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Empieza con un solo alimento y vas añadiendo cada 2 ó 3 días uno diferente, así si tiene alergia a alguno,
sabrás reconocer de inmediato de cual se trata.
Cuando le vayas a introducir un nuevo alimento, hazlo por el día, no por la noche, porque ante posible
reacciones alérgicas, mejor estar despiertos.
Los cereales por la noche pueden provocar gases. Si los das y observas que empieza a pasar malas
noches, cámbialos y dáselos por el día.
Mejor alimentos frescos que potitos. Los potitos llevan ingredientes para conservarse y la alimentación
fresca es mucho más saludable.
El pescado y el huevo es lo último que debes introducir por ser los más alergénicos.
Empieza a ofrecer agua porque con las comidas puede tener más sed.
No añadas sal a las comidas. Tu peque no conoce ese sabor y no lo echará en falta, así que mejor cuanto
más tarde.
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Para tratar de solventar dudas, estoy elaborando un listado de alimentos que pueden consumir los peque y
a qué edades. Está en construcción porque seguro que se me olvidan muchos y los iremos poniendo poco
a poco.
SEIS MESES
CEREALES SIN GLUTEN (los llamo cereales aunque no lo sean botánicamente porque así se conocen)
Arroz
Maiz
Amaranto
Tapioca o yuca
Papa deshidratada
LEGUMINOSAS
Lenteja
Frijol
Judía blanca, pinta o negra
Garbanzos
Haba
Arvejones o guisantes seco
Soya (en brotes, por ejemplo, no como sustituto de la leche materna, ojo)
(al principio colados por riesgo de atragantamiento)
Para que no os espantéis: se recomienda la introducción temprana de alimentos ricos en hierro como
carnes rojas y legumbres ya que se inicia la AC fundamentalmente porque el hierro de la leche materna
no cubre al cien por cien las necesidades de hierro de un bebé mayor de seis meses.
CARNES
Pollo
Pavo
Ternera
Res
Conejo
Caballo
Caza
VERDURAS
Espinaca
Acelga
Espárrago
Brecol
Coliflor
berros
Quelites
Verdolagas
Canónigos
Calabacitas, calabacin, calabaza de castilla
Guisantes o chícharos
zanahoria
papa
chayote
nabo
cebolla (en pequeña cantidad por el sabor fuerte, no alergias)
ajo (en pequeña cantidad por el sabor fuerte, no alergias)
FRUTAS
Manzana
pera
plátano
guayaba
papaya
durazno o melocotón
albaricoque o chabacano
zapote blanco, negro y chicozapote
ciruela roja y verde (sin hueso)
guanàbana y chirimoya (sin semillas, claro).
cerezas (sin hueso)
Mangos (de todas las clases)
ACEITES Y GRASAS
Aceite de oliva (el mejor)
Aceite de maiz
Aceite de giraol
Sebo y manteca de cerdo
Si hay familiares cercanos con alergia a algún alimento se debe esperar su introducción hasta los
dos o tres años.
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esta es una guia elaborada por la paho (organismo dependiente de la OMS , con el fin de establecer una
guia para la correcta alimentación de los niños amamantados. aunque estos son el objetivo principal la
mayor parte de las recomendaciones pueden aplicarse tambien a niños que toman lactancia artifical.
quiero destacar que este es un DOCUMENTO DE CONSENSO y por tanto aplicable en todo el mundo
con als adaptaciones propias de cada zona en concreto.
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añado además el enlace con la guia de alimentación del lactante sano (tanto amamantado como
alimentado con leche adaptada) que publica al asociación española de pediatria. sobre este quiero
comentar dos cosas:
1-. habla de introducir al alimentación complementaria entre los 4 y 6 meses. quiero aclarar que, para
intorducierla antes de los 6 meses el bebé debe cumplir determinados requisitos:
-que sea capaz de mantenerse sentado
-que sea capaz de mostrar aceptación o rechazo de la comida (cerrando la boca o apartando la cara)
-que haya perdido el reflejo de extrusión: o sea, que cuando de acercamos la cuchara no la escupe.
