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Cómo derrotar la ira.

Venciendo a cuatro gigantes


Comunidad Cristiana de El Limón
Pastor Mario Enrique López
3 abril 2011.
El temor puede que sea el primer problema emocional que se presente en la familia, y puede que afecte a
más personas que el segundo; pero no es el enemigo número uno de la familia. Esta deshonra queda para la
ira, que en ocasiones asume la forma de hostilidad y furor. Son más las esposas que han sido apaleadas, niños
maltratados y destruidos psicológicamente por los violentos estallidos de la ira que lo que nadie pueda contar.
Es imposible exagerar en demasía el daño que esta emoción produce a la familia, al matrimonio, y a todas las
demás relaciones interpersonales.
Muchos hombres parecen tener la extraña idea de que la ira es un rasgo masculino justificable. "Todos los
hombres enfurecen". Algunos incluso insisten en que un hombre que no tenga el problema de la ira no es un
verdadero hombre. ¡Nada puede estar tan lejos de la verdad! La tendencia natural del hombre hacia la ira es lo
que probablemente ha provocado más guerras, creado más conflictos y destruido más hogares que cualquier
otro rasgo universal.
La ira parece ser la manera en que el hombre expresa sus frustraciones, pero es un error considerar la una
emoción benéfica. De hecho, inhibe el recto juicio y el sereno pensamiento.
La ira, hostilidad, o furia, o, como la Biblia la llama, la "maldad", es tan antigua como el hombre.
Indudablemente, recordarás la primera pelea familiar en la historia. "Se ensañó Caín en gran manera, y... se
levantó contra su hermano Abel, y lo mató" (Génesis 4:5-8). Desde aquel trágico día, son millones los que han
muerto prematuramente, e incontables los matrimonios que han quedado destruidos decido a la ira. La
cantidad de niños sometidos a tensión emocional en el lugar debido a la ira de los adultos, abruma la mente.
1. Efectos de la ira.
La ira no sólo destruye la vida del hogar, sino que arruina la salud. Se relacionan 51 enfermedades que
pueden ser provocados por la tensión producida por la ira o por el temor, incluyendo hipertensión sanguínea,
ataques de corazón, colitis, artritis, cálculos renales, problemas de la vesícula biliar, y muchas otras. Los
médicos nos han advertido durante años que las enfermedades inducidas emocionalmente dan cuenta del 60
al 85% de todas las enfermedades actuales. Lo que quieren decir es que la tensión provoca enfermedades. La
ira, el temor y la culpa son las causas primarias de la tensión, y son claramente las principales causantes de la
mala salud.
La ira y la amargura reprimidas pueden perturbar emocionalmente a la gente hasta que dejan de ser
ellas mismas. En este estado pueden tomar decisiones dañinas, ruinosas o desconcertantes. Somos criaturas
intensamente emocionales, así creadas por Dios; pero si permitimos que la ira nos domine, apagará la más rica
emoción del amor. Muchos hombres llevan a casa a los rencores e irritaciones de la oficina, e
inconscientemente dejan que está ira reprima lo que podría ser un abierto a fluir de amor hacia su esposa e
hijos. En lugar de gozar de su familia y de dejar que ella disfrute de él, permite que su mente repase todo los
malos acontecimientos del día. La vida es demasiado corta y nuestros momentos en el lugar demasiado breves
como para pagar un precio tan elevado por la ira.
En mi opinión, el daño físico provocado por la ira sólo es excedido por el daño espiritual que da como
consecuencia. La ira encoge más a los cristianos, y hace más pigmeos espirituales, que cualquier otro pecado.
Ha provocado muchas peleas en las iglesias y ha "apagado" a más jóvenes cristianos que cualquier otra cosa. La
ira contrista al Espíritu Santo en la vida del creyente. “Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería,
maledicencia y toda malicia. Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a
otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesios 4:30-32).
