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Mapa topográfico
LAS CUMBRES.
Esta primera parte es la más dura porque hay que subir una cuesta prolongada, una
media hora si no se hacen paradas. Por otra parte, al tratarse del principio del día, el
alumnado está más receptivo a las explicaciones. Por todo ello conviene hacer
frecuentes paradas con explicaciones del profesor.
Interesa hacer una descripción lo más completa posible de esta ladera para después
compararla con la ladera del Pinsapar: solana, fuertes pendientes, roca madre triturada y
suelo muy pobre, intensa erosión... Todos estos son factores limitantes para las plantas
que poseen las adaptaciones típicas del matorral mediterráneo frente a la sequedad:
pinchos, hojas duras, pelitos, colores claros... Enumeración de las principales especies.
Juego en la naturaleza: búsqueda de menudencias (algo redondo, algo recto, algo bonito,
algo que haga ruído, algo blanco, algo que te recuerde a ti, algo blando...)
Muchas de las plantas adaptadas a este ambiente presentan hojas aterciopeladas de color
claro.
En el Puerto de las Cumbres conviene hacer una parada de descanso y se puede comer
un bocadillo. Es un buen sitio para repasar conceptos de orientación e identificar sobre
un mapa los principales relieves. También se puede diferenciar distintos tipos de paisaje
atendiendo a la vegetación.
La travesía del pinsapar conviene hacerla despacio para empaparse del encanto de este
bosque. El ambiente en el interior del pinsapar es muy especial: la temperatura es más
baja, la luz es escasa y la humedad es alta, un ambiente más propio de Escandinavia que
de Andalucía. Es recomendable hacer una parada al poco de entrar en el pinsapar, poco
después de atravesar los canchales, para dialogar sobre las sensaciones que provoca este
lugar. Se puede tomar nota de las características de este ecosistema (biotopo y
comunidad vegetal) y compararlo con lo que se observó en la ladera de solana.
El hábitat ideal para el pinsapo lo constituyen los terrenos calizos, zonas altas, elevada
pluviometría (aunque el verano puede ser largo y seco), laderas N o NO (evitando el
fuerte levante). Curiosamente el pinsapo aparece en sitios donde pocos árboles pueden
hacerlo, incluso en mitad de canchales.
El pinsapo es un árbol del grupo de los abetos que poblaron Andalucía durante las
épocas glaciales. La mayoría de los abetos desaparecieron de estas latitudes cuando
término la edad del hielo pero algunos sobrevivieron en algunso lugares húmedos y
frescos. Con el paso del tiempo se han transformado hasta convertirse en una especie
diferente, el pinsapo. Sus hojas, por ejemplo, son más duras que las de un abeto normal,
con lo que pueden hacer frente a la sequía del verano.
El pinsapo crece muy lentamente: no produce semillas hasta los 30 años y tampoco se
produce la floración todas las primaversas, sólo cuando las lluvias son abundantes
(la pluviometría óptima es de 1800-3000 litros).
Durante años fue explotado para la obtención de madera; eran muy apreciados los
troncos largos y rectos para mástiles de barco. A principio del siglo XX el pinsapar
estuvo a punto de perderser: talaron 15.000 árboles. Unos pocos pinsapos retorcidos,
que no interesaron a los madereros, permitieron después la regeneración del bosque. En
la actualidad, gracias a las medidas de protección, el pinsapar se encuentra en
recuperación y poco a poco va extendiendo su superficie. En el cuarto tramo del
itineario ya hay muchos pinsapitos de talla muy reducida y en 30-40 años será
espectacular la progresión del pinsapar hacia Benamahoma.
En la parte alta del pinsapar el terreno es muy rocoso, las rocas caen continuamente pero
los árboles se aferran al suelo y contribuyen a sujetarlo. En algunos lugares, las
pendientes son tan fuertes que la reptación del suelo hace que los troncos estén torcidos
en su base.
Las copas de los pinsapos hacen que haya poca luz en el interior del pinsapar. Por eso
las ramas bajas de los árboles no tienen hojas. Este es una estrategia que evita los
competidores. Entre las especies adaptadas a vivir dentro del pinsapar destaca un
arbusto de hojas brillantes llamado torvisco macho o adelfilla (foto de la derecha)
Llama la atención la existencia de troncos caídos a lo largo del camino. Se trata de
árboles que han muerto de viejos o por el impacto de rocas procedentes de
desprendimientos. Lo curioso es que no se retiran ya que en este bosque nadie retira la
madera, sino que se permite que se descomponga y tenga lugar el ciclo natural de la
materia.
PARADA EN EL PUERTO DEL PINAR: ALMUERZO.
Desde el puerto del Pinar se disfruta de una vista excepcional del Pinsapar en cuyas
partes bajas se intercalan los quejigos creando un bonito contraste de verdes. Después
de la comida se pueden hacer algunos juegos relacionados con la naturaleza:
TRABAJO EN EL AULA.