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UNIVERSIDAD DE ATACAMA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS
CARRERA DE DERECHO
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURÍDICAS
AÑO 2011
GUÍAS DE CLASES
1.-La época arcaica, Derecho antiguo, desde la fundación de Roma 753 a.c; hasta la expansión de
Roma en el mediterráneo 218-201 a.c.
2.-Derecho republicano, desde la segunda guerra púnica 201 a.c. hasta la crisis de la republica 30
a.c.
Esta época coincide con el periodo que los romanistas denominan clásico Primera época clásica
(Desde el 130 a.C. al 30 a.C.) En este periodo, que se inicia con la adopción del “Agere per
formulam” por la lex Ebucia, se desarrolla el Derecho Clásico Jurisprudencial y termina con la
generalización del procedimiento formulario.
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3.-Derecho del principado desde el 30 a.c. al 235 d.c. la muerte de Alejandro severo
En esta triunfa la idea de la pervivencia de la “república” bajo el amparo del princeps o primer
ciudadano entre sus iguales, manteniendo las antiguas organizaciones republicanas, aunque sin el
mismo vigor que tuvieron antes.
a) alta época Clásica (Desde el 30 a.C. al 130 d.C.) Este periodo se caracteriza por el
desarrollo de las escuelas de jurisprudentes, que alcanzan su máximo desarrollo. Culmina
con la fijación del Edicto Pretorio.
b) época Clásica Tardía (Desde el 130 d.C. al 230 d.C.) En esta etapa decae y termina
desapareciendo la escuela de los juristas y hacen su aparición como fuente casi exclusiva
de derecho, las Constituciones Imperiales.
4.-Derecho Imperial, desde la muerte de Alejandro severo 235 d.c. hasta la caída del imperio
romano de Occidente en el 476 d.c.
La producción del Derecho queda exclusivamente en manos del emperador, quién queda
convertido definitivamente en un dominus a la manera oriental
Según la fecha mítica, Roma fue fundada en 753 AC., de los orígenes de la cuidad poco o
nada se sabe, se trata de un pequeño pueblo de campesinos, que cuando mucho más tarde llega a
la cúspide del dominio mundial, encuentra a hombres de letras que le confecciona épicos anales
de esos tiempos ignorados, Virgilio y Tito Livio, los más notables. Del periodo llamado de la
Monarquía también poco se sabe. En los últimos años del siglo VI AC, ya cuenta con las bases de
su organización republicana, que lentamente, a través de luchas civiles, se va perfeccionando
hasta adquirir un carácter peculiar en el siglo III AC. El quiritarismo impera en la constitución del
Estado, el ciudadano es quien tiene el ejercicio de los derechos y la carga de los deberes públicos y
al único a quien es aplicable el sistema jurídico romano. Esto explica que la historia de Roma esté
jalonada por un continuo, lento o rápido proceso de concesión de la ciudadanía a un mayor
número de individuos. Pero no hay que olvidar tampoco que, al lado del derecho civil surge dando
elasticidad al sistema, el derecho honorario y más tarde la potestad legislativa de los
emperadores.
El sistema jurídico que aun hoy constituye la base, al menos formal y técnica, de todo el
derecho privado de occidente, tiene como antecedente conceptual un individualismo completo
que ha permitido que se lo caracterice como “el egoísmo jurídicamente protegido”.
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LA ÉPOCA ARCAICA
1.– El estado ciudad de la época arcaica como punto de partida del derecho romano.
TERRITORIO Y POBLACIÓN.
La historia del Derecho Romano Universal comienza en una comunidad muy pobre. El
estado romano de la época arcaica es un “estado ciudad” que gravita en torno a un único reducto
fortificado, donde se concentra el tráfico económico y toda la vida política; a su alrededor se
extiende un área sobre la cual solo se encuentran caseríos aislados o aldeas abiertas. Para el s. IV
a. C. la ciudad ya desempeñaba un papel importante en la vida política de la Italia central. Roma
poseía 1.500 km². La población de Roma era de origen latino y compartía con los latinos un
lenguaje común, una cultura similar (incluso en el campo del Derecho) y el culto racial hacia el
Júpiter latiaris. Se cree que los antepasados de los latinos estuvieron asentados, en épocas
remotas, en el territorio del Danubio que se encuentra al sur de Hungría y Servia. Los influjos
culturales exóticos de la época primitiva romana partieron de dos pueblos superiores en cultura:
los etruscos y los griegos1.
Los etruscos provienen quizá del Asia Menor y en su época de mayor esplendor ejercieron
un influjo más o menos continuado sobre toda Italia. Su arte sigue patrones griegos pero tiene
algunas características diferentes. También difundieron las ideas griegas en materia de religión.