2. La ira es pecado.
Muchas personas no creen que la ira se ha pecado y tratan de justificar la insistiendo: "es natural", "la ira
es universal", "no toda ira es pecado". Alguien también indicó: "la persona que nunca siente conscientemente
ningún arrebato de ira está emocionalmente enferma". Estoy de acuerdo en que hay un lugar para una ira no
egoísta, a corto plazo, que no hace daño a los demás y que no involucra pecado. Pero tal ira es objetiva, en
favor de otros. Estoy convencido de que hay razones por las que la ira inducida por ello es pecado.
a. La Biblia es sumamente clara en su condena de la ira: más de 14 veces.
b. Es esencial la pecaminosidad de la ira a fin de llevar a cabo una cura.
Veamos los siguientes versículos bíblicos:
“Deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo,” (Salmo 37:8)
“No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque el enojo reposa en el seno de los necios.” (Eclesiastés
7:9)
“ 18 El hombre iracundo promueve contiendas; el que tarda en airar se apacigua la rencilla.” Proverbios
15:18.
“8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas de vuestra boca.” (Colosenses 3:8)
“19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardo para hablar, tardo para
airarse,20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” Santiago 1:19-20.
Ver también: Pr.15:7; 17:1; 21:19; 15:18; 25:2; 16:.32; 10:12.
Se podrían citar muchos otros versículos para ilustrar aún más que Dios condena la ira en el corazón
humano. De hecho, el significado es tan claro y se entiende con tanta facilidad que no hay necesidad de
comentarlos, sólo debemos dejar que la Palabra de Dios hable por sí misma.
El mejor versículo que se puede utilizar para justificar la ira es Efesios 4:26-27:
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo.”
Puesto que éste es el único texto bíblico que parece aprobar la ira, deberíamos examinarlo con cuidado.
Lleva 2 serias cualificaciones: airarse (1) sin pecar y (2) sin llevar esta ira al siguiente día.
La primera prohíbe cualquier pensamiento pecaminoso o cualquier expresión pecaminosa de la ira. Y la
segunda exige evidentemente que está ira sin culpa no persista después de la puesta del sol. Los que terminan
su vida en la puesta del sol no cultivaran problemas emocionales tampoco. De pasada, el versículo 27 sugiere
que si se permite que la ira inocente siga ardiendo después de la puesta del sol, se da con ello "lugar al diablo".
La solución al aparente conflicto entre los 14 versículos que condenan la ira y Efesios 4:26, que parece
aprobarla, es en realidad muy sencilla. La Biblia permite la recta indignación y condena toda ira inducida
egoístamente.
Los que usan Efesios 4:26 para justificar la fragilidad humana de la ira tienden a pasar por alto un hecho
muy importante. Cinco versículos más adelante en este mismo contexto le hemos:
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia.”
Todo esto nos muestra que la recta indignación es aceptable, pero que la ira inducida por causas
personales es pecado. ¿Cuál es la diferencia? ¡El egoísmo! La ira inducida por el egoísmo, que es la clase de ira
que la mayor parte de nosotros experimentamos y que provoca tanta perturbación personal y familiar, es un
terrible pecado.
3. Los sutiles problemas de la ira.
Debemos entender algo bien claramente la Biblia condena todo tipo de amargura, resentimiento e
indignación humana. Se trata simplemente de sutiles formas de ira. Las personas que anidan resentimientos y
amargura contra un padre, hermano, hermana o jefe en el trabajo, son propensos a dejar que rebose y a que
dañe sus relaciones con otras personas. El resentimiento y la amargura preservadas en los recovecos de la
mente son como un cáncer; crecen hasta que devoran a toda la persona. Esta es la razón por la que las
personas que no pueden olvidar una infancia de su afortunada, o un rechazo, o una herida, son
invariablemente personas de fichadas.
4. Siete pasos para curar la ira.
Los siguientes siete pasos puede que no parezcan científicos, pero son bíblicos y además funcionan.
