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ENCICLOPEDIA MÉDICO-QUIRÚRGICA – 36-740-A-10

36-740-A-10

Accesos venosos percutáneos


en el paciente adulto
P. Alhomme F. Le Queau
M. C. Douard S. Boudaoud
C. Ardoin B. Eurin

Como la mayoría de los actos médicos, el uso de la vía intensivos, y posteriormente en las unidades de nutrición
venosa ha originado en estos últimos años una gran diver- parenteral y de oncohematología. En estas unidades, y
sificación y complejidad de los materiales y métodos nece- más recientemente en las de enfermedades infecciosas
sarios para su ejecución. (pacientes con SIDA), se suelen utilizar desde el inicio del
Los accesos venosos se dividen en dos grandes grupos: tratamiento, ya que la causticidad de las sustancias per-
los accesos venosos superficiales, en los que se puede fundidas induce alteraciones precoces e irreversibles en el
visualizar y palpar la vena supraponeurótica que se puncio- sistema venoso de los pacientes a los que se administran
na, y los accesos venosos profundos, en los que no se
por vía periférica.
visualizan las venas supraneuróticas puncionadas de gran
El uso frecuente de los accesos venosos, tanto periféricos
calibre, pero cuyas dimensiones, situación y referencias
como centrales, puede provocar numerosas complicacio-
varían muy poco de un individuo a otro. Se emplea la deno-
nes. Dada la gravedad de algunas de ellas, todo anestesió-
minación de acceso periférico cuando la extremidad del
catéter se sitúa en una vena periférica, de pequeño calibre logo-reanimador debe conocer perfectamente las indica-
y de flujo sanguíneo reducido, y acceso central cuando ciones y contraindicaciones de las diferentes técnicas.
dicha extremidad se sitúa en una vena endotorácica, por lo Debido a ello, analizaremos sucesivamente:
general la vena cava superior. — el material de acceso venoso;
Desde hace unos treinta años se están utilizando las técni- — las técnicas de acceso venoso;
cas de cateterismo venoso central, inicialmente en el — sus complicaciones;
quirófano y los servicios de reanimación y de cuidados — sus indicaciones y contraindicaciones.

Material Material de acceso venoso


Material metálico (fig. 1)
Existen dos categorías fundamentales: el material metálico
y el plástico. Para su conexión a los dispositivos de inyección Agujas convencionales
(jeringas, tubos de perfusión) se emplea un sistema forma- Están formadas por un fuste metálico y un cono de cone-
do por dos estructuras troncocónicas, macho para las jerin- xión de metal o plástico. Es difícil sujetarlas con la mano,
gas y los tubos y hembra para el material de acceso venoso; por lo que la punción resulta muy incómoda si no se mon-
puede ser de tipo normalizado Luer (conicidad 6 %) o tan previamente en el extremo de una jeringa, de un siste-
Luer-Lock (misma conicidad pero con un cierre de seguri- ma de extracción de muestras o de un tubo de perfusión.
dad que impide la desconexión del conjunto). Estos mate- Han sido abandonadas en esta última indicación en benefi-
riales se fabrican en distintos diámetros que permiten ade- cio de las agujas epicraneales y los catéteres cortos, su uso se
cuar el tipo de líquido de perfusión utilizado al calibre de limita casi exclusivamente a la inyección venosa simple (o a
vena escogido por el cirujano. En el cuadro I se indica la
las extracciones de muestras).
correspondencia entre el diámetro exterior, medido en
milímetros, y las dos normas principales. Agujas epicraneales
Concebidas originalmente para la perfusión a través de las
venas del cuero cabelludo del neonato y el lactante, a veces
se emplean también en el paciente adulto. Están formadas
Philippe ALHOMME: Praticien hospitalier. por una aguja corta (de 2 a 3 cm) de paredes finas y bisel
Marie-Cécile DOUARD: Praticien hospitalier.
Catherine ARDOIN: Praticien hospitalier. corto, cuyo diámetro habitual (para los adultos) oscila entre
Franck LE QUEAU: Chef de clinique-assistant. 0,8 y 1,6 mm; la aguja está montada sobre una base de plás-
© Elsevier, París

Saïd BOUDAOUD: Praticien hospitalier. tico con una o dos aletas que facilitan la prensión y permi-
Benoît EURIN: Professeur des Universités, praticien hospitalier.
Service d’anesthésie-réanimation chirurgicale (Pr Eurin), hôpital Saint-Louis, ten su inmovilización sobre la piel. El conjunto está unido a
1, avenue Claude-Vellefaux, 75475 Paris cedex 10. un tubo flexible de 10 a 30 cm de longitud que termina en

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Aguja de paredes finas
y bisel corto Base de polipropileno
Triple bisel

Tubo hipodérmico recubierto de silicona


La aleta permite sujetar Identificación
la aguja con mayor seguridad de los diámetros mediante
durante la inserción un código de color
A

Tubo especial que puede


doblarse sin interrumpir
el flujo de líquido

Adaptador Luer con


sistema de bloqueo
1 Material metálico.
A. Aguja convencional
B. Aguja epicraneal
C B C. Colocación de una aguja epicraneal

Cuadro I.– Correspondencia entre los diámetros exteriores de las Material plástico
agujas, las cánulas y los catéteres.
Son muy numerosas las sustancias plásticas que se han utili-
Gauge («calibre EE.UU.») Milímetros
zado sucesivamente, a medida que iban siendo descubier-
tas, con el objeto de conseguir una mejor tolerancia por
27 G 0,42 parte del organismo (mejor superficie, ausencia de trom-
25 G 0,52 bogenicidad, ausencia de liberación de sustancias tóxicas,
irritantes o alergénicos). Actualmente, la mayoría de esos
24 G 0,57
materiales están recubiertos de silicona para mejorar su
23 G 0,65 tolerancia, ya que los fenómenos de trombosis local son
22 G 0,72 menos frecuentes debido a la impermeabilidad de la silico-
na. Las sustancias más utilizadas son el teflón, la silicona y el
21 G 0,83
poliuretano. Prácticamente se han abandonado el polietile-
20 G 0,91 no y, sobre todo, el cloruro de polivinilo (PVC), debido a su
19 G 1,08 menor tolerancia.
18 G 1,28 Catéteres cortos (o cánulas) (fig. 2)
17 G 1,49 Normalmente son de teflón recubierto de silicona o poliu-
16 G 1,66
retano; están montados sobre una aguja guía interna que
permite atravesar la piel y la pared venosa gracias a su bisel.
15 G 1,84 La aguja tiene en el extremo contrario una cámara transpa-
14 G 2,13 rente que permite visualizar el posible reflujo sanguíneo.
13 G 2,44
Estas cánulas suelen tener una longitud de 4 a 8 cm y los
diámetros disponibles van de 0,7 a 2 mm. Pueden incorpo-
12 G 2,79 rar diversos accesorios: aletas de fijación, obturadores adap-
11 G 3,07 tables, puntos para la inyección extemporánea con válvula
10 G 3,43
antirretorno, etc.
Las cánulas dotadas de un dispositivo contra las punciones
Charrière («calibre francés») Milímetros
accidentales constituyen una categoría aparte. Una vez pun-
3F 1,00 cionada la vena, se introduce la cánula en la misma. Este
3F 1,33 movimiento provoca la extracción de la aguja, que se inserta
y se bloquea en una funda rígida, formando un conjunto no
3F 1,66
desmontable que protege al operador (y al personal) del ries-
3F 2,00 go de herirse con el bisel de la aguja.
3F 2,33 Catéteres largos
3F 2,66 En 1985, Hoshal definió las características de un catéter
3F 3,00 ideal [51]: éste debería ser «biocompatible, no trombogéni-
co, blando, flexible y al mismo tiempo sólido, tener un
10 F 3,33
cociente diámetro interior/diámetro exterior elevado, ser
radioopaco y poseer conexiones de seguridad de tipo Luer-
Lock». Este catéter ideal no existe: cualquiera que sea el
un sistema de conexión Luer, gracias al cual la aguja es material utilizado, siempre persisten riesgos de infección y
independiente de los movimientos del tubo de perfusión. de trombosis. No obstante, estas complicaciones serían
Para la punción venosa se juntan las aletas y se sujetan entre mucho más frecuentes si se empleasen catéteres rígidos [90].
el índice y el pulgar. Así, por ejemplo, no se pueden utilizar durante mucho

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

2 Colocación de una cánula con


aguja interna.
A. Penetración en la vena.
B. Extracción de la aguja.
C. Cánula colocada.

A B C

A E

B F

C G

3 Método de Seldinger basado en el uso de un dilatador de vena.


A. Punción venosa - introducción de una guía flexible.
B. Extracción de la aguja.
C. Introducción de la cánula de dilatación y de la vaina externa.
D. Extracción de la guía flexible.
D E. Extracción de la cánula de dilatación.
F. Introducción del catéter.
G. Extracción de la vaina externa.

tiempo materiales como el polietileno, el PVC o el teflón, ya Los catéteres se presentan en estuches estériles que inclu-
sea debido a una adhesividad bacteriana importante [2] o yen a veces su correspondiente sistema de introducción;
un riesgo tromboembólico [86] mayor. suelen ser radioopacos para facilitar su localización radio-
lógica. Su longitud suele oscilar entre 30 y 50 cm y su diá-
El estudio de Di Costanzo et al [34], que comparaba el com- metro (para pacientes adultos) entre 1,5 y 2 mm. Su sistema
portamiento in vivo de diversos materiales (polietileno, de conexión proximal es de tipo Luer Lock.
teflón, silicona y poliuretano), ha confirmado la neta supe- — El medio de introducción más antiguo es una aguja metá-
rioridad de los dos últimos: son menos traumáticos para el lica externa, de un diámetro superior al del catéter. Con esta
endotelio venoso y provocan menos trombosis vasculares. aguja se punciona la vena, y a través de ella se introduce
Por estas razones, la mayoría de los operadores se inclinan seguidamente el catéter sin retirar su funda de protección
preferentemente por los mismos [13, 35, 40, 41, 52, 63, 74, 89]. Cabe hasta que su extremo haya quedado presumiblemente en
señalar que no todos los poliuretanos son equiparables: los una posición adecuada; a continuación se retira la aguja. El
hidrómeros del poliuretano son menos trombogénicos que primer inconveniente de las agujas externas es su diámetro,
la silicona, mientras que las primeras generaciones de que puede agravar las consecuencias de las posibles lesiones
poliuretanos lo son mucho más [11]. de los órganos vecinos. El segundo inconveniente es el ries-

