ENTRA ENLAVIDA

Por William
Fitch

Un mensaje en seis partes, cada una de'ellas vital e

integral al completo entendimiento y al pleno
aprecio
de la verdadera vida cristiana.

Vertido al espanol
por Adolfo Robleto D.

EDITORIAL CARIBE
Apartado 1307 San
Jose, Costa Rica
 Traducido con penniso del autor
Derechos reservados pot Editorial
Caribe

Primer tiraje en espaSol,

Setiembre, 1965 3,000
ejemplares

Libreria ■ Imprenta Lehmanti, San Jose,

Costa Rica
 CAPITULO UNO

EL PECADO EL
DESTRUCTOR DE LA VIDA

"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dadiva de

Dios
es vida eterna en Crislo Jesus Senor nuestro."
Romanos 6:23

LA BIBLIA ES UN LIBRO DE VIDA. El primer

libro de la Biblia, el libro de Genesis, describe en sus
primeras pa-ginas el origen de la vida, y afirma: "Soplo
en su nariz alien-to de vida, y fue el hombre un ser
viviente" (Gn. 2:7). El ultimo libro de la Biblia, el
Apocalipsis de San Juan, termina con una description de
"un rfo limpio de agua de vida, res-plandeciente como
cristal" (Ap. 22:1), que sale del trono de Dios y del
Cordero; y a cada lado de este rio esta "el arbol de la vida,
que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las
hojas del arbol eran para la sanidad de las naciones" (Ap.
22:2). Luego Juan agrega, "Bienaventurados los que lavan
sus ropas, para tener derecho al arbol de la vida, y para
entrar por las puertas en la ciudad" (Ap. 22:14). La vida es
el tema constante de la Biblia. Ella describe la senda
angosta que conduce hacia la vida. Declara que "la dadiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesus Senor nuestro"
(Ro. 6:23). Pro-