Roma tomó de los etruscos el culto a los tres dioses del Capitolio (Júpiter, Mercurio y Minerva) así
como sus métodos de predicción de suceso (como sacar las entrañas de los animales o ver el vuelo
de las aves). Los etruscos llegaron al Lacio en el siglo VIII AC. Los ritos de la fundación de Roma de
los que da cuenta la leyenda coinciden con los practicados por los etruscos en la fundación de sus
ciudades.
El siglo y medio que sigue a la fundación de Roma es la época de la monarquía etrusca, Los
reyes fueron una serie de caudillos que eran considerados jefe militar, administrador, juez y
sacerdote. La comunidad que debía contribuir con el servicio militar y el impuesto, estaba
representada en el Senado, cuerpo consultivo del Rey y en los comicios curiados que, además de
otorgar el Imperium al monarca, entendían en varias operaciones importantes como la admisión
de nuevos individuos a la ciudadanía, los testamentos y las adopciones. En el aspecto de la
organización religiosa se constituyen varios colegios sacerdotales, dependientes del Rey.
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Con arreglo a las conjeturas con que la ciencia moderna ha sustituido los relatos legendarios de los historiadores y
poetas latinos, tres poblaciones concurrieron a su formación: una de raza latina, los Ramnenses, que tenían por jefe a
Rómulo; otra de raza sabina, los Titienses, bajo el gobierno de Tatio; y, por último, la raza etrusca, los Luceres, cuyo jefe
lleva el título de Lucuwio. La reunión de estos tres pueblos, agrupados en tres tribus distintas y establecidas sobre las
colinas que bordean la ribera izquierda del Tíber, bajo la autoridad de un rey, constituía la ciudad romana. Veamos cuál
ha sido su organización social y política. PETIT, Eugène, Tratado elemental de Derecho Romano, Ed Universidad, Buenos
Aires, 1999. Pag 39.
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Primero. Romulo sucede en el año 753 a. de c. quien junto con su hermano Remo fueron
hijos de una sacerdotisa llamada Vesta quien por indicaciones del rey Amulio fue condenada a ser
virgen y con la intervención del dios Marte engendró dos hijos, Romulo y Remo quienes fueron
amamantados por una loba, criados por pastores y nietos del rey Nubito. Romulo y Remo con los
habitantes de Alba Longa se unen para acudir con el rey Amulio y de esa union se forma Roma.
Segundo, Numa Pompilio es de origen sabino. Se le atribuye la reglamentación de las ceremonias y
costumbres religiosas, así mismo la reglamentación de los días fastos y nefastos. Tercero, Tulo
Hostilio era un rey belicoso dedicado a la conquista y a la guerra incorporando a Roma la ciudad de
Alba Longa. Cuarto Anco Marcio quien era nieto de Numa y se le atribuye el primer puente sobre
el río Tiber con el que llega al mar y expande su conquista. Quinto, Lucio Tarquino Prisco de origen
etrusco e hizo los túneles y acueductos de la ciudad. Sexto, Servio Tulio. Y se le atribuye la reforma
serviana y el haber dividido al pueblo en centurias y así mismo el decreto de censo para saber el
número de habitantes. Séptimo Lucio Tarquino el soberbio y con el termina la monarquía romana
en el año 509 a. de c.
En cuanto al influjo griego sobre Roma, hasta hace poco se creía que había sido directo; sin
embargo hoy la opinión dominante se inclina por otorgar a los etruscos el papel de intermediarios.
Así, la escritura de los romanos, el alfabeto latino, se hace derivar del etrusco, el cual, a su vez,
procedía del griego. Los etruscos llevaron también probablemente los dioses griegos a Roma. En el
campo del Derecho se percibe un influjo griego hacia la mitad del s. V a.C. en la Ley de las XII
Tablas.
En la época primitiva, Roma era una comunidad rural. Durante la época arcaica el peso de
la vida política y económica gravitó sobre la propiedad fundiaria y sobre un número relativamente
pequeño de familias nobles (patricii) que poseían la mayor parte del suelo romano y formaban el
núcleo del ejército romano. Había una separación entre los patricii y los plebeyos (plebs) quienes
estuvieron excluidos de los cargos públicos hasta los s, V y VI a. C. y no llegaron nunca a tener
acceso a algunos cargos sacerdotales. Los patricios administraban la hacienda con sus hijos y con
unos pocos esclavos, aprovechaban lo que podían de lo que producían y lo demás se lo daba en
precario (precarium) a los plebeyos, quienes, a cambio los seguían en la guerra y en la política.