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go importante de seccionar el catéter con el bisel durante las tizando la fijación del catéter. Para retirar este material hay
maniobras de introducción; además, este riesgo puede per- que practicar una incisión quirúrgica; es peligroso tirar del
sistir «bajo el apósito» si la aguja no es desmontable, aunque mismo, ya que se puede romper el catéter [62].
ésta disponga de un dispositivo (plaqueta o clip) para neu-
Catéter de Groshong (fig. 5)
tralizar su bisel. Esta técnica resulta especialmente peligrosa
y debido a ello se ha ido abandonando progresivamente. Es un catéter de silicona, cerrado por su extremo distal y
— Otro sistema de introducción más reciente consiste en provisto de un sistema «antirreflujo» (una hendidura longi-
una cánula de plástico de gran calibre con una aguja guía: una tudinal de algunos milímetros). Bajo el efecto de una pre-
vez puncionada la vena se retira la aguja guía, se desliza el sión positiva (inyecciones) o negativa (extracciones), los
catéter a través de la cánula y se retira ésta de la vena. No bordes de la «válvula» se levantan o se invaginan, permi-
existe ningún riesgo de seccionar el catéter con la aguja, tiendo las perfusiones o las extracciones sanguíneas. En
pero las maniobras de búsqueda de la vena siguen siendo estado de equilibrio la válvula está cerrada y los líquidos no
peligrosas debido al diámetro del conjunto cánula/aguja pueden franquear este dispositivo antirreflujo: por consi-
guía. guiente, de nada sirve la maniobra habitual de buscar un
reflujo espontáneo. La principal ventaja de este sistema es
— La técnica descrita por Seldinger [81] debe su éxito pre-
la supresión del riesgo de embolia gaseosa (o de hemorra-
cisamente a esta razón: la vena se punciona con una aguja de
gia) en caso de desconexión accidental del tubo de perfu-
pequeño calibre por la que se puede introducir una guía
sión; además, no es necesario heparinizar el catéter y basta
metálica flexible, recta o moldeada en forma de J. Al retirar
un simple enjuague con suero fisiológico.
la aguja, la guía permite dirigir la introducción de una cánu-
la por medio de la cual se coloca el catéter después de extra- Catéteres multilumen (2 ó 3 luces)
er la guía. Esta técnica presenta la ventaja de que permite Normalmente son de poliuretano y se suelen destinar a los
efectuar la punción con una aguja más fina que la usada en pacientes de reanimación; permiten la administración
las técnicas convencionales, con lo que se limitan las conse- simultánea de varios fármacos. Algunos están provistos de
cuencias en caso de punción accidental de un órgano veci- un manguito de colágeno en su segmento tunelizable
no y se reduce el riesgo de fugas alrededor del catéter. impregnado de sales de plata, que tendría un efecto preven-
— Existe una variante (fig. 3), utilizada inicialmente para tivo contra las infecciones en el punto de emergencia a tra-
introducir catéteres de gran calibre para mediciones hemo- vés de la piel; no se pueden usar de forma prolongada, ya
dinámicas (sondas de Swan-Ganz), que combina las dos téc- que el manguito de colágeno se reabsorbe en 3 ó 4 semanas.
nicas previas y es el método más utilizado en la actualidad:
Catéter de sitio de inyección implantable
una vez colocada dentro de la vena, la guía metálica flexible
o «catéter de cámara»
dirige la introducción de un dilatador venoso que consta de
dos partes: una fina cánula interna de dilatación, relativa- Consiste en un catéter de silicona cuyo extremo proximal
mente puntiaguda, que penetra fácilmente en la vena desli- está conectado a un pequeño depósito que se implanta qui-
zándose sobre la guía, y una vaina externa de gran diámetro. rúrgicamente en los tejidos subcutáneos del paciente (fig.
Para introducir esta última a través de la piel es imprescindi- 6); esta «cámara» es un depósito de titanio o resina que
ble practicar una pequeña incisión con un bisturí de punta incluye una membrana (o tabique) de silicona de 4-5 mm de
fina. Una vez que se ha introducido la vaina externa en la espesor para permitir las inyecciones, perfusiones y extrac-
vena, se procede a retirar la cánula de dilatación; la vaina ciones sanguíneas. Este tipo de catéter evita que se someta al
queda lista para recibir el catéter al cual está destinada. paciente a múltiples punciones periféricas. Aparte de la fija-
— Algunos materiales permiten, mediante una conexión ción y la perfecta protección del catéter, la principal ventaja
adicional integrada en un costado de la vaina externa del de este material es la falta de continuidad entre el medio
catéter, la administración simultánea de una perfusión exterior y la circulación del paciente, lo que limita el riesgo
mientras se usa la sonda de Swan-Ganz; al retirar esta última de infecciones y suprime el riesgo de embolia gaseosa.
se puede seguir utilizando la vaina externa como vía venosa El catéter de cámara se utiliza en oncohematología (qui-
provisional o introducir un catéter convencional que, si es mioterapia repetida y prolongada), en nutrición parenteral
necesario, se puede usar de forma prolongada. prolongada o en pacientes con SIDA para la administración
de antivíricos; también se usa en pacientes con mucovisci-
— Los catéteres de silicona son tan flexibles que para poder
dosis cuando es imposible el acceso venoso. Desde hace
introducirlos en la vena hay que emplear una guía semirrí-
algunos años existen modelos implantables de doble cámara
gida, de metal o de plástico. Debido a su gran fragilidad (al
que están unidos a un catéter de doble luz y permiten la
menos con los diámetros usados habitualmente) son bas-
administración simultánea de fármacos incompatibles
tante vulnerables a los cortes accidentales. A pesar de estos
entre sí.
inconvenientes, son muy utilizados debido a su excelente
tolerancia fisicoquímica y clínica. PAS-Port [84]
Está formado por una cámara muy pequeña conectada a un
Diferentes tipos de catéteres largos
catéter de poliuretano introducido por vía antebraquial en
Catéter venoso central estándar o «de emergencia cutánea» la red venosa de la cava superior; la cámara se implanta en
Se trata de un catéter de elastómero de silicona o de poliu- el tejido subcutáneo de la cara anterior del antebrazo del
retano, con una sola luz, que se puede tunelizar (véase más paciente (fig. 7A). Para controlar la posición del catéter se
adelante) y que tiene un adaptador de conexión externo, emplea el Cath-Finder [85] (fig. 7B), un sistema de emisión
fijo o amovible según los modelos, que es conveniente fijar y detección de campos electromagnéticos que permite una
fuertemente a la piel. localización peroperatoria relativamente exacta (con una
precisión de casi 2 cm) del extremo distal del mandril del
Catéter de Hickman-Broviac o catéter «de manguito» catéter (fig. 7C). Esta técnica de localización no invasiva,
Consiste en un catéter de silicona estándar que incluye en que evita recurrir a un amplificador de brillo (a menudo no
su segmento tunelizable uno o dos manguitos de dacrón disponible), no está exenta de una posible colocación erró-
(fig. 4). Algunos días después de colocado el catéter, las nea en la arteria mamaria interna y, por lo tanto, no exime
células del tejido subcutáneo colonizan el manguito, garan- de un control radiológico postoperatorio.

página 4
Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

4 Catéter de manguito.
A. Mandril.
B y C. Conexiones del catéter.
D. Catéter.
E. Manguito de dacrón.

— como consecuencia de los avances en la química de los


plásticos, las soluciones de perfusión siguen el mismo cami-
A no que los productos sanguíneos (abandono de los frascos
de vidrio a favor de las bolsas flexibles), con la consiguien-
te disminución del riesgo de embolia gaseosa;
B — los tubos de perfusión han mejorado: su zona de látex para
las punciones ha sido sustituida por una llave de tres vías, y se
ha incorporado un filtro a la toma de aire (desembragable),
C que ha quedado incorporada a la cámara de goteo, que tam-
bién está provista de un filtro antipirógenos de 0,2 µm; el
5 Catéter de Groshong: funcionamiento de la válvula. extremo del tubo tiene una conexión de tipo Luer-Lock;
A. Inyección. — los aparatos (bombas volumétricas, jeringas autoimpul-
B. Oclusión en reposo.
C. Aspiración.
sadas, alarmas) y los accesorios (reguladores de flujo, filtros
antiagregados, regletas de perfusión) también han mejora-
do y cada vez son más utilizados.

Técnicas

Accesos venosos superficiales


Reseña anatómica (fig. 8)
A La morfología y el volumen del panículo adiposo, así como
la existencia de posibles antecedentes recientes o pasados
de perfusiones en un paciente, influyen considerablemente
en la cantidad y la calidad de las venas disponibles; debido
a ello, esta reseña anatómica será muy superficial, siendo
necesario efectuar una evaluación en cada paciente después
de llenar las venas colocando un torniquete venoso por
encima del territorio a examinar.
Venas superficiales del miembro superior
El arco venoso dorsal de la mano, que nace de las venas
digitales, da origen a las tres principales venas superficiales del
antebrazo:
— la vena radial superficial nace en el borde externo del
antebrazo, al nivel de la tabaquera anatómica, y asciende
oblicuamente y por el interior para desembocar en medio
del pliegue del codo, en donde se divide en dos ramas: una
B interna, la vena mediana basílica, y otra externa, la vena
6 Catéter de cámara. mediana cefálica;
A. Corte transversal del sitio de inyección. — la vena cubital superficial nace del extremo interno del
B. Una vez colocada. arco dorsal de la mano y discurre a lo largo del borde inter-
1. Tabique de silicona; 2. Depósito de titanio; 3. Salida del catéter. no del antebrazo para juntarse a la altura de la epitróclea a
la vena mediana basílica, con la que forma la vena basílica
braquial;
— la vena cefálica accesoria nace en la cara posterior del ante-
Material de perfusión
brazo, contornea su borde externo a la altura del pliegue
Ha evolucionado un poco a lo largo de los últimos años, del codo y se junta con la vena mediana cefálica, formando
habiéndose impuesto algunas tendencias: la vena cefálica braquial.

página 5
B

7 Pass-Port y Cath-Finder.
A. PAS-Port colocado en la cara anterior del antebrazo (según [79]): 1. Vena
basílica; 2. Vena cefálica; 3. Vena mediana basílica; 4. Vena mediana cefálica;
5. Vena radial accesoria.
B. Cath-Finder: 1. Generador electromagnético; 2. Localizador móvil (según [85]);
3. Conjunto catéter-electrodo (en el círculo: primer plano del extremo); 4.
Electrodo; 5. Catéter.
C. Detección del extremo del catéter mediante el localizador móvil (según [85]):
1. Conjunto electrodo-catéter; 2. Extremo del catéter; 3. Luz amarilla encen-
dida; 4. Cerca del extremo (zona amarilla); 5. Más allá del extremo (zona roja); C
6. Luz roja encendida

A B C

8 Resumen anatómico de las principales venas superficiales.


A. 1. Vena cubital superficial; 2. Vena radial superficial.
B. 1. Parótida; 2. Glándula submaxilar; 3. Vena yugular oblicua anterior; 4. Músculo esternocleidomastoideo; 5. Músculo cutáneo del cuello; 6.
Músculo trapecio; 7. Vena yugular externa; 8. Vena articular posterior.
C. 1. Vena safena interna.

Las venas superficiales del brazo son dos: Venas superficiales del miembro inferior
— la vena basílica, que discurre a lo largo del borde interno Como ocurre con la mano en el miembro superior, el retor-
del bíceps para atravesar la aponeurosis hacia la parte no venoso del pie se reúne en un arco dorsal superficial. En
media del brazo y desembocar en la vena humeral interna; su extremo interno nace la vena safena interna, que pasa por
— la vena cefálica, que discurre por el borde exterior del delante del maléolo interno, asciende por la cara interna
brazo para sumergirse en la profundidad del surco delta- de la pierna, pasa por detrás del cóndilo femoral y describe
pectoral e ir a desembocar en la vena axilar, formando el sobre el muslo una trayectoria oblicua hacia arriba y hacia
cayado de la vena cefálica. el exterior para ir a desembocar en la vena femoral, unos

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

centímetros por debajo del arco crural (cayado de la safe- cir el catéter «a la fuerza» se corre el riesgo de perforar la
na). En el extremo externo del arco dorsal nace la vena safe- vena y crear una falsa ruta extravascular; por consiguiente,
na externa, que pasa por detrás del maléolo externo y discu- no es una solución recomendable. Se ha descrito una téc-
rre por la cara posterior de la pierna; desaparece en la pro- nica para la vena yugular externa [9] con una guía en forma
fundidad de la parte media de la pierna y apenas se puede de J (fig. 9) que se introduce por el método de Seldinger y
utilizar en la práctica clínica. carece de los riesgos citados previamente. Una vez colocado
el catéter es necesario verificar su ubicación central (véase
Venas superficiales del cuello
más adelante). La longitud de catéter que hay que introdu-
La vena yugular externa nace en el espesor de la glándula cir oscila entre 40 y 50 cm a partir del pliegue del codo; en
parótida: accede a la superficie por detrás del ángulo man- el caso de la yugular externa, y dependiendo de la altura de
dibular y a continuación sigue una trayectoria oblicua pos- la punción, basta con introducir 10 ó 15 cm.
teroinferior, cruzando sobre el músculo esternocleidomas-
toideo (ECM) para volver a profundizar hacia el hueco Fijación, protección, control
supraclavicular y desembocar en la parte superior de la
— Es muy importante fijar correctamente una vía venosa
vena subclavia.
para evitar un posible desprendimiento accidental. Las
Existen muchas otras venas que se pueden visualizar y pun- soluciones varían dependiendo del material empleado: nor-
cionar (venas del cuero cabelludo, del tronco, etc.), pero malmente se usa esparadrapo o cinta adhesiva trasparente;
no se suelen utilizar en el paciente adulto. se suele reservar la sutura transcutánea para fijar los catéte-
res. Una precaución muy útil consiste en formar un semi-
Generalidades sobre las distintas técnicas [83]
bucle y fijar firmemente el tubo de perfusión a una cierta
— El primer tiempo de la punción consiste en hacer apare- distancia del acceso venoso para proteger de este modo su
cer las venas superficiales con la ayuda de un torniquete. fijación.
Para que la punción resulte sencilla, es necesario ver y sobre — El apósito debe cumplir dos funciones esenciales: prote-
todo palpar la vena. Se puede facilitar la identificación ger perfectamente el punto de penetración en la piel para
mediante el masaje o la percusión de la zona que atraviesa, evitar la contaminación bacteriana y permitir al mismo
la inclinación de la extremidad, el calentamiento y tranqui- tiempo la inspección sin problemas de las condiciones loca-
lizando al paciente. les; una solución eficaz y económica consiste en utilizar
— Una vez localizada la vena, se desinfecta minuciosamen- pequeños apósitos trasparentes autoadhesivos.
te (durante 2-3 minutos) la piel con un antiséptico (clorhe- — El control es fundamental: se deben examinar dos veces al
xadina o polividona iodada) y con el pulgar de la mano día la curva de temperatura y las condiciones locales para
libre se estira ligeramente la piel por debajo del punto de detectar eventuales signos de edema o de inflamación,
punción. La aguja, inclinada de 20 a 30 grados en relación dolor espontáneo o provocado, o linfangitis de la extremi-
con el plano cutáneo, perfora la piel y la pared venosa y a dad. Si se observa algún signo anormal hay que proceder a
continuación avanza tangencialmente al eje de la vena para retirar el material y a cambiar el punto de perfusión.
cateterizarla. Generalmente, la penetración endovenosa da
una sensación de resalto, seguida de un reflujo de sangre en
la base de la aguja (o la cánula); a continuación se introdu- Accesos venosos profundos
ce completamente la misma siguiendo la luz de la vena. Se Generalidades
afloja el torniquete y se conecta el tubo de perfusión, com-
probando el flujo del líquido, la ausencia de extravasación El acceso venoso profundo consiste en la punción de una
local y, si la vena tiene un diámetro suficiente, la existencia vena de gran calibre, que no se puede visualizar ni palpar
de un reflujo sanguíneo en el tubo bajando el frasco de per- pero sí localizar con la ayuda de determinadas indicaciones
fusión por debajo del plano de la cama. anatómicas óseas, musculares o vasculares que se mantie-
— Para puncionar la vena yugular externa hay que girar la nen constantes de un individuo a otro. En la práctica, se
cabeza hacia el lado contrario al de la punción. Para hacer puede acceder a cuatro venas: subclavia, yugular interna,
resaltar la vena se pueden emplear varios métodos: colocar axilar y femoral. Todas ellas tienen en común algunas con-
al paciente con la cabeza inclinada, pedirle que efectúa una sideraciones.
maniobra de Valsalva, comprimir el segmento inferior de la — La punción de efectúa a ciegas, a través de la piel y el teji-
vena yugular colocando un dedo en el hueco supraclavicu- do subcutáneo, y siempre existe un cierto riesgo de lesionar
lar. A pesar de estas maniobras, no siempre se consigue una los órganos vecinos; debido a las posibles consecuencias de
ingurgitación venosa adecuada; en tales casos, se recomien- estas lesiones es necesario conocer perfectamente la anato-
da montar la cánula en una jeringa y efectuar la punción mía de la región, proceder a una instalación rigurosa del
aspirando manualmente para visualizar mejor el reflujo san- paciente y conseguir la cooperación del mismo. Para efec-
guíneo. A veces, la prominencia del maxilar inferior puede tuar la punción hay que respetar un procedimiento estricta-
dificultar la punción y en esos casos es necesario doblar la mente establecido sin dejar nada librado a la improvisación.
aguja o la cánula. — A diferencia de las venas superficiales, las profundas sólo
— Para colocar un catéter central por vía superficial hay se pueden perfundir de forma prolongada por medio de un
que tomar las mismas precauciones de asepsia que cuando catéter. Debido al calibre de estas venas y a las razones habi-
se efectúa por vía profunda (véase más adelante). Por otro tuales para este tipo de abordaje venoso, el catéter suele ser
lado, con frecuencia, la inocuidad y la sencillez de la pun- de un calibre bastante importante (1,5-2 mm). La longitud
ción venosa está contrarrestada por la dificultad de catete- que hay que introducir para alcanzar una posición central
rizar la vena superficial más allá de su desembocadura en la dependerá de la vena puncionada (unos 10-15 cm para la
vena profunda (la vena cefálica en la axilar y la yugular subclavia y la yugular interna, unos 40-50 cm para la femo-
externa en la subclavia), ya que esta unión suele ser per- ral). El catéter deberá ser obligatoriamente radioopaco.
pendicular y por intermedio de válvulas. Esto explica que el — La colocación del catéter se debe efectuar en condicio-
catéter pueda tropezar en ese punto. Si se intenta introdu- nes de asepsia quirúrgica, debiendo encargarse de ello un

página 7
A B C D E

9 Guía en J: introducción por vía yugular externa (según [9]). B y C. Introducción de la guía y paso del obstáculo.
A. Catéter en el segmento alto de la vena yugular externa. D y E. Introducción del catéter y extracción de la guía.