LA OMS DICE QUE: LOS ESTUDIOS REALIZADOS INDICAN QUE, LOS POSIBLES
BENEFICIOS DE LA INTRODUCCIÓN DE LA AC ANTES DE LOS 6 MESES NO SUPERAN LOS
PELIGROS POTENCIALES QUE CONLLEVA.
2-.habla de dar yema de huevo a los 10 meses: los estudios más recientes sobre alergias alimentarias
contrindican esto por:
-la alergia al huevo es una alergia muy grave, que puede tener consecuencias mortales y que, en cualquier
caso hace la vida muy dificil de aparecer.
-es imposible asegurar que solo se da la yema. la separación mecánica no es segura
-no creo que por adelantar dos meses la introducción de la yema de huevo se gane nada: los acidos grasos
que aperta de excelente calidad, se aprotan tambien añadiendo aceite de oliva a los purés.
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Desarrollo: Todos los niños mas pronto o mas tarde muestran interés por la comida de los adultos. Probar
nuevos sabores y texturas se convierte en una experiencia sensorial única y en una oportunidad de
aprendizaje. Las necesidades de cada niño, así como las funciones y capacidades de su cuerpo, pueden
servir de referencia, no sólo para decidir el momento en que se inicia la alimentación complementaria,
sino también para marcar el desarrollo de la misma. De esta manera, el niño puede participar en su
alimentación de forma activa y divertida para él: Ofreciéndole un plátano maduro podrá experimentar sin
que sea una imposición o una obligación, coger guisantes o trocitos de pollo con los dedos y llevárselo a
la boca es un buen ejercicio de coordinación.
Nutrición: Llega un momento en la vida del niño, en que la leche materna no es suficiente para satisfacer
todas sus necesidades nutricionales; ello no significa que la leche haya perdido sus propiedades sino que
no basta. La leche debe ser el alimento fundamental, cualitativa y cuantitativamente durante el primer año
de vida y sigue siendo una fuente importante de nutrientes durante el segundo año y después.
Los nuevos alimentos se deben introducir de uno en uno, en pequeñas cantidades y con al menos una
semana de separación.
Todas la madres suelen recibir detalladas instrucciones de sus pediatras sobre cuales son “los mejores
alimentos para empezar la alimentación complementaria”. El problema es que cualquier madre que hable
con otra madre, ya sea la vecina en el parque, la cuñada en Lugo o aquella amiga que se fue a Salamanca,
puede comprobar por si misma que estos supuestos “mejores alimentos” simplemente no coinciden y se
hacen cada vez mas extraños a medida que aumenta la distancia geográfica, no digamos si además la
amiga en cuestión se ha ido a vivir a otro país. Empleando el puro sentido común pronto se hace evidente
que con toda probabilidad existen tantos “mejores alimentos, cantidades y sistemas” como pediatras hay
en el mundo.
Y es que a veces nos pasa desapercibido que todas estas recomendaciones no obedecen realmente a
evidencias científicas sino que responden mas bien a los hábitos culturales de una población determinada,
a las preferencias personales de cada profesional de la salud en cuestión y a protocolos de introducción de
alimentos que fueron estipulados en su día y que tienden a perpetuarse por su propia inercia sin que nadie
los cuestione.
Las recomendaciones de los expertos basadas realmente en la evidencia científica son mucho mas
generales y es importante que todas las madres las conozcan:
• No hay ninguna base científica para recomendar la introducción de un alimento antes que otro siempre
que al principio se trate de alimentos sanos con poco potencial alergénico. Es indiferente empezar por la
fruta, la verdura, los cereales, ...
• No hay ninguna base científica para recomendar que un alimento determinado deba darse a una hora
determinada (Por ejemplo, las frutas por la tarde). Cualquier alimento puede darse a cualquier hora, a
comodidad de la madre. De hecho si la madre trabaja o debe ausentarse por cualquier motivo lo más
cómodo es que la alimentación complementaria se de en su ausencia.