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 clama a todos los hombres la palabra de vida, y senala sin
titu-beos las condiciones de entrada a la vida.
Sobre todo, la Biblia es la historia de Aquel que es la
vida. "Todas las cosas por el fueron hechas", escribe el
apos-tol Juan en el cuarto Evangelio, "y sin el nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho. En el estaba la vida, y la
vida era la luz de los hombres" (Jn. 1:3,4). Crista hablo
constantemente de si mismo en terminos de vida. "Yo he
venido para que tengan vida", declaro, "y para que la
tengan en abundancia" (Jn. 10:10). Otra vez, despues de
haber alimentado a la multitud en el desierto, dijo, "Yo
soy el pan de vida; el que a mi viene, nunca tendra
hambre; y el que en mi cree, no tendra sed jamas" (Jn.
6:35). Frente a la tumba de su ami-go Lazaro, afirmo, "Yo
soy la resurrection y la vida; el que cree en mi, aunque
este muerto, vivira" (Jn. 11:25V Siempre el mensaje de la
Biblia, el mensaje de Aquel a quien la Biblia senala, es el
mensaje de vida. "El que sigue la justicia y la
misericordia", dice el libro de los Proverbios, "hallara la
vida" (Pr. 21:21). "Contigo", clama David al mirar hacia
arriba en adoration al trono de Dios en las alturas, "esta el
manantial de la vida;*en tu luz veremos la luz" (Sal.
36:9).
En cada pagina de la Biblia la vida se proclama, ya
en susurros y ya a voz en cuello. Todos los
acontecimientos de la revelation divina son faros que
senalan hacia la vida. A decir verdad, en ocasiones uno
casi siente que se agotan los recursos del lenguaje para
describir la vida mas abundante que Dios ofrece a los
hombres. Es vida eterna. Es vida abundante. Es vida mas
abundante. Es novedad de vida. Es el poder de una vida
sin fin. Y en este cada vez mas extenso paisaje de vida
hay tantisimas cosas maravillosas. Hay un libro de vida.. .
la luz de la vida . .. una corona de vida ... el arbol de
vida ... una fuente de vida... el agua de vida. A traves de
todas las
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sagradas paginas hay sendas de vida; hay promesas de
vida; hay preceptos de vida y poder de vida. Ciertamente
la Biblia es un libro de vida. El mensaje insistente y
recurrente es que el hombre puede entrar en la vida.
Belen, el Calvario y la tumba vacia proclaman que el
Senor no quiere "que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento" (2 P. 3:9).
En toda su presentation de la naturaleza y lo
maravilloso de la vida que se les promete a los hombres
mediante Crista Jesus, la Palabra de Dios habla
directamente de la necesidad mas grande del hombre.
Porque la vida es lo que el hombre busca. Ano tras ano,
inconfundible e incansablemente, el hombre busca y ansia
la vida.
"De vida escasa nuestra alma
esta: Ansiamos vida, mas y
mas: Vida, solo esto, queremos
ya."
Una reciente carta mensual del Royal Bank of
Canada ostenta un encabezamiento muy significativo En
busca de una vida feliz. Comienza asi: "Cada joven y
cada sefiorita que sale de la escuela superior o de la
universidad mira hacia adelante a una vida feliz." La carta
luego pasa a describir en detalle la vision de la felicidad
en la vida como meta. Y eso, desde luego, es un impulso
basico en todo hombre. Es la bus-queda suya y la mia.
Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones. Esa es la
razon^ppr que siempre hay en nosotros un sentido de algo
que falta; de anhelos, suenos, esperanzas y deseos no
cumplidos. Y es a este vacio puesto por Dios en el
corazon humano que Cristo Jesus habla cuando dice,
"Venid a mi todos los que estais trabajados y cargados, y
yo os hare descansar" (Mt. 11:28). Se dirige al hambre
mas profunda
del hombre cuando dice, "Yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia" (Jn. 10:10). El
llama-do de Cristo Jesus a todos los hombres es a entrar
en la vida. <" Pero en contraposition con esta inacabable
busqueda de vida, la Biblia muestra con toda claridad que
en cada hombre hay un elemento que hace imposible la
verdadera vida. <;Cual es este elemento? Podriamos
Uamarlo por muchos nombres; pero yo quiero Uamarlo
por el nombre que Dios usa, porque es una palabra que
entendemos. Es el pecado. El testimonio de toda la Biblia
es que "la paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23), y que
"todos pecaron, y estan destituidos de la gloria de Dios"
(Ro. 3:23). Este lenguaje no se aplica a los hombres de
ninguna epoca o patria determinada, sino a la raza
humana entera. Asi es como Dios describe el caracter
moral del hombre. En ninguna parte de la Biblia se da la
impresion de que miembro alguno de la familia humana
este libre de pecado. Al contrario, expresamente se dice,
"Si decimos que no tenemos pecado, nos enganamos a
nosotros mismos, y la verdad no esta en nosotros" (1 Jn.
1:8). "No hay hombre que no peque" (1 Ro. 8:46). "Todos
pecaron, y estan destituidos de la gloria de Dios" (Ro.
3:23). En toda la Biblia se da por hecho la pecaminosidad
universal de la humanidad. Andar, actuar, hablar a la
manera del hombre es, en el lenguaje de la Biblia, hablar
o actuar pecaminosamente. ""
Esta doctrina se ensena en casi cada pagina de la
Biblia. El plan total de la redencion presupone que el
hombre es un ser caido. Cristo vino "para salvar lo que se
habia perdido" (Mt. 18:11). Antes de su nacimiento se
declaro que "el sal-vara a su pueblo de sus pecados" (Mt.
1:21). Su adveni-miento y su obra no tienen verdadero
significado mientras no se de por sentado que todos los
hombres son pecadores; porque el vino para llevar los
pecados del mundo en su propio
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cuerpo en el madero. Los que no tienen pecado no
necesitan de Salvador. Los que no merecen la muerte no
necesitan de redentor. Donde no hay pecado, no hay
necesidad de arrepen-timiento. Si no se ha perdido la
imagen de Dios, no hay necesidad de regeneration. Pero
Dios "manda a todos los hombres en todo lugar, que se
arrepientan" (Hch. 17:30), y tambien dice que "el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Jn.
3:3). De todo esto resulta claro que la ensenanza uniforme
de la Biblia es que ante Dios todos los hombres son
pecadores. Y siendo que "la paga del pecado es muerte",
a menos que algo se haga respecto al pecado, no puede
haber esperanza de entrada en la vida.
Esto es logica sencilla y elemental. Es la logica de la
Biblia. Puede ser que no guste, pero es muy, muy cierta.
"La paga del pecado es muerte." El pecado es el
destructor de la vida, y es imposible entrar en la vida
mientras nos aferremos a nuestro pecado. Continuar en el
pecado es continuar en las sendas de oscuridad y de
muerte; pero volver del pecado y buscar a Dios es entrar
en la vida. Cuando algo se hace'con el pecado mediante el
perdon divino y la limpieza por la san-gre de la Cruz,
entonces la dadiva de Dios, que es vida eterna, se recibe
por medio de Jesucristo nuestro Senor. Esto es lo que se
promete en el libro de los Proverbios: "El que me halle,
hallara la vida, y alcanzara el favor de Jehova. Mas el que
peca contra mi, defrauda su alma; todos los que me
aborrecen aman la muerte" (Pr. 8:3?,\36). La muerte es
siempre el resultado y el producto del pecado, porque el
pecado por su propia naturaleza es destructivo. El pecado
en su esencia es grandemente pecaminoso. Destruye la
vida. Y la vida verdadera, la vida que es vida de Dios
dentro del alma del hombre, una vida de gozo y paz y
pureza y amor y unidad y eternidad,
11
 nunca se conocera hasta que el pecado, el destructor de la
vi-da, sea destruido.
Pero debemos ser mas especificos. Debemos
considerar algunas de las consecuencias del pecado como
destructor de la vida. Debemos estudiar las consecuencias
del pecado. Debemos penetrar hasta el corazon y la esencia
del pecado. Debemos descubrir lo que Dios ha hecho en
cuanto al pecado y lo que hard para el pecador. Estas son
las preguntas supre-mas que hombre alguno puede
investigar; y son preguntas de las cuales todo hombre
debe tener la respuesta. Considere-moslas una por una.
I
Primero que todo debemos notar lo que el pecado hace.
Destruye. Esta es la afirmacion basica de toda la Biblia.
Mientras el pecado se anide en el corazon, la vida es impo-
sible. Permitame citar algunas palabras del gran escritor
da-nes del siglo diecinueve, Soren Kierkegaard: "EI
pecado es la destruccion del hombre. La herrumbre del
pecado consu-mira eternamente al alma y la destruira. El
pecado no es un trance por el cual el hombre puede pasar
una vez, porque de el uno entonces huiria. No. El pecado
es la ruina del hombre por cuanto el pecar es caer
eternamente de lo eterno." En otra parte el mismo escritor
declara: "Entre Dios y el pecador hay un abismo infinito.
Esta es la verdadera naturaleza de la condicion tragica del
hombre. Esta separado de la luz eterna, y esta, por tanto,
bajo una condicion de perdida y desesperacion totales. El
pecado es la ruina del hombre- El pecado es enfermedad
de muerte." ^Podria haber palabras mas claras? ^Podria
haber una exposition mas enfatica de la naturaleza del
pecado? "El alma que pecare, esa morira" (Ez.
12
18:4). Dios ha pronunciado sentencia sobre el pecado, y
la sentencia es la muerte.
El pecado es la ruina del hombre porque conduce a la
ceguedad. Lo imposibilita para ver. Pablo habla de esto
cuan-do escribe a los efesios instandoles a no vivir como los
gentiles, "en la vanidad de su mente, teniendo el
entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por
la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazon"
(Ef. 4:17, 18). Esto es lo que el pecado le hace al hombre.
Crea vanidad de la mente, oscurecimiento del entendimiento
y ceguedad del corazon. Debido al pecado, el hombre
puede contemplar el uni-verso que Dios creo, y sin embargo
no ver a Dios. Le hace decir en su corazon, "No hay
Dios" (Sal. 14:1). jSi! El pecado ciega al hombre.
Oscurece su entendimiento, de mane-ra que no comprende
lo que Dios le dice. Cuando Dios le habla, el hombre no
puede oir; y porque no puede oir la pa-labra de Dios, no
puede descubrir el camino verdadero de vida. Este es el
justo castigo del pecado. Este es el precio que el hombre
paga por haber entregado sus miembros como siervos del
pecado. Como Pablo dice en otro lugar, "el dios de este
siglo cego el entendimiento de los incredulos, para que no
les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo,
el cual es la imagen de Dios" (2 Co. 4:4). Jesus dijo, "Para
juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven,
vean, y los que ven, sean cegados" (Jn. 9.39). Esto significa
que unicamente a traves de Jesucristo puede la oscuridad
del pecado ser iluminada. Esto significa tambien que
alejarse de Jesucristo es andar en tinieblas mas profundas y
padecer aun mas ceguedad.
Pero el pecado tambien destruye porque es
esencialmente impureza- Solo la pureza es fuerza. "Los de
limpio corazon ... veran a Dios" (Mt. 5:8). La santidad
es salud. La
13
justicia es vida y paz. Pero el pecado, ya que corrompe y
car-come todo cuanto toca, es esencialmente destructive
Hay corrosion en su centre Nuestro Senor dijo, "Del
corazon salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que
contaminan al hombre" (Mt. 15:19, 20). Es el pecado el
que enemista al hombre con su hermano. Es el pecado el
que crea guerras y luchas y contiendas. Es el pecado lo
que en todos los siglos ha causado aquella mala
orientation de la vida humana que es la presuposicion
misma del Evangelio. El mejor comentario que tenemos
sobre esto en toda la Biblia se halla en el primer capitulo
de la Epistola de Pablo a los Romanos, en que el apostol
describe el camino des-cendente del pecado y concluye
con estos versiculos terribles: "Y como ellos no aprobaron
tener en cuenta a Dios, Dios los entrego a una mente
reprobada, para hacer cosas que no con-vienen; estando
atestados de toda injusticia, fornication, per-versidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas,
engaiios y malignidades; murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos,
inventores de males, desobedientes a los padres, necios,
desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que
practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las
hacen, sino tambien se com-placen con los que las
practican" (Ro. 1:28-32). Cuan ab-solutamente moderna y
al dia es la Biblia. Las consecuencias de la tragica
apostasia del hombre son las mismas hoy como lo fueron
en los dias de los apostoles, salvo que ahora son mas
intensas, mas extensas, mas devastadoras. El pecado hoy,
como ayer, es grandemente pecaminoso e impuro. Por lo
tanto es excesivamente destructivo, ruinoso y mortal.
14
Luego debemos notar que el pecado acarrea
debilidad moral. Escuchemos a San Pablo: "Porque el
querer el bien esta en mi, pero no el hacerlo. [Miserable
de mi! <;Quien me Iibrara de este cuerpo de muerte?"
(Rom. 7:18,24). Aquf hay un deseo, pero no hay poder. El
pecado ha entrado, y cuando el pecado reina, hay
debilidad moral. El pecado no solo ciega al hombre; lo
ata. Piense en la forma en que un habito cualquiera
comienza a apoderarse del hombre; y si se deja llevar de
el, ese pecado al fin ejercera completo control de el y
nunca le soltara. El diablo es un capataz duro, que cada
vez ata mas firme y seguramente, y lleva al pecador a la
esclavitud. Ahora, un hombre puede pensar que es libre.
Puede pensar que es el hombre mas libre de la tierra, asi
como el hijo prodigo se creia libre aquel dia en que salio
del hogar y se alejo de su padre a una provincia apartada.
Pen-saba que era un agente libre. Pensaba que iba en
marcha hacia una libertad sin trabas. Pero ;oh!, que fin
mas tragico hay en esa historia, cuando vemos al prodigo
sentado solo, un esclavo que deberia haber sido libre. Esto
es lo que hace el pecado. Pone una mano paralizadora
sobre cada buen impulse y cada deseo sano. Nos hace
cobardes en la lucha morale El pecado conduce al hombre
a la esclavitud bajo el Maligno, debilita su fibra moral, y
al fin de cuentas lo deja impotente preso de una
gigantesca desesperacion.
Pero esto no es todo lo que el pecado hace. Otro
terrible efecto es que induce a la desesperanza. Algunos
de los mas profundos pensadores hanJlegado a la
conclusion de que la esencia misma del pecado es la
desesperanza. Quitese de la vida la esperanza, y se
destruye la vida. Pablo recuerda a los efesios que antes de
su conversion ellos estaban "sin Cristo, alejados de la
ciudadania de Israel y ajenos a los pactos de la promesa,
sin esperanza y sin Dios en el mundo" (Ef. 2:12).
15
 Esta es la amarga dimension de la experiencia humana
hacia la cual el pecado nos lleva es decir, que los
hombres, que han sido creados para tener comunion con
Dios, la repudian continuamente y lo hacen asi sin
esperanza. Nuestras ciudades hoy estan llenas de hombres
y mujeres asi. Han perdido la esperanza. Esta es la
terrible secuela del pecado. La vida es esperanza. Pero el
pecado destruye la esperanza, y por consiguiente, el
pecado destruye la vida.
Pero hay todavia algo mas que el pecado hace.
Impone soledad. El pecado es egoismo, y por tanto, el
pecado nos separa de otros. Hay en la naturaleza del hombre
una herida permanente, mucho mas profunda que cualquier
cosa que la biologia o la sicologia puede explicar. Esta alii
porque el orgullo esta alii, y el pecado central, tipico, fatal
es el orgullo o la autosuficiencia. El orgullo es la
exaltation del ego esen-cial del corazon humano, por el
cual el hombre, en efecto, se aisla a si mismo de sus
companeros, y entre mas envejece se vuelve mas solitario.
Eso es lo que le paso al hijo prodigo. Se fue de la casa de
su padre, y tuvo un rato de desenfreno. La gente en ese
pais lejano era mucho mas agradable. Pero por fin lo
vemos completamente solo, sin que ninguno le diera nada.
En la provincia apartada no solamente esta sepa-rado de su
padre; esta tambien separado de sus amigos y aim de su
mas verdadero ser. Esta absolutamente solo. Esto es lo que
el pecado hace al hombre. Lo lleva a un punto en que se
siente completamente solo. La soledad es una cosa terrible.
Es algo espantoso estar rodeado de muchos llamados
amigos, y sin embargo, alia muy adentro del corazon de
uno, saber que esta solo. El pecado ha destruido todo
compañerismo con Dios el Padre; inevitablemente echa a
perder todos los lazos I humanos con nuestros congeneres.
Puede hacer que el hombre
16
ande solo en la vida; ciertamente al fin deja al hombre
caminar solo a traves de la muerte.
Viene a mi mente un incidente aterrador. Ocurrio en
la sala de un hospital, donde un hombre estaba muriendo
de cancer, fil sabi'a que era su ultimo dfa en la tierra.
Vino la oscuridad, y se encendieron las luces en el salon
donde el yacía plenamente consciente, con la mente alerta
y clara. De pronto grito: "<;Hay alguien mas muriendo
en el hospital esta noche? No me atrevo a morir solo."
Pero tuvo que hacerlo, porque no conocfa al Salvador. De
consiguiente, entro en la noche solo.
"La paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23). Todo lo
que hemos estado notando es la paga del pecado, que aún
se paga completo. El pecado es universal. Con toda
nuestra moderna civilización, no hemos cambiado el
corazón del hombre. Rudyard Kipling estaba en lo cierto
cuando escribio:
Cada ardid que llamamos moderno, El
crimen mas nuevo, de sana atroz, Juan
Bunyan describe en su viejo cuaderno
de 1682.
¡Cuan cierto es esto! Todos los avances de nuestra era
moderna no han podido descubrir ni inventar un nuevo pe-
cado; tampoco han podido descubrir un remedio y una cura
para el pecado. El pecado es todavia el destructor de la vida.
Produce ceguedad, y por tanto niega la luz al hombre. Hace
inmundo, y le roba la pureza del corazon. Trae debilidad, y
le niega la fuerza. Trae desesperanza, y quita de la vida toda
esperanza de una mañana dorada. Trae soledad en vez de
amor. Esto es lo que el pecado hace. Destruye la vida.
17
 II
¿Pero como puede el pecado hacer esto? Para
contestar esta pregunta debemos volver de nuevo a la
Biblia para apren-der lo que el pecado es. Es, desde
luego, unicamente en la Palabra de Dios donde se da luz
sobre la verdadera naturale-za del pecado, porque es en
ella donde aprendemos lo que Dios piensa. Se nos enseria
Allí que "el principio de la sabiduría es el temor de
Jehová" (Pr. 1:7), y que "en su luz veremos la luz" (Sal.
36:9). El Dr. Horacio Bonar, uno de los mas notables
predicadores escoceses del siglo pasado, ha dicho:
"¿;Estoy obligado a pensar del pecado como Dios piensa?
Ciertamente que si. ,-No tengo libertad de pensar de otra
manera? No. Usted puede, si quiere, pero las
consecuencias son terribles, porque el error es pecado. No
estamos obligados a pensar como el hombre piensa. Pero
si estamos en la obligation de pensar como Dios piensa,
no solo en una cosa sino en todo. jAy de aquel que
presume libertarse de la responsabilidad de recibir toda la
verdad de Dios, y que se toma la libertad de creer o de no
creer segiin le plazca!" ¿Qué, pues, nos ensefia la Biblia
acerca de la verdadera esencia del pecado?
No dice muchas cosas; pero se les puede resumir en
dos grandes enfasis.
Primero que todo, el pecado es incredulidad. Vemos
esto en el comienzo mismo de la Biblia. Alii tenemos la
historia de un jardin en donde Dios anduvo y hablo con
un hombre y una mujer a quienes el habia hecho a su
propia imagen. A Adan y a Eva se les habia dado dominio
sobre toda cosa viviente. La tarea de ellos era supervisar
y cuidar todo lo que Dios les habia confiado. Todo era de
ellos para que lo disfrutaran. Solo una cosa estaba
prohibida. "De todo arbol del huerto podras comer; mas
del arbol de la ciencia del bien y
18
del mal no comeras; porque el dia que de el comieres,
ciertamente moriras" (Gn. 2:16, 17). Respecto a esta sola
cosa fundamental Dios dio un "No" terminante. Esta era la
voluntad de Dios para el hombre. Esta era la ley divina
revelada al hombre. Entonces vino el tentador, diciendo,
"¿Conque Dios os ha dicho: No comais de todo arbol del
huerto?" (Gn. 3:1). Su plan de ataque fue destruir la
confianza de ellos en la palabra y en la autoridad divinas.
"¿Realmente creeis que Dios lo dice en serio?" pregunto
la serpiente, y al momento quedo sembrada la semilla de
la duda. "No morireis", urgio el tentador, y prosiguio,
"sino que sabe Dios que el dia que comais de el, serin
abiertos vuestros ojos, y sereis como Dios, sabiendo el bien
y el mal" (Gn. 3:4, 5). En este punto el pecado entro en la
raza humana. La palabra de Dios fue puesta en duda. Esta
es la esencia de todo pecado —el descreimiento de la
palabra de Dios. El pecado es la mente que se erige a si
misma en oposicion a la mente de Dios. El pecado es
dudar de la veracidad de Dios. El pecado es descreer la
autoridad divina. El pecado es incredulidad. En el
comienzo puede haberse evidenciado en algo al parecer
leve o aun insignificante. Pero el detalle no tiene
importancia. Lo que importa es la actitud del corazon, y
esta se revela en cosas grandes y pequenas. Jeremías
Taylor dijo una vez: "Ningún pecado es pequeño. Es
contra un Dios infinito, y puede tener consecuencias
inmensurables. Ningún granito de arena es pequeño en el
mecanismo de un reloj." ¡Cuan cierto es esto! Adán y Eva
cayeron en pecado en el momento en que dudaron del
mandamiento divino. El pecado es no creer; es dudar
respecto del mandamiento moral de Dios. Y la unica
escapada de ese estado es hacia un estado de creencia. La
unica esperanza del hombre como pecador es trasladarse
de una esfera de incredulidad a
19
 una esfera de fe; trasladarse de una tierra de tinieblas a
una tierra de luz.
El segundo gran elemento que la Biblia enfatiza en su
doctrina de pecado es que el pecado es desobediencia. La
duda es el precursor de la desobediencia. Primero viene el
pensamiento: luego el hecho. Adan y Eva primero
descreyeron, y entonces desobedecieron. El pecado es
desobediencia. Y cada pecador desde ese dia ha sido un
rebelde contra su Dios. El hombre pecaminoso es un
hombre rebelde. El hombre pecaminoso es el hombre que
se niega a que Dios le gobierne. El pecado es anarquía
dentro del cosmos ordenado de la Creación divina. El
hombre puede llamar al pecado una nadería, pero Dios lo
llama una tragedia. Muchos podrán considerar el pecado
como un accidente, pero Dios lo llama una abominación,
porque el pecado es anarquía. El pecado es la erección de
un trono rival. Es un rechazamiento enfático de la
autoridad de Dios y la aserción que el hombre hace del
principio de su autodeterminación en todas las cosas.
¡Que bien se ilustra esto también en la historia del hijo
prodigo! Ya hemos notado los efectos del pecado en su
caso; pero aquí también esta la esencia. En el vemos la
predisposición básica del corazón humano y el principio
esencial de toda iniquidad. Este hijo menor no era adultero;
no era ladrón; no era perjuro; no era, que sepamos, un
muchacho deshonesto. Era un joven que vino a su padre y le
dijo: "Dame la parte de la herencia que me corresponde
(Luc. 15:12). Quiero vivir mi vida. Quiero ser
independiente." Y se alejo del hogar de su padre como el
perfecto símbolo del hombre autosuficiente, rebelde,
egoísta. La característica central de este muchacho es que
cree bastarse a si mismo; y en esto es hermano de todos
nosotros. EI hombre pecador es el hombre que ha resuelto
bastarse a si mismo. Este es el corazón mismo de la
20
experiencia humana y el factor mas importante en la
historia del hombre. Esta es la esencia de su pecado —
inyectar en el universo de Dios un principio de absoluta
determination pro-pia, de gratification personal, de
autosuficiencia. Este muchacho que vino a su padre y le
dijo, "Padre, dame la parte de la herencia que me
corresponde," expresaba la petición perenne del hombre
de verse libre de las restricciones del Creador. Quería
gobernarse por si solo. Y en este impulso de
autosuficiencia y en esta determinación de echar de si las
restricciones de su padre y de su hogar, vemos claramente
el corazón de la experiencia humana y el corazón de la
situación humana. Comenzamos a ver lo que la Biblia da
a entender realmente por pecado. El pecado es el orgullo, el
egoísmo, la autosuficiencia de los cuales todo ser humano
es culpable.
Incredulidad y desobediencia; eso es pecado. Por esta
razón el hombre esta separado de su Dios, y separado, por
tanto, de la vida. El pecado es, por lo tanto, la ruina del
hombre, el destructor de la vida.
Ill
Hay, sin embargo, un elemento más que debemos
notar en nuestro estudio de este gran tema. Debemos
declarar lo que Dios hace en cuanto al pecador y su
pecado.
Dios lo hace todo por salvar al pecador del error de
sus caminos. "Dios es amor" (1 Juan 4:8). "Porque de tal
manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:16). El amor de Dios
concibio un plan por el cual el hombre rebelde puede
volver y entrar en la vida. El pecado es la ruina del
hombre. Pero el amor de Dios
21
es la esperanza del hombre. En la historia del hijo prodigo
hay un gran factor constante e incambiable —el amor del
padre para su muchacho. Sin duda este es el cuadro más
grande en toda la literatura, este padre que espera durante
largos días y meses, y tal vez años, preguntándose
cuando, si es que alguna vez, su hijo regresaría al hogar.
Y cuando el hijo volvió, cuan maravillosa fue la
bienvenida, cuan sin reproches, y cuan generoso fue el
corazon del padre. Es así como nuestro Señor pinta el
amor de Dios para el hombre pecador. Robert Louis
Stevenson, en uno de sus pequefios poe-mas, intenta
sondear las profundidades del amor de una madre:
Si me ahorcaran en el mas alto cerro,
Oh madre mia, Se que
hasta alii tu amor sincere
Me seguiria.
Si me ahogase en el mar mas profunda,
Oh madre mia, Tu amor
conmigo, estoy seguro,
Pronto estaria.
Si, es un amor maravilloso, el amor de una madre. Pero
es solo una sombra, una sombra debil y tenue, del amor
de Dios para todo el mundo. Dios vio que el pecado es la
ruina del hombre, y asi se lo dijo. "El dia que de el
comieres, ciertamente moriras" (Gn. 2:17). Pero el amor
divino rehuso aceptar el status quo del pecado, y la
asombrosa historia de la redención del mundo mediante
nuestro Señor Jesucristo se hizo
22
posible justamente porque un Dios de amor no quiso
dejarnos solos.
No podemos desarrollar este tema a esta altura de
nuestro estudio. Los mensajes que siguen son simplemente
una exposición de todo lo que Dios hace por el pecador y
su pecado. Esto, sin embargo, debemos decir. Al corazón de
una sociedad pecaminosa Dios envío su Hijo, el Hijo
eternamente engendrado, y lo envio para que pudiera
hacer algo en cuanto al pecado y abrir un camino por el
cual el hombre pudiera entrar en la vida. Esto es lo que
Dios permitio que ocurriera. Permitio que el pecado
destruyera a su Hijo. Lo arreglo todo de tal manera que en
el centro mismo de la historia se levantara una Cruz, y
que sobre esa Cruz el Hijo de Dios pudiera llevar sobre si
el pecado de toda la humanidad. Esto es un misterio
completo El Dios eterno permitio que hombres pecadores
ma-taran al Principe de la vida. En ningiin otro punto de
la historia vemos tan claramente que el pecado es el
destructor de la vida, pues aqui lo vemos acarrear la
muerte de Aquel que es la vida. Pero en el Calvario Dios
estaba buscando al perdido. Allí Dios viajo hacia la
provincia lejana, en las tinieblas de media noche de la
tierra del pecado. Allí Dios tomo el pecado de toda la
humanidad y lo juzgo para siempre, y abrio una via de
escape de la destruccion del pecado.
El obispo Frank Houghton ha escrito de este
bellisimo tema en un breve y fragante cantico:
Tu, que eras rico incomparable,
Amaste tanto que te hiciste pobre;
Y en vez de trono de poder estable,
Pesebre humilde te sirvio de
cuna.
Tu, que eras rico incomparable,
Amaste tanto que te hiciste pobre.
23
 Tu, que eres Dios de toda gloria,
Amaste tanto que te hiciste Hombre;
Y al pecador, de su mortal escoria,
Lo rescataste para llevarlo al cielo.
Tu, que eres Dios de toda gloria,
Amaste tanto que te hiciste Hombre.
Y el amor de Dios no cambia. El amor de Dios todavia
señala hacia la cruz y la revela como la base de toda nuestra
esperanza. Dios nos recuerda por su Espiritu Santo que hay
abundante re-dencion en la sangre que el ha derramado. A
ese amor usted y yo debemos dar nuestra respuesta. San
Anselmo, en su gran obra Credo ut intelligam, subraya
esto y dice: "El amor de Dios no es una suave
benevolencia, es un fuego consumidor. A los que lo
resisten, se les vuelve un tormento eterno; a los que estan
dispuestos a enfrentarse a sus demandas, se les vuelve un
fuego que limpia y purifica. A aquellos en quienes ha
penetrado, los transforma en si mismo." Al amor de Dios
podemos decirle "No". Pero es mucho mejor que demos la
respuesta que todo el cielo espera oir:
Aquel dolor tan grande y
cruel Que sufre asi mi
Salvador Exige en cambio
para el Un alma llena de
amor.
24
CAPITULO DOS
LA SALVACION — LA
PROMESA DE VIDA ETERNA
"Senores, {que debo hacer para ser salvo?"
"Cree en el Senor Jesucristo, y serds salvo."
Hechos 16:30, 31
"No me averguenzo del evangelio, porque es poder de
Dios
para salvacion a todo aquel que cree."
Romanos 1:16
HACE ALGUNOS AÑOS, la British Broadcasting
Corporation planeo una serie de transmisiones religiosas
por toda Inglaterra. Los servicios estuvieron a cargo de un
predicador diferente cada domingo sucesivo, bajo el titulo
intrigante y retador.. . "Si tuviera solo un sermon que
predicar". A cada ministro se le pidio que diera el
mensaje que quisiera dar, si esa fuera su ultima
oportunidad de hablar a los hombres «en el nombre de
Dios. Estoy seguro que todos los invitados a par-ticipar
tuvieron que hacerse un examen concienzudo para pre-
parar su sermon. Esta es la clase de pensamiento que
infunde solemnidad y urgencia al alma del hombre; y la
recomendacion de Richard Baxter a los predicadores
—"Prediquen como un hombre moribundo a hombres
moribundos"— bien puede re-sultar saludable para todas
las ocasiones. Nunca debemos olvi-
25
 dar que en un sentido muy real, cada reunión del pueblo
de Dios para la adoración es un evento único. Aun cuando
una congregación se reuna dos veces por domingo
durante todo el año, ningún evento tal realmente se repite.
Siempre hay dife-rentes circunstancias, y siempre, por
tanto, el predicador debe recordar la palabra, "He aquí
ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de
salvación" (2 Co. 6:2). Jamás el verda-dero predicador
desperdiciara tiempo en terms secundarios o en asuntos
fuera de lugar, porque puede ser que nunca mas vuelva a
tener la oportunidad de presentar a Cristo ante esta
congregación particular. A todo predicador,
necesariamente, llegara el día que sea el ultimo en que
predique; y para cada oyente habrá también la ultima vez
que oiga.
Este es un pensamiento sobremanera impresionante.
Es una actitud que compenetra todo el Nuevo
Testamento. Nuestro Señor predico con apremio. Dijo,
"Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre
tanto que el día dura; la no-che viene, cuando nadie puede
trabajar" (Jn. 9:4). Esta fue su preocupación. "también
tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas
también debo traer" (Jn. 10:16). Cada día de su ministerio
terrenal, el celo del Señor Io embargaba. Y Pablo
manifiesta el mismo espiritu. "Me es impuesta necesi-
dad; y ¡ay de mi si no anunciare el evangelio!" (1 Co.
9:16), exclamo el. Sea enfrentándose a la gran ciudad
imperial de Roma, o sea evangelizando en la oscuridad de
la noche al car-celero de Filipos, acoge con manos
anhelosas la oportunidad de predicar el evangelio. "A
griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor"
(Ro. 1:14). La humanidad entera pesa sobre su corazón, y
sabe que es deudor de todos. De con-siguiente, abre su
corazón y dice, "Pronto estoy a anunciaros el evangelio
también a vosotros que estáis en Roma. Porque no me
avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
26
Salvación a todo aquel que cree" (Ro. 1:15, 16). Es el
mismo mensaje que dio al carcelero de Filipos cuando este
clamo lleno de temor, "Señores, ¿que debo hacer para ser
salvo?" "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hch.
16:30, 31) fue la respuesta del apóstol, y la dijo con énfasis
y autoridad incon-fundibles. Y podemos estar seguros de
que si el tuviera solo un sermón que predicar, este habría
sido su tema absorbente. Pablo sabia muy bien que la
salvación era la necesidad del mundo, y que todos los
hombres la estaban buscando. Contem-plaba las grandes
filosofías de los siglos pasados, y se daba cuenta de que
los mas grandes pensadores del mundo antiguo se
interesaban en esto mismo. ,;C6mo puede un hombre
vivir la vida buena? ,;Cual es la vida buena? ^'Corno
puede un hombre ser librado de los peligros y los males
de su presente vida para vivir la vida que es
verdaderamente buena? Era una pre-gunta muy antigua, y
Pablo sabia que estaba en los corazones de los hombres en
todas partes. Y todavía se hace esta pregunta ahora. No hay
duda de que en todas las regiones del mundo hay hombres
y mujeres, tanto jóvenes como viejos, que se ha-cen esta
pregunta fundamental. ",-Que debo hacer yo para
encontrar vida; que debo hacer para verme libre de
aquellas cosas que me quebrantan y degradan y
derrotan?" Y esto no es mas que una paráfrasis de la
pregunta del carcelero de Filipos, "Señores, que debo
hacer para ser salvo?" Puede ser que muchos no hagan la
pregunta en forma explicita; pero implícitamente, en los
niveles mas profundos de la experien-cia, proponen y
examinan esta tesis. La tragedia es que tantos hallan
dificultad en obtener una respuesta porque la buscan en el
lugar equivocado. Buscan una solución en alguna filosofía
política, o tal vez en un programa educativo, en una nueva
clase de panacea económica, en nuevas investigaciones del
proceso sicológico de la mente del hombre, o aun en
formas de
27-
expresion estetica —en el arte, la musica, o la poesia.
Pero toda la larga historia del hombre provee la mas clara
prueba de que no se halla ninguna respuesta absoluta al
gran proble-ma de la salvation del hombre en ningun nivel
meramente humane Ese camino conduce unicamente a
frustration y des-animo. Hay solamente Uno que tiene la
respuesta. Solamente hay Uno que puede decir: "Mirad a
mi, y sed salvos, todos los terminos de la tierra, porque yo
soy Dios, y no hay más" (Is. 45:22). Solamente hay Uno a
quien Dios ha hecho "Principe y Salvador" (Hch. 5:31), y
es el Senor Jesucristo, el Hijo de Dios, quien dice, "Yo
soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14:6); "El que me
sigue, no andara en tinieblas, sino que tendra la Iuz de la
vida" (Jn. 8:12); "Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mi, que soy manso y humilde de cora-zon; y
hallareis descanso para vuestras almas" (Mt. 11:29).
La salvation es el tema de la Biblia. Podriamos tomar
toda la Biblia como nuestro texto cuando pensamos en la
salvación, porque cada parte de la Biblia con tiene y
revela el plan de salvación. Siempre hay el mismo claro
consejo. A los hombres en conjunto o a almas individuales
absolutamente solas se da el mismo mensaje: "La
salvación es de Jehova" (Sal. 3:8). "El que me halle,
hallara la vida" (Pr. 8:35). Esto es el tema y el cantico de
cada escritor de las Sagradas Escrituras.
]ehova ha dado a conocer
Su grande
salvación; De su justicia,
el gentil
Ya tiene la visión.
Su gracia y su gran verdad
A Israel mostro; La
salvación de nuestro Dios
El mundo entero vio.
28
Entrar en la vida significa recibir del Senor la
salvation. Debemos, por tanto, considerar lo que la Biblia
ensena acerca de la salvation. Debemos descubrir lo que
el plan de la salvation es, y bajo cuales condiciones se
puede recibir el don de la salvation. Enfrentemonos a
estos asuntos punto por punto, pensando, primero que
todo, en la necesidad de la salvation, luegb en el plan de
salvation, y despues en' ra*res pues-ta del hombre al
ofrecimiento de la salvation.
I
En primer lugar, debemos pensar en la necesidad de
la salvación.
Hay, desde luego, casos en que no es necesario
enfatizar la necesidad. \Por la gracia del Espiritu Santo
los hombres pueden ver su necesidad. El carcelero de
Filipos la vio. "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?"
Tal fue su clamor, un clamor de necesidad desesperada; y
Pablo contesto ese clamor sencilla y directamente, "Cree
en el Senor Jesucristo, y seras salvo." -Pablo le predico a
Cristo. Le senalo al que podia, resolver sus necesidades.
Declaro la dulzura y la ple-nitud del Evangelio, que el
sabia muy bien era "el poder de Dios para salvation a
todo aquel que cree" (Ro. 1:16). Este hombre estaba bajo
conviction de pecado. El Espiritu Santo habia venido
sobre el, y ahora se veia a si mismo bajo el juicio de Dios
y destinado a la destruction. Era semejante al Peregrino de
Bunyan cuando hablo con Evangelista: "Senor, yo
percibo por este libro enhmi mano que estoy condenado a
morir, y que despues viene el juicio, y me doy cuenta de
que no estoy dispuesto a lo primero ni capaz de
enfrentarme a lo segundo." Evangelista no necesito
mostrarle a este hombre su verdadero peligro y su
condition. El hombre lo sabia. Todo
29
 lo que el queria saber era como ser librado de la carga de
su pecado y de la ira venidera.
Pero rara vez se ve esto. Nuestra generation ha perdido
grandemente el sentido del pecado, y con eso ha habido
una perdida correspondiente de todo sentido de necesidad.
"El hombre moderno no se preocupa acerca de sus
pecados," escri-bio George Bernard Shaw, ",;y para que
hacerlo?" En mu-chos cfrculos el pecado, o cualquier
sentido de pecado o culpa que el hombre pueda tener, se
considera como un resabio de algiin pasado lejano que
puede facilmente resolverse al mejorar la position social,
politica, intelectual o material del hombre. Todo lo que se
necesita es que el hombre mismo "se deshaga de la bestia,
y deje que el mono y el tigre mueran". A pesar de dos
guerras mundiales y de un sinnumero de conflictos
menores, muchos todavfa se aferran a la patetica creencia
en la bondad esencial del corazon humane A esta situation
de-bemos contraponer la Palabra de Dios. Debemos
demostrar que la mas grande necesidad del hombre esta.
patente en esta perdida del sentido de necesidad de Dios y
de salvation. Debemos enfocar la luz escudrinadora de la
verdad sobre la cul-tura de nuestro tiempo y hacer
hincapie en la prueba de que los eventos tragicos de este
siglo estan demoliendo completa-mente su propia favorita
y mas acariciada filosofia. La Biblia ensena en toda parte
que este es un mundo caido, y que el curso de este mundo
es siempre hacia el error y el mal, hacia guerras y
destruction. Debemos decide esto a nuestra generation.
Debemos proclamar que "el pecado, siendo consu-mado,
da a luz la muerte" (Stg. 1:15). Debemos recordar a todos
los hombres en todo lugar que "si no os arrepentis, todos
perecereis igualmente" (Lc. 13:3). Debemos afirmar
fielmente que el pecado es el destructor de la vida, que
corrom-jje, corroe y contamina todo lo que toca; y que
ningun remiendo
30
chapucero de cosas externas sera de provecho alguno. El
hombre necesita salvation. Este es el mensaje que los
hombres necesitan escuchar. Fue por esta causa que
Cristo vino al mundo. "Llamaras su nombre Jesus," dijo
el angel a Jose, "porque el salvara a su pueblo de sus
pecados" (Mt. 1:21). Y Pedro, enfrentandose al sumo
sacerdote y a muchos de sus congeneres en Jerusalen,
valientemente declaro, "Y en ningun otro hay salvation;
porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos" (Hch. 4:12). Esta es
la palabra de Dios a esta como a toda generation: que
DEBEMOS ser salvos. Porque del corazon del hombre
todavia proceden "los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias" (Mt. 15:19). Asi es el
corazon humano. Es el campo de action del diablo. Hace
algun tiempo en una re-vista inglesa lei lo siguiente:
{Es la bomba de hidrogeno
Un juguete injantil?
El diablo meneo la cabeza
Y dijo con certeza:
"Aun prefiero
El corazon humano."
Por supuesto que lo prefiere. El pecado es la ruina del
hombre. Y la salvation del pecado es su mas grande
necesidad. Los milagros de nuestro Sefk>r ilustran esto
constante-mente. Era la necesidad de los hombres lo que
atrajo a Cristo hacia ellos. Marcos, al comienzo de su
historia, al registrar el ministerio de nuestro Senor en
Capernaum, cuenta como "cuando llego la noche, luego
que el sol se puso, le trajeron
31
 todos los que tenian enfermedades, y a los
endemoniados;toda la ciudad se agolpo a la puerta. Y
sano.a.muchos.que estaban enfermos de diversas
enfermedades, y echo fuera muchos demonios" (Mr.
1:32-34). Este fue su incansable ministerio de gracia.
Donde habia necesidad, allí estaba Jesùs."Los sanos", dijo
èl, "no tienen necesidad de médico,sino los enfermos. No
he venido a llamar a justos, sino.a.pecadores"
(Mr. 2:17). Lucas nos dice que "les hablaba del reino de
Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados" (Lc.
9:11)-Siempre fue asi: , justicia original y de su comunión con Dios, y asi
A ti acude el pecador; El
leproso busca tu faz. Ninguno
tan asqueroso o vil Que no
halle en ti la paz.
Cuando vino a Nazaret y predico en la sinagoga, escogió
como su texto las palabras de Isaias: "El Espiritu de
Jehová el Señor esta sobre mí, porque me ungió Jehová;
me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a
vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a
los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová" (Is.
61:1). ¡Que programa! ¡Que manifiesto tan asombroso!
Vino para satisfacer la necesidad de los hombres., para
traer el don de salvación a los hambrientos, solitarios y
abatidos de corazón. Pero solamente los que se dan cuenta
de su necesidad llegaran a conocer esta gracia. "A los
hambrientos", profetizo la virgen Maria, "colmo de bie-
nes, y a los ricos envio vacios" (Lc. 1:53). Solo los "pobres
en espiritu" son los que hallan las bendiciones de Cristo
(Mt. 5:3). En otras palabras, la salvacion de Cristo es
solamente para pecadores.
32
Mucho mas podría decirse. Pero ciertamente se ha
hecho clara la necesidad que el hombre tiene de
salvación. Lo que la Palabra de Dios declara, la historia
del hombre lo prueba. Y los grandes credos y confesiones
de la Iglesia recalcan y subrayan esta verdad. Aquí, por
ejemplo, estan las palabras de la Confesión de Fé de
Westminster:
Nuestros primeros padres pecaron al comer de la
fruta prohibida. Por este pecado ellos cayeron de su
vinieron a ser muertos en pecado y contaminados
completamente en todas sus facultades y partes del
alma y cuerpo. Siendo ellos la raíz de toda la
humanidad, la culpa de este pecado fue imputada a
toda su posteridad, a la cual fue transmitida
mediante generación natural la misma muerte en
pecado y naturaleza corrompida. De esta corrupción
original, por la cual somos completamente
indispuestos, incapacitados y opuestos a todo lo
bueno y totalmente inclinados a todo lo malo,
proceden todas las transgresiones de hecho.
Esto es el hombre. Es hombre en rebelión contra su
Creador. Debido a esto es lo que es: perdido, desvalido, y
fundamentalmente sin esperanza. Esta es la historia de
nuestra generación; pero es también la historia de toda
generación. Vemos la terrible herencia de esta condición
en todas partes, ayer en Corea y hoy en Laos; en Cuba,
Túnez; en Moscú y Berlín; en Pekín y Washington; en
verdad, dondequiera que se hallen los hombres. Que los
hombres esten ciegos a su necesidad no lo disminuye en
lo minimo. El Senor lo ha hablado. Y cuando Dios habla,
¿no debe el hombre escuchar?
33
 II
Pero es tiempo de que hagamos un examen del plan
de salvación.
Hay un plan de salvación. La Biblia toda esta.
llena de la promesa y del plan de salvación. Pablo
escribe a Tito, su hijo en la fé, y sus primeras palabras
captan la gloria de ese plan divino "en la esperanza de la
vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde
ántes del principio de los siglos" (Tito 1:2). Antes del
comienzo del tiempo Dios planeó la redención del
mundo. Y esa es la historia del amor de Dios.
Años mi alma en vanidad vivió,
Ignorando a quien por mi sufrio,
O que en el Calvario sucumbió El
Salvador.
Mi alma allí divina gracia halló,
Dios allíi perdón y paz me dió;
Del pecado allí me libertó El
Salvador.
En todos los caminos de la Biblia hay letreros que
señalan hacia la salvación de Dios. En el momento
mismo en que el hombre cayó en el pecado, Dios
prometió un Salvador. Y a través de las tortuosas
vueltas de la historia ñ hombre pecador corre la
calzada recta de redención divina. Escuche algunas de
las notas persuasivas en la historia del amor redentor:
"Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados" (Is. 53:5). "Ciertamente llevo él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores" (Is.
53:4). "Can-tare a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste
contra mi, tu
34
indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios
es salvación mía; me asegurare y no temeré; porque mi
fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido
salvación para mi" (Is. 12:1, 2). "El Hijo del hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lc. 19:10).
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dió a su
Hijo unigenito, para que todo aquel que en él cree no se
pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:16). El tema nunca
varia. Siempre se nos recuerda que Dios, el Padre
Todopoderoso, se ha comprometido a librar de pecado al
universo, y para hacerlo asi, enviará a su Hijo unigénito a
quitar el pecado del mundo.
No es de extranar, entonces, que despues que los
discipulos vieron a tal Salvador ascender en poder y
gloria a la diestra de Dios, se les encuentre en las calles de
Jerusalen declarando que "a éste Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo". (Hch.
2:36). No se les podía callar. "Todo aquel que invocare el
nombre del Señor sera salvo" (Hch. 2:21). Este es el tema
triunfante de ellos. "Y en ningún otro hay salvación;
porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos" (Hch. 4:12).
Los escritores del Antiguo y del Nuevo Testamento
cuentan el desarrollo del plan de la redencion divina.
Nunca ponen en tela de duda la necesidad de salvation, y
tampoco dudan respecto de la fuente de la salvation.
"Mirad a mi, y sed salvos, todos los terminos de la tierra"
es el llamamiento que hace Isaias, "porque yo soy Dios, y
no hay más". (Is. 45:22). Y David declara
enfaticamente^ "La salvación es de Jehová" (Sal. 3:8).
Todos los apóstoles dieron testimonio de esta verdad.
Escuchemos a Pablo: "Esto es bueno y agradable delante
de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la
verdad.
35
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a si mismo
en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su
debido tiempo" (1 Ti. 2:3-6). O tomemos el testimonio de
Pedro: "Obteniendo el fin de vuestra fé, que es la
salvación de vuestras almas. Los profetas que profetizaron
de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación" (1 P.
1:9, 10). O busquemos de nuevo la Epístola a los Hebreos y
leamos estas palabras: "Puede también salvar
perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, vi-
viendo siempre para interceder por ellos" (He. 7:25). La
salvación es el tema y el cántico de todos estos santos
hombres, "quienes hablaron siendo inspirados por el
Espiritu Santo" (2 P. 1:21). Siempre y en todas partes la
Biblia declara no solo que el hombre necesita salvación si
es que alguna vez ha de entrar en la vida, sino también que
Dios ha_provisto un plan por el cual el pecador rebelde
puede ser bien recibido en su presen-cia y ser redimido,
sanado, restaurado y perdonado. Y el punto focal de este
plan es el Hijo de Dios, Cristo Jesus nuestro Señior. "Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo," exclama Juan, "sino para que el mundo sea salvo
por él" £Jji-_ 2.ii7_) ésta es la razón por la que Cristo vino a
Belén. Vino para salvar a su pueblo de sus pecados. No hay
otra explicación de su advenimiento. "Para esto apareció el
Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Jn.
3:17). Nació para salvar. Nació para levantar a los hijos de
la tierra y darles el segundo nacimiento. Esta es la
salvación de Dios —el plan de Dios desde la eternidad,
prometido desde antes que el mundo empezara.
El plan de redención va más allá de todo
entendimiento humano. Dice Pablo, "Indiscutiblemente,
grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado
en carne, justificado en el
36
Espiritu, visto de los angeles, predicado a los gentiles,
creido en el mundo, recibido arriba en gloria" (1 Ti.
3:16). ¡Cuán cierto! Nunca sondearemos las
profundidades del conocimiento y la sabiduria de Dios. Y
sin embargo, el plan en si mismo es claro; tan claro, en
realidad, que un niñito puede captarlo. Hay en el corazón
del plan una cruz, y en esa Cruz el Hijo de Dios es
levantado para morir. ¿Pero, por que la Cruz? Bien, hay
muchas cosas que pudieramos decir en respuesta a esa pre-
gunta, pero yo no conozco una respuesta mejor que la que
se da en uno de los mas grandes himnos de la Iglesia.
Recordemos el himno que escribio Cecil Frances
Alexander. Ella era la esposa del obispo de Londonderry,
en el norte de Irlanda, y sentada junto a la ventana,
divisando las verdes serranias más allá de la ciudad de
Derry, solía pensar en otra colina fuera de otra ciudad.
Un dia tomo su pluma y escribio:
Un monte hay mas allá del
mar, Y en el hubo una cruz,
Do por nosotros sucumbió El
Salvador, Jesus.
Entonces, al meditar con reverencia en los sufrimientos del
Salvador, su pluma siguio escribiendo:
Cuan imposible es decir su
muerte de dolor; Por fé
sabemos que por nos Murió el
Salvador.
Y siguio escribiendo otra estrofa, una estrofa de bellisima
poesía pero también de la más profunda teología:
37
 Fue para darnos el perdón
Que allí su vida dió; Por
darnos cielo y salvación Su
sangre derramó.
Esta es la razón por que hay una Cruz en el corazón de la
historia. Cristo murió para que los hombres pudieran ser
perdonados. Murió para que los hombres pudieran ser
salvados del mal y hacer el bién. Murió para abrir el reino
de los cielos a todos los creyentes. El amor de Dios y el
pecado del mundo se dan cita en la Cruz. Se dan cita allí
porque Dios asi lo ordenó, y porque el Hijo de Dios se
ofreció a sí mismo en rescate por los pecados de todo el
mundo, llevo nuestros pecados en su propio cuerpo, y
soporto el juicio de un Dios santo sobre el pecado,
poniendose en el lugar de los pecadores, y sufriendo la
muerte que es la paga del pecado. Pablo escribió, "Al que
no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
fuesemos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5:21).
A causa de este sacrificio Dios puede en justicia
perdonar el pecado. "Perdonare la maldad de ellos, y no
me acordare mas de su pecado" (Jer. 31:34). Y aun mas,
Dios declara a todos los que creen en Jesús como
Salvador y Señor, que los recibirá y los tendrá como hijos
suyos. "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que
seamos llamados hijos de Dios" (1 Jn. 3:1). Este es el fin
y la meta del plan de salvation. Dios toma la iniciativa en
tratar con el pecado. Hace posible que el pecador sea
perdonado, al mismo tiempo que permanece justo, y el
que justifica al que es de la fé de Jesus" (Ro. 3:26). Y
donde el encuentra tal fe, allí implanta su Santo Espiritu,
y el alma nace de arriba. De esta manera queda asegurada
la redención plena de los efectos de la caida. Este es el
plan de
38
salvación —un plan divino, milagroso, sobrenatural, mas
allá de todo entendimiento.
Hace algunos meses tropece con unos pocos versos que
me parecieron expresar perfectamente la conmovedora
maravilla de esta asombrosa gracia. Permitanme citarselos
ahora:
Peque. Y al punto Satanas voló. Ante
el trono del Altisimo, A proclamar,
con insolente voz, "Esta alma, un ser
de barro, ya pecó. Es cierto que tu
nombre invocó, Pero su muerte vengo
a demandar. 'El alma que pecare,
morirá! (Acaso aquí justicia no se da?
Condena, pues, a este pecador; (Qué
otra cosa puede un justo juez?."
Y dia y noche asi me acuso,
Y todo lo que dijo, cierto fuè.
A diestra del Señor se
levantó. Del trono, Uno en
radiante luz,
Y dijo: "Toda tilde de la ley
Se cumple; muere el pecador. M,ás
(que si a mí se traspaso su culpa y
mal,
Y si su pena yo pagué? Mirad
Mis manos y mis pies, pues ya por ,él
Fui hecho yo pecado,, y morí,
Para sin culpa presentarlo a Dios."
Y Satanas huyó, sabiendo bién
Que quien así me amó,
prevalecía,
Pues todo cuanto dijo, cierto fué.
39
 A esto es muy poco lo que se podría agregar. Este es
el plan de salvación. Sobrepasa al entendimiento humano.
Puede que parezca total insensatez a la mente humana.
Pero es la manera escogida por Dios, y no hay otra. Ante
tal milagro de gracia solo podemos decir con Pablo, "¡Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia
de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e
inescrutables sus caminos! Porque, ¿quién entendió la
mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿0 quién le
dió a él primero, para que le fuese recompensado? Porque
de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la
gloria por los siglos. Amen" (Ro. 11:33-36).
Ill
Debemos mencionar un aspecto más. Debemos
considerar la respuesta del hombre a la oferta de la
salvation.
Un dia vino a nuestro Señor un hombre que hizo una
extraña pregunta: "Sefior, son pocos los que se salvan? "
(Lc. 13:23). Nuestro Señor respondió: "Esforzaos a entrar
por la puerta angosta; porque os digo que muchos
procuraran entrar, y no podrán. Después que el padre de
familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando
fuera empeceis a llamar a la puerta, diciendo: Señor,
abrenos, el respondiendo os dirá: No sé de donde sois"
(Lc. 13:24, 25). ¡Una respuesta extraña! Si, pero una
respuesta que nos recuerda cuán importante es prestar la
más sincera atención al mensaje del evangelio; nos
recuerda también que es peligrosamente fácil descuidar el
dia de oportunidad de Dios. La palabra que nuestro Señor
emplea es, "Esforzaos a entrar." El escritor de la Epístola
a los Hebreos hace el mismo énfasis: "Dice el Espiritu
Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcais vuestros
corazones" (He. 3:7, 8). Y otra vez dice, "¿C6mo
escaparemos nosotros, si descui-
40
damos una salvación tan grande?" (He. 2:3). De todo esto
resulta claro que mucha presión se ejercerá contra
todo hombre a quien la palabra del Evangelio haya
llegado. Se le tentará a poner dilación, a posponer, a
confiar en que el dia de la gracia continuará. Será
tentado a que descuide la salvación tan gratuitamente
ofrecida, imaginandose que podrá obtenerla en
cualquier tiempo que escoja. Pero eso no se encuentra
en la Biblia. Siempre el llamamiento es a la acción
inmediata. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí
ahora el dia de salvación" 1(2 Co. 6:2). Hay peligro en la
tardanza. Dios dijo a Noé, "No contenderá mi espiritu con
el hombre para siempre" (Gn. 6:3) Y todas las
advertencias y los ruegos de la Palabra de Dios declaran
lo mismo a esta generación. Es una necedad jugar con
Dios.
Pero se me preguntara, c-que debo hacer? Bien,
escuche una vez mas a Pablo al responder el a esta misma
pregunta al carcelero de Filipos: "Cree en el Sefior
Jesucristo" (Hch. 16: 31). Eso es lo que se debe hacer.
Esta es la action que Dios espera —la action de fe. Y la fe
demanda toda la energia de la personalidad total. La fe
verdadera es un acto tremendo. La fe verdadera siempre
se evidencia por un anheloso esfuerzo para alcanzar a
Cristo. Creer en Cristo Jesus como Salvador y rendirse a
el como Sefior es una experiencia irrevocable y con-
movedora. Pero es la unica manera en que se puede entrar
en la vida. "iLa dadiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesus Sefior nuestro" (Ro. 6:23). Para poseer este
maravilloso plan de salvation y gozarse en el, hay-que
aceptarlo en la forma en que Dios lo especifica.
fEl Evangelio es "el poder de Dios para salvation a
todo aquel que cree" (Ro. 1:16). "El que cree en el Hijo
tiene vida eterna" (Jn. 3:36).
41
 Permitame invitarlo, entonces, a poner toda su confianza
en Jesucristo y a entregarse a el. Permitame pedirle hacer eso
ahora, y hacerlo en las palabras que miles de personas han usa-
do en el pasado cuando se volvieron al Senor.
Tal como soy de pecador, Sin otra CAPITULO TRES
fianza que tu amor, A tu llamado
vengo a ti; Cordero de Dios, heme EL ARREPENTIMIENTO Y LA FE — LA ENTRADA
aqui. EN LA VI DA

