este texto


es la comprensión gruesa del concepto que encierra el Óptimo
de Pareto. Es fácil concluir que en una negociación compleja,
constituida por múltiples factores y no sólo por la búsqueda
de un acuerdo en el precio (imagínese un proyecto empresarial
negociando con la comunidad en la que se desea ejecutar) las
partes estarán siempre más abiertas a escuchar propuestas basadas
en formulas de mejoramiento paretiano, que en formulas que
impliquen un perjuicio en comparación a lo ya acordado. De ahí
la importancia de procurar llevar la situación a un juego de Suma
no Nula, en la medida que esto último sea posible.

Por ello, en la relación empresa-medioambiente (naturaleza


o comunidad), este concepto suele ser aplicado, en el sentido
que las empresas buscan continuamente adoptar conductas que
puedan significar lo que podríamos denominar un mejoramiento
“ambiental” paretiano. Es decir, conductas que sin significar un
costo para una de las partes, impliquen sí un resultado mejor para
la otra, o para la sociedad o naturaleza y, por lo mismo, una mejor
probabilidad de sustentabilidad. 18

El Equilibrio de Nash

Como se señaló precedentemente, el Equilibrio de Nash


es uno de los importantes aporte de la Teoría de los Juegos.
Este aporte fue realizado por un norteamericano nacido en
1928, profesor de la Universidad de Princeton, de nombre John
Forbes Nash, quien formuló esta revolucionaria idea en su libro
18
Nótese que la búsqueda del mejoramiento paretiano puede darse aplicando similar
filosofía a aquella que encierra el concepto Win-win . En efecto, este último concepto
se da básicamente en la distinción entre el interés de la contraparte, por un lado, y lo
directamente pedido por ella en la negociación, por otro lado. De esta forma, dentro
de una negociación, la filosofía Win-win propone buscar la manera de evitar conceder
terreno en los factores de suma cero (lo que significaría un perjuicio para el concedente),
identificando y satisfaciendo a cambio el interés de la contraparte (que puede descansar
en un factor de suma no nula). Como se apreciara, esto se relaciona indirectamente con
los conceptos de Desarrollo Sustentable Débil/Fuerte.

65
Desarrollo Sustentable y temas afines

publicado en 1950, titulado “Juegos no Cooperativos”. Nash


fue galardonado con el Premio Nobel en Economía en 1994,
principalmente debido a su contribución a la Teoría de los Juegos
y a la aplicación que en la práctica ésta ha tenido. Como también
se indicó precedentemente, su vida inspiró la novela y película
“Una Mente Brillante”.

El Equilibrio de Nash se define como aquella situación en


un Juego no Cooperativo, en la que ninguno de los jugadores
puede aumentar (o asegurar) sus ganancias mediante un cambio
unilateral de su estrategia.

Nótese que se trata de Juegos no Cooperativos. Es decir,


de aquellas situaciones en que no existe comunicación entre los
participantes (jugadores). Destacamos también que el resultado a
que conduce el Equilibrio de Nash podría ser mejorado si todos
los jugadores cambiaran sus estrategias de manera concertada
(es decir, si el juego fuera de transferencia de utilidades). Pero lo
importante aquí es que de manera “unilateral” los jugadores no
pueden con certeza producir para ellos un resultado mejor que
aquel que se produce bajo el “equilibrio”.

Según el comité del Premio Nobel, a John Nash se le


otorgó dicho galardón “porque introdujo la distinción entre
Juegos Cooperativos en los que pueden establecerse acuerdos
obligatorios, y Juegos no Cooperativos dónde los acuerdos
obligatorios no son factibles; desarrollando un concepto de
equilibrio para Juegos no Cooperativos, que después llegó a ser
conocido como el Equilibrio de Nash”.
Se asume que el Equilibrio de Nash constituye de alguna
manera la condición mínima de racionalidad individual. Es decir,

66
Alejandro Canut de Bon L.

se estima que en definitiva el equilibrio se impondrá en la medida


que los jugadores actúen racionalmente. Esto puesto que si una
situación determinada no está en Equilibrio de Nash, quiere
decir que uno de los respectivos jugadores podrá unilateralmente
aumentar o asegurar sus ganancias (y si lo puede hacer,
probablemente lo hará), perjudicando de paso a los demás.

Destacamos que el resultado a que arrastra el equilibrio es


comúnmente un resultado subóptimo, desde la perspectiva de
Pareto, como ya se comprobó al comentar el Dilema del Prisionero.
Una estrategia colectiva producto del acuerdo entre los jugadores
llevaría a un mejor resultado para todos o al menos para algunos.
Piénsese en situaciones prácticas, por ejemplo en un grupo de
empresario a los que -para evitar una sobrecontaminación- se les
solicita una restricción que incide en la producción. El óptimo
para cada uno será el no respeto de la cuota, a fin de producir más,
beneficiándose por sobre el resto de los empresarios con el alto
precio que producirá la existencia de las cuotas.

Tener presente la conducta a la que racional y naturalmente


tenderán los actores de una situación no cooperativa (cual es la
búsqueda del equilibrio señalado), permite a los legisladores o a
la autoridad administrativa adelantarse y establecer las normas o
sanciones que puedan re-definir el equilibrio de la situación. Esto
ha facilitado la introducción de variadas normas, en los más diversos
campos, entre ellos el cuidado del medioambiente. Además ha
reforzado la importancia del derecho en la búsqueda del óptimo
social que naturalmente no se produce. De ello la importancia de
conocer el Equilibrio de Nash en la materia que nos preocupa.19
19
El Equilibrio de Nash es ilustrado en la película “Una Mente Brillante” en aquella
escena en que John Nash está, junto a algunos de sus compañeros estudiantes de post-
grado, en un bar cercano a la Universidad de Priceton. A ese bar llega una impresionante
mujer rubia, acompañada de otras compañeras estudiantes. Nash y todos sus amigos
se proponen de inmediato conquistar a la impresionante rubia. En ese momento Nash
advierte que si todos se dirigen a la rubia al mismo momento, el único resultado será
que se estorbarán unos a otros y que ninguno logrará su meta. Es más, de paso las
amigas de esta mujer se sentirán ofendidas, por lo que tampoco aceptarán ser “premio
de consuelo” de ninguno de ellos. Propone por lo tanto Nash que la mejor estrategia

67
Desarrollo Sustentable y temas afines

El Teorema de Coase, las Externalidades


y los Costos de Transacción

Ronald H. Coase, profesor de la Escuela de Derecho de


la Universidad de Chicago, publicó en el año 1960 un artículo
titulado “El Problema del Costo Social” el que ha pasado a ser
-según muchos autores- el artículo más leído y comentado de
la ciencia económica en el mundo de la postguerra. 20 Dicho
artículo constituye la piedra angular de lo que se ha dado en
denominar el “Teorema de Coase”, he hizo que este abogado fuera
galardonado con el premio Nobel de Economía en 1991. La idea
básica de este Teorema ha resultado de gran importancia práctica
al resolver temas ambientales y se considera el punto de partida
en la historia moderna del análisis económico del derecho.

Ahora bien, para comprender básicamente este teorema,


debemos previamente explicar dos conceptos: Externalidades y
Costos de Transacción.

1.- Externalidades: se entiende por externalidad todo beneficio


o perjuicio que una transacción o actividad determinada impone
a terceros ajenos a la misma. Las externalidades pueden ser
positivas o negativas. Son positivas (denominadas también como
“economías externas”) las que causan beneficios a terceros y, son
negativas (“deseconomías externas”) las que causan perjuicios o
costos a terceros.

Así, por ejemplo, el ruido molesto que causa el


funcionamiento de una fábrica, constituye una externalidad
negativa que la empresa impone a los vecinos del área donde
opera.

es que todos se olviden (transitoriamente) de la rubia y que se pongan de acuerdo en


la mujer que cada uno procurará conquistar (excluyendo a la rubia). En ese momento
comprende Nash que ha dado con la esencia de uno de los equilibrios que está presente
en los juegos y sale por lo mismo corriendo a escribir su tesis.
20
Publicado en “The Journal of Law and Economics”, 44 páginas, 1960.

68
Alejandro Canut de Bon L.

En otras palabras la molestia del ruido es un costo asumido


por terceros que no obtienen rentabilidad alguna de dicha
empresa. De igual forma, y repitiendo un ejemplo dado por
el profesor Paul A. Samuelson (Nobel de Economía en 1970),
cuando una persona mastica un trozo de cebolla en un estadio
de football en un día con viento, se produce una pequeña
externalidad (el beneficio que obtiene quien masca la cebolla,
debe ser asumido como costo por sus vecinos). Un ejemplo más
común y actual: fumar en presencia de no fumadores.

2.- Los Costos de Transacción: se entiende por costos de


transacción aquellos en que se incurre necesariamente en orden de
lograr un acuerdo (costos de abogados, estudios legales, notarios,
tiempo de las partes, etc).

Ahora bien, las externalidades son estudiadas dentro de la


ciencia económica. El mérito de Coase consiste en que a partir del
estudio de su famoso artículo se produjo un cambio importante
en la forma en que los economistas, como así también los juristas,
han concebido las instituciones legales y sociales que tienden a
resolver los problemas que las externalidades representan (en
especial las negativas).

En efecto, históricamente, desde un punto de vista jurídico


y económico, la solución correcta para el problema originado
por las externaldiades (negativas), ha consistido, primero, en
el laissez faire y, en segundo lugar (desde inicio del siglo XX),

69
Desarrollo Sustentable y temas afines

en la intervención estatal dirigida a corregir el perjuicio o costo


que produce dicha externalidad. Arthur Pigou (1877-1959),
argumentaba que las externalidades crean un costo social que debe
ser objeto de un impuesto o una prohibición. Dicho impuesto o
prohibición, como es lógico, debe recaer en el agente responsable
de la externalidad. Así, si una fábrica produce contaminación
acústica, ésta está obligada a disminuir a niveles aceptables el
ruido que ocasiona. Si lo anterior no es posible, la fábrica debe
necesariamente pagar un impuesto fijado para dicho efecto, o
cerrar. Los libros se suelen referir a esta solución, como la solución
“piguviana” (Véase “En búsqueda del equilibrio”). 21

Pues bien, la crítica que subyace en el Teorema de Coase,


consiste en que la intervención estatal trae consigo otros costos,
en ocasiones mayores al beneficio buscado. En efecto, al disminuir
la actividad generadora de la externalidad (consecuencia del
impuesto), o al prohibirse ésta, se estará ocasionando un perjuicio
al productor de dicha externalidad, y -lo más importante- puede
que este último perjuicio sea mayor que el que se procura evitar. 22

Partiendo de este razonamiento, Coase propone


una solución simple, pero de grandes consecuencias: la
posibilidad de dejar negociar a los actores en cuestión (es
decir, al productor de la externalidad por un lado, y aquel que
la externalidad perjudica por el otro). Afirma Coase que el
resultado de esta negociación será generalmente más eficiente,
para la sociedad, desde el punto de vista económico (más

21
Arthur C. Pigou (1877-1959), economista inglés, profesor del King´s College de
Cambridge, discípulo de Marshall y maestro de Keynes. Es uno de los fundadores
(junto a Keynes) de la denominada Economía del Bienestar y, por lo mismo, gran
promotor de la intervención del Estado en la economía. Desde Adam Smith en
adelante, son varios los economistas que plantearon que las fallas al funcionamiento
del mercado debían ser subsanadas como excepciones al laissez faire, pero Pigou fue el
primero en transformar esas excepciones, hasta entonces tratadas aisladamente, en un
todo sistemático e integrado (pero no por ello fuera del funcionamiento regular de una
economía de mercado).
22
Nótese como tras este teorema descansa el principio costo-beneficio y también el
Óptimo de Pareto, los, que subyacen a gran parte de la teoría económica.

70
Alejandro Canut de Bon L.

eficiente en comparación a la solución histórica pigouviana).

En otras palabras, para Coase la intervención no es


siempre necesaria y, es más, en ocasiones se debe permitir
la externalidad, llegando al óptimo social mediante la
negociación. Sólo tendrá sentido la intervención, en tanto
el beneficio que se pudiera obtener eliminando la externalidad
sea mayor que el daño que se produce al eliminar la actividad
generadora de la misma externalidad.

Para tener claridad de lo propuesto por Coase, es menester


comprender las siguientes ideas básicas:

a.- Esta teoría no implica la ausencia de una declaración jurídica


de un responsable del perjuicio que ocasiona la externalidad.
Es un hecho -al igual que en la solución jurídica histórica del
problema- que toda externalidad debe ser declarada, en base a su
magnitud, como legítima o ilegítima. La diferencia radica en que
al declararse ilegitima una externalidad o, lo que es lo mismo, al
declararse responsable de una externalidad al productor de ésta,
de todas maneras se le permitirá negociar con el perjudicado por
dicha externalidad. En otras palabras Coase propone que el ser
responsable de una externalidad no debe necesariamente traer
por consecuencia la prohibición de la actividad en cuestión. La
posibilidad de negociar traerá consigo la posibilidad de una mayor
eficiencia, es decir, de un mayor beneficio total.

Un ejemplo extractado del clásico artículo de Coase es el


siguiente: un médico opera una clínica cuya utilidad mensual es
de 100 pesos; al costado de la clínica un confitero construye su
fábrica de dulces que le reporta mensualmente 250. La fábrica
produce un ruido (externalidad) de tal naturaleza, que el médico
pierde la mitad de su clientela. La solución jurídica clásica
del problema consistiría en declarar ilegítima la externalidad
y obligarlo a producir sin el ruido en cuestión o, si esto no es
posible, obligarlo a cerrar la fábrica de dulces.

71
Desarrollo Sustentable y temas afines

Coase propone que una vez declarado el responsable del


ruido (el confitero en este caso) se le permita a éste la posibilidad
de negociar con el médico. Seguramente, si no es posible evitar el
ruido, el confitero estará dispuesto a pagar al médico, a modo de
indemnización, a fin de seguir operando. Supongamos que paga
100. El médico ganará mensualmente 150 (50 por sus pacientes,
y 100 por indemnización) y el confitero ganará 150 (los 250
originales, menos los 100 que debe pagar al médico). En total,
la suma de las dos utilidades es de 300. De aplicarse la solución
jurídica clásica, y de no ser posible evitar la contaminación
acústica, la fábrica deberá cerrar, y la utilidad total será sólo 100
(el médico ganará 100 y la fabrica cero, pues deberá cerrar). Dado
que es más eficiente para la sociedad una producción cuya utilidad
total alcanza los 300, decimos que la solución que conlleva el
Teorema de Coase procura un mayor beneficio social (mayor
utilidad, mayores impuestos, más mano de obra contratada, más
encadenamiento productivo, etc).

b.- La eficiencia señalada puede darse sólo en la medida que


concurran dos requisitos: que los costos de transacción no impidan
una negociación satisfactoria para las partes y, que los derechos de
propiedad de las distintas partes estén bien deslindados.

En efecto, cuando las partes afectadas por las


externalidades pueden negociar (para lo que requieren derechos
bien deslindados) sin incurrir en costos de transacción que sean
significativos, el resultado final será siempre más eficiente para
todos (se acercará al óptimo).

c.- El Teorema de Coase no implica una ausencia del Estado en la


resolución de los problemas de las externalidades negativas. Podría
pensarse que al dejar negociar a los particulares el Estado no estaría
asumiendo su responsabilidad de resolver los problemas entre los
agentes privados, ni de velar por el cumplimiento de las normas
ambientales. Pero esto no es efectivo, porque la propuesta de

72
Alejandro Canut de Bon L.

Coase pasa necesariamente por la declaración de un responsable.


La única diferencia es que determinado el responsable las partes
podrán negociar. Si no hay acuerdo (si el médico no lo desea,
aunque le resulte económicamente conveniente) la fabrica deberá
de todas maneras cerrar. En segundo lugar, el Teorema de Coase
sólo resulta aplicable en casos simples (generalmente bilaterales)
y en donde los derechos afectados por las partes se encuentran
claramente deslindados y, en tercer lugar, porque el Teorema no
debe ser aplicado en casos que exista un bien superior protegido
por la norma ambiental.

En resumen, resulta importante destacar que para la


búsqueda del tratamiento óptimo de las externalidades negativas,
es necesario que:

i.- La legislación no propenda necesariamente a la prohibición


de toda externalidad (sólo aquellas que afectan bienes jurídicos
superiores). En muchos casos resultará más eficiente para los
involucrados y para la sociedad toda, un resultado negociado;

ii.- Para que el resultado negociado sea posible se requiere no


sólo que los derechos de dominio estén claramente identificados
y deslindados, sino que los afectados sean también fácilmente
identificables, y que los costos de transacción sean razonables;

Este teorema y la receta que de él ha ido extrayendo la


doctrina jurídica y económica, ha inspirado toda una variedad
de cuestiones relativa al diseño de los derechos de propiedad y
de las libertades y prohibiciones que regulan el actuar social. Ha
ayudado a los legisladores a crear normas que permiten -en el
tratamiento de las externalidades ambientales- acercarse al óptimo
social (Pareto).

73
Desarrollo Sustentable y temas afines

Normas de emisión, normas de calidad


y una solución de mercado

Uno de los instrumentos más importantes con que cuenta


el Estado para el control de la contaminación es el establecimiento
de normas ambientales. Estas suelen clasificarse en dos grandes
grupos, denominados generalmente “de emisión” y “de calidad”.

Las normas de emisión establecen la cantidad máxima


permitida para un contaminante, medida en el efluente de la
fuente emisora. Por su parte, las normas de calidad establecen
los valores máximos permitidos para un contaminante, medidos
en el medio receptor. Así, el cumplimiento o incumplimiento de
una norma de emisión se verifica, por ejemplo, a la salida de cada
chimenea, mientras que el de la respectiva norma de calidad se
medirá en el aire que se consume a kilómetros de distancia.

Pongamos un ejemplo más concreto; en una ciudad,


cada propietario de vehículo debe velar porque su automóvil
cumpla con la norma de emisión de gases establecida. Esta
norma se medirá caso a caso, automóvil a automóvil. Pero
en la misma ciudad, la norma de calidad del aire será, para el
mismo contaminante, sólo una, medida -por ejemplo- en una
estación de monitoreo ubicada en un lugar que se estime con
representatividad general.

La lógica del sistema descansa en que el cumplimiento


de las normas de emisión, por cada particular, signifique
consecuentemente el cumplimiento de la norma de calidad

74
Alejandro Canut de Bon L.

general. Pero se comprenderá que este sistema puede llevarnos


a la siguiente paradoja. Todos los particulares cumplen con
la norma de emisión, y no obstante la norma de calidad se ve
sobrepasada. Esto ocurrirá, entre otras posibles razones, por el
sólo crecimiento de la población o del número de industrias
o, en nuestro ejemplo, del parque automotriz. En efecto, una
mayor cantidad de emisiones producirá -aunque todas las
unidades cumplan con la norma máxima de emisión- una cantidad
tal de contaminante, que no podrá ser absorbido o dispersado
por la naturaleza, violentando así la norma de calidad respectiva.

Las preguntas son obvias: ¿quién es el responsable -


asumiendo que todos cumplen con la norma de emisión- de
que no se pueda cumplir la norma de calidad?, y ¿qué hacer en
estos casos?... Respecto de la primera pregunta no existe una
respuesta única. Se podría decir que todas las fuentes emisoras
son igualmente responsables, como se podría también argumentar
que tan sólo lo es la última fuente que entró a operar.

Concentrémonos mejor en la segunda pregunta. ¿Qué se


puede hacer?. Una alternativa de solución es ir restringiendo
la norma de emisión, conforme crece el número de fuentes
emisoras. Pero, por esta vía se puede llegar al absurdo de exigir
una norma de emisión que sea técnica o económicamente
imposible. Una segunda solución es prohibir la entrada de
nuevas fuentes de emisión, pero esto congela el crecimiento
económico y por ello esta vía no parece sustentable. La tercera
alternativa de solución está dada por el mercado; solución ésta
que a pesar de tener detractores ha logrado una buena cantidad
de simpatizantes en el foro internacional: se trata de crear un
mercado de emisiones transables.

El mercado opera de la siguiente forma: el Estado debe


asignar cupos de emisión (límites máximos de contaminación)
para cada fuente existente en el presente. Así, y una vez que el
sistema inicia su funcionamiento, si una de las industrias ya

75
Desarrollo Sustentable y temas afines

existentes invierte en tecnología más limpia, logrando emitir


menos del límite que se le ha fijado, puede transformar dicha
diferencia -de emisión contaminante- en un bono que puede
ofertar en el mercado. Por otro lado, si una empresa contamina
más del límite permitido, y no puede o le resulta económicamente
imposible reducir su emisión, tendrá la alternativa de recurrir al
mercado a comprar bonos para cubrir su exceso.

El sistema de emisiones transables, como se le ha


denominado, descansa en la idea de congelar el nivel de emisiones
totales que existe en un instante, pero no por ello evitar la entrada
en operación de nuevas fuentes emisoras. En efecto, si -por
ejemplo- una nueva empresa desea instalarse en la ciudad, deberá
adquirir un bono que le permita su entrada. Esto conlleva la idea
de la eficiencia, pues se asume que quien más puede pagar por un
bono, es precisamente la persona que resulta ser más eficiente en
su proceso productivo.

Esta solución de mercado genera una verdadera “Bolsa


de bonos”, que puede llegar a ser muy dinámica. Puede crear
las condiciones para que sea atractivo comprar automóviles
viejos altamente contaminantes, a fin de sacarlos del parque
automotriz, liberando un bono que puede permitir la entrada de
varios automóviles nuevos de bajas emisiones; o puede incentivar
la construcción de parques que reduzcan el levantamiento y
suspensión de polvo (MP 10), generando bonos que permitan
el funcionamiento de nuevas industrias, etc, etc. Todo esto, sin
contar que esta vía incentiva la creación de tecnologías limpias.

Este sistema opera desde 1993 en California, Estados


Unidos. Ha resultado altamente exitoso, logrando por ejemplo
reducir las emisiones de anhídrido sulfuroso en un 50%, y las de
óxido de nitrógeno en un 46%.

En resumen y en esencia, se trata de un sistema que


busca incentivar un mercado mediante la creación de

76
Alejandro Canut de Bon L.

derechos de propiedad sobre las cuotas de contaminación....


o, utilizando el lenguaje ya señalado en este texto, se ha
logrado utilizar uno de los elementos claves del Teorema de
Coase (no prohibir, sino que dejar negociar a los particulares
en el tratamiento de las externalidades), para evitar así futuras
Tragedias de los Comunes.
Contabilidad Verde

Es sabido que la buena administración de una empresa, o de


un país, requiere de una buena contabilidad. Ésta nos sirve para
evaluar el rendimiento económico y para generar la información
necesaria para tomar decisiones correctas. Ahora bien, para
que la contabilidad cumpla su propósito, resulta necesario que
ella registre todos los costos y/o beneficios que se obtienen en
un ejercicio determinado. Si ello no ocurre, la información
que deriva de la contabilidad será parcial o derechamente
errada, e inducirá a tomar decisiones incorrectas. Por ello se
ha argumentado que la contabilidad debe también considerar
los aspectos ambientales. Esta nueva contabilidad, que registra
costos y beneficios ambientales, se ha denominado “Contabilidad
Verde” o “Contabilidad Ambiental”.

En pocas palabras, la contabilidad ambiental propone


identificar, en términos generales, los costos y beneficios
ambientales internos y externos, y sumarlos a los demás costos
y beneficios de producción, a fin de tener así el costo y utilidad
total (Véase “Economía de Ciclo de Vida” y “Principio El que
Contamina Paga”). Se procura evitar la tentación de ahorrar en el
proceso productivo a costa del medioambiente. Las externalidades
negativas son consideradas un costo más, como lo es el precio de

77
Desarrollo Sustentable y temas afines

los insumos o el gasto en recurso humano. Se asume y afirma que


esto asegura una utilidad sostenible en el tiempo. Se argumenta
que al no tener una contabilidad que considere los aspectos
ambientales, las empresas se ven tentadas en el corto plazo a no
destinar recursos al cuidado del medioambiente. En efecto, si -
por ejemplo- la abundancia de pastizales no es considerada un
activo, la disminución de estos no será registrada contablemente
como un costo. El resultado será un producto aparentemente
más económico (puesto que no contabiliza en su precio la
disminución del activo “pastizal”). El ahorro en estos aspectos
mejorará la liquidez inmediata, pero -en el largo plazo- hipotecará
la supervivencia o sustentabilidad de la empresa (piénsese, por
ejemplo, en la Tragedia de los Comunes).

Pero la intención no ha sido suficiente, pues por mucho


acuerdo que exista en la necesidad de aplicar esta especial
contabilidad, la realidad es que aún esto no ha sido posible.
Es más, a nivel internacional, si bien a principios de la década
de los ´80 el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el
Medioambiente) consideró la necesidad de transformar el Sistema
de Naciones Unidas de Cuentas Nacionales, para tener presentes
los cambios medioambientales e incluir el valor económico
completo de los recursos ambientales y la función que estos
juegan en la actividad productiva, no hubo consenso en la forma
de realizar esta transformación. 23

A inicios de los ´90, y en términos precisos en la Cumbre


de la Tierra de Río de Janeiro, se volvió sobre la contabilidad
ambiental como un medio necesario y prometedor para alcanzar
la sustentabilidad. Pero a pesar de algunos avances registrados en
la metodología que debe ser observada, el hecho es que no ha sido

23
El Sistema de Cuentas Nacionales es el conjunto de cuentas que los países utilizan
para registrar la actividad de sus economías. En este sistema, aplicado en formatos
mundialmente estandarizados, se consideran los principales indicadores económicos,
tales como el PIB (producto interno bruto), el PNB (producto nacional bruto), la
Balanza Comercial, etc. Estos indicadores son utilizados para decisiones políticas y de
administración, y para monitorear el funcionamiento económico del país.

78
Alejandro Canut de Bon L.

posible alcanzar un acuerdo en los detalles que deben informar


esta especial contabilidad, y en particular en la forma en que se
debe integrar la contabilidad económica, con la contabilidad
ambiental. Los elementos contables que siguen faltando en las
Cuentas Nacionales son, entre otros, los Gastos Ambientales,
los Bienes y Servicios No Comercializados, y principalmente el
Consumo de Capital Natural.

Nótese la importancia práctica de este tema, tanto a nivel


empresarial, como nacional. Piénsese, por ejemplo, en una
empresa que arroja sus desechos a un lago. Para ella, la externalidad
negativa en cuestión (contaminación del lago), no reflejada en
sus cuentas, conlleva la imposibilidad contable de advertir un
desastre que en un instante podría amenazar la sustentabildiad de
la misma. Por otro lado, a nivel nacional, la tala de bosques podría
traducirse en una mayor exportación, y por lo mismo en un mayor
PIB, sin comprender que esto podría significar un consumo del
capital ambiental del país. La contabilidad verde nos aconseja
así considerar el agotamiento del capital natural, contabilizando
éste en la misma forma que se hace con el consumo de otros
insumos necesarios para el proceso productivo (esto, a su vez,
permitiría un debido tratamiento en la compensación de capitales
que exige la sustentabilidad débil). En resumen, la falta de una
Contabilidad Verde nos lleva a no considerar el valor económico
completo de los bienes que producimos (y, además, por esta vía
nos impide una real compensación. Véase “Sustentabilidad Débil
y Sustentabilidad Fuerte”).

Ahora bien, podrá comprenderse que una de las


complicaciones e impedimentos que se debe sortear para
una mayor aplicación de la Contabilidad Ambiental (y una
correcta compensación), es la valorización de los elementos del
medioambiente. Esta sigue siendo subjetiva y difícil de realizar,
como veremos en el próximo artículo.

79
Desarrollo Sustentable y temas afines

¿Cuánto vale el medioambiente?

Generalmente los bienes tienen un precio asignado por el


mercado mediante la ley de la oferta y la demanda. No obstante
existen ciertas excepciones, como ocurre con los bienes que
carecen -precisamente- de mercado y, por lo mismo, de precios.
Este es el caso de muchos de los elementos del medioambiente,
particularmente aquellos que son bienes públicos. En efecto,
la biodiversidad, el aire limpio, el paisaje, etc, no se transan en
mercados, lo que nos impide saber su verdadero valor económico
(su precio). Lo anterior ha obligado a buscar medios alternativos
al mercado que cumplan esta finalidad.

Claro que cabe preguntarse por qué es esto necesario.


¿Por qué debemos asignar un precio a bienes que naturalmente
no lo tienen?... Pues bien, la utilidad de asignarles un precio,
en una determinada unidad común de valor (pesos, dólares),
radica no sólo en la posibilidad de llevar una contabilidad
verde (a la que ya nos hemos referido), sino y principalmente
en que la valorización nos permite comparar el beneficio o los
costos de potenciales proyectos. En efecto, sólo comparando
podemos determinar, por ejemplo, si el beneficio ambiental de
un proyecto es mayor o menor al de otro proyecto, o si el costo
de una determinada externalidad es mayor o menor que el de
otra externalidad. En términos más concretos, el poner precio
a los bienes públicos nos puede ayudar a decidir si resulta más

80
Alejandro Canut de Bon L.

eficiente crear -por ejemplo- un parque nacional en el sur o uno


en el norte, o invertir un millón de dólares en mejorar la calidad
del aire en el centro del país versus descontaminar el agua de un
río del sur (pero ello no es todo, sino que también permite otras
utilidades, por ejemplo facilita a los tribunales imponer sanciones
económicas a los causantes de un determinado daño ambiental, o
determinar indemnizaciones si fuera del caso).

Los métodos alternativos que se han ideado para lograr


esta finalidad (poner precio a los bienes públicos), son diversos.
Destacan básicamente los siguientes:
a.- Creación de un mercado donde no lo hay. Esto se ha hecho
constituyendo derechos de propiedad, y esperando que respecto
de ellos opere el mercado. Se parte aquí de la base que la mejor
manera de cuidar el medioambiente es utilizando los incentivos
económicos. Es el caso, por ejemplo, de los permisos de emisión
transable (Véase “Normas de emisión, normas de calidad y una
solución de mercado”). Como se ha resumido, las empresas que
deben emitir contaminantes al aire como parte de su proceso
productivo, deben contar para ello con un permiso de la
autoridad. Suponga usted que a las empresas (fuentes emisoras)
ubicadas en un valle cualquiera se les otorga propiedad sobre los
permisos que hoy tienen y que les autorizan respectivamente a
emitir una cantidad o cuota determinada de contaminante. Así,
si posteriormente una de esas empresas reduce la cantidad que
emite de dicho contaminante, podrá vender o arrendar a otra
empresa el excedente que no utiliza del permiso o cuota en
cuestión. Se crea entonces un mercado de permisos que se pueden
transar económicamente, mediante arrendamiento o compra y
venta de los mismos. El precio promedio que se acuerde en esas
transacciones reflejará el costo de reducir la contaminación de
que se trate o, más precisamente, el precio que estamos dispuesto
a pagar para evitar dicha contaminación (o, lo que es lo mismo, el
precio que le asignamos al aire libre de tal o cual contaminante).
Esto no sólo permite crear un mercado y asignar un precio al
elemento del medioambiente de que se trate, cumpliendo así con
las finalidades que hemos comentado al inicio de este artículo,

81
Desarrollo Sustentable y temas afines

sino que además tiene una multiplicidad de otras utilidades.


Por ejemplo incentiva la descontaminación (al poder disponer
del permiso, las empresas se esfuerzan en contaminar menos, a
fin de poder vender el excedente de la cuota de contaminación
de la que son propietarias); ayuda a la creación de tecnologías
limpias (las empresas buscan tecnologías que les pueda permitir
reducir la contaminación y están dispuestas a invertir en ellas);
tiende a la supervivencia del más eficiente (llegará el momento
en que la empresa menos eficiente le será más rentable vender
su permiso, que seguir produciendo), y; facilita la creación
de nuevas empresas sin por ello aumentar la cantidad de
contaminante total emitido (las nuevas empresas sólo ingresarán
al mercado comprando permisos ya existentes). Nótese como
los permisos de emisión transables son un fuerte incentivo a la
creación de tecnologías limpias. Por ejemplo, pregúntese qué
incentivo tendría una empresa que se mantiene bajo la norma
de emisión, para invertir en un nueva tecnología que le permite
reducir aún más su contaminación, si es que no puede vender o
arrendar la parte de su cuota o permiso que la nueva tecnología
le producirá.

b.- El modelo del Costo de Desplazamiento (travel cost system).


Se suele decir que este modelo fue sugerido por vez primera por
el profesor Harol Hotteling (el mismo de la Regla de Hotteling o
Renta de Escasez, a la que nos referiremos al hablar del Royalty),
en 1947, en relación a los parques nacionales de los Estados
Unidos. Este modelo habría sido puesto en práctica 10 años
más tarde para determinar el valor del uso recreativo de un río y,
poco a poco, durante la segunda mitad del siglo XX, el sistema
fue ampliamente aplicado, alcanzando un grado notable de
sofisticación (este modelo también es conocido como el modelo
Clawson-Knetsch debido a un trabajo realizado en 1966 por dos
autores, en el que se aplicó la idea de Hotteling). La idea básica de
este modelo consiste en considerar los costos de desplazamiento
en que deben incurrir las personas que deseen visitar un lugar
de recreación, y en base a ellos asignarles a estos últimos un

82
Alejandro Canut de Bon L.

determinado precio. Como es lógico, se asume que el beneficio


que produce el lugar que se visita vale, a lo menos, el costo de
desplazarse hacía él. Así, un lugar que se encuentre cercano a
una ciudad recibirá un número considerable de visitantes, los
que deberán incurrir en un costo de desplazamiento que será
menor al costo en que deberán incurrir las personas que viven
en una ciudad más alejada. Esto nos permite determinar la
función de demanda entre el número de visitantes (cantidad)
y el costo de desplazamiento (precio). Dado que el beneficio
es el mismo para todos los visitantes, sin importar el costo
de desplazamiento en que deben incurrir, se puede deducir
entonces el “excedente del consumidor” asociado a la función.
Esto servirá de base para valorar en total los beneficios que el
lugar en cuestión produce para el público en general, lo que
puede capitalizarse para determinar a su vez el valor económico
del mismo lugar.

c.- El modelo de los Precios Hedónicos. Se trata de un sistema


popularizado por un profesor norteamericano de nombre
Shewin Rosen, mediante un artículo publicado en 1974 en el
“Journal of Politic Economy”. Procura este modelo desglosar
el precio de un bien privado, que goza de mercado, en diversas
características, la suma de las cuales constituye su precio total.
Mediante procedimientos econométricos se estima el precio
de cada característica, lo que nos permite por su parte valorar
los elementos del medioambiente que inciden en ellas. Por
ejemplo, dos casas de 200 metros cuadrados cada una, de similar
construcción, pero ubicadas en diferentes lugares, en donde una
goza de un lindo paisaje y la otra no, nos permite diferenciar
el precio que se le asigna al paisaje (o mejor dicho, el precio
que se está dispuesto a pagar por el beneficio de gozar de una
agradable vista). Se trata en esencia de un sistema basado en el
ejercicio del concepto “ceteris paribus”, es decir, en el análisis de
un factor económico asumiendo que todo el resto de los factores
económicos permanecen constante. Un ejemplo siempre citado
de este modelo es el de la disminución que experimentan los
precios de las viviendas ubicadas cerca de un nuevo aeropuerto.