• Los alimentos deben empezar a introducirse a partir de los 6 meses y siempre después del pecho o la
leche extraída. Solo si la madre está ausente y no quiere extraerse la leche, los alimentos complementarios
la sustituirán.
• Los alimentos deben introducirse de uno en uno, separados por al menos una semana (Por ejemplo, si se
decide empezar por la fruta, la primera semana se le da a probar la pera, a la semana siguiente la
manzana, y así sucesivamente).
• Se debe empezar con pequeñas cantidades que irán aumentando a medida que el niño las acepte de buen
grado.
• Nunca se debe obligar a comer a un niño.
• Procurar escurrir los alimentos para no llenarle la barriga con el agua de cocción.
• No dar alimentos que suelen causar alergia (especialmente leche de vaca y derivados, huevos, pescado,
soja, cacahuetes, melocotón, fresas, frutas del bosque y cualquier otro que produzca alergia a un miembro
de la familia) hasta los 12 meses.
• No dar alimentos con gluten (cualquiera que lleve trigo, avena, centeno o cebada, como por ejemplo el
pan y las galletas) hasta como mínimo los 8 meses, siempre y cuando ya se hayan introducido
previamente los cereales sin gluten, en caso contrario esperar y empezar por éstos últimos.
• No añadir azúcar ni sal a los alimentos.
Puesto que la capacidad del estómago de los niños es más reducida, para que puedan obtener suficientes
nutrientes de las comidas que tomen, éstas deberían ser ricas en energía y nutrientes (incluyendo micro
nutrientes). Se recomienda incluir (5):
• Variedad de alimentos (después de haberlos introducido de uno en uno separados por una semana)
• Alimentos ricos en energía, como aceites. Los purés deben ser tan espesos como el niño pueda tomarlos,
para evitar tener que diluirlos.
• Frutas frescas y vegetales
• Alimentos ricos en hierro (legumbres, carnes....)
¿QUÉ CANTIDAD?
La mejor estrategia para determinar la cantidad de alimentación complementaria que debe ingerir un niño
es fiarse de su propio sentido del apetito.
Al principio tomará apenas alguna cucharada pero en cuanto empiece a aceptar de buen grado la
alimentación complementaria irá aumentando la cantidad que ingiera.
La idea es ofrecer y, sobretodo, no obligarle jamás a comer. Cada niño tiene sus propias necesidades y
sigue su propio ritmo, pretender que coma una cantidad standard determinada a una edad determinada no
solo es inadecuado sino que puede ser contraproducente.
¿CUÁNDO INTRODUCIRLOS?
Las madres que trabajan fuera de casa suelen ser víctimas de dos errores típicos:
¿CÓMO EMPEZAR?
Los alimentos no necesariamente deben estar triturados, sino que basta que sean de consistencia blanda y
puedan ser aplastados o troceados con un tenedor o por el propio niño con la lengua y el paladar (no hay
que pretender que a los 6 meses y 1 día, el niño coma un plato entero de comida); en realidad, al
principio, la comida es más un experimento sensorial que otra cosa y seguramente no comerá más que
unas pocas cucharadas si acaso; con el tiempo irá comiendo cantidades mayores, pero mientras tanto, la
leche materna sigue alimentándolo.
Los alimentos que se ofrecen pueden ser alimentos especialmente preparados para el niño o bien los
mismos alimentos que toma el resto de la familia pero adaptados a la capacidad del niño; esto último es
preferible siempre que los hábitos alimentarios de la familia no sean muy inadecuados para un bebé; si
además el niño como a la mesa a la vez que los demás, se estará proporcionando al niño la función
socializadora que tiene la comida para el resto de la familia (Ej. El día que se prepare cocido, se pueden
apartar una patatas, garbanzos y pollo antes de añadir la sal, que machacados con un tenedor se pueden
dar al niño). No son necesarios alimentos especiales para bebés y algunos de ellos, a parte de ser caros,
llevan aditivos poco recomendables (sacarosa, aromas de vainilla, etc). Un arroz hervido es un cereal sin
gluten que el niño puede tomar desde los 6 meses.