Tal como soy, buscando paz, En "Despues que ]uan fue encarcelado, Jesus vino a Galilea pre-
mi desgracia y mal tenaz; dicando el evangelio del reino de Dios, y diciendo: El tiempo
Combate rudo siento en mi; se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado;
Cordero de Dios, heme aqui. arrepentios, y creed al evangelio."
Marcos 1:14, 15
Tal como soy, tu compasion
Ouitado ha toda oposicion. Ya LA VIDA ES DON DE CRISTO. El se hizo hombre
pertenezco todo a ti; Cordero de
para traer el don de la vida a los hombres. Pero primero el, el
Dios, heme aqui.
Dios-Hombre, de una vez y por todas tuvo que enfrentarse a
aquello que destruye la vida: y hemos visto que esto es el pe-
cado. "Nunca entenderemos nada de la predicacion y el minis-
terio de nuestro Senor", escribe Alexander Whyte, "a menos
que continuamente tengamos en mente lo que exacta y exclusi-
vamente motivo su venida a este mundo. El pecado fue la causa
de su venida a este mundo, y fue su unica causa, fil nunca
habria estado en este mundo, ya sea predicando o haciendo
cualquier otra cosa, a no ser portl pecado. Pudo haber hecho
cualquier otra cosa por nosotros sin descender a este mundo del
todo; cualquier otra cosa, menos qujtar nuestro pecado. Y es
asi que nuestro pecado es la Have verdadera para abrir todo lo
que el dijo, y todo cuanto hizo, cuando estuvo en el mundo."