Esta forma de clientela desapareció pronto a causa del auge político y económico de la plebe a
partir del s. V a. C. La nobleza patricia estaba dividida en linajes (gentes) quienes a su vez estaban
unidos por un nombre y culto comunes. Estos grupos gentilicios constituían unidades muy
cerradas y fuertes dentro y al lado del ordenamiento del estado. La soberanía absoluta de la
nobleza patricia fue desplazada cuando sus caballerías fueron reemplazadas por las infanterías
que eran conformadas en su mayor parte por los campesinos y plebeyos acomodados. Es así como
la plebe comenzó la lucha por la equiparación política contra las familias patricias, misma que
terminó, después de un siglo, con la democratización teórica de la Republica Romana.
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La esclavitud desempeño un modesto papel en la época primitiva pues los esclavos eran tratados
más parecido a un cliente. Los extranjeros y los Libertos carecían de derechos en Roma y
necesitaban la protección de un ciudadano influyente a menos que pertenecieran a la estirpe
común de los latinos o a alguna comunidad a la que se hubiera concedido el commercium. El
cambio de mercancía y dinero es muy antiguo en la vida económica de Italia. Hubo un tiempo en
que el ganado sirvió para el trueque de donde se desprende la denominación del dinero como
pecunia (pecus). Después se utilizó el cobre en Roma hasta el s. III, aunque es probable que desde
antes estuvieran en curso monedas extranjeras.
III. EL ESTADO.
a) Concepto de Estado. Para los romanos el Estado como lo conocemos hoy no existía, no
constituía aquella organización política impersonal que concentra el ejercicio del poder, sino que
era simplemente el conjunto de personas que lo componen, es decir, los ciudadanos (populus
romanus).
b) La Monarquía. En la época mas remota (hasta su caída en 510 a. C.) existía una rey (rex) a quien
le correspondía la jefatura militar y la representación de la comunidad ante los dioses, además era
el magistrado judicial tanto en lo civil como en lo criminal. En la época de los últimos reyes
etruscos el titular de este cargo se llamaba rex sacrorum en el que se puede observar el cargo
sacerdotal que sucedió al rey en el ámbito religioso. El rey no era elegido ni designado por su
predecesor, sino revelado por los dioses por medio de presagios. El poder real se asentaba sobre
un carisma de índole mágica y religiosa, pero no es una monarquía absoluta. El rey no es más que
el jefe de una especie de república aristocrática, donde la soberanía pertenece a los patricios, que
componen las curias. Ellos ejercen su poder en las asambleas o comicios, los comitia curiata. Se
cree que la caída de la monarquía se debió a partir del surgimiento de una concepción más
racional del poder político.
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total. En estas asambleas se elegían a los magistrados mayores, se votaban las leyes y se decidía
sobre la guerra y la paz. 3ra. En ella se dividía a los ciudadanos por su pertenencia a
circunscripciones del territorio romano, demostrando así un marcado carácter civil; dichas
circunscripciones llevaban el nombre de tribus (comitia tributa) que originalmente eran 20 y
llegaron a ser hasta 35; se dividían en tribus urbanae y tribus rusticae. En esta forma de asamblea
se elegían a los magistrados menores y se ponían penas pecuniarias por infracción de leyes de una
manera similar a la de centurias.
Los magistrados anuales tenían solo poder militar y político, Mientras que la magistratura
suprema, que era dual, tenía poder civil y militar que se englobaba en el concepto de poder
general de mando (imperium). También tenía el poder de convocar al pueblo y proponer leyes así
como el derecho de convocar e interrogar al senado.
e) El Senado. parece haber sido compuesto desde luego de los patres o seniores, es decir, de los
más viejos entre los jefes de las familias patricias. Es probable que en su origen hubiese 100
senadores. Bajo Tarquino el Antiguo el número alcanzó a 300. El senado forma un consejo que el
rey debe consultar sobre todas las cuestiones que interesan al Estado. En el senado se acumuló
toda la actividad y experiencia de la clase rectora de la vida política como órgano consultivo
permanente del magistrado.
f) Resultado de las luchas estamentales. La organización que venimos trazando a grandes rasgos,
no tardó en presentar graves inconvenientes, cuando el número de plebeyos no clientes llegó a
ser considerable por consecuencia de las conquistas de Roma. Solos los patricios tenían la carga
del impuesto y del servicio militar; pero solos también participaban de la vida política y social. La
plebe permanecía extraña a las cargas públicas, así como a la administración de la ciudad.
