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De hominis dignitate

(1486)

El texto que aquí se va a tratar es de una autoría muy interesante, se trata de Giovanni Pico Della
Mirandola quien nace en el año de 1463 en Ferrara y muere en 1494 en Florencia. La vida de este
filósofo es sumamente interesante ya que en su corta vida marco la historia del Renacimiento
llegándolo a considerar como prototipo del mismo, peleando el puesto con, nada menos que,
Leonardo da Vinci., su coetáneo. Así, lo que da Vinci es a las artes en el Renacimiento, Pico lo es al
pensamiento.

Ya desde muy pequeño demostró una inteligencia y una memoria prodigiosas, tanto que a los
catorce años ya publica su primera disertación filosófica. También aprende latín, griego, árabe y
hebreo con los cuales se acerca a los textos filosóficos sin ningún problema.

Pico es un filósofo más bien sincretista ya que trata de conjuntar la filosofía de las tres religiones
monoteístas, cristianismo, islamismo y judaísmo. Alcanza fama gracias a la convocatoria que hace a
los sabios más prominentes de aquel tiempo para que discutieran las 900 tesis que había escrito y
que iba a defender. Por supuesto ese congreso resultó un fracaso además de que fue encarcelado
presuntamente por enarbolar tesis heréticas.

Es en este marco donde escribe De hominis dignitate o Sobre la dignidad del hombre. Este escrito
pretendía ser el discurso de apertura al mencionado congreso, que no se llevó a cabo, y cuya
premisa principal era que el hombre era el más perfecto de los seres del mundo creado por Dios,
poseedor de todas las cualidades existentes, aún en pequeña cantidad, así es capaz de convertirse en
cualquier cosa y por tanto ser el centro del mundo. Sin duda es uno de los escritos más hermosos
del Renacimiento.

El texto está dividido en dos grandes partes. En la primera parte, es decir los primeros 12 versos, se
trata propiamente de una oración dirigida a Dios por la creación del hombre. En la segunda parte,
los últimos 18 versos, encontramos una lectura apologética con respuestas a objeciones de carácter
general sobre sus doctrinas. En cierto sentido la segunda parte era la que servía de introducción a la
disputa de las 900 tesis.

La oración comienza haciendo una afirmación polémica


“[No hay] ninguna cosa más admirable de ver que el hombre”. Esta frase le da todo el sentido y el hilo
conductor a la primera parte del escrito. El hombre es el intermediario de todas la creaturas. En resumen para
Pico todo gira alrededor del hombre. Citemos otro pasaje parecido: “El hombre es el ser vivo más dichoso, el
más digno, por ello de admiración, y cuál es aquella condición suya que le ha caído en suerte en el conjunto de
universo, capaz de despertar la envidia, no sólo de los brutos, sino de los astros, […], el hombre es apellidado y
reconocido el hombre como el gran milagro”.

A su parecer lo más digno y maravilloso que hay existe en la tierra es el hombre. Esta posición
viene justificada por la narración de la creación contenida en el Génesis. Dios lo puso al centro del
mundo para que desee y elija lo que quiera, tiene libertad de decisión. Incluso llega a decir: “dioses
sois todos e hijos del Altísimo”

Sin embargo se nota, todavía, cierto dualismo leve que deja entrever en su escrito. Se lamenta de
que el hombre sea “carne y gusanos que hay a ras de tierra”. Es por ello que debemos acudir al
Altísimo a que nos revele la verdad, y como hijos de él estamos llamados a ella. En este asomo de
dualismo también se puede encontrar que, aún cuando estamos formados de alma, todavía las
manos y los pies de ésta están ligados a toda esta parte sensual del hombre.
Así pues, tal como lo hemos dicho, para Pico es fundamental llegar a la verdad. Sólo la
alcanzaremos mediante el ejercicio filosófico y entonces llegar así a la contemplación de aquello
que es lo Uno. Hay, pues, una disyuntiva entre el cuerpo y la razón, donde en el medio se coloca el
deseo; de la verdad o de los placeres carnales. La única solución es la filosofía. No propone una
escuela de pensamiento o un autor concreto sino que no importando cuál sea nuestro camino el
objetivo será siempre el mismo: demostrar que el hombre es el ser más digno.

Así, propone cuatro vías que nos alcanzarán esta purificación y acercamiento a la verdad: la moral,
la dialéctica, la filosofía natural y la teología. Cada una de estas irá conduciendo al hombre por un
camino especial que lo guía a la verdad. Por la dialéctica se mueve la razón avanzando hacia su
propio orden y medida. Por la moral se pueden expulsar las “apetencias lúbricas de los desbordados
deleites”, es decir, expiar la impurezas del cuerpo. Por la filosofía natural nos acercaremos
lentamente a la luz de la Verdad. Y, finalmente, por la teología se sostenga el hombre en su vuelo.

La segunda parte del texto que va desde los versículos 13 al 31 es, más bien, un apartado
apologético contra “los filósofos de este tiempo, los que piensan y proclaman que no vale la pena
filosofar, porque para los filósofos no hay establecidos ningunos premios, ninguna paga, como si no
bastara esto para demostración ello que no son filósofos.”

Fuentes

• COLOMER, Eusebio, De la edad media al renacimiento. Rampon Llull, Nicolás de Cusa,


Juan Pico Della Mirandola, Herder, Barcelona, 1975, pp. 277.

• PICO DE LA MIRANDOLA, Juan, De la dignidad del hombre, Ramón Llaca y Cía.,


México, 1996, pp. 191.

• PICO DELLA MIRANDOLA, Giovanni, “Oration on the dignity of men” en L.


GUNDERSHEIMER, Werner [Ed.], The italian ranaissance, Prentice-Hall, New Jersey,
1965, pp. 93-111.

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