42
43
 Nuestros estudios, hasta aqui, nos han mostrado hasta don-
de un Dios santo llegará para libertar a los hombres del pecado.
"Nosotros hemos visto y testificamos", dice Juan, "que el Padre
ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo" (1 Jn. 4:14). San
Pablo tambien constantemente nos recuerda que el amor de
Dios significa el Calvario, y no otra cosa. "Cristo murio por
nuestros pecados." (1 Co. 15:3). Para Pablo la cruz es lo esen-
cial. "En quien tenemos redencion por su sangre, el perdón
de pecados segiin las riquezas de su gracia" (Ef. 1:7). La
unica base sobre la cual Dios puede perdonar el pecado es por
medio de la Cruz de Cristo, y no de otra manera. El perdon
es el milagro de la gracia divina; pero le costo a Dios la Cruz
de Jesucristo antes que pudiera perdonar el pecado y seguir
siendo un Dios santo. El plan divino de la salvacion de los
pecadores involucro el sacrificio infinito del Hijo de Dios.
Todo esto ya lo hemos visto.
Ahora debemos hacer hincapie en que este don gratuito
de Dios entrafia ciertas condiciones. Para estudiar estas condi-
ciones podriamos recurrir a un sinnumero de pasajes biblicos,
pero en ninguna parte aparecen ellas mas sucintamente deli-
neadas para nosotros que en las palabras en que Marcos registra
la entrada de nuestro Sefior en su ministerio publico. Dice asi:
"Despues que Juan fue encarcelado, Jesus vino a Galilea pre-
dicando el evangelic del reino de Dios, diciendo: El tiempo
se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentios,
y creed en el evangelio" (Mr. 1:14, 15). Nuestro Sefior vino
predicando las buenas nuevas. Vino ofreciendo a los hombres
el don de Dios, la vida eterna dentro del reino de Dios. Vino
declarando que "el tiempo se ha cumplido" —que Dios se es-
taba acercando y que la hora de decision era, por tanto, ahora.
Pero vino tambien predicando que la entrada en el reino era
unicamente para los que "se arrepintieran y creyeran en el
44
evangelio." La entrada en el reino es unicamente mediante
el doloroso choque entre el arrepentimiento y la
autoestimacion humana, y mediante la rendicion total de
fe a la palabra y la voluntad de Dios. Nuestro Sefior
predico esto cuando vino a Galilea. Predico el Evangelio
—las buenas nuevas del reino de Dios; y proclamo por
todas partes que la puerta del arrepentimiento y la fe se
habia abierto y que todos podian entrar. Este fue su
mensaje. Y es un mensaje que jamas ha cam-biado. La
palabra que resono en Galilea —"Arrepentios y creed en
el Evangelio"— es la palabra que nuestra generation
necesita oir. Es la palabra para esta hora. El Evangelio de
Cristo es un evangelio universal, para toda clase de
sociedad, para toda raza de hombres, para todo dia de la
historia del mundo. £1 nunca viene a ningtin hombre sin
decirle lo que dijo al iniciar su ministerio: "Arrepentios y
creed." Por tanto, debemos tratar de entender todo cuanto
sugieren estas tremen-das palabras; pues si hemos de
entrar en la vida y si hemos de ser usados por Dios para
traer a otros al reino de Dios, es de todo punto de vista
vital que sepamos lo que el arrepentimiento y la fe
realmente son. De eso nos ocupamos ahora. Estudie-
moslos cuidadosamente a la luz de toda la revelation
biblica.
I
Nuestro Sefior fue un predicador de arrepentimiento.
Vino a Galilea predicando eLEyangelio del reino de Dios
y diciendo, "Arrepentios,"
Al hacerlo asi, profundizo e intensified el mensaje
del antiguo pacto. El llamamiento universal de los
profetas de Israel era al arrepentimiento. Oseas clamo,
"Vuelve, oh Israel,
45
a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caido. Llevad
con vosotros palabras de suplica, y volved a Jehová y
decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien" (Os. 14:1,
Y á habó por muchos de sus hermanos del oficio profético
cuando se dirige al pueblo escogido. "Yo os juzgaré a
cada uno segun sus caminos, oh casa de Israel, dice
Jehová el Señor. Convertios, y apartaos de todas vuestras
transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina"
(Ez. 18:30). Y otra vez: "Di a la casa de Israel: Así dice
Jehová el Señor: Convertios, y volveos de vuestros idolos,
y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones"
(Ez. 14.6). Es el mismo mensaje que Isaias proclama:
"Deje el impío su camino, y el hombre inícuo sus
pensamientos, y vuelvase a Jehová, el cual tendra de él
misericordia, y al Dios nuestro, el cual sera amplio en
perdonar" (Is. 55:7). Para hablar a Dios, el hombre debe
primero arrepentirse. Este es el incesante refrán de la
palabra profética. Para tener comunión con Dios el
hombre debe arrepentirse. Salomón habló de esto en la
dedicación del templo. En su oración, al pensar en la
posibilidad de que los hijos de Dios se alejen, dice, "Si
ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si
se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los
cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo,
hemos cometido impiedad; y si se convirtieren a ti de todo
su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos
que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el
rostro hacia su tierra que tu diste a sus padres, y hacia la
ciudad que tu elegiste, y la casa que yo he edificado a tu
nombre, tu oiras en los cielos, en el lugar de tu morada, su
oración y su súplica, y les harás justicia" (1 R. 8:46-49). ¿Se
necesita decir más? Ciertamente es evidente que en el
Antiguo Testamento no se puede ver otra manera de
acercarse a Dios aparte del verdadero arrepentimiento de
corazon y de vida.
46
Cuando Juan el Bautista salió del calor del desierto
para proclamar el advenimiento del Mesias, este fue
también su mensaje. Llamó a los hombres al
arrepentimiento. "Haced, pues, frutos dignos de
arrepentimiento" (Mt. 3:8). Vino a toda la región
alrededor del Jordán, predicando "el bautismo del
arrepentimiento para la remisión de pecados" (Mr. 1:4).
Sus palabras ardían en las conciencias y en los
pensamientos secretos de sus oyentes. Los hizo verse a sí
mismos como pecadores ante la vista de Dios. Predicó la
justicia y llamó al arrepentimiento. Dijo a sus oyentes que
ningún pecador podia vivir ante la vista de Dios, y los
llamó a que se apartaran de sus malos caminos y buscaran
a Dios. Este fue el comienzo del evangelio, cuando estos
hombres oyeron la voz...
La voz de ]uan se alzó elocuente
proclamando en Betabara con brios
El mensaje de apelación potente
Que a todos decia: "Arrepentíos."
Pronto, muy pronto, su voz fue silenciada. Pero el mismo
mensaje se oía todavía. "Después que Juan fue
encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio
del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el
reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el
evangelio" (Mr. 1:14, 15). É1 se identificó con la palabra
insistente y retadora de los profetas y de su precursor
inmediato. Jesús vino predicando y diciendo a su propia
generación, "Si han de entrar en la vida, si han de entrar
en el reino de Dios, deben renunciar a sus pecados,
volverse de sus idolos y de todo camino malo, y empezar a
ordenar sus vidas de acuerdo con la ley y los manda-
mientos de Dios." Nuestro Señor vino a Galilea
predicando, y su primer sermón trato del arrepentimiento.
Esta fue la voz
I 47
que resonó por toda Galilea: "Arrepentíos, arrepentíos."
"Si no os arrepentís," dijo a ciertos de sus oyentes, "todos
perecereis igualmente" (Lc. 13:3)- De sus propio
ministerio dijo, "No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores, al arrepentimiento" (Mt. 9:13). Y, de todos los
que se arrepentian el declaró, "Os digo que así habrá más
gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por
noventa y nueve justos que no necesitan de
arrepentimiento ... Hay gozo delante de los ángeles de
Dios por un pecador que se arrepiente" (Lc. 15: 7, 10).
Ningún cambio de énfasis puede notarse en el
ministerio de los apostoles y de la iglesia primitiva.
Cuando los discipulos fueron enviados de dos en dos en
su primera gira misionera, "predicaban que los hombres
se arrepintiesen" (Mr. 6: 12). En el dia de Pentecostés,
cuando la gente se volvio a los apostoles diciendo,
"Varones hermanos, que haremos?", Pedro les respondio,
"Arrepentíos, y bauticese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y reci-
bireis el don del Espiritu Santo" (Hch. 2:37, 38). Pablo
predicó el arrepentimiento en el Areopago de Atenas.
"Dios ahora manda a todos los hombres en todo lugar,
que se arrepientan; por cuanto ha establecido un dia en el
cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien
designo" (Hch. 17:30, 31). Y cuando compareció delante
de Agripa y le contó cómo Cristo le había llamado para ser
su siervo en el evangelio, le dijo, "Por lo cual, oh rey
Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que
anuncie primeramente a los que estan en Damasco y
Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles,
que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo
obras dignas de arrepentimiento" (Hch. 26:19, 20).
Claramente el testimonio de toda la Biblia es uniforme y
contínuo en su llamado al arrepentimiento. La ley y los
profetas lo afirman. Nuestro Señor lo manda. La iglesia
primitiva lo proclama. No
48
hay parte alguna de la Biblia que respalde la creencia de
que el hombre puede encontrar a Dios sin primero
volverse de sus pecados. El reino de Dios esta abierto
unicamente a aquellos que verdaderamente "se
arrepienten y creen en el evangelio.". ¿Qué es el
arrepentimiento? Esencialmente es un cambio de
mente que resulta en un cambio efectivo del corazón.
Ningún hombre se volverá de su pecado hasta que su
mente cambie respecto de su pecado. Arrepentirse es llegar
a pensar como Dios piensa. Arrepentirse es comenzar a
ver el pecado como Dios lo ve y empezar a odiarlo como
Dios lo odia. Bién puede citarse aqui el Catecismo Menor.
La pregunta ochenta y siete es: “¿Qué es arrepentimiento
para vida?" Y ésta es la respuesta: "Arrepentimiento para
vida es una gracia salvadora, mediante la cual el pecador,
por un verdadero sentido de pecado y una aprehensión de
la misericordia de Dios en Cristo, se vuelve, con pena y
aborrecimiento de su pecado, a Dios, con el propósito
pleno y el esfuerzo de ser obediente." Pues bién, cada
palabra de esta definición es importante. El arrepenti-
miento comienza con el conocimiento de la verdad de
Dios. No puede haber "verdadero sentido de pecado" a
menos que haya algún conocimiento de la verdad. Esto,
por supuesto, es la obra del Espiritu Santo. Nuestro Señor
dijo, "Cuando el (el Espiritu de verdad) venga, convencerá
al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Juan 16:8).
Es el bendito ministerio del Espiritu Santo aplicar la
verdad a la mente y la conciencia de aquellos que la oyen.
Entonces empieza a perturbar y a despertar sus mentes
hacia las cosas de la eternidad. Revela la justicia de Dios
tal como se ve en Cristo Jesús. Muestra el juicio de Dios
sobre todo pecado. De todo esto nace un espiritu de
verdadero arrepentimiento, que con dolor y
aborrecimiento del pecado se vuelve de ello a Dios y
comienza a andar en una nueva obediencia. Esto es
arrepentimiento. El pesar o el
49
remordimiento por el pecado no es arrepentimiento. El
verdadero arrepentimiento se halla unicamente donde hay
un cambio completo del corazón hacia Dios. A decir
verdad, el Nuevo Testamento es muy preciso en su uso de
palabras sobre este tema. Vale la pena notar que cuando
la Escritura habla de aquella clase de arrepentimiento que
es unicamente tristeza por algo hecho y que se desea
deshacer, usa la palabra metamelein. A esto nunca se
promete el perdón de pecados. Esta es la palabra que se
usa para describir a Júdas, quien, se nos dice, "viendo que
(Cristo) era condenado, devolvió arrepentido (meta-
meletheis) las treinta piezas de plata ■ ■ ■ y fue y se
ahorco" (Mt. 27:3, 5). Pero el arrepentimiento al que se
promete remisión de pecados y salvación se expresa
uniformemente por la palabra metanoia, palabra que
denota una transformación absoluta, radical,
revolucionaria y total del corazón y del alma, de la
vida y las acciones. Esto, y solo ésto, es
arrepentimiento. Fue a ésta clase de experiencia que
Cristo llamó a los hombres. Es unicamente ésta clase de
arrepentimiento que acercará a los hombres a Dios. La
base sólida del cristianismo es el arrepentimiento para
con Dios.
Es realmente triste, ¿no es cierto?, que éste llamado al
arrepentimiento se oye tan escasamente en el dia de hoy.
¿Pero hubo alguna vez un dia en que la necesidad de
semejante llamado fuera mayor? El hombre del siglo
veinte esta tan profundamente hundido en el pecado como
el de cualquier siglo antes o despues de Cristo. Realmente
cabria afirmar que el hombre moderno es mas hijo de
pecado que todos los que le han precedido. El secularismo
moderno ha destronado a Dios y ha exaltado al hombre. El
humanismo moderno no ve perspectiva mas allá, del
sepulcro. La sociedad moderna se caracteríza por la
ambición de la ganancia y el amor del placer. ¿Y el
hombre mismo? He aquí el veredicto de Winston
Churchill, dado antes
50
de la ùltima guerra: "Es cierto que mientras los hombres
estan acumulando conocimientos y poder a una velocidad
creciente, sus virtudes y su sabiduría no han mostrado
ninguna mejora notable al correr de los siglos. Bajo
suficiente tensión —hambre, terror, pasión guerrera, o aún
el frio frenesí intelectual— el hombre moderno que tan
bién conocemos cometera los actos mas terribles, y su
mujer moderna le respaldará." Esta es la clase de hombre
que todos conocemos alrededor de nosotros —y dentro de
nosotros. Este es el hombre en su pecado. Esta es la clase
de hombre que ha producido los más modernos refi-
namientos en los armamentos de destrucción. ¿No necesita
el arrepentirse? ¿Está él exento de esta palabra inclusive de
nuestro Señor ¿"Arrepentios y creed en el evangelio"?
Ciertamente que no. Con toda seguridad a esta generación
nuestro Señor diria lo que dijo a los de su época: "Si no
os arrepentis, todos perecereis igualmente."
No nos atrevemos a engañarnos. Dios no puede ser
burlado. Lo que sembramos, eso cosechamos. Este siglo
esta cosechando una horrible cosecha de mal, de la
simiente del pecado que fue sembrada ayer. Estamos
viendo diariamente ante nuestros ojos el justo castigo y la
herencia del pecado sin arrepentimiento. Lo vemos todo,
por un lado, en hogares destruidos, en vidas
morfinomanas y ébrias, en esfuerzos sin objetivos y
vacios, en agotamientos mentales a causa de un sin fín de
temores Pero lo vemos también en corazones endurecidos
y en espiritus idólatras. "Señalamos con el dedo al pagano
y a los antiguos adoradores e ídolos", escribe Billy
Graham en su libro Paz con Dios, "pero la única
diferencia es que nuestros ídolos son hechos de cromo
resplandeciente y de acero, y tienen termostatos y
dispositivos descongeladores en vez de ojos enjoyados.
En vez de oro, sus superficies estan recubiertas con
porcelana duradera fácil de limpiar. Pero los adoramos
51
exactamente igual, y sentimos que nuestras vidas serían
imposibles sin ellos." ¡Cuan cierto es! ¿Y qué habremos
de decir sobre estas cosas? Que al menos: "Dios manda a
todos los hombres en todo lugar, a que se arrepientan."
Debemos hacer lo que nuestro Salvador hizo. Debemos
predicar la necesidad de arrepentimiento, el
arrepentimiento profundo y sincero hacia Dios. Debemos
decirles a los hombres que continuar en pecado sígnifica su
ruina eterna. Debemos instarles a volverse y buscar al
Señor mientras todavía hay tiempo. Debemos seguir las
pisadas de nuestro Señor al venir el a Galilea "predicando
el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha
cumplido, y el reino de Dios se ha acercado: arrepentios, y
creed en el evangelio."
Debemos recordar, sin embargo, que tal
arrepentimiento es la obra del Espiritu Santo. "La tristeza
que es según Dios produce arrepentimiento para
salvación," dijo Pablo a los corintios. El llanto genuino y
espiritual por el pecado es siempre la obra del Espiritu de
Dios. El arrepentimiento es una flor demasiado selecta
como para crecer en el jardin de la naturaleza. Cada
particula de aborrecimiento al pecado es una dadiva de
Dios. Muchos de los puritanos solían orar por lo que ellos
llamaban "el don de lágrimas". ¿No debemos llorar noso-
tros? El arrepentimiento verdadero es un acto que no
muere. Los creyentes verdaderos se arrepienten hasta su
ultimo dia en la tierra y hasta que ocupen su lugar en el
cielo. Toda otra tristeza se rinde al tiempo, pero esta
tristeza que es según Dios crece con nuestro crecimiento
en la gracia. "Bienaventurados los que lloran, porque
ellos recibiran consolación" (Mt. 5:4).
Mientras quisiera andar la senda del
cielo, Dia tras dia me circunda el mal;
Pero este mensaje me da consuelo: "
Arrepientete y perdon tendras."
52
Oh Salvador, permite que mi alma
lleve El traje de arrepentimiento y
oración, Y que en la casa de mi Padre
luzca El manto de la justificación.
Esto es arrepentimiento. Y arrepentirse asi de nuestro
necio orgullo y llorar por el, eso es entrar en la vida.
II
Debemos, sin embargo, pasar a subrayar que en su
predicación nuestro Señor llamó a los hombres a la fé.
Vino a Galilea predicando el evangelio del reino de
Dios, y diciendo, "Arrepentios, y creed en el evangelio."
El pecado es incredulidad. El pecado humano
empezó con la pérdida de la fé en Dios. El primer ataque
de la serpiente en el jardín del Edén fue contra la
veracidad de Dios. "¿Conque Dios os ha dicho?" (Gn.
3:1). Cuando Eva escuchó la voz del tentador y sus
insinuaciones contra el carácter de Dios, inmediatamente
ella comenzó a abrigar una duda de la integridad divina.
Fué entonces cuando las puertas se abrieron a la entrada
de todos los males, y las tinieblas cayeron sobre el mundo.
El pecado es incredulidad. El arrepentimiento, que es
volverse del pecado, es, por tanto, fé. A menudo se ha
debatido el asunto de cual viene primero, si el
arrepentimiento o la fé. Pero eso es un asunto puramente
teórico. El arrepentimiento verdadero es fé. "No debe
dudarse", dice Calvino, "que el arrepentimiento no solo
sigue inmediatamente a la fé sino que es producido por
ella”Y no obstante, cuando hablamos de la fé como el
origen del arrepentimiento, no pensamos que ella emplea
ni siquiera un momento de tiempo en producirlo; pero
queremos decir que un hombre no puede entregarse al
arrepentimiento a menos que previamente haya recibido
la
53
 gracia de Dios." El arrepentimiento es dar a Dios una
sincera satisfacción por haber desconfiado de él tanto
tiempo. La fé es el acto y la actitud de confianza en el
carácter de Dios, y por tanto, en su palabra. "Sin fé es
imposible agradar a Dios" (Heb. 11:6). Ese es el axioma
de la Biblia. Y ciertamente es muy claro por que esto es
asi. Unicamente una fé restaurada en Dios puede producir
una restaurada comunión con Dios.
Nuestro Señor, por tanto, cuando vino a Galilea,
llamo a los hombres no solo a arrepentirse sino también a
"creer en el evangelio". Porque el Evangelio es las buenas
nuevas de que Dios esta dispuesto a recibir a los
pecadores. Es las buenas nuevas de que el reino de Dios
se acerca, y de que una puerta de entrada en ese reino se
ha abierto mediante la gracia soberana. Marcos empieza
su Evangelio con las palabras: "Principio del evangelio de
Jesucristo, Hijo de Dios" (Mr. 1:1); y en estas palabras
nos da su concepto del valor de la historia que está por
escribir. Es totalmente buenas nuevas, una historia divina
y milagrosa. Nuestro Señor vino predicando este Evange-
lio. No vino a proclamar un programa social ni una
filosofía de vida. No vino a difundir un evangelio de
hermandad ni a enseñarnos la regla de oro. ¡No! El vino
predicando "las buenas nuevas". Vino mostrando a los
hombres el amor de Dios. Vino para abrir una entrada en
el reino de Dios. Vino con un mensaje de consuelo,
declarando que el pecado, el destructor de la vida, puede
ser dominado, y que hay una via de escape. Vino
proclamando "libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la carcel" (Is. 61:1). Y él mismo era el
Evangelio. La buena nueva es simple y totalmente la
historia de la Persona de Jesucristo, el Hijo de Dios.
Hombre de nuestra humanidad, y sin embargo el Hijo de
Dios, él es la buena nueva, él vino para ser el "Mediador
entre Dios y los hombres" (1 Tim. 2:5).
54
Este es el Evangelio que Pablo llama "el glorioso
evangelio del Dios bendito" (1 Ti. 1:11). Pero para
conocer y poseer el Evangelio, debemos creerlo. Esta
historia viene a ser cierta unicamente para aquellos que
creen que es cierta. La fé es la piedra de toque. La
pregunta mas importante es, "¿Crees en el Hijo deDios?"
(Jn. 9:35).
Una rápida mirada a algunos de los milagros de
nuestro Señor hará esto doblemente evidente. A la mujer
con flujo de sangre, que le tocó el borde de su vestido,
nuestro Señor dijo, "Ten ánimo, hija; tu fé te ha salvado"
(Mt. 9:22). Cuando dos ciegos vinieron a él pidiendole
misericordia, les dijo, "¿Creeis que puedo hacer esto?" y
cuando ellos dijeron "Si, Señor", les tocó los ojos,
diciendo, "Conforme a vuestra fé os sea hecho" (Mt. 9:28,
29). Fue la misma clase de palabra que dijo a la mujer
cananea que le rogó que sanase a su hija: "Entonces ella
vino y se postro ante él, diciendo: ¡Señor, socorreme! .
Entonces respondiendo Jesús, dijo: “Oh mujer, grande es
tu fe; hagase contigo como quieres" (Mt. 15:25,28). Una
fe semejante se encontró en el centurión que salió en
busca de la sanidad de su siervo. "También yo soy
hombre bajo autoridad", dijo a Jesús, "y tengo bajo mis
ordenes soldados; y digo a éste: "Ve, y va; y al otro: Ven,
y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace" (Mt. 8:9).
Cuando nuestro Señor oyó ésto, se maravilló, y dijo a los
que le seguían, "De cierto os digo, que ni aún en Israel he
hallado tanta fé" (Mt. 8:10). En otras ocasiones la
respuesta fue diferente. Vino a Nazaret y se topó con
incredulidad. Marcos dice que Jesús "no pudo hacer allí
ningún milagro", y que "estaba asombrado de la
incredulidad de ellos" (Mr. 6:5, 6). Estaba entre su propio
pueblo, y deseoso de bendecirlos; pero no podía. Aún
cuando el Salvador del mundo se encontraba en medio de
ellos, no podia salvar. Solo en respuesta a la fé se reveló
Cristó y dió las bendiciones
55
de su reino. A la incredulidad nada le podia ser
comunicado, nada le podia ser entregado.
De todo esto es abundantemente claro que nuestra
suprema necesidad es el don de la fé. "Sin fé es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le
buscan" (Hch. 11:6). Esto se encuentra en cada página del
Nuevo Testamento. En todas partes se nos llama al
ejercicio de la fé en Dios. "El justo vivira por la fé" (Ro.
1:17). Este es el mensaje que el Espiritu Santo escribe con
caracteres indelebles en el Evangelio. Y el mensaje viene
a traves de muchos labios. Oigamos a Juan: "A todos los
que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios" (Jn. 1:12). Aqui está
Pablo: "De todo aquello de que por la ley de Moises no
pudisteis ser justificados, en el es justificado todo aquel
que cree" (Hch. 13:39). Aqui tenemos a Santiago: "Si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduria, pídala a Dios,
el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le
será dada. Pero pida con fé, no dudando nada" (Stg. 1:5,
6). Dice Lucas al escribir la historia de la Iglesia
primitiva; "Muchos de los que habian oido la palabra,
creyeron; y el número de los varones era como cinco mil"
(Hch. 4:4). En todas partes de la Biblia oimos el mismo
llamado de nuestro Señor cuando "vino a Galilea
predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El
tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado;
arrepentios, y creed en el evangelio."
¿Qué es la fé? ¿Cuáles son las señales de la fé
salvadora? ¿Qué sígnifica realmente "creer en el
Evangelio"? Permitame tratar de dar una respuesta en la
forma mas sencilla posible.
El fundamento de la fe es Dios. La fe es la seguridad
de que lo que Dios ha dicho en su Palabra es cierto, y que
Dios actuara de conformidad con lo que ha dicho en su
Palabra. Ésta seguridad, ésta confianza en Dios, y ésta
56
confianza en su Palabra es fé. Y siendo que Jesucristo es
la Palabra de Dios, y que "en el habita toda la plenitud de
la Deidad corporalmente" (Col. 2:9), la fé es confianza en
Jesucristo y solamente en él. "Todas las promesas de Dios
son en el Si, y en el Amén" (2 Co. 1:20). La creencia en
Jesús es fé salvadora.
Debemos, sin embargo, ser todavía más específicos.
En la carta de Pablo a los Romanos tenemos uno de los
mas grandes versiculos en toda la Biblia. "Si confesares
con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levanto de los muertos, serás salvo"
(Ro. 10:9)- En ninguna otra parte esta la fé definida mas
clara o concisamente que en este versiculo. Romanos 10:9
es un versiculo en el que innumerables vidas han puesto
su ancla. Notemos lo que dice.
Primero que todo, Pablo afirma que la fé salvadora
es, una fé del corazón. "Y creyeres en tu corazon". En la
Biblia, el corazón siempre representa a todo el hombre.
"Bienaventurados los de Iimpio corazón, porque ellos
verán a Dios" (Mt. 5:8). Cuando nuestro Señor habló del
corazón del hombre, incluyó a cada rama de la
personalidad —mente, afectos, conciencia, voluntad y
entendimiento. El corazón es el centro vital del_ser_y
la_personalidad del hombre, el fons et origo de cada acción
y cada actitud. El corazón es sinónimo del hombre total.
Y la fé, dice Pablo, es un ejercicio del corazón. El
conocimiento entra en la fé, porque debemos conocer la
verdad antes de poder creerla. La emoción y el deseo no
tienen una parte en la fé, porque nunca confiaremos
verdaderamente en lo que no amamos. La voluntad esta
involucrada en la fé, porque unicamente cuando la
ciudadela interior del espiritu ha sido dominada se puede
verdaderamente recibir a Cristo y confiar en él. La fé
verdadera comprende cada parte del espiritu, conocimien-
to, emoción y volición humanos. Debemos creer "en el
cora
5

zón". Pero Pablo hace también claro^gue £s_ el conteriido
d_g la. fe_salvadora< ■£&. trggr e« Jesus. Significa creer
que el, el Car-pintero y el Maestro de Nazaret, es el Hijo
de Dios. Significa creer que Jesucristo es Senor; Senor de
la historia, Senor del destino humano, Senor de toda la
eternidad. Esto significa que creer en Jesus es creer que el
y nadie mas que el puede salvar del pecado. Para citar
otra vez las palabras del Catecismo Me-nor, "Fe en Cristo
Jesus es una gracia salvadora, mediante la cual lo
recibimos tal como se nos ofrece en el Evangelio y des-
cansamos solamente en el para la salvation." Esto es fe.
El poeta ingles William Cowper ha dejado un relato de
como el primeramente creyo. "Me lance a una silla cerca
de la ventana, y viendo una Biblia alii, me aventure una
vez mas a tomarla para consuelo e instruction. El primer
versiculo que vi fue el 25 del capitulo 3 de Romanos, "A
quien Dios puso como propitiation por medio de la fe en
su sangre." Recibi fuerza para creer. Vi la suficiencia de
la expiation que el habia hecho, mi perdon sellado en su
sangre, y toda la plenitud y lo completo de su
justification." A David Dickson, una de las mas grandes
figuras de la iglesia escocesa en el siglo diecisiete, se le
pregun-to mientras moria, "<jQue estas haciendo,
hermano?" Respon-dio, "Estoy tomando todas mis malas
obras y todas mis buenas obras, y hago de ellas un solo
atado, y huyo de ambas y me dirijo a Cristo." Esto es fe
salvadora.
Sobre una vida que no vivi,
Sobre una vida que no vivi,
La vida y muerte de otro Ser,
Descansa toda mi eternidad.
Este es el Evangelio que nuestro Senor vino
declarando, el Evangelio de un reino del perdon, un reino
de pecadores
58
redimidos y justificados. Este es el reino de Dios en el
cual nosotros los pecadores, por gracia, podemos entrar.
Un punto final, sin embargo, debemos subrayar en
este gran versiculo del apostol San Pablo. La fe se
expresa en el hablar. "Si confesares con tu boca al Senor
Jesus." La fe hace irrevocable su lealtad al darse a conocer
a otros. "Porque con el corazon se cree para justicia, pero
con la boca se hace confe-sion para salvation" (Ro.
10:10). Confesar a Cristo ante los hombres es nuestra
responsabilidad y nuestra gloria. "A cual-quiera que me
confiese delante de los hombres", dijo nuestro Senor, "yo
tambien le confesare delante de mi Padre que esta en los
cielos" (Mt. 10:32). Un testimonio como este es una de
las grandes senales de que el Espiritu de Dios realruente ha
entrado, y de que se ha recibido la dadiva de vida eterna
de Cristo.
Hay mucho mas que pudieramos deck. Hasta el
momento no hemos dicho nada respecto de los grandes
resultados del arrepentimiento para con Dios y de la fe en
nuestro Senor Jesucristo. Eso lo veremos en nuestro
siguiente estudio, cuando consideremos la nueva vida en
Cristo, la vida del justificado, que es vida dentro de la
familia de Dios. Mientras tanto, estemos seguros de que
estas gracias de penitencia piadosa y de fe salvadora esten
dentro de nuestros corazones. Resolva-monos
diariamente a orar para que nuestras vidas se caracteri-
cen mas y mas por una tristeza de gracia por el pecado y
por una confianza cada vez mas profunda en nuestro
Salvador. Ambicionemos sinceramente los mejores dones.
A este fin to-memos en nuestros Iabios y en~nuestros
corazones estos versos.
Por nuestro pecado queremos llorar, Y
con la potencia del cielo empezar A
victorias diarias sobre el mal ganar:
Senor, escuchanos en tu merced.
59
Que seamos humildes a fin de
poder Siempre vigilantes huir y
correr De las tentaciones del vil
Lucifer: Senor, escuchanos en tu
merced. CAPITULO CUARTO

Pon nuestra alma en cosas de LA REGENERACION — LA VIDA

arriba, NUEVA
Y lo mala nuestra mente no
contiba, "De cierto, de cierlo te digo, que el que no naciere de
Ni la memoria nuestro pecado agua y
escriba: del Espiritu, no puede entrar en el reino de Dios. No te
Senor, escuchanos en tu mara-
merced. villes de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo."
Juan 3:5, 7
Que tu divina gracia dentro del ser
La inclination perversa pueda "De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura
veneer es; las
Y al ideal del cielo nos haga cosas viejas pasaron; he aqui todas son hechas nuevas."
volver: 2 Corintios 5:17
Senor, escuchanos en tu
merced. "He aqui, yo hago nuevas todas las
cosas." Apocalipsis 21:5

HACE ALGUNOS ANOS, en una noche frfa y

humeda del mes de noviembre, entre por la puerta lateral
de mi igle-sia en Glasgow, y vi a un grupo de adolescentes
platicando con uno de mis ayudantes. No conocia a
ninguno de ellos. La luz y el calor de la iglesia
obviamente les habia atraido de las calks, y ahora que
estaban adentm se querian quedar. Un mu-chacho
especialmente atrajo mi atencion. Su ropa era muy pobre.
Parecia en casi todo detalle el tipo de muchacho que la
iglesia habia fracasado en alcanzar —un joven pagano,
travieso, irresponsable, grosero, duro. A decir verdad,
puedo recordai