83
Desarrollo Sustentable y temas afines

El costo de la contaminación acústica (o, mejor dicho el precio


del beneficio de gozar de ausencia de contaminación acústica)
puede ser medido en la diferencia de precios entre una casa
ubicada cerca al aeropuerto y otra idéntica o muy similar, pero
alejada del aeropuerto. Asumiendo que el único factor que
cambia en la ecuación que determina el precio es su ubicación, se
nos permite entonces determinar el precio de la contaminación
que produce el aeropuerto. Este sistema, claro académicamente,
no ha gozado de gran aplicación puesto que demanda muchas
veces información detallada que no se tiene, y además considera
sólo bienes públicos locales.

d.- El método de la Valoración Contingente. Quizás el más


utilizado de todos, consiste en simular un mercado mediante el
sistema de encuestas. Se consulta directamente a una muestra de
personas el monto que estarían dispuestos a pagar para gozar de
tal o cual bien público. Este sistema fue propuesto en la década
de 1950, pero tardó en ser aceptado. Se dice que esta resistencia
a su uso se debe a un artículo del economista Paul Samuelson,
publicado en 1954 en “The Review of Economics and Statistics”,
en el que se sostenía que el valor de un bien público se vería
distorsionado por un efecto similar al que en el presente se
denomina “free rider”, es decir el hecho de que las personas
entrevistadas manifestarían un precio menor al que realmente
están dispuesta a pagar, puesto que saben que de todas maneras
no se puede excluir a los que no pagan.

En resumen, lo importante para los efectos de este libro es


que pongamos atención en una herramienta que nos presenta la
Economía Ambiental y que nos ayuda a determinar el precio de
los bienes públicos. En efecto, como hemos señalado, muchos
de los componentes del medioambiente, en especial aquellos que
son bienes públicos, carecen de precio, lo que nos impide medir
los beneficios o costos que un determinado proyecto pudiera
producir en comparación a otro (y, además, entorpece una
precisa compensación de capitales). Por frío y materialista que
parezca, las herramientas vistas (los métodos reseñados) ponen

84
Alejandro Canut de Bon L.

en una misma unidad de valor los diferentes componentes del


medioambiente, lo que ayuda a determinar la mejor relación de
costo-beneficio entre diversos proyectos (y bienes y servicios.
Véase “Economía de Ciclo de Vida”). Esto último, en concreto,
facilita -por ejemplo y como hemos dicho- saber si con una
misma cantidad de recursos resulta más conveniente salvar
un determinado bosque del sur o cierto río del norte, o -en
términos más simples- si un determinado bien es efectivamente
más “económico” que otro.

Royalty, Rentas Ricardianas y Regla de Hotteling.
Cuanto más, cuanto menos.

Sabido es que de sólo dos cosas el hombre jamás lograr


escapar: de la muerte y de los impuestos. De la primera quizás
no valga la pena preocuparse pues, como dice el famoso
verso de Machado, “mientras somos, ella no es y, cuando
ella es, nosotros ya no somos”. Pero de la segunda por cierto
que no podemos dejar de preocuparnos (después de todo
ella es, cuando nosotros somos). Es quizás por esto que una
discusión constante en todas las sociedades modernas es
el monto de los impuestos a pagar. Es decir, si estos son
suficientemente altos o, por el contrario, sin son bajos.

Se trata claramente de un tema de importancia para este


texto y para el concepto que se tenga de Desarrollo Sustentable,
pues la política impositiva que en definitiva se decida permitirá
la mejor concreción de las políticas sociales, por un lado, y el
ejercicio de las empresas, por otro.

85
Desarrollo Sustentable y temas afines

Ahora bien, se suele pensar de manera rápida -pero errada-


que mayores tasas de impuestos permiten un mayor y mejor
gasto social. Pero si el debate en cuestión se enfrenta de manera
científica, es decir desde la perspectiva de la economía, la respuesta
debiera ser la siguiente: los impuestos deben ubicarse en el punto
en que se maximice el valor neto actual del flujo futuro de sus
ingresos, no más arriba, no más abajo.

En efecto, asumiendo que el objetivo de toda política


impositiva es tender a maximizar los recursos recaudados, es
obvio que debe considerar que una vez alcanzado un nivel óptimo
por éstos, cualquier futuro aumento de los mismos conducirá a
los contribuyentes a no seguir invirtiendo e incluso -si el alza
hace poco rentable un negocio determinado ya existente- algunas
empresas evaluarán la alternativa de cerrar. Con esto, el alza de
impuesto llevará, en definitiva, a una menor recaudación, con lo
que se pone en riesgo el cumplimiento del objetivo inicial de la
política impositiva, cual es, como se ha explicado, maximizar el
valor presente de los recursos recaudados. En resumen -pasado el
nivel óptimo- cuanto más, cuanto menos. 24

Ahora bien, como consecuencia de lo señalado, lo


importante en estos debates no es si otros países tienen más o
menos impuestos, o si los planes sociales requieren de más o menos
recursos, sino que lo verdaderamente significativo es determinar
el nivel óptimo de los impuestos a pagar (y compararlo con el
nivel de los impuestos que se pagan en el presente). Es decir, la
relación entre la tasa impositiva actual y el valor neto presente de
24
Desde una perspectiva más amplia, es quizás posible argumentar que el objetivo de la
política impositiva de un Estado no debe ser ni siquiera el señalado, sino que debe ser
lograr el mayor bienestar social posible, lo que no es lo mismo. En efecto, debido -por
ejemplo- a que toda política social implica un costo de administración, puede resultar
más atractivo para la sociedad toda que se incentiven, en ciertos casos, actividades
exentas de pagar tributo en la medida que absorban mano de obra y que contribuyan
por ésta vía al bien social. Esto, puesto que los impuestos recaudados, al reinvertirse
en la sociedad, no igualarán -debido a su costo de administración- el bien que algunas
actividades exentas producen directamente.

86
Alejandro Canut de Bon L.

los recursos que se puedan recaudar y enterar en arcas fiscales.


Recién entonces podremos saber si los impuestos pueden ser
subidos, o deben ser rebajados.

Hasta aquí el argumento parece bastante claro, y por


lo mismo tiende a producir un consenso. No obstante, este
argumento se empaña y olvida por muchos al hablar de la carga
impositiva que deben soportar las industrias que explotan los
recursos naturales no renovables.

En efecto, se suele argumentar que estas empresas deben


ser objeto de un impuesto especial, denominado generalmente
“Royalty”. Los que abogan por la existencia de este impuesto
especial aplicable sólo a los recursos no renovables, dan
comúnmente los dos siguientes argumentos:

a.- Las Rentas Ricardianas (RR). En términos muy generales


podemos señalar que se denominan “rentas” aquellas utilidades
que se perciben por una empresa por sobre el nivel necesario para
atraer a otras empresas a la industria o, por sobre el nivel necesario
para evitar que se retiren en caso que se encuentren produciendo
(que cierren). Deben su nombre (Ricardianas) al economista
inglés David Ricardo (1772-1823), quien fue el primero en
identificarlas (David Ricardo las enunció en relación a los terrenos
agrícolas, pero con el tiempo su análisis se ha extendido a otras
industrias y actividades). Se argumenta que las RR son una suerte
de sobreutilidad, no esperada inicialmente, por lo que deben ser
compartidas con el Estado, mediante la figura de los impuestos.
Sé dice, por ejemplo, que en los países ricos en minerales la
explotación de los yacimientos produce una sobrerenta (RR),
debido a una serie de factores que son, en su mayor parte, una

87
Desarrollo Sustentable y temas afines

suerte de herencia geológica del país entero, y que por ello las
ganancias de esta sobrerenta deben ser compartidas con todos los
habitantes del lugar que corresponda.

b.- La naturaleza no renovable de los recursos mineros.


Estos recursos, a diferencia de los renovables, tienen -para
muchos- un valor adicional que justifica una compensación
o pago, también adicional, al Estado. Dicho valor adicional
se mide por su “costo de uso” o también denominado “costo
de oportunidad” o “renta de escasez”. Este costo se produce
debido a que la unidad de mineral que se explota en el presente
no estará disponible en el futuro, y equivale por lo mismo al
valor actual de los beneficios que no se obtendrán en el futuro
por haberse explotado en el presente. Esto se suele ilustrar
con la Regla de Hotteling, que data de 1931 y que procura
enseñar los niveles óptimos de extracción que un yacimiento
minero debe experimentar para maximizar su beneficio (su
nombre se debe a Harold Hotteling, norteamericano, profesor
de economía de la Universidad de Columbia, nacido en 1895
y fallecido en 1973). Esta regla, creada para el mundo minero
(parte de la disciplina denominada Economía de Minerales),
se ha transformado en un principio -muy discutible, por
cierto- aplicable a las explotaciones económicas de los recursos
naturales no renovables en general. Básicamente propone -
considerando el costo de oportunidad- un criterio teórico para
determinar el nivel óptimo de extracción del mineral en un
instante dado.

Para esta Regla, la tasa de explotación del yacimiento (con


un stock finito de mineral) se relaciona con la tasa de aumento
de precios del mineral y con la tasa de interés. Es decir, afirma
Hotteling, que una empresa debe comparar la alternativa de
explotación presente con la alternativa de explotación futura
(equivalente, esta última, a obtener una ganancia de capital al
guardar el recurso, debido al aumento de precios producto de la
progresiva escasez del mismo recurso). Así, y en definitiva, cuando

88
Alejandro Canut de Bon L.

el ingreso anual generado por la extracción del recurso produce


ingresos que permiten intereses mayores que la ganancia de capital
señalada (por guardar el mineral), entonces será conveniente
explotar el yacimiento. Y viceversa. En otras palabras, se propone
por esta regla que, la empresa encargada de un yacimiento minero
(léase “recurso natural no renovable”) debe tener una conducta
diversa a la de otra empresa, productora de un bien cualquiera, al
momento de decidir hasta que punto debe producir.25

Esta Regla descansa en el supuesto de que todo precio futuro


(de los recursos naturales no renovables) será mayor, consecuencia
de la escasez. Este supuesto, como se explicó, hace deducir a
algunos que el Estado debe participar de la utilidad presente.

Debido a estos dos argumentos -Rentas Ricardianas y


naturaleza no renovable- se ha abogado históricamente en favor
de impuestos especiales que gravan la industria de la explotación
de los recursos no renovables. No obstante, son muchos también
los contra-argumentos que se enfrentan. Se ha cuestionado,
por ejemplo, el concepto mismo de “Rentas Ricardianas” o
el de “recursos no renovables” o, de manera más particular, la
validez de la Regla de Hotteling. Se ha dicho en este sentido,
y con mucha razón, que el precio no es necesariamente mayor
con el tiempo, debido -entre otras causas- al descubrimiento de
nuevos yacimientos que atentan contra la idea de que el recurso
será siempre más escaso en el futuro; o por la posible aparición de
sustitutos que pueden derrumbar el precio de un recurso a pesar de
su mayor escasez futura; o por la aparición de nuevas tecnologías
que hagan disminuir el costo de extracción permitiendo la
explotación de minerales de menores leyes y ampliando por esa
vía las reservas futuras en relación a las presentes. Es más, se ha

25
La respuesta clásica que en economía se enseña respecto a esta pregunta es la siguien-
te: se debe producir hasta que el costo de la última unidad iguale el precio que el mer-
cado pagará por ella. Esa tradicional respuesta no sería -según Hottelling- valida en la
minería, pues ésta deberá considerar no sólo el costo de producción, sino además un
costo de oportunidad consecuencia del hecho que las reservas que se están explotando
se agotarán en un momento futuro.

89
Desarrollo Sustentable y temas afines

comprobado empíricamente que en general las reservas de los


recursos naturales no renovables han aumentado, y que su precio
-en términos reales- ha disminuido, con el tiempo. Por otro lado,
en relación a las Rentas Ricardianas, se ha contra-argumentado
que la exploración minera se mueve, precisamente, gracias a la
posibilidad de sobre rentas, las que además incentivan la inversión
en tecnologías que permiten procesar minerales de menor ley a
más bajo costo. Es precisamente esa ganancia por sobre la utilidad
corriente, la que nos da la tecnología y el descubrimiento de los
nuevos yacimientos. Pensar de otra forma implica no conocer la
esencia de la minería o, lo que es lo mismo, el espíritu del minero,
consistente en asumir un riesgo (económico) esperando la renta
por sobre la utilidad del negocio corriente. Asumir que el Estado
puede apropiarse de la sobre renta es pensar sólo en la empresa ya
existente, y no en el albur propio de la exploración minera, parte
esencial de la industria.

Otro contra-argumento está dado por la experiencia. Por


ejemplo el alto precio que alcanzó el salitre natural a fines del siglo
XIX e inicios del XX, motivado por los impuestos decretados por
el Estado de Chile, llevó a la sustitución del salitre natural por
el sintético, con consecuencias económicas catastróficas para la
industria salitrera de este país. Algo similar ocurrió con el estaño.
Debido al altísimo precio inducido por los países productores, en
1985 la Bolsa de Metales de Londres suspendió las transacciones
de estaño, dejando en la ruina al Estado boliviano, su principal
productor. En otras palabras, se comprobó que el deseo desmedido
de una alta recaudación en el presente puede destruir los flujos
futuros provenientes de la misma industria en el corto plazo.

En resumen, lo importante es que después de tantos


argumentos y contra-argumentos, pareciera que lo único objetivo,
y científicamente correcto (para la economía) sigue siendo la
regla señalada al inicio de este articulo: el objeto de la política
impositiva es tender a maximizar el valor neto actual del flujo

90
Alejandro Canut de Bon L.

futuro de los ingresos que entran a las arcas fiscales. Discutir la


conveniencia o inconveniencia de un mayor o nuevo impuesto,
requiere determinar primero el nivel óptimo de los actuales
tributos. El objetivo de la política impositiva es el mismo se
trate o no de industrias que trabajan con recursos naturales y, es
más, sean estos últimos renovables o no renovables, si es que se
puede hacer esa diferencia (Véase en próximo capítulo “¿Recursos
naturales no renovables?”).

Por todo lo indicado, afirmar que la minería -o cualquier


actividad explotadora de recursos naturales no renovables-
debe ser objeto de un impuesto especial, como una manera de
compensar su futura escasez y de hacer participar al Estado de la
sobre renta a que daría lugar, carece de sentido. La determinación
de la carga tributaria en estas actividades, como en cualquiera otra,
obedece al mismo principio ya señalado, y no a reglas especiales:
los impuestos deben ubicarse en el punto en que se maximice el
valor neto actual del flujo futuro de sus ingresos.

Los commodities y la importancia


de los costos de producción

El mercado de los recursos naturales suele presentar ciclos


de precios altos, seguidos de ciclos de precios bajos. Es el caso,
por ejemplo, de muchos de los minerales, en los que rara vez
el precio encuentra un punto de equilibrio prolongado en un
rango intermedio. Esto significa un desafío de consideración que

91
Desarrollo Sustentable y temas afines

se impone a las industrias explotadoras de estos recursos, cual es


el de saber adaptarse y sobrevivir a estos ciclos y, en especial, a los
periodos de precios bajos.

En las próximas líneas dedicaremos cierta atención a


este tema, puesto que nos parece de la mayor importancia al
tratar la sustentabilidad, dado que la imposibilidad de adaptarse
conlleva el término y cierre de muchas empresas (es decir, su
no sustentabilidad en el tiempo), con las consecuencias sociales
que ello implica.

Pero, vamos por parte, analicemos primero la razón de


esto ciclos de precios, para estudiar después que deben hacer las
empresas y el Estado frente a ellos.

Para entender lo que sucede con el precio internacional de


los commodities26 en general, se requiere tener una comprensión
de lo que sucede con la demanda y con la oferta de estos bienes.
Tomemos el caso del cobre. Considerando los últimos 50 años
(1950-2000), aparecen claramente quinquenios de precios altos,
seguidos de quinquenios de precios bajos. Esto se debe, se estima,
a los desfases existentes entre los ciclos de crecimiento en el
consumo de cobre, por un lado, y los ciclos de crecimiento en
la producción de cobre, por otro lado (o viceversa). Es decir, por
ejemplo, cuando la demanda de cobre sube (impulsada por un
ciclo positivo general de la economía), la oferta de cobre no es
capaz de reaccionar rápidamente satisfaciendo dicha demanda,
debido esto al largo tiempo que requiere la maduración de un
proyecto minero (al menos 5 años).27 Cuando logra reaccionar
la oferta, el precio se vuelve a estabilizar, hasta la llegada de un
nuevo periodo de demanda inesperada, lo que nuevamente hace
subir el precio, él que se mantendrá alto hasta que la oferta logre

26
Concepto que significa bienes de consumo de escasa diferenciación.
27
Observando el periodo 1960-2001, resulta claro que cada vez que el cobre alcanza
un precio peak, no tarda más de 5 años en registrar una importante caída, en ocasiones
de más de un 50%.

92
Alejandro Canut de Bon L.

nuevamente reaccionar, abriendo proyectos mineros (nuevos


o viejos) o ampliando la capacidad de los existentes, lo que no
ocurrirá sino en un plazo de aproximadamente 5 años.28

Similar historia se repite si se estudia la evolución de los


precios de cualquiera de los metales relevantes para la economía
mundial, en cuanto a su uso como insumo básico en distintos
procesos productivos (aluminio, níquel, plomo, estaño y zinc).

Así las cosas, y como se ha dicho, la causante de los precios altos


en estos metales es la inesperada demanda, y no la conocida oferta.

Pero, ¿qué se puede hacer frente a estos ciclos y, más


precisamente, ante los periodos de precios bajos?... Para responder
a este pregunta, se debe primero comprender que estamos
hablando de bienes “commodities”, los que por su naturaleza
no son capaces de diferenciarse en el mercado. Esto produce
una importante consecuencia, consistente en que estos bienes
son tomadores de un mismo precio (la libra de cobre producida
en Estados Unidos tiene el mismo precio que la libra de cobre
producida en Chile, dado que no es posible diferenciar entre
una y otra). Por esto, la única forma de lograr utilidades en la
producción de estos bienes es controlando los costos y logrando
una diferencia entre éstos y el precio único fijado en el mercado.
Nótese como dista esto de lo que ocurre con otros productos -los
que no son commodities- que al poder diferenciarse entre ellos
(no es lo mismo un auto alemán que un auto ruso) logran la
preferencia de una parte del público, ganando la posibilidad de
un mayor precio.

¿Cuál es la conclusión de esto?... Por simple que parezca,


la mejor manera de asegurar la supervivencia de una empresa
que produce bienes commodities, es recordando en todo
momento, incluso durante el periodo de los ciclos de precios

28
Y si esto no ocurre, los altos precios podrían llevar a los consumidores finales a buscar
bienes sustitutos, produciendo por esta vía la baja del precio.

93
Alejandro Canut de Bon L.

altos, que sus posibilidades de supervivencia están dadas por la


capacidad de controlar sus costos. No se debe olvidar durante
los ciclos de los precios altos -por la propia empresa, ni por sus
trabajadores, ni por el Estado- que tarde o temprano habrá un
ciclo de precios bajos, y que se debe estar preparado para él,
mediante la posibilidad de disminuir los costos. Olvidar esto, es
hacer de la empresa un negocio no sustentable en el tiempo.

En otras palabras, imponer cargas que afecten de manera


permanente la estructura de costos, significa hacer menos
competitiva a la minería nacional y por esa via poner su subsistencia
(sustentabilidad) en riesgo durante el próximo periodo de precios
bajos.

95
Desarrollo Sustentable y temas afines

Pesimistas y Optimistas

En este capítulo se plantean cuatro artículos que comparten


un común denominador, cual es el enfrentarse a preguntas como
las siguientes; ¿se nos agotarán los recursos no renovables?...; ¿cómo
puede haber sustentabilidad en la industria que explota recursos no
renovables, por ejemplo en la industria minera?...

Se apreciará en la lectura que existen dos visiones claramente


opuestas, una pesimista y una optimista, una que desconoce el rol de
la tecnología en el aumento de las reservas explotables y otra que no
sólo lo reconoce, sino que confía en él.

¿Los Límites del Crecimiento?...

Un tema que está siempre presente en la relación entre


economía, recursos naturales y Desarrollo Sustentable -y que por
lo mismo no podemos obviar en este texto- es el debate que se da
entre dos fuertes posiciones que argumentan sobre la existencia
o inexistencia de un límite al crecimiento económico. Dicho

96
Alejandro Canut de Bon L.

supuesto límite está causado por el hecho de que los recursos


naturales no renovables son finitos y que su agotamiento pondrá
en algún momento en jaque el desarrollo y el crecimiento de la
economía nacional o mundial.

Se trata de un tema que ha pasado a ser el centro alrededor


del cual se han construido y discutido teorías, y a las que en
general se estila hacer referencia con las palabras “crecimiento
cero”.

En efecto, son muchos los estudios que en la historia


de la economía moderna han centrado el debate en el carácter
finito de los recursos naturales y en la limitante que ello podría
significar para el desarrollo económico. Esto fue planteado por
vez primera en la historia de la economía por el inglés Thomas
Robert Malthus (1766-1834), en el año 1798, en su famoso
libro titulado “Ensayo Sobre el Principio de la Población”. Su
trabajo se centró en la relación población-alimentos, señalando
que la población crece con mayor rapidez que la oferta de
alimentos disponibles para satisfacerla, lo que conducirá a la
escasez y a la tragedia consecuente. Si bien Malthus centró su
análisis fundamentalmente en el recurso tierra y en su carácter
finito, es importante destacar que dicha característica tiende a ser
extendida posteriormente por otros autores a una diversidad de
recursos, repitiendo el mismo razonamiento y dando el mismo
pronóstico, frente a una población siempre creciente y a una
demanda siempre insatisfecha.

Así, esta idea también estuvo presente en la obra del


economista inglés David Ricardo (1772-1823) que en su texto
titulado “Principios de Economía Política e Impuestos” planteó

97
Desarrollo Sustentable y temas afines

diferentes tesis, entre las cuales se encuentra aquella de que el


desarrollo económico se frenará tarde o temprano, aunque
exista libertad, debido al creciente costo de cultivar alimentos
(consecuencia que las tierras productivas son un factor limitado
y de rendimiento decreciente, mientras que el crecimiento
demográfico no está limitado).

En este sentido cabe destacar que Ricardo no sólo comparte


la preocupación planteada por Malthus, sino que también
extiende el análisis a otros recursos más allá de la tierra, y -además-
modifica la esencia del carácter finito de los recursos al poner
atención en el hecho que los recursos naturales varían en calidad
y ubicación, y que dicha variación se traduce en una explotación
que entrega rendimientos económicos decrecientes.

Es decir, Ricardo destaca que la explotación de los recursos


naturales no renovables va incorporando reservas cada vez más
costosas de aprovechar, y precisa que en ello consiste su escasez
(nótese que esto se diferencia de la perspectiva maltusiana, que
estima que la escasez ocurre en términos absolutos, producto del
agotamiento de recursos naturales que se presentan de manera
homogénea y en cantidades finitas).

Posteriormente, el inglés John Stuart Mill (1806-1873)


trabajó con los postulados de Malthus y de Ricardo, sintetizando
este tema al definir el “efecto de escasez” -siguiendo a Ricardo-
como un incremento en el costo de capital y trabajo por cada
unidad producida, consecuencia de la incorporación al proceso
productivo de recursos naturales de calidad progresivamente
inferior, o ubicados cada vez más desfavorablemente. Pero Mill no
se limita a hacer una síntesis, sino que incorpora un nuevo factor
en la ecuación, cual es el progreso de la civilización (lo que de
alguna forma hoy denominamos “tasa de cambio tecnológico”, o
simplemente “desarrollo tecnológico”). Es decir, Mill es el primero
en considerar un elemento que, desde entonces, será parte
constante del debate sobre el “crecimiento cero” y que consiste

98
Alejandro Canut de Bon L.

en el desarrollo tecnológico como un factor que tiende a evitar


la escasez. De hecho será precisamente dicho factor (revolución
industrial) el que explicará el fracaso de la predicción hecha por
Malthus en la relación población-alimentos.

Durante la segunda mitad del siglo XX este tema de la


escasez de los recursos naturales y la limitante que ello puede
significar en el crecimiento económico, volvió a ser el centro de
interés de muchos estudios. Este nuevo interés estuvo fuertemente
impulsado por el libro “Los Límites del Crecimiento” publicado
en 1972 por el denominado “Club de Roma”, en el que se ensaya
la idea consistente en que el agotamiento de los recursos minerales
podría producir -a mediados del siglo XXI- un golpe fuerte al
estilo y calidad de vida de los países desarrollados. 29

“Los Límites del Crecimiento” consiste en un serie


de trabajos realizados en el M.I.T. (Massachustts Institute
of Technology) bajo la dirección del académico Dennis L.
Meadows. Es el primer trabajo confiado por el Club de Roma
a expertos internacionales. Se basó en un modelo capaz de ser
operado computacionalmente (denominado World II) y cuyo
objeto consistió en definir y proyectar la realidad mundial en
base a ecuaciones que consideraban seis factores fundamentales:
población, inversión de capital, espacio geográfico, recursos
naturales, contaminación y producción de alimentos.
Posteriormente se realizó el World III (modelo que consideraría
mayor número de ecuaciones, y menor número de factores),
mediante el cual se proyectó un colapso en muchos aspectos
del desarrollo de la humanidad, lo que debería ocurrir antes
de mediados del siglo XXI, provocado principalmente por el
agotamiento de los recursos naturales no renovables. A fin de

29
En 1968, en Roma, 35 personalidades de 30 países, entre los que se cuentan
académicos, científicos, investigadores y políticos, se reunieron para compartir la
preocupación por las modificaciones del entorno ambiental que está afectando a la
sociedad. Ellos dan los primeros pasos en lo que posteriormente sería conocido como
el Club de Roma, el que se formalizó dos años mas tarde como asociación bajo la
legislación de Suiza.

99
Desarrollo Sustentable y temas afines

evitar tan desastroso futuro, se propuso por el Club de Roma


una serie de medidas correctoras que debían implementarse a
partir de 1975, las que tendían a la reducción de la producción
mundial, el control de la población, el fomento de actividades
recicladoras de residuos, etc. Estas medidas nunca llegaron a ser
aplicadas del todo. El primer informe del Club de Roma provocó
numerosas críticas, que discutieron la validez del modelo World
II y World III, atribuyendo de paso intencionalidad política a
las declaraciones científicas.

A pesar de las indudables deficiencias de los informes del


Club de Roma, no cabe duda que ellos aportaron nuevos datos
y generaron una rica discusión sobre el futuro de la humanidad,
la cual sigue hasta el presente y a la que en términos muy simples
podemos clasificar en dos extremos, uno pesimista y otro
optimista (Véase “El Ecologista Escéptico”).

En el marco de esta discusión, Occidente experimentó las


denominadas crisis del petróleo del ´73 y del ´78, lo que por
cierto contribuyó a alimentar el debate y a darle un carácter de
interés general. Las corrientes pesimistas encontraron en estas
crisis un apoyo empírico momentáneo, lo que les granjeó cierto
respeto y popularidad (se les calificó en general como corrientes
“neomalthusinas”). Entre las conclusiones neomalthusianas
estaba, por ejemplo, la de que el desarrollo tecnológico no sería
capaz de evitar la escasez de los recursos mineros.

Ahora bien, cabe señalar que el distinguir entre recursos


naturales renovables y no renovables ha demostrado -a pesar
de las muchas predicciones- carecer de importancia significativa

100
Alejandro Canut de Bon L.

para los efectos de determinar el crecimiento económico. En


el próximo artículo volvemos sobre este tema. Pero desde ya
destacamos algo que llama profundamente la atención y
que de alguna forma cuestiona la validez de las predicciones
neomalthusianas, y es que mientras que en la década de los
´60 y en la de los ´70 la preocupación se centró en el posible
agotamiento de los recursos no renovables, durante las décadas
de los ´80 y los ´90 ésta se trasladó al tema del cuidado ambiental
(olvidando la predicción). En este sentido, la Conferencia de
las Naciones Unidas Sobre el Medioambiente y Desarrollo,
efectuada en 1992 en Río de Janeiro (conocida como “Cumbre
de la Tierra”), tuvo como temas centrales -en relación a los
recursos no renovables- la perdida de la biodiversidad biológica,
la desaparición de los bosques, el agotamiento de los recursos
del mar, la degradación de tierras cultivables y la contaminación
del agua. El agotamiento de los recursos no renovables no estaba
en el centro del debate.

Al parecer la realidad ha demostrado -hasta el presente-


no coincidir con las proyecciones neomalthusianas, lo que nos
lleva al cuestionamiento que sirve de título al próximo artículo...
¿existen en términos prácticos recursos efectivamente “no
renovables”?....

101
Desarrollo Sustentable y temas afines

¿Recurso naturales no renovables?

Aquella clasificación que distingue entre recursos naturales


renovables y recursos naturales no renovales es, por su lógica y
simplicidad, de genérica aceptación. Quizás por ello, se utiliza
comúnmente sin mayor cuestionamiento como base argumental
de apocalípticas proyecciones de agotamiento del segundo grupo
de los recursos (los no renovables). 30

Pero si se estudia con detención, resulta evidente que esta


clasificación no es del todo correcta o -al menos- en algunos casos
invita a error. Esto último ocurre en general cuando se predice
-utilizando la misma simpleza- el agotamiento de los recursos por
el sólo hecho de ser “no renovables”.

En efecto, comúnmente se asume que como


consecuencia de las actuales tasas de explotación, muchos
recursos no renovables se agotarán en algún momento futuro
(y generalmente con un tono de tragedia se asume que dicho
momento será más temprano que tarde). Pero lo que no se dice
con la misma frecuencia es que dicho razonamiento significa
optar, previamente, entre dos modelos diferentes que buscan
entender la disponibilidad de los recursos naturales en general:
me refiero a lo que se ha denominado, por un lado, “modelo
del paradigma de la reserva fija” y, por otro lado, “modelo del
paradigma del costo de oportunidad”. En esta opción puede

30
No queremos con esto decir que los recursos naturales “renovables” no puedan ser
objeto de agotamiento. Por cierto que lo pueden ser, en la medida que se exploten
más allá de su tasa de renovación. Pero lo que nos interesa acá es centrar el debate en
el argumento que se presenta, de manera simple pero -a nuestro juicio- errada, que
señala que los recursos “no renovables”, como los minerales, cualquiera sea su tasa de
explotación, se deberán necesariamente agotar en algún momento futuro, por el sólo
hecho de ser no renovables.

102
Alejandro Canut de Bon L.

estar el error al que nos referimos.

El primero de estos dos paradigmas es el que subyace a


las predicciones de agotamiento. Asume que la Tierra y por
consecuencia sus recursos son finitos, no sólo en términos
teóricos, sino en términos prácticos. De ello se deduce que es
sólo cosa de tiempo para que la demanda por los recursos agote
la reserva de éstos. Este paradigma es, por ejemplo, el que se
encuentra tras el texto “Los Límites del Crecimiento”, editado
por el Club de Roma y comentado en el artículo anterior. Como
se ha dicho por alguno autores, la idea que encierra este modelo
se puede asemejar a la fábula de dos ratoncitos comiendo un gran
pedazo de queso, día tras día, hasta el momento en que estarán
gordos y felices, para descubrir al amanecer siguiente que ya
no queda queso por comer. Para este paradigma el consumo
de los recursos naturales es una suerte de conteo regresivo y,
peor aún, asume también que la inconciencia colectiva no nos
permitirá percatarnos de la tragedia.... sorpresiva y súbitamente
nos despertaremos del sueño en que hemos vivido al creer en un
desarrollo económico sin fin basado en la continua explotación
de recursos no renovables (o, incluso, percatándonos no
podremos evitar la tragedia, como ocurre con el uso de los
bienes comunes. Véase “La Tragedia de los Comunes”). En este
mismo sentido, se ha dicho que se puede asemejar la Tierra a
una gran nave espacial, en la que existe un número limitado
de recursos, que por ello deben ser utilizados y consumidos de
modo racional y moderado, a fin de asegurar la superviviencia
de los pasajeros, de la humanidad (este argumento pertenece a

103
Desarrollo Sustentable y temas afines

uno de los fundadores y promotores de la economía ecológica;


K.E. Boulding, autor del ensayo “The Economics of the Coming
Spaceship Earth”, publicado en 1966, en donde se presenta la
Tierra como una nave espacial que realiza un largo viaje. Procura
así argumentar a favor de la imposibilidad de un crecimiento
ilimitado en un planeta con recursos finitos y no renovables).

Pero un análisis cuidadoso de este paradigma da lugar a


fundadas críticas, que se basan principalmente en los siguientes
contra argumentos: a).- Muchos de los recursos naturales -como
ocurre con los metales en general- se explotan y utilizan, pero
no se consumen. No desaparecen de la naturaleza. El reciclaje
y re-uso será pues -en muchos casos- una alternativa; b).- En
segundo lugar, la reserva de muchos recursos, como ocurre con
muchos minerales, es de tal magnitud que cubre la demanda (a
las tasas actuales) de miles, millones o billones de años, y; c).- Por
último, el resultado será la sustitución y no la tragedia. Conforme
la escasez de un producto se incremente, con ello se incrementará
también su precio, haciendo más atractivo alguno de los recursos
alternativos. Por ejemplo, los recursos energéticos (carbón, gas
natural y petróleo) pueden ser sustituidos en mucho de sus usos
por el viento, la energía solar, la energía nuclear, el poder
hidráulico y la energía eléctrica (en donde esta última es un
producto a su vez). No estamos así en presencia de un agotamiento
total que da paso a una tragedia, como se ha querido muchas
veces plantear, sino en presencia de un problema económico.

