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PRÓLOGO
E stimado lector, un año más, si estás leyendo estas líneas, tienes en tus manos la últi-
ma edición de El Sudario. Desde la apuesta que hemos tenido este año por su original
portada hasta cada uno de los diversos artículos, agradeciendo a los autores su colabora-
ción desinteresada, nos encontramos ante una publicación con una visión diferente de la
Semana Santa.
Un foro libre, sin censuras, petrificado para la posterioridad, que este año presenta
desde artículos que rozan la cientificidad, lo documentado y hasta la opinión de cofrades
que viven el día a día del mundo cofrade.
Esta publicación termina y nace como la culminación de un año en el cual podemos
afirmar que se han consolidado las procesiones infantiles de mayo (este año cuatro agru-
paciones emanadas de las cofradías han participado en la procesión del día de la Ascen-
sión, por lluvia en las cruces de mayo, así como el éxito de la incorporación de la carrera
oficial y venia en las mismas), en segundo lugar los galardones del Corpus Christi que se
van consolidando tras su segundo año como un agradecimiento a todos aquellos que con
su esfuerzo consiguen que el paso de Jesús Sacramentado por las calles de Úbeda sea
cada vez más decorosa y acorde con la solemnidad del acontecimiento y además de los
concursos de escaparatismo y fotográficos.
Junto a esta publicación, hemos presentado un precioso y original cartel en nuestro
consolidado concurso de Semana Santa. Con él terminamos un año y comenzamos otro;
deseando que estas líneas sean de su gusto, al menos le permitan pensar y ser críticos
positiva y constructivamente, mientras nos preparamos para la Pasión del Señor y sobre
todo para su Gloriosa Resurrección.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
COLABORADORES:
Luis C. Arriaga Pineda
Pablo Jesús Lorite Cruz
Daniel Madrid Pastor-Gómez
Dirección y coordinación: Alfonso Moreno Mira
Asoc. CULTURAL COFRADE
“AMIGOS DE LA SEMANA SANTA” Pedro M. Herrador Marín
Diseño y realización: Juan Antonio Soria Arias
GRÁFICAS MINERVA Francisco Javier Ruiz Ramos
Autor foto portada: Salvador Molina López-Martell
ALFONSO DONOSO BARELLA
Francisco Jurado Ruiz
Autores fotos interior: Leonardo C. Tallada Sánchez
VICENTE J. ALMÁGRO
ADRIÁN MOLINA Gloria Martino Linares
ANTONIO BARRIONUEVO
ALFONSO DONOSO BARELLA Pedro Cruz López
DANIEL MADRID PASTOR-GÓMEZ Alfonso Donoso Barella
JUAN ANTONIO SORIA
Felipe Torres Villalba
Autor foto contraportada:
DANIEL MADRID PASTOR Antonio Manuel Medina Gómez
Joaquín Cano Gómez
Tirada:
800 Ejemplares Antonio Ángel Ruiz Resa
REVISTA Nº 12 • Cuaresma 2011 Manuel J. Correro Resa
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Como muchos de ustedes saben, hace unos años realicé un trabajo de investigación
sobre el origen de los sobrenombres o apodos de nuestra ciudad. En uno de sus apartados
me hacía eco de aquéllos que salpicaban a nuestras cofradías de Semana Santa. Cuando
hablaba de cómo se podían originar, esto fue lo que escribí relacionado con las causas que
lo originan: Se puede dar por una peculiaridad…una circunstancia concreta…o un hecho
determinado…una cualidad o característica y luego el vulgo se encargará de difundirlo y
perpetuarlo.
Y precisamente eso fue lo que ocurrió el año pasado en la noche del Lunes Santo
cuando el pueblo vio en la calle al Santísimo Cristo de la Pasión “Costaleros” en su primer
desfile procesional y comprobó in situ cuáles eran sus reducidas dimensiones comparándo-
las con las demás imágenes de las distintas cofradías. Y Úbeda vio un santo pequeño, un
“santillo”; pero como la agudeza del lugareño llegaba más lejos y sabía que dicho “santi-
llo” había sido realizado por el artista del barro Paco “Tito”, no tardó mucho en bautizarlo
como “Santito”, conjugando así su pequeñez con el sobrenombre del autor.
Algo parecido tuvo que acontecer aquel Jueves Santo de 1926 cuando salió el primer
desfile procesional del Cristo de la Flagelación “La Columna” y sus cofrades-penitentes
lucían túnica de color rojo-grana con capirotes verdes. El vulgo pronto comenzó a difundir
sus correspondientes apelativos como: “Los Tomates”, “Tomates rojos y verdes”, quedan-
do para muchos años el remoquete más atinado como fue el de “Pimientos y Tomates”. Del
mismo modo y en esta misma cofradía, ocurrió el año en que Francisco Palma Burgos dotó
al Paso de Misterio de dos sayones, esculpiendo uno de ellos con aspecto muy desagrada-
ble advirtiéndose en su boca una prominente mella. Aquél sayón que asustaba a los ni-
ños le conocieron por el
“Mellao”, cuestión que
quedó zanjada cuando
el autor sustituyó la ca-
beza del mismo.
Por consiguiente, el
año 2010 fue testigo del
nacimiento de otro so-
brenombre en nuestras
cofradías, que vendrá a
“enriquecer” la lista ya
existente y que será el
pueblo el responsable
de difundirlo, mante-
nerlo y consolidarlo.
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U nos años atrás en esta misma revista de opinión cofrade, escribí un artículo llamado “un capitán
para este barco”, y después del tiempo que ha pasado, tengo que volver a tocar este tema, no
solo porque el barco siga sin timón ni timonel, sino porque el barco cada vez tiene más fugas, más
grietas y el agua empieza a llegarnos al cuello, o lo que es lo mismo, corre el serio y grave peligro de
hundirse. ¿ Y ante esto, que hacemos cada uno de los tripulantes y pasajeros de la nave?
Empezaremos a decir que el capitán y sus oficiales, los cuales tienen el mando por completo de
la nave, más que intentar solucionar los problemas, lo que hacen es agrietar más la distancia entre
la tripulación y los pasajeros. Parece que no se dan cuenta que hace unos años, el barco estaba lleno
y a día de hoy, está cada vez mas vacio, y con unas previsiones de futuro bastante negativas. Pero
claro, no son capaces de mirar mas allá de su ombligo y de creerse con la verdad absoluta. No son
capaces de ver, que algo está fallando y sobretodo no son capaces de admitir cualquier tipo de idea,
que venga de los pasajeros, para intentar solucionar algo, ya que estos lo que tienen que hacer es
obedecer y acatar las órdenes que vengan desde la capitanía.
Luego tenemos la otra parte de la tripulación, la dedicada al servicio de los pasajeros y por
supuesto al servicio del capitán y sus oficiales. Esta parte es sumisa de los superiores y es capaz de
traicionar sus propias ideas, con tal de mantenerse dentro del barco. A la vez, no es capaz de levan-
tar mucho la voz por si se le escucha y baja su categoría de rango.
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P ese a ser un cofrade de los denominados “de cuna”, esto es, por tradición familiar,
nunca he colaborado con mi Cofradía salvo para pagar cuotas, participar en la Proce-
sión y asistir a la Fiesta Principal de mis Titulares.
Muchos de vosotros que leéis estas líneas estaréis pensando: “Vaya mierda de Cofra-
de. No sé cómo puede autodenominase así”. Posiblemente, es más, seguramente no os
falte razón. Sin embargo, ésta es la opción que he elegido y el papel que juego, en cuan-
to a este tema en particular, todos los años desde el día en que nací y mi padre decidió
hacerme Hermano, al igual que al resto de sus hijos, de la Cofradía en la que él tampoco
colaboró pero que, sin embargo, era la Cofradía de sus amores. ¿Qué paradoja? ¿No os
parece?
Procedo de una familia cristiana: mis padres nos enseñaron, o al menos eso inten-
taron, que existía un Dios Padre, un Jesús Hijo, una Virgen María y toda una pléyade
de Santos cuya lista era más larga que la de los Reyes Godos. Al contrario que en otras
familias que conozco, en mi casa, no se nos obligaba a asistir a misa dominical. Por otra
parte, recuerdo que algunos de mis amigos a los que sus padres sí que les obligaban a ir,
no lo hacían y preferían gastarse la “paga” del domingo en los carrillos de la antigua Plaza
Vieja, en los Elis matando marcianitos o jugando al futbolín.
Exactamente no sé por qué os cuento esto. Es una parcela de mi vida que, como tan-
tas otras, no interesa a casi nadie.
Hace ya algunos años que salí de Úbeda para estudiar en Granada. Los vínculos con la
ciudad que me vio nacer se han mantenido: familia, amigos y Semana Santa, a lo que ob-
viamente he de adscribir, irremediablemente, a mi Cristo, a mi Virgen y a mi Cofradía.
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cargo dentro de una Hermandad. Muchos de ellos, hijos o sobrinos de aquellas personas
que recuerdo vagamente de mi niñez y juventud.
Por circunstancias y, como he dicho, por el contacto que siempre he intentado man-
tener con Úbeda y con aquellas cosas que me han gustado e interesado, la Semana Santa
por ejemplo, desde una relativa distancia física, he estrechado ciertos vínculos con estas
personas. Antes nunca, jamás, habíamos cruzado sino alguna palabra cortés o un educado
saludo.
De igual forma y, por la misma vía, estoy al tanto de lo que sucede en nuestra ciudad
y lo que pasa entorno a nuestras Cofradías y Semana de Pasión. Internet y Cruz de Guía
tienen la culpa.
Desde una relativa distancia, como he dicho más arriba, me he acercado al Mundo
Cofrade de nuestra Ciudad dando un pasito más. Sigo sin limpiar tronos, sigo sin preparar
enseres…. Como antaño, acudo a la Fiesta Principal en honor a mi Jesús Caído y a mi Vir-
gen de la Amargura y poco más. Sin embargo curiosamente me siento más dentro de este
mundo que nunca, más incluso que cuando salía con la Banda de mi Cofradía el Viernes
Santo o ensayábamos a diario en Liderfil o en los Salesianos cada Cuaresma.
Hoy, casi desde dentro, veo una actividad cofrade profundamente dinámica en nues-
tra Ciudad. Tiene un enorme peso que puede resultar interesante, incluso atrayente para
muchos.
Sin embargo y pese a intentar comprender ciertas cosas y ciertos hechos que se
producen en su seno, no logo entender, por más que me esfuerzo e intento, cómo puede
existir tal grado de hipocresía entre aquellos que presumen llamarse a sí mismos Cofrades
Hermanos.
Por otro lado se encuentra otro tipo de crítica, no menos dura en su fondo, aunque
más moderada en sus formas, que incomoda a según qué personas. Me estoy refiriendo a
la crítica constructiva, realizada con afán de mejorar aquellos aspectos que necesitan op-
timizarse y que, sin embargo, es considerada como un ataque profundo que rápidamente
hay que neutralizar en pos o en beneficio de un trabajo que siempre se está realizando y
al que no conviene darle la luz necesaria puesto que podría venirse abajo. Eso se llama
oscurantismo amigos míos.
No voy a ser yo quien dude del trabajo que realizan estas personas, de los “sacrifi-
cios” y horas de dedicación que atesoran sobre sus espaldas, del tiempo que dejan de
estar con sus familias por esta loable tarea y por el profundo amor que sienten por sus
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Cofradías. Pero no nos equivoquemos, es una opción que han elegido ellos y no por ello la
crítica, siempre respetuosa y con carácter constructivo, ha de ser considerada un ataque
que viene a tambalearnos con el propósito de hacernos caer. Al elegir esta opción, os ha-
céis blanco en lo referente a este tema.
Alguien decía que casi todos preferimos ser arruinados por los halagos que salvados
por la crítica. No nos dejemos incluir en ese saco del “casi todos”. Seamos sensatos en lo
que hacemos y no sobrepongamos esto por la búsqueda de un banal minuto de gloria.