60 61
vividamente que yo me pregunte, ^Acaso puede Dios
hacer algo por un muchacho semejante? Era una pregunta
que nunca debiera hacerse, porque realmente, "<;Hay para
Dios alguna co-sa dificil?" (Gn. 18:14). Aquella misma
noche Dios estaba actuando. Mientras mi ayudante les
hablaba tan quietamente y sin embargo con tanta
sinceridad acerca de Cristo, este joven escucho y creyo. Se
rindio, hasta donde sabia hacerlo, al Salvador. Al dia
siguiente dejo bien claro que se apartaba de sus antiguas
sendas. Comenzo a asistir a todos los servicios de la
iglesia, comenzo a leer la Biblia diligentemente, e hizo un
co-mienzo en la reunion de oration. Nunca retrocedio.
Desde aquella noche Cristo le fue sumamente precioso. Y
ahora el es "un hombre en Cristo" (2 Co. 12:12), una
fuerza y un apoyo a su pastor y a su iglesia, y un
testimonio vivo de la verdad de que Cristo Jesus hace
todas las cosas nuevas.
Este es el milagro distintivo del Evangelic. "Si alguno
esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aqui todas son hechas nuevas" (2 Co. 5:17). Este es el
mensaje que Nicodemo oyo cuando vino a Jesus. £1 era
un lider reli-gioso, tenido, indudablemente, en la mas alta
estima. Sin embargo, cuando vino a Jesus de noche,
obviamente perplejo acerca del ministerio de este maestro
y anheloso de conocer la verdad, nuestro Senor sin perder
tiempo fue al grano, a la raiz del problema: "De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede
ver el reino de Dios" (Jn. 3:3). ;Que respuesta tan extrana
e inesperada! Pero nuestro Senor sabia lo que estaba
haciendo. Habia entendido el corazon de este hombre, y
veia su necesidad real. Nicodemo andaba en busca de luz.
Pero Cristo sabia que no podia haber luz hasta que
hubiera vida. De consiguiente, le hablo de la necesidad
del nuevo nacimiento. Y cuando Nicodemo replico con la
pregunta: ",;C6mo puede un hombre nacer siendo viejo?
<;Puede
62
acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y
nacer?", Jesus respondio: "De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de agua y del Espiritu, no puede
entrar en el reino de Dios" (Jn. 3:4, 5).
Despues de eso Nicodemo no necesitaba que nadie le
ex-plicara lo que el Senor quiso decir. El sabia bien del
ministerio de Juan el Bautista. Por toda Judea la voz del
Bautista habia resonado, llamando a los hombres al
arrepentimiento. Grandes multitudes le habian seguido.
Venfan atraidas por el magne-tismo de la palabra de Dios.
Venian porque no podian quedar-se lejos. Y entre los
muchos que le oyeron estaban los fariseos, los lideres de la
ortodoxia religiosa, los renombrados del mun-do
teologico. Recientemente los judios habian enviado una
delegation a Juan, para pedirle que les dijera quien era el y
les explicara su ministerio. El habia respondido diciendo,
"Yo no soy el Cristo. Yo a la verdad os bautizo en agua
para arrepentimiento; pero el que viene tras mi, cuyo
calzado yo no soy digno de llevar, es mas poderoso que
yo; el os bautizara en Espiritu Santo y fuego" (Jn. 1:20;
Mt. 3:11). Es posible que Nicodemo fuera uno de los que
se entrevistaron con Juan el Bautista. Si no, con toda
certeza estaba bien informado acerca del bautismo de
arrepentimiento y de la promesa del bautismo del Espiritu
Santo. Y nuestro Senor, sabiendo que asi era, recalca el
mensaje de Juan al decir, "El que no naciere de agua y del
Espiritu, no puede entrar en el reino de Dios." Hay dos
condiciones de entrada en la vida, dice el. La primera es
que nazcamos del agua —nacer, esto es, del bautismo de
arrepentimiento. La segunda es que haya "una obra del
Espiritu Santo dentro del corazon. En efecto. nuestro
Senor dice a Nicodemo: "La unica manera como puedes
entrar en el reino de Dios es por el arrepentimiento del
pecado, tal como Juan el Bautista proclam6, y por la
aceptacion de la vida misma de Dios me-
63
diante el don del Espiritu, tal como Juan el Bautista to
pro-metio." De ninguna otra manera podra el hombre
jamas ver el reino de Dios y entrar en la vida.
Ahora, esto es fundamental. A decir verdad, bien
podria-mos afirmar que no hay en el vasto campo del
cristianismo verdad mas fundamental que esta. Junto con
la doctrina de la justificacion por la fe, la del nuevo
nacimiento es de prima-ria importancia. La doctrina de
justificacion por la fe tiene que ver con la gran obra que
Dios hace para todos los que se arrepienten y creen en el
Evangelic La doctrina del nuevo na-cimiento tiene que ver
con la gran obra que Dios hace en las vidas de los
justificados, es decir, la renovacion de la naturaleza cafda
de ellos en la semejan2a de su querido Hijo. En orden de
tiempo ninguna de estas es antes de la otra. En el
momento en que un hombre es justificado por fe, es
tambien nacido del Espiritu de Dios. Pero en el orden del
pensamiento podemos decir que primero viene la
justificacion. Esto es solo una ayuda para nuestras mentes
finitas. Lo que importa es que reconozca-mos que todo es
de la gracia de Dios. "Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se glorie" (Ef. 2:8,9).
Todo esto se ofrece gloriosamente en el evangelic
Nuestro Salvador no solo dice: "Debes nacer de nuevo";
tambien da a entender: "Puedes nacer de nuevo." La
entrada en la familia de Dios es por nacimiento. Lo que
promete el Evangelio es dar vida nueva a cambio de la vida
vieja. La empresa que Cristo se propone realizar es
transformar completamente la vida que se rinde a sus
pies. De esta maravillosa obra de gracia Juan Wesley
dice, "Cuando el hombre verdaderamente se arrepien-te y
cree en el Evangelio, entonces Dios opera dentro de el un
cambio milagroso. Se opera el poderoso milagro de
regenera-cion, y toda el alma es recreada en Cristo Jesus y
renovada con-
64
forme a la imagen de Dios en justicia y verdadera
santidad. Este es el cambio mediante el cual la mente
terrena, sensual, diabolica se toma en la mente que es en
Cristo Jesus." Y agre-ga, "Quienes sean los que tengan
esta experiencia, pueden declarar delante de angeles y
hombres,
Se ha alcanzado vida eterna;
Gloria comienza en la tierra."
La Biblia recalca esto continuamente. La entrada en
la vida es un nuevo nacimiento, una nueva creacion, un
pasar de muerte a vida, un traslado "de la potestad de las
tinieblas. . . al reino de su amado Hijo" (Col. 1:13). Es
una renovacion de la mente, la obtencion de una nueva
naturaleza que es la naturaleza de Dios mismo. "En Cristo
Jesus", escribe Pablo, "ni la circuncision vale nada, ni la
incircuncision, sino una nueva creacion" (Ga. 6:15). En
todo el Nuevo Testamento recurre el mismo refran. Pedro
escribe a la iglesia y urge: "Desead, como ninos recien
nacidos, la leche espiritual no adul-terada, para que por ella
crezcais para salvacion" (1 P. 2:2). El escritor de Hebreos
habla del "camino nuevo y vivo que el nos abrio a traves
del velo, esto es, de su carne" (He. 10:20), y a causa de
esto exhorta; "Acerquemonos con corazon sincero, en
plena certidumbre de fe" (He. 10:22). Y Juan, recurrien-
do una y otra vez a la misma verdad, declara que "Todo
aquel que cree que Jesus es el Cristo, es nacido de Dios; y
todo aquel que ama al que engendra, ama tambien al que
ha sido engen-drado por el" (1 Jn. 5:1). Errxel libro del
Apocalipsis se encuentra un enfasis similar. Tenemos la
promesa de un notn-bre nuevo. Oimos que se canta un
nuevo cantico (Ap. 2:7; 5:9). Vemos una nueva Jerusalen
que desciende de Dios, del cielo (Ap. 21:2). Se nos dice
que habra un cielo nuevo y una
65
tierra nueva (Ap. 21:1). Luego tambien oimos la palabra
triunfante del Salvador, "He aqui, yo hago nuevas todas
las cosas" (Ap. 21:5). Siempre la promesa es la misma.
Oida de los labios de los profetas, lo recogen y llevan
adelante a un mas glorioso cumplimiento los apostoles. "Os
dare corazon nuevo, y pondre espiritu nuevo dentro de
vosotros'' (Ez. 36: 26). Asi habia dicho Ezequiel.
Jeremfas, tambien, habia pro-fetizado del nuevo pacto
(Jer. 31:31), que Dios haria con su pueblo. Todo esto lo
toma el escritor de Hebreos, lo ampli-fica, y demuestra
que ha sido cumplido en Cristo —el "Media-dor de un
mejor pacto, establecido sobre mejores promesas" (He.
8:6).
En todo esto Dios esta. hablando al anhelo mas
profundo del corazon humano. ^Quien no ha sentido el
anhelo interior de ser transformado en algo mejor de lo
que es? ,;Quien de nosotros no ha repetido, en alguna
ocasion, las palabras del poeta—
(Ob!, que un hombre se levantase en
mi, Para que el que soy termine aqui?
Es de este anhelo del corazon que habia el Evangelic La
gloria de las buenas nuevas es que vidas que han sido
estropea-das y arruinadas por el pecado pueden
restaurarse. Jeremias vio al alfarero hacer precisamente
esto. Cuando la vasija que estaba formando se le quebro
en las manos, "la hizo otra vasija" (Jer. 18:4). Y cuan
maravillosamente se ve esto en toda la obra de nuestro
Senor. Todo su ministerio fue de nueva creation —dar
vista a los ciegos, hacer oir a los sordos, resu-citar a los
muertos. Lo que nunca hizo fue dejar un trabajo medio
hecho. Siempre lo completo a perfection. Dondequiera
que encontro fe, podia hacer una "cosa nueva" (Is.
43:19),
66
que era un milagro perfecto de nueva creation. Al
acongojado y al temeroso dio su don de "paz que
sobrepasa todo entendi-miento" (Fil. 4:7). A los poseidos
de espiritus inmundos les dio completa liberation y los
hizo libres por siempre de la esclavitud que habian
conocido. Al pecador realmente arre-pentido que buscaba
el perdon le dio la palabra de absoluta liberation. "Sus
muchos pecados le son perdonados." "Ve en paz" (Lc
7:47, 50). Esta es su obra permanente.
£1 habia, y al oir su voz, El
que murio de nuevo vive. El
llanio amargo enjuga Dios Y
gozo el corazon recibe.
Esto es un milagro. Pero es un hecho. Es la promesa de
Dios —de implantar en nosotros un nuevo principio de
vida y re-novarnos en santidad, conforme a la imagen de
su querido Hijo. dPuede declararse algo mas asombroso
que esto? <;Puede cosa alguna ilustrar mas perfectamente
la promesa del Senor, "He aqui, yo hago nuevas todas las
cosas"?
Pues bien, habiendo notado estos hechos, prosigamos
aho-ra a detallar algunas senales de esta nueva vida en
Cristo —las bendiciones especiales del nuevo natimiento.
I
Primero que todo debemor decir que entre las
bendiciones especiales del nuevo nacimiento esta la
bendicion de un nuevo hogar-
Desde luego, no estoy hablando de ningun hogar
terrenal. Estoy pensando en la bienvenida en el hogar y
en la familia
67
 de Dios, que se le da a todo pecador arrepentido. Nacer
del Espiritu de Dios es llegar a set miembro de la familia
de Dios. En el momenta del nuevo nacimiento —el alma
llega al hogar.
Podriamos citar un sinnumero de pasajes escriturales
para ilustrar y enfatizar esta verdad maravillosa. Bastan
unos pocos. "Mirad cual amor nos ha dado el Padre, para
que seamos 11a-mados hijos de Dios; por esto el mundo
no nos conoce, porque no le conocio a el" (1 Jn. 3:1). Esta
es la dignidad de los nacidos de nuevo. Son hijos de Dios.
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hecho hijos de Dios; los
cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de
came, ni de voluntad de varon, sino de Dios" (Jn. 1:12, 3).
,-Podria haber palabras mas claras? El acto y el hecho del
nuevo nacimiento nos constituye hijos de Dios; y "si hijos,
tambien herederos; herederos de Dios y coherederos con
Crista" (Ro. 8:17). Esa es la logica paulina de la situation.
"No habeis recibido el espiritu de esclavitud para estar
otra vez en temor, sino que habeis recibido el espiritu de
adoption, por el cual clamamos: [Abba, Padre! (Ro. 8:15).
Mas adelante en el mismo capitulo Pablo da alas a su
pluma al contemplar la triunfal culmination de este nuevo
principio de vida. "La creation misma sera libertada de la
esclavitud de corruption, a la libertad gloriosa de los hijos
de Dios" (Ro. 8:21). Todo esto es la herencia de los que
son "nacidos del Espiritu" (Jn. 3:8). Ellos estan dentro de
la familia redimida de Dios. Han llegado al hogar.
Se amontona simil sobre simil, metafora sobre
metafora, para hacer esto absolutamente claro. Las
bendiciones de la vida regenerada se magnifican al
recordar y contrastar la condition no regenerada del
impio. "En aquel tiempo estabais sin
68
Crista", dice el apostol, "alejados de la ciudadania de
Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y
sin Dios en el mundo" (Ef. 2:12). jPero cuan diferente es
todo ahora! "Asi que ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciu-dadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios, edi-ficados sobre el
fundamento de los apostoles y profetas, siendo la
principal piedra del angulo Jesucristo mismo" (Ef. 2:19,
20). Es la misma nota gozosa que oimos en Hebreos,
cuando se bosqueja la gloria plena de la vida en Crista.
Leemos: "Os habeis acercado al monte de Sion, a la
ciudad del Dios vivo, Jerusalen la celestial, a la compafiia
de muchos millares de an-geles, a la congregation de los
primogenitos que estan inscritos en los cielos, a Dios el
Juez de todos, a los espiritus de los justos hechos
perfectos" (Heb. 12:22, 23). Este mismo en-fasis, que
corre a traves de todo el Nuevo Testamento, mani-fiesta
muy claramente que ser nacido del Espiritu es haber
llegado al hogar y haber ingresado a la familia de la fe.
Y es un instinto verdadero, por tanto, el que ha dado
esta tonica a toda predication verdaderamente evangelica.
Todos los grandes evangelistas han tratado de persuadir a
los hom-bres a que vuelvan al hogar de Dios. Todo
verdadero compa-fierismo cristiano se distingue por una
especie de atraccion mag-netica que atrae a hombres y
mujeres pecadores a Dios, el unico verdadero hogar del
alma. La verdadera penitencia siempre estara marcada por
el espiritu del prodigo —la decision de vol-ver a su padre
y a su hogar. Algunos de nuestros mas grandes himnos
expresan esto lo mas tiernamente; Robert Walmsley le ha
dado graciosa expresion en estas lineas:
Ven a cantar de un bello amor,
Tierno y veraz; tierno y
veraz;
69
 Brota copioso del buen corazon
De nuestro Padre de
paz. Pristino amor, pristino
amor,
Fluye del seno de nuestro Senor.
Esta es la gloria del evangelio— la historia del amor de
Dios que dio a su unico Hijo para morir por los pecadores.
Luego recordemos esta estrofa:
Con voz benigna te llama Jesus,
Tanto esperar, con tanto
amor.
(Por que le dejas en vano
llamar? {Sordo seras,
pecador?
Hoy te convenida, hoy te convida,
Voz bendecida, benigna convidate boy.
Si. Ese es el llamamiento de Crista a todos los hombres.
"Venid a mi", dice el, "todos los que estais trabajados y
car-gados, y yo os hare descansar" (Mt. 11:28) —"os
llevare a vuestro hogar." En el momenta del nuevo
nacimiento por el Espiritu de Dios uno viene al hogar; y
toda la enfermedad del corazon y la nostalgia del alma se
desvanecen para siempre. Viene uno al hogar. Esta en paz
con Dios. Entra en el nu-mero de los de la familia de la
fe.
Esto inmediatamente se revela de una manera muy
especial. Juan dice, "Amados, amemonos unos a otros;
porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido
de Dios, y conoce a Dios" (1 Jn. 4:7). Cuando venimos al
hogar y em-pezamos a participar de la vida de la familia
de Dios, el amor de Dios es derramado en nuestros
corazones por el Espiritu, y encontramos actuando dentro
de nosotros un nuevo principio y un poder de amor.
"Amamos a los hermanos" (1 Jn. 3:14).
70
Quien es engendrado de Dios ama a todos los demas
engen-drados de Dios. Puede que tengan diferente
pigmentation en su piel. Pueden ser de antecedentes
raciales, culturales o sociales completamente diferentes.
Pero eso no afecta la situation. Dentro de la casa de Dios,
el rico y el pobre se sientan juntos. Participan del nombre
de la familia; ostentan la semejanza de la familia; llevan
sobre si las responsabilidades de la familia. Esta es la
verdadera koinonia, porque "todos vosotros sois uno en
Crista Jesus" (Ga. 3:28). El amor que nos atrajo hacia el
corazon y el hogar de Dios atrae a nuestros hermanos y
nues-tras hermanas en Crista hacia nosotros, haciendo que
sus pro-blemas sean nuestra preocupacion, y mostrandonos
como "so-brellevar los unos las cargas de los otros" por
amor de Cristo (Ga. 6:2). "Nacer de nuevo" significa, por
tanto, que nunca mas estamos solos. Somos parte del rico
companerismo de la Iglesia de Dios, un companerismo
que no conoce fronteras, un companerismo al alcance de
toda gente y tribu y nation. Este es el hogar del cristiano.
Es un hijo de Dios, y su pueblo es el pueblo de Dios.
II
Pero debemos tambien notar que entre las bendiciones
es-peciales del nuevo nacimiento esta la bendicion de un
nuevo corazon.
"Os dare corazon nuevo" (Ez. 36:26). Esa es la
prome-sa de Dios a sus hijos. Ya hemos visto en nuestro
ultimo estu-dio que cuando la Biblia habla^del corazon,
siempre se refiere a la personalidad completa. "Porque del
corazon", dice nuestro Senor, "salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adul-terios, las
fomicaciones, los hurtos, los falsos testimonies, las
blasfemias" (Mt. 15:19). El corazon es el asiento del
pensa-
71
miento y de la action, tanto como del deseo. Un nuevo
corazon, por tanto, significa nuevos pensamientos, nuevos
deseos, nuevas ideas, nuevos afectos, nuevos propositus,
nuevas tnetas, nuevas elecciones. Y eso es exactamente lo
que pasa. La con-version verdadera es un proceso
tremendamente radical. A decir verdad, donde las
profundidades de la personalidad no se renuevan ni se
transforman de la manera mas absoluta, de-bemos poner
en tela de duda si ha habido obra alsuna del Espiritu.
El nuevo corazon se revela especialmente en una
nueva mente. "Cual es su pensamiento en su corazon, tal
es el" (Pr. 23:7), dice el libro de Proverbios, y cuando
Dios nos bendice con el don de un nuevo corazon,
inevitablemente las corrientes del pensamiento se renueven
desde su fuente. El arrepentimiento es un cambio de
mente. La verdadera peniten-cia es la respuesta del
corazon a un cambio de pensamiento —un cambio por el
que se adoptan las maneras de pensar de Dios— y semej
ante cambio afecta la vida en todo aspecto. La mente
natural no puede pensar como Dios piensa. Pablo
desahucia al hombre natural con estas palabras
devastadoras: "Los designios de la carne son enemistad
contra Dios" (Ro. 8:7). Y esta es la uniforme diagnosis
biblica del hombre aparte de la gracia divina. Las
tendencias naturales de nues-tra mente no son hacia la
santidad, la pureza, el altruismo v el amor. Por el
contrario, tienden a cuanta forma de gratification personal
y de autocomplacencia que uno se puede imaginar. Pero
cuando, por la misericordia de Dios, somos nacidos del
Espiritu Santo, entonces somos "renovados en el espiritu
de nuestra mente" (Ef. 4:23). "Porque los que son de la
carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son
del Espiritu, en las cosas del Espiritu. Porque el
ocuparse de la carne es
72
muerte, pero el ocuparse del Espiritu es vida y paz" (Ro.
8:5, 6).
,;C6mo se revela la mente nueva? Bien, en muchas
maneras: pero sobre todo en un gran deseo de hacer la
voluntad de Dios. "Los que viven segun la carne no
pueden agradar a Dios" (Ro. 8:8). jNo! Pero la mente
nueva se preocupa por hacer justamente eso —agradar a
Dios en todas las cosas. En una mente tal halla eco la
declaration del Salmista: "El hacer tu voluntad, Dios mio,
me ha agradado, y tu ley est*-en medio de mi corazon"
(Sal. 40:8). El apostol Pablo, al que-rer guiar al creyente
hacia un entendimiento mas profundo de la rendition
plena y gozosa a la voluntad de Dios, lo hace en estas
palabras: "Transformaos por medio de la renovation de
vuestro entendimiento, para que comprobeis cual sea la
bue-na voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Ro. 12:2).
El hombre que tiene interes en las cosas espirituales ha
llegado a ver que hay solamente una cosa digna de hacerse
y solamente una cosa por la que vale la pena vivir; hacer
la voluntad de Dios y gozar de el por siempre. Ha llegado
a ver que Cristo Jesus es Senor, y por eso se dispone a
seguirlo en sus pisadas y a servirlo en todo. Por esto juzga
a toda filosofia, a todo mo-vimiento, a toda organization, a
toda empresa, a la luz del lugar que estos dan a Cristo
Jesus. Y si no promueven verdaderamen-te la gloria del
Salvador, al momento los desestima y desecha. Tal es la
inclination de la mente que esta en Cristo. Ve todas las
cosas bajo la perspectiva de la eternidad. Trabajo, tiempo,
dinero, amistades, libros y estudio, todo cae bajo el
escrutinio de la mente del Sefior. La vida cristiana viene a
ser un proceso continuo de aprender la mente de Cristo y
de poner en practica lo que se aprende. Esta es la gloria
de la mente iluminada.
Dos estrofas de uno de nuestros himnos expresan
esto de modo admirable; son impresionantes en su
sencillez.
73
 Que el pensar de mi
Senor Se radique en
mi ser,
Y el controle con su amor
To do cuanto he de hacer.
Su palabra habite en mi
Todo el tiempo sin cesar,
Y para triunfar aqui,
Quiero en su ayuda fiar.
Porque esto es asi, la Biblia esta constantemente en
las manos del hombre que quiere conocer la mente de su
Senor. Es en la Biblia unicamente que se ve a Cristo y se
oye su voz. El hombre espiritual, por tanto, es el hombre
del Libro. Lee, senala y digiere mucha otra literatura si es
sabio; pero siempre volvera a la biblioteca divina en busca
de inspiracion, de re-prension, de correccion y de
instruction en justicia. Al hacerlo asi, se hallara pensando
mas y mas los pensamientos de Dios. Se dara cuenta
tambien de sentirse atraido mas y mas al lugar de oracion,
al propiciatorio y al trono de la gracia, porque des-cubre
que alii la mente del Senor se imprime con mas seguridad
en la suya propia. Esta es la dadiva bendita del Espiritu.
No da el "espiritu de cobardia, sino de poder, de amor y
de do-minio propio" (2 Tim. 1:7).
Los pensamientos de Dios, por supuesto, trascienden
infi-nitamente a nuestros pensamientos. No obstante, el
nos eleva a tal comunion consigo mismo que llegamos a
participar de algunos de ellos en los niveles mas
profundos de nuestras vi-das. Aqui tenemos completa
redencion de los efectos de la caida; gf se podria imaginar
una bendicion mas grande que esa? Nacer "del Espiritu"
significa nada menos que tal reno-
74
vacion de corazon y mente, que instintivamente nos
hallamos orando —
Mi corazon alaba a Dios
Porque el me liberto;
Y con su sangre de dolor
La salvacion me dio.
Imparte algo de tu ser,
Desciende sobre mi; Un
nombre nuevo he de tener,
Pues pertenezco a ti.
Oracion como esta es la evidencia mas segura de una mente
re-novada. Se le oye en el testimonio de todo autentico
cristiano. Es la serial del nuevo nacimiento. El joven
Borden, de la uni-versidad de Yale, ese asombroso
norteamericano cuya breve vi-da estaba tan plenamente
dedicada a Cristo, escribio en su dia-rio algo que expresa
perfectamente todo este anhelo y rendicion del corazon —
y es una oracion que todo verdadero discipulo bien puede
hacer suya propia: "Senor Jesus, renuncio a dis-poner yo
en mi propia vida. Ocupa tu el trono de mi corazon.
Transformame, lfmpiame, usame como tu quieras. Recibo
todo el poder de tu Santo Espiritu. Gracias, Senor." Dios
nos con-ceda a todos un corazon asi.
II
Una tercera bendicion del nuevo nacimiento es la
bendicion de una nueva ayuda. Nacer del Espiritu de
Dios es llegar a ser morada del Espiritu de Dios. Pablo
tuvo que recordar esto a los de la iglesia de Corinto.
",;No sabeis que sois templo
75
de Dios, y que el Espiritu de Dios mora en vosotros?" (1
Co. 3:16). Lo repite poco despues, pero con mayor
enfasis: ",;0 ignorais que vuestro cuerpo es templo del
Espiritu Santo, el cual esta en vosotros, el cual teneis de
Dios, y que no sois vuestros?" (1 Co. 6:19). Estos
cristianos corintios estaban olvidando el milagro supremo
de su conversion —es decir, que cuando creyeron en
Cristo fueron sellados con el Espiritu Santo de la
promesa; que eran morada del Espiritu de Cristo, y que
por tanto toda la plenitud del poder divino era de ellos,
para que vivieran su fe delante de los hombres. Nunca
debe-mos olvidar esto. Es la infaltable promesa del Sefior
a su igle-sia. "Yo rogare al Padre", dijo Jesus a sus
discipulos en el aposento alto, "y os dara otro Consolador,
para que este con vosotros para siempre: el Espiritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conoceis, porque mora
con vosotros, y estara en vosotros" (Jn. 14:16, 17). No
hay verdad mas profunda en toda la Palabra de Dios.
Nuestro Sefior promete aqui que el Espiritu Santo
habitara en ellos —"estara en vosotros"— y que asi como
el Espiritu moraba en el mismo y le fortalecia, moraria en
ellos; y su bendito ministerio seria reproducir a Cristo en
ellos. Seria el consolador de ellos —esto es, su
fortalecedor, su dador de poder, su guia, su ayuda
infaltable. Y este es el derecho de primogenitura de todo
hijo de Dios. El Espiritu Santo de poder habita en el. Lo
que hizo por Cristo, eso hard por nosotros. Este es el
milagro de la encarnacion multipli-cado y perpetuado en
el pueblo creyente de Cristoy/El Espiritu de Dios mora en
el hombre, no como una figura de lenguajje^ ni como un
ideal divino, ni como una santa influencia, sino literal,
verdadera y personalmente el hace del corazon del hombre
su hogar, el centro de sus operaciones y el asiento de su
poder.
76
,;Empezamos a ver lo que significa cuando decimos
que una de las grandes bendiciones del nuevo nacimiento
es la bendicion de una nueva ayuda? Sin tal ayuda no nos
seria po-sible vivir la vida cristiana. La vida cristiana es una
vida sobre-natural, y debe vivirse de recursos
sobrenaturales. Aparte de tal ayuda, la vida ideal que
vemos en Cristo nos dejaria bur-lados. Necesitamos de
inspiration para hacer que los ideales se cumplan. Este es
el ministerio divino del Espiritu. Se de-leita en glorificar a
Cristo; y cuando se le da la oportunidad, al momento
procede a magnificar a Cristo en nosotros y a hacerlo
manifiesto a muchos. fil es nuestra ayuda. Nos ayuda
cuando leemos la Biblia. <;Y que mejor ayuda
pudieramos te-ner que la del Autor de estas santas
Escrituras? Nos ayuda cuando nos arrodillamos a orar. "Y
de igual manera el Espiritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues que hemos de pedir como conviene no lo
sabemos, pero el Espiritu mismo intercede por nosotros
con gemidos indecibles" (Ro. 8:26). Nos ayuda en k hora
de tentacion, asi como nuestro Sefior fue capacitado y
obtuvo la victoria en las tentaciones del desierto. "No os ha
sobrevenido ninguna tentacion que no sea humana; pero
fiel es Dios, que no os dejara ser tentados mas de lo que
podeis resistir, sino que dara tambien juntamente con la
tentacion la salida, para que podais soportar" (Co. 10:13).
Somos "forta-lecidos con poder en el hombre interior por
su Espiritu" (Ef. 3:16)T
Todo esto es purisimo milagro. Y no obstante, es tan
sorprendentemente cierto. El Espiritu Santo mora en el
corazon del discipulo de Cristo, j^ensando por medio de su
cerebro, trabajando por medio de sus manos, hablando
por medio de sus labios. Viene a ser el alma del alma, la
vida de la vida. Sin anular ninguna facultad ni incapacitar
ninguna parte de la personalidad, penetra en la vida,
vitalizando, santificando, puri-
77
ficando, sosteniendo y diri^iendocada parte del_ser. Nos
hace fuertes para hacer las obras de Dios, valientes en el
conf'licto contra el mundo, la carne y el diablo, y
pacientes en la hora de prueba, no importa cuan severa
sea. Es nuestra ayuda, una ayuda muy presente, un
Paracleto vivo, amoroso y omnipoten-te. Su oficio
divino es hacernos semej antes al Salvador.
Nuestras virtudes, nuestras
victorias, Nuestros conceptos
de santidad,
Y los recuerdos de gratas glorias
Solo de Cristo son en verdad.
"fil estara en vosotros." Esta es la suprema palabra y la
obra mas poderosa de Dios. Esta es la herencia de todos los
que son "nacidos del Espiritu".
IV
Pero debemos mencionar una bendicion final. Es la
ben-dicion de una nueva esperanza.
Ya hemos notado las palabras de |uan en su primera
epis-tola, donde habla de la maravilla del amor de Dios al
llamar-nos sus hijos. Recordemos ahora como prosigue la
declaration. ".Amados, ahora somos hijos de Dios, y aun
no se ha manifes-tado lo que hemos de ser; pero sabemos
que cuando el se ma-nifieste, seremos semej antes a el,
porque le veremos tal como el es. Y todo aquel que tiene
esta esperanza en el, se purifica a si mismo, asi como el es
puro'1* (1 Jn. 3:2, 3). Aqui esta la esperanza del cristiano,
una esperanza viva, una esperanza me-jor, una esperanza
inapagable, eterna, perfecta.
,;Cual es esta esperanza? Es esperanza en Cristo. Eso
primero que todo. La fe afirma sus pies seguramente en
la
78
palabra de Cristo y en su obra perfecta. Lo hace asi
despues de haber examinado y probado todo de la manera
mas cabal posible. Luego confia su todo a Cristo.
Construye sobre la roca. "Esperanza ... la cual tenemos
como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta
dentro del velo, donde Jesus en-tro por nosotros como
precursor." (He. 6:18, 19). La esperanza da alas al alma.
Su hogar esta dentro del velo. Entra a donde Cristo esta y
anticipa el dia cuando el "aparecera por segunda vez, sin
relation con el pecado, para salvar" (He. 9:28). Esto es lo
que Pablo llama "la esperanza biena-venturada y la
manifestation gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo." (Tit. 2:13). La esperanza del hijo de Dios es
que "cuando el se manifieste, seremos semej antes a el" (1
Jn. 3:2). ,;Y puede haber otra esperanza mas grande que
esa para nosotros? ;Ser semej antes a Cristo! Ser libertados
para siempre de la presencia del pecado. Llegar a la
bienaventuranza de "un varon perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo" (Ef. 4:13). Este es el
cumplimiento final del mila-gro del nuevo nacimiento.
Lo que Cristo ha comenzado, lo perfeccionara para
siempre.
La obra que Cristo empezo,
Su brazo habra de acabar.
Benditas promesas nos dio;
Jamas nos podras
defraudar. No bay cosa jutura
ni actual
Ni nada de abajo ni arriba
Que altere de Dios el ideal
Ni mi alma de Cristo proscriba.
Y siendo que esto es asi, nos santificamos a nosotros
mismos. "Todo aquel que tiene esta esperanza en el, se
purifica a si
79
mismo, as! como el es puro" (1 Jn. 3:3). Con mira al dia
en que el Sefior aparezca y nosotros nos presentemos
delante de el, debemos proponernos seguir la santidad en
palabra y obra, de corazon y de vida.
;C6mo hacemos esto? En muchas maneras que no CAPITULO CINCO
po-demos detenernos a notar ahora. Nuestro proximo
mensaje tratara en detalle de los medios de gratia. Pero LOS MEDIOS DE GRACIA — DISCIPLINAS
estar cerca de Testis es el gran secreto. "El que tiene al
Hijo, tiene la vida" (1 Jn. 5:12). Y el que ha hecho a DE LA VIDA CRISTIANA
Crista Sefior de todo ha entrado en la vida mas "Y perseveraban en la doctrina de los apostoles, en la
abundante. Alguien ha dicho que una vida verdaderamente comunion
consagrada es "tan necia como para depender de la unos con otros, en el partimiento del pan y en las
sabiduria de Dios, tan debil como para hacerse poderosa oraciones."
en la fuerza de el, tan indigna como para no tener honor Hechos 2:42.
alguno sino el de Dios, tan despreciada como para man-
tenerse en el polvo a sus pies, y tan nula como para que VENIMOS AHORA a una etapa muy importante de
Crista lo sea todo." Que Dios nos mantenga alii. Y que el nuestro estudio. Hemos considerado el milagro del nuevo
Espi-ritu Santo diariamente, y aun a cada hora, nos naci-miento —la respuesta de Dios a la ruina del pecado
ensefie a orar, — y hemos repasado las bendiciones que acompafian a
este acta divino. Surge ahora la pregunta: ^Como ha de
Toma mi ser, lo doy ahora a ti; Mi nutrirse esta vida? ^Hay ordenanzas especiales de Dios
corazon imploro limpies, si. Toma que tienen el propo-sito especifico de fortalecer la vida
mi ser, es tuyo en verdad; Tenme, del hijo de Dios? Y si es asi, <;cuales son, y donde se les
soy tuyo por la eternidad. puede ver mejor?
Tal vez la mejor respuesta se halle en los primeros
dias de la iglesia primitiva. Los primeros dias siempre son
ilumi-nadores; y esto es especialmente cierto del dia de
Pentecostes y de aquellos dias asombrosos que siguieron
inmediatamente. En el Monte de los Olivos los discipulos
habian visto al Sefior ascender al cielo. Esa vision de los
[ cielos abiertos les ha-bia dado un nuevo entendimiento de
todas las cosas en el cielo y en la tierra. La eternidad
80 habia recibido un nuevo centro, porque la gloria eterna se
6 enfocaba ahora en una Persona que ellos conocian. La
oration habia adquirido un nuevo signifi-