operador y un equipo adiestrados, después de haber inmo-


vilizado completamente al paciente (bajo anestesia local). A
menudo se necesita un análisis preliminar reciente, que
comprende un recuento plaquetario, una hemostasia com-
pleta con el tiempo de hemorragia si se va a implantar un
catéter de cámara, y una radiografía pulmonar para descar-
tar un posible ensanchamiento mediastínico en caso de
enfermedad de Hodgkin o de linfoma no hodgkiniano.
— Una vez verificados la fecha de caducidad y el estado del
embalaje de los materiales utilizados, el operador se coloca
un gorro y un barbijo, se lava bien las manos y se pone una
bata quirúrgica estéril. En caso de extrema urgencia, se
puede limitar a colocarse unos guantes estériles (el catéter
introducido en estas condiciones deberá retirarse lo antes
posible y cambiarse por otro que se colocará en las condi-
ciones adecuadas si se requiere mantener una vía venosa
central [8]). Hay que limpiar (a veces también afeitar) la
piel de la zona de punción y después hay que impregnarla
minuciosa y prolongadamente (2-3 minutos) con una solu-
ción antiséptica (clorhexidina o polividona iodada). Se deli-
mita la zona así definida con campos estériles.
— Salvo en casos particulares (o si se utiliza la anestesia 10 Tunelización de un catéter estándar y tunelizador. En el óvalo:
general), es aconsejable administrar una anestesia local por extremo de un tunelizador.
infiltración con algunos mililitros de lidocaína al 1 %. Para
esta maniobra se emplea una aguja fina y algunos especia-
listas la aprovechan para localizar la vena. gica y se recubren con un apósito estéril y seco. En algunos
— Dado que la presión que existe en las venas profundas es casos se puede recorrer con el catéter un trayecto muy con-
muy baja, o incluso negativa, se recomienda colocar al siderable con la ayuda de un tunelizador muy largo.
paciente en una posición que positivice dicha presión: — Para colocar los catéteres de manguito, los catéteres de
declive moderado para el territorio de la vena cava superior, adaptador fijo y los catéteres de cámara se introduce pri-
proclive moderado para el de la cava inferior. La punción mero el manguito, la parte que incluye el adaptador fijo o
debe realizarse con la aguja montada en una jeringa vacía. la cámara; se tuneliza el catéter hasta el lugar de la punción
En estas condiciones, cuando la aguja penetra en el tronco de la vena, previamente cateterizada con un dilatador veno-
venoso (a veces se percibe una ligera sensación elástica) se so «pelable»; se introduce el catéter en la vaina del dilata-
observa un reflujo franco y masivo de sangre oscura. Si la dor venoso, y se abre éste a todo lo largo del mismo para
punción es infructuosa hay que retirar el trocar hasta el liberar el catéter (fig. 11). Ésta es una técnica muy simple
plano cutáneo antes de volver a repetir el intento, ya que si que permite ahorrarse una incisión quirúrgica, y también
se cambia de dirección cuando el bisel se encuentra en los evita la sutura del catéter (en especial con los catéteres de
planos profundos se corre el riesgo de lacerar los tejidos. Se cámara, a la salida de ésta); además, es compatible con el
debe retirar la aguja lentamente, ya que a lo largo de esta uso de un amplificador de brillo a condición de que no se
maniobra puede producirse el reflujo sanguíneo. Una vez «pele» la vaina del catéter hasta haber comprobado la
colocada, el operador separa la jeringa de la aguja procu- correcta posición del mismo.
rando no mover esta última. Se le pide al paciente que no
respire o, mejor aún, que realice una maniobra de Valsalva, Acceso de la vena subclavia
y se introduce la guía metálica espiral de Seldinger en la Reseña anatómica
aguja y, por último, se retira ésta. La vena subclavia nace de la vena axilar, en el borde exter-
— Los catéteres tunelizados simples se colocan por vía sub- no de la primera costilla, y termina por detrás de la articu-
cutánea, según el método de Seldinger, utilizando un dila- lación esternoclavicular, uniéndose a la vena yugular inter-
tador venoso para los catéteres de silicona. La tunelización na para formar el tronco venoso braquiocefálico o innomi-
consiste en practicar, a una cierta distancia (10-15 cm) del nado. Tiene una longitud de 30 a 70 cm y un calibre de 15
abordaje venoso, una contraincisión que permita a un tune- a 25 mm. Discurre transversalmente, casi horizontalmente,
lizador de punta roma (introducido bajo anestesia local de de fuera a dentro, pasando por encima de la primera costi-
su trayecto) guiar el catéter entre ambos orificios (fig. 10). lla y por delante de la cúpula pleural, quedando siempre
A continuación se cierran estos orificios con sutura quirúr- por debajo y por delante de la arteria subclavia. Al nivel de

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

triángulo de Sédillot [92] o hacia la cara posterior del extre-


mo interno de la clavícula [21].
— La vía de Carle [22, 23] (fig. 12B): esta técnica es bastante
peculiar y permite cateterizar directamente la confluencia
yugulosubclavia derecha (confluencia de Pirogoff). Se utili-
za una aguja curva, lo que en teoría permite evitar la cúpu-
la pleural y facilita el cateterismo de este vaso al reproducir
su misma forma. Es necesario elevar y desplazar hacia ade-
lante el extremo distal de la clavícula colocando un cojín
bajo el muñón del hombro. La zona de punción se localiza
en la unión de los tercios medio e interno de la clavícula. El
trocar debe dirigirse inicialmente hacia adentro y bien
hacia arriba, después «la punta describe un arco circular
cuya proyección sobre un plano frontal es primero ligera-
11 Abertura de la vaina de un dilatador venoso
mente ascendente, después horizontal y por último muy
«pelable» tras la colocación de un catéter de
cámara.
descendente, y cuya proyección sobre un plano sagital se
dirige ligeramente de adelante hacia atrás».
• Vías subclaviculares
— La vía de Yoffa [95] (fig. 12A2): hay que acostar al pacien-
la confluencia yugulosubclavia, recibe los vasos linfáticos: el
te, sin ningún cojín debajo, con la cabeza derecha y los bra-
conducto torácico a la izquierda (diámetro 4-10 mm) y la
zos estirados a los costados; el operador se sitúa detrás de la
gran vena linfática a la derecha (diámetro 1-10 mm).
cabeza del paciente. El punto de referencia es el ángulo
Debido a sus adherencias a la vaina del músculo subclavio,
«esternocleidomastoideo» (ECM), descrito por el autor
a las expansiones de la aponeurosis cervical media y a los
como el punto en el que se juntan el borde externo del
haces fibrosos cercanos, la vena subclavia permanece siem-
músculo ECM y el borde superior de la clavícula. Si bien no
pre distendida, independientemente de las condiciones
se puede visualizar, se puede identificar fácilmente en cual-
hemodinámicas del paciente.
quier paciente (independientemente de su tipo morfológi-
Técnicas co) pidiéndole que levante la cabeza. Hay que introducir la
Se han propuesto numerosas técnicas de acceso. Todas ellas aguja exactamente en ese punto y dirigirla caudalmente for-
coinciden en la necesidad de efectuar una colocación rigu- mando un ángulo de 45° con el plano sagital y de 15° por
rosa del paciente (siempre la misma) para poder disponer delante del plano frontal. Se accede a la vena después de
de indicaciones anatómicas comparables. Se instala al haber atravesado la aponeurosis cervical profunda, a una
paciente en decúbito dorsal estricto, con los brazos a lo largo distancia de 5 a 40 mm. El bisel debe orientarse hacia ade-
del cuerpo, y con una ligera inclinación para positivizar la lante para evitar que el catéter penetre en la vena yugular
presión del sistema de la vena cava superior. En la mayoría ipsolateral. Otros autores [43] han propuesto algunas modi-
de los casos, se gira la cabeza del paciente hacia el lado con- ficaciones menores: sugieren la conveniencia de precisar
trario al de la punción, para despejar la región. Estas técni- primero el punto de entrada en la vena (1 ó 2 cm por delan-
cas pueden clasificarse en subclaviculares y supraclaviculares. te del músculo escaleno anterior) antes de determinar el
punto de punción, que es más posterior y lateral.
• Vías subclaviculares
— La vía de Kilichan [56] y la vía de Haapaniemi [49] permiten
— La vía interna o de Aubaniac (fig. 12A1) fue la primera que
puncionar directamente la confluencia yugulosubclavia. El
se describió en 1952 [3]. Posteriormente han aparecido
primero recomienda penetrar «a través de las inserciones
numerosas variantes [30, 68, 73], en particular la de Borja [10],
esternales y claviculares del músculo ECM», dirigiendo la
que tiene la finalidad de mejorar la seguridad y la fiabilidad,
aguja hacia abajo y hacia adentro, deslizándola sobre la cla-
aunque todas ellas son muy parecidas a la original. Después
vícula antes de penetrar en la confluencia. El segundo reco-
de colocar un cojín bajo el hombro para abrir el ángulo cos-
mienda introducir la aguja por detrás del borde externo del
toclavicular (opcional) [58], el operador se sitúa al lado del
músculo ECM, 2 ó 3 cm por encima de la clavícula, y diri-
enfermo. Colocando el índice de la mano libre en la hor-
girla en sentido caudal formando un ángulo de 35° con el
quilla esternal puede apreciar la dirección y la profundidad
plano sagital, ligeramente por delante del plano frontal.
de la articulación esternoclavicular. El punto de punción se
Seguidamente, la aguja avanza por la cara anterior del mús-
encuentra 1 cm por debajo del borde inferior de la clavícu-
culo escaleno anterior para ir a penetrar en la confluencia,
la, a la altura de la unión entre sus tercios medio e interno.
a una profundidad de 20 a 40 mm del plano cutáneo.
Se dirige la aguja hacia adentro, ligeramente para arriba y
para atrás, hacia la cara posterior de la horquilla esternal Cuarenta años después de la primera publicación que la
para «rozar la cara posterior del extremo interno de la cla- presentó, la vía de Aubaniac sigue siendo con mucho la téc-
vícula» [4]. La aguja penetra en la vena a una distancia de nica de abordaje de la vena subclavia más utilizada, inclu-
20 a 50 cm del orificio de entrada en la piel. yendo numerosas variantes. Actualmente, se suelen preferir
— La vía externa o de Testart [88]: la zona de punción se sitúa las técnicas de punción de la vena yugular interna a la vía
en el espacio deltopectoral, entre los músculos pectoral de Yoffa, muy popular en un primer momento, sobre todo
mayor y deltoides. Se dirige la aguja 1 cm por detrás de la en los países anglosajones.
articulación esternoclavicular, efectuando una trayectoria Acceso de la vena yugular interna
frontal que permite cateterizar la vena siguiendo su eje.
— La vía mediana o de Wilson [92]: la punción se efectúa en Reseña anatómica
el punto medio de la clavícula, un dedo por debajo de su La vena yugular interna (VYI) es la principal vena profunda
borde inferior. Se orienta la aguja hacia adentro y hacia del cuello. Sale del cráneo por el agujero rasgado posterior,
arriba, paralela al plano frontal, ya sea hacia la base del por detrás de la carótida interna. Desciende casi vertical-