La densidad energética de las comidas que se ofrecen al niño es algo a tener en cuenta. La cantidad de
nutrientes contenida en las papillas preparadas por las madres es muy variable (6), en general con exceso
de proteínas y con pocas calorías; la calidad de las papillas caseras mejoraría moderando la carne,
añadiendo aceite y suprimiendo la sal; además en general ninguna papilla casera supera en calorías a la
leche materna, lo que confirma la recomendación de dar antes el pecho que la papilla y demuestra lo
carente de sentido que es adelantar la alimentación complementaria porque el niño gane poco peso.
Es frecuente ver como niños amamantados acaban tomando leche artificial sin necesidad por la costumbre
de mezclar los cereales en polvo con ésta; para un niño que tome biberón, es cómodo mezclar la leche
artificial con los cereales, sin embargo un niño que toma pecho no necesita otra leche diferente a la de su
madre, así que se le pueden preparar los cereales con agua, caldo, o incluso con leche que su madre se
haya extraído, aunque esto último no es necesario si el niño toma pecho en otros momentos del día.
La costumbre de dar zumo de naranja solo o para diluir otras frutas en los primeros meses debería
desterrarse. Probablemente proceda del intento de evitar el escorbuto en los niños con lactancia artificial
en la primera mitad del siglo XX. Puesto que los niños amamantados no tienen este riesgo, no se
benefician de esta práctica, y sí en cambio se ven sometidos a un mayor riesgo de alergia, puesto que los
cítricos frecuentemente están implicados en alergias alimentarias cuando se introducen precozmente en la
dieta del niño (1).
Es importante recordar que aunque el niño necesite a partir de una cierta edad otros alimentos distintos de
la leche materna, ésta sigue siendo el alimento más nutritivo de todos cuantos pueda tomar el niño; por
este motivo, la OMS recomienda que primero se ofrezca el pecho y después los otros alimentos, aunque
ello suponga que el niño tome menos de otras cosas, lo que sería inadecuado es que por tomar primero
otras cosas el niño deje de tomar la leche materna.
¿Y SI NO QUIERE?
No todos los niños están preparados para la alimentación complementaria al mismo tiempo. Algunos ya
muestran interés por otros alimentos antes de los 6 meses, en cambio otros pueden tardar mucho mas
tiempo y no aceptarlos de buen grado hasta los 7 u 8 meses e incluso hasta más tarde (Probablemente en
breve veremos estudios que evalúen el inicio de la introducción de alimentos complementarios más
tardíamente, hacia los 8 o 9 meses de edad).
Unos niños comen una cantidad bastante “aceptable” casi desde el principio, otros apenas picotean
pequeñas cantidades de diversos alimentos hasta pasado el año.
Lo que está claro es que más pronto o más tarde todos los niños empiezan a interesarse por otros
alimentos y que mientras tanto la lactancia materna cubre sus necesidades, por lo nunca se debe intentar
imponer a un niño la ingesta de una determinada cantidad de alimento.
A muchas madres les dicen que “su leche ya no alimenta” o que “su leche es agua” y lo peor es que
muchas se lo creen.
Las papillas de carne y verduras suelen tener menos calorías que la leche y las de verduras solas y las de
fruta todavía menos, y aunque algunas papillas, como las de cereales, tengan bastantes calorías, tienen
menos cantidad de proteínas, vitaminas, minerales y otros nutrientes que la leche materna.
El único alimento capaz de satisfacer, por sí solo, todas las necesidades de un ser humano, al menos
durante una parte de su vida, es la leche materna. Un recién nacido está perfectamente alimentado durante
seis meses o más sólo con leche materna; pero nadie estaría perfectamente alimentado ni en su infancia ni
en ninguna época, si pasase seis meses comiendo solo carne, o sólo pan, o sólo naranjas. Lo que no
significa que el pan, la carne o las naranjas “no alimenten”, sino que se han de complementar con otras
cosas. Complementar, no sustituir.
No se haga muchas ilusiones, muchos niños, incluso a los dos o tres años, se despiertan casi cada noche
por mucho que hayan cenado.