Es precisamente por estas razones (en especial la última)


que el segundo paradigma, el de costo de oportunidad, pareciera
a juicio de muchos autores más próximo a la realidad. Este
paradigma relaciona la cantidad que queda para ser aprovechada
de un recurso determinado con el costo que tiene explotar una
unidad más de dicho recurso. La idea que sostiene este modelo es
la siguiente: el precio del recurso nos dará cuenta de su escasez, e
incentivará paulatina y oportunamente su sustitución.

104
Alejandro Canut de Bon L.

Ahora bien, un punto importante que dice relación con


este segundo paradigma, y que no se debe olvidar, es el hecho
que los recursos que se estiman como reserva al presente son sólo
aquellos que son económicamente explotables de acuerdo a la
tecnología también del presente. No obstante es evidente que el
desarrollo de la tecnología ha permitido en el pasado, y se estima
seguirá permitiendo en el futuro, que recursos que hoy no son
atractivos de ser explotados desde una perspectiva económica, lo
sean en algún momento posterior.

De hecho el desarrollo de la tecnología (la tasa de cambio


tecnológico), junto a la existencia de energía más económica, ha
permitido que yacimientos de leyes menores resulten cada vez
económicamente más atractivos. Además, en la medida que las
leyes de los yacimientos explotables disminuyen, las reservas
mundiales aumentan con progresión exponencial. Es decir, a
menores leyes de corte, mayor cantidad de reservas.31

Es del caso señalar que se estima en general que las reservas


de muchos minerales son mayores hoy que hace 100 años atrás.
Para ellos el paradigma de la reserva fija es en la mayoría de los
casos errado. El desarrollo de la tecnología ha permitido acceder
a nuevos yacimientos, menos atractivos (ya sea por ubicación,
ya sea por calidad), pero a menor costo. Es más, en términos
reales la mayoría de los minerales son hoy más barato que en
el pasado (y más abundantes, es decir con mayor cantidad de
reservas). Por lo mismo en estos casos no se puede hablar de
un costo de oportunidad que este reflejando un problema de

31
Existe un diferencia entre el concepto de “recursos” y el de “reservas” que resulta
necesario aclarar. Los “recursos” son la cantidad de mineral que se encuentran en
la corteza terrestre, se puedan o no aprovechar económicamente. Se clasifican en
“inferidos”, “indicados” o “medidos” (dependiendo la certeza de su existencia de
acuerdo a investigación geológica). Las “reservas”, por su parte, son la proporción de
los recursos que si pueden ser aprovechados económicamente (lo que se determina
en base a condiciones geográficas, ambientales, políticas, legales, financieras,
etc). Se suelen clasificar en “probables y probadas” Los recursos y las reservas
son constantemente revisadas a la luz de nuevos conocimientos geológicos,
avances tecnológicos, cambios de condiciones económicas, legales y políticas.

105
Desarrollo Sustentable y temas afines

escasez generalizado. Es más, las veces que se ha entrado en


un proceso de sustitución, ha sido por razones económicas
o políticas ajenas a la escasez (ejemplo: salitre natural; el alto
impuesto del que fue objeto coadyuvó a la consecuente entrada
al mercado del salitre sintético).

Aún más, proyectar el agotamiento de recursos partiendo


de las reservas hoy conocidas, carece de sentido. Esto por varías
razones, entre las que cabe señalar: las empresas no siempre
hacen publicas todas sus reservas; como ya se explicó, las reservas
se calculan de acuerdo al precio y nivel tecnológico presente;
carece de sentido económico invertir en buscar yacimientos que
aumenten reservas más allá de 25 a 30 años, puesto que ello no se
refleja en un aumento del valor presente de la empresa, y; siempre
existe la posibilidad de nuevos descubrimientos.

Tratándose de otros recursos, quizás, será el costo de


oportunidad el que deberá facilitar más rápidamente el uso
de otras fuentes alternativas. Para algunos autores esto está
ocurriendo en cierta forma con los combustibles fósiles. En
éstos la escasez es uno de los factores que presiona a un mayor
precio, el que deberá -en todo caso- en algún momento, dar
paso al uso de fuentes alternativas, y no al agotamiento total.
Se confía que llegado el momento la tecnología, y el precio de
estos combustibles, permitirán su sustitución.

106
Alejandro Canut de Bon L.

La maldición de los recursos naturales

Se ha dado en denominar la “maldición de los recursos


naturales” al supuesto que los países ricos en recursos naturales
-en especial yacimientos mineros- tienden a crecer, en términos
económicos, más lentamente que los países pobres en los mismos
recursos. Esta tesis ha sido objeto de análisis en diversos estudios
durante los últimos 25 años, llegando alguno de ellos a asegurar el
hecho de haber comprobado el supuesto en cuestión. No obstante
el tema sigue siendo discutido, y por ello resulta necesario señalar
que no pretenderemos, y de hecho mal podríamos, dilucidar esta
controversia en el presente artículo, ni menos aclarar -en caso
de ser efectiva la tesis- la razón que eventualmente subyace a
esta supuesta “maldición”. Sólo haremos algunas reflexiones que
pueden servir de introducción al tema.

Tradicionalmente se ha sostenido en economía que la


presencia de recursos naturales, y más particularmente de
grandes yacimientos mineros, es un elemento que tiende a
favorecer el desarrollo económico. Es decir, que existe una
relación positiva entre yacimientos mineros, por un lado, y
desarrollo económico por otro. De hecho, grandes economías se
construyeron apoyándose, total o parcialmente, en sus recursos
mineros. Fue el caso, por ejemplo, de los Estados Unidos y de

107
Desarrollo Sustentable y temas afines

Gran Bretaña. Es más, se asume que uno de los fundamentos


de que la Revolución Industrial haya nacido en Gran Bretaña
es, precisamente, la presencia de ricos yacimientos de carbón en
su territorio. En resumen, para los economistas tradicionales no
cabe duda que la minería ha generado a lo largo de la historia
múltiples ejemplos de polos de desarrollo, en los que se han creado
puestos de trabajo estables y bien remunerados, todo lo cual ha
generado posibilidades de crecimiento. Asumir que donde existe
riqueza minera existirá pobreza, no resulta correcto para estos
economistas, a pesar que ello haya ocurrido en algunos casos. Las
causas de estas desafortunadas situaciones pueden estar en una
diversidad de razones, que van desde la irresponsabilidad o falta
de preparación de gobernantes, a razones netamente culturales. El
no saber aprovechar una oportunidad no significa, en resumen,
que ésta no haya existido, ni menos que ésta sea un perjuicio.

Por otro lado, los que aducen la validez de la tesis


denominada “la maldición de los recursos naturales”, señalan
como argumento que la mayoría de los países que a inicios de
los ´70 contaban con yacimientos abundantes, no crecieron
considerablemente -como se debería haber esperado- durante
los siguientes 30 años y que, por el contrario, los países que
si crecieron significativamente en las últimas tres décadas, son
aquellos que carecen de recursos naturales en abundancia. Las
preguntas entonces que se imponen para esta tesis son: ¿si la
presencia abundante de recursos naturales es una bendición para
la economía tradicional, por qué entonces se da esta paradoja?;
¿es la presencia de recursos lo que precisamente produce la falta
del desarrollo económico, o es que la razón de esto último está
en alguna otra causa?.

Para esta nueva visión, las posibles razones de que la


existencia de recursos naturales (yacimientos) no asegure un
desarrollo importante, son:

a.- La minería y su naturaleza: generalmente los países de escaso

108
Alejandro Canut de Bon L.

desarrollo, en los que súbitamente se descubren grandes riquezas


mineras, importan los insumos que la explotación requiere,
produciendo por tanto escaso encadenamiento productivo
dentro de sus fronteras. A esto se suma la falta de capacidad
técnica para procesar y transformar los minerales en bienes de
consumo, agregando también por ello poco valor dentro del
país en que son extraídos. Por último, la minería demanda poca
mano de obra en relación a la inversión que comprende. Es
más, en el caso de los países sin tradición minera, generalmente
la mano de obra más calificada se importa, contribuyendo con
mayor fuerza a la fuga de las divisas que la minería podría dejar
en el país en que el yacimiento se encuentra.

b.- Niveles de precios más altos: las economías intensivas en la


explotación de recursos naturales parecieran tender a elevar el
nivel de precios de insumos y remuneraciones, lo que a su vez
perjudica al desarrollo de las otras industrias no explotadoras de
recursos naturales. Todo lo cual, además, hace crisis al momento
en que el recurso natural deja de ser explotado.

c.- El deterioro de los términos de intercambio. Como se sabe


en economía, se entiende por “términos de intercambio” la tasa
a la cual puede un país intercambiar sus productos por otros
importados. Es un hecho que durante el siglo XX dicha tasa
ha disminuido en perjuicio de los exportadores de recursos
naturales, y a favor de los exportadores de bienes finales. Así,
si a mediados del siglo XX se requerían de “x” toneladas de
una materia prima cualquiera para comprar un automóvil, a
fines del siglo se requería de “x” más algo, de la misma materia,
para poder comprar el mismo automóvil. En otras palabras,
los bienes finales (manufacturados) han aumentado de valor
en relación a los recursos naturales, lo que ha empobrecido a
los países exportadores de estos últimos en relación a lo países
exportadores de los primeros.

d.- La volatilidad de los mercados: en general los precios de

109
Desarrollo Sustentable y temas afines

los recursos naturales son de gran inestabilidad, respondiendo


fuertemente a los ciclos económicos, toda vez que obedecen más
a los desplazamientos de la curva de demanda que a los de la curva
de oferta. Esta inestabilidad se transmite a los países dependientes
de la exportación de estos recursos.

e.- El mal holandés: en Holanda, en los años setenta se descubrieron


grandes depósitos de gas, los que se exportaron a gran escala. Esto
originó un ingreso sin precedentes de divisas (dólares), lo que a
su vez produjo una valorización de la moneda nacional holandesa
-en ese entonces, el florín- . Esto último, redujo súbitamente la
rentabilidad de otras exportaciones del país y destruyó a varios
sectores de la economía. Desde entonces se dice que un país
padece del “mal holandés”, cuando la divisa se deprecia fuerte y
rápidamente producto del exceso de la misma divisa consecuencia
de la abundante exportación de un recurso natural determinado.

f.- La corrupción: el exceso de riqueza que puede significar el


descubrimiento súbito de grandes yacimientos de recursos
naturales, pasa en ciertos casos a ser un factor determinante
en los niveles de corrupción. Un caso de esto es Nigeria. Este
país bombea actualmente alrededor del 3% de todo el petróleo
mundial, obteniendo casi 50 mil millones de dólares anuales de
retorno, los que lejos de impulsar la economía, han contribuido a
afianzar la corrupción, los abusos y la violencia étnica, frenando el
desarrollo económico del país. En Nigeria el 70% de la población
vive bajo la línea de la pobreza y el 80% de los recursos provenientes
del crudo desaparecen en los bolsillos de funcionarios locales,
intermediarios y ejecutivos, según información de Transparencia
Internacional (institución que califica los países de acuerdo a sus
niveles de corrupción).

Pero todos estos argumentos presentan fuertes contra-


argumentos. Por ejemplo, para evitar el mal holandés algunos
países han invertido los excedentes provenientes de la exportación
de sus recursos naturales en fondos ubicados en el extranjero,

110
Alejandro Canut de Bon L.

evitando así los no deseados efectos que en la economía doméstica


tendría una entrada ingente de divisas. Noruega es un ejemplo
en esta materia (con un fondo de 200 mil millones de dólares,
producto de la explotación de petróleo en el Mar del Norte).
Otra solución es invertir los recursos disponibles en divisa a fin
de no presionar hacia la baja del tipo de cambio y no perjudicar
el sector exportador. Otro ejemplo de contra-argumento es
el siguiente: para luchar contra la volatilidad de los mercados,
los gobiernos han aprendido a trabajar con los precios a largo
plazo y no con los precios actuales respetando así el superávit
estructural del PIB. Cualquier aumento de los gastos debe ser
compatible con las variaciones en los ingresos estructurales de la
economía. De esta forma se neutraliza la volatilidad del precio,
guardando divisas de periodos buenos para compensar periodos
malos. Existen otros contra-argumentos que resultan incluso más
obvios. Un ejemplo es el hecho que el deterioro en los términos de
intercambio debe llevar a las economías a esforzarse en desarrollar
su industria de bienes manufacturados, y no ha desarmar su
industria extractiva.

En fin, estos contra-argumentos y muchos otros permiten,


en nuestra opinión una obvia conclusión: la abundancia
de recursos significa -en términos generales- una ayuda al
crecimiento económico, pero -y esto es lo importante- no
asegura el mismo. Es más, puede con mucha facilidad ponerlo
en peligro si no es debidamente aprovechado, como de hecho
ha ocurrido en una multiplicidad de casos en las últimas
décadas. Es responsabilidad de cada país, gobierno, y empresa,
el lograr hacer del aprovechamiento de sus recursos naturales
la oportunidad que en realidad es, traduciendo esta riqueza
inerte en una riqueza humana, sustentable (Véase “Las dos
interpretaciones: la Sustentabilidad Débil y la Sustentabilidad
Fuerte). Australia y Chile han sido ejemplo en esfuerzos y en
resultados, en este sentido.

Por lo mismo, lo importante para el tema central de este

111
Desarrollo Sustentable y temas afines

libro, consiste en que todos los que en alguna forma trabajamos


en la industria de recursos naturales debemos estar advertidos de
esta tesis, y por ello cuidar que el aprovechamiento de la riqueza
produzca encadenamientos productivos de diversas naturalezas,
buscando así que la riqueza natural se trasforme en un desarrollo
que se pueda sustentar más allá de la vida de una operación. Esto
demanda, como ya entendemos, una comprensión profunda
y clara del concepto mismo que inspira el título de este texto
(Desarrollo Sustentable, sea en su acepción débil o fuerte), y del
rol que a cada uno de los agentes sociales corresponde en él.

¿Puede la minería ser sustentable?...;

Comúnmente escuchamos decir que la industria minera no


puede ser sustentable, dado que los yacimientos mineros -al ser
recursos naturales no renovables- están condenados a agotarse,
dejando tras de sí un simple agujero sin mineral. Se agregan al
argumento algunos ejemplos prácticos, de lugares en los que
alguna vez existió una comunidad minera floreciente y en los
que, después del momento de bonanza, sólo quedó un pueblo
fantasma y un lugar impactado ambientalmente. A lo anterior
se suma la denominada maldición de los recursos naturales
(comentada en el artículo anterior), como un factor más que
para muchos debe tenerse presente, y según la cual la presencia
de recursos naturales, lejos de ayudar al desarrollo económico,
puede entorpecerlo. En resumen, se piensa por algunos que -por
su propia naturaleza- la industria minera es intrínsicamente no
sustentable.

El argumento, al menos en su primera parte, parece


lógico, y por ello absoluto, pero a decir verdad esconde un
desconocimiento de muchos de los temas que hemos comentado
en este libro y, en particular, de las diversas acepciones del
concepto sustentabilidad (débil o fuerte).

En concreto, a la luz de lo expresado en los artículos


anteriores, no cabe duda que el argumento señalado resulta

112
Alejandro Canut de Bon L.

discutible, por no decir errado. A continuación repasaremos


y resumiremos las principales ideas, todas ya señaladas en este
texto, que demuestran -a nuestro juicio- la sustentabilidad de la
industria minera:

a.- El concepto de sustentabilidad ha sido entendido en la doctrina


actual en un doble sentido (débil y fuerte). La explotación de
un yacimiento minero, está sin duda comprendida en lo que se
entiende por sustentabilidad débil e, incluso, en lo que se puede
entender por sustentabilidad fuerte (en la medida que no se
afecte un recurso natural crítico).
b.- En una manifestación de la Curva de Kuznets, muchos
países, sin renunciar a esta actividad, han tenido un crecimiento
económico en un marco progresivo de cuidado del medio natural.
Es más, el crecimiento inicial -logrado en una primera etapa con
los recursos de una minería dura- ha dado paso posteriormente a
una minería moderna, amigable y cuidadosa del entorno (Véase
“Curva de Kuznets”).

c.- La explotación de yacimientos mineros aprovechada


inteligentemente ha creado múltiples ejemplos de comunidades
pujantes, en las que con el tiempo se ha logrado diversificar la
economía y que, por lo mismo, han emprendido en otro rumbos
o actividades que han servido de fuente económica al término de
la vida del yacimiento. Esto ha demostrado que la riqueza minera
representa una oportunidad de desarrollo, en la medida que sea
aprovechada inteligentemente, como ha ocurrido en muchos
países (Australia, y Chile son ejemplos notables), desmintiendo
de esta forma la tesis de la maldición de los recursos naturales.

d.- La idea consistente en que los recursos mineros se agotan,


obedece a lo que se ha denominado “modelo del paradigma de la
reserva fija” el que, como ya hemos señalado, aparece superado
hoy por el del “paradigma del costo de oportunidad” (Véase
“¿Recursos naturales no renovables?”). Este último paradigma
cuestiona la idea de que los recursos no renovables se agoten.
Nos recuerda que la tecnología siempre ha permitido acceso a

113
Desarrollo Sustentable y temas afines

los mismos minerales, a menor precio en términos reales, y con


mayores reservas probadas cada año. Incluso en casos tan críticos
como el del petróleo se debe sustituir la idea del agotamiento
por la de perdida de atractivo económico. Un ejemplo claro es
el caso del cobre. La producción mundial de cobre aumentó
promedio 3,35% por año, durante el siglo XX. El consumo
mundial de cobre subió de 1,2 Kg/habitante en 1950 a 1,9
Kg/habitante en 1970, y a 2,5 Kg/habitante en el año 2000
(en una población mundial total que además registra aumento
significativo pues en igual período se duplicó). No obstante, las
reservas de este metal no han parado de aumentar. Por ejemplo,
en Estados Unidos aumentaron desde 17 millones de toneladas
en 1931 a 75 millones de toneladas en 1973, y a nivel mundial
aumentaron de 308 millones de toneladas en 1992 a casi 500
millones de toneladas en el 2000. Es decir, paradójicamente, a
mayor consumo y producción, mayor aumento de reservas, lo
que evidentemente contradice la noción de “no renovable”.

De todo esto deriva la posibilidad de que la vida de los


distritos mineros se puede prolongar por un largo periodo, lo que
si bien no hará desaparecer la realidad de que algunos yacimientos
deban cerrar, si permite la idea de la subsistencia de la industria
en el sector o área geográfica de que se trate. La competitividad
dada por la tecnología será la medida de la supervivencia.
Competitividad que se medirá no sólo en comparación con las
demás empresas del mismo rubro, sino en general con los demás
productos que pueden servir de alternativa o sustitutos.

Consecuente con lo indicado, se puede concluir que la


economía ha enseñado que más que la cantidad de recursos
o reservas, y más que las ventajas comparativas naturales en
general (abundancia de metal), son las ventajas competitivas las
que hacen principalmente la diferencia (es decir, la capacidad
humana de innovar y de crear condiciones propicias para el
desarrollo de la industria). Esto explica, por ejemplo, que países
con similares recursos de un mismo metal, observen desarrollos

114
Alejandro Canut de Bon L.

de la industria respectiva tan dispares.

e.- Dado que el concepto de Desarrollo Sustentable descansa en


el equilibrio de tres pilares, y que uno de ellos es el crecimiento
económico, se podría argumentar que la minería está incluida en
este concepto (por lo menos desde una perspectiva económica
tradicional). Esto no sólo porque la minería es productora de
riqueza, sino -y más importante- porque si ningún país hiciera
actividad minera, el desarrollo económico no sería posible (al
menos como lo entendemos tradicionalmente), y además la
vida en sociedad tendría que cambiar drásticamente. Basta con
mirar a nuestro alrededor, los computadores en que escribimos,
los cables por los que nos llega la energía, las estructuras de
nuestros edificios, los relojes que tenemos en nuestras muñecas,
las sillas en que estamos sentados, los autos o buses que tomamos
hoy en la mañana al trabajo, etc, todo tiene partes hechas de
diversos metales. Nuestra sociedad y vida no podría ser, como la
conocemos, sin el uso de los minerales.

f.- Las operaciones mineras modernas implementan planes de


cierre y abandono (closure plan), que mitigan los impactos
acaecidos durante la vida de su operación e, incluso, contemplan
la provisión de fondos para enfrentar eventuales impactos
futuros.

Esto obviamente no quiere decir que toda empresa minera


sea sustentable. Solo significa que una de estas empresas, por
el solo hecho de ser explotadora de recursos naturales “no
renovables”, no queda excluida de este concepto, máxime aún si
se considera el ejercicio de la Responsabilidad Social Corporativa
y de la compensación de capitales que ésta exige, como se explica
en el próximo capítulo.

Coinciden con esto (es decir, con el hecho que la minería


puede ser -bajo ciertas condiciones- sustentable) las conclusiones
a las que han arribado los foros internacionales. Entre otros:

115
Alejandro Canut de Bon L.

1).- Entre el 12 y el 15 de mayo del año 2002 se reunieron


en la ciudad de Toronto, Canadá, lo más representativo de la
minería mundial, para discutir temas vinculados a la minería,
los metales y el Desarrollo Sustentable. Más de 600 personas,
provenientes de todos los continentes. La Conferencia se tituló
“Resourcing the Future”, y fue organizada por Iniciativa Mineral
Global. Cabe destacar dos aspectos de dicha Conferencia: por
un lado, la declaración de principios hecha por la ICMM
(Consejo Internacional de Minería y Metales, por sus siglas en
inglés), titulada Declaración de Toronto . Se trata de un listado
de valores y principios compartidos por la industria minera
moderna, tales como la necesidad de ejercer la minería con el
apoyo de las comunidades locales, el respeto por las mismas
comunidades, la responsabilidad ambiental, etc. Por otro lado
-un segundo aspecto que cabe destacar- en dicha Conferencia se
revisó el borrador del informe del proyecto “Minería, Minerales
y Desarrollo Sustentable” (MMSD). Este último informe
es consecuencia de una iniciativa iniciada dos años antes por
el IIED (Instituto Internacional para el Medioambiente y el
Desarrollo, fundado en 1971, considerado como una de las
más respetadas organizaciones en el campo ambiental). Se trata
de un proyecto que buscó superar la paradoja que enfrenta
la industria minera, consistente en satisfacer la demanda
mundial de minerales abordando a la vez los impactos sociales
y ambientales que genera la extracción. Este proyecto tuvo dos
años de duración y su objetivo consistió en identificar la mejor
manera en que la minería y los minerales pueden contribuir a
la transición global hacia el Desarrollo Sustentable. El informe
final de este proyecto fue presentado en la Cumbre Internacional
de Johannesburgo, en septiembre del 2002. Quizás por ello esta
segunda Cumbre de la Tierra (la de Johannesburgo) se refirió por
vez primera a la contribución y rol de la minería en el proceso
hacia el Desarrollo Sustentable (la Cumbre de Río no lo había
hecho de manera expresa). El proyecto MMSD fue patrocinado
por las 28 mayores empresas mineras del mundo, y otras 15

117
Alejandro Canut de Bon L.

instituciones no comerciales, entra las que se incluye el Banco


Mundial, el PNUMA, la Fundación Rockefeller, la Unión
Internacional por la Conservación de la Naturaleza, los gobiernos
de Australia, Canadá y Reino Unido, y fue supervisado por un
Grupo de Garantes compuesto de 25 respetadas personalidades
internacionales.

2).- En el año 2000 diversas organizaciones no


gubernamentales, en calidad de representantes de la sociedad
civil, dirigieron una petición al Presidente del Banco Mundial
para que éste hiciera una revisión de su política de financiamiento
a los proyectos de las industrias extractivas (mineras). La idea era
asegurar que el financiamiento se condicionara al hecho de que
estas industrias contribuyeran al Desarrollo Sustentable. El Banco
Mundial aprobó iniciar esta revisión en las reuniones anuales del
Fondo Monetario Internacional efectuadas en Praga en junio
del 2000. La puesta en marcha formal del proceso se inició en
julio del 2001 y se denominó RIE (Revisión de las Industrias
Extractivas). El carácter público del proceso fue sustentado en
el sitio web www.eireview.org. Durante los años 2002 y 2003
el equipo independiente del EIR convocó a cinco consultas
regionales de las partes interesadas, incluyendo gobiernos,
sociedad civil, industrias y representantes regionales del Banco
Mundial. Este proceso terminó con un informe final titulado
“Hacia un mejor equilibrio” (www.worldbanck.org/ogmc/
eirreports.htm), en enero del 2004. La conclusión del informe,
en términos generales, se puede resumir en que se estimó que
la industria extractiva (petróleo, gas natural y minería) pueden
contribuir al logro del Desarrollo Sustentable, en la medida
que cumpla ciertas recomendaciones que se fijan en el mismo
informe.

119
Desarrollo Sustentable y temas afines

Sociedad y Sustentabilidad

Este capítulo se refiere al tercer pilar de la Sustentabilidad,


a la sociedad. Como se expresó en su oportunidad, este pilar, evita
que la preocupación sólo se centre en cuidar el medioambiente y
el desarrollo económico, sino que busca que se haga todo ello, pero
con participación de la sociedad y en beneficio social. Pero además,
destacamos en este capítulo la importancia que la sociedad, tanto
en su sentido general como político (el Estado), aporte al Desarrollo
Sustentable con su madurez y responsabilidad.

120
Alejandro Canut de Bon L.

Responsabilidad Social Corporativa

Cabe iniciar este artículo preguntándose directamente


qué se debe entender por Responsabilidad Social Corporativa
(RSC), y -más que ello- si existe o debe existir dicho tipo de
responsabilidad. Pues bien, las respuestas que se han dado a
estas preguntas son múltiples, y provienen de diferentes ámbitos
y concepciones económicas, políticas y filosóficas. Por ello, no
resulta posible dar una única respuesta, que satisfaga a todos y,
en consecuencia, en las próximas líneas plantearemos los dos
extremos posibles (entregando si un punto medio, para el caso
de las empresas que explotan recursos naturales), a fin de que el
lector forme su propia opinión.

En un extremo, se esgrime que las empresas, para su


supervivencia, toman una serie de bienes de la sociedad
(recursos, trabajadores, etc) y que a cambio adquieren una
responsabilidad para con ésta. Por ello, se dice, las empresas
no sólo tienen la responsabilidad que deben a sus accionistas
(maximizar la inversión) y al Estado (cumplimiento de la ley
y pago de impuestos), sino además tienen una responsabilidad
particular con la sociedad toda, en especial con lo que denominan
“stakeholders”, que son -además de los accionistas y el Estado-
los empleados y los grupos y organizaciones sociales que tienen
algún tipo de interés en la empresa de que se trate.

121
Desarrollo Sustentable y temas afines

Así, se argumenta que las empresas no deberán centrarse


sólo en la maximización de sus beneficios, sino que deben
focalizarse en maximizar el beneficio de los stakeholder en
general. Deben por ello las empresas buscar la forma de hacer
el bien, promoviendo fines sociales, como la disminución de
la pobreza, el fomento del empleo y la educación, el cuidado
de la salud y la disminución de la contaminación, entre otros.
Se ha considerado también que parte de la RSC se traduce
en la obligación de ser transparentes con su información,
en todo aquello que no sea confidencial y necesario para la
supervivencia del negocio. Deben así compartir su información
con la sociedad, lo que se estila hacer a través de lo que se
ha dado en denominar “Informes de Sustentabilidad” (en los
que se indica la utilidad de la empresa, sus mayores costos, su
inversión social, sus planes futuros, etc, etc).

En el otro extremo, se cuestiona la existencia misma de


esto que se denomina RSC. La empresas -se dice- no tienen
más obligación que cumplir con la ley, y -después de ello-
maximizar sus utilidades. Al hacer esto, están haciendo el
mayor bien social posible. Esto dentro de un marco ético, lo
que en caso alguno incluye la obligación de hacer el bien social
de manera directa, ni menos de invertir en esto último (Véase
en “La búsqueda del equilibrio”).

El más conocido exponente de esta segunda visión es el


economista y Premio Nobel Milton Friedman, que ya en un
artículo publicado en 1970, titulado “The Social Responsability
of Business is to Increase its Profits”, argumentaba que el hecho
de imponer a las empresas más obligaciones que las señaladas
(ley, impuestos, ética y maximización de utilidades) implicaba un
flaco favor para la sociedad misma (el título en español se traduce
como “La Responsabilidad Social de las Empresas es Maximizar
sus Utilidades”. Este artículo fue publicado el 13 de septiembre
de 1970, en la revista “The New York Times Magazine”).

122
Alejandro Canut de Bon L.

El argumento básico de esta segunda posición es lo que se


denomina la teoría de la agencia y la teoría del efecto impositivo.
Quienes dirigen una empresa tiene el mandato de sus dueños
(accionistas) para administrar el negocio, procurando obtener
la máxima utilidad posible. Esto que puede ser cuestionable
para algunos, es una realidad de todos los días y un valor de la
sociedad de libre mercado. Imagínese, por ejemplo, una empresa
cuyas acciones se venden en la bolsa. Las personas que compran
sus acciones, optan por ellas porque tienen mejor rendimiento
y mejores utilidades que otras acciones de otras empresas,
y esperan, por cierto, que este rendimiento y utilidades se
mantengan en el tiempo. Ahora bien, después de haber operado
la empresa (respetando un marco ético), de haber cumplido con
la ley, y de haber pagado todos sus impuestos, el excedente que
queda en el negocio es la utilidad que debe ser repartida entre
los accionistas. Cualquier gasto hecho en otro sentido deberá,
necesariamente, disminuir las utilidades de los accionistas, o
los impuestos del Estado, o traducirse en un mayor precio del
producto final, afectando -en este último caso- el bolsillo del
consumidor. De hecho no existe otra opción.

Desde esta perspectiva, el administrador que realiza el


bien social con los dineros de la empresa, lo hace no a cuenta
de la empresa, sino a cuenta del dueño de ella, del Estado o de
sus clientes. Veamos cada uno de estos tres casos. Si el gasto se
hace a cuenta de los dueños de la empresa, por encargo de estos,
en realidad quien está ejerciendo la responsabilidad social es
el dueño mismo, y no la empresa, lo que nadie podría discutir
por tratarse de su propio dinero. Si el gasto se hace a cuenta del
Estado (disminuyendo impuestos) deberá comprenderse que
la concreción de la acción social de que se trate significará una
menor acción social del Estado, y -lo que es peor- muchas veces
sin el consentimiento de éste. El empresario estará decidiendo
así por el Estado, y privilegiando una necesidad social sobre otra.
Por último, si se hace a costa del precio final del producto, nadie

123
Desarrollo Sustentable y temas afines

podrá discutir que es la misma sociedad la que realiza la acción


social, y no la empresa.

Se agrega además en esta línea argumental que esto de


la RSC es, después de todo, un engaño económico, no sólo
por lo ya señalado, sino porque tarde o temprano los negocios
se realizan en la medida que ofrezcan un retorno mínimo
atractivo, y al imponerse la RSC se está imponiendo un
gasto social a las empresas que éstas tratarán como un costo
más. Producto de este nuevo costo, son menos los negocios
realizables, y por ello menos también las empresas que se
construyen, todo lo cual se traduce en un mayor desempleo
y en menores impuestos pagados en el largo término.

En un punto medio, entre ambas argumentaciones


indicadas, se ha considerado la ayuda social que prestan las
empresas que explotan recursos naturales y, en particular,
recursos naturales no renovables. Se recuerda y argumenta en
estos casos que de acuerdo a la Sustentabilidad (Débil) debe la
generación presente transmitir a la próxima a lo menos un stock
de capital total no menor al recibido (Véase “Sustentabilidad
Débil y Sustentabilidad Fuerte”). Se discute en todo caso
si dicho deber le corresponde a la empresa o al Estado. Si se
asume que corresponde, aunque sea parcialmente, a la empresa,
se debe deducir que ésta debe cuidar que el stock de capital
total se mantenga, retribuyendo a la sociedad con un capital
compensatorio del recurso natural no renovable que explota.

Sea cual sea el caso, empresas ubicadas en grandes ciudades


que prestan un servicio cualquiera, o empresas que explotan
recursos naturales, el hecho es que al parecer la RSC ha llegado
para quedarse. En efecto, en el presente, se están creando normas
ISO (que se denominarán ISO 26000) que tendrán por objeto
precisamente determinar procedimientos para la Responsabilidad
Social. En resumen, los programas y acciones de RSC son cada
vez más comunes, al punto que ya no se cuestiona su pertinencia

124
Alejandro Canut de Bon L.

(y de hecho podríamos decir que, hoy al menos, resultaría


políticamente incorrecto hacerlo). Así, se podría afirmar que las
empresas, sea por convicción o sea por conveniencia, han entrado
a jugar un rol social cada vez más activo.

Es más, muchos mercados han premiado este rol, lo que ha


llevado a algunas empresas a incluir fuertemente sus actividades
de bien social como forma y parte de la publicidad, lo que a su
vez ha creado un debate más profundo y por cierto más amplio
que el de la mera existencia o no de una responsabilidad social
corporativa. Se ha discutido la ética con la que se hace la RSC.
Por un lado, siguiendo a Kant, se ha afirmado y fundamentado
que no es ética la RSC realizada con el solo fin de incrementar las
ganancias del negocio. Por otro lado y siguiendo a Bentham y su
ética utilitarista, se ha estimado que cualquiera sea el propósito
final de la RSC de una empresa en especial, lo importante es su
realización. El viejo e interesante debate sobre si la bondad del
acto está en sí misma o en su finalidad.

En resumen, partiendo del supuesto que la responsabilidad


social corporativa es un hecho, por lo menos en las empresas
que aprovechan recursos naturales no renovables (lo que no por
ello deja de ser discutible), y asumiendo también que son las
propias empresas (y no el Estado) las encargadas de velar por la
compensación del capital natural (lo que es por cierto también
discutible), resulta entonces que se debe buscar la forma de
realizar dicha compensación, los que nos lleva a comentar en
nuestro próximo artículo la famosa “Renta Hicksiana” como una
de las vías más utilizadas para este efecto.

125
Desarrollo Sustentable y temas afines

La Renta Hicksiana

Como hemos ya estudiado, la explotación de los recursos


naturales -y en particular la de los no renovables- se ha entendido
que puede ser sustentable, en la medida que cumpla con una
doble condición: que no afecte el capital crítico ecológico, por
un lado, y que sea debidamente compensada con la creación
de otro capital, por otro lado (Véase “Sustentabilidad Débil y
Sustentabilidad Fuerte”).