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2

1
A B
12 Punción de la vena subclavia.
A. 1. Vía de Aubaniac [3].
A. 2. Vía de Yoffa [95].
B. Vía de Carle [22].

mente, situándose sobre la cara anteroexterna de la caróti- aguja se introduce por debajo del músculo y se dirige hacia
da primitiva, y termina en el estrecho superior del tórax, la horquilla esternal (fig. 13A).
por detrás de la articulación esternoclavicular. Se une — Vía de Conso [27]: el sitio de punción se encuentra en la
entonces a la vena subclavia formando el tronco venoso intersección entre una línea horizontal que pasa por el
innominado; en algunas variantes anatómicas puede recibir ángulo mandibular y el borde posterior del músculo ECM,
a esa altura el conducto torácico en el lado izquierdo y/o la con la cabeza del paciente girada hacia el lado contrario al
gran vena linfática en el derecho. A lo largo de su recorri- de la vena puncionada. La aguja pasa por debajo del mús-
do está recubierta anteriormente por el músculo ECM y su culo en dirección al manubrio esternal, formando con la
aponeurosis; la separación entre las dos cabezas de este piel un ángulo de 20 a 30°. Se llega a la vena tras un reco-
músculo (esternal y clavicular) forma con la clavícula el rrido de unos 20 mm.
triángulo de Sédillot. La vena yugular interna se proyecta — Vía de Brinkman [14]: este autor propuso una técnica pare-
por detrás de este triángulo, saliendo de su vértice y diri- cida a la anterior: se punciona justo por encima de la inter-
giéndose hacia abajo y ligeramente hacia adentro. Mide sección entre el borde posterior del ECM y la vena yugular
entre 120 y 150 mm; su diámetro varía dependiendo del externa. Se llega a la vena yugular interna después de un
grado de estasis venosa y en proporción inversa al de las recorrido de 50 a 70 mm.
venas yugulares externas, y oscila entre 10 y 13 mm entre su
nacimiento y su final; la yugular derecha es más gruesa que • Vías axiales
la izquierda. Dado que, a diferencia de la vena subclavia, no — Vía de English [39]: para esta técnica es necesario aneste-
tiene ninguna relación con estructuras aponeuróticas o siar y curarizar al paciente para conseguir una relajación
fibrosas que garantizarían su repleción permanente, se muscular completa. Cuando se gira la cabeza hacia el lado
colapsa fácilmente en caso de hipovolemia. opuesto se puede palpar el segmento inferior de la vena
Técnicas yugular interna por fuera de una línea que une el borde
interno de la cabeza clavicular del músculo ECM y la apófi-
Como en el caso de la vena subclavia, y por las mismas razo- sis mastoides. El sitio de punción se sitúa ligeramente por
nes (facilidad para localizar la vena, prevención de los ries- encima y por dentro de la zona en la que mejor se percibe
gos pleurales y arteriales), se han propuesto numerosas téc- la vena, es decir, en el vértice del triángulo de Sédillot, en
nicas. También tienen en común la necesidad de instalar el borde interno de la cabeza clavicular. La aguja se dirige
correctamente y en la misma posición a todos los pacientes: hacia abajo y hacia afuera, formando un ángulo de 30 a 40°
hay que colocarlos en decúbito dorsal estricto, con los bra- con el plano cutáneo. Si la vena es muy externa, puede ser
zos a los costados. La posición inclinada, más acusada que necesario atravesar el cuerpo del ECM.
en el caso de la subclavia (20-30°), no sólo es una medida
— Vía de Daily [29]: se coloca la cabeza del paciente en posi-
de seguridad contra el peligro de una embolia aérea sino
ción normal, y el operador se sitúa por detrás de la misma.
que es, sobre todo, una condición indispensable para con-
La punción se efectúa en el centro del triángulo de Sédillot.
seguir la ingurgitación vascular. Se puede colocar un cojín
La aguja se introduce en dirección caudal, paralela al plano
entre ambos hombros, especialmente en los pacientes obe-
sagital, formando un ángulo de unos 30° con el plano fron-
sos, musculosos o de cuello corto, y en los niños [14, 39, 65]. La
tal (fig. 13B). La vena se alcanza a una profundidad de 15 a
mayoría de los autores recomiendan elegir la yugular inter-
25 mm. Si no se encuentra se reorienta ligeramente la aguja
na derecha cuyo eje coincide con el de la vena cava supe-
unos 5-10° hacia fuera. Miller propone una técnica bastan-
rior, lo que facilita el descenso del catéter y evita el riesgo
te parecida [65] que consiste en introducir la aguja por el
de «falsas rutas». Dependiendo de la localización de la zona
vértice del triángulo de Sédillot y dirigirla hacia la unión
de punción en relación con el músculo ECM (fig. 13), se
entre los tercios medio e interno de la clavícula.
distinguen las vías posteriores, las vías axiales o medianas y
las vías anteriores [25, 32, 76]. • Vías anteriores
• Vías posteriores — Vía de Mostert [69]: el operador se sitúa junto a la cabeza del
— Vía de Jernigan [54]: se gira la cabeza del paciente hacia el enfermo, que hay que girar ligeramente hacia el lado con-
lado contrario al de la punción, que se efectúa dos dedos trario al de la punción. Con los dedos índice y medio se reti-
(5 cm) por encima de la clavícula, a lo largo del borde pos- ra hacia atrás la arteria carótida primitiva. El sitio de punción
terior de la cabeza cleidooccipital del músculo ECM. La se localiza en el punto medio entre las inserciones óseas del

página 10
Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

A B C

13 Punción de la vena yugular interna. B. Vía de Daily [29].


A. Vía de Jernigan [54]. C. Vía de Mostert [69].

músculo ECM, a lo largo de su borde anterior, es decir, a


unos 5 cm de la clavícula. La aguja se dirige hacia abajo y
hacia afuera, formando un ángulo de 30-45° con el plano
frontal, hacia la unión entre los tercios medio e interno de la
clavícula, pasando por debajo del músculo (fig. 13C).
— Vía de Boulanger [12]: se coloca la cabeza en extensión y
rotación forzada. El operador se sitúa a la cabeza del enfer-
mo o lateralmente, en el lado contrario al de la punción. El
sitio de punción se localiza en la unión del borde anterior
del ECM con una línea horizontal que pasa por el borde
superior del cartílago tiroides (fig. 14). La aguja debe for-
mar un ángulo de 50° con el borde anterior del ECM y diri-
girse hacia abajo y hacia afuera, rozando la cara posterior,
como si debiera reaparecer un poco más abajo, por el borde
externo. La vena aparece después de un trayecto de 20 a
40 mm; una vez que se encuentra el eje del vaso, hay que
introducir la aguja algunos centímetros antes de introducir
el catéter. Otros autores han propuesto una variante [28] en 14 Punción de la vena yugular interna: vía de Boulanger [12].
la que se emplean prácticamente las mismas indicaciones
pero con una aguja larga y flexible.
El cateterismo de la vena yugular interna data de los años Técnicas
setenta [29, 39, 54, 69]; por consiguiente, ya tiene más de 25 años. A la vena axilar se puede acceder por dos puntos: el hueco
Se ha ganado un lugar privilegiado dentro de los accesos axilar y la región subcoracoclavicular.
venosos profundos. La mayoría de las variantes propuestas • Vía axilar [5, 6] (fig. 15)
tienen como objetivo evitar las complicaciones más frecuen- Se coloca al paciente en decúbito dorsal, con el brazo en
tes o temibles; así, algunos autores [12, 27, 28] han propuesto ele- abducción y rotación externa y la cabeza girada hacia el
var aún más el sitio de punción en el cuello para intentar lado de la punción. Después de desinfectar la zona y admi-
reducir lo más posible los riesgos pleurales y arteriales. nistrar un anestésico local, el operador localiza los latidos
de la arteria axilar; la vena se punciona por dentro de esta
Acceso de la vena axilar arteria, siguiendo el eje del brazo en el hueco axilar, ya sea
sin torniquete y a nivel del hueco axilar [5] o con un torni-
Reseña anatómica quete y algunos centímetros más abajo [6]. Los autores
La vena axilar nace de la vena basílica y se extiende desde declaran un porcentaje de éxitos del 90 al 95 %.
el borde inferior del músculo serrato mayor hasta el borde • Vía subcoracoclavicular [70, 87] (fig. 16)
externo de la primera costilla; a partir de ese punto se con- Se coloca al paciente en decúbito dorsal, en posición de
tinúa por la vena subclavia. Discurre por delante y por el Trendelenburg de 15°, con el brazo en abducción a 45°y el
interior de la arteria axilar y las ramas del plexo braquial, antebrazo extendido. Después de desinfectar la zona y admi-
por detrás del músculo pectoral menor. Pasa sobre la pri- nistrar un anestésico local, el operador marca en la piel dos
mera costilla y bajo la clavícula, por el punto de unión entre puntos de referencia: el primero 5 cm por debajo de la apó-
el cuarto externo y los tres cuartos internos de la misma. Es fisis coracoides y el segundo en el punto de unión entre el
una vena voluminosa: su diámetro medio es de aproxima- cuarto interno y los tres cuartos externos de la clavícula. El
damente 13 a 16 mm en el adulto. Es bastante sinuosa sitio de punción se localiza en la intersección entre la línea
cuando el brazo está en aducción y se vuelve casi rectilínea que une estos dos puntos y el borde interno del músculo
cuando éste se coloca en abducción a 45° del tórax. pectoral menor. La aguja sigue una trayectoria hacia aden-

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con la arteria, por dentro y a veces ligeramente por detrás
15 Punción de la vena axilar: vía axilar de la misma. Penetra en el abdomen pasando por debajo
(según [78]).
del arco y dando origen a la vena ilíaca.
a. Arteria axilar.
b. Vena axilar. Técnica
c. Borde externo del músculo pectoral
mayor. Fue descrita por primera vez por Duffy [37] en 1949 y es muy
d. Sitio de punción. sencilla: se coloca al paciente en decúbito dorsal y en posi-
ción ligeramente proclive, con la extremidad inferior elegi-
da en abducción y rotación externa; en los pacientes muy
obesos se puede necesitar una ayuda para levantar la pared
abdominal caída. El principal punto de referencia es la arte-
ria femoral, cuyos latidos puede percibir el operador con
los dedos de su mano libre. La punción se practica justo por
dentro de la arteria (a 10-15 mm de su eje), habitualmente
unos 20 mm por debajo del arco crural, de manera que la
aguja forme con la piel un ángulo de unos 30°, y siguiendo
c el eje de la extremidad (fig. 17). La vena se alcanza a una
d profundidad de 5 a 30 mm, dependiendo de la adiposidad
del paciente. Si está colapsada, es frecuente atravesarla
hasta que la aguja tropieza con la rama horizontal del pubis;
en ese caso, la sangre sólo refluye hacia la jeringa al extraer
la aguja, momento en el que se separan las paredes venosas
[47].

Control, fijación, protección, vigilancia, extracción


Control
A menudo no se puede disponer de un amplificador de bri-
llo para poder localizar el extremo del catéter; el uso del
Cath-Finder se reserva a la colocación del PAS-Port. Debido
a ello, en la práctica sólo se puede controlar la posición del
catéter inmediatamente después de su inserción. La clínica
puede permitir una presunción de que su posición es la
correcta: flujo franco y rápido del líquido de perfusión,
reflujo sanguíneo manifiesto al colocar el frasco por debajo
del plano de la cama, confirmación de fluctuaciones cardí-
acas y respiratorias en una curva de presión invasiva. Nunca
debe bastar con esta presunción y se debe realizar sistemá-
ticamente un control radiológico para verificar la posición
5
exacta del extremo distal del catéter y la ausencia de com-
plicaciones inmediatas secundarias a su colocación (falsa
ruta, hemotórax, neumotórax, etc.). Además, ciertas indi-
caciones radiológicas ayudan a evitar la introducción exce-
siva del catéter hasta el interior de las cavidades del cora-
zón; en el caso del cateterismo de las venas que drena la
cava superior, el catéter no debe proyectarse por debajo del
cuerpo de D5 en una radiografía torácica de frente [33, 64].
Dependiendo de la radioopacidad inherente del catéter y
16 Punción de la vena axilar: vía subcoracoclavicular (según [70]).
a. Apófisis coracoides. en determinadas circunstancias (obesos, dudas acerca de la
b. Pectoral menor. posición exacta del extremo del catéter), puede que sea
c. Arteria axilar. necesario opacificar el catéter inyectando algunos mililitros
d. Vena axilar. de una solución de contraste hidrosoluble durante la obten-
e. Primera indicación, subcoracoidea.
ción de la radiografía. Esta última constituye un elemento
f. Segunda indicación, unión del cuarto interno y los tres cuar-
tos externos de la clavícula.
de referencia para el «seguimiento» del catéter y un docu-
g. Sitio de punción. mento médicolegal en los países anglosajones. Para reducir
el riesgo de trombosis, hay que sustituir todo catéter cuyo
extremo no quede en situación «central», es decir, en la
tro, hacia atrás y hacia arriba, dentro de un plano que pasa
unión de la vena cava superior con la aurícula derecha [75,
por los dos puntos de referencia, y penetra en el eje de la 90
]. Por esas mismas razones, nunca se debe dejar un catéter
vena axilar a una profundidad de unos 2 ó 3 cm. Si no se
venoso central a contracorriente, formando un bucle o en
encuentra la vena, hay que repetir la punción en un plano
una «falsa ruta».
paralelo al anterior; para no dañar la cúpula pleural es impe-
rativo que la punta de la aguja no supere la clavícula. Fijación
Acceso de la vena femoral Una vez colocado el catéter, es necesario inmovilizarlo cui-
dadosamente. Una buena solución consiste en suturarlo a
Reseña anatómica la piel con un punto a la altura del adaptador Luer y con
Normalmente, la vena femoral se punciona al nivel del otro punto a la altura de su entrada en la piel. Para conec-
triángulo de Scarpa, por debajo del arco crural, entre la tar el tubo al catéter se debe emplear un sistema Luer-Lock
espina ilíaca anterosuperior y la espina del pubis. En este y se debe fijar firmemente el propio tubo a la piel con varias
punto, la vena discurre bajo la aponeurosis, en contacto tiras de esparadrapo. Estas precauciones están destinadas a