81
cado, porque ellos ahora pedian en el precioso nombre de
su Senor . La fe habia hallado una nueva base, porque
ahora veian con seguridad absoluta que Jesucristo era el
Senor de todo y el Salvador del mundo. Y en el dia de
Pentecostes fueron llenos del Espiritu Santo y vinieron a
ser participantes de una nueva dimension de poder —un
poder dinamico, magnetico, creador de vida. "Con gran
poder los apostoles daban testimonio de la resurrection
del Senor Jesus, y abundante gracia era sobre todos ellos"
(Hch. 4:33). Por medio del testimonio de ellos muchos
creyeron. Cuando Pedro predico su primer sermon en la
plenitud de poder del Espiritu Santo, "los que recibieron su
palabra fueron bautizados; y se afiadieron aquel dia como
tres mil personas" (Hch. 2:41). <;Y que entonces? Bueno,
Lucas es muy minucioso como historiador.
Inmediatamente despues de registrar el hecho de la
conversion de esa gente, cuenta tam-bien el hecho de que
la nueva vida de ellos en Cristo se expre- saba en nueva
conducta y recibia su nutrition de nuevos centrps.
"Perseveraban en la doctrina de los apostoles, en el
partimiento del pan y en las oraciones" (Hch. 2:42). Eso
significa.senci-Uamente que ellos comenzaron a usar las
ordenanzas designadas por Dios, mediante las cuales sus
bendiciones pactada's eran recibidas. "Desead, como
nifios recien nacidos, la leche espi-ritual no adulterada,
para que por ella crezcais para salvation" (1 P. 2:2). Ellos
emplearon todos los medios de gratia. De esa manera
llegaron a ser una comunidad ensenada por el Espiritu y
llena del Espiritu; y llenos de intrepidez salieron para
"trastornar el mundo entero" (Hch. 17:6).
Una de las preguntas que hacemos a todos los que
entran en la comunion de nuestra iglesia es: ",;Promete
usted perse-verar diligentemente en el uso de los medios
de gracia?" Lo hacemos asi porque sabemos que esto es
un asunto crucial. Ningun cristiano crecera en "la medida
de la estatura de la
82
plenitud de Cristo" (Ef. 4:13) si no se somete a esta santa
disciplina. Los medios de gracia son todos ellos sefiales
ex-ternas. palabras o actos, ordenados por Dios para ser
canales por los cuales el transmite su gracia a nosotros.
"Uso esta expresion 'medios de gracia'," escribe Juan
Wesley, "porque no conozco otra mejor; y porque ella ha
sido generalmente usada en la iglesia cristiana durante
muchos siglos—en particular por nuestra propia iglesia,
que nos insta a bendecir a Dios tanto por los medios de
gracia como por la esperanza de gloria; y nos ensefia que
un sacramento es 'una serial exterior de gracia interior y
un medio por el cual recibimos la misma'." La iglesia
primitiva se distinguio por una devotion ardiente a las
disciplinas de la fe. Y desde entonces todos los que han
nacido de Dios y han tenido hambre y sed de encontrar a
Cristo en su plenitud se han distinguido por una
dedication igual. Los medios de gracia son ordenanzas de
salud espiritual. La vida del cristianismo es una vida
sobrenatural, v debe ser sobre-naturalmente vivida —
yivida de recursos sobrenaturales, for-talecida de reservas
sobrenaturales. Cualquier cosa que nos lle-ve a poseer
nuestras posesiones en Cristo es un medio de gracia. Todo
cuanto nos ayuda a evitar las cosas que destruyen el
verdadero deseo y apetito espiritual es un medio de
gracia. Todo lo que nos inspira a "buscar primeramente el
reino de Dios y su justicia" (Mt. 6:33) es un medio de
gracia. Todo cuanto promueve la renovation de nuestra
alma en justicia y verdadera santidad es un medio de
gratia. Notemos estos medios de gracia uno por uno. -^
Primero que todo, debemos notar que la Palabra de
Dios nos es dada como un medio de gracia.
83
 "Perseveraban en la doctrina de los apostoles." Pues
bien, esta no era otra cosa sino la Palabra de Dios. Los
apostoles predicaban a Jesus y la resurrection (Hch.
17:18). Apelaron a todo el canon de las Escrituras para
respaldar su testimonio de que Jesus el crucificado era el
Hi jo de Dios, el Mesias de quien los profetas habian
hablado, y el unico Salvador del mundo. Esta ensenanza y
testimonio estan incorporados en el canon del Nuevo
Testamento; y asi la doctrina de los apostoles es ni mas ni
menos ni ninguna otra cosa que la Palabra de Dios, la cual
tenemos en las Sagradas Escrituras. La palabra de Dios es
nuestro primer medio de gratia. "No solo de pan vivira el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"
(Mt. 4:4). En la doctrina de la Palabra de Dios, tal como la
ensenaban los apostoles, la iglesia primitiva persevero.
Ellos escudrinaban las Escrituras diligentemente, y asi
debemos hacer nosotros.
Nunca podremos hacer demasiado enfasis en esto. El
pan diario del cristiano se encuentra en la Biblia. Y
ningiin cris-tiano crecera jamas en la gratia si no lee la
Palabra de Dios y se alimenta de ella. <;C6mo podemos
esperar que el amor de Cristo crezca en nosotros si no
vivimos mucho en la compania de Cristo? Nunca
creceremos en santidad a menos que estemos dispuestos a
dedicar tiempo, y mucho tiempo, a leer, oir, y meditar
sobre la Palabra de Dios, que es la verdad mediante la
cual somos santificados. Hace mas de cien anos el Dr.
Charles Hodge escribo para la Union Americana de
Escuelas Domi-nicales una serie de articulos que despues
se publicaron en un libro bajo el titulo El Camino de
Vida. Esta obra fue prepa-rada para que la leyesen los
jovenes inteligentes como una guia en el discipulado
cristiano. Cerca de la parte final del libro, cuando escribe
sobre las disciplinas del santo vivir, dice: "Entre mas la
Palabra de Dios se trae a la mente; entre mas entramos
84
en comunion con ella, compenetrandonos de su
significado, aplicandola a nuestro propio caso,
apropiandonos de sus prin-cipios, apreciando sus motivos,
regocijandonos en sus prome-sas temblando ante sus
amenazas, elevandonos por su influen-cia desde lo que se
ve y es temporal a lo que no se ve y es eterno, mas
podemos esperar ser transformados por la renovation de
nuestra mente, de modo que aprobemos y amemos todo lo
que sea santo, justo y bueno." jCuan cierto! jCuan
absoluta e inmutablemente cierto! Y cuan grande es la
necesi-dad de que los jovenes cristianos de esta
generation aprendan esta verdad y comiencen a
practicarla. Esto es basico y fundamental. La Biblia es un
medio supremo de gratia; y si quere-mos crecer en gratia,
debemos hacernos hombres y mujeres del Libro. Debemos
constantemente prestar atencion al consejo del apostol
Pedro: "Desechando, pues, toda malicia, todo engaho,
hipocresia, envidias, y todas las detracciones, desead,
como ni-nos recien nacidos, la leche espiritual no
adulterada, para que por ella crezcais para salvation, si es
que habeis gustado la be-nignidad del Seiior" (1 P. 2:1-3).
Esta es una atrevida y pro-vocativa metafora. Pero llega
al corazon mismo del asunto. Si nuestra vida nueva ha de
nutrirse, necesitamos la clase correcta de alimento —y es
este alimento lo que encontramos, por sobre todas las
cosas, en las Sagradas Escrituras.
^Necesitamos recordarnos que las Escrituras eran la
deli-cia del Senor, su meditation y su alimento? Se las
ensefio su madre Maria, quien segun lo sabemos de su
canto en Lucas 1:46-55, poseia un conocimiento
admirable de las Escrituras y una sorprendente perception
de su verdad. Jose tambien ensefio a nuestro Senor, pues
^acaso el no habia confiado en la palabra del Senor
implicitamente y habia visto comprobada su veraci-dad?
La ley y los profetas estaban representados en la santa
familia por Jose y Maria: y de acuerdo con el
mandamiento de
85
la ley el nino Jesus fue instruido en la verdad divina,
Nun-ca hasta entonces, de ello podemos estar seguros,
fueron las Escrituras leidas por uno que tan
inmediatamente las compren-dfa. En el corazon de
nuestro Sefior cada palabra debe de haber encontrado la
respuesta perfecta. Y fue asi que cuando el salio para
predicar y ensefiar, las Escrituras estuvieron conti-
nuamente en sus labios y con ellas el identified su
ministerio completamente. "Asi esta escrito", —ese era su
argumento y su apelacion. En la hora de la tentacion, en la
agonia del Get-semanf, en la Cruz del Calvario, lo mismo
que en la luz de su gloria de resurrection, las Sagradas
Escrituras fueron su inspiration y su testimonio
constantes. Y si nuestro Sefior necesita-ba asi
concentrarse en la Palabra de Dios, si el necesitaba usar
este medio de gracia, ,;no hemos de necesitarlo nosotros?
Cier-tamente debe ser claro que ser un discipulo de
Jesucristo sig-nifica seguirlo en el estudio, en la
reverencia y en la confianza en las Escrituras de verdad.
La Biblia es nuestro medio pre-eminente de gracia.
;Oh, pan del cielo, duke bien
Mas excelente que el mana! Si
el alma busca tu sosten,
Eternamente vivira.
Es de la esencia misma de la position evangelica, que
la supremacia de la Biblia se mantenga en su mas pleno
sentido. Estoy entendido que muchos catalogaran esto
como bibliolatria. Que asi piensen si quieren. Pero se
equivocan grandemente. Decir que en todo asunto de
doctrina y practica debemos asegurar la insuperada
autoridad de las Sagradas Escrituras no es rendirle culto
al libro mismo —es simplemente indicar don-de debe
ponerse el enfasis correcto y donde se encuentra la
86
fuente final de nuestra autoridad. Pero habiendo
recalcado este hecho de suyo importante, debemos
igualmente afirmar que la Palabra de Dios hay que
apropiarla, aplicarla, obede-cerla, digerirla, asimilarla y
demostrarla, para que sea un ver-dadero medio de gracia.
"Fueron halladas tus palabras, y yo las comi" (Jer. 15:16)
clamo Jeremias; y ese es el clamor autentico de la
verdadera hambre espiritual. Recuerdo a dos jo-venes que
recibieron a Cristo en una de nuestras reuniones ha-ce
algunos anos. Algiin tiempo despues de su conversion,
uno de sus amigos se refirio a ellos, diciendo, "Estan
literalmente devorando la Palabra." Fue una description
feliz e ilumina-dora de la verdadera hambre del corazon y
del verdadero uso de los medio(s de gracia. Felices son
todos los que se pueden incluir en tan buena compania. D.
L. Moody dijo una vez a un joven cristiano al darle un
ejemplar de la Biblia, "Joven, este Libro te apartara del
pecado; pero el pecado te apartara de este Libro." Fue un
buen consejo, y un recordatorio enfa-tico a todos nosotros
de que la Palabra de Dios es nuestro medio supremo de
gracia.
,;C6mo debemos leer la Biblia? Debemos leerla
regular, sistematica, concienzuda, reverente,
humildemente, y en actitud de oracion y de expectacion.
Debemos ser formales en nuestro estudio. Juan Wycliffe
dio a los suyos una regla de oro de interpretacion de las
Escrituras, que todos bien podemos con provecho hacer
nuestra. He aqui sus instrucciones:
Mucho les ayudara
para entender la Biblia,
el observar
no solo que se dice o se escribe,
sino de quien,
y a quien,
87
 en que palabras,
en que tiempo,
donde,
con que intention,
en cuales tircunstantias;
considerando lo que antecede
y lo que viene despues.
Si queremos obtener lo mejor de la Palabra de Dios,
debemos dar de lo mejor a su estudio —lo mejor de
nuestro tiempo, lo mejor de nuestra mente, la mejor de
nuestra imagination, lo mejor de nuestra memoria. Dios
ha dado su Palabra como un medio de gracia. Pero
nosotros debemos usar este medio. Nuestro Senor nos
manda "escudrinar las Escrituras" (Jn. 5:39). Acudamos,
pues, directamente a la fuente y dejemos que los primeros
principios de nuestra fe y obediencia sean, "Asi dice el
Senor." Vayamos y habitemos en el corazon del Libro, y
descubriremos como la Palabra actuara de manera efi-caz
en nuestro corazon conforme creemos. Seamos como
aque-llos cristianos primitivos: Perseveraban en la doctrina
de los apostoles." Este es el camino real hacia las alturas
de la vida cristiana victoriosa. No hay otro camino.
II
Otro medio de gracia consta en nuestro texto. Es la
comu-nidn viviente de la iglesia.
"Y perseveraban en la comunion unos con otros."
Despues de la conversion, se vieron parte de una
comunidad cuyo igual jamas se habia visto ni conocido.
Era totalmente unica. Lucas habla de ella como "la
comunion", dando a entender
88
que era la tinica verdadera comunion. En esta comunion
estos hombres continuaron. Al hacerlo asi, se fortalecian
en la fe y se fortalecian unos a otros. Y en todo esto son
ejemplos para nosotros hoy. Porque el ideal de Dios es
una comunion de fe, una comunion de los redimidos, una
iglesia que se dis-tinga por la clase de unidad y
comunidad que siempre manifies-ta un cuerpo sano.
El Nuevo Testamento jamas contempla a un cristiano
ais-lado. Esto seria una contradiction en terminos. En el
encon-tramos por todas partes los pronombres colectivos
—nosotros, ellos, de ellos, nuestro. En el momento del
nuevo nacimiento, el hijo de Dios entra en la familia de la
fe. En el sentido mas profundo del termino, no hay tal cosa
como vida privada del cristiano —"un mundo dentro de
un mundo"— y el Nuevo Testamento hace esto
decisivamente claro. "Vosotros, pues, sois el cuerpo de
Crista, y miembros cada uno en particular" (1 Co. 12:27).
Lo dice Pablo, y al decirlo subraya lo que estos primeros
creyentes descubrieron en Pentecostes —que la vida que
es Crista es vida en un companerismo; que uno de los
grandes principios de esta vida es que necesitamos unos
de otros, y que unicamente alcanzamos lo mas elevado y
lo mejor de Dios mediante la comunion con nuestros
hermanos creyentes y en el servicio de ellos.
Pues bien, dentro de este companerismo hay dos
grandes ministerios. Hay, primero que todo y
preeminentemente, el mi-nisterio de adoration. Dios asi lo
ha ordenado, que se le adore en la comunion de pecadores
redimidos y perdonados. La iglesia del Nuevo Testamento
es siempre una iglesia reunida, una iglesia en asamblea,
una iglesia en companerismo. "No dejan-do de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre" (He.
10:25) — ese es el consejo y el decreto apostolico. Hay
algunos que nos dicen que a Dios se le puede adorar en
un bos-
89
que o junto a la tranquila orilla de un lago lo mismo que
en la iglesia cristiana. Puede ser. Pero ciertamente el
Nuevo Tes-tamento no da ningun respaldo a esa idea. La
ensenanza uni-forme de los apostoles es que a Dios se le
glorifica en las alabanzas de su pueblo. Tal es el patron
que se nos traza siem-pre que vemos a la iglesia primitiva
en action y ministerio. Oran juntos; se esfuerzan juntos;
cantan juntos; trabajan juntos; se reunen juntos; son
consolados juntos; sufren juntos. Y esta unification es
muy evidente en el ministerio de la adoration. En una de
las cartas de Plinio al emperador Trajano hay una
significativa description de la adoration de los cristianos
primitivos: "Cantan himnos juntos a uno llamado Jesus."
Nuestro Sefior mismo hace esto claro cuando dice,
"Porque donde estan dos o tres congregados en mi
nombre, alii estoy yo en medio de ello" (Mt. 18:20). En
otras palabras, hay un sentido en el cual el solamente
puede ser conocido mediante el companerismo de otros.
Cierto es que todo hombre debe tener un encuentro
solitario con Dios. En ese momento supremo el alma
penetra en la tierra de nadie y se encuentra con Dios
totalmente a solas. Cierto es tambien que hay experiencias
exal-tadas de la vida espiritual que son personalmente
singulares e intransmisibles. Pero habiendo dicho esto,
debemos repetir que al alma que de ese modo ha tenido su
encuentro con Dios cara a cara, Dios la devuelve a que se
encuentre con sus compafieros y los conduzca juntos al
propiciatorio. La verdadera adoration es una experiencia
comunal. Y tal adoration es un medio de gratia. Cuando
vemos el celo de nuestros compafieros cristianos,
escuchamos su alabanza por las misericordias que han ex-
perimentado, y participants en sus penalidades tanto
como en sus alegrias, nos sentimos inspirados a un nuevo
esfuerzo y ani-mados a una nueva devotion. En la
adoration corporativa de Dios hay gracia y bendicion
asombrosas.
90
Debe notarse, sin embargo, otro ministerio del
compafie-rismo; es el ministerio de disciplina y servicio.
Hay cosas que deben hacerse dentro del companerismo.
Hay ministerios que se deben inspirar y cumplir. Hay
empresas misioneras que lle-var adelante. Hay "las otras
ovejas" a quienes se debe buscar y ganar para el reino de
nuestro Sefior. Cada uno que esta dentro del
companerismo tiene un ministerio especifico. Pablo da
enfasis a esto en el capitulo doce de la epistola a los
Roma-nos: 'Porque de la manera que en un cuerpo tenemos
muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la
misma fun-cion, asi nosotros, siendo muchos, somos un
cuerpo en Crista, y todos miembros los unos de los otros.
De manera que, tenien-do diferentes dones, segiin la gracia
que nos es dada, si el de profecia, lisese conforme a la
medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que
ensefia, en la ensenanza" (Ro. 12:4-7). Cada uno, dice
Pablo, tiene un don especial. Uno no puede recibir la
gracia del Senor sin recibir una de sus gracias espe-ciales
—uno de los carismas del Espiritu Santo. Todos los que
conocemos la gracia del Sefior hemos recibido de el algun
don particular; y el Senor quiere que usemos y apliquemos
este don dentro del companerismo de su Iglesia. Puede ser
en cual-quiera de la multitud de maneras—en ensefiar,
cantar, orar, vi-sitar, aconsejar o servir. El detalle, en
cierto sentido, no es importante. Lo que importa es que el
don se use y el trabajo se haga. Y cuando se hace por amor
de Crista, que riqueza de ^gratia encontramos en el trabajo
y en el ministerio mismos. Los santos en Jerusalen
"perseveraban en la comunion unos con otros." Se
entregaron sin reservas a la obra a la cual Dios les habfa
nombrado. No es de extrafiar, entonces, que conmovie-ran
a la ciudad hasta sus cimientos y llenaran el pais con el
nombre del Redentor.
91
 Este es el ambiente correcto para el cristiano. No
necesito insistir en que para crecer en la gracia y en el
conocimiento de nuestro Senor Jesucristo, jamas se debe
descuidar este compane-rismo. Tampoco necesito recakar
que es unicamente al encari-fiarse con el compafierismo, y
al encarifiarse cada vez mas, que uno tiene verdadera
garantia de estar en un estado de gracia. Siempre es un
distintivo de vida verdadera y sefial de creci-miento
verdadero en Cristo ver a los cristianos jovenes cultivar el
compafierismo de un cristiano de mas edad. Este fue el
con-sejo que D. L. Moody solia dar a los jovenes que se
habian iniciado en el camino del discipulado. "Busquen la
presencia de cristianos maduros", les decia. "Ellos han
estado en el camino antes de ustedes, y lo conocen; ya
saben sus trampas y peligros; conocen sus bendiciones y
sus ministerios; mantengase muy cerca de ellos y aprendan
de ellos." Tal vez esto parezca dificil a los jovenes de esta
generation en el continente ameri-cano. Ha surgido en
nuestro medio una cierta separation en nuestra vida
eclesiastica. Nuestros grupos estan regimentados y
aislados muy rigidamente por edades. En nuestro celo por
la ensenanza graduada hemos venido a ser prisioneros del
sis-tema y hemos perdido la verdadera gloria de un
compafierismo cristiano total, en donde los grupos de
cada edad son uno en Cristo, y todos pueden ayudarse
entre si con eficacia. Dios nos ha hecho tremendamente
dependientes unos de otros. Estemos atentos, entonces, a
no salir perdiendo a causa de nuestro des-cuido en dar o
en recibir. Continuemos "perseverando en la comunion
unos con otros." Digamos juntamente como David,
Me alegraba que me dijeran
"A casa de Dios hemos." ]
erusalen, dentro de tus
puertas Ya pronto estaremos.
92
Tomemos las palabras que escribio Timoteo Dwight y
haga-moslas nuestras:
Tu reino amo, oh Dios,
Tu casa de oration,
Y al pueblo que en ]esus hallo
Completa redencion.
Por ella mi oration,
Mis lagrimas de amor
Y mis cuidados y mi afdn
Por ella son, Senor.
Tales oraciones siempre indican una verdadera obra de
gracia. Son la mas clara evidencia de que "la comunion"
esta demos-trando ser un medio de gracia.
Ill
Pero hay un tercer medio de gracia que se presenta
en nuestro texto. Es el partimiento del pan.
"Y perseveraban en el partimiento del pan." La fiesta
santa era su gozo y su fortaleza. Obedecian el
mandamiento de su Senor y observaban sin falta la fiesta
de arnor que el habia instituido en la noche en que fue
traicionado. Esta obser-vancia de la Cena del Sefior era,
un testimonio a los hombres, de que su fe y esperanza
estaban en Cristo unicamente; era tambien una ocasion de
renovation constante de los votos de sus corazones a su
Salvador. Y asi el "partimiento del pan" demostro ser un
seguro medio de gracia.
93
 Es uno de los milagros del nuevo pacto que nuestra
vida en Crista debe nutrirse mediante ordenanzas
sacramentales. No podemos decir como es asi. Estamos en
presencia de un mis-terio impenetrable. Pero el hecho no
admite dudas. Cristo "se da a conocer a nosotros en el
partimiento del pan" (Lc. 24:35). "La copa de bendicion
que bendecimos, <;no es la comunion de la sangre de
Cristo? El pan que partimos, ,;no es'la comunion del
cuerpo de Cristo?" (1 Co. 10:16). Asi lo describe Pablo.
Estas ordenanzas sacramentales son sefiales y sellos —
sefiales o prendas de que Cristo murio y que su muerte fue
aceptada como una propitiation por el pecado, y tambien
sellos o garantias de que Dios ciertamente dara las
bendiciones que la muerte de Cristo ha asegurado, o sean
perdon, justification, salification y vida eterna, a todos los
que creen.
Sustentamos que Cristo ordeno dos sacramentos para
su iglesia — el bautismo y la cena del Senor. La primera
es una serial y un sello de nuestra incorporation por
siempre en Cristo. Uno puede nacer del Espiritu solo una
vez. De consiguiente, el bautismo se administra solo una
vez. Pero la vida a que ve-nimos en Cristo debe nutrirse
constantemente; y la santa comunion, por tanto, debe
observarse continuamente. Pablo dice, "Asi, pues, todas
las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la
muerte del Senor anunciais hasta que el venga" (1 Co.
11:26). Es un memorial que debe observarse por todas las
generaciones. Es un evento del que hay que participar,
regular y perseverantemente, para que podamos
"conocerle, y el po-der de su resurrection, y la participation
de sus padecimientos, llegando a ser semejante a el en su
muerte" (Fil. 3:10).
La cena del Senor es un medio de gratia por cuanto
nos hace amar mas a Cristo. Bunyan ilustra esto muy bien
en su historia de la cena del Senor en la casa Hermosa.
"Y asi se sentaron y conversaron hasta que la cena estuvo
lista. La mesa
94
contenia gorduras y vino excelente; y de lo que hablaron
en la mesa fue del Senor de la Colina; de lo que el habia
hecho, y por que, y los motivos para haber construido esa
Casa." En la mente del escritor penetro tal influencia,
mediante la contemplation de esta ordenanza y la
impresion tan profunda de un Senor ausente y sin embargo
siempre presente, que sigue es-cribiendo en primera
persona, como si por un momenta des-pertara del sueno, y
dice: "Me hizo amarle mas." Siempre que el pan y la copa
se reciban correctamente producirin este efecto.
Este pan nos simboliza El
cuerpo herido del Senor; Y
es el quien vigoriza Nuestro
raquitico amor.
Tres grandes verdades invaden nuestra mente cuando
nos reunimos alrededor de la mesa del Senor: union con
Cristo, comunion con Cristo, reunion con Cristo. Miramos
retrospec-tivamente a la cruz, arriba al trono, y adelante
hacia el regreso del Senor. jY podemos hacer eso y no
hallar que nuestro amor se renueve, se profundice, se
dulcifique y se santifique? El amor a Cristo brotara
siempre del "partimiento del pan" cuando participamos de
el en la forma debida. Cualquier cosa que robustezca
nuestro amor para nuestro Senor, "quien nos amo y se dio
a si mismo por nosotros" (Ef. 5:2) es un verdadero medio
de gracia.
/Bendito memorial de nuestro Seiior muriendo!
Eres pan vivo que vida nos daras; Que nuestras
almas puedan vivir de ti comiendo Para que
tengan fuerza y venturosa paz.
95
 Fuente de bien, Jesus, Senor y Dios. Con
tu preciosa sangre limpia nuestro mal;
Haznos devotos al escuchar tu voz, Y en tu
amor con regocijo estar.
jSi! — "En tu amor con regocijo estar". Esta oracion de
To-mas de Aquino debiera ser nuestra cuando venimos a
la santa mesa. Para que asi sea, debemos, por supuesto,
acercarnos seria-mente, buscando al Senor en su mesa.
Uno de los antiguos puritanos ha escrito: "Aquel que viene
descuidadamente nada recibe de Cristo. Una cosa es tomar
la cena del Senor, y otra gustar de la cena del Senor. Hay
muchos que se congregan alrededor de la persona del rey
cuando este se presenta en publico, pero que nunca gozan
de su gloriosa presencia. Cientos reciben los elementos,
pero pocos reciben el Sacramento. Oh alma mia, si alguna
vez en tu vida quisieras ser extraordina-riamente seria, esta
es la ocasion." El sacramento es el don del amor. El Senor
de amor nos espera cuando nos acercarnos con un corazon
sincere Dios permita que encontremos siempre en la mesa
santa "el amor de Dios derramado en nuestros corazo-nes
por el Espiritu Santo" (Ro. 5:5), y que todo nuestro ser
vaya en pos de nuestro Salvador.
Busco tu faz, Senor,
Y te confieso a t't;
Y en la mesa de tu
amor
Me postro ante ti.
Me acerco a camara interior, en un aposento alto, en una terraza, en el
contemplar
Las pruebas de tu amor;
96
Tu sangre derramado,
Tu cuerpo de dolor.
jMi vida, que has
salvado,
Tuya sera, Senor!
Eso es verdadera comunion. Y eso, nos daremos cuenta
de ello ciertamente, es un verdadero medio de gracia.
IV
Un medio final de gracia debe notarse. Es el
ministerio de la oracion.
"Y perseveraban en las oraciones." Escasamente
necesi-tamos detenernos ahora para subrayar que la oracion
es el alien-to vital del cristianismo, su aire nativo. Nuestro
Senor oraba. Continuamente estaba orando. Enseno a los
discfpulos a orar. "Los hombres deben orar siempre y no
desmayar" (Lc. 18:1). "Mas tu, cuando ores, entra en tu
aposento, y cerrada la puer-ta, ora a tu Padre que esta en
secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensara en
publico" (Mt 6:6). Y todos los verdaderos siervos de
Dios han sido hombres de oracion. Daniel "se arrodillaba
tres veces al dia, y oraba y daba gracias delante de su Dios"
(Dn. 6:10). David declara, "Tarde y manana y a mediodia
orare y clamare, y el oira mi voz" (Sal. 55:17). Pablo
"oraba sin cesar" (Ro. 1:9). A todas horas del dia y de la
noche las voces de los santos se oyen elevarse al trono. Al
amanecer y a media noche, a la hora ter-cera, a la hora
sexta, al caer la tarde, se oye la voz de la oracion. Y en
todas partes ellos oran. En la asamblea de los jastos, en la
templo, en la playa, en un jardin, en sus camas, en un lugar
^ 91
desierto — "en todo lugar levantan manos santas. sin ira
ni
Esta es la clase de vida que vemos en todos los
gigantes de la fe. Oigamos a Lutero: "La oracion es la
cosa mas im-portante en mi vida; si descuidara la oracion
por un solo dia, perderia una gran cantidad del fuego de la
fe." O tomemos a Andres Bonar: "El gran interes de
Satanas es evitar que los santos oren. No teme para nada
los estudios ayunos de oracion, el trabajo ayuno de
oracion, la religion ayuna de oracion. Se rie de nuestro
trabajo, se burla de nuestra sabiduria, pero tiembla cuando
oramos." Guillermo Carey dijo una ve2 que el hallaba, "la
oracion secreta, ferviente, de fe, colocada a la raiz' de toda
piedad personal." Andres Murray, aquel gran corazon de
la fe, da esta ilustracion sobre la importancia de la oracion:
"Cuando un general escoge el lugar desde donde se
propone atacar al enemigo, pone su mayor atencion en
aquellos puntos que piensa son los mas importantes en el
combate. Asi habia en el campo de batalla de Waterloo una
casa campestre que Wellington vio inmediatamente era la
clave de la situacion. No escatimo sus tropas en su
esfuerzo por conservar ese punto; de eso dependia la
victoria. Y es lo mismo en el conflicto entre el creyente y
los poderes de las tinieblas. La camara interior es el lugar
donde se obtiene la victoria decisiva." Recuerdo haber leido
una frase que me conmovio grandemente: "Cada gran
movimiento de Dios deriva de una figura de rodillas." Eso
es cristianismo basico.
Todas las religiones oran. Pero solo los cristianos
conocen el nombre en el cual orar. "Si algo pidiereis en
mi nombre, yo lo hare," dijo Jesus (Jn. 14:14). De manera
que orar es equivalente a crecer en la gracia. La oracion
es la cosa mas practica y mas importante de la vida. La
sabiduria de Dios nos viene en respuesta a la oracion. La
oracion nos libra de
98
hacer juicios falsos y de dar malos consejos. La oracion
impide que el hombre dedique su mayor atencion a cosas
de menor importancia. La oracion da una perspectiva
correcta de la vida. Estemos seguros, pues, de tomar la
oracion en serio. No ju-guemos con ella. Dediquese en
serio a su tiempo de oracion. Procure estar aparte con
Dios; busque su rostro; espere en el Sefior. Al hacerlo
asi, con toda seguridad lo encontrara.
La oracion es un divinamente dispuesto medio de
gracia. Aprenda, pues, a orar. Ore mucho solo. Ore en
compania de otros cristianos. Ore siempre. Ore hasta que
los cielos se le abran y reciba la respuesta. La oracion es
Have que abre mu-chas puertas. La oracion de fe es la
victoria que vence al mun-do. Todo lo que Dios tiene esta
a la disposicion del hombre de oracion. Siga orando.
"Tenemos toda la eternidad para ce-lebrar las victorias",
escribio Amy Carmichael, "pero solo unas pocas horas
antes que el sol se ponga para ganarlas." Es en el campo
de batalla de la oracion que se ganan primero las vic-
torias. Los mas grandes triunfos que se experimentan en
la causa de Dios tienen su origen en la oracion. Los dias
de avance de Dios vienen cuando sus santos se han
entregado a la oracion poderosa. Mas hace para el reino de
Dios el que mas ora. Que Dios, pues, nos tenga cerca de
su corazon y postrados a sus pies. "Senor, ensenanos a
orar" (Lc. 11:1). El lugar de la oracion es el lugar del
poder. "Perseveraban en las ora-ciones." Perseveremos
tambien nosotros.
Estos son los medios divinamente ordenados, por los
cua-les la vida del hijo de Dios se nutre y se fortaiece.
Cierta-mente son "medios de gracia". En esta gracia en la
que, por la misericordia de Dios, estamos firmes, sigamos
sin desmayar. Para esto, miremos siempre a "la gracia del
Senor Jesucristo" y sigamos "la santidad, mirando bien,
no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios"
(He. 12:14, 15). Prestemos
99
sincera atencion al consejo apostolico: "Cenid los lomos
de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traera cuando Jeseicristo
sea manifestado" (1 P. 1:13). Asi pues, "el Dios de toda
gracia, que nos llamo a su gloria eterna en Jesucristo,
CAPITULO SEIS
despues que hayais padecido un poco de tiempo, el
mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A
el sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. LA SEGUNDA VENIDA — LA
Amen" (1 P. 5:10, 11). CORONA DE VI DA