Para muchos esta compensación se da no sólo a través


de los impuestos, sino particularmente mediante la ayuda que
la empresa debe otorgar de manera directa a proyectos sociales
concretos. Esto justifica para muchos, como hemos ya señalado
en el artículo anterior, la denominada responsabilidad social
corporativa. Así, parte de la utilidad de la empresa debe quedar
en la comunidad, como compensación, en forma de capital
construido o de habilidades.

El problema, no obstante, es que la empresa que explota un

126
Alejandro Canut de Bon L.

recurso natural no renovable terminará sus operaciones en algún


momento futuro. Así las cosas, la empresa dejará de existir, y su
ayuda social también.

Para esto, se ha consensuado que un factor clave para el


cumplimiento de la sustentabilidad -sobretodo para su pilar social
y económico- es la denominada “Renta Hicksiana”, que puede
ser definida como el flujo de dinero (real o imputado) generado
durante un periodo determinado, que gastado en su totalidad en
el mismo periodo, deja a su perceptor al final de ese periodo con
el mismo capital inicial. Calcular esta renta permite determinar
la parte del producto de un activo agotable que se debe invertir
en otros activos (parte que se ha denominado “costo de usuario”),
a fin de que el rendimiento de tales reinversiones compense en el
tiempo la reducción que experimentará la explotación del activo
agotable o, dicho de otra forma, que la explotación del capital
natural de lugar a una reinversión tal que sea capaz de generar,
a su vez, un flujo de ingresos a perpetuidad. Esto, en la práctica,
ha sido el fundamento de lo que se ha denominado “Fondo de
Sustentabilidad”, implementado por las empresas en muchas
partes del mundo. 32

Así, las empresas de gran impacto social, que explotan


recursos no renovables, pueden crear un fondo de sustentabilidad
que tenga por objeto hacerse cargo de las inversiones sociales
que realizan de manera periódica. En otras palabras, se suele
crear el fondo en cuestión calculando un aporte anual que a
partir del término de la operación debiera significar un capital
que subsista mediante una Renta Hicksiana. Es decir, una
cantidad de capital que pueda producir -año a año- un monto
en intereses similar al que se dedica actualmente a gasto social.

32
El concepto de Renta Hicksiana debe su nombre al celebre economista inglés, John
R. Hicks (1904-1989), graduado en Oxford, y profesor en la London School of Eco-
nomics, en la Universidad de Cambridge, en la de Manchester y en Oxford. Autor de
varios libros y artículos, se le otorgó en 1972 el Premio Nobel en Economía, junto a
Kenneth J. Arrow (el mismo que hemos señalado al hablar del Análisis Económico del
Derecho y de la Teoría del Bienestar).

127
Desarrollo Sustentable y temas afines

De esta forma, el término de operación de la empresa, no


significará el término de su gasto o inversión social. Este seguirá
realizándose -administrado por una fundación- mediante el
sólo gasto de los intereses que el fondo produzca.

Cabe por último destacar que este tema se relaciona con


la necesidad de la creación y mantención de la Contabilidad
Verde (concepto al que ya nos hemos referido). En efecto, como
se explicó en su oportunidad, la explotación de un recurso
no renovable puede traducirse -momentáneamente- en un
crecimiento del PIB de un país, sin evidenciar en las cuentas
nacionales que al no estar -dicha explotación- debidamente
compensada, significa en realidad un empobrecimiento
del mismo país. El llevar una contabilidad que de cuenta
de estas compensaciones, y que registre y acuse cuando
éstas no se producen, pasa a ser esencial para muchos en la
determinación del grado de sustentabilidad que tiene un país.

128
Alejandro Canut de Bon L.

La importancia de una sociedad responsable

Como hemos ya explicado, uno de los pilares de la


sustentabilidad es el desarrollo económico. Para que este se
mantenga, se requiere no sólo de la iniciativa particular, sino
también de una sociedad madura, política y jurídicamente
ordenada. Esto nos lleva a comentar ciertos aspectos o elementos
que han pasado a ser de primera importancia al momento de
hablar de Desarrollo Sustentable:

a.- La necesidad de un Estado de Derecho. Es un hecho


incuestionable de que el mejor instrumento de que dispone el
Estado para promover la economía, es el establecimiento de un
conjunto de normas legales claras, que fijen un marco regulatorio
bien deslindado a las actividades industriales. Sólo de esta forma
se logra disminuir el riesgo que toda inversión, cualquiera sea su
naturaleza, conlleva. En algunos casos esto es aún más evidente,
como en la minería. Por su alta inversión y su natural riesgo, sin
un marco jurídico estable, esta industria simplemente desaparece,
aunque las riquezas minerales abunden. La necesidad de un Estado
responsable, que fije las reglas y se someta él mismo a ellas, pasa

129
Desarrollo Sustentable y temas afines

aquí a ser incuestionable y explica la abundancia de actividad


minera en algunos países y la falta de ésta en otros con similares
recursos o condiciones geológicas. Es por ello que es posible
afirmar que cualquier cambio legislativo sorpresivo, que atente
contra la certeza jurídica y contra los derechos legítimamente
obtenidos en un marco jurídico dado, es contrario a la esencia de
un Desarrollo Sustentable.

b.- La necesidad de evitar actitudes monopólicas u


oligopólicas. Conforme ganan presencia y dominio de un
mercado determinado, algunos Estados cometen el error de
desarrollar actitudes monopólicas u oligopólicas. En efecto, la
búsqueda -por esta vía- de un mayor retorno económico ha guiado
a muchos países a la ruina. Sólo dos ejemplos, relacionados con
los recursos naturales: i.- El salitre natural. A fines del siglo XIX
e inicios del siglo XX se producía, en un 70% a nivel mundial,
en Chile. El alto precio que alcanzó, consecuencia de un cada vez
mayor impuesto, llevó a su sustitución por el salitre sintético, con
consecuencias económicas brutales para Chile. La mayor parte
del salitre quedó en el suelo y las industrias y pueblos enteros que
vivían de su explotación desaparecieron; ii.- El mercado del estaño,
a mediados de la década del ochenta, alcanzó precios altísimos,
inducidos por los pocos países productores que existían, entre
ellos Bolivia. Una fuerte reacción de la demanda llevó al colapso
de muchas empresas productoras de estaño, y a la bancarrota a un
país entero (Bolivia).

c.- La necesidad de cuidar el Orden Público. Este elemento puede


también ser ilustrado con un ejemplo: Uno de los casos más
emblemáticos de derrumbe de un mercado de recursos naturales
es el del cobalto, ocurrido en 1977. Más de la mitad de este metal
a nivel mundial era producido en un solo país, Zaire. En dicho
año, un grupo de rebeldes de ese país ocupó por la fuerza las
minas de cobre-cobalto, haciendo demandas sociales y políticas,
y paralizando la producción por unos días. Si bien la ocupación
fue breve y tras ella se reestableció la producción, un grupo

130
Alejandro Canut de Bon L.

importante de consumidores a nivel internacional decidieron que


la dependencia de este metal, y en particular de Zaire -un país
constantemente inestable- era peligrosa para sus economías, por
lo que decidieron reemplazar el cobalto de Zaire por otro material
más confiable en su abastecimiento o por fuentes de otros países.
Producto de ello, la demanda de cobalto cayó rápidamente a
nivel internacional (sobretodo del cobalto proveniente de Zaire),
con su lógica consecuencia en el precio del metal. Muchas de las
minas de cobalto de ese país debieron cerrar o acostumbrarse a
niveles de producción y utilidades menores. Muchas empresas
dejaron de ser sustentables.

d.- La necesidad de una sociedad madura y no corrupta. Este


punto podría estar incluido en el anterior, pero lo tratamos de
manera independiente por su tremenda importancia para la
sustentabilidad de toda economía. La corrupción es, sin duda,
una de las mayores causas de pobreza (y, como ya hemos dicho,
la pobreza es una de las mayores causas de contaminación).
Por ello no puede asombrarnos que en los países con mayores
niveles de corrupción existan los mayores niveles de pobreza y
de contaminación ambiental. Los estudios demuestran que la
inversión extranjera es mucho menor en los países percibidos
como más corruptos y que por el contrario, conforme mejoran
su gobernabilidad y reducen la corrupción, consiguen mayores
y mejores créditos. Una muy buena guía en esta materia en
el “Índice de Percepción de la Corrupción” de Transparency
International, que se hace año a año, listando y comparando
a 159 países a nivel mundial. En el Índice de 2005, los cuatro
países con menor nivel de corrupción fueron: Islandia, Finlandia,
Nueva Zelanda y Dinamarca; en el lugar 17 aparece Estados
Unidos, y en el número 20 el primer país de habla hispana,
Chile, seguido de Japón y España. Entre los más corruptos
está Haití, Bangladesh y Chad (las economías más pobre del
mundo).

En resumen, estos cuatro elementos presentan en su

131
Desarrollo Sustentable y temas afines

esencia una característica común, la necesidad de certeza


jurídica, política y económica. Se trata de un valor siempre
presente en el mundo moderno, desde el discurso final que
el comerciante usurero expone magistralmente en la famosa
obra “El Mercader de Venecia”, 500 años atrás, hasta nuestros
días. La ley y los contratos deben siempre cumplirse para que
el desarrollo tenga lugar. Esa certeza es responsabilidad de la
sociedad y, principalmente del Estado, y es esencial para el
Desarrollo Sustentable.

La participación ciudadana y las licencias sociales

En las últimas décadas la comunidad, más informada


y más organizada, ha empezado a exigir una mayor cuota de
participación en las decisiones de proyectos industriales que -
directa o indirectamente- les pudieran afectar. Esto ha significado
un nuevo factor en la concepción y en el desarrollo de las empresas
(particulares y estatales).

En efecto, la forma tradicional de hacer empresa se ha


basado en una concepción del derecho de propiedad de carácter
absoluto, producto del cual se entendió que el dueño de un
pedazo de tierra podía ejecutar dentro de su dominio -en la
medida que cumpliera con la legislación- el proyecto que mejor
estimara; consecuencia de su facultad de usar, gozar y disponer
de su propiedad. No se requería más que cumplir con obtener los
permisos que legalmente correspondían, y el proyecto se podía
construir y poner en marcha, aunque no fuera del agrado de la
comunidad. Pero esto ya no es del todo así.

132
Alejandro Canut de Bon L.

Cada vez más se exige que los proyectos industriales


compartan con la comunidad sus planes. Un ejemplo de esto es
la obligación de hacer publica la presentación de un Estudio de
Impacto Ambiental, o el tener que realizar un foro público dentro
del proceso de evaluación ambiental del proyecto. En algunos
países el tema ha alcanzado importantes niveles de aceptación,
al punto que algunos proyectos sólo pueden ser ejecutados en la
medida que cuenten con una suerte de aprobación social.

Ahora bien, es claro que estamos en general en presencia


de una tendencia que si bien ha sido aplaudida por diversos
estamentos de la sociedad, no debe desconocerse que su bondad
-para muchos- dependerá de que tan lejos se lleven las cosas.
Es aquí dónde el tema se vuelve discutible y, por lo mismo,
interesante. En efecto, la gran aprensión que aún no se ha hecho
escuchar con todas su fuerza (quizás porque no es “políticamente
correcta”), radica en el perjuicio que puede significar que el
titular del proyecto termine quedando entregado a la voluntad de
la sociedad, más que al cumplimiento de la legislación.

Los que alegan que esta tendencia no debe llegar al punto


de que los proyectos industriales queden totalmente entregados a
la voluntad de la comunidad, suelen argumentar que:

a.- Existen proyectos que ninguna comunidad desea se


construyan en sus cercanías, pero que son necesarios para la
sociedad;
b.- Requerir la voluntad de la sociedad equivale a dejar a los
industriales entregados a la posibilidad de un boicot social o
a la obligación de convertir a la comunidad en una suerte de
copropietaria del proyecto;
c.- Tarde o temprano esto significará un flaco favor a la
misma sociedad, puesto que los proyectos -contar de obtener
la aprobación social- deberán incurrir en inversiones sociales
desmedidas, que se traducirán en mayores precios del producto
final, o en menor cantidad de proyectos construidos.

133
Alejandro Canut de Bon L.

d.- La comunidad muchas veces no es capaz de comprender los


aspectos altamente técnicos de un proyecto, o es manejada por
grupos con agedas políticas propias.

No obstante estos argumentos, el hecho es que


las licencias sociales son cada vez más aceptadas. Las
Organizaciones No Gubernamentales de carácter ecológico
las han apoyado, y han trabajado para que las instituciones
financieras internacionales, y particularmente el Banco
Mundial, patrocinen solamente proyectos que cuenten con
un amplio apoyo de las comunidades en que se emplazarán
(apoyo que debe manifestarse a través de una consulta previa,
libre e informada).

Así las cosas, se puede concluir que este tema se está


arrastrando a una arena similar al de la Responsabilidad
Social Corporativa. Es decir, en la imposibilidad de imponer
legalmente la necesidad de obtener una suerte de “aprobación
social de los proyectos”, se está logrando -por la fuerza de la
práctica- que dicha aprobación sea un requisito necesario para
la obtención de financiamiento internacional.

Un aspecto también importante que debe ser considerado,


es el hecho que muchas organizaciones no gubernamentales
tienden a oponerse a los proyectos industriales sin tomar en
cuenta el sentir de las localidades y pueblos que se beneficiarán
de los respectivos proyectos. En este sentido existe un interesante
documental filmado en 2006 titulado con un juego de palabras:
“Mine your own business”, que relata de manera cruda el sentir
de un pueblo que ve como un proyecto minero cede frente a la
oposición ambiental creada por grupos extranjeros interesados.

135
Desarrollo Sustentable y temas afines

En resumen, no obstante lo bueno de esta tendencia


(aprobaciones sociales), no puedo dejar de manifestar que
observo con aprensión que el tema puede llegar a un extremo
quizás un tanto perjudicial. En efecto, nadie podría discutir la
ventaja de una actividad empresarial transparente, ni la de una
sociedad informada. Pero tampoco nadie debiera discutir la
importancia y ventaja de un marco jurídico claro, que determine
con precisión y certeza los requisitos que en definitiva deben
cumplir los proyectos industriales para hacerse realidad. En
ese marco, los permisos requeridos deben ser otorgados por la
sociedad políticamente organizada, es decir, el Estado. Dejar uno
de estos requisitos entregado a la comunidad, entendida ésta en
un sentido amplio y difuso, puede quizás terminar perjudicando
a los integrantes de la misma comunidad.

Humanidad y Medioambiente

136
Alejandro Canut de Bon L.

Este capítulo se refiere a nosotros, a la humanidad, y en


particular a ese crecimiento desmedido que presiona por un excesivo
consumo de recursos naturales, lo que su vez amenaza el equilibrio
de la madre naturaleza. Pero no se crea que se trata de un mensaje
pesimista. Curiosamente -debo confesar- mientras investigaba y
redactaba estos artículos me fui convenciendo de dos factores que
ponen la nota alegre. Por un lado, el crecimiento demográfico, si bien
no se ha detenido, parece empezar a encontrar un equilibrio. Por
otro lado, sin duda la humanidad vive en su culmen, en su mejor
momento. Por cierto que queda mucho en que avanzar, pero no por
ello se debe desconocer lo mucho que se ha avanzado en los últimos
siglos. En resumen, pareciera por esto que debemos aprender a tener
cierto escepticismo frente a la atmósfera un tanto negativa que a veces
se forma frente a los temas ambientales.

La explosión demográfica
¿Cuántos somos?..

Hace 2000 años atrás, la población mundial alcanzaba


los doscientos millones, y se mantuvo prácticamente así,
creciendo muy lentamente, limitada por las pestes, la escasa
higiene y las continuas guerras. Tardó 1800 años para alcanzar
aproximadamente un billón (mil millones), y por mucho que

137
Desarrollo Sustentable y temas afines

ese crecimiento, del orden de 500% (de doscientos millones a


mil millones), nos parezca importante, la verdadera explosión
aún no ocurría. Ésta sería producto principalmente de los
avances en las condiciones médicas, de higiene y de salud
pública, acaecidas durante el siglo XIX. Para mediados del siglo
XX, producto además de nuevos avances médicos (como la
penicilina, a inicios de los cuarenta), la población había crecido
un 100%, y llegaba así a los dos billones. Pero, para fines de
siglo ya alcanzaba los 6 billones, y se calcula que para mediados
del siglo XXI llegará aproximadamente a los 10 billones.33
¡¡¡¡Eso sí que es una explosión!!!!. En los últimos 50 a 60 años ha
aumentado la población en 4 billones, mientras que tardó 1800
años en aumentar sólo 800 millones. Cada día se suman cerca
de 250,000 almas a la humanidad, y cada año cerca de 100
millones. En la próxima década la población mundial crecerá
en más de lo que lo hizo en 1800 años.
Los últimos 200 años han sido objeto, además del
crecimiento exponencial de la población, de una redistribución
de ésta, que en la mayoría de los casos ha resultado desordenada
(asociada a las nuevas fábricas y ciudades), dando paso al
surgimiento de suburbios superpoblados, sucios y pobres.

Es más, si las tendencias actuales continúan, prácticamente


todo el crecimiento demográfico ocurrirá en áreas urbanas, y en
su mayor medida en los países pobres. En estos, la fertilidad es
de 2,9 hijos por mujer, casi el doble de la media de los países
desarrollados que es de tan sólo 1,6.

Pero ello no es todo, otro punto importante en este análisis


es que no sólo el número de seres humanos ha aumentado
increíblemente y de manera desordenada, sino que también sus
expectativas de consumo lo han hecho. La cantidad de recursos

33
Se ha registrado un descenso en la tasa de fertilidad de las últimas tres décadas. Si
este descenso continua, para el 2050 la humanidad podría ser sólo aproximadamente
9 billones, mientras que si la actual -2005- tasa de fertilidad se mantiene, la cantidad
podría acercarse a los 12 billones.

138
Alejandro Canut de Bon L.

naturales per cápita que se utilizan hoy, excede -sin ir más lejos-
con mucho a lo que se utilizaban pocas décadas atrás. Un solo
ejemplo, a mediados del siglo XX el consumo mundial de cobre
era de sólo 1,2 Kgs. por habitante, para 1970 era de 1,9 Kg,
y para fines de siglo era de 2,5 Kgs. Es decir, se duplico (en
términos per cápita) en sólo 50 años.34
En resumen, la pregunta que salta de manera inmediata
es obvia: ¿puede la Tierra albergar un número ilimitado de seres
humanos?... ¿cuál es el impacto de este crecimiento en el medio
que nos rodea?.

Thomas Malthus respondió esta pregunta con una visión


pesimista en 1798. Cualquier incremento en la producción de
alimentos sería insuficiente si la población mundial persistía en
seguir creciendo geométricamente. Esto traería la hambruna y
caos consecuente. Pero su proyección falló (Véase “¿Los Límites
del Crecimiento?”). La revolución industrial permitió una
revolución agrícola sin precedentes, y doscientos años después
seguimos sosteniendo que la Tierra tiene capacidad para
alimentarnos a todos, por lo menos, al presente. Pero la pobreza
tiene muchas caras, y no sólo se presenta como hambruna. En la
actualidad prácticamente el 25% de la población mundial carece
de acceso a agua potable, el 20% de un lugar digno donde vivir,
y un 40% de servicios sanitarios. Se estima por las Naciones
Unidas que a lo menos un 20% de la población mundial vive
con menos de un dólar al día (lo que se califica como extrema
pobreza), y precisamente en la actualidad la meta principal de
las Naciones Unidas es lograr disminuir a la mitad la extrema
pobreza y el hambre, para el año 2015.

Sin duda la presión de los países más pobres para alimentar

34
Es del caso destacar que los países desarrollados tienen un nivel de consumo per
cápita de cobre superior al de los países en desarrollo. Así, mientras que para el año
2000 EEUU y los países de la Unión Europea consumían cerca de 11 kgs/hab., el de
los países en vía de desarrollo era de sólo 1,5 Kg/hab. Podrá comprenderse con facilidad
que en la medida que los países en vía de desarrollo logren progresar, el consumo per
cápita a nivel mundial puede crecer a tasas exponenciales.

139
Desarrollo Sustentable y temas afines

y satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes, los lleva con


rapidez a una sobre-explotación de su medioambiente. Existe
así una fuerte relación entre las tasas de natalidad elevadas, la
pobreza y el deterioro del medioambiente. Se afirma por algunos
autores que se ha demostrado empíricamente que los países que
detienen un crecimiento demográfico exponencial, logran a su vez
controlar la pobreza extrema, y entran en la posibilidad de cuidar
el medio que los rodea (Curva de Kuznets), pero por otro lado
existen escuelas de pensamiento -generalmente vinculada a fuertes
posiciones religiosas- que sostienen la necesidad e importancia de
cumplir con el mandato divino de crecer y multiplicarse. El tema
por cierto encierra muchas aristas que no pueden responderse
con facilidad.

En todo caso, cualquiera sea la posición que se pueda


tener a este respecto, pareciera que existe cierta verdad en la
conclusión que enseña que la forma más rápida de asegurar un
daño ambiental es -precisamente- produciendo pobreza......
y que quizás aquella cita bíblica del Génesis, que manda a
“Fructificad y multiplicaos, y llenad la Tierra”, y que se repite
más adelante con palabras similares (“Procread abundantemente
en la Tierra, y multiplicaos en ella”), es más metafórica que
literal y, para muchos, definitivamente, no facilita el cuidado
del medioambiente.35
Ecocidios

Un término que se ha venido recientemente acuñando en


nuestro vocabulario es el de “ecocidio”. Se utiliza para referirse
a los pueblos que no son capaces de advertir que su propio
accionar les producirá un colapso ecológico, al punto que tarde

35
Algunas cifras relevantes, entregadas por las Naciones Unidas, que muestran el con-
traste por países, son: a).- Expectativa de vida al nacer: Japón 82 años / Zambia 36
años; b).- Porcentaje de niños muertos antes de los 5 años: Suiza: 0,3% / Sierra Leona
28%; c).- Población que vive con menos de dos dólares al día: Polonia 2% / Nigeria
91%; d).- Años promedio de educación: Canadá 11,6 años / Nepal 2,4 años; e).- Po-
blación con acceso a agua potable: Alemania 100% / Camboya 34%.

140
Alejandro Canut de Bon L.

o temprano se verá comprometida su existencia. Es decir, una


suerte de suicidio, pero de carácter ecológico.

Son varios los casos de culturas que han cometido ecocidio.


Por cierto siempre será discutible si las razones de la desaparición
de una cultura determinada, cualquiera que esta pueda ser, ha sido
sólo una actitud negligente frente al medioambiente, o si esto -
como resulta más probable- ha sido un factor más en una cadena
de hechos o causas concomitantes. Sea como sea, lo interesante
de este tema son los resultados de los estudios que se han venido
realizando de los que se estiman son los ecocidios más famosos
de la historia y, en particular, los comunes denominadores que
presentan estos diferentes casos, que hacen reflexionar sobre si
nuestra cultura podría, en algún momento, tener una actitud
también suicida.

Un libro que ha tratado el tema con éxito es el texto,


recientemente publicado (2005), del historiador ambientalista
y profesor de geología de la Universidad de California de Los
Angeles (UCLA), Jared Diamond. Este libro, un verdadero best
seller de divulgación científica, se titula “Collapse: How Societies
Cose to Fall or Succed” (Colapso: Como las sociedades escogen
fracasar o tener éxito). Este autor, ganador del Pulitzer en 1998
(por otro libro que da cuenta de los factores medioambientales y
estructurales que explican el éxito de la cultura occidental sobre
otras), repasa las eventuales causas de la desaparición (ecocidio)
de algunas culturas emblemáticas, como la de la Isla de Pascua

141
Desarrollo Sustentable y temas afines

en la Polinesia; de las colonias de los Vikingos noruegos en


Groenlandia; de los indios anasazi en el sudeste norteamericano;
de los mayas en Centroamérica; y de Haití y Ruanda en el
presente. En todos estos casos, el común denominador es el daño
ambiental de magnitud que no es advertido o, que siéndolo, no
se detiene. El resultado siempre el mismo: se rompe el equilibrio
ecológico de manera irreversible, y se pierde la cultura.

Uno de estos casos, emblemático y comúnmente citado,


es el de la Isla de Pascua. En un inicio un paraíso terrenal, con
palmeras, bosques tropicales, suelos fértiles, poblado de especies
diferentes, terrestres y marítimas. Con el tiempo, una isla con
un severo grado de deforestación. Uno de los factores de este
desenlace, fue que los habitantes de la isla rompieron el equilibrio
básico y requerido para su propia subsistencia. Al talar los
bosques para poder tener maderas para construir sus casas y otras
actividades, fueron comprometiendo su futuro y, cual Tragedia
de los Comunes, el resultado pareció cada vez más evidente, pero
no por ello se logró evitar. Diamond se pregunta en su libro,
¿qué habrá pensado el pascuense que taló la última palmera
gigante?... ; quizás se vio motivado por un Dilema del Prisionero
y, quién sabe, tal vez por su mente pasó un cuestionamiento
similar a aquel que el profesor Sylvan presenta en su “argumento
del último hombre” (todos, conceptos vistos en este texto).

Otro caso tratado en el libro, es el de las colonias de vikingos


noruegos asentadas en Groenlandia. Cortaron los bosques para
tener pastizales que sirvieran de alimento a sus ganados y para
contar con leña para la construcción de sus casas, sin advertir que
la fragilidad del ecosistema no soportaría la presión. Los terrenos
perdieron humedad y con ello resistencia frente a los fuertes
vientos propios de esa latitud. El poco pasto fue rápidamente

142
Alejandro Canut de Bon L.

consumido por los animales, al punto que el heno recolectado


en verano comenzó a ser cada vez más escaso, comprometiendo
el forraje necesario para la subsistencia del ganado durante el
invierno. Se sumó a lo anterior que los vikingos no aprendieron,
como si lo hicieron otras culturas vecinas, a aprovechar otros
recursos que estaban al alcance. Las focas, comunes en el sector,
les habrían proporcionado alimento, con su carne, y abrigo con
su aceite. Los peces les habrían dado otra fuente de alimento.
Pero, como evidencian los restos de los asentamientos hallados en
Groenlandia, la pesca no fue una alternativa. El pueblo terminó
muriendo de hambre.

El común denominador más destacable, como ya se ha


señalado, es la presión que, paso a paso, se va poniendo en el
ecosistema, al punto de quebrar irreversiblemente su equilibrio.
La falta de un plan de manejo, la tragedia de los bienes comunes,
la dependencia de un mismo recurso y su sobreexplotación, etc,
etc. .... el ecocidio al final. Y la pregunta que queda en el suspenso
al terminar la lectura del libro es evidente... ¿estaremos nosotros
cometiendo nuestro propio ecocidio?... y, ¿si efectivamente
estamos causando el calentamiento global?...36

36
En este sentido encontramos el libro titulado “Ecocidio. Breve historia de la ex-
tinción en masa de las especies”, del profesor de la Universidad de Hawaii, Franz J.
Groswimmer, publicado en el 2005 (Editorial Oceanía).

143
Desarrollo Sustentable y temas afines

Evaluación de los Ecosistemas del Milenio

La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (EEM)


es una estudio científico sobre las consecuencias que para el
bienestar humano pueden tener los cambios que experimentan
los ecosistemas existentes en nuestro medioambiente. Este
estudio internacional fue realizado entre los años 2000 y 2004,
por un consejo multisectorial compuesto por representantes de 95
gobiernos, empresas, ONGs, agencias de las Naciones Unidas y
pueblos indígenas. Se trata de un estudio -según la misma EEM-
conducido por más de 1300 científicos de las ciencias naturales
y sociales y revisado por otros 600 expertos. En resumen, es una
evaluación científica que procura determinar las condiciones
y tendencias de los ecosistemas existentes en el mundo y de
los servicios que ellos brindan al ser humano (aguas limpias,
alimentos, productos forestales, recursos naturales, etc) 37.

Se afirma -en los reportes de la EEM- que se trata del


análisis más integral hecho a la fecha sobre las numerosas y
complejas formas en que la gente depende del medioambiente
y de la manera que éste ejerce un efecto sobre la humanidad.

37
Un ecosistema es un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de
microorganismos y su medio no viviente que interactúan entre sí. Los servicios de los
ecosistemas, por su parte, son los beneficios que los seres humanos obtienen de los eco-
sistemas y son producidos por interacciones dentro de los ecosistemas. Los ecosistemas,
como bosques, pastizales, manglares, y áreas urbanas proveen diferentes servicios a la
sociedad. Estos incluyen los servicios de aprovisionamientos, de regulación y cultura-
les que afectan directamente a las personas. Algunos servicios de los ecosistemas son
locales, otros son regionales (control de inundaciones o purificación del agua) y otros
globales (regulación del clima). Los servicios de los ecosistemas afectan el bienestar
humano y todos sus componentes, incluyendo las necesidades materiales básicas como
alimentos y viviendas, salud individual, seguridad, etc.

144
Alejandro Canut de Bon L.

Se señala -también en los mismos reportes de la EEM- que


este estudio representa un hito para las políticas públicas y
la concientización del sector público y privado, y que por lo
mismo influirá en las inversiones, el clima regulatorio y la
opinión pública a nivel nacional e internacional, durante los
próximos 10 años38.

Entre las principales conclusiones de la EEM se encuentran


las siguientes (las que hemos procurado copiar en gran medida
de manera textual de los reportes disponibles en internet: www.
Maweb.org):

1.- Durante los últimos 50 años los seres humanos han


cambiado los ecosistemas más rápida y extensamente que en
cualquier periodo comparable de la historia humana, en gran
parte para satisfacer las demandas rápidamente crecientes de
alimento, agua dulce, madera, fibra y combustible. Los cambios
que hemos hecho a los ecosistemas han contribuido a sustanciales
ganancias en el bienestar humano y en el desarrollo económico.
Sin embargo estas ganancias han acarreado crecientes costos, bajo
la forma de degradación de muchos servicios de los ecosistemas,
mayores riesgos de cambios abruptos y dañinos en los mismos
ecosistemas, y perjuicios para algunos grupos de personas.

2.- Los dos tercios de los servicios de los ecosistemas


examinados están siendo degradados o utilizados en forma no
sostenible. Esto presenta serias ramificaciones que afectarán de
diversas maneras, entre ellas, el hecho que los servicios de los
ecosistemas que están libremente disponible hoy en día dejarán
de estarlo o pasarán a ser más costosos en un futuro cercano.

3.- Los impactos de la degradación de los ecosistemas se


sentirán tanto en el corto plazo (los próximos cinco años) como

38
Desde una perspectiva positiva, la EEM afirma que los resultados de su estudio ser-
virán para identificar prioridades en la administración del medioambiente, y proveerán
elementos de planificación ambiental que hoy no están presentes, todo lo cual contri-
buirá a la concreción de potenciales soluciones.

145
Desarrollo Sustentable y temas afines

en el largo plazo (los próximos 50 años).

4.- Por un lado positivo, se puede afirmar que el 16% de


los servicios han mejorado en los últimos 50 años, entre ellos las
cosechas, el ganado y la acuicultura.
5.- Más superficie fue convertida a tierra de cultivo en los
30 años posteriores a 1950 que en los 150 años comprendidos
entre 1700 y 1850. Los sistemas cultivados cubren actualmente
una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta. Se
calcula que entre un 10 y 20% de los pastizales y de las tierras
boscosas se convertirán a otros usos entre el año 2000 y el 2050,
principalmente a cultivos agrícolas.

6.- Pero, las acciones para aumentar un servicio a menudo


causan la degradación de otros servicios. Por ejemplo, en algunos
casos se ha aumentado la producción de alimentos a expensas de
la calidad del agua.

7.- Es difícil evaluar completamente los costos y los


beneficios en los cambios en los ecosistemas porque muchos
costos no son fáciles de cuantificar, o son lentos en hacerse
manifiestos, o pueden aparecer sólo después de un tiempo de
acaecida la actividad que los originan.

8.- La degradación de un ecosistema representa la pérdida


de un bien de capital, pero sin embargo el impacto económico de
esta pérdida está pobremente reflejado en los análisis financieros,
incluyendo las cuentas nacionales (Véase “Contabilidad Verde”).

146
Alejandro Canut de Bon L.

9.- En términos concretos, se afirma que seis cambios


de gran importancia están teniendo o tendrán impactos
profundamente negativos sobre los ecosistemas: la escasez de
agua, el cambio climático, el cambio de los hábitats, la perdida
de la biodiversidad y las especies invasoras, la explotación
excesiva de los océanos, y la sobrecarga de nutrientes.

10.- Se estima que entre el 15 y 35% del uso de agua para


riego no es sostenible.

11.- Los recientes cambios observados en el clima,


especialmente temperaturas regionales más elevadas, ya han tenido
impactos significativos sobre la biodiversidad y los ecosistemas,
incluyendo cambios en la distribución de las especies, el tamaño
de las poblaciones, la época de reproducción, los eventos
migratorios, y un aumento en la frecuencia de pestes y brotes de
enfermedades. Para fines de siglo, el cambio climático puede ser
el generador directo dominante de la pérdida de biodiversidad y
de cambios en los servicios de los ecosistemas a escala mundial.

12.- Muchos arrecifes de coral han sufrido importantes


episodios de blanqueo.

13.- El número total de especies del planeta está


disminuyendo y la distribución de las especies se está tornando
más homogénea. Durante los últimos 100 años los seres
humanos han aumentado los índices de extinción de especies
tanto como 1000 veces con respecto a los índices de referencia
que han sido más típicos en toda la historia del planeta. Algo
así como entre el 10 y 30% de las especies de mamíferos,
aves y anfibios está actualmente amenazadas de extinción.
Asimismo en la mayoría de las especies se está observando una
fragmentación de sus poblaciones, cuyos tamaños y área de
dispersión están disminuyendo. La diversidad genética también
ha disminuido globalmente, particularmente con respecto a las
especies cultivadas.

147
Desarrollo Sustentable y temas afines

14.- Se ha respondido a la demanda creciente de pescado


de mar con el aumento de la capacidad pesquera y los avances
tecnológicos. Las capturas declaradas aumentaron en forma
sostenida durante el último siglo, alcanzando un máximo
a mediados de la década de los ´80 para luego comenzar a
disminuir. Muchas pesquerías económicamente importantes,
como la del bacalao atlántico en Newfoundland, han colapsado
abruptamente bajo la intensa presión pesquera, causando una
significativa fractura de los sistemas sociales, económicos y
ecológicos.