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

efectuarse en condiciones de asepsia absoluta. El gran


número de manipulaciones diarias y la gravedad del riesgo
infeccioso que conllevan justifican el empleo de determina-
dos materiales, accesorios o procedimientos (llaves y regle-
Lugar de punción tas de llaves de tres vías, filtros antibacterianos, campanas
de flujo laminar, bolsas nutritivas diarias, etc.) No obstante,
estos adelantos técnicos no deben hacer olvidar el respeto a
las normas elementales de higiene (lavado de manos) y de
disciplina.
— Se debe verificar varias veces al día la permeabilidad del
catéter (perfusión fluida y reflujo sanguíneo sin proble-
mas). La formación de coágulos en el interior del catéter es
un incidente relativamente benigno que se puede prevenir
garantizando un flujo de infusión regular y constante, para
lo que conviene utilizar una bomba de perfusión o un sis-
tema de jeringa eléctrica. También se recomienda enjuagar
el catéter con suero fisiológico después de cada administra-
ción de fármacos, extracción de sangre o transfusión. Por
último, debido al riesgo de obstrucción definitiva del caté-
17 Vena femoral en el triángulo de Scarpa. ter, se recomienda verificar la compatibilidad entre las solu-
a. Espina púbica. ciones antes de inyectarlas en el catéter o el tubo.
b. Cayado de la safena.
c. Triángulo de Scarpa. Si se utiliza de modo intermitente un catéter de emergen-
d. Nervio crural. cia cutánea, después de enjuagar con suero fisiológico y de
e. Arco crural. taparlo con un obturador de membrana, se inyectan a tra-
f. Espina ilíaca anterosuperior. vés de éste último 2 ó 3 ml de una solución con 100 unida-
g. Arteria femoral. des/ml de heparina o de suero fisiológico [52, 89]; este pro-
h. Vena femoral.
cedimiento debe repetirse cada 15 días.
Si se obstruye el catéter, en especial si es de silicona, está for-
malmente contraindicada cualquier maniobra de desobs-
limitar la movilidad del catéter y a evitar el desprendimien-
to accidental, ya sea durante las manipulaciones de la línea trucción a presión (por riesgo de fisura, rotura o migra-
de perfusión o debido a los movimientos del paciente. ción). La única actitud razonable consiste en dejar durante
30 minutos 1-2 ml de solución fibrinolítica (urokinasa), pura
Protección o diluida a la cuarta parte, en contacto con el trombo [42, 74];
El apósito debe cumplir los mismos requisitos que para los a veces es necesario prolongar el contacto durante 24 horas
accesos venosos periféricos: debe proteger eficazmente y para conseguir la desobstrucción [50]. Estas medidas suelen
permitir el control de las condiciones locales. Conviene uti- dar casi siempre resultado en caso de obstrucción por un
lizar un apósito preparado, autoadhesivo, seco y estéril, y trombo pero, evidentemente, resultan ineficaces si la obs-
cambiarlo «según las necesidades», en promedio una vez trucción se debe a una partícula formada por la precipita-
por semana. Se recomienda evitar las cintas adhesivas trans- ción en la luz del catéter de sustancias incompatibles.
parentes semipermeables, que incrementarían la frecuen- — Se debe examinar periódicamente el punto de penetra-
cia de las infecciones locales [40], y el uso de pomadas anti- ción del catéter en la piel (y su posible recorrido subcutá-
bióticas, que pueden favorecer la selección de microorga- neo) para detectar cualquier anomalía que pueda indicar
nismos resistentes [17, 77, 80]. una complicación mecánica o infecciosa. Esas revisiones
Debido a la duración o a la elección de determinados acce- son un buen momento para desinfectar el o los orificios
sos vasculares (venas yugular interna, axilar o femoral), a cutáneos y cambiar el apósito. Es evidente que hay que con-
veces es necesario una tunelización del catéter [35, 41, 52, 63, 89]. frontar estos signos locales con los demás elementos de
Ideada originalmente para prevenir las complicaciones información obtenidos del paciente (estado general, curva
infecciosas debidas a la migración de microorganismos a lo de temperatura, etc.).
largo de la superficie exterior del catéter [40, 63], se utiliza — El uso de un catéter de cámara obliga a tomar determi-
fundamentalmente para alejar el punto de emergencia nadas precauciones: desinfección cutánea de la zona con
cutánea de las zonas infectadas (radionecrosis de mama, alcohol yodado, clorohexidina o polividona iodada; locali-
traqueotomía) o de regiones en las que su presencia puede zación del tabique mediante la palpación de una depresión
molestar al paciente (cuello). circular delimitada por el reborde; introducción de la
La tunelización de los catéteres es una técnica muy utilizada aguja; hay que atravesar la membrana de silicona perpendi-
en la actualidad; algunos autores [36, 57] han cuestionado su cularmente y en todo su espesor con la aguja, que debe
interés en la prevención de las complicaciones infecciosas del «tropezar» con la pared posterior rígida de la cámara; con-
cateterismo venoso, ya que consideran que la principal fuen- firmación del reflujo sanguíneo aspirando con la jeringa. Si
te de contaminación de un catéter es la colonización interna no se observa reflujo sanguíneo (una situación bastante fre-
de la primera conexión durante sus manipulaciones. cuente después de varios meses de uso), se pueden inyectar
20 ml de suero fisiológico para controlar la permeabilidad
Vigilancia del catéter y la estanqueidad del sistema (inyección indolo-
Debe ser rigurosa y constante, y abarcar tanto el catéter ra, ausencia de infiltración subcutánea). Se deben respetar
como el sistema de perfusión y, por supuesto, el propio estas precauciones antes de cada uso de la cámara, antes de
enfermo. administrar antimitóticos o soluciones hipertónicas. Como
— la preparación de los frascos de perfusión, su conexión a con cualquier otro tipo de catéter, se deben tomar una serie
los tubos y el empalme de estos últimos con el catéter deben de precauciones para prevenir las obstrucciones: respeto de

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las incompatibilidades farmacológicas, enjuague del sitio de Accesos venosos profundos
punción, heparinización del conjunto catéter/sitio de pun- Evidentemente, la principal causa de las complicaciones
ción después de cada manipulación, heparinización cada 4-6 mecánicas es la punción venosa y el cateterismo a ciegas.
semanas si no se efectúa regularmente. Las más frecuentes se deben a la punción: fallos, lesiones
Extracción del catéter venosas o arteriales, neumotórax, lesiones de los conductos
linfáticos; otras se deben al cateterismo: trayectorias abe-
Se debe efectuar con las mismas medidas de asepsia que las
rrantes, embolias de catéter, embolia gaseosa.
demás manipulaciones: limpieza del punto de entrada con
una solución alcohólica, yodada o mercurial, sección de las Fallos
suturas de fijación, retirada del catéter después de haberlo Su frecuencia es muy variable, dependiendo de los autores
cerrado. Si se sospecha una infección en relación con el y del lugar de la punción. Generalmente se admite que para
catéter, hay que seccionar los últimos centímetros del un operador adiestrado, e independientemente de la técni-
mismo en condiciones estériles y proceder a su cultivo [8]. ca que emplee, los fallos representan menos del 5 % de los
casos para la vena subclavia [7, 31, 49, 67] y la vena axilar [70, 87] y
menos del 10 % de los casos para la vena yugular interna [29,
39, 65, 69
]. El fallo de la punción es más un incidente que un
Complicaciones accidente, salvo cuando el abordaje venoso es una necesi-
dad vital inmediata (lo que es bastante raro) y sobre todo si
Las complicaciones de los accesos venosos son muy nume- el operador se obstina en continuar y llega a provocar una
o varias de las complicaciones que se citan a continuación.
rosas y variadas.
Lesiones venosas o arteriales
Son relativamente benignas cuando se producen en un sitio
Complicaciones mecánicas
en el que es posible la compresión manual (cuello, raíz del
Son frecuentes en los accesos venosos superficiales, pero muslo) y en pacientes con una hemostasia normal. En tales
suelen ser benignas. Las de los accesos venosos profun- casos, suele producir únicamente un hematoma banal. Las
dos son menos frecuentes, pero suelen ser de mayor gra- lesiones arteriales suelen ser menos graves pero más frecuen-
vedad. tes durante los abordajes de la vena yugular interna (entre el
1 y el 7 % según los autores [39]) que al intentar acceder a la
Accesos venosos superficiales vena subclavia (cerca del 2 % de los casos [7, 31, 45]). No obs-
tante, el abordaje de la vena yugular interna puede dar lugar
Lesión de la vena a accidentes neurológicos (hemiplejía secundaria a punción
Es una consecuencia frecuente y carente de gravedad de de la carótida [46]) o respiratorios (compresión traqueal por
una maniobra difícil o incorrecta; da lugar a la formación un hematoma extenso). La gravedad de las complicaciones
de un hematoma benigno, más un incidente que una ver- de los abordajes de la vena subclavia (hemotórax o hemome-
dadera complicación. Si se respetan las indicaciones anató- diastino) depende de la importancia de la brecha y de las
micas elementales es muy raro lesionar un órgano vital veci- posibilidades de hemostasia espontánea del paciente. La
no, nervio o arteria; generalmente, este accidente (poco magnitud de estos accidentes obliga a practicar transfusiones
frecuente) no tiene consecuencias graves. importantes y a veces a colocar un drenaje torácico o incluso
a efectuar una toracotomía de hemostasia.
Inyección intraarterial accidental
Neumotórax
Es una complicación excepcional. La arteria que con mayor
frecuencia resulta afectada es la arteria humeral a la altura Es consecuencia de una lesión de la cúpula pleural y consti-
tuye una complicación típica de las técnicas de cateterismo
del pliegue del codo, pero también se han descrito acci-
percutáneo de la vena subclavia (entre el 1 y el 5 % de los
dentes con las arterias del dorso de la mano o del tobillo.
casos según los autores [7, 31, 44, 45, 46, 49, 66, 67, 82]), pero también, aun-
Pueden tener consecuencias muy graves (espasmo arterial,
que con menor frecuencia, de las de la vena yugular interna,
gangrena de la extremidad subyacente). Para prevenirlos
especialmente de las más bajas [29, 32, 39]. Su frecuencia, que
hay que confirmar la posición endovenosa de la aguja antes
varía según la técnica empleada, es mayor en los sujetos con
de inyectar cualquier fármaco. Es muy importante su pre-
una morfología atípica (caquécticos, obesos, enfisematosos) y
vención, ya que su tratamiento curativo (procaína al 1 %
disminuye con la experiencia del operador. Se suele sospe-
intraarterial, fentolamina, heparinización) no da buenos char esta posibilidad en el momento de la punción cuando
resultados. aparece aire en la jeringa, y se puede confirmar secundaria-
Perfusión extravenosa mente mediante el examen clínico y la exploración radioló-
gica. A menudo, se confirma tardíamente, en la placa siste-
Es consecuencia de un traumatismo repetido y prolongado
mática «del día siguiente» a una punción problemática. A
del endotelio venoso producido por la aguja de perfusión y
veces tiene una importancia mínima y es bien tolerado, y no
es bastante más frecuente. El derrame subcutáneo que la
requiere más cuidados que el seguimiento clínico y radioló-
caracteriza no suele tener mayores consecuencias que la
gico asociado a la cinesiterapia respiratoria. La situación es
interrupción de la perfusión en curso y la necesidad de vol-
muy diferente cuando se produce un neumotórax masivo de
ver a «pinchar» al paciente. Evidentemente, no sucede lo entrada, en un paciente con insuficiencia respiratoria o some-
mismo cuando se administran soluciones o fármacos con tido a ventilación artificial. En tales casos es necesario exsu-
efectos necrosantes sobre el tejido celular subcutáneo, flarlo o drenarlo. Es indispensable recordar que cuando fra-
como algunos anestésicos (tiopental, diazepam, etc.), los casa una punción (en particular de la vena subclavia) nunca
vasoconstrictores potentes (aramina, noradrenalina, etc.), se debe repetir el intento en el lado contrario sin dejar pasar
numerosos antimitóticos (adriamicina, metotrexato, etc.) y algunas horas, debido al riesgo de neumotórax bilateral [31].
las soluciones hipertónicas o alcalinas. Debido a ello, se
recomienda confirmar la permeabilidad de la vena puncio- Lesiones de los conductos linfáticos
nada cuando se utilicen estos productos por vía venosa, y Son relativamente infrecuentes. No obstante, se pueden
ejercer una vigilancia muy estrecha. producir durante el abordaje venoso de las venas yugular