Digo todo esto por la tibieza de algunas personas en tratar según qué temas. ¿Temas
tabú? ¿Procesiones extraordinarias? ¿Imágenes de baja calidad artística?, y un largo y
penoso etcétera. Seamos serios por favor. Llamemos a las cosas por su nombre y plan-
teémoslas con la seriedad, respeto y energía que corresponde y allá dónde corresponda.
Argumentándolas, por supuesto, para algo tenemos la cabeza.
En fin, ya termino.
Yo, por estas cosas y por algunas más, seguiré manteniéndome como un “cristiano de
retaguardia”, lo que no quiere decir que me encuentre quien me busque. Eso sí, aquel
que lo haga que sepa y tenga constancia que soy así, pero que sin embargo, aún sigo
aprendiendo, como decía el maestro de Fuendetodos.
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“KOFRADES
SALVADOR MOLINA LÓPEZ-MARTELL
“Nadie es perenne en este mundo paralelo a la realidad cotidiana, ese que se conforma
en el personal que se arremolina en torno a las Hermandades y Cofradías. Los hay creyen-
tes porque pertenecen a una hermandad, pero por nada más”. (Fco. Santiago)
El cofrade actual es más libre, en parte más alejado de la Iglesia, el cofrade actual
usa condones, se divorcia, tiene falta de eclesialidad, etc.., quizás desengañado, quizás
sin comprender ni aceptar los postulados de la Jerarquía, o quizás (y sin el quizás), la
Jerarquía lo haya hecho ser como es. Muchos son los intentos por parte de la Jerarquía
de hacer del mundo cofrade algo que se doblegue a su antojo con pretendidos cursos de
formación cofrade, con decretos, pero lo hace sin dejar opinar, sin dialogar… Según nos
dicen, nos hemos desviado, hemos desvirtuado la Semana Santa, que sólo buscamos fol-
clore y que no sienten la Fe, que somos amantes del merchandising semanasantero. Pero
se equivocan quienes pretendan hacer del mundo cofrade algo sin voz ni voto, algo sumiso
y sin capacidad de discrepancia, de decisión.
Decían, y algunos siguen diciendo, que el cofrade estaba deseando verle la espalda
al Rey Baltasar para inaugurar su tiempo de gozo y poner fin a esa travesía del desierto
que se empezaba al finalizar el Domingo de Resurrección del año anterior. Se iniciaban las
Vísperas, la Cuaresma. Hoy ese pensamiento trasnochado, del tiempo cuaresmal, es pura
retórica porque Semana Santa es todo el año. Dicen que hemos ganado, sí; que en julio
leemos actualidad cofrade, que en agosto vemos nuestras desfiles por el Rastro, entradas
en Campana y tronos por Larios en el DVD, que el ordenador nos permite que el regusto
de un paso en la calle se pueda vivir en alta definición(HD) en cualquier lugar del mundo
y a cualquier hora o que todos los veranos tengamos alguna que otra “extraordinaria”.
Pero también no todo lo que se gana es gratis. Por eternizar la Semana Santa durante
todo el año se paga un precio alto, justo lo que costaban aquellas sacudidas del alma
que sentíamos de niños cuando terminaban las vacaciones de Navidad y ya empezaban
las vísperas, la fiesta de Jesús Nazareno, cuando no había siquiera el carnaval que hemos
importado, como muchas cosas cofrades, de la Andalucía baja.
Guardando el último juguete ya sin pilas, nos íbamos para el almanaque que regala-
ban con la caja de mantecados para ver cuando caía la Semana Santa. “Mamá, cae el 12
de abril, ¿falta mucho?” “Un poquito todavía…, más que el año pasado que fue a primeros
de abril”. En el colegio, después de tres días para hablar de los juguetes de los reyes,
tímidamente, para que no nos tacharan de santurrón, empezaba a susurrar cosas de su
cofradía. “Este año me han dicho que hay que soltarme los bajos de la túnica porque me
está corta y no hay para una nueva…”
Era enero. Hacía frío. Llegar al 12 de abril se antojaba como una eternidad, pero
para eso estaban los tesoros que guardaba en lo alto del mueble de su dormitorio. Nos
gustaba subirnos a la silla para sacar los sobres en los que, día por día, había metido las
estampas y las fotos que conseguía en las fiestas o aquellos carteles que eran pedidos en
una tienda y arrancados cuidadosamente de los escaparates. A ver si este año aumentaba
la colección. Y si un día eran las estampas, otro era el casette de la banda municipal de
música que ponía alto para que se oyera la marcha de su Cristo, otro era ver a los compa-
ñeros con la bandolera y los palillos camino de sus ensayos, otro un viernes que se bajaba
a Santa María, otro la carta de su cofradía anunciándole los cultos, otro era la luz al salir
del colegio, otro el aire, otro el chaleco gordo que sobraba, otro ir a limpiar los varales
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para que parecieran de plata, otro sacar del desván la túnica, otro los carteles pegados
en el escaparate del bar de la esquina, otro recoger el programa de mano del Banco Po-
pular o Monte de Piedad, otros los tronos puestos para los quinarios… y así todos los días
de Cuaresma. Sí…
“Pero ahora es Cuaresma todo el año. Derramada a lo largo de todos los meses, no
perfuma tanto como aquel tiempo que al acabar la Navidad hacía saltar las barreras que
ponían límite al gozo. Esos años, como las golondrinas de Bécquer, ya no volverán. Que
mala suerte que no podamos encontrarnos de nuevo con ese tiempo que aun usábamos
pantalones cortos.”(José Cretario)
Antes no había tanta procesión extraordinaria por XXV o L o LXXV años de la hechura
de la imagen o fundación de una cofradía. Sí por un centenario, aunque tras esa guerra
“incivil” se refundaron muchas cofradías o se hicieron imágenes que ahora cumplen esos
aniversarios. Las cofradías dicen que tienen su tiempo, su momento, pero los cofrades
también lo deben tener y un XXV o L aniversario es una conmemoración que todo hermano
o devoto puede vivir, un centenario, sino coincide en tu vida, no, y quienes hacen una
cofradía son los hermanos, los devotos.
También hoy las nuevas tecnologías han cambiado el gozo de unos meses, el cual se
cogía con ganas, por una sensación que se vive durante todo el año a ralentí, sin explosión
de gozo tras la Navidad. De ahí que todo esto, y algo más, nos haya hecho mas materia-
listas y en vez de devoción, que es por lo que se está en una cofradía, estemos por ser
un fuertote costalero o un máquina tocando la corneta, o sea, con más dejadez a lo que
es en si la vida cultual de la cofradía, más desinteresados por ciertos momentos como
la Cuaresma que es la antesala de la Semana Santa y en la cual es cuando uno es más
persona todavía, por eso ahora existe el cofrade con k. “Kofrade” de costal o “Kofrade”
musical, son los principales, aunque también se engloban en el libro “Tontos de capirote”
muchos “Kofrades”.
Esta nueva cultura cofrade, las políticas anticatólicas y la Jerarquía Eclesial nos está
llevando a muchos a ser un poco, o un mucho, “Kofrades”. La Jerarquía debe saber que
esto es lo que nos acerca a Jesús y María, lo otro nos hace rehuir (concepto físico, acción-
reacción).
El que nos prohíban.
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E n una fría y entristecida mañana de invierno, asomada desde mi singular balcón, pude
comprobar lo pequeños e insignificantes que somos. Un sentimiento de nostalgia y
tristeza invadió mi ser mientras veía la vida transcurrir desde mi acogedor lugar de es-
tudio. Allá abajo, en el patio de un colegio, los niños jugaban, disfrutaban, reían…, allá
en la calle, el sudor, fruto del intenso y sacrificado trabajo resbalaba por las mejillas de
aquellos hombres. Ellos, con el tiempo, se llenarían de orgullo y satisfacción al ver, que en
tan sólo unos cuantos meses, habrían hecho realidad un proyecto que un principio había
estado en forma de pensamiento en la mente privilegiada e ingeniosa de un sólo hombre.
Yo, mera espectadora, analizaba con detalle todo lo que a mi alrededor acontecía. Así,
comencé a reflexionar y a pensar en mis años de niña, en mis días de adolescencia, en
el paso del tiempo… había sido como ellos, ingenua, divertida, sabía disfrutar de mis ra-
tos libres y había aprendido que con los años comenzamos a concebir la vida desde otra
perspectiva.
¿Qué es lo que realmente somos? Cumplimos años y esta pregunta divaga por nuestra
mente. Somos niños perdidos en medio de lo desconocido buscando desesperadamente
como salir de aquello que nos es ignorado. Nadie nace sabiendo, y crecemos con el respal-
do y apoyo de los que dieron la vida y la dan por nosotros. ¿Qué somos realmente? Seres
únicos e irrepetibles que no se cansan de encontrar un auténtico sentido a esta, una vida
en la que nos ha tocado subsistir. Actuamos y nos comportamos de acuerdo a una serie
de principios mamados por nuestros progenitores, nos relacionamos y nos comunicamos
gracias a la adquisición de una serie de conceptos aprendidos en nuestros años de niñez.
¿Qué clase de seres estaríamos formando sin una ayuda tanto moral como física en este
mundo tan difícil de vivir? Todo lo que manifestamos y expresamos conviviendo con los
que están a nuestro alrededor no es más que el fruto de una simbiosis entre lo adquirido
desde niños y lo aprendido durante nuestros años de existencia. ¿Cómo se forman nuestras
ideas? ¿Cómo distinguimos entre el bien y el mal? ¿Qué nos hace sentirnos seres felices y
realizados? ¿Quién nos enseña cómo actuar y ser personas cívicas que saben cómo compor-
tarse en cada momento? y lo más importante, ¿Hacia dónde vamos con todo aquello que
nuestros padres nos inculcaron desde niños? He aquí una de las cuestiones que más diver-
sidad (en cuanto a respuestas) puede haber. ¿Somos lo que nos enseñaron y aprendimos
de los veteranos? ¿O el resultado de la interacción entre esto y lo escogido por voluntad
propia al relacionarnos con el entorno que nos ha tocado vivir? Nos etiquetamos como
seres cuyos principios y valores nos hacen actuar con sensatez y capacidad para afron-
tarnos a las más diversas situaciones, damos prioridad a todo aquello que nos permite
ser personas dignas y comprometidas con los seres más próximos y queridos que esperan
lo mejor de nosotros, y ¿qué sería del hombre sin ese lado espiritual, emocional, íntimo,
místico que nos hace ser diferentes al resto de seres del planeta? Crecemos en el seno
de la creencia, de la convicción de que tenemos que ser seres humanos y a la vez seres
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incorpóreos destinados a morir para alcanzar otra vida de verdadero sentido, pues es para
esto por lo que hemos nacido. Cumplimos años y al vivirlos se nos va aleccionando de que
el hombre no es tal en su totalidad sino existe en su interior algo más que lo puramente
material. Diversidad de creencias, de dogmas, de doctrinas, en definitiva pluralidad en
cuanto a religiones, cuya única finalidad es revelar y adoctrinarnos acerca de la existencia
de un ser supremo que nos salvará de este mundo en el que se nos ha puesto a prueba.