15.- La creciente demanda de pescado y sus derivados ha


conducido a un aumento en la presión que se ha puesto en los
ecosistemas marinos regionales. La acuicultura no ha podido
aliviar esta presión debido a que ha continuado dependiendo
altamente de los peces marinos como fuente de alimentación.

16.- Las flotas pesqueras realizan sus capturas cada vez más
lejos de las costas y en aguas cada vez más profundas, debido a
que las zonas costeras han sido agotadas. A medida que la pesca
se extendió por el mar abierto, la proporción de recursos agotados
aumentó de 4% en 1950 a 25% en el 2000. Por otro lado, los
grandes depredadores (tiburón, atún, pez vela y pez espada)
también se han visto afectados por la pesca industrial. La pesca
excesiva de estos grandes animales ha cambiado la composición
de la fauna de los océanos y ha modificado la interacción entre
las especies al afectar la cadena alimenticia. Un hecho interesante
es que durante el periodo de aumento de la pesca, muchas de
las consecuencias de agotamiento no han resultado obvias. Éstas
aparecieron abruptamente, de un periodo a otro.

17.- La seguridad alimenticia permanece fuera del alcance


de mucha gente, y la mal nutrición infantil será difícilmente
erradicada (aún para el año 2050), a pesar del aumento del
suministro de alimentos.

148
Alejandro Canut de Bon L.

18.- Los ecosistemas terrestres están actuando como


un sumidero neto de CO2 a una proporción de 1,2 (+/- 0,9)
gigatoneladas de carbono por año. De esta forma han contribuido
a la regulación del clima, pero el futuro de este servicio es incierto.
Se prevé que la deforestación reducirá la capacidad de nuestra
naturaleza de servir de sumidero de carbono.

Por último, se prevé -en los informes de la EEM- que


la mayoría de las causantes de estos cambios que están
experimentando y soportando los ecosistemas, seguirán
vigentes a los niveles actuales o que -peor aún- aumentarán
en las próximas décadas. Se afirma que esto incrementará las
probabilidades de “sorpresas” (catástrofes) que los servicios
nos pueden dar. Es decir, los ecosistemas que actúan de una
manera generalmente predecible, tendrán una actitud cada vez
más impredecible. Esto se debe, según lo que se afirma, que
estos ecosistemas suelen trabajar de una manera determinada
hasta un punto, tras el cual deviene un funcionamiento caótico.
Así, inundaciones catastróficas o extinciones de especies, de un
periodo a otro, podrían ser realidad según la EEM. Ejemplos
como el ya señalado del bacalao atlántico muestran que la “gota
que llena el vaso” parece ser un fenómeno de la realidad de estos
sistemas. Nuestra capacidad para prever estos cambios abruptos
podría ser cada vez más limitada (Véase “Teoría del Caos”)39.

La visión que nos entrega la EEM puede ser considerada


por mucho como realista, pero -no es menos cierto- que otros
tantos la consideran un tanto pesimista. Coincide en este sentido

39
La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio se realizó con el apoyo de varias
instituciones internacionales, entre las que se cuenta principalmente el Programa de
las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), y otras, como la Organización
para las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Centro
Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Banco Mundial,
Fundación Rockefeller, Instituto Nacional de Salud Pública y Medioambiente (RIVM),
Comité Científico sobre los Problemas del Medioambiente (SCOPE), y el Instituto de
los Recursos Mundiales (WRI).

149
Alejandro Canut de Bon L.

con otras proyecciones. En un extremo contrario presentamos a


continuación “El Ecologista Escéptico”.

El Ecologista Escéptico

En el año 2001 Bjorn Lomborg, un antiguo miembro


de Greenpeace y actual profesor adjunto de Estadísticas en la
Universidad de Aarhus, Dinamarca, publicó un libro titulado
“El Ecologista Escéptico”, con el que desató una fuerte polémica
internacional, que se ha mantenido hasta el presente, sobre el real
estado del medioambiente.

En efecto, en dicho libro, Lomborg procura revisar el real


estado de la humanidad y del planeta, criticando algunas de las
más importantes organizaciones no gubernamentales dedicadas
al tema ambiental, por hacer -según él- un uso selectivo de la
información científica existente, creando la imagen de un mundo
que se encuentra al borde del desastre ambiental e influyendo
de esa forma en las decisiones relacionadas con el uso de los
recursos naturales.

En términos generales, el libro es un mensaje de esperanza


al punto que algunos comentaristas -quizás exagerando un tanto
la nota- han señalado que se trata de un hito en la literatura
ambiental, comparable con el famoso libro titulado “La Primavera
Silenciosa” de Raquel Carson, el cual dio inicio en 1962 al

151
Alejandro Canut de Bon L.

movimiento ambiental.

Sea como sea, el hecho es que el texto se apoya fuertemente


en investigaciones y datos estadísticos, afirmando en definitiva que
la generación actual de la humanidad no vive en un mundo que
se dirige al desastre ecológico, como se podría pensar. Pero más
que ello, los aspectos netamente ambientales del libro han sido
unidos a información, también estadística, que nos muestra que
en promedio la humanidad actual goza de mayor bienestar que
cualquiera otra generación anterior de la historia, dado que cuenta
en términos promedio con más tiempo libre, mayor seguridad,
más educación, ingresos medios más altos, mayor esperanza de
vida al nacer, menos hambre y menos accidentes. Todo esto ha
creado -en oposición a otras corrientes más pesimistas- la idea de
que la humanidad vive en su culmen, y que el futuro depara más
esperanzas que en cualquier otro momento anterior en la historia.

Lomborg es claro en señalar que ello no quiere decir


que todo este bien, sino sólo que el destino del hombre -
comparativamente hablando- ha mejorado enormemente, y que
esto se puede comprobar científica y estadísticamente (el libro
contiene cerca de 3000 notas al píe de página, permitiendo
al lector dirigirse a la fuente de cada información o número
que entrega). La clave del argumento es, como se ha dicho, la
comparación (el cómo se estaba antes, y el cómo se está ahora).

Señala, por ejemplo, que si en 1915 el 75% de los jóvenes


en países en vías de desarrollo eran analfabetos, para inicios del
siglo XXI sólo el 16% no aprendía a leer y escribir. O que si
en 1970 el 30% de la población del mundo en desarrollo tenía
acceso a agua potable, en el presente la cifra ronda el 75 a 80%.
O que si en el mismo año el 35% de dicha población padecía de
hambre, para 1996 el número se había reducido al 18% (y que
para el 2010 se espera que no sea más del 12%).

Así, procurando basarse en una apreciación científica del

153
Desarrollo Sustentable y temas afines

estado actual del mundo, busca que el lector -con una mayor
información- determine las prioridades a las que se deben destinar
los escasos recursos de que disponemos. O, en otras palabras y
refiriéndonos al tema ecológico, utiliza Lomborg la filosofía
de costo-beneficio, para manifestar, por ejemplo, que muchas
medidas de protección ambiental no se justifican por el costo
que tienen. Que los mismos recursos económicos, aplicados a
fines diversos, podrían producir un mucho mayor bienestar a la
humanidad. Por ejemplo, en uno de los aspectos que más polémica
ha causado, este autor destaca que el costo de la implementación
del Protocolo de Kyoto sería mejor utilizado si se destinara a
facilitar el acceso de agua potable en las regiones más pobres de
África. Esto último salvaría más vidas que lo primero.

Otra característica del libro es la crítica constante a las


proyecciones de muy corto plazo que -a su juicio- suelen hacer,
de manera alarmista, las organizaciones no gubernamentales. A
modo de ejemplo, demuestra que si se toman sólo los registros
de los años 1988 y 1989, y se proyectan, resulta entonces que la
tasa de ocurrencia de los huracanes aumenta preocupantemente,
pero si se incorporan al análisis los registro de los últimos 50 o 70
años, se aprecia como aumentos en esta tasa ya han ocurrido en el
pasado, sin haberse por ello perpetuado. Lomborg nos recuerda
que la naturaleza obedece a ritmos mayores que muchas veces no
se comprenden y que por ello no se consideran en los muchos
pronósticos catastróficos que se hacen.

En resumen, se trata por cierto de un texto polémico,


pero sin duda interesante. Se puede concluir que en general es
demasiado optimista, como también se puede estimar que es más
bien realista. En efecto, a ratos convence y a ratos no. Un libro
que ayuda en poner freno a un sentimiento de pesimismo, a una
visión de un mundo cada vez en peores condiciones. Por todo
ello este autor no ha pasado desapercibido y, a lo menos decir,
ha cumplido la buena tarea de enseñarnos a desconfiar de tanto
comentario y a buscar -más informados- nuestro propio parecer

154
Alejandro Canut de Bon L.

sobre el futuro que espera a la humanidad y a nuestro planeta. 40

Ética y Medioambiente

En este capítulo nos referiremos a la componente ética que existe


en las decisiones de explotar y utilizar recursos naturales, renovables
o no renovables. Como se podrá comprender, se trata de un tema de
hondas raíces, que se vinculan a las concepciones filosóficas e incluso
religiosas de cada cual. En cierta forma este capítulo da contenido
a los dos grandes conceptos de Desarrollo Sustentable que hemos
indicado, y a la disyuntiva -también referida precedentemente- que
nos presentan los conservasionistas versus los preservasionistas.

40
Quizás, muy optimistamente, podemos esperar que el siglo XXI sea recordado por
tres fenómenos concurrentes: el descenso de las tasas demográficas y la estabilización
del crecimiento de la población (lo que algún asidero puede tener si extrapolamos el
descenso en la tasa de fertilidad registrado en las tres últimas décadas); la erradicación
de la extrema pobreza (que se estima como algo realizable) y; un equilibrio en la relación
hombre y medioambiente.

155
Desarrollo Sustentable y temas afines

El Dilema del Último Hombre

En una conferencia en 1973, el profesor australiano Richard


Sylvan (1936-1996) propuso un problema de ciencia ficción
que de vez en vez se utiliza para introducir el aspecto ético en
los asuntos ambientales. Se le ha denominado “el argumento (o
dilema) del último hombre”, y consiste en la siguiente situación
hipotética: suponga que usted es el último ser humano en la
Tierra, y está pronto a morir. Una vez que ya no exista, la única
vida que habrá en el planeta será la de los animales, plantas, y
microbios. Por alguna extraña razón a usted le divierte cortar
árboles, y está de pie frente a la última secuoya gigante existente.
La pregunta entonces es ¿Tiene derecho a cortarla por mera
diversión?.... ¿Estaría mal, a pesar que con ese acto no dañaría a
ninguna otra persona?...

Lo importante es que la respuesta a esta pregunta, como


a muchas otras que se vinculan con nuestra actitud frente a la
naturaleza y al medioambiente, no se encontrará en el campo de
la ciencia ambiental, sino en un campo ético y, por lo mismo,
filosófico. Tener presente este simple hecho resulta de gran
importancia al momento de discutir temas ambientales.

156
Alejandro Canut de Bon L.

En efecto, en diversos resúmenes de la historia de la ética


ambiental se suele partir citando un famoso artículo escrito por
el ambientalista Aldo Leopold (1887-1948), considerado uno de
los padres del movimiento ambiental norteamericano, publicado
en 1948 y titulado “The Land Ethic”. En dicho artículo el autor
sostiene explícitamente que las raíces de la crisis ecológica que
se empezaba entonces a vivir eran básicamente filosóficas (este
artículo sólo sería divulgado gracias a una recopilación hecha por
el Sierra Club, editada en 1970).

Desde entonces los artículos sobre esta materia no se han


detenido. La primera conferencia sobre este tema fue organizada en
1972 en la Universidad de Georgia, mismo año en que se publicó
un texto que ha sido un constante referente, titulado “Is It Too
Late?. A theology of ecology”, de John B. Cobb y, en una línea
similar el mismo Richard Sylvan presentó en el Congreso Mundial
de Filosofía de 1973 un trabajo titulado “¿Hay Necesidad de una
Ética Ambiental?”. Un año más tarde otro profesor australiano, John
Passmore, contrariaba a Cobb y a Sylvan argumentando con una
publicación titulada “Man´s Responsability for Nature”, en el sentido
que no se requería de ninguna ética ambiental. Desde entonces y
hasta los años ochentas el tema se dividió entre quienes estaban con
Sylvan, por un lado, y los que estaban con Passmore, por otro.

Posteriormente, pareciera que esta discusión ha quedado


algo decidida a favor de quienes sostienen la necesidad de una
ética ambiental, como una disciplina independiente, sobretodo
al tener presente que en las últimas décadas se han formulado
posiciones que mueven cada vez más fuertemente las bases
filosóficas sobre las que se ha construido la sociedad occidental.

Pero más allá de hacer un resumen de lo que ha pasado con


esta disciplina, lo que nos interesa aquí es destacar -como ya se ha
señalado- que ella pertenece al campo de la ética y, por lo mismo,
de la filosofía, y no al de la ciencia ambiental. Esto último obliga
a que las respuestas a los dilemas ambientales sean tratadas no con

157
Desarrollo Sustentable y temas afines

una rigurosidad técnica, sino filosófica.

Como se sabe, la ética es la rama de la filosofía que se


preocupa -en una acepción simple y reducida- de distinguir entre
lo correcto o incorrecto, entre lo bueno y lo malo (sentido en el
que entenderemos el concepto en estás páginas). Para cumplir
con este cometido, las afirmaciones éticas que se hagan se deben
fundamentar en una corriente filosófica determinada, y buscar
una lógica armonía entre aquello que se postula como correcto o
incorrecto, por un lado, y los principios de la corriente filosófica
que sirva de fundamento, por otro lado.

Así las cosas, una pregunta como la que contiene el


argumento del último hombre, o situaciones más simples pero
reales (como la utilización o no de animales en laboratorios
farmacéuticos, o la caza de ballenas o el corte de alerces, etc),
nos obliga a encontrarnos de frente con nuestra actitud ante
la naturaleza y, más que ello, con nuestras creencias filosóficas
(conservadoras o liberales) e, incluso, religiosas.

En fin, cualquiera sea la posición que se tenga, el hecho


es que esta componente ética y filosófica de nuestras creencias
explica en definitiva una parte importante de nuestros argumentos
relacionados con la defensa o el uso del medioambiente. Tanto así,
que muchos de los fallos judiciales que en materias ambientales,
como en muchas otras, se dictan en los tribunales, sólo se explican
a la luz de una posición ética y filosófica determinada.

En efecto, si bien muchos podremos concordar en que los


jueces, al fallar, deben esforzarse por aplicar la ley, y sólo la ley,
también somos muchos los que comprendemos que jamás se
puede exigir a los jueces que dejen sus concepciones filosóficas
y éticas totalmente al margen de su tarea. Esto, pues el lenguaje
no es perfecto, y -por eso- el derecho escrito (la ley) no lo es
tampoco, lo que permite que se presenten en el ejercicio de la
interpretación legal inevitables márgenes de discreción, que en el

158
Alejandro Canut de Bon L.

fondo constituyen aquellos intersticios por los que se cuelan las


concepciones filosóficas y -por lo mismo- éticas de los jueces (y a
veces, incluso religiosas).

Por ello, es que tras un fallo que determina que está


permitido el corte de alerces, o de alguna otra especie, o la caza de
un animal, o el uso de estos en laboratorios farmacéuticos, o en
general la explotación de un recurso cualquiera, existirá no sólo
una ley, sino también un parecer ético-filosófico-ambiental.

Esto es claramente comprendido en algunos países, como


por ejemplo en Estados Unidos, y se traduce en que la elección
de un nuevo juez de la Corte Suprema es un hecho de gran
preocupación pública. Su carácter conservador o liberal, sus
creencias religiosas y filosóficas en general, etc, serán comentadas
y analizadas, pues -se sabe- ello influirá más temprano que tarde
en los temas que nos interesan y, en el caso del medioambiente,
en lo que se aceptará con el tiempo por sustentabilidad.

Demás está decir que el carácter ético de los fallos, y en


general el hecho de que exista un aspecto filosófico en muchas de
las respuestas a cuestiones ambientales, nos enfrenta al problema
de la subjetividad de nuestras afirmaciones. Esto pondrá a prueba,
muchas veces, no sólo nuestra visión de la naturaleza y nuestra
interpretación del derecho, sino -más que ello- nuestra capacidad
de entender el real significado de la tolerancia (concepto, que al
igual que sucede con el de Desarrollo Sustentable, se utiliza día a
día sin mayor comprensión de su verdadera esencia). Esto sucede
por ejemplo con las respuestas que emanan de posiciones que
desafían fuertemente las concepciones filosóficas de Occidente,
como ocurre con las corrientes preservacionistas o con la ecología
profunda, como se indica a continuación.

159
Desarrollo Sustentable y temas afines

Ecología Profunda

El concepto de “Ecología Profunda” o “Deep Ecology”


procede de un artículo escrito y publicado en la revista
“Inquirí” de 1973, por el noruego Arne Naess, profesor de la
Universidad de Oslo, en el cual él contrastó dos corrientes o
formas de encarar la ecología. A una de ellas se refirió como
el “movimiento de ecología profunda de largo alcance” (long-
range deep ecology movement), mientras que a la otra la calificó
como el “movimiento superficial o poco profundo de ecología”
(shallow ecology). El título del artículo fue precisamente “The
Shallow and the Deep, Long-Range Ecology Movement”.

Según Naess la característica fundamental de este


movimiento (Deep Ecology) consiste en reconocer un valor
intrínsico a todos los seres vivos y en general a la diversidad
existente en el planeta. Consecuencia de este reconocimiento se
deben producir, según este autor, diferentes acciones políticas,
sociales, e incluso filosóficas.

En mayor detalle, la literatura ha dado a la Ecología


Profunda, en términos generales, ciertos principios básicos que
podrían resumirse en el siguiente razonamiento:

160
Alejandro Canut de Bon L.

1.- Debe existir primero un reconocimiento del valor


intrínseco de toda vida y diversidad, humana y no-humana (lo
que denominan igualdad biocéntrica). Este valor es absolutamente
independiente de la utilidad que la vida no-humana pueda o no
tener para los mismos humanos.

2.- Los seres humanos no tienen derecho a reducir la


diversidad no-humana, salvo cuando así se requiera para satisfacer
necesidades humanas vitales.

3.- Los seres humanos tienen el deber de reducir la


intervención humana en el mundo no-humano, si ésta resulta
excesiva (situación que estiman necesaria en el presente).

4.- Esta disminución debe producirse mediante un


profundo cambio cultural. Es decir, un cambio en la forma
en que vive la sociedad, que afecte las estructuras económicas,
tecnológicas e ideológicas.

5.- Este cambio debe centrarse principalmente en la


calidad de vida, más que en incrementar el “estándar de vida”.

En resumen, se plantea por este movimiento que no es


posible proseguir con el tipo de crecimiento industrial que
existe actualmente, y que por ello es urgente realizar cambios
fundamentales en nuestro sistema de valores y prácticas. De no
realizarse estos cambios, se destruirá la diversidad y la belleza del
mundo, lo que en definitiva afectará nuestra propia capacidad de
subsistencia cultural.

Para algunos, la Ecología Profunda debe ser calificada


como una corriente preservacionista, o como una corriente
diferente, que se encontraría más allá del preservacionismo en
general (Véase “Conservacionistas versus Preservacionistas”). De
hecho, algunas corrientes dentro del movimiento de Ecología

161
Desarrollo Sustentable y temas afines

Profunda se han relacionado con ideas religiosas, como las


budistas, y han sostenido que la crisis medioambiental que se
vive puede solucionarse logrando una interdependencia de todos
los fenómenos de la naturaleza, conectando al ser humano con la
Tierra, y con el proceso de la vida en general. En este sentido están
los escritos de la autora norteamericana Joanna Macy. Estas ideas
se han vinculado en la literatura con la Hipótesis de Gaia, a la que
también nos referimos en este texto (Veáse “Hipótesis de Gaia”).

En resumen, la Ecología Profunda cuestiona las bases


estructurales del progreso económico de la sociedad occidental. La
crisis del medioambiente no es, para los ecologistas profundos,
más que una manifestación de los problemas que derivan del
tipo de desarrollo económico que busca insaciablemente nuestra
sociedad y del hecho de estimar que el hombre es una criatura
especial, en cierta forma desligada del resto de la naturaleza, con
derechos sobre los demás animales y en general sobre todo cuanto
existe. No nos hemos percatado aún, dicen algunos ecologistas
profundos, que el ser humano es sólo un animal más, uno de las
10 millones de especies que habitan la Tierra. Nada demasiado
especial. Parte integrante de la naturaleza, y no algo separado
de ella. Según algunos ecologistas profundos, esta distinción
inconciente que hacemos de naturaleza y ser humano, se nota
incluso en nuestro lenguaje. Hablamos de la “contaminación
de la Tierra o de la naturaleza” sin darnos cuentas que se trata
de nuestra propia contaminación. Nosotros no somos sólo los
contaminadores, sino también los contaminados.

Por último, debemos destacar que esta visión del hombre,


como un ser más de la naturaleza, contradice en alguna forma
concepciones religiosas que ponen al ser humano en el centro
de la creación y que expresamente le otorgan derechos sobre
la naturaleza entera. Desde esta última perspectiva la Ecología
Profunda no es sólo contradictoria con el crecimiento económico
(en su acepción occidental y actual de este último concepto) sino
también con valores culturales muchos más profundos que los

162
Alejandro Canut de Bon L.

meramente económicos, como lo son de hecho los religiosos.

Prohibir es más fácil

El cuidado y protección del medioambiente y sus


recursos resulta muchas veces un dilema amargo, en el sentido
que siempre debemos encontrar a alguien que pague por dicho
cuidado o protección. Podrá ser la comunidad toda o podrá ser
sólo un conjunto de personas, pero la cuenta debe ser cancelada.
Parafraseando a un famoso economista “no existen almuerzos
gratis” en este tema.

Recuerdo esto, puesto que no es extraño ver casos en los


que, frente al dilema en cuestión, el Estado, los Tribunales o la
comunidad, prefieren optar por cuidar y proteger prohibiendo el
uso o la explotación del recurso, lo que nos presenta un aspecto
ético importante. En efecto, esto -en algunos casos- resulta
tremendamente injusto, pues equivale a endosar la cuenta que
se debe pagar sólo a un grupo de ciudadanos; a los dueños del
recurso que se desea proteger.

A continuación indico, a modo de ejemplo, dos casos en


que esto ocurre. Uno que fue resuelto en los tribunales y otro que
ha sido discutido en la opinión pública. Se han generalizado los
detalles, poniendo atención en el hecho principal que se desea

163
Alejandro Canut de Bon L.

ilustrar, es decir en el común denominador de ambos casos: una


solución de protección aplaudida por muchos, pero -estimamos-
intrínsicamente injusta.

a.- La prohibición de talar una especie determinada de


árboles. El caso es el siguiente: año tras año se aprecia como
disminuye una especie determinada, y por ello se decide
prohibir su tala, a fin de evitar su extinción. Esta prohibición
se hace mediante ley. Es aplaudida por muchos, salvo por las
compañías forestales y por los dueños de algunos terrenos en los
que se encuentran estas especies. La comunidad en su mayoría
está feliz, pues se asegura así la preservación de la especie en
cuestión. Nuestros bisnietos podrán conocer estos árboles,
rezan los periódicos. Conclusión: el resultado parece óptimo y
sin duda lo es, desde una perspectiva ambiental.

b.- Prohibición de vender derechos de aguas de los pueblos


indígenas. El caso es el siguiente: Por años grandes empresas
mineras han comprado derechos para aprovechar (explotar)
aguas subterráneas provenientes de captaciones ubicadas en la
cordillera. Los necesitan las empresas como insumo en el proceso
de beneficio de los minerales que extraen. El precio del derecho de
aguas es tal, que las familias de los pueblos ancestrales no pueden
evitar la tentación de venderlos a estas compañías y, con ello, se
están condenando a su propia extinción. Vendidos los derechos,
se mudan a las grandes ciudades. Este proceso está produciendo
la extinción de una forma de vida que tiene cientos de años. De
seguir este proceso de venta, una cultura entera desaparecerá.
Se discute socialmente el tema y muchos grupos ambientalistas
buscan que se dicte una ley que prohíba la venta de los derechos
de aguas por parte de los pueblos indígenas. Estiman que con la
prohibición, el problema terminará, y seguramente están en lo
cierto. De dictarse dicha ley, los pueblos indígenas no podrían
vender sus derechos y seguirían viviendo en el mismo lugar y
de la misma forma en que lo han hecho por los últimos siglos.
Conclusión: una cultura se preservará.

165
Alejandro Canut de Bon L.

¿Qué hay de equivocado o injusto en estos dos casos?...


Veamos, en el primero de ellos, en el caso de la prohibición de
talar árboles, lo injusto -estimo- radica en que como sociedad, a
través de nuestros representantes (el Congreso), se decide endosar
el costo de la preservación sólo a los dueños de los bosques. ¿Qué
habría sido lo justo?.... Expropiar los bosques que decidimos
preservar. Pagar su justo precio a los propietarios. En efecto,
póngase usted, por un minuto, en los zapatos del propietario
de un predio forestal rico en estas especies, al que por ley se le
dice, de un día para otro, que no puede seguir explotando su
bosque. No piense en una gran transnacional, las que resultan
siempre impersonales, sino en un empresario mediano que ha
forjado su propia industria y en la que tiene invertida una vida
entera de trabajo. Resulta que somos todos, la sociedad en su
amplia expresión, la que desea preservar la especie en peligro de
extinción. Para ello bien podemos destinar entonces parte de
nuestros recursos como nación, es decir de nuestros impuestos
o ingresos. Claro, esto implicará un problema de opción. Al
destinar recursos para expropiar los terrenos forestales y salvar la
especie, deberemos renunciar por ejemplo a la construcción de un
nuevo hospital o de una nueva carretera. O peor aún, aumentar
los impuestos para poder así construir la misma cantidad de
hospitales, carreteras, etc, y además expropiar. Pero por cierto que
nadie desea pagar un peso más de impuesto, ni desea renunciar a
nada. Preferimos que la cuenta sea pagada sólo por el propietario
del bien, mediante la prohibición. Por ello es que resulta más
fácil prohibir que expropiar. En concreto, no deseamos asumir
el costo de la preservación, pero aplaudimos la misma olvidando
que alguien pagará la cuenta.... y olvidando también el dicho
pronunciado por el mismo famoso economista, que dice que
“toda persona tiene derecho a hacer el bien público, siempre y
cuando lo haga con su propio patrimonio”.

Y, respecto del segundo caso; el de los derechos de aguas de

167
Desarrollo Sustentable y temas afines

los pueblos indígenas, ¿qué puede haber de errado en la solicitud


de preservar la cultura evitando la venta de los derechos?... Sin
duda que no hay nada de errado en querer preservar la diversidad
cultural de una nación. Por el contrario. Pero no puedo dejar
de pensar que si hay algo equivocado en la posición de ciertas
personas o grupos que desde la comodidad que provee el mundo
occidental, abogan por mantener a otras personas en una suerte
de congelamiento cultural. En otras palabras, con que autoridad
podemos nosotros prohibir a otros que vendan los bienes que
son de su propiedad, simplemente porque no deseamos que
cambien su forma de vida, su cultura. Una prohibición como
la indicada conlleva un costo asociado, que evidentemente sólo
pagarán aquellos que se vean privados de disponer de sus bienes.
Sabemos bien que estos planteamientos tienen aspectos
jurídicos y filosóficos que no se encuentran tratados en este
artículo. Ello se debe a que la finalidad de estas páginas no es el
análisis de detalles legales o de conceptos filosóficos, sino sólo el
recordar que la prohibición como una vía para preservar tiene
también sus costos. No siempre los vemos. Pero allí están, y
alguien debe asumirlos. Por ello quizás la justicia y ética de estos
temas está en que el costo de preservar sea compartido.

168
Alejandro Canut de Bon L.

Ciencia y Medioambiente

Como se señalará a continuación, la comprensión de la


naturaleza proviene de nuestro conocimiento científico. Creemos
entender, a través de él, la forma en que funciona el medioambiente.
Pero en las últimas décadas un cambio de paradigma está empezando
a tener lugar, lo que resulta especialmente notorio en la manera en
que nos acercamos al tema ambiental y -como hemos señalado ya- a
la economía.

169
Desarrollo Sustentable y temas afines

¿Qué es la ciencia?

Estimamos importante partir este capítulo haciéndonos esta


pregunta, pues -como se ha dicho- el entendimiento que tenemos
de la naturaleza y del medioambiente proviene principalmente
de nuestro conocimiento científico, es decir, de la ciencia. No
obstante, pocas veces se advierte como este último concepto ha
evolucionado tremendamente en las últimas décadas, al punto
que lo que se entiende por ciencia hoy, a inicios del siglo XXI,
dista mucho de lo que entendíamos por ella a inicios o mediados
del siglo XX. Esta evolución explica, en alguna medida, porque
nuestro entendimiento de la naturaleza también ha variado, lo
que ha formado dos visiones que pugnan hoy fuertemente (y que
trascienden -como hemos ya indicado- a otros campos, como por
ejemplo la economía o la ética).

Ahora bien, no podemos menos que destacar que se trata


-en este artículo- de dar una respuesta filosófica a la pregunta que
nos sirve de título y, por lo mismo, para muchos esta respuesta
podrá resultar muy poco práctica, pero no por ello, esperamos,
poco interesante.

A riesgo de simplificar excesivamente, se puede afirmar


que la filosofía se asienta principalmente sobre dos interrogantes
fundamentales: La primera es ¿cuál es la esencia última de todo
cuanto existe? y, la segunda es ¿cómo conocemos?... Las respuestas
a la primera pregunta dan lugar a la ontología, y las respuestas a
la segunda dan lugar a la epistemología. Esta última, también es
conocida como “filosofía de la ciencia”, a pesar de que es posible
distinguir una diferencia de matiz entre estos dos conceptos
(epistemología y filosofía de la ciencia). Mientras el primero se
refiere más precisamente al problema que presenta la pregunta
¿cómo conocemos?, el segundo se preocupa de saber ¿cómo se
desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas?, es decir,
¿qué entendemos por ciencia?.41
41
La historia de la filosofía consiste, principalmente, en el desarrollo de las dos ramas

170
Alejandro Canut de Bon L.

Este apartado se centra en la filosofía de la ciencia y


en particular en su desarrollo durante el siglo XX. Procura,
esencialmente, explicar (resumir) que se ha entendido por ciencia
durante los últimos cien años.

El Neopositivismo; La visión tradicional de la ciencia.

A comienzo de la segunda década del siglo XX, un conjunto


de intelectuales se reunió periódicamente en la Universidad
de Viena. Este conjunto estaba conformado por matemáticos,
físicos, sociólogos, filósofos, etc, y pasaron a ser conocidos
como el “Círculo de Viena”, mientras que su pensamiento -cuya
influencia se haría sentir en toda Europa y Estados Unidos- sería
conocido indistintamente bajo las siguientes denominaciones:
“Neopositivismo”, “Empirismo científico” o “Positivismo lógico”.

En muy pocas palabras, el mayor común denominador de


este grupo de intelectuales era la absoluta confianza en la ciencia y
la fe ciega en el progreso, unido esto a una total oposición a todo
lo que pudiera insinuar algo sobrenatural.

Para que una teoría o proposición pudiera ser considerada


científica, debía ser capaz de pasar lo que ellos denominaron
el “Principio de la Verificación” (es decir, la posibilidad de
comprobar el postulado empíricamente, mediante el método
científico). Una teoría o proposición que no pudiera ser sometida
a este principio, carecía de sentido, y no podía ser considerada
científica. Y si era posible someterla a este principio, sólo daría
lugar a un nuevo adelanto o conocimiento científico una vez
verificada (comprobada empíricamente).

Así, para los neopositivistas, la ciencia se entendía,


en líneas generales, como un conocimiento cierto, lineal

señaladas (ontología y epistemología), sin olvidar por ello que existen otras ramas
secundarias, como lo son la ética, la estética, la filosofía política, etc. Todas ellas se
comprenden dentro del concepto general de filosofía.

171
Desarrollo Sustentable y temas afines

y acumulativo, en donde una nueva teoría asumía,


complementaba y perfeccionaba las anteriores ya verificadas.
Una suerte de cadena de “verdades comprobadas” que
denominamos “conocimiento”, en la que toda nueva teoría,
una vez verificada, constituye un nuevo eslabón, él que nos
entrega una nueva pieza de entendimiento de la naturaleza.

Por otro lado, este Principio de Verificación nos permite


determinar lo que -como se ha dicho- no es ciencia. Aquella
proposición que no puede ser comprobada o rechazada
empíricamente no es científica. Se traza así, una línea que
permite distinguir entre dos mundos, el científico y el que
pretende ser científico, el de la ciencia y el de la seudo-ciencia
(aquel que procura gozar, sin méritos suficientes, del calificativo
de científico). En este último sentido, se encontraban -para el
Círculo de Viena- todas aquellas teorías acomodaticias, que
siempre tienen una respuesta a toda pregunta, pero que jamás
permiten una comprobación empírica cierta. Así, por ejemplo,
el psicoanálisis freudiano, o la interpretación marxista de la
historia, que gozan de respuestas para todo, pero jamás de la
posibilidad de ser sometidas a una comprobación empírica
concreta.

Comprenderá el lector como esto constituye la visión


tradicional de la ciencia, que incluso persiste hasta hoy en el
inconsciente colectivo. Es más, para el ciudadano medio, que
pocas veces -por no decir nunca- se enfrenta a pensamientos
epistemológicos, la ciencia es precisamente esa cadena de
conocimientos ciertos, de verdades, a la que nos hemos referido,
consecuencia y herencia del pensamiento post-Newtoniano.

172
Alejandro Canut de Bon L.

Como es sabido, con posterioridad a Newton, el hombre


occidental creyó haber dado con el conocimiento verdadero
y universal, en donde cada nueva ley o fenómeno científico
descubierto y comprobado, quedaba cerrado a nuevos cambios.
Esa era, precisamente, la característica principal de la ciencia, su
validez, su certeza, su verdad absoluta.... hasta Popper.

Karl Popper; Una nueva visión de la ciencia.

Popper (1902-1994), fue un filósofo austríaco, de origen


judío, que nació y creció en Viena, en donde fue parte -en un
inicio- del Círculo de Viena. Posteriormente, en 1937, se vio en la
necesidad de huir del Nazismo, lo que hizo aceptando un puesto
en el Universidad de Nueva Zelanda, en donde permaneció
durante los años de la segunda guerra mundial, trasladándose en
1945 a Londres para proseguir su carrera como profesor de lógica
en el London School of Economics.