Por mucho que se pretenda utilizar la comida para manipular el sueño de los niños, está demostrado
experimentalmente que los niños no duermen más por haber tomado papilla. Durante los primeros años
los niños suelen despertarse por la noche, no sólo porque necesitan comer, sino porque nos necesitan a
nosotros. Por suerte el pecho permite satisfacer las dos necesidades a la vez, y el niño vuelve a dormir
rápidamente.
La leche de continuación es un invento comercial, sin apenas utilidad práctica. Tanto la AAP como la
OMS opinan que las leches de continuación son innecesarias y recomiendan tomar la misma leche
durante el primer año.
¿Para que la inventaron, entonces? Muy sencillo. La ley prohíbe, en muchos países (incluido España),
hacer publicidad de la leche de inicio. Pero la mayoría, por desgracia, no prohíben la publicidad de la
leche de continuación. Así que para los fabricantes es ideal disponer de dos leches con el mismo nombre,
que sólo se diferencien por el numerito, de esta manera al publicitar PATATIN 2 consiguen hacer
aumentar las ventas de PATATIN 1.
La principal utilidad de las leches de continuación, según la ESPGAN, es que son más baratas. Como la
leche artificial es cara, las madres con menos recursos que dan el biberón pueden sentirse tentadas a
introducir antes del año la leche entera de vaca, lo que no sería muy conveniente. Una leche que, sin ser
tan adaptada, saliese más barata, podría resultar útil.
¿Sin ser tan adaptada? En efecto. La leche de vaca tiene un exceso de proteínas, más del triple que la
leche materna lo que es uno de sus mayores peligros ya que un bebé no puede metabolizar una cantidad
tan grande de proteínas, y puede enfermar gravemente. La fabricación de la leche artificial consta de
varios pasos, uno de los cuales es quitar la mayor parte de las proteínas, proceso que no es nada fácil. Si
no hay que quitarle tantas, resulta más fácil de fabricar y, por tanto, más barata. La ESPGAN parece creer
que la diferencia de precio será sustancial, pero al menos en España, la diferencia para el consumidor es
muy pequeña.
No es que la leche de continuación sea mejor para los bebés mayores. Es peor que la leche de inicio,
porque está menos adaptada. Pero los bebés mayores tienen una mayor capacidad para metabolizarla por
lo que es más fácil que la puedan tolerar.
La industria láctea intenta darle la vuelta a la tortilla y vender la leche de continuación como “enriquecida
en proteínas para cubrir las necesidades en aumento de su hijo”, pero no hay que dejarse engañar. Las
necesidades de proteínas de los niños disminuyen a medida que crecen por lo que el exceso de proteínas
en la leche de continuación no es ninguna ventaja para los bebés, sino sólo un desecho industrial.
Por supuesto los niños que toman pecho pueden seguir con el pecho pasados los 6 meses hasta que la
madre y su hijo deseen.
Si no come carne no tendrá suficientes proteínas Tal como se desprende del apartado anterior, incluso si
el bebé solo tomase leche, ya tendría suficientes proteínas. Y los cereales y legumbres aportan más
proteínas todavía. De hecho el exceso de proteínas suele ser uno de los inconvenientes que presentan la
mayoría de las papillas caseras (6).
ecomendaciones “clásicas”
Me refiero a las más conocidas y utilizadas los últimos 20 años, es• decir, de la época en que se ha
abandonado el pecho de forma masiva.
Estas recomendaciones pueden variar de un pediatra a otro, de una ciudad a otra, y, por supuesto, de un
país a otro.•
Conviene recordar que NO SON NORMAS sino RECOMENDACIONES•
1.- Fórmula de inicio desde el destete (generalmente precoz, debido a la introducción de biberones
suplementarios) (Un biberón de “ayuda” a quien ayuda no es a la madre a tener más leche, sino a las
casas comerciales a vender sus productos)
2.- Fórmula infantil de continuación (2) desde los 4-5 meses
3.- Cereales sin gluten desde los 3-5 meses
4.- Cereales con gluten desde los 7-8 meses
5.- Frutas desde los 4-5 meses
6.- Verduras desde los 5-6 meses
7.- Carne de pollo, ternera, pavo o cordero, desde los 6-7 meses
8.- Pescado desde los 10 meses
9.- Yema de huevo desde los 9-10 meses
10.- Huevo completo desde el año.
