JOANCARLESMELICH,Situaciones- soportaría esta operación. No es bueno
límite y educación. Estudio sobre que los filósofos vayamos por el mundo el problema de las finalidades aduciendo este tipo de expresiones, que educativas, Promociones y Publi- dan pie a que se nos tilde de sofistas. caciones Universitaias, Barcelona, «El animal racional ha muerto. Lo que 1989,232 páginas. cuenta entonces es la individualidad» (página 26). Bien, entonces. escribamos La crisis se ahonda, se masca, y los filó- novelas, no tratados: de singularibus non sofos de editorial siguen mirándose el om- est scientla. Irle disputando al pobre bligo. Dimisionana, la filosofía se refugia científico la generalidad de su objeto es en la literatura. Los grandes problemas practicar el «tierra quemada)) intelectual. están en barbecho, y el que se atreve a ((Personalmente, tiemblo ante los peda- abordarlos es tachado de predicador. gogos que tienen como finalidad de su J. C. Melich s e ha atrevido con la paideia la felicidad ... La pedagogía exis- muerte, el dolor, la lucha y la culpa. No tencial defiende la educación para la ver- hablo de cuatro libros, sino de un solo y dad, para la autenticidad ... » (página 38). d e n s o libro, bien planteado, bien Lo contradictorio de «felicidad» es «infe- estructurado, bien desarrollado, en fin, un licidad». Al no caber término medio, toda tipo de obra que comparece cada vez más declinación de la felicidad se convierte raramente en los anaqueles. inexorablemente en infelicidad. Por otra Mklich domina su tesis y la plantea con parte, la filosofía aquí sustentada se con- una breve fórmula: «En tanto q u e s e trapone frontalmente a toda la ética clási- acepte que la realidad humana es un ser ca, cuyo telos unánime es la felicidad. que vive en situación limite, y que educar (Personalmente, tiemblo ante la palabra es una invitadón al desvelamiento de mi «verdad»). situacionalidad, será necesario adoptar la Pasemos al cuerpo del escrito. El exa- muerte, el sufrimiento, la lucha y la culpa men pedagógico de las situaciones límite como finalidades educativas existen- se realiza bajo el epígrafe algo concep- ciales» (página 21). tuoso de « L a estructura material d e l Las tesis no suelen ser planteadas como proceso educativo)) (121-180). proposiciones condicionales. No sé si el L a primera situación límite e s la autor ha caído e n la cuenta de que la muerte. Mklich ofrece un breve pero conectiva condicional disminuye e l profundo análisis antropológico de esta carácter apodíctico que se espera de la realidad, aduciendo sugerencias éticas formulación de una tesis. En este caso, valientes y de gran actualidad. Discrepo toda la obra adoptaría la estructura de un totalmente, sin embargo, con la idea de nlodus ponens, y no creo que éste sea el convertir la muerte e n « l a primera caso de la obra que comentamos. finalidad educativan (121). «La pedagogía R e s p e c t o a l a primera parte («La existencial propone un retorno a la vieja estructura existencial del proceso educa- máxima socrático-platónica que afirmaba: tivo») me limitaré a algunas observa- filosofar es un prepararse para morir* ciones de pasada. Melich describe con (55). C o n la muerte d e relaciona la gran precisión la antropología de Jaspers. angustia. El educador existencial acudirá a La primera frase del capítulo reza así: «La exquisitos recursos didácticos (páginas Existencia es comunicación y libertad». Si 137-144) para suscitar e n e l niño la invertimos sujeto y predicado, obtenemos: angustia de la muerte y convertirlo así en « L a coinunicación y l a libertad son un paradigma del heideggenano ser-para- Existencia)). Las dos frases tienen sentido, la-muerte. Hay otro autor contemporáneo lo cual denuncia que ambas son ambiguas q u e ha propuesto recursos didácticos y dicen muy poco o nada sobre la rea- respecto a la muerte: Huxley, en Brave l i d a d . Un verdadero predicado n o New World. Pero allí el objetivo es la 86 1 Enrahonar 18.1992 Seccions bibliografiques