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

interna y subclavia. Dada la frecuente ausencia de la gran Debido a la sintomatología evocadora, el diagnóstico de una
vena linfática derecha y su delgadez cuando existe, suele ser perforación venosa primitiva durante la colocación del caté-
el conducto torácico el más afectado, sobre todo en caso de ter suele ser bastante precoz y sus consecuencias son míni-
hipertensión portal, debido a la hipertrofia que experi- mas, siendo únicamente necesario retirar el catéter. Si no se
menta en tales circunstancias. Estos accidentes son relativa- diagnostica o si la perforación se produce más tarde, algún
mente graves, con poca tendencia a la linfostasia espontá- tiempo después del cateterismo, puede acarrear consecuen-
nea, o que a menudo obliga a la ligadura quirúrgica del cias graves. El derrame pleural, mediastínico o abdominal se
vaso. Se han publicado algunos casos mortales. refleja en la ineficacia de las perfusiones o las transfusiones,
Lesiones nerviosas el agravamiento progresivo del estado del paciente y la apa-
rición de signos evocadores, que varían según la localización
Son mucho más raras, y más frecuentes por vía yugular del catéter: disnea creciente, colapso agravado por las per-
interna que por vía subclavia. Suelen ser benignas. Se han fusiones, distensión abdominal progresiva, etc.
descrito numerosas lesiones: lesión del plexo braquial, del
nervio frénico, del ganglio estrellado, etc. Perforaciones cardíacas
Falsas rutas La perforación cardíaca es una complicación gravísima que
puede producirse inmediatamente o algún tiempo después
La frecuencia de las falsas rutas del catéter varía mucho
de la colocación de un catéter venoso central rígido que se
dependiendo de los autores (entre el 0 y el 20 %). Su pre-
haya introducido muy profundamente o que se haya roto y
vención se basa en la elección de las venas menos propen-
emigrado hacia una posición intracardíaca.
sas a esta complicación (yugular interna derecha mejor que
la izquierda, subclavia izquierda mejor que la derecha, basí- La clínica es a veces muy poco clara [33, 48] y en la cuarta parte
lica mejor que cefálica), en el empleo de una técnica rigu- de los casos la perforación cardíaca es prácticamente asin-
rosa durante la introducción del catéter y en la vigilancia tomática, y sólo se considera la posibilidad cuando se pro-
durante la misma de los posibles signos que puedan hacer duce una parada cardíaca inopinada o constituye un hallaz-
pensar en una trayectoria aberrante: dificultad de intro- go necrópsico. En las tres cuartas partes de los casos, tras un
ducción, ausencia de retorno manifiesto de sangre a través intervalo libre de varias horas o varios días, el paciente pre-
del catéter al efectuar una prueba de aspiración con la senta bruscamente una serie de signos inquietantes, inespe-
jeringa, etc. Su identificación, como en el caso de otras tra- cíficos pero evocadores: cianosis cervicofacial, disnea, dolor
yectorias aberrantes, justifica el control radiológico sistemá- retroesternal, agitación, confusión o coma. Algunos minu-
tico inmediatamente después de la colocación del catéter. tos u horas después se instaura un cuadro de taponamiento:
Si el extremo del catéter en una falsa ruta se encuentra en un colapso, taquicardia, pulso paradójico, atenuación de los
vaso de gran calibre (tronco venoso innominado, subclavia ruidos del corazón. Este cuadro evoluciona inexorablemen-
contralateral, yugular interna ipsolateral o contralateral, etc.) te hasta el paro cardíaco si no se diagnostica y se trata.
y si el catéter sólo va a estar colocado algunos días, a veces El diagnóstico se basa en la confirmación de una presión
basta con extraerlo ligeramente, sin necesidad de retirarlo. venosa central muy elevada y en la existencia de signos elec-
Con mayor frecuencia, si la vena es de calibre reducido trocardiográficos y radiológicos de derrame pericárdico.
(mamaria interna, yugular anterior, tiroidea, etc.), si el catéter Lamentablemente, no se suele establecer antes de que se
se ha doblado, si existe algún obstáculo al flujo de la infusión produzca el paro cardíaco, lo que probablemente explica la
o a la extracción de sangre y, sobre todo, si está previsto man- elevada mortalidad (80 %) de estos accidentes.
tener el catéter colocado durante bastante tiempo, conviene Su prevención es fundamental; se considera que:
retirar el catéter debido al riesgo considerable de trombosis in — no se deben usar para el cateterismo venoso central caté-
situ (soluciones hipertónicas) o de perforaciones secundarias. teres rígidos o de extremo puntiagudo que puedan produ-
En algunos casos (extremo en falsa ruta o a contracorriente cir traumatismos, ya sea por vía antebraquial (más del 50 %
en un vaso de gran calibre) se puede intentar corregir la posi- de los casos) o mediante abordaje venoso profundo; gracias
ción del extremo del catéter bajo control radiológico. al uso preferente de catéteres de silicona o de poliuretano,
Perforaciones venosas esta complicación casi ha desaparecido;
Dependiendo de las circunstancias, el catéter puede pene- — las indicaciones anatómicas externas no permiten en
trar en: ningún caso afirmar con total exactitud la profundidad a la
— las partes blandas, manifestándose desde la introducción que ha penetrado el catéter y para poder establecer exacta-
en una mayor dificultad para seguir avanzando, en la impo- mente la posición del mismo hay que recurrir a un control
sibilidad o una gran dificultad para la perfusión o en la radiológico, si es necesario con inyección de una solución
ausencia de reflujo sanguíneo durante la prueba de bajar el de contraste;
frasco; en el control radiológico con inyección de un pro- — para obtener mediciones válidas de presión venosa cen-
ducto de contraste se observa una mancha en el extremo tral no se requiere que el catéter se encuentre en una posi-
del catéter; ción intracardíaca: la mayoría de los autores recomiendan
— algunas cavidades naturales, como la pleura torácica o limitarse a la parte superior de la vena cava superior e inclu-
mediastínica o la cavidad peritoneal; a diferencia del caso so al tronco venoso innominado; en la práctica, esto supo-
anterior, lo que debe hacer sospechar esta complicación es ne que no se debe descender más allá de D5 [64] o del ter-
el contraste entre la mayor facilidad para la perfusión y la cer cartílago costal en la radiografía torácica de frente [33];
ausencia de retorno sanguíneo (o el retorno de un líquido — el catéter debe fijarse a la piel de manera firme y dura-
rosado); la confirmación se basa igualmente en el control dera, si es posible con una sutura quirúrgica;
radiológico; — teniendo en cuenta su efecto negativo sobre el endotelio
— un vaso arterial o linfático, generalmente tras la punción venoso y el endocardio, conviene evitar en la medida de lo
directa del mismo; normalmente, el aspecto del líquido que posible la administración de perfusiones a presión y de
refluye por el catéter durante la prueba de retorno venoso productos de contraste en cantidades importantes a través
confirma el diagnóstico. de un catéter venoso central;

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— todo paciente portador de un catéter venoso central Embolia gaseosa
debe someterse a controles periódicos; en especial hay que El cateterismo venoso central representa la situación más
verificar con frecuencia la existencia de un retorno venoso propicia para que se produzca una aspiración de aire acci-
franco y detectar los primeros signos clínicos evocadores de dental. El extremo del catéter se sitúa en una zona en la que
la complicación. existe de forma fisiológica una presión negativa inspiratoria
El tratamiento consiste ante todo en la interrupción inme- y se puede producir una comunicación entre el catéter y el
diata de la perfusión y en la reaspiración parcial del derra- aire atmosférico en diversas circunstancias: durante el cate-
me pericárdico, si es posible, colocando el frasco por deba- terismo como consecuencia de una falsa maniobra del ope-
jo del plano del enfermo. Esta maniobra simple permite a rador, durante las perfusiones debido a una desconexión
veces restablecer rápidamente condiciones hemodinámi- accidental del tubo, al final de la perfusión si el frasco es
cas satisfactorias. A continuación se extrae el catéter algu- rígido o incluye una toma de aire. La aspiración de aire está
nos centímetros y se inyecta una solución de contraste para favorecida por los movimientos inspiratorios profundos, la
verificar que no existen fugas pericárdicas. Si fracasa la posición sentada o erguida (pacientes ambulatorios), la
reaspiración, hay que evacuar el derrame pericárdico sin hipovolemia y el calibre importante del catéter.
demora, mediante punción con aguja en caso de extrema La inyección de aire en la red venosa del paciente puede pro-
urgencia o, con menores riesgos, mediante pericardioto- ducirse cuando se usan simultáneamente frascos rígidos de
mía quirúrgica. perfusión o transfusión y bombas peristálticas: la inyección
Embolias de catéter [9] de aire se produce al terminarse el frasco, cuando no fun-
ciona la alarma correspondiente.
Se deben a errores durante la manipulación.
La frecuencia de estos accidentes de embolia gaseosa debidos
— Antes de que se empezara a utilizar de forma rutinaria el
al cateterismo y la perfusión no se conoce con exactitud, y
método de Seldinger, durante la colocación del catéter el
es bastante probable que se haya subestimado su incidencia.
operador podía seccionarlo involuntariamente con el bisel
En cualquier caso, la mortalidad de las observaciones publi-
de la aguja al retirarla; a veces, el corte se producía más tarde
cadas es muy importante, entre el 30 % y el 50 %, y la fre-
y ocurría «bajo el apósito», en contacto con el bisel no pro-
cuencia de las secuelas neurológicas observadas en los
tegido o mal protegido de una aguja introductora no des-
supervivientes se eleva al 42 % [55].
montable. Normalmente, el lugar de introducción afectado
más frecuentemente era la vena basílica (80 %), seguida por No se ha establecido con precisión la relación entre la can-
tidad de aire introducida y la gravedad de la sintomatología.
las venas de los miembros inferiores (12 %). No obstante, se
La presencia de aire en el corazón derecho dificulta consi-
han publicado algunos casos de accidentes por abordaje de
derablemente el retorno venoso y conduce finalmente al
la vena subclavia o yugular interna. El fragmento de catéter
fallo de la bomba cardíaca. En las formas menores, la clíni-
se puede fijar a distintos niveles del eje venoso: esquemática-
ca es imprecisa: ligero malestar, cianosis y polipnea mode-
mente se puede decir que en un tercio de los casos queda
radas, pequeño descenso de la presión arterial; el cuadro
enclavado a la altura del miembro superior, en otro tercio
remite espontáneamente o con tratamiento en algunos
emigra hasta la vena cava superior o inferior, o a la aurícula
minutos. En las formas graves, se instaura bruscamente un
derecha y el ventrículo derecho, y en el resto de los casos ter-
cuadro de insuficiencia cardiorrespiratoria y déficit neuro-
mina su recorrido en la arteria pulmonar o alguna de sus
lógico: disnea, cianosis, colapso cardiovascular, coma y con-
ramas.
vulsiones. Al auscultar el corazón se aprecia un ruido de
— Actualmente, gracias a la generalización del método de rueda de molino, característico de esta complicación. Con
Seldinger, ha desaparecido prácticamente el riesgo de sec- bastante rapidez surgen problemas de ritmo muy variados,
ción accidental del catéter con la aguja de introducción; en que evolucionan hacia un paro circulatorio en algunos
cambio, el uso de la silicona, un material especialmente frá- casos. Hay que pensar siempre en el diagnóstico de una
gil, ha puesto de manifiesto los peligros de las maniobras de embolia gaseosa en caso de disnea aguda y colapso brutal
desobstrucción a presión de los catéteres obstruidos [62]. en un paciente que tiene colocado un catéter central; si el
Por otra parte, se han publicado (siempre con la silicona) grado de urgencia y las circunstancias lo permiten, se debe
casos de sección de catéteres subclavios «atrapados» entre la confirmar mediante ecocardiografía.
clavícula y la primera costilla, que terminan rompiéndose al
El tratamiento de la embolia gaseosa, que debe iniciarse sin
cabo de varios meses [1, 53].
esperar esta confirmación, se basa en las siguientes medi-
La mayoría de las veces (75 % de los casos), la embolia de caté- das: colocación en decúbito lateral izquierdo con posición
ter es asintomática y se tolera bien. No obstante, se debe con- de Trendelenburg (para retener la burbuja de aire en la
siderar como una complicación grave, ya que más del 10 % de punta del ventrículo derecho y evitar el fallo de la bomba
los pacientes fallecen por distintas causas: fibrilación auricular, cardíaca); aspiración del aire intracardíaco a través del caté-
trombosis, endocarditis, perforación cardíaca, etc. ter mantenido en su sitio; oxigenación importante y, cuan-
El diagnóstico de la embolia de catéter se basa en la anam- do sea posible, oxigenoterapia hiperbárica para reducir el
nesis. Dependiendo de las circunstancias, se podrá confir- volumen de las burbujas, acelerar su disolución y favorecer
mar mediante radiografías de la extremidad presumible- la difusión del oxígeno a los tejidos.
mente afectada y del tórax (de frente y sobre todo lateral) y Para la prevención del riesgo de embolia gaseosa hay que
mediante ecocardiografía. Si el fragmento se encuentra aún tomar una serie de medidas constantes que son muy senci-
en la extremidad, un torniquete colocado en la raíz del llas: introducción de los catéteres centrales colocando al
mismo detiene el avance del catéter y permite al cirujano paciente en posición inclinada y pidiéndole que retenga la
proceder fácilmente a su ablación. Si ha emigrado a las cavi- respiración mientras se realiza la inserción, interposición
dades cardíacas derechas (o a una rama de la arteria pul- de un sistema de conexión Luer-Lock entre el catéter y el
monar), hay que recuperarlo bajo control radiológico con tubo, sustitución de los frascos de perfusión y transfusión
amplificación de brillo mediante la técnica de «lazo» [62]. rígidos por bolsas blandas, control riguroso de las bombas
La prevención de este accidente se basa en el respeto de algu- de perfusión aunque estén dotadas de alarma.
nas normas simples: abandono de las agujas de introduc-
ción externas y uso del método de Seldinger, prohibición Complicaciones específicas de los catéteres de cámara
estricta de la desobstrucción a presión de los catéteres de Debido a su ubicación totalmente subcutánea, pueden pro-
silicona, que deben limpiarse con fibrinolíticos. ducir complicaciones específicas, que pueden ser precoces