Da igual, cual sea nuestro origen, raza, ideología o creencia, creo que lo verdaderamente
importante es lo que somos y lo que estamos dispuestos a ser. Tolerar, respetar, la inmensa
diversidad de creencias es crucial, pues estamos obligados a convivir y a saber relacionar-
nos con una pluralidad de religiones. Estamos llamados al entendimiento, a la convivencia
entre distintas razas, religiones, condiciones etc. Pero más aún a saber escoger el camino
que más nos conviene para realizarnos como personas. Invito, desde estos humildes pá-
rrafos, a que nos paremos a reflexionar, a meditar acerca de lo que aquí expongo, pues
creo que ha llegado el momento de dejar la doble moral, las hipocresías y falsedades
que hasta el momento sólo nos han hecho actuar como meras máquinas diseñadas para
realizar lo que esta fría y desmoralizada sociedad se le antoja. Actuemos llevándonos por
lo que realmente sentimos y queremos llegar a ser. Dejemos a un lado el protagonismo,
el aparentar ser alguien que no somos, y escojamos lo que a cada uno le corresponde y
le hace ser auténticas personas. Actuemos siendo coherentes y quitémonos la máscara de
una vez. Si no hay una convicción de lo que realmente queremos ser,¿ que narices ( c…)
hacemos ocupando el lugar al que no hemos sido llamados? Formemos parte de la comu-
nidad cristiana si realmente actuamos conforme nos exige la doctrina católica, asistamos
a la Iglesia no obligados sino dispuestos a escuchar la palabra de Dios y nos sintamos pues
llamados a formar parte de esa comunidad, vistamos el hábito si realmente nos sentimos
comprometidos para con nuestra cofradía y le encontramos un auténtico sentido el acom-
pañar a nuestro titular, ocupemos cargos dentro de las llamadas directivas cofrades si
realmente damos una verdadera lección ejemplar tanto cristiana como cofrade…
Éstos los adquirimos pero más cuesta mantenerlos a lo largo de todos nuestros años
como hermanos de una determinada cofradía. Estos principios morales y éticos constitu-
yen nuestra guía personal para ser auténticos cofrades cuya misión es sacar algo benefi-
cioso, fructífero, válido en nuestra mera existencia. Sigamos con lo nuestro…pero sigamos
siendo llamados para hacer algo provechoso en esta vida, ya sea en el seno de la familia,
en nuestra casa, en el trabajo, en el seno de nuestra cofradía,.. pues en definitiva sabe-
mos que el hombre busca el bien en todos sus actos y quien diga lo contrario pensaríamos
que se mantiene en un craso error, y si no es asi, permítanme decir que todos estamos
equivocados, sino es esta la finalidad del hombre, todavía estoy dispuesta a esperar a que
suceda lo contrario que mi impulse a creer que no haya diferencia entre “lo políticamente
correcto e incorrecto”.
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N o es noticia que si su Hijo quiere, que si Dios quiere, el año que viene tendremos una
imagen mariana más procesionando por nuestras calles.
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Virgen María Santísima de la Penas, haz llegar a tu Hijo nuestras oraciones para que
vuelva la serenidad y la armonía y que tras verte desde año que viene, y año tras año en
la madrugada por nuestras calles, sea Mª Santísima del Auxilio la que tenga a bien delei-
tarnos en breve cubierta por el palio de la noche del último día de cuaresma por nuestra
ciudad. Amén.
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Avda. Cristóbal Cantero, s/n. (Esquina C/. Carolina) / 23400 ÚBEDA (Jaén)
E-mail: morillomorillo@terra.es / Tlf. 953 75 25 47 / Mv. 636 20 36 26
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A RÍO REVUELTO
ALFONSO DONOSO BARELLA
P ues sí. ¡Están las cosas como para ponerse a lanzar el discurso fácil de la adhesión
a la Iglesia, de la cercanía a la liturgia, de la formación, de la caridad...; están las
cosas como para “arrojar las redes” y enganchar cofrades! Momentos difíciles y crudos
para quien vive con una vocalía de liturgia a sus espaldas, para los que consideran que la
formación cristiana constituye el segundo pilar fundamental de la esencia de una Herman-
dad, momentos amargos y duros para los que apuestan por darse a los demás a través de
una visita, de una ayuda económica, de una vivencia fraternal.
Es una cruda realidad que nos cierra los ojos a la verdadera esencia del evangelio. Es fácil
proclamar las excelencias del momento que vive la Cofradía; de la evolución tan positiva
que desarrolla la hermandad; de alabar el extenso patrimonio que se tiene; es fácil sen-
tirse muy orgulloso de poner en la calle un número muy importante de hermanos nazare-
nos... ¿Cuál es la realidad de todo esto? Ocultamos, y no hay que callarse, que las cosas
de dentro no van tan bien como lo de “fuera” lo que se ve. Cultos propios carentes de
hermanos, charlas o momentos formativos en los que hay que “arrancar” a los compromi-
sos del sofá de la casa, colaboración condicionada con las actividades de la Hermandad…
“No me llames que estoy muy ocupado… si pudiera…”
Madera dura y fría, dulcemente tallada y exquisitamente policromada que para unos evo-
ca, para otros aturde, para muchos “pasa” para otros “se queda”. Madera moldeada en
la talla de un Hombre sufriente por ti y por mí, por nosotros, madera finamente tratada
para conformar la cara y las manos de una Mujer llena de Gracia que nos Ama y nos guía,
que nos conduce y nos ampara, que muestra sus Lágrimas por el dolor, que nos Auxilia y
llena nuestra vida de Esperanza, que es ejemplo de Caridad y de Fe, que alivia las Penas
y los Dolores, que nos enseña con su Amargura y Angustia, que nos acompaña en nuestra
Soledad, que nos llena de Paz, una mujer: María de Nazaret.
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Afortunadamente este año volveremos a saborear las bandas, a llorar de emoción ante
un “vivan los de los costaleros”, ante un redoble eterno que destaca las excelencias del
redoblante, ante un solo de corneta o una melódica marcha, ante una túnica estrenada
o un manto destacable, ante un incienso asfixiante o ante un dorado espectacular… Y así
podríamos seguir un buen rato porque nuestra celebración tiene mucho de externo. Sin
embargo, y no debemos dejarlo pasar, el triple lo encierra lo interno, ese tesoro íntimo
que debiera tocarnos fuerte, esa vivencia personal que nos llamara al cambio; al reco-
nocer nuestros errores; al sabernos amados por un mismo Padre; al sentirnos cercanos a
María reconociéndola como nuestra Madre y como nuestra mejor guía y ejemplo ante los
ojos de Cristo Jesús; a querer estar más cerca del Señor cada domingo; a vivir la necesi-
dad de querer saber y conocer más de Él; a respetar a nuestra Santa Madre Iglesia (que no
a ser sumiso); a vivir por el otro y a pensar mucho menos en mí.
Este año, otro más, las hermandades y cofradías de Úbeda intentarán cumplir con el
eterno deseo de evangelizar, de dar testimonio de la fe que profesan a Jesucristo y a su
Santísima Madre, la Virgen María. Pero nuevamente habrá que soportar la pobre interpre-
tación que hasta los propios cofrades hacen de la realidad que contemplan, volveremos a
escuchar el ridículo diálogo de los que, llegados estos días, parecen tener un conocimien-
to de todo cuanto rodea al mundo semanasantero que ni el más ilustre de los historiadores
cofrades.
¿Y por qué no pensar un poco si algo de lo que hayas leído hasta aquí tiene sentido? ¿Y
por qué no, sabiéndonos miembros de una/as asociaciones de cristianos o cofradías, ha-
cemos lo posible por recibir lo que la Semana Santa me transmite y cambiar como Cristo
me solicita? ¿Y por qué no, además de valorar lo estético y material, empiezo a mirar mi
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“A río revuelto, ganancia de pescadores”. Seamos pues valientes y removamos las aguas,
agitemos las conciencias y los corazones de cuántos nos contemplan, demos ejemplo de
honradez y adhesión al Amor de Cristo, estemos dispuestos al “por” y no escudemos nues-
tras ausencias en el “porque”. Se acerca el momento en el que el “Hijo del Hombre va
a ser Glorificado” y “Si el grano de trigo caen en la tierra no muere, queda solo; pero si
muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado
a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera seguirme que
me siga, y donde yo esté estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honra-
do por mi Padre” (Jn 12, 24-26).
BELTRANEJA
POP CLUB
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Q uizás el referirnos a los Reyes Magos de Oriente nos evoque a la fiesta religiosa que por
tradición ha estado dedicada a los niños en el catolicismo. Sin embargo tras los reyes
hay un significado mucho mayor, una prefiguración de la Pasión más cruda, sobre todo en
la figura de San Baltasar.
El número de tres reyes vienen en relación con aquellas tumbas que tradicionalmente
aparecieron en Persia y sus reliquias tras muchos avatares terminaron en la catedral ale-
mana de Colonia, hoy uno de los principales lugares de peregrinación del catolicismo.
Es cierto que en otros momentos de la historia, por ejemplo en el siglo XVII al querer-
se ver en la fiesta de la Epifanía la adoración de todas las naciones a Cristo representadas
por continentes nos aparezca un cuarto rey americano de color cobrizo, pues se entendía
que desde América por ciencia infusa debía de haber viajado un rey milagroso que no sería
de oriente, sino de occidente.
Es la idea del viaje la que nos interesa, pues nos evoca al último viaje, a ese inelu-
dible que nos llevará al más allá. En la antigüedad cuando los dioses menores del Sueño
y la Muerte (Hipnos y Tanatos) visitaban al hombre su alma quedaba a merced y custodia
de Mercurio quien se encargaba de llevar al difunto hasta la laguna Estigia en la cual Ca-
ronte (el barquero del inframundo) se encargaría en trasportarlo sin huida alguna hacia el
mundo de los muertos, donde Plutón (dios del inframundo) se encargaría de dar aposento
a cada uno según sus obras.
Los Reyes Magos va a imitar a ese Mercurio, pues al igual que ellos hicieron un cami-
no incierto, ciego y peligroso para contemplar a Dios vivo y ver su rostro, los fallecidos
realizan el mismo camino para contemplar lo mismo, como se indica en la Eucaristía
“acuerdaté de todos nuestros difuntos, admitelós a contemplar la luz de tu Rostro.” En
este sentido sus majestades de oriente son un icono afín al buen camino tras la muerte,
por ello que sea muy común representarlos en tumbas, como puede ser el caso de la de
Pedro Muniz de Molina en la capilla dorada de la catedral de Baeza, protegiendo al deán
en su difícil camino, tampoco debemos olvidar que era deán de la catedral de Lima y la
capital del Perú está consagrada a los Reyes Magos.
El mayor interés lo tenemos en los tres regalos que le hacen a Jesús, el oro, el incien-
so y la mirra; pues van a estar muy relacionados con la semana santa.
San Melchor trae oro, considerado como el principal de los metales preciosos, inde-
pendientemente de que el platino (Pt) y el iridio (Ir) sean más caros, el oro (aurum –Au-)
es símbolo de la realeza. A Cristo se le considera Rey de reyes, por tanto estamos asistien-
do al sacrificio de un Ser superior a cualquier rey. De hecho en uno de los antiguos rituales
del Bautismo (utilizado aún en la actualidad) al arrojar el agua bendita sobre la cabeza
del infante el sacerdote expresa “para que seas sacerdote, profeta y rey,” en recuerdo a
las virtudes que debe de heredar cualquier hombre de Cristo.
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El elevar a Cristo sobre un trono de oro, plata (Ag), madera de considerable valor
(llegando incluso al ébano), marfil u otras materias preciosas indican que el que pasa es
un rey. Por supuesto toda la orfebrería (cruz de guía, faroles, ciriales, báculos, estan-
dartes, banderas, gallardetes, bocinas,…) no tienen otra función que la de engrandecer
el paso del Rey de reyes; sufriendo, muerto o resucitado. Es igual se trata de la misma
persona sobrehumana o de su Madre, la Virgen María, digna de culto de hiperdulía, por
tanto de la Reina de reinas.
Incluso las cofradías con mayor voto de pobreza, como puede ser el caso de la Noche
Oscura de Úbeda sustituirán el oro por otros metales de mayor pobreza como puede ser
la madera o la forja, pero la simple formación de la hermandad de la calle ya evoca al
oro, indica que no va a pasar un simple ser humano. El retumbar del báculo metálico del
capataz es suficiente para abrir paso a Dios hecho Hombre.