Tarquino el Antiguo intenta primero remediar esta desigualdad, y quiere establecer tres nuevas
tribus compuestas de plebeyos. Pero la enérgica oposición del augur Navius le impide realizar su
proyecto. Se contenta, conservando todos los antiguos marcos de las tres tribus y de las treinta
curias, con aumentar el número de sus miembros, haciendo entrar en ellas un cierto número de
familias plebeyas, las que, incorporadas a los patricios, fueron llamadas minores gentes, o, según
la tribu de que formaron parte, los Ramnenses, Titienses, Luceres secundi. Esta medida era
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insuficiente y no podía tener más que un efecto temporal. Era menester una reforma más
completa; ésta fue la obra de su sucesor.
Servio Tulio, llegado a rey en el año 587 a.c. evita tropezarse con la resistencia que tenía
paralizadas las intenciones de Tarquino. Deja subsistir la antigua organización patricia resultante
de la distinción de las tres tribus primitivas y de los comicios por curias que eran su consecuencia.
Pero establece una nueva división del pueblo, fundada no ya sobre el origen de los
ciudadanos, sino sobre la fortuna de ellos, comprendiendo el conjunto de la población. Los
plebeyos fueron de este modo llamados a concurrir con los patricios al servicio militar, al pago del
impuesto y asimismo a la confección de la ley dentro de las nuevas asambleas, los comicios por
centurias.
Por virtud de estas reformas, Servio Tulio obtiene un triple resultado:
1. Asegura el reclutamiento del ejército, abriendo sus filas a todos, patricios y plebeyos, fijando los
cuadros de antemano de una manera permanente.
2. Distribuye la carga del impuesto sobre todos los ciudadanos proporcionalmente a su fortuna. -
3. Finalmente, sustituye la preponderancia en el Estado. Hasta allí pertenecía a la nobleza de raza,
a los patricios, y pasa a la aristocracia de fortuna, a los ciudadanos más ricos, cualquiera que sea su
origen. En lo sucesivo, los plebeyos tienen su puesto en las asambleas; participan de las cargas del
servicio militar y del impuesto; pero necesitan más de dos siglos todavía para conquistar la
igualdad
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fin al dominio marítimo etrusco. Pocos decenios después, los etruscos sufrieron otro golpe
decisivo, que marcó el comienzo del fin de su predominio en Italia; los samnitas, de las montañas
del sur de la península, invadieron Campania y se apoderaron de Capua, capital de la
confederación etrusca en Campanía. Los etruscos fueron en parte expulsados y en parte
exterminados. Al mismo tiempo, los etruscos fueron expulsados de Ias llanuras del Po por los
celtas. A fines del siglo V los, romanos les infligieron graves derrotas en el sur de Toscana. Su
principal baluarte aquí era la ciudad de Veyes, que fue conquistada por los romanos después de
diez años de heroica lucha (406-396). Los etruscos quedaron limitados a Toscana. Pronto se
corrompieron política y moralmente. La nobleza se entregó a una vida lujuriosa; las masas
populares empobrecían cada vez más. Los etruscos dejaron de ser un pueblo capaz de intervenir
activamente en la historia de Italia.
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la humillación de las llore as Caudinas: el ejército romano, al penetrar en Samnio, fue encerrado
por los samnitas en el valle Caudino Y obligado a capitular. Los cónsules debieron firmar un
tr8ltado de paz y entregar a 600 caballeros como rehenes. El ejército entero, antes de ser puesto
en Libertad, fue obligado a pasar bajo el yugo, en señal de su completa derrota. El Senado rehusó
la ratificación del tratado, entregando los cónsules, como responsables y culpables, a 105
samnitas.
La guerra prosiguió con renovado ímpetu. Gradualmente, los romanos obtuvieron la
superioridad. Conociendo los pueblos itálicos que el triunfo de Roma sobre Samnio significaría el
dominio romano sobre toda la península, se unieron con los samnitas para defender,
conjuntamente su libertad. Aliáronse los samnitas, los etruscos y los celtas. La batalla decisiva se
libró en 295 en Sentinum (Umbría) obteniendo los romanos un triunfo completo sobre los
'ejér9itos confederados: Los samnitas, los más heroicos defensores de la independencia de los
pueblos itálicos, siguieron resistiendo aún durante .cuatro 'años. Pero finalmente sus
fuerzas quedaron agotadas y debieron hacer la .paz.
Había terminado la lucha secular por el dominio de la península. Toda Italia, con excepción
del sur, estaba en manos de Roma.
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Esta guerra terminó con el triunfo militar de Roma; pero los vencedores recibieron del
vencido poderosas influencias en todo el orden cultural. Este resultado se vino repitiendo a través
de todas las guerras ulteriores entre Roma y Grecia. Los romanos fueron siempre victoriosos en el
campo de batalla; pero en el orden cultural cayeron, bajo la influencia griega.
