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Inmanuel Kant, filósofo alemán del siglo XVIII, cierra el ciclo de la filosofía
moderna con un sistema que se puede considerar vinculado a dos raíces fundamentales,
la Ilustración y la corriente gnoseológica de la filosofía moderna. Además su teoría ética
formal se opone a las éticas formales tradicionales y al emotivismo imperante en la
filosofía británica del XVIII:
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concede al Racionalismo que nuestra razón actúa espontáneamente en el proceso de
conocimiento y que hay conceptos y elementos que no proceden de la experiencia, sino
que son a priori. Pero afirma, siguiendo al empirismo que nuestro conocimiento no
puede pretender extenderse más allá de la experiencia. Kant llegó, basjo la influencia de
Hume (según él le "despertó del sueño dogmático"), a la conclusión de que, aunque hay
conceptos que no provienen de la experiencia, su aplicación debe extenderse
únicamente al ámbito de la experiencia.
3. KANT Y LA TEORÍA MORAL. Kant pretende desarrollar una ética formal,
crítica con las éticas materiales, pues están no le valen para fundamentar el
comportamiento moral, pues son empíricas, fundan juicios hipotéticos y las considera
heterónomas por cuanto la norma moral se ajusta a los posibles beneficios de la acción.
La acción moral no ha de tener en cuenta las consecuencias empíricas de nuestros actos,
y debe basarse en el imperativo categórico, a priori. Esto excluye, pues, a las teorías
éticas tradicionales, como la aristotélica o las hedonistas. Pero el emotivismo moral
tampoco le sirve a Kant. Shaftesbury entendía que los actos morales se basaban en
sentimientos naturales que nos llevan a distinguir de manera afectiva lo que es bueno de
lo que es malo, fundando así el emotivismo moral. Este camino siguió Hume con su
teoría emotivista. Para Kant sin embargo, el sentimiento no debe ser la fuente de la
moral, sino que la buena voluntad es la que es determinada en su actuar por el respeto al
imperativo categórico.
SUS OBRAS:
Pero, el mismo Kant afirma que, en realidad las tres primeras se refieren a la última, a la
Antropología.
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Esta forma de realizar las preguntas (¿qué puedo…?) implica que Kant se
pregunta al mismo tiempo por los límites puesto que la capacidad de la razón no es
ilimitada, contra el dogmatismo racionalista) y por las posibilidades (puesto que algunas
tenemos, contra el escepticismo). El método que Kant utilizará para enfrentarse con
estas preguntas es nuevo: el método trascendental o crítico.
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-Condiciones a priori o elemento formal del conocer, aportadas por el sujeto, al
margen de la experiencia, son universales y necesarias y previas a la experiencia.
Pertenecen a la estructura del sujeto, por ejemplo el espacio y el tiempo. Son
condiciones trascendentales que hacen posible el conocimiento.
Teniendo en cuenta esto, Kant afirma que para que un juicio sea científico, tiene
que ser un juicio que él llama (y esta es una de las grandes novedades de la filosofía
kantiana) juicios sintéticos a priori.
Tipos de juicios:
Novedad de Kant: Los juicios científicos, deben ser sintéticos a priori. Es decir, que
aumenten nuestro conocimiento (extensivos) y sean universales y necesarios
(independientes de la experiencia).
Para justificar esto, Kant realiza un análisis crítico de nuestras dos fuentes
o facultades de conocimiento: Sensibilidad y Entendimiento.
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empírica, es decir, el fenómeno. Como pensar es lo mismo que juzgar, también se puede
definir el entendimiento como la facultad de juzgar. La “crítica del entendimiento”
consistirá en descubrir las formas a priori el entendimiento que hacen posible el
pensamiento.
Pensar o juzgar supone el uso de conceptos bajo los cuales se subsumen los
fenómenos, que adquieren así unidad y significación (el mundo fenoménico es, en sí,
caótico e ininteligible).
Hay dos tipos de conceptos:
- Conceptos empíricos: son generalizaciones tomadas de la experiencia (casa,
hombre).