En realidad el oro es muy valorado por los hombres, su belleza, su color único le dan
un valor especial que a lo largo de la historia ha hecho que tanto los grandes emperadores
romanos como los reyes de la Edad Media y Moderna se hayan hecho retratar en monedas
de oro para demostrar su poder en la economía, pero el oro en Dios no simboliza algo tan
pasajero como un simple reinado, sino mucho más, Dios es oro en sí, Dios es precioso,
tan bello que los hombres después de verlo no pueden quedar vivos como indican muchos
tratados teológicos, no queremos entrar en ellos, simplemente nos basta con las pala-
bras que le dedica San Juan al Padre en el Apocalipsis: al instante caí en éxtasis, y vi un
trono en el cielo y uno sentado en el trono. El que estaba sentado tenía el aspecto de
una piedra de jaspe y sardónica. El trono estaba rodeado de un arcoíris, parecido a la
esmeralda.1
Hemos repetido muchas veces la palabra Dios y ello nos lleva al regalo de San Gaspar,
el incienso. En principio a pesar de ser una mezcla de resinas en cierto modo secreta y no
muy común, parece un regalo raro, sin embargo
su simbologías es inmensa. Es un producto exclu-
sivo para los dioses, su quema olorosa es común
en los altares desde la antigüedad y muy normal
sobre todo en las religiones como el budismo y
el hinduismo, aunque se puede llevar hasta el
antiguo Egipto.
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Ahora bien, el olor del incienso puro es fuerte, sin embargo nunca se suele quemar
sólo, sino con otro producto de un aroma dulce muy especial, nos referimos a la mirra.
Resina muy especial que produce tan solo el árbol de la mirra. Es el regalo de Baltasar,
el más crudo de todos en su lectura iconológica, pues indica que Jesús era un hombre
mortal.
El regalo del rey africano es el único que es repetido en los evangelios, cuando se
indica que Nicodemo compra cien libras de mirra con aloe para embalsamar a Cristo,3 lo
que viene a indicar a la perfección como hasta en la muerte Jesús fue un hombre más y
se quiso aminorar su posible hedor putrefacto. Es evidente que ese aroma nunca llegó a
existir, pues Jesús glorificó su propio cuerpo con la Resurrección.
A modo de conclusión tan solo queremos indicar la importancia que tienen estos tres
regalos de sus majestades de oriente dentro de la semana santa, siendo visibles en cual-
quier semana de pasión por muy pequeño que sea el núcleo en el cual se celebre.
2
Lc. 1, 8-12.
3
Jn. 19, 39.
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COMPETENCIA
ANTONIO ÁNGEL RUIZ RESA
¡S emana Santa, Semana Santa! Semana intensa, llena de actos cofrades y reencuentro
con familiares. La ciudad de Úbeda se deja envolver por un aroma especial de pri-
mavera con olores variados a flores e incienso. Semana de reflexión y recogimiento, pero
también de expectación y algarabía. Las diferentes cofradías y hermandades, representa-
tivas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús muestran cada uno de estos episodios
religiosos con maestría y buen hacer. Se hace evidente ver las calles, callejuelas y plazas
a rebosar de gente deseosas de contemplar cada episodio de los últimos días de Jesús
en la tierra, su muerte y su posterior resurrección, siendo este último, uno de los más
importantes para la comunidad cristiana, pues supone recordar la victoria de Jesús sobre
la muerte en la cruz.
El mensaje está claro y los objetivos de esta representación en la calle son alcan-
zados con creces, sin embargo, el desarrollo de la Semana Santa de Úbeda sufre, con
demasiada frecuencia la entrada de agentes extraños, que nada tienen que ver con lo
que se pretende realmente. Son elementos o circunstancias que envician y castigan in-
necesariamente una manifestación cultural y religiosa de gran arraigo en nuestra ciudad,
patrimonio de la Humanidad.
Podríamos citar cada uno de estos elementos y analizar sus causas, pero tan solo
haremos hincapié en uno, por lo patente que se hace.
LA COMPETENCIA:
Es cierto, que hay detalles que cada una de las cofradías y hermandades deben de
cuidar, pero a veces se dan circunstancias ajenas a ellas, que hace difícil evitar tener
fallos. No olvidemos que las cofradías están formadas por personas, con sus errores y
virtudes, y seguro que en su deseo, no está el caer en errores fáciles de crítica. En este
sentido tan solo nos deja una conclusión: Antes de realizar un comentario crítico, cono-
cer un poco más el contexto que ha rodeado la situación o el aspecto criticable, pues de
lo contrario, se estará haciendo un daño innecesario. Y además no olvidemos que cada
cofradía supone una parte de un todo, teniendo claro que en Semana Santa lo más im-
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portante es el conjunto total que se representa. Ahora bien una competitividad sana, sin
mala fe, es necesaria, pero sin abusar de ella.
Expresado este pequeño punto, volvemos al tema con dos preguntas: Cuándo se esgri-
me una crítica ¿se cuenta con toda la información verdadera o solo en parte? Y ¿Sabemos
realmente cuando estamos haciendo un bien o un mal? La respuesta nos debería dar la
prudencia adecuada para no caer en el comentario o en la argumentación superficial, con
el fin de investigar y conocer con más detenimiento las causas de la situación que puedan
ser objeto de crítica o comentario. De esta manera, se propiciarían situaciones de verda-
deras buenas intenciones, y no situaciones de desasosiego entre cofrades.
Por lo tanto SI a la sana competencia y a los comentarios constructivos pues sus resul-
tados mejoraran el conjunto de nuestra Semana Santa, NO a la mala competencia con crí-
ticas vacías de fundamentos, que tan solo conduce a una rivalidad perjudicial que divide
y nada ayuda a la fortaleza del conjunto de cofradías y hermandades que dan esplendor
a nuestra Semana Santa ubetense.
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M i natural curiosidad, y la polémica decisión del Obispado de Jaén denegando las sa-
lidas procesionales extraordinarias de la Virgen de los Dolores, de la Cofradía de la
Expiración, y de María Santísima del Amor, de La Cofradía de la Entrada de Jesús en Je-
rusalén, ideadas para celebrar sus respectivas onomásticas (cincuentenario y veinticinco
aniversario de la existencia en nuestra ciudad de ambas imágenes marianas); motivan
esta breve reflexión, que expreso con la sana intención de compartirla con todo aquél
que se anime a leerla.
Del análisis del Decreto sobre Salidas Procesionales, de 21 de marzo de 2008, divulga-
do por la Delegación Diocesana de Cofradías y Hermandades a través del Boletín Eclesiás-
tico de nuestro Obispado, se extraen con facilidad los requisitos necesarios para obtener
la licencia preceptiva para celebrar procesiones en ocasiones extraordinarias, es decir
aquellas no previstas en los estatutos de las distintas hermandades. Estas condiciones, le-
jos de lo que se ha dicho, nada vagas, sino claras y concisas, son cuatro: 1. Escrito razo-
nado y motivado emanado de la cofradía solicitante. 2. Consentimiento escrito expresado
por el Párroco de la Iglesia donde se proyecte su salida. 3. Garantía de una asistencia im-
portante de fieles o devotos y de que la organización será adecuada, y 4. Que se trate de
supuestos o celebraciones de especial relevancia, a juicio del Obispo diocesano. Si bien
este último requisito, esencialmente subjetivo, viene ejemplificado fuera del texto de la
norma, y a través de un pie de página, del siguiente modo: “Estos supuestos podrían
ser v. gr. la celebración del Centenario de una Institución eclesiástica, Coronación
Canónica de una imagen de la Santísima Virgen María, alguna circunstancia de carác-
ter extraordinario en la Comunidad diocesana, arciprestal o parroquial, otros casos
semejantes.”1 Por tanto, de la lectura del artículo 1 del citado decreto, no se extrae una
enumeración cerrada o exhaustiva de cuáles son esos supuestos de importancia a los que
se hace mención. Quedando pues al criterio del Obispado.
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cofradías. Ya no sólo desde una visión puramente jurídica, sino desde cualquier otro punto
de vista donde impere el sentido común.
Por ese motivo, como católico y cofrade, me resisto a pensar en esta última posi-
bilidad. Siempre he pensado que, en estos tiempos que vivimos de ausencia de fe y de
escasa práctica religiosa, las cofradías juegan un papel importante, uno más, que bien
encauzado puede dar buenos frutos. Y bien seguro que decisiones no siempre justificadas,
como podría haber ocurrido en este caso que nos ocupa, no ayudan en absoluto a favore-
cer esta simiente.
Nadie duda que los cristianos estamos sometidos a las leyes de la iglesia. Pero tam-
bién es cierto que somos ciudadanos de un Estado de Derecho donde el ordenamiento
jurídico prohíbe expresamente la arbitrariedad de los poderes públicos. Cabe preguntarse
entonces, ¿Por qué no contestamos con similares garantías en el ámbito eclesial aquéllas
decisiones que parecen ser a todas luces arbitrarias?. El propio Derecho Canónico estable-
ce vías concretas de revocación tanto de las normas como de las decisiones o actos singu-
lares que se dictan por la autoridad competente en ejecución o aplicación de aquéllas, a
través de los recursos, acuerdos o soluciones equitativas que establecen los cánones 1.732
y siguientes en relación con los cánones 35, 48 y siguientes del Código de Derecho Canó-
nico.2 Por consiguiente podemos pensar en el supuesto de que la denegación del Obispado
hubiera podido recurrirse o dirimirse de forma consensuada. Aunque mucho me temo que
nadie haya estado nunca dispuesto a tal cosa.
Además, para demostrar el perjuicio que este polémico asunto encierra para el futu-
ro inmediato de las cofradías, y la necesidad de llegar a un “entente cordiale”, basta ana-
lizar la realidad que todos en Úbeda conocemos para comprobar cómo en otras muchas
ocasiones la norma vigente comentada no se cumple, o se obvia, y sorprendentemente
nadie dice nada. Así, siguiendo literalmente el decreto sobre salidas procesionales, ¿Qué
son los traslados de nuestras imágenes el Viernes de Dolores o cualquier otro día de la Se-
mana Mayor, sino procesiones extraordinarias en toda regla?, ¿Acaso éstas ya no precisan
autorización de la jerarquía eclesiástica?, ¿Por qué?. No se entiende, tienen a mi juicio
todos los elementos definidores de las mismas, a excepción de la presencia del párroco,
capellán o director espiritual (v. gr. utilizan elementos y enseres propios de los desfi-
les procesionales ordinarios de la cofradía, suelen llevar algún tipo de acompañamiento
musical, están perfectamente organizadas, concentran a un notable número de fieles y
cofrades, y, lo más importante de todo, no aparecen reflejadas con ninguna periodicidad
en los respectivos estatutos). La única razón por la que no se someten al criterio del Obis-
po diocesano es sencillamente porque tácitamente no son, o al menos no han sido hasta
ahora, consideradas como tales por quienes supuestamente están obligados a velar por el
cumplimiento de la norma.
En este sentido, lejos de conseguir ese necesario consenso con la autoridad eclesiás-
tica, la reciente reunión de las cofradías de nuestra ciudad con el Sr. Arcipreste, ampa-
rada por la Unión de Cofradías y la Agrupación Arciprestal de Cofradías y Hermandades,
lo que ha hecho es poner el panorama aún peor. Pues, siguiendo literalmente el mencio-
nado Decreto, ya se ha advertido que sencillos traslados a otros templos para efectuar la
procesión de estatutos, sí, pero trasladar procesionando, no. A este respecto convendría
preguntarse: ¿Volveremos a las furgonetas para mover las imágenes de un templo a otro?.
Espero encarecidamente que no.