Con la victoria sobre Pirro, Roma completó la dominación y. unificación de Italia. La Magna
Grecia, quedó incorporada al dominio romano. La soberanía de Roma se extendía desde el
Rubicón hasta el estrecho de Mesina
Coincide con la Monarquía y gran parte de la República. En este periodo el Derecho se basa en las
llamadas “mores maiorum”, las costumbres de los antepasados. Es un derecho primitivo, no
escrito y basado en las estipulaciones de lo que es justo según los mayores. El Derecho no se
vincula a la autoridad política, sino a la creación de la propia comunidad). Luego de una larga
evolución se codifica y fija por primera vez en la llamada Ley de las XII Tablas o Decenviral
(nomenclatura motivada por la denominación del colegio de magistrados encargados de su
redacción; los decenviros o diez varones). En esta fase el derecho, formado esencialmente por
normas consuetudinarias, referentes a la vida local y agrícola de la civitas primitiva, va referido
principalmente a los cives, esto es, a los ciudadanos romanos (quirites) y presenta caracteres
rigurosos y formalistas, que se revelan también en la estructura del proceso llamado “legis
actiones”, dividido en dos estadios, el que se realiza ante el magistrado que fija los términos de la
controversia y el que se actúa frente al juez que juzga los elementos de hecho. Se van creando los
institutos jurídicos fundamentales en torno a las XII tablas, codificación parcial de los usos vigentes
y se compone el primer núcleo del “ius civile” (en el sentido de “ius proprium civitatis), elaborado
primero por la jurisprudencia pontifical y después por la de carácter laico.
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II. El Derecho de las XII tablas. Era un esquema del Derecho que contenía prescripciones sobre el
curso del procedimiento judicial pero que no regulaba la organización política del estado ni la
constitución judicial. Otorgaba una pequeña seguridad al ciudadano medio frente a la
arbitrariedad de la nobleza patricia, sus normas son muy concisas y sencillas en su estructura.
Una de sus grandes innovaciones fue incluir en algunas prescripciones concretas esquematizadas,
con las limitaciones propias de una civilización en pañales, todo el ordenamiento jurídico que
hasta la época solo era transmitido oralmente (mores maiorum), representó una gigantesca obra
dadas las circunstancias de aquella época primitiva.
A las que con posterioridad se les añade la legis actio per iudicis arbitrive postulationem.2
2
GUZMÁN BRITO, Alejandro; Derecho privado Romano, Tomo I, Editorial jurídica de Chile, Santiago
1996, pp 111 a 268.
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ciertos casos a regular esta venganza. El ladrón cogido in fraganti era vapuleado y atribuido como
esclavo al robado3. En general se podría decir de que no existió hasta ese entonces una pena
publica impuesta al delincuente que infringiese alguna clase de daño a algún particular sino que se
ejercitaba la Ley del Talión4.
Entonces, pues los decenviros solo intervenían para limitar la venganza de la parte lesionada y
darle una forma menos atroz y en lo posible reemplazar esta con una multa.
El Estado sólo imponía penas en casos de alta traición y en ciertos delitos religiosos graves, cuando
la culpabilidad del acusado hubiera sido declarada judicialmente.
Los delitos públicos eran los que atacaban directa o indirectamente al orden público, o a la
organización política, o a la seguridad del Estado, en términos generales a la comunidad o la
religión. Daban lugar a una persecución criminal, ejercida según las reglas propias, delante de una
jurisdicción especial.
En general se prescribía para muchos delitos, la pena de muerte, donde la forma de la ejecución
reflejaba, más o menos claramente, la índole del delito. Desde el siglo II a.C. aparecieron acciones
penales que podían interponer no solo el ofendido o su gens, sino a cualquiera; así surgió un
derecho penal y procesal penal que se consideraba como ius publicum.
El Derecho penal privado de las XII Tablas respondía a las condiciones de una comunidad
embrionaria de modestas proporciones y carácter rural. Iba a mostrarse, cada vez más, como
insuficiente cuando Roma se convirtiera en una gran urbe atravesada por violentas tensiones
sociales.
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Gayo III, 189
4
Gayo III, 223
5
Diferenciándose de la gran mayoría de los pueblos de esta época que buscaban la aprobación de los dioses
para saber quiera culpable o inocente con métodos brutales las pruebas de las ordalías sacrales
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a) La cognitio (anquisitio).
b) La provocetio ad populum.
Consistía en la facultad de alzarse contra la decisión del rey o los magistrados derecho que
competía, en principio, a los ciudadanos varones para provocar la reunión de la Asamblea popular
a fin de evitar las consecuencias perjudiciales de la decisión del inquisidor público. La institución,
según se observa, fue el comienzo de la instauración de la jurisdicción popular que luego
sobrevendría y, sin duda, significó una limitación del poder penal del rey.