Su aporte en la filosofía se suele dividir en dos grandes


campos. Por un lado en la epistemología, siendo conocido en
éste como uno de los dos más grandes filósofos de la ciencia del
siglo XX (comparte el sitial con Kuhn, al que nos referimos más
adelante). Por otro lado, en la filosofía política, en la que su obra
cumbre, titulada “La Sociedad Abierta y sus Enemigos”(1945), es
uno de los textos más citados del siglo XX. En este último campo,
sus críticas al nazismo y, principalmente, al marxismo, están
consideradas dentro de las más serias y efectivas jamás realizadas.
Su visión de una sociedad abierta a la crítica y tolerante, continúa
al presente más vigente que nunca. No obstante, y como es de
esperar, su aporte en ambos campos tiene un común denominador
(lo que es lógico, pues su epistemología es el fundamento de su
filosofía política). Ese común denominador es la injustificada
imposición de un único punto de vista; la imposibilidad de
sostener una única verdad. En ambos campos su trabajo lo lleva a
ser considerado uno de los más grandes aportes en la historia del
pensamiento liberal. En resumen, para Popper, el desarrollo de

173
Desarrollo Sustentable y temas afines

la política y el de la ciencia consiste en una continua sustitución


de teorías. A continuación explicaremos esto centrando nuestras
palabras en su aporte a la filosofía de la ciencia.

Como es sabido, la ciencia del siglo XX está fuertemente


marcada por la famosa Teoría Especial de la Relatividad publicada
en 1905, y la Teoría General de la Relatividad aparecida en 1915,
ambas del genio alemán Albert Einstein. Estas teorías fueron
un verdadero terremoto en la ciencia, y -por consecuencia- en
la filosofía en general y en la epistemología en particular. Esto,
puesto que rápidamente se comprendió por la comunidad
científica que si estas teorías eran comprobadas, “verificadas” (y
pasaban así a ser “verdades” científicas), las leyes newtonianas que
habían regido nuestro entendimiento de la naturaleza por más de
doscientos años tenían que ser incorrectas.

Así, de un momento a otro, una teoría científica


comprobada, como lo eran los postulados de Newton, pasaba
a ser incorrecta. ¿Cómo podía esto ser posible?... La pregunta
adquiría aún más valor si se consideraba que en base a dicha
teoría habían tenido lugar un sinnúmero de progresos científicos
y de desarrollos prácticos sin precedentes (Revolución Industrial
incluída). Quizás la respuesta estaba -debe haber pensado Popper-
en el concepto que tenemos de ciencia y de “verdad”.

Se suele decir que un hecho que impresionó


profundamente a Popper en sus primeros años de filósofo, fue el
haber escuchado que Einstein no descartara jamás (a pesar que
su teoría ya había sido verificada) que en un futuro próximo se
comprobara que su teoría no era correcta o simplemente que
ella fuera superada o sustituida por otra posterior. 42

42
En el año 1919 la Teoría de Einstein fue comprobada -en la visión tradicional de la
ciencia- con la muy conocida expedición de Eddintong. Nunca antes un episodio de
verificación científica había logrado capturar tanta atención pública. A partir de entonces,
una vez verificada la teoría, Einstein se transformó en un héroe inmediato, requerido por
todas las universidades del mundo, e incluso su rostro de expresión pensativa trascendió
la esfera científica transformándose en uno de los dos personajes más populares de

174
Alejandro Canut de Bon L.

Esa humildad científica no se condecía por cierto con


la visión de la ciencia tradicional, descubridora de verdades
absolutas, en donde cada conocimiento nuevo, cada teoría
verificada, pasaba a ser un eslabón de una cadena lineal y
acumulativa. 43
Así, la tesis de Popper, publicada en el libro “Lógica de la
Investigación Científica” de 1935, nace en claro contraste con la
epistemología empirista del Círculo de Viena. Popper propone
en su texto la sustitución del “Principio de Verificación”, por el
“Principio de Falsicabilidad”. 44

En efecto, Popper critica a los neopositivistas señalando


que nunca es posible verificar con total certeza una proposición
(una hipótesis o teoría). Ni mil verificaciones serán suficientes,
ni 10 mil, pues siempre existirá -nos dice Popper- la posibilidad
que un futuro acto de verificación no dé el resultado esperado,
derrumbando el carácter absoluto de las conclusiones anteriores.
Si se piensa, por ejemplo, que todos los felinos tienen cuatro patas,
y se estima comprobada esa proposición por haber estudiado
todas las especies de felinos conocidas y haber comprobado
empíricamente (verificado) que todas ellas tienen cuatro patas; no
se estará ni siquiera entonces exento de la posibilidad de encontrar,
en un futuro próximo, una especie de felino que no cumpla con
ello, lo que derrumbará la verdad indicada previamente. Así,
miles de verificaciones no bastan para garantizar la verdad de una
teoría, pero una sola refutación es suficiente para demostrarla
falsa. En pocas palabras no es posible verificar, pero si es posible

inicio de siglo (se dice que sólo era superado en popularidad por Charles Chaplin).
43
Como también es sabido, actualmente, en el campo de la física, se encuentran dos
teorías que pugnan entre sí: por un lado la Teoría de la Relatividad de Einstein, y por
otro la Teoría Cuántica. Estas dos teorías, que se muestran día a día como ciertas, se
contradicen y por ello no pueden ser ambas correctas y, es más, se dice que lo más
probable es que ambas sean incorrectas (lo que en todo caso no priva a la comunidad
científica actual de utilizarlas obteniendo resultados de extraordinario valor práctico).
Esto, como se verá, es un contrasentido en la visión tradicional de la ciencia, pero no
en la visión Popperiana.
44
Este concepto proviene de la palabra inglesa “falsifiability” , que algunos textos universi-
tarios españoles traducen como falsificación , o falsación e, incluso, como refutabilidad.

175
Desarrollo Sustentable y temas afines

falsificar (refutar). No es posible asegurar de manera absoluta la


existencia de verdades, pero si es posible descartar teorías por
errores (refutar).

De esto se deducen consecuencias de importancia que


afectan nuestro entender de la ciencia. Primero, la ausencia de
verdades científicas; segundo, el hecho que la ciencia avanza,
progresa, ya no por el descubrimiento de una nueva verdad
(las que no se pueden alcanzar), sino por la eliminación de una
teoría precedente. El progreso de la ciencia no está dado por
la verificación, sino por la refutación. Se desmitifica así la idea
de una ciencia triunfante y compuesta de certezas, puesto que
no es posible considerar verdad a una teoría que aunque en el
presente pueda ser verificada, de todas maneras en un futuro
puede ser falsificada (refutada), y reemplazada por otra. La verdad
-esa coincidencia entre lo que pensamos que puede ser y lo que
realmente es- pasa sólo a ser una suerte de aceptación práctica y
momentánea, un consenso (que sólo durará mientras la respectiva
teoría no sea refutada).

Si una teoría funciona bien a lo largo de años y años


de aplicación, dando respuesta satisfactoria y práctica a cada
comprobación, podremos incluso pensar que se acerca a la verdad
(en el vocabulario popperiano se dice que es “verosímil”), pero ni
siquiera entonces, ni siquiera después de siglos, podemos darla
por verdadera. Incluso puede que efectivamente sea verdadera,
pero ello jamás lo podremos saber con certeza.

De lo anterior también se colige que para Popper el
científico es quien mantiene una distancia crítica delante de
toda hipótesis, por verificada incluso que ésta pueda estar. El
científico es el que falsifica (refuta), no el que fundamenta. La
finalidad de la ciencia es, de hecho, falsificar (refutar). Sólo así
logra avanzar (nótese como la esencia de esta idea trasciende la
epistemología, e incluso la filosofía en general. Para Popper el
hombre racional es aquel que siempre está dispuesto a tomar

176
Alejandro Canut de Bon L.

distancia crítica de las supuestas verdades absolutas).

Otro aspecto de importancia, consecuencia de la visión


popperiana de la ciencia, es la discusión del sistema inductivo. En
efecto, el método para pensar y buscar el conocimiento verdadero
que imperaba hasta la Revolución Científica iniciada por Galileo,
debía operar mediante el silogismo aristotélico, es decir, mediante
un razonamiento “deductivo” que se inicia a partir de una verdad
general (premisa mayor), para descender desde ella y mediante
una premisa menor, a una situación particular. Por ejemplo:
“Todos los hombres son mortales” (premisa mayor), “Juan es
un hombre” (premisa menor), “por lo tanto Juan es mortal”
(conclusión). Como se aprecia, el fundamento del silogismo
aristotélico es la existencia de verdades generales (premisas
mayores). La revolución que trajo consigo el método científico
a inicios de la Edad Moderna consistió en que propuso buscar
la verdad sin asumir a priori la validez de premisas mayores. Es
más, el método científico discutió que el proceso fuera realmente
“deductivo”, sino que más bien “inductivo”: en efecto, se pregunta
el científico tradicional, ¿cómo sabemos que todos los hombres
son mortales?... por la observación de caso tras caso. Así -dice el
método científico- es la experiencia de miles de casos (actos de
verificación), y no una verdad general, el punto de partida del
conocimiento. Dicha experiencia se podrá elevar al carácter de
“ley de la naturaleza”, pero no será ésta en sí el punto inicial.

Para muchos, Popper discutiría incluso -en alguna medida-


el carácter inductivo del método científico, al señalar que la
metodología de la ciencia se debe basar en hacer conjeturas y,
posteriormente procurar refutarlas, es decir, es más deductivo
que inductivo. Para Popper el método inductivo supone el error
lógico de la generalización a partir de la observación de algunos

177
Desarrollo Sustentable y temas afines

casos (a partir de la verificación). Por el contrario, lo que se


debe hacer -según Popper- es partir de proposiciones generales
(teorías), para ir de ellas a casos específicos que puedan falsear
dichas proposiciones.

En resumen, Popper nos cambió nuestra visión tradicional


de la ciencia. Si bien la falsificación (refutación) permanecería
bastante ignorada por más de veinte años, se consolidaría
rápidamente desde el momento en que la obra de Popper se
tradujo al inglés, a fines de los cincuenta. A partir de los sesenta
comenzará a hacerse presente cada vez con más fuerza en el
mundo intelectual, momento en que un nuevo actor entraría
en escena volviendo a introducir cambios en nuestra visión de
la ciencia... nos referimos a Kuhn. 45

Thomas Kuhn, y sus paradigmas;

Kuhn es un filósofo norteamericano nacido en 1922 y


fallecido en 1996. Su formación de pregrado esta dada en el campo
de la física teórica (magíster y doctor en física de la Universidad de
Harvard, en 1946 y 1949, respectivamente). Profesor de filosofía e
historia de la ciencia de diversas universidades norteamericanas a lo
largo de su carrera (Harvard, Berkeley, Princeton y el MIT).

Como indica él mismo en su libro publicado en 1962


titulado “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, una vez
graduado en física, tomó un curso que lo puso en contacto, por
vez primera, con la historia de la ciencia. Dicho curso socavaría
radicalmente algunos de sus conceptos básicos sobre la naturaleza
de la ciencia, resultando esto en un cambio drástico de sus planes
profesionales, puesto que pasaría de la física teórica a la historia de
la ciencia y, de ésta, a la filosofía de la ciencia.

45
La controversia sobre filosofía de la ciencia (y en particular sobre el progreso de la
ciencia), entre Karl Popper y Thomas Kuhn, se apreció claramente en el marco del
Coloquio Internacional de Filosofía de la Ciencia, sostenido en Londres en 1965,
el que es citado comúnmente para referirse a dos diferentes entendimientos sobre la
manera en que opera la ciencia y la formar en que ésta alcanza sus progresos.

178
Alejandro Canut de Bon L.

En el libro señalado Kuhn nos explica que el desarrollo de


la ciencia se da principalmente con lo que él denomina cambios
de “paradigma”. Los paradigma son “los logros científicos
universalmente reconocidos que, durante cierto tiempo,
proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad
científica determinada”. Un paradigma, por ejemplo, fue el sistema
geocéntrico, el que entregó un modelo de problema y de soluciones,
hasta el siglo XV. Los problemas que presentaba la astronomía y
las soluciones que se proporcionaban a ella, se daban dentro de
dicho modelo. Este paradigma habría sido cambiado, durante el
Renacimiento, por uno nuevo, por el sistema heliocéntrico, el que
nos proporcionó nuevos problemas y nos dio el marco para nueva
soluciones.

El aporte de Kuhn radica en que él nos explica que en


ciertos periodos, que él denomina de “ciencia normal”, los logros
científicos se dan dentro del marco del paradigma imperante.
Éste proporciona a la comunidad científica el cuadro intelectual
en base al cual debe trabajar. En esto se diferencia de Popper.
En efecto, para Kuhn -en estos periodos de ciencia normal- los
avances científicos no se dan falsificando (refutando), sino por
el contrario, verificando y solucionando nuevos problemas
dentro del mimo paradigma. Así, para Kuhn, la ciencia avanza
ordinariamente sin falsificar (refutar). Este modus operandi de
la ciencia se alteraría en ciertos momentos históricos, cuando los
supuestos fundamentales de un paradigma imperante, cualquiera
que éste sea, se ven desafiados. En ese instante, se inicia un periodo
de “ciencia extraordinaria”, caracterizado por el nacimiento de un
nuevo paradigma y por la pugna de éste con el anterior. Sólo
entonces, al momento de triunfar el nuevo paradigma (si es que
triunfa) se produce una suerte de falsificación (refutación).

Una característica importante en el pensamiento de Kuhn,


es que los paradigma son incomensurables, incomparables,
entre sí. No es posible, por mucho que un nuevo paradigma
triunfe sobre uno anterior, asumir que aquel es mejor o más

179
Desarrollo Sustentable y temas afines

verdadero que éste. Los paradigmas no son más que modelos


de problemas y soluciones, y no verdades en sí. De esta forma
es posible concluir que si la verdad se mantenía inalcanzable
en el pensamiento de Popper, derechamente no existe en la
concepción epistemológica de Kuhn.

Para Kuhn los paradigmas resultan de tal forma


incomparables, que ni siquiera el triunfo de uno por sobre otro
obedece a un proceso racional (si no más bien cultural). Lo que
ven las personas que viven bajo un paradigma, simplemente no es
visto por los que viven bajo otro paradigma. Se necesitará de un
recambio generacional entero -explica Kuhn- para que el cambio
de paradigma tome lugar completamente.46

Como señalamos al inicio de este artículo, lo


importante para los efectos de este texto es reflexionar sobre
el hecho que nuestro conocimiento sobre el medioambiente,
y sobre el funcionamiento de la naturaleza, proviene de la
ciencia, y que la visión que de ésta tenemos -salvo desde una
perspectiva tradicional y hoy en gran medida superada- invita,
a su vez, a pensar detenidamente sobre la validez de nuestro
conocimiento.

O dicho en otras palabras, para algunos autores


nos encontramos actualmente en un periodo de “ciencia
extraordinaria”. Y esto no sólo en nuestra visión de la ciencia
en general, sino que en la visión de la economía en particular.
En efecto, el doble entendimiento del concepto de Desarrollo
Sustentables es una manifestación de esto, pues obedece
precisamente para estos autores a los dos paradigmas en pugna.

46
La palabra “paradigma” puesta de moda por Kuhn, escapó en la última década
al campo de la epistemología para encontrar una acepción mucho más amplia al ser
definida como las razones culturales que nos permiten entender una situación sólo de
una determinada manera.

180
Alejandro Canut de Bon L.

La Teoría del Caos

Desde los inicios de la ciencia moderna (Revolución


Científica Galileo-Newton, siglo XVII), el hombre ha creído
que el conocimiento de las diversas partes de un sistema
permite la comprensión del sistema en su totalidad o, dicho
en términos más generales aún, que la naturaleza opera como
una gran máquina en la que el entendimiento racional de cada
una de sus piezas permitiría la comprensión del todo. Esto es

181
Desarrollo Sustentable y temas afines

lo que desde un punto de vista humanista se suele denominar


Reduccionismo, y es el supuesto sobre el que se ha construido
la ciencia en los últimos 400 años. 47

Ahora bien, no obstante lo señalado, a inicios del siglo


XX (1903) el matemático y físico Henri Poincaré, profesor de
la Sorbonne de París, cuestionó esta perfección newtoniana,
en relación a las órbitas planetarias. Demostró que un sistema
simple, gobernado por las leyes de la gravitación y el movimiento,
puede comportarse de una forma impredecible debido a que
pequeñísimas diferencias en las condiciones iniciales, pueden
significar diferencias fundamentales en los resultados. Este
cuestionamiento careció de atención hasta entrada la segunda
mitad del siglo XX, y más precisamente hasta la década de1960,
en que se inició un estudio más sistemático de lo que se puede
denominar “dinámicas caóticas”, es decir sistemas que
aparentemente no obedecen de manera estricta a un estudio
lineal de causa-efecto. Quizás el primer científico en dar un
paso en este sentido ya entrado el siglo XX, fue el meteorólogo
norteamericano Edward Lorenz, quien procurando realizar
simulaciones y proyecciones basadas en parámetros elementales,
comprendió que en la predicción del clima -como en otros muchos
sistemas de la naturaleza- algunas instrucciones sencillas pueden
47
En 1687 Newton publicó su obra cumbre, titulada “Principios Matemáticos de
Filosofía Natura” (más conocida por su nombre abreviado “Principia” ). Este libro
es para la mayoría de los historiadores el texto científico más importante en toda la
historia de la humanidad. En él se explica, entre otras, la teoría de la gravitación y las
tres leyes del movimiento gravitatorio de los planetas. Desde esta publicación se ha
estimado que partiendo del estado y ubicación de un cuerpo cualquiera (o de varios
cuerpos), y aplicando las leyes de física, es posible proyectar -mediante causa y efecto- el
estado y ubicación futura de él o los cuerpos (lo que se suele denominar “determinismo
físico” ). Esto hizo pensar a muchos científicos que mediante estas leyes el universo
físico dejaba de tener secretos para el entendimiento humano. Pero, más importante
que ello -desde el punto de vista de la evolución del pensamiento en general- es que
el nacimiento de la ciencia moderna (es decir, la conjunción del genio mecánico de
Galileo con el genio matemático de Newton), logró explicar los fenómenos terrestres y
celestes dentro de una misma teoría, basada en las leyes de la mecánica, y con ello creó
la sensación que el hombre podía comprender y dominar la naturaleza, lo que influyó
decisivamente en la evolución de la ciencia y en el futuro de la humanidad.

182
Alejandro Canut de Bon L.

originar estructuras extremadamente complejas, imposibles


hoy de proyectar con precisión. El ejemplo más recurrente de
un sistema caótico es, precisamente, la predicción del clima. Al
presente entendemos como opera el viento, porque y cuando
debe nevar o llover, etc, pero a pesar de ello no somos capaces de
predecir el clima con el detalle que desearíamos.

El trabajo de Lorenz fue publicado en 1960, en una


revista de meteorología y le tomó años para ser suficientemente
conocido pero, una vez que lo fue, revolucionó el mundo
científico.

De hecho, para inicios de la década de 1970 algunos


científicos trabajaban ya en la forma de encarar estos sistemas
caóticos. Una de las principales teorías en este campo ha sido
desarrollada por el físico norteamericano Mitchell Feigenbaum,
quien ha determinado la existencia de ciertas constantes que se
repiten en el comportamiento de los sistemas que tienden al caos,
conocidas hoy como “números de Feigenbaum”.

Así y en resumen, la búsqueda de una explicación


matemática de estos fenómenos naturales complejos, es lo que
hoy denominamos Teoría del Caos (dicho en términos un poco
más complejos es posible afirmar que la Teoría del Caos es la
rama de las matemáticas y de la física que trata de comprender el
comportamiento de un proceso determinista, en el cual el valor
de una función cambia constantemente en razón de una regla que
se define en bases al valor actual de la misma función).

Algunas características interesantes de esta Teoría son las


siguientes:

a.- La dependencia sensible de las condiciones iniciales:

183
Desarrollo Sustentable y temas afines

el estudio del Caos ha puesto de manifiesto la extremada


sensibilidad de algunos sistemas (en lo que precisamente
radicaría la imposibilidad de su proyección). Es decir,
cualquier mínima perturbación o variación en la información
o condiciones iniciales de un sistema complejo, producirá un
resultado final muy diverso al esperado. Esto es lo que se conoce
comúnmente como “Efecto Mariposa”, dado que se suele
explicar metafóricamente de la siguiente forma: el simple aleteo
de una mariposa puede significar, meses después, un tornado de
proporciones a miles de kilómetros de distancia.

b.- Se suele relacionar con la denominada Geometría


Fractal: en efecto, quien profundice en este tema, encontrará en la
literatura de divulgación científica una interesante relación entre,
por un lado, las constantes a las que se refiere Feigenbaum y, por
otro lado, la denominada “Geometría Fractal”, la que también
se ha desarrollado a partir de la década de 1970. Para explicar
básicamente esta relación cabe señalar que un fractal es una figura
geométrica con una estructura compleja que se repite a cualquier
escala, mayor o menor. Lo interesante es que los fractales parecen
estar presentes en diversos ámbitos de la naturaleza, como por
ejemplo en la similitud de la forma de una rama de un árbol
con la forma del árbol mismo, o en las “irregularidades” de la
geografía de un litoral a cualquier escala que se aprecie. Lo que
ha cautivado la atención de este tema es que se ha sugerido
por algunos científicos que las aparentes “irregularidades” de la
naturaleza -en diferentes campos, desde una flor a las galaxias-
podrían tender a una constante a mayor escala que recién
estaríamos empezando a comprender. Por ello el estudio de los
fractales en la ciencia ha crecido rápidamente, y en alguna forma
-mediante estas constantes- tiende a relacionarse con el estudio
del Caos. Se ha estimado que la tecnología de los fractales es en
cierta forma la representación gráfica de problemas dinámicos.

184
Alejandro Canut de Bon L.

Por ello, esta tecnología podría quizás ayudarnos a entender, al


menos intuitivamente, los sistemas dinámicos de la naturaleza. 48

c.- Se suele relacionar de manera indirecta con la


denominada Teoría del Todo. Para comprender esta relación
indirecta, cabe hacer la siguiente explicación. La Teoría del Todo
es una estructura teórica hipotética (es decir, aún no es realidad),
que en caso de llegarse a formular podría dar explicación
unificada de la naturaleza. En efecto, en la naturaleza existen
cuatro fuerzas fundamentales, cuya comprensión independiente
permite explicaciones parciales de los fenómenos naturales. La
primera de estas fuerzas fundamentales es la Gravedad, explicada
originalmente por Newton (quien nos dio con esto la visión
determinista de la ciencia) y comprendida hoy mediante la Teoría
General de la Relatividad de Einstein (1915); La segunda de
estas fuerzas es el Electromagnetismo, explicada por Maxwell
durante el siglo XIX (su comprensión permitió entre otras cosas
los avances en las telecomunicaciones que caracterizaron el siglo
XX). Durante el inicio del siglo XX se incorporaron a esta lista la
Fuerza Nuclear Débil y la Fuerza Nuclear Fuerte.

48
El hecho que la naturaleza contenga ciertas formas o proporciones que se repiten
a diversas escalas y en diversos aspectos, se relaciona -de manera curiosa- con
ciertos temas de conocimiento popular, como lo es por ejemplo la famosa “Serie
de Fibonacci”. Esta serie de números, dónde cualquiera de ellos es siempre la
suma de los dos anteriores: 1,1,2,3,5,8,13,21,34,55 etc., constituye una secuencia
interesante por varias razones. En efecto, conforme se avanza en la serie, el resultado
de la división de cualquiera de los números de la secuencia, hecha por el anterior,
tiende siempre a 1.618. Se suele decir que este número y secuencia se encuentra en
la forma de diversas estructuras o manifestaciones de la naturaleza -caracoles, flores,
tormentas, galaxias, etc- y se asocia además con la base de la estética occidental, al
relacionarse con la denominada Proporción Áurea o Proporción Divina (1.618)
(por ejemplo, en la arquitectura, se suele considerar bello el edificio que en sus
proporciones contenga este número, como es el caso del Partenón en Grecia). El
nombre de la Serie se debe a que ella fue formulada por el matemático nacido
en Pisa, Leonardo de Pisa, apodado Fibonacci (1170-1230), conocido como el
más grande matemático europeo de la Edad Media, quien en 1202 publicó el
libró titulado “Liber Abasí” que influyó decisivamente, entre otras cosas, en la
popularización y uso de los números árabes en Europa (mismos números que
utilizamos hasta el presente. Anteriormente se utilizaban los números romanos).

185
Desarrollo Sustentable y temas afines

El hecho importante para lo que nos preocupa es que tres


de estas fuerzas -el electromagnetismo y las dos fuerzas nucleares-
se estudian y procuran explicar bajo lo que se denomina Teoría de
la Mecánica Cuántica (la que nos sirve para entender el mundo de
las partículas subatómicas). Por otro lado, la fuerza de la gravedad
se estudia y explica -como ya se señaló- bajo lo que se denomina
Teoría de la Relatividad General (que nos sirve para entender el
mundo de los grandes astros). Lo curioso es que estas dos teorías
aparecen como incompatibles entre sí. De esta forma, uno de
los mayores desafíos actuales de la ciencia física (si es que no el
mayor) es encontrar una teoría que sirva para explicar el universo
de lo micro y de lo macro a la vez, es decir, una descripción
unificada de todas las fuerzas fundamentales de la naturaleza.
Esta teoría hipotética es lo que se denomina la Teoría del Todo,
y su importancia y relación con el Caos radica en que esta teoría
podría permitir la comprensión de los fenómenos de la naturaleza
que hoy no somos capaces de explicar. 49

Ahora bien, cabe preguntarse a esta altura, cuál es la


relación de la Teoría del Caos con el medioambiente (o, en
otras palabras, porque nos referimos a la Teoría del Caos en este
libro). La respuesta es simple, y consiste en la comprensión de los
fenómenos naturales y del ecosistema. El hecho es que el cuidado
49
También se suele relacionar la Teoría del Caos con el Principio de la Incertidumbre
de Heisenberg, con el Teorema de la Incompletitud de Gödel, y -en una perspectiva
más filosófica e indirecta- con el experimento del Gato de Schrödinger. El Principio de
Incertidumbre fue formulado en 1927 (y por él Heisenberg obtendría el Premio Nobel
en física en 1932). Este principio declara que no es posible realizar una determinación
exacta y simultánea de la posición y del momento de un cuerpo. El Principio de la
Incertidumbre destronó la ley de causa y efecto, que había reinado en la ciencia desde
Newton, debilitando de paso la filosofía determinista del Universo. Einstein no con-
cordó con Heisenberg sobre la validez de este principio, y su oposición suele resumirse
en la siguiente frase: “Dios no juega a los dados con el Universo”, contenida en una
carta que le envió a otro físico (Born), y en la que le explica que no está de acuerdo
en el carácter aleatorio, y probabilístico de la física cuántica. Steve Hawking señaló en
relación a esta frase que: “Al parecer Einstein estaba doblemente equivocado cuando
afirmó que “Dios no juega a los dados”. Los estudios sobre la emisión de partículas
desde agujeros negros permiten sospechar que Dios no solamente juega a los dados,
sino que, a veces, los echa donde nadie puede verlos”.

186
Alejandro Canut de Bon L.

del medioambiente a través del derecho y la economía, presupone


-para su efectividad- el entendimiento científico de la naturaleza.
Asumimos en la cultura occidental este entendimiento con la
visión científica que ha caracterizado la ciencia de los últimos
400 años (reduccionismo, causa-efecto, determinismo),
pero empezamos a estar advertidos que la misma ciencia está
descubriendo en las últimas décadas que dicho entendimiento
parece en alguna forma parcial, y por lo mismo se sigue buscado
hoy una comprensión holística de la naturaleza. 50

Es curioso como este tema que parece altamente teórico,


explica situaciones prácticas. Por ejemplo, asumimos que el
conocimiento científico y, en especial, la ley de la causa-
efecto, nos permite determinar con toda precisión los impactos
ambientales que un nuevo proyecto industrial producirá en el
entorno en que se construirá. Para ello se levanta primero lo que se
denomina “línea base” del lugar, a la que se suma, posteriormente,
el nuevo proyecto, determinando así los efectos o consecuencias
de éste. Es tal la fe que nuestra cultura ha desarrollado en la
visión reduccionista de la naturaleza, que las leyes ambientales
que crean los sistemas de evaluación de impacto ambiental ni
siquiera se ponen en el supuesto que las variantes ambientales
que determinaron la aprobación o rechazo de un Estudio de
Impacto Ambiental, puedan evolucionar de una manera diversa a
la prevista científicamente, mediante la más estricta causa-efecto.
Se ha producido en estos casos inclusos vacíos legales notorios.
Sobre este punto volveremos en el artículo subsiguiente (“Estudio
de Impacto Ambiental, naturaleza e incertidumbre”).

Nuestro lugar en la historia de la Tierra

El mayor impacto que el avance de la ciencia ha tenido


en nuestra forma de pensar, a lo largo de los últimos 500 años,

50
Como se ha señalado en el artículo anterior (¿Qué es la ciencia?), resulta intere-
sante estudiar la forma en que la visión que tenemos de la ciencia ha cambiado du-
rante el siglo XX, y como ello ha influido particularmente en la filosofía de la ciencia.

187
Desarrollo Sustentable y temas afines

es el habernos permitido comprender el verdadero lugar que


ocupamos -como especie- en la historia de la Tierra.

Como es sabido, hasta fines de la Edad Media la visión


que teníamos de nosotros mismos, era la de ser la especie ubicada
desde el inicio de los tiempos en el centro del Universo, con
el Sol y los planetas girando a nuestro alrededor (concepción
geocéntrica), en donde el Universo estaba compuesto sólo por la
Tierra, el Sol, cinco planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y
Saturno) y las estrellas.51

Es más, para muchos la Tierra había sido creada a las nueve


de la mañana del 23 de octubre del año 4004 a.C.. Esta posición,
sostenida y defendida por algunos hasta incluso entrado el siglo
XX, era el resultado del estudio realizado por James Ussher (1580-
1656), obispo de Armagh y profesor de Teología del Trinity
College de Dublin, quien había llegado a esa conclusión después
de sumar rigurosamente las edades de los patriarcas indicados en
el Antiguo Testamento.

El primer gran paso que contribuiría a cambiar esta


concepción del Universo y de nosotros como una especie
privilegiada al centro de él, fue iniciado por Nicolás Copernico
(1473-1543) quien propuso considerar la posibilidad de que
fuera el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo (concepción
heliocéntrica). El libro de Copérnico, publicado en 1543, se titula
“De revolutionibus orbium coelestium” (Sobre las revoluciones
de los cuerpos celestes) y es considerado uno de los libros más
importantes dentro de la historia de la ciencia.
La teoría de Copérnico fue posteriormente perfeccionada
por el alemán Johannes Kepler (1571-1630), y por el Italiano
Galileo Galilei (1564-1642). Tan influyente fue este aporte, que
de hecho se ha afirmado que la ciencia moderna es -en medida

51
Estos cinco planetas eran conocidos desde la Antigüedad. Recién en 1789 se descubre
Urano, en 1846 Neptuno, y en 1930 Plutón (este último re-clasificado el 2006 como
“plantea enano”).

188
Alejandro Canut de Bon L.

importante- producto de la revolución que en el mundo científico


significó esta nueva concepción del Universo.

El segundo gran paso fue sin duda el conjunto de


descubrimientos que tuvieron lugar en el cambio de la Edad
Moderna a la Edad Contemporánea (1750-1850). Entre estos, el
aporte hecho por Charles Darwin (1809-1882) es seguramente el
de mayor importancia, al punto que se afirma que el impacto que
representó Darwin en la cultura occidental es de tal naturaleza
y profundidad, que se inscribe con facilidad entre los logros
científicos que -de manera aislada- han influido con mayor
fuerza en la evolución del pensamiento. Sólo comparable con
los nombres de Copérnico, Galileo, Newton y Einstein. Nos

189
Desarrollo Sustentable y temas afines

referimos por cierto a la Teoría de la Evolución y a la Teoría de


la Selección Natural, sistematizadas y publicadas en el texto “El
origen de las especies por medio de la selección natural” (1859).

Básicamente la teoría de Darwin consiste en el siguiente


razonamiento: 1).- La población de toda especie está en constante
reproducción y crecimiento; 2).- En este crecimiento tienen más
posibilidades de sobrevivir y reproducirse aquellos individuos con

190
Alejandro Canut de Bon L.

características o rasgos que le permiten superar con mayor facilidad


las fuerzas adversas del entorno, mientras que los que carecen de
estos rasgos tienen menos posibilidades de sobrevivir, alcanzar la
madurez y reproducirse; 3).- Las características o rasgos tienden a
heredarse de generación en generación; 4).- Por tanto, en el curso
de muchas generaciones, se van fortaleciendo y perpetuando las
características o rasgos que favorecen la sobrevivencia, mientras
que los otros van paulatinamente desapareciendo.

De esta forma, en un proceso lento y gradual, imperceptible


en el corto plazo, pero muy claro en el largo término, se va
modificando la especie, incluso al punto de parecer una diferente,
sobre todo si el proceso tiene lugar de manera paralela en diversas
latitudes o lugares geográficos (diferentes hábitats, demandan
diferentes rasgos de sobre vivencia)52.

El hecho importante es que así como Copérnico y Galileo


habían sacado a la Tierra del centro del Universo, Darwin sacó al
hombre del centro de la historia de la Tierra.

A esto se sumaron los decisivos avances registrados por la


geología, la estratigrafía, la paleontología y la arqueología, los que
en su conjunto permitieron una visión diferente de la historia de
la Tierra y de la historia del hombre en ella.

52
Otra forma bastante común de presentar el aporte de Darwin es dividiendo sus
ideas en dos teorías: Por un lado, la Teoría de la Evolución (consistente en que todas las
especies han evolucionado desde otras especies pre-existentes) y, por otro lado, la Teoría
de la Selección Natural (consistente en que las características que permiten con mayor
facilidad la supervivencia de una especie cualquiera, tienden a heredarse y a perpetuarse
en esa especie, determinando así el proceso mismo de la evolución). La primera de
estas dos teorías fue rápidamente aceptada por la comunidad científica, mientras que
la segunda fue en general rechazada y discutida. La Teoría de la Selección Natural
sólo sería aceptada por la comunidad científica gracias a las investigaciones realizadas
durante la segunda década del siglo XX, complementarias de la Teoría de la Herencia
de Gregorio Mendel (1865), en lo que se ha denominado Neodarwinismo (teoría que
explica la evolución conjugando factores genéticos con la idea de la selección natural.
Fue formulada en 1918 por los británicos Ronald Fisher y John Haldane, junto al
norteamericano Sewell Right).