- Conceptos a priori: son puestos por el entendimiento. Kant los llama
CATEGORÍAS: constituyen las estructuras o leyes a priori del pensamiento.
Gracias a ellas podemos pensar, es decir, construir juicios acerca de los
fenómenos. Así unificamos y damos sentido al caos fenoménico.
CATEGORÍAS JUICIOS
Según la cantidad.
Unidad Universales: “(Todo) S es P”.
Pluralidad Particulares: “(Algún) S es P”.
Totalidad Singulares: “(Un solo) S es P”.
Según la relación:
Sustancia Categóricos: “S es P”.
Causa-efecto Hipotéticos: “Si S, entonces P”.
Comunidad Disyuntivos: “”S es P o Q”.
Según la cualidad:
Realidad Afirmativos: “S es P”.
Negación Negativos: “S no es P”.
Limitación Infinitos: “S no es P”.
Según la modalidad:
Posibilidad Problemáticos: “S es (posiblemente)P”.
Existencia Asertóricos: “S es (realmente) P”.
Necesidad Apodícticos: “S es (necesariamente)
P” .
Ejemplo 1: Un juicio del tipo hipotético es un juicio que tiene la forma lógica “Si S,
entonces P”. Un ejemplo de juicio hipotético puede ser: “Si llueve, la calle se moja”.
Pues bien, la categoría que permite que tal enlace se produzca (entre el “que llueva” y
que “se moje la calle”) es la categoría de causalidad, ya que la relación que
establecemos entre “llover” y “mojarse la calle” es una relación de causalidad (la lluvia
es “causa” de que se moje la calle).
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“vuelan”, es la de negación. La negación será, por lo tanto, otra de las categorías del
entendimiento.
Los juicios sintéticos a priori son posibles en las matemáticas, porque las
proposiciones de las matemáticas se construyen sobre las intuiciones a priori del espacio
(en geometría) y el tiempo (en aritmética). Es a partir de esas intuiciones como las
matemáticas construyen , también, intuitivamente, sus teoremas. Ello explica que tales
teoremas, construidos independientemente de la experiencia, tengan, sin embargo, valor
para el mundo de la experiencia, de los fenómenos.
Por ejemplo:
En geometría el juicio “La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos” es
sintético, porque en el concepto de línea recta no entra para nada la idea de distancia,
por tanto amplía nuestro conocimiento, y es a priori, porque no hace falta recurrir a la
experiencia para ser verdadero (no hace falta tener que medir todas las distancias).
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,Así, que si tenemos posibilidad de construir juicios sintéticos a priori (juicios
científicos) es porque no todo nuestro conocimiento procede de la experiencia, aunque
tenga que aplicarse sólo a ella . Para Kant, el objeto que conocemos procede de la
elaboración del material empírico que nos proporcionan los sentidos, mediante las
formas o estructuras cognoscitivas del sujeto. Sólo podemos conocer gracias a las
formas a priori que ordenan el material caótico de las impresiones sensibles; esas
formas o estructuras cognoscitivas son las condiciones de posibilidad del conocimiento
de la realidad, no son innatas, sino formas independientes de la experiencia. Kant utiliza
el adjetivo “trascendental” para aludir a todo aquello que se refiere a las condiciones a
priori del conocimiento.
Las matemáticas construyen juicios sintéticos a priori porque tratan sobre el
espacio y el tiempo, que son las formas a priori de la sensibilidad. La física formula
leyes sintéticas y a priori porque ordena el mundo en base a los principios puros del
entendimiento, esto es, las categorías.
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¿De qué se ocupa la moral? Se ocupa de lo que está bien (para hacerlo) y de lo
que está mal (para evitarlo). Las corrientes éticas que entienden la moral como de
terminación de lo bueno y lo malo en el ser humano se llaman, en terminología kantina,
éticas materiales. Te dicen qué es lo bueno (la felicidad, el placer) y establecen normas
para conseguirlo. Esto es, parten de determinados contenidos (por eso son materiales) y
luego buscan el modo de acceder a ellos.