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

(defecto de cicatrización debido generalmente a una quema- La adición de heparinas o corticosteroides en dosis reduci-
dura cutánea por el bisturí eléctrico o a una infección inicial das a las perfusiones no ha demostrado una eficacia real en
del soporte de la cámara) o más tardías (ulceración cutánea estudios controlados.
debida a una prominencia excesiva de la cámara, a la rotación
de la cámara en un soporte demasiado grande, doblez del Trombosis profunda alrededor del catéter
catéter en su entrada en la vena). Aunque el diagnóstico suele En la mayoría de los casos, la sintomatología inicial es muy
resultar evidente, puede requerir confirmación radiológica. vaga, y generalmente se limita a un ligero edema de la extre-
En cualquier caso, es necesario acceder quirúrgicamente al midad correspondiente al eje venoso utilizado o a una fiebre
lugar de inyección para cambiar o sustituir la cámara. inexplicable; debido a ello, es muy probable que se subesti-
La complicación mecánica más grave e invalidante para el me su frecuencia en la mayoría de los trabajos que se publi-
enfermo es la necrosis cutánea por inyección extravascular can. Por el contrario, más tarde el diagnóstico puede ser
de antimitóticos (antraciclinas). Se puede deber a una locali- muy evidente si la trombosis es completa: dolor, edema, hin-
zación incorrecta del tabique, a la desconexión entre la chazón del territorio situado antes del trombo, con o sin cir-
cámara y el catéter, o a la inyección a presión en un sistema culación colateral superficial. Además, la palpación de un
parcialmente obstruido (resquebrajamiento o rotura del cordón doloroso antes del punto de entrada del catéter en
catéter); también puede deberse a la movilización secundaria la vena (la yugular interna, por ejemplo) es un signo claro
de una aguja introducida correctamente en el tabique. El de trombosis localizada. Siempre que se sospeche una trom-
diagnóstico es muy sencillo; el paciente experimenta un bosis alrededor del catéter se debe confirmar el diagnóstico
dolor intenso durante la inyección y aparecen signos locales mediante Doppler y flebografía o angiografía digital [15, 16],
que se extienden con rapidez: eritema, hinchazón, edema. El únicas técnicas que permiten una valoración exacta de la
tratamiento consiste en el abandono del uso de la cámara y magnitud de la trombosis y de sus consecuencias sobre la cir-
la revisión de la lesión, primero diaria y posteriormente dos culación venosa de retorno y que además son indispensables
veces por semana; como medida secundaria, y sólo en caso si se prescribe un tratamiento fibrinolítico [74].
de necrosis, se procederá a retirar el catéter, resecar la zona La frecuencia de las trombosis alrededor del catéter oscila
necrosada y aplicar los correspondientes injertos cutáneos. entre el 4 % y el 42 % según las series [15, 16, 71]. Ningún tipo
Para prevenir este tipo de accidentes hay que respetar algu- de catéter está exento de este riesgo. No obstante, se sabe
nas normas sencillas: confirmar el reflujo sanguíneo antes que algunos materiales [34, 86], determinadas técnicas (vía
de inyectar cualquier fármaco peligroso y, si no se observa, antebraquial) y algunos territorios (cava inferior) pueden
inyectar 20 ml de suero fisiológico; en caso de dudas acerca favorecer las trombosis [90, 94]. Por otra parte, numerosos
de la estanqueidad del sistema, opacificar el catéter y buscar autores reconocen el papel predominante en la etiología de
una «mancha» de producto de contraste; controlar al las trombosis de los catéteres que se dejan en una «falsa
paciente a lo largo de toda infusión presumiblemente peli- ruta», a contracorriente o cuyo extremo no está en una
grosa. posición estrictamente central [90, 94]. Además, es bien cono-
cido el efecto trombogénico de determinados antimitóticos
y de las mezclas nutritivas de osmolaridad elevada [75, 90].
Complicaciones trombóticas
Un caso muy especial es aquél en el que existe una gran masa
Tromboflebitis periférica ganglionar (enfermedad de Hodgkin, linfoma no hodgki-
niano) que dificulta considerablemente el retorno venoso:
Es una inflamación de la vena perfundida, que a menudo se debido a la elevada incidencia y a la gravedad de las trombo-
acompaña de una trombosis local; constituye una compli- sis observadas al cateterizar la cava superior, se practica un
cación frecuente de los accesos venosos superficiales. Es acceso provisional a través de la cava inferior (vena femoral)
fácil diagnosticarla basándose en el dolor local, la inflama- para administrar uno o varios ciclos de quimioterapia; en
ción cutánea y subcutánea perivenosa, y la aparición de un caso de quimiosensibilidad, la rápida disminución de la masa
cordón venoso indurado. tumoral mediastínica permite la sustitución del catéter femo-
Los factores favorecedores son de tipo fisicoquímico. Destacan ral por un catéter en la yugular interna o la subclavia.
entre ellos la localización distal del sitio de punción y del El tratamiento de una trombosis alrededor del catéter con-
extremo del material utilizado, el diámetro de éste último, siste típicamente en la retirada del mismo y la administra-
el carácter irritante del material y de los líquidos perfundi- ción al paciente de anticoagulantes en dosis eficaces, empe-
dos y los fármacos inyectados, y la duración de la infusión a zando por heparina (heparina no fraccionada por vía veno-
través del mismo punto [26]. Por otra parte, la mejor tole- sa, o heparina de bajo peso molecular por vía subcutánea)
rancia de las agujas epicraneales se debería sobre todo al y continuando con antagonistas de la vitamina K después de
hecho de que no suelen permitir perfusiones prolongadas algunos días y durante varios meses; en el caso de la qui-
a través de la misma vena. En el caso de las infusiones a tra- mioterapia hepatotóxica y mientras dure la misma, se reco-
vés de las venas de la extremidad inferior, el porcentaje tan mienda mantener el tratamiento heparínico, que se puede
elevado de las flebitis que provocan se debe, en igualdad de contrarrestar más fácilmente.
condiciones, a la estasis venosa. Algunos autores [42, 74] han propuesto la administración de
El tratamiento de las tromboflebitis de infusión se basa en fibrinolíticos en infusión continua por el catéter durante
primer lugar en la retirada inmediata de la línea venosa y el 24-48 horas; pero este tratamiento, que se debe llevar a cabo
reposo de la vena. La mayoría de los equipos aplican ade- en un hospital, sólo se puede considerar si no existen fac-
más pomadas que contienen antiinflamatorios o apósitos tores que favorezcan la aparición de trombosis.
empapados en alcohol. Si fuera necesario colocar un nuevo catéter a un paciente
La prevención se basa en una serie de medidas simples diri- con antecedentes de trombosis venosa alrededor del caté-
gidas a reducir el impacto de los factores favorecedores: ter, hay que prescribir una heparinoterapia eficaz con
limitación de la duración de las perfusiones, elección de un heparina de bajo peso molecular desde la colocación del
material menos nocivo (poliuretano o teflón siliconado), nuevo catéter, manteniéndola mientras éste permanezca
prohibición de la administración de soluciones venotóxicas. colocado.

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Complicaciones infecciosas de un foco séptico situado a distancia [18, 20, 40]; este mecanis-
mo sería el causante de casi el 15 % de las infecciones alre-
Al igual que Maki [60], se puede considerar que cuando se dedor de los catéteres en los sujetos de riesgo [18];
efectúa un abordaje venoso «se pone en comunicación el
— La administración de soluciones de infusión muy contami-
mundo exterior, con su abundante flora microbiana, y la
sangre del paciente, privándole de una de sus principales nadas; esta forma de colonización se observa en muy conta-
barreras defensivas: la piel intacta»; por consiguiente, este das ocasiones.
abordaje venoso se comporta «como un modelo experi- Independientemente de su forma de entrada, los microor-
mental diabólico de causa de infección sistémica». ganismos colonizan el manguito de fibrina que recubre la
Los factores favorecedores son los mismos que los de cual- parte intravascular del catéter y se adhieren al material
quier patología infecciosa: el estado del paciente (neopla- directamente o mediante una mucosidad (slime) que secre-
sias, diabetes, cardiopatías, cirugía mayor, etc.), la edad tan algunos de ellos (estafilococos con coagulasa negativa).
(ancianos), los tratamientos concomitantes (corticosteroi- Los microorganismos responsables de las infecciones alrede-
des, inmunodepresores, quimioterapia). Pero sucede que dor de los catéteres son estafilococos coagulasa negativos,
muchos de estos factores obligan a administrar perfusiones estafilococos dorados, micrococos, estreptococos u hongos.
al paciente. Fuera de los servicios de reanimación, los bacilos gramne-
gativos son menos frecuentes.
Infección y acceso venoso periférico Las manifestaciones clínicas de las infecciones alrededor de
La mayoría de los autores coinciden en reconocer que las los catéteres son de tres tipos:
agujas metálicas (en especial la epicraneales) conllevan una — reacciones inflamatorias locales aisladas (eritema, serosi-
morbilidad infecciosa muy inferior a la de otros materiales dad), que se localizan en la inserción cutánea del catéter (o
de abordaje venoso. La positividad de los cultivos sistemáti- en el sitio de inyección). Si el paciente no presenta fiebre y
cos de estas agujas es inferior al 10 % en las grandes series, las muestras bacteriológicas y los hemocultivos son estériles,
y las septicemias imputables a las mismas son muy poco fre- se puede mantener y seguir usando el catéter. Si es un caté-
cuentes [61]. Las razones de esta inocuidad relativa son múl- ter de cámara, se dejará de utilizar hasta que desaparezcan
tiples: la menor trombogenicidad del metal reduce el ries- completamente los signos locales;
go de sobreinfección en caso de una eventual trombosis — reacciones inflamatorias locales dolorosas asociadas a un
local [72]; la duración habitualmente corta de los abordajes
cuadro febril. En este caso hay que extraer muestras bacte-
venosos con agujas metálicas no da tiempo a que produzcan
riológicas (frotis de la serosidad sospechosa, hemocultivos
complicaciones infecciosas de gravedad [26].
cualitativos y, si es posible, cuantitativos, centrales y perifé-
Infección y catéteres ricos [35, 41]), extracción y cultivo del catéter, prescripción de
una antibioticoterapia adaptada al microorganismo respon-
La frecuencia de las infecciones alrededor del catéter ha dis- sable de la infección y mantenida durante 15 días, y curas
minuido considerablemente en estos últimos años y se estima locales a diario;
que actualmente oscila entre el 5 % y el 12 %, según los auto-
— bacteriemia (ascenso térmico y escalofríos) en las horas
res [13, 15, 19, 20, 24, 35, 40, 74]. Estas cifras tienden a disminuir con el
posteriores a una manipulación en un paciente que lleva un
entrenamiento y la formación de los equipos sanitarios,
catéter desde hace varios meses; es una circunstancia
pudiendo llegar al 1 % en los servicios de nutrición parente-
ral cuando el catéter se reserva exclusivamente a este uso [18]. mucho más frecuente. La exploración clínica es negativa y
Actualmente, se debe correlacionar la valoración de la fre- sólo se puede atribuir el origen de la sintomatología al caté-
cuencia de las infecciones alrededor de los catéteres con la ter; los hemocultivos confirman el microorganismo causal.
duración del cateterismo. Sólo este tipo de evaluación per- Generalmente, el diagnóstico de confirmación se basa en la
mite comparar los estudios teniendo en cuenta a los pacien- extracción y el cultivo del segmento distal del catéter sospe-
tes, su patología y el lugar en el que se ha realizado el estu- choso. Ya se ha abandonado el cultivo en medio líquido
dio; permite apreciar, por ejemplo, una incidencia de 0,7 epi- (caldo de cultivo), muy sensible y que conduce a sobreesti-
sodios infecciosos por cada 1 000 días de uso de un catéter de mar la frecuencia de las infecciones alrededor de los caté-
cámara implantable, en comparación con una incidencia de teres en más del 50 % [59], y se ha optado por cultivos en
4,3 episodios por cada 1 000 días de uso de un catéter tune- medios sólidos: cultivo semicuantitativo [59] o cuantitativo
lizado de manguito [52]. [19, 24]. El cultivo semicuantitativo es muy sensible (100 %) y
Los mecanismos posibles de colonización del catéter son cua- permite confirmar la contaminación del catéter con menos
tro: de 15 unidades formadoras de colonias (CFU, colony-forming
— la vía periluminal: los microorganismos de la flora cutá- units); se considera que el catéter está infectado con un
nea habitual o de sustitución colonizan el trayecto subcutá- valor igual o superior a 15 CFU. Se ha criticado este méto-
neo del catéter desde el punto de salida a través de la piel do debido a su escasa especificidad (50 %) y sobre todo al
hasta la parte intravascular distal [18, 40, 59], a veces durante la gran inconveniente de que sólo examina la superficie exter-
colocación del catéter, y con mayor frecuencia durante las na del catéter. Los cultivos cuantitativos son más precisos, ya
manipulaciones de su inserción cutánea; la incidencia de que examinan también la luz interna del fragmento de caté-
esta forma de contaminación ha disminuido considerable- ter. Con un umbral de positividad del catéter igual o supe-
mente gracias al uso de catéteres de manguito y al desarro- rior a 1.000 CFU/ml, la técnica de Brun-Buisson [19 ] tiene
llo de catéteres totalmente implantados [52]; una sensibilidad del 97,3 % y una especificidad del 88 %, y
— la vía endoluminal: corresponde a la contaminación tiene además la ventaja de que es muy fácil de realizar en la
microbiana de la luz interna de los tubos y adaptadores práctica habitual.
Luer-Lock durante las maniobras de conexión del catéter Numerosos autores han criticado la extracción sistemática
[40, 57] y causaría el 50 % de las infecciones alrededor del de todo catéter sospechoso, ya que la consideran exagerada
catéter, lo que justifica el rigor de las condiciones de asep- en el 75 a 80 % de los casos. Algunos [13] han propuesto sus-
sia durante las manipulaciones del catéter y los cambios tituir el catéter sospechoso (que se debe cultivar) por uno
periódicos de conexiones; nuevo con guía metálica; dependiendo de los resultados del
— el trasplante microbiano al extremo intravascular del catéter, análisis bacteriológico del primer catéter, se puede mante-
durante una bacteriemia, de microorganismos procedentes ner el segundo o retirarlo igualmente [8].