191
Desarrollo Sustentable y temas afines

En efecto, la geología (del griego “geo”, tierra, y “logos”,


conocimiento) se desarrolló fuertemente a partir de fines del siglo
XVIII e inicios del siglo XIX. Después de un duro debate para
sentar las bases de la geología, el gran aporte lo constituyó el texto
titulado “Principios de geología” (1830) del británico Charles
Lyell (1797-1875) quien desafió fuertemente las interpretaciones
religiosas de la formación y evolución de la Tierra (influyendo
notablemente en Darwin, quien leyó sus libros durante su viaje
a Sudamérica como naturalista de la expedición del Capitán
Robert Fitz Roy. Nótese que esta lectura dio a Darwin el tiempo
geológico que la evolución requeriría).
Formadas las bases de una lectura científica de la formación
de la Tierra, se lograron otros tantos e importantes avances
científicos: en 1840 el suizo Jean Luis Agassiz (1807-1873)
formuló la teoría consistente en que la Tierra en algún momento
había estado cubierta en su mayor parte por glaciares (Edad del
Hielo), y; en 1885 el vienes Eduard Suess (1831-1914) publicó
el primero de cinco volúmenes, titulado “La Cara de la Tierra”,
permitiendo un nuevo entendimiento de la formación de las
montañas. Esta última teoría facilitaría a su vez la comprensión de
otros fenómenos naturales, como los terremotos; y la formulación
de otras teorías, como la denominada “Teoría de la Deriva
Continental” formulada en 1912 por el Alfred Wegener (1880-
1930). Esta última teoría -que tardó décadas en ser aceptada del
todo- nos enseñó que los continentes se encontraban unos 225
millones de años atrás unidos en un sólo supercontinente, al que
se denominó Pangaea (del griego “pan gaia”, todo tierra).

Por su parte, la estratigrafía (estudio de las rocas vistas como


capas o estratos de la Tierra), siguiendo la “ley de superposición”
enunciada por el danés Nicolaus Steno (1638-1686), se desarrolló
rápidamente durante el siglo XIX como parte de la geología,
y nos enseñó a clasificar las rocas en ígneas, metamórficas y
sedimentarias, permitiéndonos leer por vez primera la historia de
la Tierra, como si las diversas capas o estratos se transformaran en
las hojas de un libro con millones de años.

192
Alejandro Canut de Bon L.

Junto a la estratigrafía se desarrolló la paleontología, el


estudio de la vida en la prehistoria, sea animal o vegetal, realizado
mediante el análisis de fósiles encontrados en los estratos.
Durante el siglo XIX se descubrieron y reconstituyeron los
primeros esqueletos de dinosaurios (Inglaterra - 1820), lo que dio
paso a un estudio sistemático de los fósiles en general, facilitando
esto a su vez la identificación y clasificación de los estratos. Esta
rama de la ciencia se desarrolló principalmente gracias al aporte
de los británicos William Smith (1769-1839) autor del Mapa
Geológico de Inglaterra y Gales (1815), Richar Owen (1804-
1892) acuñador del término “dinosaurios” (terribles lagartos), y
Tomas Huxley (1825-1895), quien estudiando el primer fósil de
Archaeopteryx (descubierto en 1860, en Alemania) concluyó
que se trataba de un perfecto ejemplo de la Teoría de Darwin53.

Por último, la arqueología se desarrolló también


fuertemente durante el siglo XIX. En el año 1807 se fundó el
Museo Nacional de Dinamarca que estableció -en la presentación
de sus muestras- la clásica división de la Prehistoria que se utiliza
hasta el presente: Edad de Piedra, Edad del Bronce y Edad del
Hierro. En este mismo siglo se realizaron importantes trabajos de
excavación en el antiguo mundo clásico y, los descubrimientos de
los que posteriormente se denominaron Hombre de Cro-Magnon
(1834), Hombre de Neandertal (1856) y Hombre de Java (1891).54

53
El Archaeopteryx cooperó fuertemente en la aceptación de la teoría de Darwin, al
proveer una suerte de eslabón perdido entre dos grupos de animales: los reptiles y los
pájaros. De tamaño pequeño (como una paloma o cuervo) se parecía en mucho a los
pequeños dinosaurios (contaba con dientes, extremidades posteriores muy desarrolla-
das, y una larga cola), pero -a diferencia de los dinosaurios- contaba también con alas,
siendo probable que volara.
54
Muy básicamente se ha establecido que la secuencia de la evolución del hombre
podría ser la siguiente: 1).- Los Australopitecos, aparecidos hace dos a cinco millones
de años y extinguidos hace unos 500 mil años. Fueron los primeros en caminar
semi-erguidos y en utilizar herramientas muy rudimentarias (huesos partidos); Los
Australopitecos más famosos en la actualidad son Lucy y la Niña de Tung. El primero
de estos dos, conocido también como “la Madre Genética de la Humanidad”, es un
fósil de una mujer de aproximadamente 25 años de edad, 25 kilos, y un metro de
estatura, descubierto en Etiopía, en 1974, bautizado con el nombre de Lucy debido a

193
Desarrollo Sustentable y temas afines

En pocas palabras, durante el siglo XIX se formó


la historia moderna de la Tierra. Y con ella, el hombre fue
poco a poco convenciéndose de que el papel que ha jugado
en la historia de nuestro planeta es mucho menor al que
originalmente había estimado.

De hecho actualmente se calcula que si toda la historia


de la Tierra se comprimiera en sólo un año, el hombre recién
aparecería en esta historia dentro de la última hora del día 31
de Diciembre de dicho año. Es más, el periodo que va desde el
inició de la civilización en Mesopotamia al presente, equivaldría
-matemáticamente- al último segundo del último minuto. Los

que en el momento de su descubrimiento el arqueólogo encargado estaba escuchando


la canción de los Beattles “Lucy in the Sky with Diamonds”. Lucy fue una mujer que
vivió hace aproximadamente 3.2 a 3.5 millones de años, y representa el esqueleto más
antiguo jamás hallado de un antepasado de la humanidad que caminará semi-erguido.
El segundo, la Niña de Tung, fue el primer Australopiteco descubierto (1925). Se trata
de una infante encontrada en la cueva de Tung, en Sudáfrica. Con este descubrimiento
se dio inicio a la paleontología moderna. Ahora bien, se trata de antepasados de la
humanidad, pero no se piense que la apariencia de los Australopitecos se asemejaba a la
de un hombre actual. Por el contrario, es muy similar a la de un simio, en su cara y en su
cuerpo. Su principal importancia en la evolución es el hecho de haber caminado semi-
erguido, y -por ello- haber dispuesto de manos, lo que le permitió utilizar piedras como
herramientas. No se vestían, carecían de idioma y de cualquiera otra manifestación
de inteligencia superior. A inicios del 2005 se comunicó el hallazgo de un nuevo
homínido, más antiguo que Lucy, de seis a siete millones de años, descubierto en Chad
y bautizado como Toumai, que significa esperanza en dialecto Chad, pero para fines del
mismo 2005 se había discutido su autenticidad; 2).- El Homo Erectus (Ej: Hombre de
Java, Hombre de Pekín), habría aparecido hace unos 800 a 500 mil años atrás. Fueron
los primeros en caminar en posición totalmente vertical, en utilizar herramientas de
piedra y fuego, y en vivir en tribu; 3).- El Hombre de Neandertal, que habría vivido
aproximadamente en el periodo que va desde el año 120 mil al año 35 mil a.C.. Se
trató de una especie de Homo Sapiens diferente a la especie humana (Homo Sapiens
Sapiens), que habría realizado los primeros entierros, se habría comunicado, vestido,
vivido en familia o en comunidad. Eran bajos, pero de contextura fuerte. Los primeros
restos de un Neandertal fueron encontrados en 1856, en el valle de Neandertal, en
Alemania. A la fecha se han encontrado más de 300. Se habría extinguido durante la
última glaciación (quizás como resultado de la aparición de la especie humana con la
que habría competido por los mismos recursos, pero sin llegar a mezclarse: en 1996,
mediante análisis de ADN se concluyó que los Neandertal no corresponden al Homo
Sapiens Sapiens, con lo que se comprobó algo que sólo se venía sosteniendo desde
mediados del siglo XX: que no existió sólo una linea de evolución); 4).- Por último,
el Hombre de Cro-Magnon, correspondiente al Homo Sapiens Sapiens (es decir,
nosotros, los primeros en expresarse artísticamente).

194
Alejandro Canut de Bon L.

últimos 2000 años, representarían menos de un segundo. 55


A todo esto se suma que en sucesivos descubrimientos
durante el siglo XX se ha comprendido que la Tierra es un
planeta más (uno de los nueve que contiene nuestro sistema
solar), orbitando una estrella más (una de las cientos de millones
que existen en nuestra galaxia, la Vía Láctea), en una galaxia más
(una de las cientos de millones que existen en nuestro Universo
visible). Incluso se ha llegado a sostener que el Universo, siempre

55
Desde un punto de vista científico se estima la edad de la Tierra en aproximadamente
4.5 mil millones de años. Esto se ha concluido producto de las investigaciones -
realizadas en base a la radioactividad- del científico Bertram Boltwood. En efecto, a
principio del siglo XX (1907) Boltwood descubrió que el uranio se descompone muy
lentamente transformándose en plomo, lo que le permitió calcular la edad de la Tierra
determinando la proporción plomo/uranio que se encuentra en los estratos de las rocas
(a mayor cantidad de plomo, mayor antigüedad). Ahora bien, estos 4.5 mil millones de
años se dividen desde un punto de vista geológico en Eras, las que a su vez se subdividen
en Periodos, los que se vuelven a subdividir en Épocas y en Edades. Las Eras son cuatro,
del presente hacía atrás: 1).- Cenozoico (desde el presente hasta aproximadamente 65
millones de años atrás. Se compone de dos periodos, el Cuaternario y el Terciario.
La evolución del hombre en la tierra habría ocurrido principalmente en los últimos
dos millones de años, durante el Cuaternario); 2).- Mesozoico (desde 65 millones de
años a aproximadamente 250 millones de años atrás. Se compone de tres periodos,
el Cretácico, el Jurásico y el Triásico. Los dinosaurios habrían aparecido durante el
Tríasico, habrían tenido su apogeo durante el Jurásico, y habrían desaparecido al final
del Cretácico); 3).- Paleozoico (desde 250 millones de años a aproximadamente 570
millones de años atrás), y; 4).- Precambrico (desde 570 millones de años al inicio de la
historia de la Tierra). Por último, cabe destacar que la edad del Universo se ha estimado
en aproximadamente 14 mil millones de años.

195
Desarrollo Sustentable y temas afines

en expansión, no es único. 56/ 57


Todos estos descubrimientos, además de desafiar
concepciones religiosas (que de hecho podríamos considerar un
tanto egocéntricas), han hecho comprender -sólo en las últimas

56
Considerando estos nuevos conocimientos, en 1961 el científico americano Frank
Drake, propuso una ecuación que ha ganado notable fama (y controversia) en las
últimas décadas, y que se conoce de hecho como la Ecuación Drake . Esta ecuación
procura estimar el número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas que podrían
estar presentes en nuestra galaxia y que podrían ser capaces de comunicarse con nuestra
civilización. Para ello, utiliza una serie de parámetros. La Ecuación Drake es la siguiente:
N = R* · fs · ne · fl · fi · fc · tvida; Donde: R*: es el ritmo de formación de estrellas (por
año) en nuestra galaxia; fs: es el porcentaje de estrellas que pueden alojar planetas; ne:
es la fracción de planetas que son habitables; fl: es la fracción de planetas habitables en
los que podría desarrollarse finalmente vida; fi: es la fracción de planetas con vida en
los que ésta podría evolucionar hacia una forma inteligente; fc: es la fracción de estos
planetas en los que podría aparecer una civilización capaz de desarrollar una tecnología
suficiente para comunicarse con otras civilizaciones; y, tvida: es el tiempo medio de
vida de dicha civilización (en años) antes de que se produzca su extinción. La fórmula
es la expresión algebraica de un razonamiento lógico secuencial, sobre las condiciones
que tendrían que darse para que una civilización éste en un estado tal que posea la
tecnología apropiada para comunicarse. La Ecuación de Drake no pretende tener una
validez científica, sino solamente brindar un juego intelectual para poder avizorar la
posibilidad de vida inteligente a medida que la ciencia va ampliando sus horizontes.
El resultado es impresionante, con millones de posibilidades, lo que plantea una fuerte
inquietud sobre nuestra propia existencia, originalidad y fragilidad.
57
La historia del descubrimiento de la expansión del Universo parte en el siglo XIX. En
efecto, en 1842 el físico austriaco Cristian Doppler (1803-1853) formuló el siguiente
enunciado: el cambio relativo en la frecuencia (longitud) de una onda de sonido, es
percibido como un cambio en la frecuencia de la onda misma o, lo que es equivalente,
como un cambio en la naturaleza del sonido. Posteriormente se comprendió que los
cambios que se producen de manera relativa en la frecuencia de las ondas de sonido,
también se producen en la frecuencia de las ondas de luz. La diferencia es que mientras
los cambios relativos en la frecuencia de las ondas de sonido producen cambios en
el sonido mismo (que van de grave a agudo o viceversa, como se aprecia cuando un
automóvil se acerca a nosotros en comparación a cuando se aleja), los cambios relativos
en la frecuencia de las ondas de luz dan lugar a cambios en los colores que componen
el espectro respectivo. De esta forma, una menor frecuencia (mayor longitud de onda)
dará lugar a lo que se denomina, “corrimiento al rojo”. Así, un objeto que se aleja de
nosotros (y cuyas ondas de luz se perciben por lo mismo con una menor frecuencia),
producirá una luz cuyo espectro presenta el corrimiento indicado. Esta fue la clave que
permitió al astrónomo Edwin Hubble (1889-1953) la formulación de su importante
teoría de Expansión del Universo (1929), la que daría a su vez lugar a la teoría del
Big-Bang formulada por el ruso George Gamow (1904-1968) en 1948. En efecto, al
considerar el Efecto Doppler en el análisis de los espectros de luz que emiten las galaxias
lejanas, se concluyó que dichas galaxias se alejan de nosotros y que, por lo mismo, el
Universo de expande.

196
Alejandro Canut de Bon L.

décadas- que la naturaleza tiene su propio ritmo, y que muchos


de los cambios que nosotros -como especie- podamos producir
en el clima y en los ecosistemas de la Tierra son evidentemente
más importantes para nuestra supervivencia y la de otras especies,
que para la de la Tierra misma.

Algunos hechos que nos ayudan a captar la verdadera


importancia de nuestra realidad son -por ejemplo- el hecho que
un meteorito de gran tamaño pueda caer -como ha ocurrido
miles de veces en el pasado- extinguiendo especies y cambiando
el clima de la Tierra de un segundo a otro58 o, la posibilidad
que, como se ha sugerido científicamente, la causa de los periodos
glaciales consista en que la galaxia en que se sitúa nuestro sistema
solar, la Vía Láctea, rote en un ciclo de millones de años, llevando
al sistema solar -y a la Tierra- por diversas regiones interestelares,
alterando por ello el clima de nuestro planeta drásticamente
cada cierta cantidad de años. El último periodo glacial terminó
aproximadamente sólo hace 12 mil años (menos de un par de
segundo en la historia de la Tierra), y aún no se sabe por qué.

Estimamos prudente traer a reflexión estos hechos, porque


de alguna forma ellos se relacionan con nuestra percepción de
la naturaleza y de la estabilidad del medioambiente que tanto
cuidamos. Este tipo de fenómenos naturales, como los comentados,
mucho mayores a la historia del hombre en la Tierra, nos permiten
comprender lo relativo y frágil que es nuestra especie, y más que
ello, el hecho que la estabilidad que percibimos y cuidamos es
quizás comparable con la estabilidad que una simple hormiga
58
Fue el científico Eugene Shoemaker quien durante el siglo XX probó que la Tierra,
al igual que la Luna, había sido en el pasado objeto de golpes de meteoritos. Con esa
base advirtió de la posibilidad de nuevos impactos que podrían aniquilar la humanidad,
y predijo (con éxito) en 1993 el impacto producido por un cometa contra Júpiter en
1996. Todo esto ha dado lugar a programas internacionales que rastrean el espacio pro-
curando prever la posibilidad de un impacto con la Tierra, denominados NEOs (Near
Earth Object, es decir Objetos Cercanos a la Tierra). Este tema de objetos celestes
chocando con la Tierra, se suele relacionar con la teoría conocida como “Panspermia”
(del griego pan, totalidad, y spermia, semilla) de los astrónomos Fred Hoyle y Chandra
Wickramasinghe, que defiende que la vida procede del espacio en forma de microor-
ganismos que llegaron transportados por cometas que golpearon la Tierra.

197
Desarrollo Sustentable y temas afines

percibe en su corta vida al interior de un bosque, durante una


tarde de un día soleado de verano. Ella no comprende que el día
terminará, que el verano dará paso a otra estación más severa,
que lloverá y nevará, que soplará el viento, las hojas se caerán
y la temperatura bajará, etc, etc. En pocas palabras que el
medioambiente y la naturaleza en general obedecen a un ciclo
mayor, mucho mayor de aquel que la humanidad ha sido testigo
y que podamos comprender.

Estudios de Impacto Ambiental,


naturaleza e incertidumbre

Durante las últimas décadas del siglo XX las legislaciones

198
Alejandro Canut de Bon L.

ambientales de los más diversos países pusieron en aplicación los


denominados “sistemas de evaluación de impacto ambiental”. A
partir de la entrada en vigencia de estos sistemas, el particular que
desea realizar un proyecto empresarial debe, previo al inicio de
la construcción del proyecto, someterse a evaluación ambiental.
Esto último lo hace presentando a la autoridad ambiental un
documento, generalmente denominado “Estudio de Impacto
Ambiental” (EIA). En dicho documento, el particular debe
predecir y evaluar todos los impactos ambientales que su
proyecto industrial producirá. La autoridad ambiental analizará
el EIA, y lo aprobará o rechazará, según corresponda (es decir
dependiendo de si los impactos ambientales que el proyecto
producirá son o no aceptables).

Como es sabido, para que el sistema funcione, el titular


del proyecto debe primero levantar lo que se denomina “línea
base”, es decir la descripción detallada del área de influencia
del proyecto que se propone construir, incluyendo los aspectos
biológicos, químicos, físicos, sociales, etc. Sobre esta línea
base debe simular el proyecto industrial, determinando así las
consecuencias que éste produciría -en la eventualidad de ser
aprobado y construido- en el área respectiva.

Ahora bien, se comprenderá que el espíritu del sistema


de evaluación de impacto ambiental descansa en la idea de que
la naturaleza funciona, en su totalidad, en base estricta a la ley
de causa-efecto, y que ella puede ser totalmente comprendida
por la ciencia. Por lo mismo, cual reloj, una vez establecidas las
condiciones iniciales, las consecuencias de todo futuro cambio
pueden ser determinadas, proyectadas, con total precisión. Por
ello, el titular de un proyecto industrial debe primero obtener la
línea base (condiciones iniciales), sumar a ella su proyecto (nuevas
condiciones), y proyectar así la diferencia, en la naturaleza, entre
dos situaciones; una sin proyecto y otra con proyecto. En ello
consiste en su esencia una evaluación de impacto ambiental.

199
Alejandro Canut de Bon L.

Pero, ¿es posible proyectar toda futura variación de la


naturaleza?.... ¿qué sucede si, una vez aprobado el proyecto, se
presenta durante la vida de éste un impacto ambiental que no fue
previsto (no fue proyectado) en el EIA?...;

Recordemos que no todo impacto es efectivamente


predecible o proyectable y que la naturaleza a veces nos resulta
esquiva, no por negligencia, sino por su esencia. Hemos
hablado a lo largo de este texto de la Teoría del Caos y de la
incertidumbre; hemos enunciado como el reduccionismo y la
ley causa-efecto no siempre permiten asegurar la proyección
que en detalle buscamos, y; lo más importante, hemos
planteado que durante el siglo XX el hombre terminó de
descubrir que la naturaleza tiene una escala de eventos mucho
mayor a nuestra medida, con glaciaciones y sequías, creaciones
y extinciones, etc, que por cierto escapan a nuestro entender,
como especie. Los modelos que utilizamos se hacen, muchas
veces, en base a registros que en escala geológica comprenden
sólo los últimos segundos de la vida de nuestro planeta. En fin,
parece ser que la naturaleza no se nos revela totalmente, por
mucho que avancemos en la ciencia, al punto que es nuestro
paradigma -sobre lo que la ciencia es- lo que ha empezando a
cambiar (Véase “¿Qué es la ciencia?”). Estamos empezando a
comprender que exigir una proyección de todo posible efecto,
en detalle, atenta -en ocasiones- contra el viejo adagio que
nos enseña que “nadie debe estar obligado a lo imposible”
(piénsese por ejemplo en un modelo hidrogeológico. Asumir
su perfecto funcionamiento y creer que se puede modelar toda
posible variación, implica desconocer la complejidad que le es
propia y significa asumir pretenciosamente que se comprende a
la perfección el funcionamiento de la naturaleza).
Teniendo todo esto presente, no se puede dejar de pensar
en lo pretencioso que suena esperar que los estudios de impacto
ambiental proyecten siempre, en todo caso, en detalle y con
certeza, todo posible efecto de nuestro actuar. Por cierto que
ello no quiere decir que estemos en presencia de un instrumento

201
Alejandro Canut de Bon L.

ineficiente, que debamos obviar, pero -dicho a contrariis- si quiere


decir que la evaluación de impacto ambiental no es, en todo caso,
un instrumento infalible.

Y si esto último es efectivo, debemos entonces concluir


que -en algunos casos complejos- aún cuando medie la
mejor de las evaluaciones posibles, el hecho es que un grado
importante de incerteza nos acompañará a lo largo de la
vida de algunos proyectos industriales y, por lo mismo, la
gran pregunta que queda flotando en el aire es la siguiente:
¿cómo podemos distinguir en aquellos casos los impactos
que se deben a mega ciclos naturales, de aquellos que causa
el proyecto?..... Es más, ¿de hacerse efectivo un impacto no
previsto (de causa desconocida), quién será el responsable por
él?... ¿quién asumirá su costo?..., ¿el particular que presentó
el EIA, o la autoridad o sociedad que lo aprobó?... Existirán
de seguro proyectos en que los nuevos impactos podrán ser
identificados en sus causas e incluso mitigados (si se deben
al proyecto), pero habrán otros en los que nada de esto será
posible..... en estos últimos, ¿será alguien responsable de lo
imposible?...

Hipótesis de Gaia


El nombre de esta hipótesis proviene del nombre que los
antiguos griegos daban a la diosa de la Tierra, Gaia, hija de Caos,

203
Desarrollo Sustentable y temas afines

y su contenido descansa básicamente en la idea de que nuestro


planeta es un gran organismo, dotado de la facultad de generar
y mantener las condiciones medioambientales necesarias para el
desarrollo de la vida animal y vegetal. Es decir, un sistema en el
cual cada una de sus partes se encuentra relacionada con las otras,
tal cual ocurre con las células de un mismo cuerpo, como si se
tratara de un ente vivo, de un superorganismo biológico, que se
auto-ajusta y auto-regula constantemente.

Esta idea es tan antigua como la cultura occidental, pero


no había sido presentada seriamente sino hasta bien entrado el
siglo XX. En efecto, en 1972, el inglés James Lovelock (1919- ),
un científico que trabajó para la NASA -durante la década de
1960- explorando la posibilidad de vida en Marte, insistió en esta
controversial hipótesis, obteniendo en un inicio un generalizado
rechazo por parte de la comunidad científica.

Quizás si esta hipótesis no hubiese sido presentada por


un científico de credenciales tan sólidas como las de Lovelock, y
vigorosamente apoyada por la microbióloga estadounidense Lynn
Margulis, el rechazo habría sido aún mayor, y no se habría vuelto a
hablar del tema. En efecto, para muchos de los pares de Lovelock
esta hipótesis rayaba en la superstición y el misticismo. Pero para
Lovelock las pruebas demostraban que toda la biosfera del planeta
Tierra, desde las bacterias a las ballenas, pasando por los árboles,
podía ser considerada como un único super organismo.

Se dice que Lovelock arribó a esta hipótesis mientras


trataba de determinar los signos de vida que debían buscar, en
el planeta Marte, los instrumentos que él estaba diseñando para
la NASA. Para ello pensó en el proceso contrario, es decir, si
él fuera un marciano buscando vida en la Tierra lo único que
habría requerido habría sido analizar la composición del aire de
nuestro planeta. En efecto, la atmósfera de la Tierra contiene
una importante cantidad de oxígeno libre, lo que nos dice que
debe haber algo que reponga este oxígeno continuamente, lo

204
Alejandro Canut de Bon L.

que no puede ser otra cosa que la vida. De ello concluyó que
en nuestro planeta el conjunto de organismos interacciona
para lograr la continuidad de la existencia, al punto incluso
que estimó que de haber un cambio en las condiciones que
determinan la vida, seguramente el mismo sistema actuaría de
alguna forma que permitiera contrarrestar las consecuencias
de dicho cambio, a fin de mantener el conjunto de la vida en
el planeta. Esto es lo que se denomina homeostasis. Es decir,
un sistema que se conserva a sí mismo y que se adapta a los
cambios, alterando el medio que lo rodea en la medida necesaria
para su propio bienestar (mediante mecanismos correctivos y
amortiguadores, de la misma forma en que un animal compensa
cambios de temperatura con acciones reflejas de su cuerpo).

Impulsado por la idea de que la Tierra se comporta


como un gran sistema homeostático, Lovelock se dio a la tarea
de buscar pruebas en este sentido, y las encontró en diferentes
manifestaciones o equilibrios que se dan en la naturaleza, así por
ejemplo en la forma que los océanos mantienen la concentración
de sal en sus aguas, o en la manera en que se mantiene constante
la temperatura de la Tierra, etc. 59
Con estas pruebas Lovelock publicó en 1979 el libro
titulado “Una nueva visión de la vida sobre la Tierra”, volviendo
59
Es un hecho que la atmósfera de la Tierra es única, compuesta aproximadamente en
un 79% de nitrógeno, 20% de oxígeno, y 0,03% de dióxido de carbono, mientras que
en nuestros vecinos ésta está compuesta casi exclusivamente de dióxido de carbono y
algo de nitrógeno. En un inicio la radicación solar era muy menor a la actual, pero ello
no congeló los océanos de nuestro plantea debido a que la atmósfera terrestre contenía
más dióxido de carbono que en el presente (el dióxido de carbono tiene la característica
de retener la temperatura). Conforme el Sol aumentó su radiación, en un proceso de
miles de años, las plantas disminuyeron la proporción de dióxido de carbono en la
atmósfera, permitiendo mantener la temperatura necesaria para la vida. Esto es, según
Lovelock, una manifestación de Gaia. Es decir, a través de los procesos fisicoquímicos
toda la materia viva interactúa para mantener las condiciones que permiten la vida.
Otra manifestación de esta hipótesis es el hecho que el grado de acidez del agua, el aire
y la tierra, se mantenga en un valor neutro (pH 7), óptimo para la vida, no obstante
la gran cantidad de ácidos producidos por la oxidación en la atmósfera (de los óxidos
nitrosos y sulfurosos), son liberados al descomponerse la materia orgánica. Esto se debe
a que la biosfera produce gracias a los procesos metabólicos de los seres vivos una gran
cantidad de amoniaco (sustancia alcalina) que anula los ácidos.

205
Desarrollo Sustentable y temas afines

a insistir con su hipótesis dos años más tarde, esta vez apoyado en
“Daisyworld”, un programa de simulación computacional que le
permitió capturar en cierta medida la atención de algunos de sus
pares. El modelo procura demostrar que todo ente vivo tiende
a regular su medioambiente de manera automática. Su nombre
(Daisyworld) se debe a que Lovelock simula un planeta poblado
de margaritas (“Daisy”, en inglés), que se regula constantemente
frente a las variaciones de temperaturas del Sol.

En resumen, la idea que encierra la hipótesis de Gaia


invita a considerar a nuestro planeta como una suerte de
superorganismo vivo, en el que todas las especies se relacionan
e interactúan a fin de mantener las condiciones que le permiten
la vida. Considerada de esta forma, la hipótesis resulta
científicamente difícil de respetar para muchos de sus pares,
dado que contradice la mayor parte de los postulados científicos
sostenidos como validos, incluso -en alguna medida- a la Teoría
de la Evolución de Darwin (la vida no estaría influenciada por
el entorno, sino que el entorno por la vida).

Debemos tener claro que si bien es cierto que Gaia es


una hipótesis formulada bajo un general rechazo por parte de la
comunidad científica, no es menos cierto que de alguna forma
ha sabido cobrar cierta atención y respeto durante los últimos
años, sobretodo de parte de aquellos que revisan sus postulados a
la luz de nuevos paradigmas, teniendo presentes los cambios que
nuestra cultura impone al medioambiente.60

60
Es del caso destacar que el origen de la Hipótesis de Gaia coincide en la historia con
el momento en que se realizan las primeras contemplaciones de nuestro planeta desde
el espacio exterior. En efecto, la conquista del espacio hecha por el hombre durante
los ´60, como así también las diversas naves y sondas enviadas a Marte y Venus, nos
permitieron -por vez primera como especie- asombrarnos de la belleza de nuestro azul
planeta, y contrastarla con los pálidos colores de nuestros planetas vecinos. Quizás
fue esta posibilidad de mirarnos a nosotros mismos desde el espacio exterior la que
permitió la idea de que nuestro planeta (su biosfera, para ser más preciso) es un sistema
en sí, lo que facilitó un trabajo conjunto de diversas disciplinas -como la geología y
la biología- sentando las bases para esta hipótesis que nos muestra a nuestro planeta
como un todo. Se dice que el nombre de la teoría -Gaia- fue propuesto a Lovelock por

206
Alejandro Canut de Bon L.

su amigo, Premio Nobel en Literatura, William Goldging (autor de “El Señor de las
Moscas”).

207
Desarrollo Sustentable y temas afines

Globalización y Medioambiente

Este capítulo nos hace reflexionar sobre la globalización desde


una doble perspectiva. Por un lado, el hecho que los grandes problemas
ambientales no respetan fronteras y afectan a los más diferentes
rincones del planeta y, por otro lado, el hecho que las soluciones
ambientales se están estandarizando también a nivel internacional.

La destrucción del ozono y el Calentamiento Global

Entre los temas ambientales que más preocupan


actualmente, y sobre los que más se ha escrito, se encuentran dos
que tienen un claro común denominador, cual es el hecho de

208
Alejandro Canut de Bon L.

demostrar que el problema ambiental carece de fronteras.

En efecto, en muchos casos no importa donde se produzca


el acto contaminador, pues el efecto se extiende a diferentes
rincones del planeta llegando, a veces, a alcanzar a toda la
humanidad. Así ocurre con la destrucción de la capa de ozono
y con el fenómeno del calentamiento global.

En las próximas líneas nos referiremos a estos dos


fenómenos, tanto con la finalidad de comprender básicamente
en que consisten, cuanto con el deseo de comentar la globalidad
del problema ambiental:

a.- ¡¡¡¡Falta un pedazo de cielo!!!!!... Quizás ésta es una


buena expresión para resumir la sensación de asombro que la
progresiva destrucción de la capa de ozono cobró repentinamente
a inicios de la década de los setenta. La historia es la siguiente: En
la década de los veinte y treinta el mercado de los frigoríficos y
aire acondicionados en general se encontraba en gran expansión,
y sus productos eran tremendamente deseados, incluso por
razones de salud pública. Permitían estos productos avanzar en la
urbanización de ciudades ubicadas en lugares calurosos, mantener
alimentos y productos lácteos, y en general eran dispensadores
de una mayor calidad de vida y de comodidad, evitando tener
que recurrir a los pesados bloques de hielo. Sólo una cosa

209
Desarrollo Sustentable y temas afines

molestaba en el uso masificado de los sistemas de refrigeración:


la sustancia necesaria para su funcionamiento era peligrosa. Se
requería que la industria química fuese capaz de proveer una
sustancia igualmente útil para este propósito, pero que careciera
de los riesgos del amoníaco o del dióxido de azufre, que eran
las sustancias utilizadas inicialmente. Y la industria estuvo a la
altura: los químicos norteamericanos y alemanes inventaron un
tipo de molécula inexistente hasta entonces. Se les denominó
clorofluorocarbonos (CFC), por ser una combinación de átomos
de cloro, flúor y carbono. El éxito superó toda proyección, y
los CFC no sólo sirvieron para los frigoríficos y sistemas de aire
acondicionados, sino que además encontraron aplicación en
muchos otros productos, tales como aerosoles, espumas aislantes,
agentes limpiadores, etc. Un nombre comercial que comúnmente
se recuerda de esta sustancia (CFC) fue el Freón, marca comercial
del fabricante DuPont. Los CFC se utilizaron por décadas a un
sorprendente volumen de producción. Jamás se pensó en que
podrían tener un efecto nocivo.... hasta que en la década de los
´70 todo cambió repentinamente. En 1974 dos investigadores
de la Universidad de California, F. Sherwood Rowland y Mario
Molina, descubrieron y advirtieron que los CFC podrían dañar
gravemente la capa de ozono. Por sus estudios y predicción,
en 1995, se les concedió el Premio Nobel de Química. Desde
entonces, diversas iniciativas, campañas y tratados, han procurado
disminuir el uso de los CFC, al punto que para fines del siglo la
capa de ozono mostraba ya una recuperación.

Pero, ¿qué es la capa de ozono, cuál es la importancia de


su cuidado y, por qué los CFC producen su destrucción?.... El
ozono es una molécula inestable de tres átomos de oxígeno que,
en términos simples, sirve de escudo de defensa contra la luz
ultravioleta del Sol (UV-B). Es todo lo que existe entre la Tierra
y la abrasadora radiación proveniente de nuestra estrella. Sin esta
capa protectora, ubicada en la estratosfera, aproximadamente a
unos 25 kilómetros sobre nosotros, las moléculas orgánicas que
constituyen la vida en el planeta se desintegrarían, sin contar

210
Alejandro Canut de Bon L.

que la disminución de ozono incidiría importantemente en


diferentes aspectos propios de la salud como lo son, por ejemplo,
la posibilidad de desarrollar cáncer a la piel o el funcionamiento
del sistema inmunológico, y podría llegar a afectar el crecimiento
de las plantas y dañar el fitoplancton afectando el desarrollo de la
fauna marina. Su destrucción se produce debido a que la misma
radiación UV arranca los átomos de cloro de las moléculas de
CFC. Y los átomos de cloro, al quedar libres y combinarse con
las moléculas de ozono, destruyen a esta última (en promedio, un
solo átomo de cloro libre es capaz de destruir 100.000 moléculas
de ozono antes de neutralizarse).