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que realice esta reflexión. Pero precisamente porque conozco el proceso, la justificación
y todos los pormenores de cómo se hizo la solicitud, al haber sido parte de la comisión
del cincuenta aniversario, es por lo que me resulta más difícil entender la negativa del
Obispado, aún desde el desconocimiento de lo que haya podido ocurrir en el seno de otras
cofradías en relación a este asunto. Además, si de algo estoy totalmente seguro, es que
dicha procesión y su preceptiva autorización, al igual que las anteriormente celebradas,
no puede jamás calificarse como un error para justificar lo que a mi modo de ver no tie-
ne justificación alguna. Por el contrario, sí que hubiera sido un tremendo error no haber
podido honrar como hijos a nuestra madre del cielo, en su advocación de la caridad, y
en las demás existentes en nuestra ciudad, comenzando por nuestra Patrona la Virgen de
Guadalupe, en la inolvidable estación de gloria celebrada en el templo de San pablo ante
la Sagrada Eucaristía.
En cualquier caso, valga esta opinión libremente expresada para que cada uno saque
sus propias conclusiones. Si de algo sirve, la que yo extraigo de todo esto es la siguiente:
No debemos rehuir este tema por el simple hecho de que las cofradías sean asociacio-
nes de la iglesia (canon 305.1 y 2 del Código de Derecho Canónico),3 y porque las leyes
eclesiásticas establezcan la competencia del Obispo diocesano para dar normas sobre las
procesiones (canon 944.2).4 Efectivamente esto es así, las asociaciones públicas de fieles
y asociaciones diocesanas están obligadas a obedecer y respetar estas reglas. Pero ello
no significa que su aplicación e interpretación no pueda ni deba ser discutida. Pues no
deja de ser igualmente cierto que, no constituyendo esta materia ningún dogma de fe,
puede y debe ser sometida al juicio de los cofrades, hermandades o colectivos a los que
directamente atañe.
1
Pie de página nº 3 del Decreto de Salidas Procesionales de 21 de marzo de 2008.
2
El canon 1.732 del Código de Derecho Canónico, dentro de la Sección I titulada “Del recurso contra los decretos
administrativos”, dice que “lo que se establece en los cánones de esta sección sobre los decretos y sus recur-
sos, ha de aplicarse también a todos los actos administrativos singulares que se producen en el fuero externo
extrajudicial”. Del mismo modo, el canon 1.733 dice que “es muy de desear que, cuando alguien se considere
perjudicado por un decreto, se evite el conflicto entre el mismo y el autor del decreto, y que se procure llegar
de común acuerdo a una solución equitativa, acudiendo incluso a la mediación y al empeño de personas pru-
dentes, de manera que la controversia se eluda o se dirima por un medio idóneo”. Así mismo, el canon 35 dice
que “el acto administrativo singular es dado por quien tiene potestad ejecutiva” y el canon 48 define el decreto
singular como “el acto administrativo de la autoridad ejecutiva competente, por el cual, según las normas del
derecho y para un caso particular, se toma una decisión o se hace una provisión…”
3
El canon 305.1 establece que todas las asociaciones de fieles están bajo la vigilancia de la autoridad eclesiás-
tica competente…, y su apartado 2 dice que “están bajo la vigilancia del Ordinario del lugar las asociaciones
diocesanas, así como también otras asociaciones en la medida en que trabajan en la diócesis.”
4
Dice el apartado 2 del canon 944, que “corresponde al Obispo diocesano dar normas sobre las procesiones
mediante las cuales se provea a la participación en ellas y a su decoro”.
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Sindagar
iendo consciente de nuestro gran icono, y por que no decirlo del buque insignia que
nos ha llevado a la ciudad de Úbeda a ser patrimonio de la humanidad, decidí un día
a cerca de nuestra impertérrita a lo largo de los siglos colegiata de Santa María.
Sí amigos y amigas, COLEGIATA (pequeña catedral) desde 1259 y posteriormente Iglesia
Mayor Parroquial desde 1852, tercera iglesia mas importante en dignidad del Santo Reino
después de la catedral de Jaén y Baeza.
Santa María es como calificaría nuestro gran historiador Juan Pasquau “… una inigua-
lable democracia artística en la que todos los estilos pugnan por sobresalir y ninguno lo
consigue en exclusiva”. Y es que todo el edificio se ve soliviantado por los restos neolíti-
cos, íberos, romanos, godos, musulmanes, románicos, góticos, renacentistas, barrocos y
neoclásicos.
Este último período de obras y reformas, y que ha durado desde 1983, no ha sido para
nuestro mayor símbolo a lo largo de la historia de Úbeda, la primera de sus intervencio-
nes ni mucho menos, sino que ha sido una más que añadir a la larguísima lista de obras,
reformas y transformaciones de estilos que ha sufrido en el trascurrir de su larga vida. Sí
que podemos afirmar que probablemente y según palabras del gran arquitecto D. Enrique
Venegas haya sido la peor patología que haya sufrido nuestro emblemático edificio y por
ello la de más difícil ejecución. Ninguno de nosotros hemos sido conscientes del gravísimo
estado en que se encontraba nuestra iglesia, de los enormes y complejos daños estructu-
rales que muros, pilares, cubiertas y bóvedas padecían y que muy cerca han estado de
provocar un fatal desenlace.
Una vez más no se ha cumplido la leyenda, que según José Ángel Montero La Rubia
existe misteriosa desde tiempos inmemorables. Cuenta el autor que se ha sido trasmitida
de generación en generación una maléfica leyenda a la luz de las velas en muchos hogares
del barrio de San Millán, de que la iglesia de Santa María es víctima de una antigua maldi-
ción, lanzada por un nigromante (mago) forastero y basada en un terrible mal de ojo. Así
nos explicamos que desde 1396 nuestra colegiata se encuentra en obras, es decir, más de
seiscientos años. Viajemos en el tiempo para conocer algunas de sus obras.
El área que ocupa nuestro templo es, con poca diferencia, la que ocupaba la antigua
Aljama (judería) y que conservó hasta el siglo XIV su obra morisca con ligeras modifica-
ciones.
En un privilegio del rey Enrique III consta que la iglesia fue reedificada en el año
1396. No había transcurrido cien años cuando en 1483 volvieron a hacerse grandes obras,
al menos en el claustro que rodea por tres lados el antiguo patio. El claustro es una obra
gótica que ocupa el lugar donde estuvo el patio de la mezquita. Bajo una serie de bóvedas
de crucería, en el interior se conservan 16 capillas, lugar de enterramiento de obispos y
de las familias nobiliarias de la ciudad.
En el año 1508, el obispo de Jaén D. Alonso Suárez de la Fuente del Sáuce, dispuso
abrir en la muralla la puerta que hoy es la entrada principal, mandando poner a un lado
de la misma el escudo de sus armas, y al otro, el del sello de la Colegial (ambos escudos
se conservan perfectamente).
Bajo los auspicios del piadoso celo de los obispos D. Francisco de Mendoza y D. Pedro
Pacheco y entre los años 1538 y 1550 se construyó el magnífico coro que ocupa el centro
de la iglesia (grandiosa reja que cierra el coro por su frente, sillería y la Silla Episcopal,
por lo que se pagó unos 300,000 maravedises).
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En el año 1604, el obispo D. Sancho Dávila y Toledo dispuso la construcción de las dos
fachadas de Norte y Levante(La Consolada), adosándolas a la muralla y adornando ambas
con dos portadas magníficas, de estilo greco-romano, y que hoy día se admiran, campean-
do entre sus adornos los escudos de armas del prelado. En la fachada el tema central es la
Adoración de los Pastores. El año de finalización según consta en la fachada de la entrada
principal fue 1645.
En el año 1765 el Cabildo colegial informa al obispo del estado ruinoso de la iglesia y
una vez comprobado, en Julio de 1775 comenzaron unas obras que repararían la Capilla
mayor, reforzaron algún muro e hicieron la Sacristía. En Diciembre de 1777 los alarifes
(arquitectos) ubetenses Juan de la Cruz Consuegra y Diego Rodríguez dieron por termina-
das las obras.
En 1886 se reemplazó el campanario con los dos que hay en la actualidad encima de
la fachada cuya traza dirigió D. Felipe Vara a instancias del prior D. Alejandro Monteagu-
do.
En 1983, fue cerrado el templo para proceder a una nueva restauración ya que la
inclinación de sus pilares amenazaba ruina inminente. Isicio Ruiz Albusac, procedió a la
destrucción de las bóvedas barrocas por pensar que eran las causantes de la gran ines-
tabilidad. Su decisión fue más que desafortunada ya que el templo terminó de desesta-
bilizarse.
D. Enrique Venegas será después y hasta ahora (a muy poquitos días de su apertura)
quien tome las riendas de tan complicada restauración.
Tras un profundo estudio y consolidación de cimientos, pilares, arcos, cubierta de
los techos en madera ( como la que tendría el templo durante cinco siglos), modificar la
piedra de paredes , un sin fin de intervenciones de todo tipo, una administración lenta,
unos políticos a veces despreocupados, un pueblo dejado que no ha sabido presionar a
las autoridades muchas veces incompetentes, seis millones de euros (si, 1000 millones de
pesetas) y casi treinta años, POR FIN, y en fechas muy cercanas a nuestra Semana Grande,
SANTA MARIA, abrirá sus puertas, su historia, sus recuerdos, sus emociones, sus rezos y
lamentos, sus plegarias y súplicas, su arte y estilos, y por supuesto ese aroma a Semana
Santa que desprende por todos y cada uno de sus rincones a todo el pueblo de ÚBEDA, al
que tanto ha echado de menos.
RECIBAMOSLA COMO SE MERECE, Y QUE SEA EL FIN DE LA MALDICIÓN POR LOS SIGLOS
DE LOS SIGLOS.
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Resulta curioso ver cómo miembros de la política, se preocupan más de qué palabras
usar para evitar discriminaciones, que de las discriminaciones propiamente dichas; o de
qué términos utilizar para que toda una crisis económica resulte más suave a las menin-
ges, refiriéndose a ella como leve recesión, o crecimiento negativo.
Sabedores de la relevancia que la gente otorga a las palabras, –a veces más que a los
hechos–, nuestros políticos, que son torpes, pero no tontos, manejan los términos con la
destreza de un mago.
Tanto es así, que hay cofrades ubetenses que ponen el grito en el cielo, por el hecho
de que se estén utilizando palabras como revirá, levantá, chicotá, igualá y otros términos
del argot que suelen utilizar los costaleros.
Otros, más radicales y apocalípticos, aseguran que todas estas novedades están de-
formando nuestra Semana Santa, convirtiéndola en una especie de circo.
Los hay más moderados, –y más sensatos, en mi modesta opinión–, que afirman que
esta terminología se lleva utilizando en nuestra ciudad desde hace más de veinte años,
por lo que no se debe reprochar su uso a los cofrades de menos edad, pues están fami-
liarizados con ella desde que tienen uso de razón; aunque ven su uso en cofrades más
“talluditos” como una burda copia.
Durante los años que fui costalero, utilicé todas esas palabras, por las que algunos se
rasgan las vestiduras. No lo hice por copiar, sino por una pura cuestión de práctica.
Me resulta más cómodo decir “chicotá” que “tramo que recorre un paso en el inter-
valo de tiempo que transcurre desde que los costaleros lo levantan hasta que lo vuelven
a dejar apoyado en el suelo”.
No quiero decir con esto, que todo el mundo debe estar contento y satisfecho con
los cambios que se van produciendo, sean de la índole que sean, ¡faltaría más!; pero si
me gustaría hacer hincapié en que hay algo mucho más importantes que las palabras,
los adornos, los estilos musicales y la forma de llevar las imágenes en una procesión: el
respeto y la dignidad.
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Todas las cofradías ubetenses, sin excepción, realizan sus respectivas procesiones
con una dignidad y un respeto ejemplares, ya lo hagan a ruedas, a costal, a hombros, en
andas, en trono, en paso, sobre las manos de los cofrades, con penitentes, con nazarenos,
con banda de cabecera, con banda de acompañamiento, con cornetas y tambores, con
agrupación musical, con música de capilla o en completo silencio.
Por supuesto, siempre habrá motivos para criticar, elogiar o disentir; pero, mientras
nuestra Semana Mayor siga haciendo gala de la seriedad y dignidad que la caracteriza,
nunca habrá motivos para escandalizarse.