VENTAJAS:
- Parece ser que tanto a las madres como a los médicos y pediatras, les da seguridad disponer de una
pauta.
- No hay ningún “disparate”. Es una pauta bastante razonable.
- Introduce paulatinamente los distintos alimentos.
INCONVENIENTES:
- Se toman por NORMAS lo que solo son RECOMENDACIONES.
- El hecho de que cambie de un pediatra a otro, de una ciudad a otra, puede inducir confusión y duda.
- Cuando un niño o una familia sigue una pauta algo diferente , cuando introducen algún alimento en otro
orden o “demasiado pronto”, un comentario o una regañina por parte del médico, puede inducir
culpabilidad en la familia.
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OMS = Organización Mundial de la Salud.
ESPGAN = Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátricas
AAP = Asociación Americana de Pediatría.
4.- Los alimentos nuevos deben introducirse poco a poco, de uno en uno, para observar si aparecen
reacciones. Especialmente en familias con alergias. En esos casos, los alimentos más alergénicos (leche
de vaca, pescado y huevo) deben darse después de cumplir un año.
5.- No hay ninguna razón para introducir primero la fruta y luego la verdura o hacerlo al revés. Hay que
basarse en las costumbres locales y familiares, así como en los productos de la tierra.
6.- Los alimentos con gluten no deben introducirse antes de los 4 meses. Recomiendan darlos después de
los 6 meses.
7.- Adaptarse a la maduración y al desarrollo psicomotriz del niño.
Así que la introducción de otros alimentos no se hace tanto en función de la edad como del grado de
desarrollo del bebé. La criatura está lista para empezar a tomar otros alimentos cuando:
- Es capaz de sentarse sin ayuda (seria muy difícil dar de comer a un niño que se cae para los lados)
- Pierde el reflejo de extrusión, que hace que los niños expulsen la cuchara con la lengua (Probablemente
la utilidad originaria de este reflejo es impedir que los bebés se traguen moscas, piedras y porquerías,
hasta que adquieren cierto discernimiento para distinguir lo que se come de lo que no se come, por si
acaso, lo escupen todo)
- Muestra interés por la comida de los adultos.
- Sabe mostrar hambre y saciedad con sus gestos. Al ver acercarse una cuchara, el niño que tiene hambre
abre la boca y mueve la cabeza hacia delante. El que está saciado, la cierra y mueve la cabeza a un lado.
8.- La lactancia materna debe continuar hasta los 2 años y más adelante, si la madre y el hijo así lo
desean. La leche de mujer continúa siendo una importante fuente de nutrientes para el niño mayorcito, así
como vehículo de defensas vivas.
9.- Dar el pecho antes que los otros alimentos para que la madre siga teniendo mucha leche.
En la práctica ¿Qué debo hacer?
El bebé mama tranquilo. Moja 5-6 pañales al día. Gana peso según la edad (aunque hay muchas
variaciones de un bebé a otro).
Es verdad. Conozco a muy pocos niños que les guste la papilla clásica (plátano, manzana, pera, zumo de
naranja). A lo mejor la prueba, pero no se termina todo lo que has preparado. Déjale probar.
La mayoría de los bebés prefieren tomar las frutas por separado, es decir, que la pera sepa a pera y el
plátano a plátano. A partir de los 6-7 meses, le gustará tomar unos cuantos trocitos que e él cogerá con su
propia mano.
Recuerda: una toma de frutas tiene menos calorías y menos proteínas que tu leche. Si el bebé está
creciendo necesita muchas proteínas. Las vitaminas de la fruta se necesitan en muy poca cantidad.
7.- ¿Le hago su pucherito de verdura clásico o son mejores los potitos?
El pucherito de verduras suele llevar una mezcla de verduras variadas, según la estación, incluyendo
ocasionalmente lentejas, arroz y guisantes.