"He aqui yo vengo pronto, y mi galardon conmigo, para

recom-pensar a cada uno segun sea su obra. Yo soy el
Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el
ultimo. Biena-venturados los que lavan sus ropas, para
tener derecho al arbol de la vida, y para entrar por las
puertas de la ciudad." Apocalipsis 22:12-14

La vida del cristiano es una vida de esperanza

invencible. La iglesia de Cristo esta puesta en la tierra
como una de esas iglesias rurales de Suiza donde "las
montanas se asoman a tra-ves de las ventanas." Por todos
lados se yerguen majestuosas las cumbres de una gloriosa
y sublime expectation. Todos los cantos del Nuevo
Testamento son cantos de triunfo de resurrection. Los
santos de la Biblia andan como extranjeros y pere-grinos
sobre la tierra porque "su ciudadania esta en los cielos"
(Fil. 3:20) y porque "esperan la ciudad que tiene
fundamen-tos, cuyo arquitecto y constructor es Dios"
(He. 11:10). Y la esperanza culminante de la Iglesia es la
segunda venida de su Senor. "Ciertamente vengo en
breve" — esa es la promesa de Cristo a los suyos. A esa
soberana palabra de gracia, y a esa buena esperanza, la
iglesia solo da una respuesta: "Ven, Senor Jesus" (Ap.
22:20).