Primer paso: enfréntate a tu ira como pecado. El paso de gigante para vencer la ira es afrontarla como
pecado. En el momento en que intentes justificarla, explicarla, o darle la culpa a otra persona, eres incurable.
Ya hemos visto suficientes referencias en la Biblia que nos indican que la ira es pecado.
Segundo paso: confiesa todo pensamiento o acto de ira tan pronto como acontezca. Éste es también un
paso gigantesco. En 1 Juan 1:9, dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad.” Tan sólo la sangre de Jesucristo es adecuada para limpiarlos de todo
pecado, y está a disposición de todos los que lo invocan con fe.
Tercer paso: pide a Dios que quite de ti esta pauta de pensamientos de ira. En 1 Juan 5:14-15, “Esta es la
confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos
que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”
Se nos asegura que si pedimos cualquier cosa conforme con la voluntad de Dios, él no solamente nos oye, sino
que accede a nuestras peticiones. Ya que sabemos que no es la voluntad de Dios que seamos iracundos,
podemos estar ciertos de la victoria si le pedimos que nos quite este hábito.
Cuarto paso: perdona a la persona que ha suscitado tu ira. En Efesios 4:32 se nos instruye a perdonar nos
"unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo". Si un padre, una persona o una "cosa"
ocupan en tu vida muchos de tus pensamientos, pronuncie de una manera especial una oración de perdón a
Dios en forma audible. Cada vez que vuelvan los pensamientos hostiles, usa el mismo procedimiento.
Gradualmente, tu perdón se hará factible, y volverás tus pensamientos a cosas positivas.
Quinto paso: da gracias de una manera formal por cualquier cosa que "te moleste". La voluntad de Dios
para todos los cristianos es "dar gracias en todo..." (1 Tesalonicenses 5:18). La acción de gracias es terapéutica
y la ayuda, particularmente en la reducción de la ira. No te encolerizaras ni deprimirás si ante cada insulto,
rechazo o daño, das gracias. Desde luego, ello puede ser difícil en ocasiones, pero es posible. Dios ha
prometido nunca abrumarte con una carga que no puedas llevar (1 Corintios 10:13). Naturalmente, habrá
ocasiones en que tal acción de gracias tendrá que ser dada por la fe, pero Dios proveerá también la fe
necesaria. Aprende el arte de orar con acción de gracias.
Sexto paso: concéntrate en la reflexión sobre cosas positivas, incluyendo el amor hacia los demás,
incluyendo el antiguo objeto de tu ira. La mente humana no puede tolerar un vacío; siempre tiene que
ocuparse de algo. Cerciorarse de que te concentras en lo que la Escritura aprueba, como todo lo que es "...
verdadero, honesto, justo, puro, amable, todo lo que este buen hombre, virtud, algo digno de alabanza".
(Filipenses 4:8). Las personas con tales sentimientos positivos no se ven acosadas por ira, hostilidad o cólera. Se
trata esencialmente de sujetar todo pensamiento a la obediencia de Cristo. La ira es un hábito, un hábito
pecaminoso inducido por el temperamento, desencadenado a través de los años por angustias y circunstancias
desagradables que pueden controlar a la gente con tanta tenacidad como la droga, haciéndola reaccionar
interna o externamente de una manera egoísta y pecaminosa. A no ser que permitas que el poder de Dios
dentro de ti también tus pautas de pensamiento, tu condición ira arruinando gradualmente tu salud, tu mente,
tu negocio, tu familia, o tu madurez espiritual. Además, entristece al espíritu Santo, robándote de la vida
abundante que Jesucristo desea darte.
Séptimo paso: repite la fórmula anterior cada vez que sientas ira. Esta fórmula ayuda de manera gradual
para obtener la victoria. Todo lo que ha costado mucho tiempo en arraigarse nuestra vida, también irá
desapareciendo poco a poco.
Nunca se es demasiado viejo y demasiado hundido en el hábito para poder cambiar. Dios es para ti, y te
dará toda la ayuda que necesites. Es tu decisión.

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