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Educación y creatividad

Para poder desarrollar una educación creativa hay que considerar la crítica de Rogers (S.F., en
Crahay, 2002) en los postulados implícitos en la enseñanza universitaria, el producir sabios
creativos a partir de estudiantes pasivos. Esto nos lleva a pensar en la necesidad de cambiar de
una educación centrada en el profesor y el método de exposición, por una educación activa,
centrada en el alumno, “el aprendizaje efectivo y eficiente sólo ocurre cuando los estudiantes
piensan, leen, reflexionan, retan, escriben, argumentan, debaten, analizan, cuestionan y
experimentan, no cuando oyen pasivamente una clase.” (Klamco, 2001; en Bretal, 2008, P.1).
Para esto, Hare (1985) menciona que es necesario dejar atrás la percepción tradicional
caracterizada por el conformismo, permitiendo el surgimiento de la espontaneidad,
caracterizada por conductas proactivas dando lugar a una difuminación de las viejas categorías
perceptivas. David del Prado Diez (S.F.) afirma que la creatividad es algo que aprendemos en la
práctica diaria y en la reflexión, que convierte al ser humano en un crítico y transformador de su
entorno. Esto en el marco de lo que señala Letelier (2001), que dentro de la enseñanza que
permite la creatividad, esta no puede ser del todo probable, ni garantizada.

Bretal, L. (2008). Retos actuales para la educación y la pedagogía universitaria. Recuperado el


20 de Septiembre de 2010, de http:/breteleando.blogspot.com/2008/07/retos-actuales-para-la-
educacin-y-la-html.

Crahay, M. (2002). Psicología de la educación. Editorial Andrés Bello: Santiago.

Hare, P. (1985). Creatividad y grupos pequeños. Edición Pirámides S.A.: Madrid.

Del Prado Diez, D. (S.F.) Proceso creativo grupal. BUSCAR

Letelier, S. (2001). Caleidoscopio de la creatividad. Santiago: Editorial Universitaria.

Enseñanza creativa

La creatividad está sujeta a un conjunto de variables relativas a la influencia social (Hare, 1985),
así para maximizar la probabilidad de ocurrencia de la creatividad, se plantean los siguientes
aspectos a partir del pensamiento constructivista.

El primero es el desarrollo por Cheng (2000, en Manríquez, 2006) quien hizo una lista de nueve
comportamientos que los profesores deberían desarrollar en el aula para fomentar la creatividad
de sus alumnos, estos son: animar a los alumnos a que aprendan independientemente. Promover
un estilo social de aprendizaje colaborativo. Motivar un dominio objetivo del conocimiento.
Postergar juicios e ideas de los alumnos, hasta que estos hayan sido minuciosamente analizados
y claramente formulados. Estimular el pensamiento flexible. Promover la autoevaluación.
Considerar con seriedad las sugerencias y preguntas de los estudiantes. Ofrece un trabajo con
variedad de materiales y diversas condiciones. Y ayudar a los estudiantes a aprender a superar el
fracaso y la frustración.

De forma muy similar, Arancibia (2000) da un listado de las condiciones necesarias para
desarrollar habilidades de pensamiento y creatividad en la sala de clases, las cuales son: crear un
ambiente no atemorizante que fomente la participación. Que los alumnos trabajen juntos en una
variedad de grupos generando aprendizaje colaborativo. Plantear preguntas creativas,
constructivas y provocadoras del pensamiento, dando tiempo para su reflexión. Fomentar la
creatividad en el pensamiento y la imaginación. Libertad para pensar mediante la no
penalización y el animar a asumir riesgos. No depender de la tecnología. Promover creatividad,
imaginación y el uso de mayor cantidad de recursos. Y que los alumnos reflexionen sobre sus
propios procesos de pensamiento.

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