banalización de la muerte, en vistas a innecesario. Un niño responsable sabrá
eliminar la angustia. Este ideal peda- rectificar sin sentirse culpable. gógico me parece mucho más humano que La cumbre de la pedagogía existencial la siniestra educación para la mderte de la es «una educación para la conciencia del pedagogía existencial. fracaso» (176). No podía ser de otra Las páginas dedicadas al sufrimiento y manera: un niño al que se ha inculcado a su pedagogía (144- 154) me parecen más que piense continuamente que va a morir, equilibradas. Sin llegar a convertirlo en que no dejará de sufrir, que tendrá que finalidad educativa, el sufrimiento luchar y que es culpable, e s , eviden- (adecuadamente distinguido del dolor) es temente, un niño que tiene conciencia de una realidad insoslayable en la vida fracaso. La didáctica existencial no busca cotidiana, y es conveniente preparar al eliminar esta conciencia de fracaso, sino niño para asumirlo y soportarlo. que a l contrario, hurga en ella para Lo mismo puede decirse del apartado completar la formación del hombre dedicado a la lucha (154-164). El concep- existencial. Ahora bien, «el fracaso to es algo ambiguo, y creo que en su trata- existencial debe abrirnos la puerta a la miento el autor escamotea los problemas esperanza y no a la desesperación» (176). de la guerra y la violencia defensiva. Pero Anotamos esta bienintencionada obser- la exposición pedagógica me parece vación, pero advertimos también que hay válida, y podría sostenerse aun con sólidas probabilidades de que muchos independencia de la filosofía existencial. niños se queden colgados del fracaso La ferocidad de la pedagogía exis- sin alcanzar el salvavidas de la esperanza tencial alcanza su cumbre con e l que se les tiende in extrenlis. El juego argumento de la culpa: «La culpa debe sigue pareciéndome demasiado peligroso. convertirse también en finalidad edu- La obra tiene happy en& o si se quiere, cativa» (164). Bien es cierto que las deus ex machina: «La esperanza no es buenas intenciones del autor quedan a posible sin fracaso y sin Trascendencia» salvo con observaciones como la siguiente: (178). El autor se resiste a «cristianizar» « L a educación para la culpa es una la filosofía de Jaspers (178), pero sí que educación para la autenticidad, no para el la considera decididamente religiosa: miedo» (167). O también: «No puedo «Sin una Trascendencia, más o menos confundir nunca culpa con pecado» (170). reli-giosa, no es posible la esperanzan Pero ésta y otras anotaciones edulcorantes (178). que abundan en la obra parecen sugerir La últimas frases nos han ofrecido las que Melich no se ha percatado d e la claves de estas elaboradas, meditadas, perversidad del instrumento filosófico- sorprendentes e irritantes páginas. La antropológico que pretende aplicar a la teleología desemboca en la teología. El educación. La culpabilidad, como secuela platonismo agustiniano hace su reapa- necesaria de la transgresión, debe quedar rición en plena postmodernidad. «Por el eliminada con la rectificación, y ésta es la pecado entró la culpa, y por la culpa la orientación educativa que habría que muerte», es uno de los pasajes de Pablo impartir al niño. La culpabilidad instalada preferidos por san Agustín. El ensamblaje como elemento rector moral permanente filosófico de la muerte, la finitud, el dolor conducirá irremediablemente al transtomo y la culpa por medio de la argamasa de la psíquico y a la inquietud. La educación Existencia han colocado a l hombre para la responsabilidad debe mirar al definitivamente d e rodillas ante su equilibrio error-rectificación y nada más. Creador. Quod erat demonstrandum. El sentimiento de culpa debe ser eliminado como sub-producto accesorio e incluso J. Montserrat Torrents