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En primer lugar no podía pertenecer al Miércoles Santo de 1926 por varios motivos.
Aquel día, 31 de marzo, la procesión se inició a las seis de la tarde desde la iglesia de San
Isidoro, acompañado por la imagen de Nuestra Señora de los Dolores. El numeroso guión
que presidía el culto profesor de Instrucción Primaria, don Ildefonso Bayona Heredero,
vestía con túnica grana y capirote verde.
Al final de la procesión se situaría la banda de música que dirigía don Victoriano Gar-
cía, recorriendo el siguiente itinerario: Claro Alto, San Miguel, Obispo Cobos, Tesillo Mon-
jas, Sacramento, Joaquín María Cuadra, Canovas del Castillo, Plaza de Toledo, Corredera
de San Fernando, Melchor Almagro, Plaza de la Constitución, Juan Ruiz González a Santa
María. (Si la tarde fuese de lluvias, se tenía decidido que la imagen se trasladaría desde
el templo de San Isidoro a la iglesia de Santa María por la calle Real)
Aquel primer desfile fue presidido por el Coronel de la Remonta don Enrique Dalias,
el Teniente Coronel de la Zona don Cándido García Oviedo, el Arcipreste eclesiástico don
Juan José Sánchez Medina, el párroco de San Pablo don José Amadeo Moreno Cortés y en
representación del Sr. Alcalde, el concejal don Antonio Díaz Gil y el funcionario municipal
don José Montiel, además de otras autoridades civiles y militares...
Viendo la crónica que el diario La Provincia realiza de aquel primer desfile proce-
sional, podemos comprobar entre otras cosas que no aparece la imagen de la Nuestra
Señora de los Dolores, ni las distintas presidencias de las que se habla. Por otro lado si la
cofradía partió de San Isidoro a las seis o seis y media, cuando llegó a la calle Corredera
(donde está realizada la fotografía) ya debería de estar anocheciendo y no con la luz que
podemos apreciar en la instantánea.
Tampoco podía pertenecer al año siguiente, donde por diversos motivos no pudo par-
ticipar la banda de música por estar en esos momentos en plena reorganización, si lo hizo
un grupo de músicos dirigidos por el anterior director don Victoriano García. En realidad
la banda municipal de música se reorganizó en el último trimestre del año 1927�1
Finándonos en las sombras que se producen en la fotografía, creemos que está dispa-
rada sobre las diez o las once de la mañana, este dato nos hace inclinarnos a pensar que
está realizada el Miércoles Santo de 1929 tal y como veremos a continuación�
Los motivos que tuvo la cofradía para cambiar en 1929 su horario procesional, (que
se realizaba en la tarde del Miércoles Santo), fueron a don Emilio Sánchez Plaza, se le en-
comendó la difícil tarea de preparar a sus componentes en un tiempo récord pues quería
el Ayuntamiento que la banda fuera totalmente operativa para las fiestas de San Miguel
de 1927, cosa que resultó imposible. Con anterioridad, los presidentes de las cofradías
de Semana Santa, se reunieron con el señor Alcalde el día 29 de marzo, para rogarle que
asistiera a las procesiones la banda de música, contestándole afirmativamente el Alcalde,
don Baltasar Lara Navarrete, pese a que aún no tenían los uniformes, estaban poco pre-
parados y faltaban por adquirir muchos de los instrumentos de la banda, pero al final to-
caron aquella Semana Santa “a modo de ensayo”. Para esto se tuvo que contratar a varios
músicos foráneos, vinieron dos maestros de música de Pechina, ciudad natal de don Emi-
lio, a los que se les pagaron 125 pesetas a cada uno, además de nuestra provincia vinieron
otros tantos que se alojaron durante toda la Semana Santa en el “Hotel Magdalena”. El
Ayuntamiento pagó religiosamente las 136 pesetas de estancia, además de gratificar a la
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El Sudario 2011 Número 12
banda con 750 pesetas y agradecer su esmerada participación pese a la bisoñés de muchos
de sus integrantes.
Por este motivo la hermandad partió del templo de San Isidoro el Miércoles Santo a
las 9 de la mañana, en un día laboral y con buena climatología. Creemos que este año fue
el último que los soldados romanosencabezaron el guión de la hermandad que presidía
don Ángel Vega Oset. Aquella mañana en representación del Ayuntamiento asistió el con-
cejal don José Arias y el funcionario municipal don José Sánchez Hueso.
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El Sudario 2011 Número 12
LA ILUSIÓN PERDIDA
FELIPE TORRES VILLALBA
COFRADE
Hace ya unos años, en el seno de una familia ubetense, humilde y no cofrade, nació
un niño, que era toda la ilusión de su madre. Ella no tenía otro deseo en su vida que
la posibilidad de tener un hijo varón. Creyente y muy devota de la Virgen, se lo pedía
fervientemente hasta que consiguió concebir, después de pasar por la muerte de un hijo
de cuatro meses de edad. La esperanza de una madre que supo transmitir a su hijo, el
cual desde siempre tenía ilusión por cualquier cosa. Su madre le enseñó cómo vivir una
Semana Santa ubetense; ya fuera durante la salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la
madrugada del Viernes Santo, agarrados de la mano madre e hijo, o bien durante la salida
de La Expiración desde la Trinidad... momentos determinantes que provocaron en este
pequeño un cierto interés e inclinación hacia la Semana Santa de su lugar de origen.
Pero algo le hizo tener una mayor deseo y fue cuando, sin tener apenas uso de razón,
contempló un Jueves Santo a un Cristo de mirada penetrante que era azotado por un hom-
bre y le dejó tanta grandeza que le dijo a su madre: “mamá quiero a ese Cristo“. Desde
ese mismo instante el niño fue cofrade de La Columna, teniendo la mayor de las ilusiones
que pueda tener un niño de cinco años. La Semana Santa siguiente no pudo dormir la
noche del miércoles, después de ver nervioso a la “Santa Cena”. Llegó el día esperado de
ese niño, que fue vestido con todo el amor y cariño por su madre. Agarrado de la mano de
su tito Paco, cofrade columnero de “pro”, se dispusieron ambos a marchar a la “Casa de
Las Torres”, todo lleno de alegría. Cogió su “hachón” y en la fila con su cara tapada por
el capirucho, se dispuso a vivir su primera procesión. Algo inolvidable para la ilusión de
un niño cofrade. Esa ilusión se renovaba año tras año, esperando su Semana Santa y se la
hacía llegar a sus amigos, a los que también llegó a hacer partícipes de la cofradía.
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El Sudario 2011 Número 12
la ciudad que tanto amaba, dejando las labores cofrades a un lado, pero nunca perdiendo
esa ilusión que tanto albergaba en su corazón. Llego a formar matrimonio con una joven,
que no residía en su ciudad, y que no era cofrade. Al día siguiente de la boda, la “apuntó”
a la cofradía. Vivió amargamente su primera Semana Santa fuera de Úbeda, y más aun
la tarde del Jueves Santo, que tuvo que trabajar, y en el momento que el reloj daba las
cuatro y media de la tarde, por los ojos del niño comenzaron a salir lágrimas en color
negro y cardenal.
Lejos de los cerros de Úbeda, nacieron sus dos hijos, a los que también apuntó a di-
cha cofradía, al día siguiente de nacer cada uno.
Este hombre nunca perdió la ilusión, pues siempre la tenía para poder asistir a la
Fiesta Principal, en Semana Santa, teniendo que formular alguna mentira “piadosa”, para
echar una mano en la caseta, etc. Y así hasta que pasados quince años, pudo regresar
a vivir a su ciudad y con ello, la posibilidad de vivir más de cerca la vida interna de su
anhelada cofradía. Ilusión renovada, formando nuevamente parte de su Junta Directiva,
en distintos cargos.
Todo ello le hizo llegar a ser la mano derecha de un Hermano Mayor, convirtiéndose
en una inesperada y a su vez ilusionante oportunidad bajo el amor y la devoción que le
profesaba a sus Titulares, pero entonces y poco a poco comenzó a menguar esa fervorosa
ilusión. Las caras y cruces que tiene la vida.
Aquel niño cofrade ilusionado que comenzó esta historia, es ahora un “niño cofrade
triste, carente de ilusión”, pero cuyo amor y devoción hacia sus Titulares no perderá,
hasta su último aliento.
Como cualquier fábula que se precie, todo tiene una moraleja, y cada cual tendrá
la suya. Mi moraleja sé perfectamente cuál es, porque el niño de la ilusión perdida... es
quien la escribe.
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El Sudario 2011 Número 12
LA VALIENTE
DANIEL MADRID PASTOR-GÓMEZ
A día de hoy, aquella noche sólo perdura en la memoria de todos los que pudimos vivir
el regreso de la Señora. La Gracia de Dios al encuentro con la Santísima Trinidad; todo
tiene su significado -Las casualidades no existen-, y en la religión menos. Rememorando,
me doy la vuelta, y adivino a lo lejos con nostalgia aquel veintinueve de marzo de dos mil
diez, pues las conmociones que inundaron de lágrimas nuestras almas, difícilmente pueda
revivirlas en lo que me queda de vida. Instantes que nuestros corazones jamás serán ca-
paces de borrar del cofre de los sentimientos. No fue un Lunes Santo corriente, ni dejó de
serlo, porque Ella, una vez más fue valiente. Tomó en su mano derecha un pañuelo, en la
izquierda un rosario, y sin romper el silencio de Santa María, se escapó a hurtadillas entre
los vítores y lágrimas del pueblo que un buen día la coronó de Reina. Una vez más salió
a la calle para repartir su Gracia a todos y cada uno de los ubetenses que nos postramos
ante su paso -Y ante los que no-, por ello es Madre de esta tierra. Presagiábamos lluvia, y
llovió. Llovió porque Ella quiso. Porque hacía años que no veía a su hijo desplomado en la
cruz y sabía que cerca estaba. Porque valiente como siempre, quiso ver de frente la muer-
te. Y una espada de dolor atravesó su corazón, y el de sus hijos; una espada de impotencia
por tener que ver a Nuestra Madre en volandas para ser testigo de la Redención. Y en ese
momento, Úbeda, supo ponerse a la altura que le corresponde y en masa arropó en la
fría noche a la Santísima Virgen, y le gritó ‘guapa’, para aliviar su pena contenida. Desde
entonces Úbeda lleva babero sobre su pecho. Nunca se sabe cuándo la Gracia volverá a
sorprendernos. Ya dentro del Templo se vivieron intensos momentos, llenos de emoción y
melancolía. Lluvia, lágrimas… Y abrazos; qué mejor gesto de fraternidad, confortación y
consuelo que un cálido abrazo. En esos mo-
mentos demostramos más que nunca que
somos Hermandad. Unidas a sus plantas se
arrodillaron nuestras almas…
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El mejor
ambiente
Esquina C/ Picasso- C/ Sto. Domingo Savio
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El Sudario 2011 Número 12
A ún recuerdo la primera vez. Porque el dolor y el sufrimiento cuando aparece y echa raí-
ces, aunque sea por un breve espacio de tiempo, se queda en el alma por más que los
días y los meses y los años y la vida sigan empeñados en hacernos olvidar. Aún recuerdo la
primera vez, en un Viernes Santo de hace doce años, cuando mi cuerpo deambulaba entre
el límite del niño y el hombre y las mieles del costal, la faja y la trabajadera se me ofrecie-
ron en plato de ilusión: por más que intentara ser lo que hoy soy, por más que estudiara
todos los conceptos que hoy tengo aprehendidos, sólo me quedaba ser lo que coloquial-
mente se conoce como “carne de cañón”.