También es habitual cocer un poco de carne o pollo y echar un poco de aceite de oliva. Estupendo. Es un
buen alimento.
Si no pones la carne (trituras solo la verdura) el bebé necesitará las proteínas de tu leche. Aunque se
recomienda poner verduras variadas, pues cada una aporta minerales o vitaminas distintas, no es
necesario que vayan todas juntas siempre. Se puede variar de uno a otro día.
Los potitos son lo mismo, pero de fábrica. Son baratos. Sin duda son un buen recurso para algún día
aislado. En su fabricación se pierden sin embargo muchas vitaminas. Y en su composición, a veces
introducen alimentos demasiado pronto para lo que nos gusta a los pediatras. Por ejemplo, hay potitos con
pescado recomendados para niños a partir de 5 meses.
Por supuesto que sí. Con las excepciones lógicas: alimentos muy salados, condimentados con especias
con mucha grasa o fuertes.
Hay algunas verduras que no se recomiendan en los bebés antes del año: las coles de bruselas, los nabos,
las remolachas, las espinacas.... Se debe a que concentran algunos de los abonos utilizados en su cultivo.
Ojo: las zanahorias también concentran los nitritos.
No. Tu leche aporta todos los fundamentales. Y si ya toma puré de verdura, puedes ponerle arroz de vez
en cuando, que también es un cereal. O puedes darle alguna galleta o pan.
Como se hacen con cereales que contienen gluten (trigo, la mayoría de las veces), no debe tomarlos antes
de los 6 meses.
Los niños con enfermedad celiaca no toleran el gluten, pero solo uno por cada 1500-2500 niños la padece
Tomar el gluten más tarde no perjudica a nadie y permite a ese potencial enfermo, enfermar más tarde, lo
que tendrá consecuencias menos graves para él que silo toma muy precozmente.
Varias. Los ingleses toman porridge que es una papilla de agua o leche con harina de avena. Los canarios
toman su famoso Gofio que es harina de maíz tostado y se lo dan a los bebés con caldo o con leche o con
fruta.
Si el niño tiene ya cerca de un año, puedes hacerle una papilla de cereales con leche de vaca esterilizada.
O darle leche migada con pan. O con galletas.
Pero también se puede añadir en la papilla de frutas (si tu hijo es de los que si les gusta) o puede
mezclarse con zumo de frutas o con caldo de verduras
Al caldo de las verduras se le puede añadir sémola de trigo o de arroz, o tapioca, aunque estos productos
tienen que hervir un ratito.
Es raro que un bebé que toma el pecho se niegue a tomar fruta natural. Pero si de verdad te parece que
toma muy poca, puedes darle algo de zumo natural, para que tenga vitaminas. La licuadora es útil para
esto, pero se queda dentro de ella otro de los componentes de la fruta que nos interesa: la fibra.
En realidad, los zumos comerciales son totalmente innecesarios en la alimentación (tanto de niños como
de adultos). Primero, porque han perdido casi todas las vitaminas naturales. Segundo, porque no aportan
la fibra de la fruta. Tercero, porque suelen tener algún conservante, estabilizante o sustancia artificial.
Cuarto, porque tienen exceso de azúcares Incluso los que especifican que no tienen azúcar añadido, tienen
los azúcares propios de la fruta. Uno de ellos es el sorbitol y esta sustancia puede producir diarrea. Por
ejemplo, el zumo que más sorbitol contiene es el de manzana y... mucha gente opina que es bueno en caso
de diarrea! Por ultimo, recordemos el efecto cariogénico de todos los azúcares, aunque sean “naturales”
Sí. Aporta unas pocas calorías más y facilita la absorción de las vitaminas liposolubles. Tu leche tiene un
poco de grasa también por ese mismo motivo.
Pues claro. Si no lo necesitó al principio, ahora quiere mejor la cuchara. No te preocupes. Los niños no
necesitan “acostumbrarse” a los biberones. De mayor lo que va a usar son cubiertos.