No obstante ello, tampoco existieron reglas jurídicas de procedimiento a las que sujetarse
en estos casos y la institución no debe ser apreciada como una suerte de recurso ejercido en
contra de la decisión del rey o del magistrado inquisidor, sino, antes bien, como el ejercicio de la
facultad de provocar una instancia de gracia, capaz de anular las consecuencias de la decisión. Era,
pues, el ejercicio del derecho de perdonar por parte del pueblo y, por ello, el primer indicio de
soberanía popular. Sí existieron, en cambio, reglas que limitaban la provocatio según el estado de
las personas (ciudadano) y la entidad del asunto (pena de muerte o pecuniaria de cierta gravedad).
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c) Los comicios y la queestio, accusatio o iudicium publicum
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LA EVOLUCION DEL DERECHO DESPUES DE LAS XII TABLAS.
a) Progreso de los plebeyos. - Fusión de los dos órdenes Durante este período, los plebeyos, por
un progreso lento, pero continuado, obtienen por fin lo que habían esperado inútilmente de la ley
de los decenviros: la igualdad con los patricios, tanto en el derecho público como en el derecho
privado. Al final del siglo v es una conquista definitivamente acabada.
Después del año 445 a. c. el tribuno Canuleyo obtiene, tras largos debates, el voto de la
ley Canuleia, que permite el legítimo matrimonio entre patricios y plebeyos. Ésta fue una de las
victorias más importantes; ella sola debía traer al cabo de cierto tiempo la mezcla completa de
razas y la fusión de los dos órdenes.
Hacia la misma época, los patricios comprenden que no podían impedir por más largo
tiempo todavía a los plebeyos el acceso a la más alta magistratura: el consulado. Acaso por este
motivo, y también porque los cónsules, retenidos con demasiada frecuencia a la cabeza del
ejército, no tenían lugar de emplear el tiempo en sus funciones administrativas, ciertas
atribuciones son sucesivamente separadas del poder consular y erigidas en dignidades distintas,
que quedan largo tiempo todavía reservadas a los patricios. Así es como, en 443 a.c. se crean dos
cuestores, a los que se confía la gestión del tesoro público; en 439 a.c, dos censores, encargados
de las operaciones del censo, guardianes de las costumbres públicas y privadas; en 387, el pretor,
a quien pertenece en lo sucesivo la: administración de justicia, y el mismo año, los ediles curules,
encargados de la alta policía de la ciudad. Desde el año 420 a.c, los plebeyos pueden ser cuestores,
y el número de estos magistrados fue elevado a cuatro. Pero en el mismo año de la creación del
pretor fue cuando, merced a los esfuerzos de los dos tribunas Licinio Stolo y Lucio Sexto, los
plebeyos llegaron al consulado. Desde entonces, las demás magistraturas no tardaron en ser
abiertas para ellos, y llegan a la dictadura en 355 a.c, a la censura en 350 a.c, a la pretura en 336
a.c. Por último, en 299 a. c. los plebeyos se colocan entre los pontífices y los augures, y en 253 a.c,
uno de ellos, Tiberio Coruncanio, es elevado a la dignidad de gran pontífice.
Por consecuencia de estos cambios, la composición del senado fue modificada. Según una
ley Ovinia, cuya fecha es incierta, los censores tenían derecho de nombrar los senadores y debían
de escogerlos desde luego entre los antiguos magistrados. Resulta, pues, que los plebeyos, el día
en que tuvieron acceso a las magistraturas llegaron al senado y no tardaron en figurar en él con
mayoría.
a) La Interpretación de las XII Tablas. Era un monopolio custodiado por el consejo de los pontífices.
Su actividad que significó el amanecer de la jurisprudencia romana clásica, se desarrolló
esencialmente siguiendo una interpretación literal de acuerdo con el espíritu ritualista de la época
primitiva, pero también supo desenvolver el ordenamiento jurídico en importantes puntos,
utilizando hábilmente el tenor de la ley e imaginando complicados formularios, crearon los medio
para ir satisfaciendo las necesidades emergentes de la vida jurídica.
La ley de las XII tablas era conocida de todos. Mas sus disposiciones, muchas veces
demasiado concisas, tenían necesidad de ser interpretadas: era útil perfeccionarlas y llenar sus
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lagunas. Era menester, por otra parte, fijar las formas de los actos jurídicos, y los detalles del
procedimiento, del cual la ley de las XII tablas no había determinado más que líneas generales y
casos de aplicación. Era el procedimiento de las legis actiones, que consistía en formalidades
simbólicas y palabras solemnes. Estando todo minuciosamente regulado, la menor omisión llevaba
consigo la pérdida del proceso. Esta elaboración lenta, pero continua, llamada interpretatio, fue
desde luego la obra exclusiva del colegio de los pontífices. En efecto, aunque colocados, en
apariencia, por sus funciones religiosas, fuera de la esfera del derecho privado, los pontífices
estaban obligados a tocar una multitud de materias jurídicas que tenían conexión con el ius
sacrum: la adrogación, la devolución de los sacra privata en caso de sucesión, la confarreatio, la
determinación de las res religiosae y otras. De ahí la necesidad para ellos de ser al mismo tiempo
jurisconsultos, y la influencia que fueron los primeros en ejercer sobre el desenvolvimiento del
derecho.