A lo largo de doce cortos años, porque hablando de Semana Santa los años siempre
se quedan cortos, nunca he llegado a entender como un paso, un trono, un palio puede
verse desde fuera sin llegar a percibir lo que sus costaleros van sintiendo. No se percibe el
dolor, ni el rezo, ni el silencio, ni la oscuridad, ni el calor, ni las lágrimas, ni las sonrisas, ni las
mandíbulas apretadas, ni la mano apretando el palo, ni la mano agarrando al compañero,
ni se ven las rodillas dobladas o los cuerpos arqueados. Veo videos de la primera salida de
la Sentencia, sobre todo de la vuelta al barrio y concibo que los ojos inexpertos que puedan
verlo no sean conscientes de lo realmente acontecido debajo del Señor.
Aquel primer año, lleno de ilusiones y valentías; aquel segundo año, lleno de ilusiones
y valentías y miedos; sufrí tanto que el dolor y el sufrimiento no me dejan arrinconar nin-
guno de los minutos vividos. Pero es reconfortante tener esas resonancias y compararlas
con los momentos vividos el año pasado.
Invitaría a todos aquellos que en un principio fueron los pies de Nuestra Señora de
Gracia, y que tantas leyendas cuentan de verdaderos suplicios, que probaran ser por otro
Lunes los pies de María y sufrieran la evolución llevada a cabo en los últimos años, aún
portando más peso, aún alargando y endureciendo el recorrido, el costalero de este palio
no acaba la procesión con ganas de resucitar tras una muerte virtual. Invitaría a aquellos
que abandonaron, siempre por causas ajenas a las físicas, el paso de Nuestro Señor en
Su Sentencia en los primeros años, cuando sobrevivir al Viernes Santo era tarea de otro
mundo, y sintieran que ser costalero no es perder un trozo de vida, que se puede llegar al
barrio dando leña y revirar en las últimas esquinas como en los primeros momentos de la
estación de penitencia. Y todo esto, gracias a todos, es debido a la entera dedicación de
algunos cuantos y de otros tantos que han hecho del costal un modo de vida, una razón
para soñar y un medio de subsistencia moral.
He hablado de estas dos cofradías porque son las que repican en mi puerta cada cua-
resma. Pero también puedo hablar de otras, como del palio de los Dolores de la Expiración,
que a pesar de los pesares resurge cada año única y exclusivamente por el amor y el cari-
ño de unos cuantos locos dispuestos a todo y por el compromiso de eterno reciclaje que
su capataz, Rafa Garzón, lleva por bandera, por sus ganas de escuchar, por sus ganas de
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El Sudario 2011 Número 12
aprender, por erigirse en el mayor ignorante para convertirse en el mejor de los sabios, y
eso es digno de alabanza.
Úbeda, hoy en día, ostenta el título de novel hablando de este tema tan trillado en hi-
los, post y barras de bares. Y aún siendo pipiola ya nos erigimos en versados periodistas de
la materia para dotarla de una muerte aún no anunciada: año tras año seguimos dudando
de un mundo que ha crecido exponencialmente en la última década. Estamos discutiendo
de cuadrillas que aún no han cumplido la veintena de años y a las que damos por extin-
guidas, por débiles. Cierto es que alguna que otra se tambalea en la hora de su salida, en
los días de cuaresma, pero es necesario creer que en cualquier camino hay baches que
salvar.
Y en todo esto, en la consolidación de un colectivo tan amado por unos y tan “odiado”
por otros, resurge el puesto de capataz que a día de hoy es el que quizá más deba funda-
mentar su existencia. Primeramente, el capataz, si se quiere dar a la cuadrilla una identidad
acorde al puesto que se ocupa, no debe elegirse a dedo, ni por amistades, ni por méritos
en otros ámbitos cofrades; el capataz debe salir de abajo, el capataz debe comprometerse
a ser tutor de cuarenta o cincuenta hombres y ser tutor no significa solamente mandar
“derecha adelante, izquierda atrás”, sino a mimar (dentro de unos límites) a sus hombres
o mujeres, a planificar concienzudamente un calendario de ensayos, a sopesar consecuen-
temente el número de kilos que mandar arriba ensayo tras ensayo, a igualar la primera vez
sabiendo que será la última, y lo más importante y donde reside todo el futuro de nuestros
pasos a costal: ofrecer una vida de hermandad entre sus costaleros que no se centré sólo
en tiempo de cuaresma y Semana Santa, fomentando el respeto y la amistad dentro del
grupo, y creyéndose cientos de veces el ser más tonto de la tierra cuando no encuentre
respuesta a sus ilusiones. El capataz es el que más ilusionado debe de sentirse. Cada cual
que se ponga la mano en el pecho.
Y porque el capataz no debe elegirse a dedo, voy a saltar al futuro mojándome con
estas palabras: el costalero de hoy, el que lo es, se recicla constantemente, se preocupa por
mejorar en posturas y ropas: el costalero costalero; y de estos costaleros costaleros deben
salir los futuros cuerpos de capataces, y que no se nos caigan los anillos ni dejemos que nos
rasguen las vestiduras cuando alguna hermandad proponga para ese cargo a alguien ajeno
a la propia hermandad, costalero de otros pasos de una misma ciudad. Si queremos hacer
crecer este submundo hay que aplastar tabúes. En otras ciudades ocurre lo que cuento.
¿Por qué no en Úbeda?
Si algunas cuadrillas han pasado del sufrimiento y el dolor en sus estaciones de peni-
tencia, al trabajo amable y apacible para el espíritu y al cuerpo cansado pero no dolorido,
se deberá a alguna razón. Busquemos, encontremos y si es mejor que lo nuestro, com-
prémoslo.
Ojalá llegue el día que viendo un paso, un palio o un trono andar, pueda jugarme la
sangre apostando a que los hombres de abajo van bien, irán bien y terminarán mejor.
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El Sudario 2011 Número 12
S i en política son cien días los que se dan de margen “al nuevo” para poder valorar lo
realizado, en el caso del mundo cofrade no sé muy bien qué plazo de tiempo sería
oportuno para poder hacer esas valoraciones. Viene todo esto a cuento de que -paradojas
del destino- han coincidido en un corto periodo de tiempo (apenas dos años) un elevado
número de relevos al frente de las Presidencias de muchas Cofradías de nuestra Ciudad.
Presidencias que además y por lo general han recaído en jóvenes cofrades.
Esto, si bien no tiene necesariamente por que suponer un gran cambio, si que le hace
a uno albergar en su interior una ligera esperanza de que con ellos, los intentos para pro-
piciar cambios que surgieron a principios de 2009 en un amplio sector de cofradías, donde
parecía haber nacido la voluntad de impulsar un giro a la política de la vida cofrade de
nuestra ciudad, al menos como digo y hasta el día de la fecha, este movimiento parece
abandonado o cuando menos anestesiado.
Se me podría decir que no tienen por qué estar vinculados juventud y cambios, o
al menos con los cambios que entiendo son realmente necesarios y que por otra parte
“siempre” he defendido. Pues si bien la juventud necesita de la experiencia para poder
extraer las conclusiones necesarias que le lleven a generar o a producir esos cambios, en
el caso que nos ocupa los cofrades que llegan “a lo mas alto” suelen contar con un amplio
bagaje, adquirido tras su paso por vocalías de mas o menos relevancia o cuando menos
desempeñando funciones “de confianza”.
Pero ahora, desde la distancia y con la ventaja que da haber adquirido una mayor
experiencia, pero sobre todo tras conocer el funcionamiento interno de la maquinaria,
esa esperanza de ver llegar los cambios con las nuevas generaciones lamentablemente se
va alejando y diluyendo poco a poco.
Sería injusto hacer una generalización, pues he tenido la fortuna de conocer, compar-
tir y sobre todo aprender de magníficos Hermanos Mayores. Pero por otra parte -y de ahí
este artículo- resulta ciertamente chocante y desalentador ver el devenir y desarrollo de
los acontecimientos y sobre todo de determinadas conductas que se vienen dando entre
ciertos semanansanteros de pro cuando llegan “a lo más alto” y sálvese el que pueda.
Pero ese “trance” es realmente interesante. Pues al principio son capaces de entrar
y salir de él a voluntad. Pero con el paso de los meses, de los años, finalmente acaba por
hacerse crónico sin poder hacer entonces ya nada por ellos… Bueno, hay algunos días,
algunos momentos, en los que salen del trance mientras dura lo que duran las cañas de
la tertulia. Pero todo riesgo de que puedan recuperar la conciencia sobre aquello “que
había que hacer”, se disipa cuando apuran la caña y todo se queda como la espuma, en
el fondo del vaso.
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El Sudario 2011 Número 12
El trance puede llegar a ser más dañino aún, pues en los casos mas graves les va a
hacer que se conviertan -serán para esto imprescindibles “deuvedés”, revistas, pere-
grinaciones varias a Sevilla, el “yutube”, etc.- en verdaderas Enciclopedias Básicas del
Capillita. De esta forma ya podrán hablar “con propiedad” en el ambiente, aún cuando
rara vez se preocuparán de hablar con un hermano de fila. Pasan a ser la gasolina que
alimenta el “insoportable trantrán” del carrusel que mantiene el “statu quo”; como dice
Pérez Reverte “modelo de mansedumbre y buen rollito”.
Unos serían los llegados “a achuchones”. Son Directivos de toda la vida, con muchos
años en el seno de las Juntas, que han visto pasar por sus báculos muchos Presidentes,
pero a los que –los tiempos están como están- resulta que llega un día en que “como no
hay otro pues… te toca”. Este, va a tratar de que tanto él como su mandato, pasen lo
más pronto y lo más desapercibido que sea posible. Porque el tema aunque se lo olía, ni
lo pretendía, ni lo quería. No es por tanto difícil imaginarse que estos no van a ser muy
beligerantes en la consecución de proyectos de futuro en lo que al común de la Semana
Santa se refiere. Hieráticos como un rostro egipcio, asistirán impasibles a reuniones,
actos, Fiestas, etc., sin abrir la boca salvo eso si, el día que estén deseando terminar la
Junta porque se están perdiendo el fútbol y -“estas no son horas hombre, ¿a quién se le
ocurre poner hoy una junta? ¡Que está jugando el Madrid!...”-
Estos van a ayudar a alimentar el incienso adormecedor para que “cuando terminen”,
logren su objetivo, poder recibir su reconocimiento habiendo pasado sin tener muchos
problemas.
El otro grupo interesante son “los que lo estaban deseando”. Estos suelen ser más jó-
venes y desde que eran chicos se les veía venir. Tienen un elevado nivel de autoestima, su-
ficiencia y sobre todo “capillismo”. Han crecido entre grandes cofrades que normalmente
no les habían dejado “rascar bola” en sus cofradías maternas –quizá porque precisamente
les veían venir- y recaban finalmente donde ven un hueco y lo hacen grande. Estos van a
encargarse de darse y dar lustre a su Cofradía, la cual utilizarán para conseguir los fines
que ellos y sólo ellos entienden. Por supuesto que tampoco van a preocuparse de mucho
mas, pues lo general va en detrimento de lo particular y ahí si que no. Tienen que dejar
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huella y eso no se consigue trabajando inmerso en un grupo humano. Así que en virtud de
la autonomía de su Cofradía irán “a su bola” y el que venga detrás…
No quiero dejar un sabor amargo con esto, puesto que como decía el grupo es muy
heterogéneo y existen muchas casuísticas, afortunadamente quedan todavía un grupo
–cierto es que no muy grande- de cofrades, de hombres que luchan por sus respectivas
cofradías, pero sobre todo el por el bien común de todas ellas. Sabiendo dejar y ceder
si es necesario a un lado intereses particulares por el bien común de todas las cofradías.
Apretando los dientes cuando ha sido necesario, dejándose la voz, las manos, la espalda
y quitándole horas a sus familias buscando un bien común.
Podría ahora el lector pedirme cuentas. Por supuesto no voy a compararme ni de lejos
con estos últimos –ojala les hubiera llegado a la suela de los zapatos-. Mi caso ha sido el de
un freelance cofrade que ha trabajado por la generalidad desde lo singular. Pero lo que si
quiero con este artículo es insistir en la necesidad acuciante de articular, de dotar nuestra
Semana Santa de órganos, elementos y acciones tangibles que propicien esa generalidad
en detrimento de la singularidad. Y entiendo que hoy con los tiempos que corren es más
necesario que nunca trabajar en esa dirección.