Ninguno de ellos. Es decir: es raro que no tome ABSOLUTAMENTE nada de fruta. Seguro que, si le das
el pecho, prueba de tu comida. Los que toman el pecho están acostumbrados a los cambios de sabores.
Los que toman biberones no y quizá por eso les cuesta probar otros alimentos.
Los potitos de fruta apenas tienen vitaminas, aunque si les queda la fibra. Pero su sabor no parece en
ningún modo a la fruta normal. Usar solo excepcionalmente.
Los preparados de harina “multifrutas” tienen más harina (cereales) que frutas. Ni tienen vitaminas, ni
fibra. Casi solo hidratos de carbono. No recomendado.
La mayoría de los bebés pueden masticar (aunque no tengan dientes) alimentos sólidos a partir de la edad
en que son capaces de cogerlos con la mano y llevárselos a la boca, es decir, sobre los 6-8meses.
No hay que tener tanto miedo a que pueda atragantarse, aunque conviene estar atentos por si se mete
algún trozo grande, que no se deshaga bien. Por ejemplo, la pera, el pan, se deshacen prácticamente en la
boca, al ablandarse por la saliva. Sin embargo la manzana no. Y mucho más peligrosos son los frutos
secos. Esos no deben estar presentes si el bebé anda suelto. Conviene que los niños aprendan a masticar a
la edad adecuada, cuando están preparados para ello, o de lo contrario, les costará mucho más.
Sin embargo no me parece acertado hacer purés gruesos, con trozos. Creo que también a los mayores nos
puede dar náuseas encontrar un “tropezón” inesperado en un puré o una crema.
Claro. Es lo normal. Primero aprende a “coger” la cuchara, pero sin querer, al llegar cerca de la boca, la
gira y se cae el contenido. Más adelante, sobre los 15-18 meses, será ya capaz de conseguir que la comida
llegue a la boca.
No le desanimes a probar aunque tengas que bañarle después. Es mejor que aprenda cuando está
interesado en ello, en el momento en que él mismo Le está diciendo que está preparado.
A partir de que cumpla un año. Antes de esa edad no es conveniente, porque al parecer, además de que
apenas contiene hierro, puede producir un sangrado microscópico en el intestino del bebe y producirle por
tanto anemia ferropénica.
Conviene que sea leche entera y esterilizada. La leche desnatada pierde las vitaminas A y D, necesarias
para su crecimiento (la D).
Las leches “de continuación” tienen como ventaja que aportan hierro, pero son caras.
Las leches "júnior" tienen azúcar añadido, y les han modificado las grasas (mitad animales, mitad
vegetales). No me parece que sean necesarias si el resto de la alimentación es equilibrada. También son
caras.
El natural. Por supuesto. Los de sabores, solamente se diferencian en unas pequeñas cantidades de
colorante y aroma
(Aditivos autorizados E-XXX) totalmente innecesarios, aunque sean inocuos.
Los humanos tenemos predisposición natural a que nos gusten los sabores dulces. Sin embargo, el exceso
de dulces puede abocarnos a las caries, la obesidad... y por tanto se suele recomendar que no
acostumbremos a los bebés a los sabores exclusivamente dulces.
El yogur natural sin azúcar puede resultar muy ácido pero sólo si no lo ha probado antes azucarado.
El menos ácido es el tipo BIO, le sigue el Chamburcy y los otros, son todos un poco más ácidos.
En efecto. Algunos, por su envase o publicidad poco dará pueden hacemos creer que se trata de yogur,
pero no lo son. Suelen ser productos con espesantes (las natillas, los postres de chocolate, toffe, Mouse,...
Los postres lácteos que no necesitan refrigeración (Pascual y PMI) aunque están hechos con leche
fermentada, son tratados con calor, por lo tanto, las bacterias que proporcionan uno de los mayores
méritos al yogurt, se mueren. O sea, que aunque desde el punto nutricional son iguales, y tienen poca
lactosa, no aportan bifidobacterias a la 2 flora intestinal de quien los consume. Así que, en caso de
diarrea: yogurt-yogurt.
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