Durante mucho tiempo, únicamente los pontífices y magistrados patricios conocieron los
secretos del procedimiento y la lista de los días fastos, durante los cuales únicamente también era
permitido realizar delante del magistrado los ritos de las acciones de la ley. Por consiguiente, los
plebeyos estaban obligados a recurrir a ellos para consultarles en caso de pleito. Esta situación,
tan favorable a la dominación de los patricios como perjudicial a la difusión y al progreso de la
ciencia jurídica, dura hasta mediados del siglo v. Mas, en esta época, un descendiente de liberto,
Cneo Flavio, secretario del patricio Apio Claudio Caeco, divulga el cuadro de los días fastos y las
fórmulas de las acciones de la ley. Y bien sea que sustrajo el secreto, o que obedeció a la
inspiración del mismo Apio, lo hizo objeto de una publicación que tomó el nombre de ius
flauianum, la cual fue tan agradable al pueblo que su autor llegó sucesivamente a tribuno, senador
y edil curul en 303 a.c. Un siglo más tarde, esta divulgación fue completada en una colección, obra
de Sexto AElio, que fue edil curul, cónsul en 197 a.c. y censor. Esta obra, llamada ius telianum o
Tripertita, comprende tres partes: el texto de la ley de las XII tablas, su interpretación y los ritos de
las acciones de la ley. Después de la publicación del ius flavianum, la ciencia del derecho cesa de
ser privilegio de una casta celosa de guardar el secreto. Éste fue abierto a todos. Los plebeyos
pudieron entregarse, como los patricios, al estudio de las cuestiones nacidas de la práctica de las
leyes, y uno de ellos, Tiberio Coruncanio, el primer plebeyo que fue gran pontífice, fue también el
primero que da públicamente consultas sobre derecho. Otros siguieron su ejemplo, y luego fue
uso general el tomar en todas las disputas el dictamen de uno o varios jurisconsultos, quienes
respondían oralmente o por escrito (respondere, scribere), bien en su morada, bien en el foro. Los
mismos magistrados toman la costumbre de rodearse de un consilium compuesto, sobre todo, de
prudentes, a los cuales consultaban en cada pleito. Los jurisconsultos adquieren así en la sociedad
romana un prestigio y una consideración desconocidos entre los demás pueblos de la antigüedad.
La aptitud natural, y la particular inclinación de los romanos por el derecho, una
organización judicial que hacía que la mayor parte de los ciudadanos podían ser llamados como
jueces privados a decidir una disputa, finalmente una especie de jerarquía entre las magistraturas,
de modo que el conocimiento del derecho era indispensable para llegar a las más altas funciones ,
he ahí las causas que explican suficientemente el favor de esta ciencia en Roma, y el crédito de
que gozaban los que en ella se habían distinguido.
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b). El edicto de los magistrados. - ius honorarium. - A la acción de los jurisconsultos hay que añadir
la de los magistrados y, sobre todo, la de los pretores, que extensamente contribuyeron al
progreso del derecho. Todos los magistrados, cónsules, censores, tribunas, tenían la costumbre de
publicar declaraciones o disposiciones que tenían conexión con el ejercicio de sus funciones,
llamadas edicta (de edicere). Entre estos edictos, los únicos que hay que tener en cuenta en el
estudio de las fuentes del derecho privado son aquellos que emanan de los magistrados
encargados de la jurisdicción civil. En Roma, el más importante es el edicto del pretor. Ya hemos
dicho cómo la pretura fue creada en 366 a.c. Las relaciones de Roma con los pueblos vecinos, que
llegaron a ser más frecuentes después de la conquista de Italia, hicieron precisa, en 242 a.c, la
creación de un nuevo pretor para las disputas o asuntos entre extranjeros, o entre ciudadanos y
extranjeros, éste fue el pretor peregrinus, el primero toma el nombre de pretor urbanus. Más
tarde son encargados de otras atribuciones especiales. Pero el edicto del pretor urbano y el del
pretor peregrino son los únicos que presentan interés desde el punto de vista del derecho privado
en general. Es necesario añadir el edicto especial de los ediles curules, edictum aedilitium. En las
provincias, los edictos de los gobernadores corresponden al edicto del pretor, y los edictos de los
cuestores, a los de los ediles curules.