100 101
 Obviamente, nuestro estudio de la vida del cristiano
seria incomplete) sin alguna consideration de la venida
del Senor. Aqui en la tierra tenemos vida por medio del
Hijo (1 Jn. 5:11), pero mientras el no venga otra vez habra
algo que falta, algo ausente, algunos acordes faltaran en la
gran sinfonia del universe Unicamente la revelation final
de la gloria del Salvador traera a su Iglesia aquella
plenitud de vida que desde toda la eternidad el ha
planeado que la Iglesia conociera. Se podra disfrutar por
completo de la vida mas abundante, unicamente cuando el
que es la resurrection y la vida aparezca y sea reconocido
como el Senor de todos. Eso sera cuando el venga otra
vez, "en una nube, con gran poder y gloria" (Lc. 21:27).
Esta es la esperanza cristiana, escrita en cada pagina del
Nuevo Testamento e incrustada en los grandes credos de la
cristiandad. "Ascendio al cielo y esta sentado a la diestra
del Dios Padre Todopoderoso; de donde vendra a juzgar a
los vivos y a los muertos." Sin semejante escatologi'a
triunfante no tenemos evangelio. El cristianismo cae o se
mantiene en pie por su res-puesta al enigma de la historia
humana. Mas, gracias a Dios, la respuesta nos es dada.
"Este mismo Jesus, que ha sido tornado de vosotros al
cielo, asi vendra como le habeis visto ir al cielo" (Hch.
1:11). Este fue el mensaje de los angeles a los discipulos
en el monte de la Ascension. E investigue cuanto quiera
en toda la literatura del mundo o en todas las religiones
de la tierra, y no encontrara nada mas triunfante, mas
penetran-te, mas retadora ni mas lleno de esperanza que
eso. Nuestro Senor, quien nacio de la Virgen Maria,
sufrio bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, y resucito al tercer dia y ascendio al cielo,
aparecera otra vez en la historia para juzgar a todos los
hombres y establecer su reino sobre todos. Esto sera, "al
final de este siglo". Acerca de esto nuestro Senor fue
terminante. "Enviara el Hijo del Hombre a sus angeles,
y
102
recogeran de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y
a los que hacen iniquidad, y los echaran en el horno de
fuego; alii sera el lloro y el crujir de dientes. Entonces los
justos res-plandeceran como el sol en el reino de su Padre.
El que tiene oidos para oir, oiga" (Mt. 13:41-43). ^Podria
haber algo mas enfatico? ^Podrian las palabras ser mas
claras? Crista nuestro Redentor viene otra vez, viene para
completar lo que al princi-pio comenzo.
Es cierto que viene, mil voces proclaman; Lo
oyen los sordos, los mudos, los Santos. Es
cierto que viene, se gozan los que le aman, El
Senor viene al mundo, y cesan los llantos.
Sera entonces cuando sabremos completamente lo que es
entrar en la vida. Cuando seamos recogidos con el en su
venida, ex-perimentaremos la maravilla de la proximidad y
de la comunion postresurreccionales. En una manera hasta
ese momenta des-conocida, hasta entonces incognoscible,
participaremos de su vida de eternidad. Toda distancia se
aniquilara, toda sombra se disipara, toda comunion se
completara, todo gozo se cum-plira. "Pero sabemos que
cuando el se manifieste, seremos semejantes a el, porque
le veremos tal como el es" (1 Jn. 3:2). Esta es la esperanza
de su venida, "la esperanza que no aver-giienza" (Ro. 5:5),
la esperanza de gloria. Es esta esperanza la que nos
proponemos ahora examinar y declarar. Las palabras de
nuestro Senor, segun se registran en el capitulo veinti-dos
de Apocalipsis, seran nuestra guia.
I
Primero que todo, notemos la promesa de su venida. "He
aqui yo vengo pronto, y mi galardon conmigo" (Ap.
22:12). Esta es la ultima palabra que nuestro Senor dice a
103
 su iglesia. Pero cuan divina y gloriosa es la promesa que
le deja. Tres veces en la ultima pagina de la Biblia se
repite. "He aquf yo vengo presto." Y la Iglesia creyo la
palabra. "Sabemos que cuando el se manifieste" (1 Jn.
3:2). Tal es la confian2a con que habla Juan, el discipulo
amado; y al testi-ficar asi el habla por toda la comunion
de los santos. La Iglesia del Nuevo Testamento es una
Iglesia expectante. "Nues-tra ciudadania esta. en los
cielos, de donde tambien esperamos al Salvador, al Sefior
Jesucristo" (Fil. 3:20). Es tan sencillo como eso. Cristo es
la vida de ellos. Pero Crista es tambien su esperanza.
Ellos dejaron los idolos y se volvieron a Dios. Ahora
"esperan de los cielos a su Hi jo" (1 Ts. 1:10).
Nuestro Sefior mismo hablo constantemente de su
venida. "Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si
me fuere y os preparare lugar, vendre otra vez, y os
tomare a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros
tambien esteis" (Jn. 14:2, 3). A menudo trato de infundir
esta verdad en sus discipulos, aunque eran muy tardos
para comprenderla. No podian enten-der por que el tenia
que dejarlos. Querian que se quedara y que nunca se
separara de ellos. fil tenia, por tanto, que volver a la
misma. verdad una y otra vez. "Todavia un poco, y no me
vereis; y de nuevo un poco, y me vereis; porque yo voy al
Padre" (Jn. 16:16). ijQue queria decir? Les estaba
diciendo que todos los tiempos y las sazones de su
ministerio estaban divinamente predeterminados, y que al
fin de todo el vendra otra vez, y le veran y se regocijaran.
Este "un poco" son los cuarenta dias despues de su
resurreccion, que muy pronto llega-ron a su fin y ellos no
le vieron mas. El segundo periodo —tambien en los ojos
de nuestro Sefior "un poco"— abarca desde su ascension
hasta su segunda venida. La ensenanza es siempre la
misma, invariable, uniforme y rectilinea. Los gran-des
discursos escatologicos de Mateo, Marcos y Lucas hacen
104
claro este hecho. Algunas de las parabolas, en verdad
muchas de ellas, tratan este tema con mucho detalle. Las
parabolas, por ejemplo, de las diez virgenes, el juez
injusto, el trigo y la cizana, los siervos fieles, la puerta
cerrada, todas ellas hablan de su segunda venida. Uno no
puede leer los Evangelios sin darse cuenta de que nuestro
Sefior ensefio esto consecuente y decididamente.
Realmente, es imposible comprender el ministerio de
nuestro Sefior sin dar por sentada la certidumbre de su
regreso. fil se ausentara; pero volvera.
Cuan Ileno esta el Nuevo Testamento de esta
doctrina, puede verse por una prueba sencilla. Hay
veintisiete libros; y en veinticuatro de ellos hay referencias
especificas al regreso del Sefior. Hay doscientos setenta
capitulos; y en no menos de dos-cientos dieciseis de ellos
se trata del segundo advenimiento. A decir verdad, se ha
calculado que hay en el Nuevo Testamento trescientos
diecinueve versiculos que tratan de la esperanza
bienaventurada —un versiculo de cada veinticinco.
Ciertamente estp muestra claramente el balance de enfasis.
El mensaje del regreso de Jesucristo es un mensaje del
Nuevo Testamento. Si se le quitara este mensaje, no
quedarian sino meras sombras de su plenitud gloriosa. Las
dos primeras epistolas, las que Pablo escribio a la iglesia en
Tesalonica, tratan principalmente de la segunda venida.
"Porque el Sefior mismo con voz de mando, con voz de
arcangel, y con trompeta de Dios, descendera del cielo; y
los muertos en Cristo resucitaran primero. Luego nosotros
los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Sefior en el aire, y asi estarerhos siempre con el Sefior"
(1 Ts. 4:16, 17). Esta es una cita tipica y no excepcional.
Es una palabra caracteristica de toda la doctrina
apostolica. Y si es en cuanto al libro del Apocalipsis, el
tambien trata de la victoria final del Cordero sobre todos
los poderes de las tinieblas y
105
8
del pecado, y de la reaparicion del Rey de reyes y Senor
de senores. "He aqui que viene con las nubes, y todo ojo
le vera" (Ap. 1:7). Eso es lo que leemos en el primer
capitulo. La misma palabra se oye en el ultimo, pero
repetida tres veces. ";He aqui, vengo pronto!
Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecia
de este libro" (Ap. 22:7). 'He aqui yo vengo pronto, y mi
galardon conmigo, para recompensar a cada uno segun
sea su obra" (Ap. 22:21). "Ciertamente vengo en breve"
(Ap. 22:20).
Esta es la promesa de su venida. Se nos da como
prome-sa; pero se declara como un hecho. A los creyentes
se les amo-nesta a "tener paciencia hasta la venida del
Senor" (Stg. 5:7). A Timoteo se le encarga "predicar la
palabra" (2 Ti. 4:2), y la exhortation con la cual el encargo
se vincula es que el Senor Jesucristo "juzgara a los vivos y
a los muertos en su manifestation y en su reino" (2 Ti.
4:1). El Anticristo sera final-mente expulsado "con el
resplandor de su venida" (2 Ts. 2:8). La Iglesia es
ciertamente la Iglesia cuando esta "esperando y
apresurandose para la venida del dia de Dios" (2 P. 3:12).
Esta es su expectation y su canto.
Cese en toda la creation
El quejido y el dolor; Que
esta gran proclamation
De esperanza, fe y amor.
; Cristo viene! Ven,
oh Principe de Paz.
En vista de todas estas promesas, <;no es de
sorprenderse que haya algunos en nuestros dias que
nieguen esta doctrina? Y sin embargo no tenemos que
asombrarnos, pues fue asi aun en los dias de los
apostoles. Pedro advierte a sus oyentes que
106
no se dejen perturbar por las racionalistas y modernistas de
esa epoca, que andaban diciendo, "(Donde esta la promesa
de su advenimiento? Porque desde el dia en que los
padres durmie-ron todas las cosas permanecen asi como
desde el principio de la creation" (2 P. 3:4). El apostol
llama a estos hombres "burladores, que ignoran
voluntariamente" (2 P. 3:3). Les recuerda solemnemente
que "el dia del Senor vendra como la-dron en la noche" (2
P. 3:10). Reafirma decididamente la fe inalterable del
evangelio: "Pero nosotros esperamos, segun sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la
justicia" (2 P. 3:13). Este es el testimonio apostolico.
Ellos ensefian la segunda venida de Cristo porque es
"segun sus promesas". Y usted y yo en esta hora debemos
cenirnos a esta promesa tambien. No debemos ceder ni un
apice en nuestra confianza en el relato sobrenatural de los
Evangelios. Con la Iglesia santa, universal de todos los
siglos, debemos af ianzarnos en nuestra confesion de que
Cristo se levanto de los muertos, ascendio al cielo, y
vendra otra vez a juzgar a los vivos y a los muertos.
Tenemos la promesa de su venida. <;Acaso no la cumplira?
Piense por un momento en el cumplimiento de las pro-
fecias de su primer advenimiento. Isaias profetizo que el
Mesias naceria de una virgen; y asi fue. Miqueas
profetizo que na-ceria en Belen; y fue alii donde Maria
dio a luz a su hijo primogenito. Teremias profetizo que en
la ocasion de su naci-miento, ninos serian masacrados; y
asi sucedio. Zacarias profetizo que entraria en la ciudad
santa sentado sobre un asno; y asi lo hizo. David nos dice
en los Salmos que seria dejado solo por sus seguidores y
que uno de sus mas intimos amigos le traicionaria; y
exactamente asi ocurrio. Se habia predicho que le
abofetearian y escupirian; que le seria ofrecido vinagre
para beber; que ni uno solo de sus huesos seria quebrado,
pero
107
que sus manos y sus pies serian traspasados, y que se
echaria suerte sobre sus vestidos. Todo esto ocurrio al pie
de la letra. Estas profecias se escribieron cientos de anos
antes del adveni-miento de nuestro Senor. Y sin embargo,
se cumplieron en to-dos sus detalles. Y si eso fue asi,
<;podemos dudar de que las profecias y la promesa de su
segundo advenimiento se cumpli-ran de igual manera?
Nuestro Senor mismo declara —y lo hizo asi en medio de
una profecia terminante de su venida al fin del mundo:
"El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no
pasaran" (Mt. 24:25). En esa palabra podemos descansar.
El la ha hablado. Ciertamente se cumplira.
II
Pero debemos seguir adelante y considerar ahora el
pro-posito de su venida.
<Vot que debe volver Cristo? Bien, el nos lo dice muy
directamente. "He aqui yo vengo pronto, y mi galardon
con-migo, para recompensar a cada uno segun sea su
obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el
primero y el ultimo" (Ap. 22:12, 13)- Estas palabras de
nuestro Senor dan un resumen lo mas comprensivo de las
razones de su venida. El era el principio, y todas las cosas
por el fueron he-chas. De igual manera el debe estar en el
fin, y todas las cosas deben ser perfeccionadas por el. Sin
el nada de lo que es hecho fue hecho. Sin el nada podra
llegar a su climax. Jesu-cristo debe volver para
manifestarse como Senor de todo. Toda autoridad y todo
poder en el cielo y en la tierra le han sido dados por el
Padre. Esto debe hacerse evidente a toda la tierra. Por
tanto, el debe volver. Y cuando vuelva, se vera que el es
el Senor de todo.
108
No hay nada, desde luego, que se pueda agregar a la
expiation de los pecados efectuada en el Calvario.
Cuando nuestro Senor exclamo en el Calvario,
"Consumado es" (Jn. 19: 30), la obra de la redencion
quedo, en verdad, terminada. La expiation es final. No se
necesita hacer nada mas para que el pecador sea
perdonado. Pero por otra parte, todos los planes de Dios
no se han llevado a cabo aun. En el misterio de la
voluntad divina, Dios ha querido que haya un periodo
extenso de tiempo en que todos los hombres puedan oir la
palabra del Evangelio y arrepentirse. Pero cuando el
tiempo de la pacien-cia de Dios llegue a su termino,
empezara entonces el desarro-llo final del plan. Luego
Cristo aparecera para terminar y perfeccionar su obra.
Al declarar que vendra otra vez, el emplea tres frases
singulars. Cada una de ellas expresa un ministerio
especial. Cada una proclama como se cumplira ese
ministerio. Mire-moslas en detalle.
"Yo soy el Alfa y la Omega." Esto significa que el es
la suma de toda revelation. El es la Palabra de Dios y la
substancia del Evangelio. Esta predicho en el Antiguo
Testa-mento; esta presente en los Evangelios: es
predicado y poseido en las Epistolas; y en el Apocalipsis
es preeminente. En el Antiguo Testamento el es el Cristo
de la promesa; en los Evangelios, el Cristo de la historia;
en los Hechos y en las Epistolas, el Cristo de la
experiencia; y en el Apocalipsis, el Cristo de la gloria.
Todos los escritores sagrados lo senalan y lo proclaman.
El es el tema de sus cantos, la substancia de sus tipos, el
tema de sus profecias, el centro de su "vision. En el rollo
del Libro, todo esta escrito acerca de el. "En el habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9).
Este es el Cristo que vendra otra vez. Y cuando el venga,
todos sabran que el es el Alfa y la Omega de toda
revelation.
109
 Sin embargo, eso no es todo. "Yo soy el primero y el
Ultimo." Ciertamente esto significa que el es la corona de
toda la historia. fil inicia la historia; esta presente en
todos los pun-tos de la historia; y el completara la historia.
Y a decir verdad, ,;podria esperarse menos de nuestro
Sefior? fil es el Salvador del mundo; y siendolo asi, debe
haber un punto en la historia del mundo en el que el hable
la palabra final acerca de la historia. La fe cristiana nunca
podria afirmar que da una res-puesta completa a todas las
grandes preguntas del corazon del hombre, si no diera una
respuesta a la pregunta final acerca del destino humano y
de la meta de la historia. Dios tiene solo una palabra para
este mundo, y esa palabra es Cristo Jesus, fil es el unico
Heroe de la historia humana, asi como es el unico
Salvador, fil y nadie mas que el es el que puede llevar a la
historia a su consumacion. Eso es lo que hara cuando
venga en poder y gran gloria.
Luego nuestro Senor agrega, "Yo soy el principio y el
fin." Esto claramente indica que el es el Senor de todos
los mundos. fil es el Rey de gloria. "Los reinos de este
mundo vendran a ser los reinos de nuestro Senor y de su
Cristo" (Ap. 11:15). En su cabeza hay muchas diademas;
a sus pies hay muchas coronas. La mano en que fue
colocada la cana del soldado bur-lador sostiene el cetro
que gobierna al mundo. Aquel para quien no hubo lugar
en el meson reina desde el trono de todo el universe El
que nacio en un pesebre es adorado en los altos cielos, y
reconocido en lo mas profundo del infierno.
fil es el Rey de reyes y el Senor de senores. Es por
esto que volvera. Le ha sido dado un nombre que es sobre
todo nombre (Fil. 2:9). Y Dios el Padre ha decretado que
"en el nombre de Jesus se doble toda rodilla de los que
estan en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y
toda lengua confiese que Jesucristo es el Sefior, para
gloria de Dios Padre"
110
(Fil. 2:10, 11). Voluntaria o involuntariamente, todos
recono-ceran esa admirable soberania del Hijo. La
segunda venida de Cristo sera una vindication del orden
del universo y una revelation del proposito soberano de
Dios en toda la historia. No es de extrafiar que la Iglesia
mira con esperanza exultante hacia ese dia de todos los
dias, cuando su Senor y su Rey aparecera.
Ese dia ha de ser inevitablemente un dia de tristeza y
te-mor para todos los que han despreciado la gratia de
Dios y rechazado el Evangelic Uno de los mas grandes
himnos de la iglesia medioeval es el Dies Irae, escrito por
Tomas de Celano en 1250, lleno de cadencias solemnes y
advertencia sincera:
/Dia de ira y de gran lamento!
El aviso profetico tuvo cumplimiento;
Cielo y tierra perecen en ardimiento.
Oh temor el que en el hombre pende
Cuando del cielo el Juez desciende De
cuyo juicio todo depende.
Hay muchas otras estrofas de este himno, que todas
debierari leerse con cuidado y de rodillas. "He aqui que
viene con las nubes, y todo ojo le vera, y los que le
traspasaron; y todos los linajes de la tierra haran
lamentation por el" (Ap. 1:7). Terrible en verdad sera la
suerte de los que han despreciado la gracia de Cristo. "Y
decian a los montes y a las pefias: Caed sobre nosotros, y
escondednos del rostro de aquel que esta sen-tado sobre el
trono, y de la ifa\del Cordero; porque el gran dia de su ira
ha llegado; iy quien podra sostenerse en pie?" (Ap. 6:16,
17).
jCuan diferente la suerte del justo! Juan dice, "Pero
sabe-mos que cuando el se manifieste, seremos semej
antes a el, por-
111
que le veremos tal como el es" (1 Jn. 3:2). Veremos a
Cristo, y seremos semej antes a el, y la vista nos
transformara en su semejanza, porque le veremos tal
como el es. El obispo West-cott relata un incidente que
nos da una admirable compren-sion de estas asombrosas
palabras. Un misionero se hallaba ocupado, con la ayuda
de un maestro indigena, en traducir la primera Eptstola de
San Juan en la lengua de la gente entre quienes estaba
trabajando. Cuando llego a estas palabras, "Seremos
semejantes a el", el escriba solto su pluma y dijo, "No, yo
no puedo escribir estas palabras; eso es demasiado;
escriba-mos, 'Besaremos sus pies'." Pero esto no es
demasiado para el amor de Dios. Es para esto que el Hijo
de Dios se manifiesta. Desde el principio el amo a los
suyos. Y no descansara hasta verlos perfeccionados segun
su propia imagen, como el es.
Ill
Hay una tercera nota en estas palabras de nuestro
Senor. Vemos aqui el triunjo de su veritda.
Vemos mas alia de su venida. "Bienaventurados los
que lavan sus ropas, para tener derecho al arbol de la
vida, y para entrar por las puertas en la ciudad" (Ap.
22:14). Este es el triunfo final que el segundo
advenimiento hace posible. Las puertas de la ciudad de
Dios se abren. Se alcanza el arbol de la vida, el cual esta
en medio del paraiso de Dios. Se obtiene la vida en su
plenitud.
<;No es extraordinario como en la ultima pagina de la
Bi-blia, y en la ultima palabra del Senor a su Iglesia, se nos
lleva justamente a las primeras paginas del libro de
Genesis? Nues-tra tortuosa historia humana empezo con
una espada flamigera
112
que impedia la entrada hacia el arbol de vida. Ahora
concluye, y los guardas celestiales han sido retirados. El
acceso al arbol de vida es permitido a todos los que lavan
sus ropas en la san-gre del Cordero. Se recobra el Paraiso
que se perdio. Se obtiene vida en su forma mas completa
y mas divina.
En nuestro primer estudio detallamos lo que el
pecado hace. Destruye. Mientras el pecado se anide en el
corazon, la vida es imposible. El pecado induce a la
ceguedad. El pecado es impureza. Hay en su corazon
corrosion ruinosa, destruc-tiva y fatal. Y el pecado
produce debilidad moral. Ata el alma hasta inducirla a la
desesperacion. Hemos visto que la esencia misma del
pecado es la desesperanza. La vida es espe-ranza; pero el
pecado destruye la esperanza. La soledad es la herencia
inescapable del pecado. En todos los niveles de la
experiencia, el pecado destruye. Pero ahora, en la hora
feliz del regreso del Salvador, todo esto es desterrado para
siempre. "Bienaventurados los que lavan sus ropas, para
tener derecho al arbol de la vida, y para entrar por las
puertas en la ciudad" (Ap. 22:14). Es hacia esto que
nuestro Senor que regresa conduce a los suyos. Hacia la
tierra de los de limpio corazon, la tierra de luz y amor, la
tierra de vida eterna. £1 nos lleva alii, a la vida con sus
poderes multiplicados cien veces, y todos estos poderes
ocupados en la obra de Dios; la vida ya limpiada de todo
mal pensamiento, de todo mal genio, de todo deseo indig-
no. Vida de victoria y santidad y paz; vida que no puede
ser arrebatada ni destruida mas; vida abundante, la
plenitud de la vida de Dios. Esta es la vida a la cual el
Senor de la vida, cuando venga en poder y gloria, llevara a
sus siervos. Bienaventurados son en verdad aquellos a
quienes les es concedido el derecho al arbol de la vida.
Uno podria seguir pensando en este glorioso tema. El
libro del Apocalipsis nos ofrece un paisaje muy rico para
reco-
113
rrer. Notemos tan solo unos pocos de los pasajes en que
Juan describe la vida de los redimidos mas alia del
segundo adveni-miento.
"'Veran su rostro, y su nombre estara en sus frentes"
(Ap. 22:4). La fe alii es absorbida en vista. El misterio se
des-corre en gloria. La musica central de toda experiencia
pura, la cual en cierto sentido siempre se escapa de la
memoria en la tierra, ahora se recobra. Es una vida de
vision perfecta. "Siguen al Cordero por dondequiera que
va" (Ap. 14:4). Exactamente lo que eso significa, dquien
puede decirlo? Hay indicios aqui de una nueva creation
en la cual todos los redimidos participant; cielos nuevos y
tierra nueva, universos nuevos que toda-via no existen,
nuevas invenciones y obras de arte celestiales, en las
cuales con Crista participaremos. "El Senor Dios Todo-
poderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no
tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella;
porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera" (Ap. 21:22, 23). La vida de los redimidos es
una vida de comunion eterna. En la tierra de Emanuel
nada puede interponerse entre el Padre y sus hijos. Ellos
andan en la luz, asi como el esta en la luz. Aqui sobre la
tierra nuestra comunion con el Senor es a lo me-jor
interrumpida, espasmodica, umbrosa e insatisfactoria. Pero,
bendito sea su santo nombre por siempre, el nos ha
prometido llevarnos al arbol de la vida, y que entonces
participaremos de un companerismo que sera
permanente, como es la comunion del Padre, del Hijo y
del Espiritu Santo. Sin termino sera nuestro gozo,
inmarcesible nuestra satisfaction. "Despues me mostro un
rio limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal,
que salia del trono de Dios y del Cordero. En medio de la
calle de la ciudad, y a uno y otro lado del rio, estaba el
arbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes
su fruto; y las hojas del arbol eran para la sanidad de las
naciones.
114
Y no habra mas maldicion; y el trono de Dios y del
Cordero estara en ella, y sus siervos le serviran" (Ap.
22:1-3). Estos simbolos divinos declaran cuan absolutas
son las satisfacciones que tendremos en Dios por siempre.
"Ya no tendran hambre ni sed, y el sol no caera mas sobre
ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que esta en
medio del trono los pastoreara, y los guiara a fuentes de
aguas de vida; y Dios enjugara toda lagri-ma de los ojos
de ellos" (Ap. 7:16, 17). Puede haber algo mas
maravilloso, mas encantador, mas divino ? Esta es la vida
de Jerusalem la ciudad de oro. Esta es nada menos que la
vida de Dios mismo. Es a esta vida que el pueblo de Dios
viene cuan-do Crista venga otra vez.
IV
Un punto final. Nuestro Senor nos muestra en estos
ad-mirables versiculos lo que sera el patron de nuestro
andar en la luz de su venida,
"Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener
dere-cho al arbol de la vida." Hay muy poca duda de que
esta lectura sea la correcta, aun cuando otras versiones
dicen, "Bienaventurados los que guardan sus
mandamientos." El peso de la autoridad de los
manuscritos esta grandemente en favor de esta redaction;
y, desde luego, esta en pleno acuerdo con los enfasis
principales del Apocalipsis. Juan siempre enfatiza la
necesidad de limpieza y pureza del corazon si es que
alguna vez habremos de entrar en la ciudad santa. Pero
aun cuando esto es indudablemente cierto, no es menos
cierto que los puros de corazon son los que guardan los
mandamientos del Senor. "He aqui, vengo; en el rollo del
libro esta escrito de mi; el hacer tu voluntad, Dios mio,
me ha agradado, y tu ley esta en
115
medio de mi corazon" (Sal. 40:7, 8). El redimido del aqui como sus representantes. ^Como debe ser nuestro
Senor se goza en cumplir la ley de su Senor. Y es esto andar hasta el dia de su regreso?
para lo cual el Senor nos convoca. "Bienaventurados los Sugiero que en una de las parafrasis del tercer
que lavan sus ro-pas, para tener derecho al arbol de la capitulo de la primera epistola de Juan tenemos un
vida, y para entrar por las puertas en la ciudad." bosquejo muy claro de nuestro deber cristiano. La
Ahora, no sabemos cuando el vendra. Nuestro Senor parafrasis comienza con el versiculo familiar:
nos ha dicho, "Pero de aquel dia y de la hora nadie sabe, Mirad que amor, cuan grande amor,
ni aun los angeles que estan en el cielo, ni el Hijo, sino el El Padre nos mostro:
Padre" (Mr. 13:32). Nos ha dejado, sin embargo, un Que un pecador llamado sea
trabajo para hacer. Nos ha dado talentos, y nos ha dicho, Vn hijo del alto Dios.
"Ocupaos hasta que yo vuelva" (Lc. 19:13). Cuando
vendra, nosotros no lo sabemos. Lo que nos dice es, "He Esto es, como hemos visto en todos estos estudios, el
aqui, vengo en breve." funda-mento de todo. Mediante la misericordia de Dios
somos intro-ducidos en la familia de la fe.
Bien pudiera ser cuando el dia amanezca
Y el sol otra vez en el cielo aparezca, Que No lejos de el, sino hechos ya
al mundo, ya resplandeciente de gloria, Cercanos por su sangre,
Jesus por los suyos vendra. Aceptos somos en el Amado
Ante la faz del Padre.
Tambien puede ser que cual orbe del dia
Flamee la tarde o la noche sombria En luz Esta es la gloria de la obra de gracia. Y sin embargo,
eternal, porque al mundo con gloria Jesus cosas mas grandes nos esperan.
por los suyos vendra.
Aun no ha revelado Dios Lo
Los santos del cielo descienden y cantan que pronto hemos de ser; Mas
Con angeles mil que al Senor acompanan, cuando venga el Senor,
Pues ya con poder, majestad y gran gloria Seremos como el es.
Jesus por los suyos vendra.
Con tan bendita esperanza
Mas santo quiero ser; Mas
;Ah, gozo de veras! Pero tal conocimiento esta escondido semejante al Senor A quien
de nosotros. Todo lo que el Senor ha dicho es, "He aqui, pronto he de ver.
vengo presto", y "Ocupaos hasta que yo vuelva." fil nos
ha dejado

116 117
Estas ultimas cuatro lineas indican claramente la clase de Vosotros, siervos de Jehovd,
con-ducta que el Senor espera de nosotros. "Mas santos En vuestro puesto esperad;
queremos ser." Una vida de santidad es la unica Old lo que el os hablard;
preparation verdadera para la gloria. Vigilantes siempre estad.
Siempre tendremos la tentacion de ser completamente
orto-doxos en nuestra doctrina y sin embargo negar su Vuestras lamparas encended, Su
poder. Hay maneras en que pueden presentarse las grandes durea llama arreglad; Presto
verdades del segundo advenimiento, que son puramente centos delante de el, Y a su
academicas si acaso no politicas. Hay cierta familiaridad nombre augusto temblad.
con la escatologia cristiana que no involucra ningtin
anhelo, ningun deseo, ninguna espe-ranza exultante. Velad, os dice el Salvador;
Libremonos de todas esas experiencias falsi-ficadas. Mientras hablamos, cerca el
<<Que haremos a la luz de su venida? Nos propon- esta; Si veis su mano de dolor, Es
dremos conseguir la salification y la victoria en nuestra que muy pronto aparecerd.
vida espiritual. Procuraremos la voluntad de Dios.
Viviremos como extranjeros y peregrinos aqui, sabiendo jMuy feliz el siervo aquel
que este mundo no es nuestro hogar, que simplemente Que espera en esta actitud!
estamos pasando por el. Jesus del cielo vendra por el
Sus mandamientos vendran a ser nuestra norma y A coronarlo por su virtud.
delicia; y "sus mandamientos no son gravosos" (1 Jn.
5:3). He aqui algunos: "Andad en el Espiritu" (Ga. 5:16). Cristo en persona ofrecerd El
"Que os ameis unos a otros" (Jn. 15:12). "Escudriiiad las gran banquete de gozo real;
Escrituras" (Jn. 5:39). "Orad sin cesar" (1 Ts. 5:17). Y al buen siervo distinguird
"Sobrellevad los unos las cargas de los otros" (Ga. 6:2). Entre la hueste angelical.
Todo esto nuestro Senor lo ordena. Procuremos hacer su
voluntad en nosotros, asi como es hecha en el cielo. Que el Senor nos ayude a todos a velar asi, "hasta
Fue por esta clase de fidelidad que Felipe que el venga".
Dodddridge oraba, y de la cual escribio, alia por siglo
dieciocho. Era un ministro del Evangelio, un siervo
devoto de su Senor, y vivio una vida de servicio singular
en su generation. Tenia solo cuarenta y nueve anos de
edad cuando el Senor le llamo a dejar su tarea. Pero el
habia orado pidiendo la gracia de la fidelidad, y
permanecia fiel cuando sintio que su Senor venia por el.
He aqui algunas de sus lineas:

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