Desde aquí, a todos los que desde primera línea estáis trabajando con este objetivo
mi reconocimiento, mi ánimo y apoyo. Trabajar por el bien común de nuestra Semana
Santa es tarea de todos y eso os hace grandes.
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El Sudario 2011 Número 12
Porde aquel entonces, en el año 1970, ya cuando D. Gonzalo Huesa S.D.B. decía su pregón
Semana Santa, hacía mención a las marchas procesionales, y decía:
Las melodías vibran un instante en el aire y luego mueren. Pero su eco perdura en
el corazón de los ubetenses, sugiriéndoles continuamente nuevas emociones y recuerdos
imborrables.”
Desde el siglo pasado y principios de este, nuestra Semana Santa, ha notado un de-
sarrollo en la evolución de la música. A finales del S.XIX, se podían escuchar los primeros
sones del Miserere, ya se hablaba de los maestros Don Victoriano García Alonso (1870-
1933) y de Don Emilio Sánchez Plaza (1899-1999), maestros, que sin duda, nos han dejado
un legado de composiciones ejemplar para conservar y disfrutar durante una eternidad.
Como en cualquier otra época, transcurría la vida a través del día a día y se daban
acontecimientos en torno a la Semana Santa, acontecimientos que a día de hoy son his-
toria y páginas escritas de nuestro pasado. Se decía que una de las grandes pasiones de
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El Sudario 2011 Número 12
García Alonso, era la banda de música, agrupación a la que dedicó gran parte de su vida
profesional. Fue director de las bandas de música de Úbeda durante treinta años (con
algunas breves interrupciones). La fecha más temprana como director de banda es la del
20 de Enero de 1897, cuando la junta de la Cofradía del Cristo de la Expiración propuso la
intervención de la banda de música, dirigida por el Sr. García, en un espectáculo de fue-
gos artificiales y misa cantada que se celebraría en la Fiesta del Cristo de la Expiración.
El maestro D. Victoriano García nos ha dejado composiciones brillantes de marchas de
Semana Santa como la del Santísimo Cristo de la Expiración, la del Santísimo Cristo de la
Humildad “El presidente ha muerto”, “Miserere” para la Cofradía de Nuestro Padre Je-
sús, “Tristeza” para la Cofradía de la Caída, “Las Angustias” de la Cofradía de Ntra. Seño-
ra de las Angustias, “Resurrexit” para la Cofradía de Jesús Resucitado, “¡Hosanna, Hijo de
Dios!” para la Cofradía del Borriquillo, y una obra musical compuesta para el Septenario
de la Virgen de los Dolores de la Cofradía de la Expiración (Los Dolores), etc., patrimonio
musical que en aquella época se daba de la mano, más tarde, de las composiciones del
Maestro Don Emilio Sánchez Plaza.
Don Emilio Sánchez Plaza, al igual que García Alonso, también se hace cargo de la
dirección de la banda de música de Úbeda, allá por el 10 de Agosto de 1927, haciendo
su debut en Semana Santa en el año 1928. Sánchez Plaza, dentro del mundo cofrade ha
compuesto marchas para la Cofradía de la Santa Cena, Santo Entierro, Resucitado, para
la Virgen del Amor del Borriquillo, etc.
Siempre, en cada época, en cada década y en cada fecha, han concurrido una serie
de artistas como son compositores, escultores (no nos olvidemos de Amadeo Ruiz olmos,
Palma Burgos, Prados López, Juan Luís Vasallo, Mariano Benlliure), pintores y tallistas que
han enriquecido la Semana Santa de nuestra ciudad y acontecimientos como la fundación
y formación de nuevas Cofradías.
Cada siglo y cada década han tenido fechas abundantes de artistas y otras fechas con
escasez de los mismos, y a día de hoy, pienso, que tenemos la suerte de vivir una época
en la que existe una buena “hornada” de compositores, entre los cuales hay que desta-
car al gran maestro Don Manuel Antonio Herrera Moya, también director de la Banda de
Música de Úbeda, compositor de grandes marchas de Semana Santa para Cofradías como
la Virgen de Gracia, Humildad, Oración, Borriquillo, Santa Cena, Columna, Buena Muer-
te, Expiración, Soledad y un sinfín de grandes obras que hacen que podamos comparar a
este maestro vivo con los antes mencionados maestros Sánchez Plaza y Victoriano García.
Desde el comienzo de estos maestros, a nuestros días, podemos observar como se ha ido
enriqueciendo, musicalmente nuestra Semana Santa, sobre todo en las dos últimas déca-
das, y dentro de esta “hornada” de compositores, podría destacarse, también, a Gabriel
Barbero de la Blanca, Gervasio Gámez, Cristóbal López Gándara, etc., pero sin duda un
compositor que para mí es muy especial es mi hermano José Manuel Cano Gómez, compo-
sitor de excelentes marchas como “Prendimiento” y “Maria Santísima del Auxilio” para la
joven Cofradía del Prendimiento, “María de Nazaret” para la Cofradía del Santo Entierro,
“Pasa la Virgen de Gracia” para la Cofradía de Ntra. Señora de Gracia, marcha para la
Cofradía de Jesús Nazareno de Sabiote y la última y recién estrenada marcha “Madre de
la Fe” para la Cofradía del Santísimo Cristo de la Humildad, y además persona por la cuál,
estoy teniendo la suerte de vivir, junto a mi familia, esa suerte que tenían los familiares y
personas cercanas a aquellos maestros de presenciar acontecimientos históricos, que una
vez pasado el tiempo, se convertirían en historia de nuestra ciudad y su Semana Santa.
Los acontecimientos que se viven en el presente se ven como algo normal, pero en un
futuro lejano alcanzarán valor histórico y un sabor de misterio, así, por ejemplo, cuando
se recuerde el año del estreno de la marcha “Pasa la Virgen de Gracia”, se recordará
como aquel año en el que llovió, en la noche del Lunes Santo, a la Cofradía de la Virgen
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El Sudario 2011 Número 12
“Es la música la expresión más espiritual del arte humano, la que más nos une con
Dios. Úbeda ya tenía piedras, ya tenía imágenes. Necesito completar con la armonía de
sus marchas - ¡Las marchas de sus procesiones! – summum de la belleza de la que ella en
sí es artístico relicario” (Pregón de Semana Santa de 1966 de D. Manuel Martell López).
Cuaresma de 2011.
Plaza de Andalucía, s/n. • Telf.: 953 756 818 • 23400 ÚBEDA (Jaén)
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El Sudario 2011 Número 12
Empieza esta reseña en un hilo de comentarios, titulado “La penúltima”, que anuncia
el día 6 de abril en palabras de Eugenio Santa Bárbara;
En una de las siguientes intervenciones nos sintetiza Manolo Madrid todo lo que está
pasando entre la Jerarquía y las cofradías, a raiz de esta “penúltima” gota que ha caido
al vaso cofrade:
“Intento resumir las anécdotas que provocan el malestar del que algunos venimos ha-
blando aquí:
a) Se prohíben de un plumazo, y sin normativa clara, procesiones extraordi-
narias, actos de culto en la calle y se reducen (según parece) los traslados de
las Sagradas Imágenes a un mero transporte acelerado y furtivo de las mismas.
b) Se prohíbe la interpretación de marchas de procesión (música religiosa) dentro de un
templo cerrado al culto.
c) Se prohíbe la interpretación durante la Comunión de la marcha de una cofradía que
celebra su Fiesta Principal.
d) Se alimenta un hervidero de rumores sobre el futuro de las Sagradas Imágenes en Santa
María en el lapso de tiempo que media entre Semana Santa y la venida del obispo.
e) Una cofradía, que se está volcando para estar presente en Madrid en la Jornada Mun-
dial de la Juventud, parece que comienza a sentirse molesta porque se incumple la pro-
mesa que se le hizo de poder regresar a la primera capilla que ocupó en Santa María, la
de la Yedra, pues según parece ahí tiene que ubicarse el coro durante las celebraciones
litúrgicas para que Santa María pueda ser (promesa) declarada basílica, sin explicar por
qué el coro no se puede sentar, como hasta ahora en San Pablo, en unos bancos debida-
mente movidos al lado del Altar Mayor.
f) Se obliga a devolver el precio de unas entradas de un concierto a celebrar en un
templo sin culto, cuyo importe iba a destinarse íntegramente a Cáritas Interparroquial.
Todo eso son anécdotas. Que con ellas cada cual construya la categoría que estime más oportuna.
Yo, al final, me pregunto: ¿Qué ejemplo le estamos dando todos a los jóvenes cofra-
des? ¿Cómo podremos convencerlos de que somos parte de la Iglesia y de que eso es
positivo si les transmitimos una realidad de rechazo y desprecio hacia lo que significa
nuestra experiencia y nuestra vivencia cofrade? ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Qué ga-
nan con esto? ¿Quedarse sólo con los que tienen una fe del carbonero, con los que no se
hacen preguntas, con los dóciles, con los sumisos, con quienes a todo les digan amén?
De verdad, y lo digo con la mano en el corazón, no entiendo nada. Cada vez menos.
Saludos.”
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El Sudario 2011 Número 12
espíritu progresista emanado del Vaticano II. Lo que no entiendo es como ahora, con la
Iglesia instalada en posturas netamente preconciliares (traducido resulta que más retró-
grado es difícil ser) se ataca con tanta virulencia al mundo cofrade. En los 60 se identifi-
caba a las cofradías con la Iglesia carca y antigua, tridentina, que había que superar. ¿Será
que ahora nos identifican con la Iglesia de Juan XXIII y Pablo VI que es el enemigo a batir?
Cada vez que sale un motivo nuevo de reflexión entiendo menos lo que están haciendo...
Saludos.”
“Manolo: Hay además un problema de estrategia porque, con estas posturas preconci-
liares y arcanas, no se tiene contentos ni a los que estamos dentro, ni a quienes están fuera.
Saludos.”
“La Iglesia del Concilio era una iglesia dispuesta al diálogo, que entendió la ne-
cesidad de hacer un esfuerzo para buscar la verdad con los que estaban fueran de la
propia Iglesia. Por desgracia, la actual Iglesia se ha enrocado en las posturas de Pío
XII y similares: ya no es que no haya verdad fuera de la Iglesia, es que incluso dentro
de la propia Iglesia la verdad se ha convertido en algo incontestable. Evidentemente,
esto impide que los de fuera se acerquen y pone muy difícil que los de dentro se sien-
tan cómodos, salvo que se viva instalado en la fe del carbonero o en esa fe que te-
nían nuestras abuelas, que no se hacían preguntas. Parece que a la Iglesia le gustan
más esos creyentes que no se hacen preguntas que los creyentes de los años 60 y 70.
Saludos.”
Estos comentarios han sido extraidos de este hilo del foro “Crua de Guía” para hacer
llegar con ellos lo que está sucediendo en las últimas semanas entre nuestra Jerarquía
Eclesial y las Cofradías.
Conste que dicha marcha, a día 8 de abril, se comenta por el vocal de cultos de la
Buena Muerte, será tocada en el momento de la comunión, aunque de eso no iba esta
recopilación de estos comentarios…, era sobre “la penúltima” gota que esta dando sus-
ceptibilidades.
Especialidades:
Brocheta de Solomillo,
Huevos rotos con morcilla,
Picadillo de chorizo,
Choto al ajillo,
Tostas de ibéricos,
Andrajos,
Migas,
Setas en salsa cazadora,
Flamenquines Zayta,
Caracoles en salsa de tomate,
Berenjenas con miel de caña,
Lomo de Orza.
C/. Cronista Pascuau, 6
23400 Úbeda (Jaén) TAPAS VARIADAS Y VINOS
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