El hecho es que después de los estudios realizados por los


dos investigadores de la Universidad de California, fueron muchas
las investigaciones, discusiones y -posteriormente- las iniciativas
para disminuir el uso de los CFC. En 1978 fueron declarados
ilegales en Estados Unidos, Canadá, Noruega y Suecia. En 1987
se firmó el denominado “Protocolo de Montreal”, el que fue
complementado por otros acuerdos internacionales firmados en
Londres y Copenhague, respectivamente. En los años posteriores,
más de 150 países firmaron este acuerdo, logrando un programa
de reducción progresiva en la producción de CFC hasta su total
supresión al término del siglo XX. Durante el siglo XXI la capa
de ozono debiera iniciar una lenta recuperación.

Los CFC se produjeron mayoritariamente en el hemisferio


norte (90% correspondía a Europa, EEUU, Japón y Rusia). Una
vez producidos subían -por efecto del viento- a la estratósfera, a la
altura de los trópicos, y eran trasladados a los polos. Debido a que
en el polo Sur se forman menos nubes que en el polo Norte (por
diferencia de temperaturas), la destrucción del ozono es mayor
en el primero de éstos, sobretodo en la primavera (septiembre
y octubre). Dado que el ozono se regenera constantemente,
el agujero que aparece en la capa de ozono, sobre el polo Sur,
principalmente en los meses de septiembre y octubre, desaparece
rápidamente a fines de diciembre. No obstante que los CFC

211
Desarrollo Sustentable y temas afines

han sido prácticamente erradicados del mercado, el agujero ha


tendido a aumentar con los años. Existe la esperanza que este
fenómeno desaparecerá en aproximadamente medio siglo (tiempo
que tomarán los átomos de cloro sueltos, producidos antes de la
erradicación de los CFC, en ser naturalmente neutralizados).61
b.- ¡¡¡¡Hace mucho calor!!!!... Cientos de millones de
años atrás la Tierra se encontraba cubierta en muchas partes de
pantanos, repletos de helechos y otras especies, todas las que
con los siglos quedaron bajo fango, convirtiéndose lentamente
en lo que hoy denominamos carbón. En otras partes y en otras
épocas, grandes cantidades de plantas y animales unicelulares
quedaron también sepultados y cubiertos con sedimentos, lo que
facilitó su descomposición, transformándolos en líquidos y gases
orgánicos, a los que hoy denominamos petróleo y gas natural,
respectivamente. Por esta razón el carbón, el petróleo y el gas
natural son denominados genéricamente como “combustibles
fósiles”, puesto que como se ha explicado son -en esencia- fósiles
de organismos que vivieron millones de años atrás.

Ahora bien, al quemar combustibles fósiles se liberan átomos


de carbón (C), y se mezclan con el oxígeno existente en el aire (O2),
lo que produce dióxido de carbono (CO2). Lo importante de este
proceso, es que -para una gran cantidad de científicos- su resultado
(el dióxido de carbono) es el principal responsable del denominado
“efecto de invernadero” (“greenhouse effect”, en inglés), lo que
incide en el “calentamiento global” y en el “cambio climático”.

En resumen, al quemar bencina en los motores de nuestros


61
Dos datos anecdóticos respecto de los CFC y la capa de ozono son: a).- Un científico
que jugó un importante rol en este tema fue, más allá de los dos profesores de la Uni-
versidad de California que pusieron en evidencia el problema, J. Lovelock (el mismo
científico creador de la Hipótesis de Gaia). En efecto, Lovelock, estudiando la dinámica
de la alta atmósfera, buscó compuestos químicos que fueran enviados periódicamente
a ella y que tuvieran una larga vida antes de descomponerse o neutralizarse. Encontró
en los CFC el compuesto ideal para sus estudios y -de paso- comprobó su acumulación
en la atmósfera, dando información precisa que serviría para desterrar del mercado a
los CFC, y; b).- Los CFC fueron creados para ser utilizados en los sistemas de refriger-
ación, y hoy se estima que son -además de causantes del agujero de la capa de ozono-
responsables en parte del efecto invernadero.

212
Alejandro Canut de Bon L.

automóviles y aviones, o carbón en una caldera, o petróleo o


gas en las industrias, etc, estamos contribuyendo a aumentar la
temperatura de la atmósfera de la Tierra, lo que a su vez tiende a
producir un cambio en el clima en general.

Pero, ¿cómo nos dimos cuenta de esto y por qué -según los
científicos- el dióxido de carbono produce este efecto?. Se suele
decir que el primero en percatarse y advertir este fenómeno fue
el geólogo y físico británico John Tyndall (1820-1893), quien ya
en 1863 descubrió que ciertos gases absorben o atrapan el calor,
mientras que otros son literalmente “transparentes” al mismo.
Tyndall afirmó así que, por ejemplo, una producción constante
durante un largo periodo, de vapor de agua o de dióxido de
carbón (los que absorben el calor), podría llevar a una suerte de
“efecto invernadero” y -mediante ello- a un cambio climático.

Ahora bien, el efecto del calentamiento global se produce


debido a que la cantidad de luz solar absorbida por la Tierra debiera
igualar la energía que la misma Tierra devuelve al espacio (de hecho
esto ocurre en gran medida, al punto que si pudiéramos ver en
banda infrarroja térmica, podríamos apreciar como la Tierra brilla
constantemente producto de la luz infrarroja propia que emite al
espacio). En este proceso, la atmósfera (o mejor dicho, algunos de
los gases suspendidos en la atmósfera, como lo son por ejemplo los
dióxidos de carbono, el vapor de agua y los clorofluorocarbonos)
absorben una parte de esta luz infrarroja que emite la Tierra,
capturándola y manteniéndola en la Tierra en vez de permitir
que se disperse en el espacio. Por ello es posible decir que estos
gases son una verdadera manta sobre la Tierra. El resultado es que
nuestro planeta debe calentarse algo para lograr el equilibrio entre
la luz solar que recibe, y la radiación infrarroja que emite. En
términos promedios la temperatura de la superficie de la Tierra
es 13° centígrados (de no haber atmósfera y efecto invernadero
alguno, la temperatura promedio sería aproximadamente -20°
centígrados). Por ello, se puede decir que el efecto invernadero es
bueno, dado que permite que los océanos no estén congelados y

213
Desarrollo Sustentable y temas afines

que la Tierra albergue la vida que conocemos. El problema es que


al parecer estamos –desde la Revolución Industrial en adelante-
aumentando este efecto. Esto último es lo que en términos
generales denominamos “Calentamiento Global”. Se estima que
durante el siglo XX la temperatura promedio de la superficie de la
Tierra aumentó casi en un grado centígrado. La revista Science de
enero del 2006 reporta un estudio basado en registros climáticos
efectuados en el hemisferio norte por científicos de la Escuela
de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, del
Reino Unido. Mediante mediciones en los cambios de los anillos
de los árboles, el análisis de conchas fósiles y testigos (muestras de
perforaciones) de hielo, este estudio determinó que el siglo XX
registró las mayores temperaturas desde el siglo IX (periodo que
corre del año 890 al 1170). Es más, los escenarios desarrollados
por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambios
Climáticos (IPCC) proyectan para el año 2100 un aumento en la
temperatura promedio de superficie a escala mundial de 2,0 a 6,4
grados Celsius por encima de los niveles de la era preindustrial,
como así también un aumento en la incidencias de sequías e
inundaciones y una elevación del nivel del mar de 9 a 88 cms.

Claro que todo esto es un tema discutible a nivel científico.


Para muchos este aumento no es producto del efecto invernadero.
La Tierra ha experimentado cambios en sus condiciones
climáticas desde siempre, dando paso a grandes glaciaciones
como a periodos más calurosos, cuyas causas no sabemos con
certeza, y que en todo caso claramente no se deben a gases post-
Revolución Industrial (el 53% de los artículos publicados en
la prensa popular de los Estados Unidos ponen en duda que el
calentamiento global sea causado por la humanidad). De hecho,
los mismos estudios indicados precedentemente arrojan que
aproximadamente entre los años 1580 y 1850 tuvo lugar lo que
se ha denominado la Pequeña Edad del Hielo. En definitiva para
muchos científicos los cambios climáticos se han producido desde
siempre, y al parecer son producto de razones externas a la Tierra,
como podrían ser cambios en la órbita de la Tierra alrededor

214
Alejandro Canut de Bon L.

del Sol (Teoría de Milankovith) o cambios en la intensidad de


la actividad solar. Para otros las causas son internas, como la
actividad volcánica o la misma actividad antrópica (producción
de gases invernaderos).

En todo caso, desde la década que se inicia en 1980, el


tema del cambio climático ha adquirido una mayor relevancia
pública y política y, se ha tendido a considerar la posibilidad que el
calentamiento global sea causado por el mismo hombre. Es más, en
este último año se ha creado un consenso en que es cada vez más
urgente tomar medidas al respecto.62

En este sentido, en 1988 se celebró la Conferencia de


Toronto sobre Cambio en la Atmósfera, en la que se discutió por
vez primera el fenómeno del cambio climático, y producto de la
cual los países industrializados se comprometieron a disminuir la
emisión de CO2 para el año 2005, en lo que se conoció como el
“Objetivo de Toronto”. Después de este significativo paso, tuvo
lugar una serie de encuentros y documentos, hasta que en 1997 se
firmó el denominado Protocolo de Kyoto (Convenio Marco sobre
el Cambio Climático, de la ONU). En este último se estableció
el compromiso de lograr una reducción de 5,2% de las emisiones
de CO2 para el año 2010, tomando como línea base el año 1990.
Este Protocolo fue firmado por más de 160 países, y entró a regir
en febrero del 2005 (al ser ratificado por una cantidad de países

62
El 2006 el demócrata Al Gore, ex vicepresidente y candidato a la presidencia de
los EEUU, hizo un documental titulado “An Inconvenient Truth” (Una Verdad In-
conveniente), relativo al calentamiento global. En dicho documental indica como los
glaciares de todo el mundo han mostrado un retroceso importante en los últimos años;
como han retrocedido las nieves de vastos sectores de los Alpes y de los Himalayas;
como la plataforma antártica Larsen-B -de 100 kilómetros de largo por 20 de ancho-
se fragmentó y desapareció en dos meses, y; como durante el año 2003 la plataforma
ártica Ward Huntse se partió en dos. Se argumenta en el documental que si este proceso
sigue adelante, el nivel de las aguas podría aumentar entre 6 y 10 metros. Esto, en té-
rminos prácticos, significaría -por ejemplo- que las costas de la Florida, incluyendo la
ciudad de Miami, desaparecerían bajo el mar, al igual que la mitad de la ciudad de San
Francisco, mientras que Holanda sería devastada; 20 millones de personas tendrían que
ser evacuadas del área de Pekín; 40 millones del área de Shangai; 60 millones del área de
Calcuta y Bangladesh, y; gran parte de Manhattan quedaría sumergida en el agua.

215
Alejandro Canut de Bon L.

suficientes para representar el 55% de las emisiones existentes).

Estos dos fenómenos (Agujero en la Capa de Ozono,


y Calentamiento Global), son un claro ejemplo en un doble
sentido: Por un lado, del hecho que la actividad del hombre puede
impactar hasta el último rincón de la Tierra y que la globalidad
no es sólo un tema cultural (sino también de impacto ambiental)
y, por otro lado, del hecho que a pesar de que la ciencia no pueda
siempre lograr un total consenso sobre las causas de un problema
determinado, los países si pueden adoptar precautoriamente
medidas tendientes a limitar sus actividades asumiendo la más
aceptada teoría científica.

217
Desarrollo Sustentable y temas afines

Las normas ISO


Estandarizando el cuidado del Medioambiente

A fines del siglo XVIII y principalmente durante el siglo


XIX, el Mundo vivió lo que podríamos denominar el primer
gran paso en un proceso que parece no tener término: el proceso
de la estandarización. Este primer paso estuvo dado por la
implementación del denominado Sistema Métrico Decimal, el
que fue adoptado durante la década de 1790 en Francia y desde
ese país se extendió a gran parte del resto del mundo.

Este proceso de estandarización continuó fuertemente


durante el siglo XX, impulsado por la Organización Internacional
de Estandarización, conocida en el mundo entero como ISO (en
griego “iso”, igual). Su trabajo, en los más diversos campos, ha
ayudado a hacer posible el mundo globalizado de fines del siglo XX.

218
Alejandro Canut de Bon L.

En el campo ambiental esta organización ha jugado


un importante rol al estandarizar, primero, un sistema de
gestión ambiental y, en el último tiempo, ciertos parámetros
de responsabilidad corporativa. En las próximas líneas nos
referiremos a estos dos esfuerzos de estandarización, ambos de
importancia dentro del tema del Desarrollo Sustentable.

a.- El Sistema de Gestión Medioambiental (SGMA): un


SGMA, cualquiera que éste sea, es un sistema que tiene por objeto
que una empresa controle sus actividades, procesos y productos,
con el fin de evitar impactos medioambientales. Su meta será
minimizar los impactos medioambientales de sus operaciones.
El espíritu de todo SGMA asume que las empresas pueden ser
entendidas como procesos sometidos a ley de causa-efecto, en
donde la operación de la empresa es la causa, y los impactos que
en el medioambiente se pudieren producir son los efectos.

Los SGMA pueden estar normados, estandarizados, como


es el caso de ISO 14001, quizás el más famoso de estos sistemas,
o el EMAS (Reglamentación de la Unión Europea), o pueden
ser informales, como lo sería un programa particular tendiente a
controlar los desechos de una empresa cualquiera.

De hecho, como es obvio, los SGMA partieron siendo


sistemas particulares e informales, pero poco a poco el comercio
internacional hizo sentir la necesidad de distinguir con claridad
que empresas tenían un sistema efectivo y eficiente de control
de sus impactos, para diferenciarlas de aquella que no. Surgió
así la necesidad de discriminar entre unas y otras. Con ese fin
se establecieron ciertas normas internacionales de gestión
medioambiental, y se consagró un sistema de certificación de las
empresas que cumplieran con el. Nacieron así las ISO 14001.

El punto de partida de la estandarización de los SGMA


puede ser fijado a inicio de la década de los ´90. En efecto, en
1991, el tema fue objeto especial de una ronda de negociaciones

219
Desarrollo Sustentable y temas afines

del GATT en Uruguay y de la Cumbre de Río de Janeiro de 1992.


Se contaba entonces con la experiencia de las Normas ISO 9000
(sobre calidad), desarrolladas por ISO durante la década de los
´80 y puestas en aplicación a partir del año 1987. Esta experiencia
sirvió de base para que ISO fuera la encargada de estandarizar
también las normas de un sistema de gestión ambiental, lo que
dio lugar a las ISO 14001.63

Ahora bien, un aspecto que resulta menester enfatizar es


el hecho que las Normas ISO 14001, como cualquier sistema
de gestión ambiental, no es más que una herramienta de ayuda
tendiente a mejorar el control de los impactos ambientales de una
empresa, pero no es -y esto debe quedar claro- un conjunto de
normas que contengan impactos máximos permitidos. De esta
forma, contar con un certificado de ISO 14001 no significa, en
modo alguno, que la empresa en cuestión tiene emisiones infe-
riores a “x”, o, no asegura, por ejemplo, que los residuos de un
proceso contengan menos de “x” miligramos de bacteria por litro.
Para ello están las respectivas normas de emisión, fijadas por la
respectiva legislación ambiental. El SGMA debe velar porque se
cumpla la legislación que corresponda, entre otras metas, pero no
fija en sí mismo el nivel de emisión o contaminación permitido.
Consecuente con esto, las auditorías ISO (sea para obtener, sea
para mantener, la certificación ISO), no se realizan para asegu-
rar que las emisiones de la empresa en cuestión están o no por
debajo de un determinado estándar, sino para comprobar que se
cumplen todos los elementos necesarios de un sistema y que éste
funciona correctamente.

Durante la década del ´90 la aplicación de las normas ISO


14001 se extendieron por el mundo. Empresas de la más diversa

63
Las ISO 9000 tienen a su vez como base las normas de estandarización de la BSI
(British Estándar Institute), desarrolladas para controlar la calidad de los productos de
la industria de la defensa británica. Resulta por lo mismo paradójico que las normas
ISO 14001, que tienen por objeto el cuidado del medioambiente, encuentran de al-
guna forma su raíces en normas cuyo objeto era controlar la calidad de armamentos,
que como tales son hechos para la destrucción.

220
Alejandro Canut de Bon L.

naturaleza y ubicación geográfica optaron por poner en marcha


este sistema de gestión ambiental estandarizado, solicitando se
certificara su funcionamiento por la organización ISO. Pronto
quedó en evidencia su utilidad y beneficio. Utilidad en el sentido
de tener un sistema totalmente estandarizado, evitando así tener
que re-inventar la rueda en cada empresa, y beneficio en el sentido
de contar con una calificación independiente y respetada a nivel
internacional que da fe de la existencia de un sistema eficiente
y que abre las puertas de mercados exigentes en estas materias,
como el europeo, y facilita además la obtención de créditos
internacionales.

b.- La Responsabilidad Social Corporativa (RSC): a partir


de esta década, la primera del siglo XXI, ISO ha procurado un
nuevo paso en la estandarización, cual es la promoción de una
terminología internacional de responsabilidad social corporativa
que sea aceptada por todos los grupos de interés de una empresa
determinada (stakeholders). Estas normas serán conocidas como ISO
26000, y su objetivo será integral, es decir económico, ambiental y
social. Se trata de la tercera generación de estándares internacionales.

La RSC es un concepto no exento de discusión (Véase


“Responsabilidad Social Corporativa”), pero de una u otra forma
se ha ido arraigando en la sociedad respaldado por una serie de
directrices y regulaciones que cuentan con un amplio apoyo
ciudadano y sobretodo por muchas ONGs (organizaciones
no gubernamentales), como así también por gobiernos y
asociaciones de consumidores. Las ISO 26000 estarán orientadas
a establecer una guía que sirva de manera efectiva para que
cada organización pueda poner en operación el tema de la
responsabilidad social, respetando las particularidades propias
de cada contexto social, cultural, político, económico, ambiental
y legal. Se espera que estas normas ISO entren en operación a
fines de está década. Su formulación será meditada y cuidadosa
dado que abarcarán temas de diversa naturaleza como lo son
los derechos humanos, el respeto a la diversidad cultural y el

221
Desarrollo Sustentable y temas afines

medioambiente, mecanismos de identificación de condiciones


socioeconómicas, de calidad de vida y de stakeholders,
procedimientos de participación pública, de comunicación
e información transparente, y en definitiva la promoción
de alianzas entre empresas privadas, sociedad civil y Estado.

Derecho y Medioambiente

Este capítulo se refiere a los principales principios de derecho


que se han formado en materia ambiental y que deben, por lo mismo,

222
Alejandro Canut de Bon L.

tenerse presente en relación al Desarrollo Sustentable. No se busca,


en este texto, imponer la lógica en que descansan estos principio, sino
más bien explicarla e -incluso- en algunos casos, discutirla.

Principio Precautorio

El Principio Precautorio establece básicamente que


frente a una eventual obra o actividad que pudiera tener como
consecuencias importantes impactos negativos, se debe adoptar
una posición que tienda a no ejecutar o realizar dicha obra o
actividad, aún cuando no existan pruebas científicas concluyentes
de la concreción de estos impactos. En términos más generales, el
principio aconseja ser prudente ante la incertidumbre científica
del impacto que pudiera ocasionarse.

Este principio se remonta al primer tercio del siglo XX,


consolidándose en Europa poco a poco en diversos temas que han
tenido importancia para la salud humana, como por ejemplo en
el uso y descarga de pesticidas y sustancias químicas en general.
Su consagración definitiva tuvo lugar en la Declaración de Río de

223
Desarrollo Sustentable y temas afines

Janeiro (junio de 1992). 64

En dicha Declaración, en su apartado N°15, se señaló:

“Con el fin de proteger el medioambiente, los


Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de
precaución conforme a sus capacidades. Cuando
haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de
certeza científica absoluta no deberá utilizarse como
una razón para postergar la adopción de medidas
eficaces en función de los costos para impedir la
degradación del medioambiente”.

El principio fue muy rápidamente adoptado en


numerosos tratados multilatelares, como así también en diversas
declaraciones internacionales. Por enunciar sólo algunos, cabe
indicar: El Convenio sobre la Diversidad Biológica de 1992; El
Convenio Marco del Cambio Climático de 1992; El Tratado de
la Unión Europea de 1992; El Convenio para la Protección del
Medioambiente Marino del Atlántico Nororiental de 1992; El
Convenio de Helsinki sobre la Protección del Medioambiente
Marino en el Báltico de 1992; El Programa de Acción de
Washington para la Protección del Medio Marino de las

64
Como se indicó al inició de este texto, en junio de 1992, a instancia de las Naciones
Unidas, se reunieron durante 12 días delegados de 178 países, en las cercanías de Río
de Janeiro, Brasil, a fin de tratar temas relacionados con el cambio medioambiental.
Dicha reunión se denominó “Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las
Naciones Unidas”, también conocida como la Cumbre de la Tierra . El propósito
último de la conferencia era determinar las reformas medioambientales necesarias que
debían emprenderse a largo plazo. Los principales temas abordados en esta conferen-
cia incluían, el cambio climático, la biodiversidad, la protección forestal, y en general
aspectos económicos y políticos relacionados. La Cumbre de la Tierra terminó con la
redacción de dos documentos: una agenda, que se denominó Agenda 21 (un proyecto
de desarrollo medioambiental de 900 páginas) y, una declaración denominada De-
claración de Río (un documento de sólo cinco páginas en el que se demanda la inte-
gración de medio ambiente y desarrollo económico). La Cumbre de la Tierra fue un
acontecimiento histórico de gran significado, no sólo por hacer del medio ambiente
una prioridad a nivel mundial, sino por su éxito en el sentido de convocar delegados de
178 países, lo que la convirtió en la mayor conferencia internacional jamás celebrada.

224
Alejandro Canut de Bon L.

Actividades Realizadas en Tierra (PNUMA), de 1995.

Ahora bien, existen diversas discusiones de carácter


doctrinario que se presentan en relación a este principio, entre las
que destacan las siguientes:

a.- Respecto de la legitimidad misma del principio.


Muchos sostienen que la falta de prueba científica de la existencia
de un daño es razón suficiente para invalidar el principio. En el
otro extremo, no son pocos los que estiman que un mundo sin
precaución tendrá mucho que lamentar.

Para los primeros, la sola existencia del principio


precautorio induce a cambiar el peso de la prueba en el proceso
de toma de decisión. La forma de proceder que se deduce del
principio altera la carga de la prueba en el sentido que quien
desea actuar debe probar con certeza científica la falta de
consecuencias perjudiciales de su acción, para así evitar que el
principio sea invocado en su contra. La más mínima posibilidad
teórica de un daño podría así detener toda actividad, lo que
demuestra para algunos que la filosofía del principio es poco
racional. Además, los eventuales perjuicios distraen la atención
y los recursos de tanto otros perjuicios de los que si tenemos
certezas. Nuestro actuar, nuestros recursos y energía, deben estar
orientados a estos últimos perjuicios (los ciertos). Por último
alegan que una sociedad que vive precavida, es una sociedad
que no avanza, no se desarrolla, lo que -en el largo término-
significará mayor costo y mayor contaminación (agregan que la
forma más segura de tener un medioambiente contaminado, es
tener un medioambiente subdesarrollado. Nos recuerdan que la
pobreza es la mayor fuente de contaminación. Véase “La Curva
de Kuznets”).

Para los segundos, la precaución consiste precisamente en


no actuar ante la falta de certeza de la naturaleza y magnitud
de la consecuencia. El principio se justifica, pues el hombre

225
Desarrollo Sustentable y temas afines

ha demostrado ser demasiado temerario en sus decisiones, con


consecuencias nefastas para el medioambiente. Por lo demás, el
principio no debe ser llevado al extremo que implique un total
cambio del peso de la prueba, dentro del proceso de toma de
decisión. Muchos alegan que el principio debe ser entendido
dentro de un equilibrio, lo que precisamente da pábulo para las
siguientes discusiones.

b.- Si aceptamos que el principio es legítimo, las


preguntas que surgen son: ¿qué debe gatillar la aplicación
del principio?...., ¿cómo se determinará la existencia de un
“probable daño” que amerite su aplicación?... ¿quién lo
determinará?...

En esta discusión se refleja no sólo el temor a que el


principio sea llevado a un extremo paralizante, sino además
el temor que el principio sirva a propósitos extra-ambientales,
como sería por ejemplo una finalidad comercial proteccionista.
Un país impide a una empresa extranjera operar en su territorio,
amparándose en este principio, en circunstancia que en realidad
la finalidad de su medida es proteger la industria local de la
competencia de empresas internacionales. La más mínima
falta de certeza científica podría dar lugar a la aplicación del
principio, dejando a la empresa con el peso de la prueba al que
nos referíamos precedentemente.

c.- ¿Qué tan probable debe ser el daño ambiental para


que el principio opere?... ¿de qué magnitud debe ser el perjuicio
eventual?... ¿debe el principio operar sólo en presencia de
un probable daño “irreparable”, o de todo daño o impacto
ambiental?...

Se podrá advertir por el lector que la discusión que se


produce en torno a estas preguntas es en muchos aspectos
similar en argumentos a las dos discusiones anteriores. Es decir
y en resumen, este principio puede fácilmente permitir medidas

226
Alejandro Canut de Bon L.

arbitrarias, al no existir una muy clara definición de su concepto


y de sus límites.

Pero además, ante estas preguntas queda en evidencia


el carácter económico de la discusión, cual es el hecho de si
el principio en cuestión debe operar con o sin prescindencia
de los análisis de costo-beneficio o de riesgo-beneficio. Es
decir, la pregunta adicional aquí es la siguiente: ¿incluye este
principio consideraciones económicas?... La Declaración de
Río, en su N°15, establece un principio de reconocimiento
de las consideraciones económicas al decir “...medidas eficaces
en función de los costos...”. Ahora bien, para comprender en
mayor detalle esta discusión, se debe considerar que el análisis
debe contemplar, por ejemplo, los costos y beneficios tanto del
actuar, como del no actuar. Recordemos que la decisión de no
actuar (aplicar el principio) evita un costo eventual (posible
contaminación), pero conlleva también un costo seguro (costo
asociado a la inacción). La comparación de ambos costos en el
corto y largo plazo, en un caso concreto, podrá ilustrar de mejor
manera la utilidad de aplicar o no el principio.

Es claro que este principio se ubica entre dos filosofías


de vida que están en alguna forma en contradicción. En un
extremo, una filosofía o visión estrictamente ecológica y,
en el otro extremo, una visión que procura el cuidado del
medioambiente, pero que admite una ecuación que puede
conducir a costos ambientales en ciertos casos. Mismas dos
filosofías que han estado presente a lo largo de todo este
libro.

En otras palabras, el sentido y alcance que se le debe


efectivamente dar a este principio es algo que aún está en
discusión. Sin duda su esencia radica en el viejo adagio que nos
enseña que “más vale prevenir que lamentar”. En dichas esencia
no existe debate. La discusión no obstante parte desde el instante
que procuramos definir la extensión de la prevención. ¿Qué tan

227
Alejandro Canut de Bon L.

preventivos debemos ser en la ausencia de prueba científica?...



Estas discusiones y reflexiones que hemos señalado no
son menores. Por cierto, aceptar que el principio debe operar en
toda situación, sin consideración alguna a las reales posibilidades
de concreción del daño, o de su magnitud, o de un análisis de
costo-beneficio, etc, tendría un efecto paralizante en la economía
y desde ese punto de vista resultaría contradictorio del ideal de
un “Desarrollo Sustentable”, según hemos ya entendido. Por
otro lado, no es menos cierto que la precaución descansa en una
esencia difícil de rebatir, tan difícil como discutir la sabiduría
que inspira el viejo adagio que hemos señalado. Pareciera que
la virtud consiste, una vez más, en la búsqueda del justo punto
medio de que nos habló Aristóteles.

Principio “El Que Contamina Paga”

Este principio fue adoptado por vez primera en el año


1972, por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), como una recomendación relativa a
aspectos económicos internacionales en políticas ambientales.
Postula básicamente que las medidas necesarias para evitar
toda contaminación deben ser asumida (costeadas) por los
responsables del proceso productivo que de lugar a la respectiva
contaminación. En otras palabras, y aplicando el vocabulario
aprendido en este texto, podemos resumir este principio con las
siguientes palabras: El costo de internalizar toda externalidad
ambiental negativa corresponde al que produce la externalidad
en cuestión.

Resulta menester aclarar que la forma en que se ha

229
Alejandro Canut de Bon L.

enunciado este principio (es decir, con las palabras “el que
contamina paga”) no es quizás la más feliz, dado que invita a
un doble error:

a.- Por un lado, hace pensar que está permitido contaminar


en la medida que se pague un precio por ello. Eso no es correcto;
el principio no encierra la posibilidad de contaminar (ni siquiera
pagando). Por el contrario, lo que busca es que no se contamine,
indicando para ello a la persona que debe asumir el costo de
evitar la contaminación;

b.- Por otro lado, desde un punto de vista más jurídico,


no son pocos los que -erradamente- ven en este principio la
obligación de reparar los daños causados por una acción
contaminante, olvidando que la fuente de dicha obligación
está en las normas de la responsabilidad civil extracontractual.
Es conveniente ser muy claros en este punto, pues es común
encontrar personas (incluso abogados) quienes suponen que la
finalidad del principio es precisamente la obligación de reparar
el daño causado por la contaminación.

Quizás estos dos errores sobre el objetivo que encierra el


principio, se deben a que se ha difundido más su denominación
que su contenido. El gran objetivo (contenido) del principio
es, como se ha señalado, por un lado, el que se eliminen las
externalidades ambientales negativas (es decir, disminuir
la contaminación), y; por otro lado, que los costos de esta
disminución sean asumidos por los respectivos contaminadores
y no por la sociedad toda. Se trata así, por cierto, de un principio
más ambiental y económico, que jurídico.

Este doble objetivo se persigue obligando a que todos los


costos en los que se incurren durante un proceso productivo, se
incorporen en el precio final del respectivo bien que se produce
(Véase “Economía de Ciclo de Vida”). Esto presupone la siguiente
cadena de hechos:

231
Desarrollo Sustentable y temas afines

a.- El productor internaliza sus externalidades ambientales


negativas. Es decir, asume los costos de no contaminar;
b.- El productor refleja en el precio del bien en cuestión,
los costos que ha debido asumir. Esto significa que el precio del
bien aumenta.
c.- El aumento del precio del bien hará disminuir la
demanda del mismo por parte de sus consumidores, lo que
consecuentemente disminuirá aún más la posible contaminación
que la confección de este bien podía producir.

En este proceso es lógico que muchas empresas no


puedan seguir cargando los costos que deben internalizar, ni
al precio del bien, ni al margen de utilidad que obtiene, lo
que implicará que quedarán fuera del mercado. A la luz de
lo que persigue el principio en cuestión (internalización de
las externalidades negativas), situaciones extremas como la
señalada son incluso consideradas socialmente beneficiosas
por la economía. No obstante, una aplicación excesivamente
rígida y rápida de este proceso puede generar consecuencias
demasiado drásticas a la luz del interés general. Por ello se suele
considerar, en la aplicación de este principio, medidas tales
como plazos diferenciados para su adopción, sea por sectores
de la economía, sea por grupos (por ejemplo, distinguiendo
entre las empresas existentes y las que se construyan en lo
futuro, en donde sólo a estas últimas se les exige de manera
inmediata la implementación de una medida determinada).

Dado que estos procesos se realizan a nivel nacional,


generalmente se producirá una desventaja competitiva en el
ámbito del comercio internacional. El primer país en internalizar
los costo en una determinada materia, se pondrá en la situación de
desventaja señalada, pero al mismo tiempo -una vez internalizados
dichos costos en la mayoría de los países- aquellos que se atrasen en
el proceso, se arriesgan a perder preferencia de los consumidores,
a perder mercados internacionales, e incluso a ser acusados de

232
Alejandro Canut de Bon L.

una suerte de dumping ambiental.

Ahora bien, como es lógico para que el principio opere


en la manera señalada, se requiere que sea posible determinar
al respectivo responsable de la contaminación. Él será quien
deberá realizar la internalización, es decir asumir el costo de
evitar la contaminación. Si bien esto parece simple y claro, la
verdad es que son muchas las situaciones en las cuales precisar al
responsable de la contaminación resulta complejo. Piénsese en
aquellas contaminaciones “acumulativas”, es decir producto de
varias causas que concurren simultáneamente o, en las acciones
“en cadena” en las que la contaminación final es producto de
una serie de actos en los que no existe un responsable fácil
de determinar, como ocurre con la contaminación causada
por los gases de los escapes de los automóviles, en la que
la responsabilidad pudiera considerarse que recae en los
productores de los automóviles, o en los productores de las
gasolinas que se utilizan o en el propietario de cada automóvil.
En estos casos el principio no resulta de fácil aplicación, a
pesar de que existen recomendaciones internacionales para
asignar la responsabilidad en cuestión, las que sugieren que la
internalización de los costos debe realizarse en el punto de la
cadena que ofrezca mayores características de eficiencia y que
presente menor distorsión posible en el mercado.

Otro punto importante que merece ser destacado es la


estrecha relación entre este principio y la Tragedia de los Comunes
(ya estudiada precedentemente). Como hemos indicado en su
oportunidad, las externalidades ambientales negativas suelen
presentarse en relación a los bienes comunes, es decir en aquellos
bienes que pueden ser utilizados por todos sin que nadie pueda
alegar derechos exclusivos sobre ellos (como el aire, el mar, etc).
Como se ha dicho, estos bienes -que sin duda tienen un valor-
carecen de precio, en el sentido que al estar fuera del comercio,
los diversos agentes sociales no le asignan un precio determinado.
Por lo mismo, el daño o perjuicio que los particulares puedan

233

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