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Señor Doctor
LUIS FERNANDO DUQUE R.
Rector Encargado Universidad de Antioquia Ciudad.
Esta Junta, se ha caracterizado en sus relaciones con la Rectoría, por una extrema cortesía
una gran franqueza y una prudencia desmedida, cuyos frutos ahora empezamos a cosechar.
Pese a ser usted, señor Rector, una dura imposición para la comunidad universitaria y un
ejecutor de directrices reñidas con nuestros ideales académicos, hasta el momento hemos
permanecido simplemente vigilantes ante sus determinaciones y en el peor de los casos las
hemos rechazado con altura. Casi que podría decirse que nuestra función ha sido la de
mantener el orden dentro de la institución, sufriendo de manera analítica los duros golpes
que las directivas propician permanentemente al profesorado, como ocurrió frente a los
problemas de las decanaturas de Medicina y de Derecho.
Su medida no es aislada. Ella tiene relación con muchas otras de carácter interno y en
general con planes nacionales. Por ejemplo, cuando se produjo hace varios meses la
determinación de no admitir nuevos alumnos en el presente semestre, pese a la existencia
de cupos y sin necesidad de recursos ex-tras, nosotros indicamos el significado que tendría
esa medida. La explicación satisfactoria nunca nos fue dada y pese a que se nos demostró
que cronológicamente no se podría atender el proceso de ad-misiones a partir de la fecha de
nuestra solicitud, nunca se nos explicó por qué varios meses antes ya las otras
universidades del sistema de admisión unificada sabían que nosotros no haríamos ad-
misiones y que por lo tanto podrían hacer uso de los cuestionarios. Con la no admisión,
usted propició un desequilibrio entre el número de docentes y el número de estudiantes,
desproporción que últimamente ha venido explotando en sus disertaciones y que sin duda
sirve también para justificar internamente la medida a la cual nos referimos.
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Prescindir de veinticinco docentes, despilfarrando la capacitación y la experiencia de ellos,
obtenidas fundamentalmente a través de su trabajo en la Universidad, desatendiendo el
parecer de los consejos académicos y a los señores decanos más directamente afectados por
su medida, partiendo incluso de la premisa de que en la casi totalidad de los casos se está
frente a docentes de altas cualidades, todo ello con el pretexto de atender un requisito
aislado del estatuto del profesorado, reglamento es-te, sometido actualmente a revisión, es
una medida que caotiza académicamente a la universidad a menos de quince días de la
iniciación de un semestre lectivo y que impone la necesidad de improvisar profesores, con
las consecuencias evidentes para el nivel académico de la Universidad que es precisa-mente
el pretexto esgrimido para la determinación. Tampoco dice mucho del aspecto humano y
social, ni del sentimiento de justicia, la medida adoptada por usted. Los profesores reciben
el ultimátum en el momento en que hacen uso de sus vacaciones, usted impide la mediación
de la Junta Directiva de la Asociación de Profesores y ajeno a cualquier sentimiento
humano aplica inflexible una norma, jurídicamente discutible, creando fuera del problema
académico, principal preocupación nuestra, un problema físico y moral a veinticinco
buenos servidores de la Universidad y a sus familias. Si ese mismo fuera su celo frente a
todas las normas y principalmente frente a aquellas que benefician a los profesores, no nos
habría extrañado su actitud.
Hemos ofrecido siempre nuestro aporte en todo lo que diga relación a mejorar
académicamente a la Universidad, pero nos resulta claro que ese no es el sentido de lo que
ahora se está haciendo. Por eso, rechazamos su medida y como universitarios nos
avergonzamos de ella y le expresamos que hemos dejado de encontrar sentido a la política
de entendimiento que durante el período de la actual Junta Directiva hemos mantenido
inflexiblemente.
Atentamente,