El pretor publicaba su edicto al principio de su magistratura; es decir, las calendas de
enero. Escrito en negro sobre el álbum, que consistía en tablas de madera pintadas en blanco,
estaba expuesto a la vista de todos sobre el foro, y las deterioraciones estaban castigadas con una
multa. El edicto permanecía obligatorio durante todo el año, sin poder ser modificado; por esta
razón se le llamaba annuum o perpetuum. Su autoridad terminaba con los poderes de su autor. El
pretor siguiente era libre de modificar sus disposiciones; pero, en realidad, había muchas que se
transmitían de edicto en edicto; cada pretor, añadiéndole reglas nuevas, conservaba de la obra de
sus antecesores aquellas cuya utilidad había sido probada por la práctica, y el uso acababa por
darles fuerza de ley.
Es probable que el pretor se limitase, desde luego, a asegurar y facilitar la aplicación del
ius civile. Pero, poco a poco, a medida que las costumbres se modifican, inserta en el edicto las
nuevas disposiciones apropiadas a las necesidades sociales. Así es como ayuda al derecho civil y le
completa. Más tarde, él mismo le corrige: no abrogando directamente un principio del ius civile,
puesto que no tenía el derecho de hacer esto, pero sí proponiendo y sancionando, en virtud de su
autoridad, una regla más equitativa, que concluyó por prevalecer. Esta obra fue realizada con
tanto más éxito, cuanto que la mayor parte de los pretores eran jurisconsultos eminentes. Casi
siempre habían sido cuestores en provincias; habían podido ver de cerca y apreciar las
instituciones jurídicas de los demás pueblos. Además, muchas veces publicaron en sus edictos
reglas tomadas de las legislaciones extranjeras y, en general, hicieron prevalecer un derecho más
extenso y más equitativo, que es llamado ius honorarium.
Puede sorprender que los magistrados encargados de aplicar la ley tuvieran también el
poder de proponer un derecho nuevo, lo cual parece contrario a nuestro moderno principio de
separación de poderes; principio, por otra parte, desconocido de los romanos, así como de todos
los pueblos antiguos. Mas el pretor no tenía el poder legislativo propiamente dicho. Encargado de
proveer a los intereses generales de la justicia, toma, en virtud de su imperium, todas las medidas
que le parecen propias para asegurar la buena administración.
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c) El agere per formulas (litigio mediante fórmulas). Producto de la expansión de Roma en la
península Italica, hacia mediados del siglo III a.c. el comercium entre romanos y peregrinos era lo
suficientemente extenso como para que el derecho vigente de las acciones de ley se hiciese
insuficiente ante la creciente demanda de soluciones jurídicas acordes a la realidad, ya más
mercantil que agraria, debido fundamentalmente a que el carácter ritualista y sacramental de las
legis actiones les hacía imposible a los extranjeros actuar por si mismos ante el pretor.
Es por ello que el magistrado, en virtud de sus facultades creó para los extranjeros un
modelo más flexible, que ni siquiera se basaba en las mores maiorum sino solo en el imperium del
magistrado, en que las partes pudieran expones sus pretensiones sin forma solemne. Sus
argumentos se redactaban por escrito en tablas que contenían una especie de cera moldeable y
que se cerraban para conservar su contenido, que con el transcurrir del tiempo y al hacerse cada
vez más común estas controversias jurídicas, el pretor comenzó a guardar y elaborar modelos
(formulae) que iba adaptando a las discusiones que se le presentaban.
Posteriormente eran enviados al juez privado para que aconsejara la solución al litigio,
como ya se hacía desde la legis actio per iudicis arbitrive postulationem.
d) La Legislación Popular. Los ciudadanos votaban las leyes a propuesta (rogatio) del magistrado
facultado para convocar y dirigir una asamblea popular. De entre las asambleas cívicas solían
legislar únicamente los comicios centuriados, pero estos perdieron importancia una vez que la Lex
Hortencia del 286 a. c. declaró obligatorios para todos los ciudadanos los acuerdos de la plebe, a
partir de entonces, la mayoría de las leyes se votaron en el conciluim plebis a propuesta del
tribuno de la plebe. Las leyes más importantes regularmente se resolvían por plebiscitos. Es claro
que la mayoría de las leyes de Derecho privado obedecían a tendencias político-sociales.
Para precaverse del arte cada vez más sutil de interpretar el Derecho, la técnica y lenguaje
de las leyes pasaron de una parca sencillez de las XII tablas a una minuciosidad extrema.
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BIBLIOGRAFÍA BÁSICA.
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