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

En estos últimos años se han descrito muchos medios indirec- Indicaciones y contraindicaciones
tos con el objeto de intentar comprobar la infección alrede-
dor del catéter sin retirar el material: cultivo del orificio
La elección del tipo de acceso venoso y del sitio de punción
cutáneo, cultivo de la primera conexión del catéter [57] y,
depende de muchos factores: la urgencia o no del caso, las
sobre todo, hemocultivos cuantitativos comparativos [93] a
condiciones clínicas y morfológicas del paciente, el tipo de
partir de muestras extraídas simultáneamente a través del
soluciones y de productos que se vayan a administrar, la
catéter sospechoso y de una vena periférica situada a alguna
duración y el flujo previsibles de la infusión, el material dis-
distancia del mismo: en caso de infección alrededor del caté-
ponible, los riesgos que conlleva la técnica prevista, las con-
ter, el número de microorganismos contados en la muestra
traindicaciones generales o particulares de cada vía de acce-
sanguínea del catéter es muy superior al encontrado en la
so, y las costumbres y la experiencia del operador.
muestra venosa periférica [35, 41]. La extracción de muestras
de sangre mediante tubos pediátricos (1,5 ml) permite rea-
lizar estos hemocultivos cuantitativos comparativos de forma Accesos venosos superficiales periféricos
rutinaria, tanto en adultos como en niños [35, 36]. En la inmensa mayoría de las indicaciones de abordaje
A continuación se proponen una serie de definiciones: venoso, representan la elección preferente debido a la sen-
— se habla de contaminación cuando el cultivo del catéter es cillez de su ejecución y a sus escasos riesgos.
positivo pero no significativo, con ausencia de signos loca- — Dado el gran número y la buena tolerancia, se utilizan
les o generales de infección; prioritariamente las venas de la extremidad superior. Normal-
— se usa el término de colonización (en el sentido anglosajón mente se inicia la perfusión por el extremo distal de la
de la palabra) cuando el cultivo del catéter es positivo y sig- extremidad (venas radial y cubital superficiales, radial acce-
nificativo y no se observan signos generales de infección atri- soria), para mantener la integridad de la red venosa subya-
buibles al catéter; localmente puede existir un eritema sin cente con vistas a posibles punciones posteriores. Además,
supuración franca. La colonización puede proceder de un el bienestar del paciente y la seguridad y regularidad de las
foco séptico conocido y situado a distancia; en tal caso, la perfusiones incitan a evitar los «pinchazos» en los pliegues
retirada del catéter no suprime el problema infeccioso [19, 20]; de flexión. Por último, en la medida de lo posible se pro-
— se usa el término de infección relacionada con el catéter en cura limitarse a la extremidad no dominante.
caso de síndrome séptico cuando al cultivar el extremo dis- — La vena yugular externa, relativamente accesible a la pun-
tal del catéter se cuentan 15 o más CFU en cultivo semi- ción pero bastante molesta, debe reservarse para determi-
cuantitativo (o más de 1 000 CFU/ml en cultivo cuantitati- nados casos de urgencia y para perfusiones de corta dura-
vo). Se dice que esa infección es bacteriémica si los microor- ción. También es excepcional el uso de las venas de la extre-
ganismos encontrados en los hemocultivos periféricos son midad inferior, debido al mayor riesgo de flebitis y de infec-
idénticos a los encontrados en el catéter y no bacteriémica en ción que las caracteriza.
el caso contrario; en tal caso, el diagnóstico se basa en la
— Los materiales más adecuados para la red venosa perifé-
positividad del cultivo del catéter sumada a un síndrome
rica son las agujas epicraneales y las cánulas de pequeño calibre
séptico clínico que desaparece al retirar dicho catéter.
(de 0,8 a 1,2 mm):
El tratamiento convencional de toda infección relacionada con
— las agujas epicraneales conllevan un riesgo de infec-
el catéter se basa en su retirada y su cultivo [13, 19, 20, 24, 57, 59, 94];
ción mínimo, ya que el metal es el material que mejor
en caso de infección por estafilococos coagulasa negativos,
basta con esta simple maniobra, que se acompaña de la resiste a la colonización bacteriana; en cambio, su rigidez
desaparición de los signos clínicos y bacteriológicos. favorece los traumatismos endovenosos y obliga a cam-
bios frecuentes;
Desde hace varios años, algunos autores intentan combatir
las infecciones alrededor del catéter sin retirarlo, adminis- — por el contrario, las cánulas ofrecen una buena tole-
trando antibióticos sistémicos a través del mismo, solos o aso- rancia mecánica pero conllevan un riesgo infeccioso
ciados a «tapones» locales de antibióticos [35, 41, 63]. Para el superior.
«tapón» local de antibióticos se pone en contacto la luz Cuando se desea realizar inyecciones intermitentes sin infu-
interna del catéter colonizado con una concentración eleva- sión continua, se puede instalar un tapón multiperforable
da (más de 100 veces la concentración mínima inhibitoria) sobre el sistema de conexión de una cánula o de una aguja
de un antibiótico adecuado para el microorganismo duran- epicraneal; después de cada inyección hay que enjuagar el
te 12 horas diarias, hay que renovarla todos los días durante dispositivo con algunos mililitros de suero fisiológico, even-
10 ó 15 días, dependiendo de los autores. Esta técnica, que tualmente con heparina.
ha demostrado su eficacia en oncohematología [35] y en Para las perfusiones o transfusiones de flujo elevado hay que
nutrición parenteral [63], no puede aplicarse en situaciones emplear un material de mayor calibre (de 1,5 a 2,1 mm),
de urgencia, en reanimación o en cuidados intensivos, ya generalmente cánulas; no se toleran durante mucho tiempo
que obliga a interrumpir el uso del catéter durante 12 horas y es necesario retirarlas lo antes posible.
cada día [35]. Actualmente no tienen ninguna indicación los catéteres de
Estos métodos de tratamiento con mantenimiento del caté- longitud «media», introducidos por vía superficial y cuyo
ter in situ están prohibidos en caso de shock séptico, de sep- extremo queda en la red venosa periférica: su longitud es
ticemia por Staphylococcus aureus u hongos, de tromboflebi- insuficiente para permitir cualquier medida hemodinámica y
tis supurada, de tunelización infectada, de síndrome septi- excesiva en comparación con la de las cánulas en la medida
cémico demostrado que no responde a la antibioticoterapia en que incrementa la resistencia al flujo de los líquidos per-
adaptada en un plazo de 48 a 72 horas y por último, de sep- fundidos e irrita una superficie mayor de endotelio venoso.
ticemia por microorganismos poco frecuentes (especies de
Corynebacterium o Bacillus). En todos estos casos es necesario
Accesos venosos centrales profundos
retirar el catéter y cultivarlo [35, 40, 52, 74] y prescribir al pacien-
te una antibioticoterapia adaptada al microorganismo cau- — Sus indicaciones generales derivan de las limitaciones de los
sal durante 15 a 30 días. accesos venosos superficiales. Existen algunas situaciones

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en las que estos últimos resultan imposibles (sujetos «no cioso especialmente alto y a que impide definitivamente
puncionables»), ya sea porque no permiten la intervención cualquier uso posterior de la vena afectada; no obstante,
prevista (medición de la presión central) o porque no se todavía existen actualmente muchos cirujanos que denu-
pueden utilizar de forma prolongada (quimioterapia, nutri- dan la vena cefálica en el surco deltopectoral para implan-
ción parenteral total, enfermos de SIDA). El cateterismo tar catéteres de cámara. Algunos equipos especializados en
central prolongado obliga a utilizar de entrada el sistema nutrición parenteral exclusiva y prolongada han recurrido
venoso profundo [35, 71, 74, 75], preferentemente el territorio de a la denudación de un tronco venoso profundo; además, en
la vena cava superior: las venas subclavias, yugulares exter- contadas ocasiones, representa el único medio para esta-
nas o internas y las venas axilares son bastante accesibles blecer una vía venosa duradera.
por vía percutánea. También se pueden usar las venas cefá-
licas, pero para poder abordarlas a través del surco delto- En la práctica
pectoral hay que denudar la vena.
Habitualmente, se presenta uno de los siguientes casos:
— Sus contraindicaciones generales derivan de la despropor-
— Se ha previsto que la perfusión dure algunas horas
ción que existe entre los riesgos que se corren y los benefi-
(transfusiones programadas, anestesia para cirugía ambula-
cios obtenidos. Existen dos contraindicaciones absolutas: la
toria, quimioterapia, etc.) o varios días (rehidratación sim-
ausencia de una indicación real y el estado séptico en la
ple, alimentación parenteral isoosmolar, anestesia para
zona de la punción. Existen otras que dependen de las cir-
cirugía sin complicaciones posteriores previsibles, etc.) y el
cunstancias: la inexperiencia del operador, las alteraciones
estado del paciente no es preocupante: se utiliza priorita-
de la hemostasia, la existencia de un cuadro septicémico.
riamente una vena periférica de la extremidad superior, de
— El cateterismo de la vena subclavia implica un acceso veno- acuerdo con las normas enunciadas previamente; la vena se
so profundo particularmente cómodo para el paciente. perfunde con una cánula de pequeño calibre (de 0,8 a 1,2
Debido a los riesgos que conlleva sólo debe efectuarlo un mm); en algunos casos particulares se puede puncionar la
operador muy experimentado. Se debe evitar siempre que vena yugular externa (o excepcionalmente, la vena safena a
sea posible en sujetos agitados o que no cooperan, en la altura del maléolo).
pacientes con insuficiencia respiratoria grave y en pacientes — No se puede predecir de manera inmediata la duración de
con «riesgo pleural elevado» (caquécticos, enfisematosos). la perfusión y debido a su estado, el paciente puede necesi-
— El cateterismo de la vena yugular interna debe constituir la tar una reposición vascular o una transfusión rápida (urgen-
elección en primera intención debido al menor riesgo de cia médica o quirúrgica, anestesia para cirugía mayor):
neumotórax y a la posibilidad de taponar con la mano las — si el estado del paciente no precisa medidas hemodi-
lesiones vasculares más frecuentes. Sin embargo, puede námicas por vía sanguínea, se procede al abordaje veno-
resultar relativamente difícil de realizar en los obesos y las so como en el caso anterior, pero a menudo es un abor-
personas de cuello corto, y tiene un índice de fracasos supe- daje múltiple (2 ó 3 vías) y al menos una de las vías esco-
rior al del cateterismo de la subclavia. Teniendo en cuenta gidas se punciona con un material de gran calibre (cánu-
que se debe asociar a una tunelización, brinda al paciente la de 1,5 a 2 mm);
la comodidad que ésta conlleva. — si, por el contrario, son indispensables estas medidas
— El cateterismo de la vena axilar representa una alternativa hemodinámicas, se efectúa un acceso venoso profundo
interesante, sobre todo por vía subcoracoclavicular, que (vena yugular interna derecha, vena subclavia izquierda)
tiene la ventaja (si es necesario) de permitir comprimir para poder colocar una sonda de Swan-Ganz por el
fácilmente los vasos axilares contra la parrilla costal y, debi- método de Seldinger. Se puede administrar simultánea-
do a esto, se puede utilizar cuando existen problemas de mente una perfusión central por la misma vía si el dilata-
hemostasia; es una técnica difícil de dominar y no se reco- dor venoso empleado lo permite (conexión adicional
mienda en pacientes obesos. integrada en la vaina externa del catéter). Al retirar la
— El cateterismo de la vena femoral, debido a los riesgos eleva- sonda de Swan-Ganz, se puede sustituir éste último por
dos de trombosis y sepsis [38], debe reservarse a situaciones un catéter estándar de silicona o poliuretano.
excepcionales, cuando estén contraindicadas todas las — Está previsto que el acceso venoso sea de larga duración
demás posibilidades [94], en particular en caso de extrema o haya que administrar soluciones agresivas para el endote-
urgencia [91]. lio venoso (quimioterapia intensiva, nutrición parenteral
total, etc.): está indicado realizar de entrada un abordaje
venoso profundo para el que se usará, dependiendo de las
Casos particulares circunstancias, un catéter estándar de silicona tunelizado,
un catéter de manguito o un catéter de cámara.
Accesos venosos centrales a través de las venas
superficiales *
**
Esta solución, teóricamente de mucho interés ya que es váli-
da para operadores con poca experiencia y carece de ries- Gracias al perfeccionamiento y la diversificación de los métodos
gos importantes derivados de la punción venosa, ha caído pertinentes, la perfusión intravenosa ha experimentado un avance
considerable; dada la gravedad de algunas de sus complicacio-
actualmente en desuso para las punciones prolongadas nes, sólo se debe utilizar si es absolutamente necesario y se eje-
debido al mayor riesgo de flebotrombosis [90, 94]. Aunque cuta en buenas condiciones.
este abandono está justificado en el caso del catéter están- Por consiguiente, es necesario recordar que:
dar, la situación puede cambiar si el PAS-Port confirma las • son muchos los casos en los que la perfusión venosa (y con
expectativas que ha suscitado inicialmente. Por otra parte, mayor razón, la colocación de un catéter venoso central) sólo
el cateterismo central a través de la vía yugular externa por representa una «comodidad» abusiva, ya que con mucha fre-
medio de una guía en forma de J [9] puede constituir una cuencia es inútil y se pueden emplear métodos menos peligrosos
alternativa válida para las indicaciones de corta duración. (alimentación entérica mediante sonda, por ejemplo);
• el abordaje venoso debe efectuarse en condiciones de seguri-
Denudación dad óptimas: hay que elegir con cuidado la vía venosa y el mate-
rial y el operador debe conocer bien la técnica que vaya a utilizar,
En teoría, la denudación de una vena superficial no tiene siendo consciente de los riesgos a los que expone al enfermo y
actualmente ninguna indicación, debido a su riesgo infec- pudiendo afrontar cualquier complicación inmediata;

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Anestesia ACCESOS VENOSOS PERCUTÁNEOS EN EL PACIENTE ADULTO 36-740-A-10

• la perfusión venosa implica «poner en comunicación la circula- patías malignas y de determinados tumores, así como para los
ción sanguínea (del paciente) con el medio exterior y su abun- pacientes sometidos a nutrición parenteral cíclica o continua. Han
dante flora microbiana» [60]: por consiguiente, para este acto se reducido las molestias para los pacientes, tanto adultos como
debe respetar una asepsia rigurosa durante la colocación de todo niños, y simplificado el trabajo del equipo asistencial. Requieren
abordaje venosos; salvo imposibilidad absoluta, los catéteres una técnica rigurosa durante su manipulación, ya sea en el medio
centrales deben colocarse en el quirófano; es igualmente necesa- hospitalario o (cada vez con mayor frecuencia) a domicilio; por
rio respetar la misma asepsia durante su uso diario; por último, consiguiente, es indispensable que el equipo asistencial, el
paciente y los que le rodean tengan la formación adecuada.
hay que ejercer una vigilancia clínica y biológica adecuada;
• en la práctica habitual, el mejor momento para interrumpir una
perfusión y retirar el material de acceso venoso es, evidentemen-
te, «lo antes posible»; es decir, antes de que el riesgo que corre Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención: ALHOMME
el paciente sea mayor que los beneficios que obtiene; P, DOUARD MC, ARDOIN C, LE QUEAU F, BOUDAOUD S et EURIN B.
• actualmente, los catéteres venosos centrales de larga duración – Abords veineux percutanés chez l’adulte. – Encycl. Méd. Chir. (Elsevier,
Paris-France), Anesthésie-Réanimation, 36-740-A-10, 1995, 22 p.
son indispensables, por ejemplo, para el tratamiento de las hemo-

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