-Son hipotéticas: Esto significa que no son válidas para todo el mundo (lo que
ratifica la crítica anterior) porque sus principios establecen deberes, imperativos, no por
sí mismos, sino como condición para conseguir otra cosa.
Los imperativos hipotéticos expresan una condición y sólo se deben cumplir si se quiere
conseguir lo que el imperativo enuncia, por ejemplo “Si quieres ser millonario, invierte
en bolsa”, como no todo el mundo quiere ser millonario, este principio sólo obliga a
aquellos que quieren conseguir esa finalidad.
Una ética formal es aquella que no nos da contenido, sino sólo la forma de la
ley. Las éticas anteriores nos dan leyes con contenidos ( por ejemplo, el cristianismo
con los diez mandamientos). Por ser las éticas formales sin contenido, sus preceptos son
a priori,. No dependen de la experiencia y, por tanto, son universales; válidas para
siempre y para todos los hombres. Sus preceptos son categóricos y son autónomas, lo
que quiere decir que la Razón de da a sí misma los preceptos con total independencia de
la experiencia; esto implica que, en último término, el individuo ha de guiarse
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exclusivamente por su razón; con lo que alcanza un punto culminante en la liberación
de los individuos de la tradición, la autoridad y la fe.
La ética formal está regida por la ley moral que se enuncia en imperativos
categóricos, esto es, imperativos que no expresan condición, no están condicionados a
conseguir ningún objetivo determinado, valen por sí mismos al margen de cualquier otra
consideración.
Por ejemplo: “no debes robar”. En este caso se entiende que no debes robar bajo
ninguna condición. Ahora bien, supongamos el caso de alguien que tiene ocasión de
robar y no lo hace ¿Podemos decir que su acción es moral? Kant dirá que no, que no
basta con eso.
De hecho él distingue entre dos tipos de acciones:
- Conformes al deber: son aquellas que se ajustan a la norma (no robar), pero que
lo hacen por razones que no tienen nada que ver con la moral, sino con las
consecuencias. Al hacerlo así, el imperativo deja de ser categórico para
convertirse en hipotético. “no debes robar” pretende tener validez por sí mismo,
pero si el individuo no roba para no ir a la cárcel, en el fondo la norma que está
siguiendo es :”Si no quiero ir a la cárcel, no debo robar”.
- Por deber: son aquellas en las que se cumple la norma, simplemente por el deber
de cumplirla, sin tener en cuenta otras consideraciones.
En toda ley moral hay que distinguir lo que es el contenido o materia de la ley, de lo
que es la forma. Kant llama materia de la ley a lo que dice la ley, al hecho concreto
de robar o no robar, y llama forma de la ley a la voluntad con la que se realiza la ley.
Una buena voluntad es aquella que actúa por puro respeto a la ley, sin pensar en
las consecuencias. Sólo por DEBER.
La voluntad es la que nos pone en movimiento; es ésta la que mueve al ser
humano hacia algo determinado que es la finalidad de nuestro comportamiento. Esta
representación del movimiento es lo que Kant denomina máxima, o lo que es o mismo,
principio subjetivo de la volición. Todos nos movemos a partir de máximas, pero no
todas son iguales. Las hay que representan fines particulares y no necesarios, como las
máximas relativas al placer y la felicidad de las morales materiales: quien se mueve para
conseguir placer o felicidad lo hace de acuerdo con fines particulares, no necesarios, y
que conllevan la heteronomía de la voluntad. Ya no somos libres.
Y hay máximas que representan fines en los que todos los hombres coinciden,
fines universales y necesarios, son las llamadas leyes morales. Es entonces cuando la
voluntad obra libremente, pues, al obrar, el ser humano movido por la ley, por la razón
lo hace de acuerdo con lo que encuentra en sí mismo: la voluntad y la razón son del
hombre. Este obrar de acuerdo con la ley que hay en nosotros es autonomía. Y quien
obra de acuerdo a su propia ley actúa libremente. En consecuencia, el cumplimiento del
deber descubre la dimensión fundamental de la voluntad humana: la libertad.
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Así se consigue la VIRTUD: actuando por la obligación (el deber) que se
impone a sí misma (autónomamente) la voluntad.
Kant no elimina el concepto de bien, pero sí afirma que no es la búsqueda del
bien lo que mueve a la voluntad; al contrario, es la ley moral (a través del imperativo
categórico) la que determina lo que es bueno.
La ley moral que debe cumplir la buena voluntad la enuncia Kant en dos
versiones del imperativo categórico:
“Obra de modo que quieras que la máxima de tu voluntad se convierta en ley
universal”.
“Obra de modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de
cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio”.
Ninguno de estos imperativos expresa contenido alguno, sólo nos dicen con qué
voluntad debemos obrar. No nos dicen qué hacer, sino cómo actuar.
Aunque la ética kantiana se centra en cómo debemos actuar y no en los fines, sin
embargo, su puesta en práctica deberá conducirnos a un tipo de fin: a lograr una
comunidad humana en la que sea fundamental el respeto a la DIGNIDAD.
La primera condición que ha de darse para que la moral sea posible es que el
campo de la experiencia tenga límites, que no lo abarque todo. La razón es la siguiente:
el mundo de la experiencia es el mundo ordenado por el espacio y el tiempo y las
categorías. Es el mundo regido por las relaciones causa-efecto, donde, en consecuencia
todo está determinado de antemano. Si ese fuese el único mundo no habría un campo en
el cual el hombre pudiese determinarse libremente. No habría un campo moral fuera del
mundo de la ciencia. Pero existe otro mundo, otro ámbito, aparte del mundo de la
experiencia, donde el hombre es libre, porque sino no sería posible la moral.
Por tanto, se necesitan una serie de condiciones para que la moral sea posible: La
libertad, la inmortalidad del alma y Dios. Estos son los POSTULADOS de la razón
práctica: ideas no demostrables, pero necesarias como condición de posibilidad de
la moral, que la razón misma deduce o descubre. Es decir, Las REALIDADES
METAFÍSICAS no son evidentes, pero hay que admitirlas para que sea posible la
moral.
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El deber y la felicidad no van unidos para Kant. De hecho, concibe el
cumplimiento del deber como una renuncia a la felicidad. La virtud no garantiza
la felicidad. ¿Puede el hombre cumplir verdaderamente la ley moral?. Kant
llama voluntad santa a aquella en la que el querer y la ley moral coinciden. Pero
la humana no es una voluntad santa. Nos vamos acercando a la santidad, pero
para acabar de poseerla por entero necesitamos la eternidad. Sólo la eternidad
proporciona al hombre el tiempo necesario para cumplir su tarea moral del
cumplimiento de la ley. Por consiguiente, si las personas hemos de cumplir
necesariamente la ley, tenemos que tener alma y que esta sea eterna, inmortal.
- Dios: ¿Qué hace falta para que el hombre sea feliz en el cumplimiento de su
deber? Hace falta un poder supremo que lo haga posible?: Dios. El Dios eterno,
omnisciente y omnipotente, y la inmortalidad del alma constituyen la condición
de posibilidad de que podamos realizar la esperanza que tenemos de ser
virtuosos y felices en otro mundo diferente del presente.
Afirma Kant que existe el Dios eterno, omnisciente y omnipotente, así como el alma
humana inmortal y el mundo como lugar de reconciliación, que hacen posible la
esperanza del hombre de conciliar virtud y felicidad.
Por último, Kant hace una crítica de la religión positiva y de las diversas
iglesias, especialmente su culto y sus instituciones: “fuera de una buena conducta, todo
lo que los hombres creen poder practicar para hacerse agradables a Dios es pura ilusión
religiosa y falso culto”. (“La religión dentro de los límites de la mera razón “).
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